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RESEÑA I

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RESEÑA: “MOVIMIENTO OBRERO Y PROTESTA SOCIAL EN COLOMBIA 1920-1950”
GONZÁLEZ ARANA, ROBERTO; MOLINARES GUERRERO, IVONNE. 
Historia Caribe, vol. VIII, núm. 22, enero-julio, 2013, pp. 167-193.
Universidad del Atlántico Barranquilla, Colombia.
MIRIAM VICTORIA DAZA MENDOZA.
UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA SEDE MAICAO.
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS.
TRABAJO SOCIAL, II SEMESTRE.
HISTORIA SOCIAL COLOMBIANA.
2018
En el 2013 Ivonne molinares y Roberto Gonzales publican el libro “Movimiento obrero y protesta social en Colombia. 1920-1950” el que nos habla de los movimientos sociales y específicamente el movimiento obrero. 
Según los autores “la discusión sobre los movimientos sociales está asociada a la lucha de clase” esta se manifiesta principalmente en el desequilibrio generado por la desigualdad entre las clases económicas, por ejemplo, lo que ocurre con el sufragio político, el cual, según Marshall, no era uno de los derechos de ciudadanía sino que era un privilegio de una clase económica escogida. Esta exclusión generaba un gran reto en las clases económicas menos favorecidas, ya que estas no solo debían luchar por su condición sino también por la desigualdad propiciada por el propio sistema. 
El texto nos habla de que los movimientos sociales son una colectividad o grupo que actúa continuamente para promover o resistir un cambio en la sociedad de la cual forma parte. Enfocándonos en el movimiento obrero este se concebía desde la óptica de lo clásico, debido a que provenía de movilizaciones de carácter económico e iban en contra del orden institucional el cual intentaban modificar con sus constantes luchas. 
En palabra de los autores “nos encontramos ante un movimiento social “clásico” que ha trascendido el tiempo, y que además ha ajustado sus demandas a un modelo económico hegemónico, que nunca ha presentado más alternativa que la diferencia entre una clase que produce y otra que aprovecha”.
En este libro también se habla de la dinámica del movimiento obrero en Colombia. Esta se inicia en 1912, con diversas protestas sociales como el paro de los maquinistas y fogoneros del ferrocarril de Antioquia y la huelga de los obreros de los ferrocarriles de La Dorada. Ambos impulsados por las precarias condiciones laborales frente a sus exigencias en el mismo. Sin embargo, para este entonces la movilización social aún no era un motivo de gran preocupación para el establecimiento. 
En este periodo se denota, en palabras de Jorge Orlando Melo, un paternalismo hostil, este se manifiesta en la aceptación por parte del Estado de la protesta, la represión de las protestas violentas y el reconocimiento del derecho a la huelga en 1919. Luego se da la prohibición a las huelgas en el sector de transporte así como en algunos servicios públicos, e incluso se limitó la realización de estas hasta que no estuviera agotado el recurso de la conciliación. 
Fruto de estas luchas y como medidas para reprimir estas, se van mejorando lentamente las condiciones de los obreros y la regulación de salud e higiene de las fábricas.
Los obreros se fueron formando y reconocieron que de ellos dependía el buen flujo y funcionamiento de la vida económica, sacaron provecho de esto y lo utilizaron para presentar negociaciones frente a los patrones y los gobiernos. Y esto condujo a diversas formas de protesta social asociadas a la escala de valores que los obreros otorgaban a sus actividades. Es así como se formaron diversas disputas en torno a la defensa de su independencia frente a los controles sociales y laborales. Ello indica que no toda forma de protesta estaba ligada exclusivamente a asuntos económicos.
En esta época el contexto social también afecto las condiciones laborales, la separación de panamá y las “ideas revolucionarias” ocasionaron una preocupación común de los empresarios, el Gobierno y el clero: el tiempo libre de los obreros, pues se trataba de evitar a toda costa que estas ideologías del sindicalismo socialista tuvieran influencia sobre los trabajadores, ante lo cual era preciso ejercer control social sobre estos sectores.
Los autores citan una importante cifra de Mauricio, Archila, 1989. El cual Señala que Durante 1920 hubo 32 huelgas a lo largo del territorio nacional, que pusieron en evidencia la aparición de la clase obrera, la cual alcanzaba cerca del 5 % de la población y se ocupaba de actividades tan importantes como la construcción de vías de comunicación, la industria manufacturera, las industrias extractivas y una agricultura moderna. Paralelamente, las luchas campesinas también pusieron en jaque al establecimiento.
El Estado Colombiano era movido únicamente por sus intereses económicos, esto se puede ver en el caso de la huelga obrera de la Tropical Oil Co. en 1924, para reclamar por mejores salarios. Los trabajadores no solo fueron reprimidos sino que el Gobierno autorizó el despedido de 1.200 de ellos. Asimismo, la obtención de precios favorables para el café, la ampliación del comercio exterior, la búsqueda de préstamos para modernizar el país y la apertura hacia la cooperación técnica fueron objetivos que pasaron a dominar la agenda de las relaciones internacionales de Colombia “para no detener su paso al tren del progreso.
Según Arturo Escobar, la lucha contra la pobreza en nuestro continente hizo posible “el establecimiento de nuevos mecanismos de control”, pues los pobres surgieron como “un problema social que requería nuevas formas de intervención social en educación, salud, higiene, moralidad, empleo, enseñanza de buenos hábitos de asociación, ahorro, crianza de los hijos”. Es decir que cada movimiento, lucha, protesta y huelga aportaba a la creación de mejoramiento de las condiciones de vida de esa población desfavorecida. 
En este periodo, con un contexto de condiciones laborales muy precarias en el país se fueron elaborando diversos “mecanismos de control” para contener los vientos de cambio venidos del exterior, y es aquí donde la policía y la iglesia utilizaban todo tipo de estrategia para combatir todas estas ideologías contrarias que no les convenía. Esto impulsó la creación de sindicatos y sociedades de auxilio mutuo. 
Todo lo anterior en un escenario en el cual la dependencia económica y la sumisión política se asociaban a un sentimiento que pretendía justificar la dominación de los norteamericanos, dadas sus “virtudes en contraste a nuestros defectos”.
En este periodo también surge el movimiento estudiantil y la fuerte exclusión a los desempleados. Así mismo se dio la lucha por el derecho de la mujer indígena en el cual se declararon en rebeldía.
La iglesia católica en busca de defender sus principios y los del capitalismo crea la Acción Social Católica, la cual se proponía “contrarrestar la influencia radical en las organizaciones obreras, llegando incluso a incitar a los empresarios para que expulsaran a trabajadores liberares o socialistas”.
En estos movimientos también influyeron la crisis económica de fines de los años veinte y la depresión económica de 1929 que motivaron una gran ola de desempleo y del debilitamiento de la fuerza del movimiento obrero. 
Posteriormente con la llegada del liberalismo al poder en 1930 se generaron inmensas expectativas en el movimiento obrero colombiano, luego de décadas de hegemonía conservadora. Los gobiernos liberales, especialmente los de López Pumarejo, trataron de ganarse el respaldo sindical y de constituir a las centrales obreras en uno de los pilares de apoyo del Gobierno. Esto era un cambio de estilo respecto a los gobiernos conservadores.
Se puede decir entonces que los movimientos sociales se dan en constantes luchas, con muchos obstáculos y oposiciones del contexto como lo fue el de la iglesia, y además son causa del capitalismo y la joven explotación a la clase obrera, esta que intenta con todas las fuerzas por medio de huelgas y protestas conseguir mejores condiciones laborales. 
En un lenguaje sencillo se muestra la dinámica de estos movimientos impulsados por inconformidad con el mismo sistema económico y su desequilibrioy así mismo la importancia de estos para la creación y fortalecimiento de una sociedad más justa y equitativa.

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