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H I S T O R I A Y F I L O S O F Í A DE LA M E D I C I N A Saúl León Hernández Eleazar Lara Padilla Javier Camarena Olmedo H I S T O R I A Y F I L O S O F Í A DE LA M E D I C I N A INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL —MÉXICO— PRIMERA EDICIÓN: 2000 D.R. © 2000, INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL Dirección de Publicaciones Tresguerras 27, 06040, México, D. F. ISBN: 970-18- 4248-0 Impreso en México/Printed in México A PROPOSITO DE LA HISTORIA Quien no respeta el pasado, no tiene derecho al futuro. UN POETA SENEGALÉS. Las verdades nuevas comúnmente comienzan como herejías, pero a menudo terminan como supersticiones. THOMAS HUXLEY. Cuando se ama la vida se ama el pasado, porque es el presente tal como ha sobrevivido en la memoria humana. Lo que no quiere decir que el pasado sea una Edad de Oro. Igual que el presente es a la vez atroz, soberbio o brutal, o sólo mediocre. MARGUERITE YOURCENAR. La historia se vive o no se puede escribir. Aquel que no vive sus datos no hace historia... La historia es un acto de creación... Clío es una musa, y cualquier exceso interpretativo del historiador es más que nada imaginación. ELÍAS TRABULSE La diferencia entre la evolución biológica y la evolu- ción histórica de la ciencia es como la diferencia que hay entre la amiba y Einstein: aunque ambos utilizan el método de prueba y eliminación de errores, la amiba odia equivocarse mientras que a Einstein le intriga el error. KARL POPPER. PRESENTACIÓN La presente obra constituye un esfuerzo por siste- matizar los contenidos teóricos y prácticos trabaja- dos durante algunos años en la impartición del curso de Historia y Filosofía de la Medicina en la Escuela Médico Naval, aunque la labor fue igualmente pen- sada para cubrir en parte los contenidos de Antro- pología Médica en la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, toda vez que esta asignatura quedó contemplada en el proyecto de res- tructuración curricular 1997 de dicha escuela, e in- corporó la temática desarrollada en este trabajo. En virtud de estos antecedentes, consideramos que el libro puede resultar de utilidad para los estudiantes que cursen tales asignaturas en las escuelas y facultades de medicina del país. El propósito del libro es que el lector llegue a conclu- siones fundamentales acerca del origen, desarrollo, situa- ción actual y perspectivas de la medicina contemporánea, para lo cual se destaca, en el transcurso de la obra, el aná- lisis de los problemas teóricos y prácticos que se han for- mulado y resuelto a lo largo de la historia, para enfrentar el llamado proceso salud-enfermedad. Se pretende con ello que el lector logre ubicar el quehacer médico en el contexto de su historia y que el estudiante de medicina adquiera algunos elementos para "saber ser" un médico en el espacio-tiempo histórico donde vive. La obra está constituida de cuatro capítulos, cuyo or- den responde a un problema epistemológico relativo al conocimiento de la historia, que es éste: ¿Por dónde em- pezar de manera válida el estudio de los procesos históri- cos? Y luego: ¿Cómo seguirlos estudiando? La hipótesis al respecto es que debemos empezar por el análisis general del todo más cercano, es decir, de lo actual (Marx, 1975). En virtud de esta hipótesis de trabajo empezaremos por analizar de manera general la forma lógica en que se estructura nuestro objeto de estudio ac- tualmente (tal objeto de estudio es justamente el proceso histórico por el cual se ha contenido o estructurado la medicina contemporánea). Pero la estructuración de tal objeto está ligada indisolublemente a la elección de una teoría, de los métodos y las técnicas para construirlo. Por estas razones iniciaremos la unidad I analizando, en términos generales, la forma en que se estudian ahora las enfermedades por medio de los métodos clínico y epide- miológico y sus técnicas más usuales, así como la descrip- ción de las teorías (que llamaremos grandes sistemas de pensamientos médicos: el anatomoclínico, el fisiopatoló- gico y el etiopatológico) que los han sustentado. En esta misma unidad, veremos el para qué sirve estudiar la his- toria y la filosofía de la medicina, tomando en cuenta tanto las tesis a favor y en contra. Después de esto, abordaremos un tema trascendental en la historia y la filosofía de la ciencia y de la medicina: el 10 problema de la causalidad y la estructura del pensamiento científico. Enseguida, delinearemos la manera en que se estudia- rán los contenidos de cada etapa histórica de la medicina, de manera que su abordaje tenga un patrón didáctico cons- tante y uniforme. Al respecto cada etapa tendrá los subcapítulos lógicos de: 1) Concepto de salud-enfermedad 2) Marco epistémico 3) Cuerpo humano 4) El estudio de la enfermedad. En la unidad II, denominada "Los mecanismos del aná- lisis intraobjetal" (véase glosario de conceptos básicos), veremos los temas de: medicina náhuatl, hipocrática y me- dieval. Con sus debidas diferencias sociales e históricas, estas medicinas nos servirán para valorar al mismo tiem- po el problema epistemológico (o de filosofía de la cien- cia) del uso reiterado del análisis de tipo intraobjetal o intraorgánico para estudiar el llamado proceso de salud- enfermedad, desde las civilizaciones primitivas (por ha- ber sido las primeras) hasta el siglo XV. En la unidad III, denominada "Los mecanismos del análisis interorgánico", veremos los temas: La medicina del renacimiento, del barroco y de la ilustración que abar- carán desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XIX. En esta unidad, analizaremos la etapa de transición entre el dominio del análisis intraorgánico y el pasaje al análisis interorgánico, que será representado por los estudios ana- 11 tómicos de los prevesalianos (transicionales) hacia la ana- tomía de Vesalio, la fisiología de Harvey, la clínica de Sydenham y de los grandes sistémicos (Boerhaave, Stahl y Hoffmann), que se coronarán con la anatomopatología de Morgagni y de Bichat hasta llegar a la instauración de la anatomoclínica que en realidad será la fuente del análisis transorgánico o transobjetal. En la unidad IV, que llamaremos "Los mecanismos del análisis transobjetal", abordaremos los temas de: la medi- cina del romanticismo, del capitalismo y la contemporá- nea. En esta unidad estudiamos fundamentalmente a Claude Bernard en cuanto representante del análisis fi- siopatológico, pero lo ligaremos con la sociología, la antro- pología y el evolucionismo, la genética, la bioquímica y la biofísica, la psicología, la psiquiatría y el psicoanálisis, y sobre todo con la física de las partículas, y además con los grandes adelantos que representan la microbiología de Pasteur y Koch, y la aritibiotecoterapia de Fleming en adelante. Con el fin de ayudar a verificar el avance del lector en la comprensión del texto, se incluyen cuestionarios sobre aspectos básicos de la obra en los cuatros capítulos que lo conforman. Se recomienda no continuar la lectura hasta que cada uno de ellos haya sido resuelto. 12 UNIDAD I El objeto de estudio: Situación actual En esta obra de historia y filosofía tomaremos como objeto de estudio al proceso por el cual se ha veni- do construyendo la medicina a lo largo del tiempo. Para ello, partiremos de la descripción y el análisis del núcleo mismo de la medicina actual; de esta manera podremos ver las partes que constituyen ló- gicamente a dicho núcleo y que nos servirán de guía para la reconstrucción histórica de la medicina. El núcleo constitutivo de la medicina actual es el pro- ceso de estudio del hombre enfermo mediante el llama- do método clínico y epidemiológico. El primero, método clínico, una vez que se aplica, ge- neralmente se expresa en resultados cognoscitivos que se relatan en la historia clínica (patografía). Describamos cada uno de estoselementos para observar sus partes grosso modo. EL MÉTODO CLÍNICO El estudio clínico del paciente empieza recogiendo metó- dicamente la información o los datos pertinentes acerca 13 https://booksmedicos.org del "padecimiento" en cuestión, que deviene un proble- ma cognoscitivo del tipo ¿qué enfermedad tiene el pa- ciente? En una primera etapa, los datos recolectados (signos y síntomas) se agrupan por órganos, aparatos y sistemas correlacionados. Este primer agrupamiento conduce a la formulación de hipótesis diagnósticas (del griego diagnosis — conocer) de índole descriptivo, localizadoras de probables alteracio- nes anatómicas. Por ejemplo, se recibe un paciente cuyos datos clínicos son: hematemesis, melena, ictericia, coluria, acolia, esplenomegalia, red venosa colateral en abdomen y hepatomegalia. ¿Qué órganos, aparatos o sistemas están afectados? Al agrupar la hematemesis y la melena nos lleva a pen- sar que probablemente estén afectados esófago, estóma- go o duodeno. Agrupando ictericia, coluria y acolia podemos pensar en hígado o vías biliares como los órganos alterados. Si agrupamos red venosa colateral —en abdomen con esplenomegalia— probablemente esté alterado el sis tema porta. En conjunto, los datos correlacionados con los órganos, aparatos y sistemas alterados nos llevarían a inferir el diagnóstico de daño hepático (cfr. De la Sierra, 1982). PENSAMIENTO ANATOMOCLÍNICO Históricamente, todo este proceso de conocimiento que acabamos de describir en un minuto, requirió varios si- https://booksmedicos.org glos de desarrollo de la medicina: desde Hipócrates hasta el siglo XVIII, cuando se logró delinear el llamado pensamiento anatomoclínico y antomopatológico. Para dominar este modo de proceder, el médico recapitula el estudio de los siguientes aspectos, entre otros: anatomía normal y patológica, a la que contribuyeron en menor o mayor medida Hipócrates, Galeno, Vesalio (siglo XVi), Morgagni, Pinel y sobre todo Bichat (siglos XVII y XVlll); técnicas semiológicas y de clasificación de enfermedades, Hipócrates, Galeno Sydenham (siglo XVli) Auvenbrugger, Boer-haave y Laennec (siglos XVII, XVín y parte del XIX). Prosigamos con el ejemplo clínico de daño hepático. Una ve2 que se han organizado los datos por órganos, aparatos y sistemas, enseguida se pueden agrupar por síndromes de alteraciones funcionales. • Hematemesis y melena. Nos conduce a pesar en un síndrome de sangrando de la parte alta del tubo digestivo. • Ictericia, coluria, acolia y hepatomegalia. Nos plantea un síndrome de insuficiencia hepática. • Red venosa colateral, esplenomegalia más hematemesis y melena nos hace pensar en un síndrome de hipertensión portal con várices esofágicas. Al relacionar la primera hipótesis diagnóstica de daño hepático con los síndromes por alteración funcional es factible pensar en cirrosis hepática. Esta hipótesis se deberá someter a falsación por medio de exámenes de laboratorio y gabinete, por ejemplo rayos X de esófago, 15 https://booksmedicos.org endoscopía, pruebas de funcionamiento hepático, etcétera [cjr. el Método Científico Aplicado de la Clínica, 1985). PENSAMIENTO FISIOPATOLÓGICO Históricamente, para llegar a este tipo de agrupación de datos se requirió el desarrollo de la fisiología normal y patológica a la que contribuyeron Serveto (siglo XVI), Harvey (siglo XVII), Magendi (siglo XVIII), Spallanzani, Van Helmont, Joule, y sobre todo Claude Bernard en la segunda mitad del siglo XIX. Por otra parte, la bioquímica y la biofísica del siglo XX han sido fundamentales para el desarrollo de instrumentos diagnósticos y pruebas de laboratorio, aunque su relación con la clínica empezó desde el siglo XVII, con la invención del termómetro y del microscopio. Finalmente, cuando mediante el proceso clínico metódico se llega a un diagnóstico nosológico, se piensa simultáneamente en la causa productora de la enfermedad en cuestión y luego en la secuencia temporo-espacial de los eventos. Por medio del interrogatorio se obtienen los siguientes datos: alcoholismo de veinte años de evolución más desnutrición proteino-calórica. Con la información disponible se puede pensar que la causa del problema fue el alcoholismo y la desnutrición, que produjeron daños hepático, cirrosis, hipertensión portal, várices esofágicas y su ruptura, y sangrado, en esa secuencia. 16 https://booksmedicos.org PENSAMIENTO ETIOPATOLÓGICO La búsqueda de las causas de la enfermedad ha sido consustancial a la historia misma del ser humano y de la medicina. Tal problema lo veremos presente en Hipócrates así como en Pasteur y en Koch. Sin embargo, la búsqueda científica de la causalidad empezó en los siglos XVI y XVII, justo cuando iniciaron la anatomía de Vesalio y la fisiología de Harvey. Las fuentes más importantes en la historia médica del pensamiento etiopatológico las veremos en Fracastoro (siglo XVI), quien instauró la teoría del contagium vivum, en Paracelso (siglo XVII) y en Ramazzini (siglo XVIII) quien desarrolló la toxicología y la medicina del trabajo. Sin embargo, el pensamiento etiopatológico que alcanzaría más difusión fue el de Pasteur y Koch, por medio de la microbiología y la parasitología. PROBLEMAS DEL PENSAMIENTO ETIOPATOLÓGICO Estas últimas disciplinas, netamente etiopatológicas, proporcionaron a la medicina una fuerte base para reivindicar el paradigma científico de la física de Galileo y de Newton; según este paradigma el propósito de la ciencia es determinar las relaciones entre los fenómenos como relaciones de causa-efecto. Sin embargo, en el siglo XVIII el filósofo David Hume formuló el siguiente problema que aún no ha sido resuel- to satisfactoriamente: las relaciones entre hechos que sólo pueden ser verificables empíricamente (por medio de la 17 https://booksmedicos.org experiencia o por los sentidos), no pueden ser demostra- das como relaciones causa-efecto sino como relaciones contingentes o azarosas, en consecuencia nunca podemos establecer científicamente la verdad causal en una relación de hechos. En cambio, las relaciones entre ideas cuya de- mostración de verdad es lógico-racional no requieren de ninguna demostración empírica y son las únicas que se pueden confirmar como verdades científicas. Veamos el problema de Hume con sendos ejemplos. Aprovechemos para el primero los datos de la figura 1. Figura 1. Demostración lógico-racional de la igualdad de las líneas A/B (primera parte) Con respecto al esquema, se nos plantea una demos- tración de verdad del tipo. ¿Cómo demostrar que la línea A es de igual magnitud que la línea B? Para responder no necesitamos forzosamente medir cada línea con una regla. Basta con hacer el razonamiento 18 https://booksmedicos.org lógico de que la línea A es un radio (línea que va del centro del círculo a un punto de su periferia) y que B, en tanto que es una de las diagonales del rectángulo, es igual a la diagonal recíproca (digamos C en la figura 2), y en conse- cuencia también es un radio. La demostración de verdad que se ha realizado no re- quiere de ninguna verificación empírica (como lo sería la medición de las líneas con una regla); el argumento es axio- mático o lógico-racional. Figura 2. Demostración lógico-racional de la igualdad de las líneas Ay B (segunda parte) En cambio, si alguien quiere demostrar que el virus x es el responsable de y enfermedad, es algo que sólo se puede realizar empíricamente, es decir, por verificación. Pero aquí es donde, según Hume, nunca podemos estar completamente seguros de que el x sea causa del. Porque la relación entre x y y puede ser contingente o azarosa, sin 19 https://booksmedicos.org importar que' tantas veces verifiquemos empíricamente su existencia relacional. Para comprender mejor este último ejemplo ponga mos otro del ámbito de lo cotidiano: cada vez que se le atraviesa ungato negro en el camino, se "contagia" de gripe. Por experiencia, usted sabe que eso sucede constan- temente y entonces convierte la relación de los hechos en una ley que diría: gato negro que se atraviesa en el cami- n o — a gripe. Sin embargo, tal relación puede ser puramente producto de azar (de su mala suerte y de ahí la superstición que confunde el azar con la necesidad) y, por tanto, la repe- tibilidad del fenómeno asociativo no será ninguna garan- tía de que usted esté demostrando una relación causal. En el ámbito del sentido común lógico, el evento aso- ciativo arriba descrito resulta extremadamente aberrante, al grado de querer poner a demostración la hipótesis de que tal relación sólo puede suceder, por ejemplo, en el orden de uno entre mil. Es decir, que en realidad por cada mil casos de gripe sólo uno estuvo asociado al cru- zamiento de un gato negro en el camino del paciente. Empero, reúna usted 10 mil pacientes y quizá 10 de ellos relatarán la mencionada asociación; ahora piense en una sociedad de 10 millones de sujetos que han tenido gripe e imagínese entonces que por lo menos 10 mil de ellos han sufrido la relación asociativa entre gato negro = Ahora imagínense una movilización política de 10 mil sujetos en una sociedad cuya demanda consista en que se 20 https://booksmedicos.org reconozca la susodicha asociación; puede que no lo lo- gren, pero irremediablemente dejarán la duda: .¿tendrán razón o sólo se ha debido a su mala suerte? En tal caso, aun el más lógico de los sentidos comunes puede entrar en conflicto, y puede aceptar racionalmente que alcanzar la verdad es un hueso muy duro de roer, aun para los hombres de ciencia. Pero imaginémonos ahora que los hombres de ciencia han establecido empíricamente que por cada mil casos de gripe y, en mil se ha logrado aislar un virus x que aparentemente no tiene ninguna relación con los gatos negros. En virtud de tal demostración empírica ¿los hombres de ciencia estarán autorizados para decir que han logrado demostrar totalmente que la gripejy se debe al virus x? Según Popper (1973) la respuesta es negativa: no están autorizados para hacer tal afirmación de manera contun- dente. Sin embargo, no todo está perdido en la cruzada de tratar de mostrar relaciones causales. Al respecto, quizá diría Popper, si los hombres de cien- cia han demostrado que de cada mil casos de gripe en mil de ellos estuvo el virus x presente; ello no nos permite aceptar totalmente que la relación sea causal, pero sí nos permite rechazar la hipótesis de que los gatos negros sean la causa del problema. Ello por una simple razón: se puede demostrar que hay miles de casos de gripe sin la presencia de gatos ne- gros, pero que no se ha dado un solo caso de gripe, sin la presencia del virus x. Sin embargo, la relación virus x y gripe es sólo una 21 https://booksmedicos.org aproximación de relación causal verdadera porque el azar puede seguir presente. En cambio, según Popper, el que la relación sea azarosa lo podrá demostrar un caso empí- ricamente verificable en el que la gripe y se presente en ausencia del virus x: A esto le llama Popper la falsación de una hipótesis o de una teoría inclusive. La propuesta de Popper para resolver el problema de Hume tiene ventajas y desventajas. Ventajas El falsacionismo evita la postura dogmática de que se puede tener la verdad absoluta en el conocimiento. Por ello evita que el investigador sólo se plantee estudios que únicamente coincidan con su teoría, pues ello podría re- tardar el desarrollo de la ciencia. En cambio, invita a que el investigador dé cabida a teorías e hipótesis nuevas ca- paces de contradecir a las anteriores. Desventajas El falsacionismo de Popper puede conducir a la inacción de los científicos, al postular que las asociaciones repeti- das bajo control experimental nunca son prueba de causalidad; en el caso extremo puede conducir a un abier- to subjetivismo cognoscitivo o bien a un agnosticismo. En este curso iremos discutiendo los diversos mode- los causales sobre el origen de las enfermedades, hasta llegar al debate actual. 22 https://booksmedicos.org HISTORIA CLÍNICA Una vez que el clínico ha aplicado el método científico a su labor de nosólogo, para establecer el diagnóstico y la etiología de una enfermedad (para lo cual se enfrentará siempre con el problema de Hume) y tener bases racionales que lo guíen en su decisión terapéutica, pasa (debe pasar) a ser un patógrafo (es decir, un relator del hecho patológico estudiado). Sus procedimientos y resultados se vierten entonces en la llamada historia clínica, que tiene su propio método de exposición. El método clínico debe empezar por la identificación del paciente, seguida por el padecimiento actual, luego el interrogatorio por aparatos y sistemas y la exploración física (recolección de datos y su procesamiento mental para agruparlos según las mentalidades anatomoclínica y fisiopatológica como hemos visto antes). Pero la exposición o relato de la historia del paciente y de su enfermedad, generalmente tiene otro orden: identificación del paciente, antecedentes personales y no personales, patológicos y no patológicos, padecimiento actual, interrogatorio por aparatos y sistemas, exploración física, impresión diagnóstica, datos de laboratorio y gabinete, tratamiento, pronóstico y evolución, y en los casos que sea necesario los datos de autopsia y anatomopatología. HISTORIA DE LA HISTORIA CLÍNICA Paralelo al desarrollo del método clínico se fue desarro- https://booksmedicos.org llando la patografía o historia clínica. El primer relato patográfico metódico se debió a Hipócrates, y sobre su estructura primaria se fueron haciendo modificaciones en el medioevo (historia clínica conciliar), en el barroco a partir de la clínica de las especies (Sydenham, siglo XVII), hasta los siglos XVIII y XIX en los cuales quedó definida la estructura moderna de la historia clínica. Múltiples problemas de orden epistemológico se pre- sentaron a lo largo del tiempo para llegar a nuestra histo- ria clínica, mismos que serán abordados a lo largo de este libro. MÉTODO EPIDEMIOLÓGICO El estudio del individuo enfermo es diferente del que se realiza cuando se estudia al ser humano enfermo a nivel colectivo. No obstante, formalmente, el método utiliza- do es siempre el mismo si el estudio pretende ser cien- tífico. El epidemiólogo también efectúa observaciones y re- colecta datos bajo un marco teórico-explicativo acerca del origen y el desarrollo de las enfermedades colectivas, plantea problemas e hipótesis y elabora diseños metodo- lógicos para someterlas a prueba. Empero, mientras que el clínico se interesa por el ha- llazgo y el ataque de problemas individuales e inmediatos, el epidemiólogo se interesa más en los procesos de cau- salidad compleja que se reflejan en la distribución y las determinantes de las enfermedades que se desarrollan en grandes grupos de población. 24 https://booksmedicos.org En los capítulos subsecuentes veremos cómo a partir del concepto de "constitución epidémica" de Hipócrates, la teoría miasmática del medioevo, la del contagium vivum de Fracastoro, el concepto de "epidemia" de Sydenham, etcétera, se fue organizando la moderna epidemiología y su método. ¿PARA QUÉ SIRVE ESTUDIAR LA HISTORIA DE LA MEDICINA? Hasta aquí hemos visto grosso modo la situación actual de nuestro objeto de estudio con algunas anotaciones que nos guían a los orígenes de sus partes constitutivas. Em- pero, la importancia en sí del estudio de la historia médica no ha sido abordada. Cabe entonces preguntarnos: ¿para qué sirve estudiar la historia de la medicina? Al respecto, veamos algunos argumentos sustentados en el estudio mismo de la historia y que justifican la im- portancia de su abordaje (Laín Entralgo, 1973). 1) El conocimientoanterior no siempre ha sido inferior al conocimiento posterior A partir de este argumento se quiere hacer hincapié en el hecho de que conocimientos obtenidos en épocas ante riores han tenido cierta validez que en épocas posteriores se pueden demostrar. . Por ejemplo, los náhuatl utilizaban emplastos de ma- guey para curar heridas y fracturas expuestas. Después de 25 https://booksmedicos.org 500 años se pudo demostrar que tal práctica tenía un sus- tento cognoscitivo, probablemente empírico, no desde- ñable, ya que tales emplastos tienen una acción antibiótica y fungostática. ¿Podríamos encontrar algún conocimiento válido en la medicina náhuatl que aún no hemos visto? 2) Lo posterior no siempre ha recuperado lo más valioso y positivo de un saber anterior Lo valioso y positivo de la terapéutica herbolaria de los náhuatl en general fue despreciada por los médicos novo- hispanos. Incluso, los españoles conquistadores destruye- ron muchas fuentes originales de información acerca de la herbolaria indígena. La historia clínica conciliar (del me- dioevo español y en general del europeo) no añadió nada a la historia clínica hipocrática; no obstante, si los con- quistadores hubiesen tomado en cuenta los procedimien- tos y las concepciones de los ticit náhuatl quizá hubiesen aportado mucho a la edificación de una nueva historia clínica. Aun hoy el médico adocenado que desprecia el estudio de la medicina náhuatl corre el riesgo de no po- der recuperar lo más valioso y positivo que aquella medi- cina probablemente tuvo, y que podría ser actualizado. 3) Lo posterior no siempre ha evitado lo erróneo, falso e inadecuado de un saber anterior La medicina monacal del medioevo europeo, y la me- 26 https://booksmedicos.org dicina novohispana hasta el siglo XVIII, continuaron los errores y las falsedades de la medicina de Hipócrates y Galeno. Los errores de la anatomía estudiada por Galeno se mantuvieron más de mil años. : 4) Sistemas médicos En el pasado, han coexistido sistemas médicos dife- rentes, a veces contrapuestos, a veces divergentes, a veces complementarios. El sistema médico de los mecanicistas del siglo XVII era contrapuesto al sistema de los vitalistas en el mismo . siglo. El de los iatroquímicos era divergente. La patología de Virchow no era contrapuesta ni divergente de la patolo- gía de Bichat, sino complementaria. Bichat llegó al tejido; Virchow hasta la célula. Entre los sistemas contrapuestos no siempre se ha elegido continuar con el más acertado: los divergentes (in- cluso cuando hayan tenido mucho o poco de vei'dad) ge- neralmente han sido rechazados, y los complementarios a veces no han sido comprendidos en su complementariedad y se les ha catalogado, o bien como contrapuestos o bien como divergentes. De acuerdo con lo anterior, el estudio de la historia ha demostrado que ésta no se desarrolla serialmente bajo una sola línea, sino por la consecutividad, el enfrentamiento, la divergencia o la complementariedad entre líneas de de- sarrollo que existen en paralelo. 27 https://booksmedicos.org 5) La medicina y sus cambios El desarrollo de la medicina no ha sucedido sólo por la continuidad de saberes positivos, sino por saltos discontinuos que introducen cambios súbitos en los pun- tos de vista de un sistema médico a otro. La anatomía de Vesalio no surgió por simple continui- dad de la galénica, sino como producto de una visión del cuerpo humano completamente diferente a la de éste. Vesalio planteó una ruptura con el saber anatómico de Galeno. Ello no sólo porque Galeno haya estudiado la mayor parte de su anatomía en modelos animales y Vesalio lo haya hecho en modelos humanos sino, además, porque este último tuvo una visión de la realidad radicalmente diferente de la de Galeno. 6) Saberes y prácticas médicas Los saberes y las prácticas médicas pretéritas se trasmi- ten por la tradición y se recrean en cada época ulterior, por tanto, el pasado siempre convive con el presente La medicina científica contemporánea coexiste con las llamadas medicinas tradicionales y populares. Sea por la transmisión generacional o por recreación de la segunda en los grupos populares. De acuerdo con la OMS, actualmente el 80% de los 5 mil millones de habitantes del planeta recurre principal- mente a remedios tradicionales y sólo el 20% a la medici- na tradicional. 28 https://booksmedicos.org Uno se puede preguntar: ¿de qué población proviene la mayoría de los médicos que se forman y ejercen en la medicina científica? No se requieren artificios de proba- bilidad estadística para estimar la respuesta: la mayoría de los médicos científicos provienen de la población que prin- cipalmente recurre a los remedios tradicionales. De igual manera, se entiende que estos médicos reciben gran canti dad de pacientes que poseen concepciones tradicionales de la medicina. Esta coexistencia de visiones, saberes y prácticas de la.medicina puede tener muchas implicaciones para el futuro médico. Pero ello sólo se podrá determi nar a través de la investigación histórica, social y antropo lógica de la medicina. Quien estudia o ejerce la medicina científica podrá negar esta realidad y por ello despreciar el estudio de la historia médica, de la medicina social y la de antropología médica, mas ello no impedirá la existen- cia de dicha realidad. Parece claro que el estudio de la historia dista mucho de ser un simple ejercicio intelectual que incremente la "cul- tura" del médico. El estudio de la historia médica nos lleva a la formulación de preguntas como las siguientes: ¿Qué significado actual tiene un saber pretérito? Por ejemplo: ¿qué significa para el médico actual la herbolaria náhuatl? ¿Es totalmente errónea esta herbola ría por ser del pasado? ¿El médico científico puede aprender algo del estudio de la herbolaria náhuatl? Demos una respuesta simple a estas preguntas ejemplares; la industria de los esferoides nació en México hacia 29 https://booksmedicos.org 1950 merced al estudio científico de la planta del barbas- co o "cabeza de negro", utilizada desde hacía siglos por la herbolaria indígena (cfr. De la Cruz M., 1991). Otro ejemplo: ¿Qué significa el problema de relacio- nar la concreta individualidad de un paciente con la necesaria universalidad del verdadero saber, tal y como lo plantearon los griegos en la historia clínica hipocrá- tica? ¿Está dicho problema resuelto en la historia clínica actual? ¿Por qué sobreviven en nuestra época saberes médicos preté- ritos y cómo fueron éstos edificando el saber actual? El método clínico actual fue configurado casi total- mente desde el siglo XVIII, principalmente en Francia. ¿Por qué sobrevive este saber si surgió en una época y en un espacio social totalmente diferente de los actuales? ¿Po- dríamos imaginar una técnica de auscultación distinta de la inventada por Laennec? ¿Por qué aparecen nuevos saberes y prácticas médicas, cuando cada época cree haber alcanzado el máximo desarrollo posible? La historia de la medicina nos ofrece múltiples ejem- plos del surgimiento de nuevos saberes médicos. La historia no es una simple memoria del desarrollo del co- nocimiento, es un valioso e insustituible laboratorio epistemológico. Bichat ayudó a resolver el problema epis- temológico de cómo ver intra vitum (dentro del orga- 30 https://booksmedicos.org nismo vivo) la lesión patológica tisular observada en la inspection cadaveris? Palpación, percusión y auscultación fueron los recursos in- ventados por los clínicos para ver intra vitum las lesiones tisulares observadas por los patólogos en el cadáver. Y mientras Bichat creyó haber descubierto el último elemento (el tejido) que componía a los órganos, negán- dose incluso a utilizar instrumentos analíticos, como el propio microscopio, por considerarlosinútiles para la la- bor del patólogo, Virchow llegaría más lejos hasta decir que el organismo era una república de células. ¿Cómo y por qué surgieron estos saberes? ¿Qué pro blemas se plantearon y cómo se resolvieron? Son pregun tas propias de la filosofía y la historia de la medicina que poseen no sólo un valor didáctico para la enseñanza mé dica, sino fundamentalmente epistemológico para el de sarrollo de la medicina contemporánea. ¿Los médicos del pasado plantearon a la medicina problemas que aún no se han resuelto? Un mínimo repaso de la historia y filosofía de la medi- cina nos hará descubrir, sin esfuerzo, variados problemas antes formulados que hasta ahora no han sido resueltos. Valga de ejemplo la última pregunta del punto 1 (hay mu- chos más, pero una permanece incólume): ¿Qué es en rea- lidad la enfermedad, por qué enferma el ser humano? Estas preguntas son tanto de carácter científico como filosófico y pueden sonar incómodas para la mayoría de los médicos pragmáticos. Sin embargo, la incomodidad 3 1 https://booksmedicos.org se transforma en impotencia cuando la pregunta se parti- culariza: ¿En realidad qué son los cánceres, por qué se presentan, cómo evitarlos o curarlos? Este problema, dirá la mayoría, es de actualidad. No obstante (les respondería la historia médica), es un problema relativamente viejo. Ello nos demuestra que el estudio de la historia también es un medio de actualiza- ción cognoscitiva. Que la historia no es lineal ni unívoca (no sigue un solo camino positivo de desarrollo), y que en cambio no sólo ense- ña qué se hizo y cómo se hizo algo en el pasado, sino también aquello que se pudo haber hecho pero que no se hizo. E, inclusive, lo que se planteó en el pasado para que se hiciera en el futuro sin que necesariamente se llegara a la especulación pura. ¿Fue mera especulación imaginativa el viaje submarino o el lunar formulado por Verne? Fue especulación la computadora imaginada por Babbage? Estas últimas preguntas nos llevan al terreno de la dis- cusión, quizá más filosófica que científica, pero también al de tener que aceptar su indisociabilidad. A partir del estudio de la historia nos podemos dar cuenta de que no hay ciencia sin filosofía ni filosofía sin ciencia y que, entre ambas, estarán siempre presentes el arte, la religión, la ética y la moral. Y más aún, que ningu- na de ellas puede existir ni desarrollarse fuera de la políti- ca y de la economía. La medicina (o las medicinas) no puede(n) sustraerse al problema esencial, universal, que se plantea originalmente el ente humano: ¿Qué es el ser hu- mano, cuál es su destino, cuál es su posición en el univer- so...? No ha existido, no hay medicina sin una concepción 32 https://booksmedicos.org del universo (sin una cosmovisión), sin una concepción sobre la intrínseca naturaleza humana (sin una micro- cosmovisión y un concepto del yo) y sin una concepción acerca del destino(una teleología) del ser humano. En suma, no hay medicina sin filosofía justamente porque la filoso- fía es: "Una autorreflexión del pensamiento sobre el va- lor de su conducta teórica y práctica que, simultáneamente, aspira al conocimiento de las últimas relaciones entre las cosas, a una concepción racional del universo." Y la medicina aspira, en el fondo, a contribuir a ese conocimiento de las últimas relaciones entre las cosas desde la perspectiva del conocimiento de lo que es realmente la enfermedad, de por qué enferma el ente humano y sobre todo de cómo puede evitar, remediar o simplemente mo- dular la ¿natural? presencia de la enfermedad y de la muerte. ¿Puede la medicina aspirar al objetivo de lograr la inmor- talidad del ser humano, o hasta dónde están sus límites de aspiración? ¿Quién y por qué puede establecer esos lími- tes? Cualquier respuesta a estas interrogantes, hoy en día, nos llevará irremediablemente a entroncar a la medici- na con la filosofía, la ciencia, la religión, el arte y, sobre todo, con la deontología. El aborto, la eutanasia, la pena de muerte, la demarcación entre lo vivo y lo muerto, et- cétera, cada vez más dejan de ser objetos exclusivos de la "ciencia médica" y pasan a inscribirse en los campos de la filosofía y la deontología. El propio estatus de ser mé- dico, luego de la contumaz demostración histórica y so- ciológica de que la enfermedad contiene un gravísimo componente económico y político, además del puramen- te biológico, acaso condu2ca a que el médico se pregunte: 33 https://booksmedicos.org ¿En dónde empieza mi responsabilidad técnico-científica y en dónde mi responsabilidad social ante el problema de la enfermedad? En este caso la interrogante, sin abando- nar propiamente los terrenos de la filosofía, de la ciencia y de la moral, incursiona más bien en los campos de la economía, la sociología y la política. Entonces, la medici- na se transforma en una medicina social. La asunción de la medicina social, ante el problema de la enfermedad, también tiene una historia y quienes se dedicaron a ella tam- bién plantearon problemas que aún no han sido resueltos por la medicina contemporánea. En el siglo XVI11 los fran- ceses discutían la alternativa entre una medicina totalmente pública y bajo la égida del Estado, o una medicina totalmente privada y liberal. Actualmente, casi todos los países debaten acerca del punto medio entre la atención pública y la privada. El problema, planteado desde la Revolución francesa, está lejos de haber sido resuelto. Después de todo lo expuesto, quizá se ha dado una respuesta a la pregunta inicial del presente escrito: ¿Para qué sirve estudiar historia y filosofía de la medicina? Bajo el supuesto de que se le haya otorgado un estatus cognoscitivo al estudio de la historia, sin duda quedará la pregunta: ¿CÓMO ESTUDIAR LA HISTORIA Y LA FILOSOFÍA DE LA MEDICINA? Si aceptamos como bueno el concepto de que la historia es la sucesión de los intentos del ser humano por resolver el problema de serlo (humano) en el devenir de tiempo, la 34 https://booksmedicos.org historia es pues la existencia del hombre en el tiempo. La historia de la medicina son los sucesivos intentos de indi- viduos o grupos para resolver el problema de las enfer- medades en el devenir del tiempo humano. Para estudiar la historia necesitamos un método, esto es, un conjunto organizado de operaciones teóricas que traducidas en normas nos conduzcan a seleccionar y co- ordinar un conjunto de técnicas o procedimientos ope- rativos. Cuando decimos o intentamos decir lo que es la histo- ria, tomamos una posición ante la esencia de la realidad. Por ejemplo, si decimos que la historia es incognoscible, tomamos una posición denominada agnosticismo. Es de- cir, tomamos una posición filosófica acerca de la posibi- lidad del conocimiento. Y si decimos lo que la historia es, tomamos una postura teórica, es decir, aceptamos tener una teoría sobre la historia. En consecuencia, la filosofía y la teoría plantean el qué. Empero, una vez tomada una posición teórica y filosófica generalmente nos pregunta- mos el cómo estudiarla. A esto último hace referencia el tener un método. El método se hace operativo o maneja- ble por medio de las técnicas. Así, por ejemplo, el méto- do clínico implica seguir un conjunto organizado de operaciones y normas para estudiar a un individuo enfer- mo: hacer el interrogatorio, la exploración física, estudios de laboratorio, elaborar un diagnóstico, etcétera. Para la forma operativa de realizar la exploración física se vale de procedimientos técnicos, como el uso de estetosco- pio, por ejemplo. Para el interrogatorio puede usar un cuestionario, etcétera. 35 https://booksmedicos.org Para nuestros fines, debemos ahora distinguir otros dos niveles con respecto al estudio de la historia. Uno es el re- lativo al estudio de la historiografía o de los relatos de la historia a partir de la fuente directa, o relator del hecho histórico en su propia época. Puede lograrse a partirde los documentos u otros medios relativamente imperecede- ros (iconos, pinturas, filmaciones, etcétera), o bien, en po- cos casos, de testimonios directos del relator. Otro es a partir de la historiografía secundaria o relatos de quienes en su época escribieron, hablaron o pintaron, acerca de un antecesor. PROBLEMAS METODOLÓGICOS DEL ESTUDIO DE LA HISTORIA Ilustremos lo anterior con un ejemplo: para estudiar la medicina náhuatl no hay, hasta ahora, mejor fuente que los códices originales escrito-dibujados-pintados por los relatores de la historia náhuatl en su época. Obviamente, ya no podemos disponer de testimonios directos de aque- lla época. Por otra parte, muchos códices desaparecieron y de su existencia sólo nos queda lo escrito por quienes refieren que los vieron e interpretaron. Ante ambas fuen- tes queda presente la tensión que se ha señalado anterior- mente: ¿Qué tanto coincide lo dicho (escrito o relatado) con el hecho real? Menudo problema; por eso dice Hegel que el problema de la historia es la historia del problema {cfr. M. A. Dynnik, 1975). Muchos aspectos relatados en la historiografía, aun en las fuentes originales de una época o de un autor, jamás 36 https://booksmedicos.org podrán ser corroborados de manera directa. Sin embar- go, cuando tal relato se ubica en el contexto histórico que el historiador logra reconstruir a partir de diversas fuen- tes (documentos de historia económica, política, reli- giosa, etcétera), dicho relato puede adquirir un sentido lógico, capaz de indicar su acercamiento al hecho real. Por ejemplo, existen relatos náhuatl acerca de su original concepción para clasificar los remedios medicinales se- gún su naturaleza fría o caliente. Vistos en el contexto que ofrecen otros relatos acerca de la cosmovisión náhuatl, los relatos médicos sobre aquella concepción clasificato- ria tiene un sentido lógico, ya que el binomio dialéctico frío-caliente era un concepto central de aquella cosmo- visión. Un hallazgo historiográfico de este tipo adquiere ma- yor congruencia de realidad (una especie de "confiabilidad experimental" que puede resultar grata a los perrunos de- fensores del empirismo científico), cuando por medio del método genético comparativo (más cercano a la antro- pología etnológica y a la sociología que a la historia) se puede comprobar que sociedades actuales —pero con un nivel de organización parecida a las antiguas— tam- bién conciben la clasificación de remedios medicinales según su naturaleza, fría o caliente. Aunque habrá ocasio- nes en que el historiador (como cuando el antropólogo carece de referencias y de registros fósiles) intentará llenar los huecos históricos que le impiden relatar una historia continua con puras inferencias lógicas carentes de refe- rentes empíricos. Otros hechos relatados por la historiografía llegan a 37 https://booksmedicos.org tener mejor suerte con respecto al problema de lo fide- digno con lo real. Bajo la primera comprobación de que un documento es original de su época (por ejemplo, un manuscrito o un códice) y de que en él se relata cierto hecho médico del tipo: tal planta sirve para curar tal en- fermedad, basta con someter el anunciado a la prueba del experimento y, si se quiere, con el correlato de su aná- lisis farmacológico. La historia de los digitálicos y de los anticonceptivos es contundente en este caso. Pero lo mismo puede comprobarse con respecto a cier- tas terapias psicológicas y psicoanalíticas que, sin ser con- cebidas como se hace en la actualidad, utilizábanse en sociedades antiguas y se siguen utilizando por grupos in- dígenas y populares contemporáneos. Los ritos y ceremonias terapéuticas de los náhuatl para regresar el tonalli y el teyoiía (la razón, el alma) o virar el corazón a la normalidad o al equilibrio armónico al en- fermo de "espanto", nada (o quizá muy poco) pedirían de eficacia a los ritos y ceremonias de la psicoterapia actual. Al problema de las fuentes informativas de la historia, cuando no originales de una época, habrá que sumarle el problema que se suscita por nuestra propia interpretación de ellas. Sin embargo, este es un problema epistemológico (léase problema cognoscitivo sobre la validación y la justificación de un conocimiento como verdadero) que enfrentan todas las ciencias, sean éstas naturales o sociales. En la física nuclear el conocimiento del átomo no está exento de la interpretación que hace el físico nuclear de sus "manifestaciones". 38 https://booksmedicos.org En las ciencias, en general, no existe la descripción de hechos desnudos de interpretaciones. Sin embargo, cada interpretación tiene un rango demostrable de validez. Tal validez se establece de manera relativa cada vez que los datos empíricos obtenidos por la observación y el experimento resultan compatibles con la interpretación teórica. De acuerdo con lo anterior, cualquier interpretación que realice el historiador de un hecho, tarde o temprano tendrá que ser cotejada con alguna evidencia que la sustente. Pero la falta de evidencia misma no puede ser considerada prueba de la supuesta invalidez de una inter- pretación teórica sino, al contrario, una interpretación teó- rica sólo podrá ser invalidada cuando la existencia de una evidencia empírica no cuadre o no encaje con dicha inter- pretación. El dato empírico necesariamente se subordina a una teoría, tanto en el terreno de las ciencias naturales como en el de las sociales. Otro gran problema que se presenta en el estudio de la historia es el de saber delimitar cuándo inicia y cuándo termina una época histórica. Tal es el problema que algu- nos autores han denominado el problema de la perio- dización de la historia. En efecto, ¿cuándo podemos decir que inició la histo- ria de la medicina hipocrática y cuándo terminó ésta? El problema del inicio quizá pueda resolverse tomando a Hipócrates, en tanto individuo original, como punto de referencia según la fecha de su nacimiento y de su muerte entre las cuales, por supuesto, pasará la de su ejercicio 39 https://booksmedicos.org médico. Sin embargo, sobre ello pesará la interrogante de saber de quién recibió Hipócrates enseñanza médicas. Y al contrario: ¿Hasta cuándo se puede señalar el fin de la medicina hipocrática? Ahora bien, el historiador tiene siempre el problema de enfrentarse al saber de una época, que a su vez consti- tuye la interpretación de las anteriores. El saber médico de Galeno es de suyo una interpre- tación del saber de Hipócrates; en consecuencia, estudiar a Galeno es también estudiar indirectamente a Hipócra- tes. Pero cuando se leen directamente las obras de este último se le comprende de otro modo, y por extensión también se entiende de otro modo al primero. Aún más, frente a las sucesivas interpretaciones se impone al final la interpretación original de quien las estudia. TEORÍAS EPISTEMOLÓGICAS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA HISTORIA Junto al problema de periodizar la historia está el de po- der identificar correctamente lo que ésta tiene de conti- nuidad a partir de lo que Khun (1971) ha denominado los "paradigmas" o bien, que tiene de discontinuidad a partir de las "rupturas epistemológicas" como las llamó Bachelard (cfr. P. Bourdieu, 1983). La historia, dice Engels (1961), tiene una forma que está dada por la continuidad de la tradicción, pero tam- bién tiene un contenido que está dado por la discontinui- dad o por la lógica del movimiento de una época. El 40 https://booksmedicos.org movimiento lógico de una época "fija" los contenidos históricos que le son propios y les proporciona el ropaje con las formas históricas precedentes. Por un lado, el movimiento lógico abre la posibilidad de un cambio súbito en los modos de "ver" la realidad (esto es, de una ruptura epistemológica), pero dependerá del mismo movimiento el que tal modo de "ver" lo real sea fijado y desarrollado hasta el grado de convertir el contenido de lo "visto" en un paradigma.En mayor o menor medida el paradigma forjado se revestirá con •/ las formas heredadas de la continuidad histórica. Veámoslo con un ejemplo: el movimiento lógico de ciertas sociedades europeas del siglo XVII abrió la posibi- lidad de "ver" súbitamente a la naturaleza como una gran. maquinaria de relojería muy diferente a la que se "veía" en el alto medioevo. Pero, en la misma época algunos también "verían" la naturaleza como una gran fuerza vital. Inclusive, dentro de la visión mecanicista habría diversas perspectivas. Sin embargo, sólo una fue fijada y desarrollada en su potencialidad, la que mejor respondió a la lógica del movimiento social y cognoscitivo en la que apareció. Pero no porque la susodicha visión se haya "adaptado" (un tanto al modo darwiniano del concepto, como lo cree Popper erróneamente) a la lógica del movimiento referido, sino porque la novedosa visión cognoscitiva reforzó, fortaleció dicha lógica. Y, claro, lo hizo porque a su vez aquella visión resultó epistemológicamente superior (o igual inclusive) a sus ri- vales. Por ejemplo, el mecanicismo de Descartes triunfó sobre el de Borelli porque, no obstante descansar ambos 41 https://booksmedicos.org en un similar principio epistemológico (ambos superiores al mecanicismo de la física de Aristóteles), el mecanicismo cartesiano no sólo se "adaptó" mejor a la lógica social y congnoscitiva de su época, sino que la reforzó y le impri- mió un mayor grado de desarrollo. Sin embargo, el pro- pio mecanicismo de Descartes estuvo envuelto con el ropaje de la tradición filosófica aristotélica, del mismo modo que la fisiología mecanicista de Harvey lo estuvo de la fisiología hipocrática y galénica. En consecuencia, un elemento histórico no lo es sólo porque haya sido constituido como tal por la historia, sino porque dicho elemento es también constituyente de la misma en dos sentidos: el histórico-lógico (el que nos establece el peculiar problema de periodizar la historia en sentido diacrónico o de etapas sucesivas a lo largo de ésta, tal como lo hace el antropólogo para establecer la lógica de la dinámica evolutiva de miles de años para una espe- cie = filogénesis); y el lógico-histórico (el que nos estable- ce el problema de conocer la lógica interna o sincrónica de una etapa histórica dada, pero vista a la vez como pro- ducto de etapas anteriores y de su propio movimiento interno por el cual vive su presente). Y del mismo modo que en la ontogénesis embrionaria sólo se recapitula parcialmente la filogénesis evolutiva, en la "ontogénesis" cognoscitiva sólo se recapitula parcial- mente la evolución histórica del saber pasado. Por otra parte, digamos que en el proceso histórico del conoci- miento también suceden especies de mecanismos hetero- crónicos. No obstante, los mecanismos cognoscitivos del homo 42 https://booksmedicos.org sapiens son de índole transhistorico. Es decir, que no han cambiado a lo largo de la historia. El cerebro de Hipócrates funcionaba con los mismos mecanismos cognoscitivos que el de Galeno o el de Claude Bernard, pero un mismo mecanismo puede ser usado de infinitas maneras, lo cual explica la enorme variabili- dad de los productos del conocimiento ante un mismo objeto de estudio. Ahora bien, el estudio de la historia a partir de la his- toriografía tiene otro nivel de abordaje problemático: el de su enseñanza y de su aprendizaje. En este caso, la mejor manera de aprender historia es realizar investigación histórica a partir de los proble- mas que ésta plantea al conocimiento. Por ejemplo, có- mo resolvió Harvey el problema de saber que la sangre circula. Otro camino es por medio del método genético com- parativo a nivel de la psicogénesis epistemológica, por ejemplo, cómo resuelve el mismo problema un. niño actual que carece de conocimientos trasmitidos acerca de la cir- culación sanguínea. ¿Qué tanto se parecerán las respuestas del mencionado niño a las de Hipócrates, a las de Harvey o a las de un estudiante de medicina que ya cursó fisiología, e inclusive a las de un estudiante de secundaria o preparatoria? Ambos caminos son válidos e incluso se complemen- tan. Sin embargo, el segundo camino, el de psicogénesis epistemológica —en tanto nos acerca a los problemas de la filosofía de la ciencia—puede resultar más fructífero a nivel de la enseñanza-aprendizaje, sobre todo si se puede 43 https://booksmedicos.org comprobar que los mecanismos cognoscitivos son en verdad transhistóricos, porque nos pueden servir de referencia para comprender el desarrollo evolutivo de la ciencia. Finalmente, queda por ver la respuesta: ¿Cómo estu- diaremos cada etapa histórica de la medicina? Iniciare- mos cada época o periodo haciendo una descripción general del (o los) concepto(s) sobre salud-enfermedad que la caractericen. Enseguida, veremos el marco epistémico en el que dicho(s) concepto(s) se mueve(n). Téngase presente que por marco epistémico entenderemos las interrelaciones entre obstáculos y rupturas que suceden entre paradigmas so- ciales y epistemológicos. Después de cada marco espistémico abordaremos las con- cepciones sobre el cuerpo humano (tanto morfológicas como fisiológicas y sociales) que se han tenido en cada época. Terminaremos el análisis de cada época haciendo referencia al modo o a los modos de estudiar y compren- der el estudio de la enfermedad. Para cada época, haremos una mención somera de las relaciones entre medicina y organización social. Terminemos la unidad I señalando la postura llamada "positivista" y según la cual no tiene caso estudiar la his- toria, puesto que en el presente está condensado todo lo valioso y positivo del pasado. De acuerdo con los argumentos de los incisos 1 a 6 ¿se puede sostener empírica y racionalmente la postura posi- tivista acerca del estudio de la historia? 44 https://booksmedicos.org CUESTIONARIO 1 1) Exponga un ejemplo diferente al del libro, acerca de la tesis de que conocimientos anteriores han sido su- periores a los posteriores. 2) Exponga un ejemplo acerca de la tesis de que el saber- médico actual no siempre ha recuperado lo más va lioso de saberes médicos. 3) Exponga un ejemplo acerca de que un saber erróneo en el pasado se transmitió a épocas posteriores sin mo dificación. 4) Con base en el análisis del presente, ponga un ejemplo referente a la tesis de que la medicina del pasado con vive con éste. 5) ¿Qué diferencia(s) hay entre método y técnica? 6) Señale tres problemas metodológicos para el estudio científico de la historia. 7) ¿Cómo explicaría la tesis epistemológica de que el "mo vimiento" lógico de una época "fija" los contenidos cognoscitivos que históricamente le corresponden, pero que a la vez los reviste con las formas cognoscitivas heredadas? 8) ¿Cómo entiende la tesis de que la historia no es una simple memoria del desarrollo de la historia? 9) ¿Qué sostiene la postura positivista acerca del estudio de la historia? 45 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org UNIDAD II Los mecanismos del análisis intraobjetal MEDICINA Y MITO La medicina científica tuvo como antecesora primaria (primitiva) una medicina fundamental en el uso del pensamiento mitopoetico que, en la filogénesis de la historia, fue común a casi todas las civilizaciones primarias de la antigüedad. Los problemas acerca del conocimiento de la enfermedad, así como las tentativas de solución, fueron muy diversos entre aquellas civilizaciones. Los contenidos de sus corpus médicos fueron también más o menos elaborados, pero en ningún caso exentos de complejidad, sobre todo con respecto a su elaboración filosófica. Sin embargo, aunque parezca sorprendente, los mecanismos cognoscitivos empleados por el pensamiento mitopoetico revelan una constante regularidad de uso entre civilizaciones disímbolas. De hecho, aunque empleados de otras maneras, dichos mecanismos se descubren aun en lasllamadas medicinas tradicionales y populares contemporáneas. Más aún, son los mismos que podemos constatar en el uso del pensamiento infantil o inci- 47 https://booksmedicos.org píente. Sin descuidar el análisis de los contenidos históri- cos, veremos al mismo tiempo su relación con el uso de los mecanismos cognoscitivos del pensamiento mitopoé- tico y la contribución de ambos a la edificación de la me- dicina científica y al pensamiento científico. EL CASO DE LA MEDICINA NÁHUATL 1. El concepto de salud-enfermedad El equilibrio y la armonía del hombre con el cosmos, con los dioses creadores y con los demás hombres en convi- vencia social, representaba el estar sano entre los náhuatl, y enfermedad lo era la ruptura del equilibrio referido. El desequilibrio o la pérdida de la armonía se producía, antes que nada, por la interrelación disarmónica entre los elementos de la unicidad del mundo. No existía un mo- delo de causalidad como el que conocemos actualmente en las sociedades occidentales. Para comprender la medi- cina náhuatl debemos analizar su visión filosófica sobre el mundo (su cosmovisión), ligada estrechamente a su cosmogonía de la vida social. 2. Marco epistémico En la cosmogonía náhuatl, el mundo fue creado-destrui- do por un dios dual: Ometeotl, creador de la primera pareja humana. El ser humano fue formado con tierra y restos de antepasados amargasados con sangre divina. 48 https://booksmedicos.org El mundo náhuatl se constituía por 13 cielos, una Tie- rra plana cuadrangular rodeada por agua y por nueve es- tratos subterrestres. Por encima de la Tierra estaban los cielos que ocupaban, entre otros elementos, la Luna, el Sol y las moradas de los distintos dioses, hasta llegar al topan. Por debajo, estaban los estratos de las raíces, la co- rriente de los ríos, el nacimiento de las montañas y las cuevas, etcétera, hasta llegar al mictlán o morada del señor de los muertos. Hacia arriba estaba lo caliente y lo mascu- lino; hacia abajo lo húmedo, frío y femenino. La Tierra era el centro donde se unían lo superior y lo inferior, lo frío y lo caliente, lo masculino y lo femenino, la vida y la muerte. No eran, pues, concebidos como as- pectos bipolares sino como unidades dialécticas. Los cielos y los estratos subterrestres tenían múlti- ples puntos de comunicación. Por ejemplo, las puntas de las montañas comunicaban con los cielos, pero sus cuevas lo hacían con el inframundo. Las cosas adquirían cualida- des, según la situación que tuvieran con respecto a los cielos y a los estratos subterrestres. No existían cosas, como plantas, por ejemplo, que en sí mismas contuvieran un tipo de naturaleza, fuese ésta fría o caliente. Según la forma de muerte de cada indivi- duo, estaba destinado a continuar su existencia, ya fuera en alguno de los cielos o en el mictlán subterrestre. No- bles, guerreros muertos en combate, mujeres muertas en su primer parto, iban hacia los cielos; en cambio, los indi- viduos comunes muertos por alguna enfermedad corriente se trasladaban hacia el mictlán. Lo más importante para un náhuatl era saber cómo moriría y no tanto como viviría. 49 https://booksmedicos.org La vida social, económica y política de los náhuatl estaba basada en: 1) El trabajo, principalmente agrícola, que se realizaba en masa por trabajadores organizados por cooperación simple. La unidad productiva y de organización del trabajo era el calpulli, trabajado por los macehuali o gente común. Éstos se encontraban a cargo de un señor tecutli quien, a su vez, se regía por su Huey Tlatoani o déspota. 2) El Huey Tlatoani, quien recibía y distribuía los medios y los productos del trabajo. Para controlar esto, contaba con un aparato burocrático, religioso y militar. 3) La cohesión de la vida social se sustentaba principalmente en la capacidad del poder despótico y tributario de controlar eficientemente los lugares de trabajo, los tiempos para que se realizaran las múltiples faenas, la organización de las actividades y de la gente que realizaba éstas. Todo ello era necesario, merced a la característica fundamental de su modo de producción, sustentado en el trabajo en masa por cooperación simple. 4) Ideología. Sin embargo, ninguna organización social se puede mantener por coerción de tipo físico, sino que requiere una fuerte ideología de grupo. En este caso, la ideología religiosa de carácter mítico era el elemento de mayor fuerza de cohesión. 5) La distribución de los productos y del poder debía tener un canal de movilización de los individuos y los grupos, como el social, que se podía recorrer no sólo por la tradición hereditaria o patrimonial de títulos de 50 https://booksmedicos.org nobleza o de cargos públicos, militares o religiosos, sino por hazañas que realizaran los individuos, sobre todo las de carácter militar o comercial. 3. El cuerpo humano La descripción de las partes y funciones del cuerpo hu- mano fue prolija entre los náhuatl, pero no llegaron a constituir un saber anatómico que cumpliera con los requisitos que señala Laín Entralgo (1987) para estimar que se trataba de una ciencia: una intención teórica, un método de estudio y una sistematización de los conocimientos. : La estructura del saber anatómico respondió más al procedimiento de un saber mitopoético, religioso e intui tivo. Sin embargo, lograron conocer el cuerpo de manera metódica y sistemática. Semejante a la visión hipocrática del hombre como microcosmos, la del cuerpo de los náhuatl fue la de esta- blecer un paralelismo configurativo tanto estático como dinámico. De la primera forma, la cabeza copia al cielo (ilhuicaíi), el corazón al Sol, y el hígado (tlacaelli) a la Tierra. De la segunda forma, hay una estrecha correspon- dencia entre las partes del cosmos y las del cuerpo; la parte superior del cosmos corresponde al tonalli (entidad anímica situada en la cabeza); la parte central, en la que se encuentra el quinto Sol, al teyolía, situado en el corazón; la parte inferior del inframundo al ihiyotl o entidad anímica del hígado (véase esquema). La configuración es muy semejante a la que refiere 51 https://booksmedicos.org Hijos Figura 3. La concepción del cuerpo en la cultura náhuatl Hipócrates en Sobre la dieta, donde señala las correspon- dencias firmamento-piel, mar-vientre, Tierra-estómago, etcétera, y además señala la existencia de tres circuitos concéntricamente ordenados: uno exterior (piel-astros), otro intermedio (Sol-corazón), y finalmente, otro interior (Luna-diafragma o Luna-peritoneo). Lo esencial en la doctrina del microcosmos de Hipócrates es, dice Entralgo, la correspondencia entre los ritmos del universo y los del cuerpo, presididos ambos por la ley del número. De acuerdo con el Códice Vaticano Latino 3788, los náhuatl usaban los símbolos de sus números para relacio- narlos con las partes del cuerpo humano que, a la vez, tenían correspondencia con los signos astrales. "De lo cual se deduce —dice el Códice— que esta gente no era tan bestial como algunos lo suponían, porque tenían tanto orden y concierto en sus cosas y usaban del mismo me- 52 Tonalli Padre Madre https://booksmedicos.org dio que usan los astrólogos y médicos de nosotros" (véa- se figura 4). El cuerpo en general se nombraba como Tonacayo (nuestro conjunto de carne) o metafóricamente como in tiállotl (la tierra o el lodo). La metáfora remitía al mito de la creeación del hom- bre a partir de la tierra y las cenizas de los hombres ante- riores al mundo del quinto Sol. Figura 4. Correspondencia entre las partes del cuerpo y las del cosmos en la cultura náhuatl 53 https://booksmedicos.org No se puede decir que los náhuatl hayan tenido una estequiología tan profunda como la de los griegos que, con respecto a la composición humoral del cuerpo, crea- ron el concepto más abstracto y universal de physis. En la concepción náhuatllas partes del cuerpo y las entidades anímicas se describen, más que como compuestos por alguna sustancia universal, por el tipo de naturaleza que las anima, según su correspondencia con las partes del cosmos. Los conceptos clasificatorios más importantes eran los del par frío-caliente, que se aplicaban según la posición de las cosas en la dinámica del cosmos. Mientras los griegos explicaban las características de los humores de acuerdo con las proporciones (exceso o de- ficiencia) de los elementos que los componían (agua, fue- go, aire, tierra) a través de las entidades o contraposiciones de los mismos, para los náhuatl la diversidad de las mani- festaciones de las cosas se explicaba por sus relaciones con las partes del cosmos. Como ejemplo, que resulta a primera vista chocante para la mentalidad occidental, López Austin (1989 y 1993) refiere que Redfield y Rojas encontraron que entre los ma- yas yucatecos se piensa que "el calor del horno es capaz de comunicar naturaleza fría, mientras que lo cocido en olla o comal adquiere naturaleza caliente". Al respecto, aclara López Austin, ello se puede entender si vemos que comal y olla están al descubierto o abiertos a la comuni- cación con el cielo, que es de naturaleza caliente; en cam- bio, el horno es subterráneo y por tanto comunica con la madre tierra de naturaleza fría. 54 https://booksmedicos.org Finalmente, el cuerpo humano era dividido por los náhuatl según dos formas principales relacionadas con aspectos simbólicos y sociales. Primera. Parte alta, relacionada con el cielo, con lo mascu- lino y con el poder real de tlaíoani o "el que habla". Parte baja, relacionada con la tierra, con lo femeni- no y con el poder real secundario del áhuacóatl o "ser- piente femenina". Segunda. Parte derecha, relacionada con la bondad, la limpieza, la suavidad, etcétera, y la habilidad práctica cotidiana. Parte izquierda, relacionada con el corazón y con lo sobrenatural. Esta parte no era de signo negativo. Al contrario, representaba el lugar delegado a los indivi- duos que los dioses o el Tlatoani considerara elegibles para estar con ellos. El resumen, podemos decir que, no obstante la com- plejidad de las descripciones náhuatl acerca del cuerpo humano (mismas que individualmente siguieron un méto- do y una ordenación sistemática), a los náhuatl les faltó la intención puramente teórica del conocerlo, pero además no pudieron rebasar la concepción de un espacio topoló- gico cargado de simbolismos psicosociales. Las normas taxonómicas se quedan en el intento de ver equivalencias entre sistemas clasificatorios de las par- tes del cuerpo, para tratar de descubrir las regularidades (las leyes) del orden cósmico. Las explicaciones de la rea- lidad están montadas (como dice López Austin, 1989) so- 55 https://booksmedicos.org bre el orden humano, y desde éste se intenta operarla, sancionarla y comprenderla. Entonces, los náhuatl comprendieron muy bien y de manera muy elaborada las características del espacio to- pológico y simbólico: "Los nombres de las partes de los árboles o de los componentes de una casa suelen derivar- se de los organismos humanos, o los del organismo hu- mano pueden estar equiparados a los distintos pisos del universo", pero no lograron llegar a la concepción de un espacio euclidiano. En consecuencia, oscilaron entre la apli- cación sistemática y metódica del análisis intraobjetal e interobjetal, 4. El estudio de la enfermedad Para el náhuatl estar sano era estar en armonía con el mundo de los dioses y con el de la vida social y religiosa. Evidentemente, existía una noción de lo que ahora lla- mamos causalidad del enfermar, pero el ser de la enfer- medad no se reducía a esta noción. De suerte que entonces ni siquiera una fractura ósea, fácilmente correlacionada con el golpe de combate, era vista simplemente como tal des- de un punto de vista médico-biológico. En consecuencia, ni el proceso diagnóstico ni el tera- péutico se abordaría como ahora por el médico occiden- tal. Sin duda que ahora, de manera anacrónica, podemos identificar grupos causales de enfermedad entre los náhuatl. Así, podemos decir que reconocían enfermeda- des "causadas" por hombres contra hombres. Aunque quizá lo correcto sería decir "males" lanzados de un ser 56 https://booksmedicos.org humano a otro, cuya evidencia empírica serían los sínto- mas de lo que nosotros llamamos una enfermedad. Re- conocían también "males" sufridos por el desequilibrio de la armonía entre el frío y lo caliente de los elementos corporales, merced al contacto o al influjo de cosas o de espíritus que por su situación, no por su naturaleza intrín- seca, era fríos o calientes. Y, por supuesto, reconocían "ma- les" mandados por los dioses. La consecuencia de un "mal" no sólo se revelaría por enfermedad del cuerpo, sino de las entidades anímicas, como el tonalli y el teyolía. No obstante, lo destacable es que la enfermedad era vista desde una concepción holística (total) de la realidad (Álvarez Amézquita et ai., 1960). Si un niño enfermaba de diarrea, lo trascendental no era la diarrea en sí misma. Antes bien, el ticit (el médico) ubicaba el problema en el amplio contexto de la vida fa- miliar-social y cosmológica del orden náhuatl. Tanto para el diagnóstico como para la terapéutica y la prevención, el ticit utilizaba artes mágicas, adivinatorias, religiosas, ritua- les, pedagógicas y naturales. Del niño enfermo había que saber su fecha de nacimiento, y a partir de ella su destino y sus cualidades, pero además la vida de sus padres con respecto al cumplimiento de sus deberes familiares, reli- giosos, etcétera (valga recordar las enseñanzas de los pa- dres sobre los hábitos higiénicos y alimenticios de los infantes, que los había correctos y muy variadas, o las res- ponsabilidades conyugales de los padres). Del conocimiento que sobre todo lo anterior tuviera el ticit dependía el diagnóstico, la terapéutica y la preven- ción. Y junto a la terapéutica pedagógica se daba desde 57 https://booksmedicos.org luego la basada en el conocimiento de plantas y minerales de orden medicinal. En estos últimos campos, la terapia náhuatl tuvo grandes aciertos, a veces despreciados y tam- bién aveces sobrevalorados (Viesca, 1986). Independientemente de que podamos clasificar causas de enfermedades entre los náhuatl, lo cierto es que a fin de cuentas todas ellas se remitían a una causalidad inexora- ble: la del orden de los dioses, que se reflejaba en el orden terrestre, que no era más que el producto de su creación. Y si los dioses no eran más que unicidades compuestas de elementos duales en armonía y ubicables por posiciones móviles, cambiantes, entre los cielos y los estratos del inframundo (todos ellos comunicables entre sí) ¿de qué otra forma se podía concebir la vida terrestre? Se concibió como se podía concebir entonces: la vida terrestre estaba ubicada en un plano rodeado de agua, cuya organización (con estratos por arriba y por abajo) reflejaban coherentemente una organización social igual- mente estratificada y "el paso de la existencia mundana a las distintas moradas sobrenaturales (del Topan alMictlán) era semejante al paso a través de distintos grados socia- les" (Carrasco, 1981). Aunemos a ello que la concepción de una Tierra plana, rectangular y rodeada de agua, también resultaba coherente con una astronomía basada en los mo- vimientos aparentes del Sol, y que por lo demás dicha astronomía tenía el inconveniente de no poder orientarse con la observación constante de las "estrellas fijas" del sur (Lemercier-Rumayor), lo cual contribuía a mantener la visión de una Tierra decididamente plana (León, 1985). Por otra parte, la idea de una Tierra esférica pudo fruc- 58 https://booksmedicos.org tificar más rápidamente en aquellas sociedades que tran- sitaron de la concepción de un espacio topológico (basa- do en las descripciones espaciales con categorías elementalescomo arriba/abajo, izquierda/derecha, ade- lante/atrás, etcétera, y cargadas de elaboraciones simbóli- ca) a uno euclidiano, como lo hicieron primitivamente los puluwat de las islas Carolinas del Pacífico, con el sistema de navegación marítima denominado Etak (véase figura en "medicina hipocrática", más adelante), pero sobre todo como lo hicieron las sociedades mediterráneas (griegos y alejandrinos) que iniciaron desarrollando una trigonome- tría esférica y no una plana (P. Thuiller, 1990). Lo cual, a fin de cuentas, les harían ver de otra manera el universo, es decir, a tener otra cosmovisión que luego influiría po- sitivamente en el renacimiento. Con base en lo anterior, pasemos al ensayo acerca de la posibilidad de un pensa- miento epidemológico entre los náhuatl, que nos servirá para ir desarrollando algunos aspectos de su medicina. ¿Hubo un pensamiento epidemiológico en )a medicina náhuatl? En la sociedad náhuatl los dioses representaban elementos de la naturaleza tanto como actividades huma- nas. Al orden de los dioses se aplicaban los principios ordenadores que regían la vida económica y social que, como vimos, se sustentaba en el trabajo en masa por coo- peración simple. De acuerdo con Carrasco, dichos prin- cipios eran: estricto control de los lugares de trabajo y de los tiempos de trabajo, de la gente y sus actividades. Si a la vida social y a los dioses se aplicaban estos prin- cipios ordenadores ¿no se aplicarían también para orde- nar un pensamiento epidemiológico o de la distribución y 59 https://booksmedicos.org los determinantes de las enfermedades a nivel colectivo? La hipótesis del presente ensayo es afirmativa y ahora corresponde fundamentarla. En vasta encuesta "epidemio- lógica", realizada por frailes españoles en el siglo XVI —a pedido de Felipe II para determinar las causas del incre- mento en la mortalidad que estaba padeciendo entonces la población indígena—, los encuestados refirieron las si- guientes causas: 1) El traslado de indígenas hacia zonas climáticas no habituales para ellos Sobre este aspecto hay múltiples referencias acerca del conocimiento náhuatl sobre los efectos del clima y sus cambios en la salud humana. El conocimiento preciso sobre las estaciones del año y la distribución de los cere- moniales rituales y religiosos para los dioses respectivos, según su poder morbigeno o terapéutico (por ejemplo, en equinoccio de primavera la ceremonia dedicada a Xipetotec, el dios productor y curador de enfermedades dermatológicas que se exacerban justamente en primave- ra), confirma que la apreciación de los encuestados no era producto de la influencia española hacia el siglo XVI. 2) La insalubridad creciente en las zonas urbanas conquistadas Acerca de un sistema de salubridad pública entre los 60 https://booksmedicos.org náhuatl no sólo existen referencias escritas sino, inclusive, restos arqueológicos de letrinas, sistemas de drenaje y ductos de agua prácticamente potable. La correlación entre aguas negras y enfermedades diarréicas era perfectamente identificada y se le otorgaba al dios A.mimitl, el encargado del trabajo en. las chinampas donde manejaban aguas y tierras contaminadas con excremento humano para el cultivo. 3) El trabajo forjado en las minas El trabajo forzado en las minas, así como la disminu- ción del número de casas para habitación eran de gran relevancia. La pérdida de energías constituía una de las principales "causas" de enfermedad que identificaban los náhuatl. Sólo que no la consideraban aislada de otros factores como, efectivamente, las formas de trabajo y de vida de los individuos que enfermaban. Para los náhuatl la vida familiar era sagrada. 4) La prohibición de las ceremonias religiosas tradicionales Los españoles prohibieron la realización de las cere- monias religiosas tradicionales en "los momentos" y los "lugares" propicios. En esas ceremonias se pedía a los dioses salud y bien- 61 https://booksmedicos.org estar para el pueblo. Antiguamente (antes de la Conquis- ta), dijeron los encuestados, se vivía más tiempo, se mo- rían más viejo, y cuando morían tres o cuatro se tenía por muy grande pestilencia. En cambio, ahora ya no es posi- ble contar el número de muertos. Esta respuesta requiere subrayar el acento puesto en "los momentos", "los lugares" y "el número de muer tos". Pero más importante es destacar la importancia otor gada a las ceremonias religiosas para pedir por la salud del pueblo. En ello está implícita la afirmación de que la enferme dad era un siglo de ruptura en la armonía del hombre con los dioses. En efecto, para los náhuatl no había una causa aislada que produjera enfermedad, y la "causa" no era sino un "quien": un dios, un hombre, un espíritu, etcétera, pero ca- da "quien" entendido en una compleja red de elementos di- námicos, imbricados como en un tejido finamente hilado. Sin embargo, el principio supremo era el del orden de los dioses. Toda evidencia de enfermedad, sin importar propiamente la "causa" inmediata directa, tenía que ver con la ofensa a una divinidad o bien relacionado. 5) El exceso de trabajo impuesto por los españoles Esto está relacionado con la pérdida de energías y los modos de vida y de trabajo. Hay que recordar que uno de los principios ordenadores de la vida social náhuatl era https://booksmedicos.org el de un estricto control en los tiempos y las actividades de trabajo. 6) La ociosidad y la embriaguez en la que solieron caer muchos La ociosidad y la embriaguez eran tenidas por grandes formas de ofender a los dioses, y por tanto consideradas males propiciantes de enfermedades. La ebriedad inclusi- ve era motivo de que tonalli (quizá la principal entidad anímica) saliera del cuerpo y ello, cuando era prolongado, ocasionaba enfermedades. Por otra parte, se estima por algunos historiadores, que la ociosidad y la embriaguez (como el suicidio, los abor- tos provocados, la abstenencia sexual, etcétera) fueron formas conscientemente asumidas por los indígenas ante "el desánimo vital" (la pérdida de un rostro o la torcedu- ra del corazón, dirían los náhuatl) ocasionado por la Con- quista. 7) Los cambios de alimentación que trajeron los españoles Contrario a lo que comúnmente se cree, la alimenta- ción entre los náhuatl fue rica y variada. El tipo, cantidad y hábitos alimenticios eran rigurosamente considerados para diagnosticar una enfermedad. La enseñanza de los hábitos alimenticios a los niños, dice Fernández del Casti- 63 https://booksmedicos.org lio (Álvarez Amézquita et al., 1960), era excepcional en las familias náhuatl. 8) El abandono de medidas higiénicas que antes eran respetadas El baño, la muda de ropa, el lavado de manos antes y después de las comidas, así como el lavado de boca eran, entre otras medidas higiénicas, escrupulosamente respeta- das y enseñadas en las familias náhuatl. La conquista rom- pió de tajo con ellas. Además, no hay que olvidar que los españoles trajeron múltiples enfermedades epidémicas que a la sazón eran habituales en España (peste, sífilis, tifus exantemático y viruela), y ante las cuales los indígenas prácticamente no tenían defensas inmunológicas. 9) La falta de la atención médica Por falta de atención médica se referían a la de los ticit náhuatl, de la cual incluso muchos españoles se beneficia- ron al recurrir a ella hasta llegar a recomendarla. Cortés fue uno de esos españoles. En este punto hay que anotar los espléndidos recursos terapéuticos utilizados. Si bien es cierto que recurrían a la magia, la hechicería y la superstición, éstos no eran los principales recursos tera- péuticos entre los náhuatl. 64 https://booksmedicos.org Destacan más bien los recursos imprescindibles del ritual religioso, el de la herbolaria, y el de la cirugía, entre otros. 10) Las represalias guerreras de los conquistadores Aquí la percepción de las causas de muerte era más que evidente.
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