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N91-2

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PSICOTERAPIA A TRAVÉS DE INTERNET 
Recursos tecnológicos en la práctica de la psicoterapia 
 
 
 
M.A. Vallejo y C.M. Jordán 
 
 
 
 
 
 
Introducción 
 Resulta difícil pensar que la 
psicoterapia pueda realizarse 
de forma automatizada, me-
diante ordenadores y progra-
mas informáticos. La práctica clínica requiere de un contacto personal 
con el paciente que es insustituible. Sólo viendo al paciente, cómo se 
comporta en el escenario terapéutico es posible tener un conocimiento 
más completo de sus problemas y recursos. Ello con independencia de 
que frecuentemente sea preciso establecer contacto con personas próxi-
mas a su entorno: familia, amigos, etc. 
Miguel A. Vallejo Pareja es Catedrático en 
el Departamento de Evaluación, Persona-
lidad y Tratamientos Psicológicos de la 
UNED (Juan del Rosal, 10, 28040-
Madrid). Carlos M. Jordán Cristóbal es 
investigador en el mismo centro. 
 No obstante, durante una intervención psicológica es habitual la utili-
zación de recursos que complementen las citas periódicas entre el pa-
ciente y el profesional. Cuando recomendamos la lectura de un libro, 
consideramos que nuestro paciente puede telefonearnos en determina-
das circunstancias o le pedimos que lleve a cabo un autorregistro de 
determinada conducta estamos extendiendo la terapia al propio contexto 
del paciente, contexto alejado del que se establece durante la relación 
cara a cara. Los cambios que al hablar por teléfono se dan en el contex-
to de la comunicación o la soledad tanto del lector como del observador 
de su propia conducta nos parecen situaciones normales, aunque ten-
gamos que preguntarnos por las implicaciones clínicas que conllevan. 
De hecho, los tres ejemplos mencionados (sean, biblioterapia, comuni-
cación telefónica y auto-observación) han generado su correspondiente 
bibliografía para dilucidar tales implicaciones: ¿Es útil determinada lectu-
ra? ¿De qué forma afecta a una conducta el que la observemos para 
 
 Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007, 27-42 
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Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
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cambiarla? ¿Y al observador? ¿Cuándo y en qué condiciones es razo-
nable proponerle al paciente que estamos disponibles en un teléfono? 
 Es en este marco en el que podemos considerar la utilización de 
nuevas tecnologías como herramientas al servicio de la psicoterapia. 
Ordenadores, teléfonos móviles, Internet... El hecho de que una tecno-
logía exista empuja a que nos sirvamos de ella en ámbitos muy diferen-
tes, pero ¿puede un programa de ordenador utilizado en casa o en un 
servicio de salud complementar la psicoterapia cara a cara? ¿Qué ven-
tajas aprovechables en la clínica pueden encerrarse en las nuevas for-
mas de comunicación que propone Internet? ¿Y qué inconvenientes? 
¿Algo tan humano como la psicoterapia puede ser llevado a cabo en 
una computadora sin convertirlo en algo artificial y desprovisto del sen-
timiento necesario para que terapeuta y paciente se comuniquen? Estas 
y otras preguntas están siendo contestadas por diversos grupos de in-
vestigación en todo el mundo y conviene estar al corriente de las con-
clusiones a las que llegan si no queremos dejar de lado opciones tera-
péuticas que pueden resultar adecuadas. Que la investigación esté tan 
adelantada como para que el servicio de sanidad pública británico haya 
adoptado dos programas de ordenador (uno dirigido a las depresiones 
no severas y otro a los problemas de ansiedad) como tratamiento dispo-
nible en sus instalaciones, puede sorprender a aquellos que opinen que 
tecnología y relación terapéutica son incompatibles. Con este trabajo, 
proponemos un acercamiento al cada vez más prolífico campo del tra-
tamiento psicológico a través de ordenadores y la aportación de infor-
mación sobre algunos aspectos que afectan a la psicología online en 
España. 
 
 
Psicoterapia asistida por ordenador. Una definición. Ventajas e in-
convenientes. 
 No siempre que la psicoterapia y los ordenadores se encuentran 
puede hablarse de psicoterapia asistida por ordenador. Para ello es ne-
cesario que el programa informático tome alguna decisión en función de 
la información que le proporcione el paciente (Marks, Shaw y Parkin, 
1998). Por ejemplo, completar un cuestionario, para poder pasar al si-
guiente módulo del programa terapéutico. Ateniéndonos a esta defini-
ción, dejamos fuera el intercambio de correos electrónicos entre el pa-
ciente y el terapeuta (Murphy y Mitchell, 1998) o la transmisión de edu-
cación para la salud mental en un soporte electrónico como un CD-ROM 
o a través de Internet. Estas y otras opciones, pueden ser un componen-
te más esta opción psicoterapéutica –de hecho, suelen formar parte de 
ellos–, pero la interacción entre el paciente y el programa informático es 
la clave de esta definición. 
 Más allá de la efectividad de un programa terapéutico, su eficiencia 
es un valor a tener muy presente. Así un objetivo relevante en la clínica 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
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es la reducción del tiempo dedicado a aplicar un tratamiento siempre 
que se logren mantener los resultados clínicos. En lo que respecta al 
paciente, este objetivo es relevante no sólo porque puede convertirse en 
un ahorro de tiempo y de dinero (suyo propio o público), sino porque ese 
tiempo ahorrado supone una terapia que aleja lo menos posible al pa-
ciente de su entorno cotidiano. Una terapia más fácil de seguir favorece-
rá el cumplimiento. Esta reducción del contacto terapéutico es una de 
las principales ventajas que puede aportar el uso de los tratamientos 
aplicados mediante ordenador y, cuando se trata de servicios online a 
través de Internet, la comodidad de poder ser utilizados en casa. En un 
recorrido sobre los programas con los que ya se está trabajando vere-
mos algunos resultados en ese sentido. 
 También podemos encontrar otra ventaja de la psicoterapia a través 
de Internet sobre la terapia cara a cara aun cuando no se pudiese aho-
rrar tiempo. Toda una gama de problemas relacionados con la ansiedad 
(agorafobia, trastorno de pánico, fobia social, etc.) puede dificultar la 
búsqueda de ayuda por parte de quienes los padecen, condenándoles 
en ocasiones al aislamiento físico o social. Las nuevas tecnologías de la 
información y comunicación pueden suponer un medio a través del cual 
buscar ayuda para quienes encuentran dificultades al hacerlo siguiendo 
los cauces tradicionales, tanto debido a las consecuencias de un tras-
torno psicológico como por la dificultad para encontrar un profesional 
capacitado en su entorno habitual. 
 El efecto de desinhibición online (Suler, 2004), una característica de 
este tipo de comunicación, puede favorecer la disminución del prejuicio 
para ponerse en manos de un profesional. No solo cuando el problema 
en sí mismo dificulta la comunicación con los demás o nos impide aban-
donar un entorno que consideramos seguro dejamos de consultar con 
un psicólogo o psiquiatra; la estigmatización que todavía hoy supone 
para muchas personas visitar por primera vez a un profesional de la 
salud mental puede ser superada gracias a la ausencia de contacto en 
persona que posibilitan las nuevas tecnologías. Además, una página de 
consejo psicológico puede ser una manera sencilla de recibir atención 
temprana de un profesional que pueda orientar hacia el correspondiente 
tratamiento. 
 Algunas otras ventajas que nos ofrecen la psicoterapia con la ayuda 
del ordenador son, por ejemplo, las múltiples posibilidades que ofrecen 
los contenidos multimedia o la reflexión a la que puede conducir al pa-
ciente el tener que comunicarse por escrito, ya sea en una tarea más de 
un programa de intervención o a través de un correo dirigido al terapeuta 
supervisor de un tratamiento psicológico online (Rochlen, Zack y Speyer, 
2004). 
 Sin embargo, las posibilidades de las nuevas tecnologías en su ca-
pacidad para llegar a un número mayor de personas tiene también pro-
blemas, como son el hacerasequible la intervención a personas que no 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
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la precisan. El evaluar si una persona es adecuada o no para seguir una 
terapia asistida por ordenador es la primera decisión que debemos to-
mar; aunque no utilicemos una herramienta estándar para hacerlo, de-
bemos hacernos algunas preguntas (Suler, 2001): ¿Cuál es el nivel de 
lecto-escritura del paciente? ¿Qué experiencia tiene en el uso de orde-
nadores y en la comunicación online? ¿Cuál es la actitud del paciente 
ante la posibilidad de ser tratado online o con la ayuda de un ordenador? 
Además, debemos recordar que, en lo que respecta al tratamiento onli-
ne, el acceso a Internet no es uniforme si lo analizamos en relación con 
la edad, el nivel de educación, de ingresos o etnia de origen. 
 De manera similar, la facilidad con la que se puede adaptar a un 
formato electrónico un tratamiento bien estructurado se puede convertir 
en una limitación. Cuanto más estructurado esté el programa ofrecido a 
través de Internet, menos posibilidades de adaptación al cliente. La 
flexibilidad con la que un terapeuta experimentado sale y entra de un 
guión establecido en función de las necesidades del cliente requiere, en 
la psicoterapia a través de Internet, un programa dúctil y, en cualquier 
caso, la posibilidad de que el cliente pueda acceder al terapeuta super-
visor en caso de necesidad. 
 Pero más que continuar ofreciendo posibles ventajas y desventajas, 
proponemos pasar al comentario de algunos trabajos que han analizado 
programas de tratamientos. En un campo de investigación aún joven, la 
alusión a posibles ventajas e inconvenientes consiste en proponer como 
tales, a priori, algunas características propias de los tratamientos psico-
lógicos a través de Internet y, casi siempre, en comparación con la tera-
pia cara a cara (e. g. la imposibilidad de percibir claves comunicativas no 
verbales). Los tratamientos en los que se usan ordenadores habrán de 
demostrar su utilidad en estudios que se van a reseñar y, si funcionan, 
sus características serán ventajas o inconvenientes en función del tipo 
de problema –volviendo al fóbico social o al agorafóbico, ¿es una des-
ventaja para el terapeuta la ausencia de claves comunicativas no verba-
les o un ventaja para que el cliente pueda acercarse al tratamiento? – y 
quizás el trabajo más relevante consista en identificar a los pacientes 
que puedan beneficiarse de uso. 
 
 
Tratamientos Asistidos por Ordenador con evidencia empírica 
 En este apartado realizamos un repaso sobre algunos programas de 
tratamiento psicológico que hacen el uso del ordenador e Internet, si-
guiendo en parte el texto de Marks, Cavanagh y Gega (2007). En lugar 
de ofrecer una lista de programas que se puede obtener en la obra 
mencionada, nos detendremos en aquellos programas que nos han pa-
recido más relevantes. 
 
 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
 31 
Fobias, trastornos de pánico y otros trastornos de ansiedad 
 Los múltiples estudios de orientación cognitivo conductual sobre el 
tratamiento de los problemas relacionados con el pánico y la ansiedad 
(fobias simples, fobia social, agorafobia, crisis de angustia) han dado 
lugar a protocolos de intervención eficaces y muy estructurados. Las 
intervenciones bien pautadas son las más proclives a su adaptación a 
un programa de ordenador y así los programas más numerosos son los 
aplicados a trastornos fóbicos y de pánico. 
 Merece un lugar destacado en este apartado el programa para el 
tratamiento de fobias y trastornos por pánico Fear Fighter (FF) debido a 
que el National Institute for Health and Clinical Excellence británico, re-
comienda su uso en el sistema de salud público. En un campo en donde 
todavía es difícil encontrar trabajos de investigación que hayan sido lle-
vados a cabo por un equipo distinto al que desarrolló el programa (Hay-
ward, MacGregor, Peck y Wilkes, 2007), un aval público e independiente 
tiene gran relevancia (NICE, 2006). 
 Los fundamentos de FF son los del tratamiento cognitivo conductual 
para fobias y pánico: la exposición. El programa consiste en una intro-
ducción acerca de las bases que sustentan la utilización de la exposición 
en el tratamiento de este tipo de trastornos para después proponer un 
protocolo de exposición guiada a través del ordenador y con contactos 
breves con un terapeuta (en persona o a través del teléfono en función 
de si el FF se utiliza en una clínica o en casa a través de Internet). Uno 
de los estudios que avalan el uso de este programa (Marks, Kenwright, 
McDonough, Whittaker y Mataix y cols., 2004) comparó los resultados 
de un grupo de personas que uso FF, con otro que siguió una terapia de 
exposición tradicional dirigida por un psiquiatra y con un tercero, place-
bo, que fue instruido en la práctica de la relajación con la ayuda de un 
ordenador. Los dos grupos que usaban el ordenador (FF y relajación) 
redujeron el contacto terapéutico en un 73% con respecto al grupo de 
exposición tradicional. Los dos grupos que utilizaban la terapia de expo-
sición (FF y psiquiatra cara a cara) redujeron significativamente y por 
igual los síntomas de los pacientes fóbicos y con problemas de pánico 
mientras que el grupo de relajación no lo consiguió. Uno de los proble-
mas que presento este trabajo es el alto grado de abandono en el grupo 
de auto-exposición asistida por FF (43%). 
 En su utilización online, FF (netFF) también ha obtenido buenos re-
sultados. Comparados FF y netFF en un estudio piloto (Kenwright, 
Marks, Gega y Mataix-cols., 2004), ambos obtuvieron mejoras similares 
en los participantes con menos de dos horas de contacto terapéutico a 
lo largo de un período de 12 semanas (por teléfono en el caso de 
netFF). 
 Más cerca de un manual de autoayuda trasladado a Internet se en-
cuentran los programas del grupo de Carlbring en Suecia. La interacción 
con el usuario se hace a través de cuestionarios con los que se obtienen 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
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contraseñas para poder avanzar en el programa, correos electrónicos 
con el terapeuta y, en algunos casos, obligando al usuario a participar al 
menos con un mensaje por módulo en un grupo de discusión . En un 
estudio controlado (Carlbring, y cols., 2005) comparando el programa 
para el trastorno de pánico con un grupo de terapia cognitivo conductual 
cara a cara ambos obtuvieron mejorías comparables. El tiempo de con-
tacto terapéutico fue de 2,5 y 10 horas respectivamente. Este grupo ha 
desarrollado también una versión para el tratamiento de la fobia social 
(Carlbring, Furmark, Steczko, Ekselius y Andersson, 2006). Este tipo de 
programas basados principalmente en la comprensión lectora y la capa-
cidad de expresión escrita puede plantear problemas de adecuación a la 
población menos instruida. En comparación, el uso de FF supone po-
seer la capacidad lectora de un niño escolarizado de 11 años (Marks, 
Cavanagh y Gega, 2007). 
 Además de destacar la reducción del contacto terapéutico y los re-
sultados clínicos favorables, otros datos relevantes se desprenden del 
análisis de este tipo de trabajos. Una característica de los tratamientos a 
través de Internet es la facilidad con la que se pueden aislar distintos 
componentes de un programa, convierte, así, esta tecnología en un ve-
hículo adecuado para estudiar los efectos de los distintos componentes 
de una terapia. Como ejemplo, podemos citar un trabajo en el que, utili-
zando dos versiones del australiano Net Panic Online, se afirmaba que 
la inclusión de un modulo de educación en el manejo del estrés no au-
mentaba el efecto clínico en pacientes con trastornos de pánico (Ri-
chards, Klein y Austin, 2006). 
 Fobias específicas tales como el miedo a volar (Bornas, Tortella-
Feliu y Llabrés, 2006) o a las inyecciones previas a las intervenciones 
buco-dentales (Coldwell y cols., 2008) disponen de programas que han 
obtenido resultados favorables. 
 En cuanto al tratamiento de otros problemas relacionadoscon la 
ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo es candidato a obtener bue-
nos resultados en terapias online o asistidas por ordenador, gracias a la 
posibilidad de incluir en ellos guías hacia la exposición. El BTSteps, es 
un programa interactivo de respuestas telefónicas previamente graba-
das, basado en la exposición y la prevención de las respuestas rituales, 
que ha conseguido mejorías comparables a la terapia cara a cara con un 
ahorro de hasta el 80% en tiempo de atención profesional (Greist y cols., 
2002). Su versión online está siendo evaluada. 
 En el tratamiento del estrés postraumático disponemos de un caso 
que ejemplifica lo que antes señalamos con respecto a la disminución 
del contacto terapéutico. El programa holandés Net Interapy, basado 
principalmente en la lectura y escritura online, consiguió mejorar a los 
participantes sin que el tiempo dedicado por el terapeuta a cada caso 
(11 horas) reduzca significativamente el que podría suponer una terapia 
cara a cara con un contenido semejante (Lange, Hudcovicova, van de 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
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Ven, Schrieken y Emmelkamp, 2003). En este caso, es la comodidad y 
la facilidad de acceso al tratamiento (desde un ordenador en casa) las 
que contribuyen a la utilización de este tipo de herramientas. 
 Por último, entre los problemas que pueden agruparse en torno a la 
ansiedad generalizada, la propia indefinición del problema conduce a 
elaborar programas con componentes menos específicos que en otros 
casos. Mencionaremos, no obstante, un programa, el estadounidense 
Therapeutic Learning Program, con elementos dedicados a identificar 
problemas de relación social, pensamientos erróneos, y propuestas 
acerca de nuevas conductas y cómo introducirlas en situaciones futuras, 
dirigido a pacientes con problemas psicológicos moderados y poco defi-
nidos. Consiguió reducir en un 40% el tiempo de contacto terapéutico 
con respecto a un grupo de terapia cara a cara aunque, paradójicamen-
te, las mejoras en ambos grupos no incluyeron la ansiedad (Jacobs y 
cols., 2001). 
 
Depresión 
 Como hicimos en el caso de la ansiedad, comenzaremos por un pro-
grama avalado por el National Institute for Health and Clinical Excellence 
británico. Beating the Blues (BB) ha sido recomendado por este orga-
nismo para el tratamiento de la depresión ligera o moderada en el siste-
ma público de salud británico. Aunque la comparación con un tratamien-
to similar llevado a cabo en una consulta cara a cara aún no ha termina-
do (lo que permitirá saber si ahorra tiempo al terapeuta), ha demostrado 
su eficacia y su eficiencia en un estudio controlado (Proudfoot y cols., 
2003). En este trabajo, dos grupos de pacientes aquejados de ansiedad, 
depresión o con síntomas mixtos fueron tratados de igual manera por un 
medico de familia: medicación cuando fue necesaria, diálogo, protección 
social y derivación a especialistas excepto a profesionales de la salud 
mental. Uno de los grupos, además, utilizó el programa BB, basado en 
terapia cognitivo conductual para la depresión (reestructuración cogniti-
va, activación conductual, solución de problemas, etc.). El grupo que 
utilizó BB mejoró significativamente más que el que no lo hizo, siendo 
despreciable el incremento económico que supuso la inclusión de BB. El 
tiempo extra de atención recibida por el grupo que utilizó BB (90 minutos 
durante los dos meses de tratamiento) podría explicar parte del incre-
mento en la mejoría. El valor añadido que tiene este estudio es haberse 
llevado a cabo en las consultas de medicina familiar del sistema público. 
 En la versión online en el tratamiento para la depresión contamos 
con el estadounidense ODIN (Overcoming depression on the Internet) y 
el australiano MoodGym. La peculiaridad del primero consiste en que, 
además de tratarse de un enfoque basado en la reestructuración cogni-
tiva, dejando a un lado la activación conductual, en un primer estudio, 
sus usuarios no recibieron ningún tipo de apoyo por parte de los tera-
peutas. Los resultados fueron nulos y se achacaron a una muestra con 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
 34 
un nivel de depresión mayor del pretendido y falta de uso del programa 
(Clarke y cols., 2002). En un segundo intento, (Clarke y cols., 2005) los 
autores incluyeron el envío de mensajes recordatorios a través de tarje-
tas postales o de llamadas telefónicas, mejorando sus resultados. Pare-
ce, pues, que el contacto con el profesional, por mínimo que sea, puede 
ser necesario. 
 En un estudio controlado utilizando Moodgym encontramos que, 
comparando este programa, altamente interactivo -con muchas propues-
tas de actividad y la necesidad de expresarse por escrito a menudo-, 
con una página educativa sobre la depresión (Blue Pages), no aparecie-
ron diferencias entre ellos y ambos produjeron mejoría en los participan-
tes (Christensen, Griffiths y Jorm, 2004). Si tenemos en cuenta que los 
abandonos fueron mayores en MoodGym que en Blue Pages, nos po-
demos preguntar si fueron debidos a un exceso de demanda de activi-
dad sobre el participante (Marks, Cavanagh y Gega, 2007). Además, el 
nivel de educación de los pacientes era elevado, con lo que puede no 
funcionar de igual manera con participantes de menor nivel cultural. 
 
Trastornos del comportamiento alimentario 
 El añadir una hora de apoyo de un profesional al tratamiento auto 
aplicado con un CD-ROM no produce ningún beneficio. A este resultado 
llegaron los creadores de Overcoming Bulimia, un programa de trata-
miento cognitivo-conductual con componentes motivacionales y educati-
vos (Murray y cols., 2007). No es raro encontrarnos con contradicciones 
en un campo de investigación joven y esto es lo que ocurre en este ám-
bito. La diversidad de modelos de intervención hace difícilmente compa-
rables los programas entre sí y el pronunciarse a priori sobre si esta u 
otra característica producirá uno u otro efecto es todavía muy aventura-
do. 
 En Internet, el programa NetBehaviour Therapy for Weight Loss ha 
conseguido interesantes resultados (Tate, Wing y Winett, 2001). Los 
participantes que usaron este programa online, compuesto por un diario 
de auto registro del peso, un tablero de noticias, correo electrónico se-
manal y una página informativa, perdieron más peso en 24 semanas que 
quienes usaron solo la página informativa. Como hemos comentado en 
otras ocasiones, este estudio no tiene como meta la reducción del con-
tacto terapéutico, pero su utilidad reside en otros factores como la co-
modidad de uso y la privacidad. Estos resultados fueron obtenidos con 
personal de un hospital, pero los repitieron luego con una muestra de 
pacientes con sobrepeso y alto riesgo de padecer diabetes tipo II (Tate, 
Jackvony y Wing, 2003). En ambos estudios, la disminución de peso 
correlacionaba con un mayor número de entradas en el programa. 
 
 
 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
 35 
Niños y adolescentes 
 Quizás uno de los grupos que pueden acercarse con menos prejuicio 
a los tratamientos sustentados en las nuevas tecnologías son los niños y 
adolescentes. Nacidos en un ambiente tecnológico, rodeados de orde-
nadores y otros dispositivos electrónicos, el rechazo tecnológico no es 
un problema. 
 Un ejemplo de estos programas es BRAVE, un sistema de tratamien-
to de la ansiedad infantil con distintos componentes cognitivo-conduc-
tuales entre los que se encuentra la relajación. En un estudio controlado, 
se comparó un grupo de terapia cara a cara con otro que utilizó BRAVE 
y la mitad de terapia en persona. Los resultados fueron comparables, 
ahorrando el sistema online el 50% del tiempo terapéutico (Spence, 
Holmes, March y Lipp, 2003). 
 El juego puede ser un aliado con los pacientes más jóvenes. Así lo 
entendieron los creadores de Asthma Command, un juego en el que los 
niños aprenden a identificar y tratar sus síntomas asmáticos. Comple-
mentando el tratamiento habitual con un médico, el juego mejoró el co-
nocimientosobre su problema y el comportamiento al respecto de los 
niños asmáticos (Rubin y cols., 1986). 
 Hasta aquí el repaso resumido de algunos de los programas de tra-
tamiento que hacen uso de ordenadores e Internet. Ellos están ofrecien-
do resultados positivos en ámbitos diversos: adicción al tabaco, al alco-
hol, cefaleas, lumbalgia, insomnio, jet-lag, autismo, etc., con unos resul-
tados favorables a la utilización de las nuevas tecnologías incorporan 
ventajas nada desdeñables. 
 
 
Antes del tratamiento: Evaluación online 
 Uno de los problemas que pueden plantear los tratamientos a dis-
tancia atañe a la evaluación de los pacientes. Al igual que ocurre en la 
terapia cara a cara, los auto-informes tipo test no son suficiente para 
llevar a cabo una buena evaluación, pero sus características (muy es-
tructurados, datos cuantitativos) los convierten en herramientas de eva-
luación muy fáciles de convertir en formatos electrónicos (Buchanan, 
2003). Aunque son diversas las maneras a través de las que se pueden 
obtener datos para una terapia online más allá de los test electrónicos 
(Barak y Buchanan, 2004) vamos a comentar dos trabajos que se cen-
tran en la necesidad de analizar las propiedades psicométricas de estas 
herramientas antes de utilizarlas en Internet. 
 En ambos trabajos se comparan las versiones electrónicas y de lápiz 
y papel del GHQ-28 (Goldber y Hillier, 1979) y del SCL-90-R (Derogatis, 
1977) en una situación experimental test-retest. El primero de los traba-
jos encontró algunas pequeñas diferencias en el nivel de las puntuacio-
nes de la escala C (disfunción social) del GHQ-28, mayores en la ver-
sión electrónica, y en distintas escalas del SCL-90-R, diferencias que, en 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
 36 
este caso, tenían que ver con el orden de presentación de los dos for-
matos (Vallejo, Mañanes, Comeche y Díaz, en prensa). Ninguna de es-
tas diferencias eran lo suficientemente sustanciales para no recomendar 
el uso online de estos cuestionarios. 
 El segundo trabajo, en mejores condiciones ecológicas (los cuestio-
narios online se completaban en casa del participante a diferencia de la 
situación grupal del otro estudio), los resultados también avalaron la 
fiabilidad de ambos cuestionarios en su formato electrónico (Vallejo, 
Jordán, Díaz, Comeche y Ortega, 2007a). Este trabajo, sin embargo, no 
estaba contrabalanceado, con lo que no se podía apreciar los efectos de 
orden que aparecían en el primer trabajo. 
 En estos momentos, se encuentran en funcionamiento trabajos que 
validarán herramientas de evaluación online para fibromialgia y ansiedad 
social en niños y adolescentes. 
 Con estos pequeños apuntes sobre evaluación queremos resaltar 
que, aun teniendo en cuenta que algún contacto personal cara a cara o 
a través del teléfono puede ser muy recomendable incluso en aquellos 
programas más autosuficientes, la evaluación online puede aportar in-
formación de forma rápida, sin errores de corrección y en situaciones 
cómodas para el paciente. 
 
 
Psicología clínica online en España 
 En un país en donde todavía la gran mayoría de las personas son 
atendidas por un servicio de sanidad público destaca lo poco desarrolla-
da que se encuentra la psicología online pública con respecto a la psico-
logía ejercida por profesionales e instituciones privadas. En un trabajo 
anterior (Vallejo y cols., 2007b) analizamos el contenido de 185 páginas 
dedicadas a la psicología clínica. Entre los resultados más destacados, 
podemos mencionar que la posibilidad de identificar claramente a los 
profesionales que se encontraban tras las páginas estaba relacionada 
con otras características que contribuían a dar una imagen de seriedad y 
profesionalidad (fácil contacto con los profesionales, contenidos de cali-
dad contrastada, enlaces con otros sitios de psicología relevantes). La 
orientación cognitivo-conductual era con mucha diferencia la que más 
servicios online ofrecía. En cuanto a la sanidad pública, proponíamos 
entonces que la utilización de programas de tratamiento online contras-
tados podía suponer una forma de proporcionar una nueva forma de 
acceso a la salud mental de la mayoría de la población con un coste 
razonable. El trabajo de nuestros colegas británicos parece avalar esta 
propuesta. 
 También en España, hemos llevado a cabo una experiencia de con-
sultorio psicológico online. En una página de acceso libre, cualquier 
 
 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
 37 
Tabla 1 
Características sociodemográficas de la muestra completa 
 
Características sociode-
mográficas 
(N = 1052) 
% 
 Características sociode-
mográficas 
(N = 1052) 
% 
 
Sexo 
Mujer 
Hombre 
 
 
63.7 
36.3 
 Procedencia 
España 
Otros países U. E. 
Resto de Europa 
Latinoamérica 
Norteamérica 
Resto del mundo 
 
62.5 
 2.1 
 .3 
30.9 
 2 
 2.2 
Edad (años) 
16-24 
25-34 
35-44 
45-54 
55 ó más 
 
28.7 
45.6 
18 
6.7 
1 
 Residencia 
Ciudad pequeña 
Ciudad mediana 
Ciudad grande 
Capital de Estado 
 
27.5 
32.5 
17.9 
22.1 
 
Estado civil 
Soltero/a 
Casado/a 
Divorciado/a 
Viudo 
 
63.2 
28.2 
8.2 
.4 
 Internet 
Lo usa habitualmente 
No lo usa 
 
89.8 
10.2 
 
Nivel de estudios 
Primarios 
Bachillerato 
Formación profesional 
Diplomados 
Licenciados 
 
 
6 
26.3 
26 
16.7 
24.9 
 Tratamiento medico rela-
cionado con la consulta 
 
Actual Sí 
 No 
 
Pasado Sí 
 No 
 
 
13.4 
86.6 
 
19.5 
80.5 
Nivel socio-económico 
Bajo 
Medio-bajo 
Medio 
Medio-alto 
Alto 
 
5.4 
21 
58.6 
13.7 
1.3 
 
Status laboral 
Activo 
Parado 
Jubilado 
 
73.8 
25.4 
.9 
 
Tratamiento psicológico 
relacionado con la con-
sulta 
 
Actual Sí 
 No 
 
Pasado Sí 
 No 
 
 
 
 
 
19 
81 
 
20.7 
79.3 
 
Baja laboral 
Sí 
No 
 
No procede 
 
 
10.6 
72.2 
17.2 
 Cronicidad 
1 mes 
3 meses 
6 meses 
1 año 
2 años 
3 años 
4 ó más años 
 
10.6 
9.8 
10.8 
11.5 
11.7 
9.1 
36.4 
 
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 38 
usuario podía plantear una pregunta que sería respondida por un psicó-
logo. Para poder participar, además debía completar un pequeño cues-
tionario sociodemográfico y los dos cuestionarios de screening psicopa-
tológico que mencionamos arriba. Con este trabajo pretendíamos cono-
cer mejor a los posibles usuarios de psicología clínica online en nuestro 
país. Aunque lo primero que podríamos decir es que al referirnos a un 
servicio online, es más conveniente hablar de lenguas, el español en 
este caso, que de países. Así, entre nuestros usuarios (N = 1052) el 
30,9 % lanzó sus consultas desde Hispano-América. Este dato nos debe 
alertar ante posibles discrepancias entre las legislaciones de los países 
del profesional y el paciente, además de los conflictos culturales que 
pueden surgir (Skinner y Latchford, 2004). 
 Como ya apuntábamos arriba, en esta muestra, las personas con 
niveles educativos y con ingresos más bajos estaban poco representa-
das en la muestra (alrededor del 5 % en ambos casos) lo que supone 
una desventaja de las posibles terapias online con respecto a las consul-
tas cara a cara. En comparación, de una muestra de más de cinco mil 
personas que acudieron a servicio de salud mental español, el 51,6 % 
poseía solamente estudios primarios (Valero y Ruiz, 2003). La falta de 
acceso a las nuevas tecnologías puede implicar una dificultad añadida 
para acceder a determinados servicios, entre ellos los de salud. En 
cuanto a los datos clínicos, el más destacado tenía que ver con la croni-
cidad. Más del 50 % de los usuarios de nuestro servicio padecían sus 
problemas desde hacía más de dos años. Si por un lado la facilidad de 
acceso a un profesional online podría llevar a buscar ayuda rápidamen-
te, estos servicios también pueden convertirse en una posibilidad nueva 
para pacientes que habían descartado encontrar un tratamiento adecua-
do o no se atrevían a solicitarlo. 
 En cuanto a los problemas que presentaban nuestros usuarios utili-
zamos las escalas del GHQ-28 (Depresión severa, Ansiedad-Insomnio,Disfunción Social y Somatización) y su puntuación total para distribuir-
los. Con los datos de esta herramienta, se puede concluir que el 82 % 
de quienes nos consultaron padecían un problema que podía requerir 
una intervención profesional. Los más numerosos eran los casos que 
tenían que ver con la ansiedad. A primera vista, las mujeres (el 63,7 % 
de la muestra) padecían más problemas psicológicos en general y de 
somatización en particular que los hombres. Sin embargo esta relación 
estaba mediada por el nivel cultural y de ingresos. Solo entre las muje-
res con menos educación y con menos ingresos era más probable que 
se padeciera un problema psicológico. Otras relaciones destacadas en-
tre el tipo de problemas de los internautas que nos visitaron y sus carac-
terísticas sociodemográficas: menos casos de depresión entre quienes 
trabajan y tienen pareja, o la constatación de que ninguna de estas ca-
racterísticas eran relevantes para sufrir un problema relacionado con la 
ansiedad o el insomnio. 
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 39 
 
 
 
Perspectivas 
 Son muchos los aspectos que necesitan ser investigados en relación 
con el uso de los ordenadores y de Internet en la psicoterapia, pero el 
volumen de trabajos que ya se han llevado a cabo y que están en mar-
cha indica que estos programas han llegado para quedarse. Algunos 
aspectos importantes requieren una atención inmediata: el alto nivel de 
abandonos, por ejemplo. Como apuntábamos al hablar de los progra-
mas dedicados a la infancia, uno de los mayores obstáculos que podría 
retraer o aburrir a los posibles pacientes, la poca familiaridad con el uso 
de ordenadores, irá desapareciendo sin remisión, y convertirá a la mayo-
ría de la población en usuarios más o menos hábiles. En este sentido, el 
tiempo corre a favor de los programas que utilizan el ordenador, el telé-
fono móvil o Internet. Otra cuestión relevante consiste en establecer qué 
nivel de contacto terapéutico es necesario para que un programa deter-
minado funcione. El importante objetivo de la reducción del tiempo tera-
péutico no debe comprometer los resultados clínicos. En este sentido, 
conviene tener presente que la meta de un programa absolutamente 
autónomo puede no ser la más acertada. Aunque desde un punto de 
vista comercial la auto-ayuda electrónica es una posibilidad de la que sin 
duda se sacará provecho, no conviene que sea esta la imagen dada 
principalmente. Más que eliminar el contacto terapéutico, este tipo de 
programas pueden servir para que el paciente no tenga que visitar al 
terapeuta para llevar a cabo actividades que las nuevas tecnologías 
solventan con un par de clic o para recibir una información que le será 
más cómodo recabar de una página Web. Sin embargo, la presencia en 
los momentos adecuados de un profesional que guíe y refuerce los 
avances del paciente puede ser esencial. Como decíamos al comenzar 
este artículo, esta tecnología debe ser un complemento más dentro de la 
terapia, no la sustitución del terapeuta. 
 Querríamos insistir en dos aspectos antes de concluir. El primero 
tiene que ver con los trabajos de desmantelamiento. Los programas 
modulares son magníficos laboratorios para este tipo de trabajos y pue-
den aportar información relevante que trascienda las terapias asistidas 
por ordenador, al poder aislar los efectos de cada componente. Por últi-
mo, resaltar que, a pesar de todas las propuestas de investigación que 
podamos hacer para mejorar este campo, no debemos olvidar que los 
programas de tratamiento que hemos comentado en este artículo ya han 
ayudado a muchas personas, por lo que no se trata de hablar de ellos 
como algo que llegará, sino de una posibilidad de tratamiento que solo la 
barrera del idioma puede, de momento, impedir su uso en nuestro país. 
Los ejemplos de Fear Figther y Beating the Blues y su aval del NICE 
Boletín de Psicología, No. 91, Noviembre 2007 
 
 40 
para ser utilizados en la sanidad pública británica supone dotar de carta 
de ciudadanía a las psicoterapias asistidas por ordenadores. 
 
 
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Otros materiales