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co l e c c i ón gene r a l perspec t ivas ambienta les
Perspectivas sobre el paisaje
Perspectivas sobre el paisaje 
Susana Barrera Lobatón 
Julieth Monroy Hernández editoras
2014
Perspectivas sobre el paisaje
Biblioteca Abierta 
Colección General, serie Perspectivas Ambientales
© Universidad Nacional de Colombia,
sede Bogotá, Facultad de Ciencias Humanas
Primera edición, 2014
© Jardín Botánico José Celestino Mutis, 2014
ISBN: 978-958-761-951-5
© Editoras, 2014
Susana Barrera Lobatón 
Julieth Monroy Hernández
©Varios autores
Facultad de Ciencias Humanas 
Comité editorial
Sergio Bolaños Cuéllar, decano 
Jorge Rojas Otálora, vicedecano académico
Luz Amparo Fajardo, vicedecana de investigación
Jorge Aurelio Díaz, profesor especial
Myriam Constanza Moya, profesora asociada
Yuri Jack Gómez, profesor asociado
Centro Editorial de la Facultad de Ciencias Humanas
Esteban Giraldo González, director
Felipe Solano Fitzgerald, coordinación editorial 
Diego Quintero, coordinación gráica 
editorial_fch@unal.edu.co
www.humanas.unal.edu.co
Jardín Botánico 
José Celestino Mutis
Luis Olmedo Martínez Z., director
Adriana Lagos Zapata, subdirectora 
educativa y cultural
Oicina de publicaciones
Juana Torres, coordinación editorial
Carlos Bastidas, apoyo editorial
publicacionesJBB@jbb.gov.co
www.jbb.gov.co
Diseño original de la Colección Biblioteca Abierta
Camilo Umaña
Bogotá, 2014
Impreso en Colombia
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier 
medio, sin la autorización escrita del titular de los 
derechos patrimoniales.
catalogación en la publicación universidad nacional de colombia
 Perspectivas sobre el paisaje / Susana Barrera Lobatón, Julieth Monroy Hernández, editoras. -- Bogotá: 
Universidad Nacional de Colombia (Sede Bogotá). Facultad de Ciencias Humanas: Jardín Botánico José 
Celestino Mutis, 2014. Incluye referencias bibliográicas 486 p., il. – (Biblioteca abierta. Perspectivas 
ambientales)
 Incluye referencias bibliográicas
 isbn : 978-958-761-951-5
 1. Geografía ambiental 2. Geografía histórica 3. Evaluación del paisaje 4. Espacio geográico 5. Naturaleza 
6. Medio ambiente I. Barrera Lobatón, Myriam Susana, 1965- II. Monroy Hernández, Julieth, 1983- 
III. Serie
 cdd-21 304.23 / 2014
Contenido
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
ENFOQUES TEÓRICOS SOBRE EL ESTUDIO DEL PAISAJE 
SUSANA BARRERA LOBATÓN 
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología 
de los eventos relacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
FEDERICO FERNÁNDEZ-CHRISTLIEB
El nacimiento del concepto de paisaje y su contraste 
en dos ámbitos culturales: el Viejo y el Nuevo Mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
PEDRO URQUIJO
El paisaje como concepto geográico histórico y ambiental . . . . . . . . . . . . . 81
EL PAISAJE Y SU REPRESENTACIÓN DESDE LA PERCEPCIÓN
AUGUSTIN BERQUE
El nacimiento del paisaje en China . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
PEDRO IGNACIO SAL AZAR SAL AMANCA
NOHRA LEÓN RODRÍGUEZ
Relexiones sobre la percepción del ambiente como base para la 
construcción y transformación de paisajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
HERNÁN JAVIER DÍAZ PERD OMO
Paisaje, mediador entre el entorno y las culturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
ENFOQUE HISTÓRICO AMBIENTAL Y ECONÓMICO 
DEL ESTUDIO DEL PAISAJE
PATRICIA PINTOS
Paisajes que ya no serán. Acumulación por desposesión 
e hibridación pseudo-urbana de humedales en la cuenca 
baja del río Luján, Argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
MIGUEL ANTONIO ESPINOSA RICO
Los paisajes rurales de la globalización: una aproximación 
desde la geografía humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
Andrés Leonard o Molina P ortuguez
Cultivos de uso ilícito y la evolución del paisaje: aportes 
para el conocimiento de la nueva ruralidad en Colombia . . . . . . . . . . . . . 247
YASMID ALVARAD O CAMACHO
CARL A GÓMEZ Creu tzberg
Transformaciones del paisaje en la cuenca de las quebradas 
La Vieja y Los Rosales: una mirada desde la historia ambiental . . . . . . . . 273
ENFOQUE SISTÉMICO DEL ESTUDIO DEL PAISAJE 
ELVIRA DURÁN MEDINA
Paisajes forestales en la Sierra Norte de Oaxaca, México . . . . . . . . . . . . . 311
CRISTIAN CAMILO MANCERA
Aptitud de uso de las unidades de paisajes 
en el municipio de Tocancipá, Cundinamarca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345
ADMINISTRACIÓN DEL PAISAJE
PEDRO SAL AZAR
ALEXI CUSVA
Administración del paisaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 371
JULIETH MONROY Hernández
Las áreas protegidas como elemento ordenador 
de los paisajes de borde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 419
GERMÁN ANDRÉS QUIMBAYO RUIZ
Naturaleza construida en el Parque Entrenubes: conservación 
y movimientos sociales en el suroriente de Bogotá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437
Acerca de las autoras y los autores 461
Índice de materias 467
Índice de lugares 479
Índice de nombres 483
11
Presentación
La serie editorial Perspectivas Ambientales tiene por 
objeto contribuir, desde la Facultad de Ciencias Humanas, a los aná-
lisis y discusiones sobre los problemas y las políticas ambientales 
de Colombia en relación con el contexto nacional e internacional. 
Las condiciones socioambientales en el país, las transformaciones 
climáticas, los programas de desarrollo y los conlictos ambien-
tales, así como las relaciones entre ciencias humanas, tecnología 
y políticas en torno al uso, acceso, control y toma de decisiones 
de los recursos naturales, fueron los factores que llevaron a la Fa-
cultad a crear un espacio de relexión crítica y propositiva desde las 
ciencias sociales tendiente a consolidar procesos previos y, esen-
cialmente, a desarrollar una estrategia de discusión que soporte los 
programas de posgrados y la formación de investigadores. Por esta 
razón, la serie plantea un diálogo sobre diferentes perspectivas que 
abordan lo ambiental y se constituye en un medio para divulgar 
el trabajo de investigadores y grupos de investigación, tanto de la 
Universidad como de otras instituciones, centrado en las relaciones 
sociedades-culturas-naturalezas.
Perspectivas sobre el paisaje, editado por Susana Barrera y 
Julieth Monroy, se publica gracias al programa Consolidación de 
12
Perspectivas sobre el paisaje
las Perspectivas Ambientales en las Ciencias Humanas1, que tiene 
entre sus objetivos difundir las investigaciones sobre la cuestión 
ambiental y preparó el camino para que el grupo de investigación 
Estepa, coordinado por la profesora Susana Barrera, diera a co-
nocer a un público amplio las discusiones contemporáneas sobre 
el paisaje.
El libro Perspectivas sobre el paisaje es fruto del convenio 
entre el Jardín Botánico José Celestino Mutis y la Facultad de 
Ciencias Humanas, en el marco del cual se busca fortalecer la in-
vestigación académica y cientíica sobre la temática ambiental. Se 
trata de un trabajo interinstitucional que da cabida a los estudios 
en este campo y que se proyecta en los siguientes volúmenes de la 
serie Perspectivas Ambientales.
Centro Editorial 
Facultad de Ciencias Humanas
1 Proyecto coordinado por Astrid Ulloa y Stefania Gallini y inanciado 
por la Convocatoria Nacional para el Fortalecimiento de los Grupos de 
Investigación y Creación Artísticade la Universidad Nacional de Colombia 
2011-2013 (código HERMES: 14184; código QUIPU: 206010017237).
13
Agradecimientos 
La publicación de este libro ha sido posible gracias al entu-
siasmo y responsabilidad de los integrantes de los grupos Estepa 
y Geoandes; a la destreza y liderazgo de Julieth Monroy; al entu-
siasmo, dedicación y responsabilidad académica de Pedro Salazar 
y Alexi Cusva; al impulso y apoyo de Javier Díaz; a las discu-
siones académicas y aportes de Diego Molina, y a las múltiples 
relexiones y aportes al tema por parte de los integrantes de los 
grupos de investigación. 
Dado que este libro reúne algunos de los análisis y hallazgos 
que varios de los «esteparios» han desarrollado en sus trabajos de 
grado y tesis de maestría, también a ellos les debemos nuestros más 
sinceros agradecimientos. Les agradecemos, además, porque son 
ellos quienes direccionan las preocupaciones de los grupos a través 
de sus preguntas e innumerables y originales respuestas y aportes. 
Y a todos aquellos «esteparios» que se encuentran laborando en el 
mundo real y que nos permiten entender la necesidad del vínculo 
entre la academia, la población, la empresa y el Estado, también les 
estamos muy agradecidos.
Muchas gracias a cada uno de los autores que respondieron 
a nuestro llamado; sus aportes alimentaron nuestras discusiones 
y relexiones y, sobre todo, nos permitieron extender nuestro 
14
Perspectivas sobre el paisaje
conocimiento a otros espacios, escalas, realidades y connotaciones 
lingüísticas. 
A Astrid Ulloa y Stefania Gallini, por la iniciativa de realizar, 
con el apoyo de la Facultad de Ciencias Humanas, la serie Perspec-
tivas ambientales. 
A los evaluadores Irène Hirt, Juan Xavier Malo, Peter Jacobs y 
Julio Cesar Suzuki, por sus aportes desde otros lenguajes y contextos. 
Al Comité Editorial de la Facultad de Ciencias Humanas y a la 
Subdirección Educativa y Cultural del Jardín Botánico de Bogotá, 
José Celestino Mutis, por su apoyo y la edición de esta publicación.
15
Introducción
Lo que vieron mis ojos fue simultáneo […] En la parte inferior del 
escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de 
casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí 
que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos 
espectáculos que encerraba. El fenómeno del Aleph sería de dos o 
tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución 
de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, que digamos) era ininitas 
cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. 
Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de 
América […] vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, 
vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena 
[…] vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un 
árbol […] vi la noche y el día contemporáneo... vi los sobrevivientes de 
una batalla enviando tarjetas postales […] vi el Aleph desde todos los 
puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el 
Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara y sentí vértigo y 
lloré porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo 
nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: 
el inconcebible universo. Sentí ininita veneración, ininita lástima. 
 Jorge Luis Borges, El Aleph
En el 2011, los grupos de investigación Geoandes1 y Estepa2 se 
unieron para organizar un ciclo de conferencias sobre el estudio del 
1 Geoandes es un grupo de Geografía de Montaña, de la Universidad 
Nacional de Colombia, interesado en el estudio de los sistemas 
montañosos asociados a la cordillera de los Andes. En conjunto con 
el grupo Estepa, Geoandes organizó el III Ciclo de Conferencias de 
Geografía de Montaña: Paisajes Andinos, Espacio de Discusión Anual.
2 Espacio, Tecnología y Participación es un grupo de investigación de 
la Universidad Nacional de Colombia, cuyo objetivo fundamental es 
construir formas de diálogo entre diversas propuestas disciplinarias, 
temáticas y metodológicas para entender el espacio que los seres 
humanos habitan y construyen desde su cotidianidad. Cuenta con 
tres líneas de investigación: Sistemas de información geográica 
16
Perspectivas sobre el paisaje
paisaje como una herramienta teórico-metodológica que permite 
analizar las transformaciones ambientales del medio andino. Era 
todo un reto para nosotros dirigir un evento en el que las temáticas 
podían ser tan diversas en sus signiicados así como en sus concep-
ciones y aplicaciones. El desarrollo de este ciclo nos alentó a pensar 
sobre la importancia de comunicar el trabajo realizado en Estepa 
con relación al paisaje, entendido este como acercamiento integral 
a las particularidades del espacio. Hacía algunos años habíamos 
emprendido un riguroso estudio sobre este concepto y su cons-
trucción y su representación lo que nos llevó a realizar trabajos 
tan diversos como interesantes. Incursionamos en la geografía de 
la música, la salud, la literatura, la geografía electoral, la geografía 
de montaña, la percepción, el deporte y la biogeografía, y nos en-
contramos que el paisaje y sus múltiples acepciones son la máxima 
expresión de las relaciones de los seres humanos con los espacios 
que habitan e idealizan.
Desde la geografía nos compenetramos con el concepto de 
escala y comprendimos que los espacios no están aislados, sino que 
hacen parte de una red compleja de relaciones que tienen una di-
reccionalidad movida por diferentes fuerzas (económicas, políticas, 
sociales) y que permean las dinámicas locales. Esto sucede, princi-
palmente, porque provienen de un conocimiento hegemónico que 
instaura prácticas especíicas guiadas por políticas de regulación 
que obedecen a intereses globales. La forma en que se ven, se en-
tienden y analizan estos paisajes, tiene que ver con los discursos do-
minantes en cada tiempo, y aunque algunos elementos materiales 
continúan en él, su signiicado y forma cambian de acuerdo con la 
sociedad que se los apropia. 
Esto nos hizo pensar en la necesidad de empoderar a los habi-
tantes locales, a su historia y espacios. Al comenzar el análisis, en-
contramos múltiples ideas sobre la naturaleza que se relacionaban 
directamente con la forma de ver, apropiar y transformar el paisaje. 
Esta relexión nos llevó a pensar en la tríada población-Estado-aca-
participativos y cartografías participativas, Geografía de la salud y 
Paisaje y territorio.
17
Introducción
demia, con la cual encontramos la categoría «administración del 
paisaje», que, desde múltiples visiones, pensamos debe propender 
hacia la generación de puentes entre lo que los habitantes, los aca-
démicos y los gobernantes viven, perciben y conciben sobre los es-
pacios que habitan, estudian o gobiernan. 
Observamos la capacidad que tiene el ser humano para adaptar 
y adaptarse al entorno (no solo con base en la energía propia de 
su ser, sino también en el trabajo y su capacidad para crear tecno-
logía), incrementando la velocidad y magnitud de los cambios en su 
hábitat, imprimiendo en él sus propios códigos que, como huellas, 
algunos permanecen en el tiempo. Así, en el paisaje —entendido 
como palimpsesto—, se relejan las relaciones, simbologías y sig-
niicados de los diferentes grupos humanos con su entorno, las que 
explican los paisajes físicos y culturales propuestos por Carl Sauer.
Después de los análisis y debates dentro del grupo, destacamos 
el dinamismo del paisaje como concepto y realidad; característica 
que diiculta categorizar los estudios que se han realizado en torno 
a este, si se toma en cuenta, especialmente, la capacidad transfor-
madora que el ser humano ha adquirido de la mano de la ciencia, 
una de las bases del modelo económico actual. Desde este punto de 
vista, ¿será que la historia ambiental realmente ha podido pensar 
paisajes no tocados por las dinámicas del sistema capitalista?, ¿será 
posible categorizarlos estudios del paisaje para poder desenredar 
sus múltiples facetas? Eso es lo que intentamos responder con este 
libro. Por ello el texto fue organizado en cinco capítulos, que buscan 
categorizar los estudios para poder entender y analizar lo que po-
dríamos denominar una visión contemporánea del paisaje. 
Dado que no hay un texto que combine múltiples enfoques 
sobre el paisaje ni que los organice, este documento busca ser un 
texto guía. Este es un texto preliminar, ya que no se hace alusión 
a paisajes sonoros, ni a su olor, aunque sí a la percepción de los 
mismos; tampoco a la concepción del paisaje en el arte contempo-
ráneo, ni a su papel en la literatura, aunque algunos de los textos 
plantean aproximaciones a estos temas. 
Este libro se constituye, entonces, en la reunión de múltiples 
perspectivas sobre el paisaje con un fundamento geográico; es 
18
Perspectivas sobre el paisaje
decir, es un texto que desde la geografía identiica en el paisaje 
un punto de encuentro entre diversas tendencias, saberes, meto-
dologías y aproximaciones que quieren entender, interpretar, ana-
lizar y administrar el mundo que habitamos. Esta recopilación se 
convierte en una lectura obligatoria para los que quieren investigar 
sobre este Aleph.
Finalmente, y a manera de conclusión, el ejercicio de es-
cribir y construir este libro nos permitió reconocernos al recorrer 
el camino desde los fundamentos teóricos forjados en los textos 
que leímos y confrontarlos con las experiencias originadas en el 
trasegar cotidiano de nuestros propios paisajes. Esperamos que, a 
partir de este texto, el lector emprenda su propio camino sobre el 
paisaje, su concepto y forje así su propio Aleph.
Acerca del libro
Este libro fue organizado en cinco capítulos, cada uno referido 
a un eje temático especíico. El primer eje relaciona artículos que 
estudian el concepto de paisaje, su deinición, pertinencia, métodos 
y alcances. El segundo, compila estudios situados en las ciencias 
humanísticas, el arte y la fenomenología, donde el paisaje se cons-
truye a través de los sentidos de quienes lo habitan. El tercero 
analiza las transformaciones y construcciones de los paisajes a 
través del tiempo: desde la revolución industrial hasta las trans-
formaciones económicas subsiguientes, entendiendo la relación 
de los seres humanos y sus estructuras sociales con la naturaleza. 
El cuarto hace referencia a aquellos acercamientos al paisaje que, 
desde la teoría general de sistemas y los conceptos ecosistémicos, 
analizan los elementos y relaciones presentes en el mismo. El 
quinto, y último eje, reúne trabajos relacionados al ordenamiento, 
gestión y planiicación del territorio, tomando como elemento in-
tegrador el paisaje.
El primer capítulo relexiona sobre la carga cultural que ha 
conigurado el signiicado de paisaje y sobre el cual se sustentan las 
transformaciones históricas del entorno en sociedades y tiempos di-
ferentes. Para los autores de esta primera sección es de gran impor-
tancia el análisis historiográico de este concepto, así como algunas 
19
Introducción
de sus características, entre ellas, la relación monista naturaleza-
ser humano, base primordial de sus análisis. En primera instancia, 
Susana Barrera Lobatón propone, en su artículo, la creación de una 
nueva propuesta teórico-metodológica para el estudio del paisaje: 
Eventos Relacionales para el Análisis del Paisaje (MERAP). Para ello, 
la autora profundiza en temas transversales e indispensables, que, 
a su juicio, debe tener cualquier investigación sobre este tema: la 
multiescalaridad de los fenómenos, el contexto espacio-temporal, la 
continuidad y vecindad, el enfoque del autor y los conceptos que va 
a manejar en el transcurso de la investigación, enmarcados en una 
realidad ecológica y contextual propia de cada espacio explorado. A 
partir del análisis realizado, Barrera Lobatón deine cinco grupos 
con diferentes propuestas teóricas y metodológicas que abarcan el 
universo de las investigaciones relacionadas con el paisaje y que, 
posteriormente, se convirtieron en la base sobre la cual se cons-
truyó Merap y sobre la que se organizó este libro.
Federico Fernández Christlieb explora el nacimiento del con-
cepto de paisaje en Europa como la representación del entorno por 
medio de la pintura y su consecuente evolución, convirtiéndolo en 
un espacio formado por elementos naturales y sociales en constante 
interacción. Analiza sus raíces en las lenguas romances y germá-
nicas, ahondando en el castellano, lengua hablada por los primeros 
conquistadores y colonizadores del Nuevo Mundo. Aunque los 
territorios recién descubiertos contaban con una interpretación 
propia del medio, además de diferentes formas para expresar sus 
paisajes, estas concepciones fueron cambiando a medida que la 
cultura europea imponía nuevas formas de percibir, relacionarse y 
apropiarse del espacio.
Pedro Urquijo examina el paisaje como un concepto integrador 
que permite analizar, espacial y temporalmente, los elementos natu-
rales y sociales de un lugar determinado, lo cual hace que se convierta 
en pieza clave en las investigaciones cientíicas interdisciplinarias 
correspondientes al ambiente, tema sobre el cual la geografía, como 
ciencia «bisagra», ha tenido siempre gran interés. Aunque también 
realiza una exploración historiográica del concepto de paisaje, 
además de examinar las raíces en las lenguas romances y germánicas 
20
Perspectivas sobre el paisaje
de este vocablo, investiga asimismo otras concepciones en culturas 
diferentes, buscando, no el origen de este término, sino las diferentes 
maneras en que la humanidad se relaciona con su entorno natural. 
El segundo capítulo corresponde a estudios situados en las 
ciencias humanísticas, el arte y la fenomenología, donde el paisaje 
se construye a través de los sentidos de quienes lo habitan. Los 
autores agrupados en este capítulo presentan una relexión sobre 
nuestra relación con el paisaje desde la percepción. El artículo de 
Agustin Berque nos invita a reconocer los fundamentos de sus es-
tudios sobre el paisaje en Oriente y la importancia de la percepción 
del ser humano en la concepción del término. En su continua re-
lexión sobre el paisaje, el autor nos presenta nuevos criterios que 
facilitan la identiicación del concepto en una cultura y nos resalta 
la importancia del mismo en la poesía, como un instrumento de 
expresión estética de la naturaleza.
 Pedro Salazar Salamanca y Nohra León Rodríguez en su ar-
tículo presentan un modelo creado a partir de la cuaternidad de 
Heidegger, en el que proponen la necesidad de considerar diferentes 
variables al percibir el ambiente como efecto modelador de un 
paisaje. Los autores, a partir de la relación entre cultura y naturaleza, 
van incluyendo variables tales como la presencia del individuo y los 
roles que este puede tomar entre lo controlable y lo caótico. Las va-
riables de análisis propuestas por Salazar y León se suman al análisis 
estético de un paisaje, lo cual complementa el artículo de Berque. 
Javier Díaz-Perdomo presenta un análisis sobre la presencia del 
concepto paisaje en la cultura tikuna de la Amazonia colombiana. 
En su relexión relaciona la percepción ancestral del entor no, por 
parte del pueblo tikuna, con su adaptabilidad a las concepciones 
impuestas desde el exterior. Con base en la particularidad del ser 
humano al establecer relaciones con el paisaje, el autor propone, 
como elemento mediador entre diferentes sociedades, la inclusión 
del concepto paisaje como un factor catalizador que facilita la re-
lación entre las culturas y su entorno. Este capítulo resalta la im-
portancia de considerar diferentes variables en la concepción y 
dinámica de transformación de un paisaje.
21
Introducción
El tercer capítulo analiza las transformaciones y construc-
ciones de los paisajes a través del tiempo, entendiendo la relación de 
los seres humanos y sus estructuras sociales con la naturaleza y con 
el sistema económico actual.Inicialmente pensamos diferenciar 
los estudios entre los que consideran como factor de cambio a la 
concepción-relación naturaleza y aquellos cuyo factor de cambio 
es el sistema económico. No obstante, esta diferenciación nos pa-
reció peligrosa, por lo menos con los textos aquí expuestos, dado 
los vínculos que se tienen entre el concepto naturaleza y el actual 
sistema económico. 
Patricia Pintos, por ejemplo, al airmar que «hay que reco-
nocer que los procesos de hibridación cultural de la globalización 
lo han trastocado todo», muestra la diicultad de separar las ló-
gicas capitalistas de las actuales concepciones sobre naturaleza. La 
autora hace un análisis sobre las transformaciones que han tenido 
los humedales en un sector de la periferia de Buenos Aires, como 
consecuencia de la proliferación de una expansión urbana dispersa 
en forma de conjuntos cerrados, cuyos habitantes responden al 
llamado de «volver a la naturaleza» en espacios exclusivos y vi-
gilados. Esta situación implica procesos de acumulación por des-
posesión de bienes comunes, que han transformado críticamente 
la función ecológica de los humedales a partir de la idea de vivir 
dentro de una naturaleza «paisaje». 
Por su parte, Miguel Antonio Espinosa Rico nos habla sobre la 
transformación del espacio rural a escalas internacionales y regio-
nales, por cuenta del capitalismo global. Para esto expone cómo «la 
humanidad entera muestra una trayectoria rica en manifestaciones 
con vocación de impacto global», desde los primeros navegantes 
chinos hasta los actuales. Seguidamente hace un recorrido por 
los conceptos sobre paisaje y globalización para, posteriormente, 
ilustrar la forma en que los procesos globalizantes conllevan im-
pactos espaciales caracterizados por estructuras de la difusa go-
bernabilidad e institucionalidad nacional en algunos municipios y 
zonas más especíicas de Colombia.
 Posteriormente, Leonardo Molina Portuguez identiica y 
analiza las transformaciones de las que han sido objeto los paisajes 
22
Perspectivas sobre el paisaje
de los municipios de San Pablo y Cantagallo, localizados en el sur 
del departamento de Bolívar, en Colombia. El paisaje de estos 
municipios ha sido transformado por el paso de los cultivos de uso 
ilícito y las políticas de erradicación que les sucedieron. Molina, al 
igual que Pintos y Espinosa, deja en claro que la transformación de 
los paisajes locales obedece tanto a dinámicas económicas, como a 
políticas de regulación, las cuales responden a lógicas globales que 
desconocen elementos del paisaje local, estos últimos asociados a 
los conceptos de lugar y territorio.
Finalmente, el artículo de Yasmid Alvarado y Carla Gómez 
muestra las principales transformaciones ocurridas en el paisaje 
de las cuencas de las quebradas La Vieja y Los Rosales, locali-
zadas sobre los cerros orientales de la ciudad de Bogotá, desde el 
periodo de la colonia española hasta nuestros días. El área de es-
tudio se caracteriza por haber sido conurbada por una zona de la 
ciudad económicamente privilegiada. Las autoras realizan un es-
tudio multitemporal con base en fotografías aéreas y un análisis 
histórico-retrospectivo con base en información documental, y 
concluyen que este paisaje ha pasado por varias etapas: una zona 
con preeminencia de elementos naturales en la Colonia, un área 
de explotación minera intensiva durante la época republicana, y 
el actual paisaje elitizado, caracterizado por una combinación de 
«elementos naturales» y viviendas lujosas, a expensas del espacio 
público, coincidiendo en algunas conclusiones con el trabajo de 
Patricia Pintos. 
El cuarto capítulo hace referencia a aquellos acercamientos al 
paisaje que, desde los conceptos ecosistémicos y desde la teoría ge-
neral de sistemas, analizan sus transformaciones. Aquí vale la pena 
mencionar que cuando hicimos la convocatoria para este libro, 
pensamos encontrar análisis netamente sistémicos sobre el paisaje. 
No obstante, y para nuestra sorpresa, los dos artículos aquí pre-
sentados comparten un interés en combinar metodologías ecosis-
témicas con otras metodologías que permitan conocer la historia 
del lugar, sus dinámicas económicas y, sobre todo, que aporten al 
proceso de planiicación. 
23
Introducción
En este orden de ideas, Elvira Durán expone que la ecología 
del paisaje y el manejo de ecosistemas ofrecen bases conceptuales 
que pueden conducir a las metas de la sustentabilidad. Durán 
ejempliica esta situación a través del caso de la Sierra Norte de 
Oaxaca, México (SNO), una región con bosques de alto valor (pro-
ductivo y ecológico) caracterizada por la fuerte tendencia de más 
de cien territorios de propiedad común hacia el manejo forestal 
participativo. Su trabajo, por una parte, muestra la importancia de 
los paisajes forestales como proveedores de servicios ambientales: 
provisión de agua, la captura y el almacenamiento del carbono, la 
conservación de los suelos, el mantenimiento de la biodiversidad y 
la belleza escénica; y, por otra, ilustra la relación que tienen los ha-
bitantes con los bosques, indicando que el empoderamiento local 
del manejo del bosque y del territorio comunal se enfoca en cubrir 
necesidades locales, pero con claridad de las oportunidades econó-
micas regionales y globales. 
Por su lado, Cristian Camilo Mancera presenta una eva-
luación de la aptitud de uso de la tierra del municipio de Tocancipá 
(Cundinamarca, Colombia), una población localizada 47 kiló-
metros al norte de la ciudad de Bogotá, con base en la metodología 
FAO. El texto muestra la utilidad de la geografía física como ciencia 
socio-ambiental en la práctica de la ordenación territorial. Ilustra 
la forma en que las relaciones entre los sistemas naturales y so-
ciales pueden ser expresadas espacialmente a través de unidades de 
paisaje, las cuales se convierten en unidades de análisis y gestión 
para la planiicación y ordenamiento del territorio.
Estos dos artículos, indudablemente, ofrecen un puente con-
ceptual al quinto capítulo del libro, el cual contiene trabajos relacio-
nados con el ordenamiento del territorio, su gestión y planiicación, 
tomando como elemento integrador el paisaje. Este capítulo busca 
estudiar una categoría de análisis del paisaje que ha sido poco desa-
rrollada: la aplicación de sus conceptos y métodos al ordenamiento 
del territorio. A través de los artículos se descubre cómo el manejo, 
planeación, control, transformación y construcción del espacio, 
particularmente en el medio urbano, se encuentran mediados por 
las estructuras del poder político, económico y social. Estas es-
24
Perspectivas sobre el paisaje
tructuras construyen y son construidas a través de discursos que 
comprenden un conjunto de valores que posibilitan sus acciones 
y prácticas, expresadas en la reconiguración del paisaje. En este 
proceso intervienen diversos actores como las autoridades públicas 
político-administrativas, el sector de constructores, arquitectos y 
planiicadores urbanos estrechamente relacionados con las organi-
zaciones inancieras; también el ámbito académico, a través de la 
enunciación de discursos, conceptos, categorías y el desarrollo de 
investigaciones; y las acciones de la comunidad a través de orga-
nizaciones y movimientos sociales que buscan imponer un orden 
propio a su territorio. 
Se evidencia, entonces, frente a esta diversidad de formas de 
administración, que la concepción de un paisaje ideal implica la 
reproducción de conlictos de uso del suelo como consecuencia de 
la falta de consenso en el manejo del espacio. Esto ocurre habi-
tualmente porque las instancias encargadas de la administración 
y planeación han relegado las consideraciones, percepciones y 
perspectivas de las problemáticas que las comunidades consideran 
como prioridades en la relación con su entorno, por lo tanto, el 
sostenimiento de ciertas formas de orden no es garantizado. Sin 
embargo, también es claro que la forma de administración que se 
adopte, en cierto momento, condicionarálas acciones de manejo 
del espacio en el futuro.
En el primer artículo de este capítulo, Pedro Salazar y Alexi 
Cusva analizan el origen de la idea de administración del paisaje, 
a partir de los planteamientos de Kevin Lynch. Hacen un acerca-
miento a conceptos como la planiicación del desarrollo, el orde-
namiento del territorio y la planiicación territorial, observando 
cómo estos trasforman el paisaje en la medida en que se instrumen-
talizan a través de la apropiación, diagnóstico, manejo y control 
sobre el territorio. A partir de esta revisión, los autores aportan a 
la deinición de «administración del paisaje» una nueva dimensión 
de análisis que integra también las relaciones y prácticas espaciales 
de las comunidades que coniguran paisajes propios. 
Julieth Monroy Hernández analiza las diferentes formas como 
el borde urbano ha sido conceptualizado a partir de las interacciones 
25
Introducción
entre los elementos sociales, económicos, políticos y culturales 
que constantemente modiican el área periurbana. De esta forma, 
deine tres grandes grupos que comprenden los acercamientos más 
comunes: el enfoque rural-urbano, el enfoque del modelo economi-
cista y el enfoque ambientalista. La autora se centra en este último, 
para realizar un análisis preliminar del fenómeno de la creación de 
áreas protegidas como forma de organización y administración de 
los bordes urbanos.
Finalmente, German Quimbayo analiza, a partir de un estudio 
de caso, cómo el concepto de paisaje aporta a la administración y 
manejo de áreas protegidas urbanas, en el Parque Entrenubes, en la 
ciudad de Bogotá (Colombia). Observa los conlictos que surgen en 
la búsqueda del ordenamiento territorial y la protección de áreas 
ambientalmente estratégicas para una ciudad capital, con una im-
portante intervención histórica de su medio. 
 Estepa y Geoandes
ENFOQUES TEÓRICOS 
SOBRE EL ESTUDIO DEL PAISAJE
29
Consideraciones teóricas para 
 el análisis del paisaje: la metodología 
de los eventos relacionales
Susana Barrera Lobatón
 Universidad Nacional de Colombia
Un principio central de la investigación humanística moderna 
es que todo lo que nosotros los seres humanos hacemos, nuestro 
discurso, nuestro trabajo, nuestro disfrute, nuestra vida social, 
nuestras ideas sobre nosotros mismos y la naturaleza existen 
en un contexto que es histórica, geográica y culturalmente 
particular, y no puede ser entendido fuera de este contexto.
CRONON, Uncommon Ground1
El paisaje ha generado interés en múltiples disciplinas desde 
hace varios siglos. Por ejemplo, para Cosgrove (1985), el interés en 
el paisaje se relaciona con el desarrollo de la técnica de la pers-
pectiva en el arte en el siglo XVI, que destacó la posibilidad de 
observar y dibujar geométricamente los espacios. Para algunos au-
tores, el concepto tiene su origen en el siglo XIX y proviene de una 
tradición alemana derivada tanto del interés de sus gobernantes en 
la deinición de áreas administrativas, como en el conocimiento 
cientíico de las regiones (Holt 1992). Otros autores ponen el desa-
rrollo del concepto en manos de la Revolución Rusa y la necesidad 
de clasiicar las tierras para un mejor aprovechamiento agrícola 
(Frolova y Bertrand 2006) y otros ven su origen en la tradición 
francesa de inales del siglo XIX, asociada con la propuesta de Vidal 
de la Blache sobre la geografía regional (Hall 1996; Holt 1992). En 
todo caso, cualquiera que sea el origen de su concepto, el paisaje ha 
sido tema de controversia y debate a lo largo de los siglos, y durante 
el siglo XX tuvo momentos de poca favorabilidad y gloria; caracte-
rística primordial de la primera década del siglo XXI.
1 Traducción propia.
30
Susana Barrera Lobatón
Una relexión acerca del interés actual en el estudio de los pai-
sajes me lleva a pensar que en el origen de su renacimiento subyace 
la facilidad de su concepto para abordar temas tan complejos 
como las transformaciones del espacio-«paisaje» asociadas al cre-
cimiento exagerado de las ciudades; el actual interés en asuntos 
ambientales, entre ellos los temas sobre sostenibilidad y la relación 
ser humano-naturaleza, y las ventajas de varios siglos de discurso, 
que permiten entender la interacción de múltiples escalas espacio-
temporales en la transformación local de los espacios. A esto debe 
sumarse, que, desde una perspectiva crítica, solo entendiendo las 
dinámicas de los habitantes de los paisajes y su relación con el es-
pacio que habitan, podrán entenderse sus cambios y proponerse 
alternativas de uso y manejo. 
A partir de lo anterior, este artículo tiene como objetivo acer-
carse a algunas de las deiniciones y aproximaciones sobre el con-
cepto de paisaje, las cuales sirvieron de base para el desarrollo de la 
propuesta teórico-metodológica Merap. Es de anotar que, aunque 
no hace parte del presente artículo, el desarrollo de la propuesta 
requirió otro tipo de análisis, especíicamente en torno al concepto 
sobre la naturaleza, las propuestas de algunos historiadores am-
bientales para el abordaje de los cambios en el paisaje y la historia 
ambiental contada por diferentes autores. Asimismo, el desarrollo 
de la Merap demandó un acercamiento a la historia de la plani-
icación urbana y al cambiante foco de atención en el manejo de 
cuencas hidrográicas a lo largo del siglo XX y un análisis sobre 
la convergencia cuenca-ciudad a través del creciente interés am-
biental, su cambiante signiicado y los problemas y conlictos deri-
vados de la interacción regional naturaleza-cuenca-«ciudad»2.
Así pues, en la primera parte de este artículo, desarrollo los 
temas que, a mi juicio, deben ser transversales a los diferentes con-
ceptos y estudios del paisaje. En la segunda, hago una clasiicación 
de los diversos estudios sobre el paisaje, para lo cual considero las 
preguntas que sus investigadores se han formulado, los estudios 
que estos han realizado, los métodos de análisis que han utilizado 
2 El lector interesado en este tema puede remitirse a Barrera Lobatón (2009).
31
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
y los principios teóricos en los cuales se han fundamentado. En la 
tercera parte, presento la propuesta metodológica Merap y, en la 
cuarta, concluyo sobre la propuesta teórico-metodológica.
Elementos transversales 
a los estudios sobre el paisaje
En múltiples estudios sobre el paisaje, se encuentran ideas di-
versas sobre su concepto, su forma de aproximación y los funda-
mentos teóricos y metodológicos que los sustentan. No obstante, 
los estudios dejan entrever ciertos elementos transversales, a mi 
juicio, necesarios para la comprensión de la transformación de los 
paisajes, entre los que se encuentran: a) la existencia de una «rea-
lidad ecológica»; b) la necesidad de análisis multiescalares y de los 
aspectos de conectividad y contigüidad para entender ciertas di-
námicas locales; c) la importancia del contexto temporal y espacial 
en el que se transforman los paisajes, el cual implica conocer diná-
micas económicas, políticas, sociales y culturales, y d) el enfoque 
de los estudios según los conceptos espacio, territorio y lugar, en 
los que se basan sus autores y, por ende, la deinición de las áreas 
de estudio, tales como: barrio, región, cuenca, unidad de manejo, 
unidad ambiental, unidad ecológica, patrimonio natural, patri-
monio cultural, zona franca, reserva natural, entre otras. 
Adicionalmente, una categorización de los estudios sobre 
el paisaje no puede escapar —dada la diversidad de temas y pro-
puestas metodológicas y teóricas que hacen referencia a estos— del 
papel e interés del observador o investigador sobre su objeto de 
estudio3, por lo que se hace necesario identiicar el «lente» a través 
del cual se miran y analizan los paisajes. Tampoco es posible com-
prender las transformaciones de los paisajes sin acercarse a la di-
námica y estructura de la población que los habita y la relación que 
esta población teje con la naturaleza,así como a la normativa que 
los rige y el conocimiento que la direcciona. 
A continuación, hago referencia a cada uno de los elementos 
aquí citados. 
3 Situación que se relaciona con los conceptos de lugar, espacio y territorio.
32
Susana Barrera Lobatón
La importancia de la realidad ecológica 
en la transformación de los paisajes
A pesar de las múltiples interpretaciones y aproximaciones 
que tengamos sobre la dinámica y la transformación de los paisajes, 
indudablemente la relación de los seres humanos con los espacios 
que habitan se da sobre un espacio físico con ciertas características. 
Estas son referidas por Carl Sauer (1928) como el «paisaje físico», o 
por William Cronon (1992) como la «realidad ecológica». Es decir, 
no es posible analizar un paisaje sin considerar que, por ejemplo, 
existen ciertas particularidades tales como las condiciones de sequía 
o humedad que lo caracterizan, las posibilidades agrícolas, la oferta 
de recursos mineros, la susceptibilidad a procesos de remoción en 
masa, amenazas volcánicas o inundaciones.
La importancia de la aproximación multiescalar 
y de los aspectos de conectividad y contigüidad 
para el análisis de los paisajes locales
La necesidad de una aproximación al estudio de las transfor-
maciones de los paisajes locales a través de un análisis multiescalar 
es otro elemento indispensable en los estudios sobre el paisaje. Si 
bien es cierto que esta necesidad parece ser mucho más contem-
poránea y que la ausencia de un análisis de este tipo forma parte 
de algunas de las críticas que se hacen a la reconstrucción de los 
paisajes, por ejemplo, a través de la historia ambiental (McNeill 
2003), también es cierto que el interés en el análisis multiescalar lo 
encontramos implícito en propuestas elaboradas desde inales de 
siglo XIX, por ejemplo con los trabajos de Vidal de la Blache sobre 
geografía regional y más especíicamente los trabajos de Patrick 
Geddes (Hall 1996). Asimismo, un análisis multiescalar debe dar 
importancia a las lógicas locales, pues, después de todo, son sus ha-
bitantes quienes se relacionan directamente con los espacios en que 
viven. El reconocimiento de este hecho se maniiesta en el actual 
interés en la percepción de los paisajes y en métodos participativos, 
que permiten conocer y relacionar diversas formas de saber e inte-
ractuar con los paisajes analizados.
33
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
Adicionalmente, para entender las dimensiones de un análisis 
multiescalar resultan determinantes los conceptos sobre conti-
güidad, vecindad y conectividad, los cuales también tienen una tra-
dición histórica. Mientras que la contigüidad implica una cercanía 
entre dos espacios y, por lo tanto, no involucra necesariamente una 
cercanía en el espacio cartesiano, la vecindad implica una conecti-
vidad física entre estos, por lo que dos espacios vecinos comparten 
los mismos límites y sus relaciones se dan en el espacio-tiempo 
cotidiano. Así, mientras la ciudad de Bogotá, por ejemplo, es con-
tigua a otras ciudades latinoamericanas o a economías globales a 
través de aspectos comunes entre ellas, tiene como vecinas a las 
poblaciones con las cuales circunda y cuyos habitantes están cons-
tantemente en contacto, transmitiéndose/comunicándose no solo 
insumos económicos, sino también múltiples saberes, costumbres, 
etc. Estas diferencias entre contigüidad y vecindad, además de im-
plicar diversas formas de conectividad y comunicación, también 
implican diversas escalas espacio-temporales, las cuales ameritan 
análisis diferentes y complementarios.
La contigüidad abarca al espacio virtual (internet, teléfono, 
radio, televisión) y puede eventualmente comprender al espacio 
físico (p. ej., una carretera, una ruta de vuelo, un río, etc.). La 
vecindad requiere de una conectividad física, aunque eventual-
mente también se conecta a través de espacios virtuales. Tanto la 
conectividad como la contigüidad implican una relación bidirec-
cional, es decir, los f lujos (conocimiento, insumos, etc.) no solo 
entran a los espacios, sino que también salen de ellos. La fortaleza 
y dirección de estos f lujos producen cambios en los paisajes lo-
cales, los cuales, al venir de otros espacios, necesariamente re-
quieren de un análisis del poder de manera multiescalar y de las 
intenciones de las políticas. Un análisis de este tipo permite en-
tender por qué muchas regulaciones y políticas sobre los paisajes 
locales tienen origen a escalas globales, así como advertir que 
solo el empoderamiento de saberes locales permitirá que estos 
permeen políticas globales. 
34
Susana Barrera Lobatón
La necesidad de identiicar la «realidad contextual» en la 
cual se dan las dinámicas de transformación de los paisajes
Dado que no es posible reconocer la dinámica y la transfor-
mación de los paisajes sin considerar las relaciones políticas, eco-
nómicas, culturales y sociales que se tejen no solo en su interior, 
sino en relación con sus áreas vecinas y contiguas, únicamente el-
conocimiento de la realidad contextual en la que estos paisajes se 
transforman nos llevará a estudios que involucren a sus habitantes. 
Tal es el caso de las políticas ambientales, muchas de ellas deinidas 
en contextos regionales o globales, las cuales, aunque poco o nada 
tienen que ver con los espacios locales, se imponen ocasionando 
múltiples conlictos a sus habitantes. Para el caso ambiental, Grubb 
(1993) menciona, por ejemplo, que el concepto de sostenibilidad, 
propuesta en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, 
ocasionó grandes modiicaciones a las políticas ambientales de 
múltiples países. Hoy, Latinoamérica trabaja el concepto sustenta-
bilidad, el cual obedece más a dinámicas propias de la población, 
donde la relación de sus habitantes con la naturaleza se entiende 
más allá de la necesidad de su protección para el futuro o de las 
necesidades económicas de la población, que a la relación directa 
que tienen los habitantes locales con esta naturaleza en torno a su 
cultura y saber.
El reconocimiento y análisis de la realidad contextual en la 
cual se transforman los paisajes abre la posibilidad de entenderlos 
y transformarlos en pro de sus habitantes. El estudio de la realidad 
contextual demanda análisis discursivos, que permitan entender 
las dinámicas actuales, las causas y consecuencias de los eventos 
que transforman los paisajes. Esto implica necesariamente reco-
nocer y controvertir los efectos de las actuales circunstancias de 
conectividad, a las cuales se ven expuestos los paisajes locales y la 
implícita bidireccionalidad de sus lujos de poder y conocimiento 
que conduce a las dinámicas económicas, sociales, culturales y po-
líticas locales de forma desigual, ya sea adentro de sus paisajes o en 
paisajes externos.
La realidad contextual, entonces, es el marco en el cual enten-
demos e interpretamos la forma como se transforman los paisajes, 
35
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
y la carga discursiva de su método hace que coexistan múltiples in-
terpretaciones sobre sus dinámicas. Solo un análisis emancipatorio 
de esta realidad permitirá la construcción de paisajes en pro de sus 
habitantes, es decir, reconociendo sus relaciones con los espacios 
que habitan. 
La importancia de los debates sobre el concepto 
de espacio y su relevancia en el estudio de 
las transformaciones de los paisajes
El análisis de los conceptos sobre el paisaje y las diversas 
formas en que este se ha abordado nos lleva necesariamente a em-
prender un recorrido por los debates sobre el espacio, de los cuales 
han resultado deiniciones precisas acerca de lo que entendemos 
por lugar, territorio, región, unidad de área, entre otras4. Así pues, 
si el paisaje como espacio se aproxima a la concepción de lugar, su 
análisis implicará el estudio de la forma en la que los habitantes 
perciben este paisaje, y los métodos y teorías en los cuales se apoya 
para su análisistendrán orígenes en disciplinas y propuestas aca-
démicas interesadas, por ejemplo, en la percepción o en la geografía 
humanística5. Resultará relevante, entonces, conocer la relación de 
los habitantes con los paisajes locales, su percepción, su relación 
directa con los espacios que cotidianamente ocupan y sus ideas y 
relación directa con la naturaleza. 
Asimismo, si el paisaje como espacio se aproxima a la con-
cepción de territorio6, su análisis implicará entender, por ejemplo, 
4 Véase, por ejemplo, Delgado Mahecha (2003); Montañez Gómez (2001); 
Soja (1996); Sack (1980, 1983, 1986); Tuan (1977).
5 Entendida esta como aquella geografía que comparte con las humanidades 
y las ciencias sociales la esperanza de proveer una visión precisa del mundo 
humano con el propósito de alcanzar una mayor comprensión del hombre 
y su condición.
6 Aquí vale la pena mencionar que en el mundo francófono existen otras 
nociones sobre el concepto de territorio. No obstante, para este trabajo, el 
territorio se toma como se airma aquí. Irène Hirt airma que en el mundo 
francófono «el paisaje es el entorno de vida o de deambulación. Es lo que 
se percibe por los sentidos. Es el ambiente en el cual uno vive. En cuanto 
al territorio, este trasciende el paisaje y lo engloba. Es mucho más que 
36
Susana Barrera Lobatón
que es a través de la deinición de áreas político-administrativas 
(municipios, países, veredas, etc.) o áreas especiales de manejo 
(usos del suelo —deinidos a través de los Planes de Ordenamiento 
Territorial (POT)—, zoniicaciones ambientales, etc.) o territorios lo-
cales (barrios, conjuntos, sectores de pandillas, regiones de minería 
ilegal, regiones con poca presencia del Estado, entre otros) como se 
regulan los paisajes. La comprensión del concepto de territorio en 
toda su extensión nos permitirá entender que no es posible gobernar 
un paisaje según el actual paradigma de límites político-administra-
tivos, sin considerar el poder de decisión implícito en estos.
En otras palabras, la delimitación de los espacios-territorio 
y el ejercicio de «territorialidad» también modiican los paisajes 
locales, y sus acciones se dan multiescalarmente (Sack 1986). Un 
análisis, desde el concepto de territorio, requiere del apoyo teórico 
y metodológico de una parte de propuestas relacionadas con la 
dinámica capitalista, entre estas, el estructuralismo, la geografía 
marxista o la geografía crítica, que reconozcan las diferencias lo-
cales y los efectos y signiicado de poder, como el posestructura-
lismo o el posmodernismo. 
Por último, si el paisaje como espacio se aproxima a la con-
cepción cartesiana de éste, su análisis permitirá la identiicación de 
patrones espaciales y temporales, contigüidades, conectividades, 
relaciones entre estructuras, cambios, mosaicos, matrices, entre 
otras. En este caso, el estudio del paisaje se apoya en disciplinas 
encargadas del análisis espacial, tecnologías de la información 
geográica y gran variedad de conceptos ecológicos y sistémicos 
estudiados principalmente por ecólogos, biólogos, agrónomos y, en 
general, geógrafos físicos (véase, por ejemplo, Alzate 2008; Kent 
2007; Young y Aspinall 2006; Field et ál. 2003; Flórez 2003), cuyos 
análisis se basan o derivan, generalmente, de la teoría general de 
sistemas. Esta posibilidad de múltiples aproximaciones al estudio 
de los paisajes me lleva al último punto trabajado en esta sección. 
un entorno. Pero en cambio, el paisaje puede permitir decir el territorio, 
expresar la relación sensible al territorio. Las representaciones paisajísticas 
como la cartográica pueden constituirse en mediadores del paisaje» 
(comunicación escrita).
37
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
El papel del observador o del investigador en la 
explicación de las transformaciones de los paisajes
Mientras una aproximación a los paisajes debe reconocer su 
«realidad ecológica» como una realidad innegable y ampliamente re-
conocida —para lo cual la teoría general de sistemas y sus conceptos 
derivados resulta ser fundamental—, el análisis de la «realidad con-
textual» puede ser susceptible de múltiples interpretaciones, las 
cuales no solo dependen del lente epistemológico y metodológico 
con el que se analice el paisaje, sino también de los interrogantes 
e intereses que el observador o investigador tienen sobre este, es 
decir, de su propio contexto. Adicionalmente, dadas las implica-
ciones de poder y la multiplicidad de escalas que interactúan en la 
transformación de los paisajes locales, resulta también indispen-
sable reconocer y evaluar las relaciones de los habitantes locales con 
la naturaleza. 
Es aquí cuando el contexto cultural e histórico del investigador 
y su compromiso y relación con los habitantes de los paisajes resulta 
también relevante en el momento de entender la forma como se han 
venido analizando, dado que es el investigador quien generalmente 
lidera las interpretaciones y los análisis frente al objeto estudiado 
(si este no acude a métodos participativos de análisis). Cabe, en-
tonces, recurrir a una de las trilogías sobre el espacio de Lefebvre 
(citado por Soja 1996), la cual considera a la totalidad del espacio 
social como la combinación de los espacios percibido, concebido 
y vivido. Para Lefebvre, la interpretación del espacio percibido o 
el «espacio material» depende de nuestras vivencias —espacio 
vivido— y de las concepciones e imaginarios que tengamos sobre 
este espacio —espacio concebido7—. Estos espacios, respecto de lo 
que he mencionado hasta ahora, llevan a entender por qué la com-
prensión de las dinámicas que transforman los paisajes requiere 
de la combinación entre las realidades ecológica y contextual (es-
pacio percibido); las experiencias de los habitantes locales (espacio 
7 Un análisis de los espacios de Lefebvre, por ejemplo, como base para 
la interpretación de la cartografía social, puede consultarse en Barrera 
Lobatón (2009a). 
38
Susana Barrera Lobatón
vivido); y los conocimientos y políticas que generalmente migran 
desde otros contextos (espacio concebido).
Así pues, el análisis de las transformaciones del paisaje y sus 
muchas interpretaciones nos lleva a preguntarnos sobre su realidad 
ecológica, su realidad contextual, el contexto en el que se hacen sus 
investigaciones, el espacio vivido por sus habitantes y las políticas 
por las cuales se rigen. 
El paisaje y sus estudios
La identificación de los elementos que parecen trascender 
los límites teóricos y metodológicos utilizados para el estudio de 
los paisajes requirió del análisis de diversas propuestas teórico-
metodológicas y aplicaciones. Este análisis me llevó a proponer 
cinco grupos, los cuales se describen a continuación. Es de anotar 
que la propuesta de Don Mitchell (2000), referida a los temas de 
interés de la llamada nueva geografía cultural8, sirvió de funda-
mento para esta clasificación9. 
Grupo 1: el concepto mismo sobre paisaje
Este primer grupo está compuesto por todos aquellos acadé-
micos interesados en el concepto mismo de paisaje, su deinición, 
pertinencia, sus métodos y sus alcances. Mitchell (2000) menciona 
que este tipo de estudios ha sido de interés particular para las femi-
nistas, y yo me atrevería a decir que también para los geógrafos. Tra-
bajos de este tipo pueden encontrarse en Turner y Robbins (2008), 
en relación con la evolución del mismo concepto hasta llegar a las 
actuales deiniciones y alcances de la denominada ciencia del uso 
8 Carl Sauer, quien introdujo como reacción en contra del determinismo 
geográico la idea del paisaje cultural, es considerado el padre de la 
geografía cultural de la Escuela de Chicago en los años treinta.
9 Los temas trabajados por Mitchell (2000) incluyen: a) los paisajes 
abordados a través de las transformaciones derivadas del capitalismo y 
la Ilustración; b) la forma en que nosotros (como observadores y como 
productores) leemos e interpretamos los paisajes; c) el actual interés enla cultura y el paisaje en los escenarios urbanos contemporáneos; y d) 
la crítica a los estudios sobre el paisaje y a la misma idea de paisaje. 
39
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
de la tierra y ecología política; Fernández-Christlieb (2006) acerca 
de la geografía cultural; Maderuelo (2006) e Higueras-Arnal (1999) 
con referencia al concepto sobre paisaje y geografía y Muir (1998), 
Berque (1998), Price y Lewis (1993, 1993a), Cosgrove (1993), Duncan 
(1993), Jackson (1993), y Gómez (1980, 1984) acerca del mismo con-
cepto sobre paisaje y la forma como este ha sido aproximado.
Grupo 2: la transformación histórica de los paisajes
Este grupo está representado por aquellos académicos con un 
interés particular en las dinámicas de transformación de los paisajes 
en el tiempo y podría categorizarse en dos subgrupos: los primeros 
basan sus investigaciones sobre el paisaje en métodos desarrollados 
por historicistas (Cronon 1992) o por académicos interesados en 
la geografía histórica (Petek y Urbanc 2004; Guelke 1997). Los se-
gundos muestran un marcado interés en la dinámica —global y 
local— del sistema capitalista y buscan encontrar las huellas dejadas 
en el paisaje desde la Revolución industrial hasta el tiempo presente.
Mientras que los primeros buscan entender la forma en que 
los paisajes han sido construidos a lo largo del tiempo, para así 
aprender sobre la relación de los seres humanos con la naturaleza 
y sobre las estructuras políticas, económicas culturales y sociales 
de quienes habitan o habitaron los espacios, los segundos quieren 
entender y demostrar las diferencias causadas por el sistema capi-
talista en el espacio y las transformaciones de la naturaleza a través 
de la técnica, la tecnología y las políticas locales y globales.
Del primer subgrupo vale la pena destacar el trabajo de algunos 
arqueólogos, por ejemplo el de Criado-Boado (1999). Las temáticas 
desarrolladas por este grupo son diversas e incluyen asuntos re-
lacionados con la historia ambiental (White 1995; Cronon 1999; 
Worster 1979), la paleohistoria ambiental (Rippon, Fyfe y Brown 
2006), o la transformación de paisajes rurales a paisajes urbanos 
(Peters 2007; Dolores Muñoz 2006; Lewis 1972; Sauer 1925). 
Representantes del segundo subgrupo utilizan, por ejemplo, 
la teoría del metabolismo social (Toledo 2008, 2007; Giampietro, 
Mayumi y Martínez 2003), en la cual se combinan conceptos eco-
lógicos y económicos. Otros trabajos toman como base la ecología 
40
Susana Barrera Lobatón
política (Robbins 2004; Watts 2000; Blaikie y Brookield 1987), donde 
las diferencias en el uso de los espacios y su relación con ellos se ana-
lizan a la luz de la cultura y de la dinámica local-global del sistema 
capitalista; y otros como Gulh (2008) y Santos (1996) muestran la 
inluencia de la técnica en la transformación de los paisajes.
Grupo 3: la percepción y representación de los paisajes
Este grupo comprende aquellos estudios interesados en la 
percepción y la representación de los paisajes a través de nuestros 
sentidos, es decir, a través de los sonidos, los colores, lo que vemos, 
palpamos y olemos. Para esto, este grupo coincide en que el paisaje 
debe recorrerse y entenderse desde quienes lo habitan, y duda 
sobre la existencia de un paisaje neutro y objetivo. Este grupo en 
particular basa sus estudios en teorías y metodologías derivadas 
de corrientes humanísticas, entre ellas, la fenomenología o la per-
cepción. Sus investigadores se interesan por la diferencia y sus es-
tudios incluyen temas relacionados con minorías, personas con 
discapacidad, género, población indígena, raza, arqueología y arte.
Para este grupo, el papel del observador y su contexto son fun-
damentales en la interpretación de los paisajes y la forma como estos 
se viven, perciben y conciben. El objetivo inal de este grupo de in-
vestigadores es comprender la forma en que los paisajes son y han 
sido percibidos por nuestros sentidos. Los símbolos toman especial 
relevancia con el objeto de, por una parte, entender, encontrar y ana-
lizar comportamientos y, por otra, cambiar, direccionar y construir 
lugares socialmente más incluyentes o «paisajes más sustentables». 
Los trabajos de Melling (2009), Rodríguez (2007), López-Silvestre 
(2006), Hirsh y O’Hanlon (1995), Cosgrove (1985), Sitwell y Latham 
(1979) y Lynch (1976) forman parte de este grupo.
Grupo 4: los paisajes y la teoría general de sistemas
El cuarto grupo basa sus estudios sobre el paisaje en los cambios 
del uso de la tierra y varios conceptos ecológicos. Sus métodos, 
teorías y metodologías son una combinación de la teoría general de 
sistemas y conceptos ecosistémicos. Los temas de interés, para este 
grupo de investigadores, incluyen estudios geomorfológicos (Flórez 
41
Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
2003; Bolos 1992), biogeográicos (Kent 2007) y estudios sobre eco-
logía del paisaje y cambios del uso de la tierra (Young y Aspinall 
2006; Global Land Project 2005; Field et ál. 2003), estos últimos bas-
tante complejos en cuanto a que buscan la integración de variables 
físicas, bióticas y sociales. 
El principal objetivo de este grupo de investigadores parece 
ser la deinición de unidades especíicas homogéneas y la búsqueda 
de relaciones ecosistémicas en los elementos que constituyen el 
paisaje, por ejemplo, a través de la identiicación de corredores bio-
lógicos. Desarrollos en esta dirección incluyen teorías tales como 
la teoría de los sistemas complejos, teorías de difusión y análisis 
multicriterio y multiobjetivo, entre otros. Estudios de este tipo 
pueden encontrarse en Alzate (2008), Giannecchini, Twine y Vogel 
(2007) y Claval (1998).
Grupo 5: la administración de los paisajes
Este último grupo basa sus estudios en los conceptos de terri-
torialidad y poder e incluye aquellos trabajos a través de los cuales 
el concepto de paisaje aporta a la administración de los espacios. 
Para Sack, la territorialidad representa «la intención de un indi-
viduo o de un grupo de individuos de afectar, inluir o controlar 
personas, fenómenos y relaciones, delimitando y clasiicando un 
área geográica»10 (1986, 19), lo cual es uno de los objetivos de la 
administración de los paisajes. Esta delimitación y clasiicación de 
áreas, se hace a diferentes escalas y afecta a los habitantes locales. 
La mayoría de los estudios de este tipo han sido realizados 
por planiicadores urbanos y arquitectos (Lynch 1976; Nyseth 2008; 
Bemanian et ál. 2011), aunque también hay trabajos de académicos 
interesados en el manejo ambiental (Tyler y Quinn 2010) o cuencas 
hidrográicas. Estos trabajos se caracterizan por tener un compo-
nente fuerte en políticas de uso y manejo de los paisajes, por lo que 
evidencian conlictos ambientales y problemas de conectividad 
(Semm y Palang 2010).
10 Traducción propia.
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Susana Barrera Lobatón
Los métodos utilizados por este grupo son variados e invo-
lucran desde el uso de herramientas para la toma de decisiones 
(Alzate 2008) hasta la aplicación de teorías, tales como la teoría 
de la estructuración de Giddens (2003), donde la inluencia de 
los actores políticos (estructuras), las instituciones y habitantes 
(agentes) son examinados como actores en el sistema de adminis-
tración de los paisajes. Una aplicación de este tipo puede encon-
trarse en Alvarado (2008). 
La anterior clasiicación no pretende ser determinante ni exclu-
yente. Simplemente, busca organizar los múltiples trabajos que se 
han realizado en torno al estudio de los paisajes y algunas investiga-
ciones pueden combinar varios de los temas anteriormente categori-
zados. Si bien es cierto que la geografía se ha encargado de realizar 
discusiones profundas en torno al concepto de paisaje, su método y 
las teorías en las cuales se fundamenta, el estudio sobre los paisajes 
ha sido abordado teórica y metodológicamente por diversos acadé-
micos, de diferentes disciplinas, quienes se han acercadoa su con-
cepto a través de aplicaciones especíicas que aportan profundamente 
al entendimiento de las dinámicas de transformación de los paisajes. 
A continuación, abordo mi propuesta teórico-metodológica 
Merap. 
MERAP: la metodología de los eventos 
relacionales para el análisis del paisaje
La Merap busca indagar sobre los cambios en el paisaje a 
través de la identiicación y análisis de los procesos, que se desatan 
alrededor de ciertos eventos, cuyas causas y consecuencias son es-
culpidas en los paisajes, principalmente a través de políticas de 
regularización y territorialización. Parte del hecho de que los pai-
sajes son moldeados en el tiempo y en el espacio continuamente, 
por lo que cualquier análisis no es más que una aproximación a 
su dinámica. De este modo, el proceso de selección de los eventos 
considerados detonantes en la transformación de los paisajes re-
sulta fundamental. 
Los eventos que ocasionan cambios en los paisajes pueden ser, 
por ejemplo, políticas ambientales o urbanísticas, delimitación 
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Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
de áreas de manejo, políticas económicas, procesos de migración, 
dinámicas de conlicto, nuevas infraestructuras o redes de comu-
nicación, condiciones de la «realidad ecológica» (p. ej., sequías, 
inundaciones, deslizamientos, terremotos), otras percepciones del 
espacio o nuevas territorialidades.
Si bien es cierto que la selección de estos eventos depende del 
objetivo especíico del análisis del paisaje, esta selección también 
depende del investigador o grupo de investigadores y de sus inte-
reses sobre el área. De aquí que sea diferente un análisis del paisaje 
—por ejemplo, respecto de su transformación a partir de una ac-
tividad minera— realizado por un grupo de investigación de una 
universidad o con participación de la comunidad que lo habita, al 
análisis realizado por una consultoría o una institución del Estado. 
Ahora bien, la selección de la aproximación teórica y metodológica 
para el análisis de los paisajes dependerá de sus objetivos, lo cual 
a su vez conllevará la deinición de las herramientas y procedi-
mientos más adecuados.
Dado que la acción de delimitar 11 —independientemente de su 
propósito— implica el ejercicio de control sobre un área, las causas 
y las consecuencias del proceso de delimitar se constituyen también 
en un importante elemento de análisis para la Merap. Con la acción 
de delimitar, viene la acción de regular y, con la acción de regular, 
viene también la acción de delimitar. Muchos ejercicios de control 
sobre el espacio llevan implícita la acción de delimitar, ya sea a través 
de su normalización o a través de cambios en la estructura de te-
nencia de la tierra. Toda delimitación genera cambios en el paisaje y 
también en la relación de los habitantes con este. 
Así como los límites se constituyen en un elemento importante 
de ejercicio de poder y dinámica poblacional en la transformación 
de los paisajes, también las regulaciones tienen el poder de modi-
icarlos. La Merap considera necesario un análisis sobre las polí-
ticas de regulación y el manejo practicadas en las diferentes áreas de 
11 Aquí se incluyen límites político-administrativos, geográicos, de 
propiedad de tierras, de unidades de manejo, de unidades de interés 
especial, de territorios, entre otros, y sus dinámicas espacio-temporales.
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Susana Barrera Lobatón
«delimitación» que constituyen un paisaje. Este análisis debe con-
templar, por una parte, el conocimiento12, tanto local como global, 
que motiva las regulaciones y sus repercusiones locales, conside-
rando la historia del lugar. Al igual que con la delimitación de los es-
pacios, los procesos de regularización no solo dependen del Estado, 
sino también de sus habitantes y de sus propias dinámicas de terri-
torialidad; aquí se incluyen también situaciones de «irregularidad». 
La Merap es relacional, dado que: 
1. Los eventos seleccionados tanto para la realidad ecológica 
como para la realidad contextual no son independientes los 
unos de los otros.
2. Los eventos que afectan los paisajes locales, ya sea en su rea-
lidad ecológica, ya sea en su realidad contextual, pueden 
hacer parte de dinámicas regionales o globales, por lo que los 
paisajes requieren de análisis multiescalares.
3. Los eventos hacen que las ideas de la naturaleza se recons-
truyan constantemente, y estas ideas están generalmente me-
diadas por la relación directa que tienen los habitantes con los 
recursos naturales.
4. Los eventos, en nuestros paisajes, son interpretados según 
conocimientos globales y su inluencia sobre los paisajes lo-
cales es función de la diferencia entre las realidades globales 
y las realidades locales. Los lujos de poder globales son gene-
ralmente más fuertes que los lujos de poder locales, lo cual 
es causa de grandes conlictos.
5. Los eventos generan dinámicas desiguales que dependen de 
la relación de los habitantes locales con la naturaleza, la cual, 
a su vez, obedece a redes económicas globales (p. ej., países 
productores frente a países consumidores).
6. La interpretación de los eventos y sus consecuencias en los 
paisajes locales se basa en redes de conocimiento, las cuales 
12 Aquí es importante reconocer la posible direccionalidad de los «lujos» 
de conocimiento y las dinámicas de poder sobre las cuales subyace.
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Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
viajan a través de las redes facilitadas por la sociedad de la 
información y su relación con el desarrollo tecnológico.
La Merap empieza con el reconocimiento de una realidad 
ecológica, y una realidad contextual en la que se producen ciertos 
eventos, los cuales, generalmente, no ocurren al azar, sino que se en-
cuentran enmarcados dentro de dinámicas espacio-temporales mul-
tiescalares. Así pues, el término evento implica la identiicación de 
elementos físicos o simbólicos y sus causas y consecuencias en la es-
cultura del paisaje. Los eventos que caracterizan la realidad ecológica 
son eventos físico-bióticos, producto de las fuerzas de la naturaleza 
(p. ej., las inundaciones) o del uso y desuso de los recursos naturales 
(p. ej., la contaminación de aguas o deslizamientos). Los eventos que 
caracterizan la realidad contextual se analizan a partir de cuatro 
categorías: 1) eventos infraestructurales; 2) eventos económicos; 3) 
eventos estructurales; y 4) eventos regulatorios. Los cambios en la 
estructura y dinámica de los habitantes que habitan los paisajes res-
ponden y, a su vez, pueden condicionar algunos eventos.
Los eventos infraestructurales se constituyen en los medios 
de comunicación o transporte con que cuenta el espacio que debe 
estudiarse. Por ellos luye información, conocimiento e insumos. 
El desarrollo de estos elementos infraestructurales depende fun-
damentalmente del desarrollo tecnológico de una región. Los 
eventos infraestructurales incluyen, por una parte, ríos, caminos, 
ciclorrutas, autopistas, etc., y, por otra, periódicos, sistemas de in-
formación y, en general, todos aquellos medios por los que luye in-
formación y conocimiento en la llamada autopista de la información.
Los eventos económicos, los cuales también hacen parte de 
la realidad contextual, comprenden aquellos medios y métodos 
empleados por los habitantes del área en estudio para sostenerse 
económicamente. Los eventos económicos buscan entender las 
dinámicas de los habitantes respecto del uso de los recursos na-
turales y de su concepción sobre la naturaleza. Comprender los 
sistemas económicos implica entender sus ciclos y dinámicas, su 
crecimiento y recesiones y sus repercusiones en la relación de los 
seres humanos con la naturaleza a través del trabajo.
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Susana Barrera Lobatón
Los eventos estructurales consisten en la identiicación de las 
causas y consecuencias del ejercicio de poder a través de la acción 
de «delimitar» y sus repercusiones en la dinámica y estructura de la 
población. Los eventos estructuralesbuscan entender la inluencia 
de los «límites» administrativos, la forma de tenencia de la tierra, 
los límites geográicos en el lujo de conocimiento presente en las 
comunidades y en la estructura y dinámica de sus habitantes. 
Los eventos regulatorios buscan identiicar el grupo de agencias 
e instituciones que, a través de políticas especíicas de uso, manejo y 
planiicación, regulan un área; representan la materialización de la 
regulación de los espacios y el conocimiento que direcciona esta re-
gulación. Los eventos regulatorios permiten comprender hacia dónde 
se dirige una sociedad a partir del conocimiento-poder que termina 
direccionando su manejo y esculpiendo su paisaje, aun cuando 
muchas veces no responden a lógicas locales sino a políticas globales.
Los eventos infraestructurales y económicos son identiicados 
según el concepto de energía propuesto por White (1995), quien con-
sidera el principio de conectividad como un elemento fundamental 
para que la energía luya (conocimiento, poder o insumo). Asimismo, 
esta energía es producida a través del trabajo y, en general, a través 
de las actividades que los habitantes del área bajo estudio desem-
peñan. Tanto el lujo de energía como las actividades de la población 
y el trabajo dependen del desarrollo tecnológico. A mayor desarrollo 
tecnológico, mayor producción de energía, mayor aceleración en la 
producción a través de nuevas herramientas de trabajo y mayor co-
nectividad con otras áreas, y viceversa. A mayor energía, mayor de-
manda de recursos naturales, aun cuando estos no sean producidos 
en el área. De aquí la importancia de la conectividad.
La identificación de los eventos estructurales y regulatorios 
se fundamenta en el concepto de territorialidad propuesto por 
Sack (1986) y utiliza tres relaciones implícitas en su ejercicio (de 
territorialidad): una forma de clasificación por área, una forma 
de comunicación y un intento de ejercicio de poder sobre el 
acceso al área y a los elementos que se encuentran dentro o fuera 
de ella. Mientras que los eventos estructurales hacen énfasis en 
procesos de delimitación y clasificación del espacio geográfico, 
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Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
los eventos regulatorios hacen hincapié en el conocimiento en el 
que se fundamentan las agencias o instituciones que reglamentan 
los paisajes. En ambos casos, el papel de las redes de conectividad 
y la dinámica de la transformación de los paisajes a través de la 
tecnología es esencial.
La propuesta metodológica Merap permite, entonces, por 
medio de un análisis discursivo, entender las transformaciones de los 
paisajes y sus dinámicas, a través de lentes teóricos y metodológicos, 
seleccionados por los interesados en su análisis. Las dimensiones de 
la Merap nos permiten reconocer adicionalmente que el análisis de 
cualquier espacio implica un proceso selectivo, el cual siempre nos 
mostrará partes de una realidad pero nunca su totalidad.
La igura 1 resume mi propuesta teórico-metodológica Merap. 
En ella se muestra que el paisaje es el resultado de un conjunto de 
muchos procesos que se dan en un espacio, los cuales se producen 
por energía y su transformación en trabajo. Esta energía es la 
fuerza detrás de la realidad ecológica y la realidad contextual en la 
Figura 1. La propuesta teórico-metodológica Merap. 
ANÁLISIS
TIEMPO
PAISAJE
Realidad
ecológica
Conectividad/ 
comunicación
Realidad
contextual
ENERGÍA
TRABAJO
ACTIVIDAD
Event
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ísic
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 Conocimiento
Eventos infraestructurales, e
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C
o
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trol - Reglamentación - Territorialid
ad
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Susana Barrera Lobatón
que se desarrollan y transforman los paisajes. El tiempo requerido 
para que la energía transforme los paisajes varía. Por ejemplo, 
millones de años ha requerido un espacio para conigurar su es-
tructura geológica o geomorfológica o los cauces de los ríos y sus 
dinámicas; miles de años se han requerido para conigurar un es-
pacio urbano, pero bastan solo unos años para observar cambios 
en el paisaje asociados a una política especíica de control del es-
pacio a través de su regulación. Y solo unos segundos bastan para 
que un terremoto modiique todo un paisaje. 
La energía es también transformada en trabajo, el cual ayudado 
con la tecnología puede acelerar los procesos de transformación de 
los paisajes. La relación entre los seres humanos y los recursos natu-
rales depende de la realidad contextual y ecológica de los espacios. 
La dinámica económica de estas realidades también modiica 
los paisajes. 
Por otra parte, la conectividad es la que deja que luya infor-
mación de un espacio a otro, y se acelera debido a la tecnología; 
permite lujos de insumos y conocimiento que inluyen en las deci-
siones que se toman para regular los espacios. Estos, a su vez, se re-
gulan a través de la legislación y la normalización, materializadas, 
entre otras cosas, por procesos de delimitación. Por su parte, los 
procesos de delimitación y legislación son procesos de territoria-
lidad. Y el paisaje es el resultado de todos estos elementos.
Finalmente, la igura muestra que el análisis de estos elementos 
depende del objetivo del investigador y su contexto, y de la ten-
dencia teórica y metodológica en la cual se apoye para su análisis.
Conclusiones
La propuesta teórico-metodológica Merap que aquí expongo 
fue diseñada a partir del estudio de diversos trabajos relacionados 
con el análisis del paisaje y fue aplicada en el análisis de la trans-
formación del paisaje de una cuenca urbana a lo largo del siglo XX. 
Aunque la aplicación especíica de la Merap a la cuenca, para la 
cual la desarrollé, no hace parte del presente artículo, a través de su 
objetivo teórico y metodológico es posible plantear los siguientes 
aportes para el estudio de los paisajes:
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Consideraciones teóricas para el análisis del paisaje: la metodología...
1. La posibilidad de identiicar y seleccionar eventos que han 
dejado huellas reconocibles en el paisaje a lo largo del tiempo.
La importancia de hacer análisis relacionales que permitan 
entender las causas y consecuencias de los eventos que trans-
forman y dinamizan los paisajes, tanto en «la realidad eco-
lógica» como en la «realidad contextual».
2. La necesidad de realizar análisis multiescalares y multitem-
porales para entender las relaciones implícitas en las múltiples 
dinámicas que deinen y transforman los paisajes locales.
3. La importancia de reconocer la posición del investigador 
(institución, comunidad, consultoría) y su interés en los obje-
tivos del análisis del paisaje.
4. La posibilidad de seleccionar tendencias teóricas y metodoló-
gicas para el análisis de un paisaje.
5. La necesidad de considerar, para el análisis de un paisaje, el 
ejercicio de poder, las redes de comunicación y el sistema eco-
nómico que modiica las relaciones de los seres humanos con 
la naturaleza a través, principalmente, de lógicas globales.
6. La posibilidad de conducir el análisis del paisaje, a través de 
métodos emancipatorios, a una ocupación más justa y equi-
tativa del espacio.
Adicionalmente, la Merap brinda la posibilidad de analizar 
con detenimiento las políticas y el conocimiento que rigen la trans-
formación de los paisajes; ofrece la posibilidad de administrar los 
paisajes minimizando conlictos al entender lo local en un mundo 
de poderes globales e invita a transformar los paisajes para que 
relejen las necesidades y saberes locales, con tal fuerza que puedan 
permear lógicas globales. 
Referencias
Alvarado-Camacho, Y. 2008. Conlicto ambiental urbano relacionado con 
el uso y manejo de la zona de reserva forestal protectora del bosque 
oriental de Bogotá. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia-
Departamento de Geografía. 
50
Susana Barrera Lobatón
Alzate-Atehortúa, B.

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