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COlECCION N,a 61 Robert Escarpit SOCIOLOGíA DE LA LITERATURA <> oikos-tau SOCIOLOGIA DE LA LITERATDRA epa AJai4;iR.? EN LENGUA CASTELLANA N.o 61 SOCIOLOGIA DE LA LITERATURA POR RüBERT ESCARPIT Profesoren la Fcu:ultad deLetras セ カ CienciasHumanasde Burdeos oikos-tau, s. a. - ediciones APARTADO 5347 • BARCELONA VILASSAR DE MAR· BARCELONA· ESPAÑA PRIMERA PARTE PRINCIPIOS Y MÉTODO CAPÍTULO PRIMERO ¿PORQUÉ UNA SOCIOLOGíA DE LA LITERATURA? l. - Literatura y sociedad Todo hecho literario suponeescritores,libros y lectoreso, parahablar de una forma más general, creadores,obras y un público. Constituyeun cir- cuito de intercambiosque, medianteun aparatode transmisión extremadamenteセ ッ ュ ー ャ ・ ェ ッ L a la vez arte, técnica y comercio, une individuos bien de- finidos (si no siempre especialmenteconocidos) a una colectividad más o menos anónima (pero limitada). En cualquierpunto del circuito, la presenciade individuos creadoresplantea problemasde inter- pretación psicológica, moral, filosófica; la media- ción de las obras plantea problemasde estética, estüo,lenguaje,técnicay, finalmente,la existencia de una colectividad-públicoplanteaproblemasde orden histórico, político, social, incluso económico. Paradecirlo de otra forma, hay, por lo menos,tres mil manerasde explorar el hecho literario. 6 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA Esta triple dependenciade la literatura a los mundosde los espíritusindividuales,de las formas abstractasy de las estructurascolectivas,complica el estudio. Con dificultad podemosrepresentarnos los fenómenos de tres dimensiones, sobre todo cuando debemoshacer su historia. De hecho, la historia literaria se ha ceñido durante siglos, y a menudose ciñe todavía demasiado,al solo estu- dio de los hombresy de las obras -biografía es- piritual y comentario textual-, considerandoel contexto colectivo como una especiede decorado, de adorno abandonadoa las curiosidadesde la historiografía política. La ausenciade una verdaderaperspectivasocio- lógica es sensibleaun en los mejores manualesde historia literaria de corte tradicional. Se da el caso de que los autores tengan conciencia de una di- mensión social y que intenten representarla,pero faltos de un método riguroso y adaptadoa ello, permanecena menudo prisioneros del esquema tradicional del hombre y de la obra. Las profun- didades de la historia se encuentranaplastadas como en una pantalla de dos dimensiones,y el hecholiterario sufre distorsionescomparablesa las de un mapamundi sobre una proyección plana. Así como los mapamundisescolaresnos muestran erróneamenteuna enorme Alaska aplastandoun pequeñísimoMéxico, también doce o quince años de Versallesaplastanen el siglo XVII sesentaaños de vida literaria francesa. Jamásse eliminaránestasdificultadespor com- pleto. Del mismo modo, una representaciónper- fecta es imposible; lo esenciales que, biógrafos o comentadores,historiadoreso críticos, los explo- radoresde la literaturatenganunavisión completa y no deformadadel hecho literario presenteo pa- ¿POR QUÉ UNA SOCIOWGÍA? 7 sado.En realidad,nadiedesconoceque escribir sea en nuestrosdías una profesión-o, por lo menos, unaactividadlucrativa-que seejerceen el marco de sistemaseconómicoscuya influencia sobre la creaciónes innegable.Parala comprensiónde las obrasno es indiferenteque el libro seaun producto manufacturado,distribuido comercialmentey su- jeto, por consiguiente,a la ley de la oferta y de la demanda.Y, paradecirlo todo, no es indiferente que la literatura sea--entre otras cosas,pero de una forma indiscutible-la rama«producción»de la industria del libro, como la lectura es su rama «consumo». 11. - Historia En su significado actual, la noción de literatura data de fines del siglo XVIII. Originariamente,no se «hacía», sino que se «tenía» literatura. Es la señalde pertenecera la categoríade los «letrados». Para un contemporáneode Voltaire, la «literatu- ra» se opone al «público», doblete de pueblo. Se trata de una aristocraciade la cultura y, en la medida en que este hecho es un hecho social, el problemade las relacionesentre literaturay socie- dad no es planteadoconscientemente. Ahora bien, desdeel siglo XVI se poneen marcha una evolución que se precipita a partir del XVIII. Por un lado, los conocimientosse especializan,los trabajoscientíficos y técnicos tienden a separarse progresivamentede la literatura propiamentedi- cha, cuyo círculo se estrechay tiende a limitarse solamentea la diversión. Ligada a la gratuidad, la literaturabuscadesdeentoncesestablecer,entre ella y la colectividad,nuevasrelacionesorgánicas: 8 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA lo que llamamosliteratura «comprometida»es la más reciente de estastentativas. Además, los mismos progresosculturalesy téc- nicos que acentúanla gratuidad de la literatura prolonganen la colectividadconsumidorala nece- sidad literaria y multiplican los medios de inter- cambio. Gracias a la invención de la imprenta, al desarrollo de una industria del libro, al retroceso del analfabetismoy, más tarde, a la puesta en marchade las técnicasaudiovisuales,esto que era el privilegio característicode una aristocraciade letrados se convierte en la ocupacióncultural de una élite burguesarelativamenteabierta; después, en una épocareciente,el medio de promoción in- telectual de las masas. Estaespecializacióny estadifusión, alcanzansu punto crítico en las inmediacionesde 1800. Es en- toncescuandola literaturacomienzaa tomar con- ciencia de su dimensiónsocial. Publicadapor estas fechas la obra de Mme. de Stael, De la littérature considérée dans ses rapports avec les institutions sociales,es sin lugar a dudas,en Francia, la pri- meratentativaparaunir en un estudiosistemático las nocionesde literatura y de sociedad. Mme. de StaiH define así su empeñoen sn Discours préli- minaire: «Me propuseexaminar cuál es la influencia de la religión, de las costumbresy de las leyessobrela literatura, y cuál es la influencia de la literatura sobre la religión, las costumbresy las leyes»l. Setrata,ensuma,de extendera la literaturael tratamiento aplicado por Montesquieu,uno de los maestrosintelectuales de Mme. de Stael, a la historia del derecho,de escribir un Esprit de la littérature. En el momentoen que en el vocabula- rio de la crítica, las palabrasmodernoy nacional toman un nuevo sentido,se trata tambiénde explicar la diversidadde la literaturaen el tiempo y en el espacioa travésde las va- riacionesy los rasgospeculiaresde las sociedadeshumanas. 1 De Stael, «De la littérature», Diseour. préliminaire, § 1. ¿POR QUÉ UNA SOCIOLOGiA? 9 Zeitgeist,espíritu de época,y Volksgeist,espíritu nacional: es en el circulo de los amigos alemanes de Mme. de Stael donde nacen y se desarrollan, a principios de 1800, las dos nocionesfundamen- tales. Se las encuentraen la doctrina de Taine repartidassegúnuna fórmula ternariamás ágil: la raza, el medio, el momento. La convergenciade estostres factoresdeterminael fenómenoliterario. Le faltabaa Taine tenerclara la noción de «cienciahuma- na». Comole objetabamedio siglo mástardeGeorgesLanson: «El análisis del genio poético no tiene nadaen común, sólo el nombre,conel análisisdel azúcar»".Suesquemade la raza, del medio y del momento,es demasiadoimpreciso para en- globar todos los aspectosde una realidadinfinitamentecom- pleja. Susmétodos,sobretodo, no estánadaptadosa la espe- cificación del hecho literario; más allá de los procedimientos que transponebrutalmentede las ciencias de la naturaleza, sólo dispone,paradar alcancea la materiaqueestudia,de los medios tradicionalesde la historia y de la crítica literaria: análisisbiográfico y comentariotextual. Perolo esencialde la doctrinataineanapermanece.A partir de Taine, ni los historiadoresde la literatura ni los críticos literariospuedenya permitirseignorarlasdeterminacionesque las circunstanciasexternas,y en particular las sociales,hacen pesarsobre la actividad literaria. Siendo la economíauna ciencia humana,cabría esperaruna mayor eficacia del marxismo que de la doctrina taineana. En realidad, los primeros teóricosmarxistassemostraronmuydiscretosacer- ca de las cuestionesliterarias. El volumen que reúne los escritos de Marx y de Engels, Sobre la literatura y sobre el arte, es bastanteengañoso.No es sino a partir de Plekhanov, a principios del siglo xx, que se construyeuna verdaderateoría marxista de la literatura, que es, bien entendido, esencialmentesociológica.A partir de entonces,la preocupaciónde eficacia política ha conducido la I Lanson, G.,cMéthooesdel'histoire Iittéraire», Etudu O イ H j ョ セ 。 ゥ F オ L cuaderno1.°, página23. enerode 1925. lO SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA crítica literaria soviética (y con ella la crítica co- munista) a acentuarel testimonio social aportado por las obras literarias. He aquí en qué términos Vladimir Jdanov definía esta actitud en 1956: «La literatura debe ser consideradaen su relación inseparablecon la vida de sociedad,sobre la lonta- nanza de los factores históricos y sociales que influyen al escritor; esteha sido siempreel principio directorde la inves- tigación literaria soviética. Se fundamentaen el métodomar- xista-leninistade percepcióny de análisis de la realidad, y excluyeel punto de vista subjetivoy arbitrario que considera cada libro como una entidad independientey aislada. La literaturaes un fenómenosocial: la percepciónde la realidad a través de la imagen creadora»".Y he ahí la consecuencia metodológicade esta actitud: «El principio del método his- tórico, que es la basede la investigaciónliteraria soviética, toma por primer criterio de todaobrade arteel gradode fide- lidad con querepresentala realidaden todasu complejidad»'. Aunque tambiénmarxista, la sociologíaliteraria practicadapor el húngaro Georges Lukács y su discípulo, el francés Lucien Goldmann, es quizá menosrigurosa,pero más conscientede los proble- más específicamenteestéticos. La principal oposición al método sociológico en la Unión Soviética fue la del «formalismo». Con- denado oficialmente en los años 30, la poderosa escuelaformalista pretendíaaplicar una ciencia de la estéticaa las formas y a los procedimientosdel arte literario5• De hecho,no es sino un aspectode un vasto movimiento que tuvo sus orígenes en Alemania, y en el que se combinanlas influencias de la filosofía neohegelianade Wilhelm Dilthey, de la crítica filológica y de la psicologíagestaltiana. EstaLiteraturwissenschaft,o ciencia de la literatu- 3 Traducido de Jdanov, V., «Sorne recent Soviet stndiea in literature», Soviet Literature, ·nÚDl.. 8, pág. 141, Moscú, 1956. • Ibld. 6- Hagamos notar, DO obstante, que entre 1927 y 1930 existi6 una sociología «formalista» de la literatura. Ver Struve, G., Hi&toire de la liuérature soviétique, pág•. 226·29, Parí., 1946. ¿POR QUÉ UNA SOCIOLOGiA? II ra, ha sido, desdefinales del siglo XIX hastanues- tros días, uno de los más serios obstáculosa la aparici6n de una verdaderasociología de la lite- ratura. Por su parte,la ciencia sociológicaque, a través de Comte, Spencer,Le Play y Durkheim se hahia encaminadohaciaunacompletaautonomia,dejaba de lado la literatura, dominio complejo de datos y definiciones extremadamenteinciertas, y a las que protegíaun cierto respetohumano. Las tendenciassociológicasse expresaron,en el último cuarto de siglo pasado,más bajo la forma de grandesideas directrices que como un cuerpo de método coherente.Alcanzarona veces las ten- denciasformalistas: sociología del gusto con L. L. Schückingy estudio del lenguajeen cuanto a ele- mento social de la literatura con R. Wellek6• Pero el desarrollo de estasideas se encontr6bloqueado por la antinomia entre una concepciónontológica y una concepci6nfenomenológicade la literatura, hastaque el existencialismode Jean Paul Sartre permitió resolver la antonomia. La idea funda- mental de Sartreen Qu'est-ceque la líttérature?7 es que un libro no existe si no es leido. Desde el punto de vista de la critica universi- taria, es sin duda la literatura comparada,la re- cién nacida de las ciencias literarias, la que ha proporcionadoel mayor número de iniciativas m· teresantesen este campo. El estudiode las grandescorrientesde la concienciacolec- tiva, a la que Paul Hazard consagróuna parte de su obra", conducea esta«historiade las ideas»,de la que el americano G Schücking, L. L., Die So:ciologieder literarischen Geschmacksbildung,Leipzig, 1931; Wellek, R. y Warren, A., Theory ol'iterature, Nueva York, 1949. '1 Sartre, J. P., Qu'ut-ee que la litléTatUTe?, 1946, GaUimard, 1948, Ed. Poche, 1967. 8 Hazard, P., La cr'Üe d, la eonscienceeuropéenne,París, 1935. 12 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA Lovejoy se ha hecho especialista,y que es en lo sucesivo indispensablepara una buenainteligencia de los hechosde literatura. Jean Marie Canéorientó a sus alumnoshacia los problemasde «espejismo»planteadospor la visión deformada que una colectividadnacional tiene de otra a travésdel tes- timonio de los escritores·. Una de las ideas más fecundasen el campo de la historia literaria ha sido, sin duda, la de gene- ración. La idea de generaciónha sido expuestade una manerasistemáticadesde 1920 por un discí- pulo de Courmot, f イ 。 ョ セ ッ ゥ ウ Mentré, en su obra Les générationssociales. Pero el mérito de haber sido el primero en otorgar en parte a la historiografía literaria, a travésde un uso juicioso de la división por generación,la profundidad sociológica que le faltaba,recaeen Albert Thibaudet,cuyarevolucio- naria Histoire de la littérature franr;aise de 1780 ti nos jours aparecióen 1937. La obra fundamental de Henri Peyre, Les génération5 littéraires, aparecidaen 1948, mostró realmenteel significado sociológico «de esteproblemade inspiracióncolectiva que es el de las generacionesliterarias»lo.A estosnombresse puede añadir el de Guy Michaud, quien, en su Introduction a une sciencede la littérature, aparecidaen Estambulen 1950, fue que yo sepa, el primero en lanzar explícitamente-entre otras cien- la idea de una sociologíaliteraria tal como no- sotros la entendemos. Hasta una época muy reciente, la ausenciade documentaciónconvertíaen casi imposible el estu- dio in vivo de los fenómenos sociológicos de la literatura. Afortunadamente,la situación mejoró sensiblementea partir de 1945. En primer lugar es preciso mencionarel papel jugado por la UNESCO. Las investigacionesdiri- gidas por sus diferentesorganizacioneshan permi- 9 Cané, J. M., Les krivaim frant;ais et le mirage allemarul, París, 1947. 10 Peyre, H., Les générationsliUéraires, París, 1948. Fue Henri Peyre quien, desde 1950, me aconsejó emprender las investigacionesde sociologi:a literaria. ¿POR QUÉ UNA SOCIOWGÍA? 13 tido obtener, sobre los aspectoscolectivos de la literatura, informaciones hasta entoncesinaccesi- bles. En 1956, la comunicaciónde R. E. Barker, Booksfor All, hacíael balancede una documenta- ción,por desgraciatodavíademasiadofragmentaria y conjetural,pero utilizable como basede trabajo. Además, la industria del libro se abría tímida- mente a las ideas de normalizacióny de estudio de mercado.Desgraciadamente,la desconfianzaco- mercial hace que muchos paisesestén muy atra- sadosen este aspecto.El único documentooficial sobreel mercadodel libro en Franciaha sido, du- rante mucho tiempo, la excelentepero pobre Mo- nographiede l'édition, de Pierre Monnet, publicada por el Cerclede la Librairiell• En 1960,el Sindicato Nacional de Editoresfranceses,encargóal Institu- to de InvestigacionesEconómicasy Socialesuna encuestasobre la lectura y el libro en Francia, y después,en 1967, al IFOP, de hacer un sondeo sobrela clienteladellibro12• Los editoresy libreros alemanespublican regularmenteen Francfort del Main unaabundantey precisadocumentaciónbajo el título Buch und Buchhandelin Zahlen.En Gran Bretaña,capital incontestablede la edición «capi- talista», los estudiosparcialesson ya muy nume- rosos. Y lo mismo sucedeen lospaisesnuevos,que intentan recuperarsu atraso cultural (y lo consi- guen) gracias a una política del libro inteligen- tementeplanificada. De esta forma llegamos a lo que hoyes,y sin dudava a ser en el futuro, el motor más eficaz de las investigacionesde sociologíaliteraria: la nece-sidad de una política del libro. 11 1.- edición, 1956; 2.- edición,1959;3.- ediciónreCundida,1963;4.- edición, 1965. 11 Ver bibliografía. 14 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA III. - Para una política del libro En otros tiempos exigencia de la sabiduría individual, conocerseuno a sí mismo es ahoraunaexigenciade sabiduría colectiva.Ahora bien, en lo referentea la literatura,el propio desconocimientode sí pareceser la regla de nuestrassocieda- des.La promociónde las masasanunciadadesdehacemásde un siglo, pero convertidaen ineluctablerealidad desdehace apenasunageneración,ha conducidoal replanteamientode la ciudad en sus aspectosmateriales.Los hechosculturaleshan sido mucho más negligidos. Por más que se hable mucho de ello, la noción de cultura popularpermaneceen todaspartes marcadapor un espíritu misionero y paternalista,que en- mascara,en realidad,una impotencia. Como los saurios mi- crocéfalosde la era secundaria,la ciudad del millón de hom- bres poseeuna literatura a escaladel millar. No es sorprendente,pues, que estasituaciónhaya inquie- tado a los organismosresponsablesde la política social. En Francia, en enero de 1957, la revista Informations sociales, órganode la Unión Nacionalde las Cajasde SubsidioFamiliar, consagróun número especial a una amplia encuestasobre «la literaturay el granpúblico». Estaencuestatieneel mérito de evocarcasi todos los problemasde la sociologíaliteraria, y su publicaciónpuedeserconsideradacomo un pasodecisivo hacia búsquedasordenadas13• Hay especialmenteun artículo de Gilbert Mury, titulado Une sociologiedu livre est-elleposible?, que justifica la socio- logía literaria a través del ejemplo de la sociologíareligiosa: «No hace mucho tiempo que toda investigaciónobjetiva sobre la fe y las prácticas religiosas era consideradapor excelentesespíritus como un atentadocontra toda mística. Hoy el episcopadocatólico provoca tales encuestasa fin de adaptarsu acción pastorala las exigenciasde la realidad... Lo cierto es que, de los escritoresa los libreros, los hombres del libro saldríanganandocon llevar a buentérmino·el estu- dio sistemáticode su público, para conocermejor sus reac- ciones y, consiguientemente,los medios de llegar a él14.» Gilbert Mury nos recuerda,muy a propósito, que los co- merciantestienen su sitio en el templo de las Musas; tenien- do los aspectoseconómicosque la religión quiere ignorar, la 13 La encuesta la forman una serie de «testimonios» de valor evidentemente desigual. Accediendoa la petici6n de René Mongé, redactor en jefe de la revista e iniciador de la encuesta,coordené y comenté los resultados. 14 Information5 sociales,pág. 64, enero de 1957. ¿POR QUÉ UNA SOCIOLOGÍA? 15 literaturano debepor ello ser másabiertaa las consideracio- nes sociológicas.Paraella ver claro no es tan sólo una nece- sidad de acción, es tambiénun buen negocio. De ello no se deduceque debamoslimitarnos a consideracionescomercia- les. Diderotescribe,en suLetlre sur le commercede la librairie: «Un error que veo cometercontinuamentea los que se dejan llevar por las máximasgenerales,es el de aplicar los princi- pios de la manufacturatextil a la edición de un libro». La sociología literaria debe respetarla especificación-del hecholiterario. Buen negocioparael hombre de oficio, debe tambiénser un buennegocioparael lector, con la ayudade la ciencia literaria tradicional -histórica o crítica- en los cometidosque le son propios. Estaspreocupacionesperma- necenindirectamentesuyas:su papel estátan sólo en conce- birlas a escalade la sociedad. Un programatal suponeuna amplia renunciaque sobrepa- sa las posibilidadesde hombres solos y aun la de equipos aislados.En la primera edición francesade estelibro, publi- cadaen 1958, sólo pude dar resultadosparciales sobre una ínfima parte de los problemasplanteados.Pero esto me per- mitió tomar contactocon los investigadoresque se interesa- banpor los mismosproblemas,y suscitar,además,curiosidad para acometernuevasinvestigaciones.Muchas publicaciones se han hecho eco de estasinvestigaciones!á,y diversoscon- gresoshanmostradoque los especialistasde la crítica o de la historia literaria adoptancadadía con mayor gusto la pers- pectiva sociológica. Existe ahora en Burdeos un Centro de Sociología de los hechosliterarios, que funciona en el marco del Instituto de Literatura y de Técnicasartísticasde masa. Un Centro de Sociologíade la Literatura acabade ser creadoen Bruselas, y en Birmingham funciona un Center for Contemporary Cultural Studies. Ecos estimulantesnos llegan de América, Alemania, Italia, Japón, África y de los paísessocialistas. Una auténticasociología de la literatura está naciendo. 15 Ten.dances.nÚID 1, 1959; Chronique socialede France, núm. 1,1959;Esprit. número 4, 1960; etc. ,:, 16 SOCIOLOGiA DE LA LITERATURA BIBLIOGRAFíA SUMARIA Altick, R. D., Ths Engliah c"mmon Reader,Chicago, 1956. Angoulvent, P.,L'éditionfrant;ai!Je Gil piel du ュ オ イ セ Paris, 1960. Bolleme, G., Dupront, A., Ehrard, J., Furet, F., Roche, D. y Roger, J., Livre el "",Uté da... la Fra""e du XVIIIe sioole, La Haya, 1965. Duvignaud, J., Sociologúl du 'héa're, París, 1965. Dumazedier, J. y Hasseníorder, J., «Eléments pour une sociologie comparée de la production, de la diCfusion et de l'utilisation du livre», Bibliographie de la Fra""e, París, 1963. Escarpit, R., cGreativeTreason»as a Key 'o Literalure, Yearhook of Comparative and General Literature, núm. 10, Bloomington, Indiana, 1961. Escarpit, R., La révolution du livre, París, 1965. 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I. - Libro, lectura, literatura El hecho literario se nos presentasegún tres modalidadesprincipales:el libro, la lectura,la lite- ratura. En el lenguajecorriente empleamosa me- nudo estaspalabrasindiferentemente.De hecho,las tres nociones sólo se sohreponenparcialmentey sus límites son muy imprecisos. Definir el lihro es cosadificil. La única definición casi completadadahastahoyestan vaga, que es inutilizahle: «Un soporte de cierta materia y di- mensión,eventualmentedohladoo enrollado,sohre el que estáninscritos unos signos representativos de ciertas ideas intelectuales»!.Littré duda entre una definición material -«reuniónde varios cua- dernos de páginas manuscritaso impresas>>-y una definición semiintelectual-«ohra espiritual, seaen prosa o en verso, de una extensiónlo sufi- cientementeamplia para llenar al menos l;lD. vo- lumen». Si acudiéramosa la palabra <<volumen», encontraremosque se trata de <<un libro intonso o encuadernado»,lo que no nos dice gran cosa. En realidad,no existe una definición del libro. Cadapais, cadaAdministración,poseela suya o las suyas.En Francia, el Ministerio de Finanzastiene ya una parala aduanay otra 1 Esta definición de Paul Otlet escitada por De Grolier, E., en su libro Histoire du livre, ed. «Que sais-je?»,núm. 620, PUF, París. 18 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA parael fisco. La AsambleaGeneralde la UNESCO de 1964, recomendóla adopciónde una definición estadísticauniver- sal: <<publicaciónno periódicaconteniendo49 o máspáginas». Las legislacionescanadiense,finlandesa y noruega aceptan las 49 páginas. Para la'bano y RepúblicaSudafricana es preciso que sean una más. Dinamarca exige 60 páginas; Hungría,64; Irlanda, Italia y Mónaco, 100. Contrariamente, Bélgica se contentacon 40 páginas,Checoslovaquiacon 32 e Islandiacon 17. En cuantoa la India, se incluye cualquier folleto en la categoríade libros. La definición del ReinoUnido es de tipo financiero: se consideralibro todapublicacióncuyo precio sea, por lo menos,de 6 peniques(antiguos)'. El defecto de todas estas definiciones es que consideranel libro como un objeto material y no como un medio de intercambio cultural. Muchos de ellos incluirán la guia de ferrocarrilesy excluirán la edición escolar de una obra de Racine o de Moliere. Pero si algunasde estasdefiniciones tie- nen en cuenta el contenido del libro, es curioso que ninguna haga referencia al uso que se haga de él. Ahora bien, un libro es una «máquinapara leer»,y esla lecturalo quelo define:«Esel esfuerzo conjugadodel autor y del lector que hará surgir este objeto concreto e imaginario que es la obra del espíritu» (J. P. Sartre, Qu'est-ce que la litté- rature?). Copiado, impreso o fotografiado, el libro tiene por finalidad permitir la multiplicación de la pa- labra, al mismo tiempo que su conservación:un libro para una sola persona no tendría ningún sentido. Parece,pues, que el número de lectores deberáintervenir en la definición. Ahora bien, la unidad estadísticaes el título y no el ejemplar. Tan sólo despuésde 1965 las estadísticaspubli- cadaspor la UNESCO mencionanla tirada para algunos países. I SegúnBarker.R. E.• BooIc.for 011, pág.17. ¿C6MO ABORDAREL HECHO LITERARIO? 19 Es preciso,pues,considerarcon extremacircunspecciónlas estadísticaspublicadas en los diferentes países. Tomemos como ejemplo las cifras de 1964. Veremos que los «gigantes de la producción»-esdecir, los paísescon una publicación superiora los 10.000títulos-son9: Unión Soviética(78.204), Estados Unidos (28.451), Reino Unido (26.123), Alemania Federal (25.204), Japón (24.049), España(15.540), Francia (13.479), India (13.125), Países Bajos (10.026). Las cifras dadas para la Unión Soviética y para la India deben ser rebajadastras los PaísesBajos, pues, al ser paísesmulti- lingües, las traduccionesinternas engrosanel conjunto de volúmenes publicados. Finalmente, Italia, víctima de una definición del libro demasiadorigurosa (por lo menos 100 páginas), debería figurar al nivel de Francia y, probable- mente, por encima de ella". Teniendo en cuentalas importaciones(por tra- ducción)y las repeticiones(por traduccióninterior, como en la Unión Soviética), la estadísticapor títulos nos puedeindicar, como máximo, la rique- za y la variedadde la vida intelectualde un país; nos permite evaluar (con gran aproximación) el número y la productividadde sus escritores,pero no nos da ninguna idea del papel de la lecturaen la vida social. Para analizar el fenómeno de la lectura, sería preciso tener en cuenta las tiradas -no tan sólo las de la edición,sino incluso las de la prensa.Estas generalmenteson conocidas; aquellas son mucho más difíciles de conseguir. Se puedetener, no obstante,una idea de lo que pasaexa- minando el consumo de papel. Una nueva clasificación de los paísessegúnestos datos, y teniendoen cuentapor una parte el consumode papel de periódico por habitantey por otra el del papel paraimprimir y para escribir, nos permite hallar de nuevo a nuestrossiete «grandes»en el pelotón de cabeza,pero hansido alcanzadospor los PaísesBajos, Suiza, I Es preciso hacer notar que la cifra de Estados Unidos no hace referencia más que a los libros puestosa la venta,con exclusiónde lu publicacionesguberna... mental6 difundidas por la Administraci6n, y que, en el país del papeleo,repre-- tentan un volumen considerable. 20 SOCIOWGiADE LA LITERATURA Bélgica,y los paisesescandinavos.La Unión Soviéticay Gran Bretañasehancolocadodefinitivamenteenprimeraposición'. Un dato interesantees la importanciacomparadadel libro y de la prensaen el volumen de lecturas. En Francia, en 1964, sobre unos 19'2 kg de papel para imprimir y para escribir consumidospor año y por habitante,el consumode la industria del libro se elevabaa 1'5 kg aproximadamente. Simultáneamente,el consumode papel de periódico era de unos 11'3 kg por año y habitante.Ahora bien, el contenido de palabrasdel papel periódico impreso es, a igual peso, y habidacuentade las costumbrestipográficas,superioren una mitad al del papel de edición. Se puede pues afirmar que las lecturas puestasa disposición del lector francés a travésdel periódico son, en volumen, diez vecesmás impor- tantes que las del libro. La proporción es válida para la mayorpartede los paisesde Europaoccidental(Reino Unido: de 12 a 13 veces), pero en la Unión Soviética las lecturas de prensano representansino 4 veceslas del libro, mientras que en EstadosUnidos la proporciónes de 200 a 1, lo que, aun descontandoel espacioabsorbidopor una prolffica pu- blicidad, permite dar al americanoun rango honorable,pero a título de lector de periódico o de revista, no de lector de libro. Todaslas lecturasposiblesno son efectivas.Par- tiendo de las cantidadesde papel indicadasmás arriba, eliminandoa los analfabetosy a los niños, habida cuenta de que un mismo material sirve para tres o cuatro lectores, deberíamosadmitir que un francéslee por término medio 40.000 pala- braspor día (estoes,unavezy mediael equivalente del libro que tiene en susmanos)y un inglés ¡tres veces más! Es preciso, además,tener en cuentalos no ven- didos y las exportaciones.Ambos factorestienden a disminuir la parte del libro. La periodicidadde los diarios y su carácterefímero convierten a la vez en posibley necesariala adaptaciónde la tira- , SegúnL'InfOrm4lion a. Iravers le "",rode, UNESCO, Parlo. 1951. y también «Papier d'impression et papier d'écriture», Cahiers du centre de documentation de I'UNESCO, n, 104l'Z0 de 1954. ¿COMO ABORDAREL HECHO LITERARIO? 21 da a la ventaa fin de evitar los remanentes.Con- viene añadirque son libros lo que más se exporta. Para Francia, donde la exportaciónrepresentael 20 % de la cifra del negocio editorial, se puede estimaren el 12 ó 15 % la <<falta de lectura» del consumidorfrancés sobre la producciónnacionalli• El libro, como podemosver, no representasino una pequeñaparte de las lecturasposiblesy una más pequeñatodavía de las lecturasefectivas.Su desquitese presentaen el momento de aparecer la noción de literatura. Damospor sabidoque no definimosla literatura a través de ningún criterio cualitativo. Nuestro criterio permaneceen lo que llamamosla aptitud de la gratuidad.Es literaria toda obra que no es un instrumento, sino un fin en sí. Es literatura toda lecturano funcional, es decir, la quesatisface una necesidadcultural no utilitaria. Entre las lecturasefectivas,la mayor parte son funcionales,sobretodo entre las lecturasde pren- sa, donde se buscasobre todo informaciones,una documentación.Pero tampocoen el libro todo es literatura. La literaturano es sino una de las diez grandescategorías de la clasificacióndecimal inventadahará unos 80 añospor el bibliotecario americanoMelvil Dewey, y que la mayor parte de los paíseshan adoptadopara sus estadísticas: O. Generalidades 5. Cienciaspuras l. Filosofía 6. Cienciasaplicadas 2. Religión 7. Artes y amenidades 3. Cienciassociales 8. Literatura 4. Filología 9. Historia y Geografía Desgraciadamente,estas categoríasson muy imprecisas. En particular,Franciaha ignoradohasta1963 la categoría4. I Seg6nDarker,R. E., Monographiede ¡'Uilion, 1965. 22 SOCIOWG1ADE LA LITERATURA (filología), que unía, bajo el epígrafe Lingüística, a la cate- goría 8 (literatura). Pocospaísesempleantodavía la clasifi- cación más detallada y más precisa recomendadapor la UNESCO en 1964. Por esto es que las estadísticasoficiales no puedendarnos sino indicacionesimprecisasy a menudo falsas. Si nos ate- nemosa la clasificacióndecimaly a la estadísticapor títulos, la «literatura» representadel 30 al 35 % de la producción francesa. Ligeramentemás débil en Alemania, ligeramente superioren los paísesanglosajones,estaproporciónes la de los grandespaísesproductores.Las proporcionesinferiores al 30 % son numerosas.Puedenincluso estarpor debajodel 10 % en los paísesrecientementeliberadosdel estatutocolo- nial, donde las necesidadestécnicas aventajan a todo lo demás,y donde los equipos de escritoresautóctonosno han podido todavía desarrollarse. Además, la prensa-yen particular la prensa semanalo mensual-contieneuna proporciónva- riable, pero a menudomuy fuerte, de lecturasno funcionales con carácter literario: folletines, no- velas, cuentos, ensayos,esquelas,etc. Una parte de estemateriales reutilizable por la edición, pero la gran masa de la producción literaria periódica es considerabley equilibra a vecesla de los libros. Sin contar los digest, los textos publicadospor las revistasdel tipo SaturdayEvening Post satisfacen en EstadosUnidos la necesidadliteraria de millo- nes de personas,con perjuicio del libro. No podemospues confiar en las clasificaciones formales o materiales sistemáticaspara hacernos una idea clara de las relacioneslectura-literatura. Es más bien la naturalezadel intercambio autor- público lo que nos permite definir lo literario y lo que no lo es. Lo mismo en la prensa que en la edición, existe un gran número de textos con in- tención funcional, de los cualesse hacecomúnmen- te un uso no funcional y propiamenteliterario. Es este a menudo el caso de los reportajesy de las ¿CÓMO ABORDAREL HECHO LITERARIO? 23 criticasde libros, y seriafácil citar numerosasobras técnicas,científicasy filosóficas así reconocidaspor el autor, pero que constituyen auténticasobras literarias y por tales las tiene el público. Todo es- crito puedeconvertirseen literatura,en la medida en que nos permite evadirnos,soñaro, por el con- trario, meditar, cultivamos gratuitamente.G. K. Chestertonnos ha demostradoque incluso hay un uso literario de la guía de ferrocarriles6• Y, al revés,hay usosno literarios de obraslite- rarias:el consumode literaturano se identifica con la lecturaliteraria. Se puedecomprarun libro con otrasintencionesque no seanlas de leerlo. Se pue- de leerun libro con otrasintencionesdistintasa las de obtenerde él un placer estéticoo un beneficio cultural. Podemos ver, pues, que el conocimiento del hecho literario -cualquieraque sea la modalidad por la que se le aborde-plantea problemasde psicología individual y colectiva. Una definición rigurosa de la literatura suponeuna convergencia de intencionesentre lector y autor; una definición másamplia exige por lo menosuna compatibilidad de intenciones.Si olvidamos estasexigencias,nos será imposible ver en la lectura otra cosa que no seael consumomecánicode un cierto materialim- preso,nos seráimposiblever en un libro otra cosa que no seauna de las formas de este material y, sin duda, no la más importante. • En Th. Man wha WIU Thursday,cap. l. 24 SOCIOWGiA DE LA LITERATURA n. - Las vías de aeeeso El método más evidente para comprenderun fenómeno a la vez psicol6gicoy colectivo es el de interrogara un nú- mero suficientede personasjuiciosamenteelegidas.Fue este método de encuestael que empleó el Dr. Kinsey cuando quiso definir el comportamientosexualde sus compatriotas. Habría, sin lugar a dudas, encontradomás dificultades si hubieseintentadodefinir su comportamientocultural por el mismo procedimiento.Las posibilidadesde unarespuestaa la vez lúcida y sincerason extremadamentereducidasa partir del momentoen quea alguiensele preguntapor suslecturas. Mientrasque confiar a un encuestadorlas particularidadesde un comportamientosexualpuedecomplacerun exhibicionis- mo latente,confesarlos gustosliterarios(o antiliterarios)que «clasifican» con relación al medio social -por demasiado groseroso demasiadorefinados-,es tan s610 algo penoso; la mayor parte de los interesadostienenya hartadificultad en confesarsea sí mismos estosgustos. Basta tan sólo compararlos resultadosobtenidospor la observacióndirectay sistemáticadel comportamientocultu- ral de una personaa los que proporcionasu testimonio,aun de buena fe, para comprenderla extrema dificultad que presenta la explotación de los conocimientos subjetivos. Quiennos cite a Stendhalo Malraux como suslecturashabi· tualesy confieseque lee, a veces,una novelapolicíacao dos para relajarse,no querráadmitir que el tiempo consagrado por él a la lectura policíaca es, de hecho, muy superior al que concedea sus «libros favoritos». Si menciona la lec- tura del periódico, olvidará aquellos minutos que consagra a la tira de dibujos y que, en total, representanun tiempo apreciable.Asimismo, pasarándesapercibidaslas lecturasde la sala de espera,o las que se pasanen la biblioteca de los niños; ¿quiénpodrájamásapreciara travésde una encuesta la enormeimportanciade libros como Pinocho o los álbumes de Los 4 Asesy Alix en las lecturasdel adulto cultivado? El trabajo es más fácil cuando se trata de historia. Los documentostienen menos pudor que los testimonios. Un cierto número de datos recopiladossobre los recuerdos,la correspondencia,las citas de conversaciones,las alusiones,los catálogos de las bibliotecas privadas, permiten reconstruir con bastanterigor la Belesenhei'-el conjunto de lecturas- de una personadada, a condici6n de que haya pertenecido a un medio social lo suficientemente«culto». No existe casi ningún medio de apreciar,en el comportamientocultural de ¿CÓMO ABORDAREL HECHO LITERARIO? 25 las masas,la importancia de las muy numerosaslecturas difundidas,desdela apariciónde la imprenta,por los buho- neros,y cuyo contenidoanalizóCharlesNisarden el siglo XIX en su Histoire des livres populaires ou de la littérature de colportage7• Hay aquí un amplio campo cuya explotación no puede negligir el historiador literario. Es lo que se llama la (<sub- literatura», o la «infraliteratura»,o las «literaturas margi- nales»•. Entre estazonaignoradade los manualeshastauna época muy reciente, y el dominio de las obras «nobles», existen constantesintercambiosa nivel de temas, ideas y formas. Y llega aún a sucederque una obra pasa a veces de un sectora otro. Como severámástarde,pertenecera la literaturao a la subliteraturano se define por las cualidades abstractasdel escritor, de la obra o del público, sino por un cierto intercambio.. Es por lo que el desfasetantas veces constatadoen el curso de los siglos entre lo que se lee y lo que se debería leer, ha sido siempre consideradocomo un motivo de escándaloy de vergüenzapor la categoríade los letrados,e igualmente,el que estállamado a dar testimonio frente al historiadory aquellaa la que perteneceel sociólogo. Si, rehusandoel testimoniodel lector, se preguntaal escri- tor, se corre el riesgo de que la decepciónsea aún mayor. En la misma medidaen que el acto de la creaciónliteraria es un acto solitario y libre, exige una cierta independencia de las exigenciassociales.Dicho de otra forma, si el escritor debe, en tanto que hombre y en tanto que artista, repre- sentarsea su público y sentirsesolidario con él, sería peli. groso que tuviera una conciencia demasiadoclara de las determinacionesque estepúblico hacepesarsobreél. Se ha comparadoel acto de creaciónliteraria al gestodel náufrago que lanza una botella al mar: la comparaciónno es justa, sino en la medida en que el náufrago se representaal sal- vador al que dirige su mensaje,se siente solidario con él, 7 Ver también Brochon, P., Le livre de colporlageen Fra""e depuísle XVIe .üle/e, París,1954, Y Seguin,J. P., Nouvell.. iI .....alio... el canarde du XIX• •üle/e, Parfs,1959• • «Littérature et sous-littérature»es el título del núm. X (1961-62-63)del Bulletin du 8émirw.ire de littérature généralede Burdeos. Thérive, A., emplea la expresión«infraliteratura» en BU libro La/oire '¡"boir.; Paria, 1963.Finalmente, el volumen III de la historia de la literaturade la E""yclopédied. la P/é¡ade, eoneagraverios capítulosa las aJiteraturasmarginales»(literaturade buhonería, novela popular, etc.). El VI Congresode la SociedadFrancesade Literatura Comparada(Reunes,1963)ha abordado,sobretodo, esteproblema.Ver nuestra comUDicaci6n Y a-...il d.. degréoda... la lilléral...e?• er. CepítulosVI y VIIL 26 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA pero ignora hacia qué orillas desconocidasllevarán las co- rrientes su mensaje. El testimonio de los intermediariosdel libro podría tener más valor, pues editores,libreros y bibliotecarios controlan los principales rodajes del mecanismode los intercambios. Desgraciadamente,para las· dos primeras categorías,el se- creto comercial es una mordazademasiadoeficaz. Por otra parte, aun cuando editores y libreros estuvierandispuestos a dar indicaciones,seríana menudoincapacesde ello, faltos de medios materialespara conocer la exactamedida de su propio cometido. Parala mayor parte de ellos, su despacho o su tienda son puestosde mando cerrados,desde donde, sin embargo,ejercena ciegasuna influencia real y decisiva sobre los escritoresy el público. El caso del bibliotecario es un poco distinto, pues está generalmenteen condicionesde dar testimonio directo sobre el comportamientode sus lectores. El inconvenientees que este testimonio no se refiere sino a una parte muy reducida y especializadade público: la del lector de biblioteca. Es preciso, sin embargo,no despreciaresta estrechapuerta, la única casi que permite penetrara pie firme en la realidad del consumoliterario. El estudiode la biblioteca de empresa es el único medio serio de abordarel problemade la lectura entre el elementoobrero. Es a través del estudio de los datos objetivos explotados sistemáticamentey sin ideas preconcebidasque será preciso abordarel hecho literario. De entre los datos objetivos vamos a utilizar en primer lugar los estadísticos. Por rarase incompletasque seanlas estadísticasreferentes a la industria y al comercio del libro, puedenser útilmente reconstruidasy proporcionar conocimientos aprovechables. En su Index Translationum,en sus Cuadernosdel Centro de Documentación,la UNESCO no cesade proporcionarnoticias. En Francia se levanta ya un poco el velo, y distintas ini- ciativas constituyen loables esfuerzos de claridad: así, la Monographie de l'édition, ya mencionaday, mejor aún, las listas de las primeras tiradas más importantes,publicadas regularmente desde hace muchos años por las Nouvelles littéraries10• Además, muchos bibliotecarios son capacesde proporcionardatos muy precisossobre los lectores que fre- 10 Para una explotaci6n de estosconocimientos,ver el artículo de Charensol, G., en Informations Boeiale$,págs. 36-48, enero de 1957. ¿C6MO ABORDAREL HECHO LITERARIO? 27 cuentansus establecimientosy los libros que en ellos piden. Incluso se puedenentreversondeosentre el público. En la medida en que los conocimientosson accesibles,es igualmente posible utilizar estadísticashistóricas fundadas sobre listas de obras o de escritorespara descubrirdiversos fenómenosde evolución. En las páginas que siguen, se en- contrarásobre todo la explotaciónde un muestrariode 937 escritoresfrancesesnacidos entre 1490 y 190011• Los datos estadísticospermitenhacerresaltarlas grandes líneas del hecho literario. Es preciso entoncesinterpretarlas por medio de otro tipo de datosobjetivosproporcionadospor el estudiode las estructurassocialesque encuadranel hecho literario y de los medios técnicos que lo condicionan: regí- menes políticos, instituciones culturales, clases,capasy ca- tegorías sociales, oficios, organización de ocios, grado de analfabetismo,estatuto económico y legal del escritor, del librero, del editor,problemaslingüísticos,historiadel libro, etc. Se puede finalmente llegar al estudio de casos concretos segúnlos métodosde la literatura generalo de la literatura comparada:éxito de una obra, evolución de un géneroo de un estilo, planteamientode un tema, historia de un mito, definición de un ambiente,etc. Es entoncescuandolos datos subjetivos alcanzarántodo su valor, y que el investigador, con la ayudade encuestas,interrogatorios,testimoniosorales y escritos, reconstruyendolos conocimientosque le propor- cionan las «historias de casos»,puede otorgar toda su sig- nificación a los fenómenosobservadosobjetivamente. La lista de los programasen curso en 1967 en el Centro de Sociologíade los HechosLiterarios de Burdeos,mostrará la variedad de las investigacionesy de los métodos: Programa núm. l. - Méthodologie de l'histoire et de la critique littéraires (R. Escarpit). Estasinvestigaciones,ya an- tiguas, van referidas a la comunicación autor-público, al problemade las generacionesy de los equipos de escritores y a las condicioneseconómicasdel hecho literario. Programanúm.2. - Psychosociologiedu lecteur(N. Robine). Programanúm. 3. - Le roman populaire au XIX' siecle (P. Orecchioni). 11 Todaslas investigacionesestadísticasutilizadasen estaobra han sidoem- plearlasgraciasa los servicios técnicosdel Instituto Nacionalde Estadísticade Burdeos. 28 SOCIOWGÍADE LA LITERATURA Programa núm. 4. - La formation et l' expressiondu juge- ment esthétíqueen milieu d'entreprise(R. Marquier). Programanúm. 5. - La terminologielittéraire (A. Boisson). Este último programafue emprendido,conjuntamente,con el proyecto de Diccionario Internacionalde Términos Lite- rarios, patrocinadopor la Asociación Internacionalde Lite- ratura Comparada.Como lo ha hecho notar R. Wellek, es principalmentea través del lenguaje que la literatura ad· quiere una dimensiónsocial. Estono son sino orientacionesposiblesentremuchasotras. En esteterreno,prácticamentevirgen,estátodo por descifrar. SEGUNDA PARTE LA PRODUCCIÓN CAPÍTUW III EL ESCRITOREN EL TIEMPO l. - Como en sí mismos••• La producción literaria es el producto de una población de escritoresque, a travésde los siglos, se sometea fluctua- ciones análogas a las de los demás grupos demográficos: envejecimiento,rejuvenecimiento,superpoblación,despobla- ción, etcétera. Paraobteneruna definición, o por lo menosun muestrario significativo de esta población literaria, se puede entrever dos procedimientosextremos.El primero consistiríaen cata· logar todos los autoresde libros publicados(por medio de la imprenta o por cualquier otro medio) en un país entre dos fechas determinadas.El segundoconsistiría en remitirse a unalista de buenafe, como el índice de un manualde historia de la literatura de reconocidacalidad. De hecho,nínguno de los dos procedimientosno es satis· factorio. El primero descansasobre una definición mecánica del escritor: el hombre que ha escrito un libro. Ahora bien, hemosvisto que una definición mecánicadel libro es inacep- table, puesignora la necesariaconvergenciao compatibilidad de íntencionesentre lector y autor. Por la misma razón, el escritorconsideradocomo un simple «productorde palabras» es algo sín significación literaria. No adquiereestasignifica- ción, no se define como escritor, sino al final, cuando un 30 SOCIOLOG1ADE LA LITERATURA observadorcolocadoal nivel del público es capazde percibirle como tal. No es escritor más que por relación con alguien, a los ojos de alguien. La visión crítica del índice parecepuesmásjusta. Pero es suficiente con analizar el índice de un manual de literatura para notar, habida cuenta del crecimiento de la población literaria, que la proporción de los autorescitados aumenta a medidaque uno se acercaa la fecha en la que el manual ha sido compuesto.La progresiónempiezasiendomuy lenta, y puedeconsiderárselaprácticamentesin importanciahasta la épocaen que aparecenescritorescuya vida alcanzala del autor del manual, es decir, que vivían todavía en el mo- mento en que este autor comenzabasus estudios; para el manualde Lanson,por ejemplo, la ruptura se producea los primeros románticos. A partir de este fecha, el criterio de selecciónse va haciendocada vez menos exigente. Una se- gunda ruptura llega si el autor comete la imprudencia de prolongarsu manual a una épocaabsolutamentecontempo- ránea,es decir, a los escritoresque viven y sobre todo pro- ducentodavíaen el momentoen que él escribe(paraLanson, los simbolistas).En estecaso,o bien las últimas páginasdel manualparecenestecatálogomecánicoque queremosevitar, o bien la selecciónhecha,perfectamentearbitraria y subje- tiva, no se pareceen absolutoa lo que hará un historiador una o dos generacionesmás tarde. Ello nos viene a decir que la imagende una poblaciónde escritoresliterariamentesignificativa no puedeser obtenida sino con una cierta perspectiva.Eurípides decía que no se puededecir de un hombreque ha sido feliz sino despuésde su muerte; asimismo, es solamentedespuésde su muerte cuandoel escritor se define como miembro de la colectividad literaria. La elaboracióna la que la perspectivahistóricasometea la poblaciónde escritores,es a la vez cuantitativay cualitativa. Cuantitativamente,la selección decisiva y la más severa es la de la primera generaciónexterior a la zona biográfica: todo escritortieneunacita con el olvido, diez, veinteo treinta añosdespuésde su muerte. Si traspasaeste terrible umbral, se integra a la población literaria y tiene aseguradauna supervivenciacasi permanente-por lo menos, en cuanto dura la memoriacolectivade la civilización que le vio nacer. La resistenciade los escritoresa esta «erosión»histórica es variable: hay zonas friables en las que permanecenpocos supervivientes(los comienzosdel siglo XVIII en Francia,por EL ESCRITOREN EL TIEMPO 31 ejemplo) y núcleos duros que se resistemejor la prueba(la segundamitad del siglo XVII en Francia). Despuésintervienenotras selecciones.Se dan tambiénes- pectaculares«recuperaciones»que vuelven a poner en «ser- vicio» a un escritorolvidado o despreciadodesdehacíalargos años. Pero casi siempre el olvido no había sido completo, y se trata sobre todo de una reclasificación,más que de un redescubrimiento:tal fue el renacershakesperianoen Ingla- terra en el siglo XVIII. La marcha general de la población de escritoresno se ve demasiadoafectadapor estasmodifi- caciones,sobre todo cualitativas. En efecto,estasreclasificacionesdentrode una colectividad ya definida tienen un carácterinterpretativo. Casi siempre se obtienenmediantela sustituciónde las intencionesorigi- nalesdel autor, vueltas ininteligibles, por nuevasintenciones supuestas,compatibles con las necesidadesde un público nuevo: es el mecanismoque llamaremosmás tarde la «trai- ción creadora». La incidencia cualitativa de la prespectivahistórica fue señaladapor el psicólogo americano Harvey C. Lehman, gracias a un método particularmenteingeniosol • Lehman utilizó una lista de libros «de primera línea» establecida despuésde consultar el National Council of Teachersof English. Esta lista comprendía 337 obras de 203 autores muertos en el momento en que fue establecida,y 396 de 285 autoresvivos. Lehmanbuscó,paraempezar,en qué edad cadaautor habíaescrito aquellosde sus libros que figuraban en la lista. Después,para los autoresvivos de un lado, para los autoresmuertos del otro, repartió las obras por grupos de edad: tantasobrasescritasentre los 20 y 25 años,tantas escritasentre los 25 y 30, etc., y trazó las curvas correspon- dientes. La diferencia entre las dos curvas salta a la vista. La de los «muertos»alcanza rápidamentesu punto culmi- nante entre los 35 y 40 años y empiezarápidamentea des- cender. La de los «vivos» sube más lentamente,alcanzasu punto culminante entre 40 y 45 años, pero en seguidaper- maneceen un nivel muy elevado hastalos 70-75 años. La conclusión es evidente: la selecciónoperadapor la perspec- tiva históricase aplica a las obrasde madurezy, sobretodo, de vejez, que son eliminadas en provecho de las obras de juventud. La edad crítica media se coloca alrededorde los 40 años. 1 Lehman, H. C., «The Creative Years: Best Books», The Scientifie m ッ ョ エ ィ ャ ケ セ volumen45. págs.65·75, julio de 1937. 32 SOCIOLOGiA DE LA LITERATURA Este resultado puede ser comprobadopor otros procedi- mientos. Podemosafirmar, de todas formas, que la imagen de un escritor, el aspectobajo el cual vivirá a partir de en- tonces en la población literaria «tal como en sí mismo la eternidad lo cambia», es aproximadamenteel que ofrecía cuandorondabala cuarentena". El muestrario de una población literaria debe tener en cuenta diversos factores. Es un trabajo largo y delicado. Para la mayor parte de sus trabajos estadísticos,Harvey C. Lehmanutilizó listas de los «mejoreslibros» establecidas por Asa Don Dickinson, antiguo bibliotecario de la univer- sidad de California. El procedimientode Dickinson consiste en elaborarlistas de diversostipos clasificandolas obras en grado 1, grado 2, etc., segúnel númerode listas en que dichas obras figuren. Lehman se sirve de las obras de grado 8. De forma mucho másmodestay menossistemática,hemos empleadoun procedimientoanálogopara establecerel catá- logo de 937 escritoresfrancesesnacidos entre 1490 y 1900, sobre el cual hemos fundado la mayor parte de las obser- vacionessiguientes. Nuestrafinalidad es dar al catálogouna base sociológica tan amplia como seaposible. Seríapuesimprudenteutilizar, como hacepoco sugeríamos,el índice de un manualde lite- ratura, aún limitado a autoresmuertos. De esta forma, no alcanzaríamossino a los escritoresdel tipo «culto». Los fe- nómenosliterarios se ordenanen una sociedaddeterminada, en circnitos cerradosy a menudosin comunicaciónunos con otros. Hay una población de escritoresque correspondeal público «culto»: es la que conocemosmejor y que nos revela el índice de un manualde literatura,pero no representasino una parte de la población real. Maurice Leblanc, el padre de Arsi'me Lupin, queperteneceal circuito «popular»;Beatrix Potter, poetisa de los conejitos, que perteneceal circuito «infantil», tienenpocasprobabilidadesde versecitadosen un manualde literatura. Pero ellos han tenido y tienentodavía un público considerable,estánen la base de incontestables hechosde literatura. Serápuespreferible utilizar como documentosde base,no índices de manuales,sino más bien listas de carácterenci- clopédico (Petit Larousse,Dictionary of National Biography, I Esto no es sino una indicaci6n estadísticay es fácil encontrar excepciones. Examinemos el sentido exacto del factor edad en un artículo del Bullefin do BibliolhAquesde France, mayo de 1960,titulado «Le facteuragedansla produe- tivité littéraire». EL ESCRITOREN EL TIEMPO 33 etcétera)y unirlas a listas especializadasde distintas proce- dencias(Dictionnaire des rouvres, catálogosde reediciones,de traducciones,bibliografías,índicesde revistasperiódicas,etc.). Se obtendrá así un muestreo poseyendouna significación sociológicareal. Toda antología es discutible en sus pormenores,pero la experienciapruebaque,.si han sido tomadaslas precauciones convenientes,se obtienepor estemétodoun repartonormal, cuyo ritmo general no cambia gran cosa si se modifica los elementosde seleccióno la severidaddel criterio. n. - Generacionesy equipos El primer fenómeno que un catálogosemejante permite estudiares el de la generación.La gene- ración, tal como la entiendenAlbert Thibaudeto Henri Peyre, es un fenómeno evidente: en cada literatura, las fechas de nacimientode los escrito- res se agrupanpor «equipos»en ciertas zonascro- nológicas.Se encontraráen la obra de Henri Peyre un repertoriocompletode estasgeneraciones,váli· do para muchasliteraturas europeas3• A modo de ejemplo, citemosla gran generaciónromántica en Franciaalrededorde 1800,que, despuésde una generación relativamentepobre, ve nacer,entre 1795 y 1805, Augustin Thierry, Vigny, Michelet, Auguste Comte, Balzac, Hugo, Lacordaire,Mérimée, Dumas, Qninet, Sainte-Beuve,George Sand, Eugene Sue, Blanqui y Eugénie de Guérin. Otras grandesgeneracionesson las de 1585 en España,de 1600-10 en Francia, de 1675-85 en Inglaterra, etc. La noción de generaciónno debierasin embargo ser utilizada más que con ciertas precauciones. El primer escollo que es preciso evitar es el de la «tentacióncíclica». Es realmenteseductorima- ginar que estos grupos cronológicos de escritores 8 Peyre, B., «Les générationslittéraires», Tableau récapitulatif desgénératioru, páginas214·17. 34 SOCIOLOGiADE LA LITERATURA se sucedena intervalos regulares.CuandoHenry Peyrehabladel «ritmo alternode las generaciones», hace alusión a un mecanismoinfinitamente com- plejo, que analizaremosmás adelante,pero no pre- tendeque este ritmo sea regular. Más audaz (o menos prudente),Guy Michaud ve en la sucesión de las generacionesun ritmo sinusoidaly aun heli- coidal, cuyo períodocorrespondea unavida huma- na, esto es, alrededorde setentaaños4• A pesarde todo, el encantode una hipótesis semejantey el vivo deseoque teníamosde comprobarla,por nues- tra parte no pudimos jamás descubrir un ritmo regularverdaderamenteinduscutibleen la sucesión de las generaciones.No obstante,para ser justos, es preciso reconocerque ciertos fenómenoslitera- rios presentanen la ocasión de las recurrencias modificacionesperiódicas,en las que la unidad de setentaaños parecejugar un papel. Por ejemplo, la «vida» de un género literario -tragedia isabelina, tragedia clásica, novela realista inglesa del siglo XVIII, movimientos románticos-es generalmentede 30 ó 35 años,o sea, la mitad de la vida de un hombre. Una ex- periencia cuya representacióngráfica desgraciadamenteno podemosdar aquí, parececonfirmar estaobservación.Hemos superpuestocurvas representando,en nuestro catálogo, la proporciónrespectivamentede novelistas,poetas,dramatur- gos y prosistasdiversosen el conjunto de la poblaciónlite- raria (contando a cada uno de los polígrafos varias veces). Con gran claridad puede observarseque el cuadro cambia radicalmentecadasetentaaños,y parcialmentecada35 años, segúnque tal género domine los demáso sufra un eclipse. Es, sin embargo,difícil establecerla menor relación entre esteritmo, segúnparece,regular,y el de las generacionesde escritores. 4 Michaud, G., Introduction a une acieMe de la liuérature, págs. 252-56 y pá.. gina 258. Ver tambiénel esquemade la pág. 259 explicandolos movimientos literarios a través de la alternancia regular de las generaciones.Para Cuy Michaud. la «jomada» humana de 72 años se rima en cuatro medias generacionesde 18 años: las dos primeras, «nocturnas» (punto muerto y fiujo); las dos restantes, «diurnas»(plenitud y reHujo). EL ESCRITOREN EL TIEMPO 35 Segundaobservación,las generacionesliterarias difieren de las generacionesbiológicasen que cons- tituyengruposnuméricamenteidentificables:«equi- pos». Por el contrario, en la población generalde un país, la reparticiónde los gruposde edadvaría muy lentamentey dentro de unos límites relativa- menteestrechos.La pirámidede las edadesde una poblacióngeneraldifiere de la forma«encampana», ideal paraun cierto númerode detallescaracteris- ticos que la demografíainterpreta,pero permanece a grandestrazosfiel a estaforma. La pirámide de las edadesde una población literaria sufre estre- chamientos y ensanchamientosdramáticos; no puede ceñirse a un tipo ideal. 18301810 85-89 80-8'> 75-79 70·n V U M V Y セ セ セ セ V P M V G ^ セ セ セ セ U U M U Y セ セ セ i W W W ュ ュ セ G W i 50-S'> 45-'>9 QGWWNセセセセセ TPMG^G^セセセセBBBBLLLBLLLLLLLZLLLZ セセセG_Q 35-39 セ 30-3'> エ m セ セ セ R U M R Y R P M R T セ セ セ セ セ セ セ セ セ セF M N B Z G セ M G M M Z Z i L i L N M M L M M セ セ A セ セ セ セ セ A Edad セ I I30 20 10 O O 10 20 30 Número de autores vivos Fig. l. - Literaturafrancesa:pirámidedeedades1810-30. Se puedeobservaren la fig. 1 dos ejemplosde pirámides de las edadesde la poblaciónliteraria francesaa 20 añosde distancia. En la primera, que indica la situación en 1810, los grandesfilósofos han desaparecido(tendrían entre 90 y 100 años), perose distingue todavía en el nivel de los 70 36 SOCIOLOGiA DE LA LITERATURA a 80 añosla prominenciade la generaClonde Beaumarchais y de Bernardin de Saint-Pierre,siendo el abateDelille uno de los últimos supervivientes.A una decenade años de dis- tancia es seguidapor una pujantegeneración.que se apoya sobre unos veinte años, y va, a grandesrasgos,de Rivarol (57 años) a Mme. de StaiH (44 años) y Chateaubriand(42 años).Es la generaciónde los Convencionalesy de Napoleón: la guillotina practicó en ella crueles sangríasque hacenen- rojecer nuestro rostro, pero, numerosa,en la fuerza de la edad,domina todavíael mundo de las letras. La generación siguienteparececomo marchitarsea su sombra: los grandes nombresson raros en ella y se sucedentan sólo de tarde en tarde, Nodier (30 años), Béranger(30 años), Lamennais(28 años), Stendhal(27 años). En 1830 todo cambia, la gran generaciónde la Revolución y del Imperio se desmorona y deja el campolibre a los talentosjóvenes.Lamartinellega a los cuarenta,Vigny y Balzac acabande pasarlos treinta, Hugo se les acerca,Musset tiene veinte años. Esta eclosión durarátodavíacinco años-el tiempo de darnosa Gautier-, después,saturadade nuevo la escenaliteraria, vendrá un nuevo estancamientohastala generaciónde Flaubert y de Baudelaire. Un estudio sistemáticode las pirámides de las edadesen el transcursode los siglos permite afir- mar que una generaciónde escritoresno aparece antes que el grueso de la generaciónprecedente haya franqueadoel vértice de los 40 años. Todo sucedecomo si la eclosiónno fueseposiblemásque a partir de un punto de equilibrio, cuandola pre- sión de los escritoresen activo se debilita hastael punto de ceder a la presión de los jóvenes. Una tercera observaciónsigue a la precedente. Cuando se habla de una generaciónde escritores, la fecha significativa no puede ser ni la de naci- mientoni la de los veinte años.No senaceescritor, se convierteuno en ello, y es muy raro que sehaya alcanzadoya a los veinte años. El acceso a la existencia literaria es un proceso complejo, cuyo períododecisivose colocaen algúnpunto alrededor de los cuarenta,pero es esencialmentevariable: es EL ESCRITOREN EL TIEMPO 37 preciso pensaren una zona de edad más que en una precisa.Así, llegado tarde a la literatura, Ri- chardson (nacido en 1689) es el contemporáneo biológico de Pope(nacido en 1688), pero es preciso unirlo a la generaciónde Fielding (nacidoen 1707). Es frecuenteque generacionesjóvenescomprendan en sus filas a un «guia» de mayor edad:en grados diferentes, Goethe, Nodier, Carlyle juegan este papel. La noción de generación,que nos seducede en- trada,no es puesabsolutamenteclara. Quizá seria mejor sustituirlapor la de «equipo»,más dúctil y más orgánica. El equipo es el grupo de escritores de todaslas edades(aunquede unaedaddominan- te) que, en ocasiónde ciertos acontecimientos,«to- ma la palabra»,ocupala escenaliteraria y, cons- cientementeo no, bloqueael accesoa ella durante un cierto tiempo, prohibiendo a las nuevasvoca- ciones realizarse. ¿Cuálesson los acontecimientosque provocan o permitenestasaccesionesde equipos?Pareceque son acontecimientosde tipo político, que compar- ten una renovacióndel personal(cambiosde reina- do, revoluciones,guerras,etc.). Se encontraráen la fig. 2 un gráfico extremada- mentesugestivo.Indicaparalos tresúltimos siglos, en Francia,la proporción de escritoresde 20 a 40 años,frente al total de escritoresque estántodavía produciendo. Es evidente que, cuando la curva sube,se traduceen un rejuvenecimientode la po- blación literaria, y que cuandodesciende,una pa- rada del reclutamiento,el equipo en activo está envejeciendosin renovarse.Las rupturasinferiores indicando una «partida»,la accesiónde un nuevo equipo, correspondentodas a paradas(final de las guerrasde religión en 1598, final de la Frondaen 38 SOCIOLOGtADE LA LITERATURA 1550 80io 70 60 50 40 30 20 1600 1572 15891598 1650 1630 16521661 1700 171 Fig. 2. - Literaturafrancesa:curvade la proporci6nde los escritoresde menosde 40 años cer la curvason las mediasanualesde 5 en 5 años.Los puntossituadosfuera de 1652) Y a finales de reinados(Luis XIV, Luis XV, Napoleón1, NapoleónIII). Las rupturassuperiores que indican un <<bloqueo», correspondentodas a tiranteces políticas: la de Richelieu, simbolizado por la Academia;la de Luis XIV; la de Luis XV; la del gobiernorevolucionario,confirmado y agra- vado por el nuevo academicismodel Primer Im- perio; y el de Guizot, despuésde las jornadasde EL ESCRITOREN EL TIEMPO 39 1750 1800 1850 1900 " :0-o セ イセ-o l'!" "(5 .o mE > :J -0- ¡ji m " "o-o o:: .g ---o ¡ji ... " " " ."ü; a. :0)E ."-: !"l 1774 1793 18041815 1830 18601870 entre el total de ・ ウ 」 セ ゥ エ ッ イ ・ ウ en activo de 1550a 1900.Las cifras quehan servido para estable- la curva indican las proporciones exactaspara los años de máxima y de mínima. septiembre.Se distingue asimismoel frenazo dado por el «ordenmoral»al rejuvenecimientoquesiguió a la dislocación del SegundoImperio. En su libro The French Book TraJe in the An- cient Regime(Harvard, 1958), David T. Pottinger da cifras que permiten calcular la «curva de pro- ductividad» de los escritoresfrancesesde 1550 a 1800. Correspondeexactamente,pero con un des- 40 SOCIOLOGiA DE LA LITERATURA fase de una veintena de años, con la curva de edad5• El mismo métodoaplicadoa la literaturainglesa da resultadosidénticos.Seobservansobretodo dos grandesperíodosde «envejecimiento»:bajo la rei- na Isabel1, de 1588(la ArmadaInvencible) a 1625 (muerte de Jacobo1), y bajo la reinaVictoria, de 1837 a 1877. ¿Sepodráquizá lamentarno encontraren estas curvasningún ritmo regular, ningúnperíodo men- surable?Seríasin dudasatisfactoriover los hechos literarios ordenarsesegúnun ritmo matemáticoy mecánico,pero ¿no es más reveladorconstatarsu solidaridad profunda con la vida de la ciudad, pronta a definir ahora la naturalezade esta soli- daridad? 5 Cf. nuestroarticulo del Bullelin de. Bibliolheque.de Franee sobre«Le fae- teur ige dans la productivité littéraire», citado más arriba. CAPÍTULO IV EL ESCRITOREN LA SOCIEDAD I. - Los orígenes Parasituar a un escritor dentro de la sociedad, la primera precauciónque debe tomarsees, según parece,la de informarsesobresus orígenes.En los casosindividuales,la mayor parte de los biógrafos tomanestaprecaución.Perola luz es muchomenos clara sobre las líneas colectivas de estos orígenes. Es preciso aquí rendir homenajeal psicólogo bri- tánico Henry Havelock Ellis, que fue un precursor en este campo, y quien desde finales del pasado siglo aplicaba un método estadísticoa lo que él llamaba el análisis del talentol • De las investigacionesde Havelock Ellis se pue- den observardos precaucionesprincipales:la bús- queda de los orígenesgeográficosy la búsqueda de los orígenessocio-profesionales. Desde hace algunos años, la geografía literaria estáde moda2• Quizá seaprecisono pedirle dema- siado: de la geografíase pasarápidamenteal re- gionalismo, y del regionalismo, al racismo. Por nuestraparte, nos hemoscontentadohastael mo- mento en explotar únicamenteel tosco dato del lugar de nacimiento. 1 Ellis,H. H., A Studyo/ Briti&h Genius,Londres1904.Ver el pasajequeH. Peyrele consagraen Lesgénérationsliuéraires, págs.80 y 81. .2 Ver Dupouy, A., Géographiedes 'eltres ヲ イ 。 ョ セ ゥ ウ ・ X L París, 1942 y Ferré,A., Géographieliuéraire, París, 1946. 42 SOCIOLOGiADE LA LITERATURA Serápreciso, sobre todo, establecerla difícil es- tadística de los orígenes socioprofesionalessobre la que no existenhastael momentosino trabajos parcialesy poco satisfactorios.Dos rápidossondeos sobre algunos escritores franceses e ingleses del siglo XIX mostrarán lo que podría esperarsede semejantesinvestigaciones. Gran Bretaña Francia Calegorla Padreo e ウ 」 イ ゥ セ tores Padres Escri· tores % % % % Aristocracia ociosa 18 2 8 O Clero 14 4 4 Ejército, marina 4 2 24 4 Profesionesliberales,universidades 14 12 16 8 Industrias,comercio, bancas 12 2 20 O Diplomacia,altaadministración 10 8 4 16 Pequeñaadministración,empleados 8 10 8 8 Letras y artes 8 44 8 52 Política 2 4 4 8 Técnica 2 2 O O Trabajadoresmanuales,campesinos 8 O 8 O Para cada país la primera columna pone de relieve los medios favorables a la incubación de los escritores. Para Gran Bretañaes toda la zonaque va de la gentry a la upper middle class mercadera,pero, vista su importancianumérica real en el país, es evidentementeel clero el medio privile- giado con la enormeproporcióndel 14 %. El hijo del pastor es un personajecorriente entre los escritores ingleses del siglo XIX. En Francia, el clero católico no puede-y con razón-reivindicar el mismo privilegio. Recaeen el ejército: al hijo del pastor respondeel hijo del oficial (en general, del ejército napoleónico).Aparte del ejército, habiendosido casi eliminada por la Revolución la aristocracia,es, como en Gran Bretaña,la alta burguesíacomercianteo de profe- sión liberal la que producela masade escritores. EL ESCRITOREN LA SOCIEDAD 43 La segundacolumnada informacionesde otro tipo: indica la categoríaa la que pertenecenlos propios escritores.Se observaráque, tanto en un país como en otro, casi la mitad (44 % en Gran Bretaña,52 % en Francia) pertenecena la categoría«letras y artes», es decir, que socialmentey pro- fesionalmenteviven de su actividadartística:son las «gentes de letras». Ahora bien, apenasel 8 % de entre ellos habían salido de un medio parecido.Por otra parte, el 32 % de los escritoresde los dos paísesejercen profesionesliberales (la mayoría son universitarios)o forman parte de la alta o de la baja administración: las proporciones eran las mismas para los padres(32 % en Gran Bretaña, 28 % en Francia), lo que prueba que estas categorías,contrariamentea las demás, son compatibles con el ejercicio de una actividad literaria. De todo ello podemosconcluir que, de una ge- neración a la otra, se produce una concentración haciauna zonamediade la escalasocial, que cons- tituye lo que podemosllamar el «medio literario»3. Este fenómenodel «medio literario» es caracte- rístico del siglo XIX y del siglo xx. No ha existido siempre4• Es por lo que nos es preciso ahora exa- minar la evolución de las relaciones económicas entre el escritor y la sociedad,es decir, del oficio de escritor. B Compararemos nuestras cifras con una estadísticapublicada por L' E"presI el 27 de noviembre de 1954 referente a 128 novelaspublicadas en 1954: 41 % de «gente de pluma» 7 % de funcionarios 16 % de profesores 5 % de ingenieros 10 % de abogados 2 % de médicos. Es preciso añadir cierto número de «varios», entre los cuales el 4. % de «ma- nuales».Estascifras son del mismo orden que las Duestras,y muestran muy bien que, si ha habido un cambio, esen favor de las profesionesliberales y, sobre todo, de la Universidad. ... En su libro The French Book Trade in the Ancien Regime,Pottinger da cifras que permiten establecerUD cuadro del medio familiar de los escritores franceses de los siglosXVI, XVII Y XVIII. Se podrá observar en él la ausenciade un «medio literario»: Nobleza de espada Clero Estado llano Nobleza de funcionarios Alta burguesía Media hurguesla Artesanos y campesinos 28 % 6 - 66 - 31 - 20'5- 4'5- 10 - 44 SOCIOWGÍADE LA LITERATURA II. - El problema del financiamiento Paracomprenderla naturalezadel oficio de es- critor, es precisorecordarque un escritor-aunel más etéreo de los poetas-come y duerme cada día. Todo hechode literaturaplantea,pues,el pro- hlema del financiamiento(a fondo perdido) del es- critor en tanto que hombre,distinto del prohlema del financiamiento de la publicación cuya prohle- mática abordaremosmás tarde. Este prohlemaes viejo como el mundo: es pro- verhial decir que la literatura no alimenta a su hombre. Sería por otra parte insensatonegar la influencia que las consideracionesmaterialeshan tenido sohre la producción literaria. La literatura alimenticia no es siemprela más mala. La necesi- dad de dinero llevó a Cervantesa la novela y al Quijote, e hizo un novelistadel poetaWalter Scott. En cuanto a la pohrezaliteraria del teatro inglés durantela primera mitad del siglo XIX, podríamos explicárnoslacon cierta verosimilitud por la mise- ria de los derechosde autor5• Hace ya unos años, una colección cuyo éxito no estuvo desgraciada- mente a la altura de sus méritos, planteabaa un cierto número de grandes escritores la pregunta «¿de qué ihan a vivir?». Puedenencontrarseallí numerosasrespuestasde lo másinteresantes6• Esta encuestadehe ser admitida y proseguidaen forma sistemática. No hay en el fondo más que dos manerasde hacervivir a un escritor: el financiamientointerno 5 Hasta la Copyright Act de 1842, los autores dramático.s británicos estaban prácticamente a merced de los directores de teatros y de compañías.Ver, sobre estetema, una conversaci6nreveladora entre W. Seatt y Byronen Escarpit, R., Lord Byron, un tempéramentlietéraire, vol. 11, págs. Q U T セ U U L París, 1957. 6 Publicada por las Editions des Deux-Rives, esta colección comprendía principalmente el Babacde Bouvier y Maynal, el Verlaine de Rousselot,el Mo- liere de Loiselet y el Vollaire de Donvez. EL ESCRITOREN LA SOCIEDAD 45 por los derechosde autor, de los que hablaremos más tarde, y la financiación externa.Esta última puede ser de dos tipos: el mecenazgoy el auto- financiamiento. El mecenazgoes el cuidadodel escritor por una persona o una institución que le protegen, pero que esperande él en reciprocidad la satisfacción de la necesidadcultural. Las relacionesentreclien- te y patrón tienen relación con las de vasallo- soberano.El mecenazgo,como la organizaciónfeu- dal, correspondea una estructurasocial fundada sobre las células autónomas.La ausenciade un medio literario común(incultura o ausenciade las clases medias), la falta de un procedimiento de difusión rentable, la concentraciónde la fortuna entreunaspocasmanos,el refinamientointelectual de una aristocracia,hizo necesariala aparición de sistemascerrados,en los que el escritor,considera- do como un artesanoproveedorde lujo, negociaba su producciónsegúnel sistemadel trueque,a cam- bio de su manutención. La familia del rico romanodel imperio representasin duda la estructurasocial mejor adaptadaa la aparición del me- cenazgo, que debe, por otra parte, su nombre al famoso Mecenas,amigo de Augusto y protectorde Horacio. Pero el mecenazgose desarrolló sobre todo alrededorde las cortes principescas,realesy aun papales.No ha cedido sino frente al nivelamientode las fortunas, al accesode capascadavez más numerosasen la vida intelectual y a la invención de mediosrentablesde difusión, como la imprenta.Se mantiene todavía bajo la forma de mecenazgoestatal o, por lo menos, de mecenazgopúblico. A lo largo de los años el mecenazgoestatal se ha tra- ducido en el otorgamientode pensionesmás o menos regu- lares, o por la atribución de funciones oficiales, como las de poet laureate en Gran Bretañao de «historiadordel rey» en Francia.Se puedenconsiderarcomo unaforma de mecenazgo estatal las sinecuras burocráticas, a las que muchos es- critores francesesdel siglo XIX han debido el poder vivir. 46 SOCIOWGiADE LA LITERATURA Al margendel mecenazgose puedemencionarla existencia de mecenasindirectos, quienes, obrando sobre el mercado literario, procuranal autorunos ingresosque,de otra forma, no habríapodido obtener.Un gobiernopuedepueshacerun pedido masivo de una obra para sus bibliotecas públicas o susservicios de propaganda.El métodomás corrientees, no obstante,el del premio literario, que poseela ventajade ser muy económico, siendo nominal el valor del premio, pero asegurandoal escritor una venta considerabley, por consi- guiente,rentas.Ciertospremios,como el Nobel de Literatura, crean consigo, además,importantesdotaciones. Es difícil hacer el procesodel mecenazgo.Des- preciar esta práctica bajo su forma tradicional o bajo su forma actualde los premioses dar pruebas de un fariseísmoridículo. Ademásde que el mece- nazgotuvo el mérito de hacerposiblela integración del escritor en un ciclo económico en el que no tenía su lugar y permitirle existir y producir, es precisoeumara su activo unainfluenciabeneficiosa sobre las letras: si el mecenazgode Luis XIV no hubieseconcedidoa Moliere una relativa indepen- dencia frente a su público rentable, tendríamos mucho más de Princessed'Elide que de Dom Juan. El escritoregipcio TahaHusseinha dadoal pro- blema su verdaderasignificación económica: «Hay aquí un mercadodesigual:el mecenasda el oro o la plata que el hombrede letrasva gastandoa medidaque va recibiendo, él da su arte o su pensamientoque en ningún caso puedenser gastados?» Dicho de otra manera, aunque haya dado sus frutos, el mecenazgono correspondeya a las exi- gencias de moral social de nuestro tiempo y no puedeser consideradocomo una institución sana. Parareemplazarlo,Taha Husseincree que el «se- gundo oficio» es la solución menosmala, solución por otra parte muy antigua ya. 7 Hussein, T., L'écrivain dans la sociétémoderne, comunicación presentadaen la ConferenciaInternacional de los Artistas, Venecia,1952,y publicada enL'artia- le da... la •."iélé conlemporaine,págs.72-87, UNESCO, 1954. EL ESCRITOREN LA SOCIEDAD 47 <<Aristótelesera el preceptorde Alejandro; Plinio el Joven un alto funcionario del imperio; Baconun hombrede Estado del reino de Inglaterra; Chateaubriandun embajador de Francia,despuésun ministro; Mallarmé un profesor; Girau- doux un diplomático. ¡Cuántosescritoresfueron monjes,ma- gistradosy médicos!Quizáfuerontambiénhombresde guerra, como Cervantesy Agrippa d'Aubigné8.» De hecho,el segundooficio no es sino unaforma de autofinanciamiento.Se podría asimismohablar de automecenazgocuando el financiamiento está aseguradopor unafortuna personal,lo que es cada vez más raro: Byron, uno de los últimos escritores en querer ser a gentlemannwho writes, tuvo que renunciara ello. Pero, ¡cuántosbohemiospoéticos han sido financiadospor las economíashereditarias de prosaicosantepasados!Este fue sobre todo el caso de Verlaine9• Autofinanciamientoes tambiénla extraordinaria mezcla de actividadesremuneradorasque permi- tieron a Voltaire vivir y enriquecerse.Hállanse aquí toda la gama de recursos financieros, com- prendiendolas pensionesdel mecenazgo,los bene- ficios del editor, los derechosde autor del hombre de letras, pero, sobre todo, la especulaciónhábil, el ingenio comercial del industrial relojero y la vigilancia del terratenienteusurero10• Pero bastacon mirar la estadísticaque hemos dado más arriba y la lista de Taha Husseinpara darsecuentade que el segundooficio pertenecea un tipo bien definido: el de la profesiónliberal o el de la administración.Es, de hecho,más un primer oficio que un segundo, pero un oficio que deja algunos tiempos libres y no pide una adaptación 8 Ibíd. 9 Ver ROUS8e1ot,J., D. qlUJ; riea;l Verla;...? 10 Ver Donvez, J., De quoi "ivajl Voltaire? 48 SOCIOLOGiA DE LA LITERATURA difícil a las condicionesmaterialesy morales re- queridaspara la creación literaria. La primeray quizá más grave de las objeciones que se puedenhacer al segundooficio, es que re- serva el ejercicio de la profesión de escritor a una sola categoríasocioprofesional.No sin razón se caracteriza a la literatura actual como una «literaturade profesores».Las consecuenciassobre la misma producciónno son muy graves.Como lo afirma con fuerza Taha Hussein,pretenderdescu- brir un tono didáctico en las obrasde un profesor, o una rapidez desenvueltaen las obras de un pe- riodista porque son periodistao profesor, es caer en la peor de las críticas: la hecha a priori. Más inquietantees el hecho de que una vocación lite- raria en un trabajador-obreroo campesino-no puedarealizarsegraciasal segundooficio, sino me- diante un cambio de categoríasocial, casi siempre imposible. Otra objeción es de orden moral. No hay profe- sión -ni siquiera liberal- que no tengasus exi- genciaséticas. No son siemprecompatiblescon la necesarialibertad del escritor -entendamosliber- tad de seguir su imaginacióna donde ella le con- duzca, libertad de utilizar todos los elementosde su experienciapararecrearla realidad,libertad de poseerunavida privadaal margende la profesión. Es precisoconsiderarla segundaprofesióncomo una solución aceptable,pero limitada en sus efec- tos. La sociedadmodernapuedeutilizarla como a un sucedáneodel mecenazgo,esto no la dispensa de planteary resolverel problemade la integración del oficio de las letrasa su sistemaeconómicosocial. EL ESCRITOREN LA SOCIEDAD III. - El oficio de las letras 49 Si fuera necesariofijar una fechasimbólicacomo fecha de aparicióndel hombre de letras, se podría citar el año 1755. Es la fecha de la famosacarta escritapor SamuelJohnsona lord Chesterfieldpara rehusarla ayudaque algunosaños antesle hahía solicitadoenvano,cuandopreparabasuDictionary: «Han pasadosieteaños,monseñor,desdeel tiempo en que hice antecámaraen vuestra casa y me fueron
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