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La profesión de antropólogo en el Estado español: 
Construyendo itinerarios profesionales fuera de la academia. 
Rafael Tomás Cardoso, PhD. 
E-mail: rafa.antropo@gmail.com. Profesor contratado UEM/UEMC. 
Resumen: 
El desarrollo de una carrera profesional fuera de la academia constituye uno de los 
principales retos para la Antropología Social, desde su institucionalización y 
formalización como carrera universitaria autónoma, que debe ofrecer competencias y una 
capacitación ocupacional para afrontar opciones de empleo de sus recién titulados. A 
partir del análisis de sus retos y posibilidades, es preciso definir y difundir los perfiles 
profesionales para el antropólogo, en distintos ámbitos donde la disciplina puede realizar 
importantes aportaciones como la Antropología aplicada a la intervención social y la 
mediación intercultural, la cooperación y desarrollo comunitario, la Antropología Médica 
y de la Salud, la Antropología del Trabajo y de las Organizaciones, la Antropología de los 
Negocios (con proyecciones en ámbitos como el Etnomarketing o la experiencia del 
consumidor/usuario) o la gestión del patrimonio etnológico y cultural. 
Palabras clave: Profesionalización de la Antropología, Antropología Aplicada, 
perfiles profesionales, oficio de antropólogo. 
1. Introducción. 
La configuración de un modelo de carrera profesional fuera de la academia para la 
Antropología, constituye uno de los principales retos para el futuro de la disciplina. Una 
urgencia que se hace mayor desde su institucionalización como una carrera universitaria 
autónoma, a comienzos de este siglo, y que debe ofrecer a sus estudiantes la adquisición 
de unas competencias y capacitación para afrontar opciones de empleo para sus recién 
titulados. Para alcanzar este objetivo, el perfil de antropólogo cuenta con dificultades 
como la fuerte competencia de profesionales de áreas cercanas, la baja especialización y 
escasa formación aplicada dentro de sus programas de formación frente a los 
profesionales y ramas competidoras, así como el escaso reconocimiento (y 
conocimiento) público de la competencia profesional del antropólogo. Sin embargo, 
también la disciplina cuenta con potencialidades como unas menores restricciones 
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teóricas y metodológicas en el trabajo antropológico aplicado frente a otras disciplinas 
próximas (Psicología, Sociología…), una mayor flexibilidad y mirada abierta a la 
participación en equipos interdisciplinares, la capacidad para el desarrollo de diseños de 
investigación e intervención adaptados a los contextos, o la apertura a posibilidades de 
experimentación e innovación en el uso, triangulación y definición de las técnicas 
aplicadas de investigación/acción. A partir de estas particularidades y posibilidades 
características de la disciplina es preciso definir y difundir unos perfiles profesionales del 
antropólogo, visibles y valorables en distintos ámbitos donde la disciplina puede realizar 
importantes aportaciones como la Antropología aplicada a la intervención social con 
poblaciones desfavorecidas, la mediación intercultural y educación intercultural, la 
cooperación y contribución a los proyectos de desarrollo, el trabajo y desarrollo 
comunitario, la Antropología de la Salud (incorporando perspectivas socioculturales de 
la salud/enfermedad/ cuidados en equipos de investigación en Salud Pública, y análisis 
bioculturales de los procesos vitales humanos), la Antropología del trabajo en ámbitos 
como las culturas del trabajo y culturas del desempleo, la Antropología de los Negocios 
(con proyecciones en ámbitos específicos como el Etnomarketing, la experiencia del 
consumidor/usuario, el comportamiento del consumidor o la investigación de mercados), 
la Antropología Organizacional y sus aproximaciones al análisis de del comportamiento 
organizacional y las culturas de empresa, o la gestión del patrimonio etnológico/cultural 
y la museografía. 
2. Estado de la cuestión. 
Esta cuestión de la profesión de antropólogo “fuera de la academia” para los titulados en 
Antropología ha tenido un desarrollo destacable en el mundo anglosajón, y en menor 
medidas, en algunos países europeos. La importancia del (auto)conocimiento y 
seguimiento de la actividad dentro del colectivo profesional, ha sido ampliamente 
atendida en instituciones de referencia para la disciplina como la American 
Anthropological Association (A.A.A., 1987 y 1999; Terry-Sharp, 2009; Turner, 2002) o 
la National Association for the Practice of Anthropology (Harman, Hess & Shafe 2000; 
Singer, 1994), quienes llevan años realizando encuestas para un mejor conocimiento de 
la composición y características de su colectivo, sus campos de especialización y ámbitos 
de trabajo. En una dirección similar, numerosas universidades y profesores de la 
disciplina, realizan guías informativas y de orientación profesional para los alumnos de 
sus planes de estudio, difundidas a través de sus webs y editadas en libros de apoyo al 
3 
 
desarrollo profesional y guías en torno a las opciones de carrera en Antropología (Briller 
& Goldmacher 2009; Camenson, 2004; Gwynne, 2002 y 2003 Kedia & Van Willigen 
2005; Kedia, Wallace & Guerron-Montero, 2008; Nolan, 2003, 2013 y 2017; 
Omohundro, 2001; Stephens, 2002). 
Aunque con un desarrollo menos amplio, también los antropólogos europeos y su 
agrupación profesional en la European Association of Social Anthropologists (EASA) ha 
trabajado en dar apoyo a este conocimiento (interno y externo) y visibilización del 
colectivo , así como a la difusión del papel de los antropólogos profesionales en campos 
aplicados (Fotta, Ivancheva & Pernes, 2020), con crecientes desarrollos internacionales 
como ámbitos aplicados de investigación y estudio (dentro y fuera de la Academia) como 
el mundo del trabajo y la empresa, la salud o la acción humanitaria, etc; así como una 
serie de estudios sobre el estado y situación de la Antropología en Europa y sus distintos 
países, que durante los años del cambio de siglo, sirvieron de base a la reformulación y 
modernización de la disciplina en distintos países, y en el caso de España, a la 
construcción del nuevo planteamiento de los planes de estudio, en convergencia con el 
Espacio Europeo de Educación Superior y las orientaciones del Proceso de Bolonia. 
3. Método. 
Se aborda la revisión de la literatura, registros e información de instituciones de 
referencia, en torno a la historia reciente de la disciplina, y en particular, en torno al tema 
clave de la promoción de la profesionalización de la Antropología en España. Partiendo 
de la revisión bibliográfica y de fuentes secundarias vinculadas (informes, encuestas y 
estadísticas), se aborda un apunte de descripción de los principales perfiles profesionales 
del colectivo de antropólogos, y el panorama de inserción laboral de éstos. Y 
seguidamente, se plantea una reflexión sobre las posibilidades y limitaciones 
profesionales para los titulados en Antropología en el Estado español. En esta línea, y 
partir de un modelo DAFO de análisis estratégico del problema (Kumar et al. 2004), se 
definen las posibilidades y retos para el desarrollo de una carrera fuera del ámbito 
académico en distintos ámbitos de actividad., 
4. Desarrollo. 
Una breve historia de la Antropología española nos describe un rol antropólogo, en su 
forma tradicional, como profesional estrictamente académico (Santos y Massó, 2003). La 
4 
 
creación de una licenciatura específica de segundo ciclo en los años noventa, apoyaba la 
posibilidad de reforzar y visibilizar perfiles de antropólogos aplicados como profesionales 
fuera de la academia, y dada la procedencia de los egresados desde otras titulaciones 
previas (Enfermería, Educación, Psicología, Sociología, Trabajo Social…) ofrecía la 
posibilidad de proyectar la presencia y conocimiento de la Antropología y sus posibles 
aplicaciones en múltiples ámbitos de actividad.Y la incorporación de perfiles mixtos en 
estos campos, establecía puentes a líneas de colaboración y formas de abordaje 
interdisciplinar de los ámbitos de trabajo de estos sectores: intervención social, salud, 
empresa, negocios... 
Como instituciones claves de apoyo al desarrollo profesional y social del colectivo, cabe 
señalar la contribución derivada de la fundación de la Federación de Asociaciones de 
Antropología del Estado español (FAAEE) en 1981, con motivo de la celebración del II 
Congreso de Antropología celebrado en Madrid en este año. Si bien, los componentes de 
estas primeras Asociaciones se vinculaban a la actividad y los profesionales académicos, 
la composición de estas agrupaciones de profesionales y practicantes de la Antropología 
se fue modificando con el inicio del nuevo siglo. Y en línea con un intento de adaptación 
a estos cambios y transformaciones en el colectivo, en 2017, la FAAEE cambió su 
denominación por la de Asociación de Sociedades de Antropología del Estado Español 
(ASAEE), buscando lograr un mayor alcance dentro del colectivo, y promover una 
política integradora de la institución. Si desde sus inicios, las asociaciones incluyeron en 
sus objetivos la promoción profesional de los antropólogos, a partir de los años del cambio 
de siglo, éstas convirtieron en un elemento prioritario de su actividad la promoción de 
una creciente profesionalización del colectivo, y el esfuerzo de visibilización de los 
perfiles profesionales del antropólogo. 
4.1. Antropología fuera de la Academia. 
4.1.1. La promoción de carrera de antropólogo fuera de la academia en 
el mundo anglosajón. 
Durante mucho tiempo, el modelo de profesionalización de la Antropología Social 
característico en el Estado español (así como en bastantes países europeos), circunscribía 
la actividad del antropólogo a la docencia/investigación universitaria, y en contados 
casos, a prestar servicios como técnicos de Administraciones Públicas en ámbitos de la 
gestión del patrimonio cultural o de la intervención social. Sin embargo, en el caso del 
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modelo profesional anglosajón, y especialmente en el norteamericano, la concepción de 
la actividad del oficio de antropólogo se amplía a numerosos ámbitos en el campos de la 
empresa, la salud pública, la investigación de mercados y el marketing, el diseño de 
productos y otros campos emergentes, ligados a nuevos sectores y realidades 
tecnológicas, como los estudios de la experiencia de usuario/cliente en el sector 
tecnológico o el análisis de la información cualitativa o thick data en el complejo mundo 
de las redes de información masivas y telemáticas. 
Para la gestión y promoción eficaz del colectivo profesional, resulta de interés disponer 
de datos sobre sus tendencias, composición y orientaciones por especialidades y áreas de 
actividad. En esta dirección la AAA realiza encuestas e informes periódicos, respecto al 
panorama del colectivo de antropólogos en formación y en ejercicio, dentro o fuera de la 
Academia, y de los ámbitos donde desarrollan su actividad (Fiske et al., 2010; Rud, 
Morrison, Picciano & Nerad, 2008; Turner, 2002); así como abordando otras cuestiones 
de mayor detalle como el género o el clima de relaciones interprofesionales dentro del 
colectivo (Brondo, 2009). En el caso de nuestro país, salvo breves aproximaciones en el 
ámbito del colectivo de antropólogos físicos (Tomás y Varea, 2017) apenas disponemos 
de datos sobre las características del colectivo, orientaciones y perfiles de los 
antropólogos españoles. 
En Europa, la EASA firmaba la “Declaración de Praga” en su reunión del 15 de octubre 
2015, y con relación a su reflexión en torno al estado de la disciplina en Europa, se 
presentaba un documento relevante en la práctica de la Antropología Social en Europa 
con el informe “¿Porqué es importante la Antropología?”. Sin embargo, aunque algunos 
países como Holanda o Italia tienen una presencia importante en ámbitos profesionales 
como la Antropología Médica, y en los países nórdicos existe una creciente presencia de 
los antropólogos en campos como los Negocios y el Marketing, existe un largo camino 
en la promoción de perfiles profesionales “no académicos” del antropólogo. 
4.1.2. El oficio de antropólogo en España. 
Frente a la consolidación de la Antropología fuera de la Academia en países como los 
EE.UU., el retardo de este camino en otros países, plantea intentos de identificación del 
problema y las rutas posibles hacia la profesionalización del antropólogo “no académico”. 
En nuestro cercano marco latinoamericano numerosos trabajos y propuestas han intentado 
abordar estas cuestiones (Echeverri 1997; Escamilla, Salmeroni & Valladares, 2007; 
6 
 
García-Gavidia, 2007; Matta y Planes, 2016). Y en el caso de España, durante marco del 
cambio de siglo y con el desarrollo de esfuerzos dentro de la disciplina por la redefinición 
y reformulación de los planes de estudios para su adaptación al Espacio Europeo de 
Educación, tomará fuerza la reflexión y discusión en torno a la situación y posibilidades 
de profesionalización de la Antropología Social y Cultural (Bullen y Urquijo, 2017; 
Santos y Massó, 2003; Valdés, 2012). 
En el año 2004 se constituye la “Comisión para el Grado de Antropología Social y 
Cultural”, y en el núcleo de los debate de estos grupos de trabajo estaba el interés esta 
problemática de la profesionalización, que estuvo presente en la confección de las 
distintas memorias de acreditación de los Grados de Antropología Social y Cultural 
desarrollados en múltiples universidades españolas. En 2007 crea la “Comisión de 
Profesionalización de la Antropología” dentro de la FAAEE (ahora ASAEE), con la 
aspiración de recuperar el ya antiguo anhelo de creación de un colegio profesional de 
antropólogos. Ese año, esta comisión realiza un estudio sobre la inserción laboral del 
colectivo, que publica el siguiente año (Subcomisión Perfiles Profesionales, 2008). Un 
registro de evidencias en torno a las posibilidades y retos para la profesionalización de la 
disciplina apoyada por otros estudios sobre la inserción de los titulados en Antropología 
Social y Cultural, por parte de algunas universidades, como el caso de la Universidad 
Autónoma de Madrid o la Autónoma de Barcelona (Observatorio de Empleo de la 
Universidad Autónoma de Madrid, 2014; Observatori de Graduats de la Universitat 
Autónoma de Barcelona, 2008). 
Desde la Comisión para la Profesionalización de la Antropología se crea en el año 2012 
el Portal Estatal de Antropología, como herramienta de difusión y registro de los 
profesionales antropólogos en las emergentes redes virtuales, orientado a promover la 
visibilización de la Antropología. Gestionando una base de datos de expertos, abierta y 
de libre acceso, donde se presentan diversos perfiles de actividad (en ámbitos académicos 
y o fuera de estos). Desde la FAAEE se esta reactivando el interés por el debate y reflexión 
en torno a esta cuestión, como queda patente con la inclusión de dos simposios sobre 
profesionalización en su XV Congreso Nacional de Antropología; y dedicando un espacio 
específico de su página web a “La profesión de antropólogo/a: ámbitos de aplicación del 
conocimiento antropológico y mercado de trabajo”. 
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4.1.3. La carrera de antropólogo en España: Un mirada al panorama 
tradicional. 
Desde la institucionalización de la Antropología Social como especialidad, en la década 
de los setenta del pasado siglo, dentro de planes de estudios de Licenciatura en Sociología 
o de Licenciatura en Geografía e Historia, o de sus independencia relativa como 
licenciatura de segundo ciclo en Antropología Social y Cultural, a la que se accedía 
después de cursar otra titulación o el primer ciclo de éstas, en la década de los noventa; 
la característica común de todo este periodo es que los titulados tenían una titulación 
distinta a la de su especialidad o segunda licenciatura.Y en su mayoría, salvo aquellos 
contados casos que accedían a las vías tradicionales de ejercicio de la profesión de 
antropólogo social en la academia o las contadas plazas en las Administraciones, solían 
ejercer su actividad profesional a través del uso público de su condición ocupacional 
asociada a la primera titulación: profesores de secundaria, sociólogos, investigadores de 
mercados, enfermeras, psicólogos, maestros y educadores… 
De hecho en el Informe de Ocupación 2008 (Subcomisión Perfiles Profesionales (2008), 
solo el 42,7 % de los profesionales encuestados (N=225) declaraban presentarse como 
“antropólogos”, y otro 42,7% señalaban que solo en ocasiones (ver Figura 1). 
 
Figura 1: Distribución de la forma en que se presentan los profesionales antropólogos. 
Fuente: Subcomisión Perfiles Profesionales (2008). 
Así, los itinerarios tradicionales de actividad profesional de la Antropología Social en 
España, durante las últimas décadas del siglo XX y los primeros años de este nuevo siglo 
fueron la enseñanza/ investigación universitaria dentro del área de conocimiento de 
Antropología Social, que logra su reconocimiento en el polémico proceso de 
acreditaciones a comienzos de la década de los ochenta, en el marco y bajo el amparo del 
42,70%
42,70%
11,10% 3,60%
¿Te presentas como antropólogo?
En ocasiones Sí, siempre Nunca ns/nc
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emergente Estado de la Autonomías y su creciente interés por el estudio de las identidades 
y particularismos regionales. Una situación que favorecerá el crecimiento de unidades 
docentes de la disciplina en numerosas universidades, y seguidamente, de especialidades 
y planes de estudios de Licenciatura. Y de un modo, bastante más minoritario, la 
investigación básica en centros oficiales (Estatales o Regionales), también vinculada a 
este mismo proceso de interés por determinados ámbitos y aplicaciones de la disciplina 
en las nuevas Administraciones regionales que fueron apareciendo en el marco de las 
distintas Autonomías, y apoyaron dentro de sus apuestas por la recuperación, estudio (y 
en ocasiones, resignificación) de sus realidades socioculturales tradicionales, culturas 
populares y manifestaciones folklóricas, la formación de equipos de investigadores y 
divulgadores de estas realidades, y de conservadores y promotores de museos 
etnográficos y etnológicos… 
Muy posiblemente, las nuevas instituciones dedicadas a la puesta en valor de las 
identidades y patrimonios culturales de las distintas regiones del Estado, también 
ampliaron en algunos casos, este interés por la investigación sociocultural al estudio de 
otros ámbitos como las culturas urbanas, grupos en riesgo de exclusión/marginación 
social y otras realidades de diversidad cultural en contextos urbanos crecientes. Y 
seguidamente a un panorama nuevo, y cada vez más diverso, al que se suma con el cambio 
de siglo, el nuevo ámbito de trabajo de los marcos multiculturales asociados a la 
inmigración que llegaría en estos años al Estado español, cambiando el paisaje 
sociocultural de ciudades, escuelas, barrios, usuarios de servicios de salud, etc; que 
requería de la participación de expertos en el estudio sociocultural y la mediación 
intercultural (VV.AA. 2009). 
4.1.4. Tendencias recientes en el proceso de profesionalización en el 
Estado español. 
Con la implantación de un exclusivo programa de estudios en el Grado de Antropología 
Social y Cultural, la búsqueda de nuevos nichos profesionales se convertía, y así esta 
sucediendo, en un reto improrrogable para las nuevas promociones de titulados. Así, 
frente a este panorama, y con el reto de la empleabilidad de los jóvenes antropólogos de 
los últimos años, es preciso considerar que este colectivo ya no asimilable por las vías 
tradicionales de ocupación; y sin el recurso a una ocupación alternativa, estas nuevas y 
recientes generaciones de titulados se estarían enfrentando, de un modo particular y 
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obligadamente creativo a la necesaria construcción de sus perfiles particulares, con 
orientación hacía nichos ocupacionales propios. Unos proyectos e itinerarios 
profesionalizantes en los que resulta calve la especialización formativa (con master y 
cursos de especialización en ámbitos de Antropología Aplicada o en campos relacionados 
a éstos: investigación social, intervención psicosocial y socio-comunitaria, salud pública, 
estudios de mercados, gestión de personas…), la lucha por la visibilización de estos 
perfiles en el mercado laboral y puesta en valor de sus competencias y el acceso (lento y 
costoso) a ocupaciones en campos complejos, y en competencia con profesionales de 
disciplinas cercanas y competidoras en estos nichos ocupacionales, tales como ONGs, 
equipos de intervención sociocomunitaria, programa de cooperación al desarrollo, 
equipos multidisciplinares de salud, consultoría empresarial… 
 
Figura 2: Distribución de las frecuencias de los principales ámbitos estimados como 
campos de trabajos de los estudiantes de Antropología. Fuente: Comisión del Grado de 
Antropología (2005). 
Con una mirada amplia de las aplicaciones de una Antropología Aplicada y Práctica (Joy, 
Rana & Joshi, 2014; Pink, 2006), siguiendo como referente los antecedentes del mundo 
anglosajón (Rylko-Bauer, Singer & Van Willigen, 2006; Van Willigen, 2002), aunque 
poniendo el filtro cultural de los ámbitos de servicios y trabajo en estos campos se pueden 
traducir en la práctica profesional del antropólogo en nuestro país, podemos hablar de una 
lista de posibles campos emergentes hacia la practica en nuestro contexto de una 
Antropología fuera de la academia (Tabla 1). 
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Tabla 1: Campos emergentes y potenciales para la práctica antropológica fuera de la 
Academia. 
• Antropología aplicada a la intervención social y los servicios sociales. 
• Antropología aplicada a la investigación en Salud Pública y promoción de 
la salud. 
• Mediación y educación intercultural 
• Antropología en cooperación y proyectos de desarrollo, trabajo y 
desarrollo comunitario. 
• Antropología en consultoría empresarial y desarrollo organizacional. 
• Antropología del Trabajo: Culturas de trabajo y del desempleo. 
• Antropología de los negocios: Estudios de Marketing, comportamiento del 
consumidor e investigación de mercados. 
• Gestión del Patrimonio Etnológico y Cultural (Museografía, Difusión 
Cultural…). 
 
4.1.5. La Comisión de Profesionalización de la Antropología. 
Ya hemos visto como el desarrollo y redacción de las memorias de acreditación de las 
nuevas titulaciones de Grado y de Másteres en Antropología, en el marco de la confección 
de las nuevas titulaciones adaptadas al Proceso de Bolonia, supuso un momento 
importante de reflexión obligada y de análisis de en torno a las opciones y posibilidades 
a considerar como salidas profesionales de estos planes de estudio. Y en este contexto, 
también las distintas asociaciones regionales de antropólogos y su articulación estatal de 
Asociaciones dio lugar a la creación de una comisión de expertos dedicados al trabajo 
sobre las líneas de profesionalización de la disciplina y el estudio de la inserción laboral 
de los titulados/as en Antropología. Como resultado de este trabajo, la Subcomisión de 
Perfiles Profesionales, publicó en el año 2008, el “Informe de la Ocupación Laboral de 
los Titulados/as en Antropología en España y otros países”. Un interés por esta 
problemática que estuvo presente también en la confección de las distintas memorias de 
acreditación de los Grados de Antropología Social y Cultural desarrollados por las 
universidades españolas con propuestas de esta titulación. 
4.2.La Antropología en España más allá de Bolonia. 
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La conocida como “Reforma de Bolonia” y efecto de actualización de los planes de 
estudio, planteó un importante reto y motivo de reflexión respecto a la identidad del 
colectivo profesional de los antropólogos. En este camino a la reforma de los planes de 
estudios y titulaciones hacía su convergencia con el Espacio Europeo de Educación 
Superior (EEES), en el año 2003 se propone un proyecto conjunto de Grado en Sociología 
y Antropología Social, que rápidamente movilizó al colectivo de antropólogos sociales y 
culturales (y paralelamente, al de sociólogos) en un petición y justificación de un plan de 
Grado autónomo. Las reuniones, jornadas y comités de trabajo creados con objeto de esta 
reivindicación vendrían a reforzar la identidad y conciencia de grupo del colectivo. El 
trabajo y construcción conjunta de los etnólogos, antropólogos sociales y culturales y 
antropólogos americanistas españoles de un proyecto de enseñanza y futura idea de 
profesionalización de la Antropología Social y Cultural, no solo contribuyó al éxito de 
esta movilización y reclamación conjunta de los profesionales de la Antropología, de un 
plan de estudios y un reconocimiento de la carrera y profesión de antropólogos sociales, 
sino también, a la unificación de concepciones de la disciplina provenientes de modelos 
y esquema divergentes. 
No obstante, y a pesar de la lucha por el distanciamiento y la diferenciación académica 
y epistemológica de la Sociología, llama la atención la paradójica vinculación y presencia 
mantenida en los planes de estudios de una gran parte de las universidades que impartirán 
estos estudios, con una amplia presencia de contenidos y orientación sociológicos de sus 
planes de estudios. O en su defecto de la presencia de materias de Historia y Geografía, 
como relictos, en ambos casos, de sus orígenes vinculados a facultades y planes de 
estudios de Ciencias Políticas y Sociología o de Geografía e Historia. 
El nuevo Grado de Antropología Social y Cultural comenzó a impartirse a partir del curso 
2009/2010 aprobado, en más de una docena de universidades, de acuerdo con las 
directrices del Proceso de Bolonia. En la propuesta básica del plan de estudios, para su 
elaboración, adaptación e implantación, jugó un papel clave la Comisión Estatal del 
Grado de Antropología -CEGA-, que había sido creada en el año 2004, a propuesta de 13 
universidades junto con la FAAEE (Rivas, 2016). Dicha comisión confeccionó en 2005 
el “Estudio preliminar del Grado de Antropología Social y Cultural”, que serviría, a modo 
de Libro Blanco de la Antropología Social y Cultural, como soporte a la propuesta de 
aprobación por parte de la ANECA de los estudios de Grado, justificación del título, y 
referente para los planes de estudios propuestos a aprobación por el Ministerio, por parte 
12 
 
de cada universidad. Y al tiempo que definía los perfiles profesionales asociados a esta 
formación. 
La creación y activación en estos años de un marco de cooperación de activa del colectivo, 
la creación de la Comisión de Profesionalización de la Antropología, y la frecuente 
celebración por parte de la universidades que imparten estos estudios de jornadas de sobre 
sobre Antropología Aplicada y Práctica Profesional, refrenda este creciente interés dentro 
de la disciplina por la construcción de caminos para la práctica del oficio de antropólogo 
fuera de la Academia. 
4.2. Construyendo la profesión de antropólogo. 
En el ámbito profesional, la consecuencia más destacable de la adaptación de los planes 
de estudio al EEES será la desvinculación de los estudios de Antropología Social y 
Cultural con otras trayectorias de formación y carreras vinculadas, tal como ocurría 
durante su etapa como especialidades de planes de estudios de Sociología, Historia, 
Filosofía…; o en la etapa de su implantación como Licenciatura de Segundo Clico para 
titulados previamente en otras titulaciones diversas. Ya que la nueva titulación 
representaba una ruptura con los perfiles híbridos y la aparición de una necesaria 
concepción de una, estrictamente autónoma, carrera profesional de antropólogo. 
El interés creciente por las cuestiones relativas a las ocupaciones y la consideración de la 
inserción laboral ligada a la titulación, ya había llevado, durante el proyecto de 
construcción de la nueva titulación y futura profesión de antropólogos sociales y 
culturales, a que se abordase desde la Comisión del Grado de Antropología una “Encuesta 
de Demanda Potencial de un Grado de Antropología” (publicada en enero de 2005), 
donde se incorporaba un análisis de la actividad profesional y ocupación de los 
estudiantes de Antropología Social y Cultural en este momento (como Licenciatura de 
Segundo Grado), donde destacaban los titulados de enfermería (30%), magisterio (17%) 
y Trabajo Social (15%). 
13 
 
 
Figura 3: Distribución de las formaciones de origen de los estudiantes en la titulación de 
Licenciatura de segundo ciclo en Antropología. Fuente: Comisión del Grado de 
Antropología (2005). 
La creación en 2008 de la “Subcomisión de Perfiles Profesionales” dentro de la nueva 
“Comisión Estatal del Grado de Antropología” (creada en 2007), afirma el interés patente 
por estas cuestiones, que explicitaba en la publicación del “Informe de la Ocupación 
Laboral de los Titulados/as en Antropología en España y otros países” (Subcomisión 
Perfiles Profesionales, 2008), en el que vuelven a aparecer descritos unos datos de 
ocupación sesgados por los dobles perfiles ocupacionales de los titulados de Antropología 
Social y Cultural, en este momento, con otras titulaciones universitarias previas. 
Apreciando el interés de este primer intento de aproximación a la cuestión de la inserción 
laboral de los antropólogos españoles, y su descripción de un panorama ocupacional de 
la profesión, bastante razonable en términos de ocupación, con un 53,3% de ocupados 
fuera de la Academia y un 36,4% trabajando dentro de la Academia (Subcomisión Perfiles 
Profesionales, 2008). Con una presencia mayoritaria en los ámbitos de la Sanidad, 
Bienestar Social y Educación (ver Figura 4). 
Historia
M
agisterio
Enferm
er ía
Trabajo Socia l
Educac ión Socia l
Ps ico logía
G
eografía
Filosofía
Soc io logía
HªA rte
Periodism
o
AD
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F ilo logía
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Figura 4: Distribución de la distribución de los ámbitos de ocupación fuera de la 
Academia en el estudio de inserción laboral de Titulados en Antropología. Fuente: 
Subcomisión Perfiles Profesionales, 2008 
 
Figura 5: Distribución de la distribución de los ámbitos de ocupación fuera de la 
Academia en el estudio de inserción laboral de Titulados en Antropología. Fuente: 
Subcomisión Perfiles Profesionales, 2008 
En los datos los titulados en Antropología en las universidades catalanas –UB, UAB y 
URV- (Observatori de Graduats de la UAB, 2008), entre los graduados en el curso 
2003/2004, a la fecha del estudio se encontrarían ocupado un 92,13 % (82) de los 
encuestados (N=89). Y en el estudio de 2014 (Observatorio de Empleo de la UAM, 2014) de 
los graduados en Antropología Social y Cultural (ya dentro del nuevo Grado) en la 
15 
 
universidad Autónoma de Madrid en el curso 2011/2012 se registró una tasa de inserción 
del 93,8% (N=27), con una distribución del 75% en hombres (N=15) y el 100% en 
mujeres (N=12). 
Sin embargo, es precisa una segunda lectura de estos datos, considerando como hemos 
hablado, que el colectivo analizado se corresponde con personas que en su totalidad, 
disponían de al menos una segunda titulación universitaria. Con lo que posiblemente, el 
dato estará ampliamente sesgado, por un alto número de personas que se encuentren 
ocupados en calidad de su otra titulación (profesores, enfermeros,maestros, sociólogos, 
psicólogos…), aunque es posible que en parte de ellos, la disponibilidad de una segunda 
titulación en Antropología haya contribuido a su contratación, por las competencias 
complementarias o el nivel formativo que esta les ofreciese. Este sería el caso de un 
importante número de personas formadas en la Licenciatura de Antropología Social y 
Cultural, entre finales de los noventa y la implantación de los nuevos planes Bolonia, 
pertenecientes al colectivo de las Diplomadas en Enfermería; quienes accedieron en gran 
número a esta opción a una vía que les ofrecía una titulación universitaria superior, con 
la que poder optar a puestos de mayor nivel dentro de la Administración Sanitaria, como 
jefe/as de servicio, coordinadores de equipos en los Centros y Servicios Sanitarios; o 
como doctorados con opción a la enseñanza superior en los ámbitos de las Ciencias de la 
Salud y la Salud Pública. 
Considerando todas estas cuestiones queda patente la necesidad de continuar 
profundizando en un mayor conocimiento y actualización de la información respecto al 
colectivo de los profesionales de la Antropología en nuestro país, y de sus 
particularidades. 
Ya con los nuevos programas de Grado en Antropología Social y Cultural (implantados 
desde el curso 2009-2010), en el año 2012, la “Comisión de Profesionalización de la 
Antropología” crea una herramienta en red, para la promoción profesional del colectivo, 
con la apertura del “Portal Estatal de Antropología”, donde junto a amplia información 
general sobre la disciplina en España (enseñanza, actividad académica, oferta formativa), 
se incluía un “Registro de Expertos”, organizada mediante fichas descriptiva de expertos, 
su afiliación institucional, campos de especialización y contacto. Lo cual suponía un 
primer intento de visibilización del colectivo, conocimiento mutuo y recursos informativo 
de una base de datos de profesionales especialistas antropólogos. 
16 
 
4.3. Rutas y oportunidades en el oficio de antropólogo. 
Desde una mirada panorámica y con visión estratégica de las posibilidades futuras y 
posición actual del rol profesional de antropólogo en el mercado laboral, así como de su 
función social, como profesionales especialistas en diversidad humana y enfoques 
integradores, cabe reflexionar en torno a las características generales del perfil profesional 
que juegan como ventajas o dificultades, frente a otros profesionales con los que compite 
frente sus principales ámbitos ocupacionales. 
Tabla 2.: Ventajas y dificultades del perfil de antropólogo fuera de la Academia. 
 Dificultades Ventajas 
� Fuerte competencia de 
profesionales de áreas cercanas. 
� Baja especialización y 
formación en campos aplicados, 
frente a los profesionales y 
ramas competidoras. 
� Escaso reconocimiento (y 
conocimiento) público de la 
competencia profesional del 
antropólogo. 
� Menores restricciones teóricas 
y metodológicas en el trabajo 
aplicado que otras disciplinas. 
� Mayor predisposición a la 
participación en equipos 
interdisciplinares. 
� Destreza para la investigación 
e intervención abierta y 
adaptada a contextos. 
� Apertura a la experimentación 
e innovación en el uso y 
triangulación de técnicas de 
investigación-acción. 
 
4.3.1. Análisis DAFO. 
Dentro de este planteamiento estratégico, en línea con la aplicación de las técnicas DAFO 
(SWOT, en inglés) al estudio de los contextos sociales de las disciplinas científicas 
(Kumar et al., 2004), este enfoque nos facilita definir un conjunto de debilidades y 
amenazas junto a fortalezas y oportunidades para la situación actual de la Antropología, 
en el ámbito académico y dentro de la sociedad española en general. Y nos señalaría hacía 
17 
 
las siguientes características de los factores internos y externos, negativos y positivos con 
los que habrá de enfrentarse la disciplina dentro de la coyuntura actual. 
 
Figura 6: Análisis DAFO de los factores internos y del contexto social actual como base 
para la formulación de medidas y estrategias de acción en la promoción de la 
Antropología fuera de la academia. 
En aplicación de esta técnica, cabe definir como condiciones internas y externas, positivas 
y negativas de la disciplina, que definen las posibilidades y retos de la Antropología, los 
siguientes puntos: 
1. Debilidades: 
- Abandono de los graduados y posgraduados en favor de otras especialidades 
profesionales con mayor presencia en los mercados. 
- Deficiencias en una formación muy generalista de base de muchos de los nuevos 
antropólogos. 
- Desconexión entre la formación y las competencias y orientaciones prácticas. 
- Formación de docentes más que de perfiles profesionales. 
- Dificultades en el acceso al mercado laboral. 
- Invisibilidad social (pública y mediática). 
- Desconexión universidad-demandas sociales. 
2. Amenazas: 
- Indefinición y falta de reconocimiento social de nichos profesionales propios. 
- Desconocimiento de los potenciales perfiles profesionales por parte de los 
estudiantes, y de los empleadores. 
- Debilidad de las imágenes sociales de la profesión. 
18 
 
- Debilidad profesional frente a otros grados y áreas de conocimiento 
competidoras. 
- Cierre social, académico y profesional a la entrada de antropólogos. 
- Reducción y recortes de fondos para la investigación y dotaciones académicas. 
- Riesgo de pérdida de matrícula en base a las escasas salidas profesionales. 
3. Fortalezas: 
- Interdisciplinaridad y versatilidad. 
- Amplitud de campos y líneas de investigación. 
- Amplitud de métodos y técnicas. Posibilidades de triangulación. 
- Flexibilidad investigadora y profesional: temáticas heterogéneas. 
- Transversalidad y diversidad de áreas de especialización. 
- Integración de la reflexión teórica con las aplicaciones prácticas en el desarrollo. 
de programas y proyectos de intervención. 
4. Oportunidades: 
- Limitaciones para atender nuevas demandas de competencias flexibles en otros 
grados y posgrados. 
- Posgrados específicos (Antropología Aplicada, Investigación Etnográfica…). 
- Posgrados transversales (Problemas Sociales, Salud Pública…) y afines 
(Investigación social, intervención social y comunitaria…). 
- Proyección internacional en universidades americanas y europeas. 
- Demanda social de nuevos nichos profesionales para la Antropología Aplicada: 
estudios de usuario/consumidor, interculturalidad, diversidad organizacional… 
 
De acuerdo a estas condiciones, el panorama actual de la Antropología española nos 
muestra la necesidad de adoptar medidas para la promoción y difusión de un mayor 
conocimiento social de la disciplina, sus contenidos y aplicaciones. Que en el caso 
español incluye el interés y propuesta estratégica de promover la incorporación de la 
enseñanza de conceptos antropológicos básicos en las estudios de secundaria (Soto, 
2015). Una difusión del conocimiento y visibilidad social, a partir de la cual, cabe 
establecer interacciones relevantes entre el grado de conocimiento y valoración pública 
de nuestra ciencia, así como las necesidades y demandas sociales (explícitas, implícitas o 
incluso potenciales) de la sociedad en general, y de determinadas instituciones o 
19 
 
segmentos de población particulares (grupos profesionales, colectivos específicos…) 
respecto a las contribuciones que a ella puede hacer la Antropología. 
 
Figura 7: Procesos de interacción Ciencia-Sociedad en la difusión del conocimiento 
antropológico y la respuesta a demandas sociales de conocimiento aplicado (Adaptado de 
Del Pozo, 2013). 
Así, el escaso grado de conocimiento social de Antropología y sus aplicaciones, tanto a 
nivel público como institucional, pero también su potencial interés práctico en la 
aplicación de muchos de sus enfoques y miradas holísticas e integradoras a realidadessociales, económicas y organizacionales, de naturaleza compleja y poliédrica, refuerzan 
la importante función social y potencialidades de los perfiles profesionales con base en 
una formación y carrera de antropólogo. Para todo ello, resultará fundamental promover 
actuaciones para el conocimiento y reconocimiento social de la Antropología en el marco 
general de la sociedad y de las administraciones del Estado español; así como en el 
contexto más particular del mercado laboral y los demandantes de profesiones para sus 
organizaciones. 
4.4. Consideraciones y propuestas en torno a nuevas líneas y nichos de 
actividad. 
20 
 
En una revisión a las posibilidades de promoción profesional dentro de actividad pública 
o privada cabe apuntar como principales líneas de actuación en la promoción profesional 
de la Antropología Social y Cultural: 
• Consolidar la presencia de la enseñanza de la Antropología en los planes de 
enseñanza superior 
• Ampliar y afianzar la presencia en otras titulaciones, en sus vertientes aplicadas: 
Antropología Médica, Etnomarketing, Antropología del usuario, culturas del 
trabajo… 
• Promover posgrados específicos y con orientación aplicada, como vía para la 
formación de profesionales de la Antropología Práctica y Aplicada. 
• Ampliar y difundir el conocimiento público y la valoración social e institucional 
de la disciplina. 
• Promover la participación de antropólogos profesionales en instituciones, ámbitos 
aplicados y equipos de trabajo múltiples: Ampliar la presencia profesional y lograr 
una mayor visualización del antropólogo como especialista en distintos ámbitos y 
proyectos institucionales. 
 
A modo de apuntes, respecto a los perfiles de algunas ocupaciones potenciales de los 
profesionales antropólogos en múltiples sectores con cabida para la práctica de la 
Antropología Aplicada, cabe describir un abanico de diversos ámbitos y posibles 
instituciones, organizaciones y entidades empleadoras (ver Tabla 3). 
Tabla 3.: Potenciales ocupaciones y empleadores para titulados en Antropología Social y 
Cultural. 
Ámbitos Entidades de Empleo 
Intervención social / Trabajo comunitario. ONGs / Fundaciones … 
Investigación e intervención social, 
desarrollo local, trabajo comunitario. 
Administraciones Públicas / 
Administración Local. 
21 
 
Promoción de la Salud, Educación para la 
Salud, Epidemiología Biocultural, 
Determinantes de Salud y Calidad de 
Vida. 
Instituciones Sanitarias / Centros de 
Salud / Unidades Sociosanitarias en 
Salud Pública. 
Estudios de Mercado/ Comportamiento 
del Consumidor/ Experiencia de Cliente-
Usuario 
Consultoras en Investigación de 
Mercados / Empresas y Departamentos 
de Marketing y Mercadotecnia. 
Desarrollo Organizacional, Gestión de 
Personas, Gestión de la Diversidad 
Organizacional. 
Consultoras de RRHH / Departamentos 
de RR.HH. y Gestión de Personas. 
Evaluación e intervención psicosocial/ 
Salud y Bienestar Laboral 
Empresas de Prevención de Riesgos 
Laborales / Mutuas… 
Gestión del Patrimonio Cultural, Gestión 
de Museos… 
Administraciones Públicas / 
Fundaciones… 
 
4.4.1. Trabajos en Promoción de la Salud y Antropología Médica. 
En el ámbito de la salud, la larga historia de la disciplina en los estudios sobre los procesos 
de salud-enfermedad-cuidados en las poblaciones contemporáneas (tradicionales o 
urbanas), tiene interesantes derivadas en la participación de los antropólogos en equipos 
de programas de promoción de la salud, así como en contribuciones a la adaptación de 
protocolos a los múltiples factores de diversidad y variables emergentes en las sociedades 
complejas, para la mejora de la atención clínica (Chrisman & Maretzki, 1982). Así, como 
la aportación de modelos e indicadores biosociales, como útiles instrumentos en el estudio 
y evaluación del bienestar social y la calidad de vida (Tomás, 2019). 
4.4.2. Intervención socio-comunitaria y en ámbitos del desarrollo 
comunitario y la sostenibilidad 
22 
 
La aportación ya clásica de la Antropología Aplicada al apoyo de programas de desarrollo 
comunitario (Satish & Van Willigen 2005; Pink, 2006), con un alcance muy importante 
en la participación con programas y organizaciones dedicadas a la cooperación 
internacional y la ayuda al desarrollo, presenta actualmente una mayor amplitud en la 
aplicación de estas técnicas y procedimientos dentro del Tercer Sector, los Servicios 
Sociales y la intervención social y comunitaria, con una amplia actividad dentro de las 
sociedades europeas. 
4.4.3. Enfoques interdisciplinares en el ámbito empresarial y de los 
negocios. 
La aplicación de las herramientas antropológicas en el mundo de la empresa, el trabajo y 
los negocios tiene un largo recorrido en el mundo anglosajón, y más específicamente, en 
Norteamérica (Baba, 2005 y 2006; Bate, 1997; Qirko, 2012).Y aunque en nuestro entorno 
este ámbito nos resulte menos frecuentemente asociado al ámbito de trabajo de 
antropólogo, van en aumento los profesionales antropólogos que desarrollan su actividad 
principal en el ámbito de la consultoría en estudios de mercados, campañas de marketing 
o los proyectos de transformación cultural para el desarrollo organizacional. 
Las posibilidades y ámbitos donde las competencias del antropólogo en la empresa y los 
negocios pueden ser muy productivas son numerosos. Las nuevas orientaciones en las 
políticas de Recursos Humanos hacía la Gestión de Personas y del Talento, el interés de 
las organizaciones por la Gestión del Conocimiento o la Gestión de la Diversidad 
(cultural, generacional, de género…). La relevancia las políticas y estrategias 
corporativas por la ética empresarial y la Responsabilidad Social Corporativa, ofrece 
nichos de actividad donde las destrezas de antropólogo ofrecen recursos de gran 
productividad. Lo mismo cabe señalar respecto a campos emergentes como la promoción 
de la salud y el bienestar laboral, con su foco en los factores psicosociales, la evaluación 
e intervención psicosocial en problemas socio-organizacionales como el mobbing, el 
burnout o los liderazgos tóxicos; y la necesidad de promoción de culturas y prácticas 
preventivas y saludables en las empresas. 
Dentro del replanteamiento de los estudios de mercado, con un nuevo énfasis en las 
perspectivas experienciales, el antropólogo se convierte en un perfil especialmente 
capacitado de conocimientos y destrezas para el análisis de la experiencia de 
usuario/cliente; y en su versión organizacional, de la experiencia de empleado. 
23 
 
5. Consideraciones éticas en la práctica profesional de las Antropologías 
Aplicadas. 
Respecto a la este proceso de incorporación a la práctica profesional en ámbitos fuera de 
la Academia se han generado numerosas reflexiones éticas y consideraciones 
deontológicas en torno a estas prácticas (Baba, 2000; Brody & Pester, 2014). Y derivadas 
de estas reflexiones y debates en torno a estos nuevos campos de práctica del oficio de 
antropólogo, han aparecido posturas muy diversas, y algunas de ellas, muy críticas y de 
rechazo a la mercantilización de la práctica antropológica, con una percepción negativa 
de estos profesionales, como una traición al compromiso social del antropólogo y de 
posicionamiento y alianza con el poder y los intereses empresariales. Al respecto de estas 
severas críticas, también cabría considerar la reflexión ética en torno a si aquellos trabajos 
más “deseables”, fuera de esas posiciones (supuestamente) menos cercanas al 
establishment, en universidades, con ONGs y Fundaciones, etc; hasta que punto pueden 
considerarse como realmente independientes, no condicionadas y éticamente no 
cuestionables. Así como si cabe considerar no cuestionables éticamente todos los interés 
y objetivos de los Programas y Políticas Públicas que financian proyectos e iniciativas 
del Tercer Sector o las líneas de investigación universitarias. 
6. Conclusiones. 
La revisióndel discurso reciente dentro del colectivo de antropólogos en nuestro país, 
muestra un interés, preocupación y actuaciones crecientes para la promoción de una 
mayor actividad profesional de los antropólogos en ámbitos múltiples y fuera de la 
Academia. Un conjunto de intereses y propuestas crecientemente compartidas por el 
colectivo profesional de antropólogos, que apoyarían la apuesta por poner en valor las 
competencias y destrezas características del perfil profesional de antropólogo; y la 
búsqueda de soluciones o medidas compensatorias de las dificultades y obstáculos 
identificados para la carrera profesional de antropólogo. 
Como principales líneas de actuación se propone la apuesta por medidas para salvar el 
amplio (des)conocimiento social de la Antropología, entre la población general, y entre 
los potenciales empleadores, en particular. Y de otra parte, apostar por una mejora en los 
programas de grado y posgrado, con mayores orientaciones hacía la Antropología 
Aplicada; y de otra parte, apoya la utilidad de reconducir a antropólogos titulados hacía 
itinerarios de especialización y formación de posgrado (master y doctorado) en programas 
24 
 
que faciliten su orientación hacía una Antropología con aplicaciones en los campos del 
bienestar social, la salud pública, las organizaciones y la empresa, la gestión de proyectos 
sociales o la planificación operativa. Lo que también ayudará a promover un mayor 
conocimiento público y mejor valoración social de la disciplina. 
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