Logo Studenta

Ensayo de sociologia

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
CÁTEDRA: SOCIOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN
Ensayo:
TREINTA MILLONES DE HERMANOS
Profesor					 Bachilleres
María Hernández				Báez, Génesis. C.I. 24.904.167
						Pérez, Remigio. C.I. 25.565.771
						Sáez, Mariam. C.I. 24.662.775
Marzo, 2014
	Será difícil realizar ensayo en tercera persona del singular porque no somos simples espectadores y mucho menos inmunes a la tristeza que invade los corazones de los venezolanos desde hace más de un mes. Sin embargo, lo intentaremos.
	Al analizar la situación que atraviesa Venezuela, es inevitable para algunos pensar en las palabras caos, frustración, dolor. A otros, no obstante, les vendrían a la mente fuerza, valentía, coraje, admiración, esperanza. Y todas son válidas. 
	Desde hace más de cuatro semanas, una multitud salió a las calles a exigir al Gobierno que cese la delincuencia, la inflación, la escasez de alimentos e insumos médicos, el abuso de poder, la corrupción, la injusticia, la impunidad, entre otros. Esto desencadenó enfrentamientos entre la Guardia Nacional Bolivariana y estudiantes de distintas universidades de las principales ciudades del país, lo que ha acabado con la vida de casi treinta personas y cientos de heridos. Desafortunadamente los medios venezolanos no han sido partícipes en gran medida, razón por la que los ciudadanos de otros estados no están bien informados, y quienes sí lo están, se lo deben a las coberturas de medios internacionales como CNN en Español y RCN, y a las redes sociales Twitter y Facebook.
	Aunado a esto, Venezuela en este momento se divide en dos grupos, y no son oposición y oficialismo, sino dolor e indiferencia. Han muerto hijos, hijas, padres de familia, y mientras que una parte de la población se compadece y ora, otra parte, y tal vez esta es mayoría, no ha dicho más que “quién lo mandó”… ¿Es eso de verdad lo que se está cultivando? ¿Indolencia? No se dice que esta ha sido la mejor manera de luchar por un país mejor, pero al menos ellos lo intentaron. Entonces, cuando este segundo grupo dice cosas como “¡me robaron!”, “¡mataron a fulano!”, no quedará más que responder: “¡QUIÉN LO MANDÓ!”. Y sin ánimos de ofender susceptibilidades, se continúa así.
	El Gobierno Nacional, tal vez en aras de calmar la situación ha llamado reiteradas veces a un diálogo, y de esta manera fomentar la paz. La propuesta ha sido buena al igual que la intención, pero no se puede mantener un diálogo con personas que para dirigirse a quienes piensan diferente utilizan adjetivos como fascista, terrorista y hasta nazi. Sobre estas bases no se puede sustentar una paz. Por otro lado, una oposición que dice ser pacífica llama a todos a las calles a buscar un país libre, y es aplaudible e incluso constitucional, pero en el camino destroza todo a su paso.
	Queda la gran pregunta: ¿qué pasará? Cada vez hay más muertos y nadie da su brazo a torcer. La Guardia Nacional Bolivariana, nacida para proteger a los ciudadanos, dispara contra ellos. Las organizaciones internacionales no se organizan para ayudar. El pueblo exige libertad. El Gobierno dice que la hay, pero, ¿qué tan libre se es realmente? ¿Se es libre de pensar diferente y decirlo a viva voz en un medio de comunicación venezolano? ¿Se es libre de comer lo que se desee sin una tarjeta de racionamiento? ¿Se es libre de caminar en la madrugada sin ser asaltado o asesinado? Podría decir que los que leen esto realmente tienen suerte de que ninguna bala perdida les haya abreviado la existencia.
	Familias enteras se han divorciado por diferencias ideológicas. Se perdió la tolerancia y la comprensión. Si dices que eres de un lado, te quitan los beneficios económicos en tu trabajo y hasta te botan. Pero si alegas lo contrario, te llaman ignorante y bruto. ¿Por qué tantas etiquetas? ¿No puedes decir sólo que eres venezolano primero que nada, y que sólo buscas estabilidad? No más balas. No más corrupción. Venezuela exige cambio y respeto, y ese cambio nace de cada uno. Son treinta millones de hermanos los que hacen este país, ¿hasta cuándo vas a fingir que no te duelen?

Continuar navegando