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Francisco Alvarez Heredia Medico, docente Universitario, Magíster en Salud Pública de la Universidad Nacional y especialista en Salud ocupacional, con postgrado en radiodiagnóstico en la Universidad autónoma de Barcelona y Federal de Río de Janeiro. Autor de: Investigación y epidemiología, Calidad y Auditoría Médica e Instrumentos de Auditoría Médica. Aurelia Alvarez Heredia Magíster en Educación de la Universidad Javeriana, docente Universitario. Autor de varios libros sobre investigación, Coautora de los libros: "Calidad y Auditoría Médica" e "Investigación y epidemiología". Su labor en el campo de la investigación y en la educación ha sido destacada. Coordinadora por diez años del centro de investigaciones de la facultad de derecho de la Universidad Santo Tomás. Epidemiología general y clínica Francisco Álvarez Heredia MD-MSP Aurelia Álvarez Heredia MSC Álvarez Heredia Francisco Epidemiología general y clínica / Francisco Álvarez Heredia -- Bogotá: Ecoe Ediciones, 2009 380 p. ; 24 cm. ISBN 978-958-648-579-1 1. Epidemiología 2. Vigilancia epidemiológica 3. Salud pública I. Tít. 614-4 cd 21 ed. A1197404 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango Colección: Ciencias de la salud Área: administración en salud Primera edición: Bogotá, D.C., mayo de 2009 ISBN: 978-958-648-579-1 © Francisco Álvarez Heredia E-mail: fah@terra.com.co © Aurelia Álvarez Heredia © Ecoe Ediciones E-mail: correo@ecoeediciones.com www.ecoeediciones.com Carrera 19 No. 63C-32, Pbx. 2481449, fax. 3461741 Coordinación editorial: Adriana Gutiérrez M. Autoedición: Emilse Londoño Carátula: Magda Rocío Barrero Ilustración portada: Óleo sobre lienzo El poder blanco, René Magritte, 1965 Impresión: Editorial Kimpres Ltda. Calle 19 Sur No. 69C-17, Tel. 4136884 Impreso y hecho en Colombia A Mis mejores alumnos Francisco José, Camilo Andrés, Zamir y Enriqueta. A mis mejores profesores Ana, José, Gladys, Benjamín y José Vicente. Introducción .......................................................................................................... vii Capítulo 1. Ecología humana ............................................................................. 1 Capítulo 2. Salud y enfermedad ........................................................................ 7 Capítulo 3. La enfermedad como proceso ....................................................... 25 Capítulo 4. La salud y el enfoque de sistemas .................................................. 37 Capítulo 5. La epidemiología: un método ........................................................ 51 Capítulo 6. La medición en epidemiología ...................................................... 63 Capítulo 7. Medidas de frecuencia de la enfermedad ..................................... 77 Capítulo 8. Determinación de factores de riesgo ............................................ 105 Capítulo 9. Los datos en epidemiología y en salud pública ........................... 121 Capítulo 10. La presentación y grafi cación de los datos ................................. 135 Capítulo 11. El sistema de vigilancia epidemiológica ..................................... 149 Capítulo 12. Conocimiento, investigación y método científi co .................... 171 Contenido vi Epidemiología general y clínica Capítulo 13. La casualidad en epidemiología .................................................. 183 Capítulo 14. Guía para un proyecto de investigación ..................................... 195 Capítulo 15. Los estudios epidemiológicos ...................................................... 211 Capítulo 16. Los estudios descriptivos ............................................................. 221 Capítulo 17. Estudio de casos y controles o retrospectivos ........................... 243 Capítulo 18. Estudio de cohorte, prospectivos o de seguimiento ................. 255 Capítulo 19. Estudios clínicos controlados (ECC) .......................................... 265 Capítulo 20. Población y muestreo .................................................................... 293 Capítulo 21. La muestra en la investigación en salud ..................................... 305 Capítulo 22. La medicina basada en evidencia ................................................ 313 Capítulo 23. Las guías de práctica clínica ........................................................ 323 Capítulo 24. Planeación y conducción de encuestas ...................................... 329 Bibliografía ............................................................................................... 349 Planeación y conducción de encuestas vii Introducción La práctica médica diaria requiere la toma de decisiones sobre actividades pre- ventivas, diagnósticas, terapéuticas y pronósticas, así como sobre el comporta- miento de las enfermedades en las comunidades. Para lograr estos objetivos, se apoya en los conceptos epidemiológicos no siempre bien conocidos. Los estu- diantes de las disciplinas de la salud también afrontan esta inestabilidad porque las Universidades orientan sus currículos hacía las áreas clínicas del diagnóstico y tratamiento, existiendo difi cultades para entender o trasladar los resultados de una investigación a la práctica clínica diaria por la forma en que habitualmente se presentan los resultados, como p<0.05, p<0.01, riesgo relativo, odds ratio y otros similares que se refi eren a los conceptos de incidencia, prevalencia, epidemia, tasas generales o específi cas. Muchos profesionales y estudiantes no están fami- liarizados con este lenguaje. Las difi cultades que presentan los médicos para entender el lenguaje y la me- todología de los epidemiólogos radica en que trabajan en escenarios diferentes. El clínico trabaja con un paciente que conoce por nombre y apellidos, sabe sus antecedentes y hasta conoce a su familia; los epidemiólogos estudian a los pacien- tes bajo la óptica de una comunidad. El clínico realiza un diagnóstico concreto, la mejor terapéutica y el pronóstico para un paciente determinado, mientras que el epidemiólogo realiza cálculo de riesgos; y número necesario de pacientes para investigar un evento. Sus objetos son diferentes pero su metodología es similar; el clínico se centra en el paciente y los epidemiólogos en la enfermedad y su com- portamiento en las comunidades. Este libro, Epidemiología General y clínica, aproxima a los profesionales de la salud, de manera sencilla y práctica, a la comprensión de los elementos esen- viii Epidemiología general y clínica ciales para su aplicación en el manejo de las enfermedades, de los pacientes o de las comunidades. El interés no es realizar un tratado a profundidad sobre aspec- tos técnicos, sino ofrecer conceptos sencillos para la comprensión de los princi- pios de la Epidemiología General y de la investigación en Salud. Los profesionales de la salud, especialmente los clínicos, tienen una forma- ción deficiente en Epidemiología, lo que les impide aprovechar sus resultados y análisis para su práctica. La lectura de documentos a través del Internet es cada día más útil y necesaria, por lo tanto, es muy importante saber discriminar los ar- tículos confiables y válidos, de aquellos que sólo son información sin confirmar, con conclusiones erróneas, cuyos resultados no permiten realizar inferencias. “Epidemiología General y clínica” tiene como propósito contribuir al co- nocimiento de los elementos de Epidemiología, que todo profesional de la salud debe conocer para su práctica diaria, o para describir experiencias, o desarrollar un proyecto de investigación con sus pacientes. Este libro le ofrece un apoyo con- ceptual y metodológico. Este libro es el resultado de muchos años de docencia y discusión con estu- diantes y profesores que nos han impulsado a escribirlo y han corregido el texto. Nadie está solo en el universo, ningún ser vive aislado del ambiente que lo rodea, todos coexisten bajo interrelaciones complejas. Seejercen mutua infl uencia para sobrevivir y ejercer su actividad normal. Los animales y las plantas se ejercen mutuas infl uencias para sobrevivir. Los organismos vivos obtienen de estas inte- rrelaciones los elementos energéticos que necesitan para sobrevivir y desarrollar su actividad vital. La historia de la vida es la creación del hombre, y su particular desarrollo y comportamiento. Su supervivencia física y biológica depende de las interre- laciones ecológicas con el medio ambiente donde vive, pero en especial de la manera como establezca interrelación con sus semejantes. Su especial manera de comportarse, su conciencia, su desarrollo intelectual, la identifi cación individual y colectiva de sus necesidades y, en especial su impulso para solucionarlas, es la diferencia del hombre con los otros seres de la naturaleza. El hombre no sólo vive en un medio ambiente, sino que lo transforma per- manentemente de acuerdo a su interés, tanto que en algunos momentos se aparta de los patrones lógicos de la ecología, produciendo transformaciones inespera- das, algunas de ellas en contra de la sobrevivencia propia, de la especie y de la naturaleza. Algunos autores han denominado el estudio de esta especial manera de comportarse como “Ecología Humana”, concepto introducido por Burges y Park en 1921, término que tuvo gran aceptación, pero que aún queda corto para explicar las relaciones del hombre con su hábitat, ya que trasciende las relaciones de los organismos vivientes y su ambiente. “El hombre es una criatura singular. Posee un cúmulo de dones que lo hacen único entre los animales: a diferencia de ellos, no es una fi gura del paisaje, es Capítulo 1 Ecología humana 2 Epidemiología general y clínica un modelador de éste… la evolución biológica no ha circunscrito al hombre a ningún ambiente específico… esta es la paradoja de la condición humana: el poder de adaptación a todos los medios. Entre la multitud de animales que reptan, vuelan, escarban y nadan a nuestro alrededor, es el hombre el único que no se halla encadenado a su ambiente. Su imaginación, su razón, sus delicadas emociones y su vigor le permiten no aceptar el medio sino cam- biarlo. La serie de inventos merced a los cuales el hombre de todas las eras ha remodelado su mundo, constituye una clase de evolución diferente, no biológica sino cultural. Yo llamo a esa brillante secuencia de logros culturales, el ascenso del hombre. “J Bronowski (Casi como los ángeles, El ascenso del hombre). El ascenso del hombre del futuro no esta en la evolución orgánica sino en la cultural, en la vida social, la personal y en su interés por trasformarse a sí mismo y al ambiente que lo rodea, con una característica particular: tiene el poder de intervenir sobre el medio y sobre sí mismo, cambiar las relaciones a su antojo, acorde, o no con las relaciones que establezca con otros hombres. Las relaciones que el hombre establece con el medio ambiente difieren de las otras formas de vida por lo menos en los siguientes aspectos: • Estas particularidades dan una nueva perspectiva a la ecología humana, al trascender la ecología como una ciencia estática o con relaciones simples entre seres vivos sin objetivos precisos, para transformarla en una área que busca tanto el análisis de las relaciones biológicas y energéticas que sirven al hombre para su sobre vivencia, como en el estudio de las normas y leyes que regulan su comportamiento cultural y social, establecidas desde el comienzo de la evolución cuando ocurrió la transformación de lo inorgánico a lo orgá- nico, de lo orgánico a lo consciente y con especial énfasis del dinamismo de la conciencia humana a la conciencia social. • La cultura del hombre es una creación propia que obedece a la relación de los hombres entre sí, con su supervivencia biológica, con su conciencia, y con el medio donde vive. Posee una potestad de modificar el ambiente según su criterio, y algunas veces estas intervenciones no siguen el orden lógico de la ecología y muchas veces estas transformaciones rompen el equilibrio natural y ponen en duda su sobre vivencia. La contaminación ambiental, el exterminio de algunas especies animales, el crecimiento inarmónico de ciudades y poblaciones, la adicción a fármacos, al cigarrillo o el aprovecha- miento de los recursos de manera irregular, son ejemplos en donde se iden- tifica la manera ilógica y de falta de planeación en la relación del hombre con el medio ambiente. Ecología humana 3 Aspectos como el racismo, la discriminación y el maltrato a sus semejantes, son otro ejemplo del comportamiento irracional cuando se interrelaciona con otros hombres. Estas particularidades dan una perspectiva a la ecología humana, que tras- ciende la ecología como una ciencia con relaciones simples entre los seres vivos, para trasformarla en una ciencia que busca las interrelaciones biológicas que sir- ven al hombre para su vida y sobre vivencia, como el estudio que regula las nor- mas y leyes de su comportamiento cultural y social. Transformaciones y Leyes establecidas desde el inicio de la evolución hu- mana, desde cuando ocurrió la primera gran trasformación de lo inorgánico a lo orgánico, y con el tiempo de lo orgánico a lo consciente en su gran ascenso hacia el constante futuro y al gran cambio del hombre, de la conciencia humana a la conciencia social. La ecología humana no es exclusiva del análisis del transcurso de la evolución biológica, sino también del estudio y comprensión de la creación de la conciencia humana y su posterior desarrollo a conciencia social. De allí que el estudio de la ecología humana debe abordarse desde los cambios que ocurren en las relaciones especiales y culturales, con énfasis en la creatividad y la imaginación humana para la transformación del medio ambiente, incluyendo aquellos que aún faltan por conocer, como sucede con las exploraciones al espacio desconocido e imagi- nario del universo. El asimilar el comportamiento del hombre al de las plantas y animales es un error de perspectiva, con frecuencia cometido. El hombre posee unas leyes ecoló- gicas propias que tienen su particularidad por las características que le imprimen la conciencia y la cultura. El hombre se adapta al medio ambiente cuando le es útil, o lo transforma a su libre albedrío sin morir y su supervivencia no depende sólo de los criterios biológicos de adaptación, sino más bien de su capacidad de imaginar los cambios. Los otros seres o se adaptan o perecen. Esta es una gran diferencia, el hombre se adapta al medio ambiente cuando quiere o le es útil, pero se diferencia de los otros seres vivos, por que mientras que el hombre puede cambiar el medio donde vive sin perecer y, su supervivencia no sólo depende de criterios biológicos sino de su capacidad para imaginar los cambios, los otros seres vivos si no se adaptan perecen. El hombre a diferencia de otros seres, puede desplazarse y vivir en cualquier parte de la tierra, en la actualidad, incluso en el espacio por tiempos limitados cada vez más prolongados. Estos cambios que se han producido de manera rápi- da en los últimos años, han aparecido vinculados a patologías sociales, ya sea por la dificultad de asimilar los cambios y adaptarse rápido a los cambios, o hacerlo armónicamente. De esta manera algunas de las patologías modernas se encuen- tran más asociadas a problemas sociales que a fenómenos biológicos. 4 Epidemiología general y clínica Para las personas que trabajan en el campo de la salud, es importante enten- der con claridad el fenómeno dialéctico del hombre enfermo, del hombre sano y de su relación. Comprender esta perspectiva es básico para las disciplinas que tengan como objeto al hombre. Las disciplinas de las ciencias de la salud han identificado tanto al hombre como a su vida en el objeto central de su acción. Escuché al médico, Alvaro Cardona expresar su gran preocupación por la falta de reflexión sobre el valor de la vida en el campo de la Salud a pesarde la necesidad de su objetivo social. “...Cualquier observador desprevenido podría imaginar que la reflexión sobre la vida y la muerte ocupa un sitio prominente entre los profesionales e investi- gadores del sector salud y, consiguientemente en las universidades y academias científicas donde ellos son formados. Si la vida es la preocupación central de sus esfuerzos, no aparece existir razón válida que induzca a pensar otra cosa. Pero puede asegurarse, aunque parezca sorprendente, que en términos prácticamente absolutos la vida no es materia de escrutinio. Estos profesiona- les, que hacen un ejercicio profesional tan ligado a los problemas de la vida, no se interesan en estos tiempos por ese hecho maravilloso. Su ejercicio discurre actualmente repetitivamente sin poner mientes en esa temática de tanto conte- nido que debiera ser motivo de constante y profunda reflexión. ¿Cómo explicarse ese aparente absurdo? La causa parece residir en la fi- losofía inspiradora del modelo médico predominante y del paradigma que ampara la manera como hegemónicamente se considera salud y enfermedad” (Cardona). El estudio de la salud y la enfermedad, cualquiera que sea la disciplina desde donde se aborde, debe considerar la vida como un aspecto esencial de reflexión. Alrededor de la vida siguen gravitando preguntas, secularmente presentes para la humanidad, tales como su origen, su evolución, su sentido, su definición, su re- lación con la sociedad, su posible comprensión por la ciencia. Allí aparecen ins- critas con toda su complejidad e importancia consideraciones filosóficas como centro de la discusión, que el médico y el profesional de la salud eluden con fre- cuencia por considerarlos sin importancia, o porque los aspectos técnicos del área, que no hacen estas preguntas, lo distraen. Para las personas que trabajan en el campo de la salud, igual que para cual- quier disciplina que estudie al hombre y lo ubique en su contexto amplio bioló- gico y sociocultural, comprender esta perspectiva es importante para identificar las verdaderas patologías y entender con más claridad el fenómeno dialéctico del hombre enfermo, del hombre sano y de sus interrelaciones. De esta manera se pueden ofrecer alternativas más coherentes a sus problemas. De allí que las dis- Ecología humana 5 ciplinas de las ciencias de la salud, no sólo manejan las enfermedades, sino son disciplinas sociales que tratan al hombre en sus relaciones con otros hombres, con el medio natural en que viven y sus desajustes, su objeto es el hombre en su contexto más amplio. La visión epidemiológica señala que los estados de salud y enfermedad son manifestaciones de un mismo proceso en equilibrio con el ambiente social, cultu- ral del grupo en donde se vive, lo biológico y las perspectivas que el hombre en su conjunto, o de manera particular se de en ese momento para su vida y para la de los demás. La epidemiología moderna se apoya tanto en los procesos biológicos como en la antropología y sociología, también en los aspectos técnicos como la bioestadística, la investigación y los sistemas. La medicina y las áreas de la salud son hallazgos culturales, es algo propio a la humanidad que se ha ido construyendo con el tiempo y por lo tanto hacen parte de su contexto sociocultural. La medicina y las áreas de la salud aparecen como una institución social que se ha ido construyendo históricamente, con va- riaciones en complejidad, acorde con los avances tecnológicos, para constituir- se en la actualidad en un amplio cúmulo de conocimientos técnicos, creencias, normas, valores, costumbres, ritos y símbolos que están en continua variación y construcción. Algunas veces el éxito de un programa de salud, así como el éxito de un médico, odontólogo, optómetra, enfermera o trabajadora de las terapias, requiere mucho más que la simple capacidad técnica, exige habilidad y comprensión para entender los valores sociales, motivaciones, perjuicios y metas de los miembros de una comunidad, para poder entender el papel que desempeñan estos factores en la etiología y en la epidemiología de la salud y la enfermedad. Se requiere habilidad y comprensión de los aspectos de la vida más que de la enfermedad y, un marco filosófico coherente para entender los valores sociales y motivaciones de una comunidad, para poder entender el papel que desempeñan estos factores en la etiología de la pérdida de la salud y en la epidemiología de la salud y la enfermedad El tema sobre el concepto de salud y enfermedad se ha constituido en un debate obligado en las disertaciones académicas, es frecuente en las discusiones epis- temológicas y epidemiológicas. Cada autor posee criterios y conceptos propios, algunos divergentes, que resaltan los aspectos que identifi can de mayor impor- tancia. A pesar de estas diferencias sobre los conceptos de salud y enfermedad, en la actualidad se posee un marco general de análisis, que si bien es cierto, no ha resuelto el problema, si ofrece mayores perspectivas y obliga a pensar en diversas variables y campos de acción, más allá de una simple enumeración de características. La medicina tradicional ha operado considerando a la salud como la ausen- cia de enfermedad, mientras que la enfermedad ha sido un fenómeno vital de fácil identifi cación y de aparente fácil delimitación; la salud tiene límites impreci- sos y signifi cados más erráticos que la enfermedad. La epidemiología concibe el fenómeno salud y enfermedad como un pro- ceso único y dinámico, considera que no son antagónicos sino que pertenecen a un continuo que se inicia con la salud hasta llegar a la enfermedad. El concepto o noción de enfermedad no existe en ausencia del concepto de salud y vicever- sa. A lo largo de su vida, el individuo pasa repetidamente de un estado a otro y en este continuo se transforma no sólo en un problema fi losófi co sino de orden práctico. En el desarrollo de este capítulo y sólo con fi n didáctico, en la primera parte se describen las diversas defi niciones de salud y enfermedad que se encuentran con más frecuencia en los textos de uso corriente. En la segunda parte se pre- senta el desarrollo histórico del pensamiento sobre estos conceptos, organizados Capítulo 2 Salud y enfermedad 8 Epidemiología general y clínica para su entendimiento en dos esquemas, complementarios entre sí, pero que resaltan diferentes aspectos de un mismo tema; los Sistemas de Salud y los Pa- radigmas que han orientado el pensamiento de la humanidad con respecto a la salud y a la enfermedad. • Los Sistemas de Salud identifican formas de organizaciones primitivas o mo- dernas, de los conceptos de la salud y la enfermedad creados a través de la historia. También la actitud de los profesionales de la salud y de las comuni- dades, la farmacopea empleada, la manera como se adquiere su conocimien- to y las estrategias para resolver los problemas de la enfermedad según la forma predominante de pensar. • Los paradigmas permiten conocer el desarrollo del pensamiento humano con respecto a los conceptos de salud y enfermedad con la manera de aproxi- marse al diagnóstico de las patologías. Se describen en forma secuencial tal como fueron apareciendo en la historia de la medicina, para que se identifi- quen sus conceptos. Definiciones de salud y enfermedad Se ha dicho, que la salud “es un estado de armonía y equilibrio funcional que se traduce en un silencio orgánico” ya que el hombre por ejemplo, no se percata del sonido o movimiento del corazón o de otros órganos y sólo cuando uno de éstos se altera “se escucha” rompiendo el silencio. La enfermedad es pues una ruptura del silencio orgánico. También se ha escrito, en una definición tautológica, que la salud es la mejor connotación de no estar enfermo, y por lo tanto estar enfermo es una condición de no estar sano. Definición que de por sí no ofrece ningún tipo de salida para entender los verdaderos procesos de salud y enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS),con el interés de aclarar y am- pliar los conceptos sobre la salud, ofreció un marco general o modelo ideal para definir a la salud: “el completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de la enfermedad”. Esta visión amplia organiza los conceptos anterio- res mostrando los aspectos biológicos, mentales y sociales como condicionantes para la salud, pero olvida conceptos como la individualidad y la realidad social cambiante. También se ha empleado el concepto de “normalidad estadística” para refe- rirse al concepto de salud. Este concepto sugiere llamar sanos al promedio esta- dístico de la población, y enfermos a aquellos que se escapen excesivamente de este promedio. Salud y enfermedad 9 Cuando se practican exámenes a grandes poblaciones se detecta que el con- cepto de salud que la gente posee es variable. Un gran número de personas se sienten enfermas y al ser examinados física y psíquicamente se encuentran sa- nas; así mismo personas que se sienten sanas al pasar por el mismo examen, se demuestra su condición de enfermos, a tal punto que se encuentran volúmenes altos de personas que sin sentirse enfermas tienen defectos físicos o entidades claramente definidas como enfermedad. Lever y Clark hacen referencia al concepto ecológico de la enfermedad y, su- gieren que los conceptos salud y enfermedad son una única manifestación de un equilibro orgánico sin límites definidos y que por lo tanto es irracional pretender definirlos. La salud sería un equilibrio adaptativo del organismo humano con el ambiente físico y social o el equilibrio entre el agente causante de la enfermedad, el hospedero u hombre y el medio ambiente. El concepto de estos autores establece que los estados de salud y enfermedad dependen fundamentalmente de tres variables: • Un agente • Un huésped • Un ambiente Y que el equilibrio o desequilibrio éntre estos es el que establece la salud o la enfermedad; este concepto, por su utilidad práctica tendrá un posterior desarrollo. El interés del hombre de conocer su pasado lo ha llevado en repetidas ocasio- nes a preguntarse, con mayor o menor énfasis, sobre la importancia de conocer la evolución de estos conceptos para los profesionales de la salud, varias respuestas se han abordado, y tal vez la más afortunada es la que sugiere que todo el aconte- cer de los conceptos humanos y más específicamente los de salud, tiene sentido si sus conocimientos sirven para entender el presente y orientar mejor el futuro de la humanidad. Pero si este conocimiento se constituye en un solo ejercicio de erudición, entonces no sirve al hombre para nada. El conocimiento de la evolución de los conceptos de Salud y Enfermedad con su marco histórico y socioeconómicos, debe servir para darle una mayor dimen- sión social a las áreas de la salud y a todas aquellas disciplinas que trabajan con una relación terapeuta-paciente, llamase médico, odontólogo, optómetra, enfer- mera o terapeuta, permitiendo enfrentar con mayor claridad el tratamiento de un paciente y orientar su prevención. Una de las formas para identificar con claridad un conocimiento, es mostrar el desarrollo del concepto a través del tiempo; qué se pensó, qué hizo el hombre y qué dejó de hacer por circunstancias particulares, la aparición de nuevas pers- 10 Epidemiología general y clínica pectivas y como éstas se apoyan en los conceptos obsoletos, así como la red de sus implicadas relaciones con los otros conceptos del momento y los que aparecen posteriormente. Este método permite exponer la evolución en su sentido histó- rico para ganar en claridad conceptual, sin que por esto se inhiba el análisis de la realidad. ¿Cómo nace el concepto de salud y enfermedad? Estos dos conceptos han estado unidos desde sus orígenes y es quizás la enfermedad el punto de partida para poder entender con mayor claridad esta relación, particularmente, si el co- nocimiento de la enfermedad se analiza a través del diagnóstico. Sobre esto se ha montado todo el sistema moderno de atención de la salud. Los paradigmas Para mostrar esta evolución se han seleccionado diferentes esquemas según los diferentes autores. A estos modelos se les denomina paradigmas. El paradigma es pues, un modelo o patrón intelectual que regula el pensamiento de toda una eta- pa de una ciencia o práctica determinada y, respecto del cual todo lo que se haga o se piense de esa actividad se sustenta en ese patrón general. Estos esquemas de pensamiento cobijan grandes etapas pero en algunas ocasiones persisten a pesar de que su influencia ha desaparecido. Los paradigmas estudiados son: • El paradigma antiguo: Éste hace referencia a la concepción Hipocrática y posteriormente al pensamiento Galénico. • El paradigma moderno: Estudia el pensamiento de diferentes autores: El pensamiento de Sydenhan, El pensamiento anatomoclínico, El pensamiento fisiopatológico El pensamiento el etiopatológico. • El pensamiento social: El paradigma antiguo Se extiende desde la aparición de la teoría hipocrática hasta Sydenhan pasando por diferentes autores de los griegos clásicos, la Helenística, la Bizantina, la Ára- be, la Europea Medieval y la Europea Renacentista. Su fundamento consiste en considerar la observación y la visión directa como los elementos esenciales y más idóneos para conocer la enfermedad. “Lo que nos es manifiesto nos hace conocer aquello que nos está oculto” (Anaxágoras). Esta pre- misa nos ubica en la teoría Helenística del conocimiento.“La visión no puede llegar Salud y enfermedad 11 hasta lo que no se ve o lo oculto y no se puede conocer a través de la visión directa por esto se recurre a la imaginación o a la razón”. Así, lo imperfecto de la visión se apoya en la imaginación y en la razón. El conocimiento lo constituye la observación y la razón. El paradigma antiguo se define en el pensamiento Hipocrático. El pensamiento hipocrático El conocimiento de la enfermedad se ha realizado a través del diagnóstico, según Hipócrates, de esta misma manera el sentido de diagnosticar es “distinguir o dis- cernir” o conocer a través de, como lo conocieron los Griegos del siglo IV y V A. de C. “Conocer técnicamente una enfermedad individual sería, describirla con precisión entre todas las restantes y observar en lo que de ella se ve a través de lo que ella es aparente”. Sin razonamiento… El médico por lo tanto debe observar detenidamente “a partir de” y “a través de” no sólo lo externo y lo aparente, sino lo interno y esencial. Sin razonamiento, diría Hipócrates, no habría nacido el arte de curar, sin él no podría conocerse lo que no se ve y no se oye y sería imposible descubrir la causa de las enfermedades”. El médico diagnosticará ante todo según lo que observa, lo que ve, si no ve, debe observar las respuestas del paciente para presentar un diagnóstico. (citado por Lain Pedro). Los hipocráticos propusieron la utilización de la visión como una puerta de entrada hacia lo que no se puede ver porque debe ser conocido a través del razonamiento. Hay que “explorar al enfermo con los ojos, la nariz, la mano y los demás órganos... palpando, oliendo y gustando”. Aquí se nota un afán semiológi- co a tal punto que se descubre la auscultación: “si poniendo la oreja sobre el tórax escuchas durante un largo tiempo, oirás que dentro tiene como el vinagre.”, sólo siglos después se vuelve a hablar sobre la auscultación del tórax. El médico Hipocrático exploró al paciente “con el logos”, es decir con el co- nocimiento, a través de la palabra, o sea a través del interrogatorio. El interroga- torio y la anamnesis en el pensamiento hipocrático tiene gran importancia para el diagnóstico con una claridad sobre el papel del médico en el interrogatorio, éste debe oír al enfermo, interrogarle y responderle con claridad sus preguntas sobre la dolencia. “Si el médico no llega a hacerse comprender de los profanos y no pone a sus enfermos en esta disposición no alcanzará la realidad del enfermo (Platón). El diagnóstico no puederealizarse si no es compartido con el enfermo, padecer una enfermedad sin saber y entender que se padece fue para los griegos cosa de bestias o de esclavos. Hacer entender la enfermedad a sus pacientes era la labor del médico. Aristóteles enseñaba a sus alumnos que era necesario “saber porque lo hace aquello que se hace” lo que obligó a los hipocráticos a conocer con verdad y preci- 12 Epidemiología general y clínica sión la realidad concreta del hombre enfermo, sólo así se podría tener un conoci- miento exacto de la enfermedad que le aquejaba y este conocimiento se obtendría a través de la observación del mismo paciente, el médico examinaría ante todo el rostro del enfermo, para saber si era semejante al de los que estaban sanos, y sobre todo si era semejante a si mismo. El primer objetivo del médico era resolver el dilema “sano o enfermo” y no intervenir en las enfermedades incurables “pienso, decía Hipócrates, que “el objeto de la medicina es eliminar el sufrimiento de los enfermos, disminuir la violencia de las enfermedades y abstenerse de tratar a las que se hallan do- minadas por la enfermedad, puesto que en ellas ya nada se puede hacer”. Este objeto preliminar se continuaba por la parte esencial del diagnóstico que era saber identificar la apariencia clínica del enfermo. (citado por Lain pedro en “El Diagnóstico Medico”). No hay enfermedad sino enfermo, es una sentencia que se repite hasta nues- tros días con la cual se pretendía individualizar la enfermedad dejando un poco de lado la real semejanza de las enfermedades entre diversos pacientes, esta rela- ción de semejanza sólo se logró con el paso de los años. El médico debe descubrir la real semejanza entre la realidad del individuo por él observado y otras con las cuales le haya puesto en contacto su propia expe- riencia clínica y la experiencia de otros médicos. El pronóstico, al igual que el diagnóstico de la enfermedad, fue de vital im- portancia considerando éste como la predicción o la conjetura racional de cual sería el curso ulterior de la enfermedad. No es una predicción sino un precono- cimiento de lo que probablemente sucederá, apoyado en la observación de los signos de los pacientes y en las experiencias propias y ajenas. El pensamiento galénico El pensamiento de Hipócrates reinó durante cinco siglos y aún hoy muchos de sus conceptos se recrean dentro del gremio médico, pero fue el pensamiento de Galeno lo que disminuyó su influencia para la medicina. Galeno pretendió conocer y nombrar técnicamente las enfermedades. Tanto en Galeno como en Hipócrates está presente la premisa del paradigma antiguo: La observación y la visión imaginativa a través de la razón de lo que interiormente es o puede ser el desorden orgánico de que se trate. “Un buen médico, dice Galeno, es el que por igual sabe apartarse del simple empírico, sólo atendiendo a lo que le dicen sus sentidos y del sofista, exclusivamente confiado en el ejercicio de la razón. El que en definitiva logre en su práctica dar sentido al diagnóstico, es un buen médico”. Salud y enfermedad 13 Galeno se esfuerza por establecer una relación importante entre la expe- riencia y la razón, pretendiendo ordenar la experiencia obtenida mediante la ex- ploración del enfermo para aplicar el raciocinio a esta realidad. De esta manera conocer de forma empírica y racionalmente la realidad. Por este motivo identifica que no es posible sin el apoyo de la ciencia anatomo-fisiológica llegar a un ver- dadero diagnóstico. Galeno cree firmemente en el saber anatomo-fisiológico ya que la realidad anatómica es la expresión de la realidad somática de la especie humana. Saber anatomía, diría, es conocer como es en sí misma la realidad física y viviente del ser humano. Uno de los aspectos que más caracteriza al pensamiento de Galeno con res- pecto a la salud y la enfermedad es lo que llamó la “Conjetura Técnica”. El pensó, que el diagnóstico de un médico sobre una enfermedad era un proceso mental que se apoyaba en considerables razones de la observación a la luz de lo que conoce por su experiencia, que posteriormente contrasta con la exploración cui- dadosa y reiterada del saber anatómico y patológico. El diagnóstico comienza siendo conjetural, pero no de una forma arbitraria sino técnica porque procede de una consideración razonable y de la experiencia que se contrasta con los ha- llazgos del paciente y el conocimiento anatomopatológico de las enfermedades. El pensamiento de Galeno perduró 15 siglos y de igual manera que el hi- pocrático, aún se encuentran elementos de éstos en la obra actual. La obra de Galeno precede al pensamiento del paradigma moderno. Relacionando los síntomas observados en el enfermo y su conocimiento como anatomista y fisiólogo, Galeno estaba seguro de inferir sin error tanto la lo- calización somática del desorden anatomo-fisiológico subyacente a los síntomas y, empleó para este análisis el razonamiento que planteó de la siguiente manera: El pensamiento analógico permitió establecer la causa cinética de la enfermedad, “que no pudiendo ser reconocida mediante los sentidos, obligan al empleo del razonamiento” y la estructura del método analógico fue descrito así “si en la rea- lidad A tiene lugar tal modificación cuando es sometido a la acción de tal causa exterior, y si la realidad B es semejante a ella, debemos concluir que, sometida a la misma causa, lo mismo acaecerá en la realidad B”. (Lain Pedro). El pensamiento analógico ocupa un lugar importante en la historia del pen- samiento de la humanidad y muy especialmente en la de los griegos, que les llevó a consideraciones particulares de la vida como en su visión de los mecanismos fisiopatológicos. Galeno decía: “Puesto que los nervios son semejantes a las cuer- das de la lira y puesto que se alteran cuando el medio ambiente es demasiado hú- medo la alteración de los nervios subyacentes a las convulsiones, tiene que ser la consecuencia de un exceso de sequedad o un exceso de humedad en los humores que la rodean”. (Lain Pedro). 14 Epidemiología general y clínica El pensamiento analógico es una vía para obtener hipótesis y posee alguna validez, pero también conduce a errores, especialmente si se considera real una creación mental establecida por intermedio de analogías que no son probables. Galeno, por ejemplo, llegó a conclusiones etimológicas valederas y erróneas de algunas enfermedades por razonamiento analógico, de esta manera, estableció, por ejemplo, que un trauma sufrido por un paciente en la columna había pro- ducido disminución de la fuerza de tres dedos de una mano, pero en otra opor- tunidad afirmó que la piuria de un paciente se debía al paso de la pus desde un absceso pulmonar a la vejiga, realizado a través de la vena pulmonar y la aorta. El paradigma moderno Desde el origen mismo el paradigma moderno del conocimiento de la enferme- dad, se basa en la razonable pretensión de reducir el juicio diagnóstico y el co- nocimiento de la enfermedad, a la visión directa e indirecta, no imaginativa sino real, de aquello que para el médico sea la realidad de la enfermedad observada. Es la continuación del pensamiento Galénico que trata de trascender el pensa- miento antiguo y su gran énfasis en el razonamiento. La historia muestra que la me- dicina y la visión que el hombre ha tenido sobre la salud y la enfermedad no ha sido entendida siempre igual, sin embargo, sus conceptos y definiciones han pasado por etapas que actualmente pueden identificarse como fenómenos organizados con un pensamiento homogéneo. Las etapas del paradigma moderno se caracterizan en estos momentos: • EL pensamiento Sydenhamiano. • El pensamiento anatomo-clínico. • El pensamiento fisio-patológico. • El pensamiento etio-patológico. El pensamiento Sydenhaniano Thomas Sydenhan estableció un método específico para el conocimiento de una enfermedad que se caracterizó con la siguiente sentencia “experiencia y razón, desde luego, pero la experiencia es para mí lo que misojos ven y razón, la activi- dad mental con la cual combino y ordeno eso que ven mis ojos”. Es decir, “orde- nar y entender descriptivamente eso que yo veo”. (Garcia Jabell). Su pensamiento pretende, por lo tanto, conocer la enfermedad por lo que ésta es en la realidad misma y no lo que el médico imagina, como lo plantearon Hipócrates y Galeno en su momento. La idea de Sydenhande sobre la enferme- Salud y enfermedad 15 dad es que ésta corresponde “a un esfuerzo de la naturaleza para exteriorizar la materia mórbida, procurando con todos sus fuerzas la salud del enfermo” lo que contrasta con la acción pasiva de la concepción Galénica. Sydenhan, muestra por lo tanto, el carácter activo de la enfermedad. (Garcia Jabell). El conocimiento de la enfermedad se obtiene si se descubre la causa de la misma. Debe olvidarse por lo tanto, de una hipótesis fisiológica, como lo plantea- ron los Galénicos, porque no se necesita para conocer las enfermedades o para tratar a los enfermos, pero el conocimiento de la causa se constituye en un aspec- to importante, ya que la enfermedad es inmediatamente producida por ésta y por tanto la distingue de otras. Sydenhan llevó a cabo una descripción de todas las enfermedades con las minucias propias de éstas, ordenadas y comparadas metódicamente y, estableció las que se parecen entre sí y sus diferencias según los síntomas que se presentan siempre, o los que sólo lo hacen accidentalmente. Los casos, raros o eventuales de enfermedad que no pudo clasificar los consideró desviaciones ocasionales de la naturaleza. Sydenhan realizó una taxonomía o clasificación de las enfermedades existentes, de tal manera que si una enfermedad no estaba en ese listado era, o porque era una nueva enfermedad o porque el médico se había equivocado. Sydenhan realizó observaciones epidemiológicas, llamó la atención sobre la importancia de describir la relación entre la enfermedad y la época del año en que aparece ésta. En resumen, frente a la concepción sustancial e individual de los Galénicos. Sydenhan concibe y describe la enfermedad o especies morbosas como un con- junto de notas sintomáticas que se repiten idénticamente y ordenadamente en todos los enfermos. De tal forma, que todas las enfermedades se pueden conocer individualmente. El procedimiento para a identificar una enfermedad tendría el siguiente proceso: • Exploración minuciosa del paciente. • Ordenamiento de un cuadro clínico. • Comparación de un cuadro clínico con el catálogo de las enfermedades ya conocidas. • Identificación de una sola enfermedad. Si no aparece en el listado, o es una desviación juego de la naturaleza, o es una enfermedad no conocida. A la difusión de las ideas de Sydenhan se debe el estudio detallado de algu- nos casos clínicos como la fiebre tifoidea, la disentería, angor pectoris y otros muy bien descritos. 16 Epidemiología general y clínica El pensamiento anatomoclínico A solo diez años de la muerte de Sydenhan apareció publicado en 1679 la colec- ción de más de 3000 historias clínicas acompañadas de un protocolo de autopsias recogidas por Th. Bonet. Este hecho dio inicio a esta nueva forma de pensar del paradigma moderno y se le ha llamado pensamiento anatomoclínico. El método anatomoclínico tiene tres formas de concebir el proceso de la enfermedad: • Concibe la enfermedad como un hallazgo de autopsia, es decir es una com- probación de la causa por la cual a muerto un enfermo. • La enfermedad o lesión es una pieza del diagnóstico que no se pudo realizar con exactitud durante la vida del enfermo. • La lesión anatómica es el fundamento que produce una clínica específica de una enfermedad específica. Los primeros médicos que guiaron su diagnóstico bajo estos criterios, obliga- damente tenían que practicar diagnósticos post mortem anatómicos, e intentaban dar una explicación sobre la enfermedad causante de la muerte del enfermo. Nunca intentaron en una primera etapa hacer un diagnóstico anatomoclínico, es decir, identificar la existencia de una lesión en vida del enfermo. Extrañamente, los libros recogían historias clínicas acompañadas de los informes de autopsias, señalando qué le había pasado al enfermo para tal o cual padecimiento, sin entrar a predecir que a un paciente vivo con igual enfermedad le podría estar sucediendo lo mismo. Tiempo después, los médicos dejaron de practicar autopsias con el solo fin de hacer diagnósticos después de la muerte, más bien, sino para explicar los padeci- mientos de un enfermo, de una enfermedad cuyo diagnóstico no pudo hacerse en vida. El paso inmediatamente posterior, y el más importante de esta etapa lo cons- tituyó, sin duda, el tratar de entender durante la vida del paciente una explicación anatómica y clínica a sus síntomas, para lo cual fue necesario nombrar y entender las enfermedades a través de sus manifestaciones. Es aquí, donde aparece con gran fuerza la llamada Semiología Clínica, a tal punto que en 1808 en París un médico después de una auscultación pulmonar pudo decir “en el tórax de este enfermo existe un derrame pleural” sin esperar el fallecimiento del enfermo. El pensamiento fisiopatológico El pensamiento fisiopatológico concibe la enfermedad como un desorden inte- gral del organismo y a la lesión anatómica como una forma localizada de dicho proceso. La enfermedad es un proceso. Salud y enfermedad 17 Los médicos que siguieron el pensamiento anatomoclínico buscaban con an- siedad conocer los signos físicos y a través de la semiología relacionarlos con las lesiones anatómicas. Por otra parte, los médicos que siguieron el pensamiento fisiopatológico, en cambio, se propusieron determinar secuencias de un proceso físico-químico, que les permitiera identificar los desórdenes de una determinada función. Fue así, como la fiebre, las alteraciones del pulso y las alteraciones de la orina, como síntomas de procesos de enfermedades, fueron importantes en la exploración. Se inventaron “las pruebas funcionales” para el diagnóstico de las enferme- dades ,ya que éstas mostraban “signos fisiológicos” reveladores de la existencia de una lesión e indicadores del estado funcional de un órgano o de una actividad. De esta manera, se inició el examen de la función renal y también las pruebas para la exploración bioquímica de la diabetes. Se describen nuevos síntomas que constituyen una nota característica de la clínica de la mitad del siglo XIX como la respiración de Cheyne-Stokes o el síndrome de Stokes-Adams y la respiración de Kussmaul en el coma diabético. El pensamiento etiopatológico El avance científico y la aparición de nuevas técnicas que crearon instrumentos de mayor precisión y, que fueron aplicadas a las ciencias médicas hicieron posible el pensamiento etiopatológico. El médico pretendió ver la causa de la enferme- dad ya como un germen viviente: microbios o virus, o un agente físico o químico (radiaciones), para lo cual se apoya en los instrumentos o en otros técnicos, para poder ver directa o indirectamente esa realidad. De tal forma que encuentra en la sangre el Plasmodium, en las heces, las amibas y en los esputos pulmonares, el vacilo de Koch para descubrir la causa de la enfermedad y con plena certeza formular su diagnóstico. De similar manera, se encontró detección de sustancias químicas o reaccio- nes inmunológicas como la reacción aglutinante de F. Widad para el diagnóstico de la fiebre tifoidea en 1.882 y, la de desviación del complemento de A. Wasser- mann, para la detección de la sífilis en 1.906 y las reactividades del organismo como la intradermocreación de Cluon Pirquet en 1.907 y la oftalmoreacción de A. Wolff Eisner en 1.908, útiles en el diagnóstico de tuberculosis pulmonar. El pensamiento anatomopatológico ha tenido una gran importancia y puede decirse con certeza que millones de vidas se han salvado gracias a su terapéutica directa. Sin embargo, en muchas oportunidades llevó el pensamiento de la huma- nidad a un reduccionismo etiológico perjudicialpara el tratamiento integral de la enfermedad, como le sucede al médico que observa en una placa radiográfica 18 Epidemiología general y clínica una lesión definida que explica el comportamiento de la enfermedad y se niega por lo tanto a conocer más de la totalidad del paciente (reduccionismo anatomo- clínico) o cuando se observa una curva de glicemia, expresiva de una diabetes, olvidándose de otros aspectos (reduccionismo fisiopatológico). Igualmente suce- de cuando el médico detecta el posible germen causal de una enfermedad olvi- dado el contexto en que se ha desarrollado ésta (reduccionismo etiopatológico) especialmente cuando las visiones más amplias permitirán una mayor confianza del diagnóstico. Desde hace varias décadas, desafortunadamente son muchos los médicos y terapeutas que aún así proceden. A pesar de su fuerza teórica, al pensamiento etiopatológico se le han detec- tado algunas inconsistencias como: • Diagnosticar un enfermo en el cual no ha sido posible establecer el agente causal. • Es posible que el agente descubierto en un enfermo no sea el verdadero agen- te causal sino que hace de intermedio. • Manejar clínicamente a un paciente sano a quien se le ha encontrado un agente patógeno. • Actuar cuando a un enfermo se le encuentran dos agentes patógenos. Sólo un pensamiento más amplio, que mezcle el saber patológico y clínico permitió salir adelante de estos interrogantes. No deben olvidarse los valiosos aportes que realizaron hombres de ciencia como R. Koch (1882) microbiólogo quien expreso los postulados para conocer una enfermedad como un claro ejem- plo del reduccionismo etiopatológico. El paradigma moderno pretendió reducir el conocimiento de la enfermedad a un juicio diagnóstico de la visión directa o indirecta, pero real no imaginativa de aquello que se supone sea el proceso de una enfermedad. El pensamiento social Durante a la primera Guerra Mundial la medicina alcanzó una situación privile- giada, con el advenimiento y el perfeccionamiento de refinadas técnicas, que en diferentes cambios permitían un mejor acercamiento a los procesos de diagnós- tico precoz y tratamiento oportuno, la anatomía patológica, la fisiopatología, la toxicopatología, la microbiología y la inmunología habían tenido un desarrollo acelerado, con lo cual se creó la situación de que sólo faltaba la aplicación de los descubrimientos en forma coordinada. Los procesos de enfermedad pasaron a tener una connotación simultánea, anatomopatológica, etiológica y funcional Salud y enfermedad 19 con una visión más amplia e integradora, y las expresiones, por ejemplo, “esteno- sis mitral de origen reumático bien compensada” que reunía las tres visiones son actualmente de uso frecuente. Después de la segunda Guerra Mundial nuevos cambios sociales y conoci- mientos científicos, cambian el concepto de la enfermedad: la patología molecular, la influencia del pensamiento de Freud sobre las neurosis y sobre las enfermeda- des llamadas “orgánicas” hacen que el pensamiento oscile entre el pensamiento clásicamente científico y la visión antropológica de la enfermedad, en donde el modo de vivir y el quehacer cotidiano del enfermo, pasa a ocupar un puesto im- portante para entender su enfermedad. Antes de Freud, las enfermedades men- tales y las neurosis eran entendidas por su cuadro clínico o por su localización somática, de tal forma que las expresiones como “paraplejia histérica” eran de uso frecuente, después de Freud, la génesis del proceso mental tomó una nueva connotación que ha fluido considerablemente en todo el pensamiento actual de la salud y la enfermedad. Hoy no se define la enfermedad, sino se concibe como un proceso complejo sucesivamente patogénico, fisiológico y anatomopatológico que ocurre en un ser humano con procesos psíquicos y socio-económicos complejos. Freud con su actitud de exploración de interpretación de las enfermedades mentales, la subjetividad del paciente y la relación del hombre con los procesos so- ciales, el mismo hombre tomó una nueva importancia ya no sólo desde el punto de vista de su condición biotípica, cronobiológica, sexual, social, sino desde la intrans- ferible peculiaridad e individualidad del desarrollo en su vida íntima y subjetiva. El desarrollo de los sistemas de salud Otros autores se refieren a la selección de diferentes formas de pensamiento para considerar la enfermedad en Sistemas de Salud, entendiendo éstos como un con- junto de creencias y estrategias en salud, que perduran durante un tiempo. Las formas de pensamiento o sistemas comúnmente estudiados son: • Sistema de Salud Mágico - Religioso o Pensamiento mágico Religioso. • Sistema de Salud Empírico o Pensamiento Empírico. • Sistema de Salud Científico o Pensamiento Científico. Es de gran importancia la organización en Paradigmas del pensamiento his- tórico del concepto de salud y enfermedad y del diagnóstico, por cuanto es de- mostrativo del desarrollo de diferentes conceptos a través de grandes períodos de la humanidad, en donde cada uno de éstos ocupó un espacio importante en todo 20 Epidemiología general y clínica el desenvolvimiento y acciones de una época. Su comprensión es importante, por cuanto ésta permite entender con mayor claridad aspectos de la actualidad y el papel que la epidemiología, el médico y los otros profesionales han jugado y juegan a través de la historia, especialmente cuando en la actualidad diferentes paradigmas se entrecruzan y coexisten. Es frecuente observar planteamientos de diversos paradigmas sin que sus exponentes conozcan sus orígenes. Algo similar sucede con la organización del pensamiento, ya no en paradig- mas, sino en sistemas históricos del ejercicio de la salud, cuyo concepto básico consiste en organizar en sistemas los esfuerzos del hombre para recobrar su salud conjuntamente con las ideas sobre la naturaleza de la enfermedad. El hombre a través de la historia de la humanidad ha luchado contra la enfermedad, emplean- do métodos que correspondan a diferentes ideas que sobre éstas se fueron gene- rando según los procesos sociales en que éstos hombres vivían. Las diferentes formas de pensar se pueden organizar en sistemas bien delimitados y, según ellos crear formas de actuar respecto a la salud. De manera similar, como con los paradigmas, los sistemas coexistentes en la actualidad en el pensamiento de la gente, e incluso en los sujetos que ofrecen ser- vicios de salud y es frecuente observar en la actualidad, como se ofrecen servicios de salud y se manejan creencias con ideas y conceptos mágicos o religiosos, que son propios de un pensamiento de los albores de la humanidad. En algunas ciu- dades, se observa que al lado de grandes hospitales y centros científicos, prolife- ran centros de atención en salud que emplean para la curación pócimas mágicas, conjuros u ofrecen plegarias religiosas. Esta situación es frecuente porque los conceptos sobre la salud y la enfer- medad, como todos los que tengan que ver con la vida del hombre, están ínti- mamente ligados a las realidades socioeconómicas, pero especialmente con el contexto socio cultural que tienen las comunidades, sobre el desarrollo científico de los procesos de producción de las enfermedades. Algunos grupos sociales le han dado predominio terapéutico a quienes tienen, en alguna forma relación con los seres sobrenaturales, de esta forma los chamanes, curanderos, brujos y poste- riormente los sacerdotes de los religiosos, ocupan un lugar preponderante en el tratamiento de las enfermedades. Las grandes epidemias ocurridas en la Edad Media, fueron consideradas como castigo de Dios, y por tanto su terapéutica fueron las plegarias y peniten- cias que no son muy diferentes a los esquemas empleados por un chaman de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, que cura las enfermedades a través de trances e invocaciones a los espíritus de sus ancestros. El Sistema de Salud Mágico-religioso sobre la salud y la enfermedad, es aún importante y nosólo en América Latina donde incluso gran cantidad de médicos Salud y enfermedad 21 formados con la concepción científica, se dedican al uso de prácticas esotéricas para el tratamiento de las enfermedades. Es frecuente observar en América La- tina, el éxito de las prácticas mágicas desarrolladas por curanderos que logran interpretar con fidelidad los aspectos culturales y sociales de la comunidad donde viven, para de esta manera acercarse con más facilidad a la población, situación que con frecuencia olvidan los médicos. Los sistemas que en forma breve se tratarán a continuación son;:el sistema de salud mágico, el sistema de salud empírico y el sistema de salud científico. Es lógico suponer que el desarrollo de estos tres sistemas se dio históricamente de manera sucesiva y creciente, sin que con esto se dejara de pensar en el sistema anterior. Es probable que del sistema mágico se haya evolucionado al sistema em- pírico y posteriormente al científico, pero esta última forma de pensar no excluye las anteriores. Sistema de salud mágico-religioso La magia y la religión han sido constantes en la historia de la humanidad. Los hombres han tratado de explicar los sucesos a través de la magia y la religión. Los fenómenos naturales han tenido una explicación sobrenatural, con pensamientos que se fueron organizando bajo esquemas muy definidos. La explicación fue asig- nada al castigo de los dioses, y la enfermedad que no era fácilmente explicable en forma analógica era considerada como determinismo divino. Este pensamiento era propio del desconocimiento de un proceso real lógico. Los brujos chamanes, hechiceros, médicos invisibles, espiritistas, han pro- liferado en América Latina con bastante éxito en su práctica. Se podría pensar que esta situación es producto del problema socioeconómico, educativo o de po- bre nivel de acceso al sector formal de prestación de servicios de salud, pero es probable que suceda por la adecuada interpretación que estos “médicos” hacen de las necesidades de la gente, ya que la presencia de estos “profesionales” es también frecuente en países industrializados. Llama la atención, el actual avance de las llamadas “medicinas alternativas” tales como la acupuntura, bioenergética o iriología, que a pesar de contar con un compendio más o menos estructurado de su disciplina, emplean estrategias de promoción de contenidos mágicos y que ante el avance del desempleo médico, se están constituyendo en una verdadera alternativa de trabajo. En el sistema mágico-religioso de salud, los compendios farmacológicos son escasos y no son importantes en sí mismos, porque los fármacos son sólo un medio empleado para la interpretación de los elementos sobrenaturales y por lo tanto, no importa cuáles son y qué valor terapéutico tengan, por cuanto no de- 22 Epidemiología general y clínica pende ni de su dosis, ni de su composición. Igualmente el “médico” no tiene res- ponsabilidad por el éxito del tratamiento y su fuerza se debe más al destino o al castigo divino, pero, si tiene éxito se constituye en un buen intermediario con lo sobrenatural. Los honorarios obtenidos por su trabajo dependen de la voluntad del paciente con el mensaje subliminal que si su limosna es mayor, más probabi- lidades de éxito se puede tener en el tratamiento. Sistema de salud empírico El sistema de salud empírico constituye una forma especial de pensamiento de mayor evolución que el sistema mágico-religioso. Sustenta sus principios en la experiencia y en la repetición del éxito y abolición del fracaso. Repite los trata- mientos empleados para una enfermedad que por la experiencia se ha demostra- do que tienen éxito y no vuelve a emplear aquellos en los cuales ha obtenido un fracaso. De esta manera va creando un conjunto de fórmulas probadas a través de muchos años para determinadas enfermedades que cuando aparezcan puede volverlas a emplear. Y si es hábil en reconocer la presencia de dos o más enfer- medades en una solo persona, puede mezclar simultáneamente los tratamientos exitosos, por lo tanto el tratamiento y los fármacos empleados adquieren un gran valor para su práctica, tanto que algunos se constituyen en secretos celosamente guardados por familia y transmitidos de padres a hijos. La farmacología no es tan extensa, pero tiene un gran valor, a pesar que no existe un interés de conocer los principios de su acción. De su conocimiento depende el éxito o fracaso del “mé- dico”, quien depende del número de éxitos para valorar su práctica. Y estas son grandes diferencias con el sistema de salud mágico, a quienes tanto el “médico” como los fármacos son intermediaciones de lo divino. Y aunque los practicantes del sistema de salud empírica, no necesitaran en un comienzo pasar por un período de entrenamiento, sino que aprendieron en la práctica y en la repetición, con el tiempo se fueron creando complejos tra- tamientos organizados y transmitidos por generaciones, para los cuales ya se necesitaron unos entrenamientos a través de un aprendizaje directo o por el descubrimiento de los secretos del maestro. En la actualidad, muchos de los momentos modernos en el tratamiento de las enfermedades se han obtenido en la medicina empírica y, mucha de la prác- tica médica actual continúa impregnada por el método de pensar del sistema empírico. Así, un médico a quien un fármaco o un tratamiento le dio resultado, tiende a repetirlo muchas veces, olvidando la individualidad del tratamiento. Existen además ejemplos de cómo los conocimientos obtenidos empírica- mente sirven actualmente para el tratamiento de las enfermedades. El conoci- Salud y enfermedad 23 miento de los indígenas de América, de que la corteza de la Quina, curaba los escalofríos, fue utilizado para el tratamiento del paludismo durante muchos años y, en la actualidad se continúa empleando en algunas zonas muy apartadas del Territorio Nacional. Igualmente el descubrimiento de la digital, empleado como cardioprotector ,se basó en el conocimiento empírico de un médico Inglés (1775) quien la empleó como diurético en pacientes con hidropesía y posteriormente para pacientes con problemas cardíacos. Es frecuente en América Latina, el empleo de la medicina empírica y su relación con la botánica. En algunos lugares se tiene un concepto herbario del uso de las plantas con base en la experiencia empírica, también algu- nos principios de la acupuntura, técnica muy antigua ampliada por los médicos chinos para diversas patologías. El sistema de salud científico La Medicina Mágico-religiosa maneja principios y explicaciones sobrenaturales y; la empírica la repetición de la experiencia, mientras la medicina científica em- plea para sus razonamientos el método científico. El sistema de salud científico es una etapa superior en el proceso evolutivo del pensamiento, para llegar a este punto se hizo necesario encontrar un “méto- do” que permitiese llegar al conocimiento con la mayor precisión y confiabilidad posible, y que pudiese ser empleado sistemáticamente en diferentes situaciones, o repetido por distintos investigadores. Esta actitud científica se gestó desde los orígenes del hombre. Hipócrates y Galeno son considerados padres de la medicina por su actitud ante el conoci- miento de los procesos, patologías y el empleo de un método que se aproxima al método científico y, a la que hoy conocemos como epidemiología, o sea el mé- todo científico aplicado al conocimiento de las enfermedades en su frecuencia, distribución y posibles causas con sus determinantes. Hipócrates con respecto a la epilepsia manifestó su rechazo a las concepciones mágicas de las causas de la enfermedad. “Esta enfermedad no tiene nada de más sagrado ni de más divino que otras enfermedades. Los que han significado esta enfermedad no hacen más que cubrir su ignorancia con el manto de la divinidad...”. La aplicación del método científico busca conocer e interpretar la realidad, a través de lo observado bajo un prisma organizado quele permita obtener re- sultados y conclusiones confiables, a tal punto que cualquier investigador pueda repetir la experiencia y obtenga resultados similares. El conocimiento científico de la medicina ha ido profundizándose a través de los tiempos porque su método de conocer la realidad y su interpretación ha 24 Epidemiología general y clínica ido variando, desde el pensamiento ipocrático y Galénico hasta los amplios co- nocimientos que tenemos hoy. Esto ha permitido que actualmente, quienes se dedican a las áreas de la salud tengan un amplio aspecto del conocimiento que les obliga a especializarse en un solo campo, para lograr profundidad, y que a diferencia de lo sucedido para los médicos del sistema de salud mágico-religioso, su entrenamiento debe ser sistemático y formal, y que debe emplear un amplio vademécum farmacológico ya probado como eficaz, pero en continuo cambio según los nuevos conocimientos que actualmente aparecen como producto de la investigación. Por este motivo quien dedique su trabajo al campo de la salud debe mante- ner al día sus conocimientos o corre el riesgo de quedarse rezagado en la carrera del desarrollo del pensamiento. La salud es un proceso dinámico y un equilibrio entre estar sano y estar enfermo, asociado de varias variables. Mark Lalonde, ilustra este concepto con el siguiente gráfi co en donde el centro es la SALUD: Capítulo 3 La enfermedad como proceso Estilo de vida Medio ambiente SALUD Genético biológico Servicios de salud Aquí se muestran cuatro componentes que interactúan en el concepto de salud: • Medio Ambiente: Son los elementos relacionados con el hombre de manera inmediata y que puede controlar. • Estilo de vida: Enmarca el comportamiento del ser humano y sus hábitos, controlable por el hombre. 26 Epidemiología general y clínica • Genético-biológico: Se relaciona con las características heredadas que predispone a ciertas enfermedades; por ejemplo el género de las personas está relacionado con el tipo de enfermedades que se padecen, la edad pre- dispone a enfermedades según sea el grupo etario niño, adulto o anciano. Esta variable no es controlable por el hombre. • Servicios de Salud: Comprende las estrategias para prestar los servicios de salud, que se encuentran o no integradas en un sistema de salud. Este aspec- to es controlable por el hombre. Este esquema establece que de la interacción de estos elementos depende la salud de una persona. El tamaño de las flechas no es arbitrario, puesto que se relaciona con la importancia de cada uno de los componentes para la salud, es importante resaltar que tres de los cuatro factores son controlables por el hom- bre, lo que demuestra que la salud depende ante todo de cada persona, más que de los factores externos. Por lo tanto, la enfermedad puede ser considerada como un continuo de una escala graduada entre estar sano y estar enfermo que depende de un equilibrio entre diferentes factores en los que destaca los estilos de vida, los servicios de salud, los agentes productores de enfermedad, el ambiente o las características biológicas y genéticas de la persona. Por lo tanto, ni la salud, ni la enfermedad son conceptos estáticos; el dinamismo que poseen se refleja en un continuo cambio de un estado al otro sin grandes repercusiones en la existencia, pero en una lu- cha continúa por conservar un equilibrio positivo entre las fuerzas que tienden a perturbarlo y las condiciones personales y los accesos a los servicios de salud que tienden a conservarla. El nivel de salud es la eficiencia del funcionamiento biológico, físico y mental del individuo en relación con el medio ambiente que lo rodea, y las va- riaciones en este continuo van desde la salud óptima hasta la enfermedad grave y la muerte. Las potencialidades para el éxito, en la lucha del hombre por con- servar la salud se manifiestan en los mecanismos defensivos, y en los márgenes de seguridad de los procesos fisiológicos. El principal objetivo de la salud en general, y de la medicina en particular, es la vida a través de promover estilos de vida saludable, proteger al hombre contra patologías específicas, o diagnosticando y tratando oportunamente su presencia. Prevenir estados que incapaciten al hombre y rehabilitarlo social y físicamente. Historia natural de la enfermedad Esta visión se refiere al proceso de la enfermedad en el hombre y la hace depen- der de las características de los agentes de la enfermedad, de las características de La enfermedad como proceso 27 hombre, y de la respuesta del hombre a los estímulos productores de enferme- dad que surgen en el medio ambiente o dentro del hombre. A este proceso se le conoce como historia natural de la enfermedad, es decir, a la manera propia de evolucionar que tiene cada enfermedad o proceso, cuando se abandona a su pro- pio curso sin intervención del hombre y su tecnología. Leavell y Clark han inter- pretado y esquematizado la historia natural de la enfermedad con un gran valor didáctico, pero que soporta muchas críticas, entre ellas, que es un contrasentido y un error llamar natural a un proceso de enfermedad también que no aporta una visión integral del concepto de la salud y elude con un lenguaje técnico los acon- dicionamientos sociales de la enfermedad y de sus niveles de prevención. Sin embargo, en este libro se exponen sus conceptos por su valor didáctico, especialmente cuando se refiere a los niveles de prevención. Corresponde a la evolución de la enfermedad desde los momentos previos a su establecimiento (período prepatogénico) pasando por la enfermedad con sus síntomas y signos hasta su mejoría o muerte. Cada enfermedad tiene una manera individual de evolucionar si se abandona a su propio curso sin intervención del hombre. Para los autores Leavell y Clark la enfermedad es un proceso dinámico de equi- librio y desequilibrio en tres variables llamadas tríada ecológica, que representan en un agente, el hombre u hospedero (da albergue al agente) y un medio ambiente. El agente: son aquellos elementos que con su ausencia o presencia causan en- fermedad y pueden ser biológicos como bacterias o virus, físicos como las armas corto punzantes, químicos como los venenos, o mecánicos como los automóviles. Gráfico 1. Período prepatogénico Antes que el hombre esté enfermo Interacción entre Agente Hospedero (hombre) Ambiente Estímulo de enfermedad 28 Epidemiología general y clínica El hombre u hospedero: es el hombre con sus características de edad, sexo, ocupación, grupo étnico, hábitos y costumbres. Medio ambiente: todas aquellas variables que rodean al hombre, su hábitat y está representado por su ambiente físico, social y económico. La salud de un individuo depende del equilibrio de estas variables. La enfer- medad o la disminución del nivel de salud también dependen de este equilibrio. Una pérdida del balance en cualquiera de estos elementos o por incremento del agente, y mejora de las condiciones del hombre o del medio ambiente hacen que aparezca la enfermedad. Como puede apreciarse, el proceso de la enfermedad o el estado de salud en el huésped dependen de de la compleja interacción de los elementos de la tríada ecológica, entre ellos los siguientes: 1. La compleja interacción de los elementos de la “tríada ecológica”. 2. Del conjunto de causas, influencias, características, y variaciones de estos ele- mentos que constituyen las causas finales del desarrollo de la enfermedad. El esquema de la historia natural de la enfermedad, o sea la manera como evolucionaría una enfermedad en ausencia de elementos externos que interrum- pan su proceso, plantea que la enfermedad tiene dos momentos sobresalientes: • El período prepatogénico: • El período patogénico. La historia natural de la enfermedad comprende desde el equilibrio o des- equilibrio que ocurre en los tres elementos de la llamada tríada ecológica, pa- sando por la respuesta biológica del hombre, hasta la recuperación, muerte, incapacidad o cronicidad por la enfermedad. Para interrumpireste proceso, el hombre interviene con toda su tecnología y los servicios de salud en tres niveles: • Nivel de prevención primario, • Nivel de prevención secundario • Nivel de prevención terciario. Período prepatogénico Toda condición de salud o enfermedad en el hombre tiene su origen en otros procesos antes de que el organismo se vea afectado. La enfermedad como proceso 29 Las fuerzas o causas que precipitan o predisponen a una cierta enfermedad pueden estar operando en forma continua en el ambiente ocupacional y vital del hombre. La herencia, los factores sociales y económicos, o el medio ambiente fí- sico pueden estar creando un estímulo para una enfermedad mucho antes de que el hombre y el estímulo comiencen a interactuar para producirla. Esta interacción preliminar entre el huésped potencial, el agente y los factores medio-ambientales en la producción de una enfermedad puede ser designada como pre-patogénesis. Este período es aquel que se origina antes de que el huésped enferme y esta integrado por tres procesos, a saber: • Proceso en el ambiente. Las múltiples influencias que proceden del medio ambiente físicas, biológicas o socioculturales, en el que vive el huésped, están creando constantemente estímulos de enfermedad o de salud. • Proceso en la tríada o interacción de agente, huésped y medio ambiente. La interacción de los factores del agente, del huésped o del medio ambiente, pueden ocasionar una pérdida del equilibrio del sistema; si dicho equilibrio es desfavorable al huésped se pierde la salud, si como resultante de este des- equilibrio se produce un estímulo de enfermedad, que corresponde al verda- dero proceso de inicio de la enfermedad. • Proceso en el huésped o estímulo de enfermedad. Existen numerosos ele- mentos que están dentro de este proceso que hacen que el huésped conserve la salud, tales como la inmunidad específica, la nutrición, la edad, el estímulo la situación social o económica, el grado de escolaridad, pero igualmente existen los cambios, multiplicidad de causas que ayudan a desencadenar el proceso de la enfermedad. Período patogénico Corresponde al curso de la enfermedad en el hombre, desde el momento que se genera el estímulo, hasta la terminación de la misma, en curación, incapacidad, estado crónico o muerte. Para su estudio se consideran dos etapas: 1. Primera etapa Interacción estímulo-huésped. En el mismo instante en que entran en interacción los agentes de enfermedad o el medio ambiente hostil con el huésped, se produce el estímulo-respuesta de la en- fermedad, iniciándose por consecuencia la patología en el hombre y la respuesta de su organismo ante la agresión. 30 Epidemiología general y clínica Gráfico 2. Historia natural de la enfermedad en el hombre Curso de la enfermedad en el hombre Muerte Defecto Estado o daño crónico Horizonte Signos y clínico síntomas Incapacidad Cambios tisulares Recuperación Interacción del Estímulo-hospedero Reacción del hospedero Antes que el hombre esté enfermo Interacción de Agente Huésped Ambiente Producen el Estímulo de enfermedad PERÍODO PREPATOGENICO PERÍODO PATOGÉNICO Esquema de la historia natural de la enfermedad en el hombre y de los niveles de prevención (modificado de Leavelly Clark por José Aranda). Fomento de la salud Protección específica Diagnóstico precoz y trat. inmediato Limitación del daño Rehabilitación NIVELES DE APLICACIÓN DE MEDIDAS PREVENTIVAS Prevención primaria Preven. terciariaPrevención secundaria 2. Segunda etapa Reacción del hospedero. El hospedero( hombre) al sufrir la agresión del desequilibrio del complejo agente- huésped-medio ambiente , estímulo que produce en el hombre una reacción que La enfermedad como proceso 31 se traduce en cambios orgánicos y funcionales propios de cada enfermedad y que son los cambios y evolución de ésta y que se han identificado en los siguientes: • Cambios tisulares • Signos y síntomas • Defecto o daño • Estado crónico. Incapacidad. • Recuperación • Muerte Estas etapas del período patogénico se encuentran divididas por una línea imaginaria que separa la etapa clínica de la etapa subclínica. Dicha línea se conoce con el nombre de horizonte clínico. Por debajo de ella se encuentran los cambios tisulares o patogénesis temprana, correspondiente a lo menos conocido de la en- fermedad, en tanto que por encima de ella, se puede apreciar la parte visible y conocida como los síntomas y signos. La tecnología médica ha logrado descender el horizonte clínico aproximán- dolo a los primeros cambios tisulares, con lo cual realiza un diagnostico más precoz y un tratamiento más oportuno. Diagnosticar un tumor intracraneano en la actualidad, se hace con mayor certeza y más tempranamente ya que se cuenta con tecnología como la resonancia y la tomografía axial por computadora. En la gráfica que aparece en la siguiente, se muestra La Historia natural de las enfermedades. La historia natural de una enfermedad en general, permite estudiar tanto las enfermedades infecciosas como las no infecciosas, crónicas o agudas ya sean cáncer, accidentes por automotor o lesiones personales. Como no es del interés de este libo profundizar sobre estos aspectos se ofrece un ejemplo gráfico tomado y modificado, de José Aranda, como historia natural del cáncer. Cambios tisulares La primera reacción del organismo ante una agresión son los cambios tisulares. Estos son procesos en los tejidos, alteraciones bioquímicas y fisiológicas. Muchos de estos cambios iniciales no pueden ser demostrados por los métodos y técnicas actuales de diagnóstico. Esta etapa representa el período de incubación o período de latencia de la enfermedad. Es así mismo la etapa subclínica del curso natural de la enfermedad. 32 Epidemiología general y clínica Gráfico 3. Historia natural del cáncer Curso natural del cáncer Muerte Estado terminal Metástasis Estado remota crónico Propagación regional Localización en órganos con signos y síntomas Cáncer In situ Cáncer asintomático Cambios en los tejidos Potencialmente identificables Período de latencia Ineracción estímulo-hospedero Reacción del hospedero Antes que el hombre sea atacado Interación de los Factores del AGENTE Factores del HOSPEDERO Factores del AMBIENTE Producen el ESTÍMULO PERÍODO PREPATOGENICO PERÍODO PATOGÉNICO Fuente: Álvarez. Signos y síntomas En la siguiente etapa se presentan los signos y síntomas de la enfermedad y se le conoce también como etapa temprana discernible, ya que los cambios tisulares o la alteración de la forma y función, dan lugar a signos y síntomas y a un curso evolutivo de la misma, más o menos característico. Con los signos y síntomas, se inicia la etapa clínica de la enfermedad y las alteraciones que se presentan pueden ser clínicamente diagnosticadas. En la figura se puede observar que aparecen sobre el horizonte clínico. La enfermedad como proceso 33 Defecto o daño Si el proceso de enfermedad no ha sido interrumpido por un tratamiento ade- cuado y su efecto prosigue su curso en el tiempo, se pueden presentar lesiones orgánicas y funcionales. Recuperación, estado crónico, incapacidad o muerte La evolución natural de la enfermedad puede finalizar por acción del tiempo y puede llevar al individuo a: • Un estado crónico. • Un estado de incapacidad o invalidez • A la Muerte. • Recuperación, si se ha tenido éxito con la terapéutica o por la resistencia del organismo ante la enfermedad, o por procesos autolimitantes como en las enfermedades virales, se puede llegar a la recuperación del hospedero. El período prepatogénico se desarrolla más en el medio ambiente, mientras que el período patogénico lo hace en el hombre, la suma de estos constituye la historia natural de la énfermedad. El curso de un desorden en el hombre, a partir de la primera interacción con los estímulos productores de enfermedad, desde los primeros cambios que se originan, o hasta que se alcance el equilibrio de
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