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EL CUERPO Y LA ESCRITURA TRABAJO FIN DE GRADO Noelia González Arias Tutora: Ana Martínez Collado Noelia González Arias 1 Agradecimientos Este proyecto se lo quiero agradecer a Ana, por su especial dedicación, su paciencia, y sobre todo, por la cantidad de información que me ha facilitado para que todo esto pudiera llevarse a cabo. A mis padres, por todo el apoyo otorgado durante toda la carrera, y todo el amor que han sabido transmitirme para que cada obra tuviera algo más de sentimiento. A la Yenkah, por amigos, por familia, por aguantarme en los momentos más difíciles. Y sobre todo, a esas personas que me han criticado y observado con desdén por mi apariencia, sin ellos nada de esto habría sido posible. Noelia González Arias 2 ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN. 1.1. Objetivo del proyecto. 1.2. Metodología de investigación. 2. PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: EL CUERPO Y LA ESCRITURA 2.1. El cuerpo en el arte contemporáneo. 2.2. Performance y Body Art. 2.3. El cuerpo y la escritura. 2.4. Índice de figuras. 3. PROYECTO PRÁCTICO: CATARSIS. 3.1. Objetivo del proyecto. 3.2. Referentes. 3.3. Desarrollo del proyecto. 4. CONCLUSIONES. 5. BIBLIOGRAFÍA 5.1. Bibliografía consultada 5.2. Bibliografía citada 5.3. Webgrafía Noelia González Arias 3 I. INTRODUCCIÓN I.I. OBJETIVO DEL PROYECTO. “Lo esencial es saber ver, Saber ver sin ponerse a pensar, Saber ver cuando se ve, Y no pensar cuando se ve, Ni ver cuando se piensa.” Fernando Pessoa. Los poemas de Alberto Caeiro.1 La intención de mi trabajo de investigación, es exponer la delicadeza, la historia y, sobre todo, el trasfondo que conlleva el cuerpo, y concretamente, la escritura en el cuerpo. Reflejar cómo un campo tan amplio como es el tratamiento del cuerpo en el mundo del arte contemporáneo, ha sido llevado a cabo innumerables veces y aun así, parece que, en ocasiones, se le tiene olvidado. Es por ello, por lo que también, y de manera mucho más imperante, abordo el tema de la escritura corporal, ya sea mediante el tatuaje, o la modificación corporal; porque parece ser que pese a ser una temática con mucha trascendencia y mucha historia a nivel cultural, algunas veces se encuentra desprestigiada. Es por ello que, para el proyecto de investigación he elaborado un recorrido histórico mencionando a artistas en cuyas obras el cuerpo ha sido un concepto fundamental y, finalmente, me he centrado, no sólo en artistas que trabajan con el tema del cuerpo y la escritura, sino que también, menciono cierta problemática social que sucede con dicha materia. Asimismo, la parte práctica del proyecto está trabajado desde la experiencia personal y también relacionado con el tema mencionado anteriormente. He realizado una serie compuesta por tres obras gráficas, empleando la pintura como técnica, que narran la problemática del cuerpo y el tatuaje, haciendo un recorrido desde cómo la sociedad quiere verme, según la serie de cánones establecidos previamente, hasta cómo me quiero ver yo, como individuo que tiene derecho a la elección de su propia estética. Es por tanto que el objetivo de mi proyecto no es otro que el intentar concienciar y mostrar la importancia que tiene el cuerpo y el tatuaje en el arte contemporáneo. 1 Pessoa, F., 1984, Los poemas de Alberto Caeiro, Poema XXIV, Madrid, España, Visor Libros. . Noelia González Arias 4 I.2. Metodología de investigación. Para realizar el proyecto de investigación he hecho uso de varios libros, catálogos y webs en los que he ido informándome. En cuanto al proyecto de investigación, he elaborado primero una estructura para saber de qué partes quiero que conste el proyecto; lo he dividido en tres apartados y en relación a ello, he ido documentándome de diversas maneras. Para el primer apartado que sería una breve introducción en la que comento la importancia del cuerpo en el arte contemporáneo, he buscado en diferentes páginas web hasta encontrar varios conceptos que, creo, definen y defienden de manera adecuada mi incógnita. Para el segundo apartado donde se encuentra una mayor profundización en el contexto del tema del body art y la performance, he decidido elaborar un recorrido de dichos asuntos en el arte contemporáneo, recurriendo a libros y páginas webs para ello. Y, finalmente, para el último apartado me centro en el núcleo de mi investigación, que es el cuerpo y la escritura, he buscado artistas, y documentación variada que trata dicho tema. Y para el proyecto práctico, me he servido principalmente de una gran carga autobiográfica, y de la referencia de varios artistas que han trabajado con la pintura como Grabriel Moreno2, Adriana Varejão, Shirin Neshat, o Adam Isaac Jackson3, entre otros, que han sido unas grandes influencias y que, además, trabajan con el tema del cuerpo y la escritura. El proyecto práctico de carácter gráfico, está construido por tres obras llevadas a cabo mediante la pintura. Hay un orden que yo misma he establecido, y que formarían, una vez dispuestas en la pared, un tríptico. Son obras de gran formato, en las que prima la intención de que el espectador tome conciencia de lo que está viendo, que además, de algún modo, le provoque cierta incomodidad, y a su vez, que se acostumbre al desnudo integral y ya no sienta pudor alguno, que es lo que suele suceder con los desnudos a gran escala. La descripción técnica del mismo sería la siguiente: - Primer cuadro, pintado al óleo, de tamaño 150 x 220 cm. - Segundo cuadro, pintado al óleo, de tamaño 220 x 100 cm. - Tercer cuadro, pintado al óleo, de tamaño 170 x 220 cm. En definitiva, la característica más preponderante de mi proyecto es la de dar constancia a todo espectador, por muy diversas que sean sus ideas, de que ni el 2 MORENO, Gabriel. JUXTAPOZ Wine Bottle. 2015. Entre otras obras. 3 ISAAC JACKSON, Adam. Valentina. Ente otras obras. Noelia González Arias 5 desnudo, ni el tatuaje o la modificación corporal, convierten a un cuerpo, teóricamente limpio, en un cuerpo mancillado, ni mucho menos le dan un significado distinto al mismo que el que ya es, el propio cuerpo. Noelia González Arias 6 II. Proyecto de investigación: EL CUERPO Y LA ESCRITURA. 2.1. EL CUERPO EN EL ARTE CONTEMPORÁNEO. Dentro del inmenso abanico de posibilidades que componen el llamado arte contemporáneo, hay una vertiente que se dirige específicamente al cuerpo, sus expresiones y sensaciones como forma de afirmar la identidad del individuo y de reivindicar las cuestiones relativas a la sexualidad, género y libertad de expresión. De acuerdo con el filósofo y teórico del arte, Pere Salabert, la búsqueda de la presencia a través del uso del cuerpo en el arte contemporáneo como una reivindicación de la materia y de su carácter mundano, ocurre en contraposición al trascendental y anímico de la representación ilusoria de los movimientos artísticos anteriores. Esto es resultado del proceso “evolutivo” del arte que parte de la representación ilusoria y anímica del periodo renacentista con el objetivo de alcanzar la presencia a través del uso de la materia misma en la obra, intentando así aproximar arte y vida con la llegada de las vanguardias.4 2.2. PERFORMANCE Y BODY ART A lo largo de la historia, los artistas han dibujado, esculpido y pintado la forma humana. Sin embargo, la historia más reciente del arte revela un cambio importante en la percepción que posee el artista del cuerpo, que no sólo ha ejercido de “contenido” de la obra, sino también de lienzo. Durante aproximadamente el último siglo, artistas y otros colectivos se han cuestionado la forma en que el cuerpo se ha descrito y concebido. La idea del “yo” físico y mental como forma estable y finita se haido erosionando a medida que el siglo registraba nuevos avances en los campos del psicoanálisis, la filosofía, la antropología, la medicina y la ciencia. Los artistas han investigado la temporalidad, la eventualidad y la inestabilidad del cuerpo, y han explorado la idea de que la identidad, más que ser una cualidad inherente, se “representa” dentro y fuera de las fronteras culturales. Han estudiado la noción de la conciencia y han logrado expresar el “yo” invisible, informe y 4 Salabert, P., 2003, Pintura anémica, Cuerpo suculento, Barcelona, España, Laertes. Noelia González Arias 7 liminar. Han afrontado situaciones de riesgo, miedo, peligro y sexualidad, exponiendo incluso sus cuerpos a la amenaza de estos elementos. La historia de las obras de artistas que han utilizado el cuerpo como material para sus trabajos demuestra la fecundación de ideas e ideologías de distintas disciplinas y culturas. A principios del siglo XX, las teorías de Sigmund Freud acerca del inconsciente empezaron a influir en la forma de entender la mente y el cuerpo. Si bien muchas de sus teorías se han cuestionado y reformulado desde entonces, la idea de Freud que el inconsciente afecta al comportamiento en formas de las que el individuo no es necesariamente consciente ha cambiado la forma de percibir la relación entre la mente, el cuerpo y el comportamiento. En las décadas del 1910 y 1920, dadaístas como Tristan Tzara y Kurt Schwitters usaron tácticas irreverentes, interpretativas y multidisciplinares con la intención de incorporar realidades corporales físicas para desafiar la “pretenciosidad” de la representación artística tradicional. Lejos del arte museístico convencional de pared y peana, los dadaístas crearon arte en lugares que consideraban más “reales” y cotidianos, como cafeterías, cabarés, periódicos o calles. El surrealismo, que evolucionó a partir del dadaísmo, aportó un ingrediente psicológico y permitió que se popularizara la fascinación freudiana por el sexo, el mundo onírico y el inconsciente, cuya máxima representación es Pietà or Revolution by Night (1923) de Max Ernst. El collage, el fotomontaje, la instalación, la performance, los ambientes y los montajes dadaístas y surrealistas rompieron con el marco y el plano uniforme de la pintura, y empezaron a formar parte de la vida cotidiana, como por ejemplo, Primer manifiesto Dadá (1918) escrito por Tristan Tzara y publicado en 1918 en el número 3 de la revista DADA de Zurich. Noelia González Arias 8 Figura 1. Max Ernst. Pietà or Revolution by Night. 1923. El interés de los surrealistas por el mundo de los sueños y el inconsciente se plasmaba en sus pinturas, esculturas, acciones y manifiestos, además de verse impulsado por la investigación antropológica de sus coetáneos (estudios y escritos de Emile Durkheim y Marcel Mauss) y los avances en el ámbito del psicoanálisis. El arte moderno ha demostrado una especial fascinación por los pueblos lejanos, como revela la admiración de Picasso por el “arte primitivo” claramente evidente en pinturas como Las señoritas de Aviñón (1907). Las exposiciones de los pueblos y los artefactos de países coloniales “exóticos” suscitaron una avidez popular por estas culturas. El reto planteado por esta representación de culturas ajenas a la occidental ejerció un profundo impacto en muchos artistas atraídos por estas tradiciones del “yo” distintas. En ellas, los estados de ánimo alterados como la ensoñación, la locura, la alucinación y las experiencias cercanas a la muerte se consideraban formas de conocimiento somático a través del cuerpo. La antropología supuso una fuente prolífica para una semántica alternativa del cuerpo, que se había diluido con las distintas capas de racionalismo occidental. Las culturas ajenas a la occidental no concebían el individuo como un elemento central acumulativo, sino que veían en el “yo” parte de una continuación en el Noelia González Arias 9 tiempo, de una comunidad, de un entorno, del cosmos5. Los ritos extáticos, las costumbres sociales ajenas como el sacrificio humano, los rituales iniciáticos, la circuncisión, la pintura corporal, la escarificación, el tatuaje y el piercing se consideraban medios que se servían del cuerpo para acceder a otro plano de la realidad. En Europa, la I Guerra Mundial causó devastadores estragos físicos y psicológicos. En 1928, el artista vienés Oskar Schlemmer escribió lo siguiente desde el campo de batalla: “El nuevo medio artístico es mucho más directo: el cuerpo humano”6. La escalada de muerte y destrucción puso en el punto de mira la realidad de la existencia corporal, desmitificando creencias y valores antiguos, y alterando el statu quo en términos de raza, clase y género. Para cuando estalló la II Guerra Mundial, sin dar ni siquiera tiempo al mundo para recuperarse de las heridas físicas y emocionales de la Primera, la actitud en relación con el cuerpo había cambiado irrevocablemente. Tras la II Guerra Mundial, durante un periodo de relativa prosperidad tanto en Europa como en Estados Unidos, artistas como John Cage, Marcel Duchamp, Allan Kaprow, Yves Klein y, en Japón, Kazuo Shiraga y el grupo Gutai, utilizaron espacios alejados del patrón de galería de arte e ideologías alternativas para expresar sus ideas mediante obras multidisciplinares basadas en procedimientos, a menudo mediante performances (o “acciones”). Por ejemplo, en Estados Unidos, con la adopción radical de Jackson Pollock de la colocación horizontal del lienzo en el estudio, cambió la relación del cuerpo con la pintura: el movimiento de su cuerpo alrededor del lienzo también formaba parte de la obra. Otros artistas, como Allan Kaprow y Jim Dine, organizaron happenings que recreaban el lienzo como un espacio tridimensional. En Europa, Yves Klein utilizó a sus modelos como “pinceles”, dirigiendo sus movimientos a medida que “pintaban” con sus cuerpos. En Japón, Kazuo Shiraga “pintó” sus lienzos con los pies, plasmando literalmente su cuerpo en la obra. El tratamiento brutal al que fue sometido el cuerpo en batallas, campos de concentración y atroces experimentos médicos durante las dos guerras inspiró el lenguaje simbólico de tortura, operación y sacrificio de los accionistas vieneses. Las obras de artistas que utilizaban sus propios cuerpos, como Günter Brus, Hermann Nitsch y Otto Mühl, han sido difíciles de asimilar para muchos, y a menudo se han neutralizado 5 En las filosofías místicas orientales, particularmente en el budismo se considera al yo como una ilusión. El yo se presenta como un velo de la mente que induce al sujeto a identificarse con su experiencia provocándole sufrimiento. El Budismo también contrasta fuertemente con otras religiones porque no afirma la existencia del alma, ni de un "sí mismo" o "yo" duradero en el ser. 6 Schlemmer, Tut. The letters and Diaries of Oskar Schlemmer. 1972 Noelia González Arias 10 mediante la marginalización, la mitologización o simplemente la omisión por parte de la historia del arte. El público y la crítica han tendido a considerar el arte corporal o body art como algo perturbador, y su reacción ha sido tildarlo de psicótico y exhibicionista, de aberración dentro de la historia del arte. La recepción sensacionalista de la obra de los accionistas, por ejemplo, aún sigue pasando por alto el hecho de que la mayor parte de los actos de mutilación, tortura y coprofagia fueron teatralizados, fingidos o escenificados para la cámara. El accionismo puede considerarse una respuesta directa a la situación de posguerra que atravesaban países como Alemania y Austria, si bien su uso de la automutilación ritual y extrema ha influido en la obra de otros artistas que no eran austriacos.Menos extremos, aunque igualmente significativos, son los ejemplos de obras análogas que rompen tabúes y fronteras, de artistas posteriores,que estaban establecidos en Estados Unidos, como Nam June Paik, Carolee Schneeman y Paul McCarthy. Figura 2. Herman Nitsch. Performance. 1965 Noelia González Arias 11 En la década de 1960, escritores como Susan Sontag7 se cuestionaban la postura de los críticos greenbergianos formalistas, que separaban el estilo del contenido. Los autores estaban en contra de las interpretaciones que postulaban que una obra de arte era una sinopsis fija de las intenciones del artista, de significado incontrovertible y fundamental. La afirmación del filósofo Roland Barthes de que en literatura la voz auténtica no es la escritura sino la lectura8 podría aplicarse igualmente al arte y al público; es decir, la recepción es igual de crucial que la creación artística. Este recelo de la autoría individual fue puesto de relieve por los artistas del movimiento Fluxus de la década de 1960, entre los que figuran Hi Red Center, George Maciunas y Yoko Ono. Su militancia y presencia internacionales compartían la anteposición duchampiana de la idea, el gesto y el comportamiento a la producción visual. Otros artistas como Yves Klein o Piero Manzoni, que se hacían eco de los primeros gestos dadaístas de Duchamp (por ejemplo, cortándose el pelo en forma de estrella), llevaban a cabo perfomances en las que solicitaban al público que “firmase” objetos y cuerpos, convirtiéndolos en autentificaciones irónicas y, discutiblemente, en proyectos del “yo”. De forma similar, artistas establecidos en Estados Unidos como Claes Oldenburg y Carolee Shcneemann empezaron a organizar eventos o happenings que involucraban abiertamente al público en la obra de arte, y dirigían su papel cooperativo y creativo durante el proceso. El centro neurálgico de todas estas manifestaciones era el cuerpo activo y partícipe del artista. El trabajo del artista con el cuerpo rebatía el mito del artista como genio individual mediante el carácter absolutamente efímero del producto. Por ejemplo, la artista brasileña Lygia Clark solía trabajar con un vestuario ritual terapéutico inseparable de quien lo llevaba y sus acciones; es decir, del evento. Los artistas de performances han luchado por demostrar que el cuerpo representado posee un lenguaje propio y que este lenguaje corporal, como otros sistemas semánticos, es inestable9. En comparación con el lenguaje verbal o el simbolismo visual, las “partes del discurso” del lenguaje corporal son relativamente imprecisas. El cuerpo como lenguaje es, al mismo tiempo, inflexible y flexible en exceso. A través del comportamiento corporal puede expresarse mucho, deliberadamente o no. 7 Sontag, S., 1964, Notes on “Camp”, Londres, Reino Unido, Penguin. 8 Barthes, R., 1994, La muerte del autor. En: El susurro del lenguaje: Más allá de la palabra y la escritura, Barcelona, España, Paidos Ibérica. 9 Fernandez, C. B., 2014, EL SIMBOLISMO SOCIAL DEL CUERPO: body art (algunos ejemplos), Revista de Antropología Experimental. Noelia González Arias 12 A menudo el uso del cuerpo se ritualiza con el objetivo de contextualizar y establecer con una mayor precisión su significado. Las reacciones extremadamente contradictorias que despiertan los trabajos de Chris Burden, Orlan, Gina Pane o Hannah Wilke manifiestan la dificultad de controlar y emplear el cuerpo como lenguaje. Esto queda especialmente patente en las reacciones a las obras de artistas femeninas en las que exponen sus cuerpos desnudos. Incluso los críticos más tolerantes suelen llegar a la conclusión de que el uso que la artista hace de su cuerpo como objeto de arte a menudo equivale a la masturbación10 o el exhibicionismo. Algunas críticas feministas como Catherine Francblin han llegado a acusar a las artistas de que al utilizar sus cuerpos desnudos alentaban la idea de mujer objeto11. Figura 3. Gina Pane. Psyché. 1974 Desde la década de 1960, los artistas que han utilizado su cuerpo han propuesto identidades visuales y lingüísticas de género, sexualidad y raza, ofreciendo estas representaciones como jerarquías de poder. Por ejemplo, desde Hannah Wilke a Mary Kelly, las artistas han luchado por demostrar la complejidad de la identidad sobre la feminidad. Algunas artistas llevan este aspecto al extremo, como Cindy Sherman, que utiliza ropa como disfraz para escenificar imágenes de estereotipos femeninos. Nuestra forma de vestir y nuestro peinado pueden reflejar convenciones y expectativas sociales12. Los artistas han experimentado con identidades ficcionadas para evidenciar 10 Por ejemplo, Marina Abramovic (2005) Seven Easy Pieces: Seedbed 11 Francblin, C., 1975, Corps-objet, Femme-objet, París, Francia, Art Press. 12 Mendez Beiges, M., 2007, Camuflaje, España, Siruela. Noelia González Arias 13 que no existe un modelo de identidad, una identidad sustantiva y estable. La identidad en nómade, en constante transformación. Es una construcción social que depende además de circunstancias históricas, geográficas, políticas, etc. e individuales, estimuladas por las visiones fantásticas y las demandadas políticas, han surgido revisiones provocativas en torno al género y la sexualidad. Paul McCarthy describe sus ambivalentes “personajes” como “presuntamente femeninos aunque obviamente masculinos”13. El travestismo de Jürgen Klauke, Carlos Leppe o Urs Lüthi no sólo cuestiona la categoría estereotipada del género masculino y la representación de la feminidad, sino también la noción de identidad estable y el sentimiento de “yo”. En el siglo XX el cuerpo está experimentando continuos retos y transformaciones liberadoras. Los límites del individuo cambian de continuo, al igual que los límites entre lo público y lo privado, y la noción del individuo. La idea de un “yo” hermenéutico y esencialista, lo que Amelia Jones califica de “sujeto cartesiano”1415, ha dejado de aceptarse sin más. La tecnología ha ampliado en gran medida nuestra esperanza de vida, nuestro entorno físico, nuestras percepciones y nuestros recuerdos. Las nuevas formas híbridas que se crean constantemente rompen las categorías estáticas y sugieren nuevas tecnologías para el cuerpo. El resultado son visiones contemporáneas de ciborgs: personas-máquina ambiciosas e inteligentes. Estas representaciones del cuerpo, que se sirven de una teatralidad muy elaborada, también muestran cierta ambivalencia contemporánea acerca del cuerpo y su relación con la tecnología: un equilibrio entre la tecnofilia y la tecnofobia. La obra de Stelarc proclama que el cuerpo ha quedado obsoleto, que ya es incapaz de enfrentarse al entorno físico, sobrecargado de información sin asimilar e intimidado por su propia tecnología. Algunas teorías revisionistas recientes aplicadas a la semántica, el género, la sexualidad, la clase y la raza han examinado y expuesto el estado ficticio de muchas ideas que años atrás se tenían por verdades absolutas, como los distintos papeles del hombre y la mujer, o el lugar reservado para los actos privados o sexuales. Por su parte, las críticas posmodernistas presentadas por teorías como Judith Butler o Donna Haraway han definido los medios de autoproclamación de poder basados en nuevos códigos sociales. Las exploraciones y las extensiones de la realidad física y empírica del cuerpo, por ejemplo en la obra de Bruce Gilchrist (1930-2015, considerado una de las figuras más notables dentro de la historia moderna del ordenador) o Stahl Stenslie (1965, artista que 13 McCarthy, Paul, citado en Duncan, Michael (1933) “Daddy’s LittleHelper”. Frieze. 14 VV.AA., 2011, Estudios avanzados de performance, México, Fondo de Cultura Económica. 15 Jones, A., 2005, “The “Sexual Politics” of The Dinner Party. A Critical Context”, California, Estados Unidos, University of California Press. Noelia González Arias 14 trabaja con la cognición y percepción de proyectos manipuladores), fomentan nuestra comprensión de los límites y las posibilidades del cuerpo. Figura 4. Stahl Stenslie. Erotogod. 2003 La impresión del espectador difiere mucho en función de si presencia una performance en directo y siente todas las sensaciones que esta provoca, o bien experimenta dichas sensaciones a través de la documentación de la obra. Peggy Phelan y Rob La Frenais son dos de los críticos que han expresado con mayor contundencia la importancia, tanto para el intérprete como para el público, de presenciar y disfrutar en propial piel la experiencia física catártica de la performance. La Frenais sugiere que la “auténtica performance” se define como una “zona de antropía”, una ausencia de clausura, un rechazo de la cristalización. Phelan señala que la performance tiene que ver más con la desaparición que con la conservación, con la eliminación del rastro y la valoración de lo que se ha perdido. “La performance permite volver a valorar […] el vacío”. Se sumerge momentáneamente en la visibilidad “en un presente cargado maníacamente […] y desaparece en la memoria”16. En este entorno especial, a menudo abierto a acusaciones de exclusividad y esencialidad, no sólo pueden representarse los temores y las fantasías personales, sino también los de un ámbito cultural más amplio. Michel Feher resume las tres obsesiones actuales por el cuerpo como una búsqueda de valores que nos protejan frente a la epidemia alimentada por nuestros deseos carnales, la confusión entre el hombre y la máquina, y la disociación de la procreación y la 16 Phelan, P., 1993, Unmarked: The Politics of Performance, Londres, Reino Unido, Routledge. Noelia González Arias 15 sexualidad17. El sida, así como la tecnología científica y médica, han impulsado una revalorización nueva y metafórica de la muerte, el pecado carnal y la aberración, tal como lo atestiguan las obras de artistas como Ron Athey y Orlan. Figura 5. Ron Athey. Suicide/Tattoo Salvation. A finales del siglo XX, a pesar del pensamiento crítico y de los muchos artistas que han cuestionado que el cuerpo puede producir un conocimiento puramente racional o empírico. En muchas ocasiones la opinión más común y la que de forma general se transmite en los medios es la idea de que un cuerpo sano conlleva una mente sana. Sin embargo, en Occidente los métodos de aplicación de la evidencia, la técnica y la expresión subjetivas siguen siendo rudimentarios. Muchas culturas ajenas a la occidental utilizan el cuerpo para adquirir conocimientos constantes de otras épocas mediante el chamanismo, el hipnotismo y la alucinación. En Occidente, las alternativas a la epistemología racionalista dominante han sido evidentes a lo largo de todo el siglo XX y visibles en los momentos en que las ortodoxias ancestrales se han demostrado 17 VV.AA., 1990, Fragmentos para una historia del cuerpo humano. Vol. 1. España, Taurus Ediciones. Noelia González Arias 16 insostenibles. En estos momentos a las voces de las mujeres, de los pueblos indígenas y ajenos a la cultura occidental, así como a la de los que han sido juzgado como “aberrantes” por razones de sexualidad, discapacidad o enfermedad, se les ha unido la voz de las personas preocupadas por las necesidades de nuestro entorno y de las que no pertenecen a la cultura dominante. 2.3. EL CUERPO Y LA ESCRITURA. El hombre siempre quiere guiar la historia, y sobre todo la propia historia. Queremos aclarar, definir, escribir con detalles lo que queremos que se comprenda de nosotros mismos. En mi opinión la pintura corporal de las tribus primitivas y el maquillaje de las tribus urbanas vienen a ser cosas parecidas. En diferentes dimensiones, con lenguajes e idiomas diferentes, definen actitudes (de caza, de sacrificio, de iniciación…) que se repiten en todas las culturas y en todas las épocas, aunque sean de formas diferentes. El tatuaje es buena muestra de esto. Con el tatuaje las antiguas tribus definían las categorías sociales. Con la pintura festejaban fiestas y ritos. Hoy en día, la pintura, el maquillaje es un rito cotidiano cercano a los ritos de apareamiento clásicos, del paso de niño a hombre, o como muestra de fuerza y valentía. Y el tatuaje se ha diversificado en diferentes fórmulas que definen a quien lo lleva como un cartel luminoso sobre sus frentes. Si algo podemos ver cada vez más a menudo, es que el tatuaje hoy ha dejado de ser exclusivamente una marca de malditismo, de marinos y mujeres de vida difícil. Hoy las adolescentes de buena familia llevan seductores tatuajes en las caderas, en los muslos, en el pecho, junto a piercings de un origen también claramente tribal. Los grupos de moteros, rockers y otras tribus urbanas se tatúan de forma sistemática. Si el origen del tatuaje se rastrea en lejanos mares y a través de casi míticos viajes de exploradores y aventureros, su presente se puede encontrar en cualquier calle de cualquier ciudad. Sin duda, muchos de los jóvenes de hoy que se tatúan no son conscientes del verdadero significado de lo que llevan escrito sobre su cuerpo, como muchos escritores repiten fórmulas, copian textos de otros o, simplemente, escriben sin saber ni que dicen. Ellos/ellas no confunden el adorno con el concepto, no confunden lo esencial con lo frívolo. Ellos están contándonos su historia personal, nos están hablando, ciertamente en clave, de su propia vida, de sus experiencias singulares. El tatuaje compone a lo largo de su vida, un auténtico traje con el que van revistiendo todo su cuerpo, el único traje que les acompañará ya siempre. Noelia González Arias 17 Aparentemente el arte no se ha preocupado excesivamente del tatuaje, históricamente la fotografía primitiva, en sus trabajos más documentales, se encargó de reflejar personas tatuadas. Igualmente el dibujo antropológico; la pintura como documento de viajes o aquellas obras con tema indigenista, han tomado el tatuaje como elemento de sus obras. La fotografía y el cine, sin embargo, han tenido mucho más en cuenta, quizás también porque se han ocupado de una forma más habitual y en profundidad de los sectores del hampa, de la Yakuza japonesa, del lumpen criminal, de la prostitución, del mundo de la aventura y de la delincuencia; en definitiva, siempre desde un punto de vista marginal. Figura 6. Yakuza japonesa. Pero si el tatuaje representa, aunque sería mejor decir representaba, a sectores marginales, hay tantas formas de escribir sobre la piel que no podemos hablar única y exclusivamente de marginalidad. Marginal puede ser el pueblo Maorí visto desde Lisboa, o la tribu de los Yanomami de Brasil en Amsterdam. Pero todos, en Lisboa, en Amsterdam, Nueva York, Madrid, Lagos o cualquier otro lugar, estamos marcados por el tiempo, todos tenemos cicatrices de un corte quirúrgico, de un altercado, de un accidente infantil…, todos tenemos marcas sobre nuestro cuerpo, señales en nuestra memoria que marcan nuestras vidas. Noelia González Arias 18 El cuerpo marcado, pintado, tatuado, es solamente un cuerpo con historia. Con una historia que cuenta para el que la quiera leer, para el que la pueda entender. Como toda literatura cuida tanto la forma como el contenido y cuida, también, quien lo va a leer. No es lo mismo un tatuaje oculto que uno a la vista. Tampoco es lo mismoun cuerpo tatuado profusamente que una pequeña flor en el hombro. No solamente se cuentan así dos historias diferentes, sino que pasamos de la narración épica a algo que, aparentemente, no tiene tanta trascendencia. Así, para hablar de tatuajes, de cuerpos marcados, nos tendremos que acercar más a la literatura que a las artes plásticas. Pues esos cuerpos son libros, la imagen que ellos proyectan está llena de símbolos, son jeroglíficos, como la caligrafía japonesa, bellos en sí mismos, a veces horribles, pero lo importante es de lo que hablan. En este sentido, la pintura, las bellas artes poco pueden hacer excepto ofrecer su propio cuerpo como referencias simbólicas. La pintura nos presenta cuerpos marcados en la tradición cristiana: santos con estigmas, cicatrices sagradas, cuerpos que sobre ellos llevan el peso de la santidad y el sacrificio. La escarificación, la cicatriz, son formas también de tatuar el cuerpo, su contenido está al margen de la propia marca, se prolonga en ella de una forma eterna. Hasta la muerte. Y después de la muerte sólo queda el arte: la pintura, la fotografía, la posible mezcla de las dos, el cine. Se escribe sobre el cuerpo, se marca el cuerpo, pero los artistas marcan, pintan también en el cuerpo pintado, en la representación de esos cuerpos. Son marcas sin duda diferentes, pero que contienen a veces aún más violencia, son, en ocasiones, de una fuerza lírica superior. Y, sobre todo, son marcas en un cuerpo de ficción, no en el real, por lo que se puede repetir, variar, seriar, es como el manuscrito y el libro en edición facsímil. El uso del cuerpo en el arte es, siempre, mediante su propia representación. Excepto en el arte conceptual, en el body art, en el que el propio cuerpo del artista, en la mayoría de los casos, se convierte en lienzo, pincel y obra. Y aquí, unas veces de forma real y otras ficticia, este cuerpo se usa, se corta, se pinta, en modernos rituales que tienen mucho que ver con otros de iniciación de tribus primitivas. Cuando Gina Pane se corta a sí misma, esa sangre que corre por su cuerpo oculta temporalmente las marcas que esa acción dejará en cuerpo permanentemente18. Cuando Dennis Oppenheim, en su obra Posición de lectura para una quemadura de segundo grado (1970), pasa dos horas al sol con el estómago cubierto por un libro, y se retrata antes y después, con la marca blanca que el libro ha dejado en su cuerpo bronceado, está realizando una marca, esta vez indolora y fugaz, en su propio cuerpo. Sobre el paso del 18 Gina Pane. Psyché. 1974 Noelia González Arias 19 tiempo, sobre la experiencia, sobre la importancia del cuerpo para medir estas dos cosas son, entre otros, los temas que salen siempre a flote en este tipo de experiencias. Figura 7. Dennis Oppenheim. Posición de lectura para una quemadura de segundo grado. 1970. Parte esencial de la obra del pintor Arnulf Rainer se basa en la acción que realiza sobre fotografías o imágenes previamente impresas. Sobre sus autorretratos fotográficos, por ejemplo, siempre en blanco y negro, mancha con pintura o con lápiz, hasta tacharlos a veces; en otros casos los completa con el dibujo y la pintura, realizando imágenes grotescas y deformadas. Estas intervenciones se realizan sobre el cuerpo representado, y no son tanto escritos ni dibujos en el cuerpo, sino formulaciones existenciales y artísticas en las que el cuerpo, el propio cuerpo, actúa como soporte de referencia iconológica. Este método de dibujar, escribir sobre fragmentos de cuerpos, no importa el cuerpo del autor, es algo habitual. Un caso destacado es el de Annette Messager, escribiendo y dibujando sobre fotografías de fragmentos del cuerpo, palmas de las manos, plantas de los pies, la lengua… Una especie de exvotos, de reliquias gráficas que la artista titula Mis trofeos (1986-1988) de una forma muy explícita. Una obra cargada de referencias tribales en las que el tatuaje, la marca, la historia que se cuenta, se escribe a posteriori, sobre la propia representación fragmentada de un cuerpo, de Noelia González Arias 20 varios cuerpos sin duda. En este caso, el cuerpo es el portador del mensaje, como un libro, como un trofeo, como un recuerdo. Figura 8. Annette Messager. Mis trofeos. 1986-1988. Utilizar la propia imagen representada sobre el papel es uso habitual entre artistas contemporáneos. Helena Almeida19, a caballo entre la pintura y la fotografía, utiliza en muchas ocasiones su imagen fotografiada en blanco y negro para manipularla con trazos de pintura, y también para coserse la boca, escribirse por encima de las manos y para otros juegos similares y que guardan más sentidos que los evidentes. Otros artistas optan por la utilización directa de la piel para sus trabajos. El grupo mexicano Semefo20 utiliza los fragmentos de piel con tatuajes de los cadáveres de la morgue mexicana; una vez curtida la muestran en sus instalaciones. Adriana Varejão21 también utiliza pieles –esta vez no humanas- tatuadas, pintadas, que reproducen un cuerpo, o mejor dicho, el envoltorio de piel de un cuerpo. 19 Almeida, Helena. Pintura habitada. 1976 20 SEMEFO. Lengua. 2000. 21 Varejão, Adriana. Figura de Convite II. 1998 Noelia González Arias 21 Figura 9. Adriana Varejão. Figura de Convite II. 1998. ¿Cuál es la piel más adecuada para ser tatuada, para escribir sobre ella? En la película The Pillow Book22, el director Greenaway reflexiona y llega a la conclusión de que “la piel más adecuada para escribir sobre ella debe ser muy blanca, quizás la carne de un cuerpo cuyo pelo negro como el azabache sugiera el brillo de la tinta negra”. La realidad es que se tatúan todas las pieles, todas las culturas, todos los tiempos. Y, desde luego, si no nos centramos exclusivamente en los tatuajes rituales o artísticos, la posibilidad de encontrar y analizar marcas y señales, una especie de acertijos existenciales en la piel de los humanos, es prácticamente infinita. La traslación de esta obsesión por convertir el cuerpo en un manuscrito se plasma en el arte de maneras muy diversas. Sin duda es en la fotografía en donde ha encontrado su terreno más adecuado. Tal vez por su realismo, por la facilidad de reproducir el cuerpo, sea por lo que fuere, desde la fotografía antropológica o documental, que se ha encargado de eternizar a las tribus más primitivas –con sus tatuajes y marcas tribales-, hasta la publicidad y la moda, la fotografía es el aliado más prolífico, el lenguaje más cercano al mundo del tatuaje, aunque es cierto que cada vez se registran más obras con esta temática como en videos, ilustraciones, etc. En este sentido, las características artísticas o estéticas de los fotógrafos que abordan estos temas son muy diferentes y se podrían centrar en dos grandes bloques 22 Greenaway, Peter. The pillow book. 1996 Noelia González Arias 22 y un pequeño apéndice final. Por una parte están los que se dedican al a celebración del tatuaje como tema, a las tribus urbanas, a las tribus primitivas, a los grupos culturales que hacen del tatuaje un signo distintivo, estos artistas tratan esencialmente el tatuaje artístico, el tatuaje en sentido estricto, aunque este pueda ser muy variado. Por otro lado están aquellos artistas o fotógrafos que consideran las marcas del cuerpo, cualquiera que sea su origen, como un elemento conceptualmente atractivo. Los primeros centran gran parte de su producción en el tema del tatuaje y sus afines –retratos de ambientes próximos, de tribus urbanas, etc.-, mientras que los segundos abordan otros muchos temas, si bien las marcas del tiempo suelen estar presentesen muchos de sus trabajos de forma paralela, como signos de identidad. Entre los primeros, se pueden encontrar casos como los de Kurt Markus23, con sus series de boxeadores, o Catherine Opie24, o Sandi Fellman25 con su trabajo sobre tatuaje japonés centrado en los Yakuza. Entre los segundos, la mirada de Alfredo Jaar y su Body Map (1990), mirada que se puede complementar con el Generic Man (1987) de Jana Sterbak, con otra dimensión a la hora de tratar las marcas como identidad del hombre. Figura 10. Jana Sterbak. Generic Man. 1987. 23 Murkus, Kurt. Boxers. 1998. 24 Opie, Catherine. Chicken. 1991. 25 Fellman, Sandi. The Japanese Tattoo. 1987. Noelia González Arias 23 Este otro apartado podría resultar no ser tan pequeño, estarían aquí aquellos artistas que recalan en el tatuaje esporádicamente y con intenciones muy diversas, también aquellos que utilizan la pintura para realizar sus dibujos, y sobre todo aquellos que definitivamente reconducen el lenguaje de la escritura sobre el cuerpo hacia caminos mucho más amplios. Desde Tatiana Parcero26 con sus proyecciones de mapas sobre el cuerpo, a Katherine Du Tiel27 proyectando el interior del cuerpo sobre el exterior de este mismo, pasando por tantos artistas que, coyunturalmente, recurren al cuerpo como medio de comunicación, como papel sobre el que se escribe. Figura 11. Tatiana Parcero. Cartografia interior. 1996. Como parte de las conclusiones finales, ni el tatuaje ni las marcas son, en sí mismas, lo suficientemente explícitas. Hace falta descodificarlas, desde las marcas con las que en los campos de exterminio nazis señalaban a los prisioneros en sus diferentes apartados (judíos, homosexuales, gitanos…), hasta los modernos tatuajes de tatuadores profesionales de cualquier ciudad del mundo. Lo que no significa necesariamente que cada tatuado sepa, a ciencia cierta, lo que ese texto sobre su piel significa, sin duda existe un significado específico para el tatuado y un significado genérico del tatuaje. Aquí hay que especificar la diferencia entre tatuaje y fotografías sobre tatuajes, y es que hay una gran cantidad de revistas y libros sobre el tatuaje, pero 26 Parcero, Tatiana. Cartografía interior. 1995. 27 Du Tiel, Katherine. Bone/Feet. 1994. Noelia González Arias 24 sus fotografías, algunas de gran calidad, no tienen un sentido artístico ni mucho menos, sino que se conforman con ser un catálogo del repertorio de tatuajes existentes. Hoy en día el tatuaje se ha generalizado y convertido masivamente en un adorno exento, sin un contenido más allá de un nivel esencial; todo ello gracias, de algún modo, a la cultura hípster, que en el fondo se ha hecho mainstream, y todo ello va intrínseco al neoliberalismo que se impone en nombre de una cierta creatividad o artistización, una violencia encubierta que se explicita en el cuerpo también como cuerpo social. Lo que a nosotros nos interesa son todos los aspectos de la vida que se configuran como marcas sobre la piel, y cómo los artistas hacen de ello, más que un tema, una forma de hablar de la identidad y del aislamiento, de la soledad y de la diferencia. El paso del tiempo y la creación de la memoria son dos aspectos esenciales en el centro de todos estos aspectos y otro, esencial también, es la definición de una identidad personal, individual y no tanto –por ser excesivamente obvia- de pertenencia a un grupo cultural determinado, sea este el que sea. El cuerpo es el soporte de la historia de nuestra vida. En él está lo que somos, lo que hemos vivido. Como en una pintura, como en un cuadro, como en un mapa, sobre él dibujamos de muy diferentes maneras el mapa del lugar del que venimos, escribimos el nombre de los dioses que adoramos, de las personas que queremos. Esta es la idea central del tatuaje, el motor del body art, la esencia de toda la actuación que sobre el cuerpo real o el cuerpo representado se realiza. Y el arte ha tenido siempre el cuerpo humano como uno de sus temas y protagonistas. No es casual que la figuración se encuentre siempre viva y que, después de momentos de difícil pervivencia, la fotografía haya conseguido volver a resituar el cuerpo como centro de atención. Es en este sentido en el que no solamente el retrato es un elemento de re-definición o de experimentación de la identidad. La identidad, y cada vez de una forma más obvia, se busca y se plantea a través de formas y conceptos muy diferentes: desde la ropa, la pertenencia a grupos culturales, raciales, las tribus urbanas, hasta las marcas individualizadas sobre la piel, sean efímeras o permanentes. Un retrato de una cara, de un hombre joven y blanco, puede no darnos mucha información sobre el personaje, pero si a este hombre se le coloca una serie de piercings y se le corta el pelo de determinada forma, ya sabemos mucho más de él. No parece que el tiempo nos haya hecho evolucionar excesivamente en este terreno de la identidad y de la necesidad tribal de pertenecer a un colectivo, asumir unos compromisos o valores parecidos. Un ‘nosotros’ que, necesariamente, pasa por la raza o por el país Noelia González Arias 25 pero que llega mucho más cerca de la verdad individual cuanto más se acerca el zoom a la superficie de la piel. El cuerpo nos llama, es como un grito que dice ‘mírame’, él nos está diciendo quiénes somos y de dónde venimos, que hemos sufrido y que hemos gozado. Es nuestro país, nuestra casa, lo único que tenemos. Como los nativos de Lochac28, que llevaban grabado en la piel el mapa del lugar donde vivían. Ese era todo su vestido y ellos convertían sus cuerpos en mapas del espíritu sobre el que dibujaban el lugar donde habían nacido. Habían hecho de su cuerpo una proyección de su mundo. Pero cuando vemos los tatuajes urbanos, por denominar de alguna manera aquellos que se hace al margen de las necesidades y costumbres de pueblos primitivos, nos sorprende su falta de estética. Los temas y las formas elegidas son esencialmente simbólicas pero, aún así, nunca la belleza o el dibujo es un tema destacado. Cercanos a las ilustraciones underground, esquemáticas y ajenas a cualquier valor artístico, estos tatuajes, sin duda llenos de contenidos para quienes los llevan, son ajenos a cualquier mundo del arte o del a estética. No es éste su valor ni su sentido. Sin embargo, cuando esos tatuajes quedan dentro de una imagen fotográfica, cuando forman parte de una representación, alcanzan otro valor, otro nivel tanto estético como de contenido. Hablamos de las herramientas para construir una obra de arte. Aunque el arte esté construido con la experiencia personal, a base de detalles e historias individuales, para que esa narración se convierta en una obra de arte tiene que alcanzar un máximo exponente. Eso es lo que sucede con el tatuaje dentro de una obra de arte, empieza a decirnos otras muchas cosas más allá de lo que puede decirnos como un simple dibujo, siendo simplemente real. La vida, la realidad, así, alcanza al arte, llenándole de cuerpo y de sentido. Las imágenes construidas por los artistas, por aquellos que, alejados de la intención de los tatuadores y de los tatuados, trabajan sobre la representación del cuerpo, son las auténticas manifestaciones de estudio sobre el cuerpo como el lugar donde suceden las cosas, aunque el cuerpo no necesite sangrar. Y si de busca el dolor verdadero, la sangre real, entonces la vida, y algunos artistas, conceptuales, performers o accionistas, la ponen en evidencia en cada una de sus acciones. Ellos, todos ellos artistas, son los que están cartografiando los sentimientos, las pasiones y el dolor sobre el mapa del cuerpo, con el tiempo la memoria como tintas indelebles.28 Tribu perteneciente a Lochac, un reino situado en Australia, Nueva Zelanda. Noelia González Arias 26 2.4. ÍNDICE DE FIGURAS. Figura 1. Max Ernst. Pietà or Revolution by Night. 1923 Figura 2. Hermann Nitsch. Performance. 1965 Figura 3. Gina Pane. Psyché. 1974 Figura 4. Stahl Stenslie. Erotogod. 2003 Figura 5. Ron Athey. Suicide/Tattoo Salvation Figura 6. Yakuza japonesa Figura 7. Dennis Oppenheim. Posición de lectura para una quemadura de segundo grado. 1970 Figura 8. Annette Messager. Mis trofeos. 1986-1988 Figura 9. Adriana Varejão. Figura de Convite II. 1998 Figura 10. Jana Sterbak. Generic Man. 1987 Figura 11. Tatiana Parcero. Cartografia interior. 1996 Noelia González Arias 27 III. PROYECTO PRÁCTICO: CATÁRSIS 3.1. INTRODUCCIÓN DEL PROYECTO La pretensión de este proyecto es mostrar una experiencia vital propia ejemplificándola mediante obras pictóricas, concretamente autorretratos. Es por ello, por lo que lo he denominado Catársis29. La liberación corporal aún hoy se puede seguir observando cómo es atacada de diversas formas: se juzga excesivamente, y casi siempre de forma negativa, el cuerpo desnudo, la estética de la persona, la complexión del cuerpo, o el aspecto de la propia piel (color, modificación corporal, enfermedad,...). Serían, precisamente, estas cuestiones las que formarían el núcleo de mi proyecto, puesto que yo he podido vivir en primera persona diferentes discriminaciones causadas por mi apariencia. 3.2. REFERENTES El cuerpo desnudo femenino, ha sido ocasionalmente pintado por mujeres. A pesar de esta escasez, las obras pictóricas de artistas como Frida Kahlo30, Artemisia Gentileschi31, o Adriana Varejão32, han fortalecido la parte plástica de este proyecto. Así mismo, he encontrado una gran relación conceptual con el Feminismo de tercera ola, que es un término identificado con diversas ramas del feminismo cuyo activismo e investigación comienza en 1990 y se extiende hasta la actualidad. El movimiento surgió como una respuesta a los fallos percibidos en el llamado Feminismo de segunda ola: la toma de conciencia de que no existe un único modelo de mujer, por el contrario, existen múltiples modelos femeninos, determinados por cuestiones sociales, étnicas, de nacionalidad, clase social, orientación sexual o religión. Esta corriente se aleja del esencialismo y las definiciones de feminidad, asumidas en ocasiones como universales 29 Real Academia de la Lengua Española. Catarsis, def. Acepción 3 según el diccionario. “Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profund a”. 30 Kahlo, Frida. La columna rota. 1944 31 Gentileschi, Artemisia. Venus and Cupid. 1630 32 Varejão, Adriana. Entrance Figure. 1997 Noelia González Arias 28 y que sobre estimaban las experiencias de la clase media-alta de raza blanca norteamericana. Así mismo, también me han ayudado a complementar mi formación otras artistas feministas ejemplificadas en Ana Mendieta33, Annette Messager34, Adriana Calatayud35, o Shirin Neshat36. Figura 12. Shirin Neshat. Women of Allah series. 1993-1997 En contraposición, el cuerpo femenino ha sido representado y admirado, en la gran mayoría de ocasiones, por el género masculino37. Aunque el número de referentes sea menor que el de las anteriormente mencionadas, sí que ha habido varios cuya influencia 33 Mendieta, Ana. Untitled. 1976 34 Messager, Annette. Mes Trophées. 1986-1988 35 Calatayud, Adriana. Monografías del cuerpo. 1995-1996 36 Neshat, Shirin. Women of Allah series. 1993-1997 37 Reyero, Carlos. Desvestidas. El cuerpo y la forma real. Alianza Forma. 2009 Noelia González Arias 29 ha sido más intensa, como pueden ser, Adam Isaac Jackson38, Van Minnen39, o Gabriel Moreno40. 3.3. DESARROLLO DEL PROYECTO Para llevar a cabo el proyecto he determinado que elegir la pintura era una buena idea puesto que, siempre que se ha recopilado una obra artística relacionada con el tema del cuerpo y la escritura, ha sido mediante la fotografía; por lo tanto, he querido modificar esta idea, y emplear la pintura para ello ya que, en ciertas ocasiones para mí, se transmite más mediante esta técnica que mediante medios digitales. Catársis cuenta con una serie de tres cuadros de gran formato, llevados a cabo mediante la técnica del óleo, y que conexados entre sí, formarían un tríptico. En ellos he querido realizar una progresión de menor desnudez y escritura corporal, hasta un desnudo integral compuesto por un gran número de tatuajes dispuestos en el mismo. 38 Jackson, A. Isaac. Marilyn Monroe. 2010 39 Van Minnen, C. Rex. Untlitled. 2017 40 Moreno, Gabriel. Guardian. 2009 Noelia González Arias 30 Figura 13. Bajo máscaras. 150 x 220 cm. Óleo sobre tela imprimada. Noelia González Arias 31 Bajo máscaras inicia la serie y por lo tanto, es un esbozo de las ideas que quiero resaltar en mi proyecto. Analicé por un momento mis memorias, mi experiencia, y cómo la sociedad ataca constantemente el cuerpo de la mujer en la publicidad, y en la vida cotidiana. Lo quise plasmar de manera sutil, tratando de reflejar levemente como nos muestra el cuerpo femenino. Fue entonces cuando compuse mentalmente cómo sería de manera aproximada todas estas ideas fusionadas en una obra, y este fue el resultado. La cara pintada como un arlequín o un payaso, simboliza como nos muestran constantemente la importancia del maquillaje en la mujer actualmente, y cómo esto repercute en la no-identidad de cada una. Escogí el maquillaje de arlequín porque siempre han tenido un papel importante en mi vida, y porque creo que es la versión triste del payaso; por lo tanto, encontré una gran similitud entre este personaje y mi idea. El cuerpo está tendido en el suelo con la intención de tratar de mostrar así, la decadencia a la que nos exponen los estigmas sociales. A su vez, la posición en la que he querido colocar las extremidades superiores, muestra que el cuerpo está desnudo; pero, paralelamente, impiden ver nada de lo que está considerado como pudoroso. El empleo de colores, y la prácticamente ausencia de luz, salvando la zona de la cara y la barriga, ayudan a entender la idea preconcebida que yo tenía de mostrar única y exclusivamente, lo que quieren que muestres; una cara estéticamente bonita, un cuerpo siguiendo aproximadamente los cánones de belleza impuestos socialmente, y la escasez de escritura corporal puesto que, es algo que como bien dije anteriormente a lo largo de mi investigación, no está aún aceptado plenamente. Noelia González Arias 32 Figura 14. Antítesis de la textura. 220 x 100 cm. Óleo sobre tela imprimada. Noelia González Arias 33 Como nexo entre la primer y la tercera obra, estaría Antítesis de la textura, el punto intermedio entre la liberación del cuerpo y la prisión del alma y la estética a la que nos somete la sociedad. El alto nivel de contraste lumínico en el cuadro, relata de manera muy precisa esas cadenas que nos atan a lo estigmatizadamente aceptado, y cómo, si observamos por la zona de la derecha, hay una ruptura y un punto claro de luz. Simbolizaría pues, la antítesis entre la oscuridad y la luz, la libertad y la prisión, la desnudez y el no-ver. El empleo de colores es muy similar al anterior, sólo que esta ocasión, el haber jugado con un gran espacio en negro, hacen que el resto de la gama resalte de manera aún más significativa. Al estar en medio de las otras dos obras, el empleo del formato alargado y no tan rectangular como en los otros casos, ayuda a la percepción de la obra completa como un tríptico y no como una serie de cuadros independientes.Por lo tanto, al elegir esta forma tan alargada, la posición del cuerpo apareció prácticamente sola; simbolizando así también ese aspecto que quiero reflejar de un cuerpo que está atado, sometido, pero a su vez, mostrando también ya más zonas del cuerpo desnudo y tatuado. Noelia González Arias 34 Figura 15. Misceláneo. 170 x 220 cm. Óleo sobre tela de lienzo imprimada. Noelia González Arias 35 Finalmente, Misceláneo, es la expresión más nítida de mi idea a lo largo de todo este proyecto de investigación. Un reflejo grande y claro de liberación corporal y estética donde, pese a ser un cuerpo socialmente aceptado por los estereotipados cánones de belleza, la pose y los tatuajes demuestran una fuerza y una confianza en sí mismo, que huyen de lo, en teoría, aceptado por las personas que nos rodean. Fue mi intención otorgarle a éste último cuadro una mayor luminosidad y potencia cromática para que su impacto fuese aún mayor. Nos encontramos así pues, con los mismos contrastes de sombras que en Bajo Máscaras y Antítesis de la textura, pero con una intensidad, y un predominio del blanco muy por encima de los anteriores. El por qué de ello se resume en que quería hacer que esa idea de libertad que representa Misceláneo, fuese muy latente. A su vez, mi intención con esta obra, concretamente con su tamaño que es el mayor de los tres, es la de que el espectador pueda llegar a sentirse tal vez un poco incómodo. Quise reflejar esa imagen sexualizada que se tiene de la mujer, pero a gran escala, marcando un poco más el signo del pincel, y resaltando los contrastes de luz para que, en lugar de provocar un estado anímico agradable, llegue a incomodar levemente, aún tratándose de un desnudo integral femenino; con esto quiero conseguir una especie de terapia de choque, y que el espectador pase por las fases de: impresión, negación, y finalmente, aceptación. Noelia González Arias 36 IV. CONCLUSIÓN En definitiva, mi intención con este proyecto creo que ha sido clara y concisa, y mi ilusión para con ello es más que alta. Llevo tres años trabajando en temas relacionados a este, tanto de manera pictórica como escrita, y por lo tanto mi estado anímico actualmente es muy gratificante. Asimismo, las diversas lecturas y documentaciones que me han sido otorgadas para llevar a cabo El cuerpo y la Escritura, me han ayudado en cuanto al aprendizaje de este tema, y me han servido para conocer y poder defenderlo cuantiosamente. Hace seis años que he visto cómo mi estética y mis ideales se han visto atacados por esta sociedad casposa y arcaica, por lo tanto, todo el conocimiento que ahora poseo, me sirve de argumento para posibles situaciones; y no sólo ello, sino también, para poder atacar esos puntos de vista que repercuten negativamente en mi tema. Mi intención para el futuro es seguir trabajando e investigando en torno a esta problemática, e intentar, poco a poco, cambiar la mentalidad social que posee este país; reforzar el sentimiento de la libertad corporal y mental, de algún modo. En conclusión, pienso que es un tema con un alto contenido histórico, cultural y artístico, para que se le tenga tal vez tan olvidado y odiado en determinadas ocasiones; y por ello, he recopilado la gran importancia que ha tenido durante todo el arte contemporáneo hasta nuestros días. Noelia González Arias 37 V. BIBLIOGRAFÍA. 5.1. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA. VV.AA., 2006, El cuerpo del artista, Nueva York, Estados Unidos, Phaidon Press Limited. Olivares, R. (Ed.), 2001, EXIT 2. Escrito sobre la piel, Madrid, España, Olivares y Asociados, S.L. Reyero, C., 2009, Desvestidas. El cuerpo y la forma real, Madrid, España, Alianza Editorial, S.A. Goldberg, R.,1988 , Performance Art. From Futurism to the present, Londres, Reino Unido, World of Art. Danto, A. C., 2014, El cuerpo: El problema del cuerpo, Madrid, España, SINTESIS. Foucault, M., 2005, Historia de la sexualidad 2: El uso de los placeres, Madrid, España, Siglo XXI. 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