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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO VICENTE ROCAFUERTE HISTORIA DEL ECUADOR 1ER/ A TURISMO NOCTURNO ESTUDIANTE: Lindsay Lorelein Mantilla Manzaba TEMA: Ensayo Historia del Ecuador DOCENTE: Gallo Ricaurte Diana Carolina PERIODO ACADÉMICO: 2021-2022 HISTORIA DEL ECUADOR INTRODUCCIÓN El Ecuador cuenta con una larga historia en términos de recepción de población inmigrante en busca de protección internacional. Podemos decir que el derecho se crea en la sociedad cuando el legislador crea leyes, el ministro de la corte hace jurisprudencias, el juez condena o declara una situación jurídica particular, cuando una sociedad crea costumbres y le da una importancia tal que obliga a continuar con esas buenas costumbres. Pese a que el Ecuador, a través de sus distintos gobiernos, ha reiterado en varias ocasiones su política de “no intervención” en el conflicto interno colombiano, el país se ha constituido en receptor de las consecuencias del mismo, especialmente debido a los impactos de las fumigaciones aéreas sospechosas de producir daños en la salud y el medio ambiente en las poblaciones fronterizas, parte del Plan Colombia, y por la masiva inmigración de colombianos al país. DESARROLLO Comunidades humanas fueron aprendiendo a domesticar a los animales y a las plantas, y a usar productos de los múltiples pisos ecológicos. La yuca, el maíz, y después la papa fueron, entre otros, los productos que iniciaron a cultivarse sistemáticamente. En especial el maíz se constituyó en la base del sostenimiento de sociedades completas. Bien no es viable entablar un espacio específico, se puede asegurar que el proceso agrícola se otorgó 2 de sus alimentos básicos, el maíz y la papa, que fueron cultivados en el presente Ecuador se asegura que el maíz arribó al territorio del de hoy Ecuador hace 9 mil años, procedente Aquí ha sido sometido a un profundo proceso de selección y mejoramiento. Una vez que en el presente Ecuador el desarrollo agrícola poseía miles de años. Las Valdivia se los detecto como las más antiguas, que floreció a partir de 3 mil quinientos años antecedente de Cristo en la Costa sur (actual provincia del Guayas), y se extendió bastante extensamente en el litoral Valdivia se ha elaborado popular por la calidad de su cerámica, en especial por las distintas etapas, muestra una sociedad que había alcanzado ya una especialización en la producción, asimismo, la prueba arqueológica muestra ya un trueque persistente de productos. Sociedades Agrícolas Superiores Entre los años 1300 y 550 antecedente de Cristo se entregó un significativo desarrollo de las comunidades de andinoamérica Ecuatorial. La intensificación de la agricultura permitió obtener por primera ocasión excedentes, y con ello mantener a conjuntos de militares y sacerdotes. Se entregó ya una notoria diferenciación social, empero se mantuvo la composición comunal y el control colectivo de medios de producción. Las pruebas presentan ya en dichos años vestigios de redistribución incipiente y además un trueque activo entre pueblos de la Costa con los de la Sierra y la Amazonía. Con el paso del tiempo se desarrollaron las técnicas de preparación de cestos, tejidos, creaciones cerámicas y de creación de casas. Además floreció la preparación de aparatos de roca, madera y hueso. Sociedades Agrícolas Supracomunales Las unidades políticas previas fueron consolidando confederaciones y alianzas de corte más estable entre ellas, constituyendo así cacicazgos o curacazgos de grado local o supra local que, en algunas ocasiones, además fueron llamados señoríos étnicos. Las maneras de constitución de dichos señoríos fueron alianzas guerreras, consolidadas por medio de complicados sistemas de vínculo y pertenencia étnica. Aun cuando no se establecían fronteras enteramente delimitadas, lograban paralelamente cierta seguridad en las colaboraciones de las sociedades integradas en el señorío y entre los múltiples cacicazgos. Es fundamental, no obstante, diferenciar entre distintas jerarquías caciquiles existentes, según la trascendencia del señorío. El papá Juan de Velasco en su Historia ve esta realidad con criterios occidentales y habla de la vida del Reino de Quito, como una especie de unidad política que cubría casi todo el de hoy Ecuador. Visiblemente, aquel Reino de Quito no existió, aun cuando la importante obra de Velasco otorga pistas bastante relevantes para el conocimiento de nuestra Historia Vieja y debería ser considerada como uno de nuestros propios más relevantes tradicionales. El territorio de los yumbos, pobladores del área tropical del suroeste de Quito, tuvo gran trascendencia. El más relevante señorío étnico de la presente Manabí ha sido el Manteño, y los que se sobresalieron en la presente Guayas fueron los Huancavilcas, Punaes y Chonos. El Incaro Hacia fines del siglo XV, los pueblos de lo que ahora es Ecuador enfrentaron la conquista de unos guerreros originarios del sur, los incas, que se habían asentado originariamente en el sur del actual Perú. La presencia inca trajo consigo una racionalización del sistema comunitario de producción preexistente y su integración dentro de una nueva forma de organización social, cuyos rasgos fundamentales parecen coincidir al menos en parte con aquellos que caracterizan al “modo asiático de producción”. El sistema inca no desterró formas de organización social y los rasgos culturales o religiosos preexistentes, sino que los mantuvo, insertándolos en el complejo sistema del Tahuantinsuyo. Aunque la presencia inca duró algo así como ochenta años en el sur y cuarenta en el norte del actual Ecuador, su influencia en nuestra historia ha sido enorme, no solamente porque el idioma y varios rasgos de la organización social y política fueron adoptados por los pueblos locales, sino también porque Andinoamérica Ecuatorial, con sus centros urbanos de primera importancia como Tomebamba y Quito, se transformó muy pronto en uno de los ejes políticos de todo el inmenso Tahuantinsuyo. Hablar, por tanto, de la “conquista” inca, aunque fue muy sangrienta, como un hecho de sometimiento sin más es un error, puesto que significó una integración al gran imperio, en el que los pueblos de nuestro actual país cumplieron un papel protagónico. EPOCA COLONIAL EL HECHO COLONIAL Después se comenzó en estas tierras una amplia etapa Colonial, que duró casi 3 la historiografía clásico frecuenta caracterizar a la era Colonial del de hoy Ecuador, como un tiempo de gran seguridad, sin cambios significativos, en todos los directivas, en contraposición a la bastante significativas, perfilándose por lo menos 3 períodos varios. Comprender la sociedad colonial como “feudal” o a lo largo de permanentes cambios, se otorgó un grupo orgánico y articulado. Si vemos a la sociedad colonial a partir de el punto de vista de sus interrelaciones económico-sociales primordiales, después de la conquista pudimos encontrar 3 gigantes períodos en la vida de lo cual ahora es el Ecuador. A partir de entonces y hasta las décadas iniciales del siglo XVIII, o sea una centuria y unas décadas más, se entregó un segundo lapso en el cual la XVIII y hasta alrededor de cien años más tarde, una vez que se empezó la Libertad, se entregó un tercer lapso, caracterizado por la crisis, la readecuación de las interacciones sociales y el extenuación del sistema. LA CONQUISTA Luego de que se consolidó el control hispánico sobre el istmo de Panamá, comenzaron a recibirse noticias sobre un rico país hacia el sur. Luego de solventar dificultades, los dos jefes volvieron a organizar una nueva expedición, que en 1531 recorrió nuevamente la costa hasta Túmbez, en donde desembarcaron para penetrar tierra adentro. El desconcierto que esto causó entre los pueblos indígenas y lasalianzas que promovieron los españoles con los descontentos contra Atahualpa, impidieron una defensa coordinada del incario. En el norte del Tahuantinsuyo, varios generales de Atahualpa organizaron la resistencia, pero fueron sucesivamente vencidos por las tropas españolas apoyadas por pueblos enteros de indígenas descontentos. En su avance fundó la ciudad de Santiago de Quito en agosto de 1534, cerca de la actual Riobamba, para reforzar su derecho de conquista frente a otro grupo de españoles venidos del norte. Una vez que fuera organizado el gobierno hispánico en Quito, partió de esta ciudad, bajo el mando de Gonzalo Pizarro, una expedición a la Amazonía. El derrumbamiento repentino del Imperio inca y la relativa facilidad con que los conquistadores sojuzgaron al Tahuantinsuyo se pueden explicar mejor por conflictos y debilidades internas de esa sociedad, más que por la acción audaz, la superioridad bélica o la inteligencia de los españoles. Esto no solo acarrea un grave error sino que expresa una ideología que explica y justifica el hecho de la conquista, y posterior explotación de los pueblos indígenas, atribuyendo a los españoles el carácter de “raza superior”. Quienes describen con caracteres épico-heroicos las aventuras y hasta los crímenes atroces de los conquistadores no reconocen, por ejemplo, el hecho de que las escasas centenas de españoles armados con arcabuces y caballos fueron apoyadas, en sus enfrentamientos a las tropas incas, por tribus enteras levantadas contra la autoridad del Tahuantinsuyo, que colaboraron con los conquistadores. La visión de los vencidos Aparte del sojuzgamiento, la propagación de enfermedades, el establecimiento de mecanismos de explotación y la persecución a la cultura, la conquista significó el intento de expulsión de los indígenas del escenario de nuestra historia. A veces por medio de sublevaciones o “alzamientos”, o por mecanismos no violentos como la defensa de sus costumbres, estructuras comunitarias, reivindicación de la tierra, fiestas, idioma y otras formas de identidad, se mantuvo la presencia de los pueblos indios frente al poder colonial. Desde el punto de vista de los vencidos, la conquista no fue la eliminación sino un nuevo momento de su historia y de la historia de todos nosotros, que tenemos que verla “desde abajo”, venciendo interpretaciones que conciben al triunfo ibérico como una “gesta gloriosa”, sin recordar que, junto a su indudable importancia, vinieron también el sojuzgamiento y explotación. Por otra parte, pensar que la “conquista” o la “invasión” concluyó en el siglo XVI deja de lado el que los indígenas de la Amazonía y de la Costa interna tuvieron su “primer contacto” en períodos posteriores y han sido objeto de conquista y colonización, aun en años recientes. PRIMER PERÍODO: IMPLANTACIÓN DEL ORDEN COLONIAL Las guerras civiles Pizarro, nombrado marqués por el Rey de España, disputó con Almagro el control del Cuzco y de todo el Perú. Su hijo encabezó una revuelta, asesinó a Francisco Pizarro (1541) y tomó el poder. Los enfrentamientos entre conquistadores devinieron en un conflicto más de fondo entre éstos y la Corona, que intentó cortar la autonomía con que aquellos pretendían manejar las tierras recién conquistadas, siguiendo el ejemplo del feudalismo europeo. La respuesta de la Corona fue intentar una negociación con los colonos recién llegados, que tenían expectativas de nuevos privilegios y estaban enfrentados a los encomenderos. Al mismo tiempo trató de no aplicar las conflictivas leyes, cediendo cierto manejo de los asuntos americanos a los colonos, a cambio de consolidar la autoridad central. Para enfrentar a Pizarro se designó al clérigo Pedro de la Gasca, que anunció que el Rey cedía a las demandas de los colonizadores y logró levantar una fuerza importante. Colonización inicial La institución básica del período fue la encomienda, que consistía en el encargo o “encomienda” –de allí su nombre– que hacía la Corona a un colono español –el encomendero– de un grupo de indígenas, para que los catequizara. Todo esto se da bajo condiciones del “encuentro” de dos sociedades: de un lado, la metropolitana, que estaba inmersa en la transición del orden feudal al capitalista en Europa; de otro, la indígena, que experimentaba una aguda crisis de las formas aborígenes de organización social que precipitaron su derrota. Organización Administrativa Las ciudades hispánicas se fundaron desde el inicio: Quito (1534), Portoviejo y Guayaquil (1535), Popayán y Cali (1536), Pasto (1539), Loja (1548), Zaruma y Zamora (1550), Cuenca (1557), Baeza (1559), Tena (1560), Riobamba (1575). No solo en este aspecto se dio continuidad a la sociedad indígena, ya que la prevaleciente “Legislación de Indias” mantuvo una división entre la República de blancos, que agrupaba a los colonos, y la República de indios, que mantenía sus elementos comunitarios constitutivos e inclusive sus autoridades étnicas, como los caciques, asimilados a la burocracia para efectos de gobierno y recaudación de impuestos. Hacia finales del siglo XVI en Quito se dio un conflicto entre el presidente de la Audiencia Manuel Barros, de inclinaciones pro indígenas, y el Cabildo, defensor de los intereses locales blancos. SEGUNDO PERÍODO: AUGE DEL ORDEN COLONIAL Mitas y obrajes La Real Audiencia de Quito se transformó de ese modo en uno de los polos dinámicos del imperio colonial español, con una actividad productiva y de intercambio especializada, aunque por ello sumamente vulnerable. Se definió una relación de explotación metrópoli-colonia, en la cual las riquezas producidas iban en parte a manos de los grupos dominantes locales y fundamentalmente a alimentar el funcionamiento de la economía española, que a su vez era crecientemente dependiente de los centros más dinámicos de la manufactura y el comercio europeos. En la base de la estructura social colonial, de otro lado, estaban los pueblos indígenas que sufrieron cambios profundos, pero al mismo tiempo lograron mantener la continuidad de varios elementos de su organización. Muchas veces las formas religiosas y culturales fueron más efectivas para la continuidad aborigen, que las fugas masivas, los suicidios y los levantamientos violentos que, desde luego, tuvieron gran incidencia sobre todo en determinados momentos de la vida colonial. Éste se originó fundamentalmente entre las uniones de conquistadores y mujeres indígenas, gestándose de este modo un grupo social intermedio entre blancos e indios dedicado a ciertas labores agrícolas, el mediano comercio y la artesanía. Los mestizos bregaron por abrirse campo entre sus dos polos de origen social y étnico y lograron el reconocimiento de ciertos “privilegios” reservados a los blancos peninsulares, pero quedaron relegados a una situación intermedia y subalterna en la sociedad, puesto que no podían demostrar “pureza de sangre”. Ya para el siglo XVII, en la Real Audiencia de Quito se habían asentado varios grupos de esclavos negros importados para realizar trabajos en la Costa y en ciertos valles cálidos de la Sierra. Estado, Iglesia y Cultura No solo cumplió una función de conservador del orden, garante de la actividad económico-social y de las funciones políticas e ideológicas consiguientes, sino que se constituyó en una suerte de escenario de las contradicciones entre los intereses metropolitanos y locales. La burocracia eclesiástica no solo tenía a su cargo la evangelización de las masas indígenas y la función educativa de los colonizadores, sino que, al imponer su cosmovisión de la cristiandad como horizonte ideológico, fundamentaba el “derecho de conquista” y consolidaba las relaciones de explotación imperantes. El enorme desarrollo de la escultura, la pintura y la construcción, que se dio en el siglo XVII hasta bien avanzado el sigloXVIII, se asentó en la utilización de la mano de obra artesanal mestiza y aborigen, que no solo copió calificadamente modelos europeos sino que introdujo elementos originales que han hecho de nuestro legado cultural una de las más altas expresiones del arte americano. TERCER PERÍODO: REDEFINICIÓN DEL ORDEN COLONIAL Recuento del Periodo La tardía reacción española ante el acelerado desarrollo de la producción capitalista inglesa y su agresivo avance comercial, no pudo cambiar el curso de un proceso que había venido gestándose desde siglos atrás y que entonces se manifestaba en su madurez. Estos últimos hechos, entre otros, fueron antecedentes de la supresión del Tribunal de la Audiencia de Quito, una vez que en 1717 fue creado el nuevo Virreynato de Santa Fe de Bogotá, al que fueron adscritas las circunscripciones quiteñas. En pocos años, el nuevo Virreynato fue suprimido, se adscribieron las jurisdicciones de Quito nuevamente al de Lima y se restableció su Audiencia. Luego de varias indecisiones y medidas contradictorias, la Audiencia de Quito fue puesta definitivamente bajo la jurisdicción de Santa Fe de Bogotá desde 1739. Los efectos de la crisis económica, que trajeron consigo la supresión de la mita en los obrajes de comunidad en 1704, sumados al descontento por los vaivenes audienciales, generaron un ambiente de descrédito de la autoridad, que se acentuó en las décadas siguientes. La Iglesia, tanto las catedrales como las comunidades religiosas, habían logrado incrementar su riqueza y control ideológico-político, que también se expresó en el patronazgo del gran auge del arte colonial quiteño Entre 1728 y 1736 gobernó la Audiencia el presidente Dionisio Alcedo y Herrera, prototipo de funcionario borbónico que hizo esfuerzos por reformar la administración y controlar al poder privado y la Iglesia, especialmente el relajamiento del clero. Además de realizar extensos trabajos especializados en la Audiencia, la misión influyó en la promoción de los estudios científicos y la divulgación de ideas ilustradas en la élite quiteña. Entre los sucesores de Alcedo estuvieron Félix Sánchez de Orellana, el único quiteño que llegó a ser presidente de la Audiencia (1745-1753), y Juan Pío Montúfar, primer Marqués de Selva Alegre (1753-1761). Estos alzamientos fueron reprimidos por las autoridades y los criollos blancos, que temían que las acciones de protesta pudieran crecer hasta convertirse en movimientos de grandes proporciones como los que se dieron en el Perú y el Alto Perú liderados por Túpac Amaru y Túpac Jatari. La corriente de reformas se acentuó durante la administración del presidente José García de León y Pizarro, cuando se implantó en Quito el régimen de intendencias, que limitaba las autonomías locales y regionales, concentrando el poder en manos de intendentes de diversos niveles, que respondían directamente ante la Corona. Fin de la Época Colonial El padre Juan de Velasco, jesuita riobambeño que marchó al exilio por la expulsión, escribió su Historia del Reyno de Quito, obra monumental que ponía las bases de la conciencia quiteña y de la búsqueda de esa identidad, al mismo tiempo que fundaba la historiografía nacional. Hijo de un indígena y una mulata, apoyado por gente influyente y por el cambio de apellido indígena por el español con el que lo conocemos, logró evadir las barreras de la sociedad quiteña e ingresar incluso en la Universidad, en donde obtuvo el doctorado en Medicina y la licenciatura en Jurisprudencia y Derecho Canónico. Los criollos, descendientes de españoles peninsulares, ocupaban crecientemente el espacio dominante en Quito y buscaban su identidad a partir de diferenciarse de los europeos y de los indígenas, reclamando para sí el carácter de explotados respecto de los primeros y consolidando su posición de explotadores respecto de los segundos. Desde el fin del siglo XVIII gobernó el barón Héctor de Carondelet (1799-1807), que tuvo una clara política pro-criolla y al mismo tiempo se esforzó por recuperar las jurisdicciones perdidas de la Audiencia. INDEPENDENCIA Y ETAPA COLOMBIANA La Independencia El Ecuador en Colombia LA INDEPENDENCIA Perspectiva genera La decadencia del imperio español, la independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa con todo su impacto en Europa tuvieron influencia muy significativa, pero el movimiento autonomista americano tuvo sus principales raíces en el agotamiento del propio proceso colonial y en las contradicciones que se dieron en su interior. La crisis de los 1700 afectó al equilibrio de poder que se había establecido entre el Estado colonial, representante de los intereses metropolitanos, y los grupos de propietarios locales. Las clases terratenientes y los comerciantes consolidaron su control de las economías locales y regionales, en tanto que la burocracia española conservaba solo el manejo político. Este divorcio entre el poder económico social y el poder político se resolvería en favor de las clases dominantes locales, que, una vez que manejaban ya el aparato productivo, se lanzaron a captar la dirección política. Los grandes protagonistas de la Independencia, los patriotas, fueron los notables latifundistas, a los que se sumaron lo que podríamos denominar grupos medios de la sociedad colonial, entre ellos los intelectuales, que dieron un sesgo radical al proceso. Los grupos populares urbanos, básicamente artesanales y el pequeño comercio, fueron reticentes al principio, y solo apoyaron la rebelión anticolonial en estadios posteriores de la lucha. La Revolución de Quito (1808-1812) Así surgió en América la idea de sustituirlas por juntas, integradas por criollos que gobernarían a nombre del “monarca legítimo”. Sin desanimarse por el fracaso, los conspiradores formaron la Junta Soberana que se hizo cargo del mando el 10 de agosto de 1809. Débil y vencida, la Junta Soberana se disolvió. Las autoridades españolas ofrecieron en principio “perdón y olvido”, pero apresaron a cerca de una centena de revolucionarios y los castigaron con sentencias de muerte y expulsiones. Como reacción, el 2 de agosto de 1810 el pueblo de Quito se lanzó a la toma de prisiones y cuarteles. La llegada a Quito de Carlos Montúfar, hijo del marqués de Selva Alegre, como comisionado regio del Consejo de Regencia español, motivó la formación de una nueva Junta de Gobierno en la que Montúfar tuvo gran influencia. Esta primera carta constitucional reconocía como monarca a Fernando VII y establecía división de poderes, gobierno electivo, representativo y responsable, y alternabilidad en las funciones públicas. La campaña definitiva (1820-1822) Junto a él estuvieron, entre otros, Febres Cordero, el jefe militar; Escobedo, Jimena, Roca y Espantoso, que formaron parte de las juntas, Provisional y Suprema, que se sucedieron en el mando. El más importante fue el de Cuenca, que proclamó su independencia el 3 de noviembre de 1820. Luego de algunos éxitos, el ejército guayaquileño sufrió derrotas que lo obligaron a replegarse. En estas circunstancias se recibió el refuerzo enviado desde Colombia por Simón Bolívar, que destacó a su mejor general, el venezolano Antonio José de Sucre, para que dirigiera las operaciones. Además del encargo militar, Sucre traía la comisión de gestionar la anexión de Guayaquil a Colombia, pero la resistencia obligó a postergarla. Luego de un primer intento no exitoso, Sucre logró seguir a la Sierra y llegar cerca de Quito. ÉPOCA REPUBLICANA El naciente Ecuador El 13 de mayo de 1830 las corporaciones y padres de familia de Quito resolvieron “Constituir un Estado Libre e Independiente, con los pueblos comprendidos en el Distrito del Sur y los más que quieran incorporarse, mediante las relaciones de naturaleza y de recíproca conveniencia”. La cuenca del río Guayas, con su centro en Guayaquil,experimentó un acelerado crecimiento del latifundio cada vez más vinculado a la exportación, y sufrió una declinación de la pequeña propiedad agrícola. Las guerras de la independencia deterioraron los frágiles vínculos económicos y sociales entre las regiones y redujeron el comercio internacional que, con la ruptura colonial, fue orientándose cada vez más hacia las potencias capitalistas, especialmente a Gran Bretaña, que luego de las dos primeras décadas de la República se constituyó en la principal contraparte comercial. En algunos lugares de la Sierra y Guayaquil se mantenía la esclavitud de los negros y la pequeña propiedad campesina, así como relaciones de corte precapitalista denominadas precarias. Se mantuvo el control oligárquico por medio de una votación restringida de tipo censatario que excluía a las mujeres, los analfabetos (que eran la mayoría) y los no propietarios, del mantenimiento de mecanismos de represión y manipulación ideológica de los campesinos y trabajadores urbanos. Hasta fines del siglo XIX prevaleció un proyecto nacional criollo, limitado y excluyente, que no pudo expresar a la mayoría de la población. La naciente república surgió sobre bases de dominación económico-social de los indígenas, campesinos mestizos y grupos populares urbanos. No solamente de aquellos que enfrentan a los detentadores del poder, del control de la economía y la sociedad toda, con las mayorías de trabajadores sujetos a explotación; sino también los que expresan las contradicciones regionales o la dominación racista sobre los pueblos indígenas y negros. Como ha sido frecuente en la realidad latinoamericana, en cada una de las regiones coexistían relaciones productivas de diverso origen histórico y de distinto carácter, que incluían dentro de las haciendas el concertaje y otras formas de corte servil y precapitalista, junto a la pequeña producción rural y artesanal, e inclusive algunas relaciones salariales más modernas. Por otra parte, las relaciones sociales capitalistas fueron también ampliándose en la sociedad ecuatoriana, hasta que se volvieron dominantes ya en el siglo XX, aunque se mantuvieron rasgos serviles y precapitalistas fuertes, así como notorias especificidades regionales. Al cabo de un primer período de fuerte regionalización, en el que solo tuvo influencia parcial del mercado mundial, en las décadas finales del siglo XIX se abrió un período nuevo en la economía del Ecuador de predominio capitalista y de mayor integración regional. A inicios de los años veinte se dio la gran crisis del modelo primario exportador, que se extendió hasta finales de la década de los cuarenta en que el auge bananero reactivó el modelo, para desembocar en una nueva crisis a inicios de los sesenta. En el estudio de la Época Republicana, tomando en cuenta los hitos mencionados en la evolución económica y el desarrollo del Estado Nacional, pueden establecerse tres grandes períodos: el primero, desde la fundación hasta fines del siglo XIX, caracterizado por la vigencia del proyecto nacional criollo; el segundo, desde el inicio de la Revolución Liberal hasta los sesenta del siglo XX, en que el capitalismo ecuatoriano funciona inserto en el sistema mundial y predomina el proyecto nacional mestizo; y el tercero, desde los sesenta hasta nuestros días, en que se abre paso un proyecto nacional de la diversidad. EL PROYECTO NACIONAL CRIOLLO La sociedad y el poder Aunque para el Ecuador la Independencia significó una seria ruptura y un rápido cambio político, muchos rasgos de la sociedad colonial pervivieron más allá de la fundación de la República. Desde el primer momento de la vida del Ecuador, se patentizó una tensión y enfrentamiento entre las oligarquías regionales dominantes, especialmente de la Costa y de la Sierra. Desde luego, ambas tenían intereses comunes pero también existían muchos motivos de tensión, como el control de la mano de obra, siempre escasa en el litoral; y la mantención de medidas aduaneras proteccionistas que defendían la producción textil serrana, pero limitaban el comercio. Las instituciones regionales, principalmente los municipios, controlaban la educación inicial, servicios, obras públicas, beneficencia y administración de justicia en primera instancia. Los ingresos fiscales, provenientes en buena parte de la “contribución” o tributo indígena, estancos y diezmos, se gastaban en el mantenimiento del ejército, el clero y la alta burocracia. La Iglesia, heredera de su poder colonial, tanto económico como ideológico, siguió inserta en el Estado republicano, que reclamaba sobre ella el derecho de Patronato, o sea de controlar los nombramientos de la jerarquía, a cambio de mantener a la religión católica como oficial y excluyente, financiando a sus ministros y garantizando sus prerrogativas y propiedades. Al ser reconocida como oficial la religión católica, la Iglesia mantuvo bajo su control: el registro de nacimientos, matrimonios y muertes; el púlpito, que era un medio generalizado de comunicación; y la mayor parte del sistema educativo, por cierto muy precario y dedicado solamente a una porción bajísima de la población. Fundación del Estado (1830-1859): Juan José Flores, general nacido en Venezuela, que había desempeñado la función de jefe del Distrito del Sur, fue designado presidente del nuevo Estado por la Asamblea Constituyente de Riobamba. Una vez en el poder, Flores se dedicó a consolidar una alianza de gobierno entre el tradicional gamonalismo latifundista de la Sierra, al que se había vinculado por matrimonio, los terretenientes de Guayaquil y los altos mandos del ejército, integrados en su gran mayoría por extranjeros. Su mandato se caracterizó por la revuelta permanente, el desbarajuste administrativo, dos guerras con Nueva Granada (como entonces se llamaba la actual Colombia) y el abuso de los soldados, dueños del país. Ni el esfuerzo organizador y sistematizador de Vicente Rocafuerte, que llegó a la Presidencia de la República (1835-1839) mediante un pacto con su enemigo Flores, pudo superar estas realidades. Cuando el caudillo se hizo elegir presidente por una segunda y hasta tercera vez, y puso en vigencia la Carta de Esclavitud (1843), una constitución que establecía la dictadura perpetua, la reacción nacional acaudillada por la oligarquía guayaquileña lo echó del poder (1845). En los primeros años de la etapa “marcista” (llamada así porque la revuelta antifloreana fue en marzo de 1845), gobernaron los civiles guayaquileños: Vicente Ramón Roca (1845-1849) y Diego Noboa (1849-1850). Urvina consolidó la alianza entre la oligarquía latifundista y comercial costeña con las Fuerzas Armadas, y llevó adelante un programa de corte liberal que promovió la apertura económica y el comercio e incluyó la abolición de la esclavitud, la supresión del tributo indígena y medidas a favor de los campesinos serranos. Luego del fracaso de varias alternativas, en las que se planteó convertir al país en un “Protectorado” de Francia, la aristocracia quiteña, con Gabriel García Moreno a la cabeza, ayudado por Flores, logró triunfar en la Sierra, tomar luego Guayaquil y reconstituir el Estado ecuatoriano. Consolidación del Estado Oligárquico Terrateniente (1860-1875) Durante tres lustros, de 1860 hasta 1875, la figura de García Moreno dominó la escena nacional. Al margen del debate desatado alrededor de su compleja personalidad, es preciso afirmar que las condiciones objetivas del país determinaron el carácter básico de esta etapa, en la que se consolida el Estado Oligárquico Terrateniente en el Ecuador. El incremento de las exportaciones de cacao y la vinculación más estrecha del país al mercado mundial exigían un esfuerzo de modernización y centralización que no podía llevarse adelante si las oligarquías regionales no llegaban a un acuerdo que, sin abolir sus contradicciones,estableciera ciertas reglas para el control del poder. SEGUNDO PERÍODO PROYECTO NACIONAL MESTIZO La Revolución Liberal (1895-1912) El sostenido incremento de la exportación cacaotera y del comercio de importación trajeron consigo un proceso de acumulación cada vez más significativo de capital, al mismo tiempo que más estrechas vinculaciones con el mercado mundial. Ese grupo, al que podemos llamar con propiedad burguesía comercial y bancaria, fue el sector que logró la dirección política con la “transformación” liberal. En el golpe de Estado y la guerra civil de 1895, sin embargo, aunque el beneficiario político fue la burguesía, los sectores sociales más dinámicos fueron el campesinado costeño, movilizado en las montoneras, los artesanos, especialmente del Puerto Principal, y la intelectualidad liberal de sectores medios que era la divulgadora de las ideas radicales. El predominio político e ideológico del latifundismo clerical fue desmontado por la burguesía y sus aliados, cuyos mecanismos de dominación y reproducción ideológica suponían el establecimiento, al menos en principio, de ciertas garantías y de libertad de conciencia y educación. De este modo, el conflicto político se dio entre el Estado liberal, que expresaba los intereses de la burguesía y consolidaba su poder gracias al soporte del ejército y grupos medios, y la Iglesia católica, dirigida por el clero y la vieja aristocracia, respaldados por sectores artesanales organizados. Las transformaciones implantadas por el liberalismo (separación de la Iglesia y el Estado, educación laica, libertades de conciencia y culto, etc.) Predominio plutocrático (1912-1924) Luego de la fase revolucionaria, la etapa 1912-1925 fue de predominio de la oligarquía liberal. Como secuela de la depresión de posguerra registrada en los países capitalistas centrales, los precios del producto cayeron abruptamente en el mercado mundial y se dio una sobreproducción de fruta, al mismo tiempo que azotaron varias enfermedades y plagas. TERCER PERÍODO PROYECTO NACIONAL DE LA DIVERSIDAD Un esfuerzo de modernización y racionalización de la estructura, acompañado de los consiguientes conflictos y tensiones sociales, fue la forma concreta que asumió este proceso en el que se produjeron significativas variaciones en la ubicación de los grupos sociales, al mismo tiempo que se definían cambios en las relaciones dependientes del Ecuador. Fue, por una parte, ferozmente anticomunista, como reacción al “peligro cubano”; por otra parte, buscó una modernización que readecuara al país, y especialmente sus sectores más tradicionales, a las nuevas condiciones del desarrollo capitalista. El reagrupamiento de los grupos dominantes y la fuerza de la burguesía industrial y financiera, tenían como contrapartida un proceso de unificación de las centrales de trabajadores del país que convergieron en los setenta en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), activo promotor de la movilización y la protesta. Los viejos partidos entraron en crisis que precipitó su división y el surgimiento de nuevas fuerzas reformistas como Democracia Popular (DP) e Izquierda Democrática (ID), que ocuparon el centro político y crecieron significativamente, en tanto que la derecha experimentó un reflujo, el populismo crecía, pero se dividía al mismo tiempo; la izquierda revolucionaria pugnaba por reformular sus antiguos discursos y ganaba presencia en la escena electoral, abriéndose a grupos de cristianos comprometidos en la lucha por la liberación. Luego de dos décadas de ascenso del reformismo, que robusteció la presencia del Estado en la economía, a inicios de los ochenta se patentizó su agotamiento, y se inició el predominio de posturas de corte privatista que se propusieron reducir el Estado y aplicar duras medidas de ajuste que intentaron, sin éxito por cierto, superar la recesión de largo plazo, que acompañó al país hasta el final del siglo. De la crisis al auge (1960-1979) El gobierno de Carlos Julio Arosemena (1961-1963) afrontó conflictos surgidos del intento por sofocar y aislar la campaña norteamericana anticomunista, histérica y virulenta, en la que el clero fue instrumento de las agencias de seguridad norteamericana. La Ley de Reforma Agraria, destinada a cambiar las relaciones precapitalistas en el agro, el crecimiento enorme de una tecnoburocracia pretendidamente apolítica, pero derechista pese a su estilo modernizante, son quizá los hechos fundamentales de un gobierno que, pese a todo, no logró ser sino parcialmente reformista. En 1976, Rodríguez Lara fue sustituido por un Consejo Supremo de Gobierno que continuó el régimen militar, limitando sus políticas progresistas y llevando adelante actos de represión de los trabajadores, como el que devino en la masacre de los obreros del ingenio AZTRA en 1977. Del auge a la crisis (1979-2000) El equipo de gobierno era muy heterogéneo y sus iniciativas reformistas desorganizadas; el Presidente se enfrentó a su partido, CFP, cuyo jefe, Asaad Bucaram, intentaba dirigir el país, y Roldós se quedó sin la mayoría parlamentaria. El gobierno mantuvo ciertos programas de desarrollo como la electrificación y la alfabetización, pero enfrentó la crisis tomando medidas que afectaban duramente los ingresos de la mayoría, cediendo a presiones de las élites y del Fondo Monetario Internacional (FMI). La oposición de derecha, agrupada en el Frente de Reconstrucción Nacional, ganó la elección de 1984 con su candidato León Febres Cordero, que en su gobierno aplicó medidas de corte neoliberal que incrementaron el poder de banqueros y exportadores, y reactivaron a los productores para la exportación. El gobierno logró romper el aislamiento internacional del país, anunció garantías para las libertades de expresión y los derechos humanos, y realizó programas como la alfabetización y una reforma fiscal. En la elección de 1992, la derecha se presentó dividida, pero triunfó Sixto Durán Ballén, cuyo gobierno se basó en un plan de modernización, “reducción del Estado”, y aplicación de políticas de ajuste que eliminaron los subsidios y elevaron precios, entre ellos el de los combustibles, a niveles internacionales. El Congreso nombró presidente interino a Fabián Alarcón Rivera quien, ratificado por una consulta popular, dirigió el país hasta agosto de 1998, en medio de circunstancias difíciles, como una aguda crisis fiscal provocada por el descenso de los ingresos petroleros; acusaciones de corrupción que determinaron la salida del Ministro de Gobierno, y la negociación del diferendo con el Perú que logró importantes avances. Los últimos años Mantuvo la dolarización, se esforzó por bajar la inflación y realizó varias reformas presupuestarias y fiscales restrictivas, planteadas por el FMI, que requirieron del apoyo de la derecha en el Congreso, donde el gobierno no tuvo mayoría. A fines de 2004, aliado al PRE y al PRIAN de su adversario Álvaro Noboa, enfrentó a Febres Cordero y el PSC, cuyo predominio en el Congreso, Corte Suprema y otros organismos fue desmantelado mediante cuestionadas decisiones de una mayoría parlamentaria. Con apoyo parlamentario precario y escasa base popular, Palacio llevó adelante un gobierno débil, que no pudo cumplir sus ofertas de reforma política y de “refundar el país”. El gobierno logró una amplia mayoría en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente que se reunió en Montecristi y emitió una nueva Constitución, aprobada mediante consulta popular en 2008. Conciencia de la crisis Desde los años sesenta, la cultura ecuatoriana experimentó una aceleración en su desarrollo, que se dio en medio del tránsito de una crisis económica inicial al gran auge de los setenta, y de ahí a una nueva y aún más profunda crisis que se proyectó a los inicios del nuevo siglo. Las manifestaciones de cultura popular cobraron fuerza,aunque la masificación de los medios de comunicación, especialmente de la televisión fuertemente influenciada por contenidos exógenos, representa una presión muy fuerte de desnacionalización y dispersión cultural. CONCLUSIÓN Puedo decir que la todo el proceso que paso Ecuador desde sus inicios y a lo largo del tiempo se crea en la sociedades normas de convivencia, de esta manera surgen derechos y obligaciones. También podemos decir que el derecho es la existencia misma del hombre, esto lo podemos afirmar tomando en cuenta el origen intrínseco al hombre de las leyes naturales. También podemos decir que el derecho se crea en la sociedad cuando el legislador crea leyes, el ministro de la corte hace jurisprudencias, el juez condena o declara una situación jurídica particular, cuando una sociedad crea costumbres y le da una importancia tal que obliga a continuar con esas buenas costumbres. Respecto a la etapa de evolución histórica de una sociedad ecuatoriana para mí es un derecho que los ecuatorianos deben saber sobre la historia y reconocer los meritos y es sufrimiento de nuestros compatriotas del pasado que lograron muchos cambios para el bien del País a pesar de que falta muchos para seguir avanzando por el lado correcto.
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