Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
372 D I V E R S I D A D M I C R O B I A N A Diversificación metabólica: consecuencias para la biosfera terrestre A partir del origen de las células, la vida microbiana experi- mentó un largo período de diversificación metabólica, en el que explotó los diversos recursos disponibles en el planeta. La tie- rra y todos los océanos fueron anóxicos durante gran parte de su historia. El oxígeno molecular (O 2 ) no se encontraba en can- tidades significativas hasta que se originó la fotosíntesis oxigé- nica de las cianobacterias. Por tanto, el metabolismo energético de las células primitivas habría sido exclusivamente anaerobio y, probablemente, termoestable, a causa de las altas temperatu- ras de la Tierra primitiva. Durante esta era, el CO 2 podría haber sido la principal fuente de carbono para las células (autotrofia, Sección 13.5), ya que los recursos abióticos de carbono orgánico se habrían convertido rápidamente en limitantes. Se cree que el H 2 era un combustible importante para el metabolismo ener- gético de las primeras células. Esta hipótesis también está res- paldada por el árbol de la vida (véase la Figura 12.13), en el que prácticamente todos los organismos primitivos de los domi- nios Bacteria y Archaea usan el H 2 como donador de electro- nes en el metabolismo energético y son autótrofos. El azufre elemental (S0) puede haber sido uno de los primeros aceptores de electrones, ya que la reducción de S0 para dar H 2 S es exer- gónica y probablemente necesitaría relativamente pocas enzi- mas (Figura 12.5). Además, gracias a la abundancia de H 2 y de compuestos de azufre en la Tierra primitiva, este diseño habría proporcionado a las células un suministro prácticamente ili- mitado de energía. Las moléculas de RNA fueron probablemente un compo- nente central en los primeros sistemas autorreplicativos, y es posible que la vida empezara en un mundo de RNA (Figura 12.4). El RNA es un componente de determinados cofactores y molé- culas esenciales que se encuentran en todas las células (como ATP, NADH y la coenzima A), se puede unir a pequeñas molé- culas (como ATP, aminoácidos y otros nucleótidos) y puede tener actividad catalítica, ya que se sabe que cataliza la sín- tesis proteica a través de la actividad del rRNA, el tRNA y el mRNA ( Sección 4.13). Es posible que algunas moléculas de RNA hayan tenido alguna vez la capacidad de catalizar su pro- pia síntesis. Más adelante, a medida que aparecieron diferentes tipos de proteínas, algunas de ellas con propiedades catalíti- cas, las proteínas habrían empezado a asumir la función cata- lítica de los RNA. Con el tiempo, habría surgido el DNA, una molécula que, por naturaleza, es más estable que el RNA y, por tanto, un mejor depósito de información genética (codifi- cante), y que habría adoptado el papel de molde para la síntesis de RNA (Figura 12.4). Las primeras formas de vida celular pro- bablemente poseían elementos de este sistema triple de DNA, RNA y proteínas, además de un sistema de membrana capaz de conservar la energía (véase la Figura 12.5). El último ante- pasado común universal (LUCA, del inglés last universal com- mon ancestor) debió de existir hace entre 3.700 y 3.800 millones de años, el punto en el que Bacteria y Archaea divergieron y la vida empezó a diversificarse en formas que hoy podemos reco- nocer. Se puede imaginar un tiempo de intensa innovación y experimentación bioquímica en el que se originó gran parte de la maquinaria estructural y funcional de estos sistemas autorre- plicativos, que fue refinándose por selección natural. Figura 12.4 Procesos hipotéticos que precedieron al origen de la vida celular. Según esto, los primeros sistemas biológicos autorreplicativos podrían haber estado basados en el RNA catalítico. En algún momento, las enzimas de RNA desarrollaron la capacidad para sintetizar proteínas, y las proteínas se convirtieron en las moléculas catalíticas principales. Para la conversión de genomas de RNA a genomas de DNA fue necesaria la aparición de las DNA- y RNA- polimerasas. La bicapa lipídica es el sitio de transporte de electrones, y probablemente la aparición de esta estructura fue crucial para la conservación de la energía, además de contener y proteger las moléculas biológicas. El último antepasado común universal (LUCA), que precedió a la divergencia de Bacteria y Archaea, era un organismo celular que tenía una bicapa lipídica y usaba DNA, RNA y proteínas. La transferencia horizontal de genes pudo haber permitido el intercambio rápido de genes beneficiosos entre las primeras formas de vida. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
Compartir