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Autotransfusion_II_el_papel_de_enfermeri

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ENFERMERÍA CLÍNICA. 2005;15(1):37-42 3743
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En los últimos años se ha hecho especial hincapié en las alternativas a la transfusión alogénica, y se han elaborado
e implementado programas de ahorro de sangre en muchos hospitales de nuestro país. En estos programas se
integran diversas estrategias de ahorro de sangre, entre las que destaca la autotransfusión en sus diferentes
modalidades.
El papel del enfermero en el ámbito de la autotransfusión es importante, ya que su actuación se encuentra
presente, en mayor o menor medida, en todos los protocolos de aplicación de estos sistemas de ahorro de sangre.
En este artículo se pretende analizar de la manera más pormenorizada posible el papel del profesional de
enfermería en la implementación de los programas de autotransfusión en la actualidad, intentando proyectar
también una perspectiva de futuro.
Palabras clave: Autotransfusión. Técnicas de ahorro de sangre.
Autotransfusión (II): el papel de enfermería
ADOLFO ROMERO RUIZa, JAVIER TRONCHONI DE LOS LLANOSb Y MANUEL MUÑOZ GÓMEZc
aEnfermero especialista en análisis clínicos. GIEMSA. FORANDALUS. Servicio de Hematología. Hospital Virgen de la Victoria.
Málaga. bEnfermero supervisor. FORANDALUS. Servicio de Hematología. Hospital Virgen de la Victoria. Málaga.
cMédico. Profesor titular de bioquímica y biología molecular. GIEMSA (coordinador). Facultad de Medicina. Universidad de
Málaga. Málaga. España.
El presente artículo se presentó
como ponencia en el VIII Congreso
de la Asociación Nacional 
de Enfermería Hematológica,
celebrado en Burgos los días
8, 9 y 10 de octubre de 2003.
Correspondencia: 
A. Romero Ruiz.
Servicio de Hematología. 
Hospital Virgen de la Victoria.
Campus de Teatinos, s/n. 
29010 Málaga. España.
Correo electrónico:
altwulf@wanadoo.es
Aceptado para su publicación 
el 28-05-2004.
Autotransfusion (II): the role of nurses
In the last few years, great emphasis has been placed on alternatives to allogeneic blood transfusion with 
the planning and implementation of blood-saving programs in many Spanish hospitals. These programs integrate
several blood-saving strategies, notable among which is autotransfusion in its various modalities.
Nurses play an important role in autotransfusion since, to a greater or lesser extent, they are required in all 
the protocols for performing these techniques.
The present article aims to provide a detailed description of the role of nurses in the implementation of autotransfusion
programs today and to suggest future perspectives.
Key words: Autotransfusion. Blood-saving techniques.
Abstract
Resumen
Romero Ruiz A, Tronchoni de los Llanos J, Muñoz Gómez M. Autoransfusión (II): el papel de enfermería. Enferm Clin. 2005;15(1):37-42
Introducción
Tal y como comentábamos en la primera parte de esta
revisión1, la tasa de donaciones altruistas en nuestro
país parece haberse estancado en los últimos años,
mientras que hay una creciente demanda de sangre y
hemoderivados. En lo que respecta a la comunidad
autónoma andaluza, las cifras de donaciones y las de
transfusiones de sangre alogénica (TSA) tienden a
una peligrosa convergencia2, como podemos observar
en la figura 1, que nos muestra las cifras de donacio-
nes y de consumo sanguíneo en la provincia de Mála-
ga en los últimos años, aunque somos conscientes de
que este particular es, en menor o mayor medida, ex-
tensible al resto del estado. Por ello, con relativa fre-
cuencia se producen desabastecimientos en los ban-
cos de sangre, situaciones que anteriormente sólo
ocurrían de manera ocasional. Ello ha ocasionado,
entre otros motivos, que desde diferentes foros, como
GIEMSA, se promuevan el desarrollo y la implanta-
ción de técnicas de ahorro de sangre, como la auto-
transfusión (AT).
El interés de los enfermeros en colaborar en la pro-
moción de la AT se adelanta incluso a la promulga-
ción del Real Decreto 1854/1993, en el que se esta-
blece la reglamentación en vigor con referencia a la
transfusión de hemoderivados, al ser considerada co-
mo beneficiosa para un sector de usuarios, especial-
mente a los que se someten a cirugía electiva3. Dicho
decreto es muy claro en el establecimiento del dere-
cho del paciente a conocer todas las opciones hemo-
terápicas a su disposición, y establece la obligatorie-
dad de informarle de la posibilidad de acogerse a un
programa de AT cada vez que se enfrente a una inter-
vención programada en la que haya un riesgo superior
al 20% de ser transfundido, siempre que el centro hos-
pitalario disponga de estas alternativas4.
A este respecto cabe reseñar la responsabilidad que
tenemos los enfermeros para intentar informar a los
pacientes, dentro de nuestras competencias profesio-
nales, de la mejor alternativa posible. Tenemos pen-
diente una “deuda de cuidados”5. Este interés no re-
dunda solamente en una mejor calidad en la atención
que prestamos, sino también en un mejor desarrollo
profesional, la motivación y la consecución de una
mayor satisfacción de los pacientes/donantes, puesto
que nuestro esfuerzo va a ir encaminado a conseguir
un mejor aprovechamiento de los recursos disponi-
bles, junto con una mayor implicación del usuario en
su proceso terapéutico.
La labor de la enfermera en los procesos de AT no
está muy documentada; en nuestra última revisión bi-
bliográfica hemos encontrado una docena de artículos
en español en revistas de enfermería, y no más de 25 en
inglés; estas cifras son aún menores si nos circunscribi-
mos a los últimos 5 años. De todos estos trabajos, quizá
sea el de Urraco et al el que abarca mayor número de
procedimientos, que incluye además algunas considera-
ciones sobre la contribución de las enfermeras6.
En cambio, la aplicación de la metodología enfer-
mera en el proceso de la donación sanguínea está
siendo estudiada por diferentes profesionales pertene-
cientes sobre todo a los centros regionales de transfu-
sión sanguínea (CRTS), como es habitual en las reu-
niones científicas en las que participamos. Esto quedó
patente en el último Congreso de la Sociedad Espa-
ñola de Transfusión Sanguínea (SETS). Las temáticas
tratadas en los trabajos presentados hacían referencia
a la fidelización del donante, la promoción de la do-
nación en diversos ámbitos, la consecución de la cali-
dad en la atención al donante, el diseño de nuevas es-
trategias de promoción y la puesta en funcionamiento
de diversas campañas publicitarias, sobre todo en pe-
ríodo estival, que suele ser época endémica de escasez
de hemoderivados. Pero también se ha hecho especial
hincapié en la importancia de plantear la donación
sanguínea en la educación para la salud, sobre todo en
los adolescentes, y en la repercusión positiva que ten-
drá la hemoterapia como materia en las escuelas uni-
versitarias de enfermería7, de la misma manera que ya
Romero Ruiz A, et al. Autotransfusión (II): el papel de enfermería
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Fig. 1. Donaciones de sangre y consumo de concentrado de hematíes en la
provincia de Málaga en el período 1999-2001. (Fuente: CRTS de Málaga.) 
50.000
48.000
46.000
44.000
42.000
40.000
38.000
36.000
34.000
32.000
30.000
1999 2000 2001
Concentrados de hematíes donados
Concentrados de hematíes consumidos
se imparte en algunas facultades de medicina, como la
de Málaga7.
En estos trabajos se pone de manifiesto el interés de
la enfermería por promover y promocionar la donación
sanguínea, y la voluntad de adoptar nuestra metodolo-
gía, incluido el uso de protocolos y planes de cuidados
en la atención al donante. A este respecto, creemos que
esta línea de trabajo supone adoptar una perspectiva de
futuro profesional muy interesante, en la que algunos
colegas empiezan a desarrollar líneas de investigación8.
Por todo ello, consideramos que, con referencia a las di-
ferentes modalidades de AT, hay un campo abierto a la
investigación y el estudio por parte de los profesionales
enfermeros, sobre todo en los aspectos menos desarrolla-
dos, como la educación sanitaria y la adecuación de pla-nes de cuidados, aspectos poco tratados y divulgados y
que, sin duda, han de ser tenidos en cuenta. En un in-
tento de contribuir a todo ello, describiremos la implica-
ción de las enfermeras en la mayoría de las instituciones
de nuestro sistema de salud en la actualidad, ofreciendo
también algunas sugerencias y líneas de trabajo futuras.
Modalidades de autotransfusión
El estudio de la función enfermera en las diferentes
modalidades de AT será estructurado, siguiendo el es-
quema utilizado en la primera parte de esta revisión1,
en diferentes tipos: preoperatorias, intraoperatorias y
postoperatorias.
Preoperatorias
Depósito preoperatorio de sangre autóloga (DPSA).
De manera general, tal y como se comentaba en la pri-
mera parte, el DPSA consiste en la extracción a un do-
nante-paciente de una o más unidades de sangre u otros
componentes sanguíneos, unos días o semanas antes de
una intervención quirúrgica, para serle reinfundidas, en
caso de necesitarlas, en el período perioperatorio9-11.
La implementación y el desarrollo de un programa
de DPSA están íntimamente ligados al trabajo enfer-
mero12, ya que nuestra presencia se detecta en casi to-
das las áreas implicadas en él, a saber: admisión de en-
fermos, servicios quirúrgicos, servicio de anestesia,
hospitalización y Banco de Sangre.
• Unidades de extracción de donantes. En los puntos
de extracción de los bancos de sangre o en los CRTS se
van a atender a los usuarios que se acojan a un programa
de DPSA. En ellos se realiza la punción venosa para la
obtención de la bolsa de sangre, teniendo en cuenta to-
dos los requisitos marcados por la ley3,5,9,13. Pero, además,
se suministra información al usuario, habitualmente de
manera informal. Esta información puede organizarse
siguiendo la sistemática de los planes de educación pa-
ra la salud. En la actualidad, no hay en la bibliografía
ninguna referencia al respecto.
• Bancos de sangre. Aún es abundante la presencia
enfermera en los bancos de sangre. Nuestra labor pue-
de ser meramente técnica, llevando a cabo el análisis
(pruebas cruzadas y determinaciones inmunohemato-
lógicas fundamentalmente), además de la preparación
y entrega de las unidades. En otros hospitales se reali-
zan más tareas de coordinación entre los servicios y
con los centros regionales de transfusión. Donde aún
no hay centros regionales de transfusión también se
realiza la extracción de las unidades predonadas. En
cualquier caso, es un punto importantísimo en el desa-
rrollo de estos programas, el centro neurálgico desde
el que las unidades del DPSA van a ser servidas. La
identificación de las unidades y del receptor es crucial
(fig. 2), ya que en este tipo de procedimiento el error
humano es la causa más habitual de problemas trans-
fusionales; es dentro del banco de sangre donde se rea-
lizan las primeras comprobaciones.
• Quirófanos y unidades de reanimación postanes-
tésica. En el área quirúrgica la labor recae tanto en los
enfermeros de quirófano como en los de anestesia y
reanimación. Ellos serán los encargados de infundir
las unidades. Cobra especial relevancia la verificación
de los datos del paciente y de las unidades transfundi-
das, puesto que como sabemos en una transfusión el
error humano puede ser fatal y, en estos casos, el pa-
ciente no suele estar consciente.
• Unidades de hospitalización. Son pocas las uni-
dades procedentes de un DPSA que llegan a planta,
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Fig. 2. Bolsas para autotransfusión preoperatoria (DPSA) en Estados Unidos, el Real De-
creto 1854/93 recomienda el uso de fotografías del paciente en las unidades.
pero, como en todas las transfusiones, la coordinación
con el banco de sangre es primordial. No hay que ol-
vidar que, en principio, una petición de hemoderiva-
dos para un paciente incluido en DPSA es, en la ma-
yoría de los centros, idéntica a las peticiones habitua-
les, si obviamos la presencia de sellos adhesivos
identificativos que marca la reglamentación vigente,
cuestión por la que es especialmente importante la
identificación del paciente dentro de un programa de
DPSA al proceder a su ingreso en la unidad.
Un programa de DPSA tiene un punto débil, la des-
coordinación, que puede echar por tierra todo el trabajo
desarrollado por un nutrido grupo de profesionales. Por
ello, es necesaria la presencia de un coordinador de pro-
gramas, función que podría desempeñar un profesional
enfermero. Su labor se asemejaría, en cierta manera, a la
de la figura ya existente de coordinador de trasplantes y,
básicamente, ejercería de intermediario de los diferen-
tes servicios implicados en el programa (admisión, ser-
vicios quirúrgicos, servicio de anestesia, banco de sangre
y centros regionales donde los hubiere) y el usuario. Un
profesional enfermero con experiencia en hemoterapia
reúne las condiciones necesarias para desempeñar esta
Romero Ruiz A, et al. Autotransfusión (II): el papel de enfermería
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Fig. 3. Autotransfusor intraoperatorio con sistema de lavado sanguíneo. Fig. 4. Sistema de autotransfusión postoperatoria, manipulado por en-
fermeras de anestesia y hospitalización.
labor; el conocimiento del funcionamiento de los servi-
cios implicados, la especial sensibilidad de la enfermería
a la hora de enfocar los problemas de salud y la mayor
predisposición a las relaciones humanas de nuestro co-
lectivo así lo aconsejan. Este profesional debería tam-
bién formar parte de la comisión o comité de hemotera-
pia del centro hospitalario, y su labor estaría enfocada a
evitar la dependencia, a veces excesiva, de la “buena
voluntad y el entusiasmo” de los profesionales que en
multitud de ocasiones son el motor del desarrollo de es-
tos programas9.
Hemodilución preoperatoria. Como ya se ha dicho
anteriormente, éste es un procedimiento con el que se
diluye la sangre del paciente para que, en caso de he-
morragia, se minimice la pérdida de hematíes14,15.
El papel del enfermero en la aplicación de este pro-
cedimiento se centra en la monitorización del pacien-
te y en la extracción, el etiquetado y la identificación,
y la reinfusión de las unidades, tanto en el quirófano
como en las unidades de reanimación postanestésica,
labores realizadas fundamentalmente por los enferme-
ros de quirófano y anestesia.
Pero la extracción de las unidades, la reposición de
volumen extraído y el control hemodinámico básico
que estos pacientes necesitan pueden realizarse por
una enfermera dependiente del banco de sangre, con
una labor similar a las enfermeras transfusoras, que
hace unos años eran las encargadas de habilitar el ac-
ceso venoso a los pacientes que iban a ser transfundi-
dos. Este puesto de trabajo está actualmente extingui-
do por estar falto de contenido, y podría tener una
nueva aplicación en el cuidado de estos pacientes, ali-
viando de paso la mayor carga de trabajo que conlleva
desarrollar la hemodilución a las enfermeras del área
quirúrgica.
Intraoperatorias
Las primeras referencias en revistas de enfermería
sobre AT proceden de finales de los años ochenta del
pasado siglo XX y están relacionadas con los dispositi-
vos utilizados para este tipo de AT16,17 y la posibilidad
de utilizarlos como sistemas de AT postoperatoria.
En la actualidad, el sistema de AT intraoperatoria
más utilizado es el tipo Haemonetics, que permite la-
var la sangre recogida del campo quirúrgico antes de
reinfundirla (fig. 3).
En esta modalidad de AT la labor de la enfermera
recae en las profesionales de quirófano y anestesia18 y,
en cirugía vascular mayor, en los enfermeros perfusio-
nistas, grandes conocedores de la bomba de circula-
ción extracorpórea, que se utiliza en estos casos, sobre
todo en cirugía urgente, como sistema de AT19.
La recuperación de la sangre se tiene que realizar
con sumo cuidado, ya que ha de evitarse la aspiración
de aire para no provocar hemólisis, por lo que es de
especial relevancia el entrenamiento del personal.
PostoperatoriasEsta modalidad de autotransfusión consiste en la
recuperación de la sangre procedente de los drenajes
posquirúrgicos hasta las primeras 6 h del postoperato-
rio20,21. Estos sistemas funcionan de manera similar a
un sistema de drenaje convencional; de hecho, una
vez cubierta su función como recuperadores (a las 6 h
del postoperatorio inmediato; fig. 4), son utilizados
como tales1.
La utilización de los sistemas de recuperación pos-
quirúrgica es responsabilidad casi exclusiva de las en-
fermeras; en muchos casos, es la enfermera de quirófa-
no la que introduce el drenaje en el campo quirúrgi-
co, pero en el postoperatorio es el profesional de
enfermería de las unidades de reanimación posquirúr-
gicas y, en menor medida, de las plantas de hospitali-
zación el que controla el flujo del drenaje y la poste-
rior reinfusión de la sangre procedente del mismo.
Ello podría justificar que también nos encargáramos
de la monitorización de la hemoglobina con un dispo-
sitivo portátil, cuya utilidad clínica en las unidades
quirúrgicas y de emergencias está siendo estudiada por
nuestro grupo22-24 para, mediante la realización de los
correspondientes protocolos, regular la reinfusión en
función del grado de anemización del paciente.
Conclusiones
Los enfermeros nos encontramos en una posición privi-
legiada para colaborar exhaustivamente en la implanta-
ción y el desarrollo de los diferentes programas de AT
disponibles. Desde los puntos de extracción de donan-
tes hasta las plantas de hospitalización, nuestra presen-
cia permite vertebrar la continuidad de los cuidados y
garantizar la correcta implementación de estos progra-
mas. No hemos encontrado referencias bibliográficas
que abarquen en su totalidad las diferentes opciones de
AT que hay en la actualidad, ni la labor enfermera que
se tiene que desarrollar en ellas. Quizá las revisiones
más extensas realizadas hasta la fecha sean las de Banet,
en la que se expone la sistemática a seguir para poner en
funcionamiento un programa de DPSA y, posterior-
mente, se comentan los procedimientos intraquirúrgi-
cos25,26, la de Ley, que explica las diferentes opciones de
recuperación sanguínea intraoperatoria y postoperato-
ria18, el artículo de Martínez Belmonte et al, que incide
en los procedimientos de AT en cirugía programada27, y
la revisión comentada anteriormente de Urraco et al6,
realizada en términos similares, añadiendo algunos co-
mentarios sobre la actividad de la enfermera.
Todo ello nos hace pensar que hay un camino
abierto que puede ser interesante para explorar y re-
correr. La adaptación del trabajo de la enfermera a es-
tos procedimientos, basado en la promoción de la sa-
lud y el fomento de la implicación y la participación
del paciente en su proceso terapéutico es quizá una de
las asignaturas pendientes que tendríamos que abor-
dar desde este mismo momento.
Esperamos y confiamos que desde este foro haya-
mos podido contribuir al mayor conocimiento de es-
tos procesos y ayudar a fomentar la utilización de la
AT dentro de una “cultura de ahorro de sangre” entre
los profesionales enfermeros y, por ende, en los usua-
rios, pieza clave en nuestro sistema sanitario.
Romero Ruiz A, et al. Autotransfusión (II): el papel de enfermería
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