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LOGOTERAPIA GRUPAL Auto-trascendencia recíproca. Fundamentación y práctica Dr. José Martínez-Romero Gandos A Coruña – Galicia – España mayo de 2021 La trascendentalidad recíproca entre dos o más personas (comunidad) es de mayor valor que la trascendentalidad de un solo hombre hacia el mundo de las cosas, de las tareas o el servicio a los otros. La auto-trascendencia personal prepara la recíproca y ambas se complementan y potencializan Dr. Roberto Almada . Contenido INTRODUCCIÓN LA AUTO-TRASCENDENCIA RECÍPROCA INFLUENCIAS DE V. E. FRANKL EN NUESTRA PRÁCTICA LOGOTERAPÉUTICA FUNDAMENTAR LA ACTIVIDAD GRUPAL: COMUNICACIÓN Y LOGOTERAPIA ¿ES POSIBLE FUNDAMENTAR DESDE LA ANALÍTICA EXISTENCIAL, LA LOGOTERAPIA GRUPAL? APELACIÓN Y CURA INSTRUMENTOS FUNDAMENTALES EN LA APLICACIÓN DE LA LOGOTERAPIA GRUPAL LA TÉCNICA AL SERVICIO DEL HOMBRE. FUNDAMENTOS, DEFINICIONES Y ACCIONES DE LA DINÁMICA GRUPAL LOS GRUPOS SOLIDARIOS CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA SOBRE GRUPOS INTRODUCCIÓN Si acudimos a la bibliografía general encontraremos referencias varias que nos conducirán a autores que han tratado el tema de la trascendencia o la auto-trascendencia en sus obras. No se limitará la lista a los autores de consulta en Psiquiatría o Psicología. Aparecerán citas en autores de otras disciplinas que la relacionan con un fenómeno complejo vinculado a la visión que cada uno de nosotros tiene del universo y pueden llegar a afirmar algunas influencias cósmicas sobre nuestro psiquismo. Pero limitándonos a autores conocidos diremos que Abraham Maslow (1987), Viktor E. Frankl (1982, 1984a, 1984b, 1987, 1988a, 1988b), Pamela Reed en enfermería (2011), K. Jaspers (1947) y hasta J. P. Sartre (1943) han tratado, convenientemente, el tema de la trascendencia o la auto-trascendencia, entre otros. En el año 2020 publicamos nuestro libro: “Logoterapia Grupal. Notas para una práctica con sentido y fundamentación Analítico Existencial” (Martínez-Romero Gandos, 2020). En su introducción invitábamos a nuestros lectores a compartir un café en algún bar tranquilo de pueblo y en este encuentro explicar lo que pretendemos transmitir acerca de nuestra tarea como Logoterapeutas grupales basados en los postulados del Dr. Viktor E. Frankl y la Analítica Existencial. La complicada logística de tales encuentros nos obliga a apelar a la escritura para paliar esa dificultad. El Dr. Claudio García Pintos, en el prólogo del libro citado (Martínez-Romero Gandos, 2020) renueva, en nuestro nombre, la invitación a ese café virtual y nos resume el porqué de su interés: los alcances e importancia de una terapia grupal fundada en los principios del Análisis Existencial de Viktor E. Frankl, ya que ese análisis existencial supo hacer del encuentro un recurso revelador de la persona espiritual. El mismo se pregunta ¿por qué? y se contesta: “Esta persona espiritual “es” auto-trascendente, y, si bien en ella está todo lo que necesita para ser plena (es insumable, según la segunda de las diez tesis sobre la persona) es preciso que actualice esa plenitud saliendo al encuentro del afuera que le otorga plenitud. Esa naturaleza auto-trascendente se manifiesta en nosotros a través de dos tendencias transitivas que llamamos tendencia a la asociación y tendencia comunitaria. Y nos presenta como pioneros en el tema de la Logoterapia Grupal, recuerdo que agradecemos. Porque estamos seguros que nuestra propuesta responde a la naturaleza de la persona espiritual, potencia sus mejores recursos auto- trascendentes y se despliega en una dinámica de ayuda mutua. Luego de la publicación del libro hubo muchas “charlas de café” a través de los comentarios de lectores, presentación del libro en forma virtual por razones de pandemia COVID-19 y comunicación personal con colegas. No fue fácil la tarea porque hubo inconvenientes con la edición y difusión editorial y con el acceso adecuado en el mercado del libro. Ante las circunstancias difíciles, cambio de actitud, según nos enseñó el Maestro Frankl. Nos propusimos, entonces, reformular lo propuesto y analizar muchos conceptos y escritos de nuestra autoría con el fin de actualizar lo que entendemos por Logoterapia Grupal y en especial por “auto-trascendencia recíproca”. Desde aquel primer trabajo nuestro publicado en 1988 en The International Forum for Logotherapy (Martínez Romero, José (1988)) y posteriores publicaciones, cursos y conferencias pasaron muchos años. En todo ese tiempo hasta llegar al presente siempre aparecían preguntas acerca de ¿por qué grupos? y ¿para qué grupos de logoterapia? Colegas en la práctica de la Logoterapia me han solicitado, durante muchos años, que transmitiera a través de un escrito teoría y experiencias sobre la actividad grupal en este ámbito de la Psicoterapia Analítico Existencial. La bibliografía propia de ésta escuela psicoterapéutica no es muy rica en publicaciones al respecto. Éste aspecto particular de la práctica logoterapeutica tiene, a mi entender, un futuro brillante. Esta afirmación surge evidente si consideramos las urgencias de colectivos variados de personas que necesitan asistencia psicoterapéutica con economía de medios, tiempo y costes. Muchos colectivos desfavorecidos nos reclaman asistencia y nos urge la respuesta. La tarea debe continuar en el futuro y eso nos exige la posibilidad de encuentro interdisciplinario con muchos colegas que acerquen su aporte. Este es un “por qué grupos”. Nos gustaría que Psicólogos, Psicopedagogos, Médicos, Asistentes Sociales, Docentes y muchas otras profesiones que están dedicadas a la asistencia del otro actualizaran los conocimientos necesarios para la atención grupal desde una perspectiva humanístico-existencial y cumplieran con esas expectativas y necesidades. Por supuesto que, especialmente, los logoterapeutas en cada uno de esos campos. El presente trabajo nos permitirá reflexionar sobre el fenómeno grupal, teórica y prácticamente, privilegiando las dimensiones antropológicas, psicológicas y espirituales sin descuidar las socioculturales e históricas ni reducir el espíritu crítico que necesita nuestra realidad científica. No somos augures. Pero es posible pronosticar que en el futuro se incrementará nuestra formación y que estaremos mejor dispuestos a percibir y discriminar los problemas que nos presenta la sociedad del Siglo XXI. Estaremos mejor preparados para ejercitarnos en el análisis y resolución de problemas concretos sabiendo algo más sobre los diferentes tipos de grupos que puedan constituirse en el ámbito de la Salud Mental y en el de las Instituciones que colaboran con la población general. Hoy en día es evidente que debemos poner como prioridad la relevancia clínica de la Logoterapia grupal independientemente de la naturaleza de los conflictos o situaciones por la que atraviesen los consultantes. Su validez no está atada a los procedimientos de la técnica sino que hemos podido analizar y verificar que persigue los fines generales de la Logoterapia y pretende la asistencia para la recuperación del sentido y el logro de la auto-trascendencia recíproca. Aquí tenemos un punto de apoyo para la pregunta acerca del “para qué Logoterapia grupal”. Para ese futuro que esperamos sea cercano, nos asiste la esperanza que el escenario clínico de nuestra propuesta grupal tenga en disponibilidad un suficiente número de profesionales a ella dedicados que faciliten la formación de grupos en los diversos ámbitos considerando la economía de recursos que ellos implican. A través de nuestro trabajo como Psicólogos Clínicos hemos comprendido cabalmente que las técnicas tienen que estar al servicio del hombre por lo que los juegos psicodramáticos y otras técnicas aquí desarrolladas no pueden opacar los instrumentos fundamentales de nuestra Escuela que son la apelación, el encuentro, el auto-distanciamiento y la esperanza. Ese futuro se muestra esperanzador porque estamos seguros que una gran cantidad de personas se integrarán a las filas de la Logoterapia de grupoya sea como observadores no participantes, como co-terapeutas o como responsables de la formación, continuidad y resolución de los objetivos propios de estos grupos. Para lograr tal fin insistiremos en la importancia fundamental que la consideración de los valores, la importancia del otro y la auto- trascendencia recíproca tienen para la ayuda en la resolución de problemas. El desarrollo de cada uno de estos conceptos por parte de la Logoterapia Grupal será, en el futuro, un gran aporte que permitirá a muchas personas encontrar un escudo protector contra la violencia, la agresión, la discriminación, la indiferencia, la carencia permanente de afecto y los límites a la libertad. Transcurrido casi un cuarto de siglo sabemos que la crisis histórica de la humanidad reconoce carácter noogénico, es decir, expresa una etiología o motivación que no puede reducirse, sin mengua de la totalidad en juego, a un factor exclusivamente somatógeno o psicógeno, sin perjuicio de incorporar todo lo que permite conocer una fenomenología crítica de los ámbitos de influencia económico social y cultural. Tal crisis se manifiesta, en términos frankleanos, en las denominadas “neurosis colectivas”. Consideraremos a éstas como expresión de un íntimo y colectivo sentido de frustración o vacío existencial que da lugar a conductas estereotipadas, inauténticas, repetitivas, generadas en sociedades y estilos de vida basados en esquemas colectivistas y/o consumistas. Estos sistemas provocan una carga negativa de nihilismo desesperanzado, provocan el desarrollo de personalidades vitalmente disminuidas y en profunda desarmonía con la comunidad. Encontramos una respuesta en el presente, con fuerte entronque en las enseñanzas aportadas en el siglo pasado por el Dr. Víctor E. Frankl, considerando que cuando las circunstancias son muy adversas para la persona conviene ayudarla a afirmar que “a pesar de todo, sí a la vida”. En este lema se condensa de un modo contundente el espíritu de todo un movimiento: la Logoterapia, que como manifestara su fundador se distingue por reconocer el valor incondicional de la vida en cualquier circunstancia. Creemos que es una respuesta abierta al futuro, sapiencialmente madura, humanística y socialmente apta. Da respuesta formal y epistemológicamente adecuada a la población en crisis que reconoce, rápidamente, quien le ofrece una mano para recobrar su capacidad de vida comunitaria. Contamos con que esta Pedagogía Social, que puede ser ejercida por la comunidad entera, tenga un futuro de participación entre los agentes de salud porque es superadora de las divisiones antinómicas cuerpo-psique, pasado-presente, consciente e inconsciente. Las instituciones logoterapéuticas en el orden mundial deberán encarar proyectos que fortalezcan los aspectos teóricos y prácticos que den cuenta de este mal endémico del vacío existencial actual. Será necesario intentar una permanente fundamentación crítica, analíticamente responsable, dialogante, no sectaria, de los fundamentos y práctica de un formidable depósito doctrinario que nos ha legado el Dr. Frankl. Nos dejó saber el mismísimo Frankl que no es posible considerar su figura como la de un líder inmovilizado por la historia a pesar de su ya más que centenario nacimiento (1905-1997). Es necesario “degurificar” la Logoterapia aportando cada uno su grano de arena. La bibliografía frankleana es engañadora en su aparente sencillez. Pero Frankl abrevó en la sabiduría de filósofos, antropólogos, sociólogos y psicólogos de su época. Esta base teórica para la resolución de ciertos aspectos cruciales de la práctica logoterapeutica no están siempre especificados. Esto no quiere decir que no estuvieran en la formación y mente del creador de la Logoterapia. Para que el futuro de la Logoterapia continúe su desenvolvimiento y aplicación práctica con éxito exige de nosotros, logoterapeutas, leer, releer, analizar, discutir y difundir la obra de Frankl en una labor permanente de fundamentación crítica que tiene que partir de los aportes que en el S. XXI podamos acercar sus discípulos y seguidores como claro compromiso con sus ideas y las exigencias del momento. Como todo en la vida, no es cuestión de dormirse en los laureles pues existe mucha avidez por conocer y trabajar en este campo. Con una insolencia extraordinaria en esta época de guerras sin sentido, de hambre inhumana y de vacío me permito cometer un pecado casi imperdonable en el ámbito de la ciencia y la filosofía apelando, legítimamente, a ustedes para que la Logoterapia sea en el presente y en el futuro una verdadera “elpidoterapia”, una terapia de la esperanza. No es nuestro propósito crear nuevos “gurúes”. El aporte de los conceptos contenidos volcados en este volumen vale por lo que el hombre es, por lo que como tarea se necesita para asistirlo en la cura y por lo que ustedes puedan aprovechar de su lectura. Tanto la docencia como la clínica de la Logoterapia es una tarea de amor. Lo que pueda expresar de mi experiencia valdrá si resulta útil para nuestra tarea como Logoterapeutas. Copiando a Frankl diré que espero que mi aporte no les llegue por lo que digo sino por lo que he querido decir: “He encontrado sentido a mi vida ayudando a los otros a encontrar sentido a la suya” (Frankl). Espero que ustedes puedan aprovechar de su lectura. LA AUTO-TRASCENDENCIA RECÍPROCA He pensado el tema de la “trascendencia recíproca” desde hace muchos años a partir de mi labor como Logoterapeuta de grupo. Sabida es la resistencia de Frankl a aceptar la psicoterapia grupal tal como se entendía en los años del máximo desarrollo de su teoría. A partir de su experiencia y amplia fundamentación teórica y práctica en psicoterapia, su experiencia en los campos de concentración y conocimiento de actividades grupales, Frankl tenía cierta resistencia a aceptar la psicoterapia grupal tal como se entendía en los años del2 máximo desarrollo de su teoría. Me atreví a presentarle mis elucubraciones sobre el tema en un encuentro privado en casa del Dr. Cato (Caracas – Venezuela). Presidente a la sazón del Congreso de Logoterapia allí realizado en el año 1985. Insistí, convenientemente, en que estos grupos presentados no constituían “reuniones catárticas” tal como eran sus temores frente a otro tipo de actividad psicoterapéutica grupal. Traté de resumirle el concepto de “trascendencia recíproca” que hoy elaboramos en este trabajo. Mencioné como la frustración existencial y la carencia de una voluntad de sentido, propias de nuestra sociedad consumista, podría ser elaborada mediante la “apelación” y la “cura” de unos con otros (Martínez-Romero Gandos, J., 2005a). Escuchó atentamente mi propuesta. Le solicité me firmara un ejemplar de “Ante el vacío existencial” (Frankl, 1984) que llevaba conmigo. Con generosidad, Frankl realizó una magnífica caricatura de sí mismo, mía y de Gerónimo Acevedo, haciendo referencia a una situación vivida por los tres en los pasillos del hotel en el que se hospedaba con su esposa Elly. Ahora un libro-tesoro para mi, tanto por su contenido como por esas formidables caricaturas. Gracias a esta conversación con el Dr. Frankl y a la posterior lectura del texto de una conferencia dictada por el Maestro en el International Congress for Psychoterapy, desarrollado en Leyden, Holanda en 1951, realizada para explicar experiencias de la psicoterapia grupal que se realizaron en los campos de concentración en los que estuvo internado (Frankl, 1954) pude desarrollar conceptos aquí expuestos, algunos publicados en The International Forum for Logotherapy (Martínez Romero, J. 1988). En ese ultimo trabajo citado decíamos: “Faced with the problem of the relationship between community and individual – politically, economically, socially and culturally – we need to find a genuine human solution, a “communal personalism” which allows both self-trascendence and inclusion of the person in a modern community. This solution requires a humanistic anthropology and makes it imperativefor logotherapy to transcend psychology and psychiatry, to work humanistically, to become involved with those who suffer or bear frustrations that make their lives meaningless (Martínez Romero, J. 1988). Frankl define la coexistencia como una relación yo-tú, otorgándole carácter dialógico, diálogo que para lograr su autenticidad debe llegar a la dimensión del sentido, cuya misión más alta es superar todo condicionamiento y sufrimiento encarnando valores de una manera única y singular. Cuanto más amplio y menos racional sea ese sentido más respuestas existenciales encontrará ya sea a la luz de la conciencia o ante la posibilidad de un encuentro personal con Dios. Este “suprasentido” consciente o trascendente encuentra su mejor expresión fuera del lenguaje, construyendo una reciprocidad mediante el amor al otro, sin condiciones. Y esto no puede realizarse fuera de un grupo donde el hombre no puede dejar de “pertenecer”. Nos señala que “Si hay algo claro y evidente en este punto es lo siguiente: La mera supervivencia no puede ser el valor supremo. Ser hombre significa estar orientado y ordenado a algo que no es uno mismo. La existencia humana se caracteriza por su autotrascendencia. Cuando la existencia humana no apunta más allá de sí misma, la permanencia en la vida deja de tener sentido, es imposible.” (Frankl, 1987. pág. 49) A través de toda su obra Frankl ha subrayado uno de los conceptos fundamentales: la espiritualidad que es el centro de los recursos noéticos que aporta la teoría. Por su importancia, este concepto de espiritualidad rebasa los límites de nuestro cometido principal que es tratar la auto-trascendencia. Para ilustrar sintéticamente el tema apelamos a lo expresado por Efren Martínez, de Colombia, quien resume en pocos párrafos esta afirmación (Martínez Ortiz, 2005) y nos ubica con respectivas referencias a libros consultados: • La espiritualidad es potencia pura, no posee una realidad sustancial, es mera posibilidad de manifestación. (Frankl, 1987) • Lo espiritual brinda unidad y totalidad a la persona humana, es la dimensión integradora que solo en un nivel heurístico puede verse separada de su organismo psicofísico (Frankl, 2018) • Lo espiritual hace consciente lo estético, lo erótico y lo ético en una tensión fecunda de su propia intencionalidad. (Frankl, 1987) • Lo espiritual es autoconciencia, es diálogo consigo mismo. (Frankl, 1979). • Lo espiritual es doblemente trascendente en su intencionalidad y reflexividad. (Frankl, 1979; 1987) • Lo espiritual es el núcleo sano de la persona, la dimensión que no enferma. (Frankl, 1979) • Lo espiritual ejerce presencia en sentido ontológico, es un “estar junto a” que no se concibe en términos espacio-temporales. (Frankl, 1987) • La dimensión noológica debe definirse como esa dimensión en la que se localizan los fenómenos específicamente humanos. (Frankl, 1978a.) • Lo espiritual es aquello que instrumentaliza al organismo psicofísico, utilizándolo como mecanismo de expresión. (Frankl, 1987;2018) La dimensión noética al ser potencia pura, se reconoce en su realización, requiriendo del organismo psicofísico para su expresión. Si bien lo físico y lo psicológico forman parte de una unidad íntima (Frankl, 2018), esta no es la mismidad de la persona, no es la totalidad, pero sí es necesario para la expresión de lo espiritual. Ahora bien, la mismidad espiritual no es consciente de sí misma, es irrefleja e irreflexionable (Frankl, La presencia ignorada de Dios), es aquello que se conoce como inconsciente espiritual o preferiblemente espiritualidad no consciente”. (Martínez, E. 2005 págs.43 y 44) Más adelante se entenderá perfectamente, en relación a lo resumido por Efren Martínez, cómo aplicamos estos conceptos a la práctica de la Logoterapia grupal, especialmente porque esa espiritualidad es irrefleja e irreflexionable y la conflictiva alrededor del tema debe ser elaborada con los otros en un compromiso de auténtica participación. Frankl ha tratado este tema de la auto-trascendencia y casi todos sus libros (Frankl 1978a, 1978b, 1982, 1984, 1987, 1988a, 1988b, 1992). Nuestro interés en presentarle un modelo de práctica que contemplara la auto-trascendencia recíproca en el campo de la logoterapia grupal tenía el propósito de dar cuenta a su preocupación cuando dice: “Hemos hablado de «colectivización de la psicoterapia»; ¿en qué consiste? Nos referimos a la psicoterapia de grupo. Sobre ella habría que decir en síntesis lo siguiente: la psicoterapia de grupo tiene sus indicaciones; pero no debemos olvidar que carece del sujeto adecuado, ya que éste debería ser la «psique del grupo», pero tal psique no existe en sentido propiamente dicho. De ahí que la verdadera psicoterapia se aplique al individuo. No en vano considera C.G. Jung la actividad psicoterapéutica como un «proceso de individuación». Pero decir «individuo» es insuficiente: el individuo es una entidad biológico- psicológica, y la psicoterapia tiene por objeto un ser espiritual: la persona en su peculiaridad y singularidad esencial.” (Frankl, 1987 pág. 96) Creemos que, además de satisfacer las indicaciones específicas que la psicoterapia de grupo tiene en su dinámica particular, hemos contribuido en largos años de práctica profesional a concretar y evaluar la pertinencia de la aplicación del concepto de auto-trascendencia recíproca, que tal como decíamos en el acápite se realiza entre dos o más personas en el seno de una comunidad. Esta actividad es de mayor valor que aquella que realiza un solo hombre hacia el mundo de las cosas, de las tareas o al servicio de los otros. Para comprender cabalmente esta propuesta es necesario, ciertamente, apelar a los fundamentos aportados por la Analítica Existencial, conocimiento de los postulados de Frankl en general y sobre auto-trascendencia y la observación y/o participación en grupos de psicoterapia o en aquellos en los que la actividad necesite de la solidaridad, el trabajo común o el estudio. Una fuente de información muy importante acerca del tema de la auto-trascendencia son los autores que comentaron la obra de Frankl y su vida personal y profesional. En la búsqueda personal de opiniones sobre el tema he encontrado abundante material. Por razones obvias me referiré brevemente a algunos autores que han trabajado en ese sentido. Comenzaré por un autor, Alfried Längle (Längle, 2000) que escribiera una biografía sobre Frankl, muy controvertida en el momento de su publicación, tanto a su favor como en su rechazo. Encontré en esta obra aspectos de la personalidad de Frankl que conocí o intuí en los encuentros que tuve con él en Argentina y Venezuela. Otros aspectos nos son desconocidos, para el común de los profesionales, pero no para Längle que convivió con él, presidió la Sociedad Vienesa de Logoterapia y recibió unos manuscritos sobre su biografía en 1985 y 1987 de manos de Frankl (Längle, 2000, pág. 187) afirmando que eran para su exclusivo uso y que podía era libre de emplearlo como quisiera luego de su muerte. Los sucesores de Frankl y amigos no estuvieron de acuerdo con el libro en el momento de su publicación. Guardo, discretamente, copia de un mail que un amigo argentino envió a Elly en agosto de 2000 para solidarizarse y expresar, entre otras cosas, que “Victor no merece tanta infamia pero tampoco necesita ser reivindicado”. Dice Längle citando nuestro tema principal (Längle, 2000 pág. 77): “En la vida de Frankl fue una divisa personal el deseo de consagrarse a otros, el llegar a ser él mismo viviendo por completo para otros. Esa idea directriz se convertiría más tarde, bajo el concepto de auto-trascendencia, en un componente esencial de la logoterapia. Frankl ostentaba siempre esta divisa, no sólo como médico. También era el ideal que regía en sus conferencias”. Lo importante de este libro biográfico es que podemos encontrar muchas citas o momentos de la vida de Frankl que nos ilustran sobre su formación y sobre los contactos que él mismo establecieracon filósofos y psiquiatras. Dice Längle (Längle, 2000, pág 101): “Frankl consideraba muy importante el encuentro que había mantenido con los mundialmente famosos Martin Heidegger y Karl Jaspers. A pesar de no haberse ocupado de la obra de estos dos filósofos – o de haberlo hecho solo tangencialmente-, celebraba haber tenido contacto personal con ambos”. (…) “Frankl contaba entre sus vivencias más preciosas la discusión que mantuvo con Heidegger en Viena. Me contó que hablaron en primer término de la temporalidad de la existencia y del estar-en-el-mundo de los hombres. Al final Heidegger dijo: “Si no le entiendo mal, señor Frankl, lo que usted expresa con su concepto de “auto- trascendencia” es incidentalmente el mismo que expreso yo con el mío de “estar-en-el-mundo”. Quedó grabada en mi memoria esta frase de Heidegger provista, en boca de Frankl, del típico matiz frankliano (“incidentalmente” es una de las palabras que empleaba más a menudo) y me ayudó a tender un puente en mi lectura de ambos autores”. El libro de Längle (2000) estará criticado para bien y para mal. Pero a mí me ha dejado innumerables preguntas que intento responderme buscando los textos o conceptos citados y acentuar el conocimiento que debemos alcanzar en cuanto al Análisis Existencial. “Heidegger escribió en el libro de visitas de Frankl: “Lo que ha pasado se va. Lo que ha sido vuelve” (Das Vergangene geht. Das Gewesene kommt). Lo que existe, y que por tanto es un “ente”, desde el punto de vista del pasado ha “sido”. Pero todo ente participa del ser y de allí retorna: lo que ha sido vuelve. Su ser perdura. Y en él se funda el futuro” (Längle, 2000, pág 102) Sabemos, a partir de la bibliografía frankleana, que nuestro autor no ha profundizado en la fundamentación que le podía aportar la filosofía (Heidegger y Jaspers) y que ha subrayado convenientemente los aspectos antropológicos vinculados a las teorías existenciales. Se cita en el libro de Längle (Längle, 2000) que ese aspecto de la relación entre los aportes de Jaspers y Frankl fue muy bien analizado por un Psicólogo argentino del que apreciamos amistad y trabajo en común en la creación de la Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”: el Dr. Oscar R. Oro. (Oro, 1997; 1998). Vale la pena leer los comentarios que al respecto hace Längle en su libro. Sin menoscabo de los trabajos e investigaciones que ha realizado nuestro colega y amigo el Dr. Oscar R. Oro (opus. cit.,) sabemos que en la obra de Jaspers (1958a, 1958b, 1959, 1980) el concepto de trascendencia es ampliamente desarrollado en el marco de la concepción filosófica del autor. Nos dice Jaspers al respecto del tratamiento del concepto de trascendencia que desarrollará in extenso en su libro Filosofía (1958a. pág.52) “Diferenciamos tres clases de trascender: en la orientación intramundana, en la aclaración de la «existencia» y en la metafísica. Veremos también que cada uno de estos modos de trascender, no sólo sigue al otro, sino que da a éste, retrospectivamente, nuevo sentido y que se penetran de tal forma que el uno sin el otro se perdería. Su separación es, por tanto, solamente relativa, encaminada a la ordenación del pensamiento filosófico, que pretende prestar claridad en la reflexión a su realización efectiva”. De la importante exégesis que realizan M. Dufrenne y P. Ricoeur (1947) en su libro “Karl Jaspers et la philosophie de la existence” extraemos un párrafo ilustrativo sobre nuestro tema: “La philosophie de Jaspers n'est pas finalemente une méditation sur le drame intérieur de la liberté, mais une réflexion sur le statut de la réalité absolue, telle que la constituent les divers signes ou chiffres de la Trascendance. Jaspers est un philosophe et non un prophète”. [1] Nos imaginamos el diálogo fecundo entre estos tres grandes autores leyendo el prólogo que el mismo Jaspers hace al libro de Dufrenne y Ricoeur: “MM. Dufrenne et Ricoeur ont cerné et atteint avec une exactitude remarquable les principes et les développements de ma philosophie. Ils ont rendu avec une clarté admirable ce qui peut être déterminé et saisi par des rapports conceptuels, et que peut être exprimé en un langage qui permette l'accord des esprits »[2]. Es para tener en cuenta y analizar en otra oportunidad el importante análisis de la obra de Jaspers por estos autores. De las conversaciones durante la visita de Heidegger y de las lecturas de los libros de Jaspers, Frankl ha elaborado conclusiones propias de las ideas de esos filósofos que aplica en la fundamentación antropológica de la Logoterapia. Vemos como en su libro “Homo patiens. Ensayo de una patodicea” incluido en “El hombre doliente” (Frankl, 1987 pág. 279) nos dice: “La tarea es: mantener la existencia que se nos ha dado, a la que nos han “arrojado”, en expresión de Heidegger, o que nos han “brindado” desde la trascendencia, según Jaspers; conservar esta existencia según el leal saber y entender de cada uno. La entrega a esta misión es lo único que nos puede inmunizar, no contra un amor desgraciado, no contra la infecundidad, no contra la enfermedad psicótica, etc. etc. sino contra la desesperación”. Y aquí tenemos en cuenta lo que siempre ha afirmado en su obra: “El hombre desespera porque rompe el orden jerárquico de los valores, independizando un valor, y olvida que en última instancia el precio de una cosa es su posible destino para algo superior: la vida misma; o para lo supremo, para “la mayor gloria de Dios” (Guberman, M. y Pérez Soto, E. 2005, pág. 41). Puedo acceder en mi biblioteca a una cantidad de autores que, siguiendo o comentando a Frankl, han tratado o citado el tema de la auto-trascendencia. Entre los argentinos, el Dr. Juan Alberto Etcheverry, en su libro Viktor Frankl y la Logoterapia. (Etcheverry, 1990). En este texto, interesante por la cantidad de información sobre los viajes de Frankl a América, nos dice: “La dimensión espiritual está lejos de ser bien representada como una esencia puntual. Frankl habla del “eje de la persona”. Es un vector cuyo cuerpo indica dirección u orientación en lo profundo de la persona (haciendo la salvedad de que no estamos hablando precisamente de ubicaciones topológicas) y cuya punta de flecha indica sentido (hacia la auto-trascendencia). Se habla de auto-trascendencia en cuanto pertenece a la esencia del hombre el ir hacia más allá de sí mismo”. (Etcheverry, 1990 pág. 49). Otro filósofo argentino, Nolberto Espinosa (Espinosa, 1990 págs. 65 y sig.) trata, en su libro “La concepción de la conciencia en la logoterapia de V. Frankl”, trata el tema de la auto-trascendencia relacionándolo con las teorías de Heidegger y Nietzche, especialmente en cuanto a los conceptos de existencia y libertad. El pensamiento médico-antropológico de Frankl es objeto de un pormenorizado análisis crítico realizado por el médico argentino Mario Caponnetto (Caponnetto, M. 1995). Este autor fue criticado en ciertos círculos frankleanos por relacionar, demasiado vehemente quizás, la supuesta coincidencia de la tradición escolástica con los trabajos de Frankl en relación a la ontología dimensional, el inconsciente espiritual, la voluntad de sentido y la metaclínica a sabiendas de la gran divergencia con aquella tradición, temas que requieren una labor de integración e inserción mucho mayor. Opina Caponnetto (op. cit. pág. 266 y sig.) que era necesario dotar de nuevas armas a la Psicología y resalta que Frankl la dotó de una fuerza y altura nuevas al incorporar los conceptos de auto- trascendencia, el auto-desprendimiento y el olvido de sí mismo, citando el libro de Frankl “Ante el vacío existencial” (Frankl, 1984 pág. 17) con conceptos que nosotros hemos mencionado anteriormente. Si a esta altura de nuestro trabajo aún quedaran dudas sobre la importancia del concepto de auto-trascendencia para la labor grupal en el campo de la Psicología no cabe más que recurrir al libro del Dr. Francisco Bretones, Paco para muchos de nosotros, quien nos dejó una intensa vida de compromiso con la logoterapia,con su comunidad y con el común de la gente a través de sus aportes, especialmente en el libro “La Logoterapia es obvia” (Bretones, 1995). Allí encontramos un importante capítulo destinado a tratar el tema de los “Grupos de reflexión para la auto-trascendencia”, como el los llamara y testimonios importantes de los protagonistas de la “obviedad de la Logoterapia”. Su obra continúa en la ciudad de Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, República Argentina por parte de su viuda y colaboradores. Les dejo un párrafo de ese libro (pág 95): “El grupo de reflexión para la autotrascendencia, sin pretenderlo, practica una de las técnicas para vencer o enfrentar las obsesiones, las depresiones y todo tipo de conflicto que nos encierra dentro de nosotros mismos. La desreflexión (s.i.c.) nos libera del ensimismamiento, que está presente, en mayor o menor escala, en casi todos los conflictos psicológicos”. Esto mismo hemos intentado aplicar en nuestros Grupos Logoterapeuticos. En la Argentina somos muchos los que podemos comentar lo que Frankl opinaba sobre la auto-trascendencia. Esto es así porque asistimos, entusiasmados y atentos, a sus conferencias dictadas en Buenos Aires en el mes de abril de 1985. Precisamente la segunda de ellas la tituló “Auto-trascendencia de la existencia humana”. Ésta y otras dos conferencias pueden leerse en el opúsculo que se publicara bajo la dirección de Juan Alberto Etcheverry (Etcheverry, 1991). En la conferencia que citamos nos habló acerca de la juventud y su relación con el pasado, del Síndrome del Taxi y por supuesto de nuestro tema de referencia. Su estilo en la conferencia nos queda grabado en nuestro recuerdo de sus brillantes 80 años de entonces que son por los que transitamos nosotros ahora. En una oportunidad una prestigiosa revista latinoamericana digital rechazó un artículo de mi autoría porque “contenía demasiadas citas”. Seguramente acostumbrados a lectores que desean informarse en aspectos generales sin profundizar olvidaron que en un trabajo de fundamentación filosófica, antropológica, psicológica o sociológica, dentro de lo que Dilthey llamó “Geisteswissenschaften” o "Ciencias del Espíritu", todo saber debe analizarse a la luz de la historia del pensamiento. Sin esta perspectiva el conocimiento y el entendimiento solo pueden ser parciales. Le pido paciencia al lector porque más adelante propondremos comprender la interacción de la experiencia personal, el entendimiento reflexivo de esa experiencia y una expresión de la práctica de lo aquí propuesto. Por afecto, nostalgia y admiración comenzamos a citar autores argentinos. El conocimiento de la Selbsttranszendenz (autotrascendencia), como diría Dilthey, obliga a seguir citando a autores de reconocida entidad internacional. Eugenio Fizzotti (1948-2018), Doctor en Filosofía especializado en Logoterapia y Análisis Existencial, Docente de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, tanto en su libro “De Freud a Frankl. Interrogantes sobre el vacío existencial” (Fizzotti, 1981) como en “Guia de la Logoterapia. Humanización de la psicoterapia” (Fizzotti, 1989) nos describe con minuciosidad la teoría frankleana haciéndola accesible y a su vez muy fundamentada. Recordar que Fizzotti estudió con Frankl en Viena durante dos años (1969/1970) accediendo al Doctorado y ordenándose sacerdote en la Congregación Salesiana en 1975. En una de sus muchas citas en referencia a la auto-trascendencia nos dice: “Cuando se habla de la capacidad auto-trascendente del hombre está claro que hay que superar una concepción del ser humano como necesitado y determinado por fuerzas exteriores e interiores. Más bien el razonamiento se dirige a las potencialidades que deben ser realizadas, a las posibilidades que cada uno tiene de actuar el significado de la propia existencia”. (Fizzotti, 1981 pág. 177). Un párrafo que podría definir lo que practicamos y entendemos cuando nos referimos a la Logoterapia Grupal: ¿llegan a nosotros personas que solicitan psicoterapia porque están necesitados o determinados por equis factores a los que debemos amparar y proteger o nuestro accionar logoterapéutico tiene que ser “apelar al otro” a que desarrolle todas sus potencialidades de acuerdo a su libertad y a los significados que para ellos tiene la existencia? Más adelante mostraremos el accionar profesional en los grupos logoterapeuticos basados en el logro de la auto-trascendencia recíproca. Podemos apelar a muchos más autores para intentar validar la fundamentación y contenidos de la Logoterapia. Transitando el primer cuarto del S.XXI es necesario, ciertamente, la evolución de la Logoterapia tendrá que marchar por los caminos de la fundamentación, del diálogo inter profesional, de la aplicación de la teoría a la práctica y como no de las investigaciones basadas en tests y estadísticas. Ya sugería Frankl en 1980 que la Logoterapia tiene especial importancia en la crítica transición. Proponía considerar a la Psicoterapia frankleana como algo más que una mera ciencia, como un elemento de arte y sabiduría donde técnica y encuentro desaparecen como dicotomía. Anunciaba la necesidad de la Logoterapia de entrar en el S. XXI sin la presencia del Maestro pero contando con sus consejos precisos y admirables. Proceder a su desarrollo sin la presencia de “gurúes” surgidos tras su desaparición. No inventé nada con la presentación de estos conceptos. La Logoterapia es demasiado revolucionaria para ser aceptada en los ámbitos científicos y demasiado popular en relación a las necesidades del hombre actual. Para que no haya “improvisados reyes del marketing” que sustituyen la “moda” de la sexualidad y la reemplazan por la del “sentido” y para que no haya “gurues” que intenten reemplazar la figura del maestro sin el debido compromiso, dedicación, capacidad de escucha, comprensión, solidaridad y humildad debemos hacer un esfuerzo para validar la Logoterapia. Para todos los Logoterapeutas es imprescindible la investigación para evaluar el valor de la intervención logoterapeutica. En los últimos años se han desarrollado avances significativos en esta materia aunque sería necesario una reunión internacional de todas las personas que han contribuido en esta materia, evento ya sugerido en algunos círculos académicos. Durante el último cuarto del S.XX las investigaciones sistemáticas, la construcción de pruebas y los análisis estadísticos e inferenciales fueron frecuentes. A pesar de la relación única que se establece entre logoterapeuta y paciente basadas en la confianza, la empatía y el respeto por la dignidad de la Persona la verificación de ciertos parámetros relacionados con esta teoría son de gran utilidad. Cuestionarios (Frankl, Sardi), el Cuestionario de Propósito Vital (LPQ), el Test de Significado del Sufrimiento (MIST), la Prueba de Propósito Vital (PIL), el Logo-test, el Test de las Cuatro Láminas (F.P.T) y la Escala Existencial, entre otros, son prueba de la importancia que en el marco de esta Tercera Escuela de Viena, la Logoterapia, se le dió a la validación de la teoría. Existen publicados trabajos sobre el tema que señalan las pruebas de base existencial en uso (Guttman, 1998). Se han presentado Tesis de Licenciatura en Universidades con validación de hipótesis a partir de instrumentos como el Logo-test u otros, se dan cursos sobre estos instrumentos en Asociaciones, Fundaciones y en esas mismas Universidades. Se investiga en forma privada. Pero no se han realizado los estudios comparativos necesarios, ni la estandarización de los protocolos según las respectivas poblaciones y los estudios longitudinales son prácticamente inexistentes. Hace años dirigía o era consultado sobre la realización de investigaciones para cumplimentar exigencias de final de Licenciatura en diferentes Universidades Latinoamericanas. Mis últimos años de residencia en España me han alejado, seguramente, de esas consultas o solicitud de dirección. Sin embargo y a raíz de la pandemia del COVID-19 se han intensificadolos contactos por medios cibernéticos y como resultado de esos contactos renovados me llega en estos días, por ejemplo, una tesis de Licenciatura en Psicología en Perú sobre el tema del auto- distanciamiento y la auto-trascendencia. Dice la sabiduría popular que no hay “casualidades” sino “causalidades”. Mi interés por el tema debe haber provocado la respectiva causalidad (Muñoz Lliuya, L. M. 2019) Como señalamos repetidamente, el auto-distanciamiento y la auto-trascendencia son considerados según la logoterapia, como parte de los recursos noológicos, capacidades propias de la naturaleza humana, que sirven como medio de expresión del plano espiritual. El trabajo para la Licenciatura citado (Muñoz Lliuya, L. M. 2019) tuvo la principal finalidad del estudio fue determinar el nivel de ambas capacidades en un grupo de 432 estudiantes universitarios de psicología de una universidad pública de Lima Metropolitana, el instrumento utilizado fue la Escala Dimensional de Recursos Noológicos (EDRN, Martínez, 2010). Dejar señalado que el autor de esta escala, Efren Martinez 2002;2005) es un entusiasta de la aplicación de la logoterapia y la investigación en diferentes temas en Colombia. Es necesaria una mayor motivación para que aumente la investigación que nos ayuden a dilucidar definiciones operacionales fundamentales sobre conceptos básicos, por ejemplo, “auto- trascendencia”, “logoterapia grupal”, “el poder desafiante del espíritu”, “situación límite” y “capacidad de enfrentar la enfermedad”, “sentido”, “libertad”, “responsabilidad”, etc. También podemos investigar la medida y aplicación de intervenciones logoterapeuticas en la dimensión noógena de pacientes con diferentes afecciones. O profundizar el análisis del tema de las crisis económicas, la incidencia de la pandemia COVID-19, los suicidios o el vacío existencial, tema brillantemente desarrollado por Frankl en “Ante el vacío existencial” (Frankl, 1984). Esta descripción de los aspectos principales a tener en cuenta para la validación de la Logoterapia quiere animarlos y desafiarlos, en su más profundo sentido etimológico, para que contribuyan con su trabajo y creatividad al desarrollo de esta disciplina. La Logoterapia es más que una técnica. La Logoterapia es apelación, es cura del otro, es arte y es compromiso. Debemos animarnos a medir si logramos saber del paciente lo que debemos saber. Y debemos ser humildes al aceptar que, seguramente, estará en nosotros la falla si no lo logramos. Debemos transmitir nuestro poco saber a los jóvenes, Logoterapeutas del siglo XXI, quienes deben mantener encendida la antorcha que guiará nuestras investigaciones. Debemos ayudar a desarrollar muchos más obreros y evitar que florezcan tantos caciques. El mensaje final es que debemos ampliar nuestro panorama, trabajar fuertemente en la investigación y degurificar definitivamente la Logoterapia. INFLUENCIAS DE V. E. FRANKL EN NUESTRA PRÁCTICA LOGOTERAPÉUTICA Habitualmente, cuando se habla de la influencia de un autor sobre la práctica profesional de cada uno de nosotros nos remitimos a analizar los aspectos teóricos y prácticos de dicha influencia sobre nuestra práctica psicoterapéutica. En nuestro caso las enseñanzas del Dr. Frankl no se limitaron a influir desde teoría y práctica en el modo de asistencia a nuestros pacientes. Cuando acentuamos ese aspecto de la profesión olvidamos que la primera lección del Maestro fue su vida misma. Escucharlo y conversar con él en las variadas circunstancias y países americanos que visitó hasta muy cerca de su paso a la trascendencia fue para mí y para muchos una experiencia inolvidable y de una pedagogía admirable. Es conocida su biografía pero resalto de ella su actitud comprensiva, su humor, su disponibilidad y su gran capacidad de ubicación en la circunstancia que le tocara vivir. La principal influencia para mi práctica logoterapeutica fue escucharle decir: “Yo encontré sentido a mi vida ayudando a los otros a encontrar sentido a la suya”. Fue en ocasión del II Encuentro Latino Americano Humanístico Existencial “Logoterapia”, realizado en la ciudad de Buenos Aires en abril de 1985. Ese encuentro en la Facultad de Medicina de la Ciudad de Buenos Aires fue decisivo para muchos que colmábamos la platea del hemiciclo. El impacto de la afirmación frankleana hizo que ese sea el nombre que le dimos a nuestro grupo de trabajo: “Sentido”. Sabemos que el sentido de vida no se da por añadidura, que debe descubrirse y renovarse ante cada una de las circunstancias difíciles que nos presenta la existencia. Que son muchas. Pero nunca las suficientes para que nos alejemos del segundo axioma frankleano que influyó en nuestra práctica logoterapeutica: “Aún en las peores circunstancias, la vida vale la pena vivirla”. ¿Cuál es el significado de estas afirmaciones? Significan una formidable arma para abrirse a la posibilidad de auto-trascendencia y superar la culpa por nuestra existencia limitada. Limitada por la muerte, pero posible. Limitada por las circunstancias, pero con un margen de libertad inalienable. Siempre que a esta libertad la acompañe una alta dosis de responsabilidad. En el ámbito de la práctica psicoterapéutica no es muy abundante la bibliografía que refiere a la analítica existencial. Existen muchas Universidades que ofrecen buena formación a los futuros Psicólogos con un currículum en la que encontramos fundamentación filosófica, antropológica, psicológica y sociológica. Sin embargo, en el plano de la formación profesional priman las Cátedras de orientación psicoanalítica o cognitivo-conductual con la participación minoritaria de otras de orientación Sistémica o de la Analítica Existencial. Quienes eligen practicar su profesión con énfasis en el Psicoanálisis tienen a su disposición estructuras académicas, bibliografía e instrumentos de evaluación. Un error frecuente en no pocos Psicólogos que incursionan en otras metodologías es la utilización de técnicas que no fueron fundamentadas en la escuela que sustentan. Desde los años 60 del siglo XX se pusieron en marcha equipos que se dedicaron a fundamentar pruebas de evaluación psicológica desde la analítica existencial y a revisar las que se utilizaban comúnmente en la práctica psicológica. Participamos de un importante equipo de asistencia e investigación analítico-existencial en el Hospital “Dr. Luis Guemes” (Haedo, Provincia de Buenos Aires, Argentina). Época de intensa formación en un equipo de colegas que avanzó en las consideraciones necesarias para fundamentar un psicodiagnóstico, una psicoterapia individual y una psicoterapia grupal desde el punto de vista de la analítica existencial. Rara avis en esa época de predominio del Psicoanálisis, el equipo cosechó la simpatía, el agradecimiento y el respeto profesional de todo el personal hospitalario. Eran tiempos de intensa lectura de Binswanger, Heidegger, Boss, Jaspers, Marcel, Merleau-Ponty, Husserl, Sartre, Martin- Santos, von Wëiszaker, Scheller y los más variados aportes de la psiquiatría europea. Años más tarde surge la necesidad de completar la formación teórico-práctica con la incorporación a nuestros grupos de discusión de los textos de Viktor E. Frankl. Muy pronto estuvimos ubicados en su línea de trabajo señalando a los colegas médicos y psicólogos que solicitaban interconsulta que practicábamos el Análisis Existencial y la Logoterapia, presentación que siempre afirmó el Maestro Frankl y que dio nombre a la Sociedad Vienesa por él fundada. Durante la década del 70 estuvimos muy cerca de concretar una invitación a Frankl para que volviera a visitar Argentina, país que conocía por un viaje realizado por él en 1954. No fue posible este propósito por razones económicas locales. Otros colegas y amigos concretaron tal propósito de la comunidad existencialista residente y Frankl viajó a Buenos Aires por segunda vez en 1985. En el aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires pudimos asistir a brillantes conferenciasdel Maestro que repetiría en sucesivos viajes en 1986, 1987 y 1990. Frankl agregó, a través de su trabajo, obra escrita y conferencias, que somos “pastores de almas” en la procura de aquel que, sintiendo una gran frustración existencial, ha confundido el sentido de la vida y ha caído en el sinsentido. Somos terapeutas, “therapeuticós” según los griegos, palabra derivada de “therapón”, siervo. Estamos al servicio del otro para acompañarlo en el camino hacia su plenitud. Somos logoterapeutas, profesionales al servicio del mantenimiento o descubrimiento del “logos”, el sentido. Somos aquellos que tenemos la obligación de detenernos, de comprender y de hablar, para transmitir el mensaje. Tenemos la obligación de una formación responsable e intensa en los aspectos bio-psico-sociales-espirituales que definen la multidimensionalidad y la pluritemática de la Persona, porque el modelo frankleano así lo exige. Esta formación responsable nos fue pedida en numerosos encuentros personales con Frankl a todos aquellos que nos acercábamos para pedir consejo o escuchar su palabra. Recuerdo varias anécdotas acerca de la forma amable y humorística de pedir esto, acompañado de las respectivas caricaturas que nos regalaba insertadas en las carátulas de sus libros al solicitarle su autógrafo. Anécdotas muy interesantes y muy adecuadas para contarlas en la oportunidad de alguna conversación amable en cualquier lugar del planeta en el que nos encontremos profesionales y personas afines al Maestro. Formación y compromiso que siempre vino avalado por su vida misma. Una existencia plena de servicio al otro que siempre contó con la Esperanza para desplegar su “pastoral médica”. En esta Escuela encontraremos una fabulosa arma terapéutica: la Esperanza. Decía Gabriel Marcel que "La Esperanza es el arma de los indefensos o más exactamente, todo lo contrario de un arma, y es ahí donde reside, misteriosamente, su eficacia" (Marcel, 2003, p. 72). ¿Será necesario agregar algo a esta afirmación de Marcel? Nos parece una buena suma si incidiéramos, como modelo, en los gobernantes de este universo globalizado y tomaran como bandera la Esperanza. Se abriría un gran camino que llevaría a calmar el hambre, el sufrimiento, las carencias de los pueblos y el siglo XXI vería concretado el milagro. Erich Fromm, en un escrito que tituló La Revolución de la Esperanza, ha expresado bellamente su manera de comprender la esperanza en estos términos: “Tener esperanza significa estar presto en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida. Carece así, de sentido, esperar lo que ya existe o lo que no puede ser. Aquellos cuya esperanza es débil pugnan por la comodidad o por la violencia, mientras que aquellos cuya esperanza es fuerte ven y fomentan todos los signos de la nueva vida y están preparados en todo momento para ayudar al advenimiento de lo que se halla en condiciones de nacer”. La Esperanza abre al hombre a la posibilidad. Tomada como base de la actuación profesional para ayudar al otro en su sufrimiento y frustración produce efectos positivos y tiene la posibilidad de convertirse en el paradigma del siglo XXI. En la Logoterapia Grupal trabajamos para que aquellos que la abrazaron puedan ayudar a otros a conseguir igual objetivo. La esperanza tiene un elemento de audacia y de rebeldía frente a lo que la realidad cruda trata de imponernos. La esperanza no se alimenta de acercamientos a bibliografía existente, con la aplicación de instrumentos de la ciencia actual o con bienes propios del estado de bienestar de algunas sociedades del planeta. Una esperanza que trate de pervertir, justificar o tolerar los condicionamientos de la realidad presentando discursos referidos a mundos inexistentes para muchos ciudadanos es una esperanza disfrazada de cordero que contribuye a la propagación del vacío existencial. Decía en internet Javier Giraldo, un autor colombiano lúcido que habla del tema con visos de desesperanza: “Muchos concentran su mirada en lo positivo de este mundo nuevo que se ha ido gestando y ha ido naciendo en la modernidad: admiran los avances de la ciencia, su poder de dominio sobre la materia y la maravillas logradas en el ámbito de las comunicaciones, pero otros quizás concentramos la mirada en los costos humanos que todo eso ha tenido y no podemos mirar con ninguna alegría ni entusiasmo esas maravillas. ¿Cómo no reconocer que ese mundo maravilloso de la modernidad ha ido dando a luz un “infierno” para al menos el 60% de los seres humanos?. Y hablo de “infierno” al recordar que en la Divina Comedia, de Dante, la inscripción grabada en la puerta del infierno lo hacía casi equivalente a la pérdida de la esperanza: “los que entren aquí, abandonen toda esperanza”. Yo quisiera tener una capacidad de mirada más corta para poder albergar algunas dosis de optimismo, pero cada que trato de escudriñar las líneas de fuerza de lo que se está gestando y que al nacer va derrumbando progresivamente nuestros sueños, me veo más incapacitado para elaborar la imagen de un presente en estado de gestación positiva y gratificante”. Y se justifica luego de explicar las dramáticas crisis que vivieron en el cuarto de siglo último los países latinoamericanos: “Frente a todo este derrumbe de los revestimientos de la esperanza es lógico que uno se encuentre con muchas manifestaciones de desesperanza”. Estas manifestaciones de desesperanza aparecen con profusión en los medios de comunicación masivos que propalan un modelo social basado únicamente en el logro de éxito. Ante tal bombardeo de mensajes los ciudadanos parecen no encontrar sentido a su vida a menos que este éxito se presente. La situación social actúa como una especie de “imperatívo ético” al servicio de esos núcleos de poder. Para muchos que siguen este paradigma mediático las encarnaciones de la esperanza están ligadas y condicionadas a factores de éxito y de recompensa. En la Logoterapia, especialmente en su forma grupal, combatimos este imperativo exitista explicando sus consecuencias y realizando juegos dramáticos basados en las afirmaciones frankleanas que se difundieron bajo el epígrafe de “la cruz de Frankl”. La explicación ofrecida por Frankl consistía en afirmar que éxito y fracaso no son los verdaderos polos de la existencia. Que tal situación es propia de la sociedad consumista y exitista que describimos pero que es posible invertir los brazos de esa cruz y afirmar que los verdaderos polos son esperanza o “plenitud de sentido” y “desesperación”. Ampliaremos esta explicación en el Capítulo 3. A partir de este sencillo modelo podremos ayudar al otro en el camino de recuperación de la “voluntad de sentido” que acercará, necesariamente, a unos y a otros en la “comunidad del encuentro y del amor”. Modelo que abre grandes posibilidades para el ejercicio de la Logoterapia presentándonos la pregunta habitual sobre su futuro. ¿Cuál será este futuro? Para ello debemos acudir, una vez más, a las enseñanzas de Frankl y su modelo de auto-trascendencia. En su libro “La idea psicológica del hombre” en su segunda edición agrega Frankl en 1984 un epílogo que tituló “La Logoterapia en su camino de degurificación”. En sus conferencias y viajes de los últimos años repetía esto personalmente. Extraigo párrafos para su mejor comprensión y ustedes irán imaginando un análisis de la personalidad del Maestro. Decía Frankl: “Qué podría decirles yo a personas que son expertos en el campo de la Logoterapia?. (Cuando lo invitaron) El profesor Ghougassian quería que yo elaborara como creo que será el porvenir de la logoterapia después que me haya ido. En otras palabras, quería que desarrollara mi último trabajo antes de morir; se supone que debo dejar un legado. Pero no soy profeta para ver el futuro. (…) De hecho el futuro de la Logoterapia depende de ustedes, y al determinarlo serían independientes. Después de todo, la logoterapia considera al hombre comoun ser en busca de sentido, y como un ser que es responsable de la realización del sentido, y la logoterapia ve su propio cometido en hacerle consciente de su “ser responsable” de su “responsabilidad”. Esto vale también para el logoterapeuta, puesto que él, además, debe darse cuenta de su responsabilidad, de su ser libre y responsable. En otras palabras, debe caracterizarse por un espíritu independiente.” Y agregaba más adelante: “Si uno se define como miembro de la comunidad logoterapeutica, no está obligado a suscribir todo lo que dijo el Dr. Frankl”. (…) “La evolución de la logoterapia no solo concierne a sus aplicaciones en varios campos sino a sus fundamentos”. (…) “La psicoterapia es siempre algo más que una técnica, y es así en la media en que ella necesariamente incluye un elemento de arte. Y la Psicoterapia es siempre más que mera ciencia en la medida en que ella también necesariamente incluye un elemento de sabiduría. Ambos forman una totalidad y unidad donde las dicotomías entre técnica y encuentro desaparecen y se disuelven”. Contando con la palabra autorizada del autor extraigo un párrafo más que sirve de modelo de la auto-trascendencia de Frankl para nuestra práctica: “Pero ¿qué podemos decir acerca del tema de que cada fundador de una escuela psicoterapéutica describe en su sistema, en última instancia, su propia neurosis y escribe en sus libros la historia de su propio caso? Bien, no estoy autorizado a hablar en este contexto de Sigmund Freud o de Alfred Adler, pero, en lo que a la logoterapia se refiere, confieso de buena gana que cuando joven tuve que pasar por el infierno de la desesperación ante la aparente falta de sentido de la vida, atravesando una etapa de total y extremo nihilismo. Pero luché a brazo partido contra él, como lo hizo Jacob con el ángel, hasta que pude “decir si a la vida a pesar de todo”, hasta que pude desarrollar una inmunidad contra el nihilismo. Desarrollé la logoterapia. Es una pena que otros autores, en lugar de inmunizar a sus lectores contra el nihilismo, lo inculquen con su propio cinismo, el cual es un mecanismo de defensa o formación reactiva que ellos han construido contra su propio nihilismo”. Queda clara la lección: debemos recordar al Maestro, que naciera en Viena en 1905 y llegara al final de su fecunda vida en 1997 en la misma ciudad. Pero no lo debemos convertir en gurú de ningún movimiento. La logoterapia tiene ya mayoría de edad. Y cada uno de nosotros debe elegir bien el trabajo al que se enfrenta siguiendo esta escuela. Elegirlo y responsabilizarse. Investigar y compartir conocimientos con los colegas. Dialogar. Permitir el encuentro interdisciplinario. Encontrarse y posibilitar la auto- trascendencia recíproca. Esta es la influencia del pensamiento frankleano en la práctica terapéutica y por consiguiente en la vida personal de cada uno. Es fácil concluir estas afirmaciones si recurrimos, una vez más, a lo dicho por Frankl (Frankl, 1984, pág.206): “Señoras y señores, yo terminé mi primer libro con la frase de que la logoterapia “es tierra de nadie”. Y sin embargo ¡qué tierra prometida! Hace de esto treinta y cinco años. Mientras tanto, la “tierra de nadie” ha llegado a ser habitada. Prueba de ello es este congreso. El programa es como un viaje a través de muchos y variados paisajes y campiñas de esta “tierra prometida”. FUNDAMENTAR LA ACTIVIDAD GRUPAL: COMUNICACIÓN Y LOGOTERAPIA “El terapeuta estará con el paciente siempre en el mismo plano, el plano de la comunidad de la existencia. No hará del enfermo un objeto sino que verá en el enfermo una pareja existencial. Encuentro es estar uno con otro en el presente propio, es decir, en un presente tal que se sazona totalmente a partir del pasado y que también lleva en sí la posibilidad de futuro”. Ludwig Binswanger (Artículos y Conferencias escogidas, 1973) Cuando nos dedicamos a transmitir los elementos teóricos y prácticos básicos que un Logoterapeuta debe conocer, apelamos a la consideración de diversos autores de la corriente existencial y a los aportes de la corriente humanista. En un listado básico instamos a nuestros interlocutores que son imprescindibles Heidegger, Sartre, Binswanger, von Weisaker, Ey, Marcel, Buber, Lain Entralgo, Perls, Satir, Erikson, Waslawick y algunos otros. Estos importantes autores enfocan al Hombre, desde sus diferentes perspectivas, como una “totalidad en continua comunicación. En sus consideraciones sobre tiempo, espacio, cuerpo y comunicación han aportado elementos fundamentales a nuestra tarea. De esta forma tomamos en cuenta la voz, el cuerpo, el gesto, la estructura muscular, la manera de ocupar el espacio, los colores típicos, la forma de comunicación interpersonal y hasta el olfato, son, cada uno por separado, "signos" específicos, abecedarios diferentes, lenguajes particulares, que posee el hombre para manifestar el complejo mundo psicológico en que vive. La palabra es la que define al ser pero el cuerpo acompaña, inseparablemente esa definición, siendo el lenguaje somático un aspecto importante de la psicoterapia que contiene una riqueza incalculable. El lenguaje es un hecho antropológico que se caracteriza por ser un proceso por el cual el comportamiento de un individuo afecta a otro. La entrada al nuevo milenio trae aparejada una nueva estructura social, en donde la comunicación humana no queda ajena a la globalización centralizadora de esa nueva estructura. Observamos esa nueva estructura comunicativa que ha permitido el desarrollo de nuevos medios e instrumentos de comunicación durante la pandemia de COVID-19. Ante la imposibilidad de encuentros en conferencias o seminarios han proliferado los instrumentos para la comunicación virtual que permite a personas de cualquier país de residencia comunicarse con sus pares, virtual y simultáneamente. Podemos sintetizar los efectos de estos procesos de transformación en tres áreas: en el modo de producción (la irrupción de las fábricas flexibles adaptables a mercados cambiantes), las tecnologías de la comunicación (modificación de los conceptos de tiempo y espacio, realidad virtual, Internet) y la democracia política (las fronteras nacionales se diluyen, se tiende a una ciudadanía sin fronteras). El ser humano es una unidad con varios canales de lectura y de percepción de la realidad. Estos canales los utiliza para comunicar su mundo interior, sus dificultades emocionales, existenciales, así como también su potencial para hacer frente a la vida. Nosotros, como terapeutas, tenemos que aprender a "leer" o "descifrar" estos canales de comunicación. La habilidad básica más importante que se debe enseñar a todo psicoterapeuta es el de desarrollar la capacidad de ver y escuchar realmente a los "otros". Esta acción nos capacita para comprender más rápidamente a una persona, prescindiendo de muchas palabras y dudas. Una persona puede decir que se encuentra perfectamente bien, sin embargo, se puede ver la ansiedad o la depresión en su rostro y gestos. Resulta bastante difícil adivinar el estado de ánimo o la actitud de otra persona sin empatizar con ella, es decir, sin intentar ponerse en su lugar y experimentar como ella experimenta. La persona que se siente comprendida empáticamente generalmente está más dispuesta a abrirse y mostrarse a niveles más profundos. El interlocutor empático da la agradable sensación de ser alguien que intenta comprender la situación del otro, y así la relación se torna más cálida, el nivel de compromiso puede aumentar, el tono general de la relación se vuelve más flexible, liviano y emotivo. Contrariamente a la opinión generalizada, contamos con muchas claves para captar la naturaleza de otras personas, pero pasamos por alto gran parte de la riqueza de información y generalmente utilizamos la fuente menos confiable: lo que la persona nos trasmite a través del lenguaje. Intentando compensar esta actitud errónea, transmitida culturalmente, es posible enfatizar la forma de conocimiento que muchos sectoresde la denominada “ciencia oficial” consideran superficial: la empatía. Instrumento gnoseológico fundamental de las escuelas existenciales, la empatía es otra forma de comprender a la Persona. Se deduce fácilmente que las comunicaciones interpersonales constituyen el área más importante de la existencia humana y ejercen sobre las personas una influencia que permite su desarrollo y educación pero que, del mismo modo, provocan conflictos y malentendidos entre los miembros de un grupo, de una organización o de un sistema. Todo lo que acontece en el ámbito humano comprende la comunicación. El nivel de interacción entre las personas condiciona el logro de sus proyectos y la situación determinada por la comunicación coadyuva para que se capitalicen intereses, se colmen necesidades o se alcancen objetivos. ¿Cómo podemos relacionar estos conceptos referidos a la comunicación con nuestra tarea en la psicoterapia grupal? El pensamiento se desarrolla, en la historia del hombre, cuando éste atribuye intenciones al otro. Es la “primera intención de comunicación”. Esta atribución de intenciones puede ser resultado de un acto reflejo de defensa o ataque, como en los animales. Pero en el hombre observamos una elaboración de esta respuesta que no puede tener comparación con los animales. El hombre primitivo elabora procesos de pensamiento que le permiten imitar, fingir u ocultar su proceder para cazar. No realiza esta serie de acciones en forma solitaria. El mismo proceso de pensamiento le permite inferir la imperiosa necesidad de contar con los otros para ser más efectivo y manejar los actos conductuales con éxito. Con la posibilidad del lenguaje, sus movimientos gestuales se refieren, en general, al presente. Danzas, movimientos, rituales, giros o carreras tienen que ver con la caza. Con su organización grupal aparece la posibilidad de dar a las señales independencia del presente e incluirlas en un contexto dramático con inicio, desarrollo y final que pueden referir tanto al pasado, al presente como al futuro. El éxito de este sistema comunicacional primitivo llevó al hombre a desarrollar la capacidad de articular esta serie de actos mímicos en una secuencia determinada que permitió la regulación emocional. Así, era posible postergar o reproducir las emociones de la caza alrededor de un fogón en que se aguardaba el banquete. Esto trajo, como consecuencia inevitable, la repetición de tales secuencias en otros momentos alejados del hecho circunstancial. La repetición de esta información que los gestos y relatos comunicaban a los circunstantes permitía el goce por la hazaña de caza anterior y permitía el entrenamiento y preparación para la futura operación de supervivencia. Estas escenas, repetidas una y otra vez, constituían “comunicación primitiva eficaz” denominada “tradición oral”. Tal tradición se sostenía en la memoria de los participantes y luego en la de los relatores. Aquí ya podríamos introducirnos de lleno en el proceso moderno de comunicación y recordar que la repetición es una forma de actualización de la información, hoy en boga en la publicidad. Expertos publicistas de aquellos tiempos primitivos sentaron las bases de la comunicación actual al configurar la tradición oral en cuentos y relatos, aumentadas en fábulas y mitos. Con la aparición de la escritura se produce una revolución comunicacional. Aparece la separación entre el conocedor y lo conocido. Ahora puede prescindirse del fogón y el relato. Éste puede ser conocido en cualquier momento, aunque al principio solamente lo pudieran hacer expertos. Para poder establecer una forma de conducir la acción hacia un resultado compartido siguió siendo necesaria la repetición oral y ahora escrita. Los elementos que forman parte de la cultura se ven reflejados en relatos de héroes, en la configuración de mitos, en la organización de ritos, constituyendo estas formas humanas verdaderas “redes de comunicación”. Estas “redes de comunicación” son analizadas, minuciosamente, en la psicoterapia grupal. Esta configuración mitológica de la historia de la experiencia humana son marco de referencia para la acción de los hombres. El héroe no es relacionado en una secuencia temporal. Es atemporal. Esta circunstancia es tomada por “la autoridad” (brujos, chamanes, etc.) quien regula la relación del relato heroico con las necesidades de la comunidad, tanto para instar al trabajo, a la caza o a la guerra. Para suministrar modelos y símbolos que permitan avanzar tanto en el desarrollo comunitario como en el conocimiento de la realidad estos valores culturales son ritualizados. Los ritos mantienen presentes los valores que los héroes personifican y refuerzan las creencias acerca de la realidad. Estos ritos, basados en modelos, símbolos y valores aceptados por la comunidad, son imprescindibles para el mantenimiento de la cultura y son el origen de la organización moderna y de la comunicación pertinente. Los rituales facilitan el conocimiento de la cultura pero tienen, además, la función de reconocimiento del lugar que cada uno ocupa en la organización. Los saludos cotidianos o en actos solemnes, la posición que cada uno ocupa en la mesa o en el acto escolar, quien habla o quien calla, constituyen el establecimiento de normas culturales imprescindibles para la comunicación. Los miembros de la cultura deben referirse a ella para poder sentirse pertenecientes a la organización. Su desconocimiento aparta al infractor tarde o temprano. La cultura de una organización, de una institución o de un grupo es más potente que la acción de sus miembros, individualmente, que los artefactos que se posean o que las credenciales que uno pretenda sostener. Piénsese en ejemplos y se encontrarán mil. Uno entre mil, la negociación de paz frente a una guerra. La cultura de un grupo persiste mientras exista un solo individuo de esa generación que la sostenga. Como ejemplo, la desaparición de la última indígena ona, en nuestra Patagonia, hizo desaparecer la cultura como tal. Aunque expertos reconstruyan costumbres e idioma. Tal sucede con otras culturas como los incas o los habitantes del antiguo Egipto. Aprovechamos esta característica fundamental de los grupos cuando la rotación de los pacientes es alta. De esta forma, siempre por lo menos uno de los integrantes sostiene la “cultura grupal”. Cada grupo tiene su cultura, a veces vigorosa, otras veces débil. Algunas veces fragmentada por razones de necesidad o intereses. Luego de tiempo de evolución, fuerte y productiva. Las actividades preventivas en instituciones se desarrollan con mayor eficiencia cuando están realizadas grupalmente. Esta actividad especial con los grupos, es el resultado complejo de relaciones culturales. El equipo psicoterapéutico y la institución son los que deben establecer las líneas generales del trabajo. Trabajarán para llevar a la práctica la misión y los objetivos fijados. Pero no siempre la participación es adecuada y plena. Existen dificultades generales que, por el momento, podemos referirlas a la comunicación interpersonal. Para dar cumplimiento con los fines y objetivos de los grupos psicoterapéuticos es necesaria la consideración de su constitución particular y de su dinámica. Podemos definir a un grupo como el conjunto de personas que interactúan entre sí, en un ambiente determinado, persiguiendo fines u objetivos que satisfagan sus necesidades básicas. Nuestro primer núcleo de análisis dentro de estas relaciones establecidas es, entonces, la persona concebida como ser social, único e irrepetible, multidimensional, con atributos básicos de libertad, responsabilidad, racionalidad, sentido y auto-trascendencia. Su necesidad de comunicación debe realizarse en el marco de la construcción de su identidad, de su sentido de pertenencia a grupos, instituciones y comunidad, con el logro de un marco de referencia que dé sentido a su proyecto vital. Este proyecto no puede realizarse sin el desarrollo de un proceso de alteridad (relación auténtica con el otro). Surge, evidente, que el hombrees un ser en comunicación y para la comunicación. Su vida se realiza en una dimensión social, en relación con los otros, siendo el lenguaje el instrumento privilegiado de esta comunicación. El hombre, en virtud de su esencia como persona, es un ser en diálogo. No se concreta como tal si no es en relación con el otro. Este mundo de relación constituye la intersubjetividad. La persona solamente tiene contenido significativo en la plenitud de esa intersubjetividad. Sin “otro” con quien encontrarse, su verdad no existe. El “otro” define su identidad y es indispensable para la existencia tanto como el conocimiento que adquiera sobre sí mismo. Existir es colocarse fuera de sí en la presencia del otro. La comunicación es el campo común de comprensión y referencia entre ese “yo” y el “otro”. De esa única forma podemos hablar de comunicación eficaz, considerando los intercambios significativos en esa relación interpersonal. Nos dice Sartre (1986) al respecto de la intersubjetividad: “Para obtener una verdad cualquiera sobre mí, es necesario que pase por otro. El otro es indispensable a mi existencia tanto como el conocimiento que tengo de mí mismo. En estas condiciones, el descubrimiento de mi intimidad me descubre al mismo tiempo el otro, como una libertad colocada frente a mí, que no piensa y que no quiere sino por o contra mí. Así descubrimos en seguida un mundo que llamaremos la intersubjetividad, y en este mundo el hombre decide lo que es y lo que son los otros”. Queda claro que en nuestra existencia se pone de manifiesto, momento a momento, que debemos elegir una acción y responsabilizarnos de ella. Por supuesto que afirmamos, junto a muchos autores, que el hombre se mueve en el mundo a partir de sus valores. Pero estaremos de acuerdo que la libertad es uno de esos valores fundamentales. Los hombres auténticos buscan la libertad auténticamente, sin “mala fe”. Queremos y amamos la libertad en todo momento pero rápidamente descubrimos que esa libertad depende enteramente de la libertad de los otros y de las circunstancias. No puedo tomar mi libertad como un fin si no considero, asimismo, la libertad de los otros. Los expertos en comunicación nos dicen que es inherente a su conocimiento a) las referencias linguísticas y paralinguísticas (capacidad de producir e interpretar signos verbales, fonológica, sintáctica y textualmente, con modulación de las características del significante por énfasis o cadencias especiales) b) las referencias kinésicas y proxémicas (capacidad de realizar la comunicación mediante ademanes y gestos, con posibilidad de variar las actitudes y distancias interpersonales de acuerdo a significados culturales) c) las referencias ejecutivas y pragmáticas (capacidad de acción social utilizando el acto lingüístico y no lingúistico con una intención comunicativa, según la situación y las propias intenciones) d) las referencias socioculturales (capacidad de reconocer las situaciones sociales y sus relaciones según los papeles desempeñados, junto con la capacidad de concebir significados). Estas relaciones constituyen la atmósfera o clima, y están estructuralmente ligadas a la comunicación, los roles, los liderazgos y la cultura grupal. En la comunicación para su integración grupal, la persona incorpora y desarrolla sentimientos e ideas sobre su relación con “los otros”. Esta relación promueve una actividad o fuerza generadora que interactúa con la de los otros individuos, positiva o negativamente. La comunicación puede considerarse una estructura que surge de la interacción. Las variables básicas que permiten surja de la interacción esta comunicación son difíciles de predecir pero si es posible describir lo producido en un determinado tiempo y espacio. Lo importante es comprender los obstáculos y bloqueos más frecuentes para actuar en consecuencia. Son ampliamente conocidos los esquemas explicativos del proceso de comunicación. Por ilustrar brevemente elegimos este esquema básico: La integración a esos grupos por parte de las personas se realiza mediante una serie de actividades que los psicoterapeutas consideran básicas y relacionadas con intereses comunes, motivaciones, valores y disposiciones. Es habitual considerar que cualquier persona puede integrar un grupo psicoterapéutico. Y eso no es así. Cuando la inclusión de una persona en un grupo funciona es porque esa integración ha sido llevada a la percepción por el individuo de la calidad de sus relaciones con el grupo. En su máximo nivel, esta percepción le permitirá percibir su rol (papel) como persona. En su integración grupal, la persona incorpora y desarrolla sentimientos e ideas sobre su relación con “los otros”. Esta relación promueve una actividad o fuerza generadora que interactúa con la de los otros individuos, positiva o negativamente. Estas fuerzas constituyen la atmósfera o clima, y están estructuralmente ligadas a la comunicación, los roles, los liderazgos y la cultura grupal. El grupo es una estructura que surge de la interacción. Las variables básicas que permiten surja de la interacción esta actividad grupal son difíciles de predecir. La actividad psicoterapéutica grupal compromete a los miembros a encontrar respuestas a los problemas presentados, analizar los conflictos que surjan, tomar decisiones o negociar las sugerencias necesarias para una acción responsable. No es común, por la índole de los problemas generalmente presentados, que un grupo de psicoterapia pueda alcanzar la condición de “grupo maduro”. Un grupo maduro es aquel en el que: el liderazgo es compartido, hay una adecuada distribución de roles, el clima grupal es adecuado para la comunicación, se cumplen los objetivos previstos a través de la participación de los integrantes, sobresalen la atmósfera de cooperación y solidaridad, la cohesión es buena, el sentimiento de pertenencia es reconocible y el nivel de productividad de acuerdo a fines. Pero no es imposible. Este proceso se puede observar revertido en un grupo inmaduro cuando se distorsiona el buen clima, se obstaculiza la comunicación por factores de poder y dominio, el antagonismo de los miembros destruye la solidaridad y la cooperación, los mensajes no son comprendidos fielmente, se estereotipan los roles y el énfasis del aprendizaje está puesto en las formas. Los miembros se sienten inseguros, no hay identificación con el grupo, aparecen otros marcos de referencia y de pertenencia, culminando en profundos conflictos y crisis grupal. Surgen en estos grupos problemas institucionales relacionados con el insatisfactorio rendimiento, es escasa la articulación grupo-institución, hay conflictos de autoridad y la atmósfera es poco propicia para el cumplimiento de los objetivos propuestos. Esta situación es muy común en grupos con psicoterapeutas poco entrenados y en instituciones conflictivas. Resumiendo: podemos decir que la comunicación debe contribuir en un grupo permitiendo la relación yo-tú que debe transformarse en “nosotros”. El compromiso con ese “nosotros” da lugar a una relación con sentido transpersonal. Supone confianza, fidelidad y esperanza. Y tal vez repetirnos, una y otra vez, que el grupo es el modo más eficaz para que una persona deje de pensar y actuar por sí solo, para que piense en el otro y se comunique efectivamente. Puede resultar útil al lector contar con un glosario que defina algunos conceptos incluidos en el tema de la comunicación: Glosario Persona: concebida como ser social, único e irrepetible, multidimensional, con atributos básicos de libertad, responsabilidad, racionalidad, sentido y auto-trascendencia. Su necesidad de comunicación debe realizarse en el marco de la construcción de su identidad, de su sentido de pertenencia a grupos, instituciones y comunidad, con el logro de un marco de referencia que dé sentido a su proyecto vital. Este proyecto no puede realizarse sin el desarrollo de un proceso de alteridad (relación auténtica con el otro) basado en el desarrollo de los valores. Existencia: En el centro
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