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APORTACIONES E INTERROGANTES DE LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA SOBRE LA ETAPA DEL DESPERTAR RELIGIOSO (2-6 AÑOS) Antonio Avila CEU Madrid El hecho de denominar las edades comprendidas entre los 2 y los 6/7 años como la edad del despertar religioso implica ya una comprensión previa de esta etapa, y de la inmediatamente anterior, como etapas en las que resulta difícil hablar de la religiosidad como una realidad ya presente y desarrollada. Pero .¿cómo se encuentra dicha religiosidad? ¿Es una religiosidad que se halla dormida? ¿Latente? ¿En potencia? Lo que parece- rían a primera vista términos sinónimos encierran diferencias y abren algunas preguntas importantes: ¿el fenómeno del despertar es algo natural y espontaneo, 0, por el contrario, es un letargo del que los niños no salen si no se potencia ese despertar por medio de estímulos educativos? Y en el segundo caso ¿cuáles son esos estímulos y cómo propiciarlos? Estas y otras muchas preguntas le surgen a cualquier observador interesado por unas u otras razones en la religiosidad de los niños, pero antes de enfren- tarlas directamente, bien para contestarlas, bien para abrir nuevos interro- gantes y sugerir caminos de investigación y de estudio, parece conveniente presentar, aunque sea someramente, dónde estamos en el momento actual de nuestros conocimientos y cómo hemos llegado hasta aquí. I. LA oBSERVACIÓN DIRECTA Y EL SENTIDO COMÚN COMO FUENTE DE COMPRENSIÓN DE ESTAS EDADES A cualquier padre 0 madre, 0 a cualquier adulto que, sin tener conoci- mientos previos de psicología, pero que haya intervenido en la educación Teología y Catcquesis 68 (1998) 41-65 TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila42 religiosa de niños en edades comprendidas en los primeros años de la vida, y al que se le pida que detalle su forma de actuar en esta área, muy probablemente hará una narración semejante a la que haríamos la mayoría de los lectores de este articulo. Probablemente narraría cOmo ha enseñado al niño a reconocer las imágenes de Jesús, la Virgen... Cdmo le enseñó a besarlos, quererlos... Narrará el aprendizaje de las primeras oraciones. Oraciones sencillas repetidas con el niño, memorizadas y rezadas en determinados momentos del día: la oración de la noche, la bendición de la mesa... Recordará cuándo y cómo el niño comenzó a asistir a la iglesia de la mano de los mayores, y empezó a participar, a su modo y en su nivel, en las celebraciones, sumándose a lo que más le atraía 0 le llamaba la atención: el canto, la participación en la colecta, el encendido de alguna vela en algunas celebraciones especiales... Las narraciones seguramente variarán en los detalles, incluso en algunos aspectos fondamentales (pensemos en la educación en otras tradiciones religiosas como el Islam 0 el judaismo, en las que no existen imágenes que besar ni que reconocer), pero, en cualquier caso, el sentido común y la interacción del niño con los adultos han moldeado un proceso educativo que parte de los inicios 0 de los fondamentos y avanza hacia una prjmera comprensión e incorporación al ámbito de lo religioso. Lo que estaba dormido, 0 no existía, sino en potencia, comienza a hacer su aparición de forma gradual en el niño siguiendo unos pasos y un proceso que es estimulado y acompañado por el adulto desde su propia experiencia y desde su preocupación por la educación del niño, es más, por su amor hacia él y SI! deseo de transmitirle lo que realmente es considerado como valioso, como es para los creyentes la experiencia de Dios. Pero esto, que parecía en otras épocas tan natural, tan sencillo como un simple despertar, hoy, en ambientes secularizados como los que vivimos muchas veces, no parece tan evidente ni tan natural. ¿Será que, más que un despertar natural, sea necesario subrayar el papel del agente educador, porque más que estar dormida la religiosidad, como otros aspectos de la persona, se encuentra en potencia y deba ser desarrollada? 43APORTACIONES DE LA PSICOLOGIA EVOLUTIVA RELIGIOSA II. ALGUNAS DIFICULTADES PARA EL ESTUDIO DE LA ETAPA Hasta aquí, la experiencia y el sentido común, pero lo que el sentido comUn y la intuición han venido haciendo durante años, en las Ultimas décadas la psicología religiosa lo pretende describir mas sistemáticamente, e intenta analizar y explicar sus causas y las razones de su desarrollo. Para ello hace una observación lo más objetiva po'sible, y utiliza métodos de investigación propios de la psicología evolutiva general. Y en este intento se encuentra con algunos problemas importantes: \. Dijkultades debidas a la edad Probablemente, el principal problema es la edad de los niños que pretendemos estudiar. Los niños que son objeto de nuestra reflexión se encuentran en esa edad en la que no se pueden utilizar la mayoría de los métodos de investigación normalmente utilizados en edades posteriores: los cuestionarios, las entrevistas, los dibujos... En la mayoría de los casos. Unicamente nos cabe la observación directa, la recogida de expre- siones que los niños hacen espontáneamente, las entrevistas con los que les cuidan y educan... En definitiva, materiales de observación externa, que muchas veces obligan a una interpretación por parte del observador difícil de realizar, y más cuando lo que intentamos estudiar es algo tan poco observable como la religiosidad incipiente del niño. De ahí que frecuentemente el observador, que quiere ser objetivo, se encuentre con serios problemas de valoración. Un segundo problema causado por la edad de los niños es encontrar muestras que puedan ser estudiadas. En las edades siguientes resulta muy fácil encontrar muestras amplias de población, dado que en la mayoría de los países los niños se encuentran escolar izados, pero éste no es el caso de las edades que nos interesan a nosotros. Aunque en la actualidad muchos niños se encuentran escolar izados enjardines de infancia, hay una mayor resistencia, dada su edad y lo arduo de los métodos, para que puedan ser estudiados. Además, muchas veces, cuando nos acercamos a un jardin de infancia para estudiar la religiosidad del niño, más que ésta, lo que en el fondo analizamos es los resultados de la orientación de la educación religiosa del centro. Todo ello hace que la mayoría de las veces, como veremos más adelan- te, encontremos pocos estudios referidos directamente a estas edades, y TE0L٥GÍA Y CATEQUESIS - A. Avila44 tengamos que apelar a estudios dirigidos preferentemente a edades poste- riores, que comienzan en el final de nuestra etapa, y a partir de los cuales podemos deducir la situación de la que provienen los niños estudiados, para de ahí inferir las características de la etapa que a nosotros nos intere- sa. 1. Falta de síntesis (falta d,e una teoría Unica) Una segunda dificultad con la que nos vamos a encontrar es que, en el fondo, todo observador no parte de la más absoluta neutralidad. Desde el mismo momento de elegir un determinado objeto de observación: las conductas religiosas, las creencias, el razonamiento religioso... en adelan- te, todo indica que existe una orientación previa, y que cada uno participa de determinadas opciones psicológicas y religiosas que se proyectan sobre lo estudiado. El hecho es que no se han estudiado por igual todas las dimensiones de la religiosidad infantil, con el riesgo que entraña de reduccionismo de lo religioso a una Unica dimensión 0 a una Unica expli- cación. Por todo ello, en la actualidad resulta difícil hacer una síntesis capaz de englobar todo lo que conocemos de la religiosidad infantil de una forma armónica y aceptada por todos, y existen lagunas no suficientemen- te estudiadas ni clarificadas. III. APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA Pero, a pesar de las dificultades, podemos afirmar que la psicología evolutiva religiosa hace aportaciones importantes dignas de ser tenidas en cuenta a la hora de comprender el desarrollo religioso del niño y de programar la actividad pastoral. En estasaportaciones se han distinguido principalmente dos corrientes de pensamiento psicológico muy diferentes en sus métodos, intereses y enfoques, pero cuyas aportaciones podemos, en alguna manera, considerar complementarias y enriquecedoras: el pensamiento de I. Piaget sobre el'desarrollo cognitive y la orientación psicoanalitica, considerada en sentido amplio. 45APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA -influencia de Piaget en la comprensión del desarrollo del pensa ما .\ miento religioso No es el momento de presentar el pensamiento de Jean Piaget, por conocido para cualquier interesado en temas de psicología evolutiva y de educación. Este autor comenzó sus estudios sobre el desarrollo cognitive de los niños en los años veinte de nuestro siglo. Su pensamiento se con- vierte a partir de.entonces en modelo y base de referencia de muchos estudios sobre el desarrollo del razonamiento, hasta el punto de marcar las concepciones de la psicología evolutiva infantil. Aunque el pensamiento de Piaget no ha escapado a las crfticas, hoy sigue presentándose como un pensamiento sólido, ftiente de nuevas inves- ligaciones y desarrollos. Probablemente, una de sus contribuciones más importantes ha sido el reconocimiento de que los niños no son adultos en miniatura, y que no pueden pensar como adultos, sino que el crecimiento cognitivo procede secuencialmente con el fin de permitir a los niños en su desarrollo interactuar con su ambiente y asimilar la nueva información, lo cual supone cambios cualitativos, y no sólo cuantitativos, en su forma de pensar. Aunque Piaget prácticamente no aborda nunca el tema del desarrollo religioso, su pensamiento tiene implicaciones importantes para él; por, ejemplo, sugiere que los niños no son cognoscitivamente capaces de comprender los conceptos complejos y abstractos involucrados en la mayoría de las religiones del mundo del adulto. El hecho es que su influencia también ha sido trascendental en las investigaciones empíricas sobre el desarrollo religioso cognitivo. Estas investigaciones han sido las más importantes y las que más han marcado nuestra concepción actual, hasta el punto de ser consideradas por algunos autores como una compren- sión excesivamente unilateral, demasiado centrada en los ámbitos intelecti- vos con olvido de otras dimensiones de la personalidad. En esta linea hay que situar las investigaciones de autores como Elkind y Goldman, que aplicaron el pensamiento de Piaget directamente al crecimiento religioso, que son seguidos posteriormente por otros trabajos como el de Fowler, sobre las etapas del desarrollo de la fe, y el de Oser, sobre el desarrollo del juicio religioso. A principios de los años sesenta, tanto D. Elkind ' como R. ' "The Child’s Conception of His Religious Denomination: The Jewish": Journal TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila46 Goldman 2, a partir de sus investigaciones hechas con niños de 5 años y mayores, concluyen que el pensamiento religioso procede de hecho de modo similar al desarrollo cognitivo general, tal como lo describía Piaget, lo que es confirmado por estudios posteriores como los de D. Degelman y otros أ, j. H. Peatling* y K. Tamminen, y ha habido también alguna confirmación en trabajos transculturales. Todo ello ha llevado a algunos autores a sacar consecuencias para la educación religiosa; por ejemplo, recomendar que no se enseñen a los niños conceptos básicos sobre Dios hasta que sean capaces de una comprensión correcta, lo que supone al menos los seis años. Las aportaciones de Elkind, Goldman y otros, a pesar de algunas criticas, han demostrado la utilidad de un marco piagetiano para entender el desarrollo del pensamiento religioso, y han abierto las puertas para la investigación posterior en áreas relacionadas como: las etapas del desarro- 110 moral, del desarrollo de la fe y del desarrollo del concepto de Dios y la oración. Asi, podemos citar un estudio de D. Long, D. Elkind y B. Spilka؛ (1967) que reveló una sucesión cognitiva similar en las ideas de los niños sobre la oración. En este estudio, los datos indican .que los conceptos de los niñ.os sobre la oración se desarrollan de forma consistente con las of Genetic Psychology (1961) η. 99, 209-225؛ "The Child’s Conception of His Reli- gious Denomination: The Catholic Child": Journal of Genetic Psychology (1962) n. 101, 185 ־193؛ "The Child’s Conception of His Religious Denomination: The Protestant Child": Journal of Genetic Psychology (1963) n. 10, 291-3Μ; "Piaget’s Semiclinical Interview and the Study of Spontaneous Religion": Journal for the Scientific Study of Religion (1964) n. 4, 40-46؛ "The Origins of Religion in the Child": Review of Reli- gious Research (1970) n. 12, 35-42؛ "The Development of Religious Understanding in Children and Adolescents", en Μ. p. Strommen (ed.). Research on Religious Develop- ment: Λ Comprehensive Handbook (New York, Hawthorn Books, 1971). 2 Religious UnkingfromChildhood to Adolescence (London, Routledge and Kegan Paul, 1964). 3 D. Degelman / p. Mullen / N. Mullen, "Development of Abstract Religious Thinking: A Comparison of Roman Catholic and Nazarene Youth": Journal of Psycho- logy and ChHstianity (1984) n. 3, 44-49. 4 "Cognitive Development in Pupils in Grades Four Through Twelve: The Inciden- ce of Concrete and Religious Thinking": Character Potential (1974) n. 7, 52-61؛ "Cognitive Development: Religious Thinking in Children, Youth and Adults": Charac- ter Potential (1977) n. 8, 100-115. 5 "The Child’s Conception of Prayer": Journal for the Scientific Study ofReligion (1967) n. 6, 101-109. APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA 47 etapas cognitivo-ewluivas de Piaget. Long y sus colegas entrevistaron a 80 niños y 80 niñas entre 5 y 12 años, a los que hicieron varias preguntas abiertas sobre la oración, como: "¿Qué es una oración?" "¿Adónde van las oraciones?" Y les pidieron que completaran frases como: "Normal- mente rezo cuando..." Los autores concluyeron que en estos niños había una tendencia clara a que los conceptos sobre la oración evolucionan conforme al pensamiento de Piaget. Los niños partían de la memorizaron de oraciones, a través de peticiones personales concretas, hasta llegar a peticiones más abstractas. En concreto, los niños entre 5 y 7 años se encontraban en la etapa de las oraciones memorizadas, que en la mayoría de los casos no eran suficientemente comprendidas. Ello hace, segUn estos autores, que la oración en estas edades sea emocionalmente neutra. Será más tarde cuando adquiera una carga emocional importante. Teorías psico-diÉicas y experiencia de Dios .־1 Probablemente, en la, investigación sobre el desarrollo religioso en los Ultimos años ha habido־ u'n acento excesivo en los componentes cognitivos, ignorando otros enfoques. De ahí la importancia de abrirnos a otras orientaciones no exclusivamente cognitivas, con el fin de ampliar nuestra comprensión a la hora de entender la complejidad y singularidad del desarrollo religioso individual. El hecho es que la influencia de Piage؛ no ha sido la Unica en la comprensión de la religiosidad del niño. Esta también ha sido foertemente influenciada por corrientes psico-dinámicas. El hecho es que existe un cuerpo teórico considerable que proviene de una perspectiva psicoanalftica, que no es momento de presentar aquí porque supera con creces el horizonte de este articulo y es sobradamente conoci- do. Baste recordar el interés de Freud y Jung por el desarrollo de la imagen de Dios, 0 el de E. Fromm por el tema religioso como ftiente de humanización. Sus aportaciones tienen un método distinto al de los estu- dios señalados anteriorme'nte. Parten del análisis de casos clínicos y de especulaciones teóricas, lo que les ha hecho mucho más vulnerables a las criticas., hasta el punto de ser considerados por algunos autores como carentes de rigor científico y con conclusiones ambiguas y contradictorias. La bibliografía al respecto es más que suficienteen todos los idiomas, también en castellano, por ello no voy a entrar aquí en este tema. Tampoco es el momento de estudiar detenidamente los estudios hechos en la Universidad de Lovaina por A. Vergote y A. Godin principalmente TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila48 para abordar el tema de la relación de la imagen de Dios y las fignras paternas, porque, si bien intentan abordar el tema abierto por el psicoaná- lisis con criterios y métodos más objetivos, están dirigidos a los adultos. Ni el de R. Vianello٥, hecho con niños algo mayores de las edades que estamos estudiando. Mención especial merece p. Bovet?, que en los años cinctienta aborda el tema del sentimiento religioso del niño en un intento de diálogo entre el pensamiento de Piaget y el psicoanálisis, y que esta lleno de stigerencias interesantes. Pero, sin dtida, de los autores englobados en esta corriente es E. H. Erikson el que ejerce una mayor influencia en la actualidad. Erikson, en el fondo, es un psicoanalista freudiano, aunque critico. Sus ideas, espe- cialmente las referidas al desarrollo humano, se encuentran dispersas por numerosos artículos de revistas y libros 8. La piedra ftmdamental de su pensamiento es el principio de "epigénesis", un término que pide prestado a la embriología. Para Erikson, el crecimiento psicológico del individuo alcanza sus logros en forma análoga al desarrollo de los Organos fetales. Asi como cada Organo tiene un momento para su desarrollo, y es entonces cuando debe desarrollarse, de la misma forma ocurre con las potencialida- des psicológicas del crecimiento individual. Erikson؟ tiene una comprensión de la vida entendida como algo dina- mico. Acepta de Freud que la infancia es crucial para el desarrollo del individuo, pero considera que el desarrollo humano no concluye con la resolución del Complejo de Edipo, sino que en la adolescencia, la edad adulta y la ancianidad continúan los mismos principios que han permitido el desarrollo en la infancia. Asi, propone un modelo de etapas del desarro- 110 de la personalidad que posteriormente irá perfilando y clarificando. Para Erikson, cada estadio se caracteriza por un desarrollo específico 0 una "crisis psicosocial" que debe resolverse a su debido tiempo con el fin de que el individuo pase al estadio siguiente. Estas crisis están forma- 6 Ricerche psichologiche sulla religiosità infantile (Firenze, Giunti Barbera, 1976). ٦ Et sentimiento religioso ال la psicología del niño (buenos \\1es١Vs!e١ Y؟n5y 8 Youth: Change and Challenge (New York, Basic Books, 1963); Insight and Responsibility: Lectures on. the Ethical implications of Psychoanalytic Insight (Jb York, Norton, 1964); The Challenge of Youth (Garden City, NY, Doubleday, 1965); Idenddad, juventudy crisis (Madrid, Taurus, 1980); Infancia y sociedad (Buenos Aires, PaidOs-Hormé, 1983). ٩ Infancia ال sociedad, o. ًنا . 49APORTACioNES DE LA PSICOLOGIA EVOLUTIVA RELIGIOSA das por una tensión psicodinámica bipolar. En un polo se encuentra el valor del "yo", esa resolución exitosa que el desafio de ese estadio esta- blece; y en el otro polo se encuentra la parte que corresponde al fracaso en esa resolución. Si nos detenemos brevemente en las edades que estamos estudiando, nos encontramos entre el segundo y cuarto estadio. Son aque- llos en los que el niño debe alcanzar progresivamente la "autonomía", la "iniciativa" y la "industriosidad" respectivamente. 0, lo que es lo mismo, es el tiempo en que el niño ha de aprender a controlar su cuerpo, sus pulsiones; en que el niño se sitUa en medio de una constelación de sensa- ciones, anhelos y miedos, en los que.se encuentra el Complejo de Edipo, pero que Erikson coloca en un marco más amplio, porque es también un momento en que el niño amplia su comprensión y utilización del lenguaje, se desarrolla su imaginación y su mundo interior... Finalmente, es el tiempo en que el niño comienza su formación sistemática, en la que se le va a exigir trabajo, disciplina, y en la que se le va a comparar con sus compañeros. Pero éste, también, es el tiempo de la duda y la inseguridad, en la que aparece en el niño la tendencia a la regresión a estadios en los que se sentía más seguro y más protegido; es el tiempo del nacimiento de la culpa, porque en ella el niño empieza a ser consciente de la intenciona- lidad de sus sentimientos y de sus acciones; y es el tiempo de la inferior؛- dad, en la que el niño se siente en competencia con sus iguales y no siempre esa competencia se resuelve a su favor. Erikson'", al describir las crisis, que se dan a lo largo de la vida, nos permite comprender otras dimensiones del desarrollo infantil, y no sólo el cognitive; pero, además, se interesa por la ftmción de la religiosidad en el desarrollo. Para Erikson, la fe religiosa de los individuos es vulnerable a distorsiones patológicas, pero, también, es, en su forma positiva y activa, vital para el logro de la madurez humana. Aunque el desarrollo humano requiere multiples apoyos sociales, la religión es la que trata del origen y de las cosas pasadas: la confianza básica y el sentimiento de orden en el cosmos. Todo ello ha hecho que, en las últimas déca.das١ la influencia de Erikson entre analistas, autores, clero y estudiantes sea enorme. Y que algunos autores aborden el desarrollo de la fe siguiendo su esquema de los estadios. Este es el caso de j. w. Fowler. Identidad, juventud ال crisis, o. o. TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila50 Para ل. w. Fowler", la fe se define como "una experiencia humana dinámica y genérica... que incluye, pero no se limita 0 identifica con la religión". Es decir, aunque el uso que hace Fowler del término "fe" se solapa con algunos aspectos de la religión institucionalizada, los dos, en cierta forma, son independientes. Para él, la fe es una experiencia central y profenda del individuo, en la que se encuentran involucradas motivacio- nes conscientes e inconscientes de la persona, asi como el sentido y dirección de sus vidas. A partir de entrevistas con cientos de personas sobre estos aspectos de su fe, Fowler concluye que existen siete etapas en el proceso de creci- miento y transformación de la fe. Las que corresponden a las edades que estudiamos son la segunda y la tercera. Seglin este autor, el niño pasa por una fe " intuitiva/proyectiva", propia de la primera infancia, en la que se combina la imaginación con la percepción y los sentimientos hacia la creación de "experiencias" de fe duraderas. El niño toma conciencia de lo sagrado, de las prohibiciones y de la existencia de la moralidad. Y pasa posteriormente a una etapa de fe que Fowler denomina "mitico/literal", propia de los años de la escuela elemental, en la que el niño puede dife- renciar entre la fantasia y el mundo real, y podrá asi apreciar las perspec- tivas de los otros. En estas etapas de crecimiento, la imitación de los adultos juega para Fowler un papel importante en el desarrollo de la fe. Esta concepción de los estadios como etapas de crecimiento personal y no sólo intelectual se hará progresivamente presente en los estadios superiores, si bien en éstos que analizamos aqui la influencia del pensamiento de Piaget y su paso de la etapa preoperacional a la lógica concreta es decisiva para Fowler, probablemente con el fin de subrayar que en estas edades no todo lo que se refiere a la fe es pura imitación, sino también capacidad de imagina- cfen, asombro y articulación racional, aunque muchas veces fantasiosa, de lo sagrado. En una linea semejante, aunque sin animo de articular una teoría del desarrollo de la fe, como es el caso anterior, habría que situar el delicioso libro de R. Coles '2. Este autor, procedente del psicoanálisis, se dedica " Stages of Faith: The Psychology of Human Developtient and the Quest for Mea- ning (San Francisco, Harper and Row, 1981)؛ Weaving the New Creation: Stages of Faith and the Public Church (San Francisco, Harper and Row, 1991). '2 Vie Spiritual Life of Children (Boston,MA, Houghton Mifflin, 1990). 51AP٥RTACIONES DE LA PSIC٥L٥0ÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA a entrevistar niños de edades, clases sociales, países, culturas y religiones distintas, con el fin de dejarles expresar sus propias experiencias religio- sas. Las edades de los niños a los que él entrevista, en la mayoría de los casos son algo superiores a las que a nosotros no interesan en este articu- lo, pero ponen en entredicho muchos de los prejuicios que sobre los niños solemos proyectar los adultos, y nos permiten descubrir una lógica y una hondura que, en algunos casos, llegan a emocionar. Otras aportaciones .آل Ahora bien, estos dos enfoques, siendo de vital importancia en psicolo- gfa evolutiva general y en psicología evolutiva religiosa, no han capital؛- zado la totalidad de las investigaciones. Vamos a detenernos ahora en algunos otros estudios que nos permiten arrojar alguna luz sobre la reli- giosidad de la infancia en general y, por ende, en la primera infancia. En este sentido, son interesantes los estudios referidos a la posible relación existente entre la forma de ejercer la paternidad y las implicacio- nes que ésta puede tener en el desarrollo del niño. Y en concreto a la relación entre la forma de ejercer la paternidad y el desarrollo religioso del niño. En este sentido, contamos con el estudio de D. Baumrind '5 en el cual'este autor agrupa las distintas formas de ejercer la paternidad en cuatro grupos 0 estilos basados en la sensibilidad y en la exigencia por parte del padre: "despótico", "autoridad moral", "permisivo" y "rechaza- dor/negligente". Los padres despóticos son altos en exigencia, pero bajos en sensibilidad, y prefieren imponer reglas a sus hijos y subrayar la obediencia. Los padres con autoridad moral tienden a puntuar alto en ambas: exigencia y sensibilidad, explicando por qué son necesarias las reglas y estando abiertos a las perspectivas de sus hijos. Los padres permisivos ejercen cierta exigencia, usan poco el castigo y son sensibles hasta el punto de someterse a los deseos y caprichos de sus hijos. Los padres rechazadores/negligentes ni exigen ni son sensibles, generalmente se desentienden de sus hijos. ‘5 "Child Care Practices Anteceding Three Patterns of Preschool Behavior": Genetic Psychology Monographs (1967) 43-88; "Parenting Styles and Adolescent Development", en R. M. Lerner / A. c. Petersen / I. Brooks-Gunn (eds.). The Encyclopedia of Adolescence (New York, Garland Press, 1991) II, 746-458. TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila52 La investigación correlacional y longitudinal indica que el estilo de paternidad denominado "autoridad moral" puede ser beneficioso para el desarrollo infantil, mientras que los estilos "despótico" y de "rechazo/ne- gligencia" pueden tener algunas implicaciones negativas. Una investigación realizada por c. G. Ellison y D. E. Sherkat" sobre estilos de paternidad y confesiones religiosas encontró que los protestantes conservadores (y, en menor grado, los católicos) tienden a tener una orientación de la paternidad autoritaria y valoran la obediencia en los niños. En ellos, la religión va unida a prácticas paternas de discipli- na, e incluso existe una preferencia, entre los que mantienen una lectura literal de la Biblia, por el uso del castigo corporal en casa y en la escuela. De igual forma, la religiosidad generalmente va unida a una actitud de educar en la obediencia a las normas culturales. De ahí que podamos preguntarnos si los grupos religiosos conservadores, 0 los ftmdamentalistas religiosos en general, se inclinan por usar una paternidad despótica, con las consecuencias lógicas para sus hijos. Estos estudios procedentes de la psicología social, que ponen en relación las personas de los padres y la forma de ejercer éstos la paterni- dad, vuelven a colocarnos en la Optica de que el niño debe ser comprend؛- do no de forma aislada, sino en el sistema de relaciones de la que forma parte, el cual moldea y condiciona su personalidad y su desarrollo. Esto, en las edades que estamos estudiando, se centra en la familia y, principal- mente, en las figuras paternas, que le sirven no sólo como ftiente de imitación, sino, lo que es más importante, como modelo de referencia. 4. Aportaciones recientes Finalmente, dedicaremos un apartado a aquellos estudios que, pro- venientes de cualquiera de las corrientes presentadas, tienen en común su actualidad. Varios de ellos, conscientes de las dificultades que ha entraña- do la polarización de una u otra corriente psicológica, intentan soslayarlas 0, al memos, ponerlas entre paréntesis. Otros pertenecen claramente a alguna de las lineas de investigación presentadas, pero, en cualquier caso, son conscientes de la existencia de otras corrientes. M "Conservative Protestantism and Support for Corporal Punishment": American Sociological Review (1993) n. 32, 313-329. APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA 53 En primer lugar, debemos citar un estudio reciente y muy interesante efectuado j. M. Jaspard '5, colaborador de A. Vergote. El interés de este estudio es doble; por una parte, es un,estudio con un diseño de investi- gaciOn longitudinal (los niños ftieron observados sistemáticamente durante dos años y medio), cosa poco frecuente dadas las dificultades de este tipo de diseños, y con una muestra amplia: más de 100 niños de familias católicas belgas de habla francesa preocupadas por la educación religiosa de sus hijos; por otra, abarca específicamente las edades del despertar religioso: las edades iniciales de los niños oscilaban entre el año y medio y los cinco, lo que permitid un arco de observación que abarca desde el año y medio a los siete años y medio. Las observaciones ftieron hechas directamente por los padres, siguiendo pautas de observación indicadas por el director de la investigación. Este estudio, no publicado, aporta datos que recogeremos en un apartado posterior. Un segundo estudio, interesante por- la amplitud de sus datos,-es el efectuado por K. Tamminen '٥٠ Este aborda el estudio de una muestra muy amplia de la población infantil, a la que aborda con distintos méto- dos, y sobre la que hace un seguimiento que, sin ser propiamente longitu- dinal, supone una replicación de algunos aspectos del estudio años des- pués. Esta investigación ha hecho contribuciones importantes a nuestra comprensión de las experiencias religiosas de los niños, si bien analizadas éstas desde un ángulo sobre todo cognitive. La investigación de Tammi- nen ha confirmado que hay una evolución de las experiencias religiosas, como indican las respuestas de las distintas edades y las tendencias de los datos longitudinales. Pero, sobre todo, en lo que a nosotros interesa, este estudio intenta mostrar que Dios es importante ya en edades infantiles, como manifiestan multiples auto-informes de niños, oponiéndose a la opinión de que Dios sólo llega a ser importante después de la infancia.' El estudio no carece de problemas y, por lo tanto, de ciertas criticas. Un primer problema es la dificultad a la hora de valorar las contestaciones '5 "Eveil et ،volution de la religiosité chez !'enfant à partir de deux ans", en Simposium: Inconsciente, religiosidad y culpa (Barcelona 1989). Ponencia no publica- da. '٥ "Research Concerning the Development of Religious Thinking in Finnish Students: A Report of Results": Character Potential (1976) n. 7, 206-219; Religious Development in Childhood (tnd Adolescence: An Empirical Study 0Ae\sâi١ Suomakv- nen Tiedeakatemia, 1991). TE٥L٥GÍA Y CATEQUESIS - A. Avila54 a una encuesta escrita hechas por niños relativamente pequeños (6-7 años); probablemente, los niños más pequeños no pudieron expresarse bien por escrito, y no está claro que su auto-informe de "experiencias religiosas" esté en consonancia con lo que los adultos llamaríamos "experiencias religiosas". Otra dificultad es que las encuestas se administraron en las aulas de las escuelas, y la presión de los compañeros, las influenciasdel contexto y otros factores pueden haber influido en las contestaciones. Los niños pueden haber sido renuentes a revelar experiencias religiosas perso- nales a un adulto desconocido, sobre todo mientras se sentaban entre sus compañeros de clase. Otro estudio reciente es el efectuado por F. K.. Oser ‘7, que, influen- ciado por las etapas de! desarrollo del "juicio moral" de Piaget y de Kohl- berg, ha centrado su investigación en el estudio del desarrollo del "juicio religioso". ¿Cómo es comprendido el papel de Dios y su relación con el mundo y la acción de los hombres a lo largo de la vida? ¿Podemos señalar etapas como en el caso del desarrollo moral? Oser mantiene, a partir de SI! investigación, la existencia de cinco etapas en el desarrollo del juicio religioso. Los niños parten de una etapa en la que creen que Dios interviene inesperadamente en el mundo y que su podqr dirige a los seres humanos (etapa Ia), a través de la creencia en un Dios todavía externo y todopoderoso que castiga 0 premia dependiendo de las acciones buenas 0 malas (etapa 2a). En la etapa 3a, los individuos empiezan a pensar en Dios como algo distinto y separado del mundo, con menos influencia en su gobierno, y en las personas como responsables de sus propias vidas. En esta etapa pueden distinguir ya entre trascendencia (la existencia de Dios ftiera del mundo creado) e inmanencia (la presencia de Dios y su accidn en él).,En la etapa 4a, las personas llegan a compren- der la necesidad y los limites de la autonomía y reconocen que la libertad y la vida son signo de un Ser Ultimo, percibido a menudo por tener un "plan divino" que da sentido a la vida. Finalmente, en la etapa 5a el Ser Ultimo es comprendido a través de la acción humana como ftiente de protección y amor. Hay "una religiosidad universal e incondicional". Oser ha aportado escaso apoyo empírico a su conceptualizaciOn de las etapas del desarrollo del juicio religioso, aunque algunos resultados como 17 "The development of religious judgment", en F. K. User / w. G. Scarlet (eds.). Religious Development in Childhood and Adolescence (San Francisco, Jossey-Bass, 1991) 5-25. 55APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA E٧OLUTIVA RELIGIOSA los obtenidos por Bucher sobre comprensión de las parábolas fireron consistentes en la concepción de Oser. IV. BALANCE DE LAS APORTACIONES DE LOS DISTINTOS ESTUDIOS E INVESTIGACIONES Una mirada retrospectiva nos permite valorar el camino realizado en los Ultimos cincuenta'años. Desde que en los años cuarenta E. Harms'* (1944) y otros autores anteriores a él recogieran datos sobre la evolución de la religiosidad de los niños hasta hoy, se han multiplicado los estudios con uno u otro enfoque. Estos, por las razones más arriba señaladas, son mucho más numerosos sobre todo en las edades inmediatamente superiores a las que son objeto de nuestra reflexión, pero incluso en las edades del despertar religioso contamos con estudios de interés y con más datos que hace unos años. Otra cosa muy distinta es־ que podamos aportar una síntesis suficiente- mente clara que permita resolver algunas de las cuestiones importantes de la evolución de la religiosidad infantil. Son varios los aspectos importantes que quedan abiertos y en los que existe desacuerdo. Son también bastantes los temas poco investigados. Y los distintos enfoques no siempre permiten una descripción global. Vayamos por partes. En primer lugar, si nos atenemos a las cuestiones que las distintas investigaciones y los distintos enfoques no resuelven, 0 en las que incluso, en algunos casos, se mantienen posturas contrarias, tendríamos que señalar como principal la de la existencia 0 no existencia en estas edades de experiencia religiosa propiamente dicha. Mientras que para algunos autores en estas edades no existe experiencia religiosa, porque el niño no es capaz de comprensión de lo trascendente y, por lo tanto, no puede haber más que conductas religiosas imitadas, apoyadas en la autoridad moral y afectiva de los que las enseñan, en otros en esta edad existe ya la capacidad de experimentar lo sagrado, si bien con características distintas a la forma en que lo experimentan los niños mayores y los adultos. Una experiencia teñida de animismo y actitudes mágicas, pero no menos seria y profimda que en otras edades. Probablemente nos encontremos con un '8 "The Development of Religious Experience in Children": American Journal of Sociology (1944) n. 50, 112122־. TE0L٥GÍA Y CATEQUESIS - A. Avila56 problema de difícil solución, al menos a corto plazo, y, por lo tanto, sea mejor hablar de la etapa del despertar religioso, evitando la discusión de si en ella 0 en algún momento de ella se puede ya hablar de experiencia religiosa propiamente dicha. Una segunda cuestión, no suficientemente investigada y en la que no existe bastante acuerdo, es el papel y la influencia de las figuras signifi- cativas (padres, abuelos, educadores...) en la religiosidad de los niños. Nadie pone en duda la importancia de ese papel. La imitación de las conductas religiosas de los adultos, el transfer afectivo como vehículo del encuentro con Dios, el ejercicio de la paternidad como medio de compren- sidn de la paternidad divina... son aspectos de este papel que no se ponen en duda. Otra cosa es la influencia de la forma de ejercer el papel educati- vo, los estilos del ejercicio de la paternidad, etc. en la forma de la religio- sidad que desarrollarán los niños. ¿Existe relación entre ejercicio autorita- rio de la paternidad y religión basada en el temor y el cumplimiento de la ley, 0 Dios se convertirá por reacción en el Padre comprensivo? Dada la correlación ligeramente alta entre autoritarismo de derechas, ftmdamenta- lismo religioso y prejuicio, observada por Altmeyer, parece indicado investigar los antecedentes infantiles de tales relaciones, asi como su dinámica evolutiva. En la misma dirección tendríamos que preguntarnos sobre la influencia de los distintos ambientes en la Altura religiosidad del niño. La influencia de la ausencia de lo religioso en su contexto educativo, la presencia de lo religioso como algo meramente ocasional 0 formal, la omnipresencia de lo religioso como algo obsesivo 0 casi obsesivo... Finalmente, un tema no estudiado es la relación entre la religiosidad infantil y la Altura religiosidad adulta. ¿Cómo afecta la religión de la infancia en la religiosidad posterior y en las actitudes sociales no religio- sas? ¿Hasta qué punto la existencia de religiosidad infantil es garantía 0 predice la existencia de religiosidad juvenil y adulta? ¿Qué relación existe, si es que existe alguna, entre una y otra? Las cuestiones abiertas son bastantes como para animar a Alturas investigaciones, que se orientan en la actualidad sobre todo, más que hacia el campo del desarrollo cognitive 0 del desarrollo de la personalidad desde el enfoque de la psicología proAinda, al campo de la psicología social: a la relación entre experiencia religiosa y contexto social. Serian interesantes investigaciones en el área del desarrollo religioso infantil. En particular, que consideraran las implicaciones de teorías evolutivas socio-psicológicas 57APORTACONES DE LA PSIC٥L٥0ÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA más tradicionales en el contexto del desarrollo religioso, por ejemplo teorías de la construcción de la personalidad. ٧. DESCRIPCIÓN DE LA ETAPA CON LOS DATOS ACTUALES Dada la diversidad del trabajo teórico y empírico citado, cabria pregun- tarse si es posible integrar este material en una descripción unificada. El hecho es que hay un solapamiento considerable en la investigación, pero falta un trabajo de integración que le dé una visión unificada. Ha habido, además, poca 0 ninguna investigación empírica en muchos problemas relacionados con el desarrollo religioso de la etapa del despertar religioso, y algunos estudios sobre el desarrollo religioso tienen poco que decir sobre los niños de estas edades. Con todo, y a pesar de las dificultades,parece necesario articular los datos que poseemos en un intento des describir las características principales de la etapa. Utilizando como marco las características generales de la etapa, hay que señalar que la adquisición del lenguaje es la frontera que marca el׳ limite entre las etapas denominadas por Piaget como sensomotriz y pre- operacional. Esta frontera también es la que podemos utilizar como princi- pio de la etapa del despertar religioso. La utilización del lenguaje supone que el niño es capaz de representarse la realidad por medio de conceptos y símbolos, lo que le da una capacidad intelectual que supera la etapa sensomotriz. Esta etapa del desarrollo de la inteligencia, que Piaget denomina preoperacional, se caracteriza por su egocentrismo, si bien éste es más moderado que en la etapa anterior. El niño hace las primeras tentativas relativamente desorganizadas de adentrar- se en el mundo de los símbolos proyectando sobre la realidad objetiva sus propios sentimientos y deseos. En esta etapa, el niño proyecta sobre la realidad su propia percepción, y, asi, comprende la realidad, incluso los seres inanimados, como seres con vida propia, con intenciones, sentimien- tos... O, lo que es lo mismo, esta etapa se caracteriza, entre otras cosas, por tener una visión animista de la realidad. Una segunda característica en su comprensión del mundo es su artificialismo, según el cual todo fimcio- na mecánicamente como un gran juguete, una gran maquinaria 0 una gran TE٥0GÍA Y CATEQUESIS - A. Avila58 tramoya teatral que alguien hace ftmcionar. De aqui que también sea conocida como una etapa artificialista'؟. Pero este momento de la vida, no sOlo es un momento de cambio en el desarrollo de la inteligencia, sino también de su personalidad. Si en la etapa anterior la madre jugaba un papel fondamental en el cuidado y, primordialmente, en la relación afectiva, en ésta se amplia su circulo de relaciones. La figura del padre, los hermanos, la familia cercana... irán participando en sus relaciones y modelarán la afectividad del niño. Cuando en el clima afectivo en que el niño vive, las relaciones son sanas y gratifi- cantes, cuando los adultos transmiten actitudes de felicidad ante el mundo que les rodea, viven y son capaces de 'facilitar una capacidad de sorpresa y admiración, fomentan y se alegran de la capacidad creativa del niño... a éste le resultará más fácil el desarrollo de estas cualidades. Por el contrario, en un clima hostil en el que los adultos transmiten sentimientos negativos, reprimen toda investigación, búsqueda 0 asombro... le será mucho más difícil-conseguir un desarrollo armónico y equilibrado. Es, también, la etapa en la que el psicoanálisis sitUa la adquisición de algunos aspectos personales importantes para el ftituro desarrollo. El proceso de socialización supone la progresiva introyecciOn de las normas sociales y morales, y con ello el nacimiento de la culpabilidad. Es el momento en que los sentimientos ambivalentes hacia los padres desen- cadenan el Complejo de Edipo y su progresiva resolución. Este es el marco general en que el niño va a despertar a la religiosidad. \. Religiosidad Es ésta, también, la etapa en la que, si el niño forma parte de un contexto familiar y social religioso, y liay la iniciación correspondiente, aparecen las primeras conductas religiosas, como besar una imagen, repetir alguna oración sencilla, etc., que progresivamente irán desarrollan- dose y haciéndose más personales y maduras. A partir de los datos del estudio ya clásico de H. Clavier 2٥ y de otros más recientes, como los aportados por el estudio longitudinal efectuado '9 R. Vianello, o. c, 235-239. 2° L’idée de Dieu chez l’enfant (Paris, Fischbacher, 1926؛). 59APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA E٧OLUTIVA RELIGIOSA por ل. M. لaspad 2', se pueden señalar en esta etapa al menos dos mo- mentos 0 sub-etapas: - La primera, de los 2 a los 3 años y medio, aproximadamente, en la que aparecen referencias a algunos signos y símbolos religiosos, como son, en la tradición cristiana, la cruz, las imágenes de JesUs 0 la Virgen, etc., asi como las primeras conductas "religiosas": algunas oraciones sencillas aprendidas de memoria, signarse, etc. En la aparición de estas conductas, señala Montesori, juega un papel importante la imitación de los adultos con los que el niño convive, sus actitudes y la educación religiosa que éstos le aportan. En esta imitación existe gran influencia afectiva, puesto que se imita a los que se quiere. Algunos autores ven en estas primeras conductas el nacimiento de la religiosidad infantil, mientras que a otros les parece más correcto afirmar que, al faltar las condiciones .necesarias para suscitarla (capacidad de adquirir un concepto mínimamente claro sobre Dios y, por lo tanto, de establecer con él alguna relación .personal), no existe propiamente tal. Para este segundo grupo, en los niños de estas edades Unicamente existen conductas "religiosas" recibidas de los adultos y de la autoridad moral y afectiva que éstos aportan, lo que las hace tener un carácter marcadamente imitativo, verbalistico y ritualis- ta 22. p.ero, en cualquier caso, los autores están mayoritariamente de acuerdo en que en estas edades los principales agentes educativos y modelos de referencia son los padres, y que el niño tiene poca conciencia de Dios, de la oración 0 de la existencia de las distintas confesiones y sus diferencias 22. - En la segunda sub-etapa, entre los و años y medio y los 6, se articula la primera noción de Dios, que el niño concibe en términos familiares: como un anciano, un padre 0 un niño dotado de poderes mágicos. Esta primera noción de Dios tiene unas características tan humanas, tan antropomórficas que mientras para algunos autores nos encontramos ante los primeros signos de religiosidad de forma incipiente, otros señalan que solamente el niño hacia el final de la etapa tendrá una experiencia de lo Santo suficiente y diferente de su concepción de los .Eveil et évolution de la religiosité chez l’enfant à partir de deux ans", «. c" اد دد ل . M. AragO Mitjans, Psicología religiosa del niño (Barcelona, Herder, 1965) 134. M. P. Riccards, "La strticture du développement religieux": Lumen Vitae (1978) لد n. 33, 360-362. TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila60 adultos, como para poder hablar propiamente de experiencia religiosa^. En cualquier caso, los autores se inclina porque ya en estas edades, al menos hacia el final de la etapa, se puede hablar de experiencias religio- sas, porque el niño es capaz de experimentar el misterio, lo absoluto, lo tremendo... si bien de una forma distinta a la que lo experimentan los adultos. Estaríamos, para estos autores, en los tímbrales de la experiencia religiosa, qtie no necesariamente tendría sti origen en la edticaciOn religio- sa entendida como aprendizaje de fOrmtilas y ritos 0 adqtiisiciOn de conocimientos, sino como la experiencia de asombro, ptierta de entrada hacia la trascendencia. En esta stib-etapa, la oración es considerada como tina forma de petición de algtina intervención mágica. Y, en caso de qtie exista contacto con otras confesiones religiosas, se percibe la diversidad de éstas de Lina manera diftisa y no diferenciada^. Como ptiede comprenderse, esta etapa, qtie denominamos "del desper- tar religioso", aunqtie no es excesivamente larga en el tiempo, cinco años aproximadamente, es tin momento de la vida en qtie los cambios se dan tan rápidamente qtie existen notables diferencias entre sti inicio y sti final. Incltiso aun subdividiéndola en dos momentos diferentes, no hemos hecho sino tin pequeño esbozo de sti desarrollo. A la celeridad de los cambios hay qtie añadir otro aspecto qtie la hace compleja: las diferencias personales, contexttiales, edticativas, qtie marcan notables diferencias en el desarrollo religioso de Linos niños a otros. Mientras qtie en Linos aparecen algtinas condtictas religiosas tempranas, motivadas־ por la intervenciónde los adLiltos 0 la simple imitación de lo que éstos hacen (por ejemplo, cantar en la iglesia), en otros no hay ningLin rastro de estas condLictas al vivir en contextos totalmente secLilarizados. Mientras que en Linos niños aparecen los primeros indicios de Lin senti- miento de temor reverencial ante el misterio en alguna de sus manifesta- ciones, otros parecen insensibles en este aspecto, probablemente debido a diferencias personales y edLicativas-. En cualqLlier caso, la complejidad de la etapa y las diferencias existen- tes en la población infantil nos invitan a abordar los distintos aspectos de la religiosidad. 24 * * 24 K. Tamminen, Religious Development in Childhood and Adolescence: An Empirical. Stud١7, o. c. .72-75 ,١٠، .J. M. AragO Mitjans, o وا 61APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA RELIGIOSA a) Adquisición de los conceptos religiosos. Aunque antes de los 2 años y medio el niño ya asocia el nombre de JesUs a las cruces, y reconoce su presencia 0 ausencia en su casa 0 en la de otros, no siempre distingue la persona de JesUs de la cruz 0 de otros objetos con los que le identifica. Sólo a partir de los 2 años y medio comienza una diferenciación progresiva de Jesús como una persona determinada, lo que es favorecido por tres elementos: el uso de su nombre referido a representaciones distintas, la designación de lugares propios donde é! vive (la iglesia) y la referencia a actividades que realiza 0 a sentimientos que experimenta“. Entre los 3 y los 4 años y medio, el niño llega generalmente a admitir dos cosas referentes a Jesús 0 Dios (las dos personas son normalmente conftindidas): vive en el cielo con los santos y con los muertos, y de allí desciende para realizar actividades específicas (hacer el bien 0 estar presente en casa 0 en la iglesia). Después de los 4 años y medio, esta representación espacio-temporal de lo divino se conceptual iza más y más. El niño, que aún se mueve entre las etapas preoperacional y la lógica concreta, se representa generalmente a Dios con rasgos humanos: como el Niño Jesús, un anciano, un rico, un superhom- bre, un rey, etc. 27, que desarrolla su vida y su actividad como cualquier otro adulto: Querido Dios: que tal estas yo esto bien, aquí hace muy buen Dta y allí, odios. Pilar 6 años. Pero que, como señala Oser 2*, puede intervenir en el mundo desde fitera dirigiendo las personas y las cosas con su poder. Además de esta concepción antropomórfica de Dios, el niño, al final de la etapa, en torno a los 5 años, comienza un periodo, que se prolonga hasta los 11 años, en el que articula por primera vez el concepto de Dios. En este periodo comienza a desarrollar los primeros conceptos diferencia- dos sobre Dios, como el ser autor de la creación 2؟. Concepto que alean- * 29 .j. M. Jaspard, a. c د 11 G. w. Allport, [,,individuo e la sua religione (Brescia, La Scuola, 1972) 74; o. M. Kupky, 77(،׳ Religious Consciousness (New York, Macmillan, 1928) 30-33; R. Vianello, ،>. c., 226-232. .׳، .،، ,"The development of religious judgment" ات 29 A. Gessel, El niño de 5 a 10 ، ״آ.״١־ (Buenos Aires, PaidOs, 1958) 129. TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila62 za aún de forma confusa, pues es relativamente frecuente que se represen- te a Dios como el sol, la luna, etc., no porque reconozca a Dios en sus obras, sino porque lo identifica con ellas”. b) El nacimiento del sentimiento religioso. Ya hemos señalado varias veces a lo largo del presente articulo la dificultad de señalar cuándo existe propiamente sentimiento religioso. Sin ánimo de perdernos en la discusión de en qué consiste propiamente este sentimiento y cuáles son las diferencias con otros sentimientos afines, 0 de señalar cuál es el momento exacto de su aparición 0 la forma de hacerlo, sino situándonos únicamente en la pura descripción, podemos señalar que en la segunda parte de esta etapa se da el paso de las conduc- tas imitativas al inicio de la articulación del sentimiento religioso aún incipiente. En ello juega un papel importante, no sólo el desarrollo intelec- tuai y la capacidad de articulación de un concepto de Dios, sino también y principalmente las figuras paternas, tanto la relación con la madre y la estructuración, del lazo afectivo con ella 5' como la figura paterna, la seguridad que aporta su presencia, la introyección de las normas básicas que le transmite y, finalmente, la pérdida de la omnipotencia que repre- sentaba en las edades anteriores 52. En este sentido, son muy sugerentes los estudios señalados más arriba realizados 55 sobre los estilos de pater- nidad y su influencia sobre la forma de religiosidad. Según Bovet, el niño entre los 3 y 4 años proyecta sobre sus padres la idea de omnipotencia, que le aporta un sentimiento de seguridad, pero que, a su vez, le dificulta la articulación de la idea de Dios como alguien diferente a los adultos que conoce. Jesús y Dios son concebidos como hombres poderosos, pero no más que otro adulto. Incluso en algunos niños a los que se ha presentado insistentemente a Dios puede aparecer un cierto rechazo, puesto que poderoso sólo es su papá. Será en torno a los 5 años cuando algunos hechos concretos, como descubrir que su padre no 32 33 ١٥ p. Bovet, o. e., 55-71. 5' E. Fromm, El arte de amar (Buenos Aires, PaidOs, '71 (1974؛ss. 32 p. Bovet, o. c. 33 D. Baumrind, "Child Care Practices Anteceding Three Patterns of Preschool Behavior", a., c.; id., "Parenting Styles and Adolescent Development", a. y c. G. Ellison / D. E. Sherkat, "Conservative Protestantism and Support for Corporal Pu- nishment", a. c. 63APORTACIONES DE LA PSICOLOGIA EVOLUTIVA RELIGIOSA está en dos sitios aJ mismo tiempo, no lo sabe todo, etc., le hagan descu- brir las limitaciones de sus padres. Es el principio de la pérdida de su omnipotencia y del comienzo de la toma de conciencia de la diversidad radical de Dios respecto a los padres, primero de la madre y posterior- mente del padre. Este proceso de pérdida de la omnipotencia paterna, unido a su crecimiento intelectual, le permite un cambio fondamental en la concepción de Dios y la adquisición de sus atributos. Es la primera crisis del niño, descrita por p. Bovet34, 0 la "edad del cambio" (6-7 años), como la denomina ٧ianello. A partir de ahora, los niños aUn afir- marán que los padres saben y pueden mucho, aunque la madre es siempre mucho menos importante que el padre, pero en ningún caso ya que lo puedan 0 lo sepan todo. Esta crisis no desemboca ni necesaria ni exclusi- vamente en la afirmación de Dios ni en la articulación de una relación personal con él, sino que en ella juegan un papel importante los agentes socializadores (el ambiente familiar y las influencias de la educación)". Papel que no sólo se genera por medio de las actitudes religiosas que los adultos tienen, sino, también, por su preocupación 0 no de abrir al niño a la dimensión trascendente. Aunque faltan estudios sobre el tema, la experiencia parece demostrar que aquellos niños que han recibido en la infancia una iniciación a la apertura al Misterio y a la oración se encuen- tran más capacitados para desarrollar esta actitud que aquellos que, aunque han vivido entre adultos que la poseían, no se.habian preocupado de abrir a ella a sus hijos por falta de tiempo 0 por respeto a su libertad: "Dejemos que cuando sea mayor decida Ó1". El niño entre los 3 y 6 años se encuentra en la etapa preoperacional, en la que vive su relación con la realidad desde su concepción animista. Dios, el mundo y sus rel.aciones mutuas se expresan por medio de un lenguaje de fábula. En estas edades concibe y experimenta a Dios de forma semejante a los personajes de los .cuentos de hadas. Tiene un cierto temor reverencial. Se deleita con los relatos de la Historia Sagrada, sobre todo en lo que puedan tener de milagrosos y fantásticos', aunque hay muchos contenidos que no entiende claramente y que adapta a su concep- ción de Dios3؛: 54 p. Bovet, o. c., 31-45, 71ss; R. Vianello, o. 63 ,.ءss.55 p. Bovet, o. c., 47-53. E. Barnes, "Theological Life of California Child": Pedagogical Seminary (1982) ؛،5 η. 2, 442-448; p. Bovet, O. c., 55-71; E. Harms, a. c., 112-122; G. c. Milanesi / M. TEOLOGÍA Y CATEQUESIS - A. Avila64 tengo 7 años. Me llamo Y01.1 gil Domtnge?״ Dios es الالءا buen() ال es el padre del salvador del Salvador del. mundo llamado Jesus. Jesus salvo a. un hombre inballdo ciegos ecetera, ecetera. Dios también salvo a. muchas personas '״.o mila-gros 7.0؛ que resucitaran mu.ertos. Pero un dia, 7.0؛ un milagro mu) agradable conberti el agua en. vino en. Itna voda. Yolada. gil. La relación con Dios, que expresan gran parte de sus oraciones espon- táneas y de sus ritos religiosos, además de su concepción antropomórfica y de su egocentrismo infantil, tiene un marcado carácter utilitario como consecuencia de la concepción mágica de Dios”. c) Creencias y actitudes religiosas. Entre las conductas religiosas de esta edad destaca la oración esponta- nea, que aporta datos sobre la evolución de su religiosidad. En un primer momento, el niño posee una noción imprecisa y conftisa sobre ella y su ftmción ’؟. Son fórmulas aprendidas de los adultos y repetidas mimética- mente, que se comprenden poco y que hacen relación a Dios y al mundo religioso, teñido todo ello de un halo mágico y fantástico. El niño en estas edades se fia de tal manera de los adultos que acepta todo lo que se le enseña sin preguntas ni comentarios”, pero esta acep- tación Se encuentra basada en la autoridad de los adultos más que en SLI comprensión, por eso las expresiones espontáneas del niño permiten descubrir que éste traduce las enseñanzas sobre Dios, el cielo, etc., a su concepción particular en términos que le son familiares. VI. CONCLUSIONES Es momento de sacar algunas conclusiones de todo lo dicho. Solamente señalaré esquemáticamente las que considero más importantes, dejando al lector el resto: Aletti, Psicología de la religión (Madrid, Don Bosco, 1974) 99-100, 180186־. ;Guthauskas, "Dieu et la religion de l'enfant": Vitae (1960) n. 1, 11-29 .ل 37 G. C. Milanesi / M. Aletti, ٥. c186-195 ,175-180 ,.־; R. Vianello, O. c., 221-226, 243- 248. ־ا D. Elkind, El ״״La V la realidad (Barcelona, PaidOs, 1981). 39 E. Barnes, o. c. 65APORTACIONES DE LA PSICOLOGIA EVOLUTIVA RELIGIOSA — La experiencia religiosa no parte en los niños del aprendizaje ni de la comprensión clara de los conceptos religiosos. Tampoco son las con- ductas religiosas 0 las oraciones aprendidas las que hacen al niño religio- so. Su desarrollo intelectual le incapacita para alcanzar una comprensión clara sobre Dios en estas edades. Las conductas religiosas están más en ftinción de los adultos que las enseñan que en expresión de las propias vivencias. Lo que será más tarde expresión y celebración de lo que se vive y articulación racional de lo que se cree no es la fiiente de la expe- riencia. — Parece que la puerta de entrada de la que Dios se sirve para hacerse presente en nuestra vida es doble: 1) De una parte el asombro. El niño se encuentra en un momento en el que todo tiene vida. Su lógica preopera- cional le permite descubrir dimensiones de la realidad de las que, por desgracia, muchas veces nos alejamos los adultos. El asombro ante lo que es fascinante (y para el niño son tantas cosas: el friego, el mar, los anima- les...), lo lUdico.en lo que.se participa... La imaginación, el juego, sus rituales espontáneos (no los nuestros), etc. son una de las puertas de entradas al misterio con minUscula y al Misterio con maydscula. Probable- mente, en este sentido existen diferencias individuales importantes. Serian muy in.teresantes estudios sobre el asombro en la primera infancia. Pero una buena educación que no sólo no castre esta dimensión, sino que la cultive será un camino para que los firturos hombres y mujeres estén abiertos a la presencia de lo divino. 2) Una segunda puerta de entrada es el afecto. Desde la experiencia de amor de los adultos se puede llegar a comprender y experimentar el amor y la paternidad del que es Dios y Padre. Tras las conductas que se imitan y las oraciones que se aprenden están las personas de los que las enseñan. Las diferencias de las personas, de sus formas de ser y de actuar hacen verdad 0 mentira lo que transmi- ten. Los estudios sobre las diferencias en el ejercicio de la paternidad, y de la experiencia de Dios que trasmiten con ella, resultan muy sugerentes, y parecen una linea de investigación prometedora.
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