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PSICOTERAPIA A TRAVÉS DE INTERNET Recursos tecnológicos en la práctica de la psicoterapia M.A. Vallejo y C.M. Jordán Introducción Resulta difícil pensar que la psicoterapia pueda realizarse de forma automatizada, me- diante ordenadores y progra- mas informáticos. La práctica clínica requiere de un contacto personal con el paciente que es insustituible. Sólo viendo al paciente, cómo se comporta en el escenario terapéutico es posible tener un conocimiento más completo de sus problemas y recursos. Ello con independencia de que frecuentemente sea preciso establecer contacto con personas próxi- mas a su entorno: familia, amigos, etc. Miguel A. Vallejo Pareja es Catedrático en el Departamento de Evaluación, Persona- lidad y Tratamientos Psicológicos de la UNED (Juan del Rosal, 10, 28040- Madrid). Carlos M. Jordán Cristóbal es investigador en el mismo centro. No obstante, durante una intervención psicológica es habitual la utili- zación de recursos que complementen las citas periódicas entre el pa- ciente y el profesional. Cuando recomendamos la lectura de un libro, consideramos que nuestro paciente puede telefonearnos en determina- das circunstancias o le pedimos que lleve a cabo un autorregistro de determinada conducta estamos extendiendo la terapia al propio contexto del paciente, contexto alejado del que se establece durante la relación cara a cara. Los cambios que al hablar por teléfono se dan en el contex- to de la comunicación o la soledad tanto del lector como del observador de su propia conducta nos parecen situaciones normales, aunque ten- gamos que preguntarnos por las implicaciones clínicas que conllevan. De hecho, los tres ejemplos mencionados (sean, biblioterapia, comuni- cación telefónica y auto-observación) han generado su correspondiente bibliografía para dilucidar tales implicaciones: ¿Es útil determinada lectu- ra? ¿De qué forma afecta a una conducta el que la observemos para Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007, 27-42 27 Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 28 cambiarla? ¿Y al observador? ¿Cuándo y en qué condiciones es razo- nable proponerle al paciente que estamos disponibles en un teléfono? Es en este marco en el que podemos considerar la utilización de nuevas tecnologías como herramientas al servicio de la psicoterapia. Ordenadores, teléfonos móviles, Internet... El hecho de que una tecno- logía exista empuja a que nos sirvamos de ella en ámbitos muy diferen- tes, pero ¿puede un programa de ordenador utilizado en casa o en un servicio de salud complementar la psicoterapia cara a cara? ¿Qué ven- tajas aprovechables en la clínica pueden encerrarse en las nuevas for- mas de comunicación que propone Internet? ¿Y qué inconvenientes? ¿Algo tan humano como la psicoterapia puede ser llevado a cabo en una computadora sin convertirlo en algo artificial y desprovisto del sen- timiento necesario para que terapeuta y paciente se comuniquen? Estas y otras preguntas están siendo contestadas por diversos grupos de in- vestigación en todo el mundo y conviene estar al corriente de las con- clusiones a las que llegan si no queremos dejar de lado opciones tera- péuticas que pueden resultar adecuadas. Que la investigación esté tan adelantada como para que el servicio de sanidad pública británico haya adoptado dos programas de ordenador (uno dirigido a las depresiones no severas y otro a los problemas de ansiedad) como tratamiento dispo- nible en sus instalaciones, puede sorprender a aquellos que opinen que tecnología y relación terapéutica son incompatibles. Con este trabajo, proponemos un acercamiento al cada vez más prolífico campo del tra- tamiento psicológico a través de ordenadores y la aportación de infor- mación sobre algunos aspectos que afectan a la psicología online en España. Psicoterapia asistida por ordenador. Una definición. Ventajas e in- convenientes. No siempre que la psicoterapia y los ordenadores se encuentran puede hablarse de psicoterapia asistida por ordenador. Para ello es ne- cesario que el programa informático tome alguna decisión en función de la información que le proporcione el paciente (Marks, Shaw y Parkin, 1998). Por ejemplo, completar un cuestionario, para poder pasar al si- guiente módulo del programa terapéutico. Ateniéndonos a esta defini- ción, dejamos fuera el intercambio de correos electrónicos entre el pa- ciente y el terapeuta (Murphy y Mitchell, 1998) o la transmisión de edu- cación para la salud mental en un soporte electrónico como un CD-ROM o a través de Internet. Estas y otras opciones, pueden ser un componen- te más esta opción psicoterapéutica –de hecho, suelen formar parte de ellos–, pero la interacción entre el paciente y el programa informático es la clave de esta definición. Más allá de la efectividad de un programa terapéutico, su eficiencia es un valor a tener muy presente. Así un objetivo relevante en la clínica Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 29 es la reducción del tiempo dedicado a aplicar un tratamiento siempre que se logren mantener los resultados clínicos. En lo que respecta al paciente, este objetivo es relevante no sólo porque puede convertirse en un ahorro de tiempo y de dinero (suyo propio o público), sino porque ese tiempo ahorrado supone una terapia que aleja lo menos posible al pa- ciente de su entorno cotidiano. Una terapia más fácil de seguir favorece- rá el cumplimiento. Esta reducción del contacto terapéutico es una de las principales ventajas que puede aportar el uso de los tratamientos aplicados mediante ordenador y, cuando se trata de servicios online a través de Internet, la comodidad de poder ser utilizados en casa. En un recorrido sobre los programas con los que ya se está trabajando vere- mos algunos resultados en ese sentido. También podemos encontrar otra ventaja de la psicoterapia a través de Internet sobre la terapia cara a cara aun cuando no se pudiese aho- rrar tiempo. Toda una gama de problemas relacionados con la ansiedad (agorafobia, trastorno de pánico, fobia social, etc.) puede dificultar la búsqueda de ayuda por parte de quienes los padecen, condenándoles en ocasiones al aislamiento físico o social. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación pueden suponer un medio a través del cual buscar ayuda para quienes encuentran dificultades al hacerlo siguiendo los cauces tradicionales, tanto debido a las consecuencias de un tras- torno psicológico como por la dificultad para encontrar un profesional capacitado en su entorno habitual. El efecto de desinhibición online (Suler, 2004), una característica de este tipo de comunicación, puede favorecer la disminución del prejuicio para ponerse en manos de un profesional. No solo cuando el problema en sí mismo dificulta la comunicación con los demás o nos impide aban- donar un entorno que consideramos seguro dejamos de consultar con un psicólogo o psiquiatra; la estigmatización que todavía hoy supone para muchas personas visitar por primera vez a un profesional de la salud mental puede ser superada gracias a la ausencia de contacto en persona que posibilitan las nuevas tecnologías. Además, una página de consejo psicológico puede ser una manera sencilla de recibir atención temprana de un profesional que pueda orientar hacia el correspondiente tratamiento. Algunas otras ventajas que nos ofrecen la psicoterapia con la ayuda del ordenador son, por ejemplo, las múltiples posibilidades que ofrecen los contenidos multimedia o la reflexión a la que puede conducir al pa- ciente el tener que comunicarse por escrito, ya sea en una tarea más de un programa de intervención o a través de un correo dirigido al terapeuta supervisor de un tratamiento psicológico online (Rochlen, Zack y Speyer, 2004). Sin embargo, las posibilidades de las nuevas tecnologías en su ca- pacidad para llegar a un número mayor de personas tiene también pro- blemas, como son el hacerasequible la intervención a personas que no Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 30 la precisan. El evaluar si una persona es adecuada o no para seguir una terapia asistida por ordenador es la primera decisión que debemos to- mar; aunque no utilicemos una herramienta estándar para hacerlo, de- bemos hacernos algunas preguntas (Suler, 2001): ¿Cuál es el nivel de lecto-escritura del paciente? ¿Qué experiencia tiene en el uso de orde- nadores y en la comunicación online? ¿Cuál es la actitud del paciente ante la posibilidad de ser tratado online o con la ayuda de un ordenador? Además, debemos recordar que, en lo que respecta al tratamiento onli- ne, el acceso a Internet no es uniforme si lo analizamos en relación con la edad, el nivel de educación, de ingresos o etnia de origen. De manera similar, la facilidad con la que se puede adaptar a un formato electrónico un tratamiento bien estructurado se puede convertir en una limitación. Cuanto más estructurado esté el programa ofrecido a través de Internet, menos posibilidades de adaptación al cliente. La flexibilidad con la que un terapeuta experimentado sale y entra de un guión establecido en función de las necesidades del cliente requiere, en la psicoterapia a través de Internet, un programa dúctil y, en cualquier caso, la posibilidad de que el cliente pueda acceder al terapeuta super- visor en caso de necesidad. Pero más que continuar ofreciendo posibles ventajas y desventajas, proponemos pasar al comentario de algunos trabajos que han analizado programas de tratamientos. En un campo de investigación aún joven, la alusión a posibles ventajas e inconvenientes consiste en proponer como tales, a priori, algunas características propias de los tratamientos psico- lógicos a través de Internet y, casi siempre, en comparación con la tera- pia cara a cara (e. g. la imposibilidad de percibir claves comunicativas no verbales). Los tratamientos en los que se usan ordenadores habrán de demostrar su utilidad en estudios que se van a reseñar y, si funcionan, sus características serán ventajas o inconvenientes en función del tipo de problema –volviendo al fóbico social o al agorafóbico, ¿es una des- ventaja para el terapeuta la ausencia de claves comunicativas no verba- les o un ventaja para que el cliente pueda acercarse al tratamiento? – y quizás el trabajo más relevante consista en identificar a los pacientes que puedan beneficiarse de uso. Tratamientos Asistidos por Ordenador con evidencia empírica En este apartado realizamos un repaso sobre algunos programas de tratamiento psicológico que hacen el uso del ordenador e Internet, si- guiendo en parte el texto de Marks, Cavanagh y Gega (2007). En lugar de ofrecer una lista de programas que se puede obtener en la obra mencionada, nos detendremos en aquellos programas que nos han pa- recido más relevantes. Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 31 Fobias, trastornos de pánico y otros trastornos de ansiedad Los múltiples estudios de orientación cognitivo conductual sobre el tratamiento de los problemas relacionados con el pánico y la ansiedad (fobias simples, fobia social, agorafobia, crisis de angustia) han dado lugar a protocolos de intervención eficaces y muy estructurados. Las intervenciones bien pautadas son las más proclives a su adaptación a un programa de ordenador y así los programas más numerosos son los aplicados a trastornos fóbicos y de pánico. Merece un lugar destacado en este apartado el programa para el tratamiento de fobias y trastornos por pánico Fear Fighter (FF) debido a que el National Institute for Health and Clinical Excellence británico, re- comienda su uso en el sistema de salud público. En un campo en donde todavía es difícil encontrar trabajos de investigación que hayan sido lle- vados a cabo por un equipo distinto al que desarrolló el programa (Hay- ward, MacGregor, Peck y Wilkes, 2007), un aval público e independiente tiene gran relevancia (NICE, 2006). Los fundamentos de FF son los del tratamiento cognitivo conductual para fobias y pánico: la exposición. El programa consiste en una intro- ducción acerca de las bases que sustentan la utilización de la exposición en el tratamiento de este tipo de trastornos para después proponer un protocolo de exposición guiada a través del ordenador y con contactos breves con un terapeuta (en persona o a través del teléfono en función de si el FF se utiliza en una clínica o en casa a través de Internet). Uno de los estudios que avalan el uso de este programa (Marks, Kenwright, McDonough, Whittaker y Mataix y cols., 2004) comparó los resultados de un grupo de personas que uso FF, con otro que siguió una terapia de exposición tradicional dirigida por un psiquiatra y con un tercero, place- bo, que fue instruido en la práctica de la relajación con la ayuda de un ordenador. Los dos grupos que usaban el ordenador (FF y relajación) redujeron el contacto terapéutico en un 73% con respecto al grupo de exposición tradicional. Los dos grupos que utilizaban la terapia de expo- sición (FF y psiquiatra cara a cara) redujeron significativamente y por igual los síntomas de los pacientes fóbicos y con problemas de pánico mientras que el grupo de relajación no lo consiguió. Uno de los proble- mas que presento este trabajo es el alto grado de abandono en el grupo de auto-exposición asistida por FF (43%). En su utilización online, FF (netFF) también ha obtenido buenos re- sultados. Comparados FF y netFF en un estudio piloto (Kenwright, Marks, Gega y Mataix-cols., 2004), ambos obtuvieron mejoras similares en los participantes con menos de dos horas de contacto terapéutico a lo largo de un período de 12 semanas (por teléfono en el caso de netFF). Más cerca de un manual de autoayuda trasladado a Internet se en- cuentran los programas del grupo de Carlbring en Suecia. La interacción con el usuario se hace a través de cuestionarios con los que se obtienen Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 32 contraseñas para poder avanzar en el programa, correos electrónicos con el terapeuta y, en algunos casos, obligando al usuario a participar al menos con un mensaje por módulo en un grupo de discusión . En un estudio controlado (Carlbring, y cols., 2005) comparando el programa para el trastorno de pánico con un grupo de terapia cognitivo conductual cara a cara ambos obtuvieron mejorías comparables. El tiempo de con- tacto terapéutico fue de 2,5 y 10 horas respectivamente. Este grupo ha desarrollado también una versión para el tratamiento de la fobia social (Carlbring, Furmark, Steczko, Ekselius y Andersson, 2006). Este tipo de programas basados principalmente en la comprensión lectora y la capa- cidad de expresión escrita puede plantear problemas de adecuación a la población menos instruida. En comparación, el uso de FF supone po- seer la capacidad lectora de un niño escolarizado de 11 años (Marks, Cavanagh y Gega, 2007). Además de destacar la reducción del contacto terapéutico y los re- sultados clínicos favorables, otros datos relevantes se desprenden del análisis de este tipo de trabajos. Una característica de los tratamientos a través de Internet es la facilidad con la que se pueden aislar distintos componentes de un programa, convierte, así, esta tecnología en un ve- hículo adecuado para estudiar los efectos de los distintos componentes de una terapia. Como ejemplo, podemos citar un trabajo en el que, utili- zando dos versiones del australiano Net Panic Online, se afirmaba que la inclusión de un modulo de educación en el manejo del estrés no au- mentaba el efecto clínico en pacientes con trastornos de pánico (Ri- chards, Klein y Austin, 2006). Fobias específicas tales como el miedo a volar (Bornas, Tortella- Feliu y Llabrés, 2006) o a las inyecciones previas a las intervenciones buco-dentales (Coldwell y cols., 2008) disponen de programas que han obtenido resultados favorables. En cuanto al tratamiento de otros problemas relacionadoscon la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo es candidato a obtener bue- nos resultados en terapias online o asistidas por ordenador, gracias a la posibilidad de incluir en ellos guías hacia la exposición. El BTSteps, es un programa interactivo de respuestas telefónicas previamente graba- das, basado en la exposición y la prevención de las respuestas rituales, que ha conseguido mejorías comparables a la terapia cara a cara con un ahorro de hasta el 80% en tiempo de atención profesional (Greist y cols., 2002). Su versión online está siendo evaluada. En el tratamiento del estrés postraumático disponemos de un caso que ejemplifica lo que antes señalamos con respecto a la disminución del contacto terapéutico. El programa holandés Net Interapy, basado principalmente en la lectura y escritura online, consiguió mejorar a los participantes sin que el tiempo dedicado por el terapeuta a cada caso (11 horas) reduzca significativamente el que podría suponer una terapia cara a cara con un contenido semejante (Lange, Hudcovicova, van de Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 33 Ven, Schrieken y Emmelkamp, 2003). En este caso, es la comodidad y la facilidad de acceso al tratamiento (desde un ordenador en casa) las que contribuyen a la utilización de este tipo de herramientas. Por último, entre los problemas que pueden agruparse en torno a la ansiedad generalizada, la propia indefinición del problema conduce a elaborar programas con componentes menos específicos que en otros casos. Mencionaremos, no obstante, un programa, el estadounidense Therapeutic Learning Program, con elementos dedicados a identificar problemas de relación social, pensamientos erróneos, y propuestas acerca de nuevas conductas y cómo introducirlas en situaciones futuras, dirigido a pacientes con problemas psicológicos moderados y poco defi- nidos. Consiguió reducir en un 40% el tiempo de contacto terapéutico con respecto a un grupo de terapia cara a cara aunque, paradójicamen- te, las mejoras en ambos grupos no incluyeron la ansiedad (Jacobs y cols., 2001). Depresión Como hicimos en el caso de la ansiedad, comenzaremos por un pro- grama avalado por el National Institute for Health and Clinical Excellence británico. Beating the Blues (BB) ha sido recomendado por este orga- nismo para el tratamiento de la depresión ligera o moderada en el siste- ma público de salud británico. Aunque la comparación con un tratamien- to similar llevado a cabo en una consulta cara a cara aún no ha termina- do (lo que permitirá saber si ahorra tiempo al terapeuta), ha demostrado su eficacia y su eficiencia en un estudio controlado (Proudfoot y cols., 2003). En este trabajo, dos grupos de pacientes aquejados de ansiedad, depresión o con síntomas mixtos fueron tratados de igual manera por un medico de familia: medicación cuando fue necesaria, diálogo, protección social y derivación a especialistas excepto a profesionales de la salud mental. Uno de los grupos, además, utilizó el programa BB, basado en terapia cognitivo conductual para la depresión (reestructuración cogniti- va, activación conductual, solución de problemas, etc.). El grupo que utilizó BB mejoró significativamente más que el que no lo hizo, siendo despreciable el incremento económico que supuso la inclusión de BB. El tiempo extra de atención recibida por el grupo que utilizó BB (90 minutos durante los dos meses de tratamiento) podría explicar parte del incre- mento en la mejoría. El valor añadido que tiene este estudio es haberse llevado a cabo en las consultas de medicina familiar del sistema público. En la versión online en el tratamiento para la depresión contamos con el estadounidense ODIN (Overcoming depression on the Internet) y el australiano MoodGym. La peculiaridad del primero consiste en que, además de tratarse de un enfoque basado en la reestructuración cogni- tiva, dejando a un lado la activación conductual, en un primer estudio, sus usuarios no recibieron ningún tipo de apoyo por parte de los tera- peutas. Los resultados fueron nulos y se achacaron a una muestra con Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 34 un nivel de depresión mayor del pretendido y falta de uso del programa (Clarke y cols., 2002). En un segundo intento, (Clarke y cols., 2005) los autores incluyeron el envío de mensajes recordatorios a través de tarje- tas postales o de llamadas telefónicas, mejorando sus resultados. Pare- ce, pues, que el contacto con el profesional, por mínimo que sea, puede ser necesario. En un estudio controlado utilizando Moodgym encontramos que, comparando este programa, altamente interactivo -con muchas propues- tas de actividad y la necesidad de expresarse por escrito a menudo-, con una página educativa sobre la depresión (Blue Pages), no aparecie- ron diferencias entre ellos y ambos produjeron mejoría en los participan- tes (Christensen, Griffiths y Jorm, 2004). Si tenemos en cuenta que los abandonos fueron mayores en MoodGym que en Blue Pages, nos po- demos preguntar si fueron debidos a un exceso de demanda de activi- dad sobre el participante (Marks, Cavanagh y Gega, 2007). Además, el nivel de educación de los pacientes era elevado, con lo que puede no funcionar de igual manera con participantes de menor nivel cultural. Trastornos del comportamiento alimentario El añadir una hora de apoyo de un profesional al tratamiento auto aplicado con un CD-ROM no produce ningún beneficio. A este resultado llegaron los creadores de Overcoming Bulimia, un programa de trata- miento cognitivo-conductual con componentes motivacionales y educati- vos (Murray y cols., 2007). No es raro encontrarnos con contradicciones en un campo de investigación joven y esto es lo que ocurre en este ám- bito. La diversidad de modelos de intervención hace difícilmente compa- rables los programas entre sí y el pronunciarse a priori sobre si esta u otra característica producirá uno u otro efecto es todavía muy aventura- do. En Internet, el programa NetBehaviour Therapy for Weight Loss ha conseguido interesantes resultados (Tate, Wing y Winett, 2001). Los participantes que usaron este programa online, compuesto por un diario de auto registro del peso, un tablero de noticias, correo electrónico se- manal y una página informativa, perdieron más peso en 24 semanas que quienes usaron solo la página informativa. Como hemos comentado en otras ocasiones, este estudio no tiene como meta la reducción del con- tacto terapéutico, pero su utilidad reside en otros factores como la co- modidad de uso y la privacidad. Estos resultados fueron obtenidos con personal de un hospital, pero los repitieron luego con una muestra de pacientes con sobrepeso y alto riesgo de padecer diabetes tipo II (Tate, Jackvony y Wing, 2003). En ambos estudios, la disminución de peso correlacionaba con un mayor número de entradas en el programa. Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 35 Niños y adolescentes Quizás uno de los grupos que pueden acercarse con menos prejuicio a los tratamientos sustentados en las nuevas tecnologías son los niños y adolescentes. Nacidos en un ambiente tecnológico, rodeados de orde- nadores y otros dispositivos electrónicos, el rechazo tecnológico no es un problema. Un ejemplo de estos programas es BRAVE, un sistema de tratamien- to de la ansiedad infantil con distintos componentes cognitivo-conduc- tuales entre los que se encuentra la relajación. En un estudio controlado, se comparó un grupo de terapia cara a cara con otro que utilizó BRAVE y la mitad de terapia en persona. Los resultados fueron comparables, ahorrando el sistema online el 50% del tiempo terapéutico (Spence, Holmes, March y Lipp, 2003). El juego puede ser un aliado con los pacientes más jóvenes. Así lo entendieron los creadores de Asthma Command, un juego en el que los niños aprenden a identificar y tratar sus síntomas asmáticos. Comple- mentando el tratamiento habitual con un médico, el juego mejoró el co- nocimientosobre su problema y el comportamiento al respecto de los niños asmáticos (Rubin y cols., 1986). Hasta aquí el repaso resumido de algunos de los programas de tra- tamiento que hacen uso de ordenadores e Internet. Ellos están ofrecien- do resultados positivos en ámbitos diversos: adicción al tabaco, al alco- hol, cefaleas, lumbalgia, insomnio, jet-lag, autismo, etc., con unos resul- tados favorables a la utilización de las nuevas tecnologías incorporan ventajas nada desdeñables. Antes del tratamiento: Evaluación online Uno de los problemas que pueden plantear los tratamientos a dis- tancia atañe a la evaluación de los pacientes. Al igual que ocurre en la terapia cara a cara, los auto-informes tipo test no son suficiente para llevar a cabo una buena evaluación, pero sus características (muy es- tructurados, datos cuantitativos) los convierten en herramientas de eva- luación muy fáciles de convertir en formatos electrónicos (Buchanan, 2003). Aunque son diversas las maneras a través de las que se pueden obtener datos para una terapia online más allá de los test electrónicos (Barak y Buchanan, 2004) vamos a comentar dos trabajos que se cen- tran en la necesidad de analizar las propiedades psicométricas de estas herramientas antes de utilizarlas en Internet. En ambos trabajos se comparan las versiones electrónicas y de lápiz y papel del GHQ-28 (Goldber y Hillier, 1979) y del SCL-90-R (Derogatis, 1977) en una situación experimental test-retest. El primero de los traba- jos encontró algunas pequeñas diferencias en el nivel de las puntuacio- nes de la escala C (disfunción social) del GHQ-28, mayores en la ver- sión electrónica, y en distintas escalas del SCL-90-R, diferencias que, en Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 36 este caso, tenían que ver con el orden de presentación de los dos for- matos (Vallejo, Mañanes, Comeche y Díaz, en prensa). Ninguna de es- tas diferencias eran lo suficientemente sustanciales para no recomendar el uso online de estos cuestionarios. El segundo trabajo, en mejores condiciones ecológicas (los cuestio- narios online se completaban en casa del participante a diferencia de la situación grupal del otro estudio), los resultados también avalaron la fiabilidad de ambos cuestionarios en su formato electrónico (Vallejo, Jordán, Díaz, Comeche y Ortega, 2007a). Este trabajo, sin embargo, no estaba contrabalanceado, con lo que no se podía apreciar los efectos de orden que aparecían en el primer trabajo. En estos momentos, se encuentran en funcionamiento trabajos que validarán herramientas de evaluación online para fibromialgia y ansiedad social en niños y adolescentes. Con estos pequeños apuntes sobre evaluación queremos resaltar que, aun teniendo en cuenta que algún contacto personal cara a cara o a través del teléfono puede ser muy recomendable incluso en aquellos programas más autosuficientes, la evaluación online puede aportar in- formación de forma rápida, sin errores de corrección y en situaciones cómodas para el paciente. Psicología clínica online en España En un país en donde todavía la gran mayoría de las personas son atendidas por un servicio de sanidad público destaca lo poco desarrolla- da que se encuentra la psicología online pública con respecto a la psico- logía ejercida por profesionales e instituciones privadas. En un trabajo anterior (Vallejo y cols., 2007b) analizamos el contenido de 185 páginas dedicadas a la psicología clínica. Entre los resultados más destacados, podemos mencionar que la posibilidad de identificar claramente a los profesionales que se encontraban tras las páginas estaba relacionada con otras características que contribuían a dar una imagen de seriedad y profesionalidad (fácil contacto con los profesionales, contenidos de cali- dad contrastada, enlaces con otros sitios de psicología relevantes). La orientación cognitivo-conductual era con mucha diferencia la que más servicios online ofrecía. En cuanto a la sanidad pública, proponíamos entonces que la utilización de programas de tratamiento online contras- tados podía suponer una forma de proporcionar una nueva forma de acceso a la salud mental de la mayoría de la población con un coste razonable. El trabajo de nuestros colegas británicos parece avalar esta propuesta. También en España, hemos llevado a cabo una experiencia de con- sultorio psicológico online. En una página de acceso libre, cualquier Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 37 Tabla 1 Características sociodemográficas de la muestra completa Características sociode- mográficas (N = 1052) % Características sociode- mográficas (N = 1052) % Sexo Mujer Hombre 63.7 36.3 Procedencia España Otros países U. E. Resto de Europa Latinoamérica Norteamérica Resto del mundo 62.5 2.1 .3 30.9 2 2.2 Edad (años) 16-24 25-34 35-44 45-54 55 ó más 28.7 45.6 18 6.7 1 Residencia Ciudad pequeña Ciudad mediana Ciudad grande Capital de Estado 27.5 32.5 17.9 22.1 Estado civil Soltero/a Casado/a Divorciado/a Viudo 63.2 28.2 8.2 .4 Internet Lo usa habitualmente No lo usa 89.8 10.2 Nivel de estudios Primarios Bachillerato Formación profesional Diplomados Licenciados 6 26.3 26 16.7 24.9 Tratamiento medico rela- cionado con la consulta Actual Sí No Pasado Sí No 13.4 86.6 19.5 80.5 Nivel socio-económico Bajo Medio-bajo Medio Medio-alto Alto 5.4 21 58.6 13.7 1.3 Status laboral Activo Parado Jubilado 73.8 25.4 .9 Tratamiento psicológico relacionado con la con- sulta Actual Sí No Pasado Sí No 19 81 20.7 79.3 Baja laboral Sí No No procede 10.6 72.2 17.2 Cronicidad 1 mes 3 meses 6 meses 1 año 2 años 3 años 4 ó más años 10.6 9.8 10.8 11.5 11.7 9.1 36.4 Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 38 usuario podía plantear una pregunta que sería respondida por un psicó- logo. Para poder participar, además debía completar un pequeño cues- tionario sociodemográfico y los dos cuestionarios de screening psicopa- tológico que mencionamos arriba. Con este trabajo pretendíamos cono- cer mejor a los posibles usuarios de psicología clínica online en nuestro país. Aunque lo primero que podríamos decir es que al referirnos a un servicio online, es más conveniente hablar de lenguas, el español en este caso, que de países. Así, entre nuestros usuarios (N = 1052) el 30,9 % lanzó sus consultas desde Hispano-América. Este dato nos debe alertar ante posibles discrepancias entre las legislaciones de los países del profesional y el paciente, además de los conflictos culturales que pueden surgir (Skinner y Latchford, 2004). Como ya apuntábamos arriba, en esta muestra, las personas con niveles educativos y con ingresos más bajos estaban poco representa- das en la muestra (alrededor del 5 % en ambos casos) lo que supone una desventaja de las posibles terapias online con respecto a las consul- tas cara a cara. En comparación, de una muestra de más de cinco mil personas que acudieron a servicio de salud mental español, el 51,6 % poseía solamente estudios primarios (Valero y Ruiz, 2003). La falta de acceso a las nuevas tecnologías puede implicar una dificultad añadida para acceder a determinados servicios, entre ellos los de salud. En cuanto a los datos clínicos, el más destacado tenía que ver con la croni- cidad. Más del 50 % de los usuarios de nuestro servicio padecían sus problemas desde hacía más de dos años. Si por un lado la facilidad de acceso a un profesional online podría llevar a buscar ayuda rápidamen- te, estos servicios también pueden convertirse en una posibilidad nueva para pacientes que habían descartado encontrar un tratamiento adecua- do o no se atrevían a solicitarlo. En cuanto a los problemas que presentaban nuestros usuarios utili- zamos las escalas del GHQ-28 (Depresión severa, Ansiedad-Insomnio,Disfunción Social y Somatización) y su puntuación total para distribuir- los. Con los datos de esta herramienta, se puede concluir que el 82 % de quienes nos consultaron padecían un problema que podía requerir una intervención profesional. Los más numerosos eran los casos que tenían que ver con la ansiedad. A primera vista, las mujeres (el 63,7 % de la muestra) padecían más problemas psicológicos en general y de somatización en particular que los hombres. Sin embargo esta relación estaba mediada por el nivel cultural y de ingresos. Solo entre las muje- res con menos educación y con menos ingresos era más probable que se padeciera un problema psicológico. Otras relaciones destacadas en- tre el tipo de problemas de los internautas que nos visitaron y sus carac- terísticas sociodemográficas: menos casos de depresión entre quienes trabajan y tienen pareja, o la constatación de que ninguna de estas ca- racterísticas eran relevantes para sufrir un problema relacionado con la ansiedad o el insomnio. Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 39 Perspectivas Son muchos los aspectos que necesitan ser investigados en relación con el uso de los ordenadores y de Internet en la psicoterapia, pero el volumen de trabajos que ya se han llevado a cabo y que están en mar- cha indica que estos programas han llegado para quedarse. Algunos aspectos importantes requieren una atención inmediata: el alto nivel de abandonos, por ejemplo. Como apuntábamos al hablar de los progra- mas dedicados a la infancia, uno de los mayores obstáculos que podría retraer o aburrir a los posibles pacientes, la poca familiaridad con el uso de ordenadores, irá desapareciendo sin remisión, y convertirá a la mayo- ría de la población en usuarios más o menos hábiles. En este sentido, el tiempo corre a favor de los programas que utilizan el ordenador, el telé- fono móvil o Internet. Otra cuestión relevante consiste en establecer qué nivel de contacto terapéutico es necesario para que un programa deter- minado funcione. El importante objetivo de la reducción del tiempo tera- péutico no debe comprometer los resultados clínicos. En este sentido, conviene tener presente que la meta de un programa absolutamente autónomo puede no ser la más acertada. Aunque desde un punto de vista comercial la auto-ayuda electrónica es una posibilidad de la que sin duda se sacará provecho, no conviene que sea esta la imagen dada principalmente. Más que eliminar el contacto terapéutico, este tipo de programas pueden servir para que el paciente no tenga que visitar al terapeuta para llevar a cabo actividades que las nuevas tecnologías solventan con un par de clic o para recibir una información que le será más cómodo recabar de una página Web. Sin embargo, la presencia en los momentos adecuados de un profesional que guíe y refuerce los avances del paciente puede ser esencial. Como decíamos al comenzar este artículo, esta tecnología debe ser un complemento más dentro de la terapia, no la sustitución del terapeuta. Querríamos insistir en dos aspectos antes de concluir. El primero tiene que ver con los trabajos de desmantelamiento. Los programas modulares son magníficos laboratorios para este tipo de trabajos y pue- den aportar información relevante que trascienda las terapias asistidas por ordenador, al poder aislar los efectos de cada componente. Por últi- mo, resaltar que, a pesar de todas las propuestas de investigación que podamos hacer para mejorar este campo, no debemos olvidar que los programas de tratamiento que hemos comentado en este artículo ya han ayudado a muchas personas, por lo que no se trata de hablar de ellos como algo que llegará, sino de una posibilidad de tratamiento que solo la barrera del idioma puede, de momento, impedir su uso en nuestro país. Los ejemplos de Fear Figther y Beating the Blues y su aval del NICE Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 40 para ser utilizados en la sanidad pública británica supone dotar de carta de ciudadanía a las psicoterapias asistidas por ordenadores. Referencias Barak,A.-Buchanan,T.(2004): Internet-based psychological testing and assessment. In Online Counseling: A Handbook for Mental Health Professionals. London: El- sevier Academic Press. Bornas,X.-Tortella-Feliu,M.-Llabrés,J.(2006): Do all treatments work for flight phobia? 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