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ESTRUCTURAS ANEXAS AL OJO

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Malen Horue Histología-Primero Año 2016 
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Los párpados son pliegues móviles de la piel que se extienden por encima de la parte 
anterior del globo ocular; correspondiéndose con la curvatura del globo ocular ambos 
párpados son convexos hacia adelante, especialmente el párpado superior que es mayor 
que el inferior. De esta manera cumplen con funciones de protección, y además ayudan a 
la pupila a limitar la cantidad de luz que penetra en el ojo. Histológicamente, poseen 
algunas capas, que de afuera hacia adentro son: la piel, una capa subcutánea, el músculo 
orbicular (porción palpebral), el tarso y el séptum orbitario, además de la conjuntiva. 
La piel es extremadamente delgada y elástica, presenta vellos finos con sus 
correspondientes glándulas sebáceas y posee además gran cantidad de glándulas 
sudoríparas ecrinas. La piel de los párpados es bastante pigmentada y se observa la 
presencia de numerosos melanocitos en la epidermis. 
La capa subcutánea es muy laxa y contiene escaso tejido adiposo. 
La porción palpebral del músculo orbicular de los párpados constituye el músculo de 
“cierre del ojo”, que como una delgada lámina de fibras musculares concéntricas está 
ubicado entre la piel y el tarso, al que está unido por tejido conectivo en forma laxa. 
El tarso y el septum orbitario representan el esqueleto palpebral, puesto que se 
componen de tejido conectivo denso rico en colágeno. Los bordes convexos superior e 
inferior en los tarsos superior e inferior, respectivamente, se continúan con el septum 
orbitario por medio del cual se fijan también a los bordes superior e inferior de la cavidad 
orbitaria. 
Incluidas en el tarso se encuentran las denominadas glándulas tarsales o de 
Meibomio, que son sebáceas modificadas muy grandes sin relación con folículos pilosos. 
Cada glándula está formada por un tubo largo recto que recorre verticalmente toda la 
altura del tarso hasta desembocar mediante un pequeño orificio en el borde libre del 
párpado, inmediatamente por delante de la superficie posterior. Desde el tubo principal 
parten numerosas ramificaciones que contienen los terminales saculares, y las glándulas 
distribuidas en una única hilera en cada tarso ocupan casi todo su espesor. La secreción 
grasa de las glándulas tarsales lubrica los bordes de los párpados e impide así que éstos 
se adhieran, y que el líquido lagrimal rebase los límites palpebrales, con lo que se protege 
a la piel de la maceración; además, la secreción hace que el saco conjuntival sea 
impermeable cuando están “cerrados los ojos”. 
Desde el borde libre de los párpados, por delante de la desembocadura de las glándulas 
tarsales, parten las pestañas en 2 o 3 hileras irregulares. Las pestañas son cortas y 
gruesas, existiendo más largas y numerosas en el párpado superior. A las pestañas están 
unidas glándulas sebáceas denominadas glándulas ciliares, localizadas cerca de los 
bordes libres de los párpados: estas son bastante grandes (aunque menores que las 
glándulas tarsales) y tienen las mismas características que muchas de las glándulas 
sebáceas relacionadas con pelos en otros sitios. 
Por último, entre los folículos pilosos de las pestañas se encuentran algunas glándulas 
sudoríparas apócrinas grandes, las glándulas de Moll, que se abren sobre los bordes 
palpebrales entre las pestañas o en la parte superior de los folículos de las pestañas. 
 
La glándula principal del aparato lagrimal está situada por debajo de la conjuntiva en el 
ángulo superior externo de la órbita. Consiste en varios lobulillos separados compuestos 
por adenómeros túbuloalveolares serosos, los cuales tienen una luz grande y están 
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formados por células cilíndricas y por debajo del epitelio (por dentro de la lámina basal) 
presentan células mioepiteliales. Los conductos excretores se abren en el saco conjuntival 
y las lágrimas salen por los puntos lagrimales a los conductos lagrimales que 
desembocan en el saco lagrimal. Este saco se continúa con el conducto lacrimuconasal, 
que desemboca en la cavidad nasal por debajo del cornete inferior. El saco lagrimal y el 
conducto lacrimuconasal están tapizados por un epitelio pseudoestratificado ciliado. 
 
OÍDO 
Los órganos del equilibrio y el oído conforman un órgano conjunto: el órgano 
vestíbulococlear, ubicado en el oído interno. También existen un oído medio y un oído 
externo, que captan las ondas sonoras hacia los receptores del oído interno. El oído se 
divide entonces en oído externo, medio e interno. 
El oído externo incluye el pabellón auricular que capta las ondas sonoras y las 
conduce hacia el conducto auditivo externo; y el conducto auditivo externo que termina 
en la membrana timpánica, la cual lo separa del oído medio. 
El oído medio se compone de la cavidad timpánica o caja del tímpano (en donde se 
encuentran los tres huesecillos del oído -el martillo, el yunque y el estribo-, a los que se 
unen dos pequeños músculos -el músculo extensor del tímpano y el músculo estapedio), 
la membrana timpánica, la trompa auditiva o trompa de Eustaquio, el antro 
mastoideo y las celdillas mastoideas. Las ondas sonoras hacen vibrar el tímpano, y 
estas vibraciones son transmitidas al oído interno por los huesecillos del oído, dado que la 
base del estribo está en contacto con la perilinfa del oído interno. 
El oído interno se ubica en el peñasco o porción petrosa del hueso temporal y debido a 
su forma compleja se denomina laberinto; está compuesto por el laberinto óseo (que es 
externo y actúa como una cápsula de sustancia ósea muy dura) que rodea al laberinto 
membranoso (que está constituido por un sistema continuo cerrado de cavidades y 
conductos limitados por membranas y ocupado por un líquido, la endolinfa; otro líquido, la 
perilinfa, lo separa de las paredes del laberinto óseo circundante). 
 
OÍDO EXTERNO 
El oído externo comprende el pabellón auricular (oreja) y el conducto auditivo externo. 
 
El pabellón auricular está constituido por una placa delgada continua de cartílago 
elástico recubierta por piel fina. El cartílago presenta una forma muy irregular y solo falta 
en el lóbulo de la oreja. La delgada piel está revestida por finos vellos y sus 
correspondientes glándulas sebáceas; también se encuentran pelos terminales más 
gruesos (los pelos del trago) que cubren parte de la entrada al conducto auditivo externo. 
 
El conducto auditivo externo se extiende desde el pabellón auricular hasta el tímpano, 
que lo separa del oído medio. Mide unos 3,5cm de largo: los 3/5 externos se componen 
de cartílago, mientras que los 2/5 internos se componen de hueso (hueso temporal). El 
cartílago es de tipo elástico y representa una continuación del cartílago del pabellón 
auricular. La piel que recubre al conducto es delgada y está unida con firmeza a la capa 
subcutánea en todo el conducto auditivo externo: en la porción cartilaginosa aparecen 
pelos terminales gruesos relacionados con grandes glándulas sebáceas (más

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