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Gestión, administración y ciencia 
 
Francisco Javier Palomares Vaughan 
Doctor en Administración 
Docente Universidad Vasco de Quiroga, A.C. 
 
 
En el presente artículo se abordan dos temas de discusión actuales en torno a la gestión. El 
primero es sobre la diferencia que existe entre administración y gestión. Con el fin de aportar 
ideas que ayuden a la definición de estas disciplinas, se hace una revisión de los orígenes 
etimológicos tanto de la palabra gestión como de administración. En un segundo momento se 
revisan las definiciones teóricas que de ambos conceptos se presentan en el ámbito de las 
ciencias administrativas. De este breve análisis se define que la diferencia entre ambas 
disciplinas radica en el plano de aplicación, es decir, la administración es el estudio de la 
planeación y organización de los objetivos organizacionales y la gestión trata de las actividades 
y decisiones que se toman en la práctica en la búsqueda del cumplimiento de esos objetivos. 
El segundo tema es sobre si el estudio de la gestión produce conocimiento científico. De 
acuerdo a lo revisado se puede concluir que efectivamente la gestión produce conocimiento 
científico pero mediante una epistemología propia de la disciplina. Esta epistemología se 
fundamenta en un paradigma constructivista, emergente y local. Tanto los métodos como los 
objetos de estudio surgen del estudio de la realidad en la que se desarrolla el fenómeno 
organizacional. 
 
 
El té i o gestió ha cobrado fuerza en los años recientes separándose del paradigma clásico 
de la administración y/o del management, resultando de uso común tanto en la empresa como en 
las aulas universitarias. Se hace gestión administrativa, gestión educativa, gestión gubernamental, 
gestión social, y una larga lista de apellidos. En algunos casos se han definido, incluso, ciencias de 
la gestión. Pero ¿qué se debe de entender por gestión? ¿Qué hace diferente la gestión de la 
administración? ¿Es la gestión una ciencia? En las siguientes líneas se realiza una aproximación a 
su definición, siempre desde la perspectiva administrativa, ya se explicará el por qué. De la misma 
manera se presentará una posición en cuanto a la cientificidad de esta disciplina. 
 
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Es evidente que el término de gestión nace en el ámbito administrativo (Audet & Déry, 1996; 
Casassus, 1999; López & Mariño, 2010), puesto que en las diversas definiciones encontradas se 
hace referencia a las organizaciones o empresas. Desde una perspectiva etimológica (Huergo, 
2003) la palabra gestión tiene como origen el vocablo latino gestio-onis , ue i di a u a a ió 
de llevar a cabo, o gestio-onem que alude a las acciones que se realizan para la consecución de 
algo (Moliner, 1998). Po ot o lado ta ié se e ue t a ela io ada o gesta , es de i , lo 
realizado. López y Mariño (2010) u i a la gestió o o o se ue ia del té i o genere ue 
implica conducir, dirigir e incluso gobernar. 
 
Ya en términos más conceptuales, Amat (2000) define la gestión como un conjunto de decisiones 
y acciones que llevan a la organización a alcanzar los objetivos corporativos. De esta manera se 
entiende que la gestión tiene relación directa con la formulación, ejecución y control de los planes 
estratégicos de las organizaciones. Así mismo, mediante la gestión, la organización tiene 
interacción con el medio en el que se desenvuelve, así como con sus integrantes tales como los 
proveedores, los clientes, la competencia, el gobierno y en general todos aquellos que constituyen 
la cadena de valor que se desarrolla en la organización. Todo lo anterior hace que la gestión ayude 
a desarrollar las funciones básicas de la administración: planear, organizar, dirigir y controlar. Es 
decir, que por gestión se entienden todas aquellas acciones relacionadas con actividades que 
están dirigidas a la realización y desarrollo de objetivos que han debido establecerse con 
anterioridad (Salgueiro, 2001). Esta idea se ve reforzada por Hernández (2001) que asegura que la 
gestión incluye una serie de funciones diferentes que tienen el compromiso de realizar una tarea 
con éxito; la gestión es todo acerca de hacer las cosas. De esta manera los procesos de gestión 
resultan ser el camino que toma una organización para lograr los objetivos o metas, y es en este 
sentido que se considera una ciencia. Casassus (1999) retoma una definición un tanto clásica de la 
gestión, estableciendo que se trata de la capacidad de generar una relación adecuada entre la 
estructura, la estrategia, los sistemas, el estilo, las capacidades, la gente, y los objetivos superiores 
de la organización. De esta manera se puede asegurar que la gestión es la capacidad de articular 
los recursos de que se dispone de manera que se pueda lograr lo que se desea. 
 
De la misma manera, y para ser consistente, se revisó el origen etimológico de la palabra 
administración en la que algunos autores (Chiavenato, 2004; Oliveira, 2002) hacen alusión a su 
origen latino siendo ad (hacia, dirección, tendencia) y minister (subordinación u obediencia), y 
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significa aquel que realiza una función bajo el mando de otro, es decir, aquel que presta un 
servicio a otro. Uno de los teóricos de la administración más reconocido es Minzberg (1984), quien 
se refiere a la administración como un proceso que diseña y mantiene el entorno en el que, 
mediante el trabajo en grupos, los individuos cumplen los objetivos que se ha planteado la 
organización. Por otro lado, Chiavenato (2004) afirma que: La administración es el proceso de 
planear, organizar, dirigir y controlar el uso de los recursos para lograr los objetivos 
organizacionales . Co ot o o epto, Hitt (2006) define la administración como: "El proceso de 
estructurar y utilizar conjuntos de recursos orientados hacia el logro de metas, para llevar a cabo 
las tareas en un entorno organizacional". Hasta aquí pareciera que gestión y administración es 
similar, es decir, la acción con el fin de cumplir los objetivos. Por su parte Koontz (1994) presenta 
a la ad i ist a ió o o la ciencia social, técnica y arte que se ocupa de la planificación, 
organización, dirección y control de los recursos (humanos, financieros, materiales, tecnológicos, 
de conocimiento, etc.) de la organización, con el fin de obtener el máximo beneficio posible; este 
beneficio puede ser económico o social, dependiendo de los fines ue pe siga la o ga iza ió . 
Esta definición eleva el plano de análisis al considerar la administración como una ciencia que 
abarca distintas facetas de la conducción de una organización, además de las distintas áreas en las 
que dicha conducción se puede llevar a cabo. Así, el concepto de administración se refiere a un 
campo de conocimiento (en general, de reciente surgimiento) alrededor del cual se ha configurado 
toda una profesión, que hoy está avanzando hacia su consolidación como disciplina científica 
(Sanabria, 2007). 
 
Parece, entonces, que la diferencia entre gestión y administración se encuentra en el ámbito de 
aplicación. La administración es la disciplina general que estudia lo referente a las organizaciones, 
los recursos con los que cuenta, los participantes que intervienen en ellas y los procesos que llevan 
a cabo para lograr sus objetivos. Por su parte la gestión se concentra en el estudio de las 
actividades necesarias a realizar en las organizaciones para conducirla de acuerdo a lo planeado 
con los recursos requeridos y por las personas involucradas. Es decir, como lo concluye Cassasus 
(2000): el tema central de la teoría de la gestión es la comprensión e interpretación de los 
procesos de la acción humana en una organización . 
 
Ahora bien existe el debate sobre si la gestión se puede considerar como un conocimiento 
científico. El Diccionario de la Lengua Española (2014), define la ciencia como el conjunto de 
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conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento,sistemáticamente 
estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. La ciencia es entonces el 
producto de la observación y que se presenta mediante teorías y leyes. Pero la obtención de estas 
teorías y leyes se legitima por el proceso que se ha llevado a cabo para obtenerlas. A este proceso 
se le llama método científico, y es este método el que ha logrado dilucidar las inquietudes del 
sujeto en relación a la realidad (Briones, 1996). Esta relación entre el sujeto y el objeto de estudio 
produce el conocimiento científico (Hessen, Johannes, & Romero, 1970). Así, este conocimiento 
se convierte en una disciplina científica cuando nace como un nuevo modo de ver y relacionarse 
con el mundo y que se estructura de acuerdo a las condiciones culturales, económicas y sociales 
de la época en la que se desarrolla (Fourez, 1994). Es entonces de esta manera que el 
conocimiento relaciona al estudioso de la ciencia con la realidad en la que se desarrolla, y en el 
caso de la gestión este supuesto se actualiza de manera clara y evidente, puesto que se acerca al 
investigador con la organización y su funcionamiento en un entorno real. 
 
Pero la producción del conocimiento científico no es de manera espontánea. Es mediante el 
esfuerzo, el estudio, la disciplina, pero sobre todo, mediante la investigación que se logra 
conformar y presentar. La investigación a su vez requiere de un método, el cual le da la 
confiabilidad y validez a los resultados obtenidos en el proceso. Si se siguen los procesos 
metodológicos adecuados, se puede estar seguro que el conocimiento científico que se obtiene 
logra ser explicativo, es decir, que no solo dice que algo es de determinada manera, sino que 
pretende saber por qué es de esa manera y no de otra. Cual sea el objeto de conocimiento que se 
aporte, el método consagra la actividad científica en el sentido que es una convención que 
permite a los pares juzgar que el documento que se realiza puede ser aceptado científicamente 
(Vertraete, 2007). 
 
Además de ser metódico, el conocimiento científico es sistemático, es decir, es organizado y 
coherente. Busca la mayor precisión posible, tratando de ser más exacto en aquello que el 
conocimiento común sabe pero de forma confusa. Es verificable ya que todo enunciado científico 
debe poder ser sometidos a algún tipo de prueba. 
 
Si bien es cierto que el conocimiento científico debe de tener rigor y estructura, también resulta 
verdad que una disciplina científica no está definida por el objeto de estudio sino que es ella quien 
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finalmente lo determina. Y como lo establece Fourez (1994) las ciencias emergen del discurso 
cotidiano y de dónde no se espera se ve surgir un discurso sistemático que más adelante se 
convertirá en ciencia, como en el caso de la gestión, que genera una corriente de pensamiento 
que emerge de la realidad organizacional. La ciencia de la gestión nace de las preguntas y 
preocupaciones concretas en un entramado de interés en determinados momentos y que cambia 
con las circunstancias (Kuhn, 2011). 
 
Ahora bien, tomando en cuenta las características de la ciencia, anteriormente mencionadas, así 
como los elementos fundamentales que la constituyen (Galicia, 2008) como una unidad de 
pensamiento y acción, de conocimiento y transformación, es que se analiza si la gestión se ajusta a 
estos elementos. 
 
En primer lugar se requiere que la disciplina cuente con un marco teórico científico formado por el 
conjunto de ideas, conceptos, proposiciones, hipótesis, principios y leyes integrados en un 
discurso teórico, que tienen como fin el dar una explicación al fenómeno observado en la realidad. 
Las ciencias administrativas, y por ende la gestión, cuentan con un amplio fundamento teórico, el 
cual ya ha sido abordado en sendos trabajos (Suárez, 1991; Koontz, 2000) y que resultaría excesivo 
comentarlo en este documento. Prácticamente todo el siglo XX se generaron teorías 
administrativas desde muy diversos puntos de vista. 
 
En cuanto a la existencia de una metodología de investigación, que se entiende como la suma de 
principios, procedimientos y técnicas cognoscitivas que son empleados en el trabajo de 
investigación, para entender y comprender los diversos factores que componen la problemática 
de estudio, y que ayuda además a construir el conocimiento objetivo de la realidad, se puede 
asegurar que es uno de los aspectos más discutidos sobre la ciencias administrativas (Vertraete, 
2007), puesto que por la naturaleza del objeto de estudio (Chatelin, 2005; David, 2002; Lallé, 2004; 
López & Mariño, 2010) existen múltiples formas de estudiar los fenómenos organizacionales. Esta 
multiplicidad de formas de estudio es emergente y aplicable a cada caso en particular, por lo que 
resulta complejo tipificarla. Un ejemplo de la metodología de investigación definida para estudiar 
los fenómenos de la gestión es la llamada investigación-intervención (Lallé, 2004), que implica que 
simultáneamente se cree el conocimiento y el cambio en la empresa. Este método de 
intervención intenta provocar el cambio en la organización partiendo del diagnóstico elaborado 
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previamente. Posteriormente al terminar la fase de implementación se llevan a cabo los procesos 
de retroalimentación de manera que puedan corregirse las desviaciones. Es por lo anterior que a 
las ciencias de la gestión se les denominan ciencias de la acción finalizada, puesto que no se trata 
solo de analizar las organizaciones, sino también de mejorar su funcionamiento. 
 
Al igual que la necesidad de que exista un método, debe de existir una problemática de 
investigación, es decir, un fenómeno observado en la realidad y a partir del que se intenta, 
conocer, explicar y comprender objetivamente dicha realidad. La problematización surge de la 
duda y de la interrogación y constituye un campo específico de estudio sobre el que trabaja una 
determinada ciencia. En el caso de la gestión es la organización en dónde surgen estas 
problemáticas (David, 2002) por lo que se convierte en el objeto de las ciencias de la gestión. 
 
La práctica de la investigación es el elemento propiamente transformador de la ciencia en proceso 
de producción de conocimientos. La práctica de la investigación científica está constituida por el 
proceso de investigación que se lleva a cabo en una sociedad en particular, en una situación social 
dada. Sin duda en la gestión, los resultados de las investigaciones realizadas se llevan a cabo en el 
mundo fáctico. El objetivo de la investigación en gestión es proporcionarle soluciones a las 
organizaciones (David, Hatchuel, & Laufer, 2000). 
 
Como se puede observar la ciencia de la gestión exhibe buena parte de los comportamientos 
típicos de una ciencia normal (Le Moigne, 2010). Existen programas de enseñanza, así como de 
investigación científica en la mayor parte del planeta, existen distintas sub-disciplinas, tantas como 
áreas en las organizaciones. Además hay una gran producción de estudios, investigaciones y 
papers en revistas especializadas. Este desarrollo epistemológico ha quedado plasmado por Audet 
y Déry (1996) en el siguiente esquema: 
 
 
 
 
 
 
 
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Tabla 1. Capas del desarrollo de la epistemología de las ciencias administrativas 
 
Características 
 
Capa 
Año 
Formas de 
trabajo 
epistemológico 
Fundamento 
Epistemológico 
Campo de apoyo Objeto Método 
Apropiación 1900 
General, formal e 
implícito 
Cientificismo 
Campo social y 
global 
Acción y 
organización 
Observación y 
codificación 
Cientificidad 1940 
Local, formal y 
explícito 
Neopositivismo 
Filosofía de las 
ciencias 
Reglas de validación 
y ciencias de la 
producción, 
científicas y de la 
administración 
Análisis formal 
Revelación 1970 
Local, empírico 
implícito y 
explícito 
Pluralismo 
Historia y 
sociología de las 
ciencias 
Prácticas científicas 
y administrativaConceptualización 
y estudios 
empíricos 
Derivación 1980 
Derivado y 
aplicable, 
empírico 
implícito y 
explícito 
Constructivismo 
Epistemología, 
ciencias del 
conocimiento, 
ciencias de la 
administración y 
ciencias sociales 
Cognición y 
organización 
Conceptualización 
y estudios 
empíricos 
(Audet & Déry, 1996) 
 
Una primera etapa en la construcción de esta epistemología de las ciencias administrativas se da a 
principios del siglo XX y consiste en una apropiación del discurso científico que prevalecía en el 
campo de la sociología. Los principales representantes son Taylor y Fayol, puesto que sus métodos 
estaban centrados en la "administración científica" que tenía por principios una dirección racional 
de las empresas en búsqueda de la máxima rentabilidad y la satisfacción que el personal debería 
de tener de su trabajo. La segunda etapa, que inicia a final de la segunda guerra mundial, resulta 
distinta puesto que en este caso el carácter de ciencia se deriva de los trabajos realizados en el 
campo de la administración. Lo anterior sienta las bases para una epistemología de la 
administración. De esta manera la última etapa se define como una epistemología que deriva de 
las ciencias de la administración, así como de todos los campos de investigación aplicables a la 
administración. A decir de los autores citados, la ciencia que emergió del cientificismo sirvió de 
primer tamiz y de herramienta de legitimación de una forma de conocimiento que estaba por 
venir. 
 
En la etapa de la cientificidad de las prácticas se privilegia el gobierno, la coordinación y la 
supervisión, aspectos siempre presentes en el paradigma industrial de la época. Como 
8 
 
consecuencia del contexto de posguerra, se adoptan los términos militares a la administración: 
estrategia, táctica, terreno, etc., lo que proyecta al estudio administrativo a otras dimensiones 
fuera de la empresa misma. En este periodo la epistemología de las ciencias administrativas se 
convierte en explícita y da lugar a un trabajo formal. Esta epistemología es normativa, los autores 
buscan disciplinar las prácticas empresariales, mediante reglas de producción y la validación del 
conocimiento de la administración. La epistemología de las ciencias de la administración, en este 
periodo, se inscribe en la corriente dominante del neopositivismo, inspirado en el Manifiesto del 
Círculo de Viena. Se trata de un enfoque local, formal y explícito que proyecta a la administración 
como una ciencia unitaria, a pesar de la diversidad de formas de denominarla. 
 
En la tercera etapa, a finales de la década de los 70´s, la cual se le denomina: la revelación de la 
diversidad de las prácticas, se defiende la tesis que asegura que en el seno de la epistemología 
general emerge una epistemología de inspiración histórica, en su primera etapa y sociológica 
después. Estas dos tendencias tienen un mismo objeto, las prácticas concretas de producción del 
conocimiento sobre las condiciones de validación de la formación de ese conocimiento. La 
corriente histórica y sociológica de la epistemología general fue facilitada por la llegada a las 
ciencias de la administración de un número creciente de personas cuya formación inicial era 
precisamente sociológica, de las ciencias políticas o de la antropología. Es en esta etapa en la que 
se da un fuerte crecimiento de centros de estudio de la administración. Algunos de los problemas 
que se presentaron en esta etapa fueron: a) la diversidad de métodos de análisis lo cual complica 
el que se pongan de acuerdo y b) el objeto de estudio tampoco ha sido definido. 
 
En la etapa de la derivación conceptual se presentan dos fenómenos: a) una epistemología 
derivada de las ciencias de la administración y b) el nacimiento de una epistemología aplicable 
sobre los sub-campos de las ciencias de la administración. Esto debido a que surgen nuevos 
campos de estudio en las organizaciones que exigen ser reconocidos como objetos de estudio de 
las ciencias de la administración, entre ellos, la gestión. 
 
Queda claro entonces que la gestión, como una parte de las ciencias administrativas, genera 
conocimiento científico. La discusión se centra, hoy en día, en el paradigma epistemológico que se 
utiliza en esta disciplina. En las ciencias de la gestión, se consideran dos o tres paradigmas 
epistemológicos que se oponen, entre lo que hay que elegir: el positivismo, el constructivismo y el 
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imperativismo, siendo este último una variante del constructivismo (Perret & Séville, 1999). Las 
ciencias humanas y sociales, incluidas las ciencias de la gestión, han buscado orientar sus 
metodologías hacia la epistemología constructivista, siendo el determinismo de difícil aplicación 
en muchas ocasiones, aunque cuentan con mayor reconocimiento precisamente las disciplinas que 
se apoyan en el método determinista (Castellanos & Martínez, 2002). 
 
Las ciencias de la gestión (tesis, artículos, libros) están llenos de proposiciones que no explican 
nada y por lo tanto el significado debe de reducirse a sus elementos empíricos (Dumez, 2011). Es 
decir que es de la práctica de donde emana el conocimiento y la teoría se relega a segundo plano. 
Y esto resulta lógico, puesto que en esta disciplina es la aplicación real de los conceptos 
administrativos los que se estudian. El trabajo de investigación en gestión debe de ser 
constructivista al construir un problema científico que provoque la discusión entre el saber y el no 
saber, ambos en la práctica (Dumez, 2011; Le Moigne, 2010). Para ello, debe de apoyarse en una 
revisión de literatura que le permita edificar el estado de conocimiento y de no conocimiento. 
Pero es en el estudio del fenómeno en su contexto y realidad lo que hace que la gestión logre 
responder a las necesidades de las organizaciones. El verdadero objetivo que tiene la gestión es la 
solución de los problemas reales que tienen las organizaciones y como ciencia práctica 
proporciona un camino muy sólido a seguir. 
 
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