Logo Studenta

ENSAYO HISTORIA DEL ECUADOR

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO 
VICENTE ROCAFUERTE 
HISTORIA DEL ECUADOR 
 
 1ER/ A TURISMO 
NOCTURNO 
 
ESTUDIANTE: 
Lindsay Lorelein Mantilla Manzaba 
TEMA: 
Ensayo Historia del Ecuador 
DOCENTE: 
Gallo Ricaurte Diana Carolina 
PERIODO ACADÉMICO: 2021-2022 
 
 
 
 
 
HISTORIA DEL ECUADOR 
INTRODUCCIÓN 
El Ecuador cuenta con una larga historia en términos de recepción de 
población inmigrante en busca de protección internacional. Podemos decir que 
el derecho se crea en la sociedad cuando el legislador crea leyes, el ministro 
de la corte hace jurisprudencias, el juez condena o declara una situación 
jurídica particular, cuando una sociedad crea costumbres y le da una 
importancia tal que obliga a continuar con esas buenas costumbres. Pese a 
que el Ecuador, a través de sus distintos gobiernos, ha reiterado en varias 
ocasiones su política de “no intervención” en el conflicto interno colombiano, el 
país se ha constituido en receptor de las consecuencias del mismo, 
especialmente debido a los impactos de las fumigaciones aéreas sospechosas 
de producir daños en la salud y el medio ambiente en las poblaciones 
fronterizas, parte del Plan Colombia, y por la masiva inmigración de 
colombianos al país. 
DESARROLLO 
Comunidades humanas fueron aprendiendo a domesticar a los animales y a las 
plantas, y a usar productos de los múltiples pisos ecológicos. La yuca, el maíz, 
y después la papa fueron, entre otros, los productos que iniciaron a cultivarse 
sistemáticamente. En especial el maíz se constituyó en la base del 
sostenimiento de sociedades completas. Bien no es viable entablar un espacio 
específico, se puede asegurar que el proceso agrícola se otorgó 2 de sus 
alimentos básicos, el maíz y la papa, que fueron cultivados en el presente 
Ecuador se asegura que el maíz arribó al territorio del de hoy Ecuador hace 9 
mil años, procedente Aquí ha sido sometido a un profundo proceso de 
selección y mejoramiento. 
Una vez que en el presente Ecuador el desarrollo agrícola poseía miles de 
años. Las Valdivia se los detecto como las más antiguas, que floreció a partir 
de 3 mil quinientos años antecedente de Cristo en la Costa sur (actual provincia 
del Guayas), y se extendió bastante extensamente en el litoral Valdivia se ha 
elaborado popular por la calidad de su cerámica, en especial por las distintas 
etapas, muestra una sociedad que había alcanzado ya una especialización en 
la producción, asimismo, la prueba arqueológica muestra ya un trueque 
persistente de productos. 
Sociedades Agrícolas Superiores 
Entre los años 1300 y 550 antecedente de Cristo se entregó un significativo 
desarrollo de las comunidades de andinoamérica Ecuatorial. La intensificación 
de la agricultura permitió obtener por primera ocasión excedentes, y con ello 
mantener a conjuntos de militares y sacerdotes. Se entregó ya una notoria 
diferenciación social, empero se mantuvo la composición comunal y el control 
colectivo de medios de producción. Las pruebas presentan ya en dichos años 
vestigios de redistribución incipiente y además 
 un trueque activo entre pueblos de la Costa con los de la Sierra y la Amazonía. 
Con el paso del tiempo se desarrollaron las técnicas de preparación de cestos, 
tejidos, creaciones cerámicas y de creación de casas. Además floreció la 
preparación de aparatos de roca, madera y hueso. 
Sociedades Agrícolas Supracomunales 
 
Las unidades políticas previas fueron consolidando confederaciones y alianzas 
de corte más estable entre ellas, constituyendo así cacicazgos o curacazgos de 
grado local o supra local que, en algunas ocasiones, además fueron llamados 
señoríos étnicos. Las maneras de constitución de dichos señoríos fueron 
alianzas guerreras, consolidadas por medio de complicados sistemas de 
vínculo y pertenencia étnica. Aun cuando no se establecían fronteras 
enteramente delimitadas, lograban paralelamente cierta seguridad en las 
colaboraciones de las sociedades integradas en el señorío y entre los múltiples 
cacicazgos. 
 
 Es fundamental, no obstante, diferenciar entre distintas jerarquías caciquiles 
existentes, según la trascendencia del señorío. El papá Juan de Velasco en su 
Historia ve esta realidad con criterios occidentales y habla de la vida del Reino 
de Quito, como una especie de unidad política que cubría casi todo el de hoy 
Ecuador. Visiblemente, aquel Reino de Quito no existió, aun cuando la 
importante obra de Velasco otorga pistas bastante relevantes para el 
conocimiento de nuestra Historia Vieja y debería ser considerada como uno de 
nuestros propios más relevantes tradicionales. El territorio de los yumbos, 
pobladores del área tropical del suroeste de Quito, tuvo gran trascendencia. 
 
 El más relevante señorío étnico de la presente Manabí ha sido el Manteño, y 
los que se sobresalieron en la presente Guayas fueron los Huancavilcas, 
Punaes y Chonos. 
 
 
 
 
El Incaro 
Hacia fines del siglo XV, los pueblos de lo que ahora es Ecuador enfrentaron la 
conquista de unos guerreros originarios del sur, los incas, que se habían 
asentado originariamente en el sur del actual Perú. La presencia inca trajo 
consigo una racionalización del sistema comunitario de producción preexistente 
y su integración dentro de una nueva forma de organización social, cuyos 
rasgos fundamentales parecen coincidir al menos en parte con aquellos que 
caracterizan al “modo asiático de producción”. El sistema inca no desterró 
formas de organización social y los rasgos culturales o religiosos preexistentes, 
sino que los mantuvo, insertándolos en el complejo sistema del Tahuantinsuyo. 
Aunque la presencia inca duró algo así como ochenta años en el sur y cuarenta 
en el norte del actual Ecuador, su influencia en nuestra historia ha sido enorme, 
no solamente porque el idioma y varios rasgos de la organización social y 
política fueron adoptados por los pueblos locales, sino también porque 
Andinoamérica Ecuatorial, con sus centros urbanos de primera importancia 
como Tomebamba y Quito, se transformó muy pronto en uno de los ejes 
políticos de todo el inmenso Tahuantinsuyo. Hablar, por tanto, de la “conquista” 
inca, aunque fue muy sangrienta, como un hecho de sometimiento sin más es 
un error, puesto que significó una integración al gran imperio, en el que los 
pueblos de nuestro actual país cumplieron un papel protagónico. 
 
EPOCA COLONIAL 
EL HECHO COLONIAL 
Después se comenzó en estas tierras una amplia etapa Colonial, que duró casi 
3 la historiografía clásico frecuenta caracterizar a la era Colonial del de hoy 
Ecuador, como un tiempo de gran seguridad, sin cambios significativos, en 
todos los directivas, en contraposición a la bastante significativas, perfilándose 
por lo menos 3 períodos varios. Comprender la sociedad colonial como “feudal” 
o a lo largo de permanentes cambios, se otorgó un grupo orgánico y articulado. 
Si vemos a la sociedad colonial a partir de el punto de vista de sus 
interrelaciones económico-sociales primordiales, después de la conquista 
pudimos encontrar 3 gigantes períodos en la vida de lo cual ahora es el 
Ecuador. A partir de entonces y hasta las décadas iniciales del siglo XVIII, o 
sea una centuria y unas décadas más, se entregó un segundo lapso en el cual 
la XVIII y hasta alrededor de cien años más tarde, una vez que se empezó la 
Libertad, se entregó un tercer lapso, caracterizado por la crisis, la readecuación 
de las interacciones sociales y el extenuación del sistema. 
 
 
LA CONQUISTA 
Luego de que se consolidó el control hispánico sobre el istmo de Panamá, 
comenzaron a recibirse noticias sobre un rico país hacia el sur. Luego de 
solventar dificultades, los dos jefes volvieron a organizar una nueva expedición, 
que en 1531 recorrió nuevamente la costa hasta Túmbez, en donde 
desembarcaron para penetrar tierra adentro. El desconcierto que esto causó 
entre los pueblos indígenas y lasalianzas que promovieron los españoles con 
los descontentos contra Atahualpa, impidieron una defensa coordinada del 
incario. En el norte del Tahuantinsuyo, varios generales de Atahualpa 
organizaron la resistencia, pero fueron sucesivamente vencidos por las tropas 
españolas apoyadas por pueblos enteros de indígenas descontentos. En su 
avance fundó la ciudad de Santiago de Quito en agosto de 1534, cerca de la 
actual Riobamba, para reforzar su derecho de conquista frente a otro grupo de 
españoles venidos del norte. Una vez que fuera organizado el gobierno 
hispánico en Quito, partió de esta ciudad, bajo el mando de Gonzalo Pizarro, 
una expedición a la Amazonía. El derrumbamiento repentino del Imperio inca y 
la relativa facilidad con que los conquistadores sojuzgaron al Tahuantinsuyo se 
pueden explicar mejor por conflictos y debilidades internas de esa sociedad, 
más que por la acción audaz, la superioridad bélica o la inteligencia de los 
españoles. Esto no solo acarrea un grave error sino que expresa una ideología 
que explica y justifica el hecho de la conquista, y posterior explotación de los 
pueblos indígenas, atribuyendo a los españoles el carácter de “raza superior”. 
Quienes describen con caracteres épico-heroicos las aventuras y hasta los 
crímenes atroces de los conquistadores no reconocen, por ejemplo, el hecho 
de que las escasas centenas de españoles armados con arcabuces y caballos 
fueron apoyadas, en sus enfrentamientos a las tropas incas, por tribus enteras 
levantadas contra la autoridad del Tahuantinsuyo, que colaboraron con los 
conquistadores. 
La visión de los vencidos 
Aparte del sojuzgamiento, la propagación de enfermedades, el establecimiento 
de mecanismos de explotación y la persecución a la cultura, la conquista 
significó el intento de expulsión de los indígenas del escenario de nuestra 
historia. A veces por medio de sublevaciones o “alzamientos”, o por 
mecanismos no violentos como la defensa de sus costumbres, estructuras 
comunitarias, reivindicación de la tierra, fiestas, idioma y otras formas de 
identidad, se mantuvo la presencia de los pueblos indios frente al poder 
colonial. Desde el punto de vista de los vencidos, la conquista no fue la 
eliminación sino un nuevo momento de su historia y de la historia de todos 
nosotros, que tenemos que verla “desde abajo”, venciendo interpretaciones que 
conciben al triunfo ibérico como una “gesta gloriosa”, sin recordar que, junto a 
su indudable importancia, vinieron también el sojuzgamiento y explotación. 
 
 
Por otra parte, pensar que la “conquista” o la “invasión” concluyó en el siglo XVI 
deja de lado el que los indígenas de la Amazonía y de la Costa interna tuvieron 
su “primer contacto” en períodos posteriores y han sido objeto de conquista y 
colonización, aun en años recientes. 
 
PRIMER PERÍODO: IMPLANTACIÓN DEL ORDEN COLONIAL 
Las guerras civiles 
 
Pizarro, nombrado marqués por el Rey de España, disputó con Almagro el 
control del Cuzco y de todo el Perú. Su hijo encabezó una revuelta, asesinó a 
Francisco Pizarro (1541) y tomó el poder. Los enfrentamientos entre 
conquistadores devinieron en un conflicto más de fondo entre éstos y la 
Corona, que intentó cortar la autonomía con que aquellos pretendían manejar 
las tierras recién conquistadas, siguiendo el ejemplo del feudalismo europeo. 
La respuesta de la Corona fue intentar una negociación con los colonos recién 
llegados, que tenían expectativas de nuevos privilegios y estaban enfrentados 
a los encomenderos. Al mismo tiempo trató de no aplicar las conflictivas leyes, 
cediendo cierto manejo de los asuntos americanos a los colonos, a cambio de 
consolidar la autoridad central. Para enfrentar a Pizarro se designó al clérigo 
Pedro de la Gasca, que anunció que el Rey cedía a las demandas de los 
colonizadores y logró levantar una fuerza importante. 
 Colonización inicial 
La institución básica del período fue la encomienda, que consistía en el 
encargo o “encomienda” –de allí su nombre– que hacía la Corona a un colono 
español –el encomendero– de un grupo de indígenas, para que los 
catequizara. Todo esto se da bajo condiciones del “encuentro” de dos 
sociedades: de un lado, la metropolitana, que estaba inmersa en la transición 
del orden feudal al capitalista en Europa; de otro, la indígena, que 
experimentaba una aguda crisis de las formas aborígenes de organización 
social que precipitaron su derrota. 
Organización Administrativa 
Las ciudades hispánicas se fundaron desde el inicio: Quito (1534), Portoviejo y 
Guayaquil (1535), Popayán y Cali (1536), Pasto (1539), Loja (1548), Zaruma y Zamora 
(1550), Cuenca (1557), Baeza (1559), Tena (1560), Riobamba (1575). No solo en este 
aspecto se dio continuidad a la sociedad indígena, ya que la prevaleciente “Legislación 
de Indias” mantuvo una división entre la República de blancos, que agrupaba a los 
colonos, y la República de indios, que mantenía sus elementos comunitarios 
constitutivos e inclusive sus autoridades étnicas, como los caciques, asimilados a la 
burocracia para efectos de gobierno y recaudación de impuestos. Hacia finales del 
siglo XVI en Quito se dio un conflicto entre el presidente de la Audiencia Manuel 
Barros, de inclinaciones pro indígenas, y el Cabildo, defensor de los intereses locales 
blancos. 
SEGUNDO PERÍODO: AUGE DEL ORDEN COLONIAL 
 
Mitas y obrajes 
La Real Audiencia de Quito se transformó de ese modo en uno de los polos 
dinámicos del imperio colonial español, con una actividad productiva y de intercambio 
especializada, aunque por ello sumamente vulnerable. Se definió una relación de 
explotación metrópoli-colonia, en la cual las riquezas producidas iban en parte a 
manos de los grupos dominantes locales y fundamentalmente a alimentar el 
funcionamiento de la economía española, que a su vez era crecientemente 
dependiente de los centros más dinámicos de la manufactura y el comercio europeos. 
En la base de la estructura social colonial, de otro lado, estaban los pueblos indígenas 
que sufrieron cambios profundos, pero al mismo tiempo lograron mantener la 
continuidad de varios elementos de su organización. Muchas veces las formas 
religiosas y culturales fueron más efectivas para la continuidad aborigen, que las fugas 
masivas, los suicidios y los levantamientos violentos que, desde luego, tuvieron gran 
incidencia sobre todo en determinados momentos de la vida colonial. Éste se originó 
fundamentalmente entre las uniones de conquistadores y mujeres indígenas, 
gestándose de este modo un grupo social intermedio entre blancos e indios dedicado 
a ciertas labores agrícolas, el mediano comercio y la artesanía. Los mestizos bregaron 
por abrirse campo entre sus dos polos de origen social y étnico y lograron el 
reconocimiento de ciertos “privilegios” reservados a los blancos peninsulares, pero 
quedaron relegados a una situación intermedia y subalterna en la sociedad, puesto 
que no podían demostrar “pureza de sangre”. Ya para el siglo XVII, en la Real 
Audiencia de Quito se habían asentado varios grupos de esclavos negros importados 
para realizar trabajos en la Costa y en ciertos valles cálidos de la Sierra. 
 
Estado, Iglesia y Cultura 
No solo cumplió una función de conservador del orden, garante de la actividad 
económico-social y de las funciones políticas e ideológicas consiguientes, sino 
que se constituyó en una suerte de escenario de las contradicciones entre los 
intereses metropolitanos y locales. La burocracia eclesiástica no solo tenía a su 
cargo la evangelización de las masas indígenas y la función educativa de los 
colonizadores, sino que, al imponer su cosmovisión de la cristiandad como 
horizonte ideológico, fundamentaba el “derecho de conquista” y consolidaba las 
relaciones de explotación imperantes. El enorme desarrollo de la escultura, la 
pintura y la construcción, que se dio en el siglo XVII hasta bien avanzado el 
sigloXVIII, se asentó en la utilización de la mano de obra artesanal mestiza y 
aborigen, que no solo copió calificadamente modelos europeos sino que 
introdujo elementos originales que han hecho de nuestro legado cultural una de 
las más altas expresiones del arte americano. 
 
 
TERCER PERÍODO: REDEFINICIÓN DEL ORDEN COLONIAL 
 
Recuento del Periodo 
La tardía reacción española ante el acelerado desarrollo de la producción 
capitalista inglesa y su agresivo avance comercial, no pudo cambiar el curso de 
un proceso que había venido gestándose desde siglos atrás y que entonces se 
manifestaba en su madurez. Estos últimos hechos, entre otros, fueron 
antecedentes de la supresión del Tribunal de la Audiencia de Quito, una vez 
que en 1717 fue creado el nuevo Virreynato de Santa Fe de Bogotá, al que 
fueron adscritas las circunscripciones quiteñas. En pocos años, el nuevo 
Virreynato fue suprimido, se adscribieron las jurisdicciones de Quito 
nuevamente al de Lima y se restableció su Audiencia. Luego de varias 
indecisiones y medidas contradictorias, la Audiencia de Quito fue puesta 
definitivamente bajo la jurisdicción de Santa Fe de Bogotá desde 1739. Los 
efectos de la crisis económica, que trajeron consigo la supresión de la mita en 
los obrajes de comunidad en 1704, sumados al descontento por los vaivenes 
audienciales, generaron un ambiente de descrédito de la autoridad, que se 
acentuó en las décadas siguientes. La Iglesia, tanto las catedrales como las 
comunidades religiosas, habían logrado incrementar su riqueza y control 
ideológico-político, que también se expresó en el patronazgo del gran auge del 
arte colonial quiteño Entre 1728 y 1736 gobernó la Audiencia el presidente 
Dionisio Alcedo y Herrera, prototipo de funcionario borbónico que hizo 
esfuerzos por reformar la administración y controlar al poder privado y la 
Iglesia, especialmente el relajamiento del clero. Además de realizar extensos 
trabajos especializados en la Audiencia, la misión influyó en la promoción de 
los estudios científicos y la divulgación de ideas ilustradas en la élite quiteña. 
Entre los sucesores de Alcedo estuvieron Félix Sánchez de Orellana, el único 
quiteño que llegó a ser presidente de la Audiencia (1745-1753), y Juan Pío 
Montúfar, primer Marqués de Selva Alegre (1753-1761). Estos alzamientos 
fueron reprimidos por las autoridades y los criollos blancos, que temían que las 
acciones de protesta pudieran crecer hasta convertirse en movimientos de 
grandes proporciones como los que se dieron en el Perú y el Alto Perú 
liderados por Túpac Amaru y Túpac Jatari. La corriente de reformas se acentuó 
durante la administración del presidente José García de León y Pizarro, cuando 
se implantó en Quito el régimen de intendencias, que limitaba las autonomías 
locales y regionales, concentrando el poder en manos de intendentes de 
diversos niveles, que respondían directamente ante la Corona. 
 
Fin de la Época Colonial 
El padre Juan de Velasco, jesuita riobambeño que marchó al exilio por la 
expulsión, escribió su Historia del Reyno de Quito, obra monumental que ponía 
las bases de la conciencia quiteña y de la búsqueda de esa identidad, al mismo 
tiempo que fundaba la historiografía nacional. Hijo de un indígena y una mulata, 
apoyado por gente influyente y por el cambio de apellido indígena por el 
español con el que lo conocemos, logró evadir las barreras de la sociedad 
quiteña e ingresar incluso en la Universidad, en donde obtuvo el doctorado en 
Medicina y la licenciatura en Jurisprudencia y Derecho Canónico. Los criollos, 
descendientes de españoles peninsulares, ocupaban crecientemente el 
espacio dominante en Quito y buscaban su identidad a partir de diferenciarse 
de los europeos y de los indígenas, reclamando para sí el carácter de 
explotados respecto de los primeros y consolidando su posición de 
explotadores respecto de los segundos. Desde el fin del siglo XVIII gobernó el 
barón Héctor de Carondelet (1799-1807), que tuvo una clara política pro-criolla 
y al mismo tiempo se esforzó por recuperar las jurisdicciones perdidas de la 
Audiencia. 
INDEPENDENCIA Y ETAPA COLOMBIANA 
La Independencia 
El Ecuador en Colombia 
LA INDEPENDENCIA 
Perspectiva genera 
 
La decadencia del imperio español, la independencia de Estados Unidos y la 
Revolución francesa con todo su impacto en Europa tuvieron influencia muy 
significativa, pero el movimiento autonomista americano tuvo sus principales 
raíces en el agotamiento del propio proceso colonial y en las contradicciones 
que se dieron en su interior. La crisis de los 1700 afectó al equilibrio de poder 
que se había establecido entre el Estado colonial, representante de los 
intereses metropolitanos, y los grupos de propietarios locales. Las clases 
terratenientes y los comerciantes consolidaron su control de las economías 
locales y regionales, en tanto que la burocracia española conservaba solo el 
manejo político. Este divorcio entre el poder económico social y el poder 
político se resolvería en favor de las clases dominantes locales, que, una vez 
que manejaban ya el aparato productivo, se lanzaron a captar la dirección 
política. Los grandes protagonistas de la Independencia, los patriotas, fueron 
los notables latifundistas, a los que se sumaron lo que podríamos denominar 
grupos medios de la sociedad colonial, entre ellos los intelectuales, que dieron 
un sesgo radical al proceso. Los grupos populares urbanos, básicamente 
artesanales y el pequeño comercio, fueron reticentes al principio, y solo 
apoyaron la rebelión anticolonial en estadios posteriores de la lucha. 
La Revolución de Quito (1808-1812) 
Así surgió en América la idea de sustituirlas por juntas, integradas por criollos 
que gobernarían a nombre del “monarca legítimo”. Sin desanimarse por el 
fracaso, los conspiradores formaron la Junta Soberana que se hizo cargo del 
mando el 10 de agosto de 1809. Débil y vencida, la Junta Soberana se disolvió. 
Las autoridades españolas ofrecieron en principio “perdón y olvido”, pero 
apresaron a cerca de una centena de revolucionarios y los castigaron con 
sentencias de muerte y expulsiones. Como reacción, el 2 de agosto de 1810 el 
pueblo de Quito se lanzó a la toma de prisiones y cuarteles. La llegada a Quito 
de Carlos Montúfar, hijo del marqués de Selva Alegre, como comisionado regio 
del Consejo de Regencia español, motivó la formación de una nueva Junta de 
Gobierno en la que Montúfar tuvo gran influencia. Esta primera carta 
constitucional reconocía como monarca a Fernando VII y establecía división de 
poderes, gobierno electivo, representativo y responsable, y alternabilidad en las 
funciones públicas. 
 
La campaña definitiva (1820-1822) 
Junto a él estuvieron, entre otros, Febres Cordero, el jefe militar; Escobedo, 
Jimena, Roca y Espantoso, que formaron parte de las juntas, Provisional y 
Suprema, que se sucedieron en el mando. El más importante fue el de Cuenca, 
que proclamó su independencia el 3 de noviembre de 1820. Luego de algunos 
éxitos, el ejército guayaquileño sufrió derrotas que lo obligaron a replegarse. En 
estas circunstancias se recibió el refuerzo enviado desde Colombia por Simón 
Bolívar, que destacó a su mejor general, el venezolano Antonio José de Sucre, 
para que dirigiera las operaciones. Además del encargo militar, Sucre traía la 
comisión de gestionar la anexión de Guayaquil a Colombia, pero la resistencia 
obligó a postergarla. Luego de un primer intento no exitoso, Sucre logró seguir 
a la Sierra y llegar cerca de Quito. 
 
ÉPOCA REPUBLICANA 
 
El naciente Ecuador 
El 13 de mayo de 1830 las corporaciones y padres de familia de Quito 
resolvieron “Constituir un Estado Libre e Independiente, con los pueblos 
comprendidos en el Distrito del Sur y los más que quieran incorporarse, 
mediante las relaciones de naturaleza y de recíproca conveniencia”. La cuenca 
del río Guayas, con su centro en Guayaquil,experimentó un acelerado 
crecimiento del latifundio cada vez más vinculado a la exportación, y sufrió una 
declinación de la pequeña propiedad agrícola. Las guerras de la independencia 
deterioraron los frágiles vínculos económicos y sociales entre las regiones y 
redujeron el comercio internacional que, con la ruptura colonial, fue 
orientándose cada vez más hacia las potencias capitalistas, especialmente a 
Gran Bretaña, que luego de las dos primeras décadas de la República se 
constituyó en la principal contraparte comercial. En algunos lugares de la Sierra 
y Guayaquil se mantenía la esclavitud de los negros y la pequeña propiedad 
campesina, así como relaciones de corte precapitalista denominadas precarias. 
Se mantuvo el control oligárquico por medio de una votación restringida de tipo 
censatario que excluía a las mujeres, los analfabetos (que eran la mayoría) y 
los no propietarios, del mantenimiento de mecanismos de represión y 
manipulación ideológica de los campesinos y trabajadores urbanos. Hasta fines 
del siglo XIX prevaleció un proyecto nacional criollo, limitado y excluyente, que 
no pudo expresar a la mayoría de la población. La naciente república surgió 
sobre bases de dominación económico-social de los indígenas, campesinos 
mestizos y grupos populares urbanos. No solamente de aquellos que enfrentan 
a los detentadores del poder, del control de la economía y la sociedad toda, 
con las mayorías de trabajadores sujetos a explotación; sino también los que 
expresan las contradicciones regionales o la dominación racista sobre los 
pueblos indígenas y negros. Como ha sido frecuente en la realidad 
latinoamericana, en cada una de las regiones coexistían relaciones productivas 
de diverso origen histórico y de distinto carácter, que incluían dentro de las 
haciendas el concertaje y otras formas de corte servil y precapitalista, junto a la 
pequeña producción rural y artesanal, e inclusive algunas relaciones salariales 
más modernas. Por otra parte, las relaciones sociales capitalistas fueron 
también ampliándose en la sociedad ecuatoriana, hasta que se volvieron 
dominantes ya en el siglo XX, aunque se mantuvieron rasgos serviles y 
precapitalistas fuertes, así como notorias especificidades regionales. Al cabo 
de un primer período de fuerte regionalización, en el que solo tuvo influencia 
parcial del mercado mundial, en las décadas finales del siglo XIX se abrió un 
período nuevo en la economía del Ecuador de predominio capitalista y de 
mayor integración regional. A inicios de los años veinte se dio la gran crisis del 
modelo primario exportador, que se extendió hasta finales de la década de los 
cuarenta en que el auge bananero reactivó el modelo, para desembocar en una 
nueva crisis a inicios de los sesenta. En el estudio de la Época Republicana, 
tomando en cuenta los hitos mencionados en la evolución económica y el 
desarrollo del Estado Nacional, pueden establecerse tres grandes períodos: el 
primero, desde la fundación hasta fines del siglo XIX, caracterizado por la 
vigencia del proyecto nacional criollo; el segundo, desde el inicio de la 
Revolución Liberal hasta los sesenta del siglo XX, en que el capitalismo 
ecuatoriano funciona inserto en el sistema mundial y predomina el proyecto 
nacional mestizo; y el tercero, desde los sesenta hasta nuestros días, en que 
se abre paso un proyecto nacional de la diversidad. 
 
 
 
EL PROYECTO NACIONAL CRIOLLO 
La sociedad y el poder Aunque para el Ecuador la Independencia significó una 
seria ruptura y un rápido cambio político, muchos rasgos de la sociedad 
colonial pervivieron más allá de la fundación de la República. Desde el primer 
momento de la vida del Ecuador, se patentizó una tensión y enfrentamiento 
entre las oligarquías regionales dominantes, especialmente de la Costa y de la 
Sierra. Desde luego, ambas tenían intereses comunes pero también existían 
muchos motivos de tensión, como el control de la mano de obra, siempre 
escasa en el litoral; y la mantención de medidas aduaneras proteccionistas que 
defendían la producción textil serrana, pero limitaban el comercio. Las 
instituciones regionales, principalmente los municipios, controlaban la 
educación inicial, servicios, obras públicas, beneficencia y administración de 
justicia en primera instancia. Los ingresos fiscales, provenientes en buena 
parte de la “contribución” o tributo indígena, estancos y diezmos, se gastaban 
en el mantenimiento del ejército, el clero y la alta burocracia. La Iglesia, 
heredera de su poder colonial, tanto económico como ideológico, siguió inserta 
en el Estado republicano, que reclamaba sobre ella el derecho de Patronato, o 
sea de controlar los nombramientos de la jerarquía, a cambio de mantener a la 
religión católica como oficial y excluyente, financiando a sus ministros y 
garantizando sus prerrogativas y propiedades. Al ser reconocida como oficial la 
religión católica, la Iglesia mantuvo bajo su control: el registro de nacimientos, 
matrimonios y muertes; el púlpito, que era un medio generalizado de 
comunicación; y la mayor parte del sistema educativo, por cierto muy precario y 
dedicado solamente a una porción bajísima de la población. 
Fundación del Estado (1830-1859): Juan José Flores, general nacido en 
Venezuela, que había desempeñado la función de jefe del Distrito del Sur, fue 
designado presidente del nuevo Estado por la Asamblea Constituyente de 
Riobamba. Una vez en el poder, Flores se dedicó a consolidar una alianza de 
gobierno entre el tradicional gamonalismo latifundista de la Sierra, al que se 
había vinculado por matrimonio, los terretenientes de Guayaquil y los altos 
mandos del ejército, integrados en su gran mayoría por extranjeros. Su 
mandato se caracterizó por la revuelta permanente, el desbarajuste 
administrativo, dos guerras con Nueva Granada (como entonces se llamaba la 
actual Colombia) y el abuso de los soldados, dueños del país. Ni el esfuerzo 
organizador y sistematizador de Vicente Rocafuerte, que llegó a la Presidencia 
de la República (1835-1839) mediante un pacto con su enemigo Flores, pudo 
superar estas realidades. Cuando el caudillo se hizo elegir presidente por una 
segunda y hasta tercera vez, y puso en vigencia la Carta de Esclavitud (1843), 
una constitución que establecía la dictadura perpetua, la reacción nacional 
acaudillada por la oligarquía guayaquileña lo echó del poder (1845). En los 
primeros años de la etapa “marcista” (llamada así porque la revuelta 
antifloreana fue en marzo de 1845), gobernaron los civiles guayaquileños: 
Vicente Ramón Roca (1845-1849) y Diego Noboa (1849-1850). Urvina 
consolidó la alianza entre la oligarquía latifundista y comercial costeña con las 
Fuerzas Armadas, y llevó adelante un programa de corte liberal que promovió 
la apertura económica y el comercio e incluyó la abolición de la esclavitud, la 
supresión del tributo indígena y medidas a favor de los campesinos serranos. 
Luego del fracaso de varias alternativas, en las que se planteó convertir al país 
en un “Protectorado” de Francia, la aristocracia quiteña, con Gabriel García 
Moreno a la cabeza, ayudado por Flores, logró triunfar en la Sierra, tomar luego 
Guayaquil y reconstituir el Estado ecuatoriano. Consolidación del Estado 
Oligárquico Terrateniente (1860-1875) Durante tres lustros, de 1860 hasta 
1875, la figura de García Moreno dominó la escena nacional. Al margen del 
debate desatado alrededor de su compleja personalidad, es preciso afirmar que 
las condiciones objetivas del país determinaron el carácter básico de esta 
etapa, en la que se consolida el Estado Oligárquico Terrateniente en el 
Ecuador. El incremento de las exportaciones de cacao y la vinculación más 
estrecha del país al mercado mundial exigían un esfuerzo de modernización y 
centralización que no podía llevarse adelante si las oligarquías regionales no 
llegaban a un acuerdo que, sin abolir sus contradicciones,estableciera ciertas 
reglas para el control del poder. 
 
SEGUNDO PERÍODO PROYECTO NACIONAL MESTIZO 
 
La Revolución Liberal (1895-1912) 
El sostenido incremento de la exportación cacaotera y del comercio de importación 
trajeron consigo un proceso de acumulación cada vez más significativo de capital, al 
mismo tiempo que más estrechas vinculaciones con el mercado mundial. Ese grupo, al 
que podemos llamar con propiedad burguesía comercial y bancaria, fue el sector que 
logró la dirección política con la “transformación” liberal. En el golpe de Estado y la 
guerra civil de 1895, sin embargo, aunque el beneficiario político fue la burguesía, los 
sectores sociales más dinámicos fueron el campesinado costeño, movilizado en las 
montoneras, los artesanos, especialmente del Puerto Principal, y la intelectualidad 
liberal de sectores medios que era la divulgadora de las ideas radicales. El predominio 
político e ideológico del latifundismo clerical fue desmontado por la burguesía y sus 
aliados, cuyos mecanismos de dominación y reproducción ideológica suponían el 
establecimiento, al menos en principio, de ciertas garantías y de libertad de conciencia 
y educación. De este modo, el conflicto político se dio entre el Estado liberal, que 
expresaba los intereses de la burguesía y consolidaba su poder gracias al soporte del 
ejército y grupos medios, y la Iglesia católica, dirigida por el clero y la vieja aristocracia, 
respaldados por sectores artesanales organizados. Las transformaciones implantadas 
por el liberalismo (separación de la Iglesia y el Estado, educación laica, libertades de 
conciencia y culto, etc.) Predominio plutocrático (1912-1924) Luego de la fase 
revolucionaria, la etapa 1912-1925 fue de predominio de la oligarquía liberal. Como 
secuela de la depresión de posguerra registrada en los países capitalistas centrales, 
los precios del producto cayeron abruptamente en el mercado mundial y se dio una 
sobreproducción de fruta, al mismo tiempo que azotaron varias enfermedades y 
plagas. 
TERCER PERÍODO PROYECTO NACIONAL DE LA DIVERSIDAD 
 
Un esfuerzo de modernización y racionalización de la estructura, acompañado 
de los consiguientes conflictos y tensiones sociales, fue la forma concreta que 
asumió este proceso en el que se produjeron significativas variaciones en la 
ubicación de los grupos sociales, al mismo tiempo que se definían cambios en 
las relaciones dependientes del Ecuador. Fue, por una parte, ferozmente 
anticomunista, como reacción al “peligro cubano”; por otra parte, buscó una 
modernización que readecuara al país, y especialmente sus sectores más 
tradicionales, a las nuevas condiciones del desarrollo capitalista. El 
reagrupamiento de los grupos dominantes y la fuerza de la burguesía industrial 
y financiera, tenían como contrapartida un proceso de unificación de las 
centrales de trabajadores del país que convergieron en los setenta en el Frente 
Unitario de Trabajadores (FUT), activo promotor de la movilización y la 
protesta. Los viejos partidos entraron en crisis que precipitó su división y el 
surgimiento de nuevas fuerzas reformistas como Democracia Popular (DP) e 
Izquierda Democrática (ID), que ocuparon el centro político y crecieron 
significativamente, en tanto que la derecha experimentó un reflujo, el populismo 
crecía, pero se dividía al mismo tiempo; la izquierda revolucionaria pugnaba por 
reformular sus antiguos discursos y ganaba presencia en la escena electoral, 
abriéndose a grupos de cristianos comprometidos en la lucha por la liberación. 
Luego de dos décadas de ascenso del reformismo, que robusteció la presencia 
del Estado en la economía, a inicios de los ochenta se patentizó su 
agotamiento, y se inició el predominio de posturas de corte privatista que se 
propusieron reducir el Estado y aplicar duras medidas de ajuste que intentaron, 
sin éxito por cierto, superar la recesión de largo plazo, que acompañó al país 
hasta el final del siglo. 
 
De la crisis al auge (1960-1979) 
El gobierno de Carlos Julio Arosemena (1961-1963) afrontó conflictos surgidos 
del intento por sofocar y aislar la campaña norteamericana anticomunista, 
histérica y virulenta, en la que el clero fue instrumento de las agencias de 
seguridad norteamericana. La Ley de Reforma Agraria, destinada a cambiar las 
relaciones precapitalistas en el agro, el crecimiento enorme de una 
tecnoburocracia pretendidamente apolítica, pero derechista pese a su estilo 
modernizante, son quizá los hechos fundamentales de un gobierno que, pese a 
todo, no logró ser sino parcialmente reformista. En 1976, Rodríguez Lara fue 
sustituido por un Consejo Supremo de Gobierno que continuó el régimen 
militar, limitando sus políticas progresistas y llevando adelante actos de 
represión de los trabajadores, como el que devino en la masacre de los obreros 
del ingenio AZTRA en 1977. 
 
Del auge a la crisis (1979-2000) 
El equipo de gobierno era muy heterogéneo y sus iniciativas reformistas 
desorganizadas; el Presidente se enfrentó a su partido, CFP, cuyo jefe, Asaad 
Bucaram, intentaba dirigir el país, y Roldós se quedó sin la mayoría 
parlamentaria. El gobierno mantuvo ciertos programas de desarrollo como la 
electrificación y la alfabetización, pero enfrentó la crisis tomando medidas que 
afectaban duramente los ingresos de la mayoría, cediendo a presiones de las 
élites y del Fondo Monetario Internacional (FMI). La oposición de derecha, 
agrupada en el Frente de Reconstrucción Nacional, ganó la elección de 1984 
con su candidato León Febres Cordero, que en su gobierno aplicó medidas de 
corte neoliberal que incrementaron el poder de banqueros y exportadores, y 
reactivaron a los productores para la exportación. El gobierno logró romper el 
aislamiento internacional del país, anunció garantías para las libertades de 
expresión y los derechos humanos, y realizó programas como la alfabetización 
y una reforma fiscal. En la elección de 1992, la derecha se presentó dividida, 
pero triunfó Sixto Durán Ballén, cuyo gobierno se basó en un plan de 
modernización, “reducción del Estado”, y aplicación de políticas de ajuste que 
eliminaron los subsidios y elevaron precios, entre ellos el de los combustibles, a 
niveles internacionales. El Congreso nombró presidente interino a Fabián 
Alarcón Rivera quien, ratificado por una consulta popular, dirigió el país hasta 
agosto de 1998, en medio de circunstancias difíciles, como una aguda crisis 
fiscal provocada por el descenso de los ingresos petroleros; acusaciones de 
corrupción que determinaron la salida del Ministro de Gobierno, y la 
negociación del diferendo con el Perú que logró importantes avances. 
 
Los últimos años 
Mantuvo la dolarización, se esforzó por bajar la inflación y realizó varias 
reformas presupuestarias y fiscales restrictivas, planteadas por el FMI, que 
requirieron del apoyo de la derecha en el Congreso, donde el gobierno no tuvo 
mayoría. A fines de 2004, aliado al PRE y al PRIAN de su adversario Álvaro 
Noboa, enfrentó a Febres Cordero y el PSC, cuyo predominio en el Congreso, 
Corte Suprema y otros organismos fue desmantelado mediante cuestionadas 
decisiones de una mayoría parlamentaria. Con apoyo parlamentario precario y 
escasa base popular, Palacio llevó adelante un gobierno débil, que no pudo 
cumplir sus ofertas de reforma política y de “refundar el país”. El gobierno logró 
una amplia mayoría en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente que 
se reunió en Montecristi y emitió una nueva Constitución, aprobada mediante 
consulta popular en 2008. 
Conciencia de la crisis 
Desde los años sesenta, la cultura ecuatoriana experimentó una aceleración en 
su desarrollo, que se dio en medio del tránsito de una crisis económica inicial al 
gran auge de los setenta, y de ahí a una nueva y aún más profunda crisis que 
se proyectó a los inicios del nuevo siglo. Las manifestaciones de cultura 
popular cobraron fuerza,aunque la masificación de los medios de 
comunicación, especialmente de la televisión fuertemente influenciada por 
contenidos exógenos, representa una presión muy fuerte de desnacionalización 
y dispersión cultural. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CONCLUSIÓN 
 
Puedo decir que la todo el proceso que paso Ecuador desde sus inicios y a lo 
largo del tiempo se crea en la sociedades normas de convivencia, de esta 
manera surgen derechos y obligaciones. También podemos decir que el 
derecho es la existencia misma del hombre, esto lo podemos afirmar tomando 
en cuenta el origen intrínseco al hombre de las leyes naturales. También 
podemos decir que el derecho se crea en la sociedad cuando el legislador crea 
leyes, el ministro de la corte hace jurisprudencias, el juez condena o declara 
una situación jurídica particular, cuando una sociedad crea costumbres y le da 
una importancia tal que obliga a continuar con esas buenas costumbres. 
Respecto a la etapa de evolución histórica de una sociedad ecuatoriana para 
mí es un derecho que los ecuatorianos deben saber sobre la historia y 
reconocer los meritos y es sufrimiento de nuestros compatriotas del pasado 
que lograron muchos cambios para el bien del País a pesar de que falta 
muchos para seguir avanzando por el lado correcto.

Continuar navegando