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Sociedad_Mexicana_de_Antropologia

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LA SOCIEDAD MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA
Características y propuesta para su mejoramiento
(1987)1
Carlos García Mora
TSIMÁRHU
Estudio de etnólogos
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LA SOCIEDAD MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA
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LA SOCIEDAD MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA
Caracter ís t icas y propuesta para su mejoramiento
(1987) 1
Carlos García Mora
Dirección de Etnohistoria
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Secretario de la Mesa Directiva 1986-1987
TSIMÁRHU
Estudio de etnólogos
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Portada:
Fig. 1. Glifo usado, en su origen, como logotipo de 
la Revista mexicana de estudios antropológicos.
Frontispicio:
México, D.F. 1939. Reunión de la Sociedad 
Mexicana de Antropología, aparecen entre otros: 
Frank Lee, Edwin M. Shook, Bodil Christensen, 
Alfonso Villa Rojas y Jorge Acosta (Frag, de 
fotografía tomada del portal de la Internet: Famsi, 
Los Ángeles, Fundación para el Avance de los 
Estudios Mesoamericanos, Inc. [http://www.famsi.
org/reports/97028es/index.html]
1ª edición electrónica para la Internet, 2012
© Derechos reservados por el autor
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Elaborado en México
Versión someramente revisada del texto publi-
cado con el título: “La Sociedad Mexicana de 
Antropología: situación actual y propuestas para 
su mejoramiento”, en el Boletín de la Escuela de 
Ciencias Antropológicas de la Universidad de 
Yucatán, Mérida, año 16, septiembre-octubre de 
1988, [1989], núm. 92, pp. 16-34.
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La Sociedad Mexicana de antropoLogía (SMa) fue fundada en octu-bre de 1937, con objeto de agrupar a los interesados en los estudios 
antropológicos acerca de México y Centroamérica, para propiciar el in-
tercambio de ideas e información entre ellos. El recuento de los logros 
obtenidos y las diicultades enfrentadas, desde que ese propósito fue 
establecido, ha sido hecho por varios de sus miembros.2
En estas líneas se proporciona un panorama general de la si-
tuación de la Sociedad Mexicana de Antropología en junio de 1987, 
así como las sugerencias que entonces se hicieron para mejorarla. Para 
ello, primero se describe su estado en ese tiempo, y luego se enumeran 
las actividades y los asuntos que tenía pendientes, y los principales pro-
blemas que afrontaba en el cumplimiento de su objetivo. Finalmente, se 
mencionan las propuestas hasta entonces formuladas para atender esa 
problemática.
Situación
La SMa estaba constituida por 343 socios. De éstos, el 79% eran antro-
pólogos; y del total de ellos, el 51% eran arqueólogos, 12% etnólogos 
o antropólogos sociales, 7% antropólogos físicos, 6% lingüistas y 3% 
etnohistoriadores. Es decir, de los antropólogos, el 80% eran arqueólo-
gos. Mientras, los socios aines no antropólogos constituían el 21% del 
total de miembros. Por lo tanto, los arqueólogos formaban el 52% 
del total de los miembros, seguidos de muy lejos por los socios aines 
que eran el 20%, y por los etnólogos o antropólogos sociales que eran 
el 10% del total. Estas cifras explicaban el hecho de que, en la SMa, 
predominara la orientación arqueológica.Tbl. 1
Sin embargo, en la directiva las proporciones eran diferentes. 
Si se consideraba a los 34 miembros de la mesa directiva y las diversas 
comisiones en funciones, el 35% eran arqueólogos, 26% etnólogos o 
1 Versión someramente revisada del texto publicado con este título en el 
Boletín de la Escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Yucatán, 
Mérida, año 16, septiembre-octubre de 1988, [1989], núm. 92, pp. 16-34.
2 Arechavaleta 1987; Bernal 1958; Caso 1962; Dávalos 1951, 1952 y 1955; 
García Moll 1973; Pompa 1977; Yadeum 1978; y otros.
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antropólogos sociales, 18% antropólogos físicos, 
12% lingüistas y solamente un etnohistoriador y 
un historiador.
Por otra parte, eran socios profesionales 
titulados el 75% del total, estudiantes el 13%, y 
no profesionales o no especiicados el restante 
12%. Pero en la directiva y en las comisiones, 
los profesionales titulados eran más del 85%, y 
eran la totalidad si sólo se contaba a la mesa di-
rectiva.Tbl. 2
El 39% de socios pertenecían al Institu-
to Nacional de Antropología e Historia (inah), 
seguidos por el 13% del Instituto de Investiga-
ciones An tropológicas (iia) de la Universidad 
Nacional Autónoma de México (unaM). Si junto 
a los socios del iia se incluía a los de otras insti-
tuciones de la unaM, el porcentaje aumentaba al 
20%, pero entre los direc tivos y los comisionados en conjunto, los del 
inah tenían una ventaja aún mayor, ya que eran el 59%, mientras los 
del iia sólo el 26%. Los socios ailiados a instituciones extranjeras su-
maban el 17% del total y los ailiados a otras instituciones nacionales 
sólo el 6%. Así, los ailiados al inah y el iia constituían el 51% del total 
de socios, un predominio evidente, sobre todo si se tomaba en cuenta 
que, en la Mesa Directiva, la mitad eran del inah y la otra del iia.Tbl. 3
El 80 % de los socios residían en el país, de los cuales el 61% 
radicaba en el Distrito Federal y el 19% en provincia. El 20% restante 
vivía en el extranjero, sobre todo en los Estados Unidos (el 79% de 
ellos). Por cierto, los residentes en los Estados Unidos constituían el 
16% del to tal de socios. Por exigencias del reglamento, el total de los 
miembros de la directiva y de las comisiones moraban en el Distrito 
Federal.Tbl. 4
El 55% de los socios eran hombres y el 45% mujeres. Sin embar-
go, la participación real de las mujeres era mayor, ya que el porcentaje 
de ellas en la Mesa Directiva y las comisiones era del 65% del total, y 
del 83% en la Mesa Directiva.3
En resumen, en esa fecha, la SMa era una sociedad 
predominantemen te constituida por antropólogos, sobre 
Tabla 2
P R o P o R C I ó n D E S o C I o S P R o F E S I o n A L E S
y E S T u D I A n T E S
Cantidad % del total
Profesionales 256 75%
Estudiantes 45 13 %
no profs./no especifs. 42 12 %
Total: 343 100%
Tabla 1
P R o P o R C I ó n D E S o C I o S P o R D I S C I P L I n A
Antropológicas Cantidad % del total
Arqueología 177 52%
Etnología y antropología social 41 12%
Antropología física 24 7%
Lingüística 20 6%
Etnohistoria 9 3%
Subtotal: 271 79%
Aines y no especiicadas
Historia 18 5%
Otras 20 6%
No especiicadas 34 10%
Subtotal 7 2 21%
Total: 343 100%
3 Hasta aquí, los datos, procesados con la ayuda de Rosa 
Silvia García Mora, están basados en las siguientes fuentes: a) Listado 
de socios del 17 de octubre de 1986; y b) Listado de los miembros de 
la Mesa Directiva, la Comisión Organizadora de la XX Reunión de 
Mesa Redonda, la Comisión Organizadora del Simposio Las costas 
de México, la Comisión Organizadora de la Cena de Aniversario y la 
Comi sión de Admisión.
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 * Incluye estudiantes, desempleados y antropólogos con ocupaciones no antropológicas.
** Incluye residentes extranjeros cuya pertenencia institucional no se especiica.
Tabla 4
P R o P o R C I ó n D E S o C I o S P o R L u G A R D E R E S I D E n C I A
Residencia Cantidad % del total
Nacional
* Capital
Distrito Federal 210 61%
* Provincia
Guadalajara 11 3%
Cuernavaca 7 2%
Puebla 6 2%
San Cristóbal Las Casas 5 1%
oaxaca 4 1%
Campeche 3 1%
Monterrey 3 1%
Mérida 3 1%
Durango 2 1%
Hermosillo 2 1%
San Luis Potosí 2 1%
Veracruz 2 1%
otros 15 4%
Subtotal de provincia: 65 19%
Subtotal nacional: 275 80%
Extranjera:
Estados unidos 54 16%
Europa 8 2% 
Guatemala 4 1%
Canadá 2 1%
Subtotal extranjera:68 20%
Total 343 100%
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todo de arqueólogos que eran poco más de la mitad de los socios. Por 
fortuna, tanto en la directiva como en las comisiones (totalmente en 
manos de antropólogos la primera), estaban representadas todas las 
disciplinas antropológicas, aunque se veía cla-
ramente el peso signiicativo que la arqueología 
y la etnología o antropolo gía social tenían en 
las actividades de la SMa y el poco peso que las 
otras disciplinas tenían.
La SMa era masculina en un poco más de 
la mitad, pero las mujeres participaban mucho 
más en sus actividades y más aún en su direc-
ción, la cual prácticamente tenían en sus manos 
pues en la Mesa Directiva sólo un hom bre com-
partía con ellas la responsabilidad.
La Sociedad era una asociación altamen-
te caliicada, los socios profesionales titulares 
constituían la abrumadora mayoría y en la di-
rectiva; en las comisiones eran aún más y en la 
directiva, la totalidad. Es decir, era dirigida y 
activada por sus cuadros profesionales titula dos, 
parte de los cuales contaban con estudios de pos-
grado.
Respecto de las instituciones de pertenen-
cia de los socios, claramen te se observaba que 
en la SMa estaba presente, so bre todo, el sector 
del gremio que laboraba en el inah y en menor 
medida, en el iia; mientras el resto de las ins-
tituciones tenían escasa o ninguna presencia. Si 
bien es cierto que es to relejaba el hecho de que 
las plantas de antropólogos de estas instituciones 
Tabla 3
pr o p o r c i ó n d e S o c i o S p o r i n S t i t u c i ó n d e a d S c r i p c i ó n
Instituciones Cantidad % del total
Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah) 133 39%
Instituto de Investigaciones Antropológicas (iia) de la unaM 43 13%
Otras de la unaM 24 7%
Otras nacionales 22 6%
No especiicadas 62* 18%
Subtotal: 291 85%
Extranjeras 59** 17%
Total: 343 100%
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eran las más numerosas del país, también lo era el que otras institucio-
nes, con plan tas notables, carecían prácticamente de representación, 
como era el caso del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores 
en Antropología Social (cieSaS), el Instituto Nacional Indigenista (ini), 
y la Universidad Autónoma Metropolitana (uaM). También era resulta-
do del poco interés, entre los colegas de estas últimas instituciones, en 
participar en una sociedad que, a veces, era considerada anacrónica o 
ligada a iguras políticamente divergentes o con visiones antropológi-
cas desactualizadas.
La SMa era una sociedad eminentemente nacional, pero con un 
im portante porcentaje de socios extranjeros, lo cual la diferenciaba 
de otras so ciedades académicas mexicanas. De haberse sabido apro-
vechar, esto hubiera permitido funcionar como un foro internacional 
de discusión. Sin embarco, era evidente el predominio estadouniden-
se en la ailiación extranjera, la bajísima europea, la casi inexistente 
latinoameri cana y la inexistente de los países entonces socialistas, lo 
cual contradecía el propósito de contar con una ailiación realmente 
internacional y no sólo con una in iltración estadounidense.
La asociación de los ailiados a la SMa estaba presidida por una 
mesa directiva, constituida por dos secretarios (Carlos García Mora y 
Mari Car men Serra Puche), dos tesoreras (Rosa María Ramos y Martha 
Muntzen) y dos vocales de publicaciones (Rosa Brambila y Linda Man-
zanilla), todos en funciones.
Respecto de las comisiones, estaba nombrada una Comisión de 
Admi sión de cinco miembros, de los cuales sólo dos estaban activas 
(Alicia Blanco y Dominique Michelet) manteniendo en funcionamiento 
esta comi sión antes casi inexistente.
También estaba activa la Comisión Organizadora de la XX Reu-
nión de Mesa Redonda, presidida por sus secretarios Zaid Lagunas y 
Andrés Medina, que aunque con problemas de supervisión e inasis-
tencia, había logra do sacar adelante la preparación del más importante 
evento de la Sociedad.
Otra comisión era la organizadora del Simposio “Las Costas 
de Mé xico: sus pueblos y culturas”, que también padecía inasistencia de 
algunos de sus miembros, pero que contaba con una coordinación efec-
tiva presidida por Pilar Luna. Está lograría llevarse a cabo con gran 
éxito, aunque las ponencias se extraviaron y nunca pudieron publicarse.
Hacía poco se había comisionado a dos socios, †Enrique Are-
chavaleta y †Noemí Quezada, para organizar una cena conmemorativa 
del 50 aniversa rio de haber fundado la Sociedad.
Otras comisiones que no lograron cuajar fueron las de dos 
exposicio nes que se proyectó montar acerca de la producción fotográ-
ica de viajeros europeos en el México del siglo xix, una, y del libro 
antropológico en México, otra.
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Fig. 2. Carátula 
de un número de 
la revista edita por 
la SMA.
Hay que destacar que las labores de 
la Mesa Directiva y las diversas comisiones 
se llevaban a cabo con el trabajo volun-
tario, no remune rado, de sus miembros, 
pues se carecía de recursos para pagar 
tanto sus ser vicios, como los de perso-
nal auxiliar: secretarial, de mensajería, 
etcétera. Sólo en ocasiones, algunos 
socios podían auxiliarse con los servi-
cios del personal de sus instituciones 
de adscripción. Por supuesto, la SMa 
había tenido y sigue que continuar 
basándose en el trabajo voluntario 
de sus socios. Esto, que era y es 
una desventaja práctica, también 
constituía un patrimonio social 
y una garantía de que la So-
ciedad siguiera siendo una 
asociación cuyos sus socios 
participaban con propósi-
tos académicos, aportando 
su tiempo y energía, en 
beneicio de la comunidad 
antropológica mexicana.
Respecto de la divulgación cientíica, la 
SMa continuaba publicando —aun que irregularmente— 
la Revista mexicana de estudios antropológicos (rmea) y las memorias 
de las reuniones de mesa redonda, aunque éstas últimas con retraso, 
pero afrontando diicultades que serán mencionadas más ade lante.
El patrimonio material de la SMa estaba constituido por el con-
junto de ejemplares de sus publicaciones, que conservaba en una bodega 
prestada en el Museo Nacional de Antropología. La Sociedad carecía de 
local propio, por lo cual recibía su correspondencia en un apartado pos-
tal. Su capital, en diciembre de 1986, era de $727 207.25 depositados 
en una cuenta de cheques y en otra de inversión, ambas en Bancomer. 
Además tenía 7 209.81 dólares depositados en una cuenta bancaria en 
los Estados Unidos.4
En junio de 1987, poco más de la mitad de los socios habían cu-
bierto sus cuotas anuales. Existía un adeudo de un librero de Querétaro, 
a quien se le había entregado publicaciones con un valor de 404 mil 
pesos, cuyo cobro era difícil de realizar.
4 Según el informe de la tesorería del lº de enero al 31 de diciembre de 1986.
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El gasto obligado que la SMa hacía, para pagar la impresión 
de los números de su revista, era de tres y medio millones cada una. 
Como el número 31 había costado $3 197 000, era imposible publicar 
los cuatro números que de bían aparecer cada año, y las memorias de 
sus mesas redondas. Así pues, aunque se carecía de deudas y se tenía 
un modesto capital, faltaban fon dos para sufragar la impresión de los 
próximos números de la revista y la memoria de la reunión de la XVIII 
Mesa Redonda, la cual —debido a que constaba de dos mil cuartillas y 
era necesario publicarla en cuatro volúmenes— tenía un costo de trece 
millones de pesos.
Actividades en desarrollo
La SMa se había propuesto llevar a cabo numerosas actividades. Éstas 
eran de tipo administrativo y académico. Varias de ellas actividades 
fueron emprendidas entonces y otras canceladas:
฀	 Las labores administrativas cotidianas, como el arreglo del 
archivo, una de sus tareas más laboriosas.
฀	 La asistencia periódica del secretariado a las reuniones 
del Conse jo General del ini, al cual pertenecía.
Con motivo del 50 aniversario de su fundaciónse programaron 
tres actos y una publicación, sin que nada de ello pudiera realizarse:
฀	 Una semana del libro antropológico, que comprendiera: una 
ex posición temporal titulada El libro antropológico en Mé­
xico y la aportación edito rial de la sma, un ciclo de cinco 
mesas redondas para presentar cinco libros antropológicos, 
y una exposición y venta de libros de antropología.
฀	 Una exposición temporal con La producción fotográi­
ca de Desire Charnay, Teobert Maler y Carl Lumholtz, 
a cargo de Philipe Roussin, Raúl Reissner y Olivier De-
broise.
฀	 Una cena conmemorativa.
฀	 Una publicación con la puesta al día de la Contribución 
biblio gráica de la sma, a cargo de Roberto García Moll.
En el mes de octubre de ese año de 1987 se celebraría la XX 
Reunión de Mesa Redonda, el más importante evento de la Sociedad. 
La reunión estaba dedicada a la Antropología mexicana: proyec ción al 
futuro y tenía como propósito hacer un balance crítico de las nue vas 
tendencias y los problemas antropológicos ante la situación del país.
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En marzo de 1988 se llevaría a cabo el Simposio Las costas de 
Mé xico, sus pueblos y culturas, en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, 
bajo los auspicios del Instituto de Cultura del Estado y el Institu to de In-
vestigaciones Antropológicas. Su comité organizador estaba presidido 
por Pilar Luna del Departamento de Arqueología Subacuática del inah.
El objetivo de dicho simposio era difundir el conocimiento del 
pa pel desempeñado por las costas mexicanas, en relación con el 
desarrollo his tórico cultural del país, hacer un balance de las investi-
gaciones realizadas acerca de los pueblos y las culturas de las costas e 
islas mexicanas, y despertar el interés en promover las investigaciones 
históricas y antropológicas sobre este tema señalando líneas futuras de 
investigación.
Respecto de las publicaciones, estaban pendientes de salir el nú-
mero 30 de la rmea, con la tesis de Jaqueline Durand Forest relativa a la 
historia de 1a Cuen ca de México, y el 32, con los trabajos presentados 
durante el Simposio sobre la Arqueología de Supericie celebrado en 
Veracruz. Ambos nú meros estaban en la imprenta de Juan Pablos Edi-
tor.
En preparación estaban los números 1 y 2 del tomo 33. El 
primero era un número misceláneo. El segundo, estaba dedicado al in-
digenismo. Acerca de este último, estaba pendiente la negociación con 
la dirección de Planeación y Programación del ini, para obtener la 
coedición con dicha institución.
Las memorias de anteriores reuniones de Mesa Redonda, 
pen dientes de publicación, están en diversas condiciones. La de la 
XVIII Mesa Redonda, celebrada en la ciudad de Taxco, el material es-
taba editado pero se carecía de fondos para publicarlo. La de la XIX 
Mesa Redonda, celebrada en la ciudad de Querétaro, iba a ser publicada 
la parte que contenía las ponencias de la llamada “sesión lineal”, en 
coedición con el inah. El resto podía ser publicado en la Universidad de 
Querétaro, mediante un convenio que estaba pendiente: al parecer esta-
ba impreso el texto y sólo faltaba encuadernarlo. Además, la Comisión 
Organizadora de la XX Mesa Redonda esperaba reeditar la memoria de 
la Primera Reunión de Mesa Redon da.
Por otra parte, también era posible que fuera entregada para su 
publi cación, la versión actualizada de la Contribución bibliográica de 
la sma de Roberto García Moll, aunque en ese caso era necesario buscar 
la mane ra de inanciar su impresión.
Tocante a la situación inanciera, estaba pendiente su actualización, 
y el cambio de las cuentas bancarias. Las actividades más importantes 
eran cobrar las cuotas de ailiación del ejercicio de 1987, las adeudadas y 
los adeudos por libros entregados a consignación; conseguir fondos para 
costear las publicaciones; vender publicacio nes guardadas en bodega; y 
elaborar un informe pormenorizado del estado inanciero.
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La Comisión de Admisión tenía que actualizar los expedientes 
de los socios, para reclasiicarlos según su categoría, y establecer cómo 
operar.
Estaba por nombrarse una Comisión de Premiación provisional, 
que dispusiera cómo funcionaría, que criterios se seguirían para el nom-
bramiento de socios vitalicios y el otorgamiento de premios.
Por su parte, la Mesa Directiva debía recabar las candidaturas 
de sedes para la próxima Reunión de Mesa Redonda, así como las pro-
puestas de tema para la misma.
Problemas por enfrentar
Las diicultades que tenía la SMa, para cumplir con sus objeti vos y llevar 
a cabo sus actividades, eran organizativas, administrativas y funciona-
les; partici pativas; cualitativas académicas; y inancieras.
Problemas de organización, administración y funcionamiento
En primer término, la SMa afrontaba diicultades para administrarse con 
eiciencia, con puntualidad y con responsabilidad. Ocurría que, dado 
el cor to período de dos años de vigencia del nombramiento de cada 
Mesa Direc tiva, generalmente sus planes de trabajo quedaban inconclu-
sos. Lo cual, en la práctica, signiicaba que, cuando una mesa directiva 
asumía su responsabi lidad se encontraba con un regazo de asuntos por 
resolver, cuya atención consumía todo su tiempo imposibilitándola para 
llevar adelante sus propias iniciativas.
Un agravante era el hecho de que no habiendo un coordinador 
único sino dos: los cosecretarios, así como dos tesoreros y dos vocales 
de publi cación, la responsabilidad se diluía y faltaba una supervisión 
centraliza da del cumplimiento de los acuerdos. Aunque esta forma de 
organización de la Mesa Directiva había tenido la ventaja de dar con-
tinuidad a sus tareas y de evitar que la SMa se convirtiera en un medio 
de promoción personal, tam bién era un pretexto para dejar de cumplir 
obligaciones. Por tanto, era necesario preservar las ventajas de esta for-
ma de mesa directiva y evitar que la responsabilidad se diluyera.
Un problema asociado a lo anterior era la dispersión de la 
informa ción sobre los asuntos de la Sociedad. Se carecía de un archivo 
administra tivo e histórico completo y actualizado, pues por lo general 
cada miembro de la Mesa Directiva y de las comisiones llevaba perso-
nalmente sus papeles y, al dejar el cargo, los conservaba, los destruía 
o los extraviaba. Por tanto, difí cilmente un miembro de la Mesa Direc-
tiva lograba estar al tanto de todo y tener una visión de conjunto.
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Por otra parte, como las labores de la Mesa Directiva y las 
comisio nes se llevaban a cabo con el trabajo voluntario, no remune-
rado, de los socios, a veces nombrados en su ausencia, algunas veces 
ellos dejaban de cum plir sus compromisos contraídos o asignados. Esto 
había convertido en letra muerta numerosas iniciativas.
Problemas de participación interna y externa
Respecto del la participación en la vida de la Sociedad, de los socios 
en particular y del gremio antropológico en general, el hecho de que 
los primeros pertenecieran predominantemente al inah y al iia, residie-
ran en el Dis trito Federal y tuvieran como disciplina de especialización 
la arqueología, había convertido su vida académica en una actividad 
circunscrita a los arqueólogos capitalinos de dichas instituciones. Con 
ello se contravenía el propósito explícito de estimular el intercambio de 
ideas e información entre el conjunto de los interesados en la antropo-
logía y la historia de México. Por supuesto, la ausencia de un registro 
estadístico de los ailia dos e incluso de sus ichas individuales, con los 
datos necesarios para cono cer su composición por sexo, edad, residen-
cia, grado académico, especiali dad, adscripción institucional, etcétera, 
era un factor que retrasaba la toma de conciencia de este problema.
Además, entre los propios socios se carecía de medios eicaces 
y frecuentes de información acerca de la Sociedad y de sus actividades.
Relacionado con ello, estaba el hecho de que, dada la baja asis-
tencia de los socios a lasasambleas de la SMa, a la Mesa Directiva 
sólo le quedaba co mo medio de consulta, con los miembro, el costoso, 
lento y laborioso conduc to del correo postal, ya que entonces el correo 
electrónico estaba aún lejos de generalizarse. Ello dejaba las iniciativas 
y la toma de casi todas las decisiones en las manos de la directiva.
Una consecuencia de ello había sido la costumbre de formar 
—en el seno de la propia Mesa Directiva— planillas informales para 
la elección de las nuevas mesas directivas y de las nuevas comisiones 
organizadoras de las mesas redondas. Si bien esto había permitido la 
continuidad de la Sociedad, algunas veces salvándola incluso de su des-
aparición o inactividad, también había limitado la participación abierta 
de socios —cuya colaboración podía ser útil y fructífera— al cerrar en 
un círculo restringido la elección real de la direc tiva.
Problemas con la calidad académica
Dos tareas básicas era el estímulo de la vida académica en el campo de 
la antropología en México, y el aumento de la calidad en las acti-
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vidades de la propia SMa. Era un hecho que la actividad académica de 
la SMa casi se había redu cido a las reuniones bianuales de Mesa Re-
donda. Para colmo, el nivel aca démico de estas reuniones se había 
abatido notablemente, según era opinión ge neralizada. De hecho, ha-
bía dejado de ser, como lo fue anteriormente, el even to donde se daban 
a conocer los resultados de las investigaciones cientíicas de una parte 
de los antropólogos mexicanos. Por otro lado, la publicación de la rmea 
se había vuelto azarosa e imprevisible, lo cual se agravaba por su escasa 
circulación.
Por ello, la SMa había dejado de ser el foro de discusión de los 
proble mas de la antropología en México. Ello era grave en la medida en 
que, ade más de carecer de un foro sustituto donde los antropólogos 
en general pudieran entrar en contacto, habían proliferado foros de par-
ticipación restringida.
Incluso, el reconocimiento de la labor individual de antropólo-
gos des tacados se había reducido al rutinario nombramiento de socios 
vitalicios, cuyo nombramiento casi carecía de signiicado académico, 
debido a la ausencia de un procedimiento sustentado en un riguroso y 
bien acreditado balance de la trayectoria de éstos. Ningún otro estímulo 
de esta índole era otorgado por la Sociedad.
Problemas inancieros
Con respecto a los recursos disponibles, para inanciar la vida y las 
actividades de la SMa, se disponía de re cursos suicientes con los cua-
les hacer funcionar su administración, pero carecía del capital para 
costear su más importante órgano de difusión, que era la rmea. Los 
eventos académicos, mesas redondas y simposios, habían tenido que 
ser autoinanciados y, en su mayor parte, subsidiados por instituciones 
y dependencias a las cuales se había acudido para recabar apoyo.
Además, como los tesoreros trabajaban voluntariamente en sus 
ratos libres, les era difícil disponer de un estado inanciero completo y 
actualizado. Por carecer de un agente cobrador, era lenta la captación de 
las cuotas de los socios morosos. También por falta de personal, seguía 
sin so lución la cuestión de la venta de publicaciones, entonces a cargo 
de una de las tesoreras. Eventualmente, la SMa acudía a congresos con 
un pues to de exhibición y venta, el otro único conducto seguro, además 
de la venta directa en la bodega, aunque a veces con ganancias raquíti-
cas. La venta por medio de libreros había resultado contraproducente, 
por la deshonestidad, en algunos casos, o la informalidad o morosidad, 
en otros.
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Fig. 3. Logotipo usado a 
partir de los años setenta del 
siglo xx.
Propuesta de mejoramiento
A continuación se enlistan las proposiciones hasta 
entonces reunidas para abordar cada una de las dii-
cultades citadas anteriormente. 
Para atender los problemas de organización y funcionamiento de la 
Mesa Directiva
1) Ampliar el nombramiento de la Mesa Directiva a tres años, 
con la posibilidad de una sola reelección, para que pueda 
llevar a cabo un plan de trabajo.
2) Dejar en manos del secretario más antiguo el cumpli-
miento de los acuerdos, para vigilar que el conjunto de la 
Mesa Directiva y las comisiones, así como cada uno de sus 
miembros, cumplan con sus compromisos haciendo efec-
tivos los acuerdos tomados y, en caso contrario, tomar las 
medidas necesarias. De esta manera, se podría evitar la dis-
persión de las responsabilidades mediante una super visión 
centralizada. Esto en el entendido de que, de todos modos, 
las tareas del secretariado sean divididas entre los dos 
secretarios, pero centralizando la responsabilidad de la su-
pervisión general en uno sólo de ellos. Con este propósito, 
el secretario más antiguo puede llevar una bitácora de asun-
tos y actividades por atender y realizar, con la que controle 
el cumpli miento de acuerdos.
3) Reunir a la Mesa Directiva una vez cada mes, para revisar y 
tratar todos los asuntos.
4) Llevar minuta numerada y fechada de cada reunión de Mesa 
Directiva, en la que se registren los acuerdos tomados, y que 
ésta sea leída en la siguiente reunión para revisar si fueron 
cumplidos los acuerdos.
5) Estipular las obligaciones concretas de cada uno de los 
miembros de la Mesa Directiva, para evitar la dispersión de 
las responsabilidades de cada uno de ellos y distribuir el tra-
bajo. Así, por ejemplo, los vocales de publicaciones podían 
dividirse la responsabilidad de editar alternadamente cada 
uno de los números de la rmea.
6) Procurar que los miembros de las mesas salientes, con 
asuntos por resolver —como la edición de un número de 
la Revista mexicana de estudios antropológicos, el cobro 
de cuotas y otros— cumplieran con su plan de trabajo has-
ta dejarlo resuelto o, en su defecto, entregar un informe 
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pormenorizado del estado de sus gestiones. Así podría evi-
tarse la sobrecarga de trabajo heredada a la mesa directiva 
entrante.
7) Levantar un acta, ir mada por las mesas entrante y saliente, 
donde se estipule la entrega del archivo general y el de la 
Mesa Directiva, las llaves y los sellos, las exis tencias en 
bodega, la papelería membretada, el cambio de irmas de las 
cuen tas bancarias y demás pertenencias y documentos; 
así como un informe de la situación de la SMa y sus activi-
dades en marcha, para turnarlo a los so cios.
8) Incluir en el orden del día de la asamblea anual ordinaria: a) 
un informe crítico de las actividades realizadas, b) un plan 
anual de trabajo, c) un presupuesto anual y d) una proposi-
ción de cuota anual por socio.
9) Incluir, en el informe anual de activida des:
฀	 El estado y la composición de la ailiación.
฀	 El estado inanciero.
฀	 Las actividades realizadas y en preparación.
฀	 Los proyectos futuros.
฀	 Las publicaciones aparecidas y en preparación
฀	 Los informes de cada comisión.
฀	 Un balance crítico.
10) Llevar un archivo de la Mesa Directiva en funciones, 
independiente del archivo general, a cargo del secretario 
más antiguo, que contenga la información y los documen-
tos acerca de la ailiación, la tesorería, las publicaciones, 
la co rrespondencia recibida y enviada, y los demás asun-
tos de competencia de la Mesa Directiva, así como los 
informes de las comisiones en funciones. Así se evitaría 
la dispersión de la información relativa a los asuntos y las 
actividades de la Mesa y las diferentes comisiones.
11) Hacer una revisión general —a cargo de la Mesa Directi-
va— de los estatutos, para proponer un proyecto de reformas 
y de actualización de los mismos, incluyendo tanto las pro-
posiciones aquí contenidas como lo que requiriera cambios 
o adecuaciones.
Para estimular la ailiación, la participación y la comuni cación entre 
los socios
12) Promover el ingreso de nuevos socios de institu ciones an-
tropológicas importantes pero poco representadas (como 
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antro-
19
http://carlosgarciamoraetnologo.blogspot.mxpología Social, Instituto Nacional Indigenista, Universidad 
Autónoma Metropolitana, etcétera), de practicantes de 
disciplinas antropológi cas poco representadas (como la 
antropología física y la lingüística), de instituciones de pro-
vincia, de Centroamérica, el Caribe, Sudamérica, Europa y 
los países socialistas, en ese orden de importancia, para au-
mentar la representatividad de los socios y la participación 
en los eventos académicos de la misma.
13) Nombrar corresponsales en las instituciones antropo lógicas 
más importantes; y secciones con autonomía relativa en 
ciudades de provincia con mayor actividad antropológica 
(Mérida, Xalapa y otras).
14) Introducir una icha de ailiación por cada socio, con sus da-
tos personales y su curriculum vitae, para hacer cuadros 
estadísticos de la composición y la calidad de los socios. 
Dicha icha podía incluir, por lo menos: nombre, sexo, 
edad, domicilio, teléfono, disciplina, institución de egreso, 
grado académico, publicaciones, institución y depar tamento 
de adscripción, temas de investigación o campos de interés.
15) Asumir por parte de la Comisión de Admisión, la res-
ponsabilidad de llevar a cabo dicho registro y procesar la 
información, para incluir en su informe anual un cuadro 
estadístico de los socios activos (por categoría, disciplina, 
grado académico, residencia, pertenencia institu cional, et-
cétera).
16) Determinar los criterios para re gular la admisión, la clasii-
cación y el registro de socios.
17) Formalizar la presentación de planillas en las eleccio-
nes de Mesa Directiva, para aumentar la participación de 
los socios. Para ello, cada planilla podría entregar a la Mesa 
Directiva lo siguiente, para que ésta lo haga circular entre 
todos los socios, junto con las boletas de elec ción: un balan-
ce de la situación de la SMa, un plan de trabajo, y una lista de 
los candidatos de la planilla con sus respectivos curriculum 
vitae. Una vez elegida una planilla, ésta podría someter su 
plan de trabajo a una asamblea de los socios para considerar 
nuevas sugerencias y someter lo a la aprobación general, lo 
que la obligaría a cumplirlo.
18) Formalizar la presentación argumentada y por escri to de las 
propuestas de tema para las reuniones de mesa redonda, así 
como de las planillas de las comisiones para organizar cada 
una de las mesas pro puestas.
19) Crear una Comisión de Información Interna, con dos miem-
bros, encargada de elaborar un boletín trimestral con la 
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información de asuntos tratados y actividades desarrolladas 
(conferencias, premiacio nes, estado de cuentas de la tesore-
ría, informes, curriculum vitae de nue vos socios, etcétera), 
el cual podría sea incluido en la rmea si lo gra aparecer tri-
mestralmente.
Para estimular el desarrollo académico de la antropología en México, 
y para revitalizar la vida académica interna
20) Instituir debates bimestrales que, de manera per manente, se 
lleven a cabo con el título El libro del bimestre, para fomen-
tar el conocimiento y la discusión de las obras nacionales 
y extranjeras de investigación publicadas en el campo de 
la antropología acerca de México. En cada uno de dichos 
debates podría discutirse una destacada obra de recien te 
aparición, resultado de una investigación cientíica original, 
invitando a varios comentaristas y al autor o los autores. Las 
intervenciones, ya corregidas, pueden ser publicadas en la 
rmea. Para llevar a cabo esto, formar una comisión organi-
zadora compuesta de cinco vocales, uno por cada una de las 
disciplinas antropológicas.
21) Normar los requerimientos académicos para presentar las 
po nencias de Mesa Redonda y estimular el aumento de la 
calidad de éstas, por ejemplo, otorgando alguna distinción 
a aquellas de calidad sobresaliente.
22) Integrar una comisión editorial para fortalecer la rmea, con 
cinco vocales, uno por cada especialidad, coordinada por 
los dos vocales de publicación de la Mesa Directiva.
23) Crear las siguientes secciones ijas de la rmea: edi torial, 
artículos cientíicos, crónicas de eventos antropológicos 
(conferen cias, congresos, inauguraciones, presentación de 
libros, homenajes, etcétera), noticias antropológicas apare-
cidas en la prensa nacional, publicaciones antropológicas 
de reciente aparición, reseñas bibliográicas y cartas de 
los lectores.
24) Celebrar, como acto conmemorativo de los 50 años de la 
SMa, una semana del libro antropológico consistente en una ex-
posi ción titulada El libro antropológico en México, un ciclo 
de cinco mesas redondas sobre cinco libros de reciente apa-
rición, y una exposición y venta de libros antropológicos.
25) Llevar adelante el montaje de la exposición tempo ral Foto­
grafía antropológica de viajeros franceses del siglo xix, a 
car go de Olivier Debroise, Raúl Reissner y Philippe Roussin.
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26) Crear la categoría de socio por mérito, pa ra estimular la 
labor individual de investigación antropológica y aumen-
tar el nivel académico general de los socios. Los rasgos 
deseables de los candidatos es que sean antropólogos ti-
tulados; entreguen su so licitud de ingreso con el aval de 
tres socios profesionales “a”, su curriculum vitae y un 
trabajo de ingreso inédito, en forma de artículo, con el 
resumen de los resultados de una investigación cientíica 
original, debidamente fun damentado, con su respectivo 
aparato crítico y con la calidad y cuidado necesario para 
ser publicado en la rmea. La Comisión de Admisión po-
dría revisar la documentación, requerir los comprobantes 
respectivos y juzgar si el trabajo de ingreso presentado 
por el candidato reúne los requisitos aca démicos y profe-
sionales necesarios de una investigación cientíica. Una 
vez aprobados los papeles, el trabajo podría ser comen-
tado en una mesa redonda pública, con comentaristas 
invitados, durante la cual los comentaristas y los asisten-
tes sugie ran las mejoras necesarias al mecanoescrito. Ya 
revisado, el artículo sería dictaminado para ser publicado 
en la rmea, como trabajo de ingreso a la Sociedad, acom-
pañado por una semblanza académica del autor. Una vez 
que el número de socios por mérito alcance la cifra de 
cuarenta, los secreta rios de la SMa podrían ser sólo socios 
por mérito.
27) Instituir la Presea al Mérito Cientíico, para ser otor gada 
bianualmente a tres investigaciones antro pológicas ori-
ginales realizadas en el país, cuyos resultados hayan sido 
pu blicados durante el bienio correspondiente. Dicha pre-
sea puede consistir en un diploma y una reproducción en 
barro cocido del Xipe Totec conocido co mo “El personaje 
de las tres caras”, dentro de un capelo de vidrio sobre una 
base de madera. El otorgamiento de la distinción puede ser 
acompañado con la publicación, en la rmea, de una semblan-
za biobibliográica de los agra ciados, y de una entrevista 
a los mismos acerca de las investigaciones por las cuales 
fueron distinguidos La presea, otorgada sin monto material 
alguno, podría ser asignada por un jurado altamente calii-
cado, conforme a un reglamento ex tremadamente riguroso, 
pudiendo declararse desierta en caso de que nin guna inves-
tigación alcance los méritos suicientes. De esta manera, la 
presea cobraría un prestigio propio y un alto valor acadé-
mico, además de implicar un reconocimiento colectivo de la 
comunidad cientíica.
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28) Otorgar el nombramiento de socios vitalicio con criterios 
académicos, más que considerando la antigüedad laboral.5
Para obtener y administrar los recursos necesarios
29) Contratar por comisión a estudiantes de la Escuela Nacio-
nal de Antropología e Historia (enah) para hacer cobros de 
cuotas y adeudos, y para fungir como agentes vendedores 
de publicaciones de la SMa.
30) Regularizar las cuentas bancarias, la contabi lidad y los co-
bros de adeudos.
31) Preparar entre la tesorera y la subtesorera un informe por-
menorizado de la situación inanciera de la SMa.32) Adoptar como únicos canales de venta de las publica ciones, 
la instalación de puestos en congresos y eventos antro-
pológicos —mediante la contratación de estudiantes por 
comisión—, y la venta directa en la bodega de la SMa, mien-
tras se encuentra otros canales seguros (como venta en el 
inah y el iia). Hacer convenios de dis tribución con el iia, ini, 
cieSaS, inah y enah.
33) Continuar editando la rmea vendiendo espacios para 
anun cios publicitarios, obteniendo ayuda y subsidios ins-
titucionales (de conacyt, inah, iia, etc.) y proponiendo un 
convenio de coedición al Colegio Me xicano de Antropólo-
gos y al Colegio de Etnólogos y Antropólogos Socia les.
34) Vender artículos de consu mo con el logotipo de la SMa (bo-
tones distintivos, carpetas, calendarios, agendas, lápices, 
llaveros, etcétera), series fotográicas o de diapositivas, case-
tes o discos de música etnográica, reproducciones de piezas 
prehispánicas, etcétera. O bien, organizar visitas guiadas o 
cursos.
35) Asignar a la subtesorería la responsabilidad concreta de la 
distribución y la venta de publicaciones, siendo la respon-
sable de la en trega de sobretiros, envió de ejemplares de la 
rmea a los socios, la orga nización de la venta en ferias, ex-
posiciones o congresos, etcétera. O en su defecto, crear una 
vocalía de distribución.
5 Estas proposiciones académicas quedaron sin llevarse a cabo, unas por falta 
de mano de obra suiciente y otras, incluso, debido al veto de la entonces segunda 
vocal de publicaciones, con el argumento que la Sociedad aún no estaba preparada 
para ello (pese a que ese año cumplía 50 años). 
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36) Preparar un presupuesto anual de la Mesa Directiva, en base 
al cual se establezca la cuota de los socios. Para ello, el te-
sorero puede recabar de cada miembro de la Mesa Directiva 
y de las comisiones sus respectivos presupuestos, para pre-
parar uno general.
37) Recabar y apartar, por parte del tesorero más antiguo, la 
canti dad necesaria para cubrir ese presupuesto y cuidar que 
se gaste conforme a lo planeado y aprobado.
38) Aplicar experimentalmente las propuestas aquí contenidas, 
factibles de ser puestas en práctica de inmediato, para expe-
rimentar su eicacia.
39) Abordar el ataque a la problemática de la SMa con un pa-
quete de medidas, en vez de emprender medidas aisladas, 
mediante un plan de trabajo que incluya las actividades en 
desarrollo y las activida des propuestas.
Epílogo
En general, la Sociedad Mexicana de Antropología supervivía en las 
desfavorables condiciones económicas y la crítica si tuación académi-
ca y cientíica de la antropología nacional. Lo aquí informado revela la 
apenas cumplida tarea de mantener el funciona miento mínimo de la So-
ciedad. Precisamente por esa precaria situación, era necesario mantener 
vivo ese foro de discusión académica de los antropólo gos en Méxi-
co, no sólo manteniéndolo activo, sino adoptando un dinamis mo del 
que había carecido en los últimos años. Era tarea de todos sus miem-
bros, en general, y de la Mesa Directiva, en particular, la de despertar 
las potenciales inquietudes contemporáneas del gremio, para contribuir 
a enfrentar las diicultades del desarrollo nacional de la antropología en 
el país.
Los fundadores de esta Sociedad tuvieron en mente, cuando 
decidie ron asociarse, crear un espacio social y académico donde se 
ventilaran pro blemas fundamentales que la investigación histórica y 
antropológica en frentaba, sobre todo, al abordar el estudio del pasado 
y el presente de México. Luego, decayó el cumplimiento de ese propó-
sito original. Con espíritu autocrítico debía aceptarse que las polémicas 
antropológicas de mayor tras cendencia en el país, se llevaban a cabo 
en foros muy diferentes al que los antecesores quisieron crear con esta 
Sociedad. Abrirse a la com pleja realidad histórica y social de México 
parecía ser un imperativo, si se quería que la Sociedad contribuyera 
realmente con la satisfacción de las ne cesidades del desarrollo cientíi-
co y nacional de la antropología en México.
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3, pp. 433-4.
YadeuM, Juan:
1978. “Arqueología de la arqueología”. Revista mexicana de estudios antro­
pológicos, México, to. xxiv, julio, núm. 2, pp. 152-91.
25
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Terminado de preparar el 25 de septiembre de 
2012 en TSIMÁRHu, ESTuDIo DE ETnóLoGoS, sita en 
las goteras de San Agustín de las Cuevas (Tlalpan), 
durante las lluvias de la cuenca de México.
26
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