Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
reflexiones en torno a la actividad proyectual y la producción humana en la forma de lo arquitectónico volumen 7 Colección / Lo arquitectónico y las ciencias de lo humano Héctor García Olvera Miguel Hierro Gómez Adrián Baltierra Magaña REFLEXIONES EN TORNO A LA ACTIVIDAD PROYECTUAL Y LA PRODUCCIÓN HUMANA EN LA FORMA DE LO ARQUITECTÓNICO Nombres: García Olvera, Héctor, autor | Hierro Gómez, Miguel, autor | Baltierra Magaña, Adrían, autor. Título: Reflexiones en torno a la actividad proyectual y la producción humana en la forma de lo arquitectónico Identificadores: ISBN: 978-607-30-3007-6. Temas: Arquitectura | Práctica proyectual | Producción social | Diseño arquitectónico. Disponible en https://repositorio.fa.unam.mx. Primera edición: septiembre de 2019. D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Arquitectura, Circuito escolar s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, México, Ciudad de México. Hecho en México. Excepto donde se indique lo contrario, esta obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución-No comercial- Compartir igual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0 Internacional). https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode.es Correro electrónico: oficina.juridica@fa.unam.mx. Con la licencia CC-BY-NC-SA usted es libre de: •Compartir: copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato. •Adaptar: remezclar, transformar y construir a partir del material. Bajo los siguientes términos: •Atribución: usted debe dar crédito de manera adecuada, brindar un enlace a la licencia, e indicar si se han realizado cambios. Puede hacerlo en cualquier forma razonable, pero no de forma tal que sugiera que usted o su uso tienen el apoyo de la licenciante. •No comercial: usted no puede hacer uso del material con propósitos comerciales. •Compartir igual: Si remezcla, transforma o crea a partir del material, debe distribuir su contribución bajo la misma licencia del original. En los casos que sea usada la presente obra, deben respetarse los términos especificados en esta licencia. Erandi Casanueva Gachuz Coordinadora Editorial Alberto Gisholt Tayabas Editor Amaranta Aguilar Escalona Responsable de diseño editorial Alma Éricka González Rayo Correción de estilo Daniela López Durán Apoyo editorial universidad nacional autónoma de méxico facultad de arquitectura REFLEXIONES EN TORNO A LA ACTIVIDAD PROYECTUAL Y LA PRODUCCIÓN HUMANA EN LA FORMA DE LO ARQUITECTÓNICO Colección Lo arquitectónico y las ciencias de lo humano — héctor garcía olvera / miguel hierro gómez — adrián baltierra magaña 11 PREFACIO 15 INTRODUCCIÓN » La práctica proyectual. La dicotomía entre el pensar y el hacer 27 ENSAYO Miguel Hierro Gómez 41 RÉPLICAS José Luis Sánchez Burgos Héctor Allier Avendaño / Adrián Baltierra Magaña » Acerca de las lógicas proyectuales 51 ENSAYO Miguel Hierro Gómez / Adrián Baltierra Magaña 67 RÉPLICAS José Luis Sánchez Burgos Héctor Allier Avendaño » De los entendimientos de la arquitectónica como factor en la producción social de lo arquitectónico. Notas re-sueltas, para la cabal comprensión del problema 75 ENSAYO Héctor García Olvera 97 RÉPLICAS Mario Daniel Ávila Salazar / Héctor Allier Avendaño Mónica Sánchez Pineda Samuel Monroy Rubio Heriberto García Zamora José Luis Sánchez Burgos Í N D I C E » Sobre de los efectos de la tectónica en el entendimiento de la producción de lo arquitectónico. Notas desen- re-vueltas para la comprensión de este curioso asunto 113 ENSAYO Héctor García Olvera 137 RÉPLICAS María Elena Reyes Canseco Samuel Monroy Rubio Heriberto García Zamora » Acerca de la condición programática como instrumento teórico de control de la proyectación 151 ENSAYO Miguel Hierro Gómez 171 RÉPLICAS Fernando Medina de la Torre Héctor Allier Avedaño / Adrián Baltierra Magaña Samuel Monroy Rubio José Luis Sánchez Burgos » Acerca de la racionalidad en la caracterización del diseño arquitectónico 191 ENSAYO Miguel Hierro Gómez 209 RÉPLICAS Héctor Guayaquil Sosa Gloria Medina Serna / Mauricio Trápaga Delfín Samuel Monroy Rubio Heriberto García Zamora José Luis Sánchez Burgos » Reflexiones en torno al creacionismo y al evolucionismo en el campo de la producción de lo arquitectónico. Notas liberadas para intervenir en los discursos abracadabrantes 229 ENSAYO Héctor García Olvera 253 RÉPLICAS Heriberto García Zamora / Samuel Monroy Rubio Héctor Allier Avendaño / Adrián Baltierra Magaña » Sobre del sentido de la produccion de lo arquitectónico y de la determinacion de la forma. Notas alivianadas para entender a la arquitectura y al buen gusto 263 ENSAYO Héctor García Olvera 289 RÉPLICAS Héctor Allier Avedaño / Adrián Baltierra Magaña Samuel Monroy Rubio Heriberto García Zamora 299 EPÍLOGO 303 LISTA DE REFERENCIAS / 1 1 P R E F A C I O Sea este demorado séptimo libro de la colección Lo arquitec- tónico y las ciencias de lo humano, un signo más del necesario, progre- sivo y azaroso avance de la investigación arquitectónica, orientada al discutible y revisable influjo de las diversas posturas disciplinarias sobre lo proyectual. Sea, pues, también una aportación dirigida a valorar la contribución de esas ciencias interventoras en la forja de una persuasiva, adecuada y pertinente conceptualización del proceso de producción de lo humano y el logro de lo arquitectónico. Con esta obra, se busca intervenir en la producción y ampliación del conocimiento crítico, con lo que no sólo se habría de legitimar el am- biguo quehacer proyectual y el diseño arquitectónico —y así definir el pensar del ámbito académico en el que se ha de conformar la precisa habilidad de los productores de la arquitectura— sino que se reivindi- caría y hasta ejercería, con un ánimo receloso y discutidor, la pertinente y cautelosa averiguación entre las trascendentes relaciones sociales y los ámbitos productivos de lo humano y de lo vivo. Este libro integra (tal como se ha experimentado en los volúmenes anteriores) el resultado de una labor colectiva, llevada a cabo por diver- sos autores y plasmada en sus capítulos centrales, en los que se da la opor- tuna conjunción entre dos miembros del Centro de Investigaciones, de la Facultad de Arquitectura, y una notable variedad de jóvenes profesores, partícipes activos, del curso seminario, taller permanente, denominado La experiencia del espacio y lo espacial, la vivencia del habitar, lo habi- table y la habitabilidad en el ámbito del diseño arquitectónico. Por tanto, esta obra es, en mucho, producto de ese seminario anual, mediante el que se atiende a la sustancial demanda de apoyo que requie- re la joven docencia de nuestra academia. En este volumen, se incluyen ocho consistentes y básicos ensayos, producidos en este taller, los cuales 1 2 / p r e fa c i o fungen como generadores de la indispensable actitud crítica y la conve- niente postura forjadora de las necesarias y pertinentes dudas, respecto de lo que, finalmente, ha de entenderse en los procesos de la enseñanza y el aprendizaje del actual profesorado de esta facultad. Por ello, buscamos que este libro (más allá de ser un producto para la promoción de lo meramente profesional y lo mercantil) sirva para forjar una visión que reconsidere el valor y la trascendencia con la que debe darse una precisa reflexión, lograble mediante una acción colectiva de investigación, ante un revisable escenario de la demanda de divulgación y el consumo editorial que, muy probablemente, aliente el trabajo aca- démico de interlocución entre investigadores, profesores y estudiantes de la arquitectura y la producción de lo arquitectónico, para atender su necesaria, reflexiva y frágil labor formativa para lograr la madurez de su vital desarrollo humano, antes del profesional y el mercantil. Desde luego que en esta obra seguimosincluyendo la presencia apor- tadora y complementaria de los maestrandos, alumnos del taller de in- vestigación del campo del conocimiento del diseño arquitectónico, del Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura de la unam. Cabe destacar que la realización de los contenidos de este libro han sido posi- bles gracias al aliento y apoyo de la Coordinación de Educación Conti- nua, de la Facultad de Arquitectura y, en especial, de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (dgapa), quienes han gestionado, de manera estimulante, la presencia permanente de esta labor en sus pro- gramas de apoyo a la docencia. Debe entenderse que en el contenido de estos textos —y en las es- pecíficas temáticas que los componen— se valora y enfatiza todo lo que sea discutible, dudable y revisable, así como todo lo que apoye y facilite la revisión crítica entre los partícipes de este proceso y los lectores, para lograr con este ejercicio una adecuada problematización, una firme ré- plica y, sobre todo, la conducción hacia los estadios desconocidos donde yacen las pertinentes dudas. Así pues consideramos que siguiendo este proceso se ha de exigir una conveniente socialización del entendimiento permanente. Lectores, tengan pues en cuenta esta sana invitación: bus- camos que se incorporen a este trabajo que no se limita a la publicación, sino que apenas abre la posibilidad de continuar con su planteamiento disciplinado. § / 1 5 I N T R O D U C C I Ó N En este libro, como en los anteriores, se ha propuesto difun- dir el resultado de una cuidada labor colectiva, no individualista, de- sarrollada por diversos autores, quienes han reunido, inicialmente, re- flexiones y réplicas en torno a la discutible exposición, producto del trabajo, por un lado, de dos integrantes del Centro de Investigaciones, de la Facultad de Arquitectura: Héctor García Olvera y Miguel Hierro Gómez. Y, por otro, ante las aportaciones de estos investigadores, se abre el diálogo entre todos los jóvenes profesores, partícipes del curso semina- rio, taller permanente La experiencia del espacio y lo espacial, la vivencia del habitar, lo habitable y la habitabilidad, en el ámbito del diseño de lo arquitectónico. En este curso seminario, anualmente, se atiende la sustancial deman- da de apoyo a la formación de la joven docencia de nuestra academia. El resultado de tal encuentro suelen ser ocho ensayos, en los que se eviden- cia una deseable actitud crítica, una postura pertinente, así como las ne- cesarias dudas sobre lo que puede y debe entenderse e incluso revisarse actualmente. Al ser los autores parte de la joven plantilla docente, sus reflexiones suelen tener eco y efecto en sus procesos de enseñanza y en la forma en que se abordan los aprendizajes de ésta y otras instituciones afines al interés de lo arquitectónico y, en especial, lo referente a su pro- ducción y logro. En el presente volumen, titulado Reflexiones en torno de la actividad proyectual y la producción humana en la forma de lo arquitectónico, se abor- dan temas que buscan forjar la necesaria y emergente reflexión sobre la función y la práctica del diseño en el ámbito arquitectónico y, en espe- cífico, en su producción material. Además, se revisan (en el sentido de su singular desempeño) las ideas de anclaje, inserción e influjo incisivo de disciplinas (en apariencia ajenas) como filosofía, historia, psicología, biología, etnología, sociología, entre otras, además de sus ramas y teorías 1 6 / i n t r o d u c c i ó n que, en buena medida, aclaran o permiten comprender mejor la presen- cia o ausencia del riguroso conocimiento de lo humano. Este libro invita a adentrarse en una sugerente variedad temas; en el capítulo uno, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pensar y el hacer”, se invita a pensar en la bifurcación entre los términos teoría y práctica; además se adentra en cómo en el contexto académico existe una sutil idea que parece permear el desempeño de muchas prácticas de en- señanza sobre la labor proyectual arquitectónica: la idea de “la práctica hace al maestro”. Así, en los troncales talleres de proyectos, esta noción refuerza el interés práctico del proyecto, y se discute cómo se ha de valorar ese ha- cer proyectual, es decir, durante el adiestramiento más que lograr su en- tendimiento, se revisita a modo de consigna eso de la “práctica hace al arquitecto”. Esta idea se extiende y permea el campo académico, de tal manera que algunos arquitectos que ejercen profesionalmente se adjudi- can la autoridad para dar conferencias, enseñar y hablar de “sus obras”. El mismo enfoque parece darse en las exposiciones organizadas en torno a la graciosa figura del “arquitecto” (donde la confianza se da bajo la idea de “es este arquitecto el que sabe de arquitectura”), quien se en- carga de mostrar, sin duda alguna, que él, de manera individual, es el que la ha hecho. Esta noción equivocada es la que afianza la lógica de que en tanto se “aprende haciendo”, entonces lo aprendido es el glorioso objeto de su enseñanza. El capítulo dos es el titulado “Acerca de las lógicas proyectuales”. Ahí se propone que existen muchos planteamientos teóricos sobre el senti- do de la práctica del diseño arquitectónico y que, a partir de un extenso corpus bibliográfico al respecto, desarrollado a lo largo de la historia, es posible señalar la referencia constante a la práctica proyectual como toma de decisiones sobre la determinación de la forma arquitectónica. Esta revisión coloca en el centro del territorio a lo proyectual, al asumir- lo como la planificación de acciones tendientes a conformar los objetos contenedores de lo arquitectónico. Ante este panorama, las distintas y disciplinarias conductas de la actividad proyectual se tendrán que de- dicar a la compleja búsqueda de aquello que les debe dar sentido como mecanismo para decidir y cuestionar: ¿cuál será la referencia básica que intervenga en la definición de “la forma del objeto”? Y así, tanto en su i n t r o d u c c i ó n / 1 7 concepción crítica como en sus aspectos propositivos, la noción de lógica (o el razonamiento aplicado a lo proyectual) podrá ser entendida como el revisable conjunto de elementos que le conferirán un determinado y anticipado sentido al objeto en su proyecto. El capítulo tres se ocupa de “Los entendimientos de la arquitectónica como factor de la producción social de lo arquitectónico”, para propiciar la reflexión sobre cómo es que se ha ignorado (o no se ha entendido, de entrada), el viejo concepto de “la arquitectónica”, así como la idea que puede tenerse de ella y de su ejecución en el ámbito familiar de la pro- ducción de lo arquitectónico. Esta reflexión atrae la revisable noción del importante y excepcional interventor, identificado como el arquitecto, en este campo. Además, se ofrece el análisis de algunos célebres casos de la identidad y se muestra cómo se da el reconocimiento de la aislada y exclusiva orientación de la misma producción de lo arquitectónico hacia el arduo campo de la excesiva mediación técnica, la pura y pragmática materialidad, la “estructuralidad” básicamente física y hasta la elemental economía concreta. Todo ello sin considerar que, en esta postura, actitud e interpretación es donde se ignora, flagrantemente, a la trascendente “arquitectónica”, necesaria en los modos de producción de lo que, fi- nalmente, ha de ser plenamente lo arquitectónico. También, se hace la pertinente revisión del origen semántico de la noción de “la arquitectó- nica”, de su realización histórica y de su intervención fundamental en los procesos del diseño, en la efectiva acción determinante de la forma y, por ende, en la producción social de lo arquitectónico. El capítulo cuatro, llamado “Los efectos de la tectónica en el enten- dimiento de la producción de lo arquitectónico” promueve la conside- ración de la producción social de lo arquitectónico en relación con los medios de comunicación, con la “culturaarquitectónica”, con el recono- cimiento de la revisable autoría de los arquitectos, con la frágil identidad de “sus” obras y sobre todo con la consecución de la habitabilidad. Se repara en los efectos de los cuentacuentos, en cómo los cronistas-profe- sores interpretan los cuentos y cómo se relatan los trascendentes eventos con los que se proponen resolver problemas, con el pretexto de lograr esa producción. Se pone atención revisora en las estrategias con las que el ar- quitecto desempeña su labor y su destreza interventora en la determina- ción de la “forma” y en la concreción de la nueva edificación; además se 1 8 / i n t r o d u c c i ó n enfatiza en la producción de los efectos negativos que conlleva enfrentar las naturales exigencias, tanto de su uso como de su habitabilidad, donde se manifiesta lo imprevisto de los problemas centrales de la materialidad y de la estructura física de la “tectónica” o la razón técnica del proceso de producción social de lo arquitectónico. Finalmente, se pone atención en el lugar que dentro de este proceso posee el factor de la causalidad y de la previsibilidad sustancial del diseño. En el capítulo cinco, titulado “Acerca de la condición programática como instrumento teórico de control de la proyectación”, se plantea, de nueva cuenta, la vieja discusión entre el significado operativo y el pa- pel que ostenta el afamado “programa arquitectónico” en la elaboración del proyecto. Se parte del análisis del conjunto de operaciones anexas o previas a las actividades proyectuales que han sido interpretadas históri- camente en dos visiones o tendencias diferentes, expuestas de la siguien- te manera: una ligada al modo de concebir y desarrollar todo el proceso de elaboración del proyecto y, otra, como referencia de experiencias ar- quitectónicas precedentes, racionalizándolas en la formulación de nue- vas propuestas. En la primera tendencia, el programa arquitectónico es enunciado no sólo como indicador de lo que se demanda, en el sentido del destino de la edificación, sino como elemento metodológico neutral y generador de las formalizaciones que se proponen en un sentido fun- cional; así, el objeto proyectado se considera resultado automático de las funciones previamente establecidas. En la segunda tendencia, la idea del programa arquitectónico se da como reflejo de las tendencias actuales, acopladas a las visiones de las ciencias con las que se conciben los objetos arquitectónicos, no como una forma cerrada y terminada, sino como un campo de acción posible, es decir, como un proceso en construcción, con la polivalencia de sus significados y la flexibilidad de sus usos. El capítulo seis, “Acerca de la racionalidad en la caracterización del diseño arquitectónico”, pone énfasis en un aspecto poco debatido en el ámbito académico, pues suele asumirse como un hecho indiscutible o una acción incontrovertible: la racionalidad de las actividades que compren- den el proceso de la proyectación arquitectónica, tanto en los modos de control —en la organización de las fases de recolección de información y análisis de datos— como en la selección e interpretación de lo que se extiende hacia la “eficiencia” de los resultados y la formulación de los i n t r o d u c c i ó n / 1 9 objetivos del proyecto. Esto abre preguntas y reflexiones acerca de las relaciones lógicas, las inferencias y los razonamientos que desembocan en decisiones que determinan la configuración de los objetos proyecta- dos. Al parecer, en todo ello, se debaten las interpretaciones relativas a la subjetividad y a la objetividad de las acciones proyectuales: la razón contra la intuición, la relación del programa y el proyecto y, desde ello, la inquietud y la insistencia en los temas del control instrumental de la proyectación y las condiciones del procedimiento con el que se aborda esta labor; aunque, no se pretende abordar cómo llevar a cabo la elabo- ración del diseño, sino que se busca plantear el problema del contenido de su enseñanza. En el capítulo siete, referente a “Las reflexiones en torno al creacio- nismo y al evolucionismo en el campo de la producción de lo arquitec- tónico”, se revisa una atractiva y peligrosa idea sobre los arquitectos: se llega a pensar que, en el sorprendente y regocijante proceso de la pro- ducción de lo arquitectónico, son “creativos”. Esta concepción plantea el problema de la creatividad de la arquitectura y la convicción de que el arquitecto es una especie de singular dios-demiurgo; esta noción también promueve entre diseñadores y arquitectos una veleidosa identidad. En este texto, adicionalmente, se explora el origen y el recorrido histórico de esta idea, así como la variedad de explicaciones sobre su existencia, sus sólidos anclajes con la ideología, la religión, la teología primitiva y, fundamentalmente, con las culturas originales de nuestro planeta. Así se enriquece la pertinente duda sobre el porqué en español se acuñó el término creatividad: sus conceptos y su trascendente vínculo con la ex- presión latina ex nihilo, con la que se promueve “partir de la nada”, o sea, construir algo sin antecedentes, noción públicamente aceptada e identi- ficada con el proceder de los más prestigiados arquitectos actuales. Con esto se abona a la construcción de una cultura creacionista, la cual entra en franca contradicción con los avances contemporáneos de la ciencia y el influjo de la biología evolucionista en su versión darwiniana. Finalmente, en el capítulo ocho, “Sobre el sentido de la determina- ción y la producción de la forma de lo arquitectónico”, se revisa el modo en que, desde nuestra realidad social, algunos individuos logran un ge- nuino e inexplicable “emprestigiamiento”, es decir, adquieren prestigio al intervenir ex profeso en la disciplina propia de los arquitectos, con lo 2 0 / i n t r o d u c c i ó n que se insertan en las instancias superiores de los procesos sociales de producción: intervienen en lo que, en su momento, pudiera ser la ver- dadera y objetual espacialidad habitable, la arquitectónica de personas reales, solicitantes de su pervivencia y en relación con el exigente y com- plicado proceso colectivo o social de la determinación de la “forma”, de un objeto espacial que es posible producir o concretar del modo propio de lo arquitectónico. Aquí se marca la necesaria revisión crítica del entendimiento profe- sional y académico de ese proceso, de los audaces intentos de los tratadis- tas espontáneos, seudomagistrales e investigadores improvisados sobre el arduo problema de la incuestionada “determinación de la forma”, que en esa revisable visión se le adjudica, con gozosa exclusividad al que os- tenta, legal o no, el honorable título de arquitecto. También se cuestiona la capacidad teorizante de los arquitectos sobre las esenciales relaciones entre la forma de lo arquitectónico con la presencia de lo necesario, fun- cional, deseable, comportamental, usable, habitual, en última instancia, humano, y sobre todo, lo espacial, donde se ha de producir. Cabe advertir que, con este libro, se nos ha permitido consolidar, en cierta medida, el sentido de la colección Lo arquitectónico y las ciencias de lo humano, pues hemos urdido multidisciplinariamente las ideas de la producción de la arquitectura con los avances de una serie de ciencias: biológicas, psicoantropológicas, socioeconómicas, culturales, ideológicas, entre otras, con lo cual hemos vinculado la experiencia de la producción de lo arquitectónico y de lo artístico con el ámbito y el sentido de su mi- nuciosa teorización, además, hemos forjado un efectivo aparato crítico y una amplia base de apoyo bibliográfico. Debe considerarse el sentido de algunos de los ensayos que integran este volumen, pues su finalidad no es precisamente llegar a lo indiscuti- ble, trascendente o solemne. No se pretende ser refinado, distinguido y culto, cuando se usan para calificar a personas que no saben reírse, cuyo pensamiento se limitaa lo básico y concreto. Para ellos, se han usado las sonoras onomatopeyas, los delicados sarcasmos y las palabras contun- dentes, para fijar su atención y, en algún grado, denunciar y marcar lo ampuloso, autopanegírico, engreído y lamentablemente equivocado de numerosas aseveraciones sostenidas por algunos amanuenses y cronistas cuasiprofesores, bien insertos en ámbitos académicos como el nuestro. i n t r o d u c c i ó n / 2 1 Para muchos de estos textos, claro, se debe considerar al lector idó- neo: el joven profesor, asistente a estos seminarios, quien ha manifesta- do una alegre y alentadora mejoría de sus entendimientos, ha expuesto la pertinencia de sus dudas y sus nuevas formas de entender, explicar, conocer y enseñar. Este partícipe y lector que acepta que los textos pro- puestos indican una actitud desenfadada, propicia una actitud revisora de las diferentes nociones de la compleja producción social de lo arqui- tectónico, acompañada de alguna dosis de desconfiada y rigurosa ironía o leve, cuidadosa, lisonjera y efectiva parodia, apuntadora, eso sí, de los inconscientes mitos académicos con los que se asegura y mantiene, sin base alguna, la noción de que la arquitectura la producen los arquitectos. Deberá advertirse que con estos ensayos y, en adición, sus réplicas o reportes se busca socializar el avance dialogal acerca de nuestros mitos y complejos académicos para contrarrestar la hegemonía de la opinión elegante y oportunista, flagrantemente autoelogiada, que exige la inter- vención de formas de expresión joven, el lenguaje coloquial, natural y significativo para extender nuestra posibilidad de acercamiento a las fi- bras de otra disciplina u otro idioma y descubrir no solamente lo cierto, sino lo auténtico que puede trascender al afán de solamente destacar, perdurar y subrepticiamente vender y exhibir anhelos de nuestro que- hacer, por encima de ejercer nuestra agenda para lograr saber cómo sa- ber y cómo intervenir en la producción material de un generoso entorno habitable, vivible y humano. Asimismo, debe considerarse que todos los textos presentados aquí dejan testimonio de una rigurosa labor de investigación, lectura, escri- tura y reflexión. Fue un trabajo conjunto, no sólo de “los autores”, que aportó al logro de un producto parcial afinado y auspiciado por el pro- yecto académico de la Coordinación de Educación Continua, para la ac- tualización y el mejoramiento de la planta docente de esta facultad y que sigue orientándose hacia el ámbito temático del taller de arquitectura, a su seminario del área de proyectos de la licenciatura de esta facultad, a su posgrado en Arquitectura y, como índice de la presencia efectiva de Héc- tor García Olvera y Miguel Hierro Gómez, actualmente miembros del Centro de Investigaciones, de la Facultad de Arquitectura, de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México. 2 2 / i n t r o d u c c i ó n Cabe mencionar que los textos han sido puestos a prueba, a discusión y réplica oral y escrita activa durante las sesiones del taller curso, semi- nario permanente La experiencia del espacio y lo espacial, la vivencia del habitar, lo habitable y la habitabilidad en el ámbito del diseño arquitec- tónico, foro idóneo para ello. Se reconoce que las réplicas y los reportes de tales intervenciones e intercambios brindaron un sugerente cuerpo para una germinal e in- terventora acción en el proceso de actualización y mejoría de su propia aptitud y desempeño docente. Es por lo que estamos ante un texto muy universitario, que aprecia la colectivización didáctica, la oposición y el cuestionamiento, así como la dictaminación precisa, el forjado de ele- mentos que van alimentando, sin prisas, la reflexión crítica de algunos jóvenes alumnos y profesores en potencia, que ya son los nóveles profe- sores de esta facultad, al actualizar su reflexividad enseñante, dispuestos a llegar a entender lo que no habían entendido y, llegar a ser entonces, libres del yugo de las míticas e inertes creencias, logrando así, efecti- vamente mejorar lo que se han propuesto enseñar y finalmente hacer aprender. § 2 4 / p r e fa c i o p r e fa c i o / 2 5 LA PRÁCTICA PROYECTUAL La dicotomía entre el pensar y el hacer Dibujo elaborado por Héctor García Olvera, sobre la base de una foto de un ser humano mujer y su forma acuática. / 27 E N S A Y O — M I G U E L H I E R R O G Ó M E Z — Acercarse a explicar tanto el contenido como el sentido de la práctica proyectual —entendida como la función que tienen quienes participan en los procesos de producción y las características de sus pro- pios productos— es probablemente una de las razones que han desperta- do el interés por expresar la necesidad de una teoría del diseño, a pesar de las dudas que surgen por la ambigüedad del campo en el que se desenvuel- ve, así como las imprecisiones que pueden presentarse en su formulación. A esto se añade el hecho de que para llevar a cabo esta construcción teórica, en cualquiera de sus aspectos, es preciso un ejercicio de reflexión que requiere definirse previamente, puesto que la caracterización de la actividad teórica no se produce al describirla, sino que es necesario es- clarecer la base conceptual desde la cual se ha partido. Esta aclaración es nuestro punto de partida, dado que lo que nos pro- ponemos discutir, en esta ocasión, se halla en relación con algunos as- pectos del entendimiento de la actividad del proyectar y del campo de la proyectación, en el marco de la producción arquitectónica. De ahí que enfaticemos la importancia de preestablecer los requerimientos que im- plica la constitución de un discurso que sea riguroso, al tratar las expli- caciones referentes a la temática planteada, pues en este campo hay una gran multiplicidad de discursos vagos y confusos, entre ellos, quizá los que resultan más perjudiciales sean los que le otorgan un papel heróico o épico al proyectista, al calificarlo como “autor” y “creador” de las con- diciones del mundo habitable. Un acercamiento al entendimiento de la práctica proyectual El panorama actual considera a las actividades proyectuales como fac- tor propulsor de los cambios sociales, pues es el momento en el que se regenera y recrea la figura demiúrgica del arquitecto-proyectista. Esta 2 8 / e n s ayo / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l perspectiva combina la fascinación que provocan las nuevas realidades tecnológicas con la profusión mediática de las imágenes de un mundo idealizado. Para cambiar este panorama, debemos cambiar el modo de entender la proyectación arquitectónica: ya no hay que verla como un proceso que finge ser autosuficiente y autorreferencial, ahora hay que comprenderla como la suma de actividades que se encuentran entrelazadas en la for- malidad de los objetos habitables que están ligados e insertados en la di- námica social, económica e incluso política de la sociedad en la que se desarrolla. Cabe destacar que hemos utilizado, de manera recurrente, el término “proyectación” en un sentido genérico, para delimitar las aproximacio- nes al concepto precisamos las siguientes cuestiones: Semánticamente proyectación es una palabra no muy fiable en cuan- to a su adaptación al español, ya que ésta deriva de la terminología ita- liana de los años setenta del siglo pasado —empleada por autores como Vittorio Greggotti, Giuseppe Canella, Paolo Porthogessi, entre otros—, cuando remitía a la idea del conjunto de actividades del proyectar. Su uso en español fue aceptado porque finalmente en esta lengua no contamos con ningún término que sustituya su significado: no remite a una acción en particular, sino al conjunto de actividades del proyectar. Esta aclaración también resulta especialmente útil, dado que proyec- tar lleva implícita la condición de informar o transmitir las caracterís- ticas formales de un objeto arquitectónico a la fase de materialización dentro de un proceso productivo. El término “proyecto” es utilizadoaquí como equivalente de un producto, es decir, llamamos así al resultado de las múltiples acciones que lo conforman como un hecho acabado capaz de ser transmitido, en el que mediante el uso de signos convencionales se han organizado y se han fijado los elementos de una propuesta arqui- tectónica. La proyectación es, por tanto, en términos genéricos, lo referente a los procesos de elaboración de los proyectos arquitectónicos, mientras que lo “proyectual” será utilizado aquí para adjetivar la actividad del pro- yectar. Bajo esta perspectiva, seguimos a Tomás Maldonado, quien en su l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / e n s ayo / 2 9 artículo “Proyectar hoy”1 comenta algunos aspectos que ayudan a mati- zar el significado de estos términos. Para empezar señala que “El término proyectar notoriamente proviene del latín poicere (pro: “adelante” e icere: “golpear”, “lanzar”, “arrojar”) que claramente denota el acto de arrojar (o lanzar) algo hacía adelante”.2 Maldonado plantea que al conservar el significado latino del proyec- tar como “una acción que se extiende hacia adelante”,3 se individualiza un elemento de reflexión que resulta de suma importancia revisar y que además es clave en su entendimiento. Así lo dice: ...El acto de lanzar algo hacía adelante presupone la existencia de algo a partir del cual parte la acción realizada. Se trata de algo que ha tenido un reconoci- miento histórico, que tiene un pasado y no un tipo de “mónada suspendida” en un espacio transhistórico. Algo que es a su vez el resultado de un precedente, lanzar hacía adelante.4 Por ello, continúa diciendo, “se puede sostener que proyectar es siempre, contemporáneamente, prospectar y retroprospectar. O sea, mirar pa- ra adelante y mirar para atrás. Usando, entonces, la etimología latina podemos decir que cada poicere es un retro-icere, cada proyectar, un “re- proyectar”.5 Con este postulado se confirma la condición de que no existe un proyecto ex-nihilo, tal como lo argumenta Héctor García Olvera, en su ponencia “Reflexiones en torno al creacionismo y evolucionismo en el campo de la producción arquitectónica”,6 al señalar la incongruencia en la que se incurre al pretender equiparar la labor proyectual con una ac- ción creativa. 1. Ver la argumentación desarrollada en Tomás Maldonado, “Proyectar hoy”, Revista Contextos 1, oc- tubre de 1997. 2. Maldonado, “Proyectar hoy”. 3. Maldonado, “Proyectar hoy”. 4. Maldonado, “Proyectar hoy”. 5. Maldonado, “Proyectar hoy”. 6. Héctor García Olvera, “Reflexiones en torno al creacionismo y al evolucionismo en el campo de la producción de lo arquitectónico”, viii Seminario Permanente La Experiencia de la Espacialidad, la Ha- bitabilidad y el Diseño Arquitectónico (Ciudad de México: dgapa-Facultad de Arquitectura, unam, 2014), 18. 3 0 / e n s ayo / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l Maldonado cierra su argumentación con algunos comentarios sobre otros aspectos que complementan su postura respecto al entendimiento de la proyectación en el ámbito arquitectónico: se refiriere, por ejemplo, al hecho de que aún para ciertos sectores (sobre todo de índole acadé- mica y bajo un cierto nivel) proyectar es una actividad creativa. Pero, se pregunta: ¿De qué creatividad se trata? ¿De la heredada del neoplatonismo del Renaci- miento o del romanticismo del siglo xix? Acaso, una creatividad que celebra en la esfera de la proyectación, un enfoque irracional de desmedida confianza en la sola intuición. Que cree que es suficiente con un husmeo empírico o con el sexto sentido y que todo depende de un recurso de la imaginación indivi- dual, imaginación a la cual en el Renacimiento ya Pietro Pomponazzi atribuía la capacidad taumatúrgica de hacer milagros. Una creatividad que ha tenido, no sólo, una influencia negativa para la comprensión mejor del proyectar, sino también en los resultados del proyectar en sí.7 Afortunadamente ciencias como la psicología, la biología y la filosofía se han encargado de resolver cuestiones como ¿qué sucede cuando el pen- samiento progresa?, o ¿qué sucede cuando el pensamiento adelanta la visión de lo que sucederá? Porque ante el aparente hecho “inescrutable” del actuar individual en las acciones del proyectar atribuidas a un sujeto pensado como libre y soberano, se impone el peso de la historia de la pro- ducción humana y las condiciones de las formaciones sociales, a modo de reproductor y productor del entorno cultural en el que se actúa. Por ello, el proyectar o la proyectación no son considerados como meros conceptos de la práctica proyectual, pues apuntan hacia la estruc- turación de un discurso conceptual de derivaciones culturales, que se genera reconstruyendo una cierta visión del mundo. De ahí que en la producción arquitectónica, al proyectar, se deba establecer una relación compleja entre quienes realizan la práctica pro- yectual y la realidad extrasubjetiva externa, puesto que el sujeto no pue- de proponer a partir de la nada y sus acciones se articulan con el mundo 7. Maldonado, “Proyectar hoy”. l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / e n s ayo / 3 1 sociocultural que lo rodea y del cual forman parte los elementos físicos del entorno donde se interviene. La práctica proyectual en el entorno educativo En el ámbito de la academia hay una idea que está permeando el de- sempeño de muchas de las prácticas de enseñanza sobre la proyectación arquitectónica: la idea de que la práctica hace al arquitecto. En diversos talleres de proyectos esta noción está contribuyendo a reforzar el más alegre de los pragmatismos, pues se valora el hacer, es decir, el adiestra- miento más que su entendimiento. Esta idea se está expandiendo e influyendo en el campo académico, al grado de que a los arquitectos —representantes del campo de la práctica, quienes ejercen profesionalmente a través de despachos, talleres, estudios y laboratorios de arquitectura— se les reconoce la autoridad para dar conferencias y hablar de lo que consideran son “sus obras”. Algo pareci- do ocurre en las exposiciones organizadas alrededor de la figura de los arquitectos, donde el mensaje parece ser “el que sabe de arquitectura es el arquitecto que muestra lo que hace”. Esta postura plantea que, en tanto se “aprende haciendo”, lo aprendido se puede enseñar. Esto resulta alarmante, pues, además de volverse habitual, evidencia el influjo que tiene, en el campo de la academia, la práctica profesional que es donde se presenta el más feroz de los pragmatismos. Por ejemplo, en el libro Retrato de arquitecto con ciudad, Teodoro González de León nos dice: …Ante todo debo proceder estas reflexiones con una advertencia. No soy teó- rico ni crítico, ni tampoco pretendo hacer definiciones o colocar etiquetas que limitan y reducen la complejidad de los fenómenos. Son sólo vislumbres o aproximaciones, como dice Octavio Paz, producto de la práctica de un oficio durante casi medio siglo y claro, de mis lecturas y experiencias viendo, o mejor dicho, viviendo la arquitectura.8 8. Teodoro González de León, Retrato de arquitecto con ciudad (Ciudad de México: Artes de México y del Mundo, 1996), 141. 3 2 / e n s ayo / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l Así, al decirnos que no es teórico, ni crítico y al apoyarse en su experien- cia, lo que nos está sugiriendo es que él (si algo ha sido) es práctico, no por nada en algún otro momento manifestó que la “arquitectura no se enseña, se aprende”.9 Otro espíritu pragmático fue José Antonio Attolini Lack, quien al parecer llegó a decir que “la arquitectura se aprende, haciéndola”.10 Por ejemplo, en la reseña en honor al Premio Universidad Nacional, el cual obtuvo en el 2005, se decía que: …durante 50 años la enseñanza del arquitecto-profesor ha sido fundamen- talmente dinámica. Se basa en la premisa “aprender haciendo” dentro de un esquema de tipo maestro-aprendiz que demanda tiempo, dedicación, interés y requiere de cuidados y conocimientosartesanales, pero abarca de lleno el oficio.11 Estas posturas plantean sutilmente que el ámbito académico además de estar rebasado por el de la práctica profesional, el del hacer, del oficio, de la experiencia, está a su merced. Esta situación coloca en cierta crisis a las instituciones de enseñanza dentro del contexto social de la práctica profesional. Incluso, hay manifestaciones contundentes al respecto, como la que expresó Fernando Romero Enterprise (free) —durante una confe- rencia en la Universidad Iberoamericana, institución de la cual egresó—, al asegurar que después de realizar un viaje por Portugal descubrió que “la arquitectura se aprende en la práctica no en el salón de clases”.12 Este singular panorama muestra cómo el ámbito de la práctica profesional sistemáticamente le está exigiendo a la academia una agenda, acorde con las necesidades de producción, las cuales pocas veces resultan claras desde un punto de vista académico. Todo este fenómeno queda hábilmente en- 9. Jorge Vázquez del Mercado, “Repensamiento de la enseñanza universitaria”, en Vazquez del Merca- do.blog. Disponible en: https://bit.ly/2IyQ2SC (consulta: agosto de 2019). 10. Jorge Vázquez del Mercado, “Sobre el ideario de nuestra escuela de arquitectura”, Red de Universi- dades Anáhuac, 20 de junio de 2012. Disponible en: http://ols.uas.mx/a/pdf-uams/Congreso-Aca- demico/Ponencia_Jorge-Vazquez-del-Mercado.pdf (consulta: julio de 2014). 11. “Ganadores pun. Premio Universidad Nacional 2005”. dgapa-unam. 2005. http://dgapa.unam.mx/ html/pun/GANA%20PUN%202005/PUNAntonioAttolini05.pdf (consulta: julio de 2014). 12. María Fernanda De los Ríos, “Fernando Romero acepta las críticas al Soumaya”, Barrio Magazine, 8 de junio de 2011. Disponible en: http://www.barrio.com.mx/nota14182.html (consulta: julio de 2014). l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / e n s ayo / 3 3 cubierto detrás de las narrativas construidas en torno a las experiencias en las que se desarrolla la actividad profesional o en torno a aquello de que el aprendizaje de la actividad proyectual se da del mismo modo que se aprende un oficio. Para entender aquello que puede estar detrás de este espíritu prag- matista, Norberto Chaves caracteriza a los profesionales que se desen- vuelven a partir de una cierta “compulsión por el mercado”, en dos tipos, están por un lado, los que representan un “pragmatismo mercantilista” y, por el otro, el “neomesianismo tecnocrático”. Nos dice que: …el primero constituye una tendencia típicamente mercenaria, caracterizada por la respuesta pasiva a la demanda. Aporta soluciones miméticas respecto a las expectativas del mercado o, en todo caso, propone su estilización. Se superespecializa en su servicio y capta la lealtad del comitente mediante la aceptación acrítica de sus condiciones de trabajo. Con la experiencia, este tipo de profesional deviene una verdadera glándula de su clientela. Desde la pos- tura opuesta, estos son diseñadores ‘comerciales’, ‘prostituidos al mercado’, ‘carentes de personalidad’ e ‘impulsados al servilismo por su falta de talento’.13 Mientras que: ...el segundo tipo de profesional responde a una estrategia de penetración en el mercado más elitista, apoyada en la acumulación de poder por el éxito y el prestigio. Son los ganadores de premios y animadores de las portadas de prensa, eternos entrevistados como grandes triunfadores. Su obra al contra- rio de la de los anteriores, siempre excede un tanto a su mercado, inquieta a su propia clientela. Ésta acepta cierto grado de arbitrariedad y transgresión como precio de la trasfusión de prestigio implícita en la contratación de una estrella. Al decir de los primeros, éstos son ‘trepadores que lucran con las ne- cesidades de sus clientes’ y que, en el fondo, desconocen tanto el problema como la correcta solución. Son chamanes que sustentan su poder, no en su capacidad técnica sino en capacidad de chantaje.14 13. Norberto Chaves, El oficio de diseñar. Propuestas a la conciencia crítica de los que comienzan (Barce- lona: Gustavo Gili, 2001), 96. 14. Chaves, El oficio de diseñar..., 97. 3 4 / e n s ayo / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l Este panorama, sugiere algunas de las caras del pragmatismo que se desen- vuelve en la práctica profesional de la actividad arquitectónica, donde en palabras de Norberto Chaves: …el aparato profesionalista (sic) crea el mito de la autorrealización a través del oficio, el cual deviene una verdadera “profesión de fe”. El éxito profesional, sentido y meta de todos los esfuerzos, atrae como canto de sirenas hacia sus instituciones: premios, reconocimiento público, protagonismo en los medios, estrellato.15 Lo anterior es promotor de varias cuestiones: ¿las obras que los arqui- tectos muestran son signo de que se aprende haciendo o de que se sabe hacer? ¿Saber hacer implica un saber explicar y entender lo que se ha- ce? ¿En la academia, se busca que los estudiantes sepan hacer o que en- tiendan qué es aquello que hacen? ¿Quién sabe hacer está capacitado, no para enseñar lo que hace, sino para explicar lo que se hace? Ahora, si la actividad arquitectónica, en general, y el proyecto arquitectónico, en particular, implican un hacer, ¿en qué consiste ese hacer? Más relevante aún, ¿en qué consiste el pensar que acompaña el hacer? Sobre el saber pensar y el saber hacer Para reflexionar en torno a cómo proceder en el campo de la enseñanza de la práctica proyectual conviene analizar lo que significa una activi- dad práctica, un oficio, una experiencia, hacer algo o llevar a cabo una acción, esto con el fin de averiguar en qué medida el papel de la acade- mia en la esfera de lo social no está sólo en instruir, sino en proponer un marco reflexivo para entender cómo pensar el hacer y, a partir de ahí, instrumentar su posible enseñanza. Para Nicola Abbagnano, el término práctico, en su sentido general, se refiere a aquello que concierne a la acción y a partir de ahí identifica tres significados diferentes: “1) lo que dirige la acción; 2) lo que es traducible en acción; 3) lo que es racional en la acción”.16 En su primera acepción, 15. Chaves, El oficio de diseñar..., 97. 16. Nicola Abbagnano, Diccionario de filosofía (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2007), 841. l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / e n s ayo / 3 5 recuerda el planteamiento de Platón al referirse a la “ciencia práctica”, como aquella que es “inherente a las acciones”, por ejemplo, la “edili- cia”, es decir, la relacionada con la construcción, a ésta la contrasta con la “ciencia cognoscitiva” como la aritmética, la cual, según se plantea, carece de referencia a la acción. A esto se puede agregar lo dicho por Aristóteles, quien apuntaba que “en las ciencias prácticas el origen del movimiento está en alguna decisión del que obra, porque práctico y elegido son la misma cosa”.17 De lo anterior, es fácil intuir que lo práctico no es sólo acción, sino aquello que dirige la acción, es decir, que hay un componente reflexivo detrás del hacer, por ende, resulta insostenible la idea de que se aprende haciendo, ya que quien hace presupone una cierta manera de hacer. El práctico no hace por hacer, sino que su hacer lleva implícito un determinado pensa- miento sobre cómo hacer. En este contexto, resulta altamente sugerente la reflexión que plantea Adolfo Sánchez Vázquez sobre el término “praxis” y su contraste con el de “práctica”. La distinción radica en precisar que con el término “prác- tica” comúnmente se hace referencia a la “actividad práctica humana en el sentido estrechamente utilitario, tal como ocurre en expresiones como éstas: “hombre práctico”, “resultados prácticos”, “profesión muy práctica”.18 Para la conciencia cotidiana, “lo práctico” resulta ser lo productivo, pero, además: …para el hombre común y corriente la práctica es autosuficiente, no requiere más apoyo y fundamento que ella misma, y de ahí que se le presentecomo algo que se sobreentiende de suyo sin que revista, por tanto, un carácter pro- blemático. Sabe o cree saber a qué atenerse con respecto a sus exigencias, pues la práctica misma proporciona un repertorio de soluciones. Los proble- mas sólo pueden surgir con la especulación y el olvido de esas exigencias y soluciones. La práctica habla por ella misma. Así, pues, el hombre común y co- rriente se ve a sí mismo como el ser práctico que no necesita de teorías, los 17. Aristóteles, citado por Abbagnano, Diccionario de filosofía, 841. 18. Adolfo Sánchez Vázquez, Filosofía de la praxis (Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 2011), 27. 3 6 / e n s ayo / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l wproblemas encuentran su solución en la práctica misma, o en esa forma de revivir una práctica pasada que es la experiencia. Pensamiento y acción, teoría y práctica se separan.19 Para Sánchez Vázquez, el término “praxis” excede el de “práctica”, ya que si bien toda praxis es una actividad, no toda actividad es una praxis. Lo anterior resulta así, ya que hay una estrecha relación entre pensamiento y acción, es decir, quien hace no solamente actúa, sino que al actuar hay una precisa actividad cognoscitiva. Ésta se da en dos sentidos. La relación entre el pensamiento y la acción requiere de la media- ción de los fines que el hombre se propone. Por otra parte, si los fines no han de quedarse en meros deseos o ensoñaciones, y van acompañados de una apetencia de realización, esta realización —o conformación de una materia dada para producir determinado resultado— requiere un conocimiento de su objeto, de los medios e instrumentos para transfor- marlo y de las condiciones que abren y cierran las posibilidades de esa realización. En consecuencia, las actividades cognoscitiva y teleológica de conciencia se hallan en una unidad indisoluble.20 Lo anterior ya sugiere que toda práctica, en el sentido de praxis, no sólo implica un adiestramiento instrumental, el cual relaciona agentes, medios y productos, sino que además implica dos tipos de conocimientos: uno precisamente vinculado con el adiestramiento, y otro relacionado con los contenidos que sustentan el propio hacer y que permiten pensarlo. Desde la práctica cotidiana del hacer arquitectónico, ésta parece operar con ciertos fines que lejos están de ofrecer una explicación sobre la práctica arqui- tectónica, en general, y sobre la actividad proyectual, en específico, al estar regidas por el propio proceso de producción que resulta ser utilitario y estar sujeto a intereses dominados por el mercado. Asimismo, los discursos elabo- rados por la producción arquitectónica dejan ver que además de los propios fines establecidos por ella, hay un cierto contenido teleológico que pretende legitimar el hacer de los arquitectos. Es precisamente este contenido el que requiere ser revisado, para ofrecer una base reflexiva que permita profundizar 19. Sánchez Vázquez, Filosofía de la praxis, 36-37. 20. Sánchez Vázquez, Filosofía de la praxis, 269. l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / e n s ayo / 3 7 sobre el entendimiento de la actividad arquitectónica y los contenidos refe- ridos a la proyectación. Es ahí donde se hace pertinente la reflexión sobre las “lógicas proyectuales” que permitiría pensar aquello que sucede en la práctica del proyecto arquitectónico. § Bibliografía Abbagnano, Nicola. Diccionario de filosofía. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2007. Chaves, Norberto. El oficio de diseñar. Propuestas a la conciencia crítica de los que comienzan. Barcelona: Gustavo Gili, 2001. De los Ríos, María Fernanda. “Fernando Romero acepta las críticas al Soumaya”. Barrio Magazine. 8 de junio de 2011. Disponible en: http://www.barrio.com. mx/nota14182.html (consulta: julio de 2014). García Olvera, Héctor. “Reflexiones en torno al creacionismo y al evolucionismo en el campo de la producción de lo arquitectónico”. viii Seminario Permanente La Experiencia de la Espacialidad, la Habitabilidad y el Diseño Arquitectónico. Ciudad de México: dgapa-Facultad de Arquitectura, unam, 2014. González de León, Teodoro. Retrato de arquitecto con ciudad. Ciudad de México: Artes de México y del Mundo, 1996. Maldonado, Tomás. “Proyectar Hoy”. Revista Contextos 1. Octubre de 1997. Sánchez Vázquez, Adolfo. Filosofía de la praxis. Ciudad de México: Siglo XXI Edi- tores, 2011. “Ganadores pun. Premio Universidad Nacional 2005”. dgapa-unam. 2005. Dispo- nible en: http://dgapa.unam.mx/html/pun/GANA%20PUN%202005/PU- NAntonioAttolini05.pdf (consulta: julio de 2014). Vázquez del Mercado, Jorge. “Repensamiento de la enseñanza universitaria”. 24 horas. El diario sin límites. 22 de febrero de 2012. Disponible en: http:// www.24-horas.mx/repensamiento-de-la-ensenanza-universitaria/(consul- ta: mayo de 2017). .“Sobre el ideario de nuestra escuela de arquitectura”. Red de Universidades Anáhuac. 20 de junio de 2012. http://ols.uas.mx/a/pdf-uams/Congreso- Academico/Ponencia_Jorge-Vazquez-del-Mercado.pdf (consulta: julio de 2014). 3 8 / e n s ayo / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / e n s ayo / 3 9 Dibujo elaborado por Adrián Baltierra Magaña, sobre la base de una pintura de Guido Cagnacci (1663); terminado por Héctor García Olvera. / 4 1 R É P L I C A S — J O S É L U I S S Á N C H E Z B U R G O S — El maestro Hierro asegura que hablar sobre una teoría del diseño obedece, sin duda, a explicar tanto el contenido como el sentido de la práctica proyectual; además explica que la actividad teórica no se produce sólo al describirla, sino que es necesario precisar la base concep- tual de la que se ha partido.21 A propósito de esto, cabe recordar que Edmund Husserl nos dice que la teoría o razón teorética tiene su valor en que sólo ella puede hacer posible a la razón práctica. Las actividades de la proyectación son consi- deradas un factor propulsor de los cambios sociales en el sitio donde se ha regenerado y creado la figura del arquitecto proyectista, así como las nuevas tecnologías con la profusión mediática de un mundo idealizado. La proyectación arquitectónica —entendida “no como un proceso autosuficiente y autorreferencial, sino equivalente a la suma de activi- dades [...] entrelazadas en la formalidad de los objetos habitables [...] ligados [...] en la dinámica social, económica [y] política”—22 fue iden- tificada en referencia a la idea del conjunto de las actividades del pro- yectar, por lo que lleva implícita la condición de informar o transmitir características formales de un objeto arquitectónico a la fase de mate- rialización. Por su parte, Tomás Maldonado señala que el término “proyectar” —proveniente del latín poicere: pro “adelante” y poicere— etimológica- mente significa “arrojar algo hacia adelante”,23 lo que presupone la exis- tencia de algo a partir de lo cual se lleva al cabo la acción realizada. 21. Miguel Hierro Gómez y Adrián Baltierra Magaña, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pen- sar y el hacer”, viii Seminario Permanente La Experiencia de la Espacialidad, la Habitabilidad y el Diseño Arquitectónico (Ciudad de México: dgapa-Facultad de Arquitectura, unam, 2014), 1. 22. Hierro y Baltierra, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pensar y el hacer”, 2. 23. Hierro y Baltierra, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pensar y el hacer”, 3. 4 2 / r é p l i c a s / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l En las academias de arquitectura, al parecer domina la idea de que proyectar es una actividad creativa, sin aclarar de qué creatividad se ha- bla, seguramente se trata de una creatividad que ha tenido no sólo in- fluencia negativa para entender el proyectar, sino también para entender cuidadosamente sus resultados. ¿Será que esto busca que los estudiantes sepan hacer o que entiendan qué es aquello que hacen? Desde lo académico, se valora el hacermás que su entendimiento. Regularmente se maneja la idea coloquial de que “la práctica hace al arquitecto”, y es por ello que distinguidos profesionales, dueños de des- pachos, suponen que cuentan con la autoridad suficiente para dar confe- rencias. Esto plantea implícitamente la idea de que, en tanto se aprende haciendo, lo aprendido se puede (fácilmente) enseñar. Aristóteles pone como ejemplo al architekton, figura que conocería el origen de las cosas, un teórico, uno que también puede enseñar y que tiene bajo sus órdenes a trabajadores incapaces de pensar autónoma- mente. Resulta interesante notar cómo pudo haber existido en aquella época una forma de pensamiento relacionada con el hecho arquitectó- nico antes de la separación entre teoría y práctica, sin embargo, teoría y práctica coinciden, puesto que el teorizar también es una praxis, un crear y un producir. Para Norberto Chaves, existen dos tipos de profesionales: los que re- presentan un pragmatismo mercantilista y los del neomesianismo tecno- crático.24 Los primeros constituyen una tendencia mercenaria, mientras que los segundos pertenecen a la penetración en el mercado más elitista; sin embargo, este autor evidencia que también existen profesionales con ética y con alta responsabilidad social. Si lo práctico hace referencia a aquello que concierne a la acción, también permite identificar tres significados: • Lo que dirige la acción, • lo que es traducible en acción, • lo que es racional en la acción. 24. Hierro y Baltierra, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pensar y el hacer”, 7. l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / r é p l i c a s / 4 3 Por tanto, tenemos discursos de la práctica con contenido teleológico que pretenden legitimar el hacer de los arquitectos; por eso, necesitamos una base reflexiva que permita profundizar sobre el entendimiento de la ac- tividad arquitectónica. A partir de esa base, se podrá reflexionar sobre las lógicas proyectuales y sobre lo que sucede en la práctica del proyecto arquitectónico, más allá de lo que suponemos o intuimos. Para Jacques Derrida, por ejemplo, el problema arquitectónico, co- mo posibilidad del pensamiento, alude a una separación entre teoría y práctica, la cual da inicio en el momento en que éstas se diferencian: justo cuando la arquitectura se percibe como una mera técnica apartada del pensamiento. Con todo, puede haber un camino del pensamiento todavía por des- cubrir que pertenecería al momento de concebir a la arquitectura en estrecha relación con el deseo, con la invención. — H É C T O R A L L I E R A V E N D A Ñ O / A D R I Á N B A L T I E R R A M A G A Ñ A — El ensayo “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pen- sar y el hacer”25 propone reflexionar sobre la actividad proyectual, lo cual resulta relevante en dos sentidos: • Ante la confusión habitual de evaluar y llamar “proyecto” a algo que no lo es, es decir, el “proyecto” no es la obra ya edificada o el edificio en relación con los habitantes. • En general, las explicaciones de la actividad proyectual ubican al “proyecto” fuera de su inserción productiva, es decir, lo colocan co- mo una fase dentro del hacer de “lo arquitectónico” (en sentido ex- clusivo e independiente). 25. Miguel Hierro Gómez y Adrián Baltierra Magaña, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pen- sar y el hacer”, viii Seminario Permanente La Experiencia de la Espacialidad, la Habitabilidad y el Diseño Arquitectónico (Ciudad de México: dgapa-Facultad de Arquitectura, unam, 2014), 12. 4 4 / r é p l i c a s / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l Ante ello, tenemos que la tendencia va en el sentido de suponer al “proyec- to” como un factor de cambio social, de significar que un “arquitecto”, de manera independiente, sea el generador del “proyecto”, o entender el proceso de la “proyectación” como algo “autosuficiente” y “autorrefe- rencial”. Todo esto es contra lo que el ensayo de Miguel Hierro y Adrián Baltierra pretende reaccionar. De manera sutil, ese ensayo sugiere y ubica a la actividad del “proyec- to” como parte de un proceso productivo que deviene inserto en la socie- dad, a manera de un proceso continuo, en el que se da la anticipación de la “formalidad” de los objetos que integran el “ambiente habitado”, por medio de la definición de las imágenes y las especificaciones necesarias para su producción, en amplia imbricación de agentes. Asimismo, el texto abona un elemento para contrarrestar la ortodo- xia con que se cuida el uso del verbo transitivo “proyectar”: nos sugie- re que, por efecto de su acción, conviene el uso de “proyectación” (acto de proyectar genérico y consumado) para marcar diferencia en nues- tro ámbito y referirnos al conjunto activo que utilizamos para influir y manifestar una apuesta de relaciones entre cosas que consideramos en nuestra labor de ese tipo, trance productivo, entre variadas representa- ciones y tiempos gramaticales con que dirigimos nuestra imaginación y graficación sobre el objeto que se prevé (o que se intuye, pero que no se determina). Esto nos hace pensar en cómo llamar a la fase en donde se define el “proyecto”. A falta de un mejor término, se recurre a uno derivado del italiano y cuya traducción al español ha derivado en el término “pro- yectación”. Entre las ventajas de ese término destaca el hecho de que permite caracterizar una fase dentro del propio proceso de producción identificada por el conjunto de acciones o acto conjunto de la “proyec- tación”, dirigido a definir y especificar las “características formales” de los objetos que forman parte del “ambiente habitado”, y que tienen lu- gar dentro un proceso estratégico para los modos de edificación en la cultura, que no todos. De esta caracterización se desprende la noción de que la especifici- dad de la actividad del “proyecto” estaría dada por la definición de cómo es y cómo se va construir la materialidad de los que primero pueden ser l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / r é p l i c a s / 4 5 objetos de la proyectación, y luego serán cosas edificadas, que integran el “ambiente habitado”. Así pues, de manera conceptual, se identifica a la fase de elabora- ción del “proyecto” con el nombre de “proyectación”, mientras que el término “proyecto” se refiere al producto derivado de la elaboración. Si la proyectación consiste en el conjunto de gráficos y modelos que refie- ren al objeto en referencia indirecta, pero significativa de la formalidad del “ambiente habitado”, podemos asumir que tenga un sentido de “ac- tividad proyectual” como la definición intencional de la formalidad del “ambiente habitado”, pero inserto dentro de un proceso productivo, en el que se pretende edificar para ello. Desde una perspectiva de lo plausible, sería mediante la “proyecta- ción” que se precisaría algo menos que espacio, menos que un habitar, quizá sólo un juego de la apariencia de una cosa presupuesta, basada en lo que ya interpretan el proyectista y otros agentes partícipes del pro- ceso proyectual, quienes con su concurrencia productiva podrían ceñir, desde su singular perspectiva, la ilusión de ir “reconstruyendo una [...] visión del mundo”.26 Cuando se menciona que proyectar, en tanto acción, se compone de actividades, surge la pregunta sobre si hemos de considerar su distinción respecto de la acción de diseñar. Baste, por ahora, decir que tal vez tam- bién esté compuesta por actividades varias y no por una solamente, como lo hemos aprendido a creer en nuestras andanzas por estos sectores del campo productivo, entre la academia y la profesión. Por otro lado, el ensayo nos ofrece otros aspectos para continuar con la discusión, aquí o en el aula, en los seminarios y foros donde se dé cabida al trabajo de investigación que repara sobre las creencias de lo que hacemos, con interrogantes que nos plantean los ponentes,27 en los siguientes derroteros: a) Las obras que los arquitectos (o sus promotores) muestran más quelo- gros edificatorios, signo de que nos enajenamos en el uso de lo que se produce edificatoria, fotográfica, visual y publicitariamente para 26. Hierro y Baltierra, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pensar y el hacer”, 5. 27. Hierro y Baltierra, “La práctica proyectual: la dicotomía entre el pensar y el hacer”, 8. 4 6 / r é p l i c a s / l a p r á c t i c a p r oy e c t ua l promovernos en el mercado de la apariencia, para su reproducción y consumo a ultranza.28 b) Es probable explicitar lo que, según se cree, soporta el hacer en cada posición productiva, pero que, ante precisos marcos de referencia para ello,29 nos encontremos con censuras, evasivas o gestos de in- comodidad por parte de los observados sistemáticamente (seamos profesionales o académicos). c) En general, las academias procuran un ambiente para llegar a ser una vía simpática y doctrinal de lo que supone ser su nicho productivo; por lo tanto, la imitación de los que dicen ya “ser” (arquitectos, ur- banistas, diseñadores y demás etiquetas) resultaría fundamental y fundamentalista; de ahí su autoridad mediática, incluso sobre los que detentan poder académico. d) Explicitar una forma de hacer no sería equivalente a explicar lo que esa forma de hacer implica frente a otras, es decir, reconocerse en el variado conglomerado ideológico. e) Se abre el asunto de la consistencia del hacer y de la consistencia del pensar ese hacer, para fijar que dependerá de los marcos, tanto vul- gares como científicos, sin obligación de ser explícitos, la apuesta crítica que apoye asertivamente el conseguir su transformación. Y, también, se confirma una crítica hacia el imaginario —que se presenta en el ámbito académico y mediático— sobre la “actividad proyectual” co- mo un hacer que se aprende en el propio hacer y que propone que la ac- tividad de proyecto deba conceptualizarse como una praxis, aunque aún no pueda, es decir, partir de su consideración como un hacer que con- lleva un contenido que piensa el propio hacer. Esto resulta vital para nuestra labor reflexiva, pues permite superar la tradicional consigna “aprender a hacer, haciendo”, por la frase “apren- der a hacer, a partir del pensar el hacer”, lo que nos conduce a la pregun- ta sobre cuál es el contenido que permite pensar la práctica proyectual 28. Para muestra, valdría poner en jaque la anterior o la próxima “muestra estudiantil”, la cual es pa- trocinada por los estudiantes y cándidamente solicitada por la administración de nuestra facultad, como un retrato amateur de lo que similarmente implican, por ejemplo, las bienales. ¿Preparación para la profesión o reproducción acrítica de costumbres rentables? 29. Como podría ser una observación etnográfica y sociológica, de nuestras nociones, sobre nuestros quehaceres. l a p r á c t i c a p r oy e c t u a l / r é p l i c a s / 47 antes de su ejecución, en otras palabras, en qué se piensa mientras se elabora el “proyecto”. Al respecto, el ensayo redondea sobre que aquello que permite pen- sar el “proyecto” estaría dado por las llamadas “lógicas proyectuales”,30 entendidas como aquel contenido que permite pensar el “proyecto” mientras se hace el “proyecto”, y que, en el caso del ámbito académico, sería aquel contenido sobre el cual se podría instrumentar una estrategia de enseñanza sobre la “proyectación”, problemática intrincada. Finalmente, se nos propone la incorporación de un tercer y cuar- to elemento a la dicotomía planteada (del pensar y del hacer): la consi- deración del ser y del transformar como estrategias para presentar un panorama ampliado que permita revisar las explicaciones que hacemos de nuestras conductas, nuestros recursos discursivos y, por qué no, de nuestras herramientas en el ejercicio del diseño para lo arquitectónico. Todo ello se ejecutará, de modo ordenado y explícito, sobre todo en el ámbito docente, pues es donde podemos aportar mayor claridad, por el tipo de trabajo que perseguimos, que no es el de producir edificios, ni so- lucionar problemas, sino uno más prudente, que exige la puesta a prueba de estas reflexiones: el desarrollo de los elementos de base para impulsar y promover entre los técnicos, profesionistas, investigadores y docentes una conciencia sobre las consecuencias efectivas de la formación crítica para entender y conocer de nuestra labor, no sólo ejercerla, lo cual basta- ría con tener en nuestra legislación los dos primeros perfiles. § 30. Noción que propone originalmente el arquitecto e investigador argentino Roberto Fernández y que la ponencia enriquece, desde nuestra perspectiva general. 4 8 / e n s ayo / a c e r c a d e l a s ló g i c a s p r oy e c t ua l e s a c e r c a d e l a s ló g i c a s p r oy e c t u a l e s / e n s ayo / 4 9 ACERCA DE LAS LÓGICAS PROYECTUALES Dibujo elaborado por Héctor García Olvera, sobre la base de una foto del ojo de una mujer con la que podemos asegurar que ni la imagen de la foto ni la del dibujo son un ojo real, sólo la imagen de ello; en sincero homenaje a René Magritte. / 5 1 E N S A Y O — M I G U E L H I E R R O G Ó M E Z / A D R I Á N B A L T I E R R A M A G A Ñ A — Se parte de una visión sobre cómo las decisiones que se dan durante el desarrollo de un proyecto arquitectónico pueden ser contem- pladas a partir de las lógicas proyectuales por medio de las cuales se le da sentido a la conformación de la estructura figurativa en que se trabaja. Aparentemente, en el imaginario arquitectónico, existe un repertorio de formas arquitectónicas que está disponible para todos, pero a la vez todas y cada una de ellas carece de sentido si no hay un interés particular para utilizarlas en la producción de una edificación. Así, alguien opera ese collage de materiales formales disponibles y después otros sólo hacen reaparecer segundas y terceras versiones que parecen poderse utilizar sin mayores consecuencias. Por ello, cuando se presencia la exposición de algún arquitecto, se generan muy variadas impresiones sobre lo que se escucha: una de ellas es que al final de lo expuesto, no se llega a observar con claridad qué es aquello que orienta las decisiones del proyecto arquitectónico, es decir, cuál es el sentido sobre el que se basa el hacer que define la configuración de la forma de una edificación. Habitualmente sucede que las descripcio- nes que se hacen sobre lo arquitectónico parten del objeto construido, como si éste contuviera el sentido intencional del proyecto. Lo anterior se hace todavía más problemático, pues no hay algo concreto, sólo son descripciones hechas con base en las imágenes que se proyectan, que po- nen más distancia sobre el objeto, que sólo puede ser experimentado a través de su vivencia. 5 2 / e n s ayo / a c e r c a d e l a s ló g i c a s p r oy e c t ua l e s De la significación que hacen algunos arquitectos sobre la práctica proyectual Esta singular manera de proceder que parte del objeto construido para inferir de ello la intencionalidad del proyecto y, con ello, las intenciones del arquitecto está presente en la manera en cómo los cronistas, los his- toriadores y los propios arquitectos hacen referencia a las edificaciones. Por ejemplo, en un artículo llamado “La arquitectura de Elías Rizo”, el señor Rizo, quien hace las veces del arquitecto, comenta que en sus “pro- yectos de casas unifamiliares [...] se pueden reconocer sus influencias, inquietudes, intereses y filiaciones conceptuales, mismas que dan sentido a su actividad proyectual”.1 Ahí se observa cómo es que son descritas esas obras, además se infie- re el contenido significativo sobre el cual, supuestamente, se configuran las decisiones del proyecto. Se dice sobre dos casas que: …en ambas obras se percibe un orden compositivo y formal estricto, ordenado, identificando con claridad, jerárquicamente sus componentes de programa, en los que busca conciliar eficiencia y funcionalidad entre los requerimientos de usosolicitados por los usuarios y sus respuestas de diseño y constructivas; criterios en los que establece —formando parte de una constante mayoritaria en la arquitectura mexicana contemporánea— una relación conceptual con la arquitectura racionalista, mostrando compositiva y volumétricamente cuer- pos geométricos regulares, simples y algunas atmósferas vivenciales cercanas a obras de Mies van der Rohe (1886-1969), arquitecto alemán maestro del mo- vimiento moderno o a algunas otras de arquitectos mexicanos como Francisco Artigas (1916-1999) y Ramón Torres (1924-2008), representantes del mismo movimiento en nuestro país.2 Esta descripción plantea que las obras contienen la intencionalidad de las decisiones del proyecto, ahora bien, lo anterior resulta revisable en tanto que se cree que el objeto puede ser el medio para observar el sen- 1. Gustavo López Padilla, “La arquitectura de Elías Rizo”, Navegando la arquitectura. Crítica y reflexio- nes entorno a la arquitectura y las ciudades, 17 de julio de 2014. Disponible en: https://navegan- dolaarquitectura.wordpress.com/2014/07/17/la-arquitectura-de-elias-rizo (consulta: mayo de 2017). 2. López Padilla, “La arquitectura de Elías Rizo”. a c e r c a d e l a s ló g i c a s p r oy e c t u a l e s / e n s ayo / 5 3 tido que legitima la toma de decisiones sobre las que se basa la práctica proyectual, también se refuerza, a través de lo descrito, con lo que la tra- dición arquitectónica ha instalado como el canon a seguir y que parte del más feroz de los pragmatismos que impone el contexto de la producción arquitectónica. El uso del término “orden compositivo y formal” refiere a una ex- tensa práctica muy prolífica de la École de Beaux Arts francesa; la refe- rencia al término “jerarquía de los componentes del programa” trata de legitimar el sentido social que tiene la actividad del arquitecto; el uso de “eficiencia y funcionalidad” sugieren atributos adjudicados al objeto arquitectónico; asimismo, la mención de términos como “arquitectura mexicana contemporánea”, “arquitectura racionalista”, y el empleo de nombres de arquitectos como “Mies”, “Artigas” y “Torres”, más que ex- plicar el proyecto arquitectónico, ponen de relieve cierta manera de pro- ceder que se basa no sólo en la legitimación de ciertos arquitectos, sino en la reproducción de la imagen de ciertas edificaciones y su discurso, como en descripciones que mencionan que: …constructiva y plásticamente existe un claro contraste entre la utilización de muros de carga y columnas puntuales, definiendo básicamente con los prime- ros los lugares privados de las casas y con combinaciones de los primeros con las segundas los espacios públicos, propiciando aberturas acristaladas impor- tantes que establecen una relación directa entre los espacios interiores y los exteriores. Los espacios privados muestran una clara compartimentación, de- finición de uso y jerarquización de los mismos, en tanto que en los lugares más públicos se aprecia un sentido más relacionado con el criterio de plantas libres y continuidades espaciales, que se abren al paisaje de los exteriores mencio- nados. Componentes constructivos metálicos, combinados con importantes superficies de madera y cristales, en su condición aparente, definen la pre- sencia de las obras, contrastando lo anterior con algunas superficies rugosas, utilizando a veces como soporte o recubrimiento diferentes tipos de piedras.3 Así, se muestra una actitud que analiza el objeto, a partir de criterios que sugieren que aquello que se está describiendo y que puede inferirse con 3. López Padilla, “La arquitectura de Elías Rizo”. 5 4 / e n s ayo / a c e r c a d e l a s ló g i c a s p r oy e c t ua l e s mucha imaginación a partir de las fotografías, remite a las condiciones materiales del objeto. Tal explicación privilegia lo constructivo, sugirien- do que aquello que tiene valor en el proyecto consiste en el “cuidadoso diseño de los detalles”.4 La actitud a la hora de afrontar la explicación sobre la actividad proyectual requiere reflexionarse para profundizar en el pensamiento proyectual, con el objetivo de ir más allá de avalar una determinada práctica, sujeta al mercado de consumo y legitimadora de un hacer que valora el “estilo” o el “gusto”, para más bien proponer una actitud más cercada a la noción de praxis, que permita reflexionar sobre el pensamiento que se piensa en el hacer mismo y no como un pensa- miento impuesto que luego se le anexa como algo accesorio que pretenda legitimar la practica o ser guía de la misma. La reflexión sobre la actividad proyectual, desde esa visión, resulta ser escasa o nula, ya que al exponer sobre las edificaciones en las que han intervenido, lo que parece dominar es la legitimación de la propia acti- vidad profesional, que se centra en una exposición de las edificaciones ya terminadas, que, por otra parte, ocultan el muy personal gusto implícito en la toma de decisiones del proyecto. Esta actitud más que hacer entender el proceso reflexivo y signifi- cativo que lleva a la toma de decisiones y que permitiría profundizar sobre el sentido del proyecto arquitectónico, se reduce a la compilación de aquello que es fotografiado en las obras. Los casos son muy variados, por ejemplo, en una conferencia impartida en la Escuela Superior de Ar- quitectura (esarq, Guadalajara), Elías Rizo, en relación con una de “sus obras” y, después de hacer referencia al programa, comenta que “esa ca- sa obtiene medalla de oro en la bienal pasada”; acto seguido, hace una pausa y, tras mostrar más imágenes, puntualiza que “es una casa en ‘L’ donde toda el área pública de estancia-comedor, servicios, está en esta ala y en ésta más ciega el área de recámaras”, y, por si no había quedado claro, enfatiza que “la ‘L’ que forma el esquema original de la casa surge de esta idea del respeto a los árboles”;5 le sigue otra pausa y, más imáge- nes, para continuar... 4. López Padilla, “La arquitectura de Elías Rizo”. 5. “Elías Rizo arquitectos (Parte 3)”, filmado el 15 de febrero de 2011 en el Auditorio esarq, Guadalaja- ra, Jalisco, video 10:54, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=bekSNPJhPs4 (consul- ta: agosto de 2019). a c e r c a d e l a s ló g i c a s p r oy e c t u a l e s / e n s ayo / 5 5 …en un principio cuando empezamos hacer estos proyectos, cuando empeza- mos a construirlos, nos tacharon de medio locos en Tapalpa; dijeron qué están haciendo ahí con esas casas tan abiertas de piedra. A raíz de estas casas van a surgir una cantidad de muros de piedra en rajuela en Tapalpa de una manera impresionante y el resultado ha sido muy positivo, nos han salido tres o cua- tro proyectos nuevos allá [...] estamos haciendo tres casas nuevas en Tapalpa con un lenguaje muy contemporáneo y con una evolución a partir de estos proyectos, sin duda alguna.6 Hace otra pausa más, para luego mostrar más imágenes y cerrar con este comentario: …este es el fin de la presentación, me encantaría escuchar su punto de vista, si tienen alguna duda, encantado de contestarla. Les platico que sólo quise traer el tema de vivienda a la charla. Estamos trabajando en varios proyectos de gran escala, estamos haciendo un centro comercial en Los Cabos, estamos haciendo el proyecto de un hotel […] estamos haciendo casas en la playa, aca- bamos de ganar un concurso para un edificio de tecnología para el gobierno en la ciudad de Mérida, lo cual ha sido una experiencia extraordinaria, porque los materiales son absolutamente diferentes a los que usamos, el clima, el te- ma del subsuelo, hay una roca en prácticamente todo el estado de Yucatán donde la cimentación es absolutamente diferente a lo que nosotros estamos acostumbrados a ver aquí, es una zona que no hay sismos, y eso hace que las construcciones sean más sencillas que acá […]7 Así prosigue la conferencia, varios minutos más, hasta que da las gracias y vienen los aplausos. La
Compartir