Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Delegación Gallega de la Sociedad de Estudios Clásicos Vicerrectorado de Extensión Cultural e Servicios á Comunidadc Universitaria de la Universidad de Santiago de Compostela CUADERNOS DE LITERATURA GRIEGA Y LATINA IV EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO COMO PRELUDIO DE LA EUROPA MODERNA EDITORAS: Dulce Estefanía Manuela Domínguez Mª Teresa Amado SEPARATA ALCALÁ DE HENARES SANTIAGO DE COMPOSTELA 2003 EL GRIEGO EN ÉPOCA TARDOANTIGUA: PRESCRIPCIONES ATICISTAS VS. REALIDAD LINGÜÍSTICA J. M. FLORISTÁN Universidad Complutense de Madrid l. TERMINOLOGÍA La lengua griega nunca constituyó en época tardoantigua (como, por otra parte, en ninguna) una entidad lingüística conformada y diferenciada, por lo que el título de este estudio no debe llamar a engaño a nadie. Antes de comenzar, pues, se hace necesario delimitar el campo «tardoantiguo» y precisar qué tipo de lengua vamos a analizar. Ninguna lengua es un conjunto homogéneo y cerrado, sino que en su interior conviven coetáneamente diversos sistemas en los distintos planos que la conforman (fonético, morfológico, sintáctico, léxico, etc.), según grupos sociales y contextos lingüísticos -lengua oral y lengua escrita principal- mente-. De ahí que no sea superfluo empezar por aclarar algunos conceptos y terminología. En primer lugar, el término «tardoantiguo». Habitualmente hablamos de «griego helenístico-imperial» o, mejor aún, de koiné «helenístico-imperial». Como es sabido, el término «helenístico» designa, desde Droysen1, el periodo histórico de casi tres siglos que transcurrió entre la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) y la batalla de Accio (31. a. C.), durante los que los reinos de sus diá- docos y epígonos se fueron convirtiendo progresivamente en provincias de Roma. «Imperial», por su parte, designa el periodo histórico que va desde la proclamación del Imperio por Augusto hasta la etapa medieval o bizantina, cuyo inicio es situado, según interpretaciones divergentes de los estudiosos, dentro del amplio intervalo de los ss. IV- VI. Si tomamos como referencia la fundación de Constantinopla, el traslado del centro de gravedad del Imperio al 1 J. DROYSEN, Geschichte des Hellenismus, 3 vals., reed. Tübingen 1952-53. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 60 J.M. fLORISTÁN Oriente y la cristianización, con Constantino el Grande se inaugura un nuevo periodo al que podemos llamar tardorromano o protobizantino. Pues bien, no es a éste al que me voy a referir, sino al s. 11, el de máxima expansión territorial anterior a la crisis del s. III. En él la producción literaria en lengua griega es amplísima y, si bien es una literatura caracterizada más por la imitación y un prurito anticuario que por la originalidad, precisamente su extensión y diversi- dad la convierten en un instrumento indispensable para conocer el estado de la evolución lingüística del griego. Por lo que respecta al término koiné, las definiciones que antiguos y medieva- les hicieron de la misma se pueden clasificar en tres apartados2: a) La koiné sería la Ursprache de la que surgen los otros dialectos griegos (A. Díscolo, Herodiano, Teodosio, Querobosco, Gramático Meermanniano). b) La koiné como lengua común usada por todos (Melampo, J. Filópono, Gre- gario de Corinto). c) La koiné como lengua coloquial por oposición a la literaria de los áticos (Luciano, Tomás Magistro, Moscópulo, Harpocración, Focio, Suda, Eustacio, etc.) Las dos primeras interpretaciones, con sus diferencias, verían en la koiné una variante diatópica en plano de igualdad con los otros cuatro grupos dialectales (' 1 ás-,' AT8LS', D.wpLS', AioA.L-;-), mientras que la tercera haría de ella una variante diastrática. En este sentido, la terminología de los léxicos aticistas, un tanto con- fusa, ha dado origen a discusiones. Así, Meris establece, en unas ocasiones opo- siciones bimembres (KoLvóv 1 'ATTLKÓV, 'EMT]VLKÓV I 'ATTLKÓv), en otras, tri- partitas ( 'ATTLKÓV 1 'EA.A.T]VLKÓV 1 Kmvóv), lo que impide una identificación inmediata y evidente entre «helenístico» y «común». Según Maidhof, É AATJVLKÓS' y KOLVÓS' designarían las vertientes culta y popular de la lengua helenística, y aTTLKÓS', la imitación de los antiguos autores áticos, lo que no impide el empleo del término koiné tanto para la lengua literaria como para la coloquial. Entre los estudiosos modernos de los dos últimos siglos, hay quienes restringen el significado de koiné a la lengua hablada común o «Umgangssprache» («lengua conversacional»: Hatzidakis, Kretschmer, Kapsomenos); otros, a la lengua literaria posclásica o «Literatursprache», de un Polibio, por ejemplo (Krumbacher), mien- tras que unos terceros lo aplican a la lengua común tanto hablada como escrita (Schwyzer, Schmid, Radermacher, Meillet, Blass-Debrunner). Hoy básicamente se está de acuerdo en que la koiné es la variedad supradialectal de griego que unificó a los helenos desde época de Alejandro Magno frente a otras lenguas. Sus raíces estarían en el ático del s. V que, con ricas aportaciones del jónico, se extendió por toda el área griega en detrimento de los dialectos epicóricos, tanto como «Kunstpro- sa» («prosa artística») como «überregionale Verkehrssprache» («lengua de in ter- 2 A. MAIDHOF, Zur Begriffsbestimmung der Koine besonders auf Grund des Attizisten Moiris, Diss. Würzburg 1912 (=Festchrift Schanz 277ss). Cuadernos de literatura griega .v latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉP cambio suprarre¡ otra literaria -«L da y la tradición era, la koiné adq1 a la pureza del di Il. ORIGEN DI De acuerdo l lengua base de Gram. Meerma De ahí que un e marse µLKTT). Esta postun moderna, come ron la koiné ft acento en las ª1 cido un proces1 limitado a la lt los cuatro dialt o Schwyzer, p1 su nacimiento Krumbacher o una lengua lit1 en ella una ler Esta últim tada, es vesti' koiné ha sido los idiomas e con ninguno los pidgin co gin ni una le .1 Cf. KoEN tis linguae Graec1 µáo6f). ÓLÓTL EK 4 !bid. 640 pLf1µELCJ6m TaLS' 5 Scholia 1 1\cjlE t AE L KOL iGセ@ セ@ TE cmápc·JV diap> 1oi,is- AÉyot1TGS' Cuadernos de lii J.M. FlORIST ÁN mgura un nuevo Pues bien, no es msión territorial .engua griega es l imitación y un :nsión y diversi- r el estado de la guos y medieva- ctos griegos (A. aiano). Filópono, Gre- ia de los áticos 1, Eustacio, etc.) en la koiné una tpos dialectales lla una variante i, un tanto con- ocasiones opo- 1 l, en otras, tri- identificación h.of, € MTJVLKÓS' l helenística, y Jide el empleo llial. !nes restringen 1che» («lengua engua literaria bacher), mien- 1 como escrita •ásicamente se セッ@ que unificó tas. Sus raíces セ@ extendió por セッ@ «Kunstpro- lgua de inter- rten Moiris, Diss. セッューッウエ・ャ。N@ 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANTIGUA 61 cambio suprarregional» ). Tendría una variante hablada -«Umgangssprache»-y otra literaria -«Literatursprache»-, esta última, compromiso entre la lengua habla- da y la tradición escrita. Con el surgimiento del aticismo, a comienzos de nuestra era, la koiné adquirió una connotación peyorativa de lengua híbrida o vulgar frente a la pureza del dialecto ático. 11. ÜRIGEN DE LA KOINÉ De acuerdo con lo anterior, en la Antigüedad la koiné fue tenida, bien como la lengua base de los cuatro grupos dialectales históricos (A. Díscolo, Herodiano, Gram. Meermanniano3), bien como resultado de su fusión (Gram. Leidensis•). De ahí que un escolio a Dionisio Tracios afirme que, más que KOLVTJ, debería lla- marse µLKTTJ. Esta postura ha tenido, con matices diferenciados, sus defensores en época moderna, como Kretschmer, Deissmann o Kapsomenos. Todos ellos considera- ron la koiné fundamentalmente como lengua hablada y, por ello, pusieron el acento en las aportaciones de los cuatro dialectos históricos: no se habría produ- cido un proceso de criollización del ático, sino que la influencia de éste sehabría limitado a la lengua escrita, mientras que la oral sería básicamente producto de los cuatro dialectos. Frente a ellos se situaron quienes, como Hatzidakis, Schmid o Schwyzer, propugnaron un origen exclusiva o básicamente ático de la koiné y su nacimiento de la lengua escrita. En una posición extrema, estudiosos como Krumbacher o Jannaris defendieron, como ya he dicho, que la koiné fue tan sólo una lengua literaria, mientras que otros más moderados, como Schwyzer, veían en ella una lengua escrita y hablada, pero de base claramente ática. Esta última hipótesis sobre el origen de la koiné, hoy universalmente acep- tada, es vestida en la actualidad con ropaje terminológico sociolingüístico. La koiné ha sido analizada en su afinidad con los lenguajes pidgin, es decir, con los idiomas de contacto entre dos grupos lingüísticos pero que no coinciden con ninguno de ellos, y con las lenguas criollas, o sea, la sistematización de los pidgin como lenguas nativas. Empero, la koiné no es propiamente un pid- gin ni una lengua criollizada, sino el producto de la extensión de una lengua 3 Cf. KOEN-BAST-BOISSONADE-SCHAEFER, Gregorii Corinthii et a/iorum grammaticorum libri de dia/ec- ris lin¡;:uae Graecae. Lipsiae 1811 (reimpr. Hildesheim 1970). 642: HiLol' ouK E xoucra xapaKTripo Kmvi) ,:w<l- ¡1ácr811. ÓLÓTL EK TCJÚTflS' apxovTm rrdcrm. 4 /bid. 640: oÜnJ KOL Ti Kmt•T) OLáAEKTo,;-. fr TEcrcrápt·Jl' cruvopµo08Eicra, ouK ,',¡/;fLAEL 0uyrnTa- pL8µncr8m Tm,;- aúTms- lax Ta\s- (J,\,\ms- ow,\ÉKTms-1. 5 Scholia Londinensia in D.T., en: A. HlLGARD, Grammatici Graeci 1-3. p. 469: TLVÉS' cf;mJLl' iiTL ouK <'icf;ELAfl KOLVT) KOAElCJ8m. (¡,\,\ü. µLKTtj. E'[ lTEp Ti KOll'll ó.m'l TECJaápl'll' CJUVÉCJTT]KEl'' oú yáp TTjt• ÓLCÍ TECJCJápt'll' cf;apµáKl'JV Eµrr,\acrTpov Kmvi)v rn,\uuµEv, a,\,\ü. µLKTtjv. Kul KQAl·JS' EAEYOV TQUTL1 rrpiJS' Tov,;- MyotJTOS" Ti)v Kmvi)v auv[crTacr8m EK n:w TECJaápt·Jl'. Ka\ rrpis TOÚTOLS'. on ¡1tjTTlP Ti KOLl'tj. Cuadernos de literatura ¡;:rie¡;:a y latina IV Akalá de Henares-Santiago de Compostela. 2003 62 1.M. FLORISTÁN regional que sufre, por un lado un proceso de simplificación de sus estructuras y vocabulario, por otro, la incorporación de rasgos de otras variedades regio- nales. Lo que distingue a una koiné como la griega de cualquier otro pidgin es que no hay una ruptura estructural, no se produce una separación radical de la lengua de la que nace. Según J. Frosén6, el proceso de creación de la koiné habría sido el siguiente: 1. Pidgin (lengua materna de nadie, contacto entre los dialectos) =? 2. Koi- nés locales (criollización: se convierten en lenguas maternas)=? 3. Extensión. El desarrollo de un pidgin se habría producido tanto en las áreas grecoparlan- tes como en las bilingües, pero con una diferencia esencial: en las primeras las interferencias son intralingüísticas, mientras que en las segundas lo son interlin- güísticas. Los contactos comerciales y políticos y el establecimiento de mercena- rios en Asia Menor habrían dado origen a formas lingüísticas pidgin ya antes de las conquistas de Alejandro Magno, tanto en zonas de población griega como no- griega. Las interferencias del ático en ambas, sin embargo, no habrían sido de igual naturaleza: mientras que en las zonas no-griegas la interferencia era bilate- ral, en las griegas era una lengua superior la que, por su prestigio, forzaba la crea- ción de una koiné basada en sí misma. A diferencia de la koiné oral, la escrita habría seguido una evolución más lenta: en una primera fase (ss. IV-III) habría admitido casi exclusivamente pala- bras nuevas, en especial del jónico, mientras que en una segunda, en autores como Polibio, Diodoro o Epicteto, se habría abierto a los sistemas y formas de la lengua popular. Ahora bien, el compromiso entre la lengua culta y popular no habría sido el mismo en todos los autores, sino que variaría según la formación de cada uno, naturaleza de la obra, destinatarios, etc. Por lo que respecta a las diferencias diatópicas de este proceso, se observa que en época helenística las innovaciones de Grecia superaron a las de Asia Menor, tanto en fonología como en morfología, y a las de Egipto en la fonética consonántica y en la flexión nomi- nal, mientras que en la fonética vocálica y en la flexión verbal Egipto iba por delante. En época imperial, sin embargo, se invirtió la situación y Grecia quedó bastante por detrás de Egipto y Asia Menor en el número de innovaciones. En conjunto, pues, el proceso de creación de la lengua común habría empezado en la Grecia peninsular, se habría intensificado en Oriente y finalmente habría regre- sado de nuevo a Grecia, haciendo desaparecer los antiguos restos dialectales y las koinés regionales. 6 Pro/egomena to a Study of the Greek Language in the First Centuries A.D. The Problem of Koine and Atticism, Helsinki 1974. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO EN lA III. KOINÉ Y Tradicional1 como denomin (aticismo) y la mentado desde niense», en sen nó, con una cor donde existía e Con el tiempo ' el uso de la len un significado tiente lingüísti' opuesto al asia aquél. Así lo e guieron entre u sentirse la necc plano lingüístic el término «Sta ción del más a1 con un criterio standard-, y lo «Standard Late lingüística a pai pués G. Anlauf1 aticismo como con él, en époc2 pondería con la /literatura heler ca que Anlauf h entendido a la norma sin varia field, que sí es u Postura ウ・ュセ@ do de la crítica 1 7 III. 64; IV, 13'. 8 «Why Anothe First Century and the 1 9 Language. N. 10 pイゥョセゥーゥ・ョ@ der 11 Standard Late 12 F achprosa. ve Cuadernos de literatuJ 1.M. fLORISTÁN sus estructuras riedades regio- . otro pidgin es )n radical de la ón de la koiné s)::::::? 2. Koi- :. Extensión. ts grecoparlan- 1s primeras las lo son interlin- to de mercena- :in ya antes de iega como no- abrían sido de icia era bilate- :->rzaba la crea- :volución más vamente pala- ia, en autores y formas de la y popular no 1 la formación respecta a las ielenística las nología como flexión nomi- :gipto iba por Grecia quedó >vaciones. En npezado en la habría regre- dialectales y >lem of Koine and Compostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANTIGUA 63 III. KOINÉ Y ATICISMO Tradicionalmente han sido tenidos por términos antitéticos y excluyentes, como denominación de dos niveles de lengua diferenciados: la lengua elevada (aticismo) y la coloquial (koiné). El término aticismo (aTTLKLCJµós-) está docu- mentado desde Tucídides7 con el sentido de «tomar partido por el bando ate- niense», en sentido político o lingüístico. En este último, originariamente desig- nó, con una connotación positiva de prestigio, la adopción de la lengua ática allí donde existía otra variante dialectal griega o, incluso, una lengua de contacto. Con el tiempo el término adquirió una connotación estilística y pasó a designar el uso de la lengua elevada frente a la coloquial criollizada, es decir, se pasó de un significado diatópico a otro diastrático. Por otro lado, además de esta ver- tiente lingüística el aticismo tenía otra retórica o literaria. como movimiento opuesto al asianismo: frente a la ampulosidad de éste, la sencillez austera de aquél. Así lo entendieron estudiosos como Wilamowitz o Norden, que distin- guieron entre un aticismo retórico y otro lingüístico. De ahí que no tardara en sentirse la necesidad de corregir la polisemia del término y sustituirlo, en el plano lingüístico, por otro más adecuado. M. Higginss tomó de L. Bloomfield9 el término «Standard Language» («lengua corriente»), que a su vez es adapta- ción del más antiguo «Gemeinsprache» («lengua común») de H. Paul 10, pero con un criterio valorativo -superioridad de la lengua standard frente a la no- standard-, y lo aplicó a la koiné de época imperial acuñando la denominación «Standard Late Greek» («griego tardío corriente»), entendido como abstracciónlingüística a partir de la lengua de las clases cultas y de la literatura. Años des- pués G. Anlauf11 rechazó la elección del término y volvió a la consideración del aticismo como movimiento primordialmente estilístico y literario. De acuerdo con él, en época imperial existiría al menos una división tripartita que se corres- pondería con la terminología empleada por Meris: literatura clasicista (aTTLKws-l /literatura helenística (ÉA\.T]VLKLüs-) /lengua coloquial (Kmvws-). Con todo, la críti- ca que Anlauf hizo del concepto de SLG de Higgins fue dirigida más a un SLG entendido a la manera de la «Gemeinsprache» de Paul, es decir, como una norma sin variaciones, que a la manera de la «Standard Language» de Bloom- field, que sí es una norma cambiante. Postura semejante a la de Anlauf fue la mantenida por L. Rydbeck12. Partien- do de la crítica del abuso que se ha hecho del término « Volkssprache» («lengua 7 III, 64; IV, 133. etc. s «Why Another Optative Dissertation?», Bvzantion 15 (1940-41) 443-448. y «The Renaissance of the First Century and the Origin of "Standard Late Greek"», Traditio 3 (1945) 49-1 OO. 9 Language, N. York 1933. 10 Prin;:ipien der Sprachgeschichte. Tübingen 19606, pp. 404-422. 11 Standard Late Greek oder Attbsmus "· Kóln 1960. 12 Fachprosa. vermeintliche Volkssprache und Neues Testament, Uppsala 1967. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 64 J.M. FLORISTÁN popular») para designar los fenómenos lingüísticos que encontramos en los papi- ros o el NT, postula la existencia de una lengua diastrática ( «Zwischenschichts- sprache») en la que se incluiría la prosa técnica ( «Fachprosa»: Dioscórides, Asclepiades, etc.), el NT, la filosofía popular (Epicteto) y la lengua coloquial de los papiros ( «Gebrauchssprache» ). Esta lengua estaría por debajo de la literatura clasicista, pero también de la literatura helenística más cuidada (Polibio, Diodo- ro ), y por encima de la lengua popular. Ésta sería, aproximadamente, la situación lingüística en el s. 1 d. C. El aticismo, en el siguiente, habría originado una fuerte polarización y buena parte de la prosa científica (Galeno, Sexto Empírico) habría sido ganada por él. Finalmente, J. Frosénn partió también de la consideración del aticismo como movimiento fundamentalmente estilístico impulsado por la retórica. Pero este «estilo aticista» no habría cambiado esencialmente la estructura de la lengua ni creado una «lengua aticista», sino que habría sido una reacción contra la prosa helenística en curso para volver a los modelos de los ss. V-IV a. C. Así, en el plano lingüístico aticismo y koiné no serían términos contrapuestos, sino niveles diferenciados (lengua escrita / lengua coloquial) de un mismo sistema. De este modo la lengua aticista se incluiría dentro del concepto de koiné lato sensu, y los rasgos característicos de uno y otra se entremezclarían: cualquier variedad de koiné contiene formas áticas, la única diferencia radica en la frecuencia mayor o menor de éstas. Ahora bien, sin ser propiamente una variante lingüística diferen- ciada, el aticismo habría influido en los restantes niveles de koiné, principalmente en la koiné literaria, de tal forma que, en lugar de converger ésta con la oral, se fue distanciando de ella y acercándose a aquél, sentándose así las bases de la posterior diglosia histórica. A diferencia de Anlauf, sin embargo, Frosén no distingue tres niveles de lengua en época imperial, sino tan sólo los dos antes mencionados, el conversacional ( « Umgangssprache») y el escrito ( «Schriftssprache» ). Ambos serían «standards» de una misma koiné a partir del s. I d. C. Quedaban así estable- cidas las bases de la diglosia histórica, pero no como conflicto lingüístico, sino como oposición estilística. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el aticismo como movimiento esti- lístico no es unitario. Como es sabido, en la literatura de época imperial pesó enormemente el concepto de µLµT]CJLS' (imitatio) de los antiguos autores y géneros literarios. De acuerdo con la concepción tradicional, esta imitación habría condu- cido a una lengua tan alejada de la habitual, que produjo problemas de compren- sión. Frosén, como he dicho, critica esta valoración y cree que los elementos del pasado afectan más al gusto literario que a la lengua: de otra manera, si la lengua literaria hubiera provocado problemas de comprensión, no se entendería que los padres apostólicos la emplearan al igual que sus oponentes paganos. La imitación l3 Prolegomena to a Study o(the Greek Language in the First Centuries A. D. The Problem o(Koine and Atticism, Helsinki 1974. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOC lingüística se habrü xis y vocabulario. A derados producto d tos antiguos conset medida en que bus fenómeno positivo; cos y gramáticos s1 selección del escrit adoptan los escrito El aticismo est ciados: a) La retórica e Herodes Ático, dセ@ b) Los lexicógi c) La literatura Arriano, etc., con Pues bien, el o analizar hasta アオセ@ das en los otros d gramáticos de ・ウセ@ sanias el Gramát Oro de Alejandríl el grado de cump que, grosso mod( l.- Segunda S 2.- Historiogr 3.- Filosofía: 14 ílE pl CÍTTLKW Deutsche Akademie, I 15 1uvaytoy/i lJ. 16 '[KAOy/i ÍJllµ York 197 4. y 1ocjlt<J1 Leipzig 191 J. 17 aセeエ\[@ áTTl Philetaerus. Leipzig 18 <!>tAÉTatpo<;. 19 J1E pt óµolw1 vocabu\orum differe 20 j|セイョカ@ áT \ 981. 2l Gゥ|vtlgttlセ@ 1965). Cuadernos de liten 1.M. FLORISTÁN 1tramos en los papi- <Z wischenschich ts- osa»: Dioscórides, engua coloquial de Jajo de la literatura la (Polibio, Diodo- mente, la situación ·iginado una fuerte ) Empírico) habría del aticismo como ·etórica. Pero este ra de la lengua ni Sn contra la prosa V a. C. Así, en el セウエッウL@ sino ni veles sistema. De este セャ。エッ@ sensu, y los 1uier variedad de セ」オ・ョ」ゥ。@ mayor o 1güística diferen- é, principalmente :on la oral, se fue es de la posterior no distingue tres mencionados, el rache»). Ambos aban así estable- Iingüístico, sino novimiento esti- a imperial pesó Jtores y géneros n habría condu- 1as de compren- s elementos del era, si la lengua endería que los >s. La imitación roblem ofKoine and e Compostela. 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANT/GUA 65 lingüística se habría reducido a rasgos específicos de fonética, morfología, sinta- xis y vocabulario. Además, no todos los rasgos áticos de un texto deben ser consi- derados producto de la imitación, sino que muchos de ellos son simples elemen- tos antiguos conservados en la lengua escrita, siempre más conservadora. En la medida en que busca la pureza lingüística, puede considerarse al aticismo como fenómeno positivo; por el contrario, cuando por mor de las prescripciones de léxi- cos y gramáticos se convierte en fenómeno normativo que cercena la libertad de selección del escritor, entonces se convierte en un topos, en un estilo artificial que adoptan los escritores que no lo tienen propio. El aticismo está representado, en el s. II, por tres grupos literarios diferen- ciados: a) La retórica de la Segunda Sofística, encarnada en autores como Filóstrato, Herodes Ático, Dión de Prusa o Elio Aristides. b) Los lexicógrafos y gramáticos, el frente más riguroso. c) La literatura en general, representada por autores como Galeno, Pausanias, Arriano, etc., con más o menos concesiones a la lengua viva de la koiné. Pues bien, el objeto de este estudio, una vez sentadas las premisas básicas, es analizar hasta qué punto las prescripciones del aticismo más severo son observa- das en los otros dos frentes. Partiendo de las normas dictadas por lexicógrafos y gramáticos de ese siglo o posteriores, como Elio Dionisio de Halicarnaso'4 , Pau- sanias el Gramáticois, Frínico16, Merisl7, Herodiano el Gramáticois, Amonio19, Oro de Alejandría20 y, a sensu contrario, el Antiaticista21,quiero poner de relieve el grado de cumplimiento de las mismas en autores de géneros literarios diversos que, grosso modo, datan del s. II d. C. El corpus que he elaborado es el siguiente: 1.- Segunda Sofística: Elio Aristides, Dión de Prosa, Filóstrato y Luciano. 2.- Historiografía: Apiano, Arriano, Casio Dión. 3.- Filosofía: Epicteto, Sexto Empírico. 14 TIEpl ÓTTLKlÓV óvoµánov, ed. de H. ERBSE, Untersuchungen zu den attizistischen Lexika, Abh. der Deutsche Akademie, phil.-hist. Klasse 1942/2, Berlin 1950. is L.:uvay .. Jyi'] Menov xpryr[µ«Jv. ed. de H. ERBSE, Untersuchungen. 16 'EKAoyT] priµánov Kal óvoµánov ÓTTLKlÓV. ed. de E. FISCHER, Die Ecloge des Phrynichos, Berlin-N. York 1974, y L.:ocplCTTlKT] rrporrapaaKrnf¡, ed. de J. v. BORRIES, Phrynichi Sophistae Praeparatio sophistica, Leipzig 1911. 17 AÉ(ns ÓTTlKal. ed. de J. PJERSON-G. A. KocH, Moeridis atticistae Lexicon Atticum; Aelii Herodiani Philetaerus, Leipzig 1830-31 (reimpr. Hildesheim-N. York 1969). 18 <!>1AÉTmpos, ed. mencionada de J. PIERSON-G. A. KocH 1 9 TIEpl óµoíwv Kal füacpópwv MeEwv y Tlfpl aKupo,\oylas, ed. de K. NICKAU, Ammonii De adfinium vocabulorum differentia, Leipzig 1966. 20 AÉ(EcJV ÓTTLKl:JV cruvay¡.Jyf¡. ed. de K. ALPERS, Das attizistische Lexikon des Oros, Berlin-N. York 1981. 2I · AVTLaTTLKLCJTf¡s, ed. de I. BEKKER, Anecdota Graeca 1, pp. 75-116, Berlin 1814-1821 (reimpr. Graz 1965). Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 66 4.- Novela: Jenofonte de Éfeso, Aquiles Tacio, Longo. 5.- Matemáticas y astronomía: C. Ptolomeo. 6.- Geografía: Pausanias. 7.- Mecánica y Poliorcética: Polieno, Eliano. 8.- Medicina: Sorano, Rufo de Éfeso, Galeno. 9.- Varia: Plutarco, Claudio Eliano, Diogenes Laercio. J.M. FLORISTÁN Como puede comprobarse, los límites cronológicos establecidos para el s. Il son amplios: oscilan entre la segunda mitad del s. 1 en la que vivió Epicteto y la primera del s. 111 que suele darse como fecha a Diógenes Laercio y Filóstrato. Entre los autores seleccionados los hay de diversos estilos y niveles de lengua22, desde la sencilla y cotidiana de un Epicteto, hasta el aticismo estricto de un Aristides, pasando por la riqueza de Plutarco, las desviaciones inconscientes de Luciano, el arcaicismo -más que aticismo- de Arriano, la prosa helenística culta de Ptolomeo o el deseo de claridad de Galeno por encima de cualquier otra pretensión estilística2J. Conviene recordar que, por lo general, los estudios de lengua de estos autores se han detenido en los fenómenos más llamativos del aticismo, como el dual y el optativo, amén de los ritmos métricos de la prosa, la evitación del hiato y el empleo de algunas figuras retóricas en el plano estilísti- co, mientras que se prestaba menor atención a estas otras prescripciones de los léxicos aticistas. Por otra parte, la imitación de los modelos clásicos, la naturaleza anticuaria de la literatura tardía y la peculiar idea que los antiguos tuvieron del concepto de autoría hacen que, en ocasiones, sea difícil discernir si un rasgo es propio del autor en que se halla o de una fuente anterior que aprovecha: en ausencia de com- pleta seguridad no queda más remedio que asignarlo al autor que lo presenta y excluir tan sólo aquellos casos que aparecen en fragmentos de otros autores iden- tificados como tales. Por ello he desestimado un autor como Ateneo, dado el gran volumen de citas que hay en él. Otra dificultad que se plantea en el análisis es el de la distorsión de los datos por la transmisión textual. Es éste un problema gene- ralizado en el estudio de la historia de la lengua griega, en el que, creo, debemos adoptar una postura intermedia: ni atribuir a errores de copistas posteriores todos 22 W. CHR!ST-W. ScHMID-0. STAHLIN, Geschichte der griechischen Literatur (Hand. der Altertums 7. Band). 2. Teil: Die nachklassische Periode der griechischen Literatur. 1.-2., München 19206, pp. 663-671 (Der Klassizismus). Cf. p. 666: «Erst im 2. Jh. ist dieser neuerwachte Trieb rednerischen Formens von der attizistis- chen Grammatik in Zucht genommen und der mummienhafte Attizismus gegründert worden, der von nun an die griechische Prosa bis ans Ende des Altertums und darüber hinaus in steigendem Ma_ beherrscht [ ... ] Im Gefolge des neuen Attizismus geht dann auch eine Erneuerung der Schriftstellerei in ionischem und dorischem Dialekt». 23 Sobre el estilo de los autores analizados podrán encontrarse referencias, con frecuencia escuetas, en CHRIST-SCHMID-STAHLIN, o.e., 366 (Dión de Prusa); 530 (Plutarco); 707 (Aristides); 742 (Luciano); 750-51 (Arriano); 753 (Apiano); 755 (Polieno); 760 (Pausanias); 784 (Filóstrato); 798-99 (Casio Dión); 810 (Jenofon- te de Éfeso); 903 (Ptolomeo); 923-24 (Galeno); 1047 (Aquiles Tacio). Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO EN LA J los rasgos que i zada -lo que no mismos. En cm completo, no Y• tual, lo que exc miento general se ha pretendid el empleo pro1 están sacados dad, el error ei al usuario, que mas y los dato IV. PRESCi § l. Para 1 mer ・ャ・ュ・ョエセ@ dudas: las fo cardinal, mie Ael Tɵl)VC TOÚ E. AOl TTcl Ae <8E> Ae <' AT" aaaT< TÚKAL Los date 1.-Com 2.- Con contar forr no muchas 3.-Co11 Eviden medida, di está incluí datos glot Cuadernos d J.M. FLORIST ÁN ios para el s. JI ió Epicteto y la io y Filóstrato. les de lengua22, estricto de un conscientes de 1sa helenística cualquier otra )S estudios de lamativos del de la prosa, la llano estilísti- >ciones de los anticuaria de 1 concepto de es propio del :ncia de com- lo presenta y autores iden- dado el gran análisis es el >blema gene- eo, debemos セイゥッイ・ウ@ todos jer Altertums 7. >p. 663-671 (Der •on der attizistis- der von nun an herrscht [ ... ] Im 1 und dorischem cia escuetas. en iciano); 750-5 J 1; 810 (Jenofon- mpostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANT!GUA 67 los rasgos que se salgan del canon ático y apuntan una evolución histórica avan- zada -lo que no dejaría de ser incierto y arbitrario-, ni excluir la posibilidad de los mismos. En cualquier caso, en este punto sería necesario un examen minucioso y completo, no ya autor por autor, sino incluso pasaje por pasaje, de la tradición tex- tual, lo que excede con mucho los límites de lo que tan sólo quiere ser un plantea- miento general. Los ejemplos que ofrezco son siempre aleatorios, en ningún caso se ha pretendido la exhaustividad, tan sólo se hace constar si un autor destaca por el empleo profuso de un término o forma. Los datos cuantitativos que ofrezco están sacados del TLG: si en algún caso no coinciden exactamente con la reali- dad, el error es imputable, bien a la herramienta, que no siempre es perfecta, bien al usuario, que aún lo es menos. En cualquier caso, las desviaciones serán míni- mas y los datos que aporto, creo, tienen suficiente valor probatorio. IV. PRESCRIPCIONES ATICISTAS Y REALIDAD LINGÜÍSTICA § 1. Para empezar, observemos qué pasa con algunos compuestos cuyo pri- mer elemento es un cardinal. Las prescripciones aticistas al respecto no ofrecen dudas: las formas antiguas que los áticos emplearon respetan la vocal final del cardinal, mientras que las helenísticas tienden a sustituirla por una -a: Ael. Dion. TT 35 TTEVTÉTTTJXU Kat TTEVTÉKALVOV Kat TTfVTÉXaAKOV KaL rrnr Tɵrivov Ka[ TTEVTECTÚpL yyov セL|ッカ@ Kat rrávTa Ta é\µma 0ÜT0J A.ÉyouCJL füa Toü E. éíµt0s rrapa mis üaTEpov füa Toü a A.Éynm, TTEvTárrrixu Ka[ Ta ,\orna óµolt0s. é\µmov 8É TL rráaxn Ka[ ó OKTL0 apL8µós. Ael. Dion. o 13 ÜKTwrrrixu· To oKTárrrixu, <PLA.Tjµwv. Kat oKTtDrrous. Tiwís <8€:> oKTárrous. Ael. Dion. E 13 <ELKOCJLTTTJXU Kat EiKoa[KALvov Kal> EiKoCJLCJTáfüov· <' ATTLKws> füa Toü L. EiKoaárrrixu 8€: drrEiv Kat EiKoaáKALvov Ka[ EiKo- aaaTáfüov ou xpfi, El Ka[ e「セヲ@ TOLS VcrTf pov OVTt0 AÉynv, ói Kal TTEV- TáKALVOV Kal TOLafJTá TLVa AÉyüUCJLV. Los datosque nos ofrece el TLG son los siguientes: 1.- Compuestos en TTEVTC 1771; compuestos en TTEVTa-: 6562. 2.- Compuestos en OKTw-: 1240; compuestos en ÜKTa-: 2485 (hay que des- contar formas no compuestas como ÓKTaKÓCJLOL, ᅮkt。セキカウL@ etc., en conjunto no muchas). 3.- Compuestos en ELKom-: 30; compuestos en dKoaa-: 23. Evidentemente, la ventaja abrumadora de TTEVTa- frente a TTEVTC o, en menor medida, de ÓKTa- frente a ÓKT0T, no quiere decir, por sí sola, nada, ya que en ella está incluida la literatura griega hasta el s. XV, lo que supone una distorsión de los datos globales. Descendiendo al detalle de los autores seleccionados, observamos Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 68 J.M. FLORISTÁN que TTfVTáµrivoc;-, que es forma documentada ya en Aristóteles24, aparece 17 veces en Ptolomeo2s y una en Plutarco26. Galeno la emplea en tres ocasiones, si bien dos son cita del Corpus Hippocraticum y la tercera, reconstrucción del editor21. ITnr Tám1xus-está en Arriano28, Apiano29 y Filóstrato1°, además de en autores antiguos como Heródoto11, Teofrasto12 y Diodoro11. Por lo que respecta a los compuestos de ÓKT(:J, encontramos la vocal final -a- en Galeno14, Apianois y Luciano16, en la misma línea que en autores anteriores como Hipócrates11, Teofrasto18, Polibio19 y Diodoro4º. Finalmente, la forma fLKoaánrixus- está en Luciano41, frente a ELK<i- CTL rrrixus- en Diodoro42 o Filón el Mecánico41. Parece, pues, lógico concluir que el empleo de cardinales terminados en -a como primer elemento de compuestos es un rasgo de «Zwischenschichtssprache» que no siempre los autores literarios del s. II, incluso los más estrictos, quisieron o supieron evitar. § 2. Examinemos ahora una serie de glosas relacionadas con la alternancia E IT] ante determinados sufijos nominales o en alguna raíz: Moer. 27 civunÓ8T]TOc;-, 'ATTLKl0c;-. civunó6noc;-, · EA.A.T]VLKt0c;-. Phryn. Ecl. 420 Eupriµa XPil A.€ynv füa Toú T]. ovx EupEµa. Phryn. PS fr. 208 civá8riµa · Kcú návTa Tá TOLGÚTa füa rnú T] 'ATTLKOL. OrusAtt.A48Ev8EvEiv o['ATTLKOL, ot 8€"1toJVfc;- EV8T]VELV. 2.-i HA568al2y585al8. 1s E.x.A/m.1.l,487.5;487,9;488,9. 26 933 E 4. 27 7.646.17; 17/1,634.9: 17/1,635,8. 2x An. S. 4. 4. 29 BC 5, 118. 491. 10 VA 2. 4: 4, 16. ·11 9, 83. セQ@ HP 2_ 6, 9; 4, 9, l: 9, 4. 2. 11 17. 95, 2: 17, 115, 2: 34/35. 34. l. >-i En cinco ocasiones ÓKTáµ fll 'OS'· e.g. 4, 178, 2 . .is Mith. 570: ÓKTcirr11xus-. 36 Scvth. 1: ÓKTcimius-. 37 Tratado TTE pl ᅮkt。ᄉセQッオN@ 18 HP 2. 5. 2. 39 5. 89, 6. 40 20, 48. 2. 41 DMort. 22, 4. 42 17, 71, 6. 43 Mech. 80, 26. Cuadernos de literatura griega v latina IV Alcalá de Henare,-Santiago de Compostela. 2003 EL GRIEGO EN LA Éf En los tres p1 ante los sufijos-¡.. lismo breve fren1 textos. ' /\ VUTTÓÓT]TOS' : te por igual (154, ra forma es más Platón46 y Aristó de fragmentos d libertad: en Lon: a VUTTÓÓT]TO') en 1 de Xifilino 52 : en pero en Galeno imperial tardía, bio. Juan Crisós evidente, portar autores aticistas zarla, aunque ne Por lo que re ción entre los rn Cratino, Heródc 44 Nu. 103. 45 HG 2. l. 1: ú 46 R. 372 a 8: P1 47 PA 687 a 25. 49 Plwc. 4. 4: L) 'º Asin. 16: Cyn 51 59. 7. 7: 76.1 52 Epit.Xiph. 32 q 10. 8. 4. 54 l. 288. 2: l. : 55 3. 9. 34. 56 3. 4. 4: 5. 881 ;¡ Dial. l. 18: 1 ;K VH 7. 13. 59 2.91:2.124 60 Eu. 895. ól 8.20: 19.23 6c Rh. 1360 b 1 6.1 HP l. l. 3:: Cuadernos de litera J.M. FLORISTÁN 1parece 17 veces ones, si bien dos lel editor21. TTnr autores antiguos s compuestos de セオ」ゥ。ョッGVL@ en la stoJs, Polibio39 y 1, frente a €LKO- , concluir que el : compuestos es ·es literarios del 1 la alternancia a. o T1 'ATTLKOL. Compostela. 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANTIGUA 69 En los tres primeros casos, los léxicos propugnan el empleo de vocal larga ante los sufijos -µa y 105'. En el caso de dJ8EvElv, en cambio, defienden el voca- lismo breve frente al largo de los dialectos jónicos. Veamos lo que ocurre en los textos. 'AvuTTÓOT]TOS' y avuTTÓOEToc;-están documentados, según el TLG, prácticamen- te por igual (1541142 veces respectivamente). Ahora bien, mientras que la prime- ra forma es más frecuente en autores antiguos como Aristófanes44, Jenofonte45, Platón46 y Aristóteles47, avuTTÓOEToc;-está documentado por primera vez en un par de fragmentos del último. En nuestro corpus ambas formas alternan con cierta libertad: en Longo48, Plutarco49 y Lucianoso encontramos las dos; en Casio Dión, avuTTÓOT]TOS' en pasajes conservados de su obras1, pero avuTTÓOEToc;-en el epítome de Xifilino52; en Dión de Prosas\ Aristidess4 y Polienoss, tan sólo avuTTÓOT)TOS', pero en Galenos6, Filóstrato57 y Elianoss aparece avuTTÓOEToc;-. En la literatura imperial tardía, en autores como Basilio, Teodoreto, Clemente, Temistio, Euse- bio, Juan Crisóstomo, y en época bizantina, encontramos ambas formas. Parece evidente, por tanto, que avuTTÓOEToc;-es realmente forma tardía, pero también que autores aticistas como Galeno, Luciano o Filóstrato no tuvieron reparos en utili- zarla, aunque no fuera término puramente ático. Por lo que respecta a EU8EvEiv / EU8T)VELV y términos relacionados, la distin- ción entre los usos antiguo y moderno es aún más clara. La forma con -e está en Cratino, Heródotos9, Esquilo6o, Demóstenes61, Aristóteles62 y Teofrasto63, y, entre 44 Nu. 103. 45 HG 2, 1, l; Lac. 2, 3; Mem. 1, 6, 2. 46 R. 372 a 8; Prt. 321 e 5; Smp. 173 b 2; 203 d 1; Phdr. 229 a 3. 47 PA 687 a 25. 48 avunó&nos: 1, 30, 3 (-&r¡rns en un ms.); 2, 23, 1; avunó&r¡rns: 1, 4, 2. 49 Phoc. 4, 4; Lyc.16, 6; Cat.Mi. 6. 6; 98 D 9. 50 Asin. 16; Cyn. 14; !car. 31, 9; Cat. 15, 7; Philopatr. 21, 2. 51 59, 7, 7; 76, 12, 2 (corr. Dindorf). 52 Epit.Xiph. 322, l; 277, 27. 53 10, 8, 4. 54 1, 288, 2; 1, 292, 19. 55 3, 9, 34. 56 3, 4, 4; 5, 889, 2; Adhort. 13, 9. 57 Dial. 1, 18; VA 6, 10, 80. 58 VH7, 13. 59 2, 91; 2, 124. 60 Eu. 895. 61 8,20;19,231. 62 Rh. 1360 b 15. 63 HP 1, 1, 3; 2, 5, 7; 3, 2. 4; 3. 3, 2; CP 2, 4. 5; 2, 16, 7; 3, 3, 3. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 70 J.M. FLORISTÁN los autores del corpus, en Eliano64, Plutarco6s, Dión Casio66 y Aristides61. Ahora bien, frente a los 103 casos que el TLG documenta de EU8EvEí:v y asimilados (El'.r 8EvÍ]s-. EU8EvLa, etc.), hay nada menos que 1061 de EU8r¡vEí:v y paralelos. Entre nuestros autores, las formas en -r¡- están en Plutarco6s, Dión de Prusa69 y Ptolo- meo70. En época posterior son las habituales en escritores eclesiásticos -los dos Gregorios, Atanasio, Basilio, Juan Crisóstomo-y en Jos autores bizantinos. Si tenemos en cuenta que en época antigua están documentadas en autores y obras como el Corpus Hippocraticum, el Himno Homérico a Gea (v. 10) y, con bastan- te frecuencia, en Aristóteles, podemos dar por correcta la afirmación de Jos léxi- cos de su origen jónico, pero también el escaso eco que tuvo en los autores del s. 11 su condena por Jos aticistas. El término siguió su desarrollo histórico hasta culminar en el griego moderno <P8r¡vós- / <PTr¡vós-. En el caso de EÜpr¡µa y avá8r¡µa, las recomendaciones de los léxicos van bien encaminadas. Eüpr¡µa aparece en 726 ocasiones en la literatura griega, fren- te a 181 ejemplos documentados de EÜpEµa. Aquélla es la forma habitual en autores clásicos como Eurípides11, Heródoton, Tucídidesn, Jenofonte14, Platón15 y Demóstenes16, pero también en la mayoría de los autores del s. 11 incluidos en el corpus: Galeno77, Aristides18, Dión Casio79, Pausanias8o, Elianos1, Longos2, Dión de Prusa8\ Filóstratos4 y Plutarco8s. Con posterioridad, continuó siendo habitual en autores como Juliano, Libanio, Gregorio de Nisa y Gregorio de 64 NA 5, 11; 9. 59; 11. 2. 65 Pub/. 11, 5. 66 41. 27, 2; 44, 26, 4; 53, 8. 2. 67 1,474, 15; 1,500, 17. 68 313 B 2; 313 B 8; 823 F 3; frag. 19, 6; 101, 32. 69 35. 16; 1, 72. 70 Tetr. 2, 3, 2: 2, 3, 44. 71 Med. 553,716; Herac/. 533; Hipp. 716; lo 1349, 1441. 72 7, 10, 4; 7, 155; 7, 190; 8, 109. 73 5, 46, l. 74 Mem. 3, 10, 9; An. 2, 3, 18; 7, 3, 13; Ages. 10, 2; Cyn. 1, 1; 3, 7. 75 Tht. 150 d 1; Euthd. 290 e 6; Prt. 326 d 6; Hp.Mi. 372 e 7; Min. 321 a 4. 76 20, 89; 25. 16; 26, 26. 77 3,561, 11;3,833, 13; 10, 159.12; 10,316,2. 78 1,211, 14; 1,255, 10; l,392,37;2,31.16:2,47.23. 79 40, 39, 3. 80 4, 33, 5; 5, 10, 3; 6, 14, 8; 10, 6, l. 81 VH 6, 12; 14, 20. 82 1, 6, l. 83 76, 1, 3 (pero fÍ.ÍpEµa en algunas ediciones). 84 VA 1, 18, 5; 3, 7, 14; 6, 11, 242; VS 1, 482, 6; l. 514, 7. 85 Pomp. 80, 5; Brut. 50, 3; 864 C 6; 864 C 10. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO EN l N acianzo, Ei mucho mene helenística (e EÜpEµa Gale en Eusebio, como posteri El caso d del primero e do sólo el ーセ@ cuente en la des92, Platón de los que c Arriano99, A Prusa10s, Fil1 en autores b tianos (los e contrario, ・セ@ rioridad, lm también cor Ecuménicm 86 7, 826, ! 87 DDeor. 88 VH 4, 1 89 VA 8, 7, 90 1, 14; 1 91 1, 132, 92 lo 107, 93 Phdr. 2 94 21, 53. 95 ], 125; 96 1, 96. 8 97 Rom. 1 98 Phal. 2 99 An. 1, 100 1, 240, llJI 2. 11, 102 Docun 103 NA6,. 104 1, 32, 105 2. 36; 106 VA 2, 107 5, 10. 108 \!S 2, Cuadernos de .M. fLORIST ÁN :ides67. Ahora .imilados ( El'.r セ。ャ・ャッウN@ Entre 1sa69 y Ptolo- icos -los dos 1izantinos. Si tores y obras , con bastan- 1 de los léxi- mtores del s. ;tórico hasta léxicos van griega, fren- habitual en te74, Platón 15 incluidos en 181, Longo82, inuó siendo }regorio de ílpostela. 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANT!GUA 71 Nacianzo, Eusebio, Basilio, etc. La frecuencia de EÜpEµa, por el contrario, es mucho menor. Además, no aparece en autores clásicos, sino sólo desde época helenística (en fragmentos de Posidonio). Entre nuestros autores, documentan EÜpEµa Galenos6, Lucianos1, Elianoss y Filóstratos9. En la literatura cristiana está en Eusebio, Gregorio Niseno, Juan Crisóstomo, Basilio. Teodoreto, etc., así como posteriormente en escritores y léxicos de época bizantina. El caso de civá8riµa / civá8Eµa es aún más claro. El número de apariciones del primero en la literatura griega es de 1648, frente a 1111 del segundo, contan- do sólo el paradigma en -µa/ -µaTos-y ningún derivado.' Avá8riµa es muy fre- cuente en la literatura clásica en autores como Heródoto9°, Tucídides91, Eurípi- des92, Platón93, Demóstenes94 y Esquines95, pero asimismo en la práctica totalidad de los que conforman nuestro corpus: Diógenes Laercio96, Plutarco97, Luciano98, Arriano99, Aristidesioo, Dión Casio101, Pausanias102, Elianoim, Longow4, Dión de Prusaw5, Filóstrato106 y Jenofonte de Éfeso101. Con posterioridad, el término está en autores bajoimperiales, tanto paganos (Juliano, Temistio, Libanio) como cris- tianos (los dos Gregorios, Cirilo, Basilio, Juan Crisóstomo). 'Avá8Eµa, por el contrario, está documentado a partir de los Setenta y luego en el NT. Con poste- rioridad, los autores cristianos hicieron uso abundante del término, que aparece también con frecuencia, como no podía ser menos, en las actas de los Concilios Ecuménicos. Entre los autores escogidos, tan sólo Filóstrato en una ocasión108 86 7,826, 11; 10, 166,3. 87 DDeor. 22, 2. 88 VH 4, 1: 13. 40. 89 VA 8, 7, 243. 90 1.14; 1,24; 1.51; 1,53; 1,90.etc. 91 1, 132, 3. 92 lo 107, 177, 310; Supp. 983. 93 Phdr. 236 b 3: Grg. 472 b 1; Hp.Mi. 364 b 2: Cri. 110 b 8: Lg. 955 b 2; 956 a 2. 94 21,53. 95 1, 125; 2, 21. 96 l,96,8;2,51,9;5,51,8:5.52,7. 97 Rom. 16, 6; Cam. 8, 3; 8, 8; Ale. 21, 2: Pe/. 25. 8; Pyrrh. 32, 1 O; Nic. 3, 7; etc. 98 Phal. 2. 2; Cont. 12. 3: Herm. 38, 2. 99 An. 1, 16. 7: 7, 14, 6: 7, 19. 2. 100 1, 240, 9; l. 332, 5; 1, 332, 18. 101 2, 11, 10. !02 Documentado en 170 casos; a modo de ejemplo: 1, 2, 5; 1, 14, 5; 1, 23, 2: 1, 24, 2; 1, 27. l. !03NA6,40;10,40; 11, 11; VH3,26; 14, 16. 104 1, 32. 2: 2, 22. l; 2. 31, 3. 105 2. 36; 11, 121; 11, 128. 106 VA 2, 33, 29; Gym. 45, 7. 107 5, 10, 8. 1 os l/S 2, 570. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 72 J .M. fLORIST ÁN tiene avá8Eµa, lo que es indicio de que no era nada habitual en la lengua de época imperial, salvo en la literatura cristiana. Podemos concluir que en el caso de avá8riµa sin objeciones, y en el de Eüpriµa con los escasos ejemplos mencio- nados más arriba, los léxicos aticistas tenían razón al propugnar la forma con vocal larga ante el sufijo -µa, porque es la única o casi única documentada en época clásica. § 3. En el caso del par x8És- / EX8És- y derivados, los léxicos oscilan entre la consideración del monosílabo como forma propiamente ática y la aceptación de ambas formas como griegas: Moer. 366 X8Es Kal x8L(óv, 'ATTLKWS'. EX8ES' KGL EX8ECJLVÓV,. L\AT)VLK0JS'. Orus Att. B 73 EX8ES' KGL ᄉッカッPオヲNNNa£セPjsG@ x8És-· aµqx•J • Ef...f...T)VLKá. KGL x8L(ov Ka'L EX8L(Lvóv. Veamos lo que nos ofrecen los textos. En primer lugar, los datos cuantitati- vos: x8L(ós- aparece en 255 ocasiones en la literatura griega; x8És- y su deri- vado xernwós-, en 1643 ocasiones, y €x8És- / €x8nnvós-, en 327. La forma x8És- es abundantísima en todas épocas y autores: en la clásica, en Heródo- to109, Tucídides110, Aristófanes111, Jenofonte112, Platón113 y Demóstenes11\ y en el s. II d. C., en todos los autores de nuestro corpus: Plutarco11s, Galeno116, Lucianol17, Aristides118, Dión Casio'19, Aquiles Tacio120, Apiano121, Longom, Dión Crisóstomol23 y Filóstrato124• Igualmente, x8L(ós- está ampliamente docu- mentado en ellos: Plutarco12S, Longo126, Lucianom, Eliano12s y Sorano129. Por 109 2, 53. llO 3, 113, 4. 111 Nu. 353; V. 242, 281; Lys. 725; Ra. 726; Ec. 552. 112 An. 6, 4, 18; Cyr. 7, 5, 43. 113 Smp. 174 a 6; 176 b 4; Euthd. 271 a 1; Men. 76 e 8; Ti. 17 a 2. 114 19, 260; 44, 42. 115 Pyrrh. 20. 5; 122 B l; 333 D l; 473 E l. 116 4, 447, 14; 5, 32, 3. hasta un total de 18 ejemplos. 117 Symp. 1, l; Gal/. 4, 27, hasta un total de 29 ejemplos. 118 1,216,27; 1,271,9: lOejemplos. 119 68, 15, 6; Epit.Xiph. 235, 4: hasta 5 ejemplos. 120 3, 18, 1; 4, 7, 7: 9 apariciones. 121 BC 2, 129, 539; 2, 131, 548: 7 ejemplos. 122 3, 6, 3. 123 34, 16; 36, 15: hasta 5 casos. 124 VA 1, 10, 11; 1, 36, 18; 2, 5, 3: hasta 22 ocasiones. 12s 75 E 2; 696 E 4; 975 C 9. 126 3,11,1;3,17,2. 127 Herm. 1, 12; /car. 29, 2. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO EN U lo que respec res antiguos, cial en la co como Alexis. te l31, J enofon ejemplos de · pone ambas: 8És- es más e dos encontra Es de destac presencia en x8És-, es po: popular, fav Los autores alta frecuen más por la i § 4. Frín el significad Ph A.Éywi yap < 12s NA 3, 2. 129 1,40. 130 Nu. 175 !JI Fr. 2, 2. 132 Cyr. 6, 133 Arch. 2 114 Grg. Tセ@ 135 19, 20. 116 !d. 2, 1 137 Gramn 8Da 138 !bid. 2 TEAÉaTEpOl' E Acrylav. l:JS" E TOUTaL OE K <JUYKEKÓcj>Bm xpセ\jeャGjsG@ TO 139 Brut. 140 BC 2, 141 Dial. 142 35 ejt Cuadernos d, J.M. FLORIST ÁN en la lengua de tir que en el caso jemplos mencio- 1ar la forma con documentada en ; oscilan entre la la aceptación de vóv. 'EMT)VLKc.J:;-. 'EMT)VLKá. Ka[ latos cuantitati- (8És- y su deri- 327. La forma ca, en Heródo- óstenes 114, y en :011s, Galeno116, 10121, Longo122, liamente docu- Sorano129. Por Compostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANT!GUA 73 lo que respecta al doblete E-x8É:;-, no sólo no es forma inusitada entre los auto- res antiguos, sino que en algunos es harto frecuente. Aparece de forma espe- cial en la comedia ática, en Aristófanesuo y fragmentos de otros cómicos como Alexis, Antífanes y Cróbilo, pero también en prosistas como Antifon- tern, Jenofontern, Isócratesrn, Platónu4 y Demóstenesrn. Sorprenden los cinco ejemplos de E-x8É:;- en Teócrito136 frente a ninguno de x8É:;-. Apolonio Díscolo pone ambas formas en lamisma relación que 8ÉA.w / €8ÉA.w 131 y afirma que E-x- 8É:;- es más completa que la ática x8É:;-13s. En fin, entre los autores selecciona- dos encontramos E-x8É:;- y E-x8rnwós- en Plutarcou9, Apiano140 y Filóstrato141. Es de destacar su alta frecuencia en los Setenta142. Teniendo en cuenta esto, su presencia en la comedia antigua y su aparición en Teócrito con exclusión de x8É:;-, es posible que nos encontremos ante un hecho lingüístico dialectal- popular, favorecido sin duda por la dificultad fonética del grupo inicial xe-. Los autores del s. 11 que aceptan EX8És- no son, en conjunto, muchos, pero la alta frecuencia en Plutarco y Apiano parece indicar que ambos se inclinaron más por la interpretación de Oro que por la de Meris. § 4. Frínico rechaza el empleo de TTOTaTTÓ:;- y recomienda el de TTobaTTÓ:;- con el significado «¿de qué origen?, ¿de qué clase?». Phryn. Ecf. 36 TTOTaTTOS' füa TOÚ T µTj c'LTTl]S', aÓÓKtµov yáp· füa TOÚ 8 A.Éywv ETTL yÉvou:;- 8ií0n:;-. «TTObaTTÓS' E-0n;» ᆱXt}セ。ゥッZ[M Tí' A8T]vaios-». E<JTl yap ofov «EK Tlvo:;- 8aTTÉ8ou;». To TToTaTTo:;- 8É. E'L ns- E'(TTm «TToTaTTo:;- 128 NA 3. 23, 9. 129 1, 40. 130 Nu. 175; Pax 72. 197, 260; Lys. 745: PI. 882. 131 Fr. 2, 2. 132 Cyr. 6, 3, 11; 7, 5, 53. 133 Arch. 27, 6. 134 Grg. 470 d l. 135 19, 20. 136 Id. 2, 144; 5, 2; 8, 72; 15, 20; 30, 7. l3? Gramm. Graeci 2.l, l, 58: E&Elx8r¡ yap ,:15' TÓ EX8ÉS' EVTEAÉCTTEpov TOÚ x8ÉS' KQL TÓ E8ÉAt•J TOÍJ 8É,\t0. l38 /bid. 2.1, 1, 146: EX8ÉS' i'¡ x8ÉS' pr¡TÉov; Tpú</>t0v </>r¡crlv EV n;1 TTEpl €mppr¡µánov TÓ EX8ÉS' €v- TEAÉcrTEpot• Elvm TOÜ x8ÉS' 'ATTlKOÜ, rrapaT18ɵEVOS' Ti¡V EV TolS' µovocrv,\,\ápolS' ETTlppf¡µacrLV áva- ,\oy[av, ,:JS' EYr¡ EV µaKpms- crv,\,\apais- ÉKácrrnTE, val. µT¡, rroü. rrt'.is-. oü rnl Ta TOLaÜTa [ ... ] mcr- rnüTm &i" rnl EVTEú8Ev µT¡ EVTEAf¡ Elvm TÓ TE 8ls- rnl TPLS'. EK &/" rnü 8váKLS' rnl TptáKLS' crvyKEKÚ</>8m [ ... ]· El; oú rrá,\1v cruvf¡yE Ti> EX8ÉS' ava,\oyLÓTEpov. Ü</>1]pf¡cr8m &/" rrpiis- TTJS' 'ATTLKTJS' xpficru0s- To r. 139 Brut. 52, 5: 148 A4: 193 A 12: 392 D 3: hasta 20 ejemplos. 140 BC 2, 126, 526; 3, 52, 213; 4, 118, 496: 15 casos en total. 141 Dial. 1, 59. 142 35 ejemplos frente a sólo 3 en el NT. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela. 2003 74 J.M. FLORISTÁN Tov TpÓTTov 8púvLxos-;» «ETTLELKÍj<;-». xpセ@ ouv oí'.m0s- €pc0Táv· «TToiós- ao[ TLS' ÓOKEi Eivm;» En efecto, aunque en el conjunto de la literatura griega TTo8arrós- está docu- mentado menos de la mitad de las veces que rroTarrós- (287 frente a 683), es la única forma que aparece en los clásicos, como Esquilo14\ Sófocles144, Eurípides14s, Aristófanes146 y otros autores de la comedia ática (Alexis, Amfis, Dífilo), Platón147, Jenofonte14s y Demóstenes149. Tampoco faltan ejemplos en los autores selecciona- dos, como Diógenes Laercio15o, Dión Crisóstomo151, Plutarco152, Luciano1s\ Sexto Empírico1s4, Epicteto155 y Filóstrato1s6. Pero lo realmente significativo desde el punto de vista de la historia de la lengua es que en esos mismos autores o en otros del corpus encontramos asimismo la forma tardía rroTarrós-, documentada en la literatura por vez primera en el s. IV: así, hay ejemplos en Ptolomeo1s1, Sexto Empírico15s, Diógenes Laercio1s9, Luciano160, Rufo de Éfeso161, Sorano162, Eliano163 y Filóstrato1M. Con posterioridad, tanto rro8arrós-como rroTarrós-están en autores tardíos paganos y cristianos, como Juliano, Eusebio, Cirilo, Basilio o Juan Crisós- tomo, e igualmente en época bizantina, si bien rroTarrós-es casi cuatro veces más frecuente que rro8arrós-. Es evidente, por tanto, que Frínico fue consciente del cambio léxico que se operaba en la lengua y que por eso lo condenó, pero no menos, que buena parte de los autores del s. 11 considerados «aticistas», bien por 143 Supp. 234: Ch. 575, 657. 144 oc 1160. ¡.¡:; Cyc. 276; IT 246, 916: He!. 1206. 146 Ach. 808. 818: Nu. 184: V. 185: Pax I86;Av. 1201: Lys. 85. 147 Euthd. 27 l e 1: Ap. 20 b 7: Phdr. 275 e 1. 148 An. 4, 4. 17. 149 25, 40: 49, 51: 50. 30: 57. 34. 150 6,3.7:6,63.5. 151 38, 8. 1s2 218B 1;220F5:842D7. 153 Vit.Auct. 3. 1: 7. 19: 8. l. 154 P. 3. 6. 5. 155 1, 9. l. 156 VA7,18.8. 157 Tet1: 2. 9, 1. 158 M. 10. 15. 159 6. 55, 9: 7, 56, 7. 160 Par. 22. 12. 161 Quaest.med. (CMG, suppl.. vol. IV) 27, 5. 162 2, 9. 1: 2, 57, 2. 163 NA 9, 8. 164 VA 3, 16, 21. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO J descuido, cuenta est1 § 5. E1 los léxico áticas, y c セevoooxeᅪ@ yap KCTL Los h que TTav8 En segun d. C., un, de las en en 287 oc tuye una 1 Hセevoooke@ abrumadc respecta a doto165, A no menos de Prusa1 165 4, Yセ@ lóó v. Sセ@ 167 R. Sl 168 19. 1 169 2. 9· 170 Cha 171 Cra !72 BC 1n i.: 174 74, 175 12. \16 \.' 171 Te, 178 V 179 l Cuaderno セloristn@ rotÓS' aoi stá docu- B), es la rípides 1-15, Platón141, lecciona- 153, Sexto desde el >en otros ada en la 157, Sexto Eliano16i n autores 11 Crisós- セ」・ウ@ más iente del pero no bien por >stela. 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANTIGUA 75 descuido, bien por desconocimiento de la realidad lingüística, no tuvieron en cuenta este cambio. § 5. En compuestos de la raíz de oÉxoµm, como rrav8oKELoV o セeカッXッk」PL@ los léxicos se muestran unánimes a la hora de considerar las formas en 1c como áticas, y como helenísticas las que tienen una -x- analógica, como rravooxEiov y EEvo8oxEiov. Phryn. Ecl. 275 TTavooxEiov· o'L faa Toü x AlyovTES áµapTávoumv· faa yap Toü K xPil AÉyn v TTavooKELov Kal TTavooKEús rn[ TTavooKEÚTpw. Moer. 248 セeカッXPkQPLG@ ATTLKws-. セeカッッック」ZZゥNG@ EAATJVLKws. Orus Att. A 69 TTav8oKEiov· ouK Év tlセ@ x. TTav8oxEiov· Ka[ µE1'avo8óKov rn[ Ta éíµma oün-is-. Los hechos lingüísticos les dan la razón. En primer lugar, hay que recordar que rravooxEio y セeカッッックeゥッ@ son las formas conservadas en griego moderno. En segundo, los datos de frecuencia van mostrando, entre los siglos V a. C. y V d. C., un crecimiento progresivo de las formas en -x- y una disminución paralela de las en -K-. Tiav8oKEiov y similares (rrav8oKEÚS', rrav8oKELa) están atestiguados en 287 ocasiones en el TLG, y rravooxEiov y relativos, en 253, lo que no consti- tuye una diferencia significativa. En cambio, en el caso de EEvo8oKt0 y similares (EEvo8oKEiov, EEvo8oKLa, EEvo8ÓKos-) y EEvoooxw y similares la diferencia es abrumadora en favor de las formas en -x-: 33 ejemplos frente a 400. Por lo que respecta a la distribución temporal, rrav8oK-está en autores antiguos como Heró- doto16s, Aristófanes166, Platón161, Demóstenes16s, Esquines169 y Teofrasto170, pero no menos en autores del s. II d. C. como Plutarcorn, Apianom, Epictetom, Dión de Prusa114, Galenom, Aristides176, Ptolomeom, Elianoin, Polieno119 y Diógenes 165 4, 95. 166 V. 35; Lys. 458; Ra. 114, 549. 550. 167 R. 580a4; Lg. 842 d4; 918 b 7. 168 19, 158. 169 2, 97. 17o Char. 6. 5: 20, 9. 111 Crass. 22, 4, 6: en total, 18 ejemplos. 172 BC 1, 72. 333: 2. 21, 76. 173 l. 24. 14: 2. 23. 36: hasta 10 ejemplos. ¡¡.¡ 74. 26. 17ó 12. 254. 4. 176 l. 348. 10. 177 Tetr. 4, 4. 5. 178 VH 7, 17; 14. 14: hasta 8 ejemplos. l79 4, 2. 3. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 76 J.M. fLORISTÁN Laercio1so. Tiav8ox-. por el contrario, está documentado con 1 ejemplo en el s. llI, con cuatro en el s. I a. C. -tres de ellos en Estrabón-y con seis en el s. Id. C. De nuestros autores tienen Tiav8oxE1ov o similares Apiano1s1, Epicteto1s2, Gale- no1s\ Aquiles Tacio1s4 y Filóstratoiss. En conjunto, el s. 11ofrece31ejemplosy13 el siguiente, para aumentar su número espectacularmente en el s. IV hasta los 1O1, en autores como Gregario de Nisa, Atanasia, Cirilo, Efraím Sirio y, sobre todo, Juan Crisóstomo, que emplea esta raíz en nada menos que 62 ocasiones. Esto demuestra la tendencia histórica a sustituir Tiav8oKE'iov por 1Tav8oxE1ov, pero no menos, que losautores del s. II no se percataron de ella o, si la sintieron, no la consideraron contraria a sus tendencias aticizantes. Otro tanto se observa en el caso de /;Evo8oKE1ov y /;Evo8oxElov. Dentro de la escasez de apariciones, /;Evo8oK- es la forma habitual en los autores antiguos: Eurípides186, Jenofonte1s1 y Platón1ss. En cambio, /;Evo8ox-no aparece en el s. V, y en el IV está documentado en tres ocasiones, en Teofrasto, en un fragmento de Heraclides Póntico transmitido por Ateneo y en otro del historiador Megástenes conservado en Estrabón. En los ss. III-II no hay ningún ejemplo, pero 9 en el s. I a. C. -de los que 7 en Filón de Alejandría-y 34 en el s. I d. C. -de los que 30 en Clemente Romano y 1 en el NT-. En nuestros autores, encontramos formas en lC en Dión Casio189, pero también en -x- en este mismo19°, Aquiles Tacio191 y Longo192. En total, apenas 12 ejemplos en -x- en todo el s. II, otros 8 en el s. III y 115 en el s. IV, de los que nuevamente la inmensa mayoría (54) están en S. Juan Crisóstomo. En época bizantina, entre los ss. V-XV, el TLG cuenta 175 casos de la raíz /;Evo8ox- frente a sólo 5 de /;Evo8oK-. Parece, pues, evidente concluir, como en el caso anterior, la realidad de la evolución histórica y, dentro de la escasez de ejemplos, el uso indistinto que nuestros autores hacen de /;Evo8oKElov y /;EVObOXELOV. 180 2, 132; 6, 34: 4 ejemplos. 181 BC L 28, 128; l, 54, 237. 182 Ench. ll. 183 6, 663, 7; 6, 850, l l: hasta 8 casos. 184 7, 3, 3; 7, 3, 8. 185 VA 4, 39, 4. 186 Ale. 552. 187 Oec. 9, 10. 188 R.419a7. 189 78, 3, 4. 190 Epít.Xiph. 338. 13 191 8, 7. 2. 192 2. 13, 2. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO E § 6.Alg dice: Eustaci1 Léxico (s. lTAEÚµwv, t TLG arroj< decir, una I tado, en é¡ Platón191, p teles198. Tlv Hipócrates «ática» TT AE de Éfeso203 no201, Ptolo virtió en la derivado di § 7. En tro 8rnµá admiten en 193 Th. 61; 194 Tr. 567 195 HF ᄀセ@ 196 Lys. 36 197 Ti. 70 e 198 HA TXセ@ 199 de An. 200 10, 8, セ@ 201 14 ejen 202 M. l, 4 203 Onom. 204 978 E 205 Ren. Ve 206 l, 10;' 201 NA 9,: 208 Tetr. 3, 209 P. l, 9. 210 1,232, 211 Ael. D Cuadernos de J.M. FLORISTÁN emplo en el s. en el s. I d. C. icteto1s2, Gale- ejemplos y 13 ;. IV hasta los Sirio y, sobre 62 ocasiones. r 1TGVOOXELOV, si la sintieron, J. Dentro de la ores antiguos: rece en el s. V, l fragmento de =ir Megástenes ero 9 en el s. I : los que 30 en s formas en 1c les Tacio191 y 8 en el s. III y tán en S. Juan 1 175 casos de ente concluir, , dentro de la e セevooッkelov@ Compostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANTIGUA 77 § 6. Algo semejante ocurre con el doblete TTAEÚµt,w / TTVEÚµwv, del que Meris dice: Moer. 282 TIAEÚµl!JV, 'ATTLKt0<;. 1TVEÚµc0v,' E.\..\.11vLKt0S". Eustacio, en cuatro pasajes de su Comentario a la Odisea, y Focio, en su Léxico (s. v. TTAEÚµwv), nos recuerdan que la forma antigua y homérica es 1TAEÚµwv, en la misma línea que Meris. La búsqueda de ambos términos en el TLG arroja un total de 485 ejemplos de TTAEÚµcdv frente a 2568 de TTVEÚµwv, es decir, una proporción superior a 5: 1 en favor del último. TlAEÚµwv está documen- tado, en época antigua, en Esquilo19\ Sófocles194, Eurípides19\ Aristófanes196 y Platón197, pero, sobre todo, en el Corpus Hippocraticum (198 ejemplos) y Aristó- teles198. TlvEúµwv es igual de frecuente en Aristóteles199, pero mucho menos en Hipócrates (18 ejemplos). Por lo que hace al s. II d. C., encontramos la forma «ática» TTAEÚµwv en Diógenes Laercio200, Plutarco201, Sexto Empírico202 y Rufo de Éfeso2°3, y la «helenística» TTVEÚµcdv en Plutarco2ü4, Rufo2os, Sorano206, Elia- no207, Ptolomeo2os, Sexto Empírico209 y, sobre todo, Galeno2111. TlvEÚµovas- se con- virtió en la forma habitual en griego moderno (si bien también existe TTAEµÓvL, derivado de la otra raíz). § 7. En diversos pasajes los léxicos prescriben como buen ático el plural neu- tro OECJµá (o, en compuestos, ETTLOECJµa y CJTpcdµaTÓOEaµa, aunque para éste admiten CJTpwµaTÓOECJµm), en lugar del masculino OECJµot211. Los datos globales 193 Th. 61; Ch. 639. 194 Tr. 567, !054. 195 HF 1093; lo 524, 767. 196 Lys. 367; Ra. 474, 829. 197 Ti. 70 d 2; Ph/h. 21e7. 198 HA 487 a 30; 496 a 22: PA 645 b 8; 664 b 23: hasta un total de 94 ejemplos. 199 de An. 420 b 24; Aud. 800 a 21; 800 a 31. 2oo 1 O, 8. 4. 201 14 ejemplos, todos ellos citas de otros autores: 698 A 1; 698 A 5. 202 M. 1, 4, 4; L 4, 5. 203 Onom. 58, 3; 159, 2: lOejemplos. 204 978 E 12; 1047 D 6. 205 Ren. Ves. 5, 1, 4; Syn.Puls. 3, 1, 2: hasta un total de 8. 206 1, 10; 4. 11: 4, 40. 201 NA 9, 33: 11, 37: 13, 27: 14, 25. 208 Tetr. 3, 13, 5. 209 P. l, 93; M. 8. 252; 9, 178. 210 1, 232. 4; 1, 349, 13; 2, 706, l; 3, 321, 12: hasta un total de 1077 ejemplos. 211 Ael. Dion. 6 8, e 53, s 39: Phryn. Ecl. 259, 380: Antiatt. 113, 26; Moer. 117. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela. 2003 78 J .M. FLORIST ÁN que ofrece el TLG para los diez siglos comprendidos entre los años 500 a. y d. C. son los siguientes: 8rnµá, 923 veces; 8rnµo(, 193; 8rnµoús-, 381 (prescindimos de los casos oblicuos, cuyo género, en la mayoría de los casos, no es identifica- ble). De acuerdo con ellos, 8ECYµá supone ca. 62% de los casos frente al 38% de la suma de las formas masculinas. La distribución a lo largo de la historia no sufre grandes oscilaciones. En los ss. V-IV a. C. la proporción entre el género neutro y el masculino es semejante a la global, si bien se detecta, quizás, la pre- sencia de 8Eaµá en un número más variado de autores: así, hay 13 ejemplos en Eurípides212, cinco en el Corpus Hippocraticum y sendos en Heródotom, Aristó- fanes214, Platón215 y Jenofonte216, para un total de 32 casos entre ambos siglos. Por lo que respecta a 8E0µ0( I 8Eaµoús-, de los 23 casos nada menos que 13 se encuentran en Platónm, lo que pone de manifiesto la preferencia de éste por el plural masculino. En los siglos siguientes hasta el I d. C. la proporción entre ambos plurales se mantiene (68 neutros frente a 53 masculinos). Por lo que hace a nuestro corpus, encontramos 8Eaµá en Plutarco218, Apiano219, Epicteto220, Dión de Prusa221, Galenom, Lucianom, Aristides224, Dión Casiom, Pausanias226, Aqui- les Taciom, Eliano228, Polieno229, Filóstratono, Jenofonte de Éfesorn y Diógenes Laerciom, pero también 8E0µ0( / 8Eaµoús-en más de uno, como Plutarcorn, Dión 212 Andr. 577, 723; HF 1009, 1035. 213 6, 91. 214 Th. 1125. 215 Euthphr. 9 a 5. 216 Eq. 5, 4. 217 Smp. 195 c 4; Prt. 322 c 3; Cri. 46 e 5. 218 Arist. 26, 5; 499 B 2. 219 BC 2, 99, 412. 220 1, 9, 11 : hasta 4 ejemplos. 221 11, 18, 8; 30, 22, 2: 9 casos. 222 10, 317, 4; 11, 51, 3: 9 ejemplos. 223 Herc. 3, 4; VH 2, 23; Bis.Acc. 21, 14: 15 casos. 224 1, 25, 26. 225 58, 11, 1: 6 ejemplos. 226 4, 17, 1: 4 casos. 227 3, 7, 2; 4, 9, 4: 9 ejemplos. 228 NA 2, 30: 4 ejemplos. 229 6, 49: 2 ejemplos. 230 VA 2, 3, 8: 4 ejemplos. 231 2, 7, 5; 3, 3, 1: hasta 11 casos. m 8, 31, 1: 3 ejemplos. 233 Num. 10, 12; Pel. 13, 7: 13 ejemplos. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO E Crisóstomc Dión Casic µo(-8rnµoí te a 43%). se atuviero mente justi µoús-para 1 § 8. El, mal del gé1 de los pocc habituales género pro de género, vamente. L tica femeni un uso mas A PI PI TLVES M ElTLG última es, I セᅮatj@ en la del género rn 6,41,6 235 5, 16,4 236 Gym. 3 237 2 casos 238 2, 36, 1 239 1, 20,: 240 Hist.Rl 241 NA 12 242 2, 31, : 243 Fr. 103 244 Fr. 7, 6 Cuadernos de 1 M. FLORIST ÁN ;oo a. y d. c. >rescindimos :s identifica- te al 38% de i historia no re el género Iizás, la pre- ejemplos en tom, Aristó- 1s siglos. Por s que 13 se e éste por el orción entre ·lo que hace teto2211, Dión 1ias226, Aqui- y Diógenes rrcom, Dión ompostela. 2003 EL GRIEGO ENLA ÉPOCA TARDOANTIGUA 79 Crisóstomorn, Aquiles Taciom, Filóstratorn, Arrianom, Galenom, Pausaniasm, Dión Casio240, Eliano241 y Polieno242, de tal forma que la proporción 8E0µá / 8E0- µol-&E0µoús-en este siglo es, incluso, ligeramente inferior a la global (57% fren- te a 43% ). Así, pues, tampoco en este terrenos los autores tenidos de «aticistas» se atuvieron estrictamente a la norma de los léxicos, por otra parte no excesiva- mente justificada si tenemos en cuenta los mencionados datos de 8E0µ0[ / 8f0- µoús-para los ss. V-IV. § 8. El caso de 。。セッN|ッウM es paradigmático del proceso de regularización for- mal del género en la historia de la lengua griega. Como es sabido, Ti 。。セッN|ッウM es de los pocos sustantivos femeninos del paradigma temático, junto con otros más habituales como ócSós-, vóaos-o vT]aos-. La tendencia a la expresión formal del género provocó que estos sustantivos sufrieran, bien metaplasmo, bien cambio de género, que en el caso de 。。セッN|ッウM dio origen a 。。セN|イᄀ@ y ó 。。セッN|ッウM respecti- vamente. Los léxicos aticistas se muestran unánimes al promover la forma temá- tica femenina y condenar las otras dos, si bien Frínico no se olvida de mencionar un uso masculino de 。。セッN|ッウM en Hiponactew: Ael Dion. a 186 ctcjセoaosGG@ 8T]AUKWS' Ti ctcjセoaosGG@ OVK apCJEVLKWS' ó ctcjセoaosGN@ Phryn. Ecl. 82 。。セaN QQ@ µT¡ A.f.yE, a,\,\a 。。セッaNッウMN@ Phryn. PS 28, 1 。cjセoaosGG@ 8T]AUKLCJS' ,\f_youmv. 'l rrm:Jval,; ó, 。ーcjevlkャセsGN@ TLVES ÓE KGL Ti¡v 。。セᅮat}v@ <ovx ÚyLws->. Moer. 9 。。セッL|ッウML@ 'A TTLKc0s-. 。。セᅮatjLG@ EAATJVLKüJS'. El TLG documenta 84 apariciones de 。。セN|イᄀ@ frente a 70 de 。。セッN|ッウMN@ Esta última es, por lo general, forma más antigua, si bien la primera aparición de aa- セN|イᄀ@ en la literatura griega está ya en Semónides244. Por lo demás, la fluctuación del género de 。。セッN|ッウM es tan antigua como los siglos V-IV: frente al femenino de 234 6. 41, 6. 235 5, 16. 4. 236 Gym. 33, 20. 237 2 casos: e.g. Byth. Fr. 42, 8 238 2, 36, 14; 3, 312, 17: 38 casos. 239 !, 20, 3. 240 Hist.Rom.,exc. Salm. 765, 28. 241 NA 12, 5. 242 2, 31, 3. 243 Fr. 103, 10 West. 244 Fr. 7, 61 West. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 80 J .M. FLORIST ÁN Aristófanes245, el masculino del Corpus Hippocraticum246 o Teofrasto247. En el s. l. a. C. Estrabón utiliza Ti 」ヲッセッaNッウM y, en el siguiente, Dioscórides24s tiene Ti acr- セᅮatjN@ Por lo que respecta a nuestros autores, Plutarco249 y Eliano2so ofrecen \G■。セッ|NッB@ en una ocasión, sin que pueda precisarse el género; Luciano tiene cinco ejemplos, tres con concordancia femenina y dos sin concordancia, y Galeno, cinco ejemplos de 。。セᅮatjRウQ@ y dos de 」ヲッセッaNッウM femenino. A este respecto, es sig- nificativo de su actitud lingüística lo que dice en dos pasajes de su obra: 12, 219, 100: ... avarrEµrroÚOT]S' (se. Ti]S' yfis-) ELS' í'nj;os- OloV ateaAóv TLVCT Tl gHjセoaovL@ Tl al8áh¡v YE KCTL 。。セᅮat}vN@ WS' av €8ÉAlJ TLS' KCTAELV. 16, 623, 8: TT]v KCTAOVµÉvr¡v imo TWV TTOMWV 。。セᅮat}vL@ flv 。。セoaov@ ot <"EMT]VES'> 6voµá(ouCTLV. Con el tiempo 。。セᅮatjL@ siempre dentro de una frecuencia de aparición no muy elevada, se fue convirtiendo en la forma habitual. En definitiva, también aquí hay fluctuación entre los autores del s. 11, lógica si tenemos en cuenta que ésta es tan antigua como la misma literatura griega. § 9. También existe unanimidad en los léxicos aticistas a la hora de defender el empleo de 8uo1v para el genitivo y dativo de 8úo. Aceptan, si acaso, la forma 8uE1v, propia de autores más recientes, si bien Frínico restringe su uso al geniti- vo. En cualquier caso, todos condenan la forma 8uat como bárbaram. Veamos los datos que nos ofrece el TLG. Entre los ss. V a. y d. C. 8uai aparece en 1137 ocasiones, frente a un total de 3687 de la suma de las formas 8uo1v / 8uE1v, si bien hay que tener en cuenta que aquélla tiene valor sólo de dativo, mientras que éstas lo tienen también de genitivo. Queda por contabilizar el empleo de 8úo con valor de ambos casos, lo que exigiría un proceso más largo que se sale de los límites de lo que aquí me he propuesto. Si observamos la frecuencia de aparición de 8uülv / 8uE1v a lo largo de la historia, comprobamos que la primera es muy abundante en los siglos clásicos (V-IV) en casi todos los autores y géneros: tra- gedia (Sófocles, Eurípides), comedia (Aristófanes, Menandro), historiografía (Tucídides, Jenofonte), filosofía (Platón, Aristóteles, Teofrasto), oratoria (en los diez oradores del canon), etc., si bien se observan diferencias según autores. En total, 8uo1v está documentado, en estos dos siglos, en 612 ocasiones, frente a tan 245 Th. 245. 246 Mu/. 103, 8; 104, 5. 247 /gn. 39, 6. 248 De materia medica 5, 161, y tres ejemplos más. 249 Cim. 1, 9. 250 VH 2, 15. 251 8, 378, 17; 8, 435, 7. 252 Ael. Dion. 8 31, d 32; Phryn. Ecl. 180, 181; Hdn. Philet. 434. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGC sólo 41 ' situaciór ciones: S de obra e ningún 8 ÓUELV f 5 17y71/ (49 y 36 radical, セ@ sólo 161 se rompe da por e (98), peri Por le que bUOLI nicom sé dominio 9 casos d no, 17 y: Arriano21 no269, Lo 253 155 254 44 e. 255 58 / 256 3 eje 257 Tact. 258 1, 13 259 1, 24 260 Elec1 261 38. 4 262 VA 1 261 19 ej 264 7 cas 265 3 eje1 266 5 eje1 267 123 e 268 3 eje1 269 5 cas• 270 l ejer m 4ejer 271 l ejer Cuadernos dt >RISTÁN :n el s. セ@ cia- frecen セ」ゥョ」ッ@ raleno, es s1g- 1l8a/..óv :iv. ,/._ov 0'1 1omuy n aquí ésta es :fender forma geniti- 'eamos n 1137 JELV, si :as que . fo con de los arición セウ@ muy os: tra- ografía (en los res. En te a tan stela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANTIGUA 81 sólo 41 ejemplos de 8uEiv. Entre Jos siglos III a. C. y 1 d. C., sin embargo, Ja situación se invierte: 8uE1v es mayoritario frente a 8uoiv en las siguientes propor- ciones: 53 / 40, 14 / 11, 222 / 100, 206 / 144. Entre los autores más destacados o de obra conservada más extensa, hay que mencionar que Polibio tiene 38 8uE1v y ningún 8uo1v, que en Filón de Alejandría la situación está más equilibrada (51 6uElv / 57 6uolv), que en Diodoro y Dionisia vuelve a ser mayoritario 8uEiv (39 / 17 y 71/7 respectivamente) y que en Estrabón y Dioscórides sólo tenemos 8uElv (49 y 36 ejemplos respectivamente). En el s. II d. C. la situación sufre un cambio radical, sin duda bajo influencia del aticismo: 1103 ejemplos de 8uol v frente a sólo 161 de 8uElv. En el siguiente se vuelve de nuevo al equilibrio, que otra vez se rompe en el s. IV en favor de &uo1v (434 / 86), forma especialmente favoreci- da por escritores paganos como Oribasio (63 casos), Temistio (52) o Libanio (98), pero no menos por autores cristianos como Cirilo (43) o Teodoreto (37). Por lo que respecta a nuestro corpus, en Plutarco es más frecuente 8uElvm que 8uolv204, e igualmente en Sexto Empíricom. En Epicteto206 y Eliano el Mecá- nicom sólo aparece 8uElv. En el resto encontramos, bien ambas formas con pre- dominio más o menos abrumador de 8uo1v, bien tan sólo esta última: en Sorano, 9 casos de 8uolv y l de 8uE1vm; en Galeno, 739 y 7 respectivamente209; en Lucia- no, 17 y 32611; en Dión Casio, 8 y 2261; en Filóstrato, 16 y 1262; tienen tan sólo 8uo1v Arriano26\ Apiano264, Rufo26\ Dión Crisóstomo266, Aristides267, Pausanias268, Elia- no269, Longono, Polieno271 y Jenofonte de Éfesom. Son de destacar los casos RUセ@ 155 casos: e.g. L_vc. 1. 4; Num. 12. 4; Sol. 23, 5. 254 44 ejemplos: e.g Rom. 21, 6: Nwn. 18. 2 . 2ss 58 / 22: e.g. M. 7. 105: 8. 119: 9, 20: l. 104: 3. 35. 256 3 ejemplos: e.g. 2, 19. l. 257 Tact. 25. 8. 258 1, 13: 3. 44. 259 l. 249, 9: 2. 75, 11. 260 Electr. 3. 4: lnd. 17, l: Cat. 6, 5. 261 38.42,3;40,53.2:63.29,3. 262 VA l. 18. 16: 3, 27. 27: Her. 670. 26. 26' 19 ejemplos: e.g. An. 2. 2, 5: 3. 7. 1. 264 7 casos: e.g. BC l, 59, 266: 4. 68. 287. 265 3 ejemplos: e.g. Onom. 130, 2. 2665 ejemplos: e.g. 34, 42. 267 123 casos: e.g. 1, 15, Yセ@ 1, 25, 7. 268 3 ejemplos: e.g. 1, 18, 8. 269 5 casos: e.g. NA 5, 33. 270 1 ejemplo: 1, 7, 1. 271 4ejernplos: e.g. 1,41, l. 272 l ejemplo: 3, 8, 5. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela. 2003 82 J.M. FLORISTÁN especiales de Galeno y Aristides, en los que la exagerada abundancia de 8vo1v responde sin duda a una intención estilística consciente. Pero, ¿qué ocurre con la forma ova(? En el s. V a. C. está documentada en 15 ocasiones, de las que 9 son del Corpus Hippocraticum, y todas, de autores ajenos al ámbito ático. En el s. IV hay documentados 53 ejemplos, 40 de los cuales están en Aristóteles. En ambos siglos no hay uno solo en los autores antes men- cionados a propósito de 8vo1v. En el s. III a. C. encontramos 152 casos -de ellos, 97 en Euclides, 27 en Arquímedes y 15 en Polibio- y 46 en el s. II. En el s. I a. C. los autores que más veces documentan ova[ son precisamente los que también tienen 8uE1v: Estrabón, Dionisio, Diodoro, Filón. De los autores del s. II selec- cionados, 8va[ está en Plutarcom, Arriano274, Eliano el Mecánicom, Apiano276, Soranom, Dión Crisóstomo278, Galeno279, Luciano28o, Aristides281, Ptolomeom, Dión Casiom, Pausanias284, Aquiles Taciom, Sexto Empírico2s6 y Polieno287. De todo lo dicho podemos extraer, creo, las siguientes conclusiones: a) Es cierto que 8vo1v es la forma «ática» antigua, y 8uE1v, la moderna, es decir, la de los autores helenísticos. b) セカ。{@ nace en un ámbito extraático, probablemente jónico minorasiático, de donde se va extendiendo a otros territorios. c) En el s. II d. C. se produce una marcada reacción en favor de 8vo1v, sin duda favorecida por el movimiento aticista. En campos como éste del empleo del dual, así como en el de la recuperación del optativo (aunque sea mal usado), es donde más se deja sentir el aticismo, frente a las prescripciones léxicas o sintác- ticas, más difíciles de cumplir por su mayor extensión o complejidad. Aun así, obsérvese que no faltan ejemplos de ova[ en Plutarco, Galeno y, sobre todo, Pto- lomeo. No se puede decir, pues, que los aticistas del s. II d. C. hayan quedado libres de esta «falta», ni siquiera uno de estricta observancia como Aristides. 273 39 ejemplos: e.g. Thes. 25, 4; Sol. 19, 2. 274 3 ejemplos: e.g. Taet. 12, 8. 275 Taet. 19, 4; 19, 9. 276 2 ejemplos: e.g. BC 4, 44. 189. 277 3 ejemplos: e.g. 1, 11, 2. 278 3 ejemplos: e.g. 7, 47. 279 24 ejemplos: e.g. 1, 292, 15; 7. 64, 4; 7, 179. 6. 280 1 caso: Muse.Ene. 3, 18. 281 1 ejemplo: 2, 4, 23. 282 63 casos: e.g. Alm.l.l, 161, 20; 1.1, 162, 16. 283 2 casos: e.g. 58, 4, 7. 284 1 ejemplo: 6. 19, 3. 285 2 ejemplos: e.g. 8, 9, 13. 286 5 ejemplos: M. 9, 206. 287 2 casos: 2, 3, 8. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela, 2003 EL GRIEGO/ § 10. p cistas de 1 autores de frente a la res tienen gular com Plutarco291 y en sendc formajóni da ya des1 temático, encontrarr Luciano305 do conclu «Zwische1 los textos forma AG'f 288 Ecl. 1 289 NA2. 290 Cyn.: 291 Lys 2: 292 6, 33. 293 Par. 294 l. 22. 295 VA3, 296 Vi et.A 297 3. 22, 298 7, 11, 299 //. 10, 300 17 cai 301 12 ca: 302 1 cas( 303 4 cas( 304 En 5( 305 En5 306 1 eje1 307 2 cas, 308 End 309 Hisp. Cuademosd, J.M. FLORISTÁN lancia de bvoi v 1mentada en 15 : autores ajenos l de los cuales res antes men- asos -de ellos. En el s. I a. C. ,s que también del s. II selec- )27\ Apianonó, , Ptolomeom, Polieno287. De 1 moderna, es 1orasiático, de de bVOLV, sin el empleo del tal usado), es icas o sintác- fad. Aun así, >re todo, Pto- yan quedado セイゥウエゥ、・ウN@ npostela, 2003 EL GRIEGO EN LA ÉPOCA TARDOANT/GUA 83 § 10. Para terminar, quiero examinar brevemente algunas prescripciones ati- cistas de naturaleza más estrictamente morfológica y su cumplimiento en los autores de nuestro corpus. Frínico recomienda el empleo de la forma ática ,\ayws- frente a la jónica ,\ayós-y la épica ,\aywós-288. De acuerdo con ello, nuestros auto- res tienen documentada en abundancia la forma ,\ayws-, tanto en nominativo sin- gular como en acusativo plural: Eliano, en 23 pasajes2x9; Arriano, en 14290; en 5, Plutarco291; Dión de Prusa, en 4m; Lucianom y Longo294, en 3; Filóstrato, en 2m, y en sendos pasajes Galeno296, Pausanias297 y Polieno298. Ninguno de ellos tiene la forma jónica ,\ayós-, pero no puede decirse lo mismo de la épica ,\aywós-, conoci- da ya desde Homero299. Ésta presentaba, por un lado la ventaja de su carácter temático, por otro su mayor cercanía a la forma ática por la vocal larga. Así, encontramos ,\ayc0ós-en Plutarco300, Arriano301, Rufo302, Sorano3º\ Galeno3º4, Luciano3os, Aristides3o6, Dión Casio3o7, Polieno3os y Apiano3o9. No sería aventura- do concluir, creo, que ,\aywós- se había convertido en la época en forma de «Zwischenschichtssprache», y de ahí su presencia tanto en la literatura como en los textos coloquiales, como los papiros. La evolución posterior culminó en la forma ,\ayós-conservada en griego moderno. 288 Ecl. 156. 289 NA 2, 12: 2, 45: 4, 26. 290 Cyn. 2, 3; 5. 11. 291 Lys 22, Uセ@ 229 D 2. 292 6. 33. 293 Par. 51, 27. 294 l. 22. 3. 29s VA 3. 39, 11. 296 Vict.Att. 69. 297 3. 22, 12. 298 7, 11, l. 299 JI. 10, SVQセ@ Od. 17, 295. 300 17 casos: e.g. lys. 22. 5: Arat. 26, 5; 218 D 2. 301 12 casos: e.g. Cyn. 2. 2: 5. l. 302 1 caso: Ren. Ves. 9, 2, l. 303 4 casos: e.g. 3, 42. 3. 304 En 50 ocasiones: e.g. 2. 571, 9; 3, 541, 1: 6, 664, 3 . .105 En 5 ocasiones: e.g. Symp. 22, 11. 306 1 ejemplo: 2, 94. 26 . .107 2 casos: e.g. 62. 5, 6. 3118 En dos ocasiones: e.g. 7. 11, l. 309 Hisp. 227. Cuadernos de literatura griega y latina IV Alcalá de Henares-Santiago de Compostela. 2003 84 J.M. FLORISTÁN § 11. Los temas en semivocal <J alternante sufrieron en época tardía algunas confusiones-regularizaciones analógicas que los léxicos aticistas condenaron. Así, Frínico, Meris y Oro rechazan el empleo en el plural de TTT]X0'Jv por TTTJXH·JV, y de TTTJXl•JS' y TTTJXOUS' por TTTJXE0JS' en el singular: Phryn. Ecl. 217 TTllXt0v, TTTÍxc0s-· ÓELVl;JS' ÉKáTEpov civáTnKov, bÉov TTTÍXE 0JV Kal TTTÍXEl0S'. Moer. 298 TTTÍXE0JV, 'ATTLKt;JS'. TTllXt•JV,' E,\,\11vLKtéis-. Orus Att. B 133 TTTÍXEl,w· oÜTüJS', ou TTllXWV. t0s- mi. TTTÍXElcJS', ou TTTÍXOVS'. La forma «ática» TTTJXEL·JV está en Plutarco310, Arrianorn, Apiano312, Rufom, Galeno.ll4, Lucianom, Ptolomeo316, Dión Casiom, Elianom y Filóstratom, pero no faltan ejemplos de la contracta TTT]XWV. En siglos anteriores están documentados cinco casos de ésta en Aristóteles, 15 en Hecateo de Abdera, 4 en Polibio, 6 en Filón el Mecánico, 7 en Filón de Alejandría, 40 en Diodoro, 9 en Estrabón y 8 en Ateneo el Mecánico: parece, pues, que la forma contracta pertenecía a la «Litera- tursprache» helenística, cuyos exponentes máximos son algunos de los autores mencionados, como los historiadores Polibio y Diodoro y los mecánicos Filón y Ateneo. En el s. 1 d. C. es de destacar, asimismo, la presencia abundante de TTT]Xc0v en autores como Josefo (63 casos) y Herón el Mecánico (74 casos), ambos todavía no afectados por la corriente aticista. En fin, entre los autores del s. 11 seleccionados tienen TTT]XWV Plutarcom, Pausanias321 y sendos ejemplos Arriano322, Eliano el Tácticom, Apiano324, Lucianom, Polieno326 y Filóstratom. No son, en conjunto, muchos, pero suficientes para poner en evidencia la fortale- 3111 En 5 ocasiones: e.g. 368 B 7; 368 B 9. 311 4 ejemplos: An. 6. 22. 7. 312 2 casos: Mith. 119. 313 l caso: De partibus ... 44. 314 13 casos: 4, 618, 13; 8, 831, 18. 31s 3casos:VH2,ll. 316 l ejemplo:A/m. 1.1,403, 10. 317 En 3 ocasiones: 70, 4, 2. 318 22 ocasiones: NA 5. 3; 10. 4 (pero los mss. escriben siempre n11x¡:Jv). 319 l ejemplo: Gym. 34. 3. 320 11 ejemplos: Lys. 18, 2; Luc. 1 O, 3: 838 C 8. 321 7 ejemplos: 1, 24, 7: 2. 28. 1. 1')' An. 1. 20,
Compartir