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Resumen Época Medieval

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ÉPOCA MEDIEVAL
La época medieval, también denominada Edad Media o Medioevo, es uno de los cuatro periodos de la historia de la humanidad. Se encuentra entre la Edad Antigua, que finalizó con la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d. C., y la Edad Moderna, que se inició con el descubrimiento de América en 1492.
Tradicionalmente, la época medieval fue considerada una época de ignorancia, superstición y opresión social, a diferencia de la Edad Antigua y la Edad Moderna, que se valoraban por sus desarrollos en las artes y las ciencias. Sin embargo, los estudios históricos matizaron esta visión y demostraron la importancia del periodo en los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales.
La época medieval es además un periodo que se refiere especialmente al pasado de las sociedades europeas. Abarca diferentes tipos de organización social y política, pero comúnmente se la relaciona con el desarrollo del feudalismo, la preeminencia de los caballeros como señores feudales, la imposición del dogma cristiano en toda la sociedad y la sujeción de los campesinos a la tierra.
Durante la época medieval, apareció y se expandió la religión musulmana a través de los califatos musulmanes y, en contraposición, la cristiandad se convirtió en un símbolo de unidad e identidad de las diferentes sociedades europeas.
Etapas de la época medieval
La época medieval se divide en dos etapas principales:
Alta Edad Media. Tuvo lugar entre los siglos IX y XI d. C. y se caracterizó por la creación de un régimen feudal como sistema social, comercial y jerárquico. Las figuras del rey, los nobles y el clero conformaban a la clase alta (o también llamados “privilegiados”) y, por otro lado, se encontraba la clase baja conformada por campesinos, artesanos y esclavos.
Baja Edad Media. Tuvo lugar entre los siglos XII y XV d. C. y se caracterizó por la decadencia de la Iglesia y el poder monárquico, el hambre, las pestes y las cruzadas, que consistieron en ocho campañas militares impulsadas por la Iglesia católica contra Palestina. Muchas de las estructuras intelectuales y políticas de Europa permanecieron intactas, entre los siglos XV y XVI, lograron recobrar la fuerza intelectual y económica y asentaron las bases del movimiento cultural del Renacimiento, que fue un período de transición entre la época medieval y la Edad Moderna.
Economía de la época medieval
Desde comienzos del siglo IX la tierra se constituyó como la principal fuente de riqueza. Con el surgimiento del feudalismo, en el que la clase alta minoritaria era propietaria de la mayoría de los feudos, se comenzó a explotar la tierra con el trabajo de los campesinos.
A fines del siglo XI la producción agrícola se incrementó, debido a las condiciones climáticas que resultaron favorables en las temporadas de siembra y a los avances tecnológicos, como los molinos de agua y la rotación trienal de los cultivos. Como consecuencia, mejoró la alimentación de la población, disminuyeron la hambruna y las pestes y se produjo un gradual crecimiento demográfico.
Este aumento de población fomentó el resurgimiento de ciudades. Los nuevos habitantes de los burgos (barrios o nuevos asentamientos poblacionales), se dedicaron a comerciar su producción artesanal por productos agrícolas. Con el tiempo, algunos de estos burgueses se convirtieron exclusivamente en mercaderes y reactivaron el comercio de largo alcance
Sociedad en la Época Medieval
En la época medieval la sociedad era jerárquica y desigual. Estaba dividida en diferentes estamentos, es decir, estratos sociales diferenciados por las condiciones económicas y jurídicas. La pertenencia a un estamento se encontraba designada por nacimiento y, por lo general, no existía la movilidad social.
La Iglesia cristiana legitimaba la desigualdad estamental y sostenía que el orden social había sido creado por Dios. Desde esta perspectiva, los diferentes grupos sociales cumplían funciones diferenciadas para concretar los designios divinos en la tierra:
Clero. Los oratores (en latín, “los que oran”) representaban la defensa espiritual de la sociedad. Los miembros de la Iglesia estaban integrados al sistema feudal. La nobleza eclesiástica (obispos y abades) poseía grandes feudos y vivía de los tributos que debían pagar los campesinos.
Nobleza guerrera. Los bellatores (en latín, los guerreros) se ocupaban de la defensa militar. Los señores feudales laicos se educaban como caballeros que debían atender a la protección de sus tierras, las de su rey (al cual rendían vasallaje) y las de sus propios vasallos. Conformaban una aristocracia cuyos miembros gozaban de privilegios: no trabajaban para su sustento, impartían justicia en sus tierras y no pagaban impuestos.
Campesinado. Los laboratores (en latín, los trabajadores) se dedicaban a trabajar la tierra y generar el sustento para toda la sociedad. Si bien existían campesinos libres dueños de sus propias tierras, la mayoría de la población estaba compuesta por campesinos siervos que estaban sujetos a las tierras que integraban un señorío feudal.
Con el resurgimiento de las ciudades, apareció una nueva clase social urbana llamada burguesía. Los burgueses eran los habitantes de las ciudades y se dedicaban al comercio, a la producción artesanal y a los intercambios monetarios. Con el tiempo, los grandes comerciantes y banqueros enriquecidos conformaron la alta burguesía; en cambio, los artesanos y pequeños comerciantes integraron la baja burguesía.
A diferencia de la sociedad rural, atravesada por el orden social estamental, en las ciudades el lugar que cada individuo ocupaba en la sociedad estaba definido por su fortuna y no por su nacimiento. Esto permitía la movilidad social.
La Iglesia Católica en la Época Medieval
La mayoría de los habitantes europeos eran cristianos. Todos ellos formaban lo que se conocía como la “cristiandad” y la Iglesia mantenía su unidad.
Además del cuerpo de creyentes, la Iglesia estaba integrada por el clero, que incluía al papa, cardenales, arzobispos y obispos, abades, sacerdotes, frailes, monjes y monjas. Se consideraba que el conjunto del clero actuaba como guardián de la fe. El papa se reservaba el derecho de excomunión, es decir, la posibilidad de declarar que alguien quedaba por fuera de la cristiandad y no podía recibir los sacramentos.
La Iglesia marginaba y excluía a otras religiones, como el judaísmo, y luchaba abiertamente contra el islam. Desde el siglo XI, el Papa, con apoyo de los señores feudales, emprendió la reconquista de la península ibérica que se encontraba bajo el poder de los califatos musulmanes. Lograron conquistar el total de la península recién en 1492 d. C. y la mayoría de los musulmanes fueron expulsados de las tierras.
Además, entre los siglos XI y XIII, los diferentes papas organizaron “las cruzadas”: expediciones armadas con el fin de reconquistar Jerusalén, en Palestina. Muchos cristianos participaron de las cruzadas motivados por la fe, pero estas campañas también crearon oportunidades para que los caballeros saquearan poblaciones y entraran en guerra. Los cristianos lograron conquistar Jerusalén durante algún tiempo, pero la perdieron de nuevo ante los musulmanes en 1291 y las cruzadas finalizaron.
Además, la Iglesia cristiana perseguía a los que consideraban herejes; es decir, a aquellos que interpretaban la fe religiosa de una manera distinta a la respaldada por la Iglesia. Con tal objetivo, en el siglo XII la Iglesia creó la Inquisición: un tribunal eclesiástico que estaba encargado de detectar y condenar a quienes practicaban la brujería u otras herejías. Las condenas del tribunal de la Inquisición podían ser muy duras: desde torturas hasta muertes en la hoguera.
Referencias Bibliográficas
· Época Medieval. Recuperado de: https://humanidades.com/epoca-medieval/

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