Logo Studenta

Theo G Donner Posmodernidad Y Fe

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Este ebook utiliza tecnología de protección de gestión de derechos digitales.
Pertenece a Adalberto Pleitez - adalbertopleitez@yahoo.com
Theo G. Donner BD, PhD
POSMODERNIDAD
Y
FE
Una cosmovisión cristiana para un mundo fragmentado
2
Este ebook utiliza tecnología de protección de gestión de derechos digitales.
Pertenece a Adalberto Pleitez - adalbertopleitez@yahoo.com
Editorial CLIE
C/ Ferrocarril, 8
08232 VILADECAVALLS
(Barcelona) ESPAÑA
E-mail: clie@clie.es
Internet: http://www.clie.es © 2012 Teo G. Donner
«Cualquier forma de reproducción, distribución,
comunicación pública o transformación de esta
obra solo puede ser realizada con la autorización
de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos
Reprográficos, www.cedro.org) si necesita
fotocopiar o escanear algún fragmento de esta
obra».
© 2012 Editorial CLIE, para esta edición en español
POSMODERNIDAD Y FE. Reflexiones para un cristianismo actual
ISBN: 978-84-8267-655-5
eISBN: 978-84-8267-794-1
Clasifíquese: 680 - Sociedad y cristianismo
CTC: 02-09-0680-11
Referencia: 224774
3
mailto:clie@clie.es
http://www.clie.es
http://www.cedro.org
CONTENIDO
Una nota personal a manera de introducción
CAPÍTULO 1: Hacia una fe cristiana integral
1. Una nueva forma de pensar
2. Tres observaciones
3. El término «cosmovisión»
4. El cristiano frente a la cosmovisión de su contorno
5. La importancia clave del pensamiento griego
6. El hombre, la medida de todas las cosas
7. ¿El Cristianismo, un «ismo» más?
8. Para aterrizar
9. El ejemplo de la educación
10. Educación para el progreso económico
11. ¿Cómo escoger entre cosmovisiones?
12. El punto arquimédico
13. La tarea: Discernir el contraste
14. Evaluar las cosmovisiones en sus propios términos
CAPÍTULO 2: El mundo mayor de edad
1. Introducción
2. Un mundo en transición
3. Dos protestas frente al mundo medieval
4. ¿Qué hacer con este mundo de transición?
5. El Renacimiento y sus raíces
6. Desarrollo del pensamiento político
7. Desarrollo del pensamiento económico
8. Historia e historiografía
9. La ciencia moderna
10. Desafíos para la Fe Cristiana
11. Ciencia y tecnología
12. La crisis de la epistemología
4
13. El impacto en la filosofía
14. Las ciencias sociales y la fragmentación del conocimiento
CAPÍTULO 3: El mundo del fragmento
1. Introducción
2. Unas definiciones
3. En contra de la autoridad
4. La cuestión del lenguaje
5. La Posmodernidad como realidad social
6. Antítesis con la modernidad
7. La continuidad
8. La filtración de ideas
9. La posmodernidad y la Iglesia
10. El manejo del dinero
11. El hedonismo
12. Las expectativas y los derechos
13. Las terapias
14. ¿Contracultura?
CAPÍTULO 4: El verdadero relativismo y la base de una cosmovisión
cristiana
1. Preguntas frente a la posmodernidad
2. Posmodernidad y capitalismo
3. Posmodernidad y ciencia
4. ¿Tenemos que rechazar los metarrelatos?
5. La posmodernidad y la tradición libertaria
6. La posibilidad de estar equivocado
7. Algunas inconsistencias
8. Puntos positivos
9. Honestidad y transparencia
10. Un regreso al contexto bíblico
11. Ejemplo de contracultura
12. Coincidencias con la fe cristiana
13. El relativismo verdadero
14. El centro de una cosmovisión cristiana
5
15. Cristo como centro
16. Conocer a Cristo y servir a Cristo
17. La disciplina
18. La Palabra
19. El problema del lenguaje
20. La revelación de Dios
21. Entender la revelación
CAPÍTULO 5: La fe y la historia
1. Introducción
2. Unas definiciones
3. Unos ejemplos
4. Los cristianos y la historia
5. Unos ejemplos de nuestro contexto
6. Posmodernidad e historia
7. La importancia de la historia en la Biblia
8. Historia lineal versus historia circular
9. La relación dialéctica: trascendencia e inmanencia
10. La relación dialéctica: el hombre coram deo
11. No metarrelato, sino pequeño relato
12. Agustín y La Ciudad de Dios
13. La perspectiva hegemónica
14. La iglesia peregrina de Agustín
15. Afirmando la antítesis
16. ¿Nostalgia, triunfalismo o contracultura?
CAPÍTULO 6: El cristiano y la política
1. Introducción
2. Presuposiciones fundamentales
3. Democracia y fe cristiana
4. Democracia y libertad
5. Democracia y derechos
6. Aspectos positivos de la democracia
7. La tendencia totalitaria de la democracia moderna
8. La ilusión política
6
9. La prioridad absoluta
10. La función profética
CAPÍTULO 7: El cristiano y la economía
1. Introducción
2. Pautas bíblicas
3. La irrelevancia de los grandes sistemas
4. El problema no es de sistema
5. Poder y seguridad
6. Cosmovisión es relación
7. Los diezmos
8. El hombre de negocios cristiano
CAPÍTULO 8: El cristiano y la ciencia empírica
A. La ciencia empírica: Sus desafíos y problemas
1. Introducción: El metarrelato de la ciencia
2. Galileo
3. ¿Ciencia empírica?
4. Los cristianos y la ciencia
5. Un cambio de cosmovisión
6. Cuestionamientos de la perspectiva cristiana
7. La ciencia empírica queda sin bases epistemológicas
B. Una perspectiva cristiana de la ciencia
8. La ciencia necesita de un marco
9. El fundamento implícito de la ciencia empírica
10. El científico cristiano
11. Unas observaciones en cuanto a Darwin
12. Una lectura contextualizada de Génesis
13. La fe cristiana y el modelo científico
14. Una aplicación a la fe cristiana
15. Sujeto y objeto
CAPÍTULO 9: Fe y psicología
A. Hacia un modelo para relacionar la fe y la psicología
1. Introducción
7
Este ebook utiliza tecnología de protección de gestión de derechos digitales.
Pertenece a Adalberto Pleitez - adalbertopleitez@yahoo.com
2. Una actitud cristiana negativa
3. El otro extremo
4. Modelos para relacionar la psicología y la fe
5. Unos ejemplos
6. ¿Consejero pastoral o psicólogo?
B. Una visión bíblica del ser humano
7. La imagen de Dios
8. Las tres dimensiones
9. La unidad del ser viviente
10. La caída
11. La redención
APÉNDICE: Soberanía de esferas
1. Introducción
2. El contexto histórico
3. Guillaume Groen van Prinsterer
4. Abraham Kuyper
5. Herman Dooyeweerd
6. Conclusión
Bibliografía
8
UNA NOTA PERSONAL A MANERA DE
INTRODUCCIÓN
Estos últimos 20 años han visto cambios significativos en las iglesias y
en la educación teológica en América Latina. Hoy en día el debate central
en las iglesias evangélicas de América Latina gira en torno al Evangelio de
la Prosperidad. Al principio de los años 80, cuando inicié mis labores
docentes en el Seminario Bíblico de Colombia, el tema teológico del
momento era la Teología de la Liberación. La revolución sandinista en
Nicaragua había dado un nuevo impulso a una corriente que ya se
denominaba «teología latinoamericana». Y aun cuando nunca fue
representativa de las iglesias latinoamericanas, sí daba la impresión de
estar conquistando, uno tras otro, los seminarios evangélicos de categoría
en toda la región.
Cuando llegué al Seminario en Medellín, ya conocía la importancia de
la Teología de la Liberación. El amigo misionero que me «reclutó» para el
Seminario estaba trabajando en una tesis doctoral sobre la hermenéutica de
los teólogos de la Liberación. Mientras estudiaba español en Costa Rica,
aproveché toda oportunidad para dialogar con profesores del Seminario
Bíblico Latinoamericano (ahora universidad) y miembros del Centro
Ecuménico de Investigaciones, para informarme sobre esta teología y
apreciar su impacto en la educación teológica en América Latina. Hubo un
factor en particular que me llamaba poderosamente la atención. José
Míguez Bonino, en su libro Fe en busca de eficacia1, cita un estudio del
pentecostalismo chileno que indicaba que los evangélicos (en este caso
pentecostales) no tenían una actitud con respecto al dinero, el trabajo y la
política, distinta a la de la sociedad circundante. Me sonaba como un
trompetazo. Aquí había un desafío sumamente importante. Que la
Teología de la Liberación hacía imperativa la formación exegética y
hermenéutica de nuestros estudiantes y de la iglesia en general, era obvio.
Que se requería de una nueva reflexión y práctica en torno a la relación
entre iglesia y sociedad, era evidente. Pero una pregunta centraltenía que
ser cómo llenar el vacío «ideológico», particularmente de quienes sí eran
conscientes de que los valores del Reino de Dios eran distintos a los
valores de la sociedad capitalista moderna, pero no querían arriesgarse en
lo que percibían como una mezcla de Evangelio y marxismo
9
revolucionario en la Teología de la Liberación. ¿Cómo presentar, a partir
de la fe cristiana, una visión de la sociedad, de la política, de la economía y
de todas las áreas de acción y reflexión humana, que fuera distinta a las
corrientes? ¿Cómo articular una cosmovisión cristiana?
Aunque el auge de la Teología de la Liberación parece haber pasado, la
necesidad de una cosmovisión cristiana no es menor hoy. La Teología de
la Liberación representaba un fuerte estímulo a la reflexión crítica con
respecto a la realidad latinoamericana. Impulsaba a la búsqueda de
opciones, alternativas y posibles soluciones a problemas que aquejan a este
continente. Hoy, la actitud en muchas iglesias no es crítica frente a los
valores del mundo circundante, sino que se identifica con ellos. Al tiempo
que la cultura dominante promueve la prosperidad como el bien más alto,
la iglesia proclama a Jesús como el camino a la prosperidad. Nos
encontramos hoy con el mismo vacío ideológico en las iglesias señalado
por Míguez Bonino. Por falta de una cosmovisión cristiana, se adopta la
cosmovisión dominante del mundo alrededor.
Dentro del Seminario Bíblico de Colombia (ahora Fundación
Universitaria) el currículum se prestaba perfectamente para incluir esta
área de estudio, pero además se abrieron espacios para compartir en otro
ámbito. Iglesias que tenían miembros con buena formación universitaria y
profesional vieron la importancia de ayudar a sus miembros a relacionar su
profesión, su formación universitaria y todo su trasfondo cultural, con su
fe cristiana. De allí surgió el estudio presente. Estos capítulos vieron la luz
como conferencias compartidas en diferentes iglesias, con un enfoque
específico en aquellos cuya vocación es servir a Dios en el mundo del
trabajo y de la profesión.
Para el autor, esto significa una gran satisfacción al poder contribuir en
la formación de las iglesias, y no apenas de los pastores. Para el lector
significa que no requiere de un curso de teología antes de lanzarse a la
lectura. Se espera que las páginas siguientes logren evitar al máximo la
jerga técnica de los teólogos académicos.
Quiero instar al lector a que reciba este estudio, no como un libro de
respuestas, sino como una serie de preguntas. No se pretende sistematizar
aquí una nueva filosofía o cosmovisión cristiana, que se pueda adaptar y
aplicar a cualquier situación. Aunque el autor reconoce su tendencia a
hacer pronunciamientos categóricos, no se trata aquí de afirmaciones tanto
como de interrogantes.
En este sentido, el libro es más posmoderno que moderno. Y se
encuentra dentro de una honrosa tradición en la iglesia cristiana. Uno de
10
SergioMartinez
Highlight
Este ebook utiliza tecnología de protección de gestión de derechos digitales.
Pertenece a Adalberto Pleitez - adalbertopleitez@yahoo.com
los primeros textos teológicos, el De Principiis de Orígenes de Alejandría,
procuró de igual manera levantar preguntas más que dar respuestas.2 Esto
no impidió la condenación de aquel autor como hereje. No gozaba del
beneficio de vivir en un mundo posmoderno, donde ya no existe la
ortodoxia ni la herejía.
Sí produce pavor ver las palabras de uno, en forma impresa. En el aula
de clase, y aun en una conferencia, es posible aclarar dudas y explicar
mejor lo que uno quiere decir. Con la palabra escrita no existe ese lujo.
El lector se va a dar cuenta, por el mismo estilo del libro, de que mi
vocación es la enseñanza. Muchas de las ideas han surgido y otras se han
aclarado en la interacción del diálogo y del aula de clase. Al ver la
publicación de este estudio uno se siente como el pianista sobre el océano
(en la película 1900) que no puede tolerar la grabación de un disco en que
su música adquiere una vida independiente del músico. Si, a pesar de los
titubeos, se decidió publicar, ha sido por aquel texto lema de todo
predicador, autor y maestro: «Echa tu pan sobre las aguas; porque después
de muchos días lo hallarás» (Ec. 11:1).
Aprovecho estas palabras introductorias para expresar mi gratitud a la
Fundación Universitaria Seminario Bíblico de Colombia por su apoyo en
este proyecto. Tanto la institución como mis colegas en el cuerpo docente
me han brindado el ambiente de trabajo más grato y más desafiante que
uno pueda desear. Agradezco a los estudiantes que, a lo largo de 20 años,
me han estimulado en la elaboración de este material. Agradezco en forma
especial a los pastores Hernando Biddulph, Héctor Pardo y Juan Carlos
Mejía por su invitación a compartir este material en sus respectivas
iglesias.
1. (Salamanca: Sígueme, 1977), pp. 119s.
2. De Principiis, I.6.1; I.8.4; II.6.2; II.8.5.
11
1
HACIA UNA FE CRISTIANA INTEGRAL
1. Una nueva forma de pensar
En Romanos 12:1, 2 encontramos un texto del apóstol Pablo que
resulta programático para este estudio:
Así que hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino
transformaos, por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.1
El texto representa algo así como una bisagra en el libro de Romanos.
Aquí termina la exposición teológica del significado de la muerte y
resurrección de Cristo. Ahora empieza la parte de la aplicación. Con base
en la obra de Cristo, Pablo exhorta a un compromiso integral de parte del
creyente. Cuando Pablo habla aquí del «cuerpo», habla de la persona
entera e incluye explícitamente la mente (como se puede comprobar en las
referencias a un «culto racional» y a la «renovación del entendimiento»).
La persona, con todo lo que es y todo lo que tiene, ha de entregarse como
sacrificio vivo a Dios. Ésta es la forma lógica de rendirle culto a Dios, en
vista de lo que Dios hizo por nosotros en Cristo. El v. 2 nos dice que este
compromiso implica:
no conformarnos a este siglo, o sea, al mundo a nuestro derredor,
ser transformados,
ser renovados en nuestro entendimiento, es decir, en nuestra mente,
discernir, por medio de esta renovación, la voluntad de Dios.
Usando las palabras de la versión Dios habla hoy, debemos renunciar a
los criterios del tiempo presente (el «molde» que el mundo nos impone).
Se nos invita a una nueva forma de vivir que se logra por medio de una
nueva forma de pensar.
Este cambio en la forma de pensar es una parte fundamental del
mensaje cristiano.
12
SergioMartinez
Highlight
El término griego metanoia, que las versiones españolas traducen
como «arrepentimiento», significa literalmente «cambio de mente». Así
que hacerse cristiano implica en primer lugar cambiar en la forma de
pensar.
Al hablar del gran mandamiento, Jesús enfatiza la importancia de la
mente: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mr. 12:30). Incluso Jesús
agrega «y con toda tu mente» al texto que cita en Deuteronomio 6:5 para
dejar bien claro que amar a Dios de todo corazón incluye la mente.
Allí está el desafío que confronta todo cristiano: ¿Cómo aprender a
pensar en forma bíblica y cristiana? ¿Cómo cambiar nuestra forma de
pensar, cómo dejar atrás los esquemas, los moldes del mundo que nos
rodea?
Al hablar de una fe cristiana integral, de una nueva forma de pensar,
queremos acabar con la dicotomía que se observa en algunos cristianos
evangélicos hoy. Han cambiado en algunos aspectos de su vida, dejaron
borracheras, lotería, irregularidades sexuales –ya no van a la discoteca, a la
plaza de toros, al cine pornográfico– pero no ha habido un cambio en su
forma de pensar. Así, por ejemplo, si eran católicos antes, siguen siendo
católicos en sus hábitos mentales –miran los ayunos, la oracióny las
vigilias como algo meritorio, algo que muestra lo espiritual que son. Si
eran capitalistas antes, siguen siendo capitalistas después. La fe cristiana es
un pasaporte al cielo, que implica asistir a la iglesia, tratar mejor a la
señora, cuidar más a la familia, dar los diezmos a la iglesia y hasta allí
llegó. No hay una verdadera compenetración con esa nueva fe. No hay
pautas para cambiar su forma de manejar el negocio, su vida profesional,
intelectual, académica. El joven cristiano no recibe pautas para enfrentar
las dudas y los desafíos que se le plantean en sus clases de filosofía y
ciencia en el colegio.
2. Tres observaciones
La motivación para este estudio surge de tres observaciones concretas:
Tenemos hoy en día en América Latina una minoría evangélica que
crece en forma asombrosa (según algunas estadísticas hay unos
8.000 nuevos creyentes2 todos los días), que sabe que su ideología,
su filosofía de vida, es distinta a la del mundo circundante, pero no
sabe cuál es esa filosofía cristiana de la vida.
En Estados Unidos y Europa hemos visto en los últimos 150 a 200
13
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
años una secularización progresiva, en medio de una cultura
profundamente arraigada en la fe cristiana. En América Latina no
hay raíces profundas en el cristianismo evangélico actual y es
posible que el mismo proceso de secularización (ahora en clave
posmoderna) acabe con todo el crecimiento de las iglesias en una
sola generación. Un cristianismo que tiene un kilómetro de ancho y
sólo un centímetro de profundidad no resiste el desafío.
Desde la decadencia del Imperio Romano, pocas veces ha habido
una oportunidad como la actual para presentar la fe cristiana. Este
tiempo de la llamada posmodernidad, que ha visto el ocaso de las
grandes ideologías y sistemas filosóficos, que está acabando con la
fe en el progreso y en la ciencia, que deja al hombre con una vida
hueca que gira alrededor del placer y de los bienes de consumo, sin
valores, sin sentido, sin norte, presenta una oportunidad sin igual
para ofrecer la alternativa de la fe cristiana. No una fe cristiana
diluida, simplificada, reducida, que es lo que encontramos a veces
en las iglesias, sino la fe cristiana como cosmovisión completa,
como un conjunto de pautas para la vida y el pensamiento del ser
humano.
Son éstos los desafíos que nos mueven a estudiar el tema de una fe
cristiana integral, que nos impulsan a buscar un cristianismo que abarca la
verdadera transformación de nuestro entendimiento. Es la nueva forma de
pensar que nos lleva a una vida transformada.
3. El término «cosmovisión»
En el subtítulo de este libro está la palabra «cosmovisión» y debemos
decir algo en cuanto a este término. Un texto del filósofo español José
Ortega y Gasset3 aclara el concepto aun cuando no usa el término:
La vida humana es una realidad extraña, de la cual lo primero que
conviene decir es que es la realidad radical, en el sentido de que a ella
tenemos que referir todas las demás, ya que las demás realidades,
efectivas o presuntas, tienen de un modo u otro que aparecer en ella.
La nota más trivial, pero a la vez la más importante de la vida
humana, es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo
algo para sostenerse en la existencia. La vida nos es dada, puesto que
no nos la damos a nosotros mismos, sino que nos encontramos en ella de
pronto y sin saber cómo. Pero la vida que nos es dada no nos es dada
hecha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros, cada cual la suya. La
vida es quehacer. Y lo más grave de estos quehaceres en que la vida
14
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
consiste no es que sea preciso hacerlos, sino, en cierto modo, lo contrario
–quiero decir que nos encontramos siempre forzados a hacer algo, pero
no nos encontramos nunca estrictamente forzados a hacer algo
determinado, que no nos es impuesto este o aquel quehacer, como le es
impuesta al astro su trayectoria o a la piedra su gravitación. Antes que
hacer algo, tiene cada hombre que decidir, por su cuenta y riesgo, lo
que va a hacer. Pero esta decisión es imposible si el hombre no posee
algunas convicciones sobre lo que son las cosas en su derredor, los otros
hombres, él mismo. Sólo en vista de ellas puede preferir una acción a
otra, puede, en suma, vivir.
De aquí que el hombre tenga que estar siempre en alguna
creencia y que la estructura de su vida dependa primordialmente de
las creencias en que esté y que los cambios más decisivos en la
humanidad sean los cambios de creencias, la intensificación o
debilitación de las creencias. El diagnóstico de una existencia humana
–de un hombre, de un pueblo, de una época– tiene que comenzar filiando
el repertorio de sus convicciones…
La cita muestra que los cristianos no somos los únicos en tener
creencias –todo el mundo tiene sus creencias, sus convicciones. No es
asunto de educación o de nivel intelectual. Es parte del ser humano.
Encontramos creencias en toda sociedad y en toda cultura.
El término «cosmovisión» se maneja de modo especial en la
antropología para describir la forma en que una comunidad o cultura
contesta las preguntas fundamentales de la existencia: ¿Quiénes somos?
¿De dónde vinimos? ¿A dónde vamos? y plantea las bases de sus valores.4
De hecho existe una variedad de términos que usamos. Al nivel más
sencillo podemos hablar de «creencias, convicciones, presuposiciones,
valores, conceptos» y otros. A un nivel más sistemático encontramos
términos como «cosmovisión, perspectiva, óptica, orientación, horizonte,
ideología, filosofía, paradigma» y otros. En estos casos hablamos de un
conjunto de conceptos y valores que pueden incluso tener cierta
sistematización.
La misma cultura de la que formamos parte nos impone ciertas
presuposiciones y valores. Es nuestra cultura que nos ha dado el respeto
por la democracia (aún si la práctica no nos convence), por la figura de la
mamá, la importancia de la educación, el afán por acumular bienes de
consumo. Incluso es una característica de tales presuposiciones que
resultan a menudo inconscientes. La persona no decidió tener estos valores
o presuposiciones, y de pronto nunca se ha cuestionado si son buenos o
correctos. Nos damos cuenta de nuestras presuposiciones más que todo
15
cuando son cuestionadas, cuando nos encontramos con alguien que no las
comparte.
4. El cristiano frente a la cosmovisión de su contorno
Jesús dijo que el discípulo está en el mundo pero no es del mundo (Jn.
17:11-16). Pablo dice que no hemos de conformarnos a este siglo, al
mundo que nos rodea. Al mirar la historia podemos ver la lucha que esto
ha significado para los creyentes de cada generación.
En el Antiguo Testamento vemos al pueblo de Israel en medio de
naciones paganas, con su multiplicidad de dioses, sus imágenes, ritos y
prácticas. Se trata de religiones que no distan mucho de la magia con su
manipulación de poderes sobrenaturales. El pueblo de Israel tenía que
preservar su identidad como pueblo de Dios en medio de este contexto. Su
religión, en muchos aspectos, era diametralmente opuesta a esas religiones,
pero la historia de Israel muestra cuán fácil era caer en la tentación de
adaptar elementos, conceptos y mentalidades de esas otras religiones e
incorporarlos dentro del culto al Dios verdadero.
En el Nuevo Testamento vemos cómo Jesús y Pablo confrontan la
religiosidad y la mentalidad equivocada de los judíos del primer siglo.
Pero la lucha más significativa durante los primeros siglos de la historia de
la iglesia era con la cultura y la cosmovisión del mundo helenista: el
dualismo del pensamiento griego, con su rechazo de lo material a favor de
lo espiritual; la división del hombre en cuerpo y alma, o en cuerpo, alma y
espíritu; su afirmación de la inmortalidad del alma.5 Todos estos conceptos
y otros presentaron desafíos a la joven iglesia cristiana y, así como en el
Antiguo Testamento, observamos latensión entre la opción, por una parte,
de luchar contra la infiltración de conceptos ajenos a la iglesia y teología
cristianas, y, por otra parte, la opción de absorber buena parte de la
cosmovisión griega.
Cuando surge el Gnosticismo en el siglo II, la iglesia se da cuenta del
problema. La herejía gnóstica representa un matrimonio de fe cristiana y
pensamiento griego: un Dios trascendental, lejano e impersonal; un Cristo
que nunca fue verdaderamente hombre; una salvación que ya no es por fe
sino por conocimiento (gnosis); un destino final que no consiste en la
resurrección de la persona entera, sino en la liberación de la chispa divina
(el espíritu) de su celda en el cuerpo.
De parte de la iglesia surge una serie ilustre de teólogos antignósticos
que combaten los errores de esta herejía. Hay lucha, hay confrontación y
refutación. Pero aún así es posible detectar conceptos griegos que se
16
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
quedaron como parte de la teología cristiana.
En la Edad Media, cuando la iglesia ya no es una minoría en un mundo
hostil, grandes teólogos como Tomás de Aquino, optan por incorporar
conscientemente la filosofía aristotélica dentro de la teología y la
cosmovisión cristianas. Las categorías filosóficas de Aristóteles llegaron a
ser parte de la teología medieval a tal punto que un ataque de Lutero contra
la influencia de Aristóteles en la teología implicaba automáticamente un
ataque contra la teología de la iglesia.6
La Reforma Protestante se rebeló contra el dominio de Aristóteles. Los
reformadores buscaron un verdadero retorno a la Biblia. Pero la segunda
generación de teólogos protestantes recurrió nuevamente a Aristóteles en
las teologías sistemáticas. Con razón se ha llamado el período después de
la Reforma el «escolasticismo protestante» –era un regreso a la Edad
Media. Se dio justamente cuando el mundo alrededor estaba entrando a la
modernidad; justamente cuando surgió la «nueva ciencia», cuando se
articularon los nuevos cuestionamientos a la iglesia, la teología y la Biblia,
que resumimos con la frase «el Siglo de las Luces» o la «Ilustración».
Mientras los teólogos usan las categorías filosóficas de Aristóteles para
elaborar sus grandes tomos eruditos, los protagonistas del Renacimiento y
de la Ilustración sacan otro elemento de la filosofía griega: la grandeza del
hombre y el poder de la razón humana.
5. La importancia clave del pensamiento griego
Es a propósito que hemos enfatizado tanto el pensamiento griego en
este recorrido histórico. Tanto para la teología cristiana como para el
pensamiento secular occidental ha tenido un impacto desmesurado. Las
objeciones de Rudolf Bultmann, un teólogo del siglo XX, contra los
milagros y toda la dimensión «mitológica» de la Biblia, reflejan fielmente
la objeción del mundo intelectual griego de los primeros siglos frente a la
nueva fe cristiana. Marx hizo su tesis de doctorado sobre dos filósofos
griegos materialistas. El escepticismo de la posmodernidad y el relativismo
absoluto de nuestro tiempo tienen sus antecedentes en los sofistas y
escépticos del mundo clásico. «No hay nada nuevo bajo el sol.»
El pensamiento griego, en su impulso fundamental, es la antítesis de la
fe cristiana. En sí la filosofía griega no nace en oposición a la religión, ya
que la religión griega era una mezcla de ritos y mitos que no pretendían a
ninguna verdad dogmática. No era posible ser hereje en la religión griega,
como tampoco era posible ser ortodoxo.7 La búsqueda de la verdad por
parte de los filósofos no se presentaba como alternativa a la religión. No
17
SergioMartinez
Highlight
había conflicto. Los filósofos continuaban creyendo en los dioses –aun los
filósofos materialistas.
Pero la filosofía afirmaba la autonomía de la razón. Si el hombre
quiere conocer la verdadera naturaleza de las cosas, ha de ser por medio de
la razón, de la indagación. Desde Pitágoras se mira la razón como algo
divino. El principio creador y organizador detrás del universo es la razón,
el Logos (en Heráclito y los estoicos).
Allí está la antítesis. La fe cristiana no puede aceptar la autonomía de
la razón. Nuestro conocimiento fundamental en cuanto a la realidad de las
cosas proviene de la revelación de Dios. La razón no es algo divino dentro
del ser humano, es parte de nuestra humanidad caída.
El problema de Tomás de Aquino y otros escolásticos es justamente el
alto crédito que le conceden a la razón. Miran la razón como la imagen de
Dios en el ser humano. Si esta razón sufrió algún daño en la caída, el daño
fue más bien poco. En la práctica Tomás considera que la razón es
enteramente confiable. No puede haber ninguna contradicción entre razón
y revelación, porque el contenido de ambos proviene de Dios.8 Fue la
misma teología cristiana, entonces, que dio el fundamento para aquella
confianza en la razón que se manifiesta en el Renacimiento y culmina en la
Ilustración. Siempre el ser humano había tenido que decidir si confiar en la
revelación o en su propia razón. Ahora Tomás nos dice que no hay
conflicto.
6. El hombre, la medida de todas las cosas
Desde el tiempo de Rousseau, hemos ampliado esa autonomía de la
razón para incluir nuestros sentimientos también. ¡Por fin un punto en que
hemos superado a los antiguos griegos! Hemos llegado incluso a
desconfiar de la razón para confiar más en el «corazón». Pero aún así,
estamos todavía en el mismo punto del sofista griego Protágoras quien dijo
que «el hombre es la medida de todas las cosas».9 No importa si ponemos
la razón, los sentimientos o los sentidos como el criterio final,
sencillamente no nos salimos del ser humano mismo como el criterio
último de toda realidad y de todo conocimiento.
Pensemos por un momento en todas las formas en que se expresa en la
edad moderna esa autonomía de la razón, la autonomía del ser humano:
La ciencia se guía por lo que el hombre observa con sus propios
sentidos, y por lo que concluye a partir de su propia razón.
La democracia es la estructura política que permite que cada persona
18
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
tenga el poder de decidir el gobierno de su país. Democracia habla
del pueblo soberano, significa que somos dueños de nuestro propio
destino.
La doctrina económica desde el tiempo de Adam Smith es que cada
uno debe buscar su propio interés económico porque, buscándolo,
estará beneficiando a la sociedad. Es ésta la teoría fundamental del
capitalismo, que hoy se llama neoliberalismo.
El arte que en siglos pasados enfocaba temas religiosos y bíblicos,
ahora se centra en la realidad del ser humano.
La historia es la historia del progreso del ser humano.
La tecnología es el dominio del ser humano sobre la naturaleza.
Si sienten que estas afirmaciones y definiciones resultan demasiado
optimistas, es bueno observar que hoy, con la posmodernidad, estamos
viviendo la reacción frente al optimismo del hombre moderno. Ahora se ha
perdido la fe en la ciencia, el progreso, la democracia y la tecnología. Ya
no creemos en una verdad absoluta. Cada uno tiene su propia verdad y el
que dice tener una verdad absoluta es intolerante.
En las palabras del autor colombiano Cruz Kronfly10 han quedado
solamente el consumismo, el hedonismo y el nihilismo. Vivimos para
consumir, para el placer y vivimos sin valores o verdades absolutos.
7. ¿El Cristianismo, un «ismo» más?
A través de la historia, la iglesia cristiana ha tenido que enfrentar el
desafío de no dejarse absorber por las corrientes culturales e intelectuales
del momento, el desafío de definirse, de preservar su identidad en medio
de los «-ismos». Desde el helenismo hasta el posmodernismo, pasando por
el empirismo, racionalismo, humanismo, liberalismo, capitalismo,
marxismo, utilitarismo, pragmatismo, positivismo, naturalismo,
materialismo y otros más, los cristianos han tenido que preguntarse si el
cristianismo es apenas otro «–ismo» más al lado de aquéllos. ¿Cómo nos
definimosfrente a las ideologías y filosofías que nos rodean?
Ha habido intentos de elaborar una filosofía cristiana. Tomás de
Aquino intentó una gran síntesis de la fe cristiana y el sistema aristotélico.
En el siglo XX el holandés Dooyeweerd elaboró una filosofía cristiana que
él llamó Una Nueva Crítica del Pensamiento Teórico11 y tendremos
oportunidad de citar aportes suyos. Son apenas dos ejemplos entre muchos
que, de modo parcial, han asumido el reto de elaborar una filosofía
cristiana. La pregunta es ¿realmente consiste en esto el reto para la iglesia
19
SergioMartinez
Highlight
hoy: elaborar una filosofía cristiana?
8. Para aterrizar
De pronto hemos intelectualizado demasiado el asunto. Todo eso de
helenismo, de Gnosticismo, de autonomía de la razón, resulta tal vez un
lenguaje impenetrable para muchos.
Lo mejor sería en este momento mirar un episodio de una telenovela
típica, unos avisos comerciales, o sencillamente abrir una revista para
mirar los artículos y la publicidad que contiene. ¿Cuáles son los valores
que se nos comunican? ¿Cuántas telenovelas han visto que tratan de un
matrimonio feliz, un hogar normal, un gozo en el trabajo y en el servicio
hacia los demás? ¡Tales temas no tienen interés! Una telenovela necesita
intrigas, aventuras, matrimonios en crisis, infidelidad, escenas de alcoba,
dolor, tristeza, traición, porque sólo así se logra el interés de parte del
público. Entonces, a través de la telenovela, ¿qué valores se nos están
comunicando en cuanto al matrimonio? Si usted no tiene intrigas, no tiene
un amor secreto, no tiene aventuras, su vida es insípida, blanda, aburrida.
Lo mismo con respecto a los avisos comerciales. Al ver un aviso con
una mujer en una cocina usando un nuevo electrodoméstico, o presentando
un nuevo alimento, háganse la pregunta: ¿Cómo es la cocina? ¿Es como la
que ustedes tienen en casa?
Las telenovelas, los avisos comerciales, las mujeres semidesnudas, los
carros hermosos –todos forman parte de la «cultura del descontento». Es
otro nombre para la sociedad de consumo. La única manera en que los
fabricantes pueden vender sus productos es por crear el descontento en la
gente. Si no poseo el último modelo de carro, equipo de sonido, muebles
de cuero, me estoy perdiendo algo esencial de la vida. Claro que esa
muchacha sensual, bronceada, al lado del equipo de sonido o de la
gaseosa, no está a la venta. Es solo un gancho, una carnada, para llamar la
atención, para que nuestro subconsciente conecte el producto con el placer
sexual. Pero crea y aumenta el descontento, porque la modelo en el aviso
no es igual a la persona con quien hemos compartido la vida y la cama por
diez, quince o veinte años (y ya no es la último modelo).
Los medios nos comunican valores y conceptos de manera constante.
Si nos abrimos a esos medios, inevitablemente dejamos que tales valores y
conceptos moldeen nuestra vida. Claro que al sentarnos a pensar y dialogar
la cosa, reconocemos que hay valores cuestionables, pero un medio como
la televisión está diseñado para eliminar la reflexión. Nos asalta por la
vista, por el oído, por la imaginación –con un cambio de imágenes tan
20
SergioMartinez
Highlight
frecuente que muchas no se registran de manera consciente– y nos coge
sentados, relajados, cansados, completamente pasivos, absorbiendo sin
reflexionar.
El asunto de los valores, conceptos y presuposiciones no solamente
surge en cuanto a los medios de comunicación. Cada aspecto de la
sociedad nos confronta con valores e ideas que contrastan con una
cosmovisión cristiana.
Veamos aquí el caso de la educación a manera de ejemplo.
9. El ejemplo de la educación
Existe hoy en día una variedad de conceptos en cuanto a la educación.
Mientras que la Biblia plantea la educación como responsabilidad de los
padres, varios pensadores griegos vieron la educación más bien como
responsabilidad del estado, el cual debía vigilar por formar a los niños
como buenos ciudadanos. Parece que es esta la razón por la cual ahora
todo el mundo considera que la educación es responsabilidad del estado. Y
van a encontrar que, cuando los padres prefieren organizar su propio
colegio y piden que el estado destine parte de los fondos recaudados por
los impuestos para financiar tal colegio, el estado es más bien celoso de
tales fondos. No devuelve los impuestos y el colegio ha de financiarse
privadamente, lo que significa que sólo los que tienen el poder económico
necesario pueden enviar a sus hijos a una institución de su propio gusto.
Hasta la fecha conozco apenas dos países (Canadá y los Países Bajos)
donde el estado reparte fondos igualmente entre las instituciones
educativas del estado y las instituciones privadas.
También viene de los antiguos griegos el concepto de que el
conocimiento (la educación) mejora a la persona. El problema del hombre
ya no es, como dice la Biblia, su inclinación hacia el pecado y su rebeldía
contra Dios. No, el problema es la ignorancia. Al quitar la ignorancia,
quitamos la maldad. Quizá la historia reciente de Colombia, con los
desfalcos multimillonarios al estado, los ingresos de dineros del
narcotráfico a campañas políticas, ha mostrado que la gente mejor educada
no necesariamente tiene una moral muy alta.
En la actualidad apreciamos mejor que si la familia no imparte los
valores morales a los hijos, entonces son los medios de comunicación y la
cultura circundante los que se encargan de la (de)formación moral de la
juventud. Los mismos colegios, incluso los que deberían tener fundamento
cristiano, muchas veces no tienen valores claros. Hace algunos años pude
ver unas estadísticas de la Universidad Pontificia donde se graduó mi hija;
21
SergioMartinez
Highlight
estadísticas de experiencias sexuales, embarazos y abortos entre las
estudiantes solteras –en un país donde el aborto (en la mayoría de los
casos) sigue siendo ilegal. No era un cuadro muy alentador. Otra hija que
inició sus estudios en una universidad secular recibió como principal
consejo en la semana de orientación, que debe por fin librarse de los
valores de sus padres. Desde la Primaria se lleva a cabo siempre un
proceso doble de educación: uno que se centra en el profesor, otro que se
recibe de parte de los compañeros de clase –en el recreo, en los baños, en
la calle.
A partir del filósofo romántico Rousseau, se ha impuesto el concepto
de que el niño es bueno de por sí, y que es la sociedad quien lo corrompe.
Buena parte de los filósofos de la educación actuales se inspiran en este
concepto y lo combinan con nuestro concepto contemporáneo de la
democracia, para llegar a la conclusión de que todo joven tiene que tomar
sus propias decisiones morales. La única forma de ser auténtico (y parece
que es bueno ser auténtico) es uno decidir por sí mismo, sin dejarse dictar
por lo que otros hacen o piensan. Encontrarse a sí mismo, ésa es la meta.
Y así entregamos a los hijos en manos de los medios de comunicación,
a la merced de los vendedores de ilusiones en la calle y en el colegio, en
poder de aquellos a quienes les encanta desflorar vírgenes, ya sea de
manera literal o figurada.
10. Educación para el progreso económico
Hoy en día somos más prácticos con respecto a la educación. En
América Latina hay una gran campaña por mejorar la educación porque se
considera que es la clave para el desarrollo económico.12 ¡Acabemos de
una vez con todos esos conceptos filosóficos! Ésta es la sociedad de
consumo. La única pregunta válida es cómo mejorar los niveles de
producción y cómo mejorar los ingresos para poder aumentar el consumo.
Vamos a promover la ciencia y la investigación porque es un aporte a la
industria. Aquí rige la ley del mercado. Únicamente aquella investigación
que ofrece posibilidades económicas va a conseguir los fondos para su
proyecto.
Nuestras universidades ya no son lugares de reflexión. En América
Latina las facultades de filosofía resultaban siempre las más prestigiosas
pero ahora las universidades se están volviendo politécnicos donde se
producen ingenieros y administradores de empresa, dondela pregunta
técnica de «¿cómo se hace?» siempre tiene prioridad sobre las preguntas
reflexivas de «¿por qué?» y «¿para qué?». No es ninguna sorpresa
22
encontrarnos con el concepto de Rodrigo Parra Sandoval acerca de la
educación superior en Colombia:13 «En términos generales la universidad
de masa colombiana no se ha constituido en un espacio cultural que
transforme la visión del mundo en sus estudiantes…»
Vale hacer una paréntesis aquí para decir que los seminarios teológicos
no se escapan a esta tendencia. Son los mismos estudiantes que se aburren
con Teología Sistemática, Historia de la Iglesia, Griego, Hebreo,
Hermenéutica. Se piden cosas prácticas y llenamos el pensum con cursos
de consejería, sicología pastoral, administración pastoral, homilética, etc.
Los estudiantes de hoy son muy aficionados a la palabra
«herramientas» («Vamos al Seminario para recibir herramientas que nos
sirvan en el ministerio»). Y ¿por qué no darles al final un título de
«administrador de iglesia» o «ingenieros espirituales» o algo por el estilo?
Es menester repasar el Nuevo Testamento para ver el modelo de los
dos seminarios teológicos que allí se presentan. El seminario de Jesús en
los evangelios tenía una duración de tres años y medio, era de tiempo
completo (es decir 24 horas al día), un programa residencial, con práctica
ministerial. ¿Costo? Dejarlo todo para seguirle a él. Cuesta la vida entera.
O ¿qué tal el seminario de Pablo con sus estudiantes Tito, Timoteo,
Epafrodito y otros? Allí no sabemos la duración pero que era de tiempo
completo, residencial (convivir con Pablo) y con bastante práctica
ministerial –de eso no hay duda.
¿Cuánto tiempo dedicó Jesús, según los Evangelios, a las materias
prácticas: la homilética, dirección del culto, la consejería, cómo bautizar,
casar y enterrar?
Obviamente, les estaba dando un ejemplo y les daba oportunidades de
ministerio. Pero en cuanto al contenido de su enseñanza parece que se
centraba más bien en cambiarles su forma de pensar, su forma de vivir, en
llevarles a cuestionar sus conceptos y prejuicios, en trastornarles su
teología y cosmovisión.
Pero éste es apenas un paréntesis. Tenemos que volver a la pregunta
fundamental.
11. ¿Cómo escoger entre cosmovisiones?
Cuando vemos en la educación, así como en la política, la economía, la
ciencia y demás áreas, tantas perspectivas distintas y muchas veces
contradictorias, ¿qué hacemos? ¿cómo decidimos?
La pregunta no es apenas una pregunta para cristianos. Es una pregunta
23
que se levanta para cada persona en nuestra cultura pluralista, esa cultura
que nos ofrece un sinfín de filosofías, ideologías, cosmovisiones y aún
religiones. ¿Qué hacer en el supermercado de las cosmovisiones? ¿Cómo
escoger entre todas?
Karl Marx hizo una crítica contundente a las filosofías, una crítica que
todavía nos sirve hoy. Todos conocen el famoso dicho de Marx: «los
filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo».14 Es una ironía profunda que
se haya puesto esta frase como epitafio sobre la tumba de Marx. La frase
parece decir que no valen los intentos de interpretar la realidad, sino sólo
los esfuerzos por cambiar la realidad. El propio Marx es el mejor ejemplo
del poder y de la eficacia de las interpretaciones. No inició ninguna
revolución, pero la interpretación marxista de la realidad ha sido uno de
los factores de mayor influencia en la historia del siglo XX, iniciando una
revolución tras otra y afectando profundamente el pensamiento y la
política aun en países que nunca fueron marxistas. Los libros de texto de
mis hijos en el colegio mantenían la distinción marxista entre filosofía
idealista y materialista, distinción que no sirve en nada para entender la
historia y las ramas de la filosofía, pero sí muestra el impacto del
pensamiento marxista. Las ideas tienen consecuencias.15 Lo que Marx
escribió, su forma de interpretar la realidad de su tiempo, hizo mucho más
para cambiar el mundo que cualquier cosa que hiciera a favor de la
revolución durante toda su vida.
La crítica de Marx se ha de entender bien. Afirma la imposibilidad
para el filósofo de abstraerse de su propia realidad para emitir un juicio, un
concepto certero, sobre la realidad. El filósofo forma parte de la realidad.
No tiene un punto de vista objetivo y neutral desde el cual mirar la
realidad. Por tanto, el sueño de encontrar una verdad objetiva por medio de
la reflexión filosófica es una ilusión.
El filósofo cristiano que mencioné ahora, Dooyeweerd, presenta una
crítica similar a las diferentes filosofías. Dice que las filosofías son
inmanentes, no trascienden la realidad de la cual forma parte el filósofo.
Cada filósofo, dice Dooyeweerd, toma una parte de la realidad y la
absolutiza.16
Las diferentes filosofías parecen comprobar tal afirmación. Pitágoras y
Platón absolutizaron la razón; Hegel, absolutiza la historia; Adam Smith y
Karl Marx absolutizan la economía. Desde los antiguos griegos, hasta los
pensadores modernos, cada pensador escoge lo que es para él la parte más
importante de la realidad (la ciencia,17 el ego,18 el sexo,19 la religión,20 la
24
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
existencia21) y luego interpreta toda la realidad a partir de este aspecto. El
proceso siempre lleva a una distorsión, puesto que se pierde el equilibrio
entre una cosa y otra en la realidad.
12. El punto arquimédico
La dificultad de fondo es, otra vez, ¿cómo escoger? ¿Quién nos dice
cuál de todas es la interpretación correcta? Siendo que cada filosofía y
cosmovisión parte de un elemento de la realidad, siendo que ningún
pensador puede dejar de ser parte de la misma realidad que analiza –
¿existe la posibilidad de un «punto arquimédico»?
Arquímedes dijo que si se le diera un punto de apoyo, podría mover el
mundo. Había visto las posibilidades, usando ejes y palancas, de mover
cosas de gran peso con un mínimo de esfuerzo. Para mover el planeta sólo
requería de un punto, fuera del planeta, en que apoyarse. De allí que
llamamos «punto arquimédico» aquel punto objetivo, neutral, que no
forma parte de la realidad que contemplamos.
Como cristianos afirmamos que sí existe tal punto arquimédico. Es la
revelación bíblica. En la Biblia nos encontramos con el creador del
universo, quien nos habla y nos revela su concepto de la realidad. La
Biblia nos dice cómo Dios se dirige a este mundo, a esta humanidad.
Como se dice de manera popular: En la Biblia el fabricante nos ha dado el
manual de funcionamiento. Él hizo el mundo, él nos dice cómo debemos
vivir con él para que todo funcione de acuerdo a los propósitos originales.
Si la Biblia no es más que una colección de experiencias religiosas de
comunidades y personas del pasado, de nada nos sirve en nuestra búsqueda
de una cosmovisión correcta. Pero si efectivamente encontramos en la
Biblia la revelación de Dios, allí termina nuestra búsqueda de un punto
arquimédico. Aquí habla aquel que nos hizo, aquel que nos conoce mejor
de lo que nos conocemos a nosotros mismos, aquel que sabe todo lo que
hay por saber.
Claro que la Biblia nos confronta con retos también. Dios no nos habla
en el español del siglo XXI. Los eventos que fueron parte de su revelación
no transcurrieron en nuestro tiempo. Nos corresponde hacer un esfuerzo
por entender qué quisieron decir los autores humanos, qué significaban sus
palabras en el contexto original en que se dieron, cómo entender
correctamente los eventos que narra la Biblia. Todavía hay lugar para la
exégesis, la interpretación de la Biblia, y para la reflexión teológica que
procura unificar de manera coherente todo lo que la Biblia dice. Pero aquí
tenemos el punto de partida seguro para una cosmovisión cristiana.
25
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
SergioMartinez
Highlight
13. La tarea: Discernir el contraste
Si reconocemos la Biblia como punto arquimédico, ¿qué hacemos
ahora? ¿Nos lanzamos a la elaboración de un sistema filosófico cristiano al
estilo de Tomás de Aquino, Dooyeweerdu otro? Por una parte, debemos
valorar el esfuerzo hecho por filósofos cristianos al producir filosofías
cristianas coherentes. Hay mucho que podemos aprender de ellos, aun
cuando observamos sus limitaciones. La realidad es que no existe una sola
filosofía cristiana completa. Del mismo modo que en la teología hay
puntos de diferencia entre teólogos e iglesias de persuasión distinta –
porque no comparten todos la misma interpretación de la Biblia– habrá
diferencias entre un filósofo cristiano y otro.
Tenemos en común un punto de partida, un punto arquimédico, que
nos une y nos orienta. No tenemos un sistema completo, coherente, que
Dios nos haya dado. Dios no nos dio una Teología Sistemática, ni una
filosofía cristiana completa. Dios se ha dado a conocer en la historia,
máxime en la persona de Cristo. Y es a partir de esta revelación que
podemos hacer teología, que podemos elaborar una filosofía cristiana. Él
nos da el fundamento, pero lo que elaboramos sobre este fundamento será
algo humano y falible, algo que necesitará ajustes, reformas y cambios en
el camino.
Nuestro texto inicial, Romanos 12:1, 2, nos puede ayudar en la
pregunta actual. Según Romanos 12:2 no se trata tanto de elaborar
filosofías completas, sino más bien de renovar nuestro entendimiento, de
cambiar nuestros hábitos mentales. El texto presupone un contraste con los
esquemas del mundo. Nuestra tarea al plantear una cosmovisión cristiana
se centra, pues, en primer lugar, en resaltar los contrastes, las áreas donde
hemos de ser inconformes.
Ya hablamos de algunos aspectos de la filosofía educativa de nuestro
tiempo. La tarea del cristiano –en este caso, especialmente de los padres
cristianos y de educadores cristianos– es comparar críticamente estos
conceptos de la filosofía educativa moderna con las pautas que la Biblia
nos da. De pronto no resulta una filosofía educativa cristiana completa,
pero sí habrá puntos de contraste (y seguramente también puntos de
acuerdo) entre las perspectivas seculares y nuestra perspectiva bíblica.
El tipo de crítica que es preciso hacer, se ha llamado «crítica
arquitectónica»,22 una crítica que no entra tanto en todos los detalles de
determinada filosofía o cosmovisión, sino que cuestiona sus fundamentos
y estructura.
26
En el caso de las filosofías educativas es más fundamental cuestionar
las bases –si el niño es bueno de por sí, si la educación lo hace bueno, si la
educación debe formarlo para ser buen ciudadano– y no tanto los detalles –
si un niño nunca debe repetir clases, qué sistema de habilitación se maneja,
qué porcentaje del tiempo se da a deportes y educación física.
14. Evaluar las cosmovisiones en sus propios términos
Otro tipo de crítica que se debe hacer es «crítica intrínseca»,23 que
evalúa una filosofía o cosmovisión de acuerdo a sus propias
presuposiciones, para mostrar sus deficiencias y contradicciones internas.
Especialmente en nuestro diálogo con no-cristianos esta crítica es de
primera importancia. A un educador no-creyente le va a importar poco que
su filosofía no se fundamente en pautas bíblicas, pero si usted le puede
mostrar las contradicciones entre los diferentes conceptos que se manejan
habrá más posibilidad de persuadirlo. Estoy pensando en contradicciones
entre, por ejemplo, el concepto de que el niño es bueno de por sí
(Rousseau), y el concepto que la ignorancia es la raíz de la maldad
(Sócrates). Son dos posiciones netamente contradictorias. O también la
contradicción entre decir que el niño es bueno de por sí, que es la sociedad
que lo corrompe (Rousseau), y decir que la educación sirve para hacer
buenos ciudadanos (Platón, Aristóteles).
Muchas veces es la crítica intrínseca que nos permite llegar al fondo de
un problema. En Colombia hoy en día se habla mucho de los derechos
humanos y en la constitución de 1991 se incluyó un título grande sobre los
derechos del ciudadano. Muy impresionante. Pero pregunten alguna vez a
esos defensores de los derechos humanos (por los cuales tengo mucho
respeto; en Colombia es uno de los oficios más peligrosos que hay) por
qué razón no se incluye en esos derechos el derecho del niño a tener padre
y madre en un hogar estable. Allí uno se da cuenta de una vez del
problema fundamental de todos esos derechos. Cuando la gente habla de
derechos, habla de lo que quiere tener, de los beneficios que el estado o el
gobierno les debe brindar –pero no quieren saber de algo que les
compromete. Dar a un niño el derecho de tener padre y madre sería
comprometer a los padres a formar y mantener un hogar, lo cual sería una
limitación de su libertad, de sus derechos, de su libre expresión y
desarrollo. Por eso hay tantos niños que solamente andan con su madre, o,
raras veces, con su padre –puesto que los niños no tenían voz ni voto
cuando se elaboraron los derechos humanos. El ejemplo demuestra lo
dicho por Marx, que los derechos no unifican, sino que dividen la
27
sociedad.24
Lo que nos proponemos en los próximos estudios es analizar las raíces
del pensamiento actual y detenernos en forma especial en el fenómeno de
la posmodernidad. Consideramos que la posmodernidad representa un
desafío y una oportunidad importantes para la fe cristiana y queremos
preguntar cómo enfrentar este desafío. Luego presentamos pautas para el
aporte cristiano en diferentes áreas de la actividad y reflexión humanas.
Hablaremos allí de la historia, de la política, de la economía, de la ciencia
y de la psicología.
1. La versión bíblica usada es la Reina-Valera según la Revisión de 1960, a
menos que se indique otra versión explícitamente.
2. Se trata de una definición sociológica de cristianos evangélicos, no de una
definición teológica.
3. Historia como Sistema (1941, Madrid: Revista de Occidente, 1970), I, pp.
3s. Hemos puesto en negrilla las secciones que queremos resaltar.
4. El concepto fue elaborado por Wilhelm Dilthey. Ver C. Fernández (ed.), Los
Filósofos Modernos (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1976), pp. 271ss.
Ver también M. A. Quintanilla (ed.), Diccionario de Filosofía Contemporánea
(Salamanca: Sígueme, 1979), pp. 93s. Usamos aquí en forma paralela términos
como cosmovisión, paradigma, concepción del mundo, forma de pensar,
marco conceptual.
5. Es propio hacer una distinción entre la idea griega de un alma inmortal
indestructible que sigue viva después de la muerte – y el concepto bíblico de la
vida eterna y la resurrección de los muertos por medio de Jesucristo.
6. Lutero elaboró 97 Tesis en contra de la influencia de Aristóteles en la
teología escolástica, dos meses antes de las famosas 95 Tesis.
7. Ver A. W. H. Adkins en «Religión Griega» en C. J. Bleeker y G. Widengren
(eds.) Historia Religionum, tomo I: Religiones del Pasado (1969, Madrid:
Cristiandad, 1973), pp. 371ss.
8. Summa contra Gentiles Libro I, cap. vii.
9. En el Teetetes de Platón. Platón, Diálogos (México: Ed. Porrúa, 1984), p.
302.
10. La Sombrilla Planetaria (Bogotá: Planeta, 1994), p. 44.
11. Herman Dooyeweerd, Wijsbegeerte der Wetsidee (Amsterdam: H. J. París,
1935-6), 3 tomos, publicado en inglés en 1953-1957 bajo el título New Critique of
Theoretical Thought. Ver Apéndice.
12. Ver, por ejemplo, Colombia: al filo de la Oportunidad (Santafé de Bogotá:
Tercer Mundo Editores, 1996) elaborado por una comisión de «sabios» sobre las
28
Este ebook utiliza tecnología de protección de gestión de derechos digitales.
Pertenece a Adalberto Pleitez - adalbertopleitez@yahoo.com
necesidades de la educación en Colombia.
13. En Escuela y Modernidad en Colombia, Tomo IV: La Universidad
(Colombia: Tercer Mundo Editores, 1996), p. 214.
14. Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas (Moscú: Editorial
Progreso, 1977), tomo II, p. 403.
15. Título de un libro de Richard M. Weaver en el que argumenta el profundo
impacto de un cambio filosófico en el siglo XIV: Ideas have Consequences
(Chicago: Chicago Univ. Press, 1948).
16. A New Critique of Theoretical Thought (1935, trad. del holandés por D. H.
Freeman y W. S. Young, Ontario: Paideia Press, 1983), tomo I, pp. 12ss.17. Comte.
18. Schelling.
19. Freud.
20. Los evangélicos en general. Dooyeweerd cae en esta perspectiva.
21. Kierkegaard, Heidegger, Sartre.
22. La frase viene de Abraham Kuyper. Ver Apéndice.
23. Estoy dando este nombre a lo que Dooyeweerd llama «crítica
trascendental». Me parece que este término de Dooyeweerd puede causar
confusión.
24. D. McLellan, Marx (Glasgow: Fontana/Collins, 1975), p. 30.
29
2
EL MUNDO MAYOR DE EDAD1
1. Introducción
Nuestro texto lema para estos estudios (Ro. 12:1, 2) nos exhorta a «no
conformarnos a este siglo», es decir, a este mundo en que estamos.
Literalmente nos dice que no debemos estar en el mismo molde, en el
mismo esquema mental, de nuestro tiempo y de nuestro mundo.
Esto implica que el cristiano que quiere «transformarse por la
renovación de su entendimiento» necesita confrontar la realidad de su
entorno. Es por el contraste con nuestro entorno que vemos con mayor
claridad nuestra identidad nueva como cristianos.
Dos ejemplos bíblicos nos permiten ilustrar el punto. En Jeremías 9:23,
24 se dice:
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su
valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y
conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia
en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Aquí se contraponen los valores del mundo alrededor (parece que en
2.600 años poco ha cambiado) –sabiduría, valentía y riqueza– y el valor
más allá que plantea Jehová, que consiste en el privilegio de conocerlo a
él.
En Lucas 22:25, 26, Jesús reprende a sus discípulos que se están
disputando el primer lugar:
Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y
los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores;
Mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más
joven, y el que dirige, como el que sirve.
Otra vez el contraste es obvio. Por un lado está el concepto de
autoridad que se maneja en el mundo. Por otro lado está el nuevo concepto
de Jesús: el mayor debe destacarse no por señorear sobre los demás, sino
por su servicio a los demás y por su humildad.
Lo que queremos hacer en este estudio y en el siguiente es analizar el
30
pensamiento que nos confronta en el mundo en que vivimos. ¿Cómo es
«este siglo» en el que estamos nosotros hoy? ¿Cuál es el molde, el
esquema mental, al cual no debemos conformarnos?
2. Un mundo en transición
Cuando intentamos contestar estas preguntas nos topamos casi de
inmediato con un hecho innegable: el mundo en que estamos es un mundo
en transición. El autor colombiano Fernando Cruz Kronfly2 indica que en
Colombia vivimos la modernidad y la posmodernidad en medio de
instituciones sociales y políticas relativamente premodernas.
Unas breves caracterizaciones nos ayudan a entender de qué estamos
hablando:
La sociedad premoderna sería aquella donde aún priman los valores
de la religión, de la familia, de las tradiciones. Es la sociedad en que
la Iglesia (Católica Romana) todavía goza de una autoridad
indiscutible.
La sociedad moderna es aquella que cuestiona las autoridades,
tradiciones y costumbres recibidas. Se caracteriza por la
secularización, la democracia y el desarrollo económico. Sus valores
son el humanismo, la ciencia y el progreso.
La posmodernidad representa el cuestionamiento de los valores
modernos. Es la cultura de los medios de comunicación, sobre todo
de la televisión. Representa un relativismo absoluto frente a los
valores recibidos –pero es, a la vez, mucho más abierta a la religión,
como se puede observar en el fenómeno de la Nueva Era. La
posmodernidad se caracteriza por el nihilismo, el hedonismo y el
consumismo: no hay valores absolutos, lo único que importa es mi
propio gusto y placer, y vivimos para consumir –para disfrutar de la
sociedad de consumo.
Vivimos una época de transición que se deja comparar con el fin de la
Edad Media y el principio de la Edad Moderna. Esta analogía es
importante para indicar la relevancia de nuestro estudio. Durante los siglos
XV-XVII hubo en Europa una reacción contra la cultura medieval.
3. Dos protestas frente al mundo medieval
El Renacimiento marcó un rechazo del dominio de la iglesia y de los
teólogos en la cultura y en toda la vida intelectual. Hubo un
redescubrimiento de la cultura clásica, griega y latina. En la literatura, la
31
arquitectura y el arte, se empezó a copiar conscientemente esa cultura
clásica que enfatizaba el valor del ser humano y su capacidad intelectual.
De ahí que hablamos del humanismo del Renacimiento.
Fue éste el inicio de la Edad Moderna que luego llevó a la Ilustración
(o el siglo de las Luces), la Revolución Americana y la Revolución
Francesa, y, por ende, al mundo contemporáneo en que vivimos. La Edad
Moderna es la del hombre autónomo, la persona que ha dejado atrás la
tutela de la iglesia y de la religión, que es dueño de su propio destino. No
sucedió en un momento. Fue un proceso de varios siglos, pero las semillas
se sembraron en el Renacimiento y en su rechazo de la Edad Media.
El punto a donde queremos llegar es el siguiente: Al final de la Edad
Media no hubo apenas un movimiento de protesta –hubo dos. Uno era el
movimiento cultural, intelectual y artístico que conocemos como el
Renacimiento. El otro era la Reforma Protestante.
La Reforma también fue un movimiento de protesta contra la cultura
medieval, pero en el plano religioso. Fue el cuestionamiento de la
hegemonía de la iglesia, en lo religioso, político e intelectual. Fue un
rompimiento del molde religioso que se había formado a lo largo de mil
años. También era una protesta, pero muy distinta, a la del Renacimiento.
Aquí no se trata de la exaltación del ser humano y de su capacidad
intelectual –todo lo contrario. La Reforma afirma la depravación del
hombre, la necesidad de la salvación en Cristo. No promueve la autonomía
del ser humano sino la sujeción de la persona y de la sociedad a la Palabra
de Dios revelada en la Biblia. La Edad Moderna y la Reforma inician al
mismo tiempo, pero no han de confundirse. Son dos movimientos bien
distintos y durante 500 años han estado en tensión entre sí.
La pregunta que surge para nosotros hoy es ésta: ¿Será que la
posmodernidad es la única reacción posible frente a la modernidad?
¿Estamos destinados a pasar sencillamente de la cultura moderna a una
cultura posmoderna? ¿O será que hoy también es posible presentar una
alternativa cristiana?
Que haya muchas cosas que cuestionar en el legado de la modernidad
es evidente –pero como cristianos no tenemos por qué unirnos sin más ni
más a la posmodernidad. ¿Cuál es la alternativa cristiana que podemos
presentar a un mundo que anda a la deriva, sin valores, sin norte?
4. ¿Qué hacer con este mundo en transición?
La transición cultural que señalamos ha resultado supremamente
incómoda para los cristianos. Después de 500 años nos habíamos
32
acostumbrado al enfrentamiento con la modernidad –en la Apologética, los
debates sobre la fe y la razón, la Crítica Bíblica y otros aspectos– y ahora
se nos corren las bases y se nos cambian los términos del debate.
«Mejor diablo conocido que diablo por conocer.» Pocos cristianos
quieren refugiarse en las seguridades de la modernidad, pero sí están
perplejos frente a esta guerra sobre dos frentes. Conste que hay una
palabra de ánimo aquí también, porque la verdad es que fueron pensadores
cristianos quienes, desde hace 150 años pronosticaron el surgimiento de la
posmodernidad. Autores como Guillaume Groen van Prinsterer (1810-
1876), Abraham Kuyper (1837-1920), Herman Dooyeweerd (1894-1977),
Francis Schaeffer (1912-1984), Carl F. Henry y otros han señalado que el
punto final del modernismo es inevitablemente el relativismo absoluto, el
nihilismo y el egoísmo puro. Ellos anticiparon y elaboraron lo dicho por
Nietzsche, el gran profeta de la posmodernidad, que sin dios no pueden
existir valores, sin dios sólo queda el nihilismo.3
Los cristianos no son los únicos en advertir estosdesarrollos. Otros
pensadores anticiparon el caos que habría de sobrevenir al abandonarse los
valores de la modernidad.4
Nuestro objetivo en este estudio y el siguiente será mostrar que la
búsqueda de la autonomía del ser humano inevitablemente lleva al
descalabro que es la posmodernidad. Luego analizaremos la crítica que la
posmodernidad le hace a la modernidad, para indicar que esta crítica no va
lo suficientemente lejos; que la respuesta frente a la modernidad debe ser
volver a eso que la modernidad dejó atrás en su afán por hacer autónomo
al ser humano.
5. El Renacimiento y sus raíces
Nos corresponde ahora trazar las raíces y el desarrollo de la Edad
Moderna.5
Ya hemos dicho algo sobre el principio de la modernidad en el
Renacimiento. Se trata de un movimiento cultural que vuelve a las raíces
de la civilización occidental en la cultura de los griegos y romanos. Los
humanistas del Renacimiento procuran recrear el arte literario de las obras
clásicas, las cuales, con la ayuda de la imprenta, pueden circular como
nunca antes. Florece el arte, la pintura, la arquitectura, la filosofía, la
filología, el estudio histórico y otras ramas del saber. Se exige la reforma
de la iglesia y un regreso a la pureza prístina de la iglesia cristiana
primitiva.
33
No es nuestro propósito aquí profundizar en todos los aspectos
culturales y artísticos del Renacimiento, pero es importante para nuestro
argumento destacar un elemento significativo de este nuevo amor por el
pensamiento clásico.
El humanismo del Renacimiento se fundamenta explícitamente en el
pensamiento griego, pensamiento que exalta la razón humana. Ya
señalamos en el estudio anterior que para los antiguos griegos no había
oposición entre la religión y la filosofía. La religión no pretendía una
verdad dogmática en cuanto al mundo, su origen, su fin y cosas por el
estilo.
A partir del Renacimiento sí hay una oposición. El lugar que se le da a
la filosofía en el Renacimiento es una afirmación de la autonomía del ser
humano, que, en últimas, pone la razón por encima de la religión. En el
contexto de la fe cristiana, que sí afirma verdades muy concretas en cuanto
al universo y el ser humano, la filosofía es una expresión de la
emancipación del hombre.
No es menester decir más sobre esto ahora. Lo que podemos notar es
que, a partir del Renacimiento, la iglesia vuelve a enfrentarse con el
pensamiento griego, cuando esa lucha ya se había vivido durante los
primeros siglos de la historia cristiana. El enfrentamiento no se hizo agudo
al tiempo del Renacimiento, sino posteriormente en el siglo de las Luces,
donde se expresa un racionalismo militante anticlerical y anticristiano.
6. Desarrollo del pensamiento político
Hasta el Renacimiento los conceptos políticos habían sido una mezcla
de elementos cristianos (es Dios quien pone los reyes) y aristotélicos (el
estado debe desarrollarse de acuerdo a su finalidad). Existían diferentes
conceptos sobre el estado pero todos se daban dentro de un marco ético
cristiano y aristotélico.
Con la obra El Príncipe de Maquiavelo (1469-1527), nos encontramos
con un análisis de las relaciones políticas y de las estructuras de autoridad
fuera de un marco ético cristiano. Maquiavelo no pregunta si un
gobernante debe o no debe decir mentiras. Pregunta si es oportuno o
conveniente para el gobernante decir mentiras.6 Aquí sale a la luz la
doctrina de que el fin justifica los medios.
En los siglos siguientes hay un desarrollo notable en el pensamiento
político. Se cuestiona el principio medieval del derecho divino de los
reyes. Se procura analizar las estructuras de autoridad sin referencia a
34
Dios.
Cuando Grotius (1583-1645) pretende establecer normas para regir las
relaciones entre las naciones, presenta un derecho natural que sería válido
etsi deus non daretur –aún si Dios no existiera, un derecho natural que
resulta tan evidente que ni Dios mismo podría cambiarlo.7 Surgen las
diferentes teorías que miran el estado como un contrato social. Se supone
que hubo un estado natural en que no existía ninguna autoridad política y
que luego se entró en un contrato para establecer una sociedad política que
evitara los males del estado natural. Hubo tres conceptos bien distintos en
cuanto a este contrato social.
Tomás Hobbes (1588-1675) plantea las pautas para la monarquía
absoluta, cuando dice que los hombres, en el contrato social, se ponen de
acuerdo para dejar toda la autoridad en manos de un rey o un concejo real,
sin poder hacer reclamos luego.
Juan Locke (1632-1704) plantea el contrato más bien como un acuerdo
entre el pueblo y su gobernante, de tal manera que el gobernante pierde su
autoridad al no cumplir con el contrato. Locke es considerado como el
teórico principal de la democracia moderna al sugerir la división de
poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial, como una forma de proteger
al ciudadano contra el poder arbitrario del gobernante. Esta estructura
implica que el gobierno mismo está sujeto a la ley. Aquí surge la idea de
que el pueblo escoge sus propios gobernantes y que los gobernantes
representan al pueblo. Esta democracia se centra en la libertad del
individuo y en la propiedad privada. El estado existe para proteger la vida
y la propiedad del ciudadano. Libertad es libertad para disponer de mi
persona y de mi propiedad como quiera.
El romántico Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), cuyo Contrato
Social es el mejor conocido de los tres, plantea un modelo puro de la
democracia, al estilo de los griegos antiguos, donde cada ciudadano
participa en las decisiones de la comunidad, pero con su concepto de la
voluntad general entra un elemento totalitario. El individuo debe someterse
a la voluntad general y no puede haber ninguna organización (club, iglesia,
gremio, etc.) que sea independiente y distinta a la voluntad general.
Rousseau dice que hay que obligar al individuo a someterse a la
voluntad general y que es en tal sumisión que el individuo encuentra su
libertad. Rousseau anticipa a Proudhon al considerar la propiedad privada
como robo. Podemos apreciar que este concepto de democracia y libertad
contrasta con el de Locke y representa la base de los sistemas totalitarios
que se han visto en el siglo XX.
35
7. Desarrollo del pensamiento económico
El Renacimiento se encuentra en la transición entre la sociedad feudal
medieval y la sociedad capitalista moderna. De una economía basada en la
tierra arable, se pasa a una economía fundamentada en el capital.
Para evitar prevenciones ideológicas aclaramos que la sociedad
capitalista no es tanto aquella cuyo fin es el capital, sino aquella cuyo
fundamento es el capital. El primer paso es el capitalismo mercantil en el
cual se necesita un capital para invertir en los elementos con los cuales se
piensa negociar. El próximo paso es el capitalismo industrial o
manufacturero que se centra en la producción y requiere de capital de
inversión para iniciar la fábrica y comprar máquinas.
Así surge, al final del siglo XVIII y durante el siglo XIX, la
Revolución Industrial, el auge del capitalismo desenfrenado. Es en el
mismo período que surge la teoría marxista que cuestiona esta estructura
económica.
Se observa que la economía ya no se rige, como en la Edad Media, por
un marco ético, sino que impone su propia ética: lo que es bueno para el
capital es bueno para la sociedad. Vimos como Locke plantea la función
del estado como la protección del individuo y de su propiedad. Las
políticas del estado deben ir encaminadas a favorecer la producción, el
libre comercio y el desarrollo económico.
El gran teórico del capitalismo es Adam Smith (1723-1790), quien
sistematiza las pautas de Locke y otros. Está muy impresionado con el
trabajo de Newton en la Física. Plantea que hay leyes económicas en las
relaciones de producción, así como hay leyes naturales en el universo.
Estas leyes permiten un equilibrio natural de intereses, así como la ley de
la gravedad asegura el equilibrio de todos los elementos en el universo.
Para Smith el interés por el lucro es un rasgonatural en el hombre (el
homo œconomicus) y algo que beneficia a la sociedad. El punto clave de la
economía de Smith es que cada persona, al buscar su propio interés, de
hecho está promoviendo el interés de los demás hombres. Más adelante
profundizaremos en este punto cuando hablamos del cristiano y la
economía. Ningún gobierno hoy, por muy neoliberal que sea, confía
enteramente en la tesis de Smith. Es por eso que procuran el beneficio de
la colectividad por cobrar impuestos sobre la actividad económica del
individuo y de la empresa privada.
Ya vimos que Rousseau cuestiona la perspectiva de Locke y de Smith.
Para él no debe haber propiedad privada, todo debe pertenecer al estado.
36
Pero una crítica de fondo no surge sino bien avanzada la Revolución
Industrial, en pleno siglo XIX, con la obra de Karl Marx (1818-1883). Para
Marx el mismo fundamento de la sociedad política de Locke está viciado.
El derecho a la propiedad no une a los hombres, los divide.
Marx analiza en forma magistral los males de la sociedad capitalista
industrial. El hombre es un ser trabajador –homo faber– que se realiza, se
crea a sí mismo, en su interacción con el mundo material, es decir, en su
trabajo productivo. La sociedad capitalista produce la alienación del
trabajador de su propio trabajo, ya que tiene que vender su trabajo para
sostenerse en la vida. La sociedad se encuentra dividida por una lucha de
clases, una lucha entre aquellos que no tienen nada y aquellos que poseen
los medios de producción. La sociedad capitalista tiene contradicciones
internas que, según Marx, la llevarán inevitablemente a unas crisis cada
vez más graves, hasta producirse el revolcón que dará lugar a la nueva
sociedad comunista donde los mismos trabajadores serán los dueños de los
medios de producción.
Se ha observado que tanto Locke y Smith como Marx promueven una
forma de humanismo. Para aquellos, el humanismo es individualista, para
Marx es colectivo. Lo otro que tienen en común es que para ambas partes
la actividad económica es el fundamento mismo de la vida en sociedad.
Marx elabora este concepto con mayor claridad pero está implícito en los
conceptos de Locke y Smith también.
8. Historia e historiografía
El Renacimiento representa el punto de partida para un desarrollo en la
investigación histórica. Los humanistas del Renacimiento se destacan por
su interés en la historia. Textos antiguos se empiezan a imprimir. En el
estudio de aquellos textos se procura un mejor entendimiento del contexto
histórico del que surge el texto. Esas investigaciones históricas podían
llevar a resultados sorprendentes. En 1440 Lorenzo Valla (1407-1457)
publicó una denuncia demostrando que la llamada Donación de
Constantino era un fraude. Era el documento sobre el cual la iglesia de
Roma fundaba su derecho al Patrimonio de Pedro, la parte central de Italia
(del cual sólo queda hoy el Vaticano). Valla mostró que el documento no
era del tiempo de Constantino (en el siglo IV), sino de Carlomagno (final
del siglo VIII), que el documento había sido elaborado para respaldar las
pretensiones territoriales del Papa frente al crecimiento del poder de los
Francos.
En los siglos subsiguientes, la disciplina historiográfica se va
37
desarrollando hasta llegar a su cumbre en el siglo XIX, cuando se afirma
confiadamente que la historia también es una ciencia. En el siglo XX esta
perspectiva se modifica notablemente.
Estos avances afectan a los teólogos y a la fe cristiana por cuanto
conllevan el desarrollo del método histórico-crítico.8 Este método incluye
entre sus presuposiciones la duda metodológica y el concepto de la
uniformidad de la historia. La primera presuposición implica que se duda
de cualquier documento o testigo hasta poder comprobar su veracidad. (Es
la inversión del principio jurídico, que acepta el testimonio hasta
comprobar su falsedad.) La segunda presupone «un orden natural» y
«leyes inmutables»9 que eliminan la posibilidad de milagros y prodigios, y
así desprestigian cualquier documento que los relata. Estas dudas en
cuanto a los milagros ya estaban firmemente establecidas en los siglos
XVII y XVIII en las obras de Espinosa y Hume.
En los siglos XVIII y XIX no se tardó en aplicar tales principios a la
Biblia. Así surge la llamada Crítica Bíblica que se centra por una parte en
los documentos bíblicos y la historia de su composición, y por otra en los
eventos históricos que narra la Biblia. No es éste el lugar para entrar en
detalle sobre estos asuntos, pero el impacto de la Crítica Bíblica, a través
de los últimos dos siglos, es grande. Es debida a ella que tanta gente afirma
que ya no se puede creer en la Biblia. Aunque es más fácil hoy reconocer
la influencia de las presuposiciones de aquella época en el desarrollo de la
Crítica Bíblica, no faltan eruditos hoy que todavía hablan alegremente del
método histórico-crítico como un método científico.10
A partir del siglo XVIII, se nota también un desarrollo en la llamada
filosofía de la historia –el intento de comprender la totalidad de la historia
desde una óptica determinada. En la Edad Media había predominado el
concepto de la providencia divina como línea unificadora de todo el
acontecer histórico. A partir de Giambattista Vico (1668-1744) empieza
una sustitución. Aunque Vico defiende la operación de la divina
providencia en el pueblo de los hebreos, mira la historia de las demás
naciones como obra del hombre mismo. El ser humano hace su propia
historia.11 Sin embargo, la eliminación de la providencia no satisfizo a la
Ilustración. Durante el siglo XVIII se nota, entre pensadores franceses
como Voltaire (1694-1778), Turgot (1727-81) y Condorcet (1743-94), una
fe en el progreso que luego se cristaliza en la filosofía de Hegel. Para
Hegel toda la historia es la toma de conciencia progresiva del Espíritu
Absoluto. Aun Marx mantiene un concepto de la historia que mira todo el
proceso como apuntando hacia el estado perfecto del comunismo
38
realizado.
Este concepto de la historia como un proceso positivo que se mueve
hacia la plena realización del ser humano ha marcado profundamente el
mundo actual. A la vez, no han faltado filósofos pesimistas de la historia,
como Nietzsche y Spengler, para quienes los eventos apuntan más bien
hacia un deterioro cada vez mayor. Más adelante preguntaremos sobre las
implicaciones de los diferentes conceptos cuando hablamos de la fe
cristiana y la historia.
9. La ciencia moderna
En toda descripción de la modernidad, el surgimiento de la ciencia ha
de ocupar un lugar central. A la par con la economía capitalista, el
desarrollo de la ciencia es uno de los factores determinantes del mundo
actual.
Es notable que la Edad Media unía ciencia, filosofía y teología en la
escolástica. Se estudiaba la ciencia principalmente por medio de las obras
de Aristóteles. Cualquier progreso en la ciencia consistía en sacar nuevas
conclusiones de Aristóteles por medio de deducciones lógicas.
A finales del siglo XVI y durante la primera mitad del siglo XVII se
destacan tres hombres que cambian radicalmente la perspectiva de qué es
hacer ciencia.
Los tres hombres son Francis Bacon (1561-1626), Galileo Galilei
(1564-1642) y René Descartes (1596-1650).
Descartes fue el filósofo que cuestionó todas las verdades recibidas del
escolasticismo y afirmó la capacidad de la razón para llegar por sí sola a la
verdad de las cosas.
Bacon es el teórico del empirismo. Afirma que todo nuestro
conocimiento debe surgir de la observación empírica. En lugar del proceso
deductivo (si A entonces B) de los escolásticos, plantea un proceso
inductivo en que un gran número de observaciones nos lleva a plantear
determinadas leyes naturales, y de esas leyes naturales podemos
eventualmente llegar a teorías explicativas.
Galileo es el científico que demostró por el método empírico que la
teoría de Copérnico (que la tierra gira alrededor del sol y no vice versa) era
correcta. Galileo mostró la importancia de los instrumentos científicos y de
la matemática para la ciencia.
10. Desafíos para la Fe Cristiana

Continuar navegando