Logo Studenta

Borradores_para_una_axiomatica_saussurea

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

1 
BORRADORES PARA UNA AXIOMATICA SAUSSUREANA1 
 
Enio Quevedo 
enio.quevedo@enioquevedo.com 
Independent Researcher 
Asunción, Paraguay 
 
RESUMEN: Este borrador, de estricta naturaleza 
formal, Intenta a la luz de ciertas características 
de los sistemas axiomáticos y de particularidades 
proporcionadas por los Inéditos de Saussure, 
hallar un orden lógico de aproximación a la teoría 
saussureana más preciso que el proporcionado 
por el Curso. 
 
PALABRAS CLAVE: Lingüística, Ferdinand de 
Saussure, axiomática. 
 
Introducción 
 
El problema de índole filológica que plantea la 
constitución del Curso saussureano estuvo 
invariablemente presente en los trabajos y 
controversias de los numerosos intelectuales que 
tomaron al texto del ginebrino como punto de 
partida para sus posteriores elaboraciones. La 
cronología saussureana informa que en diciembre 
de 1.906, al producirse el retiro de Joseph 
Wertheimer de la cátedra de Lingüística General e 
Historia y Comparación de las Lenguas 
Indoeuropeas, la Facultad de Letras y Ciencias 
Sociales de Ginebra confía esta materia a 
Ferdinand de Saussure. Es sabido que en el 
intervalo de tiempo que transcurre entre su feliz 
nombramiento y el año 1.911, Saussure dicta tres 
cursos de distinto contenido. 
 
El primero de ellos -que tuvo lugar en 1.907- 
discurre sobre fonética y lingüística evolutiva, 
cambios fonéticos y relación entre las unidades 
percibidas por el hablante en la sincronía, además 
de las raíces y unidades de la gramática histórica. 
El segundo -desarrollado en los años 1.908 y 
1.909- se extiende sobre las nociones de sistema, 
unidad, identidad y valor lingüístico. Se plantean 
además en el mismo, las importantes distinciones 
metodológicas que constituyen las descripciones 
sincrónicas y diacrónicas. El último -que abarcó 
los años 1.910 y 1.911- integra elementos de los 
dos anteriores, siendo la preocupación esencial la 
manifestada a Riedlinger en 1.909: “…la lengua es 
un sistema riguroso y la teoría debe ser un 
sistema tan riguroso como ella...”. Pocos después, 
Ferdinand de Saussure fallece el 22 de febrero de 
1.913. 
 
Dicen Bally y Sechehaye en el Prefacio a la 
primera edición: “Todos cuanto tuvieron el 
privilegio de seguir tan fecunda enseñanza 
lamentaron que de aquellos cursos no saliera un 
libro”. Entonces -de acuerdo a lo manifestado por 
los mismos- éstos deciden intentar una 
reconstrucción, una síntesis, sobre la base del 
curso tercero, utilizando los materiales 
disponibles. Así, en 1.916 publican en Ginebra la 
primera edición del Curso de Lingüística General, 
estando el prefacio fechado en julio de 1.915. 
 
Observaciones formales sobre el Curso 
 
Los esbozos biográficos del apartado anterior nos 
conducen a mencionar –como lo señaláramos al 
inicio- que subsistió siempre la preocupación de 
los estudiosos acerca de la relación entre el 
pensamiento saussureano y el contenido del 
Curso: ¿Reflejaba en realidad la arquitectura de la 
recreación de Bally y Sechehaye la trama 
conceptual que tejió Saussure? Por otra parte, si 
construir un sistema teórico es básicamente 
establecerlo a partir de conceptos previos, de 
elementos cuya complejidad tiende a decrecer a 
medida que el análisis se acerca a la raíz de la 
teoría, la pregunta sería: ¿Es perceptible en el 
Curso la exacta concatenación de sus elementos 
constituyentes, el claro avance desde los 
cimientos -constituidos por los conceptos de base- 
hasta las complejas proposiciones sobre la 
lengua?. Particularmente, creemos que esto no es 
así, y que la cabal comprensión del desarrollo del 
pensamiento saussureano -desde los conceptos 
primarios a las proposiciones sobre la lengua- se 
ve obstaculizada por la opacidad que introduce la 
estructura formal del Curso. 
 
Ningún lector atento del Curso ha dejado de 
percibir que el mismo se revela –en ocasiones- 
confuso en la organización de sus propios 
elementos. Así vemos que –refiriéndonos en 
adelante a la versión española, traducida, 
prologada y anotada por Amado Alonso en 1.945- 
en la página 22, aparece la primera mención del 
Signo Lingüístico, acompañada de una escueta –y 
prudente- aclaración que informa al lector sobre el 
tratamiento posterior que tendrá esa novedad 
lingüística. 
 
Pocas páginas después (la 26, Introducción, 
Capítulo III, Objeto de la lingüística), expresa el 
Curso: “...no es el lenguaje hablado el natural al 
hombre, sino la facultad de constituir una lengua, 
es decir, un sistema de signos distintos que 
corresponden a ideas distintas.”, para 
seguidamente afirmar (página 32 de la misma 
Introducción): “Se puede pues concebir una 
2 
ciencia general que estudie la vida de los signos 
en el seno de la vida social.....la llamaremos 
semiología”. Ante definiciones tan explícitas, 
cimentadas en un mismo elemento capital, 
preguntamos a los señores Bally y Sechehaye: 
¿Qué es un Signo? 
 
La pregunta es pertinente, ya que Bally y 
Sechehaye presentan proposiciones esenciales 
del sistema, sin haber tratado aún la naturaleza de 
su componente clave: el Signo. En efecto, el 
tratamiento de la naturaleza del Signo lingüístico 
aparece recién en la página 87. A esta 
puntualización podría objetarse que lo puesto en 
evidencia es tolerable, ya que el propio apartado 
se denomina Introducción, lo cual permitiría de 
alguna manera estas digresiones. 
 
A ello replicamos: lo que a primera vista parece 
ser una protocolar introducción, es en realidad 
pródiga en asuntos capitales del sistema 
saussureano. Citamos, a modo de ejemplo: a) la 
ya referida definición de lengua; b)la crucial 
distinción entre langue y parole; c) la afirmación de 
que la lengua no es una función del sujeto 
hablante y sí un producto que el individuo registra 
pasivamente (de sumo interés a la hora de 
confrontar el pensamiento saussureano con la 
visión chomskyana de la lengua); d) la ya también 
citada conjetura de “una ciencia general que 
estudie la vida de los signos en el seno de la vida 
social” (la semiología); e) las relaciones entre 
lengua y escritura. Además, debe tenerse en 
cuenta que varios de estos conceptos no vuelven 
a tener tratamiento en lo que resta del Curso. 
 
Es posible afirmar que el resultado más importante 
en el campo de los principios de las matemáticas, 
es el proceso que conduce a la formación de la 
lógica matemática como rama independiente. Ya 
en el campo de esta disciplina, uno de los grandes 
logros es la elaboración del método axiomático 
moderno, extensible a todas las disciplinas que 
intentan alcanzar precisión y claridad máximas en 
la exposición de sus teorías. El método axiomático 
genera los llamados sistemas axiomáticos, que 
constan por lo general de: 1)Un alfabeto o 
conjunto de símbolos a ser utilizados en el 
sistema; 2)Reglas que establezcan los 
mecanismos de formación de enunciados 
correctos en S; 3)Una lista completa de 
enunciados bien formados de S que serán 
utilizados como axiomas; 4)Una lista completa de 
la definiciones utilizadas; 5)Una exposición de las 
condiciones necesarias y suficientes que debe 
reunir una demostración, dando por resultado un 
teorema de S; 6)Una lista completa de las reglas 
de deducción en S, que determinarán y limitarán 
las operaciones a ser efectuadas con los 
enunciados bien formados. 
 
Así, un enunciado bien formado es un teorema si y 
solamente si es un axioma o el último paso en una 
demostración. Una demostración es una cadena 
de enunciados bien formados, cada uno de los 
cuales o bien es un axioma o bien un enunciado 
obtenido correctamente por medio de las reglas de 
deducción. 
 
La breve síntesis que hemos hecho acerca de los 
sistemas axiomáticos, y las parciales 
observaciones anteriores sobre el 
encadenamiento expositivo de la reconstrucción 
de Bally y Sechehaye, nos permiten formular la 
siguiente observación básica: En el Curso se 
enuncian teoremas sobre la lengua sin un 
sustento axiomático adecuado. 
 
Estos comentarios podrán ser objetados como 
fruto de una obsesión formalista. Dehecho, es 
posible afirmar que, a pesar de la referida 
enunciación de teoremas de la lengua sin una 
base axiomática pertinente (las definiciones de 
Lengua y Semiología que mencionamos), se 
subsanan estas carencias en los posteriores 
capítulos (la Primera parte abunda en precisiones 
sobre el Signo). Es posible concluir entonces que 
lo puesto en evidencia es una simple falencia –
puntual- en la linealidad de la exposición, hecho 
tolerable ya que en el conjunto se enuncian los 
elementos faltantes. 
 
Aceptemos por un momento las objeciones que 
nos formulan y reconozcamos que –
efectivamente- a pesar de haberse definido 
Lengua y Semiología utilizando el aún no tratado 
concepto de Signo, éste es analizado 
detenidamente en el Capítulo I de la Primera 
Parte, Principios Generales. En tal caso, 
preguntamos ahora: ¿Es el Signo un concepto 
primario del sistema saussureano? Obviamente, la 
respuesta es negativa. El Signo es una 
proposición capital del sistema pero es reductible 
a otros conceptos más simples del sistema 
lingüístico saussureano. De hecho, es imposible 
hablar del Signo sin las nociones de Significante y 
Significado. Estos últimos reposan a su vez en los 
elementos Concepto e Imagen Acústica, 
constituyentes cuyo tratamiento es inadecuado e 
insuficiente sin los conceptos incluidos en el 
Capítulo IV de la Segunda Parte del Curso (El 
valor lingüístico). 
 
Es decir, el tratamiento del Signo adolece de las 
mismas falencias mencionadas con anterioridad, 
ya que su exposición se sustenta de nuevo en 
elementos no definidos del sistema. Vemos pues 
que -como sistema axiomático- el Curso presenta 
manifiesta fragilidad. En el mismo, la enunciación 
de teoremas de la lengua, sobre la base de 
elementos aún no definidos, no es una cuestión 
aislada sino una constante, debido a su desorden 
formal. Un sistema deductivo es consistente si y 
3 
solamente si no origina dos teoremas 
contradictorios e y no-e. Aparentemente, el Curso 
posee la propiedad de consistencia, pero en el 
mismo, los axiomas de partida –la base de la 
teoría- no pueden ser identificados claramente. Al 
mismo tiempo, la construcción del sistema a partir 
de estos axiomas mencionados es bastante 
confusa. 
 
En resumen, este trabajo intenta servir como 
punto de partida para una puesta en evidencia de 
la base axiomática saussureana y sus precisas 
conexiones, encubiertas por la opacidad formal del 
Curso. Opinamos que la arquitectura del mismo 
dificulta la percepción de la teoría en su riguroso 
concatenamiento lógico. Impide el discernimiento 
de la plataforma axiomática de Saussure, es decir, 
los puntos de la teoría no susceptibles de ser 
reducidos nuevamente a combinaciones de 
conceptos lingüísticos más elementales. 
Obstaculiza además percibir la forma en que –a 
partir de esta base huidiza- se elabora el sistema 
de manera precisa y clara. 
 
La profesión de fe saussureana 
 
En el año 1957, Robert Godel presentaba en 
Ginebra las Fuentes Manuscritas del Curso de 
Lingüística General de F. De Saussure. Esta 
publicación otorgó nuevos elementos a las 
investigaciones sobre el pensamiento de 
Saussure, al permitir a los lingüistas el acceso 
directo a los materiales que utilizaron Bally y 
Sechehaye para la redacción del Curso. Esta labor 
se ve completada en 1967 con la importante 
edición crítica del Curso, a cargo de Rudolf Engler 
y la traducción italiana a cargo de Tullio de Mauro, 
que suministra referencias acerca de las fuentes 
manuscritas y que contiene además unas Noticias 
biográficas y críticas sobre Ferdinand de 
Saussure. 
 
En los Inéditos, Saussure bromea sobre el 
enfoque del lenguaje aún vigente entre numerosos 
lingüistas de la época diciendo: “La mayoría de las 
concepciones que se forman o, por lo menos, que 
ofrecen los filósofos del lenguaje, hacen pensar en 
nuestro primer padre Adán llamando a los 
diversos animales y dándoles a cada uno su 
nombre”. 
 
En sus trabajos, Saussure menciona directamente 
al lingüista Whitney, reconociendo en éste una 
percepción efectiva del carácter puramente 
institucional de la lengua, pero recriminándole al 
mismo tiempo el hecho de no haber profundizado 
al respecto, permaneciendo anclado a una 
concepción de la lengua como simple 
nomenclatura: “Primero tenemos una idea y 
después le ponemos un nombre”. Ya en el diálogo 
Cratilo de Platón, Hermógenes sostiene que los 
nombres atribuidos a las cosas son 
arbitrariamente escogidos por la cultura. Lo que 
Saussure problematiza ahora ya no es la simple 
arbitrariedad, sino la propia naturaleza de ésta. 
 
Al respecto, es importante analizar la mención que 
efectúa Wittgenstein acerca de la noción 
agustiniana del lenguaje. En Investigaciones 
Filosóficas, Wittgenstein cita las Confesiones de 
San Agustín, haciendo referencia a la parte de la 
obra en la que el Santo narra que aprendió de 
niño el lenguaje de los mayores, reteniendo los 
nombres y observando los objetos designados por 
los diversos términos que ellos iban pronunciando. 
Al respecto, dice Wittgenstein que aprender el 
lenguaje no puede consistir en nombrar objetos, 
pues ello se reduce tan solo a “pegar una etiqueta 
a una cosa”. Lo que problematizará Saussure -si 
bien en una línea diferente a Wittgenstein- es el 
propio estatuto de esa “cosa” a la que va pegada 
una etiqueta, su existencia previa. Dice 
Wittgenstein: “El significado de una palabra es su 
uso en el lenguaje”. El uso de una expresión se 
obtiene en el “juego del lenguaje” en que dicha 
expresión desempeña una función. Es decir, ataca 
la teoría de la figura, como si a cada palabra o 
proposición correspondiese una cosa que la 
mostrara o reflejara. 
 
Análoga es la objeción saussureana, aunque sus 
caminos sean esencialmente diferentes a los de 
Wittgenstein. Saussure rechaza la concepción de 
la lengua en la que todas las ideas ya estén 
dadas, preexistentes. No admite la existencia de 
conceptos que puedan anteceder al lenguaje y 
constituirse en referentes. Para Saussure, la 
lengua no es –definitivamente- una nomenclatura. 
 
El rechazo saussureano toma cuerpo en lo que el 
propio ginebrino denominó su “profesión de fe en 
materia lingüística”, la cual es enunciada de la 
siguiente forma: “...negamos [en lingüística] en 
principio que existan objetos dados.....”. La 
lingüística para Saussure, carece de cosas y 
objetos dados que puedan estudiarse desde 
diferentes perspectivas. Inversamente, la 
perspectiva es el comienzo de delimitación del 
objeto de estudio. 
 
Este principio tiene entonces para nosotros, un 
carácter irreducible y fundacional, que debiera 
servir de arranque para la construcción de una 
presentación axiomática del pensamiento 
saussureano. Esta “profesión de fe” nos conduce 
entonces a lo que en el Curso recién se analiza en 
el capítulo IV de la segunda parte: el Valor 
Lingüístico. 
 
La diferencia y el cierre de la lingüística 
 
La lingüística saussureana es un cuerpo que 
excluye los aspectos materiales del fenómeno de 
la lengua. Si los elementos perceptibles 
4 
comúnmente son las ideas y los sonidos, el 
saussureanismo dirá que el estudio de la lengua 
solo puede limitarse a los conceptos y a las 
imágenes acústicas generadas en el cerebro del 
hablante, por los sonidos. La lengua se cierra 
sobre sí misma y excluye del campo de estudio al 
referente, a la realidad. En los dos aspectos de 
este sistema cerrado, imperan las diferencias, no 
los objetos en sí. 
 
Para Saussure, en el campo de los conceptos, no 
existen entidades definidas positivamente, sino 
negativamente, por las relaciones en las que 
intervienen en el sistema del cual se hallan 
formando parte. Dice Saussure: “Su más exacta 
característica es la de ser lo que los otros no son”. 
A esta observación anota Amado Alonso en su 
conocida traducción: “...para designar 
temperaturas, tibio es lo que no es frío ni caliente; 
para designar distancias, ahí es lo que no es aquí 
ni allí; esto lo que no es eso ni aquello...” 
 
Continúa Saussure diciendo, ahoraen el campo 
de las palabras: “Lo que importa en la palabra no 
es el sonido por sí mismo, sino las diferencias 
fónicas que permiten distinguir esas palabras de 
todas las demás...”. Si esto es cierto para los 
sonidos, lo debe ser también para las imágenes 
acústicas generadas por los anteriores, pues 
hemos visto que la lingüística de Saussure 
excluye lo material. 
 
Por tanto, después de rechazar la noción de 
lengua como nomenclatura, Saussure llega a una 
conclusión fundamental: “...en la lengua solo hay 
diferencias sin términos positivos...”. El propio 
Saussure se encarga de limitar el alcance de la 
anterior aserción, limitación sobre la cual nos 
ocuparemos un poco más adelante. 
 
Llegamos ahora a un punto clave: ¿Qué teoría del 
lenguaje se podría construir con enunciar que 
tanto del lado de los conceptos como de las 
imágenes acústicas únicamente existen 
diferencias?. De hecho, esto sirve a Saussure 
para afirmar que –en un estadio prelingüístico- el 
conjunto diferencial de los conceptos es como una 
nebulosa donde “nada está necesariamente 
delimitado”. En ese estadio, el pensamiento es 
inexistente. Pero: ¿Cómo continuar en tal cadena 
deductiva?. 
 
Saussure introduce tardíamente los términos hoy 
famosos de Significante y Significado. En efecto, 
ello se produce poco antes de finalizar el último de 
sus cursos (1.910-1.911). Por tanto, y de acuerdo 
a esta terminología, leemos en el Curso: “Ya se 
considere el Significante, ya el Significado, la 
lengua no comporta ni ideas ni sonidos 
preexistentes al sistema lingüístico, sino 
solamente diferencias conceptuales y diferencias 
fónicas resultantes de ese sistema”. 
 
Para enfrentar la desarticulación entre una masa 
continua de conceptos y otra de imágenes 
acústicas, que impide cualquier tipo de avance 
teórico, Saussure introduce el capital concepto de 
Signo Lingüístico. El Signo en una función que 
articula un concepto a una imagen acústica. Esta 
articulación es arbitraria. No significa esto que la 
vinculación esté sujeta a la libre elección del 
hablante. En realidad, se intenta expresar que no 
existe en ella ningún tipo de motivación. Afirma 
además Saussure que el Significante lingüístico es 
de naturaleza lineal, se desenvuelve en el tiempo 
únicamente y tiene los caracteres que toma del 
mismo: a) representa una extensión y; b) esa 
extensión es mensurable en una sola dimensión. 
 
Por intermedio del Signo, el fenómeno lingüístico 
en su conjunto se transforma en una serie de 
subdivisiones contiguas, marcadas al mismo 
tiempo sobre los planos indefinidos de las ideas y 
las imágenes acústicas, consistiendo cada 
subdivisión - como lo dijimos- en una articulación 
efectiva entre ambos planos. 
 
Ahora, para Saussure, aunque el Significante y el 
Significado –tomados cada uno aparte- sean 
puramente negativos y diferenciales, su 
combinación constituye un hecho positivo. 
Entonces, cuando se comparan Signos entre sí 
(términos positivos), ya no se puede hablar de 
diferencia sino que entre ellos no hay más que 
oposición. Todo el mecanismo del lenguaje se 
basa en oposiciones y en las diferencias 
conceptuales y fónicas que implican en última 
instancia. Así, Saussure puede definir 
correctamente a la Lengua (Langue) como: Un 
sistema integrado por Signos distintos y sus 
relaciones. 
 
Progresión del sistema saussureano 
 
Vemos entonces que la naturaleza diferencial y 
negativa de los conceptos e imágenes acústicas, 
en un sistema lingüístico cerrado que excluye la 
materialidad del fenómeno, obliga a Saussure a 
generar el concepto de Signo con una doble 
finalidad: a)articular esos dos órdenes inconexos y 
b)obtener las unidades positivas cuyas relaciones 
constituirán la Lengua. 
 
Para Saussure, esta Lengua - definida ya con el 
soporte del Signo- es un producto social y no 
existe por completo más que en la masa hablante. 
Además, se caracteriza por ser un sistema que el 
individuo recibe pasivamente, es decir, no es una 
función del sujeto hablante. La utilización de la 
Lengua por parte del hablante es denominada 
Habla (Parole). La misma es asimilada por 
Saussure a la ejecución de una partitura, que no 
es otra cosa que la Lengua, exterior al individuo, 
que es incapaz de modificarla. Además de la 
5 
Lengua, existen para Saussure otros sistemas de 
signos, y denomina Semiología a la futura ciencia 
general que deberá estudiarlos, siendo la 
Lingüística solo una parte de dicha ciencia. 
 
Si bien existen evidencias de que la Lengua 
evoluciona en el tiempo, esa evolución es de tal 
naturaleza que el sistema aparece fijo a los ojos 
del sujeto. Por tanto, el estudio de ese sistema 
lingüístico –que es el efectivamente interiorizado 
por los hablantes- presupone la elección de un 
estado definitivo, estático, en el cual deben ser 
estudiadas las relaciones existentes entre los 
diversos elementos. Este estudio es denominado 
Sincrónico, constituyéndose en exigencia 
metodológica, contraponiéndose al estudio 
Diacrónico, que analiza la evolución de los 
sistemas en el tiempo. 
 
Si la Lengua es un sistema de Signos y sus 
relaciones, éstas últimas son de dos clases: a) las 
fundadas en la imposibilidad de pronunciar dos 
elementos a la vez, lo que hace que estos se 
alineen uno tras otro en la cadena del habla, que 
se denominan Relaciones Sintagmáticas y; b) las 
fundamentadas en las asociaciones generadas en 
la mente por cada elemento presente en una 
cadena sintagmática, que reciben el nombre de 
Relaciones Asociativas. 
 
Las relaciones sintagmáticas generan los 
sintagmas. Un sintagma se compone siempre de 
dos o más unidades consecutivas. En todo 
sintagma, un término solo adquiere valor si se 
opone al que le precede, al que le sigue o a 
ambos. Esta relación es in praesentia, 
apoyándose en términos presentes en una serie 
efectiva. 
 
La conexión asociativa es en cambio, in absentia, 
conformando lo que Saussure denomina “una 
serie mnemónica virtual”. Entre las relaciones 
asociativas y las sintagmáticas existe un lazo de 
interdependencia: La memoria tiene en reserva 
todos los tipos de sintagmas, interviniendo las 
relaciones asociativas en el momento de emplear 
a los anteriores. Además, las relaciones 
sintagmáticas y asociativas tienen 
correspondencia con dos formas de la actividad 
mental. Esto constituye una hipótesis sobre el 
funcionamiento de la mente. 
 
Sobre las gramáticas, dice Saussure que las 
divisiones tradicionales de las mismas no 
corresponden a distinciones naturales, no están 
unidas por ningún lazo lógico. Para el ginebrino, la 
base de todo sistema gramatical debe ser la 
distinción entre relaciones sintagmáticas y 
asociativas, es decir, la gramática debe reducirse 
a una teoría de los sintagmas y las asociaciones. 
 
 
Conclusión 
 
Este borrador es de estricta naturaleza formal. 
Intenta, a la luz de ciertas características de los 
sistemas axiomáticos y de particularidades 
proporcionadas por los Inéditos de Saussure, 
hallar un orden lógico de aproximación a la teoría 
saussureana más preciso que el proporcionado 
por el Curso. Dice Chomsky, en el prefacio a 
Estructuras Sintácticas: “El afanarse por una 
formulación rigurosa en lingüística tiene una 
motivación mucho más seria que la mera 
preocupación por sutilidades lógicas o el deseo de 
purificar métodos de análisis lingüístico ya bien 
establecidos....Llevando una formulación precisa 
pero inadecuada a una conclusión inaceptable, 
podemos, a menudo, desenmascarar el origen 
exacto de la inadecuación y, por consiguiente, 
ahondar en el entendimiento de los datos 
lingüísticos”. 
 
Referencias 
 
De Saussure, Ferdinand. (1998). Curso de lingüística 
general. Alianza Editorial. 
 
Godel, Robert. (1957). Les sources manuscrites du 
Cours de linguistique générale de Ferdinand de 
Saussure. Droz. 
 
Sazbón, José. (1985). Saussure y los fundamentos de la 
lingüística. Centro Editor de América Latina. 
 
Lopes, Edward. (2000). Fundamentos da lingüística 
contemporánea. Editora Cultrix. 
 
Lyons, John. (1987).Linguagem e lingüística. Editora 
Guanabara Koogan S.A. 
 
Lepschy, Giulio Carlo. (1971). La lingüística estructural. 
Editorial Anagrama. 
 
1 La versión resumida de este ensayo fue 
publicada en el Suplemento Cultural de ABC 
Color, en marzo de 2002 como “La profesión de fe 
saussureana”.

Continuar navegando