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La Contratransferencia en las Psicoterapias Corporales un Un Acercamiento Caracterológico Reich, Lowen, Pierrakos Andrés Leites

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La Contratransferencia
en las psicoterapias corporales
–Reich, Lowen, Pierrakos–
Un acercamiento caracterológico
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PRIMERA PARTE
La Contratransferencia
en las psicoterapias corporales
–Reich, Lowen, Pierrakos–
Un acercamiento caracterológico
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SEGUNDA PARTE
Modificadores de la consciencia:
Una ventana a un nuevo entendimiento
Andrés Leites, Ph.D
4
La intención del autor en este libro es, solamente, la de dar información general para ayudarle en la búsqueda de
su bienestar emocional y espiritual.
En caso de que usted utilice la información que se da en este libro para su uso personal, ni el autor ni la editorial
se responsabilizan de sus acciones.
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o
transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción
prevista por la ley.
© Andrés Leites, 2012
Derechos exclusivos de edición en español:
©EDITORIAL ELEFTHERÍA, S.L. 2012
Pau Claris 184, ppal. 2ª
08037 Barcelona
www.editorialeleftheria.com
Primera edición: Octubre 2012
Fotografía de cubierta: XXXXXX
Maquetación y diseño: Rebeca Podio
ISBN: 978-84-937455-5-4
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http://www.editorialeleftheria.com
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer a mis mentores principales, Al Lowen, John Pierrakos, Jorge Derbez, y
los varios maestros Zen (cuyos nombres me es imposible recordar - y así lo desearían
ellos); y Eva Pierrakos, la inspiración principal para estas obras.
En particular, “Contratransferencia”, es producto de ideas que elabore basado en un
seminario de 3 días, conducidos por los Drs. Robert Hilton y Al Pesso.
Los “Modificadores”, intentan hacer un puente entre las caracterologías del Pathwork y
las bioenergéticas. Creo que al proponer esto ofrezco un refinamiento de ambas, que
permite un diagnostico diferencial mucho más preciso.
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ÍNDICE
PRIMERA PARTE La contratransferencia en las psicoterapias corporales –Reich,
Lowen, Pierrakos–: Un acercamiento caracterológico
-Introducción
-La estructura rígida- una visión general
-Etiología del terapeuta fálico narcisista
-Etiología de la terapeuta histérica
-Interacción entre un paciente oral y un terapeuta fálico narcisista y/o terapeuta
histérica
-Interacción entre un paciente masoquista y un terapeuta fálico narcisista y/o
histérica
-Interacción entre un paciente fálico y/o histérica y un terapeuta fálico y/o histérica
-Interacción entre la mujer agresiva masculina y un terapeuta fálico narcisista y/o
histérica
-Interaccion entre un paciente esquizoide y un terapeuta fálico narcisista o histérica
-Interaccion entre una paciente femenina pasiva y un terapeuta fálico narcisista y/o
histérica
-Interacción entre un paciente psicopatico y un terapeuta fálico narcisista y/o
histérica
-Etiología del hombre femenino pasivo
-El terapeuta femenino pasivo y el paciente esquizoide
-Interacción con un paciente oral
-Interacción con un paciente masoquista
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-Interacción con la mujer masculina agresiva
-El hombre fálico narcisista
-Interacción con la mujer histérica
-Etiología de la mujer masculina agresiva
-La terapeuta masculina agresiva y la estructura esquizoide
-La mujer masculina agresiva y la estructura oral
-La terapeuta masculina agresiva y el paciente masoquista
-Interacción entre la terapeuta masculina agresiva y el psicopatico
-Interacción entre la terapeuta masculina agresiva y otras estructuras rígidas
SEGUNDA PARTE Modificadores de la consciencia: Una ventana a un nuevo
entendimiento
-Apéndice I: Ejemplos
Ejemplo #1. terapeuta fálico narcisista masculino y el paciente oral
Ejemplo #2. terapeuta masculino rígido y paciente femenino pasivo
Ejemplo #3. terapeuta histérica y paciente esquizoide
Ejemplo #4. terapeuta femenino pasivo y paciente histérica
Ejemplo #5. un patrón para una terapeuta oral-histérica
Ejemplo #6. terapeuta esquizoide y paciente oral
-Apéndice II: características básicas
Terapeuta rígido
Paciente rígido
Terapeuta oral
Paciente oral
Terapeuta esquizoide
Paciente esquizoide
Terapeuta psicopatico
Paciente psicopatico
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Terapeuta masoquista
Paciente masoquista
-Apéndice III: El componente energético en la contratransferencia
-Apéndice IV: La agresión como un agente formativo en estructuras de caracter
rígidas
-Mujeres - la histérica y la mujer agresiva masculina
-Hombres - el fálico narcisista y el hombre femenino pasivo
-La etiología de la agresión sexual
-Bibliografia
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PRESENTACIÓN
Andrés Leites, Ph.D, es uno de los pioneros de las psicoterapias alternativas en México,
aunque su trabajo personal se inició en los Estados Unidos y luego viajó a Europa a
países como Holanda, Inglaterra y Francia, su país de origen.
Además de ser un gran profesional Andrés Leites ha sido un buscador sincero y humilde
de las verdades espirituales. Estas cualidades sumadas a su larga trayectoria personal y
profesional lo han convertido en un buen maestro espiritual. Andrés ha sido de los
primeros occidentales en abandonar el mundo de los negocios para abrazar la tarea
milenaria de ayuda a los demás.
Con una vocación clara y siguiendo fielmente a su guía interior conoció a John
Pierrakos, maestro fundador de la Core Energética y esposo de Eva Broch Pierrakos,
canal para las conferencias de transformación personal del Pathwork. Ahí Andrés
encontró su hogar espiritual y su dedicación personal.
Todo parece haber sucedido en el tiempo correcto y en sincronía. Se forma con
Alexander Lowen, con John Pierrakos, con Eva Broch Pierrakos y es colega y
contemporáneo de Barbara Brennan. Decide seguir a Pierrakos y no a Lowen, porque el
primero reconoce e incluye la dimensión espiritual del ser humano y su trabajo se centra
en el amor. Además el trabajo de John no se queda en el ámbito intelectual de la mente y
en la esfera corporal sino que busca la integración y se dirige al corazón, trasciende las
rígidas fronteras de la relación terapeuta-paciente para convertirse en una relación de
ayudante y trabajador en busca de ayuda (en inglés helper y worker respectivamente).
Después de más de 20 años en Estados Unidos se instala en México donde establece los
primeros grupos de formación de Core Energética y del Pathwork.
Funda la comunidad Pathwork de México que lidera durante muchos años y forma a más
de veintitrés maestros del Pathwork a los que guía durante un riguroso entrenamiento de
7 años, de los cuales el último es en silencio. Establece las bases para que todo el
material esté traducido al español. Se involucra en las traducciones de los libros de
Donovan y Susan Thesenga y los propios de Eva Broch Pierrakos. Pone las bases para la
nueva formación CorPath, que integra el trabajo corporal de la Core Energética con el
trabajo profundo del Pathwork.
En esta obra que presentamos ofrece su visión de la caracterología psico-corporal y
propone posibilidades de transferencia y contratransferencia basadas en la economía de
la energía que permiten las estructuras defensivas corporales. Es una visión novedosa y
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sin duda útil para el desarrollo contemporáneo de las psicoterapias corporales. En la
segunda parte de este libro, Los modificadores de la consciencia, expone un concepto
alternativo que identifica a las personas por tener una tipología según la razón, la
voluntad o la emoción y conjuga estas tipologías con las estructuras caracterológicas
tradicionales del Dr. Alexander Lowen.
Estamos seguros que este libro aportará luz al trabajo ya hecho sobre las estructuras
defensivas y además desmitificará el papel del terapeuta situándolo en su condición tan
humana y vulnerable como la del paciente y desmontando así el antiguo y caduco
paradigma de que los terapeutas están por encima de sus pacientes.
Andrés Leites deja abierto el camino para el crecimiento tanto del paciente como del
terapeuta que está dispuesto a ser parte de la ecuación en la curación psicológica, mental
y emocional de la vida de una persona.
Gracias Andrés por tu contribución a esta humanidad.
Enrique Arellano FariasEditor
Psicoterapeuta de Core Energética
Brennan Healing Science
Psicoterapia PBSP
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PRÓLOGO
La Contratransferencia en las psicoterapias corporales -Reich-Lowen-Pierrakos-: un
acercamiento caracterológico surge de la necesidad didáctica en el campo de la relación
terapeuta-paciente y se enfoca en la contratransferencia.
El propósito es procurar, tanto al estudiante de cualquier psicoterapia corporal así como
al terapeuta ya más experimentado, material que pueda orientarlo en sus estudios y en
sus entrenamientos.
Ofrecer una guía de posibles reacciones contra-transferenciales desde la perspectiva de la
psicoterapia corporal concede una oportunidad adicional al terapeuta de sanar algunos de
sus temas personales. De esta manera indirectamente también ayuda al paciente a seguir
profundizando en su propio camino.
El autor ha desarrollado, a lo largo de su vida profesional, un tratado que define con
claridad las interacciones caracterológicas más básicas y sus manifestaciones.
El Dr. Leites postula que, a nivel caracterológico, hay interacciones automáticas,
previsibles, apenas preconscientes que se dan inevitablemente entre dos, o más personas
cuando éstas interactúan. Es axiomático que todos los pacientes, al llegar al punto en que
se van a tocar sus más profundas heridas, reaccionan fuertemente. Sorprende ver con qué
precisión y rapidez los pacientes identifican las defensas caracterológicas del terapeuta.
Estas reacciones a las defensas del otro son inevitables, pero si el terapeuta conoce su
propia caracterología, y por lo menos algunas de las interacciones posibles dada la
caracterología del paciente, estará mejor preparado cuando su paciente ataque algún
punto vulnerable.
Este libro conlleva varias ventajas. Quizá la más importante y divertida sea que invita a
aprender a pensar de forma novedosa. El autor no completa todas las posibles
permutaciones, precisamente para que cada terapeuta haga un esfuerzo fuera de sesión,
especulando un poco sobre qué puede aprender de lo que su paciente no le ha dicho aún.
El propósito es que cada terapeuta descubra nuevos horizontes en su paciente que él
cuida y no va a revelar con facilidad. Una actividad muy estimulante para el terapeuta
(aunque a algunos les parezca peligroso). Si el terapeuta puede guardarse, diferir estos
no-confirmados insights, poco a poco irán saliendo solos en el transcurso de la terapia.
Evitar reacciones emocionales y acting out’s del terapeuta ciertamente son metas
indiscutibles e indispensables en nuestro trabajo. Tener los dos “mapas” que el Dr.
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Leites propone puede contribuir muchísimo al trabajo cotidiano del psicoterapeuta,
psiquiatra, trabajador social, enfermero y en general todas las profesiones involucradas
con salud mental.
A título profesional y personal, como antigua estudiante, después colega y también
amiga de Andrés Leites considero que una de las bases de su trabajo es la sinceridad. En
este libro tipifica, define y desarrolla cómo se relacionan estas caracterologías, pero
constantemente aclara que un paciente no es una clasificación técnica o un cúmulo de
defensas que se pueden encasillar y advierte el peligro de buscar una respuesta mecánica
en ellos. La honestidad de Andrés, respecto a su trabajo, consiste en reconocer los
límites de este aprendizaje y utilizarlo como herramienta, no como una verdad acabada.
La contratransferencia ubica al terapeuta en la misma naturaleza del paciente, ambos
tienen fronteras inexploradas, resistencias y vulnerabilidades y, sobre todo, ambos están
en una búsqueda del autoconocimiento. El material aquí expuesto por Leites, exige
sinceridad, ya que solo funcionará si el terapeuta es honesto consigo mismo, acepta sus
resistencias, reconoce y localiza en su historia personal sus propias vulnerabilidades
En la segunda parte de este libro, Los Modificadores, el autor nos invita a pensar e
imaginar un sistema nuevo y diferente que puede ayudarnos a precisar un poco más los
rasgos y comportamientos caracterológicos de nuestros pacientes.
La idea es sobreponer caracterologías una encima de la otra, como si fueran cristales de
colores. Por ejemplo, si tenemos un cristal rojo y otro amarillo, que son colores
primarios, y los sobreponemos, veremos el color naranja. Cambiando una, o más
características de los cristales primarios, podemos ver una cantidad casi infinita de
naranjas diferentes.
El Dr. Leites propone hacer lo mismo con dos caracterologías bien definidas: la de
Alexander Lowen y John Pierrakos (fundadores del Análisis bioenergético y de la Core
energética respectivamente), que describe cinco tipos y la del Pathwork (conferencias del
Guía canalizadas por la médium Eva Pierrakos que aportan un conocimiento psico-
espiritual, ver: www.pathworkmexico.org y www.pathwork.org) que describe tres. Al
combinar en nuestras mentes estas dos descripciones caracterológicas, tendremos quince
posibilidades distintas, cada una más fina, más precisa de lo que pueden ser
individualmente por separado. Esto nos permite entender más fácilmente, con mayor
precisión a la persona real con quien interactuamos, que solo usará su defensa
caracterológica cuando esté bajo gran presión. Además permite anticiparnos, prever y
evitar errores cuando el paciente en sus resistencias, ataque a su terapeuta o intente
bloquear su proceso, o gatille las vulnerabilidades del terapeuta, que son también
caracterológicas.
Sin duda, considero que este material es una herramienta que puede ayudarnos a dar
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http://www.pathworkmexico.org
http://www.pathwork.org
pasos más certeros y honestos en nuestro trabajo diario.
Olga Tanaka Boardman
Directora
Pathwork de Mexico
www.pathworkmexico.org
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http://www.pathworkmexico.org
PREFACIO Y ADVERTENCIA
Este es un libro técnico escrito para el terapeuta practicante que quiere profundizar en el
entendimiento de sí mismo, de su práctica y de sus pacientes. Puede ser usado
simplemente como un manual de referencia para ser consultado periódicamente, pero su
propósito principal es el de despertar en el/la terapeuta lo que espero que es, un nuevo
acercamiento a la contratransferencia. No es un intento para sistematizar lo que por
definición desafía la sistematización, una interacción humana. Más bien, solamente
puede esperar actuar como un catalizador, ofreciendo una nueva perspectiva, una nueva
manera de ver a la contratransferencia. Espero que, después de haber leído este libro,
él/la terapeuta empiece a pensar a lo largo de éstas amplias guías aquí sugeridas, sin
limitarse a aquellas interacciones específicas y mecanismos de defensa aquí descritos.
Conociendo su propia estructura de carácter, su etiología y defensas características, debe,
de acuerdo a la premisa sobre la cual este libro esta fundada, estar agradecido en apreciar
cómo él/ella afecta al paciente así cómo el paciente lo afecta a él/ella. Debe ayudarle a
observar rápidamente el problema, quizá hasta anticiparlo (a veces).
Por necesidad, todo esto está basado en el sistema “modelo”, es decir utiliza “modelos”
que son construcciones teóricas para empezar y por lo tanto, no repiten exactamente
situaciones clínicas y de la vida real. Es una abstracción pero una que yo he encontrado
muy útil para conocer y mantener en mente durante mi practica día tras día. Me ha
mantenido fuera de muchos problemas, pero afortunadamente no de todo problema.
En 1905, Freud postuló la necesidad de un sistema que “caracterizaría” a pacientes,
haciendo más fácil para él/la terapeuta entender, por lo menos junto con guías muy
amplias, a sus pacientes. Muchos intentos desde entonces han sido hechos, pero creo que
el más exitoso para citar, es el importante libro de Alexander Lowen Physical Dynamics
of Character Structure. Este libro contiene lo básico de la teoría bioenergética y describe
en detalle cada una de las estructuras de carácter discutidas aquí. Para claridad máxima,
sugeriría que el lector se familiarice con esto, antes de leer este libro. A lo largo de esta
obra se supone que el lector tiene alguna familiaridadcon este modelo particular y se
harán referencias constantes a éste.
Para el terapeuta que no tiene un fundamento en terapias orientadas al cuerpo, yo
sugeriría leer The Body Reveals de Ron Kurtz y Hector Prestera. Esta es una excelente
presentación de la teoría básica, detrás de la hipótesis de la identidad psicosomática
(mente-cuerpo), que en cambio, es el pilar sobre el cual descansa todo el acercamiento
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bioenergético. Es simple, claro, directo, cualidades realmente raras en un libro que trata
con un tema tan complicado. Es un puente excelente.
Ciertamente, para desarrollar un conocimiento profundo y amplio sobre la caracterología
en general y sobre la contratransferencia caracterológica en particular, se requiere leer
mucho y un trabajo experimental. Sin embargo, para el lector interesado en adquirir un
rápido entendimiento intelectual y sorprendentemente completo del modelo
bioenergético de la caracterología y de sus usos, yo creo que leer cuidadosamente estos
tres libros, en este orden, sería fructífero: The Body Reveals, Physical Dynamics Of
Character Structure y Characterological Countertransference. Por supuesto, y
afortunadamente en mi opinión, nada puede remplazar el trabajo experimental. Éste aún
constituye el ochenta por ciento de aprendizaje, pero la mayoría del veinte por ciento
restante puede ser tomado de estos tres libros que menciono.
La caracterología es una herramienta maravillosa si se usa sabiamente. Puede ser
comparada con una buena sierra; una excelente y poderosa herramienta, que cuando es
bien usada, ahorra mucha trabajo, pero si es mal usada puede ser peligrosa. La
caracterología se hace peligrosa cuando se abusa de ella y siempre que él/la terapeuta la
use para “clasificar” a su paciente. Esto es, cuando la persona se vuelve un “esquizoide”
o un “masoquista” o un “histérico” y él/la terapeuta asume y por lo tanto, espera y quizá
pueda sin saberlo, provocar un cierto comportamiento. Esto inmediatamente palidece lo
especial de la persona que él/la terapeuta está ayudando y la terapia en el mejor sentido
de la palabra, desaparece para ser remplazada por un acercamiento árido, mecánico e
impersonal, que es muy limitado. Ya que el corazón del trabajo, el corazón de las dos
personas involucradas, paciente y terapeuta, se ha ido.
Finalmente, me gustaría clarificar mi posición. Yo no soy un terapeuta bioenergético
aunque estoy entrenado en bioenergética. Yo soy un terapeuta “Core”. Core Energética
es un acercamiento, desarrollado en el Instituto para la Nueva Era del Hombre, bajo el
liderazgo del Dr. John Pierrakos. He usado la caracterología bioenergética porque es la
más exacta y completa que conozco, además de ser en la que me entrené. Sin embargo,
como una modalidad terapéutica funcionando, prefiero la Core Energética, la cual es la
integración de los cuatro aspectos del hombre: el emocional, el intelectual, el físico y el
espiritual.
Andrés Leites
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PRIMERA PARTE
La Contratransferencia en las
psicoterapias corporales
–Reich, Lowen, Pierrakos–
Un acercamiento caracterológico
17
L
INTRODUCCIÓN
a transferencia es definida por el glosario psiquiátrico de la Asociación Psiquiátrica
Americana, como “el traslado del dominio inconsciente de sentimientos y actitudes
hacia los demás, que original-mente fueron asociados con figuras importantes:
padres, hermanos, etc. en la vida temprana de la persona”. La relación de transferencia
sigue el patrón de su prototipo. Los psiquiatras usan este fenómeno como una
herramienta terapéutica para ayudar al paciente a entender sus problemas emocionales y
sus orígenes. En la relación padre/paciente/médico, la transferencia puede ser
negativa/hostil, o positiva/afectiva. La “contratransferencia” entonces, es definida por el
mismo glosario como “la reacción emocional del psiquiatra, parcialmente consciente y
parcialmente inconsciente, hacia el paciente”. Harry Stack Sullivan, el famoso
psiquiatra, usó un término diferente para definir el mismo fenómeno. Lo llamó
“distorsión paratáxica” y fue definida como “ciertas distorsiones en el juicio y en la
percepción, particularmente en las relaciones interpersonales, de acuerdo a un patrón
apoyado por experiencias tempranas. La distorsión paratáxica se desarrolla como una
defensa en contra de la ansiedad.”
El Dr. Sullivan realmente definió muy precisamente el tema de este escrito, ya que
vamos a tratar con la contratransferencia como se lleva a cabo en el nivel
caracterológico: la hipótesis básica es que, así como el marco caracterológico nos
permite predecir con alguna exactitud, el tipo de respuestas que pueden esperarse de
nuestros pacientes bajo un estímulo específico, así podemos esperar el mismo patrón de
acción-reacción del terapeuta. Por lo tanto, si podemos crear un modelo para describir
interacciones en el nivel caracterológico entre el terapeuta y el paciente, podemos ayudar
al terapeuta a entender, por lo menos intelectualmente, las dinámicas de una secuencia
específica de contratransferencia, en la que el/ella pueden estar involucrados, dando así,
un paso muy positivo hacia la claridad. Por supuesto, se debe entender que estaremos
describiendo solamente un modelo, un modelo parcial, ya que no es posible predecir
todas las interacciones. Sin embargo, mientras que una clara diferenciación debe hacerse
entre un modelo y una terapia real de vida, en donde nos relacionamos con individuos y
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no con estructuras de carácter, dichos modelos son útiles si son usados como guías y no
como un intento para reemplazar el entendimiento intuitivo profundo que es la señal de
una buena terapia. Considerando las características básicas de cada estructura de
carácter, podemos intentar establecer cómo modelos hipotéticos “puros”, reaccionarían
uno al otro, en este nivel.
Hemos definido las defensas caracterológicas como el más primitivo mecanismo de
defensa disponible al ego. Su desintegración lleva a la regresión y a la psicosis: el
material de los procesos primarios invadiría a un ego que ha abandonado completamente
su defensa caracterológica. De ahí que, un ataque psicótico puede ser definido como una
etapa en la que las defensas de carácter se han derrumbado hasta el punto en donde el
material de proceso primario, invade incontroladamente al ego. El término “disolución”
o “resolución” de las defensas de carácter, debe ser entendido como un intento parcial
tentativo, para recuperar algo de la flexibilidad que el ego comprometió en el pasado a
cambio por la defensa. Entre más rígida sea la defensa, menos flexibilidad esta
disponible para el ego – más limitada está la elección de respuestas disponibles al
individuo. Esta es la razón del miedo tremendo y totalmente justificado, experimentado
por los pacientes y por cualquier persona atravesando el proceso siempre que se están
acercando a un intento de resolución parcial de una defensa profundamente incrustada en
la estructura de carácter: subjetivamente, el ego esta experimentando la disolución de
una defensa que evitó exitosamente en el pasado, una amenaza importante, y por
supuesto, la más grande amenaza de todas, es la disolución de la barrera del ego que lo
protegió de los procesos primarios.
En la realidad presente, una respuesta caracterológica es una respuesta automática, una
respuesta que no es cuestionada por el ego y, por lo tanto, puede permanecer parcial o
totalmente inconsciente. Cuando una respuesta caracterológica del paciente choca
directamente con la defensa de carácter del terapeuta, una respuesta automática se
dispara, y el terapeuta empieza a reaccionar personalmente; está involucrado, está
“enganchado” y responderá de una manera que probablemente disparará una vez más, la
defensa de carácter del paciente –y así seguirá, hasta que se llegue a una situación sin
salida, en donde los dos individuos, ya no objetivos, están reaccionando
caracterológicamente uno al otro.
En este punto, la terapia se detiene. Básicamente, existen dos maneras en las cuales esto
se manifiesta: la primera es cuando el terapeuta se enfada,asume una posición autoritaria
(que puede ser retirarse) de alguna manera, directa o indirectamente, abierta o
encubiertamente, ataca al paciente. El enojo es la señal de su posición
contratransferencial. El terapeuta ha perdido su objetividad y su habilidad de ver a través
de las defensas del paciente, ha personalizado el ataque del paciente y ya no puede
interpretar o entender. La segunda posibilidad es que el terapeuta, en un nivel consciente
o inconsciente, se niega a tratar el tema que el paciente esta presentando, probablemente
porque él no lo ha resuelto en sí mismo. La negación es la defensa del terapeuta; lleva a
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la colusión con el paciente y elimina la posibilidad de tratar con el problema real en
mano. El paciente felizmente se coludirá en este caso, ya que obviamente no quiere
enfrentar aquello que se ha negado a enfrentar toda su vida. La terapia puede continuar
por un tiempo, manejando temas más o menos superficiales e irrelevantes; pasando de
alto el problema real el cual permanece inexplorado.
Es obvio que todos nosotros, en un momento ú otro, nos coludimos con nuestros
pacientes y todos nosotros en uno o en otro momento, nos enojamos con nuestros
pacientes. Esto no es nuevo. Este trabajo está diseñado para ayudarnos a percibir algunas
de estas interacciones un poco más claramente, tipificando algunas de las interacciones
caracterológicas más densas, para que, cuando estén en su oficina y se enfrenten con el
sentimiento desagradable, de que no quieren explorar un tema o de que se enojan y no
saben por qué, puedan ver la interacción específica que esta llevándose a cabo en el
ámbito caracterológico.
Para regresar a la definición de transferencia que hemos usado ante-riormente, yo creo
que la transferencia involucra a la proyección. Esto siempre es verdad en las defensas de
carácter que son proyectadas hacia afuera en un mecanismo paranoide clásico. En otras
palabras, las imá-genes arcaicas son proyectadas en la imagen del terapeuta quien,
espero, no esta involucrado personalmente y puede hacer notar lo inapropiado de la
proyección, para que el paciente entonces, pueda ver la realidad presente más
claramente. La contratransferencia debe involucrar, por supuesto, una proyección
similar. Y, como hemos visto en la definición de Sullivan, también envuelve un intento a
la resolución de la ansiedad. ¿Ansiedad debida a qué? Muy probablemente al conflicto
no resuelto, cuya resolución esta obstaculizada por una resistencia. Por lo tanto,
parecería que realmente estamos tratando aquí, con un tema de resistencia: resistencia
por parte del terapeuta para atravesar sus propios problemas, ya sea en el contexto de la
sesión que se esta llevando a cabo con el paciente o en el contexto de su propia terapia.
También la resistencia por parte del paciente, quien tentativamente y a veces
encubiertamente, esta sacando el tema el cual, debido a la resistencia, no ha sido capaz
de trabajarlo en su vida diaria. Por lo tanto, el paciente que trae el tema no resuelto y el
terapeuta que, debido a que tiene un tema no resuelto, están tratando con una
contratransferencia, ambos realmente están tratando con resistencias. En este contexto, la
contratransferencia puede ser vista por el terapeuta como una expresión de la necesidad
de resolver algo dentro de él, una frontera inexplorada. Si esta actitud es mantenida, el
trabajo de hacer terapia, resultará en una siempre-expansiva resolución de los problemas
del terapeuta, y en una disminución en la resistencia y en la contratransferencia. Esta es
la diferencia entre un trabajo plano y aburrido y una vida profesional excitante en la cual
las contratransferencias son entendidas como indicadores de áreas que necesitan
exploración y resolución dentro de la propia psique del terapeuta. La contratransferencia
y su total entendimiento puede, por lo tanto, ser usada como una herramienta para
expandirse y crecer.
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Cuando ponemos a nuestros pacientes sobre suficiente estrés, responderán
caracterológicamente. Cada individuo usará, primero y antes que nada, la defensa
caracterológica que es típica, bien conocida y segura. Y cuando estos sucede, las
reacciones son siempre automáticas y fuera de control. No es inusual para un paciente,
en un intento de defenderse en contra de las confrontaciones que ocurren dentro del
marco terapéutico, de “olfatear” la defensa caracterológica del terapeuta y directamente
cargar sobre esta. Esto, el terapeuta lo percibe como una amenaza, como una solicitud
para abrirse completamente y quedar vulnerable ante el paciente. No es una percepción
falsa. La distorsión yace en igualar la vulnerabilidad con debilidad, impotencia, amenaza
a la vida o con la sanidad. ¿Pero, no es igualmente verdad que una parte significativa en
el trabajo como terapeuta, es enseñar y modelar a nuestros pacientes que en la
vulnerabilidad yace la fuerza real, que el crecimiento requiere el abandono del caparazón
protector que también nos aprisiona dentro de nuestras defensas?. Si no existe mejor
enseñanza que el ejemplo, entonces, podemos ver la necesidad del terapeuta de estar
bien enraizado en su propia realidad y de confiar en su propio proceso, para aceptar y ser
capaz de experimentar el estrago y todavía reaccionar racionalmente a ello.
La contratransferencia sucede en muchos niveles. Puede iniciar en un nivel muy
superficial y fácilmente identificable, o permanecer completamente fuera de la
conciencia del terapeuta. Sin embargo, al desarrollarse la relación terapéutica, cualquier
pequeña contratransferencia inicial, finalmente mostrará su nocividad.
Finalmente, la interacción en el nivel caracterológico puede llevar a un empate y
finalmente al rechazo de una o de ambas personas. El empate puede terminar solamente
cuando uno de los participantes esta dispuesto a soltar su resistencia. Este tipo de
interacción sucede entre terapeuta y paciente, marido y mujer; padre e hijo; maestro y
alumno –general-mente en cualquier situación de díada. . Algunas díadas, sin embargo,
son más amenazantes que otras –por ejemplo, las díadas de matrimonio y las
terapéuticas. Al crecer la cercanía, la amenaza crece, y así lo hace la reacción
caracterológica.
Algunos puntos necesitan clarificación. La defensa caracterológica es solamente una
defensa y debe ser vista como tal. Un paciente es una persona, no una defensa, tampoco
una serie de defensas, ni una estructura de carácter. Estas últimas son solamente una
serie de puntos guía que la experiencia ha encontrado útiles de conocer, pero el terapeuta
que clasifica a su paciente como una estructura de carácter estará come-tiendo un grave
error. El ser humano es muy complejo y la mayoría de las personas, presentan en algún
momento o en otro, la mayoría de las defensas de carácter. La interacción descrita, así
como los casos, deben por lo tanto, ser considerados como una de las muchas fotografías
que hacen una película. Por ningún motivo ellas son la película en sí. Así como la
identificación de fotografías específicas e importantes, ayudan a entender toda la
película, así como el reconocimiento de resistencia caracterológica, defensa,
transferencia y contratransferencia pueden ser útiles. Las interacciones son modelos y no
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son para ser aplicados indiscriminadamente, sino como ejemplos típicos.
Este escrito es un esfuerzo inicial y por lo tanto parcial, para describir la interacción
díadica entre terapeuta y paciente. Aunque inicialmente, yo propuse describir la
interacción entre las cinco estructuras de carácter dominantes, fue obvio que una tarea
tan enorme llevaría inevitablemente a sacrificar la profundidad a cambio de la cobertura.
Por lo tanto, he decidido limitar este escrito a la interacción entre las estructuras rígidas y
sus subdivisiones.
Por el momento, he incluido en el Apéndice, de una forma esquemática, las respuestas
de “Características Básicas” y “Secundarias” que pueden esperarse de todas las cinco
estructuras de carácter, que están siendo consideradas, e imaginándolas interactuando
sobre cada una, ellector puede tener una idea general de lo que puede esperarse. El
modelo a usar está, por supuesto, desarrollado en el escrito en sí.
La idea de este trabajo se cristalizó en el taller guiado por el Dr. Robert Hilton y el Dr.
Renato Manaco en 1973. También deseo agradecer al Dr. Goodwin Watson, a la Dr.
Barbara Hogan y al Dr. Steve Adler, por su constante apoyo durante la “gestación” de
este trabajo. Un “¡Gracias!” especial, al Dr. Robert Zimmerman, amigo y colega. Pero
para el Dr. John C. Pierrakos, mi amigo, mi profesor y mi maestro, sin el cual nada de
este trabajo hubiera sido posible, no tengo palabras que puedan expresar el profundo
amor y gratitud que siento. Él me enseñó con su amor a la vida, a sus pacientes y a su
trabajo. Y el mensaje es claro: El verdadero sanador es el amor, aunque parezca informal
en el contexto de un escrito académico.
Otras dos personas destacan de entre las muy especiales para mí, un grupo de personas
que se han convertido en mis más confiables y amados amigos. Clare Solomon, quien
tan paciente y amorosamente me ha ayudado a lo largo de mi Path, y quien ella misma
ha tenido que manejar muchas contratransferencias; y Eva Pierrakos, cuya guía
espiritual, unida con un conocimiento profundo, una lógica brillante, y un constante
apoyo amoroso, ha sido una piedra angular en mi desarrollo. De Eva, de John y de Clare,
he sentido un amor continuo e ininterrumpido –no el amor incondicional que lleva a la
simbiosis, sino el amor adulto que lleva a la expansión. Ninguna técnica puede
remplazar esto, ni tampoco ninguna técnica puede ser efectiva sin esto. Quizá un mejor
entendimiento de la contratransferencia, nos ayudará a entender mejor a nuestros
pacientes, llegando así a las profundidades más allá de las defensas, en donde el core del
hombre yace lleno de amor y de creatividad, esperando ser ayudado para liberarse.
22
L
LA ESTRUCTURA RÍGIDA
UNA VISION GENERAL
a clasificación general de “rígido” ha sido usada por diferentes autores para incluir
varias sub-clasificaciones que difieren de alguna manera, en sus sistemas defensivos.
Entre estas, podemos considerar el hombre “fálico narcisista” y la mujer “histérica”
de Lowen; el “depresivo crónico”, “maníaco depresivo” y “paranoide” de Baker; la
“histérica” de F Lake, el “genital”, “fálico” e “histérica” de Reich, etc. Aquí solamente
usaremos la caracterología de Lowen para mantener una consistencia en nuestras
descripciones.
Todas estas estructuras de carácter son post-edípicas. La fijación tuvo lugar durante o
después del conflicto Edípico, y está caracterizado por el hecho de que la libido (energía)
se ha anclado en los genitales, después de atravesar las etapas orales y anales, con
algunas excepciones, como se discutirán en el capítulo sobre “La agresión como un
agente formativo en las estructuras rígidas”. Sin embargo, en cualquier caso, la
sexualidad ha sido reconocida e identificada por el niño, aunque no ha diferenciado entre
la sexualidad y el amor. Esto, de hecho, es la fuente del trauma: el padre del sexo
opuesto, habiendo escindido la sexualidad del amor en su propio ser, no puede tolerar la
expresión de un sentimiento integrado, uno que fluye suavemente entre el amor y la
sexualidad. El padre se encuentra reaccionando sexualmente (y por lo tanto,
inaceptablemente) a la expresión de amor (sexual) del niño. El padre culpa al niño por
provocarlo y suprime brutalmente las manifestaciones del niño, ya sea a través de un
rechazo abierto o a través de una amenaza de rechazo encubierta. De ahí que, el miedo al
rechazo, se convertirá en años más tarde, en una característica predominante del rígido.
El rechazo al principio fue traducido por el niño, como un rechazo a todo su ser, pero
más tarde asocia su sexualidad y/o amor con el rechazo. La palabra esencial aquí es y/o,
simbolizando la escisión entre la sexualidad y el amor. Antes de la sexualidad, su amor
fue totalmente aceptado, después no lo fue.
23
La sexualidad se convierte en la culpable, en la causa del rechazo. En esta edad tan
tierna, aún puede controlarla. Y aunque el trauma es profundo y extremadamente
doloroso, el niño puede suprimir la expresión sexual de su amor y pasar hacia la latencia.
Sin embargo, el trauma existe, y cuando el niño llega a la adolescencia y ya no puede
negar su fuerte sexualidad, se enfrenta a una elección imposible: expresar su sexualidad
irreversible e innegable o permitir que fluya su amor. El trauma de su infancia le enseñó
que el amor y la sexualidad son incompatibles, que el amor expresado sexualmente
significa rechazo inmediato.
Se debe hacer una elección y ya que la sexualidad esta emergiendo con toda la fuerza, la
represión del amor se convierte en la única solución viable si el mandato creado por el
trauma debe ser cumplido. Mientras que en su infancia era capaz de suprimir la
sexualidad y continuar expresando amor, en la adolescencia está forzado a revertir el
proceso, esta vez permanentemente. La elección inaceptable pero inevitable entre el
amor y la sexualidad, genera tremendo odio hacia la figura parental que creó esta
dicotomía. El hombre fálico narcisista y la mujer histérica, durante la adolescencia,
niegan su capacidad de amar y empiezan a usar el mismo instrumento que lucharon tanto
por suprimir durante la infancia, como una expresión de su odio. La mujer se vuelve
seductora y coqueta mientras que el hombre se vuelve abiertamente desafiante a sus
“contrarios”. Ambos usan su sexualidad agresivamente para obtener lo que desean del
sexo opuesto. Subyacente a este uso aparente de la otra persona, también hay una
necesidad de descargar abiertamente para la mayoría de los fálicos y encubiertamente
para las histéricas, un odio tremendo, que en cambio es una defensa en contra de la
expresión del anhelo y ultimadamente, del amor. Ya que la sexualidad es usada de forma
sádica por venganza; en verdad, en terapia encontramos que la “venganza” es una
motivación muy fuerte en este tipo de estructura.
Ahora, veamos la situación Edípica. Como hemos visto, el padre del sexo opuesto era
deseado y amado, pero se transformó en el odiado, (el odio, siendo en este caso una
defensa en contra del anhelo como resultado del rechazo). ¿Pero qué sobre el padre del
mismo sexo? Si él/ella es débil o ausente él/ella es odiado por el niño por no apoyarlo en
su lucha Edí-pica. Si él/ella es fuerte, él/ella es temido. Si el padre del mismo sexo es
amoroso y apoyador, se da el permiso para expresar la agresión y el odio, y el niño, en
años posteriores será capaz de hacerlo libremente (hombre fálico y mujer masculina
agresiva), mientras que si no es permitida la agresión, o peor aún, es suprimida,
tendremos a los más pasivos subtipos rígidos –el hombre pasivo femenino. y la mujer
histérica. “Más pasivo” aquí es usado en un sentido relativista –estos subtipos son “más
pasivos” que el fálico y que la masculina agresiva, pero ciertamente, no son personas
pasivas; ninguno de los rígidos lo son, en el sentido más profundo de la palabra.
En el contexto de las situaciones Edípicas clásicas, el miedo refuerza la supresión inicial
de la sexualidad durante la infancia. Pero en la adolescencia el hombre y la mujer
reaccionan de manera diferente. El hombre desarrolla ansiedad de castración, y si la
24
agresión también fue suprimida, puede caer en la estructura femenina pasiva.
Alternativamente, y si una cantidad razonable de agresión fue permitida, él reafirmará su
sexualidad y se volverá arrogante, desafiante, despreciativo –el verdadero fálico
narcisista. La mujer intenta negar su sexualidad y puede volverse frígida –más o menos
temporalmente, más o menos completamente. Sin embargo, la frigidez no es un síntoma
específico de carácter, y no debe ser considerado como tal. Aquí, la actitud de la madre
es crítica, y puede producir frigidez o promiscuidad excesiva. La cantidad de agresión
permitida, definirá si el adulto se convertirá en un subtipo masculino agresivo o en un
subtipo histérica.
Los tipos rígidos, generalmente están bien integrados.Sus extremidades están bien
proporcionadas, frecuentemente son personas atractivas, con un alto nivel de energía,
capaces de funcionar bien en la sociedad. Son exitosas social y económicamente, y muy
frecuentemente, están casadas con relaciones aparentemente aceptables y significativas.
Sin embargo, si uno mira más de cerca a estas relaciones, uno encuentra que están
basadas en la sexualidad y en la conveniencia, en donde ambas partes se están usando
uno al otro para satisfacer necesidades específicas; sociales, sexuales y económicas.
Frecuentemente, existe un arreglo en donde ambas partes pasan de largo desviaciones
temporales de su relación marital, con parejas externas. Es difícil para una estructura
rígida admitir la derrota, especialmente en el campo de las relaciones interpersonales, ya
que la derrota se iguala con el rechazo, del cual las estructuras rígidas irán a extremos
para defenderse en contra. Por ejemplo, típicamente ellos rechazan antes de ser
rechazados; o “actúan” y se vuelven tan “perfectos” que su pareja no puede rechazarlos.
Una fantasía clásica de la estructura rígida, es que si produce el dinero suficiente, o si
ella es lo suficientemente bonita, todo estará bien. En otras palabras, el amor per-dido
puede ser ganado, a través del logro personal y del éxito, en lugar que a través de una
involucración verdadera, que requiere la expresión sexual del amor. Y esto significa,
arriesgar el dolor caracterológico original. Como veremos, esta es una faceta muy
importante en el problema contratransferencial, manifestado por terapeutas rígidos.
Como mencioné antes, el hombre y la mujer son muy atractivos. Sus movimientos son
graciosos, aunque frecuentemente dan la impresión de un cuerpo tenso. Subyacente a sus
movimientos aparentemente fluidos, existen espasmos profundos frecuentes, los cuales
Reich ha identificado como “armadura muscular”. Reich postuló que la estructura
acorazada, es exactamente la post-genital, que es capaz, debido al hecho de que la libido
se ha anclado en el nivel genital, de distribuir energía a lo largo de todo el cuerpo y de
crear una armadura muscular para protegerse del mundo. Reich describe dos tipos: el
tipo de armadura de lámina, en la cual, grandes grupos de músculos funcionan
simultáneamente y crean láminas de armadura alrededor del cuerpo; y el tipo de “malla”,
en el cual los músculos aparentemente fluyen libremente y funcionan suavemente. El
tipo de armadura de red o malla es extremadamente difícil de penetrar, y en el nivel
psíquico, las defensas del individuo serán extremadamente fluidas y rápidas. Aún, si la
25
defensa es penetrada momentáneamente, se cierra otra vez casi inmediatamente. El
individuo es capaz de parar las embestidas que le llegan, retornando como un bien
entrenado gladiador quien es capaz de esquivar, de desviar, de absorber y de regresar las
embestidas del oponente. Si el tipo de armadura de lámina puede ser comparado con la
armadura de un caballero, el tipo de malla tiene una red de acero de alambre inoxidable,
rodeando a la persona, que es casi impenetrable y extremadamente elástica. Estas
analogías pueden sonar superficiales y banales, pero yo las encuentro muy útiles para
tratar de imaginar cómo las defensas de mis pacientes, funcionan durante la terapia.
Claro que existen descripciones más profundas y sofisticadas, y el lector interesado,
puede explorar las definiciones de armadura en los escritos de Reich, Lowen, Boadella y
Lake.
El hombre fálico narcisista, usa su sexualidad agresivamente en contra de la mujer. Está
tratando de recuperar a la madre perdida, de recuperarla de su padre. También, está
tratando de probar que sexualmente, él es tan potente como el odiado padre y que ahora
puede competir y ganar en el mismo terreno en el que se encontraba incapaz cuando era
niño. También, usa su sexualidad para expresar directamente su odio a la mujer, quien en
la infancia lo rechazó debido a esta sexualidad. No ama a la mujer y la considera como
un objeto sexual para servir a sus necesidades, sexuales y sociales. Su corazón fue roto
por una mujer –no va a tratar otra vez y re-experimentar sus sentimientos de dolor, los
cuales pensó que lo abrumarían en la infancia. No se da cuenta que como adulto,
realmente puede tolerar el dolor, y que solamente éste dolor le ayudará a resolver el
conflicto y permitirle establecer una contacto cercano interpersonal con una mujer.
La mujer histérica, usa su sexualidad seductoramente, solo para rechazar fríamente a
cualquier hombre que se le acerca. Se siente violentada por la proposición del hombre,
para ejecutar lo que de hecho, ella inconscientemente ha estado proponiendo. No se da
cuenta que sus caderas ondulantes, sus ojos brillantes, su sonrisa, continuamente están
seduciendo a todos los hombres a su alrededor, y se enfurece cuando un hombre se le
acerca. Entonces, ella siente que los hombres solamente la consideran como un objeto
sexual, que ellos no ven a la persona debajo de la sexualidad y que los hombres la desean
para un sólo propósito. Tampoco ve que su seducción esta dirigida para atraer
exactamente a los hombres para que entonces, pueda justificar rechazarlos y descargar su
odio suprimido. Este odio no puede ser descargado sin una provocación justificable, así
que ella se ingenia la provocación, para permitirse descargar libremente el odio. Pero ella
nunca es consciente de esto, ni tampoco del hecho de que ella provocó al hombre en
primer lugar.
La mujer masculina agresiva y el hombre femenino pasivo, han sido descritos en detalle
en sus capítulos respectivos. Se le pide al lector referirse a ellos.
Aunque estas estructuras son muy activas sexualmente (excepto en los casos más
traumáticos), también es verdad, que ellas normalmente no logran un verdadero orgasmo
26
en la connotación Reichiana. Ya que si lo hicieran, serían una estructura de carácter
“genital”, esto es, un modelo idealizado, no neurótico, concebido por Reich y sus
seguidores, el cual aparentemente existe en la realidad como un raro suceso.
El orgasmo implica una total liberación energética del organismo, similar para hombres
y para mujeres, la eyaculación siendo una característica sexual especifica del hombre. La
total liberación implica una disolución momentánea de las funciones del ego, un
verdadero abandono a los procesos involuntarios –y, por lo tanto, a la pareja. En este
contexto, la mujer y el hombre rígidos, tienen gran dificultad para alcanzar el orgasmo,
ya que rara vez son capaces de abandonar verdaderamente el control del ego. Esto es aún
más significativo, si consideramos el hecho de que ambas estructuras usan su sexualidad
de una manera agresiva, para competir en contra del sexo opuesto y para obtener
venganza por el dolor que fue infligido en ellos durante la infancia. Debido a que la
libido se ha anclado de forma segura en los genitales, esta estructura tiene un enorme
impulso, opuesto a las consecuencias de entregarse a la pareja con la resolución
correspondiente del conflicto Edípico pri-mario, que creó tal tensión sobre estos
individuos, que ellos prefieren reprimir y negar su sexualidad. Algo de la energía sexual
es sublimada y se usa en su vida social, económica o profesional. Ya que el impulso es
muy intenso, la supresión que toma lugar, debe ser igualmente intensa, y otros
mecanismos de defensa como el desplazamiento y la somatización aparecen. En el
primer caso, el individuo se convierte en un pervertido sexual; en el segundo caso, la
represión se vuelve tan fuerte que aparecen dificultades psicosomáticas. Estos realmente
fueron los primeros casos de Freud, en los que trató a mujeres histéricas. Es importante,
en mi opinión, que aunque el tipo de síntoma que Freud encontró al final de la época
Victoriana, rara vez se encuentra en nuestra sociedad, las mujeres aún tienen algunos de
los mismos problemas, algunos de los mismos síntomas de desamor y de infelicidad, a
pesar de ser sexualmente dinámicas y de estar funcionando continuamente. No es
suficiente para el aparato sexual funcionarseparadamente de la totalidad del organismo,
de hecho, de estar involucrado en un simple acto sexual de coito. Es necesario para un
individuo obtener satisfacción para integrar a todo el organismo en una actividad que
culmina en el acto sexual, que se simboliza por la sexualidad. Esto significa un
verdadero dar y un verdadero amor. La integración del amor y la sexualidad es la
terminología generalmente aceptada, usada para describir lo que aquí estoy tratando de
decir. Esto, todavía es una imposibilidad para las estructuras rígidas, a pesar de la
liberación sexual que ha tomado lugar en el nivel físico y social. Yo creo que la
verdadera independencia y liberación sexual, toma lugar solamente para aquellas
personas que realmente son capaces de confiar totalmente en su pareja durante el coito,
que tratan de expresarse plenamente, con cualquier medio posible a su disposición. Esto
significa darse a sí mismo verdaderamente –soltando el control del ego, literal-mente
confiando y dando completamente, dicho simplemente, se llama amar. Las trampas
básicas que debe cuidar un terapeuta rígido son:
27
-
-
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-
Orgullo y arrogancia, que son expresados en desprecio para el paciente (él es
estúpido o él no entiende o Yo sé, que no lo hace). El orgullo generalmente es una
defensa en contra del miedo.
Enojo o rabia. Esto generalmente es una defensa en contra del amor.
Deseo de rechazar, que es una defensa en contra de un posible rechazo.
Una necesidad de desempeñar o de cumplir. Esto es una defensa en contra de una
autoestima baja o de una inadecuación fantaseada que es percibida subjetivamente
como llevando al rechazo. Lo mismo es verdad, cuando un deseo es sentido para
una resolución rápida o para sesiones brillantes con logros importantes. Estos
pueden ser elaborados por el paciente para satisfacer el narcisismo del terapeuta,
pero será de poco, sí de algo, de efecto terapéutico.
Una necesidad para controlar. Esta es una defensa en contra de la impotencia que
se origina en la falta de confianza del terapeuta.
Describiré, en capítulos separados, las circunstancias específicas que llevaron al
desarrollo de cada uno de los cuatro principales subtipos rígidos –el fálico narcisista y
los hombres pasivos femeninos, y las mujeres histéricas y agresivas masculinas.
Para cerrar, me gustaría recordarle al terapeuta rígido que una de sus más grandes
debilidades es su miedo de abrir su corazón –y que una buena terapia siempre requiere,
además del entendimiento, un verdadero amor de la esencia del paciente. Si dicho amor
está ausente, la terapia se vuelve un procedimiento doloroso para el terapeuta y una
terapia improductiva para el paciente, cuyas resistencias solo serán exacerbadas. El
terapeuta que realmente no se preocupa por el paciente, encontrará su trabajo árido y no
gratificante, no importa qué tan claro entienda las psicodinámicas envueltas.
28
S
LA ETIOLOGÍA DEL TERAPEUTA
FÁLICO NARCISISTA
i uno pudiera rastrear la etiología de una estructura de carácter a un simple trauma
básico, entonces diríamos en el caso del hombre fálico narcisista, que se originó en la
represión brutal de la expresión de la sexualidad. Como en el caso de todos los
rígidos, el niño pequeño alcanzó la etapa Edípica relativamente libre de una fijación
mayor en los niveles anteriores. En la etapa Edípica, sin embargo, de repente se encontró
con una brutal represión de su sexualidad. Hasta entonces, el niño había estado
expresando sus sentimientos libre y abiertamente, y estos sentimientos habían sido
recibidos amorosamente por la madre. Cuando el niño llegó a la etapa Edípica y empezó
a tener evidentes deseos sexuales por ella, ella no pudo tolerar la situación, ni apartarse o
reprimirla directamente. El niño, cuya sexualidad hasta entonces, había sido
experimentada como una reacción organísmica total, placentera y difundida sobre toda la
superficie de la piel, no podía entender que la reacción de la madre, era solamente a sus
insinuaciones sexuales e identificó el rechazo de su sexualidad como un rechazo a su ser
total. Sin embargo, había alcanzado un nivel avanzado de desarrollo antes de que este
trauma sucediera, así que, no abandonó fácilmente la lucha por el amor de su madre y
desarrolló recursos a su disposición para promover activamente su lucha. Cambió
completamente, se volvió competitivo con el padre, lo envidiaba y después lo odió
directamente. Entonces las reacciones del padre se volvieron cruciales para el desarrollo
del niño, ya que él tenía dos opciones –tolerar la agresión del niño o reprimirla. Si la
reprime demasiado, el niño puede aterrorizarse, la ansiedad de castración puede exceder
el nivel tolerable y el niño cae de regreso a un etapa más temprana de desarrollo, con un
componente anal mucho más alto (esto ha sido llamado “el hombre pasivo femenino) y
se desarrolla en otro capítulo) Si la agresión no es excesivamente inhibida por el padre
y/o la madre, más tarde en la vida el hombre será capaz de expresarla, aún si su
sexualidad esta inhibida en el verdadero sentido de la palabra.. (En otras palabras, aún si
él es potente eréctilmente, puede ser orgásticamente impotente). Y esta es la marca de la
hostilidad del hombre fálico, asociada con potencia eréctil e impotencia orgásmica.
29
Sin embargo, frecuentemente, la hostilidad ha sido desplazada hacia las mujeres,
mezclando la rabia ya existente, y el hombre fálico conscientemente se percibe a sí
mismo como ambivalente hacia las mujeres –las quiere y las odia al mismo tiempo.
Percibe su necesidad por ellas como puramente sexual –él necesita mujeres (no una
mujer) para descargar su sexualidad sobrecargada, nunca viéndolas como amigas o
compañeras. Trata de retener la rabia en contra de los hombres y de las mujeres, y
desarrolla una musculatura muy tiesa que está diseñada para disipar energía excesiva,
para contener la rabia y para ayudarle a retener la violencia que siente y a la que le teme
tanto en un nivel más profundo.
Mientras tanto, el padre, ha estado suficientemente en contacto con el niño, así que la
identificación puede y se ha llevado a cabo, a pesar del odio del niño, que se vuelve
bastante venenoso en esta etapa. El adulto fálico narcisista, por lo tanto, ha crecido,
habiendo recibido una cantidad considerable de nutrición de ambos padres, habiendo
sido amado y cuidado y se le ha permitido expresarse y salir. Los cuatro estados de
desarrollo como son descritos en la psicología del ego fueron atravesados relativamente
en forma exitosa. Es solo cuando la sexualidad y el complejo Edípico aparecen que el
trauma sobreviene, y resulta en odio por la madre por haber negado su sexualidad, y en
odio por el padre por haber sido competitivo con él y estar en el foco del rechazo de su
madre. Frecuentemente, observamos que el fálico, mientras que tiene un odio casi
evidente hacia la mujer, aún es capaz de tener sentimientos cálidos y de amarla. También
vemos que su odio a la mujer, tapa problemas profundos y más reprimidos con el padre.
El impetuoso odio por el padre, asociado con un nivel muy alto de energía, más la gran
habilidad que estas personas generalmente tienen, resulta en un carácter muy
competitivo, que cree que tiene derecho a tomar todo lo que quiere; a exagerar,
podríamos decir que el fálico, inconscientemente cree que es el rey y que el mundo es su
feudo. Los fálicos son arrogantes, narcisistas, dominantes, muy agresivos. Están muy
organizados, física y psíquicamente. Sus defensas son flexibles y poderosas. Pueden usar
casi cualquier defensa durante el curso de la terapia y lo harán con increíble agilidad, así
que, frecuentemente confunden al terapeuta. Son extremadamente persistentes e
inevitablemente seguirán sus objetivos, una vez que los han definido. Sin embargo,
parcialmente debido a su orgullo narcisista, más el éxito, más la energía, frecuentemente
sufren de distorsiones intelectuales masivas en el nivel del ego, que pueden parecerle
absurdas a las demás personas.
Desde un punto de vista físico, la estructura fálica, comotodos los rígidos, es muy
armoniosa. El cuerpo esta bien proporcionado, simétrico y receptivo. El individuo tiene
un sentido altamente desarrollado de las relaciones espaciales, y puede generalmente,
identificar la posición de cualquier parte de su cuerpo con los ojos cerrados. Esto es útil
diagnósticamente, especialmente cuando uno tiene problema en identificar a un fálico –
esta puede ser una de las herramientas. Las extremidades periféricas –manos y pies –
generalmente están bastante calientes y energetizadas. Son fuertes y sensitivos. Son, en
30
una palabra, receptivos. El fálico generalmente es exitoso en la vida y narcisistamente se
considera a sí mismo atractivo para la mujer; de hecho, es atractivo. Sin embargo, su
éxito con las mujeres es debido parcialmente a que realmente es atractivo y debido
parcialmente a que es experimentado por las mujeres, como un hombre “enojado”, el
cual ofrece un reto. Frecuentemente, se desarrollan relaciones sádico-masoquistas con
mujeres que adoptan una posición masoquista en contra de la actitud sádica del fálico. Si
algo, el fálico tiene desprecio por la mujer, lo cual, por supuesto, cubre su dependencia y
su anhelo subyacentes. Personalmente, yo considero que si un fálico es capaz de
reconocerle directamente a ella su verdadero anhelo por una mujer, se ha hecho un
progreso terapéutico considerable, y esto puede ser un indicador de la evolución de la
terapia. Una resolución así del orgullo narcisista es realmente un gran paso para este tipo
de personalidad.
En una situación de contratransferencia un hombre así, es particular-mente atractivo para
las mujeres con conflictos no resueltos con el padre –y esto incluye a ¡muchos
pacientes!. Es fácil para un hombre así, ser atrapado por la adulación, o por aceptar un
reto en el nivel sexual; o para sexualizar su amor por sus pacientes –de ahí,
transformando la herramienta terapéutica más útil en una situación muy destructiva –o
de ser sorprendido en enojo, impaciencia, desprecio. Este último, el desprecio, es casi
una concesión con una estructura así. La humildad y por lo tanto, la compasión son un
problema difícil para el fálico.
El contacto a un nivel más profundo, es bastante difícil para el fálico. La razón es
sencilla: Subjetivamente él se siente que perdió la batalla por su madre (aunque
realmente nunca se ha dado por vencido) porque no era lo suficientemente bueno. Su
padre era mejor, simplemente por que ganó. Así que la experiencia de la infancia es una
de baja auto-valía –la cual se confirma en la edad adulta, ya que mientras él tiene estos
sentimientos negativos, de odio, de desprecio y de arrogancia, también tiene, en un nivel
inconsciente, culpa y dolor por tenerlos. El contacto cercano, significa arriesgar traer
todo esto a la realidad/conciencia. El darse cuenta de la baja auto-valía, y de sus
componentes irracionales y arcaicos, lleva a la resolución de la defensa de carácter –y el
fálico, como cualquier otra estructura, defenderá su estructura de carácter con todos los
recursos a su disposición.
De lo arriba mencionado, uno puede concluir que un terapeuta fálico es virtualmente un
monstruo, un ser negativo que debe ser evitado. Al contrario, ya que la energía, el
compromiso, la fortaleza y la sinceridad, generalmente encontradas en estas personas, les
ayuda a resolver en gran extensión sus problemas caracterológicos. Si un fálico es capaz
de atravesar por lo menos algo del odio y penetrar algo del orgullo narcisista, él habrá
reabierto su corazón, y se volverá cálido, amoroso, intensamente comprometido con su
trabajo. Las contrapartes positivas de las características negativas, previamente descritas,
pueden florecer. Se equilibran el sexo y el amor, puede establecer una relación sólida y
creativa en su propia vida y, desde esta base sólida, entender profundamente a su
31
paciente.
32
C
ETIOLOGÍA DE LA
TERAPEUTA HISTÉRICA
omo su contraparte, el hombre fálico narcisista, el principal trauma de la mujer
histérica, que la fijó, es el rechazo sufrido en las manos del padre durante la etapa
Edípica. En verdad, cuando la niña trató de sentarse sobre las rodillas de su papi se
excitaba, y cuando le expresó esta excitación a él, de repente encontró que su amado
padre la rechazó de una manera total –para ella–incomprensible. Hasta entonces, los
sentimientos entre su padre y ella habían fluido ininterrumpidamente. Su padre la había
aceptado incondicionalmente y su amor por ella era profundo y grande. Sin embargo, al
acercarse a la etapa Edípica y cuando la sexualidad se convirtió en un problema para él,
su padre se encontró a sí mismo, incapaz de tolerar los acercamientos seductores de su
hija y de repente, abruptamente la rechazó. La niña no podía entender esto, y repetía sus
intentos para ganar la atención y el amor de su padre, volviéndose aún más seductora,
como todas las niñas son propensas a hacerlo. Esto en cambio, aumentó la ansiedad del
padre, que reaccionó rechazándola más. Finalmente, cuando se sintió repetidamente
desilusionada, empezó a personalizar y a internalizar el rechazo, culpó a su madre como
la competidora exitosa de los favores de su padre, se sintió indigna, identificó a su
sexualidad como la culpable de romper el estado paradisíaco en el que se encontraba
antes de su aparición. Finalmente, desarrolló la liga ambivalente de amor-odio hacia el
hombre, que dominará su estructura de carácter por el resto de su vida.
El problema se centra alrededor de la creencia de la niña de que su sexualidad es la
culpable, la causa de la pérdida paterna. Ya que en verdad, la niña percibe que antes de
la aparición de la sexualidad, el contacto con el padre era inquebrantable e irrompible. El
conflicto existía pero en un grado limitado y solucionable. Sin embargo, el rechazo
definitivo del padre es, subjetivamente, asociado con la aparición de la sexualidad. Si el
padre en verdad, en la vida real, la rechazó o no, no importa. Lo que realmente cuenta
(aquí como en cualquier otro trauma experimentado subjetivamente) es que la niña cree
que él la rechazó. El rechazo puede estar asociado con una ausencia momentánea del
33
padre en un momento crítico –o la niña puede haberse retirado como una consecuencia
de la culpa derivada del tabú Edípico (el cual entonces involucró a la madre en un papel
muy predominante). No importa, la pérdida del padre (el objeto de amor) está
directamente relacionada a la aparición y a la expresión de la sexualidad. La solución
temporal es reprimir la sexualidad, lo cual, cuando se logra exitosamente, lleva a la niña
hacia la felicidad de la fase de latencia, durante la cual, ella restablece el contacto con su
padre.
Durante la adolescencia, cuando la sexualidad otra vez toma una importancia
preponderante, y ésta vez definitiva, la mujer se enfrenta con la elección entre la
sexualidad y el amor. Aquí es cuando la principal diferencia entre ella y su contraparte
masculina, el carácter fálico narcisista, toma lugar. En años posteriores, esto se
expresará, en el caso de él con enojo fálico, y en el caso de ella con la seducción
histérica y con la inhibición de la sexualidad. Esto no quiere decir que, una histérica
pueda exitosamente expresar sexualidad –ella no puede, ya que su sexualidad esta
demasiado anclada en sus genitales. Lo que sí logra, es odiar su necesidad sexual, la
causa de su conflicto y de su dolor. Eventualmente, el odio se vuelve odio por sus
propios genitales, a los cuales considera “sucios”, “inferiores”, etc. Otro factor en su
elección entre la sexualidad y el amor puede ser que, así como la agresión fue
severamente inhibida y la sexualidad es una expresión activa y agresiva del ser, ella
reprimió ambas modalidades activas –pero no estoy seguro de esto.
La seducción para la mujer histérica, forma una parte integral del comportamiento como
mujer adulta; casi siempre está inconsciente de esto o del mensaje que constantemente
está mandando a los hombres a su alrededor. Ella se horroriza cuando los hombres se le
acercan sexual-mente, creyendoconscientemente, que ella no esta interesada en ellos a
“ese” nivel. La seducción es una herramienta que es usada para tapar su inseguridad, su
miedo, su anhelo. Desde una perspectiva psicosomática, lo que sucedió fue que aprendió
que los hombres (padre) eran atraídos –y por lo tanto vulnerables –a su comportamiento
seductor, mientras que al mismo tiempo, ella tuvo que suprimir su darse cuenta
consciente de que sus acciones llevarían directamente a los tabúes de la situación
Edípica.
Las histéricas, en el sentido en que Freud las definió, casi han desaparecido como una
consecuencia de la revolución sexual. En la época de Freud, las histéricas somatizaban
sus síntomas y frecuentemente se postraban en la cama o eran completamente incapaces
de funcionar; hoy en día, cuando la sexualidad femenina ha sido liberada de la esclavitud
del siglo XIX, ellas pueden utilizar esta avenida normal de descarga de energía muy
libremente. Sin embargo, como su contraparte masculina, la escisión entre su corazón y
su sexualidad permanece y mientras pueda ceder sexualmente al hombre, nunca le dará
su corazón a él. Al contrario, se enamorará de un hombre que es sexualmente impotente
o no disponible de una o de otra manera, ya sea por estar casado, por tener otra relación
o por estar de alguna manera, sexualmente no disponible (el “Sueño Imposible”).
34
Cualquiera de estas alternativas llevan a la ansiedad. Una de las señales de las histéricas
es la habilidad de sublimar esta ansiedad y transformar la energía en una manifestación
positiva, como en el éxito en la profesión o en el nivel social.
Como todas las estructuras post-genitales, el cuerpo histérico esta bien integrado, es
altamente eficiente, funcional, fuerte y generalmente muy atractivo. En verdad, uno
encuentra que mujeres sorpresivamente pequeñas, pettite, con esta estructura de carácter,
tienen una fuerza inesperada, una fortaleza incompatible con la apariencia. La razón de
esta fortaleza es el alto nivel de integración que le permite usar todo su cuerpo para
cumplir funciones particulares. La integración no está limitada al cuerpo físico, sino se
extiende al intelecto, al funcionamiento social y al intercambio y virtualmente a todas las
actividades de su vida. Esto es particularmente evidente durante el ejercicio agresivo –se
moviliza de repente una gran fortaleza.
El problema de la histérica es unificar su corazón con su sexualidad, el darse
completamente a una sola causa, entregar todas sus energías a un propósito. Como el
hombre fálico narcisista, ella tiende a cubrir muchas funciones, muchas carreras, muchos
objetivos. Y esto puede ser su ruina ya que al expandirse más finamente, ella puede
finalmente perder el placer de su esfuerzo y tratar de compensar con intentar
continuamente, hacer más, hacer mejor, a ser perfecta.
La expresión y eventualmente la aberración de su odio en contra del hombre, se inhibe
aún más por su miedo físico del sexo más fuerte. Ya que ella esta aterrorizada del
contacto físico de cualquier tipo, el cual, en los niveles más profundos de su
inconsciente, es asociado con el acto sexual. La imagen que viene a la mente es de la
pequeña niña observando con odio a su grande y omnipotente padre –fuente de
frustración, de anhelo, de amor –y el amor frustrado que se vuelve odio. Ella puede
volverse defensivamente arrogante, despreciativa y dominante.
En una situación terapéutica, la belleza de la terapeuta histérica y su seducción puede
crear problemas. En verdad, el hombre que ella está tratando puede encontrarse
extremadamente atraído a ella y su casi inconsciente actitud seductora puede trabajar en
contra de ella. En el contexto de la terapia bioenergética, en donde el paciente puede
estar trabajando con poca ropa, mientras que la terapeuta esta completamente vestida,
puede volverse un factor importante.
Si la terapeuta histérica enfrenta exitosamente y resuelve sus problemas más
importantes, puede ser excepcionalmente eficiente, comprensiva, profunda, ya que tiene
la integración y la fortaleza para entrar en muchas áreas del inconsciente.
Frecuentemente, ella también representa, la imagen idealizada que ha sido tan
popularizada a través de los medios de comunicación, de lo que una mujer debe ser:
amorosa, comprensiva, bella, atractiva, seductora y hasta en cierto grado ingenua. La
terapeuta consumada debe estar en este caso, así como en todos los otros casos,
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consciente de la imagen que proyecta, de cómo ésta imagen afecta al paciente, de cómo
corresponde, o cómo se conflictúa con las imágenes del paciente acerca de cómo debe
ser o no una mujer. Una terapeuta bien resuelta del tipo histérica, ha conectado en cierto
grado su corazón y su sexualidad. Así que es capaz de enfatizar profundamente, y tener
la calidez y el amor que es nuestra marca de excelencia. Su actitud firme y a la vez suave
y amorosa, que es posible para este tipo de mujer, es en verdad un gran mérito.
36
E
LA INTERACCIÓN
ENTRE UN PACIENTE ORAL
Y UN TERAPEUTA FÁLICO
NARCISISTA O HISTÉRICA
n este caso nuestro terapeuta fálico narcisista/histérica, se enfrenta con un sistema en
que sus límites del ego están bien establecidos y anclados en la realidad, pero tiene
un nivel muy bajo de energía. Así que la necesidad del terapeuta de cumplir, de
obtener resultados, de moverse rápidamente, puede volverse contratransferencial. El
paciente oral careció de nutrición y de atención, e irá a cualquier extremo para obtener
gratificación o pseudo-gratificación de esta insatisfacción. La modalidad generalmente
usada es una actitud aparentemente pasiva, que realmente es muy activa en lo que esta
diseñada para provocar (rencor) al terapeuta. El paciente oral cree, de forma
distorsionada, que la provocación es la única manera de obtener atención y finalmente,
amor. Existe una incapacidad para la expresión directa de sus necesidades reales a nivel
adulto –así que los intentos para la gratificación siempre son indirectos, pasivos, dando
la vuelta. Por lo tanto, resultan en una muy pequeña, si alguna, gratificación real. Esto
solamente ha servido en la experiencia de vida del paciente, para confirmar la premisa
neurótica de que sus necesidades nunca serán satisfechas. Y así, irónicamente, esta
actitud crea las condiciones que aumentan el vacío, que es la tendencia característica de
este tipo. Entre paréntesis, este siempre es el caso –en su defensa en contra de la re-
actuación del trauma inicial, la estructura de carácter de hecho, recrea precisamente
aquello a lo que se está defendiendo. El peligro contratransferencial, en el nivel
caracterológico, es en este caso que el terapeuta con su sistema de energía y sus
expectativas de resultados, se enoja y se exaspera por la baja energía, la pasividad y la
aparente mala voluntad del paciente. El enojo, la exasperación y la impaciencia serán
percibidos por el paciente, quien entonces tendrá confirmación de que su continua auto-
degradación y una auto-imagen muy negativa es objetivamente exacta. Realmente no es
digno de amor, indigno.; no existe esperanza, no debería gastar su tiempo y su energía –y
37
permite que salga a la superficie la depresión subyacente.
Por el otro lado, si el terapeuta se da cuenta de que está trabajando con un organismo con
una muy baja energía, que el progreso será lento y que el principal propósito de la
terapia en estos casos es aumentar la energía disponible al ego, grandes logros se
vuelven verdad. El paciente se vuelve capaz de expresar sus propias necesidades
directamente y tomar los pasos que sean necesarios para satisfacerlas por sí mismo. Este
es el tema central de la terapia con estos pacientes –ellos generalmente no carecen de
capacidad intelectual, de conocimiento profundo o de la habilidad para experimentar
sentimientos. La liberación de energía libre y disponible es eminente. Esto debe lograrse
simultáneamente, a través de los medios usuales, pero también físicamente, al
incrementar el uso del pulmón a través de la disolución de los bloqueos del pecho
extremadamente apretadosque son el problema físico más dominante de este tipo.
La interacción con este tipo de paciente es particularmente frustrante, ya que la constante
expresión indirecta de las necesidades orales del paciente, el constante intento del
paciente para establecer una relación dependiente, simbiótica, puede volverse casi
intolerable, para una estructura rígida, en donde la ansiedad de castración –con su
correspondiente miedo a la cercanía –es extremadamente poderosa. Subjetivamente, el
terapeuta experimentará que el paciente esta tratando de “chupárselo” de “chupar su
energía”. El sistema sobrecargado del terapeuta, encuentra una avenida inmediata de
alivio en las necesidades orales de su paciente y la ilusión de que él/ella en verdad puede
satisfacer al paciente, puede llevar al terapeuta a caer en la trampa puesta por su
paciente. El terapeuta nunca debe olvidar de que el paciente oral realmente no tiene una
necesidad real de ser nutrido y alimentado del afuera, ya que ahora es un adulto –él/ella
solamente pretende que lo necesita. La necesidad real del paciente es neutralizar esta
ilusión y moverse en el mundo y satisfacer sus necesidades por él/ella sólo. Mientras que
el paciente oral siga en la creencia de que puede hacer que el padre ausente, finalmente
le del amor y la nutrición que ha perdido cuando niño, no se moverá de su posición
defensiva y la terapia no progresará. Por lo tanto, es necesario para el terapeuta rígido,
transmitir que es imposible para el paciente, obtener la satisfacción del mundo
externo/realidad. Solo entonces, el paciente puede empezar a buscar dentro de él/ella –y
esto es por supuesto, donde la satisfacción real puede encontrarse. El terapeuta debe
abandonar toda expectativa, soltar la ilusión de que él puede “curar” a su paciente, ya
que solo entonces, el paciente puede, después de darse cuenta de esto, hacer un intento
real de moverse hacia el terapeuta. La habilidad de moverse hacia el terapeuta,
frecuentemente será paralela con el establecimiento de una nueva relación o
consolidación de la ya existente, así como cambios físicos significativos –como un
aumento en la respiración y/o en el nivel de energía.
Como anteriormente se dijo, para la personalidad oral, la necesidad de ser “alimentado”
de afuera es eminente. A veces las mujeres orales (especialmente aquellas que son
físicamente atractivas) tienden a traspasar esta necesidad y a usar su sexualidad para ser
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“llenadas”, en dicho caso, se vuelven muy seductoras. Esta es una trampa para el
terapeuta fálico narcisista con su propio fuerte impulso sexual. Sería igualmente
peligroso para la terapeuta histérica, ya que la súplica es de ser “mimado maternalmente”
y esto es igualmente verdad, para los hombres orales, por supuesto.
Los hombres orales, también usan la sexualidad para intentar llenar su vacío interno. Sin
embargo, este no es un problema para las díadas bajo consideración. En el caso de la
homosexualidad, intervienen muchos otros factores, que generalmente pasan por encima
este aspecto (como la sumisión, las fantasías de castración, la venganza, el odio, etc.).
39
A
LA INTERACCIÓN ENTRE UN
PACIENTE MASOQUISTA
Y UN TERAPEUTA FÁLICO
NARCISISTA Y/O
HISTÉRICA
quí el terapeuta fálico narcisista /histérica se enfrenta con una estructura de carácter
altamente muy energetizada. Debemos diferenciar entre “energía libre disponible” y
“energía total” del organismo. La primera, es la cantidad de energía disponible al
ego para la acción resultante de la conciencia, funciones volitivas. No incluye la energía
requerida por el sistema nervioso automático para sostener las funciones de vida y el
equilibrio físico. Por lo tanto, la energía libre disponible es, esa energía disponible para
la movilidad, la creatividad y el placer. “Energía total” es la energía de todo el
organismo, unida o no. En este sentido, la estructura del carácter masoquista tiene mucha
energía total y poca energía libre disponible–ya que está toda confinada en la
musculatura masiva, cuyo propósito desde la infancia más temprana es doble. La
musculatura contiene su propio enojo y su rabia (disipando la enorme energía generada
por estos sentimientos a través de una crónica musculatura espática) mientras que al
mismo tiempo, desarrolla una capa aislante de carne para protegerse del exterior.
El masoquista aprendió a no expresarse, a permanecer pasivo, a tolerar, a contener
dentro de su cuerpo masivo todas las necesidades de protestar, todos los deseos de
independencia, toda capacidad de afirmarse de una forma agresiva. Si el terapeuta
reproduce estas demandas se encontrará con la defensa caracterológica. El problema
básico del masoquista es que la libertad y el permiso para auto-expresarse fueron
negados, y ha contenido dentro de su cuerpo, la protesta no expresada que ésta negación
engendró. Por lo tanto, es la tarea del terapeuta, ayudar al paciente a salir de su concha,
para liberar la energía confinada en la pesada musculatura, ayudarlo a aprender a cómo
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expresarse directamente, a permitirle gritar en voz alta la protesta y la rabia reprimida
que esta confinada en los músculos. Ya que en la infancia esta libertad de expresión era
reprimida sistemáticamente –abierta o encubiertamente –y el masoquista está
aterrorizado de su propia necesidad de expansión/expresión. Solo cuando se da cuenta de
que es posible expresar sentimientos negativos sin consecuencias horrorosas, puede
empezar el proceso de expansión de auto-afirmación, que es la llave del proceso de des-
represión para este tipo de carácter. Sin embargo, esto es engañoso, ya que los medios
usados para negar la libertad y la acción expresiva, eran una sobreprotección, una sobre-
preocupación de las necesidades físicas del niño en detrimento de sus necesidades
emocionales, de protesta, de expresión, de arriesgar y de individuación. El terapeuta
debe tener cuidado de reproducir este ambiente neurotizante y, como siempre con
neuróticos, la más leve insinuación de que el trauma básico puede ser reproducido,
dispara la defensa caracterológica.
Por lo tanto, el terapeuta debe mantener en mente, que cualquier choque directo sobre
este tipo de personalidad, es experimentado por el paciente como una reproducción de
los métodos represivos (y humillantes), usados en su infancia. Dos de las más
traumáticas condiciones experimentadas fueron el alimento forzado y la aplicación de
enemas, ambos resultaron en una fijación en la etapa anal. Subjetivamente, estos fueron
experimentados por el paciente, como una violación de su ser físico y emocional, una
verdadera invasión de sus límites y de su privacía. Por lo tanto, si el paciente percibe que
el terapeuta tiene una necesidad de forzar temas, aunque sutilmente, ésta necesidad
puede expresarse (por ejemplo, por excesivas intervenciones, o por esperar resultados y
logros), el paciente interpretará esto, como una reproducción de la expectativa parental
de que coma, que defeque y que se porte bien.
La terapia con pacientes masoquistas debe ser orientada hacia enseñarles a confiar en
que su necesidad de expresión será bien recibida. Para un terapeuta rígido, esto significa
que debe muy gradualmente y muy cuidadosamente, hacer notar, las defensas
caracterológicas que son llevadas a la sesión por el paciente, sin ninguna expectativa de
resultados o de logros o de un cambio rápido. Métodos analíticos de carácter, deben
proceder en paralelo con el trabajo bioenergético –pero también debe tener un aspecto
didáctico. Ya que el masoquista debe ser enseñado que la expresión y la expansión son
aceptables –que de hecho, son deseables.
La defensa de carácter, tan bien conocida y descrita abundantemente por todos los
autores desde Freud en adelante, es expresada por una actitud quejumbrosa, provocante,
con el propósito de atraer la agresión. Freud dijo que, el masoquista obtiene placer del
dolor. Esto llevó a postular el “principio de muerte”, (Tanatos) como opuesto a Eros, la
fuerza vital. La existencia de Tanatos era incompatible con las propias observaciones

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