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La función materna - Silvia Tomás

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Asimismo el libro desarrolla la complejidad, icorrtr.rtlit tou.r :', rlt' l.¡ tr.rrr¡.r , rrtr,
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SIIYIA TOMAS
La función materna
lil Otro como ma¡tre
t'n lls cncrutcijadas de la subjetiüdad
l)rclirci«l de HÉcroR YANKELEVTcH
Silvia Tomás
La función materna
El Otro como maitre
en las encmcijadas de la
subjetividad
%4ítu
Tomás, Silvia
La función materna : El Otro como maitre en las encrucijadas de la
subjetividad
- 1" ed. - Buenos Aires : Letra Viva, 2O11 .
153 p. : 22 x 14 cm.
lsBN 978-950-649-339-4
1. Psicoanálisis. l. TÍtulo
cDD 150.'r95
Edición al cuidado de LnaNono S¿:,c¡roo
Índice
Prefacio, por
Introducción
Presentación
HÉcronYeNrpr,pvrcH ....9
....13
....15
La presente obra es producto de la Tésis de Maestría en psicoanálisis
de Silvia Tomás llevada a cabo durante los años 2004 a 2008 en la
Universidad Argentina John E Kennedy. Ha dirigido la tesis la
Magister Cristina Gartland.
@ 2011, Letra Viva, Librería y Editorial
Av. CoronelDíaz 1837, (L425) C. A. de Buenos Aires, Argentina
E-MAIL: letraviva@imagoagenda. com / wns pacE : www. imagoagenda. com
Imagen de tapa:
CaRavrrcclo, LaVirgen de los Palafreneros,
1606, óleo sobre lienzo, 292 x 2Ll cm, galería Borghese, Roma.
Primera edición: Agosto de 2011
Impreso en Argentina - Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra bajo cualquier
método, incluidos la reprografía, la fotocopia y el tratamiento digital,
sin la previa y expresa autorización por escrito de los titulares del
copyright.
CapÍrulo I. Acerca de la madre como función . .27
CepÍruloll.Delpadre .....35
CepÍrulo III. El grito, Ia Demanda, el deseo . . .47
CepÍrulo IV. La apuesta materna . . . .68
CapÍrulo V. El espejo, el Otro, el sujeto . . .77
CepÍrulo VI. ¿Qué ocurrió en el autismo con el cuerpo
ye1Otro?.. .....82
CepÍrulo VII. Autismo o cuando el Otro materno
faltó a su cita. . .101
CapÍruloVIII. La madre como maítre. . . . . . o . . . . . . . 119
Conclusión. ....LZg
Mernnrelns clÍNtcos
SofÍa en el espejo del Otro . . . .131
Un lugar en el dese(ch)o materno,
por M. EucrNm ErcunvrRnv . . .137
Nilda, sin el soporte del Otro: la melancolización. .L43
A mis hijos Emi y Nacho.
Y a Horacio.
Prefacio
Es un gusto y un honor para nosotros prologar este libro
de Silvia Tomás "La función materna". También una marca
de agradecimiento.
En primer lugar, porque tuvimos la sorpresa de leer que
un concepto que nosotros avartzamos a principios de los años
noventa en Francia, cuando hablábamos de nuestros casos
de autismo en la institución de Maud Mannoni y volcába-
mos mucho más tarde en "Du Pére á Ia lettre", encuentra un
lugar privilegiado en este libro.
La función materna adquiere asÍ, como pasante del Nom-
bre del Padre, un lugar en la circulación de conceptos analí-
ticos definida como "apuesta" pascaliana, como creación en
acto del sujeto allí donde todavÍa no existe, mostrando que
la función paterna no puede escribirse sola, sin el pasaje por
un deseo de la madre que la hace efectiva de modo contin-
gente, si consiente no sólo a crear goce fálico en el bebe, sino
a perderlo a éste como obra que jamás ha sido enteramente
suya, aunque lattaza que se dejan uno a otra y viceversa en
lo real sea para siempre imborrable.
Silvia Tomás muestra su calidad de teórica de su propia
práctica al crear el concepto de "madre con'Lo ntattre" en don-
de estudia cómo la madre puede apropiarse del hijo o de Ia
hija como objetos suyos, objetando a su devenir sujeto, so-
La función materna I Srrwt To¡,tÁs
metiéndolos a una ley que responde no sólo a una obtura-
ción de su falta, sino a una apropiación fetichizada del niño
como su falo personal.
En este libro queda también diferenciada la función pater-
na del goce del padre, que puede o no estar "pére-vers-aman-
te" orientado, esto es gozar de una mujer haciéndola madre,
deteniendo allí su goce, sin avanzar sobre el cuerpo de uno o
de los hijos, para convertirlo en un objeto propio, como ocu-
rre en tantos casos, no teorizados realmente aún, en donde
el padre busca arrogarse eI lugar de otro, desplazando a la
madre de sus hijos. Silvia Tomás lo señala coherentemente,
ya que allí el padre abandona y va en contra de su función.
Siendo su modelo princeps el padre de Schreber.
otro de los aportes del Iibro es su hincapié en la necesi-
dad de un vacío en la demanda que la madre formula al niño,
que Ia demanda no exija estricto cumplimiento, sino que sea
Ia formulación de un deseo en cuyo vacío el niño encuentra
algo que se dirige a él como sujeto y no a su yo y su cuerpo
como objeto. Es en ese lugar del deseo más allá de la deman-
da, como lugar no obturado, que no sólo el niño encuentra su
lugar, indeflnible sino por é1 mismo, ya que Ie permite apo-
derarse de significantes del Otro como propios, sino que, al
mismo tiempo, encuentra que el deseo es deseo de deseoy Ia
Iey paterna como 1o que 1o articula y permite, ya que extrae
al goce del lugar materno, y dejándolo a éste como lugar de
amor, hace del primero objeto a conquistar en 1o real sin de-
jarle lugar alguno en Ia constelación que le dio nacimiento.
Asimismo el libro desarrolla la complejidad, contradic-
toria?, de Ia trama entre mujer y madre en eI cuadro de la
sexuación que Lacan construye en "Encore", marcando la di-
ferencia entre ambas posicion€s, y la dificultad de mantener
Ias dos vigentes al mismo tiempo, allí donde en una se pri-
vilegia el ser sobre el tener y en la otra el tener sobre el ser.
¿sería acaso la mujer - por un ser que se dispensa de todo te-
ner gracias a su goce suplementario - lo que permite el cor-
te con el goce materno, quedando a la vez por siempre como
madre y no mujer para los hijos? trn todo caso, de ser así, el
hijo queda despl azado como tapón de la falta y es la existen-
cia de un deseo como mujer, separado por un intervalo ins-
10
Prefacio
tantáneo e infinito del amor materno 1o que castra a la ma-
dre del hijo como ser y al hijo de la madre como objeto o bien
como Otro no barrable.
Este libro va en contra del"disqueaurcoLtrant" del psicoa-
nálisis y muestra y demuestra que es un libro de psicoaná-
lisis como tal, que estudia la estructura desde el sesgo sin-
gular, y oh! cuán difÍcit en su aborde por eI lado de los niños.
Quienes hacen necesario ser tanto analista de adultos como
poseer el don, no dado a todos, de poder recibir la palabra de
un niño tanto en su dimensión propia, de alguien para quien
el Otro todavía existe, y al mismo tiempo como acto y tratar-
1o en consecuencia como tal, como un sujeto que busca en la
transferencia alguien que no sólo no Io eduque sino que no
le pase por alto el que sus deseos comprometen desde el va-
mos al adulto que mora ya en é1.
HÉcron YANKELnvIcH
l1
Introducción
Los antecedentes de esta tesis,'Acerca de la función ma-
terna", son los recorridos teóricos y clínicos de la autora por
los desarrollos acerca del autismo y de la fobia.
La elección del tema está íntimamente ligada a Ia expe-
riencia clínica de la autora en el ámbito institucional y en el
ámbito de su clÍnica particular.
Del tratamiento con niños en instituciones de debilidad
mental, llamadas escuelas especiales, nos ha interesado ob-
servar particularmente la relación entre el niño afectado y
su madre, cada vez que para admitir aI niño en eI servicio o
a consecuencia del trabajo con é1 una vez ingresado, se han
mantenido entrevistas de orientación con los padres.
Aclaremos en primer lugar que a escuelas especiales con-
curren con frecuencia niños con patologÍas graves que son
diagnosticados como TGD1 diagnóstico que encubre muchas
veces casos de psicosis, autismo psicógeno, y fobias graves.
Tal fue el caso de Pamela, una niña que fue recibida en ga-
binete de escuela especial cuando contaba con 10 años.
Esta pequeña llegó a la escuela especial de mentales y se-
veros trastornos de personalidad con un diagnóstico psiquiá-
trico de fobia psicomotrí2.2
Trastorno general del desarrollo, tal como 1o enuncia el DSM IV.
Tomás, S., "Es-tragante", en Tomás S. et al., Clínicu psicoanalítica
con niños púberes y adolescezles, Buenos Aires, Letra Viva, 2006.
1.
2.
tÍ]
La función materna I Srrwe TouÁs
La niña caminaba tomada de las paredes o de la mano de
un adulto. Cuando iba por los pasillos de la institución te-
nía miedo de que los chicos corrieran y pudieran atropellar-
la; en esos casos, se tapaba Ia cara y se tiraba al suelo len-
tamente.
Lloraba, temblaba, se tambaleaba; su andar era extrema-
damente inseguro, por más que no se le hubiera encontrad.o
orgánicamente ninguna patologÍa.
No se trataba de una niña con debitidad mental. por el
contrario, asombraba a todos su lucidez y conexión una vez
que entraba al espacio reducido del aula, donde se sentÍa
más segura.
Hasta ese momento no habÍa sido escolarizada pues su
mamá, temiendo que la maltrataran, como hicieron con ella,
decidió dejarla en su casa, mientras sus hermanos más pe-
queños sí concurrieron a la escuela.
A lo largo de las entrevistas con los padres se pudo leer a
la letra el temor de Pamela a ser "atropellada". Tal vez arra-
sada, sobre todo, en el momento en eue, habiéndose incor-
porado a la institución, su madre decidió, sin mediación del
padre, retirarla del lugar debido a sus propias inconformi-
dades con la misma a pesar de que la niña hubiera comen-
zado a tejer lazos sociales y disfrutara de la actividad con su
grupo; además de incorporar el bagaje intelectual que las ta-
reas escolares aportaban.
¿Acaso fue este "despegue" de Pamela, del exclusivo seno
materno, el que constituyó razón suficiente para no continuar
en la Escuela privando a Ia niña de la posibilidad de Ia "exo-
gamia" que aporta el trato con los semejantes?
Nos interesa precisamente el punto donde las "marcas"
del otro primordial afectan, imprimen la subjetividad; sin
olvidar eI grado de responsabilidad que le cabe al niño en la
elección de su posición subjetiva; y tomando como nodal a la
función paterna, aquella que posibilita la nominación, es de-
cir, poder dirigirse a los otros diciendo "este es mi hijo", tanto
al niño como a la madre y poder ser reconocido como tal.
Presentación
La tesis trabaja la función materna desde el psicoanálisis.
La investigación se afi.rma sobre autores como Sigmund Freud
y sobre todo se asienta en lo trabajado por Jacques Lacan. Tam-
bién toma en cuenta a autores posteriores que realízaron, a
nuestro juicio, aportes importantísimos sobre dicho tema.
Desde los reconocidos René Spitz y Donald Winnicott has-
ta autores de la actualidad que investigan exhaustivamente
sobre 1o que hace a la función materna. Trabajan, en la ma-
yoría de los casos, con el sujeto en los tiempos de infancia.
La tesis presentará dos grandes cuerpos: el primero re-
ferido a Ia función materna y a las operatorias en que esa
función se asienta, posibilitando así que advenga Ia consti-
tución del sujeto.
En el segundo tramo, abrevaremos sobre ciertas posicio-
nes en la madre que no resultan normativas por no llegar
a constituir las operatorias nodales que hacen a la función
materna, ya sea en el caso del autismo psicógeno, posición
donde el sujeto no ha contado con ese Otro primordial o en
el posicionamiento de la madre como maitre, posición de in-
trusividad del Otro que propicia en el sujeto Ia aparición de
fenómenos en lugar de sÍntomas.
Nos interesa ahondar en Ia perspectiva de esta función to-
mando en cuenta las operatorias en las que ésta se basa, ya
que si se piensa en los tiempos Iógicos constitutivos del su-
l4 I l-r
La función materna I Sruvu TouAs
jeto, se verá como la efectuación de los mismos se ven inci-
didos notablemente por el otro que encarne la función ma-
terna, pues "la función de auxilio ajeno que devendrá com-
plejo del semejante, deja sus marcas."l
En este sentido, se plantea que aún antes del nacimiento
del infans habrá alguien que piense en éI, predique sobre el
mismo, lo desee. Este deseo, anterior al nacimiento biológi-
co realiza un movimiento de caráeter anticipatorio,z propio
de la función materna
Esa anticipación se traduce en términos concretos en la
elección de un nombre para el hijo, el imaginarlo ya nacido,
en la preparación de su ropita; pero destaquemos que lo no-
da} es que la raíz de esta cuestión es desiderativa.
Alguien piensa en él antes de su llegada y efectúa una
apuesta a que advenga un sujeto.
Función materna ANTrcrpAToRrA, que se conjuga con el sosTn-
NIMIENTo, trabajado fuertemente bajo el término holding.B
sostenimiento que configurará en primera instancia un
alojamiento para el sujeto, es decir, un lugar en el otro, a
modo de alguien que cuenta con hospedaje. Ese otro será
quien anaclÍticamente se ubicará respecto a éI brindando la
apoyatura imprescindible para asirse no sólo a la vida bio-
Iógica, sino, fundamentalmente, para acceder a Ia dimensión
humana del deseo.
sostenimiento que entr ecruzará demanda y deseo, aun-
que tambiéngoce pudiendo éste limitarse por obra del amor
que es planteado por Jacques Lacan, en los últimos años de
su enseñarrza como lo que hace al goce abstenerse.
De este modo se explicita en la tesis que sofrenar el goce
puede hacerse por vía del nombre del padre. En principio,
lo veremos, es el padre que está en la madre, es decir la que
opere función materna pasará no solo 1o que tiene sino tam-
bién su falta.
Imbriano,A. La odisea del siglo xxl efectos d,e la globalización.Bte-
nos Aires, Letra Viva, 2007.
Elijo el término "anticipación" planteado por Alba Flesler en su libro
El niño en el andlisis y el lugar de los padres, ya que me par.ece por
demás apropiado para pensar en la perspectiva del deseo materno.
Winnicott,D. Realidad y juego. Barcelona, Gedisa, 1994.
Presentaci,ón
El grito significado desde el lugar del Otrc) como deman-
da implicará ante todo presencia. Quien encarna la f'unción
materna posibilitará atender las necesidades, pero, a su vez,
podrá regular la tensión de la alternancia del juego presen-
cia-ausencia.
La primera experiencia de satisfacción está sostenida por
la presencia del otro quien reariza la acción especÍfica; en
el tiempo de apremio por la vida el otro aparece provisto de
un privilegio, de un poder "bajo la forma radical del don de
Io que no se tiene o sea Io que se llama amor".4
En este sentido, consideramos necesario trazat un reco-
rrido por la función paterna eü€, como dijimos, en principio
es transmitida por el que encarne allí la función de otro pri-
mordial, auxiliador temprano en el desvalimiento.
El capÍtulo sobre función paterna desarrolla la concepción
expuesta por Lacan acerca del padre como significante, que,
en la metáfora, sustituye al deseo de la madre dando paso a
la significación fálica.
"Si la madre no está sometida a la instancia que priva el
goce incestuoso, el hijo se encontrará apresado como objeto
goce de la madre sin poder acceder al referente simbólico de
la significación fálica." 5
Se articulan con la metáfora los tres tiempos del Edipo y
se llegará a considerar, en relación a lo paterno, la idea de
péreoersión el.aborada sobre el final de la enseñanza deLa-
can, en los tiempos del seminario RSI, donde queda expues-
to que el padre es quien puede hacer de esa mujer su objeto
a y gozar de ella en el sentido sexual.
Es decir, situar el reconocimiento de su mujer no sólo en
su lugar de madre, que la ubicaría en tanto fáIica, sino tam-
bién como objeto de deseo, quedando de este modo la ver-
tiente de satisfacción de ella a cargo del padre y no a cuen-
ta del hijo.
Veamos como Ia palabra elegida por Lacan resulta una
suerte de embutido que condens a: pére y versión. Nos ubica-
Lacan, J."La significación del falo", en Escrito.s 2. Buenos Aires, Si-
glo )O(I, 13" edición, 1998.
Cruglak, C. Clínica de la identificación.Rosario, Homo Sapiens, ZO0O,
pág.67.
4.
5.
1.
2.
3.
16 t7
La función materrua I SrLwe TouÁs
mos en lo que atañe a la versión del padre, pues hablar de
versión del padre implica para el sujeto el hecho de poder
contar con otra versión además de la materna, es decir, con-
tar con otra interpretación de los hechos, de las cosas, que
permita al sujeto ubicarse en una especie de "entre dos", ha-
bilitante del pensamiento que permite no quedar atrapado
en una sola versión lo cual resultaría fagocitante.
Nos ocupamos también del padre como aquel que da nom-
bre a las cosas. No en eI sentido de una colección o un con-
junto de atributos, sino que su esencia será nombrar el ser
ausente, esencia de existencia.
La tesis también toma como soporte un recurso fílmico
que es relatado solo en los tramos que nos interesan para la
investigación, donde se sitúa lo que puede acontecer cuando
esta función paterna está ausente y la desmesura del goce
no conoce borde.
En este sentido, el film Claroscuro de Scout Hicks deve-
la la demanda elefantiásica de un padre que está ubicado
en posición "maternante", si se nos permite la licencia, como
meramente educador, instructor o mattre, por lo que la fun-
ción paterna no opera.
Así mismo,la tesis recorre los tiempos fundantes en torno
al estadio del espejo, momento jubiloso en el que el infans se
asume como totalidad en Ia imagen especular.
Allí el niño se vuelve hacia eI adulto buscando el asenti-
miento del Otro que le ratifique el valor de su imagen, lo que
es un indicio del vínculo inaugural de la relación imagina-
ria, que comienza con un investimiento libidinal de 1a ima-
gen y donde pasa además la falta.
"¿Qué ve el niño cuando mira el rostro de Ia madre?" se
pregunta Winnicott, "yo sugiero, dice, que por lo general se
ve a sí mismo."6
Si el rostro de Ia madre no responde es una de las formas
en que Ia falta no se pone en juego. No pasa nada, habrá va-
cío de representación.
En el ámbito de la imagen en eI lugar de la nada, se pre-
scnt¿rrá vacÍo de representación. Esa nada u la que nos refe-
(;. Wirrnir:ol.t , D. Op. Ciú supra, nota 5. Pág. 148
Iri
Presentación
rimos es la representación del vacío de la castración primor-
dial, es decir la falta del otro en lo real que a nivel de repre-
sentación se presenta como una nada.
Nos interesa remarcar cómo el cuerpo se siente por peda-
zos hasta el momento en que se reúne en una imagen y es
visto como un objeto otro.
Lo que se produce es un engaño autentificado por el asen-
timiento del Otro. Una ilusión. Un engaño de completud y
unicidad anticipada.
La investigación estudia un aporte realizado por una ana-
lista de la actualidadT quien conjetura que el que opere fun-
ción materna hará las veces de espejo cóncavo porque re-
corta y ahueca el cuerpo, vasijándolo y brinda apoyatura de
espejo plano, ratificador del engaño de unidad pero pasan-
te de Ia falta.
Es preciso destacar lo siguiente: el otro semejante por
cumplir la función de auxiliador externo está ubicado en un
lugar primordial que nombramos Otro materno.
¿Qué ocurrió con este Otro materno en casos de autismo psi-
cógeno? Esta pregunta se formula en dos capÍtulos de la tesis.
Encontramos que no aconteció función materna allÍ, en
tanto no fue realizada Ia "apuesta por el sujeto".S Esto se tra-
duce en que, por ejemplo, las madres refleren a su embara-
zo ert términos de modificación de su cuerpo o de molestias,
pero rara vez con alusión al niño en tanto tal.
En este sentido hablar a sus bebés recién nacidos les re-
sulta un hecho insólito, incongruente,, un hecho sin senti-
do, no pudiendo "imagittarizar" que el niño que tiene consi-
go es un hablante ser.
Jacques Lacan en el Seminario XIV dice que "es del ima-
ginario de la madre que depende la estructura subjetiva del
niño." 10
7. Amigo, S. Clínica de los fracasos del fantasrno. Rosario, Homo Sa-
piens, 2" edición, 2005.
8. Lacan, J. Seminario XVI. De un otro al oúro. Buenos Aires, Paidós,
1998.
9. Cfr. Yankelevich, H. Lógica del goce. Rosario, Homo Sapiens, 2002.
1 0 . Lacan , J . Semiruario X[V. La lógica dnl fantasma . Ínédíto. Versión para
circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, traduc-
ción de Carlos Ruiz Q00D.
l9
La función materna I Srwu To»rÁs
Nos interesa subrayar la importancia de esta frase dicha
en una clase,la primera del seminario, clase sustancial, don-
de está hablando del sujeto y del objeto que lo constituye y
refiere allÍ mismo que es del imaginario de la madre que va
a depender la estructura subjetiva. Se trata aquí, nos aclara
el maestro, de una relación que se articula en términos lógi-
cos, es decir que provienen de la relación significante.
Entendemos que lo propio de la función materna será po-
der dirigirse al sujeto, más allá de su ser biológico permitien-
do que se funde Otro y que advenga cuerpo, en el sentido de
lo incorpóreo, del que parte en inicio de la primera identifi-
cación, incorporación de vacío, a partir de que la palabra cor-
ta y al cortar separa la carne del cuerpo.
Intentaremos fundamentar a lo largo de esta tesis dicha
afirmación ya que consideramos que creando el lugar del
Otro, la madre otorga al niño condiciones para que su cuer-po se vuelva lugar del Otro.
Una referencia a un caso de autismo nos mostrará como
no se cuenta allí con cuerpo por la ausencia de incorporal y
en cambio, nos encontramos ante la presencia de la carne
que no fue tocada por la palabra.
Consideramos eue , en dichos casos,la madre no se ha pre-
sentado tórica, impidiendo que el sujeto aspire el vacÍo que
dará cuerpo.
Nos hemos apoyado en la figura del toro planteada por
Lacan a partir del Seminario IX, "La identificación"lr y reto-
mada más tarde en sus últimos seminarios para represen-
tar Ia dialéctica de Ia demanda y el deseo entre el sujeto y el
Otro, donde el circuito de cada demanda implica para cada
una de ellas la vuelta al agujero central que conlleva el ob-
jeto del deseo integrado a Ia demanda. De esto se desprende
que de todas las demandas, ninguna presenta una intersec-
ción con respecto a otra aún cuando tengan el mismo objeto
incluido en su perÍmetro.
Por último, en el desarrollo de tesis nos referimos a la ma-
dre como mattre, aquella planteada a la altura del Semina-
1 l. L¿rcan,J. Seminario IX. La identificación.Inódito. Versión para circu-
lación interna de la Escuela Freudiana de Iluenos Aires, sin fechar.
'l'raducción de Mario Pujó y Ricardo Scavino.
20
Presentación
rio IV12 y retomada en el XVII'3 con la metáfora de la boca
de cocodrilo revisamos las fórmulas de la sexuación a la luz
del seminario xx14 pues consideramos que la posición mater-
na es una posición fáLica, desde allí la madre demanda y de-
sea al hijo pero además será nodal para este hijo que sea no
toda madre, no toda fálica, sino que tenga acceso a otro goce
y que este goce sea descargado más allá del hijo.
De lo contrario si el goce de la madre no cuenta con la en-
voltura formal del amor podría ser estragante. Es paradig-
mático de la fobia donde nos encontramos un deseo mater-
no que no ha contado con el velo necesario de Ia ternutd y,
a partir de dicha dificultad, se complica el trenzado del teji-
do fantasmático del sujeto y con é1, eI acceso al deseo y a la
realidad.ls
Ubicación del problema
Intentamos delimitar en qué consiste la funcióru materna.
¿se trata a caso del mero pasaje de órdenes y consignas;
de Ia alimentación y el cuidado de la salud; de la transmi-
sión de usos y costumbres?
Pensamos que, además de Io mencionado,la función mater-
na llegará a ser normativa cuando se "espere" al niño, apos-
tando a él como sujeto, en un acto anticipador. que conlleva
algo del orden de una "invención" en el sentido de posibili-
tar la entrada del infans al mundo de la palabra, "creando"
una suerte de enlace entre soma y lenguaje.
l2.Lacan, J. Seminario IV. La relación de objeto. Buenos Aircs, paidós,
1998.
13. Lacan , J. Seminario XVIL EI reuerso del psicoanalisis. Buenos Aires,
Paidós, 1996.
14. Lacan, J. Seminario XX. Aún. Buenos Aires, paidós, 1920.
15. cfr. Lacan, J. seminario xIV La lógica de fantasma donde dice: ,,de-
seo y realidad no tienen costura".
16. Por un lado el término "anticipación" tiene entre sus acepciones po-
sibles el hecho de añadir o inventar respecto a alguna materia, acep-
ción que brinda la Enciclopedia salvat; por otro, lo tomamos de Alba
Flesler en su libro E/ niño en el and.lisis y el lugar d,e ros pad,res.
27
La función tnaterna I Sruwa TouÁs
Planteamos lo siguiente: si el niño adviene sujeto será de-
bido a que alguien 1o deseó, "apeteciéndolo"l? pero sin "en-
gullirlo".
Destaquemos que en el infans nos encontramos aún con
un "sujeto en potencia", uo sujeto a advenir, siendo aquel que
opere función materna, quien pensará en é1, lo nombrará an-
tes de que nazca y se dirigirá a él antes de que éste pueda
entenderlo.
A partir del encuentro en primera instancia con este Otro
primordial podrán llevarse a cabo las operaciones lógicas de
Ia constitución subjetiva, teniendo en cuenta por sobre todo
que el sujeto no nace, no adviene en soledad.
Creemos sustancial pensar a "lo materno" en términos de
función ya que consideramos que no se trata de una cuestión
empÍrica, sino que están en juego, como ya lo mencionamos,
operatorias fundantes entre el sujeto, el objeto y el Otro, que
en un principio estará encarnado por quien desee y "antici-
pe sujeto" a ese infans.
Presentación de objetivos e hipótesis
Planteamos que eI sujeto no adviene en soledad, sino que
su parto, "eI parto simbólico", se produce en relación a Otros
que se constituyen en primordiales, por tanto, abordaremos
la función materna como primordial en el nacimiento del su-
jeto; función eue, de ser normativa, Ilevará consigo la mar-
ca del nombre del padre.
Revisaremos conceptos teóricos que apuntan a la forma-
Iización de los tiempos lógicos en la constitución del sujeto
para focalizar el punto donde opera la función materna, para
ello tomaremos en consideración los siguientes:
. El sujeto y el Otro
. EI circuito de la demanda y el deseo
o Alienación y separación
17. At "apetito materno" refiere Silvia Amigo en su libro, previamente cr-
tado, Clínica de los fracasos del fantasma.
22
Presentación
¡ Estadio del espejo
. Autismo o cuando Ia función materna no operó
o La mujer, la madre. La madre como mattre
Hipótesis que guían el trabajo
1. La función materna implica un entramado que con-
lleva anticipación y sostenimiento que no puede nom-
brarse empÍricamente.
2. La función materna es pasante del nombre del pa-
dre en la medida en que instaura la alteridad del "no
es eso", se trata de un contenido retórico, un mensaje
metafórico-metonímico, es ante todo un hecho de pa-
labra.
3. Es en la hiancia, falta, hendidura, el hiato donde la
madre, además de transmitir sus significantes, dona
su falta, sin pretender que el niño "encaje" en ella per-
fectamente como una pieza de romp ecabezas. A partir
de allí el sujeto puede alojarse.
4. La función materna no operó en el autismo psicógeno,
quedando el infans sin cuerpo y sin Otro.
MetodologÍa y ubicación disciplinar
La lógica de argumentación se basa en el análisis de tex-
tos psicoanalÍticos tomando como base el pensamiento de
Jacques Lacan a 1o largo de su obra, también st-. toman con-
ceptos de Sigmund Freud.
Acudimos a autores, algunos psicoanalistas cle l¿r actualidad,
que han abordado la temática de función materna por trabajar
con el sujeto en tiempos de infancia o patolog:as g'raves.
A su vez, presentamos breves recortes clínicos tendien-
tes a echar luz sobre las teorizaciones articulándolas con la
práctica clínica.
Así como también acudimos a material fílmico, pues consi-
deramos que el psicoanálisis aprende de las obras de arte.
o?
Lt)
La furución materna I Srr,vrt TouÁs
Reseña de autores y temas
La tesis se asienta sobre Ia base teórica vertida por
Jacques Lacan a lo largo de su obra.
Se enriquece así mismo con nociones fundamentales apor-
tadas por el padre del psicoanáIisis: Sigmund Freud.
Trabaja teorízaciones de Donald Winnicott y René Spitz,
así como también aborda conceptos planteados por analis-
tas que en la actualidad realizan su práctica y teorizaciones
en Argentina y en Francia como Silvia Amigo, Alba Flesler,
Amelia Imbriano, Eric Laurent, Collette Soler, Héctor Yanke-
levich, entre otros.
Para referir a la temática central "la función materna",
consideramos necesario incursionar en conceptos tales como:
el deseo y la demanda, el sujeto y eI Otro, Ia función pater-
na, las operaciones de alienación y separación; el estadio del
espejo; el cuerpo y el espacio en el autismo.
Se abordan, así mismo, nociones sobre lingüística y topo-
logía a modo de propedéutica pues consideramos estas refe-
rencias de gran ayuda para la formalización de Ia tesis.
PnrupRA PARTE
La función materna y las
que constituyen dicha
operatorias
función
24
CapÍrur,o I
Acerca de la madre
como función
Introducción
El interés de este trabajo de tesis está dirigido a inves-
tigar sobre la función materna. El mismo surge a partir de
la clínica en general y, puntualmente, del trabajo con niños,
puesto que éste nos confronta claramente con la problemá-
tica del deseo del Otro.
El hechode atender niños hace que trabajemos también
con los padres;no puede d.esconocerse esta dimensión de tra-
bajo ya que los niños guardan una relación de dependencia
real. Son los padres quienes llegan primero a la consulta, ya
sea porque notan algún malestar, sufrimiento o sÍntoma en
el hijo y ese padecimiento les hace preguntarse; ya sea por
sugerencia o pedido de terceros como pueden ser las institu-
ciones escolares, los médicos u otros profesionales que tra-
bajan con sus hijos. En estos últimos son otros los que se ha-
cen eco de lo ruidoso del niño.
También, pueden venir porque algo del equilibrio familiar
se vio afectado a causa de la conducta del hijo y les interesa
puntualmente reestablecer esa homeostasis.
En todos los casos, el niño llega a consulta por las reso-
nancias que ha despertado en un adulto.
¿Qué signiflcaciones escuchamos en los padres de los ni-
ños que atendemos, cuál es el lugar que ocupa ese hijo en eI
27
La función materna I Srr,we TouÁs
deseo materno? son algunas de las cifras con que nos encon-
tramos cuando recibimos a los padres.
De todos los vastísimos interrogantes que allí surgen, plan-
teamos abordar lo que concierne a la función materna.
¿Es pertinente nombrar a Ia acción de la madre sobre el
infans "función"?
Si es asÍ, ¿qué implica la función materna? ¿Cuándo una
mujer la ejerce?
La función materna como pasadora del Nombre del
padre
Comencemos nuestro recorrido por adentrarnos en lo que
el término "función" implica desde las matemáticas:
las funciones matemáticas, en términos simples, corres-
ponden aI proceso lógico común que se expresa como "de-
pende de".
Éste se aplica a todo lo que tiene relación con un resulta-
do o efecto, sea éste medible o no, en forma cuantitativa.
Las funciones matemáticas pueden referirse a cuestiones
cotidianas, tales como el valor del consumo mensual de agua
potable depende del número de metros cúbicos consumidos
en el mes, el valor de un departamento depende de los me-
tros cuadrados, la sombra proyectada en un edificio depen-
de de la hora del dÍa, el costo de una llamada telefónica de-
pende de su duración, etc.
Desde la filosofia, el diccionario de Ferrater Mora nos ofre-
ce, entre otras,la siguiente acepción: se trata de una relación
entre variables tal eu€, dadas por ejemplo dos variables, para
cada valor asignado a una de ellas se determinan uno o más
valores para la otra.l La variable a la cual se asignan arbi-
trariamente valores es llamada independiente, mientras que
la variable determinada por la relación y por el valor de la
variable independiente es llamada variable dependiente.
l. Ifcrrater Mora,J. Diccionario de filosofía. Buenos Aires, Ariel filoso-
fi¿r,2004.
28
Capítulo I I Acerca de la madre como función
Desde el psicoanálisis se ha utilizado el término función,
para referirse a la función paterna, la cual ha sido reconoci-
da y trabajada por Jacques Lacan desde la metáfora pater-
na: el Nombre del padre es tal si sustituye al deseo de la ma-
dre, impidiendo que el goce materno recaiga sobre el hijo. La
función del padre en el Edipo se torna posibilitadora de las
identifi.caciones viriles, la que otorga al decir de Lacan, "los
tÍtulos en el bolsillo" para ser usados convenientemente, asÍ
como también en la niña Ia reenvÍa a la búsqueda de lo que
no obtuvo de su padre.
En la metáfora paterna, que desarrollaremos en el capÍ-
tulo referido al padre, veremos cómo se produce una susti-
tución del deseo materno por el Nombre del padre en tanto
signifi cante primordial.
Esta sustitución de uno por otro implicará que se dará Ia
función paterna y con ella la significación del falo si y sólo si
el Nombre del padre se hace preferir al Deseo de la madre.
Veremos cómo, en el interjuego entre estas dos variables,
se hará necesario que el NP coloque bajo barra al DM.
Sólo de este modo, operando esta función habrá posición
deseante.
En relación a la madre, encontramos elaborado el Deseo
Materno como cuestión nodal a la que Lacan refiere en el Se-
minario IV' y retoma fuertemente en el Seminario XVII 3,
nombrando allí al DM como aquel deseo eu€, de no estar so-
frenado por el "palo" que se ubica en la boca de cocodrilo, se-
ría bestial, por 1o insaciable.
Con esto, marca Lacan que existe un "apetito" en el deseo
materno que debe ser regulado por el falo para que no resulte
estragante. Esta temática ha sido desarrollada en los capítu-
los de esta tesis 'Apuesta materna" y "Madre como mo,ttre".
Fue de gran interés la lectura del trabajo realizado por Eric
Laurenta quien retoma a Lacan remarcando que, en función
2. Lacan, J. Seminario IV. La relación de objeto. Buenos Aires, Pai-
dós,1998.
3. Lacan, J. Seminario XVII. El reués del psicoanó,lisis. Buenos Aires,
Paidós, 1996.
4. Laurent, E. Hay un. fin de andlisis para /os niños. Buenos Aires, Edi-
torial Diva,2003.
La función materna I Strvu To¡rtts
del deseo materno y la posición que ocupe el niño en relación
al deseo de la madre se darán tres respuestas posibles: la psi-
cosis, la perversión y la neurosis; según el niño sea ubicado
como objeto de goce del fantasma materno, como el falo que le
falta a la madre, como síntoma de la pareja parental.
Si el deseo de la madre es una temática que ha sido abor-
dada por estos autores con la particularidad de que ese "ape-
tito materno", que puede ser estragante de no contar con la
intervención del falo, declaramos que este deseo es, así mis-
mo, necesario e indispensable para Ia entrada del sujeto en
el lenguaje primero y luego en el discurso (se amplía la dis-
tinción en el capítulo "La apuesta materna" de esta tesis). Es
a este deseo que queremos referirnos intentando ampliar la
perspectiva materna.
En el último tramo de su enseñanza,S Lacan nos indica
que para la mujer los hijos ocupan el lugar de objeto a, asÍ
como para los hombres ella misma está en eI lugar de ese
objeto causa.
Entrelazamiento de amor, goce y deseo
Si pensamos en el nudo borromeo elaborado por Lacan al
final de su enseñanza, este nudo conjuga lo ReaI, Simbólico,
Imaginario; es decir, los tres registros con que nombra la es-
tructura. En el centro de ambos, agujereándolos, encontra-
mos o este objeto.
A su vez, estas cuerdas R, S, I comportan el goce, el amor
y el deseo anudados, anticipando la posibilidad de que en la
función materna amor, goce y deseo se enlacen, es decir se
pongan lÍmites unos a otros.
¿Qué ocurriría si el amor no pusiera un tope al goce pul-
sional de la madre?
La frase tan frecuentemente escuchada: "¡qué lindo, me
lo comería!" denota que el goce desanudado podría desper-
tar apetitos feroces.
Lircirn, ,1. Seminario XXU. B, S, 1. Inédito. Para circtllación ilrterna
<lc l¿r llscucla F'reudiana de Buenos Aires, traducción clc ll,icardo llo-
rlr'ígrrcz. Illntc, Rucnos aires 2002.
Capítulo I I Acerca de la madre como función
A lo largo de años de trabajo con niños hemos encontrado
ocasiones donde el hijo está ubicado como objeto de goce para
el otro, donde no escuchamos la dimensión de deseo emerger
en el discurso materno que operarÍa como causa, ni tampoco
Ia dimensión del amor que hace al goce abstenerse.
¿Qué es lo que caracteriza a la función materna?
¿Por qué habría de ser llamada función?
Es fundamental destacar que el oficio o la función ma-
terna no consiste en el mero pasaje de órdenes y de consig-
nas a un niño que nace. Eso podría hacerlo también un ro-
bot, sin que esta función materna, eue va más allá de la ne-
cesidad, estuviera dada.
Quisiéramos resaltar que la "función materna" tendrá que
ver con un más allá de la necesidad y con un más allá de la
demanda, es decir, con la posibilidad de ofi.ciar la madre como
PASADoRA de deseo para sus hijos.
Aquella eue , habiéndolos apetecido en un primer momen-
to, haya renunciado a tragárselos dejando de lado la tenta-
ción de cerrar la boca de cocodrilo.
Sin embargo, el apetito inicial es, como ya lo enunciamos,
un artÍculo de "primera necesidad", del cual no es posible
prescindir para ingresar en el discurso.
Héctor Yankelevich, autor que hatrabajado detallada-
mente la cuestión del autismo, propone que se considere la
función materna como aquella que instaura la alteridad del
"no es eso". "Alteridad que transmite su voz debido al des-
prendimiento del objeto, dependiente de Ia puesta en juego
del falo como nombre, ya antes del Edipo".6
Ahora bien, para una madre, reconocer la afirmación del
Nombre del padre no asegura por sÍ sola el modo por el cual
la estructura se produce.
Es decir, por más ubicada que esté la madre en el discur-
so, eso no es garantía per se de que pueda operar su función
como pasadora de deseo.
6. Yankeleüch, H. Lógica del goce. Rosario, Homo Sapiens, 2002,pág. LO.
:t0 31
La función materna I Srr-vrt TouÁs
Yankelevich indica que en el hecho de que el falo pueda
no ser un Nombre del padre yace un goce que merece un es-
tudio profundo.
Lo que se observa en los casos de autismo psicógeno, por
ejemplo, es que el niño es recibido como un objeto meramen-
te y la madre no puede hacerse a Ia idea de que el que lleva
en su vientre, aunque todavÍa no lo sea, devendrá sujeto.
Es decir, no hubo apuesta. La apuesta materna.
Entonces, hablarle a alguien que todavÍa "no entiende" le
parece a la madre un sinsentido por tanto se dirige al peque-
ño solo para enunciarle consignas o nombrarlo, pero de nin-
guna manera de forma nominante.
En otras palabras, reproduce su nombre sin apelar a la
subjetividad del niño.
Para que el grito inaugural del bebé devenga llamada,
será necesario contar con Otro que imagrne a un sujeto, que
todavía no es, pero al que apuesta.
Así, cuando la demanda del Otro opera,la pulsión escópi-
ca e invocante se presentan en ese primer momento inaugu-
ral, intrincándose, ya que será desde un semejante que "se
da a ver" que se esperará la emisión de voz.
"IJn alumbramiento", dice Gerard Pommier, "dura sólo al-
gunas horas y precede a otro parto, que será mucho más pro-
longado, el de la subjetividad. Este último parecería ser que
se confia al cuidado del amor materno." T
"Lo propio de la función materna será entonces la creación
de la alteridad respecto a lo que se dice cuando la madre,
ocupando el lugar del Otro, pueda separarse del objeto.
Tanto del niño para entregárselo al padre, como del pecho
para entregárselo al niño como asÍ también pueda distinguir
en los movimientos del bebe un mensaje lingüístico."8
Cuando la madre no consigue "crear" ese espacio Otro,
se siente succionada por las demandas del niño, percibien-
do que en cada demanda pierde una parte de sí, de su pro-
pio cuerpo y no del objeto.
l)ommier, G. ¿Qué es lo real? Buenos Aires, Nueva visión, 2005, pág. 35.
Y¡rnkclevich, H. Op.cit. supra, nota 25. pág. 52.
Capítulo I I Acerca de la madre como función
El niño autista parece entender muy bien esta cues-
tión, pues vemos que en su relación con la madre No RECLA-
MA NADA.
Conclusión
Para concluir reformularemos las preguntas con que ini-
ciamos este capítulo y que trataré de retomar a lo largo de
esta tesis:
¿Es pertinente hablar de función materna?
¿En qué consiste la misma?
¿Cuándo una mujer puede verse impedida de ser "pasa-
dora" de deseo para sus hijos?
Ensayamos algunas respuestas que serán desplegadas
Iuego:
habrá tal función materna cuando el, AposrAR AL suJETo sE
t p oÉ EXISTENCIA.
Así, la función materna eAsANTE npl NonnBRE DEL rADRE po-
sibilitará crear el lugar del Otro- que es una condición ne-
cesaria para dar cuenta del nacimiento de la pulsión - así
como también creer en el Otro, al menos por un tiempo, efec-
tuando la operación de alineación.
Para transformar el grito en llamado y comenzar así Ia
transformación de lo real descarnado en subjetivación, será
necesario Otro, al que llamaremos Otro materno que le mues-
tre al infans la punta por donde atrapar ese aullido, modu-
lándolo.
7.
¡t
:t2 33
CepÍrulo II
Del padre
Introducción
La función paterna es un concepto nodal del psicoanáli-
sis. Trabajado a lo largo de toda la obra Freudiana, sus his-
toriales dan cuenta de la importancia del padre para la es-
tructuración del psiquismo. Pensemos en lo trabajado por el
maestro en relación al pequeño Hans,ldonde la operatoria
paterna se ve tambaleante pues, a pesar de que nos encon-
tramos con un padre amoroso, su interdicción no alcanza a
refrenar el goce materno sobre el hijo.
En el caso Dora,2 donde la paciente menciona sentirse
objeto de intercambio de los goces paternos y donde vemos
cómo en Ia histeria el amor al padre es fundamental, ya que
la búsqueda al camino de su feminidad partirá de la creen-
cia de que puede acceder a ella a través del padre a quien le
supone saber respecto de Ia feminidad.
En el Historial del hombre de las ratas,s cuyo padre apa-
rece ubicado en el complejo como un "sub-ofi.cial" en el ejer-
Freud, S.'Análisis de un caso de fobia de un niño de cinco años" en
Obras Completag Tomo X. Buenos Aires, Amorrortu, 1992.
Freud., S. "Fragmento de análisis de un caso de histeria" en Obras
Completag Tomo VII. Buenos Aires, Amorrortu, 1980.
Freud, S. "A propósito de un caso de neurosis obsesiva" enObras Com-
pletas, Tomo X. Buenos Aires, Amorrortu, 1992.
1.
2.
3.
35
La furución materna I Srlwe TouÁs
cicio de su función y por esta razón dedica poco menos que
su vida a pagar la deuda paterna. En el caso Schreber,a don-
de justamente la función del padre ha faltado a su interven-
ción, deviniendo, a partir de esa ausencia de Ia operatoria
paterna, una psicosis.
Para Lacan, quien sigue la huella Freudiana, Ia función
paterna será también sustancial por la operatoria inheren-
te a Ia interdicción del goce materno y, consecuentemente, el
acceso al deseo. Este autor pasará de hablar del Nombre del
padre en la estructura nombrando al principio de su obra aI
padre como significante, a mencionar, en el fi,nal de su ense-
fantza,la "pluralización de los nombres el padre" devenidos
en un momento inhibición, síntoma y angustia. Deja anota-
do firmemente que sE poonÁ rn uÁs ellÁ DEL rADRE sol,o A coN-
orcróN DE SERVTRSE DE ÉL.5
Indagaremos en este capítulo denominado "Del padre" lo
inherente a la función paterna, pues consideramos que la ha-
bilitación de la madre en eI ejercicio de la operatoria pater-
na será sustancial. Esto se debe a que desde el inicio es ella
misma quien opera la función paterna desde eI padre que la
habita y luego será necesario que permita ser privada por
el padre edípico para desprenderse del objeto: tanto del pe-
cho para dárselo al niño, como del niño, para realízar el pa-
saje al padre.
La función paterna
Tres tiempos lógicos en relación al Edipo son escandidos
en torno a la metáfora paterna en el seminario V de Lacan,6
quien a lo largo de toda su enseñartza pone el acento en el
Nombre del Padre, la metáfora paterna, señalando al padre
Freud, S. "Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamcnte",
en Obras Completas, Tomo XII. Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
L&cán, J. Seminario WIL.B, S, /. Inédito. Para circulación interna
dc la l,]scuela Freudiana de Buenos Aires, traducción dc Ilicardo Ro-
<lr'ígucz I)onte, Buenos Aires 2002.
l,irr:iul, ,1. SeminarioV. Las formaciones del inconciente. Buenos Ai-
rr.s, I):ridris, 1999.
Capítulo II I Del padre
real como agente de la castración,y realizando la distinción
entre el padre muerto y la versión del padre imaginario.
Denomina uorÁ¡'oRA pATERNA a aquella producida por el sig-
nificante del Nombre del Padre. En dicho Seminario de "las
formaciones del Inconciente" Lacan dice que el Nombre del
Padre es un significante. Con esto intenta precisar que en la
castración se trata del padre como función y no como perso-
na. Por lo tanto nombrar al padre como un signifi.cante otor-
ga a la función paterna un lugar en Ia estructura.
Hablar del padre en la familia no es lo mismo que hablar
del padre en el complejo, nos explica en la clase IX de dicha
obra. El significante del Nombre del padre es el significante
de Ia ley, se une asÍ al mito trabajado por Freud en "Tótem y
tabú".' se trata de un mito presocial con el cual Freud pre-
tende dar cuenta del origenmismo de la ley.
En dicho texto nos encontramos con un extenso desarro-
llo del cual tomaremos 1o esbozado en el punto cinco, cuan-
do, luego de presentar la teoría de william Rooberston smi-
th8 acerca del banquete totémico, Freud nos dice "El clan en
ocasiones solemnes mata cruelmente y devora crudo a su ani-
mal totémico, su sangre, su carne y sus huesos. Los miembros
del linaje se han disfrazado asemejándose al tótem, imitan
sus gritos y movimientos como si quisieran destacar la iden-
tidad entre él y ellos."e Consumada la muerte, el animal es
llorado y lamentado siendo el lamento totémico compulsivo
debido al miedo por una amenazadora represalia.
A este duelo sigue un jubilo festivo que Freud emparienta
con la fiesta indicando que desde el psicoanálisis se ha reve-
lado que el animal totémico era el sustituto del padre, lo cual
explica que se 1o lloraráy alavez se festejará su muerte, di-
cha actitud ambivalente es la que se observa en los niños en
lo referente al complejo paterno quienes quisieran ser como
é1, lo aman aravez que lo odian y quisieran sustituirlo.
Freud, S. "Tótem yTabú", enObras Completa.l Tomo XIV. Buenos Ai-
res, Amorrortu, 1993.
William Robertson Smith: fisco, filólogo, crítico de la Biblia e investi-
gador de la antigüedad.
Freud, S. Op. Clú. supra, nota 34, pág. L42.
7.
8.
9.
4.
l-r
{i
37:t 
(;
La funcióru materna I Srrwa ToPtÁs
En la horda Drawiniana el padre, considerado el proto-
padre de la horda primitiva, aquel omnipotente, gozador de
todas las mujeres sin restricciones, violento y celoso expul-
sa a los varones cuando crecen.
Ante esto, "los varones expulsados se aliaron, mataron y
devoraron al padre y así pusieron fin a la horda paterna."lo
Los hijos envidiaban a este padre y a la vez le temÍan cuan-
do, Iuego de muerto, pasa a ser devorado. cada uno, aI inge-
rir algo del padre, consumaba una identificación, apropián-
dose de una parte de su fierza. Se trasforma así eI banque-
te totémico en la primera fiesta de la humanidad que da co-
mienzo a las organizaciones sociales, éticas y religiosas.
El padre, una vez muerto, se vuelve más fuerte de 1o que
fuera en vida; por lo tanto, por obediencia de efecto retar-
dado los hombres se prohÍben de disfrutar los frutos del tó-
tem y renuncian al goce de todas las mujeres creando por
la conciencia de culpa dos tabúes con los cuales dio comien-
zola eticidad de los hombres: parricidio, del cual pasará al-
gún tiempo para que deje de estar referido a Ios miembros
del linaje y se transforme en un texto sencillo: No matarás
e incesto.
La conducta del niño nos muestra que se emparienta más
espontáneamente con el animal que con el adulto que es más
enigmático para él; pero, luego de este acercamiento, no es
raro que sobrevenga repentinamente un miedo, una pertur-
bación hacia una especie de animales, tal vez a los que más
Se acercaba, y comience a cuidarse de tocar o mirarlo, esta-
bleciendo el cuadro clínico de las llamadas zoofobias.
Decir que el Nombre del padre es un significante funda-
menta el hecho de que el Edipo no sea una anécdota de amor
y odio, sino una estructura QUe, como tal, espera al sujeto.
Por lo tanto, es una estructura legal, pues introduce al or-
den simbólico una legalidad que distribuye lugares y queha-
ceres pero, que también prohÍbe, realiza interdicciones: pro-
hibición de parricidio e incesto.
En la medida en que introduce un borde entre la madre
.y cl niño, la metáfora paterna instaura l"y y deseo. "La fun-
t0. ll)i(1. l'rig. l4íi.
:ln
Capítulo II I Del padre
ción del padre en el complejo de Edipo es la de ser un signi-
ficante que sustituye al primer significante introducido en
Ia simbolización, eI significante materno".11
Desplazar, sustituir el deseo de Ia madre por el significan-
te del nombre del padre posibilitará introducir al sujeto en
la neurosis o la perversión, ya que sabemos que el Nombre
del padre es el significante forcluido en la psicosis, estructu-
ra que carece de carretera principal.l2 Sólo sustituyendo un
significante por otro, produciendo met áfora, será posible ha-
blar de ley y deseo.
Nombre-del-Padre f)eseo de la Madre r Nombre-del-r,adre (T*. )Deseo de la Madre x
Aquí vemos como el deseo de la madre es enigmatizado
cuando el significante del Nombre del padre se ha hace pre-
ferir al deseo materno. Entonces la acción de efecto retarda-
do aprés coupe (después del golpe) permitirá que el deseo ma-
terno aparezca separado bajo la barra de la represión.
Tiempos del Edipo
A Ia luz del nombre del padre es que Lacan articulará los
tres tiempos del Edipo aclarando que si bien se trata de tiem-
pos lógicos que constituyen estructura también se llevan a
cabo diacrónicamente.
Primer tiempo
La instancia paterna opera a través de la madre y su de-
seo. Si la cuestión del falo ya está planteada en la madre, el
niño se identificará con el objeto de deseo de ella. Se trata
de la etapa fálica primitiva donde la metáfora actúa en sí al
11. Lacan, J. Seminario V. Las formaciones del inconciente. Buenos Ai-
res, Paidós, 1998, pág. 179.
12.Lacan, J. Seminario IIL Las psicosis. Buenos Aires, Paidós, 1985.
La función materna I Srwu TouÁs
estar ya instaurada en el mundo la primacía del falo por la
existencia del símbolo, del discurso y la ley.
Lacanls nos dice que para gustarle a la madre, el niño se
ubicará momentáneamente siendo el falo.
Segundo tiempo
El padre interviene aquí como aquel que priva a la madre.
Privar a la madre del falo implica dirigirle eI mensaje de
interdicción a reintegrar su producto y, a la vez, impedir al
niño gozar de esa mujer.
Ambos mensajes serán dados por el padre en este nivel
si es que ella, la madre, acepta que su ley sea llevada a un
tribunal superior.
Esta remisión es a la ley del padre en tanto él es quien
soporta la ley. Se trata de un momento privativo del Edipo
en el cual será capital la aceptación por parte del niño de la
privación materna y, con esto,la imposibilidad de seguir ocu-
pando éI el lugar de falo.
Tercer tiempo
Interviene eI padre como quien tiene el falo y no como quien
1o es. No es el padre todopoderoso del segundo tiempo quien
priva sino es el padre que por tenerlo puede darle a la madre
lo que ella desea, es un padre potente en el sentido sexual de
la palabra que además es "donador" hacia su hijo a quien le
otorga con Ia identificación del Ideal del yo, "los títulos" a ser
usados en el momento preciso aunque serán gUardados hasta
ese tiempo en el bolsillo. "TÍtulos propios" que están en reser-
va, pues el padre además de privar, como lo hizo en el segundo
tiempo, también se presenta como alguien que habilita.
El tercer tiempo del Complejo de Edipo se trata de la iden-
t,ificación que permite al niño sentirse poseedor de pene y a
lrr niña reconocer al hombre como quien Io posee.
lil. l,¡rr:¡ur, ,1. Op.cit supra, nota 38.
40
Capítulo II I Del padre
Recalquemos con Lacan que el padre estará en posición
metafórica sólo si Ia madre sanciona la existencia del lugar
como ley.
La pére-uersión
Del Seminario )OilI tomaremos la idea que despliega La-
can en relación al padre pereuersement orientado.la Sin duda
la homofonía pere-uersement, donde el padre aparece inclui-
do en el termino peryersión resultó en su momento una gran
novedad.
¿Cómo es posible que justamente pueda emparentarse el
padre (aquel que profiere la l"y) u la perversión, siendo que
ésta en términos freudianos remitirÍa a la renegación de la
castración?
Señalemos enseguida que esta pere-versión esta orienta-
da hacia una mujer. Refiere allí al padre eü€, como hombre
puede hacer de su mujer un objeto"a" minúscula que cause
su deseo y logre mantenerse así el justo me-dios en el buen
caso para mantener Ia represión.
Es el padre que a la madre la a-coge haciéndola objeto o
minúscula.
El pére, padre otorgará al niño otra versión además de la
materna. Entendiendo que versión es un modo de interpre-
tar los hechos, el padre permitirá contar con algo más que
la versión materna, aportará su versión.
A pesar de tener sus sÍntomas, sus fallaslo importante
será que el padre añada a estas fallas la perversión.
No se trata del padre educador ni el padre del magisterio
que más bien conduce a Ia psicosis, sirro del padre que pue-
da hacer de su mujer un sÍntoma en eI sentido en que pueda
ubicarla en relación a su goce fálico a modo de creencia y no
de certeza como en la psicosis.
Agreguemos que en este Seminario sobre Real, Simbóli-
co, Imaginario, Lacan ha pasado a nombrar también como
nombres del padre a la inhibición, el síntoma y la angustia
14. Lacan, J.Op.Ciú. supra, nota 32.
47
La función materna I Srrwe TouÁs
modos de frenar los goces respectivos del sentido, el fálico y
el goce del Otro.
Estos nombres del padre que podemos nombrar como "pa-
tológicos" son utilizados por el sujeto que habita la neurosis
para sofrenar el goce irrestricto.
AsÍ, se establecen sobre el nudo borromeo giros dextrógi-
ros cada vez que un registro hace inmixión sobre el otro im-
pidiéndole contar con la existencia necesaria.
Cuando Io simbólico se abate sobre lo real, sofocándolo,
el síntoma como nombre del padre sale a la luz para indicar
que algo anda mal.
Es un observable, para los analistas que atendemos niños
y adolescentes, que cuando la demanda de los padres resul-
ta aplastante no permitiendo que se aloje el insterticio del
deseo, provoca un arrasamiento del sujeto; entonces el sín-
toma se presenta como "una señal de alerta" enmascaran-
do el malestar bajo diversas vestiduras como pueden ser los
problemas cognitivos (que las más de las veces no son tales)
o dificultades de conducta, en este sentido pensamos que la
escuela se presenta como un escenario posible donde estos
"llamados" del sujeto se pueden hacer oÍr.
Cuando lo real avartzahasta obturar lo imaginario, irrum-
piendo sobre é1, es la eNcusrn la que se hace presente, oP€-
rando allÍ como nombre del padre.
A falta de recursos simbólicos-imaginarios para operar
frente a lo real que aparece avasallante, la angustia denun-
cia entonces la inmixión de un registro en otro.
Las angustias nocturnas de los niños cuando se apaga
la luz, nos revelan como la oscuridad amplifica la vastedad
del espacio en el cual la mirada del Otro aparece como ili-
mitada.
Con la luz, surge la representación imaginaria de los ob-
jetos que debilita Io real del objeto de goce, permitiendo que
se configure nuevamente la escena.
Y ¿qué ocurre cuando lo imaginario recae sobre lo sim-
bólico obturando su agujero?: Otra inmixión, nos encontra-
mos con una cristalizaci1n, un exceso de sentido que impi-
dt: la producción poiética, propia del inconciente. Será en-
tonccs cuando el efecto de inhibición se anide en el sujeto
42
Capítulo II I Del padre
reclamando Ia intervención del analista que apuntará al Iu-
gar de fijación.
Pensemos que el pequeño Hansls tratado por Freud ha sur-
cado estos tres nombres debido a que la función paterna en
el complejo aparece deficitaria, para frenar el goce propues-
to por su madre maitre, eue no se dejaba privar fácilmente
y por la ineficacia de la función paterna ejercida por su pa-
dre, este niño debió ayudarse con estos tres andamios que 1o
protegían del Goce del Otro, del Goce fálico y del sentido.
La función paterna en la estructura es decisiva, pues su
intervención es la que produce el corte, la separación del su-
jeto hasta entonces objeto del Otro primordial.
Nótese que la función paterna está ligada a la ley y al de-
seo, no deviniendo normativa en casos en que el padre se pre-
sente como Otro maternante, "educador" o maítre.
El film Claroscuro L6 del director Scott Hicks lo muestra
genialmente. Presenta un caso real llevado al cine. Se trata
de la vida del pianista David Helfgott: cuenta la sufrida his-
toria de un hombre atormentado que ha sido educado des-
de su más tierna infancia por un padre omnipresente que
con su demanda aplastante no posibilitó corte alguno, por el
contrario, lo dejó presa de sus pedidos imperiales que no po-
drÍan sufrir la más mínima grieta.
Cada vez que el joven protagonista lograba sustraerse
aunque sea mÍnimamente de la Demanda elefantiásica del
padre, éste lo rechazaba de plano haciéndolo caer en el va-
cÍo. Lejos de convalidar un logro de su hijo, los combatía a
rajatabla, exigiéndole de ese modo que permaneciera bajo su
ala al modo de un objeto.
Un padre dómine dirÍamos, no opera su función; por eI
contrario, se aleja de ella, pues produce anclajes en el goce
en cambio de corte con é1, llevando al sujeto a sumergirse él
mismo en las riberas del goce como objeto de deshecho.
En eI fiIm puede observarse cómo Ia única vez que el pro-
tagonista logra restarse de la demanda del padre que le im-
pedÍa el acceso a su deseo, ese restarse no es sin costo.
Nuestro protagonista acepta una beca para estudiar piano
15. Freud, S. Op.Cit. supra, nota 28.
16.Claroscuro o Shine de Scott Hicks, Australia, 1996.
43
La función materna I SrLwe TouÁs
en Inglaterra a pesar de la severa oposición del padre quien le
ordena permanecer junto a su familia en Australia y no des-
truir asÍ lo que él ha formado con tanto ahÍnco: su fratría.
El joven acepta la beca decíamos, pero en el momento
de participar de un concurso de gran importancia que po-
drÍa llevarlo al éxito, concurso que le llevó muchísimo tiem-
po de preparación, y luego de tocar maravillosamente en el
concierto, sufre un colapso tal que debe ser intervenido psi-
quiátricamente.
Cabe aclarar que la obra elegida para participar en el
concurso es una pieza de altísima dificultad que sus mismos
profesores le habían recomendado en otras ocasiones no eje-
cutar en conciertos, no exponerse tanto, sin embargo su pa-
dre, su manager de antaño, desoyó cada vez que pudo estas
sugerencias obligando a su hijo a continuar con dicha ardua
y riesgosa tarea.
En el momento del concierto en Londres, él mismo puede
elegir sin la adusta mirada paterna, alguna obra en la que
se pueda explayar más cómodamente, sin embargo, sostie-
ne el mandato paternal y toca lo que su padre tantas veces
le habÍa ordenado. Lo hace excelentemente aunque, a par-
tir de allÍ su vida cae en banca rota y sus sueños de pianis-
ta se desvanecen.
Este episodio nos recuerda la anécdota relatada por V.
Droscher," o por el etólogo, sobre la investigación de la boa
constrictora y el sapo: observa que en eI zoológico se le da a
la boa en su parcela un sapo vivo como toda comida.
El sapo acorralado, intenta huir pero ante la inminencia
de esa boca que se avecina como devoradora y luego de haber
buscado infructuosamente salir por diversos ángulos, ante
la imposibilidad de hacerlo, es eI mismo sapo quien comien-
za un camino sin retorno que lo dirige justamente hacia la
boca de la boa constrictora.
Acaso la ausencia de operatoria paterna, reguladora del
[Joce, propiciadora del deseo, donante de títulos en el bolsillo,
ha llevado al protagonista a arrojarse como objeto en una es-
ccna, donde luego de haber "desobedecido" al padre maitre,
17. I)roschcr, V. Hay que aullar con los lobos. Madrid, Editorial Planeta,
If)u4
44
Capítulo II I Del padre
siendo que sus resultados habían sido geniales, se ubica él
ahora como el sapo de la observación de Droscher, quien en-
viste el camino hacia el ahogo y la destrucción.
Nuestro protagonista no contaba al momento de su ado-
lescencia con "los tÍtulos en el bolsillos" otorgados por la fun-
ción paterna. TÍtulos que hubieran hecho de su estructura un
"irreventable" que le permitiera soportar el "acto" de tocar
el piano frente a un gran jurado que lo confrontaba inexora-
blemente con lo que no contaba: la castración.
Acaso podríamos arriesgar que la función paterna no operó
allí, ya que su padre se ubicó como Otro intrusivo que con su
demanda demoledora y tanática produjo un arrasamiento del
sujeto, intentó "colonizar a pleno" al hijo sin dejar resonar en
su demanda educativa imperial, el vacío que aloja al sujeto.
No es nuestra intención analizar la obra fílmica, pero sí
aprender de lo que ella nos enseña como manifestación ar-
tÍstica.
Conclusión
La función del padre opera una primeraescisión, un corte
que permite separar al niño de su madre. La falla en la fun-
ción paterna (que, por otro lado, es inherente a la mism d, yd
que no puede darse operatoria paterna sin falla) hace obs-
táculo para el anudamiento de la estructura en: real, sim-
bólico, imaginario, los tres registros de Lacan enlazados bo-
rromeicamente.
Se sostiene que un padre puede tener síntomas, es decir,
fallas, pero es nodal que presente el síntoma de la perver-
sión, es decir que su goce esté orientado hacia una mujer y
que ésta sea su causa.
Así, alej ara a ésta de todo intento de gozar a su hijo, orien-
tando su goce hacia eL pére. La fusión paterna es por lo tan-
to interdictora de goce. El padre como hombre busca a par-
tir de su falta alcanzar la falta del Otro sexo, no deviniendo
de ese modo su goce sobre el hijo, pues sería sentido como in-
trusión masiva tal como lo mencionamos en el ejemplo cita-
do del material filmico presentado en este capítulo.
45
La función materna I Srwu TouÁs
Sin dudas, se trataba aquí de un padre ubicado como ma-
gÍster, un educador que no hacia otra cosa que vedar el de-
seo de su hijo, imponiendo su ley irrestricta a partir de Ia no
inscripción del nombre del padre.
Cabe señalar que no podría pensarse la función mater-
na sin tener en cuenta que en ella será esperable encontrar,
cuando resulta normativa, la resonancia de ley del padre.
En otras palabras, encontrarnos con la presencia del padre
en la madre.
CapÍrul.,o III
El grito, la Demanda, el deseo
Introducción
El siguiente capítulo intentará dar cuenta de la necesidad
del encuentro con un Otro para que el infans advenga suje-
to. El cachorro humano, indefenso a la hora de su nacimien-
to no puede, como sí lo hacen otros animales, pararse en sus
propios pies. Su sistema nervioso aún prematuro a lá hora
del nacimiento a causa de una inmadurez y falta de mielini-
zaciott,lo deja en estado de indefensión.
Será imprescindible entonces el encuentro con un Otro
que cumpla la función básica de alimento y aseo, pero, tam-
bién, que esté presente para la función primordialísima de
mirarlo, hablarle, escuchar su grito como un llamado: consi-
derarlo sujeto más allá de sus necesidades.
Sin este Otro primordial, que brinde el"auxilio ajeno", Otro
que en el "Proyecto de psicología para neurólogos" Freud lla-
mará Nebenmesch, quien opera una función primordial, el
sujeto no podría constituirse.
Si hay Otro que troque el estímulo biológico (urgencia so-
mática interior) por la Demanda, Otro que interprete la ne-
cesidad haciéndola caer como tal, podremos comenzar a ha-
blar de "operatoria materna".
El solo hecho de tener un niño y asistirlo no significa per
se funcionar como Otro auxiliador.
47
4$
La función materna I Srrwe TouÁs
Un Otro para el Sujeto
En eI "Proyecto de psicologÍa para neurólogos"l Sigmund
Freud, trabajará la relación del cachorro humano, indefenso
por naturaleza, con un otro auxiliador que permita el entra-
mado de la primera vivencia de satisfacción.
Esta vivencia será aquella generada a partir de que la ma-
dre alimente a su niño, saciando su hambre y constituyén-
dolo como humano a partir de su propio deseo. Freud indi-
cará que a partir del desvalimiento originario se precisará
del auxilio ajeno, eu€ brinde la acción especÍfica, deviniendo
así la primera vivencia de satisfacción.
"Si el individuo auxiliador ha operado el trabajo de la ac-
ción específica en el mundo exterior en lugar del individuo
desvalido, éste es capaz de consumar sin más en el interior
de su cuerpo la operación requerida para cancelar el estÍmu-
lo endógeno. Esto constituye entonces una vivencia de satis-
facción, que tiene las más hondas consecuencias para el de-
sarrollo de las funciones en el individuo."2
Es que no se podrÍa pensar en la vivencia de satisfacción
sin un otro que acuda a su auxilio, como no se podría pensar
la vivencia de satisfacción sin algo que mueva el pedido.
Freud dice: "El organismo humano es al comienzo inca-
paz de llevar a cabo Ia acción específica. Esta sobreviene me-
diante auxilio ajeno por la descarga sobre el camino de Ia al-
teración interior, por ejemplo el berreo, un individuo experi-
mentado advierte el estado del niño. Esta vÍa de descarga ad-
quiere así función secundaria, importante en extremo, fun-
ción del entendimiento o comunicación y eI inicial desvali-
miento del ser humano es la fuente primordial de todos los
motivos morales."s
Recalquemos que se trata de la función secundaria con re-
lación a la satisfacción de la necesidad pero a partir de este
momento no volverá a ser secundaria, puesto que, cada vez
que aparezca un "estado de urgencia", u[ aumento de can-
I . I,'rcud, S. "Proyecto de psicología para neurólogos", en Obras Comple-
los, Tonro I. Buenos Aires, Amorrortu, 1998. Pág. 363.
2. Irlc¡n.
:1. lbid. I'ág.362.
4rJ
Capítulo III I El grito, la Demanda, el deseo
tidad, un displacer, no habrá otro remedio más que dirigir-
se a otro.
Desde la perspectiva de Jacques Lacan,la relación del su-
jeto con el Otro primordial es trabajada a Ia luz de los con-
ceptos freudianos, así, el maestro francés introduce la tríada
necesidad, demanda, deseo articulada en el texto de "la direc-
ción de la cura y los principios de su poder" de escritos.a
El pedido del niño, al ser interpretado, leÍdo por el Otro,
va a ser respondido o no de una manera determinada por ese
Otro quien, aunque detente la mejor buena voluntad, nun-
ca podrá responder con algo que sea idénticamente igual a
lo demandado, nunca podrá cumplir con su promesa, con su
promesa de responder con lo que el sujeto pide.
EI sujeto que pide se encuentra con que depende de los
signifi.cantes que el Otro le ofrece. Aquello, eue a} principio
presenta Ia forma de gritos a ser interpretados, puestos en
código por la madre, devendrá llamada.
De ahÍ en más se articulará la cadena significante.
Una vez que la demanda se establece, la necesidad como
tal y eI objeto de la necesidad quedarán perdidos por este re-
corrido que hizo que el infans, en el camino hacia el encuen-
tro con su alimento, se encontrara primero con lavoz,la mi-
rada, la presencia del Otro.
Necesidad, demanda, deseo (por la vía de la
lingüÍstica)
Para entramar y a Ia vez distinguir estos tres términos
vamos a tomar primero el camino referido al significante en
lo que hace a Io trabajado por Lacan en relación al signo lin-
güÍstico formulado por Saussure.
La operación que Lacan hace con el signo saussureano
implica la ruptura de su supuesta unidad u y lu ubicación
4. Lacan, J."La dirección de Ia cura y los principios de su poder", en Es-
critos 2.Buenos Aires, Siglo )O(I, 13" edición, 1998.
5. Lacan, J."La instancia de la letra en el inconciente o la razón desde
Freud", en Escritos 1. Buenos Aires, Siglo XXI, 1988.
49
La función materna I Srrwa TouÁs
del significante por encima del significado, marcando su pre-
eminencia, así como también la ruptura de Ia elipse, que en
Saussure indica unicidad.
Se trata de la formalización del descubrimiento freudiano
que ya la implicaba. Lacan dice que Freud descubre el signifi-
cante mucho antes del "Curso de lingüística general",6 allí don-
de nadie 1o esperaba: en las formaciones del inconsciente.
Freud descubrió el signiflcante en su verdadera dimen-
sión, allÍ donde el olvido de Signorelli,T lo lleva por ejemplo
a Boticceli, Boltraffro; pero era necesario que Saussure es-
tableciera el signo lingüístico como unidad para que Lacan
pudiera formalizar, a través de é1, la experiencia freudiana
donde se ve que el significante es el que incide sobre el sig-
nificado y no a la inversa.
A partir de Lacan, queda claro que el significante no puede
decirlo todo, nunca hay signiflcación completa. PodrÍamos de-
cir que para el hablante ser siempre falta un significante.
Para el maestro francés, la barra del algoritmo es lo que
rompe la unidad del signo, dando como resultado un resto que
escapa a la signiflcación, esa es Ia estofa misma del significan-
te. Eso que falta, eso que el significante nunca podrá alcan-zar es lo que Lacan llama su único invento: el objeto "a".
En la teorÍa freudiana, tal como lo hemos mencionado más
arriba, encontramos la cuestión de la falta ya en la "primera
vivencia de satisfacción", en la que se trata de reencontrar
un objeto perdido que es, por definición, inhallable.
Nunca una segunda experiencia podrá pararse sobre la
primera ocupando exactamente Ia misma superficie, siem-
pre habrá un más o un menos, un mejor o un peor, un dife-
rente. Algo chinga, cojea y es la diferencia.
Por otro lado, pensemos la cuestión de la falta en referen-
cia a la castración materna a partir de la cual,Ia falta,lo que
ya faltaba, puede ubicarse como el falo faltante en Ia madre.
El falo entonces adquiere su verdadero estatuto cuando se
articula con lo que falta en la madre.
6. Saussure,F. Curso de lingüístíca general. Publicado por Charles Ba-
lly. Buenos Aires, Editorial Losada, 1945.
7 . I.'reud, S. Psicopatología de la uida cotidiana. Buenos Aires, Alianza
cditorial, 1985.
50
Capítulo III I El grito, la Demanda, el deseo
Si el Otro es el lugar donde el mensaje es sancionado como
tal,Ia barra hace que en el Otro jamás se encuentre una san-
ción plena del mensaje. Por esta razón es que el Otro esta
barrado (A), que es 1o mismo que decir que al Otro le falta
un significante. La barra de1 algoritmo resulta ser la misma
que barra al Otro (,4) y que divide al sujeto (8), planteándo-
1o como deseante.
Entonces, a partir del descubrimiento de la castración en
Ia madre, el falo se convierte en Ia barra misma del algorit-
mo, o lo que es lo mismo, en la razón del deseo.
Retomemos la trÍada planteada por Lacan referente a Ns-
CESIDAD-DEMANDA-DESEO :
La necesidad animal implica a un organismo en relación
directa a su objeto, por ejemplo si un león está hambriento,
pondrá en juego los mecanismos necesarios para proporcio-
narse el objeto que calme su apetito y cuando lo logre esta-
rá al menos por un tiempo satisfecho.
Ha dado con el objeto necesario para calmar su necesidad. El
saber de la especie, eI instinto,le ha proporcionado herramien-
tas necesarias para alcanzat su presa y así, sentirse saciado.
En cambio, para el hablante ser, esta relación tan direc-
ta con el objeto de Ia necesidad se ve perturbada, ya que Ia
necesidad debe pasar por el molinillo de las palabras. A par-
tir de allí, no habría sujeto colmado por el objeto; el hombre
se saldría del terreno animal. Así, suponemos un sujeto mí-
tico, signado por la necesidad, que en su camino hacia el ob-
jeto se encuentra con el lenguaje.
Cuando la madre lo alimenta, el nutriente Ie llega jun-
to con la palabra, con la mirada, con la voz; es decir, con Ia
presencia del Otro. Incluso las más de las veces una palabra
que calma llega antes que el alimento mismo. PodrÍamos de-
cir que toda respuesta a una demanda implica lenguaje, así
como la demanda misma, puesto que todos los objetos con los
que el Otro responde son objetos de la cultura.
Puesto que la demanda es una articulación significante, el
sujeto queda expuesto aI poder discrecional del Otro, a mer-
ced del poder de Ia lectura del Otro. De este modo, al pasar
primero por las palabras y la decodificación del Otro mater-
no, eI objeto como objeto de la necesidad se enajena y, en este
51
La función materna I Srrwa TouÁs
sentido, la demanda siempre da en eI blanco, en el lugar de
la falta en el Otro.
No es que el Otro no pueda responder con un objeto, pero
en todo caso, "lo que tiene no vale más que 1o que no tiene."8
En toda articulación de una demanda cae un resto que es lo
que defi.nimos como objeto o.' 1o que no entra en la articula-
ción significante.
Es el objeto que se produce cada vez que se habla, y no es
la pérdida del objeto que una vez estuvo. Se abre allÍ mismo
una hiancia que es la causa misma de aquello que por no co-
incidir se transforma en el empuje al deseo.
La om'rnENCrA ENTRE LA DEMANna {D} y LA NECESTDAD DA poR
RESULTADO EL DESEO QUE TIENE SU CAUSA EN EL OBJETO O.
Así, tanto el demandante como el demandado se encuen-
tran confrontados con la falta, a causa de su sujeción con la
demanda. El que demanda apela a la incondicionalidad del
Otro, es decir a que no esté sujetado a ninguna ley.
Lo que encuentra es la condición absoluta que es la ley
del deseo que lleva consigo la falta.
Entonces, el objeto en el campo humano aparece en pér-
dida respecto al campo animal, esta pérdida del objeto es
solidaria con su condición de deseante. Esto es asÍ, en tan-
to que la pérdida es el efecto del significante, es a partir de
este efecto que también se produce el sujeto.
Cuando hablamos del sujeto en su sujeción al significante,
decimos que sólo puede plantearse el sujeto en el campo del
deseo, campo de la falta, precipitada por el encuentro con el
lenguaje. Pensamos en estas referencias a partir de la frase
de Lacan "IJn significante representa a un sujeto para otro
significante."e Esto se debe a que ningún significante pue-
de representar enteramente al sujeto, sino que la aparición
de éste se da en el intervalo, en el entre dos que instaura la
hiancia misma.
tt. Locon, ,I."La significación del falo", en Escritos 2. Buenos Aires, Si-
glo XXI, 13" edición 1998, pág.673.
f). Lucárn, ,J. Seminario XI. Los cuatro conceptos fundamentales. Buenos
Airtrs, I)aidós, 1964, pág.244.
l»2
Capítulo III I El grito, la Demanda, el deseo
Es por estar preñado del lenguaje, que lo constituye como
tal, que el sujeto pertenece entonces al orden simbólico.10La
necesidad muere como tal, queda enajenada y en su lugar
la demanda que provino de la relación del sujeto con el Otro
tiene la oportunidad de instaurar el deseo si es que este otro
da lo que tiene pero sobre todo, 1o que le falta.
En la relación del niño con su primer Otro: la madre como
función, puede aparecer en el mejor de los casos el opsro si
es que esta función, la Materna, lo dona.
Si la causa del deseo es producida por efecto de significan-
te, es en el Otro en tanto tesoro del significante donde se plan-
tea la cuestión de la causa, este soporte teórico es localizable
en la sentencia lacaniana del deseo como deseo del Otro.
Una Demanda que deja resonar vacío, da lugar al
deseo
Nos preguntamos: ¿De qué tipo de demanda se trata en
la función materna?
Si, como hemos visto en el capítulo anterior, para el psi-
coanálisis el padre es una función, podemos reafirmar que
en la función paterna, el padre como significante operará en
la estructura del niño, primero desde la madre. En la fun-
ción paterna se tratará primero de la ley en la madre quien
será pasadora de deseo para su hijo, permitiendo que se lle-
ve a cabo la identificación primera, Ia identificación real al
Otro real.
Se tratará aquÍ de que al introducir la demanda sobre el
viviente, la madre - quien cumpla su función-, dejará reso-
nar un vacÍo que implicará que su demanda no se coapta úni-
camente en la consigna que reclama sino que habrá espacio
para eu€, además de esa demanda, surja el deseo.
Si pensamos en la función materna como un operar que está
desde el inicio fuertemente ligado al investimiento libidinal de
un niño, no podemos separar a esta función de la función del
10. Lacan, J. Seminario I. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires,
Paidós,1995, pág.321.
La función materna I Sruwe TouÁs
padre. Es que desde un comi eruzo es posible que la demanda
de la madre deje resonar un vacío que haga agujero.
EIla misma al demardar,pero no todo,hace posible que se
establezca la hiancia del deseo por medio de la cual se dará
paso al objeto.
Si su llamado al niño es NoMINANTE no solo reproduci-
rá su nombre mecánicamente sino que dará paso al: "más
uno", función de uno en más Io cual aseguratála inviolabi-
lidad del agujero.
Dialéctica de la demanda y el deseo entre el sujeto
y el Otro desde la topología del toro
Lacan abreva en la topologÍa, y a la altura del Seminario
IX, "La, identifi,cación"ll representará la relación entre De-
manda y deseo referida al sujeto y al Otro.
Sabemos que es permanente eI acercamiento de este au-
tor a distintas

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