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HEMATOLOGÍA
¿QUÉ ES LA HEMATOLOGÍA?
La hematología es el estudio de la sangre y sus desórdenes. Los hematólogos y los hematopatólogos son proveedores de atención médica altamente calificados que se especializan en la sangre y los componentes de la sangre, incluyendo las células de la sangre y las de la médula ósea. Los análisis hematológicos pueden ayudar a diagnosticar la anemia, la infección, la hemofilia, los desórdenes de coagulación y la leucemia.
ANÁLISIS COMUNES DE HEMATOLOGÍA
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COMPONENTES DE LA SANGRE Y SU IMPORTANCIA
El estudio de la sangre abarca mucho más que los análisis de sangre. Los médicos especialistas en hematología son conocidos como hematólogos o hematólogas, lideran los numerosos avances que se están produciendo en el tratamiento y la prevención de las enfermedades de la sangre.
PLASMA
El componente líquido de la sangre se denomina plasma, una mezcla de agua, azúcar, grasa, proteínas y sales. La principal función del plasma es transportar células sanguíneas por todo el organismo junto con nutrientes, productos de desecho, anticuerpos, proteínas de coagulación, mensajeros químicos como las hormonas y proteínas que ayudan a mantener el equilibrio de líquidos del organismo.
GLÓBULOS ROJOS
Conocidos por su color rojo brillante, los glóbulos rojos (llamados eritrocitos) son las células más abundantes de la sangre y representan entre el 40 y el 45% de su volumen.
Los glóbulos rojos contienen una proteína especial llamada hemoglobina, que ayuda a transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo y luego devuelve el dióxido de carbono del cuerpo a los pulmones para que pueda ser exhalado. El color rojo de la sangre se debe a la gran cantidad de glóbulos rojos, que obtienen su color de la hemoglobina. El porcentaje del volumen de sangre total que está formado por glóbulos rojos se denomina hematocrito y es una medida común de los niveles de glóbulos rojos.
GLÓBULOS BLANCOS
Los glóbulos blancos (p leucocitos) protegen al organismo de las infecciones. Son mucho menos numerosos que los glóbulos rojos y representan aproximadamente el 1% de la sangre.
El tipo más común de glóbulo blanco es el neutrófilo, que es la célula de "respuesta inmediata" y representa entre el 55% y el 70% del recuento total de glóbulos blancos. Cada neutrófilo vive menos de un día, por lo que la médula ósea debe producir constantemente nuevos neutrófilos para mantener la protección frente a las infecciones.
PLAQUETAS
A diferencia de los glóbulos rojos y blancos, las plaquetas (o trombocitos) no son células propiamente dichas, sino pequeños fragmentos de células. Las plaquetas contribuyen al proceso de coagulación de la sangre reuniéndose en el lugar de una lesión, adhiriéndose al revestimiento del vaso sanguíneo lesionado y formando una plataforma sobre la que puede producirse la coagulación de la sangre. Esto da lugar a la formación de un coágulo de fibrina, que cubre la herida e impide la salida de la sangre. La fibrina también forma el andamiaje inicial sobre el que se forma el nuevo tejido, favoreciendo así la cicatrización.
Un número de plaquetas superior al normal puede causar una coagulación innecesaria, que puede provocar accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio; sin embargo, gracias a los avances realizados en las terapias antiagregantes plaquetarias, existen tratamientos que ayudan a prevenir estos acontecimientos potencialmente mortales. Por el contrario, los recuentos por debajo de lo normal pueden provocar hemorragias extensas.
PRUEBAS EN HEMATOLOGÍA
Un hemograma completo proporciona al médico información importante sobre los tipos y el número de células de la sangre, especialmente los glóbulos rojos y su porcentaje (hematocrito) o su contenido en proteínas (hemoglobina), los glóbulos blancos y las plaquetas. Los resultados de un hemograma pueden diagnosticar enfermedades como la anemia, infecciones y otros trastornos. El recuento de plaquetas y las pruebas de coagulación del plasma (tiempo de protombina, tiempo parcial de tromboplastina y tiempo de trombina) pueden utilizarse para evaluar trastornos hemorrágicos y de coagulación.
El médico también puede realizar un frotis sanguíneo, que es una forma de observar las células sanguíneas al microscopio. En un frotis sanguíneo normal, los glóbulos rojos aparecen como células regulares y redondas con un centro pálido. Las variaciones en el tamaño o la forma de estas células pueden sugerir un trastorno sanguíneo.

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