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Logoterapia Grupal Auto-Trascendencia Recíproca Fundamentación y Práctica Dr José Martínez-Romero Gandos

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LOGOTERAPIA GRUPAL
Auto-trascendencia recíproca. Fundamentación y práctica
Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña – Galicia – España
mayo de 2021
 
 
La trascendentalidad recíproca entre dos o más personas (comunidad)
es de mayor valor que la trascendentalidad de un solo hombre hacia
el mundo de las cosas, de las tareas o el servicio a los otros.
La auto-trascendencia personal prepara la recíproca
y ambas se complementan y potencializan
Dr. Roberto Almada
.
 
 
Contenido
INTRODUCCIÓN
LA AUTO-TRASCENDENCIA RECÍPROCA
INFLUENCIAS DE V. E. FRANKL EN NUESTRA PRÁCTICA
LOGOTERAPÉUTICA
FUNDAMENTAR LA ACTIVIDAD GRUPAL: COMUNICACIÓN Y
LOGOTERAPIA
¿ES POSIBLE FUNDAMENTAR DESDE LA ANALÍTICA
EXISTENCIAL, LA LOGOTERAPIA GRUPAL?
APELACIÓN Y CURA
INSTRUMENTOS FUNDAMENTALES EN LA APLICACIÓN
DE LA LOGOTERAPIA GRUPAL
LA TÉCNICA AL SERVICIO DEL HOMBRE.
FUNDAMENTOS, DEFINICIONES Y ACCIONES DE LA
DINÁMICA GRUPAL
LOS GRUPOS SOLIDARIOS
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA SOBRE GRUPOS
 
INTRODUCCIÓN
 
Si acudimos a la bibliografía general encontraremos
referencias varias que nos conducirán a autores que han tratado el
tema de la trascendencia o la auto-trascendencia en sus obras.
 
No se limitará la lista a los autores de consulta en Psiquiatría o
Psicología. Aparecerán citas en autores de otras disciplinas que la
relacionan con un fenómeno complejo vinculado a la visión que cada
uno de nosotros tiene del universo y pueden llegar a afirmar algunas
influencias cósmicas sobre nuestro psiquismo.
 
Pero limitándonos a autores conocidos diremos que Abraham
Maslow (1987), Viktor E. Frankl (1982, 1984a, 1984b, 1987, 1988a,
1988b), Pamela Reed en enfermería (2011), K. Jaspers (1947) y
hasta J. P. Sartre (1943) han tratado, convenientemente, el tema de
la trascendencia o la auto-trascendencia, entre otros.
 
En el año 2020 publicamos nuestro libro: “Logoterapia Grupal.
Notas para una práctica con sentido y fundamentación Analítico
Existencial” (Martínez-Romero Gandos, 2020). En su introducción
invitábamos a nuestros lectores a compartir un café en algún bar
tranquilo de pueblo y en este encuentro explicar lo que pretendemos
transmitir acerca de nuestra tarea como Logoterapeutas grupales
basados en los postulados del Dr. Viktor E. Frankl y la Analítica
Existencial. La complicada logística de tales encuentros nos obliga a
apelar a la escritura para paliar esa dificultad.
 
El Dr. Claudio García Pintos, en el prólogo del libro citado
(Martínez-Romero Gandos, 2020) renueva, en nuestro nombre, la
invitación a ese café virtual y nos resume el porqué de su interés:
los alcances e importancia de una terapia grupal fundada en los
principios del Análisis Existencial de Viktor E. Frankl, ya que ese
análisis existencial supo hacer del encuentro un recurso revelador
de la persona espiritual.
 
El mismo se pregunta ¿por qué? y se contesta: “Esta persona
espiritual “es” auto-trascendente, y, si bien en ella está todo lo que
necesita para ser plena (es insumable, según la segunda de las diez
tesis sobre la persona) es preciso que actualice esa plenitud
saliendo al encuentro del afuera que le otorga plenitud. Esa
naturaleza auto-trascendente se manifiesta en nosotros a través de
dos tendencias transitivas que llamamos tendencia a la asociación y
tendencia comunitaria. Y nos presenta como pioneros en el tema de
la Logoterapia Grupal, recuerdo que agradecemos. Porque estamos
seguros que nuestra propuesta responde a la naturaleza de la
persona espiritual, potencia sus mejores recursos auto-
trascendentes y se despliega en una dinámica de ayuda mutua.
 
Luego de la publicación del libro hubo muchas “charlas de
café” a través de los comentarios de lectores, presentación del libro
en forma virtual por razones de pandemia COVID-19 y
comunicación personal con colegas.
 
No fue fácil la tarea porque hubo inconvenientes con la edición
y difusión editorial y con el acceso adecuado en el mercado del libro.
 
Ante las circunstancias difíciles, cambio de actitud, según nos
enseñó el Maestro Frankl. Nos propusimos, entonces, reformular lo
propuesto y analizar muchos conceptos y escritos de nuestra autoría
con el fin de actualizar lo que entendemos por Logoterapia Grupal y
en especial por “auto-trascendencia recíproca”. Desde aquel primer
trabajo nuestro publicado en 1988 en The International Forum for
Logotherapy (Martínez Romero, José (1988)) y posteriores
publicaciones, cursos y conferencias pasaron muchos años. En todo
ese tiempo hasta llegar al presente siempre aparecían preguntas
acerca de ¿por qué grupos? y ¿para qué grupos de logoterapia?
 
Colegas en la práctica de la Logoterapia me han solicitado,
durante muchos años, que transmitiera a través de un escrito teoría
y experiencias sobre la actividad grupal en este ámbito de la
Psicoterapia Analítico Existencial. La bibliografía propia de ésta
escuela psicoterapéutica no es muy rica en publicaciones al
respecto. Éste aspecto particular de la práctica logoterapeutica
tiene, a mi entender, un futuro brillante. Esta afirmación surge
evidente si consideramos las urgencias de colectivos variados de
personas que necesitan asistencia psicoterapéutica con economía
de medios, tiempo y costes. Muchos colectivos desfavorecidos nos
reclaman asistencia y nos urge la respuesta. La tarea debe
continuar en el futuro y eso nos exige la posibilidad de encuentro
interdisciplinario con muchos colegas que acerquen su aporte. Este
es un “por qué grupos”. 
Nos gustaría que Psicólogos, Psicopedagogos, Médicos,
Asistentes Sociales, Docentes y muchas otras profesiones que
están dedicadas a la asistencia del otro actualizaran los
conocimientos necesarios para la atención grupal desde una
perspectiva humanístico-existencial y cumplieran con esas
expectativas y necesidades. Por supuesto que, especialmente, los
logoterapeutas en cada uno de esos campos. El presente trabajo
nos permitirá reflexionar sobre el fenómeno grupal, teórica y
prácticamente, privilegiando las dimensiones antropológicas,
psicológicas y espirituales sin descuidar las socioculturales e
históricas ni reducir el espíritu crítico que necesita nuestra realidad
científica.
No somos augures. Pero es posible pronosticar que en el
futuro se incrementará nuestra formación y que estaremos mejor
dispuestos a percibir y discriminar los problemas que nos presenta
la sociedad del Siglo XXI. Estaremos mejor preparados para
ejercitarnos en el análisis y resolución de problemas concretos
sabiendo algo más sobre los diferentes tipos de grupos que puedan
constituirse en el ámbito de la Salud Mental y en el de las
Instituciones que colaboran con la población general.
Hoy en día es evidente que debemos poner como prioridad la
relevancia clínica de la Logoterapia grupal independientemente de la
naturaleza de los conflictos o situaciones por la que atraviesen los
consultantes. Su validez no está atada a los procedimientos de la
técnica sino que hemos podido analizar y verificar que persigue los
fines generales de la Logoterapia y pretende la asistencia para la
recuperación del sentido y el logro de la auto-trascendencia
recíproca. Aquí tenemos un punto de apoyo para la pregunta acerca
del “para qué Logoterapia grupal”.
Para ese futuro que esperamos sea cercano, nos asiste la
esperanza que el escenario clínico de nuestra propuesta grupal
tenga en disponibilidad un suficiente número de profesionales a ella
dedicados que faciliten la formación de grupos en los diversos
ámbitos considerando la economía de recursos que ellos implican.
A través de nuestro trabajo como Psicólogos Clínicos hemos
comprendido cabalmente que las técnicas tienen que estar al
servicio del hombre por lo que los juegos psicodramáticos y otras
técnicas aquí desarrolladas no pueden opacar los instrumentos
fundamentales de nuestra Escuela que son la apelación, el
encuentro, el auto-distanciamiento y la esperanza.
Ese futuro se muestra esperanzador porque estamos seguros
que una gran cantidad de personas se integrarán a las filas de la
Logoterapia de grupoya sea como observadores no participantes,
como co-terapeutas o como responsables de la formación,
continuidad y resolución de los objetivos propios de estos grupos.
Para lograr tal fin insistiremos en la importancia fundamental
que la consideración de los valores, la importancia del otro y la auto-
trascendencia recíproca tienen para la ayuda en la resolución de
problemas. El desarrollo de cada uno de estos conceptos por parte
de la Logoterapia Grupal será, en el futuro, un gran aporte que
permitirá a muchas personas encontrar un escudo protector contra
la violencia, la agresión, la discriminación, la indiferencia, la carencia
permanente de afecto y los límites a la libertad.
Transcurrido casi un cuarto de siglo sabemos que la crisis
histórica de la humanidad reconoce carácter noogénico, es decir,
expresa una etiología o motivación que no puede reducirse, sin
mengua de la totalidad en juego, a un factor exclusivamente
somatógeno o psicógeno, sin perjuicio de incorporar todo lo que
permite conocer una fenomenología crítica de los ámbitos de
influencia económico social y cultural.
Tal crisis se manifiesta, en términos frankleanos, en las
denominadas “neurosis colectivas”. Consideraremos a éstas como
expresión de un íntimo y colectivo sentido de frustración o vacío
existencial que da lugar a conductas estereotipadas, inauténticas,
repetitivas, generadas en sociedades y estilos de vida basados en
esquemas colectivistas y/o consumistas. Estos sistemas provocan
una carga negativa de nihilismo desesperanzado, provocan el
desarrollo de personalidades vitalmente disminuidas y en profunda
desarmonía con la comunidad.
 
Encontramos una respuesta en el presente, con fuerte
entronque en las enseñanzas aportadas en el siglo pasado por el Dr.
Víctor E. Frankl, considerando que cuando las circunstancias son
muy adversas para la persona conviene ayudarla a afirmar que “a
pesar de todo, sí a la vida”. En este lema se condensa de un modo
contundente el espíritu de todo un movimiento: la Logoterapia, que
como manifestara su fundador se distingue por reconocer el valor
incondicional de la vida en cualquier circunstancia.
Creemos que es una respuesta abierta al futuro,
sapiencialmente madura, humanística y socialmente apta. Da
respuesta formal y epistemológicamente adecuada a la población en
crisis que reconoce, rápidamente, quien le ofrece una mano para
recobrar su capacidad de vida comunitaria.
Contamos con que esta Pedagogía Social, que puede ser
ejercida por la comunidad entera, tenga un futuro de participación
entre los agentes de salud porque es superadora de las divisiones
antinómicas cuerpo-psique, pasado-presente, consciente e
inconsciente.
Las instituciones logoterapéuticas en el orden mundial
deberán encarar proyectos que fortalezcan los aspectos teóricos y
prácticos que den cuenta de este mal endémico del vacío existencial
actual. Será necesario intentar una permanente fundamentación
crítica, analíticamente responsable, dialogante, no sectaria, de los
fundamentos y práctica de un formidable depósito doctrinario que
nos ha legado el Dr. Frankl.
Nos dejó saber el mismísimo Frankl que no es posible
considerar su figura como la de un líder inmovilizado por la historia a
pesar de su ya más que centenario nacimiento (1905-1997). Es
necesario “degurificar” la Logoterapia aportando cada uno su grano
de arena. La bibliografía frankleana es engañadora en su aparente
sencillez. Pero Frankl abrevó en la sabiduría de filósofos,
antropólogos, sociólogos y psicólogos de su época. Esta base
teórica para la resolución de ciertos aspectos cruciales de la práctica
logoterapeutica no están siempre especificados. Esto no quiere
decir que no estuvieran en la formación y mente del creador de la
Logoterapia.
Para que el futuro de la Logoterapia continúe su
desenvolvimiento y aplicación práctica con éxito exige de nosotros,
logoterapeutas, leer, releer, analizar, discutir y difundir la obra de
Frankl en una labor permanente de fundamentación crítica que tiene
que partir de los aportes que en el S. XXI podamos acercar sus
discípulos y seguidores como claro compromiso con sus ideas y las
exigencias del momento.
Como todo en la vida, no es cuestión de dormirse en los
laureles pues existe mucha avidez por conocer y trabajar en este
campo. Con una insolencia extraordinaria en esta época de guerras
sin sentido, de hambre inhumana y de vacío me permito cometer un
pecado casi imperdonable en el ámbito de la ciencia y la filosofía
apelando, legítimamente, a ustedes para que la Logoterapia sea en
el presente y en el futuro una verdadera “elpidoterapia”, una terapia
de la esperanza.
No es nuestro propósito crear nuevos “gurúes”. El aporte de
los conceptos contenidos volcados en este volumen vale por lo que
el hombre es, por lo que como tarea se necesita para asistirlo en la
cura y por lo que ustedes puedan aprovechar de su lectura. Tanto la
docencia como la clínica de la Logoterapia es una tarea de amor. Lo
que pueda expresar de mi experiencia valdrá si resulta útil para
nuestra tarea como Logoterapeutas. Copiando a Frankl diré que
espero que mi aporte no les llegue por lo que digo sino por lo que he
querido decir: “He encontrado sentido a mi vida ayudando a los
otros a encontrar sentido a la suya” (Frankl). Espero que ustedes
puedan aprovechar de su lectura.
LA AUTO-TRASCENDENCIA RECÍPROCA
He pensado el tema de la “trascendencia recíproca” desde
hace muchos años a partir de mi labor como Logoterapeuta de
grupo. Sabida es la resistencia de Frankl a aceptar la psicoterapia
grupal tal como se entendía en los años del máximo desarrollo de su
teoría.
 
A partir de su experiencia y amplia fundamentación teórica y
práctica en psicoterapia, su experiencia en los campos de
concentración y conocimiento de actividades grupales, Frankl tenía
cierta resistencia a aceptar la psicoterapia grupal tal como se
entendía en los años del2 máximo desarrollo de su teoría.
 
Me atreví a presentarle mis elucubraciones sobre el tema en
un encuentro privado en casa del Dr. Cato (Caracas – Venezuela).
Presidente a la sazón del Congreso de Logoterapia allí realizado en
el año 1985.
 
Insistí, convenientemente, en que estos grupos presentados
no constituían “reuniones catárticas” tal como eran sus temores
frente a otro tipo de actividad psicoterapéutica grupal. Traté de
resumirle el concepto de “trascendencia recíproca” que hoy
elaboramos en este trabajo. Mencioné como la frustración
existencial y la carencia de una voluntad de sentido, propias de
nuestra sociedad consumista, podría ser elaborada mediante la
“apelación” y la “cura” de unos con otros (Martínez-Romero Gandos,
J., 2005a).
 
Escuchó atentamente mi propuesta. Le solicité me firmara un
ejemplar de “Ante el vacío existencial” (Frankl, 1984) que llevaba
conmigo. Con generosidad, Frankl realizó una magnífica caricatura
de sí mismo, mía y de Gerónimo Acevedo, haciendo referencia a
una situación vivida por los tres en los pasillos del hotel en el que se
hospedaba con su esposa Elly. Ahora un libro-tesoro para mi, tanto
por su contenido como por esas formidables caricaturas.
 
Gracias a esta conversación con el Dr. Frankl y a la posterior
lectura del texto de una conferencia dictada por el Maestro en el
International Congress for Psychoterapy, desarrollado en Leyden,
Holanda en 1951, realizada para explicar experiencias de la
psicoterapia grupal que se realizaron en los campos de
concentración en los que estuvo internado (Frankl, 1954) pude
desarrollar conceptos aquí expuestos, algunos publicados en The
International Forum for Logotherapy (Martínez Romero, J. 1988).
 
En ese ultimo trabajo citado decíamos: “Faced with the
problem of the relationship between community and individual –
politically, economically, socially and culturally – we need to find a
genuine human solution, a “communal personalism” which allows
both self-trascendence and inclusion of the person in a modern
community. This solution requires a humanistic anthropology 
and makes it imperativefor logotherapy to transcend 
psychology and psychiatry, to work humanistically, to become
involved with those who suffer or bear frustrations that make their 
lives meaningless (Martínez Romero, J. 1988).
 
Frankl define la coexistencia como una relación yo-tú,
otorgándole carácter dialógico, diálogo que para lograr su
autenticidad debe llegar a la dimensión del sentido, cuya misión más
alta es superar todo condicionamiento y sufrimiento encarnando
valores de una manera única y singular. Cuanto más amplio y
menos racional sea ese sentido más respuestas existenciales
encontrará ya sea a la luz de la conciencia o ante la posibilidad de
un encuentro personal con Dios.
 
Este “suprasentido” consciente o trascendente encuentra su
mejor expresión fuera del lenguaje, construyendo una reciprocidad
mediante el amor al otro, sin condiciones. Y esto no puede
realizarse fuera de un grupo donde el hombre no puede dejar de
“pertenecer”.
 
Nos señala que “Si hay algo claro y evidente en este punto es
lo siguiente: La mera supervivencia no puede ser el valor supremo.
Ser hombre significa estar orientado y ordenado a algo que no es
uno mismo. La existencia humana se caracteriza por su
autotrascendencia. Cuando la existencia humana no apunta más
allá de sí misma, la permanencia en la vida deja de tener sentido, es
imposible.” (Frankl, 1987. pág. 49)
 
A través de toda su obra Frankl ha subrayado uno de los
conceptos fundamentales: la espiritualidad que es el centro de los
recursos noéticos que aporta la teoría. Por su importancia, este
concepto de espiritualidad rebasa los límites de nuestro cometido
principal que es tratar la auto-trascendencia. Para ilustrar
sintéticamente el tema apelamos a lo expresado por Efren Martínez,
de Colombia, quien resume en pocos párrafos esta afirmación
(Martínez Ortiz, 2005) y nos ubica con respectivas referencias a
libros consultados:
• La espiritualidad es potencia pura, no posee una realidad
sustancial, es mera posibilidad de manifestación. (Frankl, 1987)
• Lo espiritual brinda unidad y totalidad a la persona humana, es
la dimensión integradora que solo en un nivel heurístico puede verse
separada de su organismo psicofísico (Frankl, 2018)
• Lo espiritual hace consciente lo estético, lo erótico y lo ético en
una tensión fecunda de su propia intencionalidad. (Frankl, 1987)
• Lo espiritual es autoconciencia, es diálogo consigo mismo.
(Frankl, 1979).
• Lo espiritual es doblemente trascendente en su intencionalidad
y reflexividad. (Frankl, 1979; 1987)
• Lo espiritual es el núcleo sano de la persona, la dimensión que
no enferma. (Frankl, 1979)
• Lo espiritual ejerce presencia en sentido ontológico, es un
“estar junto a” que no se concibe en términos espacio-temporales.
(Frankl, 1987)
• La dimensión noológica debe definirse como esa dimensión en
la que se localizan los fenómenos específicamente humanos.
(Frankl, 1978a.)
• Lo espiritual es aquello que instrumentaliza al organismo
psicofísico, utilizándolo como mecanismo de expresión. (Frankl,
1987;2018)
 
La dimensión noética al ser potencia pura, se reconoce en su
realización, requiriendo del organismo psicofísico para su expresión.
Si bien lo físico y lo psicológico forman parte de una unidad íntima
(Frankl, 2018), esta no es la mismidad de la persona, no es la
totalidad, pero sí es necesario para la expresión de lo espiritual.
Ahora bien, la mismidad espiritual no es consciente de sí misma, es
irrefleja e irreflexionable (Frankl, La presencia ignorada de Dios), es
aquello que se conoce como inconsciente espiritual o
preferiblemente espiritualidad no consciente”. (Martínez, E. 2005
págs.43 y 44)
 
Más adelante se entenderá perfectamente, en relación a lo
resumido por Efren Martínez, cómo aplicamos estos conceptos a la
práctica de la Logoterapia grupal, especialmente porque esa
espiritualidad es irrefleja e irreflexionable y la conflictiva alrededor
del tema debe ser elaborada con los otros en un compromiso de
auténtica participación.
 
Frankl ha tratado este tema de la auto-trascendencia y casi
todos sus libros (Frankl 1978a, 1978b, 1982, 1984, 1987, 1988a,
1988b, 1992). Nuestro interés en presentarle un modelo de práctica
que contemplara la auto-trascendencia recíproca en el campo de la
logoterapia grupal tenía el propósito de dar cuenta a su
preocupación cuando dice: “Hemos hablado de «colectivización de
la psicoterapia»; ¿en qué consiste? Nos referimos a la psicoterapia
de grupo. Sobre ella habría que decir en síntesis lo siguiente: la
psicoterapia de grupo tiene sus indicaciones; pero no debemos
olvidar que carece del sujeto adecuado, ya que éste debería ser la
«psique del grupo», pero tal psique no existe en sentido
propiamente dicho. De ahí que la verdadera psicoterapia se aplique
al individuo. No en vano considera C.G. Jung la actividad
psicoterapéutica como un «proceso de individuación». Pero decir
«individuo» es insuficiente: el individuo es una entidad biológico-
psicológica, y la psicoterapia tiene por objeto un ser espiritual: la
persona en su peculiaridad y singularidad esencial.” (Frankl, 1987
pág. 96)
 
Creemos que, además de satisfacer las indicaciones
específicas que la psicoterapia de grupo tiene en su dinámica
particular, hemos contribuido en largos años de práctica profesional
a concretar y evaluar la pertinencia de la aplicación del concepto de
auto-trascendencia recíproca, que tal como decíamos en el acápite
se realiza entre dos o más personas en el seno de una comunidad.
Esta actividad es de mayor valor que aquella que realiza un solo
hombre hacia el mundo de las cosas, de las tareas o al servicio de
los otros.
 
Para comprender cabalmente esta propuesta es necesario,
ciertamente, apelar a los fundamentos aportados por la Analítica
Existencial, conocimiento de los postulados de Frankl en general y
sobre auto-trascendencia y la observación y/o participación en
grupos de psicoterapia o en aquellos en los que la actividad necesite
de la solidaridad, el trabajo común o el estudio.
 
Una fuente de información muy importante acerca del tema de
la auto-trascendencia son los autores que comentaron la obra de
Frankl y su vida personal y profesional. En la búsqueda personal de
opiniones sobre el tema he encontrado abundante material. Por
razones obvias me referiré brevemente a algunos autores que han
trabajado en ese sentido.
 
Comenzaré por un autor, Alfried Längle (Längle, 2000) que
escribiera una biografía sobre Frankl, muy controvertida en el
momento de su publicación, tanto a su favor como en su rechazo.
Encontré en esta obra aspectos de la personalidad de Frankl que
conocí o intuí en los encuentros que tuve con él en Argentina y
Venezuela. Otros aspectos nos son desconocidos, para el común de
los profesionales, pero no para Längle que convivió con él, presidió
la Sociedad Vienesa de Logoterapia y recibió unos manuscritos
sobre su biografía en 1985 y 1987 de manos de Frankl (Längle,
2000, pág. 187) afirmando que eran para su exclusivo uso y que
podía era libre de emplearlo como quisiera luego de su muerte. Los
sucesores de Frankl y amigos no estuvieron de acuerdo con el libro
en el momento de su publicación. Guardo, discretamente, copia de
un mail que un amigo argentino envió a Elly en agosto de 2000 para
solidarizarse y expresar, entre otras cosas, que “Victor no merece
tanta infamia pero tampoco necesita ser reivindicado”.
 
Dice Längle citando nuestro tema principal (Längle, 2000 pág.
77): “En la vida de Frankl fue una divisa personal el deseo de
consagrarse a otros, el llegar a ser él mismo viviendo por completo
para otros. Esa idea directriz se convertiría más tarde, bajo el
concepto de auto-trascendencia, en un componente esencial de la
logoterapia. Frankl ostentaba siempre esta divisa, no sólo como
médico. También era el ideal que regía en sus conferencias”.
 
Lo importante de este libro biográfico es que podemos
encontrar muchas citas o momentos de la vida de Frankl que nos
ilustran sobre su formación y sobre los contactos que él mismo
establecieracon filósofos y psiquiatras. Dice Längle (Längle, 2000,
pág 101): “Frankl consideraba muy importante el encuentro que
había mantenido con los mundialmente famosos Martin Heidegger y
Karl Jaspers. A pesar de no haberse ocupado de la obra de estos
dos filósofos – o de haberlo hecho solo tangencialmente-, celebraba
haber tenido contacto personal con ambos”. (…) “Frankl contaba
entre sus vivencias más preciosas la discusión que mantuvo con
Heidegger en Viena. Me contó que hablaron en primer término de la
temporalidad de la existencia y del estar-en-el-mundo de los
hombres. Al final Heidegger dijo: “Si no le entiendo mal, señor
Frankl, lo que usted expresa con su concepto de “auto-
trascendencia” es incidentalmente el mismo que expreso yo con el
mío de “estar-en-el-mundo”. Quedó grabada en mi memoria esta
frase de Heidegger provista, en boca de Frankl, del típico matiz
frankliano (“incidentalmente” es una de las palabras que empleaba
más a menudo) y me ayudó a tender un puente en mi lectura de
ambos autores”.
 
El libro de Längle (2000) estará criticado para bien y para mal.
Pero a mí me ha dejado innumerables preguntas que intento
responderme buscando los textos o conceptos citados y acentuar el
conocimiento que debemos alcanzar en cuanto al Análisis
Existencial. “Heidegger escribió en el libro de visitas de Frankl: “Lo
que ha pasado se va. Lo que ha sido vuelve” (Das Vergangene geht.
Das Gewesene kommt). Lo que existe, y que por tanto es un “ente”,
desde el punto de vista del pasado ha “sido”. Pero todo ente
participa del ser y de allí retorna: lo que ha sido vuelve. Su ser
perdura. Y en él se funda el futuro” (Längle, 2000, pág 102)
 
Sabemos, a partir de la bibliografía frankleana, que nuestro
autor no ha profundizado en la fundamentación que le podía aportar
la filosofía (Heidegger y Jaspers) y que ha subrayado
convenientemente los aspectos antropológicos vinculados a las
teorías existenciales. Se cita en el libro de Längle (Längle, 2000)
que ese aspecto de la relación entre los aportes de Jaspers y Frankl
fue muy bien analizado por un Psicólogo argentino del que
apreciamos amistad y trabajo en común en la creación de la
Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”: el Dr. Oscar
R. Oro. (Oro, 1997; 1998). Vale la pena leer los comentarios que al
respecto hace Längle en su libro.
 
Sin menoscabo de los trabajos e investigaciones que ha
realizado nuestro colega y amigo el Dr. Oscar R. Oro (opus. cit.,)
sabemos que en la obra de Jaspers (1958a, 1958b, 1959, 1980) el
concepto de trascendencia es ampliamente desarrollado en el
marco de la concepción filosófica del autor. Nos dice Jaspers al
respecto del tratamiento del concepto de trascendencia que
desarrollará in extenso en su libro Filosofía (1958a. pág.52)
“Diferenciamos tres clases de trascender: en la orientación
intramundana, en la aclaración de la «existencia» y en la metafísica.
Veremos también que cada uno de estos modos de trascender, no
sólo sigue al otro, sino que da a éste, retrospectivamente, nuevo
sentido y que se penetran de tal forma que el uno sin el otro se
perdería. Su separación es, por tanto, solamente relativa,
encaminada a la ordenación del pensamiento filosófico, que
pretende prestar claridad en la reflexión a su realización efectiva”.
 
De la importante exégesis que realizan M. Dufrenne y P.
Ricoeur (1947) en su libro “Karl Jaspers et la philosophie de la
existence” extraemos un párrafo ilustrativo sobre nuestro tema: “La
philosophie de Jaspers n'est pas finalemente une méditation sur le
drame intérieur de la liberté, mais une réflexion sur le statut de la
réalité absolue, telle que la constituent les divers signes ou chiffres
de la Trascendance. Jaspers est un philosophe et non un prophète”.
[1]
 
Nos imaginamos el diálogo fecundo entre estos tres grandes
autores leyendo el prólogo que el mismo Jaspers hace al libro de
Dufrenne y Ricoeur: “MM. Dufrenne et Ricoeur ont cerné et atteint
avec une exactitude remarquable les principes et les
développements de ma philosophie. Ils ont rendu avec une clarté
admirable ce qui peut être déterminé et saisi par des rapports
conceptuels, et que peut être exprimé en un langage qui permette
l'accord des esprits »[2]. Es para tener en cuenta y analizar en otra
oportunidad el importante análisis de la obra de Jaspers por estos
autores.
 
De las conversaciones durante la visita de Heidegger y de las
lecturas de los libros de Jaspers, Frankl ha elaborado conclusiones
propias de las ideas de esos filósofos que aplica en la
fundamentación antropológica de la Logoterapia. Vemos como en su
libro “Homo patiens. Ensayo de una patodicea” incluido en “El
hombre doliente” (Frankl, 1987 pág. 279) nos dice: “La tarea es:
mantener la existencia que se nos ha dado, a la que nos han
“arrojado”, en expresión de Heidegger, o que nos han “brindado”
desde la trascendencia, según Jaspers; conservar esta existencia
según el leal saber y entender de cada uno. La entrega a esta
misión es lo único que nos puede inmunizar, no contra un amor
desgraciado, no contra la infecundidad, no contra la enfermedad
psicótica, etc. etc. sino contra la desesperación”. Y aquí tenemos en
cuenta lo que siempre ha afirmado en su obra: “El hombre
desespera porque rompe el orden jerárquico de los valores,
independizando un valor, y olvida que en última instancia el precio
de una cosa es su posible destino para algo superior: la vida misma;
o para lo supremo, para “la mayor gloria de Dios” (Guberman, M. y
Pérez Soto, E. 2005, pág. 41).
 
Puedo acceder en mi biblioteca a una cantidad de autores
que, siguiendo o comentando a Frankl, han tratado o citado el tema
de la auto-trascendencia. Entre los argentinos, el Dr. Juan Alberto
Etcheverry, en su libro Viktor Frankl y la Logoterapia. (Etcheverry,
1990). En este texto, interesante por la cantidad de información
sobre los viajes de Frankl a América, nos dice: “La dimensión
espiritual está lejos de ser bien representada como una esencia
puntual. Frankl habla del “eje de la persona”. Es un vector cuyo
cuerpo indica dirección u orientación en lo profundo de la persona
(haciendo la salvedad de que no estamos hablando precisamente
de ubicaciones topológicas) y cuya punta de flecha indica sentido
(hacia la auto-trascendencia). Se habla de auto-trascendencia en
cuanto pertenece a la esencia del hombre el ir hacia más allá de sí
mismo”. (Etcheverry, 1990 pág. 49).
 
Otro filósofo argentino, Nolberto Espinosa (Espinosa, 1990
págs. 65 y sig.) trata, en su libro “La concepción de la conciencia en
la logoterapia de V. Frankl”, trata el tema de la auto-trascendencia
relacionándolo con las teorías de Heidegger y Nietzche,
especialmente en cuanto a los conceptos de existencia y libertad.
 
El pensamiento médico-antropológico de Frankl es objeto de
un pormenorizado análisis crítico realizado por el médico argentino
Mario Caponnetto (Caponnetto, M. 1995). Este autor fue criticado en
ciertos círculos frankleanos por relacionar, demasiado vehemente
quizás, la supuesta coincidencia de la tradición escolástica con los
trabajos de Frankl en relación a la ontología dimensional, el
inconsciente espiritual, la voluntad de sentido y la metaclínica a
sabiendas de la gran divergencia con aquella tradición, temas que
requieren una labor de integración e inserción mucho mayor. Opina
Caponnetto (op. cit. pág. 266 y sig.) que era necesario dotar de
nuevas armas a la Psicología y resalta que Frankl la dotó de una
fuerza y altura nuevas al incorporar los conceptos de auto-
trascendencia, el auto-desprendimiento y el olvido de sí mismo,
citando el libro de Frankl “Ante el vacío existencial” (Frankl, 1984
pág. 17) con conceptos que nosotros hemos mencionado
anteriormente.
 
Si a esta altura de nuestro trabajo aún quedaran dudas sobre
la importancia del concepto de auto-trascendencia para la labor
grupal en el campo de la Psicología no cabe más que recurrir al libro
del Dr. Francisco Bretones, Paco para muchos de nosotros, quien
nos dejó una intensa vida de compromiso con la logoterapia,con su
comunidad y con el común de la gente a través de sus aportes,
especialmente en el libro “La Logoterapia es obvia” (Bretones,
1995). Allí encontramos un importante capítulo destinado a tratar el
tema de los “Grupos de reflexión para la auto-trascendencia”, como
el los llamara y testimonios importantes de los protagonistas de la
“obviedad de la Logoterapia”. Su obra continúa en la ciudad de Mar
del Plata, Provincia de Buenos Aires, República Argentina por parte
de su viuda y colaboradores. Les dejo un párrafo de ese libro (pág
95): “El grupo de reflexión para la autotrascendencia, sin
pretenderlo, practica una de las técnicas para vencer o enfrentar las
obsesiones, las depresiones y todo tipo de conflicto que nos
encierra dentro de nosotros mismos. La desreflexión (s.i.c.) nos
libera del ensimismamiento, que está presente, en mayor o menor
escala, en casi todos los conflictos psicológicos”. Esto mismo hemos
intentado aplicar en nuestros Grupos Logoterapeuticos.
 
En la Argentina somos muchos los que podemos comentar lo
que Frankl opinaba sobre la auto-trascendencia. Esto es así porque
asistimos, entusiasmados y atentos, a sus conferencias dictadas en
Buenos Aires en el mes de abril de 1985. Precisamente la segunda
de ellas la tituló “Auto-trascendencia de la existencia humana”. Ésta
y otras dos conferencias pueden leerse en el opúsculo que se
publicara bajo la dirección de Juan Alberto Etcheverry (Etcheverry,
1991). En la conferencia que citamos nos habló acerca de la
juventud y su relación con el pasado, del Síndrome del Taxi y por
supuesto de nuestro tema de referencia. Su estilo en la conferencia
nos queda grabado en nuestro recuerdo de sus brillantes 80 años
de entonces que son por los que transitamos nosotros ahora.
 
En una oportunidad una prestigiosa revista latinoamericana
digital rechazó un artículo de mi autoría porque “contenía
demasiadas citas”. Seguramente acostumbrados a lectores que
desean informarse en aspectos generales sin profundizar olvidaron
que en un trabajo de fundamentación filosófica, antropológica,
psicológica o sociológica, dentro de lo que Dilthey llamó
“Geisteswissenschaften” o "Ciencias del Espíritu", todo saber debe
analizarse a la luz de la historia del pensamiento. Sin esta
perspectiva el conocimiento y el entendimiento solo pueden ser
parciales. Le pido paciencia al lector porque más adelante
propondremos comprender la interacción de la experiencia personal,
el entendimiento reflexivo de esa experiencia y una expresión de la
práctica de lo aquí propuesto.
 
Por afecto, nostalgia y admiración comenzamos a citar autores
argentinos. El conocimiento de la Selbsttranszendenz
(autotrascendencia), como diría Dilthey, obliga a seguir citando a
autores de reconocida entidad internacional.
 
Eugenio Fizzotti (1948-2018), Doctor en Filosofía
especializado en Logoterapia y Análisis Existencial, Docente de la
Universidad Pontificia Salesiana de Roma, tanto en su libro “De
Freud a Frankl. Interrogantes sobre el vacío existencial” (Fizzotti,
1981) como en “Guia de la Logoterapia. Humanización de la
psicoterapia” (Fizzotti, 1989) nos describe con minuciosidad la teoría
frankleana haciéndola accesible y a su vez muy fundamentada.
Recordar que Fizzotti estudió con Frankl en Viena durante dos años
(1969/1970) accediendo al Doctorado y ordenándose sacerdote en
la Congregación Salesiana en 1975. En una de sus muchas citas en
referencia a la auto-trascendencia nos dice: “Cuando se habla de la
capacidad auto-trascendente del hombre está claro que hay que
superar una concepción del ser humano como necesitado y
determinado por fuerzas exteriores e interiores. Más bien el
razonamiento se dirige a las potencialidades que deben ser
realizadas, a las posibilidades que cada uno tiene de actuar el
significado de la propia existencia”. (Fizzotti, 1981 pág. 177). Un
párrafo que podría definir lo que practicamos y entendemos cuando
nos referimos a la Logoterapia Grupal: ¿llegan a nosotros personas
que solicitan psicoterapia porque están necesitados o determinados
por equis factores a los que debemos amparar y proteger o nuestro
accionar logoterapéutico tiene que ser “apelar al otro” a que
desarrolle todas sus potencialidades de acuerdo a su libertad y a los
significados que para ellos tiene la existencia? Más adelante
mostraremos el accionar profesional en los grupos logoterapeuticos
basados en el logro de la auto-trascendencia recíproca.
 
Podemos apelar a muchos más autores para intentar validar la
fundamentación y contenidos de la Logoterapia. Transitando el
primer cuarto del S.XXI es necesario, ciertamente, la evolución de la
Logoterapia tendrá que marchar por los caminos de la
fundamentación, del diálogo inter profesional, de la aplicación de la
teoría a la práctica y como no de las investigaciones basadas en
tests y estadísticas.
 
Ya sugería Frankl en 1980 que la Logoterapia tiene especial
importancia en la crítica transición. Proponía considerar a la
Psicoterapia frankleana como algo más que una mera ciencia, como
un elemento de arte y sabiduría donde técnica y encuentro
desaparecen como dicotomía. Anunciaba la necesidad de la
Logoterapia de entrar en el S. XXI sin la presencia del Maestro pero
contando con sus consejos precisos y admirables. Proceder a su
desarrollo sin la presencia de “gurúes” surgidos tras su
desaparición. No inventé nada con la presentación de estos
conceptos. La Logoterapia es demasiado revolucionaria para ser
aceptada en los ámbitos científicos y demasiado popular en relación
a las necesidades del hombre actual. Para que no haya
“improvisados reyes del marketing” que sustituyen la “moda” de la
sexualidad y la reemplazan por la del “sentido” y para que no haya
“gurues” que intenten reemplazar la figura del maestro sin el debido
compromiso, dedicación, capacidad de escucha, comprensión,
solidaridad y humildad debemos hacer un esfuerzo para validar la
Logoterapia.
 
Para todos los Logoterapeutas es imprescindible la
investigación para evaluar el valor de la intervención
logoterapeutica. En los últimos años se han desarrollado avances
significativos en esta materia aunque sería necesario una reunión
internacional de todas las personas que han contribuido en esta
materia, evento ya sugerido en algunos círculos académicos.
 
Durante el último cuarto del S.XX las investigaciones
sistemáticas, la construcción de pruebas y los análisis estadísticos e
inferenciales fueron frecuentes. A pesar de la relación única que se
establece entre logoterapeuta y paciente basadas en la confianza, la
empatía y el respeto por la dignidad de la Persona la verificación de
ciertos parámetros relacionados con esta teoría son de gran utilidad.
Cuestionarios (Frankl, Sardi), el Cuestionario de Propósito Vital
(LPQ), el Test de Significado del Sufrimiento (MIST), la Prueba de
Propósito Vital (PIL), el Logo-test, el Test de las Cuatro Láminas
(F.P.T) y la Escala Existencial, entre otros, son prueba de la
importancia que en el marco de esta Tercera Escuela de Viena, la
Logoterapia, se le dió a la validación de la teoría.
 
Existen publicados trabajos sobre el tema que señalan las
pruebas de base existencial en uso (Guttman, 1998). Se han
presentado Tesis de Licenciatura en Universidades con validación
de hipótesis a partir de instrumentos como el Logo-test u otros, se
dan cursos sobre estos instrumentos en Asociaciones, Fundaciones
y en esas mismas Universidades. Se investiga en forma privada.
 Pero no se han realizado los estudios comparativos
necesarios, ni la estandarización de los protocolos según las
respectivas poblaciones y los estudios longitudinales son
prácticamente inexistentes.
 
Hace años dirigía o era consultado sobre la realización de
investigaciones para cumplimentar exigencias de final de
Licenciatura en diferentes Universidades Latinoamericanas. Mis
últimos años de residencia en España me han alejado,
seguramente, de esas consultas o solicitud de dirección. Sin
embargo y a raíz de la pandemia del COVID-19 se han intensificadolos contactos por medios cibernéticos y como resultado de esos
contactos renovados me llega en estos días, por ejemplo, una tesis
de Licenciatura en Psicología en Perú sobre el tema del auto-
distanciamiento y la auto-trascendencia. Dice la sabiduría popular
que no hay “casualidades” sino “causalidades”. Mi interés por el
tema debe haber provocado la respectiva causalidad (Muñoz Lliuya,
L. M. 2019)
 
Como señalamos repetidamente, el auto-distanciamiento y la
auto-trascendencia son considerados según la logoterapia, como
parte de los recursos noológicos, capacidades propias de la
naturaleza humana, que sirven como medio de expresión del plano
espiritual. El trabajo para la Licenciatura citado (Muñoz Lliuya, L. M.
2019) tuvo la principal finalidad del estudio fue determinar el nivel de
ambas capacidades en un grupo de 432 estudiantes universitarios
de psicología de una universidad pública de Lima Metropolitana, el
instrumento utilizado fue la Escala Dimensional de Recursos
Noológicos (EDRN, Martínez, 2010). Dejar señalado que el autor de
esta escala, Efren Martinez 2002;2005) es un entusiasta de la
aplicación de la logoterapia y la investigación en diferentes temas en
Colombia.
 
Es necesaria una mayor motivación para que aumente la
investigación que nos ayuden a dilucidar definiciones operacionales
fundamentales sobre conceptos básicos, por ejemplo, “auto-
trascendencia”, “logoterapia grupal”, “el poder desafiante del
espíritu”, “situación límite” y “capacidad de enfrentar la enfermedad”,
“sentido”, “libertad”, “responsabilidad”, etc. También podemos
investigar la medida y aplicación de intervenciones logoterapeuticas
en la dimensión noógena de pacientes con diferentes afecciones. O
profundizar el análisis del tema de las crisis económicas, la
incidencia de la pandemia COVID-19, los suicidios o el vacío
existencial, tema brillantemente desarrollado por Frankl en “Ante el
vacío existencial” (Frankl, 1984).
 
 Esta descripción de los aspectos principales a tener en cuenta
para la validación de la Logoterapia quiere animarlos y desafiarlos,
en su más profundo sentido etimológico, para que contribuyan con
su trabajo y creatividad al desarrollo de esta disciplina.
 
La Logoterapia es más que una técnica. La Logoterapia es
apelación, es cura del otro, es arte y es compromiso. Debemos
animarnos a medir si logramos saber del paciente lo que debemos
saber. Y debemos ser humildes al aceptar que, seguramente, estará
en nosotros la falla si no lo logramos. Debemos transmitir nuestro
poco saber a los jóvenes, Logoterapeutas del siglo XXI, quienes
deben mantener encendida la antorcha que guiará nuestras
investigaciones. Debemos ayudar a desarrollar muchos más obreros
y evitar que florezcan tantos caciques. El mensaje final es que
debemos ampliar nuestro panorama, trabajar fuertemente en la
investigación y degurificar definitivamente la Logoterapia.
 
 
 
 
INFLUENCIAS DE V. E. FRANKL EN NUESTRA
PRÁCTICA LOGOTERAPÉUTICA
 
Habitualmente, cuando se habla de la influencia de un autor
sobre la práctica profesional de cada uno de nosotros nos remitimos
a analizar los aspectos teóricos y prácticos de dicha influencia sobre
nuestra práctica psicoterapéutica. En nuestro caso las enseñanzas
del Dr. Frankl no se limitaron a influir desde teoría y práctica en el
modo de asistencia a nuestros pacientes. Cuando acentuamos ese
aspecto de la profesión olvidamos que la primera lección del
Maestro fue su vida misma.
 
 Escucharlo y conversar con él en las variadas circunstancias y
países americanos que visitó hasta muy cerca de su paso a la
trascendencia fue para mí y para muchos una experiencia
inolvidable y de una pedagogía admirable.
 
Es conocida su biografía pero resalto de ella su actitud
comprensiva, su humor, su disponibilidad y su gran capacidad de
ubicación en la circunstancia que le tocara vivir.
 
La principal influencia para mi práctica logoterapeutica fue
escucharle decir: “Yo encontré sentido a mi vida ayudando a los
otros a encontrar sentido a la suya”. Fue en ocasión del II Encuentro
Latino Americano Humanístico Existencial “Logoterapia”, realizado
en la ciudad de Buenos Aires en abril de 1985. Ese encuentro en la
Facultad de Medicina de la Ciudad de Buenos Aires fue decisivo
para muchos que colmábamos la platea del hemiciclo. El impacto de
la afirmación frankleana hizo que ese sea el nombre que le dimos a
nuestro grupo de trabajo: “Sentido”.
 
Sabemos que el sentido de vida no se da por añadidura, que
debe descubrirse y renovarse ante cada una de las circunstancias
difíciles que nos presenta la existencia. Que son muchas. Pero
nunca las suficientes para que nos alejemos del segundo axioma
frankleano que influyó en nuestra práctica logoterapeutica: “Aún en
las peores circunstancias, la vida vale la pena vivirla”.
 
¿Cuál es el significado de estas afirmaciones? Significan una
formidable arma para abrirse a la posibilidad de auto-trascendencia
y superar la culpa por nuestra existencia limitada. Limitada por la
muerte, pero posible. Limitada por las circunstancias, pero con un
margen de libertad inalienable. Siempre que a esta libertad la
acompañe una alta dosis de responsabilidad.
 
En el ámbito de la práctica psicoterapéutica no es muy
abundante la bibliografía que refiere a la analítica existencial.
Existen muchas Universidades que ofrecen buena formación a los
futuros Psicólogos con un currículum en la que encontramos
fundamentación filosófica, antropológica, psicológica y sociológica.
Sin embargo, en el plano de la formación profesional priman las
Cátedras de orientación psicoanalítica o cognitivo-conductual con la
participación minoritaria de otras de orientación Sistémica o de la
Analítica Existencial.
 
Quienes eligen practicar su profesión con énfasis en el
Psicoanálisis tienen a su disposición estructuras académicas,
bibliografía e instrumentos de evaluación. Un error frecuente en no
pocos Psicólogos que incursionan en otras metodologías es la
utilización de técnicas que no fueron fundamentadas en la escuela
que sustentan. Desde los años 60 del siglo XX se pusieron en
marcha equipos que se dedicaron a fundamentar pruebas de
evaluación psicológica desde la analítica existencial y a revisar las
que se utilizaban comúnmente en la práctica psicológica.
Participamos de un importante equipo de asistencia e investigación
analítico-existencial en el Hospital “Dr. Luis Guemes” (Haedo,
Provincia de Buenos Aires, Argentina). Época de intensa formación
en un equipo de colegas que avanzó en las consideraciones
necesarias para fundamentar un psicodiagnóstico, una psicoterapia
individual y una psicoterapia grupal desde el punto de vista de la
analítica existencial. Rara avis en esa época de predominio del
Psicoanálisis, el equipo cosechó la simpatía, el agradecimiento y el
respeto profesional de todo el personal hospitalario.
 
Eran tiempos de intensa lectura de Binswanger, Heidegger,
Boss, Jaspers, Marcel, Merleau-Ponty, Husserl, Sartre, Martin-
Santos, von Wëiszaker, Scheller y los más variados aportes de la
psiquiatría europea.
 
Años más tarde surge la necesidad de completar la formación
teórico-práctica con la incorporación a nuestros grupos de discusión
de los textos de Viktor E. Frankl. Muy pronto estuvimos ubicados en
su línea de trabajo señalando a los colegas médicos y psicólogos
que solicitaban interconsulta que practicábamos el Análisis
Existencial y la Logoterapia, presentación que siempre afirmó el
Maestro Frankl y que dio nombre a la Sociedad Vienesa por él
fundada.
 
Durante la década del 70 estuvimos muy cerca de concretar
una invitación a Frankl para que volviera a visitar Argentina, país
que conocía por un viaje realizado por él en 1954. No fue posible
este propósito por razones económicas locales. Otros colegas y
amigos concretaron tal propósito de la comunidad existencialista
residente y Frankl viajó a Buenos Aires por segunda vez en 1985.
En el aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Buenos Aires pudimos asistir a brillantes conferenciasdel Maestro
que repetiría en sucesivos viajes en 1986, 1987 y 1990.
 
Frankl agregó, a través de su trabajo, obra escrita y
conferencias, que somos “pastores de almas” en la procura de aquel
que, sintiendo una gran frustración existencial, ha confundido el
sentido de la vida y ha caído en el sinsentido.
 
Somos terapeutas, “therapeuticós” según los griegos, palabra
derivada de “therapón”, siervo. Estamos al servicio del otro para
acompañarlo en el camino hacia su plenitud.
 
Somos logoterapeutas, profesionales al servicio del
mantenimiento o descubrimiento del “logos”, el sentido.
 
Somos aquellos que tenemos la obligación de detenernos, de
comprender y de hablar, para transmitir el mensaje.
 
Tenemos la obligación de una formación responsable e
intensa en los aspectos bio-psico-sociales-espirituales que definen
la multidimensionalidad y la pluritemática de la Persona, porque el
modelo frankleano así lo exige.
 
Esta formación responsable nos fue pedida en numerosos
encuentros personales con Frankl a todos aquellos que nos
acercábamos para pedir consejo o escuchar su palabra. Recuerdo
varias anécdotas acerca de la forma amable y humorística de pedir
esto, acompañado de las respectivas caricaturas que nos regalaba
insertadas en las carátulas de sus libros al solicitarle su autógrafo.
Anécdotas muy interesantes y muy adecuadas para contarlas en la
oportunidad de alguna conversación amable en cualquier lugar del
planeta en el que nos encontremos profesionales y personas afines
al Maestro.
 
Formación y compromiso que siempre vino avalado por su
vida misma. Una existencia plena de servicio al otro que siempre
contó con la Esperanza para desplegar su “pastoral médica”. En
esta Escuela encontraremos una fabulosa arma terapéutica: la
Esperanza. Decía Gabriel Marcel que "La Esperanza es el arma de
los indefensos o más exactamente, todo lo contrario de un arma, y
es ahí donde reside, misteriosamente, su eficacia" (Marcel, 2003, p.
72).
 
¿Será necesario agregar algo a esta afirmación de Marcel?
Nos parece una buena suma si incidiéramos, como modelo, en los
gobernantes de este universo globalizado y tomaran como bandera
la Esperanza. Se abriría un gran camino que llevaría a calmar el
hambre, el sufrimiento, las carencias de los pueblos y el siglo XXI
vería concretado el milagro.
 
Erich Fromm, en un escrito que tituló La Revolución de la
Esperanza, ha expresado bellamente su manera de comprender la
esperanza en estos términos:
“Tener esperanza significa estar presto en todo momento para
lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el
nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida. Carece así, de
sentido, esperar lo que ya existe o lo que no puede ser. Aquellos
cuya esperanza es débil pugnan por la comodidad o por la violencia,
mientras que aquellos cuya esperanza es fuerte ven y fomentan
todos los signos de la nueva vida y están preparados en todo
momento para ayudar al advenimiento de lo que se halla en
condiciones de nacer”.
 
La Esperanza abre al hombre a la posibilidad. Tomada como
base de la actuación profesional para ayudar al otro en su
sufrimiento y frustración produce efectos positivos y tiene la
posibilidad de convertirse en el paradigma del siglo XXI. En la
Logoterapia Grupal trabajamos para que aquellos que la abrazaron
puedan ayudar a otros a conseguir igual objetivo.
 
La esperanza tiene un elemento de audacia y de rebeldía
frente a lo que la realidad cruda trata de imponernos. La esperanza
no se alimenta de acercamientos a bibliografía existente, con la
aplicación de instrumentos de la ciencia actual o con bienes propios
del estado de bienestar de algunas sociedades del planeta. Una
esperanza que trate de pervertir, justificar o tolerar los
condicionamientos de la realidad presentando discursos referidos a
mundos inexistentes para muchos ciudadanos es una esperanza
disfrazada de cordero que contribuye a la propagación del vacío
existencial.
 
Decía en internet Javier Giraldo, un autor colombiano lúcido
que habla del tema con visos de desesperanza: “Muchos concentran
su mirada en lo positivo de este mundo nuevo que se ha ido
gestando y ha ido naciendo en la modernidad: admiran los avances
de la ciencia, su poder de dominio sobre la materia y la maravillas
logradas en el ámbito de las comunicaciones, pero otros quizás
concentramos la mirada en los costos humanos que todo eso ha
tenido y no podemos mirar con ninguna alegría ni entusiasmo esas
maravillas. ¿Cómo no reconocer que ese mundo maravilloso de la
modernidad ha ido dando a luz un “infierno” para al menos el 60%
de los seres humanos?. Y hablo de “infierno” al recordar que en la
Divina Comedia, de Dante, la inscripción grabada en la puerta del
infierno lo hacía casi equivalente a la pérdida de la esperanza: “los
que entren aquí, abandonen toda esperanza”. Yo quisiera tener una
capacidad de mirada más corta para poder albergar algunas dosis
de optimismo, pero cada que trato de escudriñar las líneas de fuerza
de lo que se está gestando y que al nacer va derrumbando
progresivamente nuestros sueños, me veo más incapacitado para
elaborar la imagen de un presente en estado de gestación positiva y
gratificante”. Y se justifica luego de explicar las dramáticas crisis que
vivieron en el cuarto de siglo último los países latinoamericanos:
“Frente a todo este derrumbe de los revestimientos de la esperanza
es lógico que uno se encuentre con muchas manifestaciones de
desesperanza”.
 
Estas manifestaciones de desesperanza aparecen con
profusión en los medios de comunicación masivos que propalan un
modelo social basado únicamente en el logro de éxito. Ante tal
bombardeo de mensajes los ciudadanos parecen no encontrar
sentido a su vida a menos que este éxito se presente. La situación
social actúa como una especie de “imperatívo ético” al servicio de
esos núcleos de poder.
 
Para muchos que siguen este paradigma mediático las
encarnaciones de la esperanza están ligadas y condicionadas a
factores de éxito y de recompensa. En la Logoterapia,
especialmente en su forma grupal, combatimos este imperativo
exitista explicando sus consecuencias y realizando juegos
dramáticos basados en las afirmaciones frankleanas que se
difundieron bajo el epígrafe de “la cruz de Frankl”.
La explicación ofrecida por Frankl consistía en afirmar que
éxito y fracaso no son los verdaderos polos de la existencia. Que tal
situación es propia de la sociedad consumista y exitista que
describimos pero que es posible invertir los brazos de esa cruz y
afirmar que los verdaderos polos son esperanza o “plenitud de
sentido” y “desesperación”. Ampliaremos esta explicación en el
Capítulo 3.
 
A partir de este sencillo modelo podremos ayudar al otro en el
camino de recuperación de la “voluntad de sentido” que acercará,
necesariamente, a unos y a otros en la “comunidad del encuentro y
del amor”. Modelo que abre grandes posibilidades para el ejercicio
de la Logoterapia presentándonos la pregunta habitual sobre su
futuro. ¿Cuál será este futuro?
 
Para ello debemos acudir, una vez más, a las enseñanzas de
Frankl y su modelo de auto-trascendencia. En su libro “La idea
psicológica del hombre” en su segunda edición agrega Frankl en
1984 un epílogo que tituló “La Logoterapia en su camino de
degurificación”. En sus conferencias y viajes de los últimos años
repetía esto personalmente.
 
Extraigo párrafos para su mejor comprensión y ustedes irán
imaginando un análisis de la personalidad del Maestro. Decía
Frankl: “Qué podría decirles yo a personas que son expertos en el
campo de la Logoterapia?. (Cuando lo invitaron) El profesor
Ghougassian quería que yo elaborara como creo que será el
porvenir de la logoterapia después que me haya ido. En otras
palabras, quería que desarrollara mi último trabajo antes de morir;
se supone que debo dejar un legado. Pero no soy profeta para ver el
futuro. (…) De hecho el futuro de la Logoterapia depende de
ustedes, y al determinarlo serían independientes. Después de todo,
la logoterapia considera al hombre comoun ser en busca de
sentido, y como un ser que es responsable de la realización del
sentido, y la logoterapia ve su propio cometido en hacerle
consciente de su “ser responsable” de su “responsabilidad”. Esto
vale también para el logoterapeuta, puesto que él, además, debe
darse cuenta de su responsabilidad, de su ser libre y responsable.
En otras palabras, debe caracterizarse por un espíritu
independiente.”
 
Y agregaba más adelante: “Si uno se define como miembro de
la comunidad logoterapeutica, no está obligado a suscribir todo lo
que dijo el Dr. Frankl”. (…) “La evolución de la logoterapia no solo
concierne a sus aplicaciones en varios campos sino a sus
fundamentos”. (…)
 
“La psicoterapia es siempre algo más que una técnica, y es
así en la media en que ella necesariamente incluye un elemento de
arte. Y la Psicoterapia es siempre más que mera ciencia en la
medida en que ella también necesariamente incluye un elemento de
sabiduría. Ambos forman una totalidad y unidad donde las
dicotomías entre técnica y encuentro desaparecen y se disuelven”.
 
 Contando con la palabra autorizada del autor extraigo un
párrafo más que sirve de modelo de la auto-trascendencia de Frankl
para nuestra práctica: “Pero ¿qué podemos decir acerca del tema
de que cada fundador de una escuela psicoterapéutica describe en
su sistema, en última instancia, su propia neurosis y escribe en sus
libros la historia de su propio caso? Bien, no estoy autorizado a
hablar en este contexto de Sigmund Freud o de Alfred Adler, pero,
en lo que a la logoterapia se refiere, confieso de buena gana que
cuando joven tuve que pasar por el infierno de la desesperación
ante la aparente falta de sentido de la vida, atravesando una etapa
de total y extremo nihilismo. Pero luché a brazo partido contra él,
como lo hizo Jacob con el ángel, hasta que pude “decir si a la vida a
pesar de todo”, hasta que pude desarrollar una inmunidad contra el
nihilismo. Desarrollé la logoterapia. Es una pena que otros autores,
en lugar de inmunizar a sus lectores contra el nihilismo, lo inculquen
con su propio cinismo, el cual es un mecanismo de defensa o
formación reactiva que ellos han construido contra su propio
nihilismo”.
 
Queda clara la lección: debemos recordar al Maestro, que
naciera en Viena en 1905 y llegara al final de su fecunda vida en
1997 en la misma ciudad. Pero no lo debemos convertir en gurú de
ningún movimiento. La logoterapia tiene ya mayoría de edad. Y cada
uno de nosotros debe elegir bien el trabajo al que se enfrenta
siguiendo esta escuela. Elegirlo y responsabilizarse. Investigar y
compartir conocimientos con los colegas. Dialogar. Permitir el
encuentro interdisciplinario. Encontrarse y posibilitar la auto-
trascendencia recíproca.
 
Esta es la influencia del pensamiento frankleano en la práctica
terapéutica y por consiguiente en la vida personal de cada uno. Es
fácil concluir estas afirmaciones si recurrimos, una vez más, a lo
dicho por Frankl (Frankl, 1984, pág.206): “Señoras y señores, yo
terminé mi primer libro con la frase de que la logoterapia “es tierra
de nadie”. Y sin embargo ¡qué tierra prometida! Hace de esto treinta
y cinco años. Mientras tanto, la “tierra de nadie” ha llegado a ser
habitada. Prueba de ello es este congreso. El programa es como un
viaje a través de muchos y variados paisajes y campiñas de esta
“tierra prometida”.
 
 
FUNDAMENTAR LA ACTIVIDAD GRUPAL:
COMUNICACIÓN Y LOGOTERAPIA
 
“El terapeuta estará con el paciente siempre en el mismo
plano, el plano de la comunidad de la existencia. No hará del
enfermo un objeto sino que verá en el enfermo una
pareja existencial. Encuentro es estar uno con otro en el
presente propio, es decir, en un presente tal que se sazona
totalmente a partir del pasado y que también lleva en sí la
posibilidad de futuro”. Ludwig Binswanger
(Artículos y Conferencias escogidas, 1973)
 
Cuando nos dedicamos a transmitir los elementos teóricos y
prácticos básicos que un Logoterapeuta debe conocer, apelamos a
la consideración de diversos autores de la corriente existencial y a
los aportes de la corriente humanista. En un listado básico instamos
a nuestros interlocutores que son imprescindibles Heidegger, Sartre,
Binswanger, von Weisaker, Ey, Marcel, Buber, Lain Entralgo, Perls,
Satir, Erikson, Waslawick y algunos otros. Estos importantes autores
enfocan al Hombre, desde sus diferentes perspectivas, como una
“totalidad en continua comunicación.
 
En sus consideraciones sobre tiempo, espacio, cuerpo y
comunicación han aportado elementos fundamentales a nuestra
tarea. De esta forma tomamos en cuenta la voz, el cuerpo, el gesto,
la estructura muscular, la manera de ocupar el espacio, los colores
típicos, la forma de comunicación interpersonal y hasta el olfato,
son, cada uno por separado, "signos" específicos, abecedarios
diferentes, lenguajes particulares, que posee el hombre para
manifestar el complejo mundo psicológico en que vive.
 
La palabra es la que define al ser pero el cuerpo acompaña,
inseparablemente esa definición, siendo el lenguaje somático un
aspecto importante de la psicoterapia que contiene una riqueza
incalculable.
 
El lenguaje es un hecho antropológico que se caracteriza por
ser un proceso por el cual el comportamiento de un individuo afecta
a otro. La entrada al nuevo milenio trae aparejada una nueva
estructura social, en donde la comunicación humana no queda ajena
a la globalización centralizadora de esa nueva estructura.
Observamos esa nueva estructura comunicativa que ha permitido el
desarrollo de nuevos medios e instrumentos de comunicación
durante la pandemia de COVID-19. Ante la imposibilidad de
encuentros en conferencias o seminarios han proliferado los
instrumentos para la comunicación virtual que permite a personas
de cualquier país de residencia comunicarse con sus pares, virtual y
simultáneamente.
 
Podemos sintetizar los efectos de estos procesos de
transformación en tres áreas: en el modo de producción (la irrupción
de las fábricas flexibles adaptables a mercados cambiantes), las
tecnologías de la comunicación (modificación de los conceptos de
tiempo y espacio, realidad virtual, Internet) y la democracia política
(las fronteras nacionales se diluyen, se tiende a una ciudadanía sin
fronteras).
 
El ser humano es una unidad con varios canales de lectura y
de percepción de la realidad. Estos canales los utiliza para
comunicar su mundo interior, sus dificultades emocionales,
existenciales, así como también su potencial para hacer frente a la
vida. Nosotros, como terapeutas, tenemos que aprender a "leer" o
"descifrar" estos canales de comunicación.
 
La habilidad básica más importante que se debe enseñar a
todo psicoterapeuta es el de desarrollar la capacidad de ver y
escuchar realmente a los "otros". Esta acción nos capacita para
comprender más rápidamente a una persona, prescindiendo de
muchas palabras y dudas. Una persona puede decir que se
encuentra perfectamente bien, sin embargo, se puede ver la
ansiedad o la depresión en su rostro y gestos.
 
Resulta bastante difícil adivinar el estado de ánimo o la actitud
de otra persona sin empatizar con ella, es decir, sin intentar ponerse
en su lugar y experimentar como ella experimenta. La persona que
se siente comprendida empáticamente generalmente está más
dispuesta a abrirse y mostrarse a niveles más profundos. El
interlocutor empático da la agradable sensación de ser alguien que
intenta comprender la situación del otro, y así la relación se torna
más cálida, el nivel de compromiso puede aumentar, el tono general
de la relación se vuelve más flexible, liviano y emotivo.
 
Contrariamente a la opinión generalizada, contamos con
muchas claves para captar la naturaleza de otras personas, pero
pasamos por alto gran parte de la riqueza de información y
generalmente utilizamos la fuente menos confiable: lo que la
persona nos trasmite a través del lenguaje.
 
Intentando compensar esta actitud errónea, transmitida
culturalmente, es posible enfatizar la forma de conocimiento que
muchos sectoresde la denominada “ciencia oficial” consideran
superficial: la empatía. Instrumento gnoseológico fundamental de las
escuelas existenciales, la empatía es otra forma de comprender a la
Persona.
 
Se deduce fácilmente que las comunicaciones interpersonales
constituyen el área más importante de la existencia humana y
ejercen sobre las personas una influencia que permite su desarrollo
y educación pero que, del mismo modo, provocan conflictos y
malentendidos entre los miembros de un grupo, de una organización
o de un sistema.
Todo lo que acontece en el ámbito humano comprende la
comunicación. El nivel de interacción entre las personas condiciona
el logro de sus proyectos y la situación determinada por la
comunicación coadyuva para que se capitalicen intereses, se
colmen necesidades o se alcancen objetivos.
¿Cómo podemos relacionar estos conceptos referidos a la
comunicación con nuestra tarea en la psicoterapia grupal? El
pensamiento se desarrolla, en la historia del hombre, cuando éste
atribuye intenciones al otro. Es la “primera intención de
comunicación”. Esta atribución de intenciones puede ser resultado
de un acto reflejo de defensa o ataque, como en los animales. Pero
en el hombre observamos una elaboración de esta respuesta que no
puede tener comparación con los animales. El hombre primitivo
elabora procesos de pensamiento que le permiten imitar, fingir u
ocultar su proceder para cazar. No realiza esta serie de acciones en
forma solitaria. El mismo proceso de pensamiento le permite inferir
la imperiosa necesidad de contar con los otros para ser más efectivo
y manejar los actos conductuales con éxito.
Con la posibilidad del lenguaje, sus movimientos gestuales se
refieren, en general, al presente. Danzas, movimientos, rituales,
giros o carreras tienen que ver con la caza. Con su organización
grupal aparece la posibilidad de dar a las señales independencia del
presente e incluirlas en un contexto dramático con inicio, desarrollo
y final que pueden referir tanto al pasado, al presente como al
futuro.
El éxito de este sistema comunicacional primitivo llevó al
hombre a desarrollar la capacidad de articular esta serie de actos
mímicos en una secuencia determinada que permitió la regulación
emocional. Así, era posible postergar o reproducir las emociones de
la caza alrededor de un fogón en que se aguardaba el banquete.
Esto trajo, como consecuencia inevitable, la repetición de tales
secuencias en otros momentos alejados del hecho circunstancial.
La repetición de esta información que los gestos y relatos
comunicaban a los circunstantes permitía el goce por la hazaña de
caza anterior y permitía el entrenamiento y preparación para la
futura operación de supervivencia. Estas escenas, repetidas una y
otra vez, constituían “comunicación primitiva eficaz” denominada
“tradición oral”. Tal tradición se sostenía en la memoria de los
participantes y luego en la de los relatores. Aquí ya podríamos
introducirnos de lleno en el proceso moderno de comunicación y
recordar que la repetición es una forma de actualización de la
información, hoy en boga en la publicidad.
Expertos publicistas de aquellos tiempos primitivos sentaron
las bases de la comunicación actual al configurar la tradición oral en
cuentos y relatos, aumentadas en fábulas y mitos.
Con la aparición de la escritura se produce una revolución
comunicacional. Aparece la separación entre el conocedor y lo
conocido. Ahora puede prescindirse del fogón y el relato. Éste
puede ser conocido en cualquier momento, aunque al principio
solamente lo pudieran hacer expertos. Para poder establecer una
forma de conducir la acción hacia un resultado compartido siguió
siendo necesaria la repetición oral y ahora escrita.
Los elementos que forman parte de la cultura se ven
reflejados en relatos de héroes, en la configuración de mitos, en la
organización de ritos, constituyendo estas formas humanas
verdaderas “redes de comunicación”. Estas “redes de comunicación”
son analizadas, minuciosamente, en la psicoterapia grupal.
 
Esta configuración mitológica de la historia de la experiencia
humana son marco de referencia para la acción de los hombres. El
héroe no es relacionado en una secuencia temporal. Es atemporal.
Esta circunstancia es tomada por “la autoridad” (brujos, chamanes,
etc.) quien regula la relación del relato heroico con las necesidades
de la comunidad, tanto para instar al trabajo, a la caza o a la guerra.
Para suministrar modelos y símbolos que permitan avanzar
tanto en el desarrollo comunitario como en el conocimiento de la
realidad estos valores culturales son ritualizados. Los ritos
mantienen presentes los valores que los héroes personifican y
refuerzan las creencias acerca de la realidad. Estos ritos, basados
en modelos, símbolos y valores aceptados por la comunidad, son
imprescindibles para el mantenimiento de la cultura y son el origen
de la organización moderna y de la comunicación pertinente.
Los rituales facilitan el conocimiento de la cultura pero tienen,
además, la función de reconocimiento del lugar que cada uno ocupa
en la organización. Los saludos cotidianos o en actos solemnes, la
posición que cada uno ocupa en la mesa o en el acto escolar, quien
habla o quien calla, constituyen el establecimiento de normas
culturales imprescindibles para la comunicación. Los miembros de la
cultura deben referirse a ella para poder sentirse pertenecientes a la
organización. Su desconocimiento aparta al infractor tarde o
temprano.
La cultura de una organización, de una institución o de un
grupo es más potente que la acción de sus miembros,
individualmente, que los artefactos que se posean o que las
credenciales que uno pretenda sostener. Piénsese en ejemplos y se
encontrarán mil. Uno entre mil, la negociación de paz frente a una
guerra.
La cultura de un grupo persiste mientras exista un solo
individuo de esa generación que la sostenga. Como ejemplo, la
desaparición de la última indígena ona, en nuestra Patagonia, hizo
desaparecer la cultura como tal. Aunque expertos reconstruyan
costumbres e idioma. Tal sucede con otras culturas como los incas o
los habitantes del antiguo Egipto. Aprovechamos esta característica
fundamental de los grupos cuando la rotación de los pacientes es
alta. De esta forma, siempre por lo menos uno de los integrantes
sostiene la “cultura grupal”. Cada grupo tiene su cultura, a veces
vigorosa, otras veces débil. Algunas veces fragmentada por razones
de necesidad o intereses. Luego de tiempo de evolución, fuerte y
productiva.
Las actividades preventivas en instituciones se desarrollan con
mayor eficiencia cuando están realizadas grupalmente.
Esta actividad especial con los grupos, es el resultado
complejo de relaciones culturales. El equipo psicoterapéutico y la
institución son los que deben establecer las líneas generales del
trabajo. Trabajarán para llevar a la práctica la misión y los objetivos
fijados. Pero no siempre la participación es adecuada y plena.
Existen dificultades generales que, por el momento, podemos
referirlas a la comunicación interpersonal.
Para dar cumplimiento con los fines y objetivos de los grupos
psicoterapéuticos es necesaria la consideración de su constitución
particular y de su dinámica.
Podemos definir a un grupo como el conjunto de personas que
interactúan entre sí, en un ambiente determinado, persiguiendo fines
u objetivos que satisfagan sus necesidades básicas.
Nuestro primer núcleo de análisis dentro de estas relaciones
establecidas es, entonces, la persona concebida como ser social,
único e irrepetible, multidimensional, con atributos básicos de
libertad, responsabilidad, racionalidad, sentido y auto-trascendencia.
Su necesidad de comunicación debe realizarse en el marco de la
construcción de su identidad, de su sentido de pertenencia a grupos,
instituciones y comunidad, con el logro de un marco de referencia
que dé sentido a su proyecto vital. Este proyecto no puede
realizarse sin el desarrollo de un proceso de alteridad (relación
auténtica con el otro).
Surge, evidente, que el hombrees un ser en comunicación y
para la comunicación. Su vida se realiza en una dimensión social,
en relación con los otros, siendo el lenguaje el instrumento
privilegiado de esta comunicación.
El hombre, en virtud de su esencia como persona, es un ser
en diálogo. No se concreta como tal si no es en relación con el otro.
Este mundo de relación constituye la intersubjetividad. La persona
solamente tiene contenido significativo en la plenitud de esa
intersubjetividad. Sin “otro” con quien encontrarse, su verdad no
existe. El “otro” define su identidad y es indispensable para la
existencia tanto como el conocimiento que adquiera sobre sí mismo.
Existir es colocarse fuera de sí en la presencia del otro. La
comunicación es el campo común de comprensión y referencia entre
ese “yo” y el “otro”. De esa única forma podemos hablar de
comunicación eficaz, considerando los intercambios significativos en
esa relación interpersonal.
 
Nos dice Sartre (1986) al respecto de la intersubjetividad:
“Para obtener una verdad cualquiera sobre mí, es necesario que
pase por otro. El otro es indispensable a mi existencia tanto como el
conocimiento que tengo de mí mismo. En estas condiciones, el
descubrimiento de mi intimidad me descubre al mismo tiempo el
otro, como una libertad colocada frente a mí, que no piensa y que no
quiere sino por o contra mí. Así descubrimos en seguida un mundo
que llamaremos la intersubjetividad, y en este mundo el hombre
decide lo que es y lo que son los otros”.
 
Queda claro que en nuestra existencia se pone de manifiesto,
momento a momento, que debemos elegir una acción y
responsabilizarnos de ella. Por supuesto que afirmamos, junto a
muchos autores, que el hombre se mueve en el mundo a partir de
sus valores. Pero estaremos de acuerdo que la libertad es uno de
esos valores fundamentales. Los hombres auténticos buscan la
libertad auténticamente, sin “mala fe”. Queremos y amamos la
libertad en todo momento pero rápidamente descubrimos que esa
libertad depende enteramente de la libertad de los otros y de las
circunstancias. No puedo tomar mi libertad como un fin si no
considero, asimismo, la libertad de los otros.
 
Los expertos en comunicación nos dicen que es inherente a
su conocimiento
a) las referencias linguísticas y paralinguísticas (capacidad de
producir e interpretar signos verbales, fonológica, sintáctica y
textualmente, con modulación de las características del significante
por énfasis o cadencias especiales)
b) las referencias kinésicas y proxémicas (capacidad de realizar
la comunicación mediante ademanes y gestos, con posibilidad de
variar las actitudes y distancias interpersonales de acuerdo a
significados culturales) c) las referencias ejecutivas y pragmáticas
(capacidad de acción social utilizando el acto lingüístico y no
lingúistico con una intención comunicativa, según la situación y las
propias intenciones)
d) las referencias socioculturales (capacidad de reconocer las
situaciones sociales y sus relaciones según los papeles
desempeñados, junto con la capacidad de concebir significados).
 
Estas relaciones constituyen la atmósfera o clima, y están
estructuralmente ligadas a la comunicación, los roles, los liderazgos
y la cultura grupal. En la comunicación para su integración grupal, la
persona incorpora y desarrolla sentimientos e ideas sobre su
relación con “los otros”. Esta relación promueve una actividad o
fuerza generadora que interactúa con la de los otros individuos,
positiva o negativamente. La comunicación puede considerarse una
estructura que surge de la interacción. Las variables básicas que
permiten surja de la interacción esta comunicación son difíciles de
predecir pero si es posible describir lo producido en un determinado
tiempo y espacio. Lo importante es comprender los obstáculos y
bloqueos más frecuentes para actuar en consecuencia.
 
Son ampliamente conocidos los esquemas explicativos del
proceso de comunicación. Por ilustrar brevemente elegimos este
esquema básico:
 
La integración a esos grupos por parte de las personas se
realiza mediante una serie de actividades que los psicoterapeutas
consideran básicas y relacionadas con intereses comunes,
motivaciones, valores y disposiciones. Es habitual considerar que
cualquier persona puede integrar un grupo psicoterapéutico. Y eso
no es así. Cuando la inclusión de una persona en un grupo funciona
es porque esa integración ha sido llevada a la percepción por el
individuo de la calidad de sus relaciones con el grupo. En su
máximo nivel, esta percepción le permitirá percibir su rol (papel)
como persona. En su integración grupal, la persona incorpora y
desarrolla sentimientos e ideas sobre su relación con “los otros”.
Esta relación promueve una actividad o fuerza generadora que
interactúa con la de los otros individuos, positiva o negativamente.
 
Estas fuerzas constituyen la atmósfera o clima, y están
estructuralmente ligadas a la comunicación, los roles, los liderazgos
y la cultura grupal. El grupo es una estructura que surge de la
interacción. Las variables básicas que permiten surja de la
interacción esta actividad grupal son difíciles de predecir.
 
La actividad psicoterapéutica grupal compromete a los
miembros a encontrar respuestas a los problemas presentados,
analizar los conflictos que surjan, tomar decisiones o negociar las
sugerencias necesarias para una acción responsable.
 
No es común, por la índole de los problemas generalmente
presentados, que un grupo de psicoterapia pueda alcanzar la
condición de “grupo maduro”. Un grupo maduro es aquel en el que:
el liderazgo es compartido, hay una adecuada distribución de roles,
el clima grupal es adecuado para la comunicación, se cumplen los
objetivos previstos a través de la participación de los integrantes,
sobresalen la atmósfera de cooperación y solidaridad, la cohesión
es buena, el sentimiento de pertenencia es reconocible y el nivel de
productividad de acuerdo a fines. Pero no es imposible.
Este proceso se puede observar revertido en un grupo
inmaduro cuando se distorsiona el buen clima, se obstaculiza la
comunicación por factores de poder y dominio, el antagonismo de
los miembros destruye la solidaridad y la cooperación, los mensajes
no son comprendidos fielmente, se estereotipan los roles y el
énfasis del aprendizaje está puesto en las formas. Los miembros se
sienten inseguros, no hay identificación con el grupo, aparecen otros
marcos de referencia y de pertenencia, culminando en profundos
conflictos y crisis grupal.
Surgen en estos grupos problemas institucionales
relacionados con el insatisfactorio rendimiento, es escasa la
articulación grupo-institución, hay conflictos de autoridad y la
atmósfera es poco propicia para el cumplimiento de los objetivos
propuestos. Esta situación es muy común en grupos con
psicoterapeutas poco entrenados y en instituciones conflictivas.
Resumiendo: podemos decir que la comunicación debe
contribuir en un grupo permitiendo la relación yo-tú que debe
transformarse en “nosotros”. El compromiso con ese “nosotros” da
lugar a una relación con sentido transpersonal. Supone confianza,
fidelidad y esperanza. Y tal vez repetirnos, una y otra vez, que el
grupo es el modo más eficaz para que una persona deje de pensar y
actuar por sí solo, para que piense en el otro y se comunique
efectivamente.
 
Puede resultar útil al lector contar con un glosario que defina
algunos conceptos incluidos en el tema de la comunicación:
 
Glosario
Persona: concebida como ser social, único e irrepetible,
multidimensional, con atributos básicos de libertad,
responsabilidad, racionalidad, sentido y auto-trascendencia. Su
necesidad de comunicación debe realizarse en el marco de la
construcción de su identidad, de su sentido de pertenencia a
grupos, instituciones y comunidad, con el logro de un marco de
referencia que dé sentido a su proyecto vital. Este proyecto no
puede realizarse sin el desarrollo de un proceso de alteridad
(relación auténtica con el otro) basado en el desarrollo de los
valores.
 
Existencia: En el centro

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