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LENIN Y STALIN: RELACIÓN ENTRE LAS REVOLUCIONES DEMOCRÁTICA Y 
SOCIALISTA EN LOS PAÍSES COLONIALES Y SEMICOLONIALES 
 
Por José María Sison 
Presidente fundador del Partido Comunista de Filipinas 
 
Mi presentación abarca las enseñanzas de Lenin sobre las dos etapas de la revolución 
rusa, la aplicación de esas enseñanzas por Lenin y Stalin, la extensión y profundización de 
las mismas en colonias y semicolonias, la violación de éstas por los revisionistas 
modernos, la vigencia de la teoría marxista-leninista y la práctica de las dos etapas. 
 
 
I. Introducción 
 
Los países coloniales y semicoloniales tienen muchos vestigios del feudalismo. Por lo 
tanto, son susceptibles a la dominación imperialista. En países donde reina el feudalismo 
o el semifeudalismo, una revolución burgués-democrática es categóricamente necesaria 
antes que una revolución socialista sea posible. Esto se debe a que es necesario 
considerar principalmente las condiciones socioeconómicas en el proceso revolucionario, 
y, naturalmente, el carácter antidemocrático del Estado contrarrevolucionario. 
 
Donde hay un cierto nivel de desarrollo industrial capitalista, como en el caso de 
Alemania durante la época de Marx, en 1856, o de Rusia durante el tiempo de Lenin, en 
1917, o de las colonias y semicolonias debido a la dominación imperialista, el 
proletariado industrial debe forjar una alianza con el campesinado para llevar a cabo una 
revolución ininterrumpida para pasar de la etapa de la revolución burgués-democrática a 
la etapa de la revolución socialista. 
 
A fines de la década de 1840, Marx adelantó la tesis de tal revolución ininterrumpida en 
el Discurso a la Liga Comunista, señalando subsecuentemente, en una carta a Engels en 
1856, la necesidad de combinar el movimiento revolucionario campesino con la 
revolución proletaria. Marx escribía entonces: " (...) en Alemania, todo dependerá de la 
posibilidad de respaldar la revolución proletaria con alguna reedición de la Guerra 
Campesina". 
 
Estas ideas de Marx no fueron desarrolladas en los trabajos subsecuentes de Marx y 
Engels, como tampoco lo hicieron los teóricos de la Segunda Internacional y los partidos 
socialdemócratas de Europa Occidental, quienes hicieron lo posible para enterrar las 
ideas de Marx, que ligaba la revolución burgués-democrática con la revolución socialista. 
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Estos teóricos estaban obsesionados por la visión eurocentrista de esperar que el 
proletariado industrial se convirtiese en la mayor parte de la población, como 
precondición para la revolución socialista en cualquier parte. También daban por hecho 
que después de la revolución burguesa, las masas campesinas traicionarían la revolución, 
y un largo "reflujo" de cincuenta o cien años seguiría, durante el cual el proletariado 
podría ser "pacíficamente" y "legalmente" explotado por la burguesía, hasta el arribo de 
la revolución socialista. 
 
Lenin sacó a la luz las ideas olvidadas de Marx. No se limitó a repetirlas automáticamente, 
sino que las desarrolló y profundizó. Él las moldeó en una teoría harmoniosa de la 
revolución socialista, considerando la alianza del proletariado con el campesinado y con 
otros elementos semiproletarios de la ciudad y del campo como factor indispensable de 
la revolución socialista y como una condición para la victoria de la revolución proletaria. 
 
En abril de 1905, Lenin orientó el Tercer Congreso del Partido Socialdemócrata Ruso en 
Londres para diferenciar los bolcheviques de los mencheviques en cuanto a las tácticas 
básicas y a la línea que preconiza la dirección de clase del proletariado en las etapas 
burgués-democrática y socialista de la revolución rusa, y la necesidad de la alianza 
obrero-campesina. En su propio congreso fraccionario, los mencheviques concedieron a 
la burguesía la dirección de clase en la revolución burgués-democrática, y querían que el 
proletariado fuera meramente un apéndice de la burguesía liberal y un mendigo de las 
reformas economicistas en el transcurso de la revolución burgués-democrática. 
 
Subsecuentemente, en junio y julio de 1905, Lenin escribió Dos tácticas de la 
socialdemocracia en la revolución democrática, para clarificar de forma exhaustiva, 
profunda y minuciosa las etapas burgués-democrática y socialista de la revolución, y 
adelantó las tácticas de la dirección de clase continua del proletariado por medio de su 
partido revolucionario, la alianza del proletariado y del campesinado, la insurrección 
armada para la toma del poder político, el gobierno revolucionario provisorio, la 
dictadura democrática de los obreros y campesinos, la confiscación de la tierra de los 
terratenientes, la realización de la jornada de 8 horas y otras reivindicaciones inmediatas 
de la clase obrera. 
 
Stalin siguió, de manera inmediata y coherente, la teoría y las tácticas leninistas de la 
revolución con trabajos como Insurrección armada y nuestras tácticas, El gobierno 
revolucionario provisional y la socialdemocracia (1905), Dos choques, La situación 
presente y el Congreso de Unidad del Partido de los Trabajadores (1906), el Prefacio de la 
edición georgiana del folleto de Karl Kautsky "Fuerzas motrices y prospectos de la 
revolución rusa" (febrero de 1907). 
 
 
II. La precisión de la obra de Lenin 
 
En Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, Lenin aplicó con 
precisión el marxismo a las condiciones concretas de Rusia. Sirvió de guía programática 
de los bolcheviques y el proletariado para todo el período de 1905 hasta la victoria de la 
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Gran Revolución Socialista de Octubre, en 1917. 
 
Rusia, durante este período, podía describirse correctamente en varios aspectos. Era una 
potencia militar-feudal imperialista, sobre todo por oprimir y explotar a numerosas 
nacionalidades. Tenía unos pocos enclaves industriales, rodeados por un océano de 
feudalismo y medievalismo. Era capaz de producir combustibles industriales, metales 
básicos y productos químicos, pero no máquinas herramientas y, por lo tanto, era un país 
capitalista débil. Era una semicolonia de los imperialismos británico, francés y belga, que 
proveían el capital financiero y los bienes de producción para la explotación del 
proletariado y el pueblo. 
 
El proletariado industrial era una minoría de la población, y no podía hacer ningún tipo 
de revolución sin la alianza con el pequeño campesinado y otras masas semiproletarias, 
quienes componían la inmensa mayoría del pueblo. No podrían lograr la revolución 
socialista sin pasar por la revolución burgués-democrática y sin arrebatarle la iniciativa y 
la dirección a la burguesía liberal, que actuaba como agente de la gran burguesía e 
intentaba conquistar el apoyo del campesinado. La sabiduría de Lenin consistió en 
declarar sin vueltas que el proletariado debía tomar la dirección de la revolución 
burgués-democrática para que ésta pudiera pasar a la revolución socialista. 
 
Fue de importancia decisiva el definir las tácticas básicas de los bolcheviques y el 
proletariado porque la situación rusa y la revolución rusa eran complejas y porque 
estaban confrontados a varios tipos de oponentes: la autocracia zarista, la gran 
burguesía, la burguesía liberal y los oportunistas en el Partido Socialdemócrata Ruso, y 
los "socialistas revolucionarios", descendientes de los narodniks. 
La autocracia zarista, junto con la aristocracia rural, hacía lo imposible para oponerse a la 
revolución, ora pretendiendo hacer reformas, ora escalando abiertamente la brutal 
reacción. La gran burguesía utilizo a la burguesía liberal, los demócratas 
constitucionalistas, para intentar ser más listos que los bolcheviques y engañar al pueblo 
con la propuesta de una monarquía constitucional y reformas burgués-democráticas. 
 
Al mismo tiempo estaban los oportunistas, los mencheviques, que afirmaban querer 
derribar el zarismo pero que estaban abiertos a dar concesiones a la burguesía liberal, y 
que se hacían pasar por marxistas pero que querían que la burguesía liberal dirigiesela 
revolución burgués-democrática e hiciera del proletariado su subalterno. Estaban 
también los socialistas revolucionarios pequeño-burgueses que proponían un socialismo 
de tipo populista sin clase y que eran profundamente hostiles a los bolcheviques y al 
proletariado. 
 
Mientras por un lado luchaba ideológica y políticamente contra los mencheviques, por el 
otro, Lenin combatía resueltamente a los oportunistas y revisionistas de otros partidos 
miembros de la Segunda Internacional sobre una serie muy amplia de cuestiones 
relacionadas con el imperialismo y la revolución proletaria. Atacaba la teoría del 
"ultraimperialismo" de Kautsky y las posiciones socialimperialistas, socialchauvinistas y 
socialpacifistas de los partidos socialdemócratas, que colaboraban con los partidos 
claramente burgueses, apoyando al imperialismo, y aumentando los presupuestos de 
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guerra y medidas semejantes. 
 
El inicio de la Primera Guerra Mundial reveló el fracaso de los partidos socialdemócratas. 
La descripción dada por Lenin del imperialismo como la víspera de la revolución 
socialista, y su llamado a transformar la guerra imperialista en una guerra civil 
revolucionaria estalló fuerte y clara. En 1916, escribió El imperialismo, fase superior del 
capitalismo para consolidar su teoría sobre el imperialismo y la revolución proletaria. Este 
texto reforzaba las tesis de su otro libro Dos tácticas de la socialdemocracia en la 
revolución democrática. Elaborando la teoría del desarrollo desigual del capitalismo, 
demostró que Rusia estaba madura para una revolución armada que llevaría a cabo las 
etapas sucesivas de la revolución burgués-democrática y de la revolución socialista, 
ambas bajo la dirección del proletariado. 
 
En el proceso de la realización de la revolución burgués-democrática de febrero de 1917, 
existía básicamente una alianza objetiva de diferentes fuerzas políticas determinadas a 
derrocar al zarismo, especialmente después que se mostró culpable de la catastrófica 
participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. La situación se tornó a todas luces 
madura para la revolución armada. Al mismo tiempo se daba una lucha de vida o muerte 
entre el proletariado y la burguesía por la hegemonía en la revolución. Ésta tenía la 
iniciativa de formar un gobierno revolucionario provisorio bajo Kerensky. Pero Lenin 
reconoció ya la existencia de una dualidad de poder en Rusia: por un lado el poder en las 
manos del régimen de Kerensky y por el otro el poder en las manos de los soviets de 
diputados obreros, soldados y campesinos. 
Defendió la tesis de la independencia del partido revolucionario del proletariado y lanzó 
un llamado para ganar la mayoría de los soviets con el fin de pasar de la revolución 
burgués-democrática a la revolución socialista de octubre. El vínculo de los soviets de 
diputados obreros con aquéllos de los diputados soldados bajo la dirección de los 
bolcheviques significaba la alianza del proletariado y el campesinado, porque la mayoría 
de los soldados eran campesinos. Y cuando los bolcheviques lograron el apoyo de la 
mayoría en los soviets de diputados campesinos, estaban ya preparados para 
insurrecciones armadas. El fin del régimen Kerensky había llegado. 
 
Con la consigna de "Pan y paz", los bolcheviques fueron capaces de tomar la iniciativa y 
galvanizar a las masas cuando el régimen de Kerensky cometió graves errores debidos a 
su naturaleza de clase burguesa y a su rol de títere de las potencias imperialistas 
occidentales, que dictaban la continuación de la participación de Rusia en la Primera 
Guerra Mundial. Dirigieron de manera resuelta y combativa al proletariado y al pueblo 
contra una implicación mas profunda en la guerra imperialista y contra las amenazas que 
constituían las fuerzas zaristas más arraigadas y los imperialistas. Ganaron el poder 
político tomando los centros urbanos de poder político burgués. 
 
Al instaurar el poder de la dictadura del proletariado a través de los soviets, Lenin emitió 
inmediatamente un decreto de nacionalización de la tierra comprendiendo la 
confiscación de la tierra de los terratenientes en beneficio de las masas campesinas. Esto 
tenía como objetivo completar la revolución burgués-democrática, satisfaciendo la 
reivindicación campesina muy antigua de tener tierras, y mantener la alianza de la clase 
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obrera con el campesinado. Esto también preparó el terreno para las victorias 
subsecuentes de una lucha armada más intensa y extensa de los bolcheviques. 
 
Los bolcheviques estaban determinados a sacar a Rusia de la guerra interimperialista y 
procedieron a forjar el tratado de paz de Brest-Litovsk con Alemania para ganar un 
respiro y consolidar la victoria de la revolución. Pero los imperialistas y los reaccionarios 
locales estaban empecinados en recobrar su poder perdido en Rusia, y lanzaron la guerra 
de intervención militar extranjera y la guerra civil de 1918 a 1920. 
 
La lucha armada fue impulsada principalmente en el campo. Los bolcheviques pudieron 
ganar gracias a la táctica básica de la alianza obrero-campesina. El vigoroso apoyo del 
campesinado permitió al partido bolchevique y al Ejército Rojo aplastar a los imperialistas 
y a los reaccionarios locales. Al analizar la revolución rusa es incorrecto separar y aislar las 
insurrecciones armadas urbanas de la entonces subsecuente lucha armada en el campo. 
 
Después de la guerra, los bolcheviques tenían que restaurar la economía lo más pronto 
posible. Hubiera sido insostenible e intolerable mantener el "comunismo de guerra", 
especialmente para el campesinado, a quien se le había requisado tremendas cantidades 
de provisiones para el esfuerzo de guerra. Para esto Lenin adelantó la Nueva Política 
Económica (NEP) como una medida transitoria, dando concesiones incluso a los 
campesinos ricos, pequeños comerciantes y empresarios, de 1921 en adelante. Al mismo 
tiempo, los bolcheviques continuaron controlando los niveles más elevados de comando 
de la economía, la industria, los medios de transporte y comunicaciones, los bancos y 
otros importantes bienes confiscados al enemigo. 
 
Después de la muerte de Lenin en 1924, Stalin asumió la dirección del Partido, el Estado y 
la revolución. Stalin sintetizó exhaustivamente y defendió el leninismo en su 
Fundamentos del leninismo, el cual fue publicado en el mismo año para combatir los 
elementos antileninistas que querían aprovecharse de la enfermedad y muerte de Lenin. 
Este trabajo definía al marxismo-leninismo en la era del imperialismo y la revolución 
proletaria. 
 
Stalin continuó implementando la NEP. Combatió y derrotó a Trotsky y gente por el 
estilo, quienes deseaban terminarla prematuramente. El objetivo de esos bribones 
oportunistas de "izquierda" era romper con la alianza obrero-campesina, someter al 
campesinado a una explotación intolerable y cumplir su profecía de que el socialismo en 
la Unión Soviética era imposible. 
 
De 1926 en adelante, Stalin impulsó vigorosamente la línea de la industrialización 
socialista, y de 1930 en adelante, la colectivización de la agricultura en conjunción con la 
industria socialista. Combatió y derrotó a Bujarin y sus pares oportunistas de derecha, 
quienes querían prolongar indefinidamente las concesiones temporarias dadas a la 
burguesía rural y urbana bajo la NEP. Los bolcheviques despertaron, organizaron y 
movilizaron las masas de pequeños campesinos contra los campesinos ricos, quienes 
cometían sabotajes y otras formas de resistencia violenta. 
 
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Bajo la dirección de Stalin, la Alianza obrero-campesina entre las muchas nacionalidades 
de la Unión Soviética fue mantenida a través de variadas fases y en variadas condiciones. 
Los trabajadores de la industria socialista necesitaban alimentos y materias primas, y a 
cambio, los campesinos en los colectivos recibían de aquéllos maquinaria agrícola, 
productos agroquímicos y de consumo. Había una interacción dialéctica creciente entre 
las dos clases trabajadoras en una serie de planesquinquenales que crearon la base y la 
superestructura de una poderosa economía socialista. 
 
 
III. Las dos etapas en las colonias y las semicolonias del Oriente 
 
En 1913, investigando el destino histórico de la doctrina de Carlos Marx, Lenin marcó tres 
períodos: el primero, de la revolución de 1848 hasta la Comuna de París en 1871; el 
segundo, de la Comuna de París hasta la revolución rusa de 1905; y el tercero, a partir de 
la revolución rusa. 
 
En el primer período, la doctrina de Marx fue proclamada en el Manifiesto Comunista. 
Surgió como una de las numerosas tendencias del socialismo. Las tormentas 
revolucionarias revelaron las diferentes clases en acción y establecieron el hecho de que 
el proletariado sólo podía liderar la revolución socialista. La sociedad burguesa tomó 
forma. El liberalismo fue denunciado como una herramienta de la reacción. Las 
tendencias utópicas premarxistas del socialismo desaparecieron. Surgieron los partidos 
independientes proletarios: la Primera Internacional (1864-72) y el Partido 
Socialdemócrata Alemán. 
 
En el segundo período (1872-1904), no hubo generalmente tormentas revolucionarias en 
0ccidente, ya que éste había terminado con la mayor parte de las revoluciones burguesas. 
Los partidos socialistas, básicamente proletarios, estaban organizados en gran escala. La 
propagación de la doctrina marxista era tan predominante en el movimiento de la clase 
obrera que el liberalismo trató de revitalizarse en la forma del oportunismo socialista. 
 
En el tercer período, el Oriente se reveló claramente como la fuente de grandes 
tormentas revolucionarias. Las revoluciones democrático-burguesas en Rusia, Turquía, 
Persia y China irrumpieron una detrás de la otra. Y permítaseme señalar que la pionera de 
las revoluciones burgués-democráticas en Asia fue la revolución filipina de 1896. 
 
Lenin criticó a los oportunistas por alabar sin cesar "la paz social" y la inutilidad de 
tormentas bajo la "democracia" ante las tormentas revolucionarias en Asia. Percibió las 
revoluciones en Asia como reveladoras de la debilidad e ilegitimidad del liberalismo, y al 
mismo tiempo la definida demarcación entre el proletariado y la burguesía. 
 
Al mismo tiempo, observaba que el alto costo de la vida y la opresión perpetrada por los 
trusts intensificaban la lucha de clases en Europa. Señalaba que el febril armamentismo y 
la política del imperialismo estaban transformando la llamada paz social de Europa en un 
barril de pólvora más que otra cosa. 
 
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Reconoció la creciente importancia de Oriente como campo de batalla entre el 
proletariado y la burguesía. Señaló la interacción dialéctica potencial entre el movimiento 
revolucionario en el Oriente y en 0ccidente. Estaba en vías de extender y profundizar el 
marxismo, propio a la era del capitalismo de libre competencia del siglo XIX, en el 
leninismo, propio de la era del imperialismo moderno y la revolución proletaria. 
 
Los revisionistas y los oportunistas de la Segunda Internacional actuaban como el séquito 
socialchauvinista y socialpacifista de los agentes directos de la burguesía monopolista en 
el parlamento, explotando al proletariado en Europa, aumentando los presupuestos de 
guerra y estimulando los proyectos y la política imperialista. La teoría de Kautsky del 
"ultraimperialismo" llegó a presumir que el imperialismo es benigno y progresista porque 
se supone que derriba las formaciones precapitalistas y abre el camino al desarrollo 
capitalista y al crecimiento del proletariado en las colonias y semicolonias. 
 
Lenin dio una descripción categórica del imperialismo como el capitalismo moribundo de 
la víspera de la revolución socialista. Expuso la teoría del desarrollo desigual del 
capitalismo, demostrando que el imperialismo acarrea la espasmódica y desigual 
expansión del capital, y simultanea y principalmente, la destrucción de las fuerzas 
productivas en su tendencia a obtener superganancias de las colonias, semicolonias y 
países dependientes; demostró también que donde hay explotación y opresión, se 
desarrolla una resistencia revolucionaria más intensa y en gran escala. Así, además de la 
consigna "¡Proletarios de todos los países, uníos!", emitió para las naciones y pueblos 
oprimidos la consigna de unirse contra el imperialismo y la reacción local. 
 
Según la teoría del desarrollo desigual, Rusia era el eslabón más débil en la cadena de los 
países imperialistas, y era donde más probablemente la revolución proletaria ganaría, 
siempre que las fuerzas subjetivas se desarrollasen para aprovechar la madurez de la 
situación revolucionaria. Los países imperialistas más fuertes tienen condiciones 
económicas y tecnológicas que los hacen más aptos para el socialismo que en los países 
menos desarrollados. Pero los imperialistas, con el poder social y militar que imponen en 
sus propios países y las súperganancias que arrancan de las colonias y semicolonias, 
tienen más recursos para poder evitar, aplastar o hacer abortar la revolución proletaria. 
 
Lenin estimaba que las insurrecciones de los trabajadores en 0ccidente, especialmente en 
Alemania, serían beneficiosas para la revolución rusa, pero cuando aquéllas fallaron, él se 
volvió aún más determinado para estimular las revoluciones burgués-democráticas en el 
Oriente y las colocó dentro del marco de la revolución mundial proletaria. Así, poco 
después de la victoria de la Revolución de Octubre, procedió a formar la Tercera 
Internacional en 1919 para promover la construcción de partidos proletarios 
revolucionarios tanto en los países imperialistas como en los dominados. 
 
En ocasión del primer aniversario de la Tercera Internacional, en una reunión del soviet de 
Moscú en 1920, Lenin dijo: 
 
"En el período inicial de la revolución, muchos mantuvieron la esperanza de que la 
revolución socialista comenzaría en Europa Occidental inmediatamente después del fin 
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de la guerra imperialista; en aquel momento, en que las masas estaban armadas, también 
podría haber habido una revolución triunfante en algunos de los países occidentales. 
Hubiera podido suceder si la escisión al interior del proletariado de Europa Occidental no 
hubiese sido tan profunda, ni la traición de los ex líderes socialistas tan grande como se 
había imaginado." 
 
Lenin escribió el borrador preliminar de las tesis sobre las cuestiones nacional y colonial y 
sobre la cuestión agraria para el Segundo Congreso de la Internacional Comunista en 
1920. Presentó ante el Congreso el informe sobre las cuestiones nacional y colonial, 
donde propuso los importantes puntos siguientes: 
 
1. No cabe duda que cualquier movimiento nacional sólo puede ser burgués-
democrático, ya que la abrumadora mayoría de la población de los países atrasados está 
integrada por campesinos, que representan relaciones burgués-capitalistas. Sería utópico 
creer que los partidos proletarios en esos países atrasados, si tales partidos realmente 
pudiesen surgir de éstos, puedan seguir tácticas comunistas y una política comunista, sin 
establecer relaciones definidas con el movimiento campesino y sin darle un efectivo 
apoyo. 
 
2. Es comprensible que los campesinos, que viven en condiciones de dependencia 
semifeudal, puedan asimilar con facilidad y poner en práctica la idea de organización 
soviética. Está también claro que las masas oprimidas, las que son explotadas no sólo por 
el capitalismo mercantil sino también por los feudales y por un Estado basado en el 
feudalismo, puedan aplicar esta arma, este tipo de organización también a sus 
condiciones. La idea de la organización en soviets es simple y aplicable no solamente a 
las relaciones proletarias sino también a las relaciones campesinas feudales y 
semifeudales. 
 
3. La cuestión fue presentada así: "¿Vamos a considerar como correcta la afirmación que 
la fase capitalista de desarrollo económico es inevitable en las naciones atrasadas que 
están ahora en vía de emancipación y que lograron cierto avance hacia el progreso desde 
la guerra?"Decimos no. Si el proletariado revolucionario victorioso realiza una 
propaganda sistemática entre estas naciones, y si el gobierno soviético acude en su 
ayuda con todos los medios de que dispone, en tal caso sería erróneo asumir que los 
pueblos atrasados deben pasar inevitablemente por la fase capitalista de desarrollo. 
 
Trotsky traicionó la revolución bolchevique al esforzarse obstinadamente por presentarla 
como dependiente de las insurrecciones en Alemania y en otros países imperialistas, por 
desdeñar las naciones y los pueblos oprimidos, especialmente el campesinado de Rusia y 
otros países atrasados, por no comprender y por atacar la teoría y la practica de la 
revolución en dos etapas. 
 
Fiel al legado de Lenin, Stalin defendió decididamente el socialismo en un país, utilizando 
cada apoyo posible, no sólo del proletariado en los países imperialistas sino también de 
las naciones y pueblos oprimidos de países ajenos a los países imperialistas. Y puso 
mucha atención al trabajo de la Tercera Internacional. 
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La propagación de la revolución en dos etapas de Lenin y Stalin aportaría abundantes 
frutos bajo la forma del surgimiento de las democracias populares en Asia y Europa 
Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Las colonias y las semicolonias 
probaron ser un terreno más fértil que los países imperialistas para la victoria de la 
revolución armada dirigida por el proletariado. 
 
La democracia popular en China fue la más importante de las cosechas revolucionarias 
por su enorme población y dimensión territorial, y sobre todo porque aquí iba a verse la 
transición de la revolución burgués-democrática hacia el socialismo, y el heroico esfuerzo 
para consolidar el socialismo contra el revisionismo y el peligro de la restauración 
capitalista. La revolución china, bajo la dirección de Mao Zedong, creció en importancia 
mientras el revisionismo moderno tomó el control de la Unión Soviética a partir de 1956. 
 
 
IV. Evolución subsecuente de la revolución en dos etapas 
 
Las salvas de la Revolución de Octubre y el trabajo de la Tercera Internacional inspiraron 
y causaron el establecimiento del Partido Comunista de China (PCC) en 1921. 
Conduciendo el PCC y la revolución china, Mao Zedong sacó lecciones de la teoría y 
práctica de Lenin sobre la revolución en dos etapas bajo la dictadura del proletariado, y 
las desarrolló más tarde, haciendo sus propias y exclusivas contribuciones. 
 
Hizo el análisis concreto de la situación concreta de la China semicolonial y semifeudal. 
Caracterizó la primera etapa de la revolución china como burgués-democrática de nuevo 
tipo, o sea la revolución de nueva democracia contra el capitalismo monopolista 
extranjero, el feudalismo doméstico y el capitalismo burocrático. 
 
Identificó a la gran burguesía compradora y a los terratenientes como la clase enemiga al 
seno de la sociedad china y, entre las fuerzas motrices de la revolución, el proletariado 
como la clase dirigente, el campesinado como la fuerza principal y la alianza obrero-
campesina como la base del frente unido revolucionario. 
 
Para llegar a la segunda etapa de la revolución china, que es la socialista, la revolución de 
nueva democracia debe ser básicamente completada a través del derrocamiento armado, 
en todo el país, de la dictadura conjunta de dos clases, la gran burguesía compradora y la 
clase de los terratenientes, y del establecimiento de la dictadura democrática de la clase 
obrera y del campesinado, que constituye el núcleo y la esencia de la dictadura del 
proletariado. 
 
Mao veía la revolución de nueva democracia a través de la guerra popular prolongada 
como la preparación para la revolución socialista. Señaló que la revolución de nueva 
democracia era diferente de la revolución socialista pero que debe continuarse por esta 
última porque ambas etapas eran conducidas por el proletariado revolucionario y 
estaban dentro del marco de la revolución proletario-socialista mundial. Como lo afirmó 
Lenin, no había necesidad de pasar por la etapa del desarrollo capitalista. 
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Repudió la visión trotskista, expresada más prominentemente por Chen Duxiu, secretario 
fundador del PCC, que había una separación entre las etapas burgués-democrática y 
socialista de la revolución, y que el proletariado chino sólo podía ser un apéndice del 
Guomindang (GMD) porque el proletariado era supuestamente incapaz de dirigir la 
revolución burgués-democrática. En realidad, Chen Duxiu fusionó el PCC con el GMD y lo 
subordinó a aquél en el período 1924-27. 
 
Mao señaló que el proletariado podía dirigir la revolución burgués-democrática y 
mantener su independencia e iniciativa robusteciéndose a sí misma ideológica, política y 
organizativamente como destacamento adelantado del proletariado, teniendo al 
campesinado como su principal aliado y satisfaciendo la reivindicación campesina de 
tierra como el contenido principal de la revolución democrática. A él se debe el 
establecimiento de las bases rurales, primeros soviets de obreros y campesinos, que 
fueron de gran utilidad para el PCC antes de la traición de Chiang Kai-chek. 
 
Con respecto a la construcción del Partido, Mao introdujo la campaña de rectificación 
como el principio y el método para confrontar el subjetivismo, el oportunismo y otros 
errores. Adoptó de manera coherente la línea de confiar en las masas, fiándose en éstas y 
movilizándolas como la manera de llevar a cabo y elevar el nivel de la lucha 
revolucionaria a un nivel más alto. 
 
Privilegió la revolución armada como la forma principal de lucha revolucionaria, porque la 
tarea central de la revolución es la toma del poder político. Se inspiró en la declaración 
de Stalin según la cual la lucha armada continua en China era una ventaja de la 
revolución china. 
 
Hasta hoy, Mao es reconocido como el maestro estratega y táctico por su teoría y su 
línea estratégica de la guerra popular, que incluye el cerco de las ciudades desde el 
campo durante un período prolongado para acumular fuerzas mediante ofensivas 
tácticas hasta que se tenga suficiente poder para tomar las ciudades en todo el país. 
 
Esta línea teórica y estratégica integra la lucha armada, la revolución agraria y la 
construcción del poder político y de la base de masas. Mao demostró que, en el camino 
de la revolución burgués-democrática de nuevo tipo, era posible satisfacer la 
reivindicación campesina de tierra y crear el poder político rojo con base en el campo 
aunque el poder de los reaccionarios siga atrincherado en las ciudades. En la experiencia 
rusa, un poder político dual surgió sólo en la revolución de febrero. 
 
Mao hizo un continuo análisis de clase de la sociedad china de acuerdo con el marxismo-
leninismo para guiar la construcción del Partido, la lucha armada y el trabajo de frente 
unido. En la medida en que tenía el apoyo de las masas campesinas y una absoluta 
dirección sobre el ejército del pueblo, fuese cual fuese el enemigo en un momento dado, 
el PCC pudo mantener su independencia e iniciativa y al mismo tiempo relacionarse 
correctamente con sus otros aliados y desarrollar el más amplio frente unido posible para 
aislar y destruir al enemigo. 
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Luego de la victoria de la revolución burgués-democrática a escala nacional bajo su 
dirección en 1949, el proletariado chino pudo comenzar la revolución socialista. El Estado 
que se estableció tomó la forma de una república popular democrática. La dictadura del 
proletariado estaba al centro. El principal componente del poder estatal, el ejército 
popular, estaba bajo la absoluta dirección del proletariado a través del PCC. 
 
Básicamente, Mao siguió las enseñanzas y el ejemplo de Lenin y Stalin al nacionalizar la 
tierra e impulsar la reforma agraria como una medida burgués-democrática para 
satisfacer la apetencia de tierra de los campesinos pobres y de clase media baja, tomando 
para el socialismo los mandos superiores de dirección de la economía al confiscar los 
medios de producción de los imperialistasy la gran burguesía local y adoptando las 
medidas transitorias para revivir la economía destrozada por la guerra y realizar la 
transformación básica socialista de toda la economía. Bajo la dirección de Stalin, China 
fue asistida por la Unión Soviética. 
 
En 1955, los campesinos comenzaron a cooperativizarse a partir del nivel de los equipos 
de ayuda mutua. En 1956, fue consumada la transformación básica socialista de la 
economía china. Los oportunistas de derecha y los revisionistas comenzaron, de manera 
abierta y encubierta, a oponerse a la línea revolucionaria proletaria de Mao. 
 
Querían perpetuar las concesiones previamente garantizadas a la burguesía patriótica y 
los campesinos ricos, y se oponían a las restricciones de los derechos burgueses. 
Parloteaban sobre la consolidación de la revolución nacional-democrática, y aún 
contradiciéndose a sí mismos, sobre la desaparición de la lucha de clases. Insistían en que 
la mayor contradicción era entre las fuerzas atrasadas de producción y las relaciones 
avanzadas de producción, y que el progreso socialista consistía simplemente en 
promocionar las fuerzas de producción. 
 
Mao defendió la línea de construcción y revolución socialistas. Señaló que la principal 
contradicción en la sociedad socialista es entre el proletariado y la burguesía. Siguió el 
dictado de Lenin que el socialismo tomaría toda una época histórica y que la burguesía 
derrotada continuaría resistiendo al socialismo de muchísimas maneras. 
 
Definió el correcto manejo de las contradicciones entre el pueblo, y aquéllas entre el 
pueblo y el enemigo. Así, la mediana y pequeña burguesía como también los campesinos 
ricos pueden ser subordinados a la política socialista del Estado y puede prevenirse una 
contrarrevolución violenta. También adoptó la política de considerar a las industrias 
pesada y básica el papel de factor dirigente, a la agricultura el rol de base de la economía, 
y a la industria ligera un puente entre ambos para acelerar el envío de los bienes de 
producción y consumo a las masas campesinas y así aliviar sus sacrificios en el proceso de 
desarrollo económico. 
 
Privilegió la política del Gran Paso hacia Adelante en el transcurso de la línea general de 
construcción y revolución socialistas, incluyendo el principio de "caminar con las dos 
piernas" y construyendo las comunas populares. Esta política venció el bloqueo 
12 
 
imperialista, las calamidades naturales y el sabotaje de los renegados revisionistas 
soviéticos y la oposición oportunista de la derecha bujarinista y la tendencia oportunista 
de "izquierda" del "viento comunista". 
 
Siguiendo el suceso resonante del Gran Salto Adelante y los abundantes resultados de las 
comunas, Mao inició una contraofensiva atacando a los oportunistas de derecha. Insistió 
que el aspecto clave que se debe entender es la lucha de clases, y dirigió el movimiento 
de educación socialista en contra de los burócratas del partido que estaban tomando la 
vía capitalista. 
 
Hizo una crítica exhaustiva del revisionismo moderno y obligo al partido revisionista 
soviético a iniciar un debate ideológico. Tomando en cuenta el fenómeno del 
revisionismo moderno y la lucha de dos líneas entre los revolucionarios proletarios y los 
renegados burgueses dentro del PCC, planteó subsecuentemente la teoría de la 
necesidad de continuar la revolución bajo la dictadura del proletariado con el fin de 
combatir al revisionismo, prevenir la restauración del capitalismo y consolidar el 
socialismo. 
 
Puso en práctica la teoría a través de la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP). Esto 
significaba revolucionar dialécticamente todos los aspectos del modo de producción y de 
la superestructura de la sociedad socialista. 
La GRCP superó la noción muy difundida de que la disolución de las clases explotadoras 
no era más que un asunto de combatirlas económica, legal y administrativamente, y que 
construir el socialismo era apenas cuestión de desarrollar las fuerzas productivas y la 
capacidad técnica. 
 
 
V. Política antisocialista en la agricultura 
 
Hasta aquí, en la historia de la revolución proletaria mundial, el socialismo surgió en 
países donde existían relaciones feudales y semifeudales en la agricultura para una 
significativa mayoría. Las condiciones atrasadas en la agricultura necesitan la revolución 
burgués-democrática, incluyendo la realización completa de la reforma agraria y la 
construcción de la alianza obrero-campesina. La cuestión de las relaciones sociales en la 
agricultura es de fundamental importancia en la transición de la revolución burgués-
democrática hacia la revolución socialista. La interrupción de la reforma agraria y del 
avance de una etapa de cooperativización hacia otra superior es fatal para la revolución 
socialista. 
 
Se excluye de la discusión a los movimientos de liberación nacional. Útiles para el 
movimiento antiimperialista a escala global, fueron esencialmente anticoloniales, 
antiracistas o antidéspotas; llegaron al poder a través de un compromiso neocolonial o 
de la insurrección (por ejemplo, muchos frentes de liberación en África y el FSLN en 
Nicaragua), pero quedaron confinados dentro de la estructura de una revolución del viejo 
tipo burgués-democrático incompleta. Algunos ni siquiera trataron de llevar adelante una 
genuina y completa reforma agraria. Otros trataron pero fracasaron por no tener una 
13 
 
dirección de clase genuinamente proletaria y por no complementarla con una 
industrialización básica. 
 
En todas las democracias populares establecidas después de la Segunda Guerra Mundial, 
hubo un debate entre los revolucionarios proletarios y los oportunistas de derecha sobre 
las condiciones y las relaciones sociales, y sobre la vía socialista a seguir en la agricultura. 
Las enseñanzas de Lenin y Stalin sobre las medidas de transición de la revolución 
burgués-democrática a la socialista en la agricultura, y la colectivización de la agricultura 
en conexión con la industrialización socialista, guiaron a los revolucionarios proletarios. 
 
Tito, de Yugoslavia, como pionero del revisionismo moderno, abandonó la reforma 
agraria y la colectivización en 1948, permitiendo la persistencia de los campesinos ricos. 
La cuestión de la agricultura era para él un punto central en su posición 
fundamentalmente antisocialista de negar la necesidad de una planificación económica 
central, atomizando la economía bajo el pretexto de la autogestión obrera y levantando 
la bandera del nacionalismo burgués contra el Cominform. 
 
En la mayor parte de las democracias populares de Europa del Este, la reforma agraria y 
la colectivización fueron combatidas o retardadas, reflejando el poder de la corriente 
oportunista de derecha en los partidos dirigentes, que eran generalmente una fusión de 
comunistas y de socialdemócratas que de la noche a la mañana se volvían comunistas. 
Cuando a partir de 1956 el revisionismo moderno se impuso en la Unión Soviética y se 
extendió en Europa del Este, la reforma agraria y la colectivización fueron completamente 
desechadas, o transformadas en meros símbolos y liquidadas por la persistencia de los 
campesinos ricos, capitalistas agrarios o mercaderes. 
 
Los revisionistas en Europa del Este subestimaron la cuestión campesina, considerándola 
como algo que se resuelve automáticamente por la expansión de la industria y la 
mecanización agrícola socialistas. Suponen que el campesinado es disuelto por el empleo 
generado por la industria socialista y que sólo un número reducido de trabajadores 
rurales es necesario para operar las granjas. 
 
Pero mucho antes del cumplimiento de su promesa, los revisionistas también se sirven de 
las condiciones de atraso en la agricultura como prueba para sus argumentos, exigiendo 
el mantenimiento o el resurgimiento de la ley del valor capitalista, de la libertad burguesa 
de tratar con el poder laboral, de los medios de producción como mercancías, y de todas 
las nociones y prácticas relacionadas con el llamado mercadosocialista. 
 
En la Unión Soviética, los esfuerzos de Kruschev para destruir el trabajo socialista de 
Lenin y Stalin incluían el sabotaje y la desacreditación de la agricultura socialista en una 
serie de jugadas sagaces. Como primer secretario del Partido, hizo que el principal 
ministro Malenkov plantase cosechas inapropiadas en vastas áreas para desacreditarlo 
junto con la agricultura socialista. Luego de tomar todo el poder en sus manos, rompió la 
alianza de la clase obrera y el campesinado. Disolvió los puestos de máquinas y tractores 
controlados por el proletariado, permitió a los colectivos poseer individualmente, 
comprar y vender maquinaria y repuestos agrícolas, expandió las parcelas privadas y los 
14 
 
mercados libres, y estimuló el resurgimiento de los campesinos ricos. 
La agricultura soviética quedó en ruinas antes que Kruschev cayese del poder. Ésta fue 
una de las principales razones de su destitución. Pero sus sucesores no revirtieron su 
política agrícola sino que continuaron elogiando la supuestamente alta productividad en 
las parcelas privadas con respecto a las granjas colectivas, de las que los campesinos ricos 
y comerciantes de libre mercado robaban productos. 
Con su "nuevo sistema económico", Brezhnev y Kosygin expandieron y agravaron las 
políticas antisocialistas iniciadas por Kruschev en la industria y la agricultura. La razón 
principal por la que los kremlinólogos llamaron neostalinista al régimen de Brezhnev era 
que éste hizo una rehabilitación ficticia de Stalin y recentralizó ciertas industrias 
estratégicas para obtener ganancias para la burocracia de toda la unión y para la carrera 
armamentista. 
 
Y cuando Gorbachov llegó al poder, la economía soviética estaba en tal estado de 
depresión y bancarrota que él la pudo desorganizar y desacreditar completamente con 
facilidad. Continuó presentando falsamente al capitalismo monopolista burocrático como 
socialismo, y puso en práctica su objetivo final de privatización abierta de los bienes de 
producción públicos. Finalmente, lanzó un llamado a "la reforma agraria", que significaba 
el retroceso a la explotación agrícola privada y la disolución de las granjas estatales y 
colectivas. 
 
De cierta manera, el auge del revisionismo moderno en la Unión Soviética en 1956 se 
abatió sobre la revolución china. Los oportunistas de derecha del PCC fueron fuertemente 
influenciados por las ideas revisionistas soviéticas, incluyendo las últimas ideas 
económicas de Nicolai Voznesensky y E. Lieberman, a causa de las entonces continuas y 
estrechas relaciones sino-soviéticas, y el flujo de estudiantes y aprendices chinos. 
 
Mao tuvo el mérito de oponerse victoriosamente a los revisionistas de la Unión Soviética 
y de China, quienes trataron de derrocarlo, pero fracasaron de 1956 a 1976. Fue capaz de 
llevar adelante la revolución y construcción socialistas, construir la industria socialista y 
las comunas populares, hacer una crítica y un repudio exhaustivos del revisionismo 
moderno y llevar adelante la Gran Revolución Cultural Proletaria. 
 
Pero no es sorprendente que luego de su muerte su línea revolucionaria proletaria 
pudiese ser derrotada. Él mismo estaba consciente de los tremendos riesgos en torno a 
las condiciones objetivas y a los factores subjetivos. Para poder ir de una victoria a otra, 
tuvo que vencer la poderosa oposición de los defensores de la línea capitalista. 
 
En la agricultura china, Mao impulsó la línea según la cual la cooperación agrícola podría 
ser realizada con la introducción progresiva de la mecanización en la medida que la 
industria socialista pudiese proveerla. La cuestión era evitar un mayor crecimiento de la 
burguesía rural, que había sido tolerada en el período de transición. Pero Liu Xiaoji 
impulsó la línea bujarinista de los campesinos ricos, de acuerdo a la cual la 
cooperativización debería estar siempre precedida por la mecanización o no debería ser 
emprendida de ninguna manera. 
 
15 
 
Reunieron equipos de "trabajo" expertos en encontrarle defectos a todo para disolver las 
cooperativas iniciadas por las masas campesinas en 1955 como respuesta al llamado de 
Mao, las que debían ser establecidas donde fuese posible y basarse en los equipos de 
ayuda mutua. Oponiéndose a la construcción de las comunas populares durante el Gran 
Paso Adelante, aquéllos alternaron sus tácticas entre el oportunismo de derecha y el 
fomento del "viento comunista". Hasta el comienzo de los años 60, defendieron las 
cuatro grandes libertades de los campesinos ricos: las de contratar trabajadores, 
comerciar, prestar dinero y alquilar sus tierras. 
 
Después de la muerte de Mao, los principales revisionistas o defensores de la línea 
capitalista chinos, encabezados por Deng Xiaoping, impulsaron su plan de 
"modernización" de grandes capitalistas compradores y fomentaron su línea de reformas 
capitalistas, abriendo el país al capitalismo monopolista extranjero. 
 
Tenían, como base social inicial, por un lado los capitalistas nacionales, a quienes les 
devolvieron capital por medio de títulos gubernamentales previamente dados a cambio 
de los bienes expropiados, y por otro lado las secciones pequeño-aburguesadas del 
Partido y de la burocracia estatal, que se morían por vengarse de Mao por la Revolución 
Cultural. 
 
Comenzaron quebrando las comunas populares, de las que se mofaban insinuando que 
constituían un sistema de irresponsabilidad colectiva, para así revivir el sistema de fincas 
individuales, vigente antes de la revolución, al que describieron como un sistema basado 
en la responsabilidad individual de una casa u hogar. Los dirigentes locales del Partido 
que siguieron la nueva línea recompensaron a sus propias familias y amigos con lotes 
selectos de tierra. Los ricos campesinos se vieron resucitados de la noche a la mañana y 
se convirtieron en la base más grande de la contrarrevolución. 
 
Las industrias rurales, construidas en gran escala durante la Revolución Cultural, fueron 
privatizadas bajo la ficción legal del contrato de gestión. La burguesía reapareció 
rápidamente a nivel municipal, provincial y nacional. Como en los viejos tiempos del 
GMD, los mayores burgueses chinos son los burócratas capitalistas, con la diferencia que 
se disfrazan de comunistas para legitimizar su poder. Mantienen las empresas estatales 
como vacas lecheras, y al mismo tiempo, en combinación con los monopolios extranjeros, 
dirigen las empresas privadas más rentables. 
 
La tesis de Mao, según la cual tan pronto como los revisionistas llegan al poder, restauran 
el capitalismo y se vuelven socialfascistas, probó ser correcta. Éstos negaron a los 
trabajadores el derecho de huelga y otros derechos democráticos, y los sometieron a una 
explotación y a una opresión severas bajo el pretexto de la "disciplina de trabajo 
socialista". 
 
Un mito se extiende: por causa de las reformas capitalistas y la apertura al monopolio de 
capitalismo extranjero, China está desarrollándose rápidamente, y esto es bueno para el 
socialismo, pues el proletariado chino se incrementó. La verdad es que el proletariado, 
anteriormente generado por una industria socialista que contaba con sus propias fuerzas, 
16 
 
fue erosionado y reemplazado por mano de obra sin contrato en talleres donde es 
duramente explotada. Como una venganza, volvió el trabajo de culí de antes de la 
revolución. 
 
Hay una polarización explosiva en China, con menos del 10 % de la población ganando 
un sueldo elevado y más del 90 % reducido a un nivel miserable de subsistencia y 
sometidos a la inseguridad de trabajo y con creciente desempleo. Mientras los enclaves 
de fabricación orientada hacia la exportación de los imperialistas y burgueses 
compradores brillan en las provincias costeras, el oeste y las regiones centrales de China 
están hundiéndose en niveles cada vez más bajos de estancamiento, depresión y 
refeudalización. 
 
 
VI. La vigencia de los dos niveles 
 
El hecho más importante que se le debe reconocer hoy al capitalismomonopolista es el 
de ser destructivo para las fuerzas productivas y dañino para el bienestar del proletariado 
y el pueblo hasta un punto y de una manera nunca vista en toda la historia del 
capitalismo. Al entrar en el siglo XXI bajo la sombra de la "globalización" imperialista y el 
neocolonialismo, la abrumadora mayoría de los pueblos del mundo, que representa más 
del 80 %, sufre las condiciones semicoloniales y semifeudales. Más que nunca, estamos 
aún en la era del imperialismo y la revolución proletaria, como lo describió Lenin. 
 
1. En los propios centros mundiales del capitalismo, Estados Unidos, la Unión Europea y 
Japón, hay un crecimiento rápido de la composición orgánica del capital. Las firmas 
monopolistas que encabezan la competencia están concentrando y centralizando 
rápidamente el capital, invirtiendo más capital en reequipamiento y modernización de sus 
herramientas, reduciendo el paquete salarial por la reducción de la mano de obra y el uso 
de trabajadores contratados a tiempo parcial y por períodos limitados para extraer 
súperganancias. 
 
El resultado es la tendencia al estancamiento y a la recesión de la productividad nacional 
y de las tasas de ganancia. Entre las potencias capitalistas monopolistas, Estados Unidos 
es la más fuerte económicamente porque está utilizando su tecnología de punta para 
fabricar productos de exportación e imponer su afán de exportación a expensas de las 
otras potencias capitalistas monopolistas. La tasa de desempleo es presentada de manera 
que aparezca relativamente baja, siendo los trabajos a tiempo parcial y por períodos 
limitados generados en el sector servicios contados como empleos regulares. 
 
El puñado de las autodenominadas "nuevas economías industriales" como Corea del Sur 
y Taiwán están tambaleando a causa de las crecientes dificultades económicas, pues la 
crisis capitalista de sobreproducción se extendió a las manufacturas orientadas hacia la 
exportación, concedida a esos países en los años 70. El capitalismo monopolista de 
Estados Unidos quiere explotar su propio mercado de consumo doméstico, e impulsa la 
exportación de sus propios productos hacia esas economías bajo la consigna de 
liberalizar el comercio y las inversiones. 
17 
 
 
2) En el pasado, a pesar del Comecon, los capitalismos monopolistas burocráticos en los 
países del ex bloque soviético pusieron sus economías dentro del sistema capitalista 
mundial, compitieron y coludieron por un momento con los países capitalistas 
industriales tradicionales, y últimamente sus regímenes revisionistas no pudieron 
sobrevivir bajo el peso de la rapacidad de la nueva burguesía, la carrera armamentista y la 
brutal deuda de los acreedores occidentales. 
 
Ahora, los países del ex bloque soviético están generalmente en un estado de 
"compradorización" y devastación económica que empeora sin cesar. El sistema industrial 
y agrícola de la ex Unión Soviética se destruyó, y su producción se ha ido a pique 
continuamente. Vende baratos sus recursos naturales para pagar la inundación de 
manufacturas de consumo que 0ccidente fabrica a bajo precio. La mayoría de las 
repúblicas de Rusia y de los países de Europa del Este que fueron satélites soviéticos 
están flagrantemente en condiciones económicas y sociales similares a las del Tercer 
Mundo. 
 
Todos los países del ex bloque soviético dependen de préstamos y provisiones 
manufacturadas de los monopolios occidentales, y están atrapados en la telaraña de 
dichas agencias multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco 
Mundial (BM) la 0rganización Mundial del Comercio (0MC) y el Banco Europeo para la 
Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). Están siendo reducidos al status de países 
semicoloniales y semifeudales dirigidos por la gran burguesía compradora y la clase 
terrateniente. 
 
3) Desde la sobreproducción de materias primas en los años 70, los países del Tercer 
Mundo se fueron continuamente a pique de un nivel de degradación económica a otro 
más bajo. Sin excepción, todos se han vuelto vasallos neocoloniales de los países 
imperialistas a causa de la deuda, dependientes de las importaciones manufacturadas. 
África presenta hoy la más desoladora escena de miseria y turbulencia. Pero muchos 
países en Asia y América Latina están básicamente en la misma lamentable situación. 
En el notable caso de China, las bases industriales autosuficientes previamente 
establecidas bajo el socialismo, han sido socavadas. La fabricación orientada hacia la 
exportación y el alto consumo de la nueva burguesía están provocando la 
compradorización y refeudalización de China. La deuda externa y la deuda pública local, 
que crecen descomunalmente, manifiestan la lamentable orientación neocolonial de 
China. Estados Unidos presiona para que la liberalización burguesa de la economía se 
extienda al sistema político, es decir abandonar las insignias del PCC y el socialismo, 
como en la Unión Soviética. 
 
Las industrias básicas establecidas en el pasado en algunos de los países del Tercer 
Mundo como India y Brasil fueron eliminadas progresivamente o quebraron debido a la 
liberalización del comercio y las inversiones, de la que gozaron las corporaciones 
multinacionales. Los imperialistas extendieron la inversión directa y los préstamos hasta 
cierto punto donde la compradorización, así como la refeudalización de la economía 
pueden ser generadas. 
18 
 
 
Debido al masivo retroceso de las economías sociales en el Tercer Mundo y en los países 
del ex bloque soviético como resultado de las depredaciones del capitalismo 
monopolista, la teoría y la práctica de las dos etapas de la revolución mantienen su 
vigencia y siguen aplicables en casi todos los países del mundo. 
 
Ahora, y por algún buen tiempo, la revolución burgués-democrática de nuevo tipo, bajo 
la dirección del proletariado, es necesaria para enfrentar y derrotar al imperialismo y las 
clases explotadoras locales, para erradicar las condiciones semicoloniales y semifeudales 
que afectan a más países que nunca, y para preparar la vía para la etapa socialista de la 
revolución. 
 
Es absolutamente falso que la humanidad ya haya superado la era del imperialismo y la 
revolución proletaria, que las revoluciones burgués-democráticas de nuevo tipo hayan 
pasado de moda y sean inútiles, que se deba aplicar en todas partes inmediatamente la 
línea política socialista, y que continuar la revolución socialista consiste solamente en 
exigir reivindicaciones económicas similares en todas partes, tales como salario igual para 
trabajo igual, y la jornada de trabajo de seis horas sin reducción de salario. 
 
Las reivindicaciones económicas apropiadas, que son internacional y nacionalmente 
aplicables, deben ser hechas por los partidos revolucionarios del proletariado. Y deben de 
ser mencionadas en el orden apropiado en cada país, porque un comunista parecería un 
estúpido en Filipinas si olvidara los problemas inmediatos del desempleo masivo y los 
bajos niveles de salario, y si demandara antes que nada que el trabajador filipino recibiera 
el mismo salario que los trabajadores de los países capitalistas industrializados. 
 
Más importante que hacer reivindicaciones económicas, como si los capitalistas tuviesen 
buen corazón, es organizar huelgas de obreros y acciones masivas de protesta, 
basándose en las condiciones concretas de los diferentes países para denunciar las 
políticas imperialistas que oprimen y explotan al proletariado y a las amplias masas del 
pueblo. 
 
En los países imperialistas, las tareas más importantes consisten en construir, expandir y 
consolidar los partidos revolucionarios del proletariado, suscitar huelgas de trabajadores 
y acciones de protesta de masas, avanzar reivindicaciones, pero no limitarse a ellas, sino 
prepararse para derrocar la burguesía monopolista. En realidad, las reivindicaciones 
socialistas son hechas para elevar el nivel de conciencia y el militantismo del proletariado 
y el pueblo, y no porque esperamos piedad de laburguesía monopolista. 
 
En el Tercer Mundo y en los países del antiguo bloque soviético, que sufren por causa de 
condiciones básicamente semicoloniales y semifeudales, es posible y necesario construir 
partidos revolucionarios del proletariado que puedan llevar las grandes masas del pueblo 
por la etapa de nueva democracia y por la etapa socialista de la revolución. Los pueblos 
de estos países están ahora mucho más dispuestos que aquéllos de los países 
imperialistas a hacer la revolución armada. El resurgimiento del movimiento 
revolucionario armado en estos países puede estimular las fuerzas de la revolución 
19 
 
proletaria en los países imperialistas. 
 
El nuevo desorden mundial que surgió tras el fin de la Guerra Fría trae condiciones para 
el renacer del movimiento revolucionario dirigido por el proletariado en los países 
imperialistas y en los países dominados. Los conflictos violentos existentes en muchas 
partes del mundo debidos a las amargas rivalidades de las facciones reaccionarias en un 
contexto de deterioración de las condiciones socioeconómicas, de las crecientes 
intervenciones militares de las potencias imperialistas y de agudización de la 
competencia entre las mismas, resultado de la crisis de sobreproducción, están 
preparando las condiciones para una guerra interimperialista y para guerras 
revolucionarias, en una escala de magnitud sin precedente, para el próximo siglo. La "Pax 
Americana" no es eterna. 
 
Si algo más grande, como la Revolución de Octubre de 1917, vino después de la Comuna 
de Paris de 1871, si algo mayor pasó como el surgimiento del socialismo en muchos 
países y una gran ola de movimientos de liberación nacional vino después de la 
Revolución de Octubre, entonces algo mucho mayor vendrá en el siglo XXI. La época 
histórica de la lucha entre el proletariado y la burguesía está lejos de haberse terminado. 
Miremos con esperanza la próxima cumbre de la revolución proletaria mundial. 
****************************** 
 
Nota de los traductores: 
(1) La expresión "burguesía compradora" está definida en el artículo Análisis de las clases 
de la sociedad china de Mao Zedong (Obras escogidas, tomo I) de la siguiente manera: 
"Después de la invasión del imperialismo a China, los capitalistas extranjeros empleaban 
agentes chinos para llevar a cabo su agresión económica. A estos agentes se los llamaba 
"compradores". La burguesía compradora, integrada por estos elementos, era mantenida 
por los capitalistas de los países imperialistas, servía directamente a sus intereses y estaba 
unida por mil vínculos a las fuerzas feudales del país." 
(2) La "compradorización" y la refeudalización son tendencias en la economía actual. 
 
 
Read more: http://www.perspectivainternacional.net/index.php/informes/procesos-
revolucionarios/131-jose-maria-sison-presidente-fundador-del-partido-comunista-de-
filipinas#ixzz1VCJacA6A

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