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FORTUNY Y MARSAL

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MARIANO FORTUNY POR FEDERICO DE MADRAZO. 1867. MUSEO DE ARTE DE CATALUÑA 
 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO 
DOCTORA EN HISTORIA DEL ARTE 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
EXPOSICIÓN MARIANO FORTUNY EN EL MUSEO DEL PRADO 
El Museo Nacional del Prado presenta una exposición sobre 
Mariano Fortuny, desde el 21/11/2017 hasta el 18/03/2018, a la que 
dedica sus dos salas más importantes en la ampliación del Museo. 
Es la primera vez que el Prado aborda una exposición antológica 
del excelente pintor, Mariano Fortuny. 
Gran parte de las obras maestras se conservan gracias a los 
legados de Ramón de Errazu y de Mariano Fortuny y Madrazo, hijo 
del pintor, y a compras realizadas por el propio Museo. 
Mariano Fortuny, el artista español que tuvo una mayor presencia 
internacional en el último tercio del siglo XIX, fue un verdadero 
renovador en todas las parcelas del arte que cultivó. 
En la pintura al óleo, su técnica precisa y colorista le permitió la 
captación de la luz. En ello influyó su dominio de la acuarela, que le 
consagró como el gran impulsor de esta técnica en su tiempo. 
El cultivo del aguafuerte emancipó al grabado de su función de 
servir a la reproducción de cuadros y situó a Fortuny entre los 
grandes artistas de su tiempo. 
Fortuny fue un gran coleccionista de obras de arte y antigüedades, 
muchas de las cuales figuran hoy en destacados museos. 
La exposición cuenta con los fondos del Prado, con la colaboración 
desinteresada de grandes colecciones y museos de todo el mundo 
y con la contribución especial del Museo Fortuny de Venecia, que 
presta más de 30 obras y del Museo Nacional de Arte de Cataluña. 
FORTUNY Y MARSAL, MARIANO (1838-1874) 
(Reus, Tarragona, 11-6-1838 - Roma, 21-11-1874) 
Mariano Fortuny y Marsal ha pasado a la posteridad como uno de 
los grandes maestros españoles del siglo XIX. 
Su arte fue reconocido con un gran éxito internacional, que 
ningún otro artista logró igualar hasta Sorolla. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Su obra fue famosa en París y una de las más apreciadas por los 
grandes coleccionistas de su tiempo en Europa y América. 
Su pintura generó, como la del maestro madrileño Rosales, un 
amplio círculo de discípulos, seguidores e imitadores, y su recuerdo 
permaneció durante toda la segunda mitad del siglo. 
De familia modesta, Fortuny quedó huérfano muy pronto y pasó a 
cargo de su abuelo, escultor y artesano. 
Su primera formación artística fue en la Escuela de la Lonja de 
Barcelona, siguiendo los preceptos nazarenos que forjarían en el 
joven Mariano una extraordinaria atracción por el dibujo como 
mejor herramienta para preparar sus trabajos. 
Pronto destacó y obtuvo una pensión para viajar a Italia en 1857. 
En 1860 marchó a África porque recibió el encargo de la Diputación 
de Barcelona de pintar las campañas militares españolas en el norte 
de África, en el que el duque de Prim, natural de Reus como el 
pintor, había tenido un fuerte protagonismo. 
Su paleta se orientó hacia tonalidades más luminosas y se interesó 
por el pintoresquismo árabe, que ocuparía desde entonces un lugar 
destacado en su obra. 
La única obra de este proyecto, “La batalla de Tetuán” (Barcelona, 
Museo Nacional de Arte de Cataluña), quedó inconclusa, por lo que 
el pintor devolvió los plazos económicos que le había ido 
adelantando la Diputación y conservó la pintura hasta su muerte. 
Fortuny trató de ofrecer una visión panorámica, concebida con 
dinámico realismo, muy alejado de un encargo de esa naturaleza. 
El encargo supuso para el pintor viajar a Marruecos y conocer la 
luz africana, lo que marcaría la plástica de Fortuny de un modo 
excepcional, como dejó plasmado en “La batalla de Wad-Ras”, 
realizada también entonces. 
En Madrid estudió la pintura española del Museo del Prado, en 
1866 y en 1867, donde copió a Velázquez y Goya, lo que fue 
fundamental en la consolidación de su estilo. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
En 1867 se casó con Cecilia, hija de Federico Madrazo; conoció a 
Goupil, que sería su marchante hasta su muerte, y realizó obras 
como El coleccionista de estampas, Fantasía sobre el Fausto de 
Gounod y La Vicaría, que supondrían el triunfo definitivo de su 
fulgurante carrera. 
Por último, viajó por Europa, conociendo los cuadros de batallas de 
Versalles y el orientalismo puesto de moda en París por Eugène 
Delacroix (1789-1863) y Eugène Fromentin (1820-1876). 
El viaje a París dirige los intereses plásticos de Fortuny hacia una 
pintura mucho más complaciente con el mercado internacional. 
En 1864 el artista aceptó el encargo de decorar uno de los techos 
de la residencia parisina del duque de Riansares, esposo de la 
exiliada reina María Cristina de Borbón, madre de Isabel II. 
Pintó el lienzo “La reina María Cristina pasando revista a las 
tropas”, afianzándose como pintor de la alta sociedad de París. 
En 1862 realizó un segundo viaje a Marruecos, pero también 
realizaba composiciones dieciochescas para el mercado comercial. 
A mediados de esa época entró en contacto con Goupil, quien le 
convirtió en uno de sus artistas estrella. 
Comenzó a producir pinturas de género al gusto internacional, 
ambientadas en épocas pasadas con asuntos anecdóticos, entré las 
que destaca “La Vicaría” (Barcelona, Museo Nacional de Arte de 
Cataluña), de 1870, en la que Gautier encontró la más viva 
expresión de su teoría esteticista de “l'art pour l'art”. 
A partir de ahí, la fama de Fortuny y la cotización de sus obras 
alcanzaron cotas impensables para otro pintor español de su época. 
Este éxito le aseguraba su bienestar económico. 
Fortuny viajó a Sevilla y Granada en compañía de algunos de sus 
amigos, como Raimundo de Madrazo o Martín Rico. 
En Andalucía revivió el mundo islámico y el orientalismo europeo. 
En Granada se interesó por la luz natural, blanca y cegadora. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
En la etapa final de su obra se estableció en Roma con gran 
libertad artística y un impresionante estudio de la luz, como sucede 
con la obra maestra “Playa de Portici” (colección particular). 
(G. Navarro, C. en: El siglo XIX en el Prado, Museo Nacional del 
Prado, 2007, pp. 471-472). 
OBRAS 
LA BATALLA DE WAD-RASS (EPISODIO DE LA GUERRA DE ÁFRICA) 
1860 - 1861. Óleo sobre papel pegado en cartón, 54 x 185 cm. 
Museo del Prado. 
Fortuny presenció la batalla que se libró en el valle de Wad-Ras el 
23 de marzo de 1860, una de las pocas que pudo vivir en primera 
persona y a su término se firmó una tregua previa al armisticio que 
puso fin al enfrentamiento bélico el 26 de abril de 1860, el Tratado 
de Wad-Ras. 
Como es lógico, dado su carácter de testigo directo, el artista eligió 
el momento más heroico del enfrentamiento, que permanecería 
imborrable en su imaginación. 
La vanguardia de las tropas españolas fue sorprendida por un grupo 
de jinetes marroquíes que les obligó a replegarse. En esa maniobra 
los voluntarios catalanes desempeñaron un papel defensivo clave 
cubriendo al resto de las tropas durante la retirada. 
Fortuny describió el enfrentamiento en varios apuntes rápidos y 
elaboró luego el episodio con el coronel Francisco Fort, jefe de los 
voluntarios catalanes. Al parecer mataron a su caballo pero él 
continuó defendiéndose heroicamente con un sable y un revólver. 
Para la obra Fortuny tomó varios apuntes del paisaje y elaboró 
algunos croquis elementales sobre la maniobra que le sirvieron de 
inspiración para la composición final, que abocetó en Roma. 
Fortuny viajó a París para adquirir ideas acerca del tono épico con 
el que debía elaborarse la descripción de la guerra moderna. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
El realismo de la luz contribuye a la verosimilitud de la composición, 
tomada del natural. 
Las figuras, la luz, la naturaleza y el color con el que se resaltan los 
uniformes catalanes, revelan la personalidad madura de Fortuny. 
(Texto extractado de G. Navarro, C. en: Fortuny(1838-1874), 
Museo Nacional del Prado, 2017, pp. 118-120). 
FORTUNY. LA BATALLA DE WAD-RAS. 1860. MUSEO DEL PRADO 
LA GUERRA DE ÁFRICA 
Tras un armisticio de 32 días, se firmó el Tratado de Wad-Ras en 
Tetuán el 26 de abril, en el que se declaraba a España vencedora 
de la guerra y a Marruecos perdedor y único culpable de la misma. 
En esta guerra España amplía los territorios de Ceuta y Melilla a 
perpetuidad. 
La guerra de África fue un completo éxito para el gobierno de 
O'Donnell y creó una gran euforia patriótica por toda España. 
Esta guerra generó gran cantidad de crónicas periodísticas. Varios 
periódicos enviaron corresponsales a la zona y los relatos, obras 
literarias, canciones, cuadros y monumentos se prodigaron. 
La Diputación de Barcelona encargó a Mariano Fortuny una serie de 
cuadros conmemorativos, basados en los bocetos que había hecho 
en los escenarios de la guerra. 
Una de las obras que más reconocimiento recibió fue una pintura de 
visión panorámica titulada La Batalla de Wad-Ras, que le costó 
varios años terminar. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
El gobierno aprovechó la ola de fervor patriótico, que se plasmó en 
nombres de plazas, calles y barrios (el barrio de Tetuán de las 
Victorias en Madrid); la plaza de Tetuán y la calle Wad-Ras en 
Barcelona; o la plaza de Tetuán en Valencia y en monumentos 
públicos, como el del general Prim en Reus, su ciudad natal. 
MARÍA CRISTINA Y SU HIJA LA REINA ISABEL PASANDO REVISTA A 
LAS BATERÍAS DE ARTILLERÍA QUE DEFENDÍAN MADRID EN 1837 
Hacia 1866. Óleo sobre lienzo, 300 x 460 cm. Museo del Prado. 
Este lienzo ocupaba el techo del Salon Rouge del palacete de los 
duques de Riansares en París. 
La decoración de este espacio, destinado a recibir visitas, exaltaba 
la regencia de María Cristina y la legitimidad de su hija Isabel II, 
frente a Carlos María Isidro de Borbón, aspirante al trono. 
La obra muestra las escaramuzas entre tropas cristinas y carlistas 
en septiembre de 1837, que resultaron decisivas para el desarrollo 
de la primera guerra carlista (1833-40). 
El infante Sebastián Gabriel, defensor de la causa carlista, tiene en 
su mano el anteojo y Fortuny le ha marcado su joroba, tal y como 
Gaye le había indicado. Está acompañado por su Estado Mayor, 
con dos regimientos de infantería y uno de caballería, además de 
por una compañía de guerrillas y del batallón de reserva. 
En la parte inferior, que se correspondería con la zona de El Retiro, 
se dispone el ejército de la reina, que, montada en su coche y 
acompañada del general Evaristo San Miguel, pasa revista. 
Al fondo se divisa la silueta del cerro de los Ángeles con su ermita 
(Getafe) y el camino de Aranjuez, por donde llegaron ese mismo día 
a la corte las alhajas de la catedral de Toledo y los fondos públicos 
de esa ciudad, en cuatro convoyes escoltados por la caballería. 
Fortuny se esmeró en los retratos del infante Evaristo San Miguel, 
María Cristina e Isabel II, protagonistas de la historia del cuadro. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Fortuny plasmó de forma fidedigna como en la primera guerra 
carlista quedó demostrada la incapacidad militar y estratégica del 
infante y de don Carlos. 
La obra fue compleja para el artista, pues a la dificultad de su 
envergadura se unían los dictados de cómo ejecutarlo. 
(Texto extractado de Martínez Plaza, P. J. en: Fortuny (1838-1874), 
Museo Nacional del Prado, 2017, pp. 148-152). 
 
MARIANO FORTUNY. 1866. MARÍA CRISTINA Y SU HIJA ISABEL 
PASANDO REVISTA. MUSEO DEL PRADO. 
FANTASÍA SOBRE FAUSTO 
1866. Óleo sobre lienzo, 40 x 69 cm. Museo del Prado. 
Homenaje a la música y a su ejecución virtuosa, esta obra es fruto 
de la interpretación que Juan Bautista Pujol (1835-1898) hizo de su 
Gran fantasía para piano basada en la ópera Fausto de Charles 
Gounod en el estudio del pintor Francisco Sans Cabot (1834-1881). 
Gounod tocó su Gran fantasía por vez primera en el Real 
Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, el 7 - 3 - 1866. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Fortuny pudo haber conocido a Charles Gounod durante su 
estancia en Madrid y trató con frecuencia a Pujol, amigo íntimo de 
Sans Cabot y asiduo de las veladas musicales de los Madrazo. 
Gran amante de la música, Fortuny debió quedar impresionado por 
la interpretación, al igual que sus compañeros representados en la 
obra, Agapito Francés (1840-1869) y Lorenzo Casanova (1845-
1900), ya que los tres pintaron obras abocetadas de aquella velada. 
El artista realizó in situ estudios del compositor y del piano de cola 
en madera de color caoba y patas acanaladas y ruedas. 
La suavidad del color de los vestidos de Fausto y su amada 
Margarita y de su fondo iluminado contrasta con los tonos oscuros 
de las figuras de Marta (vecina) y Mefistófeles (Diablo). 
FORTUNY. 1866. FANTASÍA SOBRE FAUSTO. MUSEO DEL PRADO 
El atavío es muy fiel al texto en el que se presenta en la obra de 
Goethe. El búho blanco vuela bajo y resalta la irrealidad de la 
escena con una sugestión maligna. 
Por la separación entre el mundo real y el imaginario y la presencia 
de los búhos, la obra de Fortuny recuerda al Capricho 43 de Goya, 
el artista al que más estimaba y cuyas obras estudiaba en esos 
mismos días a través de copias. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
FAUSTO 
Fausto de Goethe es una obra trágica enteramente dialogada, 
concebida para ser leída, al estilo de La Celestina. 
La Primera parte fue terminada por Goethe en 1806 y la Segunda 
parte de Fausto en 1832, el año de la muerte de su autor. 
La Primera parte está centrada en el alma de Fausto vendida al 
diablo y la Segunda en la psicología, la historia y la política. 
La segunda parte constituyó la principal ocupación de Goethe en 
sus últimos años y apareció póstuma en 1832. 
El Diablo, Mefistófeles, hace un pacto con Dios y le dice que puede 
desviar al ser humano favorito de Dios (Fausto), que se esfuerza en 
aprender todo lo que puede ser conocido. 
Fausto, desesperado por la insuficiencia del conocimiento religioso, 
humano y científico, se vuelve hacia la magia para alcanzar el 
conocimiento infinito. 
Frustrado, considera el suicidio, pero lo rechaza cuando escucha el 
eco del comienzo de la cercana Pascua. 
El caniche se transforma en el diablo y Fausto hace un trato con él. 
El demonio hará todo lo que Fausto quiera en la tierra y a cambio 
Fausto servirá al demonio en la otra vida, pero Fausto muere al 
instante. 
Fausto se enamora de Margaret y con joyas, y la ayuda de su 
vecina Marta, el diablo lleva a Margaret a los brazos de Fausto. 
En la Segunda parte de Fausto la historia romántica es olvidada y 
Fausto se despierta en un mundo de magia y viaja en el tiempo y el 
espacio. 
Finalmente, Fausto va al cielo porque los ángeles declaran con la 
ayuda de Margarita. 
SAN ANDRÉS (COPIA DE RIBERA) 
Hacia 1867. Óleo sobre lienzo, 80,5 x 65,5 cm. Museo del Prado. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
En carta de 28 de mayo de 1868, Fortuny le anunciaba a su amigo 
Attilio Simonetti (1843-1925) su vuelta a Roma y le rogaba que su 
estudio estuviera limpio y preparado para recibir los enseres que 
traía de España, entre los cuales se encontraban los estudios que 
había hecho en Madrid, muchos de ellos en el Museo del Prado. 
FORTUNY. SAN ANDRÉS, 1867. COPIA DE RIBERA. MUSEO DEL PRADO. 
El San Andrés de Ribera es una obra copiada al óleo en el Prado y 
que entonces estaba colgada en la sala de pintura española. 
A Fortuny le gustaba Ribera y copió al óleo el San Pablo ermitaño, 
que, según Cecilia de Madrazo, fue una de sus obras predilectas. 
En San Andrés, Fortuny omite los atributos iconográficos del santo: 
el anzuelo y el pez de pescador y la cruz en aspa del martirio. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Fortuny capta la luz sobre el torso desnudo. Es solo un hombre en 
los albores de la vejez. 
Estos hombres maduros, con anatomías de fuertes claroscuros,fueron el germen de las figuras masculinas que en 1869 grabaría al 
aguafuerte, y que darían lugar a los modelos de viejos que en 1871 
pintó al óleo en Granada. 
CORRIDA DE TOROS 
1867 - 1868. Óleo sobre lienzo, 30,3 x 46,2 cm. Museo del Prado. 
Fortuny mostró gran interés por la suerte de varas, en especial por 
el momento de la embestida del toro contra el caballo, así como por 
la figura del picador, que estudió en la lidia. 
FORTUNY. CORRIDA DE TOROS. 1867. MUSEO DEL PRADO. 
En la obra del Prado el artista prescinde de los monosabios y de los 
toreros que lo auxilian con sus capotes. El picador se presenta solo 
ante el toro, de un modo poco usual en la lidia del siglo XIX. 
Se interesó por el bullicio del público y los detalles del coso taurino. 
Aunque el coso no se ha identificado con ninguno concreto, ha de 
tratarse de la antigua plaza de toros de la Puerta de Alcalá, que 
estuvo en funcionamiento entre 1749 y 1874. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
MALVAS REALES 
1872 - 1873. Óleo sobre lienzo, 124 x 66 cm. Museo del Prado. 
En esta obra, realizada al aire libre, Fortuny pintó malvas reales, 
una especie floral que aparece en otros cuadros y dibujos. 
A Fortuny le gustaba tener flores frescas y las introducía en sus 
cuadros, un recurso que fue imitado por sus amigos y seguidores. 
Su objetivo era captar del natural, la belleza y color de estas flores. 
Sentía predilección por los formatos estrechos y alargados, aquí en 
disposición vertical, consecuencia de su fascinación por las 
composiciones chinas y japonesas, de las que llegó a formar una 
importante colección de dibujos y grabados. 
El formato vertical es muy apropiado para reproducir esta bella 
especie y realzar su elegancia. 
En lugar de pintar las flores como aparecían en los jardines, aquí 
optó por un punto de vista muy próximo, concentrado 
exclusivamente en el motivo. 
Las flores, de tamaño superior al natural, parecen flotar en el aire, 
en lo que se perciben, de nuevo, las influencias orientales. 
A diferencia del carácter plano de las flores en la estampa japonesa, 
Fortuny plasmó los volúmenes y sus agrupamientos. 
El trabajo del natural le permitió captar las diferentes tonalidades de 
las flores y de las hojas(verdes y azules), como se ve a la izquierda. 
En los fondos, utilizó con gran libertad barridos de una pintura poco 
densa, de modo que consiguió un efecto peculiar y novedoso, de 
marcado dinamismo por su efecto en zigzag. 
(Texto extractado de Barón, J. en: Fortuny (1838-1874), Museo 
Nacional del Prado, 2017, pp. 287-288). 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
 
FORTUNY. 1872-1873. MALVAS REALES. MUSEO DEL PRADO. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
DESNUDO MASCULINO CON LA MANO APOYADA SOBRE UN SILLAR 
Hacia 1861. Clarión, Lápiz sobre papel verjurado, 425 x 307 mm. 
 
FORTUNY. DESNUDO MASCULINO. 1861. MUSEO DEL PRADO. 
Esta obra pertenece a un amplio conjunto de dibujos de desnudos 
masculinos, que dan continuidad a la formación del pintor desde los 
años de Barcelona hasta los primeros de Italia, de 1858 a 1862. 
Tienen en común el estudio anatómico y la descripción de poses de 
repertorio, susceptibles de emplearse en composiciones ulteriores. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
En estos dibujos va repitiendo los modelos. 
En la parte superior izquierda se aprecia además una cabeza de 
hombre de perfil, con el cabello revuelto y con bigote, mientras que 
en el lateral derecho se observan diversos ligerísimos apuntes. 
(Texto extractado de G. Navarro, C. en: Fortuny (1838-1874), 
Museo Nacional del Prado, 2017, pp. 104-105) 
MENIPO, DETALLE (COPIA DE VELÁZQUEZ) 
1866 - 1868. Acuarela, Aguada de pigmentos opacos [gouache, 
témpera] sobre papel, 620 x 470 mm. Museo del Prado. 
Los artistas a los que estudió fueron Velázquez y Goya. También 
copió a Rafael, Durero, Tintoretto, El Greco, Ribera, Rubens, Van 
Dyck y Tiépolo, así como Rembrandt y los grabadores japoneses. 
En sus copias Fortuny utilizó tanto el óleo como la acuarela, que le 
permitía captar de modo rápido lo esencial de un cuadro. 
En Menipo, destaca la expresividad del rostro, al haberse reducido 
la figura a este gran busto. 
Consigue tonos azulados, verdosos y castaños en la cabeza del 
mendigo de gran belleza. 
Enmarcada con paspartú dorado con filos de oro y un carácter muy 
pictórico, que le da una importancia equivalente a los óleos. 
Esta acuarela es un ejemplo de la vivacidad con la que Fortuny 
captaba las expresiones, como mendigo altivo y socarrón, frecuente 
en el país, que Velázquez había representado de modo admirable 
en su interpretación del filósofo griego del siglo III a. C. 
(Texto extractado de Barón J.: El Legado Ramón de Errazu, Museo 
Nacional del Prado, 2005, pp. 108-110). 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
 
FORTUNY. 1866. MENIPO. MUSEO DEL PRADO 
UN MARROQUÍ 
1869. Acuarela sobre papel, 320 x 200 mm. Museo del Prado. 
Fortuny realizó numerosas composiciones en las que aparece una 
figura de un hombre romano o árabe de pie ante un muro. 
El artista plasma hombres romanos o árabes sobre muros, cuyas 
grietas y desconchados representó con pictoricismo, a través de 
una sutil relación cromática entre la figura y su fondo. 
Las tintas negras, las aguadas grises, la suavidad del modelado, el 
brillo de los ojos y la calidad de los paños hacen de esta obra una 
de las mejores acuarelas del artista. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
 
FORTUNY. 1869. UN MARROQUÍ. MUSEO DEL PRADO. 
MARROQUÍES, “SOUVENIR DU MAROC” 
1872 - 1874. Óleo sobre tabla, 13 x 19 cm. Museo del Prado. 
El título “Souvenir du Maroc” con el que esta obra figuró en la 
Exposición Universal de París de 1878 evidencia su origen, el viaje 
que Fortuny hizo a Marruecos en octubre de 1871, con los pintores 
Bernardo Ferrándiz y José Tapiró. 
En Marruecos hizo algunos dibujos, uno con mujer con su hijo y otro 
con un árabe sentado, limpiando su espingarda. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
En la sencilla composición del Prado, las figuras se recortan sobre 
un muro encalado, recurso habitual en Fortuny, que capta con 
intensidad un momento de quietud. 
Destaca el jinete por el colorido de sus ropas y los adornos del 
caballo. Está inmóvil, a pleno sol. Hay una calma expectante con un 
aire de tensión, sugerido por las armas que portan los hombres. 
El artista fue amante y coleccionista de armas, que incluso llegó a 
cincelar él mismo en esta época, y representó aquí con maestría la 
espingarda, escopeta de cañón muy largo usada antiguamente por 
los musulmanes, hasta el punto de dar ese apelativo a la persona 
muy alta y delgada. 
Destaca su destreza en la captación de la luz sobre la tapia a 
pleno sol, motivo que le interesó desde su época en Roma y en las 
obras pintadas en su casa de Granada en el verano de 1872. 
FORTUNY. MARROQUÍES. 1872-1874. MUSEO DEL PRADO. 
Llegó a colorear las sombras, como se percibe en la del caballo y la 
de la espingarda, esta de bordes azulados cuyo trazo, ligeramente 
ondulado, evidencia las irregularidades del muro. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
(Texto extractado de Barón, J. en: Fortuny (1838-1874), Museo 
Nacional del Prado, 2017, pp. 303-305). 
JARDÍN DE LA CASA DE FORTUNY EN GRANADA 
1872 - 1877. Óleo sobre tabla, 40 x 28 cm. Museo del Prado. 
Raimundo de Madrazo completó esta tabla inacabada de su amigo 
cuando falleció, con plena concordancia de estilo, pero mostrando 
una individualidad propia. 
Fortuny se instalado en Granada desde el verano de 1870 y pasó 
allí la mejor época de su vida hasta que en 1872 regresó a Roma. 
Habitó en la Fonda de los Siete Suelos y alquiló en el Campo de los 
Mártires, junto a la Alhambra, una casa para emplear de estudio. 
Eran las antiguas huertas reales, donde pasaban el verano los 
monarcas nazaríes. 
Era una gran casa, en la que se entraba por un patio descubierto,con columnas, que le servía de estudio cuando deseaba trabajar al 
aire libre. 
Al otro lado había un jardín, que se representa en esta pintura. 
A juzgar por la luz y la vegetación la habría realizado en el verano 
de 1872. Pintó el conjunto con una frescura y una viveza que 
anuncian la mejor etapa de su arte. 
El artista consiguió captar la atmósfera del jardín y los reflejos de 
los tonos blancos de la pared encalada, llegando a representar 
también los rayos de sol oblicuos sobre el surtidor. 
La composición recuerda a Velázquez en la Villa Médicis. Los 
cipreses aparecen sobre un muro por el borde superior del cuadro. 
El surtidor del fondo está medido por la sucesión de áreas de sol y 
sombra, lo que crea amplitud y profundidad muy velazqueña. 
A esa profundidad contribuía la idea que tenía Fortuny de pintar en 
primer plano un perro dormido. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
 
FORTUNY. 1872. JARDÍN DE SU CASA EN GRANADA. MUSEO DEL PRADO. 
En 1877, Raimundo de Madrazo, que a menudo trabajaba en el 
invernadero de la casa, completaría la pintura. 
Para ello tuvo muy en cuenta los estudios de perros que había 
realizado Fortuny y que conservaba su viuda, Cecilia. 
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Raimundo hizo una excelente pintura del perro, con pincelada 
suelta y calidades sedosas en el pelo del animal. 
Raimundo incluyó en el cuadro a su hermana Cecilia de Madrazo y 
Garreta (Madrid, 1846-Venecia, 1932), viuda del pintor catalán, a la 
derecha, en un lugar en el que sólo estaba pintado el seto de boj. 
Cecilia, muy elegante, vestida de mañana, con abanico y sombrilla 
de color rojizo, superpone su figura sobre el seto verde que había 
pintado Fortuny y cuyo color había trepado en algunas partes. 
Raimundo modificó también la sombra que ocupa el primer plano. 
Al introducir la figura de Cecilia de Madrazo en la composición, se 
acentuó el carácter tranquilo y elegante del lugar. 
No es extraña la intervención de Raimundo en las obras de Fortuny. 
En La vicaría corrigió los pies de una de las figuras. 
También en el taller de su padre, Federico de Madrazo, se 
producían las intervenciones de unos artistas en las obras del otro. 
En esta obra, la colaboración de Raimundo de Madrazo es muy 
especial, ya que sin duda dio mayor valor al cuadro, haciendo más 
vivo el sentido íntimo y exquisito de la composición. 
(Texto extractado de Barón, J.: El siglo XIX en el Prado. Museo 
Nacional del Prado, 2007, pp. 312-314). 
DESNUDO EN LA PLAYA DE PORTICI (NÁPOLES) 
1874. Óleo sobre tabla, 13 x 19 cm. Museo del Prado. 
Durante su estancia en Portici, al sur de Nápoles, desde mediados 
de julio de 1874, Fortuny trabajó junto al mar para captar la luz. 
La proximidad a la playa de la villa Arata favorecía esa práctica. 
En las academias, Fortuny estaba familiarizado con el dibujo de 
niños y adolescentes desnudos. 
Uno de los motivos del viaje a Portici fue que sus hijos pudiesen 
bañarse en el mar. 
23 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Los niños al aire libre en la playa, le proporcionaron la ocasión para 
sus intereses pictóricos en ese momento, adelantándose a otros 
artistas que trataron el motivo, como hizo poco después en 
Nápoles, John Singer Sargent. 
Esta pequeña obra maestra de su etapa final refleja la incidencia de 
la luz en la figura, sus reflejos y sus sombras, unido a la fina 
plasmación de la anatomía del niño, de unos 10 años, a través de 
un estudio del natural, realizado en la playa de Portici. 
El artista consiguió, mediante una pintura directa, sin dibujo 
preparatorio, una precisión extraordinaria. 
La pintura directa o alla prima se resuelve en una sola capa y la 
capa pictórica no se diluye con ningún disolvente. Esta técnica 
requiere del artista mucha seguridad en la aplicación de la forma y 
el color, puesto que el cuadro va a quedar terminado en una sesión. 
 
FORTUNY. DESNUDO EN LA PLAYA DE PORTICI. 1874. MUSEO DEL PRADO. 
Estudió la incidencia de la luz del sol en las distintas partes del 
cuerpo del niño. 
24 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Coloreó de azul y verde los hoyuelos formados en las caderas y de 
rosa y azulado muy intensos la pantorrilla izquierda y la cadera de 
ese mismo lado, mientras que entre los dedos del pie izquierdo y en 
la oreja aparece un tono rojizo. 
El niño descansa en una arena compacta y apretada, como si fuera 
un lecho que le acoge, mientras que el resto está resuelto con 
pinceladas rápidas y sueltas, restregando la pintura seca sobre la 
preparación blanca, en contraste con el fino acabado del desnudo. 
Su cuñado Ricardo describía la playa del siguiente modo: "La playa 
es bastante buena; el color de la arena no es como la de España, 
claro. Aquí es negra, de lava", 
(Texto extractado de Barón, J. en: Fortuny (1838-1874), Museo 
Nacional del Prado, 2017, pp. 333-338). 
LOS HIJOS DEL PINTOR EN EL SALÓN JAPONÉS 
1874. Óleo sobre lienzo, 44 x 93 cm. Museo del Prado. 
Durante su estancia en Portici, Fortuny quiso representar en una 
pintura a sus hijos, María Luisa (1868-1936) y Mariano (1871-1949). 
El 21 de agosto había comenzado la pintura. El artista realizó un 
buen número de estudios preparatorios, de manera que el de mayor 
tamaño correspondía a este cuadro, en estado ya avanzado. 
Trazó el ajedrezado que pintó en el suelo, cuya retícula aparece 
perfectamente visible sobre la preparación gris clara de la tela. 
Fortuny pintó a los niños en un diván muy alargado, recubierto de 
tejidos, al modo japonés. 
Captó la intimidad de sus hijos de modo sutil. Abandonada la 
muñeca en el suelo, M. Luisa descansa del calor, en tanto que su 
hermano Mariano, cuyas piernas están cubiertas por una tela china 
de seda azul con bordados de oro parece concentrado en ella. 
La obra fascinó desde el momento de su ejecución y es la síntesis 
que Fortuny perseguía entre el arte japonés y el dibujo occidental. 
25 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Akiko Mabuchi señaló la influencia de aquel arte en el formato, 
equivalente al de un biombo de seis hojas, y pensaba que el muro 
coloreado del fondo es una fantasía del artista y no un tejido ni un 
papel importados de Japón. 
El catálogo de la venta de París en 1875 al respecto es inequívoca: 
"El fondo del salón está tapizado de una tela de seda azul cielo, 
sobre la cual están bordadas mariposas y ramas de arbustos", si 
bien, en realidad, estas corresponden a un pino y un ciruelo. 
FORTUNY. 1874. LOS HIJOS DEL PINTOR EN EL JARDÍN JAPONÉS 
MUSEO DEL PRADO 
El cojín de satén rojo anaranjado sobre el fondo azul, en el que 
resaltan las mariposas, confiere una singularidad muy especial a la 
obra, muy original en su concepción cromática. 
La base verde del diván y la franja vertical izquierda equilibran la 
escena. 
Las manchas fluidas alcanzan gran belleza en el abanico de la niña, 
y los colores están aplicados con más materia y alisados con la 
espátula de la pared del fondo y en la tela que cubre las piernas del 
niño. 
La variedad de pinceladas, que sugiere las diferentes calidades de 
las telas, muestra además la libertad de ejecución de Fortuny. 
26 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
De gran modernidad, precursora de otros movimientos, presentan 
los toques en distintos colores de los tejidos que cubren el diván. 
(Texto extractado de Barón, J. en: Fortuny (1838-1874), Museo 
Nacional del Prado, 2017, pp. 317-320). 
PAISAJE NAPOLITANO 
1874. Óleo sobre lienzo, 28,7 x 44,2 cm. Museo del Prado. 
Los paisajes que Fortuny pintó en 1874 en Portici (sur de Nápoles) 
no siempre estuvieron protagonizados por el mar, hasta agosto no 
pintó lo que puede considerarse una marina. 
No obstante, el mar está presente en varios paisajes, y la línea de 
costa nos indica el lugar desde el que el pintor pudo tener esa vista. 
Este paisaje está protagonizado por unas rocas desde las que se 
observa la bahía de Nápoles al fondo y más cerca las casasde la 
vecina Portici, en la que sobresale la mole arquitectónica de la 
Reggia di Portici, construida en el siglo XVIII como residencia de 
recreo de los reyes Carlos III y María Amalia de Sajonia. 
 
FORTUNY. PAISAJE NAPOLITANO. 1874. MUSEO DEL PRADO 
27 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Una diagonal marcada por el perfil del promontorio rocoso da paso 
a un paisaje abierto que se diluye en la lejanía marcando dos 
planos bien diferenciados: el primero cercano y cargado de luces y 
sombras, que ocupa toda la zona inferior y la parte izquierda, y el 
segundo, muy alejado al que se dirige la vista por el efecto 
cromático de esos azules cerúleos y cobalto con los que se definen 
el mar, la línea de las montañas y el cielo de nubes violáceas. 
Fortuny consigue el efecto de una atmósfera envolvente con la luz, 
en la que se definen los elementos de la naturaleza: las rocas, los 
árboles, las hierbas o la tierra parda y negruzca que identifica esta 
zona por las cenizas del Vesubio. 
La reflectografía infrarroja revela un dibujo subyacente a lápiz que 
marca las formaciones rocosas y las pequeñas elevaciones. 
(Texto extractado de Gutiérrez, A. en: Fortuny (1838-1874), Museo 
Nacional del Prado, 2017, pp. 326-328). 
LA VICARÍA 
Barcelona, Museo Nacional de Arte de Cataluña 
Roma 1868-1869. París 1870. 60,5 x 94,5 cm. Óleo sobre tabla. 
Adquisición por suscripción pública, 1922 
Mariano Fortuny fue el artista español más importante de su época, 
después de Goya, y gozó en vida de reconocimiento internacional. 
Fortuny se hizo famoso por sus pinturas de género preciosista, la 
llamada «pintura de casacas», realizadas con una habilidad técnica 
prodigiosa, que representan temas ambientados en el siglo XVIII. 
La escena representada en “La vicaría” es la firma de un contrato 
de matrimonio, en el cual incorpora elementos que muestran su 
enorme cultura y su admiración por Goya. 
La vicaría tuvo un gran éxito en París, donde Fortuny llegó a ser 
uno de los artistas más codiciados por los coleccionistas 
americanos de entonces. 
28 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Esta obra maestra de Fortuny se fue madurando desde su 
matrimonio el 27 de noviembre de 1867 con Cecilia, la hija de 
Federico de Madrazo. 
Esta tabla supondrá un auténtico revuelo en París, en la primavera 
de 1870, considerándose el acontecimiento del año, calificando la 
obra de "boceto de Goya retocado por Meissonier el creador en 
Francia de esta temática costumbrista", planteando que Fortuny 
"es el maestro de todos". 
La vicaría representa el momento en que los testigos de una boda 
firman en la sacristía, separada del templo por una magnífica reja 
que el pintor localizó en una iglesia romana, siendo el elemento 
culminante del trabajo. 
Todos los invitados a la ceremonia están pendientes del acto, 
mientras en la zona derecha unos majos y un torero están ausentes 
del protocolo, al igual que los dos hombres de la izquierda. 
La escena está ambientada en el siglo XVIII. 
Sirvieron de modelo la esposa del artista, Cecilia, para la mujer que 
habla con la novia, la mujer rubia y la señora de espaldas; Arlechino 
sirvió para el torero y Nicolina para la mujer que se abanica, siendo 
los demás personajes modelos profesionales que Fortuny utilizaba 
en variadas ocasiones, así como sus cuñados Raimundo e Isabel 
de Madrazo. 
El pintor plantea la obra con una amplia concepción espacial, 
distribuyendo las pequeñas figuras en los diferentes episodios que 
están aislados pero forman un excepcional conjunto, 
descentrando la escena principal. 
Las principales características de Fortuny se resumen en esta obra: 
• Dibujo, minuciosidad y preciosismo 
• Delicadeza, detallismo y amplitud espacial 
• Colorido y calidades de las telas 
• Estudio de la luz y reflejos de la luz blanca 
29 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
• Pincelada rápida y fluida. 
• Expresividad de los personajes que se convierten en retratos. 
FORTUNY. LA VICARÍA. 1869. BARCELONA, MUSEO DE ARTE DE CATALUNA 
Es un perfecto retrato de la sociedad española del siglo XVIII: el 
clérigo, el torero, las damas, las majas, el militar, y la extraña figura 
que con el torso desnudo, la cabeza encapuchada y una bandeja en 
las manos otorga a la escena un aspecto fantasmal 
La ejecución de la obra fue lenta y la tabla fue vendida por el 
marchante Goupil nada más exponerla por 70.000 francos, un 
elevadísimo precio para su época, contrastando su pequeño 
formato con los cuadros de historia, como el Testamento de Isabel 
la Católica de Rosales por ejemplo. 
Con este tipo de trabajos Fortuny alcanzará la fama y la fortuna 
social y económica. 
LA ODALISCA (ESCLAVA DEDICADA AL SERVICIO DEL HARÉN) 
Barcelona. Museo Nacional de Arte de Cataluña 
Roma, 1861. 56,9 x 81 cm. Óleo sobre cartón. 
30 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Aportación de la Diputación de Barcelona, 1906 
En 1860 Fortuny se trasladó a Marruecos, pensionado por la 
Diputación de Barcelona. Su objetivo era realizar una serie de 
cuadros de batallas donde se exaltaran los éxitos del general Juan 
Prim y los soldados de Cataluña en la Guerra de África. 
En África al pintor le fascinó el mundo árabe y orientalizante. 
La odalisca, esclava dedicada al servicio del harén, que habían 
puesto de moda Delacroix e Ingres en Francia, es plasmada 
también por Mariano Fortuny. 
Aparece tumbada, iluminada por un potente foco de luz que resalta 
la sensualidad de su desnudez, sobre un paño de seda labrada en 
un impactante escorzo. 
El tañedor de laúd, parece detener el tiempo desde la zona de 
penumbra. 
 
FORTUNY. ODALISCA. 1861. BARCELONA, MUSEO DE ARTE DE CATALUÑA 
Al fondo hay objetos de clara inspiración árabe: 
• Un arcón de madera labrada con decoración geométrica 
31 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
• Una bandeja de plata 
• Una pipa de agua 
• Una pequeña taza de té. 
Fortuny plasma su estilo preciosista y minucioso, reforzando la 
intensidad de las tonalidades con la luz y los contrastes cromáticos. 
Fue una primera obra maestra que fue enviada a la Diputación de 
Barcelona por el artista para que apreciaran su evolución. 
MUSEO FORTUNY EN VENECIA (MARIANO FORTUNY MADRAZO) 
El palacio que ocupa el Museo Fortuny fue construido por iniciativa 
de Benedetto Pesaro a mediados del siglo XV y fue ampliado y 
transformado a lo largo de los siglos. 
Tiene una gran fachada hacia el Rio di Ca 'Michiel y una más 
amplia del gótico veneciano, en el campo de San Beneto. 
Su estructura es la tradicional de la arquitectura veneciana. 
Desarrollado en un edificio anterior, construido con características 
de almacén comercial, a lo largo de un eje que conecta la entrada 
desde el canal con el terreno, con amplías habitaciones y servicios. 
En la planta baja hay rastros de cuatro arcos rebajados, que 
originalmente determinaron un efecto interno-externo. 
Los interiores también presentan algunos elementos arquitectónicos 
particularmente importantes y refinados, como los arquitrabes de 
madera y los pilares de mármol tallado del primer piso noble. 
Fue uno de los principales edificios de la ciudad según Francesco 
Sansovino en su Venetia Città Nobilissima (siglo XVI), ofrecieron 
numerosas y memorables fiestas de la Compagnia della Calza 
llamadas los Inmortales y la llamada Ortolani en honor de príncipes, 
embajadores, patricios y nobles y uno, suntuoso, dado por Pietro 
Pesaro en 1522 " para su elección como procurador de S. Marco". 
A finales del siglo XVII, la descendencia masculina de la familia 
Pesaro di S. Beneto se dividió en dos propiedades, una parte de 
32 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Elena Pesaro, última heredera directa, y el resto de la Pesaro de S. 
Stae. 
Desde 1720 hasta 1825 el edificio fue alquilado en su totalidad: 
entre otros, la Tipografía Albrizzi, pero también sociedades 
musicales como la "Academia degli Orfei" de 1786, y luego la 
"Società Apolinnea"luego se trasladó al Teatro "La Fenice" ". 
En la segunda mitad del siglo XIX, el edificio se dividió en varios 
apartamentos para dar cabida a unas 350 personas humildes. 
Mariano Fortuny Madrazo, atraído por esta belleza arquitectónica, 
ingresó por primera vez en 1898, ocupando una gran sala situada 
en el ático del edificio y estableciendo su propio estudio. 
Con el paso de los años, adquirió las otras partes del edificio y 
comenzó el trabajo de recuperación. Liberó los apartamentos y 
reajustó las habitaciones, trayendo equilibrio y proporción. 
Después de un primer uso dedicado a sus experimentos artísticos y 
artes escénicas, Mariano Fortuny Madrazo convirtió el palacio de 
Pesaro-Orfei en su casa. 
Instaló un pequeño taller en 1907, junto con su compañera e 
inspiradora musa Henriette Nigrin, con quien se casó en 1924. 
Tras unos años, dos plantas enteras del edificio fueron ocupadas 
por el extraordinario atelier para la creación e impresión de 
vestidos y telas de seda y terciopelo. 
Mientras Mariano perfeccionaba sus estudios y sus inventos, 
Henriette dirigió el taller cuidando la parte más difícil, la de colorear. 
Después de la muerte de Fortuny, que tuvo lugar en 1949, el 
palacio fue donado a la Ciudad de Venecia en 1956 para ser 
"utilizado perpetuamente como un centro de cultura en relación 
con el arte", como se indica explícitamente en el acta notarial. 
La administración de la ciudad efectivamente tomó posesión de ella 
solo en 1965, la fecha de la muerte de la viuda Henriette. 
El Museo se inauguró en 1975. 
33 
MARÍA TERESA GARCÍA PARDO MARIANO FORTUNY 
Además de una casa museo, se ha caracterizado a lo largo de los 
años como un centro de actividades de exhibición dedicado a las 
artes visuales, preservando intactas las características de lo que fue 
el estudio favorito en el primer piso noble de Mariano Fortuny. 
Posee una gran biblioteca, ricos muebles, objetos y preciosos 
volúmenes de arte y técnica. Desde la colección de las pinturas, 
hasta las telas preciosas que cubren las paredes y las famosas 
lámparas, todo es testimonio de la brillante inspiración del artista 
entre la experimentación y la innovación, y de su presencia en la 
escena intelectual y artística internacional. 
El Palacio está abierto al público durante exposiciones temporales. 
Las colecciones del museo se componen de una rica colección de 
obras y materiales que representan perfectamente los diferentes 
resultados de la investigación del artista: pintura, escultura, 
iluminación, teatro, fotografía, textiles y ropa. 
También hay numerosas obras de su padre, Mariano Fortuny 
Marsal, custodiadas desde la prematura muerte del pintor catalán. 
Además, las nuevas colecciones y colecciones de archivo, resultado 
de donaciones, transferencias y legados de artistas y fotógrafos, 
han implementado el ya sustancial patrimonio artístico preservado. 
Conectados desde 1978 como un museo dedicado a la fotografía, 
las actividades de la exposición también han explorado el terreno de 
las artes aplicadas, el videoarte y el arte puro. 
BIBLIOGRAFÍA 
www.museodelprado.es 
www.museunacional.cat 
www.artehistoria.com 
fortuny.visitmuve.it 
maitearte.wordpress.com 
	EXPOSICIÓN MARIANO FORTUNY EN EL MUSEO DEL PRADO
	FORTUNY Y MARSAL, MARIANO (1838-1874)
	OBRAS
	LA BATALLA DE WAD-RASS (EPISODIO DE LA GUERRA DE ÁFRICA)
	LA GUERRA DE ÁFRICA
	MARÍA CRISTINA Y SU HIJA LA REINA ISABEL PASANDO REVISTA A LAS BATERÍAS DE ARTILLERÍA QUE DEFENDÍAN MADRID EN 1837
	FANTASÍA SOBRE FAUSTO
	FAUSTO
	SAN ANDRÉS (COPIA DE RIBERA)
	CORRIDA DE TOROS
	MALVAS REALES
	DESNUDO MASCULINO CON LA MANO APOYADA SOBRE UN SILLAR
	UN MARROQUÍ
	MARROQUÍES, “SOUVENIR DU MAROC”
	JARDÍN DE LA CASA DE FORTUNY EN GRANADA
	DESNUDO EN LA PLAYA DE PORTICI (NÁPOLES)
	LOS HIJOS DEL PINTOR EN EL SALÓN JAPONÉS
	PAISAJE NAPOLITANO
	LA VICARÍA
	LA ODALISCA (ESCLAVA DEDICADA AL SERVICIO DEL HARÉN)
	MUSEO FORTUNY EN VENECIA (MARIANO FORTUNY MADRAZO)
	BIBLIOGRAFÍA

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