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José Antonio Acevedo Díaz, De la ciencia a la tecnociencia 
DE LA CIENCIA A LA TECNOCIENCIA 
Orígenes y profesionalización de la ciencia moderna
La ciencia, como búsqueda sistemática de conocimiento teórico (episteme), tiene sus orígenes en la Grecia Clásica. Pero la ciencia moderna es un fenómeno muy posterior, que puede datarse entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII.
Entre 1670 y 1870 la ciencia pasó de una vocación a ser una profesión. Los científicos no solían disponer más que de sus propios recursos, salvo los que les proporcionaban unas cuantas academias e instituciones.
La institucionalización profesional de la ciencia comenzó hacia el último tercio del S XIX. Comenzó la constitución de grupos de investigación. También se fundaron importantes instituciones profesionales de ciencia y tecnología en los países más avanzados.
A finales del S XIX, la ciencia moderna occidental se había apropiado de la tecnología y la exhibía como una muestra del éxito de la aplicación de los conocimientos teóricos. 
La investigación industrial lograría su pleno desarrollo a partir de la primera guerra mundial durante el S XX, sobre todo en los EE.UU. de Norteamérica.
La ciencia industrial y la Big Science 
La ciencia industrial se desarrolló con vigor en Alemania durante el último tercio del S XIX. 
Pero fue durante los años 30 del S XX, cuando la vocación tecnológica de la ciencia se hizo mucho más intensa; en particular, desde que surgió la big-science (gran ciencia); sus orígenes pueden encontrarse en la década de los 30, cuando se desarrollaron los primeros aceleradores de partículas elementales. 
La big-science se consolidó entre los años 40 y 50 del S XX, coincidiendo con la implicación de la ciencia en la Segunda Guerra Mundial.
Supuso un gran cambio en la práctica científica, con rasgos como los siguientes: desarrollo de proyectos científicos con relevancia política y social, que contribuyen a incrementar el poder militar, el potencial industrial, la salud o el prestigio nacional; interacción entre científicos, ingenieros, industriales y militares; riesgo alto de sus posibles impactos, etc.
Y, al final, tecnociencia 
La intensificación de las relaciones entre ciencia y tecnología ha conducido a su fusión como tecnociencia en el mundo contemporáneo; designa el conjunto de actividades de I+D+I (investigación + desarrollo + innovación) en las que ciencia y tecnología están imbricadas profundamente para conseguir un beneficio mutuo.
La tecnociencia surgió hacia el último cuarto del S XX por evolución de la big science y gracias al impulso de algunas grandes empresas. 
Se destaca sobre todo la instrumentalización del conocimiento científico para lograr innovaciones tecnocientíficas comercialmente rentables. Otras características son: el predominio de la financiación privada sobre la pública en las actividades de I+D+I, su carácter multinacional, etc. 
 
En las últimas décadas, los intereses políticos y económicos han establecido un marco nuevo, caracterizado por la aparición de redes internacionales. Las nuevas relaciones dieron lugar a un híbrido entre la ciencia académica y la ciencia industrial. Se han ido creando mercados en campos como la biotecnología, las telecomunicaciones, los nuevos materiales, la robótica, la inteligencia artificial, el hardware y el software científico, etc. 
Aunque la tecnociencia ha ido aumentando, la ciencia que no sigue ese patrón aún se sigue practicando en buena medida, así como la tecnología que no es tecnociencia.

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