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Inteligencia emocional en las organizaciones Nemyani Gutierrez

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UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA
FACULTAD DE CS POLITICAS, ADMINISTRATIVAS Y SOCIALES
ESCUELA DE PSICOLOGÍA 
CÁTEDRA: COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL
PROFESOR: NORBERTO VALBUENA
SECCIÓN: “A”
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SU APLICACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES
Autor:
 Nemyani Gutiérrez
C.I: 27.260.069
Maracaibo, septiembre del 2020
Inteligencia emocional
Howard Gardner afirma que el ser humano posee varias competencias intelectuales relativamente autónomas. Estas competencias pueden ser consideradas como formas especiales de la inteligencia humana.
Las modalidades de la inteligencia humana son siete, según el modelo de las inteligencias múltiples propuesto por Gardner: “la inteligencia lingüística y lógico matemática, que de tantos privilegios gozan en las escuelas hoy en día; la inteligencia musical; la inteligencia espacial; la inteligencia cinestésico corporal; y dos formas de inteligencia personal, una que se dirige hacia los demás y otra que apunta hacia la propia persona.” (Gardner, 1998, 10). En cuanto a “las dos formas de inteligencia personal” contempladas en el modelo, la primera de éstas se dirige hacia los demás, es decir, hacia el exterior de la persona, y la otra, hacia su interior. “La inteligencia interpersonal permite al adulto hábil leer las intenciones y deseos –incluso aunque se hayan escondido– de muchos otros individuos y, potencialmente, de actuar con base en ese conocimiento”, mientras que la inteligencia intrapersonal está involucrada principalmente en el examen y conocimiento que un individuo tiene de sus propios sentimientos” (Gardner, 1998, 299).
Estas dos formas de inteligencia personal se fusionan para dar lugar a la inteligencia emocional, en el modelo de Daniel Goleman, quien establece que, la Inteligencia Emocional es la capacidad de reconocer los sentimientos propios y los de los demás, para así manejar bien las emociones y tener relaciones más productivas con quienes nos rodean
Asimismo, en otras palabras el término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas. Es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo. Este concepto, tiene un precursor en el concepto de Inteligencia Social del psicólogo Edward Thorndike (1920) quien la definió como “la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas”.
Por otro lado, es importante estar al tanto que las emociones nos guían a tomar decisiones y acciones en nuestra vida cotidiana aunque en el momento no nos damos cuenta. Las emociones están presentes en nuestro ámbito familiar, laboral y personal. Estas nos guían para enfrentar cualquier situación complicada y tareas complejas. De manera que, es significativo reconocer nuestras emociones en el momento que ocurren, porque estas son el reflejo de nuestra actitud a cualquier situación que se pueda llegar a presentar.
Daniel Goleman menciona que con cada emoción el organismo tiende a tener una respuesta:
Ira: La sangre fluye a las manos, y así resulta más fácil tomar un arma o golpear un enemigo; el ritmo cardíaco se eleva, lo mismo que el nivel de adrenalina, lo que garantiza que se podrá cumplir cualquier acción vigorosa.
Miedo: La sangre va a los músculos esqueléticos, en especial a los de las piernas, para facilitar la huida. El organismo se pone en un estado de alerta general y la atención se fija en la amenaza cercana. 
Felicidad: Aumenta la actividad de los centros cerebrales que inhiben los sentimientos negativos y pensamientos inquietantes. El organismo está mejor preparado para encarar cualquier tarea, con buena disposición y estado de descanso general.
Amor: Se trata del opuesto fisiológico al estado de “lucha o huye” que comparten la ira y el miedo. Las reacciones parasimpáticas generan un estado de calma y satisfacción que facilita la cooperación.
Sorpresa: El levantar las cejas permite un mayor alcance visual y mayor iluminación en la retina, lo que ofrece más información ante un suceso inesperado.
Disgusto: La expresión facial de disgusto es igual en todo el mundo (el labio superior torcido y la nariz fruncida) y se trataría de un intento primordial por bloquear las fosas nasales para evitar un olor nocivo o escupir un alimento perjudicial.
Tristeza: El descenso de energía tiene como objeto contribuir a adaptarse a una pérdida significativa (resignación).
En este mismo orden de ideas, se habla de los componentes de la inteligencia emocional que debemos aplicar:
 1. Conocer las propias emociones: La conciencia de uno mismo (el reconocer un sentimiento mientras ocurre) es la clave de la inteligencia emocional. Una mayor certidumbre con respecto a nuestras emociones es una buena guía para las elecciones vitales, desde casarse hasta optar entre un trabajo u otro.
2. Manejar las emociones: Se basa en la capacidad anterior. Las personas que saben serenarse y librarse de la ansiedad, irritación o melancolías excesivas se recuperan con mayor rapidez de los reveses de la vida.
3. Automotivación: Las personas que saben controlar la impulsividad y esperar para obtener su recompensa cumplen con sus objetivos y están conformes con sus logros.
4. Empatía: La capacidad para reconocer las emociones de los demás, saber qué quieren y qué necesitan es la habilidad fundamental para establecer relaciones sociales y vínculos personales.
5. Manejar las relaciones: Esto significa saber actuar de acuerdo con las emociones de los demás: determinan la capacidad de liderazgo y popularidad.
Inteligencia emocional en las organizaciones
La inteligencia emocional es una herramienta fundamental para el crecimiento de la vida profesional, para ser auténtico, demostrar y expresar los sentimientos sin egoísmo, sin temor a correr el riesgo frente a las decisiones de la vida y la manera de enfrentar los conflictos cotidianos. Se manifiesta en algunos rasgos, como saber escuchar, entender a las demás personas, aportar respuestas apropiadas a la solución de los problemas, resolver conflictos y superar las situaciones difíciles.
La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal. Las personas menos exitosas generalmente poseen un bajo coeficiente emocional y enfrentan algunas dificultades que constituyen un pesado lastre para lograr un adecuado desempeño, por ejemplo, aislamiento social, ansiedad y depresión, dificultad para la concentración y para fijar la atención en un asunto; agresividad que conduce a involucrase en conflictos; baja motivación y falta de energía emocional.
Para evitar estos efectos nocivos las organizaciones tienen la posibilidad de crear condiciones psicosociales que favorezcan la expresión de los sentimientos y las emociones y emprender acciones de capacitación destinadas a desarrollar la inteligencia emocional en el trabajo y no solamente las capacidades técnicas. Adicionalmente, pueden incorporar la variable emocional en los procesos de selección de personal, procurando vincular personas que muestren un adecuado equilibrio entre la razón y la emoción.
Del mismo modo, día con día las exigencias para los trabajadores son cada vez más y si no hay un buen control y manejo de las emociones el sistema inmunológico se debilita y es más probable adquirir una enfermedad física o emocional.
Igualmente, hay que tomar en cuenta el factor del ambiente laboral, ya que, si el personal que pertenece en un área de atención al cliente carece de habilidades necesarias para desempeñar su labor ocasionara una deficiencia en el trabajo y puede ser causa de un conflicto laboral.
Por lo que senecesita contar con un líder que sea capaz de dominar sus emociones, debido a que, tener un elemento de tal categoría a mando ocasionará que el personal tenga un buen desempeño en su área de trabajo. 
Un buen líder que cuente con una buena Inteligencia Emocional será capaz de reconocer sus emociones y gestionarlas adecuadamente, y con esto lograr una buena empatía con los trabajadores que estén a su cargo para que estos se sientan satisfechos, que realicen sus labores adecuadamente y evitar cualquier conflicto que se puede llegar a presentar, ya que, si no hay un buen líder ocasionara problemas y puede llegar a haber mucho ausentismo o rotación de personal dentro de la empresa u organización. Además, un buen líder sabrá crear buenas estrategias para aliviar las emociones que estén alteradas de algún empleado, mostrara empatía con los sentimientos de la persona, con esto atraerá su atención y de esta manera conversar de temas más positivos, servirá como distracción y será beneficioso para el trabajador.
Y, cuando el trabajador se siente apoyado o que de verdad le interesa a la empresa u organización, este se siente realmente comprometido con su trabajo y se puede evitar cualquier situación que afecte el desempeño de sus labores.
Se puede concluir, que el grado de Inteligencia Emocional adquirida por un empleado es esencial para tener un buen desempeño dentro de la empresa u organización en la que esté laborando. Así como, un buen líder debe contar con un buen manejo de esta para desempeñar el papel que le corresponde de una manera correcta. Siempre al sentir una emoción nuestro organismo va a tener una tendencia a actuar pero depende de nosotros gestionarla correctamente para evitar situaciones que nos afecte en el área laboral, no se trata de reprimir la emoción se trata de reconocerla en el momento que está pasando y convertirlo en algo que en vez de que nos afecte nos sirva para lo que estemos haciendo en ese momento.

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