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Mar de voces
Antología literaria de docentes del sems 2023
Mar de voces: antología literaria de docentes del SEMS 2023 / 
Coordinación Lilia Herlinda Mendoza Roaf, María Adriana Sotelo 
Villegas; autores Manuel Flores Jiménez… [et al.]: presentación 
César Antonio Barba Delgadillo; Comité Editorial Óscar 
Daniel Gómez Mendoza… [et al.].; ilustraciones María Adriana 
Sotelo Villegas. -- 1a. ed. – Guadalajara, Jalisco: Universidad 
de Guadalajara. Sistema de Educación Media Superior (SEMS): 
Editorial Universidad de Guadalajara, 2023. 
140 páginas: ilustraciones ; 23 cm.
A la cabeza de la portada: Poesía. Cuento. Microrrelato 
ISBN 978-607-581-007-2
1.Antología literaria. 2. Cuentos mexicanos-Colecciones 3. 
Poesía mexicana-Colecciones. I. Mendoza Roaf, Linda Herlinda, 
coordinadora II. Sotelo Villegas, María Adriana, coordinadora III. 
Flores Jiménez, Manuel, autor IV. Barba Delgadillo, César Antonio, 
presentación V. Gómez Mendoza, Óscar Daniel, comité editorial 
VI. Chávez Martínez, Miriam, ilustraciones VIII. t. Antología 
literaria de docentes del SEMS 2023
868.5 .M29 2023 CDD23 
PQ7235 .M29 2023 LC
DNT Thema
Poesía • Cuento • Microrrelato
Mar de voces
Antología literaria de docentes del sems 2023
Ricardo Villanueva Lomelí
Rectoría General
Héctor Raúl Solís Gadea
Vicerrectoría Ejecutiva
Guillermo Arturo Gómez Mata
Secretaría General
César Antonio Barba Delgadillo
Dirección General del Sistema de Educación 
Media Superior
María del Socorro Pérez Alcalá
Secretaría Académica del Sistema 
de Educación Media Superior
Lilia Herlinda Mendoza Roaf
Coordinación de Difusión y Extensión 
del Sistema de Educación Media Superior
Missael Robles Robles
Coordinación de Entidades Productivas para 
la Generación de Recursos Complementarios
Sayri Karp Mitastein
Dirección de la Editorial
Primera edición electrónica, 2023
Coordinación
Lilia Herlinda Mendoza Roaf 
María Adriana Sotelo Villegas 
Autores
© Manuel Flores Jiménez, Mónica Belén Jiménez 
Núñez, Berónica Palacios Rojas, Dante Alejandro 
Velázquez Limón, Mario Armando Garibay Ancira, 
Federico de Jesús Jiménez Huerta, Elba Irene Vega 
Fregoso, Rubén Gil Hernández Silva, Miriam Chávez 
Martínez, Andrea Silva Ambriz, Atzimba Mondragón 
Galindo, Daniel Humberto Sánchez Velasco, Miguel 
Ángel Galindo Núñez, Ricardo Tonathiu Figueroa 
López, Guillermo Isaac González Rodríguez, Sandra 
Noemí Paz Rubio, María del Carmen Padilla Arreguín, 
Alma Yazmín López Magaña, Héctor Adrián Ramos 
López, Jorge Alberto Muñoz Santana, Jairo Ochoa 
Galindo, Dorian Hernández Vázquez, Brenda Emilia 
Castañeda Castañeda, María Sara Cardona Muñoz, 
Mario Alberto Hernández Wenceslao, Lucía Valencia 
Valerio, José Chávez García, Carlos Guillermo Amezcua 
Rosales, Fernando Franco Ordaz, José Antonio Neri 
Tello, Pedro Valderrama Villanueva, Josefina Margarita 
Alfaro López, Mónica Magdalena García Moreno, 
Claudia Miriam Reyes Romero, Maricela Chávez 
Mendoza, Gema Lizeth Urista Reyes, María Esther 
Rodríguez Ramírez
Presentación
César Antonio Barba Delgadillo
Comité editorial 
Lilia Herlinda Mendoza Roaf, María Adriana Sotelo 
Villegas, Óscar Daniel Gómez Mendoza, Andrea 
Monsserrat Torres Vaca, Cándida Elizabeth Vivero 
Marín, Juan Manuel Sánchez Ocampo, Imelda 
Quezada Jarero, Luis Antonio Medina Gutiérrez, 
Reyna Hernández Haro, María Luisa Gómez García, 
Gabriela Camberos Luna, Carlos Vicente Castro, 
Miroslava Pineda Rodríguez 
Ilustraciones
© María Adriana Sotelo Villegas
D.R. © 2023, Universidad de Guadalajara
Sistema de Educación Media Superior
Liceo 496
Col. Centro 
44100, Guadalajara, Jalisco
José Bonifacio Andrada 2679
Col. Lomas de Guevara
44657, Guadalajara, Jalisco
ISBN 978-607-581-007-2
Octubre de 2023
Se prohíbe la reproducción, el registro o la transmisión 
parcial o total de esta obra por cualquier sistema de 
recuperación de información, existente o por existir, sin 
el permiso previo por escrito del titular de los derechos 
correspondientes.
5
Presentación
Año con año, se abre un compás de espera en nuestra comunidad uni-
versitaria para recibir el ingenio, la creatividad y el talento de nuestros 
docentes. A través de sus obras literarias, han convertido a Mar de 
voces en una clara expresión de la memoria emocional, encallada en 
los arrecifes de la persistencia textual.
Mar de voces se ha convertido en una manera excepcional de 
estar en el mundo; por este medio nuestros docentes comparten 
sus momentos cotidianos —o no— en imágenes literarias donde 
los silencios y las palabras llevan una fuerza que nos sacude inevi-
tablemente.
A través de la poesía, el cuento y el microrrelato logran despertar 
la reflexión y la imaginación de las y los lectores. Mediante narracio-
nes que viajan en el tiempo, que describen habitaciones, ambientes, 
sonidos, formas, aromas y colores; sus protagonistas tocan el alma de 
quienes se empapan con sus letras. Por medio de la palabra revitali-
zan los temas más sentidos de la condición humana, que puede ser 
rebelde o introvertida, sublime o sutil, avasalladora o cruda. Por su 
profundidad, contribuye a que la antología se revele como un acto 
fuera del tiempo.
Por esto, Mar de voces se convierte en ese acontecimiento litera-
rio donde celebramos a las personas que salen de su tarea educativa 
para desarrollar sus creaciones escritas y nos las ofrecen en una an-
tología que, por su contenido y su tejido emocional, nos conmueve 
y nos inspira.
Sigamos contribuyendo a la difusión de este material que enrique-
ce nuestros acervos colectivos y personales. Imaginemos que cuando 
nuestros docentes le roban un pedazo al tiempo para retar a la pluma 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
6
y a la hoja en blanco, nos dan la oportunidad de conocerlos a través 
de sus escritos, tendiéndonos un puente que nos permite cruzar de 
nuestro mundo a otros mundos sorprendentes.
César Antonio Barba Delgadillo
Director general del SEMS
Poesía
9
Manuel Flores Jiménez
Preparatoria Regional de Jocotepec
Pavana para el hijo arrebatado
Nunca como a tu lado, fui de piedra
Rosario Castellanos
I
Así me hizo el hiriente dolor 
al golpearme el alma con mazo y roca,
nunca la tenue luz me arrancó esta ceguera
de tinieblas y traiciones fermentadas,
solo vino la levedad de lo irremediable,
el chirriar de dientes, el sangrar de uñas 
que hurgaban buscando
un amasijo de huesos y señales.
En la ingenuidad de la desdicha 
quise atrapar el sonido de los vientos alisios
en la transparente verdad de la sospecha,
entonces, el bastardo y pinche golpe
me aniquiló dejando un rastro de animal
herido y gimiendo de muerte.
Era la muerte de mi hijo,
el desamparo y la vasta anchura 
de la soledad con su devastadora presencia
que doblega y devasta.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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El dolor irremediable me arrastró
en su carruaje ruidoso de silencios,
fue un río de lágrimas desbordadas
que me dejó sin fuerzas,
aniquilado y casi muerto.
Era un fardo de músculos y húmeros
que dejaban las extensas cicatrices
de la tristeza.
Desde entonces, 
comprendí de la dureza de la roca,
sentí el peso terrible 
de un goteo interminable
que taladra, hiere y mata.
II
Ver la traición en sus rostros
cubiertos con máscaras,
ver a los titiriteros con su vil mentira
que encajan las uñas y los dientes
sin importar nada;
en el deshojado corazón hay una espina
que hiere lentamente, punza,
es una humedad que lastima
poco a poco lacerando,
hirviendo como la ira de la traición.
¡Qué cabrón está tragarse la propia bilis!
Ese verdor amargo que el rencor vomita
bajo la soledad del desamparo;
tanto tiempo de pie y tan cansado,
tanto vacío inmenso y no hallar fondo,
tanta impotencia y someter la ira
desbordada del dolor que se hace costra.
¡Tanto, y aguantarlo!
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
11
Solo pronunciar balbuceos primitivos,
solo eran quejidos de vacuna ausencia,
las falanges querían asir tu presencia
de ausentes e interminables horas, 
la nada medaba superficies de hondo sollozo
donde no yacían ni tus voces
ni la nada de tu ausencia.
Los pasos tambalearon,
el cuerpo desafiaba la vertical caída,
sentir el peso de la vasta agonía
de tierras desérticas,
un mar sin agua
y solo la sal del odio,
el arrebato cruel 
de lo originalmente amado.
III
Te marchaste y dejaste un extenso desierto de voces y recuerdos,
tus pasos inconfundibles, tu franca sonrisa, tu aparente frialdad.
Dejaste espacios inhabitables por nada, nunca y nadie,
que no se pueden cubrir con lágrimas y penas.
Te fuiste y dejaste incrustado un doliente desamparo de ausencias,
una incomprendida razón de hechos malsanos,
dejaste tu voz y los ecos de tu voz
en una vasta lejanía de sombras descompuestas,
como en el grito de Munch que se alarga interminablemente.
Había sentido el flagelo de la ausencia, la mía, 
pero no se compara con la tuya,
no es nada semejante con los hechos vividos,
es rumiar el dolor y volver a rumiarlo,
sin esperanza alguna, sin más realidad
que la consumación de lo inevitable.
Aquí yace tu ausencia, pero en algún lugar o como se llame,
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
12
yace tu ausencia de hijo, padre y hermano en cada momento que se repite
en la apagada cotidianidad de los días.
No hubo tiempo para despedirnos, solo esa mañana te miré alegre, 
el destino o quien lo quebranta lleva a cuestas 
esa vasta ausencia que nos dejaste, 
el temblor de mi humanidad deshecha me trastorna,
el dolor me enceguece y doblega porque es más grande tu ausencia
que me sangra como un animal lastimado.
Nada llena ese oscuro y terrible vacío lleno de temblores
y de estremecidas extremidades.
“¡Maldito el que crea que esto es un poema!”
dijo Jaime Sabines.
13
Mónica Belén Jiménez Núñez
Preparatoria 7
Trasnoche
I
Mi lengua está seca,
mis cabellos rotos,
mis manos agrietadas.
Llevo días viendo el mismo papel de pared.
El amarillo me vuelve loca, lo trocé desde el primer segundo.
No tengo miedo,
nunca me dejaron sentir el miedo.
Mi cabeza no flota
se hunde en el no saber de los días.
No sé cuándo llega la noche,
cierro los ojos. 
Veo la noche ausente detrás de mis ojos,
estos ojos que no son míos.
Veo pasar las estrellas de los días.
Mi garganta inundada de dudas y los bolsillos más vacíos,
bolsillos que siempre se llenaban de nada y de insignificancias, 
pero ahora no puedo ni siquiera sentir el vacío de la vida,
ahora no puedo llenar esta cabeza de mechones, estoy calva.
Mi cuerpo se contrae, suda, la basura dentro de él comienza a salir por 
[mis poros,
mis piernas hacen huelga, han cerrado todos los sistemas,
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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los sistemas de mis manos simplemente murieron.
Me estoy yendo, pero los últimos espasmos que da mi cuerpo me 
[regresan. 
“No te vas a ir” me susurra.
Parece que él manda ahora, 
Le ruego todos los días al sueño, pero no puedo,
no me deja. Comienzo a sudar más, tiemblo, lloro,
imploro a alguien que me ayude.
Mis ruegos son en vano, no hay nadie.
En una casa asfixiada de nada, de soledad, de prohibición. Aquí no
[hay nada
aquí no se puede nada
aquí te llevas nada.
El reloj me atormenta, 
cuento las horas que no he dormido.
Son muchas.
Los eternos remolinos de la azotea no cesan, 
para los gatos la noche es mágica,
la magia es de ellos.
Yo sigo inmóvil, invalidad, impotente,
soy prisionera del sueño, él me manda,
no me deja ir.
Siento que mi cuerpo se derrumba, 
pero me tiene tomada del hilo más débil de mí.
Mi cuerpo, débil, cansado y roto.
II
Recuerdo cuando papá sacrificó a mi perro.
El perro estaba un día y al otro no. 
El tiempo estaba ayer y hoy no. 
Sé sentir el hoy,
no sé cómo llegar a casa,
la casa donde yo tenía un perro, 
la casa donde papá tenía trabajo, 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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la casa donde entraba aire.
El aire hace paredes detrás de mi nuca, 
pesa tanto que mi cabeza ha dejado de pensar y ahora sopla, 
sopla para fugarse, sopla para apagar el calor que incendia 
y borra al tiempo.
El tiempo se borra, el tiempo se ha enterrado detrás de casa
donde mamá nunca plantó flores,
donde mamá regaba la tierra árida con su sudor, con su resignación. 
Ahí quedó mamá 
petrificada, es el miedo de salir de un piso que nunca le daría nada,
en una tierra que no era de ella, en una casa que dejó seca,
una niña que dejó sedienta.
Tengo sed, sudo mucho. Pienso en las aguas del mundo 
que jamás podré ver, 
las aguas de un mundo distante, un mundo alejado.
16
Berónica Palacios Rojas
Preparatoria Regional de Chapala
Ilusión
Bryan huyó con la mirada baja
y unos billetes en los zapatos.
Cargó la foto familiar para momentos de soledad
y en un impulso de salvación,
puso la Santa Muerte al pecho.
Imaginó cómo derribar
al gigante que detenía el muro, 
barrer dólares y regresar con su hermano.
Este hombre de corazón empequeñecido 
temía a las tragedias del río, a los asaltantes, 
a balas de chile y plomo. 
Recogió peticiones,
 pasos de muertos, pedazos de cartas, 
cuidó a traidores y desvalidos.
Temía no recordar el camino a casa,
olvidar su idioma, costumbres, a los suyos.
Él sabría de injusticias,
lejos del lugar donde no pertenecía.
Le asustaba no encontrar a su hermano y morir en el intento.
Cuando por fin, burló al gigante 
y pasó la barrera.
El silencio se volvió blanco y ensordecedor. 
Veía sus ampollas, la tristeza enconada, 
a sus paisanos en derrota
y el miedo acosador en cada sombra.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
17
Soñaba con su ranfla,
la casa con sudor del gabacho,
y llevar a su hermano ante su madre. 
El tiempo volatizó aspiraciones, fuerza y paciencia.
Mismas chingas del rancho 
pero sin libertad.
Entonces se dio cuenta 
que el gabacho era su más hermosa pesadilla.
Vivía anonadado por el McDonald’s,
el Cheese Burger, el asado y los dólares.
Soñaba regresar en su camioneta con estampida de corridos,
a su casa californiana y sonriendo junto a su hermano.
Quería huir de ese país que no le pertenecía.
El pan diario eran rezos silenciosos en su lengua, 
al Jesús custodiando los dígitos en la pared,
porque ahí, detrás del muro era desdichado.
Algunas mañanas bendecía 
el campo en su lengua para la buena cosecha.
Por las tardes añoraba la comida de su madre
mientras en noches frías lo abrazaba la locura, 
al presentir que su hermano ya era polvo. 
Diez años lejos de su gente, endurecieron su corazón. 
Bryan solo entendía que su trabajo valía diez dólares la hora 
el inglés no era necesario
porque un indocumentado debía ser silencioso y acomedido.
No entendía nada de gringos ni de negros ni latinos.
Ahora hablaba un idioma de acertijos
y aprendió a leer la mirada y la traición.
Hoy se siente extranjero en su montaña,
convive con dioses y evoca costumbres en silencio
mientras, sus recuerdos aterrizan en el gabacho.
Y vuelve a cantarle a su tierra con la melancolía del ausente.
Ya no habrá dólares, ni indiferencia.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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Ahora sobrevive de recuerdos, acepta su destino 
y abraza el lenguaje natural del corazón.
El sueño
Sueño tierra en la garganta,
huella de nacimiento, tatuaje inconcluso, 
mis ojos ausentes.
La muerte me sedujo 
mientras un insomnio taladrante me acosaba.
Un hueco en el estómago, un proceso prolongado de vacío
y días del polvo
aguardando a que despierte.
No hay ruido, es temprano.
Hace meses la sala estuvo de fiesta.
Me desvanezco.
19
Dante Alejandro Velázquez Limón 
Preparatoria Regional de Chapala 
La ciudad
La ciudad que perdimos
La ciudad que perdimos tenía un contorno
aún alcanzable a nuestra vista:
un límite cincelado por el río, la acequia 
o esa ennegrecida barranquita
donde escurrían musgos y latas Herdez
que escalábamos hasta llegar a la nada.
Desde arriba mirábamos las mesetas y un cielo 
a punto de revolcar sus aguas contra el mundo
y abofetear los vientos del poniente
contra los campanarios.
No fue la mejor: no la peor: fue nuestra, nada más. 
O eso creíamos bobamente
mientraslos amos verdaderos inflaban su alcancía
en la reserva territorial y en la obra pública.
Ellos, los bárbaros que demolieron la antigua fábrica,
pavimentaron las pocetas, hicieron de la
mezquitera un centrito comercial muy cool
y del manglar un salón de eventos.
A otros nos dejaron el paisaje raso y los callejones,
la permanencia voluntaria en el cinema y 
aquellas opulencias que se cosechan 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
20
en el placer de lo doméstico y el descanso dominical,
tendidos en un parque o lanzando dardos en la feria.
Aislada del mundo por su codicia milimétrica, 
la ciudad fue noble con nosotros por alguna razón.
Cedió sus recovecos al besuqueo;
al ebrio, hartas noches de alcohol; 
días de pinta y tardes de frontón al vago; 
y al gentillal un tianguis, serenatas y fiesta patronal.
La ciudad que perdimos montó humedales
en el tiempo, ¿deseaba entramparnos a su melancolía,
a los pantanos donde aún encama? 
Era laguensemente lagrimosa, 
hidrocálida y liquidal, chapoteable por chapalense, 
tormental y tapatía, sudorosa al duranguearse, 
moreliana marea o ensalivada ensayulez…
se destiló en todos los cauces 
y ahora que es árida, se despeña. 
Hay quien la recuerda en sepia, como una foto antigua
pero es tornasol el fotograma que alberga 
con sus indigencias y cacicazgos, 
barrios de lodo y calzadas impecables
por donde anduvimos de la mano
y corríamos para alcanzar el autobús.
Cada quien su ciudad y sus filias, pero la nuestra 
fue venerable y la hubiésemos canonizado fervientemente
con una tormenta de agosto o un vaso de tequila,
pero ya no es la misma 
y nos destilará, como ella, gota a gota.
Tarde o temprano se habrá cansado 
de sus hijos.
21
La ciudad que odiamos
La ciudad que odiamos se despedaza con nosotros cuerpo adentro,
nos desquelita en cualquier baldío
cuando no puede emboscarnos a pedradas 
en el barrio donde nadie duerme
y a nadie interesan los vulnerables.
Es el rufián que hemos dejado andar con arrogancia
por el boulevard, trepado en su Ford Lobo o en la motoneta
con fines siniestros,
y es el mercader, el político que traiciona, 
es la ambición puesta en escena a cualquier hora 
y en todo sitio donde deslumbran metales: 
hampa / ayuntamiento / iglesia / cámara de comercio
/ el arrabal.
Esta ciudad nos amanece en la nota roja 
y en las sangrantes esquelas del diario,
ahora que no asombran el rapto, la tortura 
secuaces casualidades y vana vanidad
Se esculpe la culpa / la disculpa 
la tentación por arrancar fulgor al campo
y a las aguas que ayer solíamos beber.
Bajo esta erosión emerge
nuestra silueta de Leviatán.
La ciudad que anhelamos
La ciudad que anhelamos 
vendrá en un carricoche volador
y poseerá fiscales de metal
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
22
dispuestos a protegernos.
Es un sueño random 
que limpiará las aguas del río
y los motines del reclusorio;
despejará los vientos de polución,
los lixiviados del vertedero
y cada mala compañía.
La ciudad que anhelamos tiene ya su render
y un instructivo para armar
con jardines errabundos
y bocinas aesthetic en cada avenida.
Será patrimonio de nuestros hijos y
un paraíso donde el romance,
la in-te-li-gen-cia-ar-ti-fi-cial
y el tren de levitación magnética
aceleren este beat.
La ciudad que anhelamos
pudo ser aquella que perdimos un día,
y aprendimos a odiar lentamente,
pero no será ni una / ni otra / ni la otra.
Habrá de inmolarnos antes
en el lodazal. 
23
 Mario Armando Garibay Ancira
Preparatoria 5
Zaratán
Zaratán, zaratán, zaratán,
de mi madre salía un cangrejo
en las noches de pleamar;
volvía con el entrecejo
erizado de estrellas de mar.
Zaratán, zaratán, zaratán,
¿cuánto vale tu destino?
¿Cuesta más tu ser o tu vacío?
¿Eres abundante?
¿Eres necesario?
¿Cuánto oro, cuánta plata
está en curso por tu causa?
¿Te pareces al cangrejo?
¿Eres vórtice de Dios?
¿Eres hálito de podredumbre?
¿Eres mal que relaciona?
¿Eres bendición que santifica?
¿Eres signo de tu tiempo?
¿Nacen cangrejos de los pezones de las madres?
¿Representas algo o eres una cosa?
Zaratán, zaratán,
bonita apropiación de una palabra árabe,
hálito medieval castellano,
demonio dulce de una monja moribunda,
cangrejo que iba y venía,
que hacía su nido
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
24
y que ya olvidamos…
o nos hicieron olvidar…
o se escondió en un hoyo…
lejos…
a la orilla de la mar…
ZARATÁN:
Hoy en día te llaman
esas voces perversas y meticulosas
de la positividad médica
CARCINOMA LOBULILLAR,
o carcinoma ductal,
o triste y simplemente,
rompiendo con el retablo,
CÁNCER de MAMA, Cáncer de Mama, cáncer de mama. 
25
Federico de Jesús Jiménez Huerta
Preparatoria 18
Arquitecturas
Esta tarde huele al humo grisáceo de la ausencia,
a pájaros escarpados, vacilantes; a espejos despojados de su mirada,
huele a alcoba de mayo y a hormiga perdida en los lentos paseos del eclipse,
a piedra clavada en el ojo del tiempo, a esa caligrafía de los árboles
[imantados, 
al hueso expuesto de los cimientos que levantan este linaje de gigantes 
[muertos, 
a acacia con su jilguero desmontado,
a vértebra de ciervo sacrificado y a goteo impaciente de jueves,
a esquina con vapores reciclados en el rostro del ciego,
al aullido de equinoccios nupciales entre banqueta y banqueta
donde los verbos callan como un naranjo,
huele a ese entrever de rumores de la vid,
a prehistoria de estar enterrado en el lugar inhóspito de la carne,
a la bruma impenetrable del miedo al laberinto de ruedas y panfletos,
huele al sonido que palidece náufrago antes de perder su isla.
Esta tarde ya apesta a ser oscura, remando en su follaje embriagado,
arena movediza que es hierba en la selva de otro sueño. 
Esta tarde ya está desierta.
Palimpsesto
Escribo la ciudad como un plagiario de cemento y palabras,
todo mi ser piensa en ese espacio reconstruido sobre las ruinas de otra era,
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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soy el pasado sin presente ni futuro.
Con la corteza hueca, los obreros ya hunden su herramienta,
escarban las raíces de una voz sembrada de palabras verdes y versos 
libres, donde la ciudad se ampara en su boca calumniosa
y escupe en el viento su letanía verbal: 
materia oscura del ruido,
escafandra salivosa de algún letargo que fuera incendio o prólogo 
[sobre ti
o sobre mí. 
Como una llameante cisterna de voces almendradas, rellenamos los 
[huecos
como tsunamis inventados y voraces.
Entro y salgo del metro y la polis. 
Aquí vienen las máquinas para hacer la autopsia. 
Voy de vuelta a esa ciudad de voces y salivas. 
Donde yo la construya, edificaré mi voz.
Geografía del poema
Hablo de la geografía del poema,
de la más profunda constelación del silencio, 
desde los cimientos de la escritura;
hablo desde la amarga sepultura de la voz. 
Escribo de la incesante cicatriz que me construye, 
de la avenida metafórica de la lujuria.
Y hablo de nuevo del tiempo vasto
que migra hasta la médula del entonces. 
Hablo de la palabra imantada de la hembra. 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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Entre atmósferas de azufre y meteoros
y desde este instante de columnas triturado, 
hablo de la palabra que transpira el mundo 
al margen de las arterias del verbo. 
Hablo como un exiliado del aire
y de la materia clara de la atmósfera híbrida, 
como alguien que dice no conocer su ritmo. 
Tan solo para beber la arena
le miento al silencio vertebrado. 
Hablo de la viveza del trueno de Rojas,
así es Gonzalo,
del temblor oscuro de tu vientre.
Hablo entre vigas y ladrillos líquidos.
Hablo como una lluvia hambrienta de inundarse. 
Y desde el hueco del aire arruinado,
desde la precipitación sonora del día,
desde los ojos quemados en lágrimas, 
hablo desde esta voz de siempres y nuncas. 
Al silencio
Libérrimas y silentes,
las calles oscurecen eléctricas
al movimiento geométrico de los astros,
negándose su limpio vacilar de tuerca,
dejando que los transeúntes dancen la música exaltada del tiempo.
 Movimiento perpetuo del agua fósil,oscuridad de la misma piedra: 
 caminar entre las voces encharcadas de las rimas, 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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maleza neurótica de la posteridad. 
 Debemos aprender a separar ese granizo del presente, 
escurriendo las voces de nuestros tiempos.
Entre los escombros del espanto,
los árboles y la tierra enmascaran este derrumbe
de palabras e intenciones baldías. 
 Sí, la noche devora lo que queda de la calle, 
esconde los desechos cimentados en la alcoba oscura, 
pero la métrica del silencio, 
los ecos de la poesía y
el espejo de la tempestad son los que limpian.
En la transparente calle ya solo cruza su silencio. 
Límites
Una ciudad me nace como un sueño, 
no de agua ni de sal ni de silencio, 
desde este abismo de tempestades: 
 oscuro espejo en el tiempo,
arpón veloz que se estira hasta sus arterias 
en la profunda luz que se abre al reptil sin piel. 
Las calles invencibles
remedan mis pasos como olas y cometas vivos: 
y todo es vigilia de otro cuerpo
en el lenguaje del mundo que habla espejismos de la sed 
y canta desde su principio,
desnudo habitante de la raíz del tiempo
como un pájaro amarillo
al que hay que salvar de este instante,
cuando la palabra y el silencio crecen juntos.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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Una luz parpadea a la hora transparente.
Y la ciudad cae en su infinito vuelo. 
Testamento inmaterial
A Mary toda la poesía, mi vértigo y París,
a mi padre todas las tardes y la música en el aire,
a mi madre la memoria y el primer verso del día,
a mi hermana Rocío la velocidad de la luz,
a mi hermano las estaciones de la infancia,
a Vallejo la otra cara de la moneda,
a mi adolescencia otra oportunidad,
al olvido el eterno retorno,
a Octavio la palabra única,
a la cama todo mi cuerpo después de comer,
a Fernando toda una noche en Lisboa,
a la lluvia mi algarabía y mis días,
a Monterroso una oveja gris y un mejor despertar,
a Cuba mi exilio y sus distancias,
a Cortázar el juego sin instructivo y un gato,
a Nicanor mi máquina del tiempo y un escarbaversos, 
a doña Nicanora mi silencio, 
a Raymond Queneau la letra que le falta,
a Gonzalo todo Lebu un veinte de diciembre
y el exilio esencial,
y al silencio todo el tiempo que me reste.
30
Elba Irene Vega Fregoso
Preparatoria 8
Así las cosas, mi estimado
Buenos días. 
Dios me contó un secreto, 
me dijo que somos máquinas de sufrir. 
Al final del concurso
gana el que haya imaginado 
las estrategias más jugosas
de auto-tortura 
los mecanismos más finos del dolor
el que encuentra
las almejas con las perlas más gordas
que adornarán la sufrida frente
o bien 
el que haya conseguido 
mejor anestesiar la herida 
vivir entre humos rosados 
acariciar con el culo los últimos placeres
paraísos artificiales en forma
de montañas de objetos
o montañas de cuerpos 
o montañas de palabras.
No quiero hacerte perder el tiempo
hablándote acerca de las costumbres
de un viejo sádico, 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
31
solo quiero decir que incluso en la poesía
a veces blanco quiere decir blanco
y azul, azul. 
Arte poética III
No soy como tú, me gritaste. 
Tienes razón: yo sé que vamos a morir 
que solo hay una oportunidad para ser felices
que solo hay una oportunidad para hacerlo todo 
para vivir todas las vidas posibles. 
Somos tan distintos porque sé reírme de mí misma, 
porque encuentro gozo en las pequeñas cosas
porque creo que me habita una chispa divina 
que hay una hoguera encendida en mi pecho, 
porque le hablo a Dios y él no me responde
y se ríe de mis ínfulas y rato después yo también me río 
sobre todo, de mi dolor. 
Somos distintos porque yo hablo de flor y canto
y tú solo conoces la parquedad, el mutismo
porque en mis labios habita juguetona la palabra
y en los tuyos se atropella, apenas sabe
de sí misma…
Yo no te he amado menos por todo esto 
no ser como yo, puede ser, al final del día
lo mejor que te pudo haber pasado. 
Pero la muerte no perdona, y en los confines
de la existencia, nadie es esclavo de nadie
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
32
y la única traición es la que perpetramos
contra nosotros mismos.
XXIII
Me creó Dios un día y tu tacto terminó de formarme
mi cadera creció a la medida de tus manos
y en las puntas de tus dedos se acurrucó 
un orgasmo que lleva mi nombre, 
en tu mirada de relámpago escondido 
en el río de piedras amarillas que rodea tus pupilas 
descansaron mis labios
(conocí el gris de tus ojos, que es el color de mi alma)
¡cuántas noches jugamos a amarnos 
sin saber que el amor es patrimonio 
de monstruos! 
Yo sé abrazar la nada cuando duerme
tranquila en la nariz de un ángel 
y tejo a ciegas estas fauces de lobo 
que me robé al besarte 
sé que no vendrás nunca, 
que vives dulcemente ignorante del 
dolor que te tengo 
del amor que te tengo. 
Con una flecha aguda 
en medio de mi pecho 
un dios cruel 
ha dibujado un arco.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
33
En el principio fue Dios
y Dios nació blanco y blancos hizo 
a todos los demás hombres. 
La leche que bebió de la teta 
de su madre, la virginal María 
blanca también, como él. 
Blancos los barcos en los que llegó Colón 
a las indias, y blancas las ensoñaciones 
de los soldados de Cortés. Blancas las armas
y blancos los cuerpos destrozados 
de mis antepasados. 
Todo el mundo sabe que lo que un blanco mata
se vuelve blanco y sube al cielo 
y le cuenta a Dios de la bondad
de los asesinos blancos 
que llevan el progreso a los pueblos
que llevan al verdadero dios a los pueblos 
que son capaces de vender su alma al diablo 
(que es blanco, no rojo, como todos creen) 
a cambio de un dólar.
34
Rubén Gil Hernández Silva
Preparatoria 8
La insurrección de los gatos
El amarillo de sus ojos 
alumbra 
el dilema del mundo 
No entienden 
la exposición intransigente 
a los peligros 
que con temor admiran 
como atributos de la calle 
Observan con recelo 
la polilla fascinada 
por la amenaza que embellece 
el candil de nuestra calle 
El maletín me encalla al concreto 
Me alejo del cuento 
de hadas y felinos que 
con cal, arena y dos meñiques 
comenzamos a erigir 
Perciben que tatúo 
el fantasma de mi caricia 
en el viento 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
35
y el tiempo se suspende 
En mis hombros persiste 
el peso que me arrastra 
pero recobro el ánimo 
cuando observo desde la calle 
cómo evaden al tiempo porque es juego
Y no hay mayor acto de rebelión 
contra el hombre obstinado 
que lamerse las garras
Coro de jornada
Comienzo 
la mañana con un golpe directo 
a los párpados que se rehúsan 
mirar más allá del orden 
Todo es un juicio constante 
que no se pierde si miras el itinerario 
Agotas y a rastras 
los pies responden 
Eficiente que no eficaz 
sino más que eficaz 
eficientísimo 
el tren despedaza los rastros que 
de humano quedaba en el vagón 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
36
Y puntual 
Cómo comienzo cuando 
la consciencia apunta a un paraíso que no se toca 
mas que en alucinaciones de Fred Astaire 
fragmentado en viñetas de cartón 
Abro el día con leche 
que es paja 
y entonces me digo que 
pararé
tarde que temprano 
pararé
Pararé si la vida señala 
para encontrar un norte 
fuera del orden que embona 
las piezas de un rompecabezas 
carente de fluidez 
Pararé cuando al final del túnel 
se revuelva la leche con el cartón a gotas 
eficientes hasta perder el itinerario y el caos 
golpeé directamente a los párpados del 
comienzo 
Misiones
Imagina los días que no se agotan 
en procesos de producción 
el tiempo 
escurrir entre las grietas 
de una estructura cuestionable 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
37
Olvídate de la palabra 
E X P E C T A T I V A 
I M A G I N A 
narraciones posibles 
donde no estamos tan muertos y nos queda 
deseo de tomarnos la palabra 
En las noches te observo y pienso en decirte 
que te tomes un tiempo 
lejos 
de esta casa que limita 
de estavida que aprisiona 
de este loco del sistema 
O mejor 
sigamos hacia el precipicio 
pie con pie y sonríe 
antes de dinamitar 
el monumento que ayudamos a erigir 
y así quizá le devolvamos al tiempo 
coraje 
ganas 
de mirar detrás de estas ojeras 
La pared se cansa de tanto resane
La casa quiere volver 
a su origen 
de piedra 
que no funda 
ni sostiene 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
38
ni siente 
ni es 
consciente del tiempo 
se quiere venir abajo 
 desintegrarse en partículas de arena 
ya no ser ni contener 
 Fantasma de lo que fue brevemente 
Pero se debe mantener 
fachada de envidia 
muros titánicos 
calidez que viene de los interiores 
La vida que recorre sus pasillos 
persigue algo diferente 
invasión de horas que son vestigio 
eco del temblor de viejas amenazas 
pantalla 
de pelo 
de gato 
para esconder
heridas 
en los muebles 
inundaciones de agua que quiere 
correr libre 
pulso falso 
cortante contacto 
que grita 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
39
entre tubos y cables que son arterias 
Y mientras se contenga 
las paredes sudan y lloran 
Huella de la edad: las humedades 
raspamos y resanamos para 
reiniciar el ciclo de la apariencia 
¿Qué harías tú?
Imagina que amas
tanto
que no puedes imaginar
tan solo un día
sin su presencia
Se vuelve pesado
el final del vaso
el cierre del día
la ausencia de su olor
en el aire
la falta
y temes porque puede
que llegue el día en que
falte
Lloras
como has llorado muchas veces
en tu vida
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
40
porque imaginas un día futuro
sin el amor
Por ello la palabra amor
carece de sentido
se vuelve lo opuesto y duele
arde porque el tiempo
altera, prolonga y disuelve
y no sabes cómo actuará después
Entonces el amor cae
sobre el techo de la casa
de tu infancia
sobre tu padre que no te enseñó
cómo hacerle frente al amor
sobre mi madre que lo ama todo
excepto a la vida misma
sobre el amor de hoy
que se expande y explota
Imagina que entonces
cae
el amor sobre la memoria
con un nuevo sentido
y crees que le entiendes y puedes
correr a su lado
o que le escuchas decirte
que te estuvo guardando un lugar
pero
no sé si lo entiendas
me refiero a la duda
detrás de la afirmación
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
41
¿qué pasará entonces con esto que quisimos
erigir en nuestras manos sin pensar
que la euforia en nuestras tierras
provoca fallas y temblores?
42
Miriam Chávez Martínez
Preparatoria 5
Incierto
Incierto…
como el cardumen ancestral
 en el ojo del tiempo 
Y el viento que peca
 y el barullo
 la marea
 la punta de lo escrito
el furtivo desencuentro del otoño
 y el oculto de tu humedad
Incierto…
como el desdén en la nostalgia
 entre labios-grana-lunar
entre sábanas-vaivén
 entretejiendo la espuma boreal
Incierto…
 como el eco desteñido del deseo
en el peldaño de tu sombra
 canela-volcán
 costilla-goteo
 vuelco inguinal
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
43
Incierto…
 como el temblor-comisura
como lava-huida
 como espina
daga
 invertida
Cementerio 
Solo humo de olvido
 entre lozas de llanto
sobre huesos lapidarios reposan
en calderos y acantilados de escombro
Tú, suave, sempiterna y desprendida
flotas con tus alas de abril
enredando tu aliento en mi infancia
 cierta y volátil
encrespada en mármol de arreboles
y con voz diminuta susurras en mi costado
mientras zigzaguea de insecta y amarrilla
aquella que extrae polen de tu vida
Se aspiran azahares celestes
y se abren rosas de tu cuerpo
Yo sigo rutas de olores y sueños
desde solapas tiernas que adornan tu ataúd
venerando en estampida de abejas
que se posan en cada una de tus vértebras
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
44
para decirme que habitas en viento 
en noche de lunas enrojecidas de silencio
y mañanas goteando ventanales
45
Andrea Silva Ambriz
Preparatoria 21
Todas las vidas que quise, poema 1 
Si fuera más valiente me llamaría Catalina, y ese libro suyo tendría es-
crita una dedicatoria para dejar un rastro breve, al menos maravilloso, 
sobre lo que me ha significado encontrarle. 
Si fuera libre —no de marido, sino de ataduras, de prejuicios, de 
miedos, de rabia mía— me llamaría Catalina, y le habría amado hoy, y 
todos los otros días, sobre el asiento del coche; en una pequeña esqui-
na; en cualquier sitio, quizá, mientras la lluvia…
Habría tocado su rostro con la sombra de mi cuerpo desnudo. Ha-
bría atado mis manos a su pecho. Me habría dejado sentir. Sentirle como 
quisiera: 
Abriendo el cielo a sus manos recias. 
Dejándome acariciar por el filo doloroso de su aliento sobre mi carne, 
de su boca que guarda en el resto de desesperación las ganas que 
ambiciono. 
Así, con los dedos apretados sobre sus muslos que desconozco. 
Sintiendo. Dejándole entrar. Contemplaría sus ojos como quien sabe 
que se termina, que algún día no volveremos a vernos; que mi nombre 
no se dirá, que me iré bajito, entre la gente, tras haberle conocido… 
Aunque nunca se me olvide. 
Todas las vidas que quise, poema 3 
¿Qué clase de mujer soy? Mira que cuestionarme el matrimonio a esta 
altura de mi vida es de machirules, no de veinteañeras con canas en el 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
46
vientre. Pero hace tiempo que me brota un calor inagotable; un deseo 
explosivo de expandir mis extremidades y abrazarme al primer hom-
bre que me mire a la cara y no me vea como a su madre. Al que no se 
espere nada de mí, al que no me necesite de mañana; al vagabundo, al 
desconocido que se acercó en el parque para pedirme la hora casi mor-
diéndome el brazo. Necesito un hombre para no quedarme con él. Uno 
solo que sea miles. 
Nunca pude despedirme de los que permanecieron. Todos (tam-
bién este) se anidaron en mi cuello: una parvada alimentándose de las 
palabras que no alcancé a pronunciarles. Quiero uno, uno solo quiero 
que me despoje y se largue, que no me ame ni a ratos pero que desee 
inagotable su libertad en mi cuerpo. Uno solo quiero que se lleve de 
mí una fotografía a ojos cerrados para no volver a verlo. 
De cómo se ve la amistad en Barcelona 
Para Christian
Si me preguntaras diría que sí, 
que ya eché un vistazo 
hasta al barrio rico; 
que estuve entre las gentes, 
el metro y los edificios, 
y que tuve el tiempo suficiente 
para entender que Gaudí
fue en realidad cientos. 
La vida aquí es vertical, 
y definitivamente 
hay que mirarla hacia arriba. 
Aun así, 
Barcelona tiene sus prostitutas
y sus pobres 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
47
y sus negros 
y su propio olor a orín. 
Conocer la ciudad es otra cosa. 
He caminado la tarde: 
Las gaviotas beben 
en las albercas de Montjuic. 
Tratan en vano de encontrar 
en pequeños espacios 
ese mar que sin embargo… 
 Solo observo desde mi egoísmo. 
Tomé el libro: 
Recordé que “Valentina” es también 
una canción que alude a la Revolución Mexicana. 
Que sí se puede morir de amor. 
Entre las páginas
 las de ella y tuyas, ahora mías
un poema asomó la cabecilla 
por el borde del separador. 
Me dio ternura descubrir lo que había marcado: 
“Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada (…)” 
Lo supe entonces.
Todo puede ser mucho más 
que una casualidad 
si así se desea. 
Si se confía firmemente 
en la maravilla del encuentro 
 con uno mismo 
en el poema. 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
48
“Ahora que por fin 
está bastante claro 
dónde estás y dónde 
estoy”
Aquí
aunque no es cierto. 
Me abrazo a la almohada 
como a tu pecho. 
“Sé por primera vez 
que tendré fuerzas 
para construir contigo 
una amistad tan piola (…)” 
Quizá así habría comenzado:
Mirando el espejo de tu cuarto,
Y la foto pequeñita que eternizóTu abrazo con Diógenes. 
 El amor es
 siempre 
otra cosa.
“Que del vecino 
territorio del amor, 
ese desesperado, 
empezarán a mirarnos con envidia, 
y acabarán organizando 
excursiones 
para venir a preguntarnos 
cómo hicimos” 
Nunca lo sabremos. 
49
Atzimba Mondragón Galindo
Preparatoria 12
Escape
Juntas abren la puerta. 
Olean, 
arena las manos, mares la piel. 
Siembran, reforestan,
labran nubes, péndulos de luz.
Hay un solo camino, muchas direcciones
un leve gemido indica el sentido correcto.
Acecho
Pego el oído a mi noche, 
me fundo con las paredes,
soy sus ramas.
Me dejo mojar para guardar algunas gotas 
que atraigan su sed de depredador.
Es suficiente el sol de mis recuerdos para vestirme de rojo.
Es suficiente saber que lo espero todo. 
Ay loba, no desesperes,
el bosque no soporta su día.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
50
Afán
Cerrar los ojos y dejar caer el mundo
tocar el viento y la noche, comer su olor en el silencio
bajar el pulso hasta respirar profundo, 
únicos latidos
extender los brazos y entregar crucificado el amor a la realidad.
Abrir los ojos 
y saber que no es necesaria una resurrección.
51
Daniel Humberto Sánchez Velasco
Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga
Neologismos dantescos
Antesala a las puertas del infierno
He aquí a los inútiles e indecisos;
los que pasan la vida sin pena ni gloria;
los que sobreviven y ahí están, ahí se quedan;
diletantes sin oficio ni beneficio;
los que ni quieren ni esperan,
los que existen sin encontrar sentido a la vida;
los que nunca cruzarán el río Aqueronte.
Primer círculo: limbo
Junto a los grandes filósofos pululan ahí;
Su estulticia los tiene sin cuidado;
cohabitan con Homero, Horacio y Ovidio;
toman leche de vacas de libre pastoreo,
comen huevos orgánicos, sin hormonas,
y carne de gallinas veganas.
Seres límbicos, atenuados por el placebo de la autoexculpación
libres de fe y de ideologías,
agnósticos tartufos de guardarropa.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
52
Tercer círculo: gula
Cerbero los espera impaciente.
Apps de comida rigen su vida;
combos, descuentos, horas felices.
Su ansiedad es infinita,
Siempre en torno al intento vano de saciar
su loca, neurótica y empecinada necesidad
de llevarse algo a la boca;
el placer de las papilas gustativas.
Engullen, tragan, digieren y vuelven a pedir.
Sonido de motos arribando, cláxones insistentes y timbres;
uno tras otro llegan los pedidos,
las puertas se estrechan ante el paso del comensal cada día más grueso;
Otro pedido, deglución, motilidad, expulsión, deseo;
Almas vacías en cuerpos pesados, densos, sedentarios.
Obesidad mórbida, insulina al tope,
3 pinchazos al día; en tanto,
¡que viva la comida!
Cuarto círculo: codicia
Bezos, Musk, Zuckerberg, Arnault.
Aquí los youtubers y tiktokers de pacotilla;
los creadores de contenido, los de la vida fácil;
los que buscan ganar el pan sin sudor en la frente;
los que mueren por seguidores, los que viven explotando,
los iniciadores de cadenas y pirámides de productos irreales;
los estafadores de tiempos compartidos, de loterías sin premios;
los que llegan al poder pisoteando y manchando sus manos de sangre;
y por fin en la cima de todo su deseo, en el culmen de sus ganancias 
y poder…
llega la muerte.
53
Ome Galindo
Preparatoria 8
Balada del extranjero
En el gran anfiteatro de ideas, 
deambulo en soledad,
un náufrago en tierra firme,
rodeado de palabras engrosadas,
mas en su eco, 
 solo se halla, 
 mi alma desahuciada.
Oficinas grises bailando a reloj.
Un mar de caras ausentes de emoción.
Los ojos dilatados y bocas de labios marchitos.
¿Quién puede oír mi latir?
Castillo mi mente, 
mazmórreas multitudes.
Soy un eco de sombras:
risas, palabras, gestos; 
pasan con tumultuoso caudal, 
mezclado en el mar humano.
Sin ser más que una gota,
me arrastro entre vivos, 
de extraños, espejo
y del camino, los sueños.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
54
Espectro en silencio, 
solloza su lienzo.
Los ojos sin nombre
y soledades sin rima.
El papel de una trama, 
el olvido en carrusel.
Soy isla en océano de ecos,
naufragando en el infinito.
Rodeado de soledad: oculto en plena vista,
una balada triste, en el abrazo de la soledad.
Y así, me siento un extranjero, 
una vela sin partida.
soy un pájaro enjaulado, añorando su nido.
Espejo
Los pasillos se vuelven santuario de poesía,
la brisa de páginas viejas, susurran pieles de otros hombres.
Una infinidad de voces corean,
me pierden entre sus ecos, 
 soy solo.
Cada libro-universo, palabras, destellos,
en cada esquina de hojas huidas,
la tristeza me envuelve en capa de lira;
no alma, no hay mapa que calme
el desvelo de haberte o tenerte.
Seducen las llamas de encantos:
desiertos de semilla-planta.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
55
Soy alivio en un pomo cerrado,
soy el dejo de una luz que agoniza los martes.
En aquel templo
 (falso refugio)
 el consuelo conoce al desvelo.
Y cada espejo de lágrimas torna
en palabras de duras razones.
Soy solo: me llaman “deseo”;
un Teseo perdido y sin hilo.
Así, entre mares de historias,
me ahogo, 
me pierdo, 
soy solo.
No hay abrazo que llene esta copa
solo encuentro reflejo y un eco, 
solo encuentro el fracaso.
El canto de la Náyade
Navego por el éter de las ideas fugitivas,
solo, y aun así acompañado por mi reflejo en el agua:
un marinero en la orilla de su propia vida,
ahogado por el ruido de la marea,
 pero en su coro,
 solo se escucha,
 mi alma en estertores.
Edificios tan grises como polvo que esconden las estrellas de sus visitas.
Un mar de rostros desprovistos de pasión.
Ojos desvanecidos y labios cerrados.
¿Quién, sino mi reflejo, oirá mi sollozo?
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
56
En el castillo de mi mente,
pululan las sombras.
Soy un eco de mí mismo:
 risas, 
 palabras, 
 gestos;
 brotan en un torrente caótico,
mezclándose en el océano 
humano.
No siendo más que una gota,
M e a r r a s t r o e n t r e l o s v i v o s,
u n r e f l e j o d e e x t r a ñ o s,
y l o s s u e ñ o s d e l c a m i n o.
Fantasma en silencio,
llora su tela.
Ojos sin nombre,
y soledades sin verso.
De un drama,
la memoria en carrusel.
Soy una isla de los ecos,
naufragando en el infinito.
Oculto a plena vista,
abrazo la tristeza de otras soledades.
Así, me siento un extranjero:
un pájaro anidado añorando la jaula.
Las luces de la ciudad se convierten en un santuario de poesía,
la brisa de páginas viejas susurra las historias de otros hombres.
Una infinidad de voces corea,
me pierden en su eco
y entre mares de historias,
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
57
no hay abrazo,
solo encuentro reflejo y eco,
 el fracaso.
En la danza de la noche,
la risa es muda,
y el reflejo de agua, mi amante final.
Un beso frío, de labios de muerte,
es lo único que contesta a mi llamada.
Cementerio
Soli†ario, se posa en el lu†o. Espíri†us agazapados bajo sombras de 
monumen†os. Las lágrimas son ríos de cris†al que †allan surcos en 
las †ierras agrie†adas de un ros†ro al que le arreba†aron †odo: en su 
pecho bailan los sollozos al compás de los silencios.
 Cada lápida, espejo de mármol, refleja la danse macabre que 
ojos con vidrio empañados se clavan en pues†as de sol. Y una herida, 
sangran†e, en el cielo: la úl†ima an†es de Dios. Se sien†e el abrazo 
—frío como noche— de oscuras miradas, †ragándose a †odos, †ra-
gándose horas, †ragándose el mar.
 Cada la†ido, las no†as dejadas de vida; el alien†o, un suspiro 
que olvida, que †oce sin voz. Y en su men†e: es†a noche, se une al 
e†erno de voz esmeralda. Se mezcla el cloro, el carbono, sulfuros, sul-
fitos, aceros y bromos: se alquimia un Adiós. Y en medio de angus†ias 
que bro†an; persis†e una bella sombría. †odos: es†rellas fugaces vas†as 
de noche.
58
Ricardo Tonathiu Figueroa López
Preparatoria 12Acompañarte en espiral
Ante el silencio estático
de tu mirada fija
giro.
No me acerco 
ni me alejo:
giro.
La espiral son círculos concéntricos
y tú la estatua que hace
de sol en mi galaxia,
la estatua que corrió hacia atrás 
y dejó de ser.
En el grito ahogado de tu garganta
se rompen las olas del mar
que nunca visitamos,
y hacen rugir el eco cavernoso
de lo que no sabré.
Yo de lejos 
solo puedo contemplarte.
Y entonces, en torno a ti,
giro de nuevo.
59
Guillermo Isaac González Rodríguez
Preparatoria 11
Canto de urgencia
A lo que fue detrás del mar…
Al canto del poeta,
al leve espacio del silencio,
a la brevedad de tratar de ser…
Confieso a todos los lugares del tiempo una voz vacía de canto
que ahora brota como un manantial.
A las horas muertas y a tantos años olvidados,
a los nombres de las aves, que, de paso, se fueron perdiendo
sin encontrarse consigo mismas, en un milagro vital.
A las noches y desvelos,
a la necedad y la ilusión,
a los brazos rotos como vela bucanera, ajada por tanto andar.
A las sombras, las risas, las quimeras,
a tanta felonía dispuesta a matar.
Al ataúd que guarda mi epitafio,
que con cada camino andado, le graba una letra escarlata.
Al niño que soñaba con el mar,
a la niña que me hizo renacer,
a todas y todos los que nunca estuvieron,
y a los que se quedaron, sin haber necesidad.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
60
Por todo lo que soy y he sido,
y por todo aquello que nunca seré,
por la vida, la muerte y el milagro,
para que nunca olvide donde me olvidé.
A ti, mi niña ojos de mar,
lo único real que me descubre,
a ti, mi libertad que me circunda,
a ti, que creces sin que sepa el porqué,
te dejo mi canto de urgencia, para que me encuentres en esa nube
donde quizá me perdí.
61
Sandra Noemí Paz Rubio
Preparatoria 6
Huehue
Tiempo
Espejo de los pasos del viejo
 Lentas las palabras
 Los recuerdos lentos
 Un paso, el otro, después nada, después todo
Solo el recuerdo de los pasos del viejo
62
María del Carmen Padilla Arreguín
Preparatoria 8
Amarillo la vida
No hay otra palabra que no pronuncies, con tu pensamiento hilvanas 
y nombras al sol. ¿Cuál es tu color favorito? Amarillo. ¿De qué color 
es ese carro? Amarillo. ¿Cómo se llama tu amigo? Amarillo. ¿Cómo te 
fue en la escuela? Amarillo. No hay otra palabra en el mundo que no 
explote en carcajada. El contagio de la risa es color paja, un milpiés 
formando una estrella.
Cuento
65
Alma Yazmín López Magaña
Preparatoria de Tonalá Norte
Mercado Libre
Ahí estaba, observándolo sin ningún remordimiento. El cuerpo tendi-
do de mi esposo, aún tibio, emanaba tenues filamentos que corrían sin 
freno por los pliegues de su piel, como siguiendo una ruta para después 
anegarse y formar una gran mancha escarlata debajo de sus brazos. 
Rodeada de paciencia, miré las manos del hombre, ahora inmóviles, 
marchitas y sin fuerzas. Esbocé una sonrisa cargada de ironía al recor-
dar lo que habían significado para mí: el universo. En otras épocas, 
anteriores al crimen, podía regocijarme, perderme, sucumbir ante esas 
manos vivaces que me recorrían toda. Siempre quedaba un rastro de 
calor reconfortante tras el andar de sus dedos inquietos por mi cuerpo.
—Es una lástima —dije. Hice una mueca cargada de desaliento y 
me miré al espejo. Recobré la noción de la realidad y traje de nuevo la 
frialdad hasta mi rostro. Por más que escrutaba en mi mente no en-
tendía cómo pude amarlo hasta ese punto: cuando lo conocí él no era 
alguien que destacara por la gracia en sus facciones o su garbo, ni la 
elocuencia empapaba su voz o tampoco lucía por el vigor de sus ideas. 
Mas, poco a poco, fue encontrando la manera de acercarse, de penetrar 
mis escudos y atraparme hasta hacerme ceder y dejarme prendida para 
siempre a su pecho. Y así fue, sin saber cómo exactamente, lo acepté. 
Me precipité a un abismo de dulzura imprevisible, al sosiego brindado 
por ese ser de luz que creí —erróneamente— completaba mi existen-
cia. En poco tiempo ya estaba enamorada, convencida de vivir un amor 
real, sujeta a los goces de la ilusión surgida, despierta gracias a él, con 
la razón y la voluntad perdidas, abandonadas sin el menor recelo. En 
ese falaz letargo permanecí veinte años. Presa fiel y voluntaria de los 
encantos de mi celador. Dos décadas dotándolo de todo aquello cuanto 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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él necesitaba con tal de verlo feliz, satisfecho del papel que como su 
mujer representaba: acicalada, sumisa, entregada, siempre dispuesta, 
recatada, amorosa, ordenada e incluso paciente ante las constantes 
tropelías de mi suegra, un ser horrendo, abusivo y cruel, con injeren-
cia en todos los asuntos y una lengua conformada por serpientes que 
lo envenenaban todo. O bien, solía ser gentil con el resto de la familia 
política, cuyas acciones lejos estaban de todo lo honorable. Yo no juz-
gaba, poco me importaba eso, por él era capaz de soportarlo todo, es-
toicamente, sin sobresaltos ni objeciones. Un hombre como él lo valía, 
al menos así pensaba cada vez que abrazábamos juntos la dicha entre 
las sábanas. Sin embargo, ahora estaba muerto. ¡Ni hablar! Pasmada 
miré tendido cada parte del cuerpo del ser que tanto había amado y del 
cual jamás creí poder desprenderme. Ya no lloraba, aunque quisiera, 
mis ojos se blindaron tiempo atrás por decreto imperioso del orgullo 
y continuaron así después de este homicidio. En cambio, las llamas 
de la ira y la venganza se instalaron en ellos, dotándolos de un brillo 
singular, inextinguible, que sin reparo ya se había apropiado también 
de mis entrañas. 
De repente, me acerqué sigilosa hasta la boca del muerto, que lucía 
entreabierta y había quedado congelada tras el último suspiro. Depo-
sité mi atención en las formas de esos labios perfectamente trazados, 
tantas veces libados. Miré fascinada los níveos dientes del hombre, que 
en toda ocasión enmarcaron su encanto.
—Ahí estaba el inicio de todo —musité. Quedé convencida que 
en esa boca estaba la llave directa hasta el infierno, aunque disfrazado 
de un paradisíaco Edén. Incliné la cabeza y miré el puñal tantas veces 
enterrado en su pecho, con la forma triangular forrada en sangre y la 
punta todavía humeante, reluciente, ostentando su efectividad. Lucía 
deslumbrante, poderoso. Quise tomarlo de nuevo, manipularlo a pla-
cer, probar otra vez su efectividad, pero me contuve. Me parecía un 
arma elegante, capaz de inyectar toda la furia de los voraces engaños 
contenidos y que lograba penetrar las carnes de la víctima con la fuer-
za implacable de quien imprime toda la pena de la traición cometida. 
Todo el dolor que la infidelidad descubierta día tras día alimentaba. 
Me hubiera gustado guardarlo, enmarcarlo como un recordatorio o 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
67
un trofeo perpetuo de aquel hecho, o simplemente, como la evocación 
lúgubre de un gran amor extinguido. 
Antes de irme contemplé la habitación repleta de muerte y los 
recuerdos se agolparon profusamente en mi memoria. Serena, repasé 
cada uno. No había duda: él fue el amor de mi vida, en eso no había 
reparo. ¿Qué hacer con todo lo grabado en la mente y lo tatuado en 
la carne después de tantos años juntos? Eran muchas las interrogantes 
como inútiles las respuestas y solo concluí que era imposible dejar de 
amarlo, incluso en ese instante en el que yerto ocupaba el lecho tantas 
veces compartido, testigo de los más apasionados encuentros y que no 
solo conmigo consumó. 
—¡En fin! —me consolé a mí misma, afirmando que no había 
tiempo para continuar drenando la nostalgia. Me incliné lentamente 
hacia el rostro del cadáver y le dije en modo solemne: 
—Fuiste solo mío en tu último suspiro.
Lo besé con ternura en la frente y abandoné triunfante la escalofrian-
te habitación. La venganza había esparcido sus sombras por todo aquel 
lugar y el cuerpo de ese hombre, cada vez más helado, quedaba abando-
nado como un náufrago herido, agónico,en medio de un oscuro mar. 
—¡Mamá, despierta! ¡Tengo hambre! ¡Mamá, por favor, hazme 
caso! —resonó una vocecita delgada, insistente, como una alarma 
inesperada que sacudió mi descanso. Era mi niño de seis años que 
irrumpió en el cuarto. Abrí los ojos y aún adormecida dirigí la vista a 
mi alrededor. Justo al lado estaba mi marido, ese hombre tantas veces 
apuñalado en mis sueños. Respiré hondo… hasta despabilarme. Solo 
fue un sueño. Con mis dedos traté de moldear mi larga cabellera, 
abandoné la cama y fui hasta la cocina para buscar algo que mitigara 
el hambre de mi hijo. Me preparé un café, como siempre lo hacía, 
mientras esperaba a mi esposo para desayunar juntos. No obstante, 
esa mañana él demoró un poco más de lo habitual en presentarse a 
la mesa. Definitivamente, tardó mucho en darse un baño y afeitarse 
a detalle, se notaba cuando llegó. Se vistió elegante e impecable lucía, 
como tantas veces. Al presentarse en la cocina, lo miré de arriba para 
abajo. Su presencia me pareció más imponente que otras ocasiones; su 
olor era hipnótico, todo en él fomentaba mi apego. Me atrajo, como 
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nunca. Después de tantos años compartidos aún lo veía como un dios, 
y lo adoraba con todas sus virtudes y defectos. Era mi luz, mi timón 
en la vida, mi faro. No obstante, el cargado perfume y las pulcras ropas 
elegidas con descaro me sacaron inmediatamente de mis cavilaciones, 
pues con claridad mostraban que en otros brazos él iba a refugiarse. 
No cabía duda. Estaba vestido para deslumbrar a alguien más, para 
cautivar a otra, una más entre sus múltiples conquistas. Cruzamos unas 
cuantas palabras y optó por marcharse con prisa desmedida. Lo despedí 
sonriente, fingiendo serenidad, como ya me era habitual. Sin embargo, la 
mente de algunos, por muy adormecida que se encuentre, tarde o tem-
prano reacciona implacable si vislumbra la luz de la vileza y, agazapada 
en los sueños de la persona agraviada, parece sublevarse. Pacientemente 
va esbozando el castigo ante la desalmada traición. Solo basta esperar el 
momento, el instante añorado para redimir el engaño. Este último pen-
samiento me mantuvo atrapada varios instantes y encendió mis venas.
Para entonces, mi hijo miraba atento la televisión, ya con el ham-
bre vencida. La quietud se instaló en cada una de las habitaciones de la 
casa y recordé nuevamente mi sueño. ¡Cuánto disfrutaba hacerlo! Mil 
veces recreaba esa escena mortuoria. Gozaba imaginándolo ahí, inmó-
vil, sin voluntad, ni vida, con su sangre cubriéndolo todo. Pero lo más 
grato era saber que sus últimos instantes a mí se entregaban, me perte-
necían, mía era la gracia de verlo sucumbir. En mis brazos tendido, así 
lo imaginaba. Exclusivo, al fin. Era todo lo que siempre anhelé y nunca 
me fue concedido. Suspiré nerviosa. Era muy frecuente esa tétrica visión.
—Quizá un aciago día pueda concretarla —musité. Abracé de 
nuevo a la memoria y constaté que ya había perdido la cuenta de todos 
los enlaces adúlteros de mi esposo: fortuitos, permanentes, para mí ya 
no había una diferencia significativa. Era traición y como tal debía co-
rregirse. Solo quedaba esperar el momento oportuno, ejecutar aquello 
que mi juicio había preparado, sigilosamente, muchas noches atrás en 
complicidad con el sueño. 
De repente, viré mi cabeza hacia la ventana. Un joven delgado se 
aproximó decidido hasta la puerta de mi casa con un envoltorio en 
la mano. Tocó fuerte a la puerta. Presurosa, crucé hacia el corredor y 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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antes de abrir, sujeta del pestillo, mis ojos centelleantes brillaron aún 
más; mi rostro se llenó de emoción.
—¡Al fin llegó! —exclamé fascinada. Abrí la puerta y el mensajero 
me entregó un pequeño envoltorio con la nota de venta pegada en-
cima. Firmé de recibido y tomé el objeto entregado. Ansiosa, llevé el 
paquete hasta nuestra habitación. Con calma quité la nota, lo despojé 
del cartón y las cintas que lo envolvían hasta toparme con una fina caja 
de madera labrada. Era hermosa. La abrí completamente y verifiqué 
lo que contenía. Satisfecha con lo observado, resguardé el paquete, y, 
presurosa, tarareando canciones con ritmos jubilosos, regresé a cum-
plir mis interminables deberes domésticos. 
Al caer la noche, llegó mi esposo. Lo saludé gentilmente, pero él 
ni siquiera me miró. Una espléndida cena lo esperaba, pero tampoco 
quiso cenar. Tan solo preguntó por el niño, quien yacía dormido en su 
recámara desde hacía algunas horas atrás. El hombre subió las esca-
leras hasta la habitación nupcial. Al entrar notó con asombro lo que 
le tenía preparado: era el escenario perfecto idealizado por el amor: la 
cama, las cortinas, las velas, la decoración, los muebles. ¡Todo había 
sido elegido con esmero! La atmósfera le gustó, según dijo después, 
pero a esas horas, después de lo vivido y habiendo derramado mieles 
en otras direcciones, lo único que deseaba era dormir. Por hoy ya 
había tenido suficiente. Yo bien sabía que su voluptuosidad había sido 
saciada horas atrás, en otros brazos. 
Me presenté en la habitación. Entré en silencio y mi actitud re-
suelta lo obligó a mirarme. Notó que también me arreglé con minu-
ciosidad. Lucía muy bella, deslumbrante, como preparada para una 
ocasión especial. Atónito vio cómo me dirigí hasta un cajón y lo abrí. 
Con delicadeza saqué la elegante caja de madera labrada. La acaricié 
un instante, ensimismada. Fui hacia mi esposo, quien se encontraba de 
pie junto al espejo, expectante. Se la mostré de súbito, sin revelar aún 
su contenido. Él, extrañado preguntó:
—¿Qué hay adentro?
Y estas fueron sus últimas palabras. El santuario de amor cariño-
samente preparado, en un cuarto fúnebre quedó convertido. 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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Horas después me marché airosa del lugar con mi hijo aún dormi-
do en brazos, reconfortada con el resultado, tal como siempre ocurrió 
en mis sueños, no sin antes guardar entre las prendas de mi maleta la 
flamante caja. Mientras tanto, en el suelo de la habitación quedaron, 
además del cadáver desierto y la venganza esparcida, una nota de com-
pra en línea salpicada con sangre que contenía los datos del producto 
entregado ese día por la mañana: un puñal espléndido, de brillante ace-
ro inoxidable, doble filo de 20 centímetros, funda incluida y elegante 
estuche de madera labrada.
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Héctor Adrián Ramos López
Preparatoria 8
El diablo del Zarape
Las fiestas patronales de Villa Concepción o “La Villa”, como también 
se le conoce al municipio, eran las más concurridas de los poblados de 
la región de los Altos. Cada año, en el mes de noviembre, se realizaba 
la peregrinación por calles del pueblo y rancherías cercanas, con la 
figura de la Santa Virgen del Resplandor, que con su glorioso manto 
estrellado bendecía las tierras, cosechas y animales.
Todos los otoños, desde tiempos distantes, las fiestas de la Santa 
Virgen llenaban de júbilo a la devota población, que de esta forma ma-
nifestaba su infinita gratitud hacia la venerable patrona. Cada familia 
cooperaba con algo para el sacro certamen. Aunque existieron años en 
los que se vio en peligro la tradición debido a las prohibiciones que el 
gobierno del presidente Calles impulsó por toda la república, censu-
rando actos religiosos, persiguiendo curas y decretando la separación 
entre Iglesia y Estado. 
A pesar del riesgo, la comunidad de La Villa continuó con su pro-
pósito. Para la fiesta de 1928 se esperaba que la Guerra Cristera pronto 
terminara. Se anunció que la culminación del místico onomástico es-
taría a cargo de la banda musical regional de Fresnillo y se presagiaba 
un gran baile a manera de cierre de los festejos. 
Es por eso que Martina, la hija menor de los Sánchez, quería esca-
par a La Villa: deseaba con todas sus fuerzas poderse desplazar desde 
La Noria, un pequeño rancho donde vivía con sus papás y sobrinos, 
para el cierre de las fiestas. Ella estaba muy entusiasmada,a pesar de 
las cuatro horas a pie que separaban a La Villa de La Noria, soñaba con 
ir a su primer fandango. 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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La familia Sánchez se mantenía de lo que producían en la pequeña 
finca, de donde sacaban a duras penas el sustento trabajando la tierra 
y cuidado unos pocos animales. Las penurias fueron mayores desde la 
partida de Fermín y Juan, hermanos mayores de Martina, que dejaron 
la ranchería y a sus cinco hijos pequeños al cuidado de los abuelos, 
para fortalecer las filas del Santo Ejército Cristero.
La joven soñaba despierta y recreaba en su mente cada elemento 
de la lisonja que incluía recorridos diarios de la figura sagrada de la 
Virgen del Resplandor y festejos que duraban nueve noches seguidas. 
Martina se imaginaba caminando entre las callejuelas que desembo-
caban en el quiosco central de la plaza, entre los aromas, las ofrendas 
y vendimias, podía escuchar la seca cacofonía del metate que machuca 
las carnes para las pacholas; el santo recorrido anegaba los pasillos con 
puestitos de buñuelos, tepache, pan de maíz horneado, queso seco 
enchilado, el bullicio de carnitas; la cajeta casera y sudorosas panelas 
que escurrían como en cascada su suero.
El permiso de sus padres ya lo había conseguido, porque su her-
mana recién casada vivía rumbo a La Villa, y puso de pretexto visitarla 
para así fugarse a las fiestas. 
Aunque existía un obstáculo, el novio de Martina le había prohi-
bido moverse de La Noria. Alberto López, hijo de un reputado lati-
fundista de la región norte de Jalisco y de una madre que en todo le 
consentía a pesar de sus 27 años de edad, estaba acostumbrado a que 
las cosas se hicieran a su modo. Alberto no quería que su nueva amante 
se acercara a La Villa, lugar donde vivía, pues tenía fama de mujeriego 
y vaquetón, además la joven se estaba poniendo muy bonita y el novio 
temía que la cortejaran otros hombres, pues en ese momento ella ya 
había cumplido los 15 años. 
A pesar de su oscuro pasado y del inexplicable impulso que le 
llevaba a ir seduciendo y endulzando el oído de cuanta muchacha 
conocía, Alberto se había enamorado de la espigada e infantil figura 
de Martina, de su piel clara germinada de encantadoras pecas, de su 
ondulado cabello castaño, pero, sobre todo, de sus pacíficos y melan-
cólicos ojos, que eran para Alberto como una reminiscencia de los ojos 
de la Santísima Virgen del Resplandor. 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
73
La pareja se veía a escondidas de los padres de Martina, quienes 
nunca hubieran aprobado la relación. Alberto recorría en el Infierno —
su caballo negro y bravío— el borroso camino que retiraba a un pueblo 
del otro; aprovechaba la soledad de la pradera y la clandestinidad de la 
noche para penetrar en el cuarto pequeño que quedaba en la orilla del 
rancho de los Sánchez, donde cada noche Martina cuidaba del sueño 
de sus cinco sobrinos. 
Una de esas noches, Martina le expresó nuevamente su intención 
de viajar a La Villa para visitar a su hermana, pero Alberto se enojó y le 
prohibió groseramente que fuera. El temor que Martina podía tener al 
disgusto de su novio fue vencido por su deseo de asistir a las fiestas, ella 
tenía la esperanza de no encontrarlo y acordó con su mamá el relevo 
nocturno en el cuarto de los niños. 
La noche del baile, Alberto se sentía culpable de haber gritado 
y maltratado a la chiquilla que era su novia y decidió sorprenderla 
con una de sus esporádicas visitas nocturnas a La Noria. Transitaron 
sigilosos jinete y caballo, disueltos en una sola sombra, se movían tan 
silenciosos como cuando desciende el rocío sobre el campo.
El hombre, ataviado con un pardo zarape, se acercó a la casa de 
Martina, brincó la cerca y se dirigió al cuartito sin hacer ruido. Gus-
toso y deseando como nunca el calor corporal de Martina, se acercó 
sin perder tiempo y se recostó junto a aquel cuerpo que descansaba 
oculto bajo las sábanas.
—Aquí estoy, he venido por ti para llevarte a dar un paseo sobre 
mi querido Infierno —dijo Alberto, susurrándole al oído.
Doña Soledad despertó con aquel rumor, reponiéndose enseguida 
de la apacible duermevela, para descubrir espantada que había alguien 
tendido junto a ella, una enorme y oscura silueta, que en ese momento 
ya esculcaba con las manos en su pecho y entrepierna.
Alberto tardó unos instantes en notar ciertas diferencias entre la 
carne que tocaba y la que le era conocida, le pareció flácido el duro, 
aunque naciente, pecho de su amada, también sintió floja la piel de las 
piernas que tanto anhelaba.
La zozobra del invasor se convirtió en espanto cuando los gritos 
de doña Soledad se regaron por todo el jacal, despertando a los chi-
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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quillos. Los aterrados alaridos se podían escuchar por toda La Noria, 
hasta que despertaron a don Jacinto, que no tardó en incorporarse y 
apañar el rifle.
—¡Ave María purísima! ¡Ave María! ¡Es el diablo! —vociferaba 
doña Soledad.
El aturdido Alberto agitaba su zarape para apagar los cerillos con 
los que la anciana pretendía aluzar el cuarto. Cada que se escuchaba el 
rechinar del fósforo sobre la lija, era interrumpida la combustión con 
una fuerte ventisca que ocultaba la búsqueda frenética de la puerta.
Cuando don Jacinto ya se aproximaba a toda velocidad, los gritos 
de los infantes ya se sumaban a los de su abuela en medio de aquella 
rampante oscuridad.
—¡Santo Cristo redentor, sálvanos del Demonio! —gritaba la an-
ciana desesperada.
Se escuchaban entrecortados los rezos de los niños, cuando Al-
berto por fin pudo encontrar la manija. Al salir, identificó la silueta 
de don Jacinto que se acercaba. En ese momento lo único que se le 
ocurrió fue encorvar su cuerpo, cubrirlo con el zarape y gatear sobre 
sus cuatro extremidades, como si su complexión mutara a la de algún 
animal o bestia. 
Impactado por la imagen de lo que le pareció una figura infernal, 
don Jacinto solamente tiró dos balazos al aire, mientras que aquel bulto 
se perdía brincando la cerca e internándose en la arboleda.
Martina guardó silencio cuando sus padres le contaron la siniestra 
experiencia que aconteció en su ausencia.
—De veras, mijita, el mismito diablo vino a espantarnos para que 
tus hermanos dejen de defender la fe —dijo la vieja convencida.
—Yo le disparé varias veces, pero los poderes del maligno desvia-
ron los plomos —completó el anciano padre.
—La Providencia y la Santísima Trinidad me protegieron de que 
me llevara arrastrando a las llamas del infierno. 
—Martina, no volverás a dormir sola con las criaturas en ese cuar-
to del rincón.
Alberto López y su caballo no volvieron a aparecerse nunca por 
La Noria. 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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Hasta el último de sus días, los viejos contaron la historia de la 
perversa noche en que el diablo se hizo presente en sus tierras, como 
consecuencia del santo sacrificio de sus hijos, sobre todo después de 
que fueron fusilados junto con otros alzados por un batallón militar 
en Zacatecas meses después de la aparición.
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Jorge Alberto Muñoz Santana
Preparatoria 5
Escrito por una IA
Para Daniela, por plantearme esta incógnita
—La inteligencia artificial creará arte en el futuro. De hecho, podría 
decirse que ya lo hace —declaró Kevin, y bebió un sorbo de su cerveza. 
—No concuerdo —respondió Diego, negando firmemente.
—¿No? Las IA se encargan de crear imágenes, videos, música. 
Existen aplicaciones para presentarte como un superhéroe, un villano, 
Drácula o lo que te imagines. 
—Eso no es arte, es solo la representación gráfica —interrumpió 
Diego—. Sería arte si el creador plasma en ella su visión del mundo, 
sus ideales.
Los dos amigos se encontraban en un bar, era una tarde de 
viernes, después del trabajo. Kevin, quien trabajaba como ingeniero 
para una compañía de seguridad, había planteado la premisa del arte 
vs. la inteligencia artificial. En cambio, Diego, como unprofesor de 
lengua y literatura, se apegaba al sentido humano de las creaciones 
artísticas.
—El otro día me encontré esta canción —Kevin sacó su celular y 
reprodujo una melodía. Era una famosa canción ranchera interpre-
tada por Madonna—. Esto te parecerá un cover, pero no lo es, una IA 
se tomó la libertad de remezclar la canción para que parezca que ella 
está cantando.
Diego tuvo que admitir que la canción sonaba bien, pero que, de 
alguna u otra forma, era evidente que no era una canción grabada por 
una persona real, sino que presentaba ciertas entonaciones robóticas 
y carentes de emoción.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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—Que no te sorprenda que a final del año tengamos nueva mú-
sica de Michael Jackson, y no puedes negar que cualquier canción de 
Michael Jackson es arte.
Terminaron sus cervezas y terminaron la discusión. Diego se des-
pidió de él y se dirigió a casa. Sabía que no debía molestarse por las 
cosas que le decía su amigo, pero una parte de él se había inquietado. 
¿Sería posible que en el futuro los cantantes, pintores, arquitectos e 
incluso escritores fueran reemplazados por una máquina? Parecía una 
premisa de una novela antigua de ciencia ficción. Quizá existiera una 
aplicación para crear música, ¿pero existiría alguna que creara histo-
rias desde cero?
Al llegar a su departamento, en lugar de dirigirse a su habita-
ción, se enfiló al escritorio y encendió la computadora. Iba a buscar 
información para demostrarle a su amigo que las IA no gobernarían 
el mundo; sin embargo, uno de los resultados que lanzó la página de 
búsqueda lo dejó boquiabierto. Un enlace que presumía de contar con 
una inteligencia artificial capaz de escribir todas las historias posibles. 
¿Querías escribir sobre zombis? Solo debes teclear cinco palabras clave 
y la historia con múltiples finales aparece frente a tus ojos en cuestión 
de segundos.
Diego leyó las instrucciones con incredulidad. Para que una his-
toria se escribiera de principio a fin se necesitaban varios puntos im-
portantes; además de la idea, claro. Tenías que contar con una buena 
trama, un argumento, inspiración y lo más importante: alma creativa. 
Un ser sin alma era incapaz de redactar una historia. ¿Qué podía 
escribir una máquina?
Después de una noche de mal sueño, abrió los ojos y una idea 
cruzó su mente.
Encontrar esa página web que aseguraba historias en segundos lo 
había obsesionado; por eso, al despertar lo decidió: competiría con la 
misma máquina. Elegiría un tema similar, teclearía cinco palabras clave, 
y antes de ver el resultado él escribiría una historia con el mismo tema. 
El tema elegido era el amor. Algo cliché, pero —sin duda— para 
escribir sobre amor, uno debía de vivirlo, experimentarlo, sentirlo, 
sufrirlo.
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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Con una taza de café en la mano se acercó hasta su escritorio, en-
cendió la computadora, ingresó a la página y escribió las cinco palabras 
clave: amor, deseo, vehemencia, pasión, infidelidad.
Diego presionó la tecla Enter y al instante la pantalla se llenó de 
un texto que no quiso leer. Bloqueó el aparato y tomó una libreta para 
escribir a mano, no había nada más humano que escribir a mano. Tenía 
que comenzar con su historia. 
La noche del domingo, después de cancelar sus planes, Diego tenía 
su historia de amor terminada. Se había inspirado en situaciones amo-
rosas reales para brindar verosimilitud a la narración. 
Transcurrieron varias semanas. Orgulloso de su cuento, se negaba 
a leer la historia creada por la IA. La siguiente vez que vio a su amigo, le 
confesó su obsesión por la aplicación y por combatirla. Kevin le pidió 
que le mostrara ambos cuentos, con fines prácticos de comparación. 
Con recelo, Diego compartió ambos archivos. Después de una lectura 
rápida, Kevin tenía la solución:
—Tenemos que mandar ambos cuentos a un concurso. Con un 
jurado especializado.
Diego asintió, no se le había ocurrido. De esa manera podría demos-
trar de una vez por todas que su historia era mucho mejor por el simple 
hecho de haber sido escrita por una persona con alma. Consiguieron la 
convocatoria de un concurso estatal y, utilizando seudónimos, Diego 
envió su propio cuento y Kevin envió el cuento creado por la IA.
Diego se sentía seguro de sí mismo; no obstante, seguía sin haber 
leído la historia rival, no necesitaba hacerlo para saber que sin duda su 
cuento le ganaría en aquel concurso. La noche antes de la publicación 
de resultados, Diego perdió el sueño, y aunque estuvo tentado a cono-
cer aquel relato, no lo leyó.
El sonar del teléfono lo despertó de su letargo. Diego, con el cue-
llo contracturado por la posición en la que había dormido frente a la 
computadora, contestó esperanzado recibir la buena noticia. 
—¡Diego! —exclamó Kevin desde el otro lado de la línea— ¡Gané! 
¡Gané el concurso de cuento!
Sin decir palabra, Diego ingresó a la página web de la convoca-
toria. El primer lugar pertenecía al título y seudónimo del cuento sin 
Mar de voces. Antología literaria de docentes del SEMS 2023
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alma escrito por la inteligencia artificial. Revisó el segundo, tercer, 
cuarto y quinto lugar, pero su propio cuento no estaba presente ni 
siquiera en las menciones honoríficas.
¿Cómo era posible que un cuento realizado por una página web 
sin alma ni creatividad se hubiera llevado el premio al primer lugar? 
Seguramente Kevin había tenido algo que ver, tenía dinero de sobra, 
por lo que la idea de un soborno era posible.
—¿Diego? ¿Estás ahí? —preguntó Kevin— ¿Escuchaste lo que dije?
—Tengo que colgar, Kev, felicidades…
Su amigo iba a agregar algo más, pero él cortó la llamada. No era 
posible, tenía que leer aquel cuento nefasto, ¿qué era lo que había con-
vencido a los jueces de elegirlo?
Abrió el documento en su computadora y empezó a leerlo. Fue su 
peor error. Conforme las palabras pasaban ante sus ojos se sorprendía 
más y más. El cuento era una verdadera obra de arte. Desde la presen-
tación de los personajes, el planteamiento del problema, el nudo y ni 
hablar del sorprendente desenlace. No podía ser posible.
Eso daba un giro a todos los argumentos que había conseguido 
en contra de las IA, ¿qué diría ahora Kevin? Sin duda se burlaría de él. 
No, no iba a rendirse, no ahora, no con una postura que defender.
Se sentó frente a la computadora y comenzó a escribir.
Pasaron los días. Diego pasaba las tardes libres y los fines de sema-
na frente a la computadora, escribiendo y perfeccionando historias. A 
la par creaba una historia similar con la IA, las comparaba y cuando 
se daba cuenta que su historia era peor gritaba desconsolado, abría un 
nuevo documento y comenzaba a escribir. Meses después, se reunió 
con Kevin en el mismo bar. Diego estaba desaliñado, ojeroso y no se 
había cortado el cabello. A su amigo le sorprendió verlo en ese estado, 
se preocupó por él, y más aún cuando lo escuchó hablar.
—Estoy arruinado, Kev, la inteligencia artificial es mejor que yo. 
—Diego, olvida ese tema, fue una conversación de hace…
—Llevo semanas intentando escribir un cuento mejor que la mal-
dita computadora y no he podido. El estúpido concurso fue el comien-
zo de mi ruina. Deberías leer los bodrios que escribo, merecen ser 
escupidos, destrozados, tirados a los perros, pero esa IA, esa grandiosa 
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IA es la creadora del universo. Cada relato, cada frase y palabra son 
perfectas, conoce los posibles finales a todas las posibles historias. Esa 
IA es el multiverso dentro de un mismo espacio, todo está relacionado 
y yo soy un simple espectador del arte del siglo XXI. Es momento de 
aceptarlo, los artistas ya no somos nada, quizá nunca lo fuimos, sim-
ples seres miserables que vivimos miserables y morimos miserables. Es 
momento de rezarle a la IA, la creadora, la diosa…
Kevin no tuvo el valor de interrumpirlo, su amigo había perdido la 
razón. Elevaba su voz con vehemencia, las personas a su alrededor

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