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Artículo
INFORMACIÓN
Recibido: 15/01/2023
Aceptado: 24/02/2023 
Palabras clave: 
Evitación experiencial
Defusión cognitiva
Trastorno de pánico
Trastorno obsesivo-compulsivo
Terapia de aceptación y compromiso
RESUMEN
La terapia de aceptación y compromiso (ACT) pone de manifiesto la importancia de la evitación experiencial y la 
fusión cognitiva en un amplio espectro de problemas psicológicos. El propósito de este estudio es conocer cómo 
influyen la gravedad del trastorno de pánico y agorafobia (TPA) y la gravedad del trastorno obsesivo-compulsivo 
(TOC) en los niveles de evitación experiencial y fusión cognitiva. Se pretende examinar, además, si existen diferencias 
entre ambos grupos diagnósticos. La muestra estaba constituida por 67 personas diagnosticadas de TPA y TOC. Se 
utilizaron los siguientes instrumentos de evaluación: Acceptance and Action Questionnaire (AAQ), Cognitive Fusion 
Questionnaire (CFQ), Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale (Y-BOCS) y Beck Anxiety Inventory (BAI). Los 
resultados mostraron que los pacientes con TPA presentan mayores niveles de fusión cognitiva frente a los pacientes 
con TOC, que elevados niveles de ansiedad se asocian a mayor grado de evitación experiencial y que una mayor 
gravedad del TOC correlacionaba con elevados niveles de evitación experiencial y fusión cognitiva. Se propone una 
intervención temprana en pacientes con TOC para prevenir la cronicidad del trastorno y se recalca la importancia de 
los aspectos de aceptación en el trascurso de la terapia de estos pacientes.
ABSTRACT
Acceptance and Commitment Therapy (ACT) highlights the importance of experiential avoidance and cognitive fusion 
in a wide spectrum of psychological problems. The purpose of this study is to know how the severity of panic disorder 
and agoraphobia (APT) and the severity of obsessive-compulsive disorder (OCD) influence levels of experiential 
avoidance and cognitive fusion. It is also intended to examine whether there are differences between the two diagnostic 
groups. The sample consisted of 67 people diagnosed with APT and OCD. The following assessment instruments were 
used: Acceptance and Action Questionnaire (AAQ), Cognitive Fusion Questionnaire (CFQ), Yale-Brown Obsessive 
Compulsive Scale (Y-BOCS) and Beck Anxiety Inventory (BAI). The results showed that patients with APT present 
higher levels of cognitive fusion compared to patients with OCD, that high levels of anxiety are associated with 
a higher degree of experiential avoidance, and that greater severity of OCD correlated with high levels of experiential 
avoidance and fusion cognitive. Early intervention in OCD patients is proposed to prevent the chronicity of the disorder 
and the importance of the acceptance aspects is emphasized in the course of therapy of these patients.
The Influence of Experiential Avoidance and Cognitive Fusion in People 
Diagnosed With Panic Disorder and Agoraphobia and OCD
Citar como: Mellado-Pastor, S., Del-Río-Sánchez, C. y Pastor-Morales, J. (2023). La influencia de la evitación experiencial y la fusión cognitiva en personas con diagnóstico de 
trastorno de pánico y agorafobia y TOC. Apuntes de Psicología, 41(2), 69-75. https://doi.org/10.55414/ap.v41i2.1548
Autor y e-mail de correspondencia: Dr. Joaquín Pastor Morales, joaquinm.pastor.sspa@juntadeandalucia.es
La Influencia de la Evitación Experiencial y la Fusión Cognitiva 
en Personas con Diagnóstico de Trastorno de Pánico 
y Agorafobia y TOC
Sandra Mellado-Pastor1, Carmen Del-Río-Sánchez2 , y Joaquín Pastor-Morales3 
1Psicóloga General Sanitaria dedicada a la práctica privada, Sevilla (España)
2Universidad de Sevilla (España)
3Servicio Andaluz de Salud, Sevilla (España)
Keywords: 
Experiential avoidance
Cognitive fusión
Panic disorder
Obsessive compulsive disorder
Acceptance and commitment 
therapy
Apuntes de Psicología (2023) 41(2) 69-75
https://www.apuntesdepsicologia.es • ISSN 0213-3334 • ISSN ONLINE 1989-6441
Apuntes de Psicología
Mellado-Pastor et al. / Apuntes de Psicología 41(2) 69-75
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Introducción
La Terapia de Aceptación y Compromiso (Acceptance and 
Commitment Therapy, ACT) se ha consolidado como una de las más 
representativas de las terapias contextuales o de tercera generación 
(Hayes et al., 1999). Estas surgieron como una reformulación de 
las terapias cognitivas y conductuales, dando más importancia 
al contexto y a las funciones de la experiencia psicológica. 
ACT considera el sufrimiento humano como consecuencia de 
la irrupción del lenguaje simbólico en áreas vitales donde no es 
funcionalmente útil y se usa como forma de evitación experiencial 
(Hayes et al., 1999).
El Trastorno de Evitación Experiencial (TEE) es uno de los 
conceptos centrales de ACT y ocurre cuando una persona no está 
dispuesta a contactar con sus eventos internos, de modo que se 
comportaría pretendiendo modificar tanto la forma o continuidad 
de estas experiencias como las circunstancias que las producen, 
generando limitaciones e interferencias en su funcionamiento 
(Luciano y Hayes, 2001). De este modo, las emociones humanas 
que son evaluadas como negativas o que surgen de experiencias 
aversivas tienden a ser evitadas, produciéndose una respuesta 
paradójica dados los intentos de supresión del sufrimiento. La 
Evitación Experiencial (EE) constituye un patrón conductual 
inflexible que pretende la evitación del sufrimiento a través 
del control de los eventos privados, tales como sentimientos, 
sensaciones corporales, y cogniciones, así como las circunstancias 
que los generan (Ruiz et al., 2012).
El constructo contrario a la EE es el de Aceptación Psicológica 
(AP), proceso a través del cual las personas estarían dispuestas 
a experimentar una extensa gama de fenómenos privados, 
especialmente aquellos que poseen un carácter negativo, sin tener 
que suprimirlos, amputarlos o erradicarlos, aceptando su tránsito 
sin necesidad de escapar de ellos o de evitarlos (Hayes et al., 2004). 
La Fusión Cognitiva (FC) constituye otro aspecto central de 
ACT (Luoma et al., 2012). Muchas personas interactúan con el 
medio como si estuviesen fusionados con sus eventos privados, 
esforzándose por controlarlos o eliminarlos a través de estrategias 
desadaptadas de afrontamiento que procurarían no contactar con 
el malestar. La FC (Reuman et al., 2016), sería la tendencia del 
comportamiento a estar excesivamente regulado e influenciado por 
la cognición, con el consiguiente atrapamiento en el contenido del 
pensamiento (Eifert et al., 2009). 
Desde ACT se pretende que los usuarios aprendan a experimentar 
la cognición como un proceso que transitar, evitando que ésta 
regule excesivamente el comportamiento (Twohig et al., 2010), 
de modo que la Defusión Cognitiva (DC) y la AP se propondrían 
como medios para esquivar la trampa rumiativa enmarañadora de 
la cognición, al facilitar el acceso a la experiencia directa.
Bardeen y Fergus (2016) estudiaron la interacción entre FC y 
EE en distintos trastornos emocionales, la ansiedad entre ellos. Los 
hallazgos vislumbraban que la relación entre la FC y las puntuaciones 
obtenidas en el constructo ansiedad son significativamente más 
elevadas al aumentar la EE.
En una revisión sistemática llevada a cabo por Bluett et al. 
(2014), se hallaron correlaciones medias significativas entre las 
puntuaciones del Cuestionario de Aceptación y Acción (AAQ; 
Hayes et al., 2000) y los síntomas del trastorno de ansiedad (tanto 
para el trastorno de pánico como para el trastorno de ansiedad 
generalizada, entre otros). En la misma dirección, Mairal (2004) 
halló correlaciones altas y significativas entre la adaptación 
española del Cuestionario de Aceptación y Acción (AAQ) con 
medidas de ansiedad, lo cual corroboraría la relación entre la EE y 
esta sintomatología.
Algunos otros estudios (Twohig et al., 2010 y Vakili et al., 2015) 
han puesto de manifiesto la efectividad de ACT en el espectro de 
trastornos obsesivo-compulsivo (TOC en adelante). La aplicación 
de ACT a pacientes con TOCaumenta la flexibilidad psicológica, 
fomentando la capacidad de persistir en actividades orientada 
a valores propios, incluso cuando se encuentran presentes 
pensamientos intrusos. 
Distintos autores corroboran que la FC, la EE y las creencias 
obsesivas son predictores de la sintomatología obsesivo-
compulsiva, dado que la FC se relacionaría con la atribución de 
significados a experiencias internas en la línea de considerarlas 
como indeseadas y a identificarse con las mismas. De igual modo, 
la EE se enfocaría en la resistencia a tales experiencias internas 
(Reuman et al., 2016). Años más tarde, estos mismos autores 
hallaron que la EE y la FC se asociaron con la sintomatología propia 
del TOC (Reuman et al., 2018).
Los objetivos e hipótesis de este trabajo son: 
1. Analizar el nivel de EE en los distintos diagnósticos de los 
participantes (Hipótesis 1. Se presume que los pacientes diag-
nosticados de trastornos de ansiedad presentarán mayores 
niveles de EE).
2. Analizar el nivel de FC en los diferentes diagnósticos de los 
participantes (Hipótesis 2. Se pronostica que los pacientes 
diagnosticados de TOC presentarán mayores niveles de FC).
3. Esclarecer las relaciones existentes entre el nivel de ansiedad 
(diagnóstico de trastorno de pánico y agorafobia) y nivel de 
EE (Hipótesis 3. Se estima que, a mayor nivel de evitación 
experiencial, mayores niveles de ansiedad).
4. Objetivar la relación entre el nivel de sintomatología y los 
niveles de FC que presentan las personas diagnosticadas de 
Trastorno de Pánico y Agorafobia (Hipótesis 4. Se anticipa 
que, a mayor dificultad para distanciarse del significado lite-
ral de sus pensamientos (mayor FC), los participantes presen-
tarán sintomatología más severa).
5. Vislumbrar la relación existente entre la gravedad del TOC 
y el nivel de EE (Hipótesis 5. Se prevé que, a mayor nivel de 
EE e inflexibilidad psicológica, mayor gravedad en la sinto-
matología TOC).
6. Determinar la relación existente entre la gravedad del TOC 
y el grado de FC (Hipótesis 6. Se estima que, a mayor nivel 
de Fusión Cognitiva, mayor gravedad de los síntomas del 
Trastorno Obsesivo-Compulsivo).
Método
Diseño
Estudio observacional analítico compuesto por dos variables 
dependientes (Fusión Cognitiva y Evitación Experiencial) 
cuantitativas, y cuatro variables independientes, dos de ellas, 
referidas al diagnóstico psicopatológico (Trastorno de Pánico y 
Agorafobia y TOC), cualitativas y, otras dos, referidas a la gravedad 
sintomática de los diagnósticos referidos, cuantitativas. 
Evitación experiencial y fusión cognitiva en agorafobia y TOC
71
Participantes
La muestra está formada por 67 personas, 36 de ellas con 
diagnóstico de Trastorno de Pánico con Agorafobia (TPA) y 31 
con Trastorno Obsesivo-compulsivo (TOC), según criterios CIE-
10, por ser el manual diagnóstico utilizado en el Sistema Nacional 
de Salud. Este diagnóstico fue inicialmente establecido por el 
Facultativo referente del paciente y, posteriormente, corroborado 
por otro Facultativo que administró las pruebas psicométricas, 
siendo el acuerdo respecto del diagnóstico del 100%. Todos los 
participantes son usuarios atendidos en una Unidad de Salud Mental 
Comunitaria del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. 
Del total de participantes, 33 son mujeres y 34 hombres, con una 
edad media de 34,25 (rango 17-60).
La muestra fue seleccionada por conveniencia y de manera 
intencional, conformada por pacientes que, por accesibilidad y de 
forma voluntaria, se prestaron a formar parte de la investigación. 
Todos los cuestionarios y escalas administradas presentaron un 
sistema de codificación para que los pacientes no pudiesen ser 
identificados. 
Instrumentos
Para la medición de las variables dependientes:
• Acceptance and Action Questionnaire - AAQ (Hayes et al., 
2000; Mairal, 2004) 
Cuestionario elaborado para evaluar la Evitación Experiencial 
y la Aceptación Psicológica. Está compuesto por nueve 
ítems con respuestas tipo Likert de 1 a 7. Puede ser usado 
para muestra clínica o población normal. La corrección se 
realiza sumando las puntuaciones de la escala Likert en cada 
ítem. Los ítems 1, 4, 5 y 6 suman de forma inversa, esto 
es, una puntuación de 7 en algunos equivaldría a 1 punto, 
y una puntuación de 1, equivaldría a 7 puntos. El resto de 
ítems (2, 3, 7, 8 y 9) puntúan directamente (es decir, una 
puntuación de 1 equivale a 1 punto, y una puntuación de 7, a 
7 puntos). Así, las puntuaciones totales pueden oscilar desde 
los 9 hasta los 63 puntos, obteniéndose a mayor puntuación, 
mayor evitación experiencial. No existen puntos de corte. En 
la muestra española, la media de muestra clínica fue de 44.71 
y la no clínica de 34.61. El índice de consistencia interna es 
elevado (alfa de Cronbach: 0.74) y presenta una fiabilidad 
aceptable del test-retest (rx = .71; p <.001).
• Cognitive Fusion Questionnaire - CFQ (Gillanders et al., 
2014) 
Cuestionario creado para evaluar la Fusión Cognitiva. Está 
compuesto por siete ítems con respuestas tipo Likert de 1 
(nunca) a 7 (siempre). Es posible su implementación tanto 
en población clínica como no clínica. La corrección se lleva 
a cabo sumando las puntuaciones de la escala Likert en cada 
ítem, los cuales puntúan de forma directa. De este modo, las 
puntuaciones pueden oscilar entre 7 y 49 puntos. No existen 
puntos de corte. La consistencia interna del instrumento es 
elevada (alfa de Cronbach: 0.87).
Para la medición de las variables independientes:
• Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale - Y-BOCS (Good-
man et al., 1989)
Escala semiestructurada diseñada para medir la gravedad 
del TOC, así como los cambios ocurridos tras el tratamiento 
a través de la valoración de cinco variables (tiempo, 
interferencia, malestar, resistencia y control) que se aplican 
tanto a obsesiones como compulsiones. También incluye ítems 
que valoran el grado de conciencia sobre los síntomas (insight), 
las conductas de evitación, indecisión, responsabilidad, 
enlentecimiento y duda patológica. Se compone de diez ítems 
con respuestas tipo Likert de 0 a 4. La corrección se lleva a 
cabo sumando las puntaciones de la escala Likert en cada uno 
de los ítems de forma directa. De este modo, las puntuaciones 
totales oscilan entre 0 y 40 puntos, con subtotales separados 
para la gravedad de las obsesiones y las compulsiones. Los 
puntos de referencia del Y-BOCS, obtenidos empíricamente, 
para definir la gravedad de los síntomas obsesivo-compulsivo 
son los siguientes: 0-13 síntomas leves; 14-25 síntomas 
moderados; 26-34 síntomas moderados-severos; 35-40 
síntomas severos (Storch et al., 2015). La escala posee una 
alta consistencia interna (alfa de Cronbach: 0.60-0.91), 
una buena validez inter-observador (r: 0.98), así como una 
variable correlación de cada ítem con la puntuación total de 
la escala (r: 0.36-0.77).
• Beck Anxiety Inventory - BAI (Beck et al., 1988)
Inventario de autoinforme elaborado para medir la gravedad 
de la sintomatología ansiosa en población clínica. Está 
compuesto por 21 ítems con respuestas tipo Likert que van 
de 0 (en absoluto) a 3 (severamente) en función del grado en 
que la persona se ha visto afectada durante la última semana 
por distintos síntomas de ansiedad. La corrección se lleva 
a cabo mediante la suma de las respuestas en cada uno de 
los 21 ítems, de modo que las puntuaciones pueden oscilar 
entre 0 y 63 puntos, indicando esta última puntuación una 
mayor sintomatología. Este instrumento mide una dimensión 
general de ansiedad compuesta a su vez por dos dimensiones, 
una somática y otra cognitiva-afectiva. No existen puntos de 
corte. El coeficiente de alfa de Cronbach es de 0.90 por lo 
que presenta una elevada consistencia interna.
Procedimiento
La recogida de datos se realizó en una Unidad de Salud Mental 
Comunitaria del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, tras la 
administración de los instrumentos de evaluación referidos que, 
como paso previo a la inclusión en sendos grupos terapéuticos de 
TPA yTOC, los pacientes cumplimentaron como parte del protocolo 
de valoración previa para la inclusión en los mismos. A todos ellos 
se les informó del carácter voluntario de su participación en el 
estudio, garantizando que los datos obtenidos se utilizarían con 
fines investigadores, además de evaluativos, pues se requirieron 
también para conocer la evolución de su proceso en el transcurso 
de la psicoterapia. Se preservó además el carácter confidencial, 
asegurando que sus datos personales fueran codificados mediante 
siglas. Asimismo, se les informó que con la aceptación a participar 
estaban otorgando el debido consentimiento informado, que 
se administró de forma escrita. Posteriormente se codificó la 
información recopilada y se realizaron los análisis estadísticos. 
Análisis Estadístico
Inicialmente, se realizaron análisis preliminares de supuestos 
previos, como la homocedasticidad de los datos (prueba de Levene 
Mellado-Pastor et al. / Apuntes de Psicología 41(2) 69-75
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de igualdad de varianzas), la distribución normal de las puntuaciones 
en los distintos grupos (prueba de Kolmogorov-Smirnov), así como 
la determinación de la distribución de variables demográficas (edad 
y sexo) en los distintos grupos conformados, con objeto de garantizar 
la homogeneidad de dichas variables en los grupos establecidos. 
Para conocer si existían diferencias en los grupos diagnósticos en 
función de la variable Edad se utilizó la prueba t; para determinar 
la homogeneidad del sexo en los grupos diagnósticos referidos 
se utilizó la prueba Chi cuadrado. También se halló, mediante el 
coeficiente de correlación de Pearson, la relación existente entre 
edad y gravedad sintomática, pretendiendo una comprensión más 
amplia de los datos obtenidos, dada la variabilidad observada en 
variable edad obtenida en el grupo de TOC. 
Tras considerar estos aspectos, se procedió a analizar los 
resultados obtenidos por los participantes. En primer lugar, se 
llevó a cabo la comparación de los grupos diagnósticos, a través 
de la prueba t para muestras independientes, para esclarecer 
si existían diferencias en los niveles de EE y FC; en segundo 
lugar, se procedió a realizar análisis de correlaciones mediante el 
coeficiente de correlación de Pearson: por un lado, entre la gravedad 
de los síntomas, determinados con BAI e Y-BOCS y los niveles de 
EE, determinado con el AAQ y, por otro lado, entre la gravedad 
sintomática, determinada con las pruebas antedichas, y los niveles 
de FC, determinado con el CFQ. 
En todos los casos fue exigida una significación estadística 
del 1%. Los análisis estadísticos se realizaron con el programa 
estadístico SPSS, en su versión 21.0.
Resultados
Datos Preliminares
Sexo y Grupo Diagnóstico
El sexo de los participantes se distribuyó homogéneamente en 
ambos grupos diagnósticos (χ²(1,1) = .015; p = .903).
Edad y Grupo Diagnóstico
La edad de los participantes fue mayor en el grupo diagnóstico 
TOC con respecto al de TPA (t = -2.524; p = .014). 
Edad y Gravedad Sintomática
Dado el hallazgo preliminar del punto anterior, comprobamos 
si la edad correlacionaba con: (1) la gravedad sintomática 
determinada en Y-BOCS en personas con TOC y (2) la 
gravedad de las puntuaciones en BAI para pacientes con TPA. 
Se obtuvieron relaciones entre la edad de los participantes y 
las puntuaciones obtenidas en Y-BOCS: a mayor edad, mayor 
gravedad sintomática de los participantes (r = .523; p = .032), 
no siendo significativa la relación entre edad y las puntuaciones 
en BAI (r = -.041; p = .814). 
Prueba de Kolmogorov-Smirnov
Se calculó para las distribuciones de los datos obtenidos en 
FC y EE e inflexibilidad en cada uno de los grupos diagnósticos, 
obteniéndose en todos los casos que las puntuaciones se distribuían 
normalmente: (1) AAQ para pacientes con TPA (p = .055); (2) AAQ 
para pacientes con TOC (p = .200); (3) FC para pacientes con TPA 
(p = .124); y (4) FC para pacientes con TOC (p = .169).
Prueba de Homocedasticidad de Levene
Las varianzas de las puntuaciones obtenidas en la variable FC 
respecto del diagnóstico eran diferentes (F = 50.841; p = .000), así 
como también fueron diferentes las obtenidas en EE respecto del 
grupo diagnóstico (F = 9.816; p = .003).
Resultados en Función de las Hipótesis Formuladas
H1. Diagnóstico y EE
Los participantes no se diferenciaron en los niveles de EE en 
función de su diagnóstico clínico (t = 1.573; p =.123) (Tabla 1).
H2. Diagnóstico y FC
Se obtuvieron diferencias en el nivel de FC de los participantes 
en función del diagnóstico. Concretamente, fueron los pacientes 
con diagnóstico de TPA los que puntuaban más alto en esta variable 
(t = 3.406; p =.002) (Tabla 1). 
Tabla 1.
Diferencia de Medias en los Constructos de Evitación Experiencial y Fusión 
Cognitiva en Función del Diagnóstico.
Constructo
TOC TPA
t p d CohenM SD M SD
Evitación Experiencial 44.13 7.35 46.39 3.4 1.573 .123 .39
Fusión Cognitiva 36.71 7.06 41.19 2,14 3.406 .002** 1
Nota. M: Media; SD: Desviación típica; TOC: Trastorno Obsesivo Compulsivo; TPA: Trastorno de Pánico 
y Agorafobia; ** p < .01
H3. Relación Entre los Niveles de Ansiedad y EE 
en Pacientes con Trastorno de Pánico y Agorafobia
A partir de la determinación del coeficiente de correlación de 
Pearson, se hallaron valores significativos para la relación entre 
ansiedad cognitiva y EE (r = .508; p = .002), no así para la ansiedad 
somática (r = .203; p = .234) (Tabla 2). 
H4. Relación Entre los Niveles de Ansiedad y FC 
en Pacientes con Trastorno de Pánico y Agorafobia
Tras hallarse el coeficiente de correlación de Pearson, se 
obtuvieron valores no significativos, ni entre los niveles de ansiedad 
cognitiva y los de FC (r = .094; p = .587), ni entre la severidad de 
la sintomatología somática y los niveles de FC (r = .294; p = .081) 
(Tabla 2). 
Tabla 2.
Correlación de BAI con AAQ y FC.
Variable n BAI BAI-c BAI-s AAQ
1. BAI 36 --
2. BAI-c 36 0.582** --
3. BAI-s 36 0.730** -0.116 --
4. AAQ 67 0.495** 0.508** 0.203 -- 
5. FC 67 0.312 0.094 0.294 0.647**
Nota. BAI: Inventario de Ansiedad de Beck; BAI-c: Subescala cognitiva de BAI; BAI-s: Subescala 
somática de BAI; AAQ: Acceptance and Action Questionnaire; FC: Fusión Cognitiva; ** p < .01
Evitación experiencial y fusión cognitiva en agorafobia y TOC
73
H5. Relación Entre la Gravedad Sintomática en Pacientes 
con TOC y Niveles de EE
El coeficiente de correlación de Pearson mostró valores 
significativos entre la gravedad del TOC y el nivel de EE (r = .646; 
p = .000). Así, la mayor gravedad en la sintomatología obsesivo-
compulsiva se relacionó con un mayor nivel de EE (Tabla 3). 
H6. Relación Entre la Gravedad Sintomática en Pacientes 
con TOC y Niveles de Fusión Cognitiva
La gravedad sintomática en los participantes con diagnóstico de 
TOC estuvo asociada al nivel de FC (r = .737; p = .000), de modo 
que a mayor severidad sintomática en dicho cuadro conllevaba 
niveles más elevados en FC (Tabla 3). 
Tabla 3.
Correlación de Y-BOCS con AAQ y FC.
Variable n Y-BOCS AAQ
1. Y-BOCS 31 --
2. AAQ 67 0.646** -- 
3. FC 67 0.737** 0.647**
Nota. Y-BOCS: Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale; AAQ: Acceptance and Action Questionnaire; 
FC: Fusión Cognitiva; ** p < .01
Discusión
Los hallazgos de nuestro trabajo parecen señalar que una 
evolución hacia la cronicidad en pacientes con diagnóstico de 
TOC daría lugar a una intensificación en la sintomatología. A 
su vez, una mayor evolución de este trastorno implicaría niveles 
más elevados en FC y en EE, de modo que la evolución hacia la 
cronicidad en usuarios con TOC conllevaría mayor inflexibilidad 
psicológica, con un mayor enmarañamiento a los síntomas 
cognitivos y estrategias dirigidas hacia el escape y el control 
de dichos síntomas. Esta pretensión llevaría a los usuarios a la 
experimentación de una mayor perturbación sintomática derivada 
de una estrategia de control/evitación de tales experiencias 
internas, hecho que lejos de facilitar la resolución sintomática, 
dificultaríael proceso. Es por esto que proponemos evaluaciones 
precoces de detección y abordajes metacognitivos y de aceptación 
en estos pacientes. 
Si en el grupo diagnóstico de TOC se produce esta correlación 
entre edad y gravedad, en el grupo de TPA no se objetiva dicha 
asociación, lo cual podría atribuirse a las edades de los grupos 
diagnósticos, puesto que había una mayor dispersión en la edad 
de los participantes con diagnóstico de TOC, hallándose tanto 
pacientes con una larga evolución del trastorno como personas 
con pocos meses de evolución. Es posible hipotetizar con que la 
evolución hacia la cronicidad de pacientes con diagnóstico de TPA 
también implique una mayor inflexibilidad, pero al conformarse una 
muestra de este grupo diagnóstico más homogénea en cuanto a la 
variable edad, nuestros hallazgos no nos permiten concluir acerca 
de esto que postulamos. 
Nuestra primera hipótesis de investigación predecía que las 
personas con diagnóstico de TPA presentarían mayores niveles 
de EE que las diagnosticadas de TOC. Sin embargo, no se han 
encontrado diferencias entre ambos grupos diagnósticos. Si bien no 
hay estudios previos que sugieran la influencia de este constructo en 
función de diagnósticos precisos, en la muestra española reclutada 
por Mairal (2004), la sintomatología ansiosa mostraba correlaciones 
elevadas con las puntuaciones desprendidas del cuestionario AAQ 
en mayor medida que las halladas en pacientes con TOC, donde la 
significación era moderada. De modo que, en nuestro trabajo, ambos 
grupos mostraban niveles de EE a considerar. Esto nos refuerza en 
el planteamiento de considerar a las variables transdiagnósticas 
en el proceso de evaluación y formulación clínica de los casos, 
más allá de las etiquetas diagnósticas. 
Por otro lado, en contraposición a lo planteado, las personas 
con diagnóstico de TPA presentaron mayores niveles de FC. Esto 
podría apoyar la importancia del abordaje metacognitivo y de 
la perturbación asociada al síntoma, en tanto que los pacientes 
atribuyen a sus creencias propiedades negativas y perjudiciales para 
quienes los presentan. La literalidad con el contenido cognitivo 
ayudaría a experimentar dichos fenómenos de manera aversiva, 
proponiéndose el distanciamiento para con los contenidos cognitivos 
y la observación de dichas creencias o pensamientos como 
fenómenos que ocurren y transitan, pero en ningún caso como 
verdades absolutas. 
Nuestros resultados corroboran el planteamiento inicial 
respecto de que mayores niveles de ansiedad se asociarían a 
una mayor EE, hallazgo en la línea de lo obtenido en otros 
estudios (Bluett et al., 2014; Mairal, 2004) y que nos reforzaría 
en la idea de intervenir desde enfoques basados en la validación 
de emociones, enmarcándolas en un contexto pertinente que 
ayudaría a resignificarla y, por tanto, revalorando la conveniencia 
de erradicarla, dado que cuantos más intentos por suprimirlas y 
evitarlas, más significativa y generadora de perturbación se hace, 
generando una mayor perturbación en la persona. 
Hemos hallado que una mayor sintomatología ansiosa no se 
asocia a mayores niveles de FC. No existen estudios previos que 
relacionen la gravedad del TPA y el nivel de FC, ya que es un 
constructo más asociado en la literatura al TOC (Reuman et al., 
2016; Reuman et al., 2018). Si bien es cierto que ciertos enfoques 
centrados en la metacognición (Wells, 2000), estiman que los 
trastornos de ansiedad se manifiestan a raíz de que los pacientes 
se comportan como si los pensamientos y eventos privados que 
presentan fuesen reales, Bardeen y Fergus (2016) relacionan la FC 
y las puntuaciones de los síntomas de ansiedad a través de la EE, 
mostrando los efectos de la interacción entre las tres variables.
Sí confirmamos en nuestro trabajo que a mayor gravedad en 
la sintomatología TOC, mayores niveles de EE, hallazgos que 
resultan concordantes con los de Ong et al. (2020), donde la 
mayor aceptación psicológica se asocia a una menor gravedad 
sintomática. En la misma línea, otro estudio (Twohig et al., 2015) 
mostró que la EE predecía una mayor gravedad de la sintomatología 
TOC. En tanto que las obsesiones son consideradas como eventos 
internos que la persona con diagnóstico de TOC vivencia con 
malestar, podemos considerar las compulsiones como estrategias 
de neutralización de los mismos y que fomentarían la EE. Además, 
los intentos fallidos de aislar estos pensamientos darían lugar a 
sentimientos de autocondena y fracaso (Pastor, 2008), de modo que 
nuevamente señalamos como relevantes a aquellas intervenciones 
centradas en la modificación cognitiva actitudinal o valorativa de 
tales eventos privados, por ejemplo, haciendo uso de aspectos que 
fomenten la aceptación psicológica.
Mellado-Pastor et al. / Apuntes de Psicología 41(2) 69-75
74
Se ha podido confirmar que una mayor gravedad sintomática en 
paciente con diagnóstico de TOC se asociaría a niveles más altos 
de FC, resultados acordes a los obtenidos por Reuman et al. (2016) 
y Reuman et al. (2018), quienes postulan que es la actitud de 
lucha para evitar experimentar las intrusiones la que se vuelve 
problemática y perturbadora, dando lugar a mayores niveles de 
FC. En este marco, proponemos fomentar elementos de defusión 
en el trascurso de la terapia, cuestionando la relación, a modo de 
lucha, con los pensamientos y procurando otra contextualización 
valorativa más funcional para el usuario, al tiempo que alentar a 
realizar actividades opuestas a las dictadas por dichas intrusiones, 
con objeto de favorecer la comprobación in situ de que la 
realización de comportamientos alternativos es inofensiva, lo cual 
sería beneficioso para propiciar el distanciamiento respecto de las 
ideas obsesivas.
Ya hemos señalado algunas de las contribuciones de este trabajo: 
1. La puesta en valor de ACT, ya que la intervención centrada 
en constructos centrales de la misma, como son la EE y la 
DC podrían disminuir la gravedad de la sintomatología TPA 
y TOC.
2. Situar el foco de trabajo en la relación que la persona mantie-
ne con los síntomas, es decir, centrarnos en los aspectos valo-
rativos o metacognitivos del síntoma, desde la perspectiva 
de que es más probable que la persona deje de experimentar 
malestar cuando estos dejen de ser considerados aversivos.
3. Incidir en la importancia de la detección temprana del TOC, 
en tanto una larga evolución del trastorno daría lugar a una 
gravedad sintomática. 
El presente estudio no está exento de limitaciones. Una de ellas 
es que en la muestra de personas con diagnóstico de TOC existía 
una importante variabilidad respecto de la gravedad del trastorno, 
a su vez estaba relacionada con la edad de los pacientes y, muy 
probablemente, también relacionada con los años de evolución del 
trastorno. Hubiese sido pertinente controlar la variable “años de 
evolución del trastorno”, con el fin de que procurar una evolución 
más próxima en todos los participantes. Por otro lado, un tamaño 
muestral mayor podría haber arrojado resultados más precisos. 
Además, si bien las terapias contextuales o de tercera generación 
se han consolidado como alternativas terapéuticas en las últimas 
décadas, aún son pocos los estudios que comparen la influencia de 
la misma en distintos trastornos psicopatológicos, hecho que 
probablemente tiene relación con el enfoque transdiagnóstico 
que caracteriza a esta modalidad terapéutica y que transciende 
a las clasificaciones categoriales, enfoque compartido por 
otras psicoterapias y que está recibiendo un interés creciente 
en los últimos años (Sandín et al., 2012). Finalmente, hubiese 
sido pertinente realizar un estudio pre-post tras la intervención 
terapéutica y comparar ambas medidas, con el que valorar el efecto 
de la intervención ACT tanto en la gravedad de la sintomatología de 
los participantes como en los niveles de EE y FC.
Contribuciones de los Autores
Sandra Mellado Pastor: autora principal; como especialista en terapias 
contextuales, ha elaboradoy desarrollado el proyecto de investigación. 
Carmen del Río Sánchez: ha dirigido y supervisado el trabajo de la autora 
principal. 
Joaquín Pastor Morales: ha facilitado el acceso a la muestra y realizado 
los análisis estadísticos que se presentan en este trabajo. 
Conflicto de Intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
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