Logo Studenta

11-46

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

La Sociedad Taina 
Como Una "Jefatura" 
José Alcina Franch 
Pedro L. Galán Mayo 
En dos ocasiones antes del presente uno de nosotros se ha ocupado directa o indirectamente de 
precisar y determinar cuál sería la estricta posición de la sociedad taina en el proceso evolutivo 
general (Alcina, 1982 y 1983). En la presente comunicación presentaremos un modelo teórico 
de "jefatura" (chiefdom) cuyo contenido y funcionamiento gira en torno al subsistema 
económico, el cual determina todos los demás elementos del sistema y funciona en un flujo in-
put/out-put. El análisis de los componentes del sistema permite determinar cuáles son las 
características definidoras del mismo, así como cuál es el género de relaciones que se 
producen en su funcionamiento. Al mismo tiempo, la descripción y análisis del sistema 
permitirá plantear una hipótesis de trabajo que servirá de base para diseñar criterios 
taxonómicos que puedan servir para ordenar, en sentido evolutivo, los diferentes subtipos de 
"jefatura" así determinados, lo que permitirá en definitiva trazar, de manera matizada, toda la 
evolución que lleva a la sociedad desde el nivel tribal al de los Estados propiamente dichos. 
La presente contribución que, por una parte, es el resultado de recientes reflexiones sobre la 
materia (Alcina-Palop, 1983 ms) pretende, por otra parte, aplicar a la sociedad taina los 
principios generales que definen la hipótesis de trabajo. 
Antecedentes 
Aún antes de que el término de "jefatura" se emplease, el concepto que trataba de designar ya 
era empleado por algunos autores como Julian H. Steward, quien dedica gran parte del volumen 
4 del Handbook of South American Indians a la descripción de los muy numerosos señoríos 
o cacicazgos del área Circumcaribe (Steward, ed. 1948). Por las mismas fechas, Hermann 
Trimbor (1949) se refería también a los señoríos del Valle del Cauca en Colombia, de manera 
parecida, a los planteamientos de Steward. Sin embargo, el término y el concepto de chiefdom 
("jefatura") no sería utilizado hasta que lo hiciese por primera vez Kalervo Oberg (1955) para 
designar un tipo de sociedad suramericana de las tierras bajas que se encontraba entre el nivel 
de las tribus segmentarias y el de los Estados verdaderos (Service, 1984: 34, nota) y muy poco 
después el ya citado Julian H. Steward y Louis Faron volvieron sobre el tema ya tratado en el 
Handbook y utilizaron el término de chiefdom para designar una abundante serie de sociedades 
en el ámbito de Suramérica y del Caribe (Steward-Faron, 1959). En esa misma línea, la 
contribución de Reichel-Dolmatoff (1961) constituyó un avance sustancial. 
501 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
Sin embargo, fue Elman R. Service quien en 1962 desarrollaría con mayor amplitud este 
concepto (Service, 1971: 133-169) planteando todo un sistema evolutivo -el de: bandas, tribus, 
jefaturas y estados- que, pese al tiempo transcurrido y a las modificaciones y críticas que se le 
han hecho, sigue siendo válido en gran medida. Casi contemporáneamente a la formulación de 
Service, Morton H. Fried (1967, 1968), introdujo el concepto de sociedad de rangos y sociedad 
estratificada, matizando así, o cambiando la orientación del planteamiento de Service. 
Recientemente, Charles L. Redman, en una obra que, aunque se refiere al Oriente Próximo en 
la Antigüedad tiene validez teórica universal (Redman, 1978) ha hecho un replanteamiento 
global del problema, distinguiendo hasta siete estadios u horizontes diferentes en el proceso 
evolutivo que lleva desde los cazadores-recolectores hasta los estados nacionales. 
El tema general, y en particular el problema del origen del Estado, de la civilización y del 
Urbanismo se halla en plena discusión (Service, 1984 y Jones-Kautz, 1981), produciendo cada 
día una más abundante bibliografía (Wright, 1977) de la que no podemos dejar de mencionar 
dos importantes contribuciones de Robert Cameiro (1970, 1981) o los estudios de Christopher 
S. Peebles y Susan M. Kus (1977) tratando de correlacionar los principios sociales con la 
arqueología, y el de William T. Sanders y David Webster (1978) en el que se matiza 
"multilinealmente" la evolución de sociedades complejas. 
Definición y modelo 
Según Service (1971: 133) "una jefatura ocupa un nivel de integración social que transciende 
la sociedad tribal en dos aspectos importantes: en primer lugar, una jefatura es usualmente una 
sociedad más densa que lo es una tribu, una ventaja que se hace posible por una productividad 
mayor. Pero en segundo lugar y más indicativo del nivel evolutivo, la sociedad es también más 
compleja y más organizada, siendo particularmente distinguible de las tribus por la presencia 
de centros que coordinan actividades económicas, sociales y religiosas". Sin embargo, el 
desarrollo de la tecnología es algo que no permite una clara distinción entre el nivel tribal y el 
de los Estados, lo que afecta muy decisivamente a las inferencias que se pueden realizar a partir 
del registro arqueológico; su carácter quizás más significativo es, sin embargo, el de ser 
fundamentalmente una sociedad redistributiva, lo que "es una consecuencia de la 
especialización y las relacionadas necesidades para su coordinación y para la alocación de 
productos" (Service, 1971: 135). Por otra parte, el desarrollo de los aspectos gerenciales a que 
obliga ese carácter redistributivo "conduce pronto a formas de jerarquización rígidas y 
permanentes que, con el tiempo, culminan en la implantación de un acceso diferencial a los 
recursos estratégicos; lo cual, a su vez sienta las bases para la aparición de las clases sociales 
y el Estado." (Harris, 1982: 110). 
Para la definición del concepto de Jefatura utilizaremos el modelo icónico representado en el 
Gráfico 1, en el cual juegan un papel central las unidades definidas con los términos de: Jefe, 
Cabecera y almacenes, ya que estamos considerando como concepto relacional fundamental el 
de redistribución a partir del Jefe, Cacique o Señor. Utilizamos el término de cabecera porque 
es un término "clásico" en los textos españoles relativos a casi todas las regiones de América 
y no es tan pretencioso como el de capital, aunque en realidad designe lo mismo. Todo el 
modelo, como decimos, gira en torno a estas unidades, de manera que en conjunto se puede 
considerar como un sistema de in-put/out-put en el que una serie de subsistemas -generalmente 
502 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
situados en la parte superior del gráfico- proporcionan "bienes" al sistema - concentrados en los 
almacenes- mientras el Jefe redistribuye esos "bienes" entre otra serie de segmentos de la 
sociedad - representados ordinariamente en la parte inferior del gráfico- los cuales vienen a 
constituir, de forma embrionaria, la estructura burocrática y de poder del Estado. 
El patrón de asentamiento de las Jefaturas es, ordinariamente, muy variable ya que, al tiempo 
que se concentra en aldeas, que pueden llegar a tener varios miles de habitantes, especialmente 
cuando incluyen la residencia del Jefe o Señor, por otra parte, suelen presentar un poblamiento 
disperso en forma de pequeños caseríos e incluso de viviendas aisladas. El tamaño de la 
población oscila entre los 800/1000 hasta los 10.000 habitantes, aunque en el caso de las 
jefaturas polinesias se alcanzan niveles de población mucho más altos, llegando incluso hasta 
los 100.000 habitantes (Sanders-Marino, 1973: 16). Los poblados-cabecera o "capitales" de estas 
jefaturas no solamente concentran gran número de habitantes, sino que incluyen la residencia 
del jefe y de su parentela o seguidores, los templos o edificios destinados al ritual y las casas 
destinadas a artesanos, sacerdotes y servidores (Flannery, 1975: 18 y Sanders-Marino, 1973: 
16). 
En el sistema económico de las jefaturas juegan un papel importante: los excedentes de 
producción, la organización centralizada, la especialización y la redistribución. La producción 
de alimentos en las aldeas, caseríos e inclusoen los asentamientos habitacionales individuales, 
constituyen la base de todo el sistema. En esas unidades de asentamiento, por lo tanto, deben 
almacenarse los primeros excedentes, aquellos que servirán para apoyar al jefe o gran hombre 
("big-men") para su promoción, o para su mantenimiento, una vez constituido como tal Señor 
o Cacique. Los excedentes de producción serán básicamente alimenticios -agrícolas, de pesca 
o caza, etc.- pero muy pronto serán también artesanales. Los almacenes se llenarán con 
productos agrícolas que puedan conservarse, o con productos procedentes de la recolección, la 
pesca o la caza, siempre que se haya procedido a su conservación. Por eso, como luego 
veremos, los procesos de conservación resultan de capital importancia en la definición de las 
jefaturas. De ahí que la sal, el ají, o procedimientos como el ahumado, la fabricación de tortas 
u otros, constituyan prácticas decisivas en los procesos de almacenamiento de alimentos. Esos 
y otros productos de interés suntuario, ritual, etc., deben proceder en primer lugar, como hemos 
dicho, de los asentamientos locales, pero también pueden ser el resultado de intercambio o 
comercio en incipientes "mercados internacionales" o producto de la rapiña por parte de grupos 
"militares" al servicio del jefe. 
Los excedentes de producción, -sea cualesquiera su carácter- deberán entregarse al Jefe como 
una obligación de parentesco, de manera que éste podrá usar de esos excedentes para el 
mantenimiento de su séquito y para redistribuir entre sus subditos. Ahora bien, "la relación 
entre la productividad y la redistribución puede contemplarse en dos aspectos. De una parte, el 
aumento de la productividad para producir excedentes puede ser originado con el fin de 
intercambiar, lo que a su vez estimula la tendencia a la redistribución a partir de una autoridad 
central. De otra parte, como ya se indicó, ciertas empresas productivas por su propia naturaleza 
conducen a una cierta especialización y redistribución. Pero en ambos casos, especialización y 
dirección centralizada pueden ser claramente ventajosas en relación con un aumento de la 
producción." (Service, 1971: 137). 
503 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
Entre las aportaciones de excedentes a la casa del Jefe más características y significativas, se 
hallan las artesanías, especialmente las de carácter suntuario. Sin embargo, "todavía no suele 
haber una clase de especialistas artesanos, ni castas de ocupaciones como en la sociedad 
estratificada" (Flannery, 1975: 18). 
Por último, hay que mencionar, que entre los excedentes que el Jefe comienza a utilizar con una 
cierta liberalidad, se hallan las aportaciones de trabajo -periódicas o circunstanciales- para el 
mantenimiento y/o construcción de edificios públicos, templos y palacios. 
De lo que llevamos dicho podemos concluir con Sahlins (1972: 46) que "la Jefatura no sólo va 
más allá de la economía local sino que se adentra también en ella y la explota y fomenta [...] 
la presión política intensifica la producción doméstica más allá de las necesidades familiares 
y deriva los excedentes a la economía colectiva". 
El paso siguiente al estímulo de la producción -de alimentos o de artesanías- lo que, por otra 
parte, justifica la acumulación de tales excedentes, es el papel asumido por el Jefe como un 
"gran hombre" en el sentido de ser el redistribuidor de tales excedentes; esa actividad 
redistributiva le proporcionará nuevas adhesiones entre la gente y, por consiguiente, mayor 
poder. El resto de los excedentes es lo que permite al jefe aumentar progresivamente el número 
de "especialistas", tales como artesanos, sirvientes personales, magos o shamanes y aún grupos 
militares" (Harris, 1981: 323 y Sahlins, 1972: 47). 
Así como para Sahlins (1972: 44-45 y Fig.4) el sistema de parentesco en las jefaturas 
corresponde al "clan cónico" (Kirchhoff, 1955) con descendencia patrilineal y selección de los 
jefes por primogenitura, para Harris, la descendencia -al menos en el sistema Trobriandés- es 
matrilineal con residencia avunculocal. Este seria el caso de los tainos de los que sabemos que 
"cuando un cacique muere sin herederos, le suceden en el mando los sobrinos, hijos de la 
hermana y no del hermano" (Benzoni, 1967: 98 y Dreyfus, 1980-81: 242). 
"En el sistema avunculocal, el varón acaba yéndose a vivir con los hermanos de su madre en 
su unidad doméstica matrilineal donde se le une su esposa [...]. Así, el núcleo de una unidad 
doméstica avunculocal está integrado por un grupo de hermanos y los hijos de sus hermanas. 
La función de esta práctica es reinsertar un grupo de interés fraterno masculino como núcleo 
residencial del grupo de filiación matrilineal" (Harris, 1981: 298). "El jefe trobriandés se basaba 
en esta costumbre para revalidar su título. Desposaba a las hermanas de cabecillas de un gran 
número de sublinajes. Algunos llegaban a adquirir varias docenas de esposas, cada una de las 
cuales tenía derecho a un regalo obligatorio de ñames por parte de sus hermanos. Estos ñames 
se transportaban a la aldea del jefe y eran exhibidos en unos bastidores especiales. Parte de los 
mismos se redistribuía en elaborados festines" (Harris, 1981: 323) con lo cual el prestigio del 
jefe se aumentaba y en la misma proporción su poder como "gran distribuidor" entre sus 
seguidores y parientes. 
El parentesco, ya sea de descendencia patrilineal o matrilineal es, pues, la base del 
establecimiento de un sistema jerárquico de jefes, en relación con los cuales se colocan los 
individuos, parientes o no, de los mismos. En esa sociedad de rangos la nobleza debe ser 
defendida a cualquier precio, de manera que en algún caso el jefe está obligado a desposar 
"hermanas de ambos padres cuando no disponen de nadie más con status suficientemente alto" 
504 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
(Flannery, 1975: 17). Este es el caso de los indígenas de Tenerife (Islas Canarias), donde "el 
rey siempre casaba con su igual, y si acaso faltaba, se casaba con su hermana, por no ensuciar 
su sangre; porque no era permitido casar con gente baja y que no fuese noble" (Alcina, 1979a: 
427). 
Aunque el sistema redistributivo llega prácticamente a toda la población agrupada bajo el 
régimen de la Jefatura o Cacicazgo, a través del sistema más común que es el de los 
"festivales", esa redistribución resulta fundamentalmente desigual, y privilegia a determinadas 
personas en contraste con otras. Entre esos privilegiados hay que contar en primer lugar a los 
que constituyen su propia familia, ya sea en sentido restrictivo, lo que incluiría a sus más o 
menos numerosas esposas, lo que implica considerar en ese grupo a los hermanos de sus esposas 
y otros parientes de las mismas, además de los que constituyen su propia parentela. Es difícil 
saber hasta qué punto estos parientes pueden figurar en lo que hemos llamado "seguidores", o 
en el grupo de los que estamos llamando "nobles", ya que, indudablemente, la relación 
privilegiada con el Jefe, tenderá a hacer de estos parientes una verdadera "clase" o rango 
especial con una cierta nobleza, lo que a la larga, y dada una tendencia endogámica creciente, 
conducirá a la constitución de una clase social diferenciada, incluso desde el punto de vista de 
sus caracteres físicos. 
En un escalafón diferente debe colocarse el grupo de los "servidores", que pueden estar 
directamente relacionados con el Jefe -pueden ser los portadores de las andas en que muchas 
veces se les lleva- o bien con el resto de sus esposas, familiares, etc. 
La constitución de un cuerpo crecientemente "especializado" de soldados o militares, es una 
característica que se ofrece en las Jefaturas cuando éstas han alcanzado un cierto grado de 
complejidad. El cuerpo militar al servicio del Jefe es por una parte un medio para 
institucionalizar las reyertas intertribales de carácter tradicional, al mismo tiempo que un recurso 
para obtener un relativo crecimiento de los bienes redistribuibles mediante "razias"ejercidas 
periódicamente contra poblados técnicamente "enemigos", lo que viene, por lo tanto, a 
incrementar los "bienes" almacenados. 
Otro sector importante de las personas "dependientes" del Jefe es el complejo shaman-sacerdote, 
en el que es apreciable o bien una tendencia evolutiva en el sentido de constituirse de manera 
cada vez más sólida un sistema eclesial o sacerdotal, con templo, rituales formalizados, etc., 
o bien una preponderancia de este sistema frente a un decreciente valor de los hábitos 
shamanísticos de carácter mágico, los cuales van a pasar a ser progresivamente más y más la 
práctica popular y rural del sistema de creencias de una sociedad que se hace cada vez más 
compleja. La naciente clase sacerdotal puede tener una relación directa con la Jefatura, hasta el 
punto de que el Jefe es al mismo tiempo "cabeza" de esa naciente iglesia, y cabeza del poder 
político, o bien puede desarrollar su propio sistema jerárquico con independencia del poder 
político, pero de manera paralela a él. 
El templo, que en sus primeras formulaciones no pasa de ser una casa para realizar 
determinadas ceremonias, llegará a constituirse en ocasiones como un santuario o lugar de 
peregrinaciones con carácter "internacional", centro ceremonial y festivo en el que, como 
sabemos para el caso de un pueblo de Ecuador llamado Císcala, "tiene paz con todas las demás 
505 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
provincias y aquel pueblo es seguro a todos y allí se hacen ferias o mercado." (Alcina-Peña 
1979: 289). De ahí que, en nuestra opinión, mercado y centro ceremonial internacionales se 
hallan asociados con el nacimiento de las jefaturas, especialmente de aquellas que están 
orientadas decisivamente hacia un sistema teocrático. 
Finalmente, los artesanos constituyen un grupo especializado en parte al servicio del Jefe y en 
parte al servicio del sacerdocio y del templo ya que su principal producto, las artesanías de 
carácter suntuario, tienen su específica clientela en esos dos sectores de la sociedad. 
De otra parte, el proceso de intensificación en la producción de las jefaturas es, probablemente, 
la clave para comprender el proceso de transformación de las mismas en verdaderos estados. 
Si el rango es la característica de las jefaturas, mientras la clase social lo es de los Estados 
(Sanders-Price, 1968: 115), el aumento o intensificación de la producción es la causa inmediata 
del aumento de la población, del aumento de productos "redistribuidos" y, por lo tanto, del 
poder relativo de los jefes, al tiempo que aumentan los excedentes acumulados por éstos. 
"Permaneciendo iguales las demás cosas, todos los sistemas de este tipo manifiestan una 
tendencia a pasar de las formas simétricas de redistribución (en las cuales el producto íntegro 
revierte sobre el productor primario) a las asimétricas ( en las que los redistribuidores retienen 
porciones cada vez mayores de lo que producen durante periodos de tiempo cada vez más 
prolongados). Finalmente, la parte retenida del excedente de cosecha proporciona al jefe o 
cacique los medios materiales para obligar a sus seguidores a intensificar la producción aún más 
|... | La contribución a la parcela redistributiva de la economía cesa gradualmente de ser 
voluntaria; empieza a rozar el carácter de sistema tributario y, en ese momento, la jefatura se 
halla en el umbral de convertirse en Estado" (Harris, 1982: 110-11). 
Así como la separación entre las jefaturas avanzadas y los Estados propiamente dichos viene 
a ser una tenue línea, algo parecido ocurre entre la tribu segmentaria y la jefatura. Esta, según 
Sahlins (1972: 48) "está unida mientras la tribu segmentaria está dividida y, culturalmente, 
forma un todo cultural a niveles superiores en tanto que aquella tribu queda escasamente 
definida". 
Origen y tipología de las Jefaturas: una hipótesis 
El problema del origen de las Jefaturas o la determinación de los cambios que condujeron a su 
constitución, es uno de los que más han preocupado a los autores que se han ocupado del tema. 
Parece evidente que tales cambios se produjeron en las zonas donde predominaban los complejos 
cerealísticos y pecuarios tales como el Oriente Próximo, la Europa meridional y la China e 
India septentrionales. "Por desgracia fueron precisamente estos sistemas redistributivos los 
primeros en cruzar el umbral de la estatalidad y por ello nunca han sido directamente observados 
por historiadores, o etnólogos" (Harris, 1982: 113). Algo parecido tendríamos que decir, si 
tomásemos como base para nuestro análisis, las seis áreas en las que se desarrollan las llamadas 
civilizaciones hidráulicas, de acuerdo con el planteamiento de Julian H. Steward (1949), el 
desarrollo de Karl Wittfogel (1966) y los más recientes análisis de Elman R. Service (1984). 
Desde un punto de vista evolutivo unilineal se puede suponer que los procesos que condujeron 
a la constitución de las jefaturas serían relativamente parecidos en varias partes del mundo y 
que las fases probables de esos procesos serían, como apunta Harris (1981: 319) los de: "(1) 
506 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
surgimiento de grandes-hombres (big-men); (2) surgimiento de jefes; (3) surgimiento de reyes 
y emperadores". Para Service muchas jefaturas deben haberse originado como consecuencia del 
desarrollo del intercambio regional o interregional. Cuando tales intercambios sobrepasan el 
nivel individual o familiar "se requiere una organización de la producción para crear un 
excedente para el intercambio y, recíprocamente, que lo que se recibe en intercambio pueda ser 
redistribuido al pueblo." (Service, 1971: 136). Esta organización es la que desarrollaría 
mayormente un cierto liderazgo que conduciría, finalmente, a la Jefatura. 
En nuestra opinión, la aparición de los "redistribuidores", ya sean los grandes-hombres o los 
jefes propiamente dichos, no es la causa, sino la consecuencia de un hecho que afecta a la 
producción en general y especialmente a la producción de alimentos conservables y de lugares 
para almacenar tales alimentos. Consideramos que, al igual que se aprecia entre ciertas 
sociedades de cazadores-pescadores-recolectores (Testait, 1982), la capacidad de almacenar 
excedentes es la clave para entender el nacimiento de los grandes-hombres o de los jefes. El 
hecho de que algunas jefaturas, como son las de los indios del Noroeste, tengan como base un 
sistema económico recolector-cazador-pescador (Suttles, 1968: 56), pone de manifiesto la 
inoperancia de la tradicional oposición entre recolección y horticultura/agricultura y la necesidad 
de considerar la producción de alimentos y su "conservación*" como los verdaderos responsables, 
en origen, de los cambios sociales y políticos de los pueblos, que les llevan a sistemas 
organizativos más complejos, a una mayor densidad de población y a unas mayores 
desigualdades socioeconómicas. 
De todo lo dicho se infiere que es una cuestión primordial considerar qué tipos de alimentos son 
los que, potencial mente, van a ser redistribuidos ya que, en general, los tubérculos plantean 
serios problemas de conservación. En las islas Trobriand sabemos que "el control de los jefes 
sobre el sistema de producción no era lo suficientemente profundo como para proporcionarles 
un gran poder. Una de las razones de ésto tal vez fuera el hecho de que la agricultura 
trobriandesa carecía de cereales. Como los ñames (al contrario del arroz o el maíz) se pudren 
a los tres o cuatro meses, el gran proveedor trobriandés no podía manipular a personas 
repartiendo comida durante todo el año, ni mantener una guarnición policiaco-militar 
permanente con sus almacenes. Otro factor importante eran los recursos libres de las lagunas y 
el océano, cuya explotación surtía de proteínas a los trobriandeses" (Harris, 1981: 324). 
Aunque en principio la mejor manera de conservar los tubérculos es no desenterrarlos, lo que 
conduce inevitablemente a la imposibilidad de desarrollar las funciones gerencialespropias del 
sistema redistributivo, algunas variedades, en especial de la mandioca, han permitido, sin 
embargo, el desarrollo de técnicas de conservación y, por lo tanto, su capacidad para constituir 
una producción redistribuible. En efecto, la llamada yuca amarga, cuyo complicado proceso 
para eliminar el ácido prúsico es ampliamente conocido, permite la utilización de la harina 
resultante, o bien para hacer tortas de cazabe, o bien para almacenarla en esa misma forma 
durante mucho tiempo, pero además "tal como hoy, en determinados grupos aborígenes, el jugo 
obtenido del exprimido de la pulpa de yuca, pudo haber sido empleado entre las antiguas 
poblaciones indígenas del norte de Suramérica y las Antillas, para confeccionar condimentos 
de alto valor nutritivo como el cassiriripo o tocupay. Dicho jugo se concentra por evaporación 
y se le añaden diversas especies tales como el ají (Capsicum sp). La salsa obtenida de esta 
manera puede conservarse indefinidamente /.../ si está bien concentrada /.../. Se emplea esta 
507 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
salsa para la conservación y adobado de las carnes, elemento muy importante para la 
preservación y almacenaje de alimentos animales en las regiones tropicales, donde no es común 
la sal" (Sanoja, 1981: 141-42). 
En nuestra opinión, la utilización de la yuca dulce en las Antillas y otras regiones de la América 
tropical es muy posible que haya permitido el inicio o la aparición en un estado primario de las 
jefaturas, pero ha sido solamente la incorporación de la yuca amarga al cultivo y por lo tanto 
a la dieta, k» que permitió el "despegue" de estas jefaturas ya que les proporcionó la base para 
la conservación, almacenaje y posterior redistribución de un complejo alimenticio como el 
descrito, en el que proteínas y vitaminas están perfectamente equilibradas. La aparición del 
maíz, en el caso de las sociedades americanas, no haría sino reforzar y llevar hasta sus últimas 
consecuencias el sistema de jefaturas. En algún caso, o quizás en todos, la agricultura de 
cereales, no desplaza absolutamente a la de los tubérculos, pero en muchos casos disminuyó la 
producción de éstos de manera notable. 
Por consiguiente, la serie genética que hipotéticamente podemos esperar encontrar, incluiría 
los siguientes tipos de jefaturas: (a) sociedades con sistema redistributivo de tubérculos, sin 
técnicas de conservación de alimentos ni sistema de almacenaje; (b) sociedades con sistema 
redistributivo de tubérculos, con técnicas conservativas y sistema de almacenaje; (c) sociedades 
con sistema redistributivo de cereales, con técnicas conservativas y sistema de almacenaje. 
La Población Taina 
La oleada de cifras y métodos referentes a la cantidad de población precolombina de las 
Antillas, nos enfrenta con las diferentes escuelas demográficas. El valor de las cantidades 
ofrecidas gira desde los 7.975.000 habitantes calculados por Cook y Borah (1977), a los 100.000 
habitantes de Rosenblat (1945). Si se tiene en cuenta el número de pobladores y los territorios, 
encontramos: 
Cuba 
La Española 
Puerto Rico 
600.000 hab 
20.000 hab 
400.000 hab 
100.000 hab 
10 a 40.000 hab 
Rouse 
Pichardo Moya y Rivero 
de la Calle 
Moya Pons 
Steward y Faron 
Moya Pons 
Las magnitudes ofrecidas se engloban dentro de los datos presentados por Sanders y Price (1968) 
para las Jefaturas y que giran entre 1 a 5 hab./km2. 
El asentamiento no fue homogéneo, ya que la diversidad en nichos ecológicos determinó una 
diversificación en la actividad económica. Los emplazamientos interiores aportan una mayor 
508 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
cantidad de habitantes que los pequeños establecimientos, en su mayoría temporales, de la 
costa. 
El Cacique 
El denominado "rey", "señor de vasallos" o "cacique" rige "...desde el primer momento ciertos 
intereses comunes, cuya salvaguardia se entrega a determinados individuos aunque bajo la 
custodia de la colectividad." (Engels, 1976) 
Algunos autores sitúan su origen en el estado tribal como una persona, cabeza rectora de casas 
o barrios. El jefe taino aglutina en sí el poder político y religioso, tal y como parecen 
fundamentar Service (1971) y Jones y Kautz (1981). Su función se circunscribía 
mayoritariamente a la organización de las actividades, muchas veces delegada o compartida con 
los nobles. Y será fundamentalmente entre este grupo (nitaínos), a quien se destinará la única 
redistribución posible. 
La compartimentación y delegación administrativa de la jefatura taina supuso un conflicto entre 
los estudiosos del tema acerca de la verdadera identificación entre los caciques plenamente 
constituidos y sus subordinados directos. Cassá (1974) aventura para esto la existencia de unos 
Grandes Reyes por una parte y de otros pequeños caciques por otra. 
Si para la isla Española distinguimos hasta cinco caciques bien enmarcados en sus territorios -
Guarionex (Magua), Guacanagarí (Marien), Behechio (Xaraguá), Caonabo (Maguana) e 
Hyguanamá (Higuey)- en Puerto Rico sólo hallamos uno, Guaybana. La sucesiva estratificación 
u ordenamiento respecto a un jefe principal, como aconteció en La Española con Behechio, se 
basa en los vínculos matrimoniales existentes entre las jefaturas de los tainos. "El sistema de 
cacicazgos encontrado por los españoles sugiere la existencia de una confederación general de 
tribus tainas que se consideraban a sí mismas componentes de una sola sociedad..." (Moya 
Pons, 1973: 14). 
El cacique, plenamente identificado por sus adornos y objetos especiales como el guanín, la 
hamaca de algodón, la vivienda rectangular o el duho, recibía así mismo diversas prebendas 
y privilegios (desplazamiento en andas, comer el mejor casabe... etc.). La importancia 
ceremonial y religiosa del cacique se encontraba sustentada, tanto en su participación directa en 
el rito de la cohoba, como por hallarse en posesión del cerní comunal de la aldea, o formar 
parte de la tradición temática cantada en los bailes o areitos. 
El fenómeno de la poligamia se circunscribe exclusivamente a los nitaínos y caciques, si bien 
parece bastante probable su extensión al behique, dato no corroborado etnohistóricamente. La 
poliginia entre los caciques tainos supondría un símbolo de poder, ya que la ampliación del 
número de esposas requiere un "pago de la novia" a los jefes vecinos o caciques subordinados 
y hermanos de la consorte, por parte del rey o cabeza de la jefatura. Tal dato, ya observado por 
Harris en las jefaturas polinésicas, parece favorecer una cierta endogamia de grupo (Service, 
1971). 
509 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura 
Si hacíamos hincapié en este endogamia de grupo, no podemos en ningún caso vislumbrar que 
de igual formar ocurra para los linajes. En anteriores trabajos planteamos la posibilidad de 
sustentar una organización de jefaturas sobre rasgos de endogamia de linaje, mas en el caso de 
los indios tainos el matrimonio con hermanas, hijas o madres no sólo se prohibía, sino que 
acarreaba un castigo en el orden moral, social y mágico-religioso. La organización 
administrativa de las jefaturas tainas posee una estructura principal de núcleos interrelacionados, 
desde el nivel de barrio hasta una población-capital. Las sucesivas demarcaciones derivan de un 
centro preeminente y organizado tal y como sustenta la teoría arqueológica y antropológica 
(Peebles y Kus, 1977; Service, 1971; Flaimery, 1975; Sanders y Marino, 1973). Este 
emplazamiento cabecera de la jefatura se agrupa en torno al cacique último y su residencia. 
Como ya hemos determinado, el jefe taino sobresale del resto de la sociedad por medio de una 
serie de símbolos de rango y poder. Uno de los más visibles será la construcción de unos 
edificios particulares que destacan por su tamaño y forma respecto a los del resto de la 
población. El caney, -así se denomina dicha vivienda-, consta de una planta rectangular, techo 
a dos aguas y puerta estrecha, resguardada por una mampara. En su interiorel cacique albergaba 
a sus parientes y allegados, y recibía la confirmación religiosa de su cargo, ya bien fuera como 
recinto de celebración del ritual de la cohoba, o como refugio del cerní principal. 
La Sociedad Taina 
Las crónicas elaboradas por los primeros españoles no dan a pie a meditar en un iniciador de 
linajes, si bien hallamos un culto familiar dentro del bohío hacia los antepasados, y un 
conocimiento de sus actos. 
Los conceptos de nobleza y rango parecen ir indisolublemente unidos en el estudio de las 
"clases" sociales de los tainos. Los jefes tainos llevaban tras de sí una corte de nobles entre 
los que se establecía una jerarquización en relación a su parentesco con el cacique. Estos 
nitaínos eran considerados como de "mejor sangre" (Las Casas, 1909: 516). Los nobles, muy 
probablemente, ocuparían las cabezas de unidades gentilicias, agrupados en barrios y ofreciendo 
culto a cemíes familiares. Estos jefes menores podrían evolucionar, sustentados en la teoría 
de Service (1971), hasta conformar jefaturas subsidiarias. Diversos autores proponen unas 
clasificaciones respecto a estos personajes; Service afirma dicha categoría en torno a sus 
funciones dentro de la organización general, y Moya Pons por su vinculación familiar: parientes 
más cercanos al cacique en línea materna y jefes más importantes de clanes, en orden a la 
consanguinidad al jefe. 
Los diversos grupos de linaje se reunirían en barrios bajo la autoridad de un jefe y rindiendo 
culto a cemíes familiares. "El hallazgo de un grupo de nobles supone un proceso evolutivo que 
traspone la organización tribal para dar lugar a unidades más complejas de funciones inscritas 
en una jefatura. " (Cassá, 1974: 137). 
La identificación social de los nobles y demás personajes socialmente preeminentes se sustentaba 
en los adornos exteriores: joyas, plumas, pintura corporal, etc. 
La calificación de naborías resulta un poco confusa en el término y la documentación antillana. 
Aún hoy, no parece posible determinar si se trataba de esclavos o de servidores familiares en 
510 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
el séquito del cacique, ya que, como dice Service (1971) "...la gente del estrato superior de una 
jefatura está colocada en rangos con respecto a cada uno de los otros". 
Paralelamente a las distinciones sociales y de linaje se inicia tímidamente la situación de unos 
estamentos que atienden a pautas laborales. La perfección técnica de los objetos artesanales 
dentro de la cultura taina o el alto grado de producción agrícola, configuran unos 
planteamientos fiables para creer que existiera un cuerpo de operarios especializados en la 
elaboración de tales artefactos, en las últimas etapas de su civilización, coincidiendo con las 
máximas y más complejas expresiones de su evolución. 
Otro personaje enriquecedor del abanico social de los tainos, lo hallamos en el especialista 
religioso behique, "... muchas veces, las jefaturas no sólo tienen complicados rituales, sino 
incluso especialistas religiosos de dedicación plena". (Flannery, 1975: 17). Su posición se 
equipara a la del nitaíno (vestido de lujo, poligamia y excedente de producción). Sin embargo, 
no controlan el monopolio del culto, ya que se encuentran supeditados al cacique en los ritos 
principales de la cohoba y sirven a éste como profesores de sus hijos. 
La Economía Taina 
El sistema económico de los tainos basa sus pilares en la producción derivada de las actividades 
agrícolas. El cultivo primordial gira en torno a la plantación de tubérculos como la yuca, el 
ají, la batata, la yahutía, la boniata, los lerenes o la guáyiga. La técnica fundamental será la 
del montón, lo cual implica su ubicación en nichos ecológicos en donde se preserva el cultivo 
de la humedad edáfica. El maíz, único cereal de la dieta taina, no alcanza los niveles 
productivos de la yuca. El "early Caribbean" corresponde a un maíz de raza blanda que no 
acarreaba una transformación previa del suelo, y que quedaba restringido a los lugares 
montañosos y los cañaverales. 
Aunque uno de nosotros considera que el cultivo de tubérculos es anterior faseológicamente a 
las sociedades cerealistas (Alcina-Palop, 1984), otros autores (Denis, 1980: 35-6), opinan en 
sentido contrario. 
Dentro del sistema económico de los tainos se desarrollaba una división del trabajo relacionada 
con el avance de las fuerzas productivas. Marcio Veloz Maggiolo, apoyándose en Steward y su 
clasificación en Tribus de Foresta, plantea el Modelo de Producción Tropical, "El 
enriquecimiento de la agricultura establecida ya como sistema por el Sistema de Producción 
Tropical, y la creación de nuevos elementos infraestructurales que incluyen terraplén , 
montículo, regadío en algunos casos, mecanismos de drenaje, así como una diferente 
organización del trabajo, y un mecanismo de circulación de los bienes de la comunidad 
completamente nuevo, vienen a generar una nueva fórmula mucho más desarrollada de 
comunidad". (Veloz Maggiolo, 1978: 180). La riqueza medioambiental del área taina parece 
relegar a un segundo plano el almacenaje, pese a lo cual conviene destacar la utilización de los 
corrales de pesca, el uso del montón y el canal de riego como forma de sobre-explotación, la 
técnica de la Balasson en la pesca y la confección del casabe. 
511 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
La producción artesanal significó un componente económico de lujo y de prestigio dentro de 
la economía taina: "... hicieron noche en un pueblo en que está el tesoro de la hermana del 
reyezuelo (Anacaona). Tesoro que no consiste en oro, ni plata, ni perlas, sino sólo en utensilios 
y cosas tocantes al uso humano, como asientos, platos, fuentes, bacas de madera muy negra, 
tersa y reluciente..." (Anglería, 1964: 158). El excedente artesanal en manos del cacique otorga 
poder y honor a la aldea por una parte, y establece la mayor reserva destinada a la compra de 
mujeres para el jefe, por otra. 
Ante todo, el sistema de intercambio propio de las sociedades complejas apenas contornea unos 
rápidos rasgos en el caso de los taino. Si bien la arqueología nos ofrece evidencia de unas 
relaciones comerciales de cierta entidad, los cronistas no apuntan ningún dato en este sentido. 
El comercio entre los asentamientos costeros y los del interior parece todo un hecho, ya sea a 
pequeña escala, o aprovechando las reuniones temporales motivadas por la celebración de areitos 
y confrontaciones de pelota, etc.. 
Tampoco el cacique como tal, percibía algún tipo de tributo, aunque su función organizadora 
le diera pie a detentar parte del plusproducto general de la comunidad. 
El Sistema Religioso Taino 
La religión de los tainos muestra la variada coexistencia de diversas formas religiosas: 
chamanismo, cemiismo, totemismo, animismo, etc. Esta diversidad se plasma en los rituales, 
abarcando desde la sencilla práctica particular (de pequeños cemíes o cuaraciones), hasta las 
complejas ceremonias de la cohoba, con marcada intención social como las define Service 
(1971). La cohoba es un rito cerrado al cacique y los nitaínos, en el que el jefe se alza como 
principal actuante y que consulta las cuestiones que atañen a la comunidad (cultivo, guerra, 
etc.). 
La unión del hombre con la naturaleza se refleja también en lo mágico-religioso, por lo que 
algunos actos pudieran celebrarse en plena selva. La variedad de ritos conlleva una 
diversificación de los "recintos sagrados". El principal rito, vinculado a la jefatura, la cohoba, 
se celebra en el caney o vivienda del cacique, albergue del cerní. Cassá (1974) y Abbad y 
Lasierra (1978) hablan de otras casas aparte, destinadas a tales fines, sin que se halle refrendo 
en otros datos. El culto familiar, generalmente ofrecido a los antepasados, y animista, se 
circunscribe al bohío plurifamiliar, sede de los linajes. La pervivencia de las costumbres 
ancestrales se plasmó en el uso de las cuevas naturales para ciertos actos religiosos. 
En los finales de la civilización tainaaumentó el ceremonialismo y la importancia del batey, 
uno como evolución natural de la sociedad, y otro como recinto aglutinador de la misma. 
La extensa tipología de los enterramientos denota una cierta transformación de la sociedad. 
Según los datos, convendría distinguir: (a) Etapa cavernas (tradicionalmente más antigua) y (b) 
Etapa de áreas despejadas (época reciente). Y en orden al tratamiento del cuerpo: (a) Primario: 
de práctica menor y vinculado al cacique y (b) Secundario: propio de las familias extendidas, 
linajes, etc. 
512 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
A veces se han hallado restos en el suelo de las viviendas. La costumbre más revelante atañe 
al cacique, el cual era amortajado en su duho, rodeado de su ajuar y de sus esposas. La fosa 
donde reposaba se techaba con ramas, mientras los rituales funerarios concluían con la 
celebración de fiestas muy parecidas al "pochtlach" de los indios del Noroeste americano, y a 
las que asistían otros caciques vecinos. 
Conclusiones 
Los indios tainos pobladores de las Grandes Antillas "...parecen hallarse más cerca del nivel 
tribal que de lo que hasta ahora venía siendo conocido como el nivel de jefaturas o señoríos 
(Alcina, 1983: 78). En general, la Civilización Taina alcanza aspectos teóricamente adscritos 
a las Jefaturas, mas en rasgos como una redistribución elevada, una especialización organizada, 
o un mercado plenamente constituido, apenas logra vislumbrar unos trazos. 
El retraso de las fuerzas de producción muy bien pudo ser motivado, como plantea Veloz 
Maggiolo, por la gran adaptación al medio natural. La importancia de la relación existente entre 
la complejidad organizativa de la jefatura y el conocimiento natural de ésta, parece hallar aquí 
el refrendo que propugnaban Peebles y Kus (1977). Es posible que tal predominio tradicional 
de la vegecultura diera pie a completar el desequilibrio proteínico gracias a las actividades de 
pesca, caza y recolección. 
La sociedad taina sufría una gran metamorfosis en la que sólo "...el oficio del jefe y la 
organización [...] son en la ausencia del poder de coacción, el principal modo de homeostasis 
y control..." (Peebles y Kus, 1977). Dicho fenómeno no parece tan rígido y surgen otros 
personajes como el behique, el nitaíno, el naboría, el baquía... La base social hace suponer 
en una comunicación de esta clase: 
i 1 
i 1 Bienes |— 
I ' 
¡Comunidad | 
i i 
I i 
' 1 Prestigios | -
i i 
Para ello conviene recordar la existencia de tres importantes datos: (a) La existencia de ajuar 
funerario destinado al acto que hemos parangonado con el "pochtlach" de las tribus del Noroeste 
en Norte América, (b) La existencia de ajuar utilizado para efectuar los "pagos de la novia". 
(c) La posesión de cemíes regios. La competencia entre los poblados por obtener los ídolos 
mágicos de más poder era interesante. 
513 
i 
l 
1 
Cacique | 
i 
! 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
La religión abarcaba numerosas tendencias. El mantenimiento de elementos arcaicos, el 
ceremonialismo del jefe, la existencia del shamán, de rituales individuales, y una mayor 
diferencia social en la participación en diversos rituales propugna una "inestabilidad" de tipo 
religioso. Según la clasificación de Wallace (1966: 256) se englobaría dentro del nivel (3): 
sociedades de culto individual, shamánico y comunal (restringido, añadiríamos nosotros). 
La marcada supervivencia de pautas tribales debió verse alterada también por ciertos apuntes 
de influencias, tanto de la zona sudamericana, como mesoamericana que contribuyeron a la 
transformación de una civilización evidentemente en transición. 
Apoyados en la tipología de Steward y Faron (1959), la de Milisaukas y Steponaitis (1978) y 
la de Carneiro (1981) definiríamos a la jefatura Taina como teocrática, simple o mínima, 
aunque la dificultad y rigidez, a veces un poco imprecisa de las tipologías, obliga a ciertos 
estatismos mayoritariamente poco acertados. 
Referencias 
Abbad y Lasierra, Fray Iñigo 
1866 Historia geográfica, civil y natural de la Isla de San Juan Bautista Puerto Rico. (1788). Nueva edición 
en la parte histórica y continuada en la estadística y económica por J. J. de Acosta. Imprenta y Librería 
de Acosta. S. Juan de Puerto Rico. 
Alcina Franch, José 
1979 Nuevas aportaciones al estudio de las relaciones de Canarias y América en la Prehistoria. II Coloquio de 
Historia Canaria-Americana, pags. 411-441. Las Palmas. 
1982 Religiosidad, alucinógenos y patrones artísticos tainos. Boletín del Museo del Hombre Dominicano. 
Año X, no. 17: 103-117. Santo Domingo. 
1983 La cultura Taina como sociedad en transición entre los niveles tribal y de jefaturas. 1er Seminario de 
Cultura Taina al momento del Descubrimiento, pags. 67-80. Madrid. 
1985 El concepto de "Jefatura" en el contexto de la evolución social. Arbor (en prensa). Madrid. 
Alcina Franch, José y Josefina Palop Martínez 
1984 En torno al concepto de "Jefatura". II Congreso Iberoamericano de Antropología. (En prensa). Las 
Palmas. 
Alcina Franch, José y Remedios de la Peña 
1979 Patrones de asentamiento indígena en Esmeraldas durante los siglos XVI y XVII. Actes du XLII 
Congreso Internacional des Américanistes. Vol. IX-A: 283-301. Paris. 
Anglería, Pedro Mártir de 
1964 Décadas del Nuevo Mundo. Trad, de A. Millares Cario. Estudio y apéndices de Edmundo O'Gorman. 
José Porrúa e Hijos. Sucs. México. 
Benzoni, M. Girolamo 
1967 La Historia del Mundo Nuevo. Trad. y notas de M. Vannini. Biblioteca de la Academia Nacional de 
Historia, vol. 86. Caracas. 
Carneiro, Robert L. 
1970 A theory of the origin of the state. Science, vol. 169: 733-738. New York. 
1981 The chiefdom: precursor of the state. En: The transition to statehood in the New World. (Jones-Kautz 
eds.): 37-79. Cambridge. 
Casas, Fray Barlotomé de las 
1909 Apologética Historia Sumaria. Historiadores de indias. Tomo I. Nueva Biblioteca de Autores Españoles. 
Madrid. 
Cassá, Roberto 
1974 Los Tainos de la Española. Publicaciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, vol. 165. 
Santo Domingo. 
514 
José Alcina Franch y Pedro L. Galán Mayo 
Cook, Sherburne F., y Woodrow Borah 
1977 Ensayos sobre historia de la población: México y el caribe. Siglo XXI: México. 
Denis, Pierre 
1980 Sistemas de cultivo en el Caribe: horticultura o agricultura. Revista Dominicana de Arqueología y 
Antropología. Año X, vol. 10. no. 19-20. Santo Domingo. 
Dreyfus, Simone 
1981 Notes sur la chefferie Taino d'Aiti: capacités productrices, ressources alimentaires, pouvoirs dans une 
société précolomnienne de forêt tropicale. Journal de la Société des Américanistes n. s. vol. 67: 229-
248. Paris. 
Engels, Friedrich 
1981 El origen de la familia, de la propiedad privada y el Estado. (1878). Biblioteca de textos Socialistas. 
Ed. Ayuso. Barcelona. 
Flannery, Kent V. 
1975 La evolución cultural de las civilizaciones. Cuadernos Anagrama: 103. Barcelona. 
Fried, Morton H. 
1967 The evolution of political society: an essay in political anthropology. Random House. New York. 
1968 On the evolution of social stratification and the state. En: Theory in Anthropology (Manners-Kaplan eds): 
251-60. London. 
Harris, Marvin 
1981 Introducción a la Antropología General. Alianza Universidad Textos: 37. Madrid. 
1982 El materialismo cultural. Alianza Universidad: 324. Madrid. 
Jones, Grant D., y Robert R. Kautz 
1981 Issues in the study of New World state formation. En: The transition to statehood in the New World. 
(Jones-Kautz, eds). 1-34. Cambridge. 
Kirchhoff, Paul 
1955 The principles of clanship in human society. Davidson Anthropological Journal, vol. 1:1. 
Milisaukas, Sarinas 
1978 European Prehistory. Academic Press. New York. 
Moya Pons, Frank 
1973 La Sociedad Taina. Cuadernos de Historia Dominicana. Universidad Católica Madre y Maestra. Santo 
Domingo. 
1976 Datos para el estudio de la demografía aborigen en Santo Domingo. Boletín del Museo del Hombre 
Dominicano, no. 6: Santo Domingo. 
Oberg, Kalervo 
1955Types of Social Structure among the lowland Tribes of South and Central America. American 
Anthropologist. Vol. 57: 472-488. Menasha. 
Peebles, Christopher, S. y Susan M. Kus 
1977 Some archaeological correlates of ranked societies. American Antiquity. Vol. 42, 241-48. Salt Lake City. 
Redman, Charles L. 
1978 The rise of civilization. From early farmers to urban society in the ancient Near East. W.H. Freeman 
and Co. San Francisco. 
Reichel Dolmatoff, Gerardo 
1961 The agricultural basis of the sub-andean chiefdoms of Columbia. The evolution of horticultural Systems 
in Native South America: Causes and Consequences, pags. 83-100. Caracas. 
Rosenblat, Angel 
1945 La población Indígena de América desde 1492 hasta la actualidad. Buenos Aires. 
Rivero de la Calle, J. 
1966 Las culturas aborígenes de Cuba. Editora Universitaria. La Habana. 
Sahlins, Marshall D. 
1972 Las sociedades tribales. Nueva Colección Labor: 134. Barcelona. 
Sanders, Willian T., y Joseph Marino 
1973 Prehistoria del Nuevo Mundo. Nueva Colección Labor: 162. Barcelona. 
Sanders. W. T. y Barbara J. Price 
1968 Mesoamérica. The evolution of a civilization. Ramdom House Studies in Anthropology. New York. 
515 
La Sociedad Taina Como Una "Jefatura" 
Sanders, W. T. y David Webster 
1978 Unilinealism, multilinealism, and the evolution of complex societies. En: Social Archaeology. (Redman, 
ed): 149-302. Academic Press. New York. 
Sanoja, Mario 
1981 Los Hombres de la yuca y el maíz. Un ensayo sobre el origen y desarrollo de los sistemas agrarios 
en el Nuevo Mundo. Monte Avila Editores. C. A. Caracas. 
Service, Elman R. 
1971 Primitive Social Organization. An evolutionary perspective. Random House 2 ed. New York. 
1984 Los orígenes del Estado y de la civilización. El proceso de la evolución cultural. Alianza Universidad 
Textos: 83. Madrid. 
Steponaitis, Vincas P. 
1978 Location theory and complex chiefdoms: A Mississipian example. En: Mississipian Settlement Patterns 
(Smith ed.). 417-53: Academic Press. New York. 
Steward, Julian H., (ed.) 
1948 Handbook of South American Indians. Vol. 4, The Circum-Caribbean tribes. Smithsonian Institution. 
Washington. 
1949 Cultural causality and law: a trial formulation of the development of early Civilization. American 
Anthropologist, vol. 51: 1-27. Menasha. 
Steward, J. H., y Luois C. Faron 
1959 Native peoples of South America. Mc Graw Hill Book Co. Inc. New York. 
Suttles, Wayne 
1968 Coping with abundance: subsistence on the Northwest coast. En: Man, the Hunter. (Lee-De Vore eds): 
56-68, Aldine. Chicago. 
Testait, Alain 
1982 The significance of food storage among hunter-gatherers residence patterns, population densities and social 
inequalites. Current Anthropology. Vol. 23: 523-37. Chicago. 
Trimborn, Hermann 
1949 Señorío y barbarie en el valle de Cauca. Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo. CSIC. Madrid. 
Veloz Maggiolo, Marcio 
1978 Variantes productivas de los agricultores precolombinos antillanos. Boletín del Museo del Hombre 
Dominicano. Año VII, n. 11: 177-183. Santo Domingo. 
Wallace 
1966 Religion, An Anthropological View. Random-House. New York. 
Wittfogel, Karl 
1966 Despotismo Oriental. Guadarrama. Madrid. 
Wright, Henry T. 
1977 Recent research on the origin of the state. Annual Review of Anthropology. Vol. 6: 379-97. University 
of Michigan. Ann Arbor. 
516

Otros materiales