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4_E Factores Físicos Medioambientales Psicología Ambiental (Aragonés, Amérigo, 2010)

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Factores físicos medioambientales 4 
ISABEL LÓPEZ BARRIO Y M. KARMELE HERRANZ-PASCUAL 
El ambiente físico en un sentido amplio englo­
ba las condiciones externas que circundan nuestra 
vida y contempla aspectos tales como temperatura, 
sonido, olor e iluminación, los cuales constituyen 
rasgos estables del ambiente. Estos factores, perci­
bidos generalmente de manera no consciente, tienen 
una indudable influencia interactiva sobre la perso­
na y, en determinadas situaciones, pueden afectar 
negativamente a nuestra salud y comportamiento. 
Es por esto que el conocimiento de los efectos del 
medio ambiente físico sobre la persona representa 
una área importante de investigación de la Psicolo­
gía Ambiental. 
El estudio de la incidencia de los factores am­
bientales se inició a principios de los años sesenta 
cuando, como consecuencia del progreso técnico y 
la industrialización generada por éste, se inicia la 
crisis de nuestro entorno. El deterioro de la calidad 
de nuestra atmósfera, la contaminación acústica, el 
agotamiento de algunos recursos naturales y en ge­
neral la degradación del medio a causa del hombre 
son algunos de los problemas ambientales que están 
directamente relacionados con el trato desconsidera­
do que se ha tenido con el medio ambiente, consti­
tuyendo una fuente importante de agresiones físicas, 
psicológicas y sociales. Ante esta situación, la Psi­
cología Ambiental se plantea el análisis de las con­
secuencias que para nuestra vida tienen los cambios 
de las condiciones físicas, con el objetivo de com­
prender nuestra interacción con el medio y de obte-
© Ediciones Pirámide 
ner informaciones útiles que ayuden a crear un medio 
ambiente adecuado a nuestras necesidades. A conti­
nuación se introducen algunos temas de investigación 
desarrollados por la Psicología Ambiental en relación 
a las variables físicas que tienen una mayor inciden­
cia sobre la persona: las temperaturas, la contamina­
ción atmosférica, la iluminación y el ruido, centrán­
donos de manera especial en este último factor. 
1. EL MEDIO AMBIENTE ATMOSFÉRICO 
El estudio del medio ambiente atmosférico in­
cluye diferentes factores climáticos: temperatura, 
precipitaciones, humedad, presión atmosférica, 
viento, polución, etc. Estos factores, según se ha 
comprobado en diferentes investigaciones, inciden 
en nuestro estado físico, intelectual y emocional y, 
por tanto, en nuestra conducta. En relación a este 
tema se van a tratar dos variables importantes: la 
temperatura y la contaminación atmosférica. 
1.1. Temperatura ambiental 
Comparado con el enorme rango de temperatura 
existente en el universo, el rango compatible con la 
vida es muy estrecho. El hábitat terrestre no siempre 
nos ofrece el rango óptimo. Es por esto que la expo­
sición a temperaturas adecuadas en el medio sea de 
-
78 / Psicología Ambiental 
suma importancia para nuestro bienestar y super-
• • v1venc1a. 
El frío y el calor son cuali·dades subjetivas que 
se sustentan en procesos fisiológicos bien diferencia­
dos. Los estímulos térmicos se registran a través de 
los termorreceptores. Hay termorreceptores tanto en 
la superficie de la piel como en el hipotálamo. Los 
termorreceptores de la piel son terminaciones ner­
viosas libres que se hallan en la superficie y, por 
tanto, en situación óptima para recibir estímulos tér­
micos, respondiendo en función de la diferencia en­
tre la temperatura de la piel y la ambiental. Es decir, 
estos receptores periféricos proporcionan la informa­
ción proveniente del ambiente, reaccionando rápida­
mente a los cambios repentinos de la temperatura 
externa. Los receptores de la temperatura que hay en 
el hipotálamo desempeñan un papel importante en la 
regulación de la temperatura corporal. Si ésta aumen­
ta, ciertos centros del hipotálamo inician reacciones 
de sudoración, jadeo, vasodilatación cutánea y des­
censo del metabolismo, aun en el caso de que la tem­
peratura de la piel se mantenga constante. Por otro 
la�o, .,el _ enf�amiento de la sangre induce procesos fis1ologicos mvoluntarios tales como escalofríos, in­
cremento de la temperatura muscular, de la absorción 
de oxígeno y de la producción de adrenalina. Me­
diant� este termostato biológico el cuerpo humano 
mana.ene una temperatura relativamente constante. 
Se han realizado numerosas investi.gaciones 
(Griffiths, 1978, Robles, 1975) con el fin de defini·r 
el r�n�o de temperaturas que puedan determinar 
sent1nuentos
_,
de_ agr��o _Y confort y que permitan 
e�ta�lecer cnter1os d1ng1dos a conseguir ambientes 
t�rrrucos adecuados en relación a los espacios ha­
b!tados. S�gú� se desprende de estos estudios, el 
bienestar terrruc� depende no sólo de la temperatu­
ra, esta?d? relacionado asimismo con la humedad 
el mov1m1�nto del ai_re, el tipo de vestido ue s� 
las variables sociodemográficas sexo y edad. 
, 
rec t · . 
· no pa­
en ener ninguna influencia (Griffith M I 
e 1 . ., dª 
mo est1a n re ac1on a if e rentes temperaturas obt . d . Stevens, Adair y Marks (1970) 
'. en1 o por 
1 d . 
partiendo de los resu ta os de diferentes investigac· 
til. ., 1 . ., . 
- iones en las que se u izo a tecn1ca de la estimación d ·1 . - e a magnitud 
como medida de la sensación calórica. De acuerd · . 
d 1 
o 
a estos 1nvest1ga ores, a temperatura óptima se 
halla alrededor de los 22º C. Un resultado simila 
!izando la escala numen ca de Bedf ort en la medida 
de la sensación de calor (véase la tabla 4.1). En esta 
escala las puntuaciones varían linealmente con la 
temperatura, comprobándose que el paso de un ni­
vel a otro en la escala corresponde aproximadamen­
te a 3º C. La temperatura óptima, obtenida median­
te este procedimiento, se sitúa en tomo a los 23º e 
para personas sedentarias con vestido ligero. 
TABLA 4.1 
Escala de sensación calórica de Bedfort 
. 
r/ .- ,.- . : . • - , ":' ,. ,, -;,. ..,. ,,. • . 
! i l 
•
-,, 
-
' 
, n ..... ..,.ó�
•·' 
· .IJ.C:t,,;:-: � .,.,,;,;1001 -' 1 Valor numérico 
Frío insoportable 
Demasiado frío 
Frío aceptable 
Bienestar, no frío ni calor 
Tibio, calor agradable 
Demasiado calor 
Calor insoportable 
FUENTE: tomado de Griffiths, 1978, p. 64. 
60 
1 
2 
3 
4 
5 
6 
7 
o ��� -----r-----.--------
0 20 40 
Temperatura ( ºC) 
Figura 4.1.-R 1 ·,, 
d . 
e acion entre la temperatura ambiente y el grac.io 
e molestia (extr "d d S · · a1 o e tevens, Ada1r y Marks, 1970) . 
• 
© Edicio11es Pir::1n
1 ide 
l 
' 
1 
Por otro lado, los cambios abruptos de tempe­
ratura, en particular si se parte de una temperatura 
distante de la de confort, se experimentan con gran 
placer. Esto puede darse en ambas direcciones; por 
ejemplo, cuando entramos en una habitación con 
una temperatura elevada tras haber estado expues­
tos por mucho tiempo al frío de la calle, o cuando 
en un día de calor entramos en una habitación re­
frigerada. Por ello se dice que el calor y el frío 
pueden tener también connotaciones hedónicas. 
Asimismo, se ha con1probado que la humedad 
de la atmósfera puede afectar a la sensación de calor. 
Griffiths y Mclntyre (1973) comprobaron que a tern­
pe1·aturas agradables la humedad no afecta a la es­
timación del grado de calor, aunque sí tiene una 
i11cidencia significativa en el caso de temperaturas 
elevadas. En este caso, un incremento del 20 al 75 
por 100 en el grado de humedad resulta subjeti­
vamente equivalente a una elevación de 1,5º C de 
la temperatura. Generalmente, a temperaturas agra­
dables se prefieren niveles moderados de humedad 
(50 por 100 de humedad relativa), mientras que con 
temperaturas superiores a 28º C se prefieren niveles 
de humedad más bajos. 
En relación a la incidencia de la temperatura 
sobre el rendimiento, la mayor parte de los estudios 
se han dirigido a valorar los efectos del calor en 
diferentes tipos de tareas, entre otras: vigilancia, 
memoria, cálculo mental y tiempo de reacción. Por 
el contrario, se ha prestado escasa atención al estu­
dio de los efectos de las temperaturas bajas, lo que 
puede deberse al hecho deque el frío puede ser 
fácilmente compensado mediante el uso de vestido 
apropiado, lo que haría pos.ible soportar temperatu­
ras bajas sin disminuir los rendimientos. No está 
claro el modo en que la temperatura afecta al ren­
dimiento en el trabajo, dado que los resultados de 
los estudios no son coincidentes. Así, aunque un 
gran número de estudios ponen de manifiesto que 
las tem.peraturas elevadas afectan negativamente al 
rendimiento, otros no han constatado ningún efecto 
negativo y otros incluso han comprobado que el 
incremento de las temperaturas mejora el rendi­
miento (Fine y Kobrick, 1987; Hohnsbein, Pierkar­
ski, Kampman y Noack, 1984; Poulton, 1976). En 
general, podría decirse que el calor afecta negativa-
© Ediciones Pirámíde 
Factores físicos medioambientales I 79 
mente a la realización de tareas complejas pero no 
a las se·ncillas. Además del tipo de tarea, existen 
otros factores que actúan modulando los posibles 
efectos de la temperatura sobre el rendimiento, tales 
como la motivación hacia el trabajo, la duración de 
la exposición y los cambios en el nivel de activación 
producido por la temperatura. Las temperaturas ele­
vadas y la prolongad.a exposición a éstas influióan 
negativamente en el rendimiento al producir senti­
mientos de fatiga, cansancio e irritabilidad .. 
La relación entre temperatura y rendimiento 
no es lineal, pudiendo explicarse con una función 
en forma de <<U>> invertida, modulada por los f ac­
tores antes comentados y fundamentalmente por 
la complejidad de la tarea. Así, los aumentos mo­
derados de temperatura aumentan la activación, 
favoreciendo los rendimientos en las tareas fáciles 
y dificultando las difíciles. Al alcanzar un cierto 
nivel, en torno a los 35º C, el rendimiento en la 
actividad comenzaría a disminuir. La temperatu­
ra óptima se sitúa alrededor de 20-22º C para tra­
bajos sedentarios y entre 16-18º C para trabajos 
que requieren fuerte intensidad muscular; una di­
ferencia de 5º C por encima o por debajo de estos 
umbrales se traduciría en una alteración del rendi­
miento. 
Cuando el ambiente térmico es muy elevado 
pueden producirse trastornos tér1nicos agudos o 
crónicos con síntomas tales como inestabilidad cir­
culatoria y desequilibrio del agua, deshidratación, 
agotamiento de la sal y calambres. Estos trastornos 
pueden ocurrir en cualquier ambiente cálido, sea 
interior o exterior. El riesgo de su aparición aumen­
ta con el trabajo físico fuerte pero se reduce con la 
aclimatación. No obstante, los efectos a largo plazo 
de los climas cálidos sobre la salud no se conocen 
bien. Asimismo, los trastornos cardíacos observa­
dos en algunos estudios por la exposición a tempe­
raturas excesivas podrían explicarse por la continua 
demanda impuesta al sistema cardiovascular en este 
tipo de ambientes, siendo las personas con antece­
dentes en este tipo de problemas extremadamente 
sensibles a las temperaturas altas. Schuman ( 1972) 
comprobó una correlación positiva entre las olas de 
calor y las tasas de mortalidad en varias ciudades 
norteamericanas. 
80 / Psicología Ambiental 
1.2. Contaminación atmosférica 
El Consejo de Europa dio en 1967 la siguiente 
definición de la contaminación atmosférica: <<el aire 
se considera contanunado cuando la pr·esencia de 
una sustancia extraña o una variación notable en la 
proporc.ión de sus componentes sea tan acusada que 
pueda ·causar efectos y molestias perjudiciales>>. 
La mayor parte de los contaminantes atmosféri­
cos proceden fundamentalmente de tres fuentes: la 
industtia, el transporte y los combustibles fósiles 
utilizados para generar electricidad o para la cale­
facción. En las áreas metropolitanas, dada la gran 
concentración de vehículos, el incremento de la con­
taminación del aire se debe cada vez más a las emi­
siones de los medios de transporte. Los gases de 
escape de los motores contienen óxido de carbono, 
óxido de nitrógeno, aldehídos e hidrocarburos. Ade­
más, los problemas de contaminación atmosférica 
en las zonas urbanas se ven agravados por una com­
binación de factores climáticos y geográficos que 
concentran los contaminantes en la ciudad e impiden 
su dispersión en la atmósfera. Las condiciones me­
teorológicas y topográficas inciden de manera sig­
nificativa en la concentración de los contaminantes. 
En condiciones de inversión térmica, cuando capas 
de aire caliente se superponen a capas frías, se ori­
gina una turbulencia mínima y una pronunciada es­
tabilidad atrnosf érica. Las inversiones pueden af ec­
tar a un área bastante extensa, y cuando persisten 
durante horas o incluso días tienden a elevar las 
concentraciones d.e contaminantes debido a la falta 
de turbulencias. Asimismo, la contaminación atmos­
fé�ca de las ciudades contribuye de manera signifi­
catJ.va al problema de la lluvia ácida mediante las 
emisiones de azufre proveniente de la combustión 
del carbón utilizado en las calefacciones con un 
fuerte impacto negativo en los ecosistema; dado su 
gran poder de corrosión. Del mismo modo la acu­
mulación de dióxido de carbono en la at�ósf era conduce
_ a cambios climáticos co.mo el conocido <<�fecto invernadero>> , dando lugar a un recalenta­nuento de nuesn:� planeta con graves consecuencias sobre la v�g�?1c1on, la fauna y la persona. 
La rev
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1s10�, de la literatura sobre los efectos de la contam1nac1on atmosférica sobre la salud· . 1· , rea 1-
zada por Evans (1981), permite comprobar qu 1 •/ 
d 1 
e a 
c?ntaminac1on p�� u ce en_ a persona ef e_ctos muy diversos en func1on_ ,
del tipo d� ��ntanunante, el 
grado de concentrac1on y la sens1b1l1dad de las per­
sonas afectadas. En general, los ancianos, los niños 
los fumadores y los enfermos de bronquitis crónic . a, 
cardiopatía coronaria y asma son más vulnerables 
a la exposición de la contaminación. La mayor par­
te de los síntomas relacionados con la contamina­
ción son producidos por el monóxido de carbono 
emitido fundamentalmente por los vehículos. Este 
contaminante reacciona con la hemoglobina de la 
sangre y es absorbido por ésta, formando la car­
boxihemoglobina. La exposición prolongada a con­
centraciones que superan las 250 partes por millón 
pueden afectar al sistema respiratorio y producir 
fuertes dolores de cabeza, vértigos, debilidad y co­
lapsos. Estudios epidemiológicos (Goldsmith y Fri­
berg, 1977) han relacionado la exposición al mo­
nóxido de carbono con la reducción de peso en los 
recién nacidos y el incremento de abortos y de en­
fermedades ·cardiovasculares. Asimismo, algunos 
de los efectos negativos producidos por el hun10 del 
tabaco se relacionan con el monóxido de ca1·bono, 
tales como cambios en la presión arterial y acele­
ración del proceso de arteriosclerosis. Las concen­
traciones de monóxido de carbono en locales llenos 
de humo de tabaco pueden alcanzar e incluso reba­
sar el límite permisible; tales concentraciones pue­
den ser nocivas para la salud, sobre todo en el caso 
de personas afectadas por enfermedades crónicas 
broncopulmonares. De acuerdo a las estadísticas� se 
puede constatar que la frecuencia del cánce1· bron­
quial es cincuenta veces superior en los fumadores. 
Los efectos de una fuerte contaminació11 atmos­
férica pueden ser devastadores. Uno de los peo1·es 
�esas tres causados por la contaminación atn1osf é­
nca ocurrió en Londres en diciembI·e de 1952. Dti­
rante cuatro días una densa niebla invadió la citid,ld. 
dando lugar a un repentino aumento de la tasa de 
mo�alidad por encima de lo esperado. Durante e�e 
pen�do c�rca de cinco mil personas murieron Y n�
as 
de diez mil fueron internadas en hospitales aqtit�_,,i-
das de graves dificultades respiratorias a causa dc'I 
<<smog>> producido por· emisiones de C02. C011 �1t:­
terioridad a este suceso de Londres, h,1bí,1r1 t)ctii·i·t-
. . , p1·1•"1t1iJe © EdtCit)Ill'S 41 
do otros de la misma naturaleza en el Valle del. 
Mosa, en Bélgica, en diciembre de 1930, y en Do­
nora, Pensilvania, en octubre de 1948. 
Se conoce muy poco ace.rca de�los efectos de la 
contaminaciónatmosférica en la conducta. Los es­
casos estudios realizados sobre este tema indican 
qu.e los estados de desagrado producidos por la 
mala calidad del aire pueden reducir los sentimien-
. ,, . 
tos de atracc1on interpersonal (Evans y Jacobs, 
1981). Asimismo, Jones (1978) comprobó que la 
contaminación atmosférica, producida por el humo 
del tabaco, favorecía en los no fumadores los sen­
timientos de irritabilidad, ansiedad y fatiga. Otros 
estudios, como el realizado por Jones y Bogart 
(1978), han constatado que el humo del cigarrillo 
favorecía los sentimientos de agresión en los no 
fumadores. 
2. EL MEDIO AMBIENTE LUMINOSO 
La luz es una energía que se manifiesta de múl­
tiples maneras, siendo un elemento vital para la 
orientación de los organismos en su medio y para 
la comunicación entre los individuos. El sistema 
visual es el encargado de analizar y transf orn1ar la 
energía luminosa, iniciando de esta manera el pro­
ceso de la percepción visual. La visión, por tanto, 
es una experiencia subjetiva que depende de la luz. 
El concepto de iluminación se refiere al fenómeno 
físico provocado por la luz y se mide en bujías-pies 
o decalaux; (!bujía-pie= 1.076 decalaux). La lumi­
nosidad (intensidad subjetiva) es el parámetro psi­
cofísico que hace referencia a la percepción subje­
tiva de la iluminación. La cantidad de energía 
luminosa necesaria para provocar el umbral de la 
sensación visual no sólo depende de la intensidad 
sino también de la duración del estímulo, es decir, 
del tiempo de presentación. En una presentación 
prolongada se requiere menor intensidad para lo­
grar el umbral vis·ual que si la exposición es breve. 
En relación a la iluminación, el objetivo de las 
investigaciones se ha centrado fundamentalmente 
en conocer la incidencia de las características lumi­
nosas en el rendimiento en el trabajo (Boyce, 1975; 
Fletcher, 1983; Munson y Ferguson, 1985). Asimis-
© Ediciones Pirámide 
Factores físicos medioambientales I 81 
mo, ha sido objeto de interés, aunque en menor 
medida, el estudio del efecto de las características 
luminosas en la evaluación de ambientes tanto in­
teriores como urbanos (Flynn, Spencer, Martyniuk 
y Hendrick, 1973; Chelkoff, 1992). 
La iluminación puede afectar negativamente al 
re·ndimiento de dos maneras. En primer lugar, mo­
dificando directamente la dificultad de la tarea 
cuando se den unas condiciones de luz insuficientes 
(impidiendo ver) o excesivas, alterando, en este 
caso las condiciones de actuación del sistema vi-' 
sual al provocar deslumbramientos y originar re-
flexiones velantes y puntos de bril.lo sobre la tarea, 
incidiendo negativamente en nuestra capacidad de 
detección, reconocimjento y discriminación. En se­
gundo lugar, puede afectar indirectamente al rendi­
miento al crear condiciones de trabajo incómodas, 
distractoras o fatigantes, de manera especial cuando 
se produce un parpadeo o fluctuación de ]a fuente 
luminosa. El efecto de la iluminación sobre el ren­
dimiento sigue una ley logarítmica, análoga a la ley 
de Weber-Fechner. Así, cuando la iluminación es 
baja, un determinado cambio de iluminación inci­
dirá en un incremento de la agudeza visual y, por 
tanto, en. un mayor rendimiento, al permitir ejecutar 
la tarea de manera más rápida y precisa. Conforme 
aumenta la iluminación, el cambio en la agudeza 
visual se hace más pequeño, hasta llegar a un valor 
óptimo por encima del cual cualquier incremento 
de la iluminación incidirá negativamente en el ren­
dimiento. A niveles 1nuy altos de iluminación, los 
incrementos en ésta reducen el rend·imiento al pro­
ducir deslumbramientos, impidiendo distinguir al­
gunas señales de información relevantes en relación 
a la tarea. 
El objetivo de los estudios dirigidos ·a la valo­
ración subjetiva del ambiente luminoso, tanto de 
espacios interiores como exteriores, se ha orienta­
do hacia la identificación de las condiciones desea­
das del medio ambiente luminoso, tratando de 
identificar las va1·iables (físicas, espaciales y sub­
jetivas) y los criterios más relevantes que inciden 
en dicha valoración. Flynn y otros (1973), en un 
estudio realizado con 96 personas evaluaron me­
diante la técnica del diferencial sem.ántico una sala 
de juntas iluminada de seis maneras diferentes y 
ía Ambiental 
1 ._2. Contam inación atmosférica 
El Consejo de Europa dio en 1967 la siguiente 
definición de la c.ontaminaci·ón atmosférica: <<el aire 
se considera contaminado •cuando la presencia de 
una sustancia extraña o una variación notable en la 
proporción de su·s co1nponentes sea tan acusada que 
pueda causar efectos )" n1oles·tias perjudiciales>>. 
La ma)ror parte d,e los contaminantes atmosféri­
cos proceden fundamentalmente de tres fuentes: la 
industria .. el transporte )' los combustibles fósiles 
utilizados para generar electricidad o para la cale­
t"acción. En las áreas n1etropolitanas, dada la gran 
concentración de vehículos, el incremento de la con­
ta,ninaci,ón del aire se debe cada vez más a las emi­
siones de los medios de transporte. Los gases de 
escape .de los motores contienen ó-xido de carbono, 
óxido de nitrógeno, aldehídos e hidrocarburos. Ade­
más, los problemas de contaminación atmosférica 
en las zon.as urbanas se ven agravados por una com­
binación de factores 1climáticos y geográficos que 
conc.entran los contaminantes en la ciudad e impiden 
su dispersión en la atmósfera. Las condiciones me­
teorológicas y topográficas inci-den de manera sig­
nificativa en la concentra,ción de los contaminantes. 
En condiciones de inversión térmica, cuando capas 
-de aire caliente se superponen a capas frías, se ori­
gin.a una turbulencia mínima y una pronunciada es­
tabilidad atmosférica. Las inversiones pueden af ec­
tar a un área bastante extensa, y cuando persisten 
durante hora·s o incluso dí.as tienden a elevar las 
concentraciones de contaminantes debido a la falta 
de turbulencias. Asimismo, la contaminación atmos­
férica de las ciudades contribuye de manera signifi­
·Cativa al problema de la lluvia ácida mediante las 
emisiones de azufre prov.eniente de la combustión 
del carbón utilizado en las calefacciones, con un 
fuerte impacto negativo en los ecosistemas dado su 
gran poder de corrosión. Del mismo modo, la acu­
mulación de dióxido de carbono en la atmósfera 
conduce a cambios climáticos como el conocido 
<<efecto invernadero>>, dando lugar a un recalenta­
miento de nuestro planeta con graves consecuencias 
sobre la vegetación, la fauna y la persona. 
La revisjón de la literatura sobre los efectos de 
la contaminación atmosférica sobre la salud, reali-
zada por Evans ( 1981), permite comprobar que la 
contaminación produce en la persona efectos muy 
diversos en función del tipo de contaminante, el 
grado de concentración y la sensibilidad de las per­
sonas afecta-das. En general, los ancianos, los niños, 
los fumadores y los enf e1·rr10s de bronqui·tis crónica, 
cardiopatía coronaria y asma son más vulnerables 
a la exposición de la contaminación. La mayor par­
te de los síntomas relacionados con la contamina­
ción son producidos por el monóxido de carbono 
emitido fundamentalmente por los vehículos. Este 
contaminante reacciona con la hemoglobina de la 
sangre y es abs·orbido por ésta, for1r1ando la car­
boxihemoglobina. La exposición prolongada a con­
centraciones que superan las 250 partes por millón 
pueden afectar al sistema respiratorio y producir 
fuertes dolores de cabeza, vértigos, debilid.ad y co­
lapsos. Estudios epidemiológicos (Goldsmith y Fri­
berg, 1977) han relacionado la exposición al mo­
nóxido de carbono con la reducción de peso en los 
recién nacidos y el incremento de abortos y de en­
f errr1edades cardiovasculares. Asimismo, algunos 
de los efectos negativos producidos por el humo del 
tabaco se relacionan con el monóxido de carbono, 
tales como cambios en la presión arterial y acele­
ración del proceso de arteriosclerosis. Las concen­
traciones de monóxido de carbono en locales llenos 
de humo de tabaco pueden alcanzar e inclusoreba­
sar el límite permisible; tales concentraciones pue­
den ser nocivas para la salud, sobre todo en el caso 
de personas afectadas por enfermedades crónicas 
broncopulmonares. De acuerdo a las estadísticas, se 
puede constatar que la frecuencia del cáncer bron­
quial es cincuenta veces superior en los fu111adores. 
Los efectos de una fuerte contanlinación a·tmos­
f érica pueden ser devas·tadores. Uno de los peo1·es 
desastres causados por la contaminación atn1oste­
rica ocunió en Lond1·es en diciemb1·e de 1952. D11-
rante cuatro días tina densa niebla i11vadió la ciudad, 
dando lugar a un 1·epentino aumento de la tasa de 
mortalidad por encima de lo esperado. Du1·ante ese 
período cerca de cinco mil pe1·sonas n1t11·ie1·on y más 
de diez mil fueron inte1nadas en hospitales aqt1eja­
das de graves dificultades res ·pirato1·ias a cat1sa del 
<<smog>> producido por emisiones de C02. Co11 ,1n-
• 
terioridad a este suceso de Lond1·es, había11 oct1rr1-
© Edicit)11es Pir;.i111idt 
82 / Psicología Ambiental 
encontraron tres dimensiones básicas. La primera 
era un factor general asociado a la presencia de 
múltiples dispositivos de iluminación. La segunda, 
claridad perceptiva o .luminosidad espacial, está 
asociada con niveles altos de iluminación. Y la 
tercera, complejidad espacial , está relacionada con 
fuentes periféricas de iluminación. Los ambientes 
más apreciados fueron aquellos que proporciona­
ban iluminación sobre la mesa y a la vez un cierto 
grado de iluminación sobre las paredes de la sala. 
Por el contrario, los ambientes menos apreciados 
fueron los que presentaban una i luminación difusa 
sobre la mesa. Los resultados de este tipo de estu­
dios son de gran importancia para formular crite­
rios de diseño del medio luminoso, contribuyendo 
al logro de espacios que resulten agradables y ade­
cuados de acuerdo a los usos y actividades para los 
que se destinen. 
Asimismo, otros estudios han comprobado la 
incidencia positiva de la iluminación, tanto natural 
como artificial, sobre ciertos desórdenes psicológi­
cos como la depresión (Heerwagen, 1990; Rosen­
thal, Sack, Skwerer, Jacobsen y Wehr, 1989). Ac­
tualmente, la fototerapia ( exposición a la luz 
durante los meses de invierno) se utiliza como un 
tratamiento efectivo en aquellas personas que su­
fren desórdenes afectivos estacionales, que son una 
forma de depresión que se experimenta en los me­
ses de invierno al disminuir las horas de luz. 
El color es otro factor que incide en los senti­
mientos de las personas y en el rendimiento en el 
trabajo. Sin e .mbargo, a diferencia de la ilumina­
ción, se han realizado pocas investigaciones con el 
fin de conocer cómo las personas reaccionan ante 
este factor del medio. Cuando se describen los co­
lores, por lo general se hace referencia a atributos 
de la sensación cromática, como tono, luminosidad 
y saturación, los cuales se consideran parámetros 
subjetivos de las dimensiones físicas del estímulo. 
Así, el tono se corresponde con la longitud de onda 
de la luz, l a luminosidad y el brillo con la i ·ntens.i­
dad, y la saturación con la pureza del color. Mehra­
bian y Russell ( 197 4) han constatado una relación 
positiva entre el sentimiento de placer y los atribu­
tos de brillo y saturación. Los estudios que han 
analizado las preferencias en cuanto al color (Ben-
nett, 1977; Mehrabian y Russell, 197 4) han consta­
tado que la población prefiere en mayor m.edida los 
colores <<fríos>>, tales como el verde o el azul, que 
los <<calientes>> (naranja, rojo). No obstante� las pre­
ferencias hacia el color se hallan moduladas por el 
factor de iluminación. Así, con iluminación artifi­
cial y de baja intensidad se prefieren colores calien­
tes, mientras que con iluminación potente se prefie­
ren colores fríos. 
El efecto del color en el aprendizaje ha sido 
objeto de escasas investigaciones. En relación a los 
espacios de enseñanza, los criterios estéticos actua­
les están a favor de los colores bril lantes. No obs­
tante, esta preferencia no refleja nada más que una 
moda, ya que la jncidencia del color en el aprendi­
zaje es poco conocida. 
3. EL MEDIO AMBIENTE ACUSTICO 
Vivimos en un mundo de sonidos. Nuestro sis­
tema auditivo está siempre abierto, lo que impl ica 
una recepción continuada de estímulos y de infor­
maciones sonoras de las que no podemos sustraer­
nos. Gran parte de nuestra experie.ncia está relacio­
nada con el sonido. 
En la actualidad es difícil enc-ontrar, en la mayor 
parte de los ambientes que rodean 11uestra vida co­
tidiana, el equilibrio sonoro que caracterizaba a los 
a1nbientes sonoros del pasado. La contaminación 
acústica, una de las n1ás comunes e importantes que 
afecta a nuestro medio a_mbiente, ha roto esta armo­
nía, transformándola en tina cacofonía en la que los 
sonidos más diversos se entremezclan compitiendo 
por su elevada intensidad. E11 esta situación, la per­
sona se sie11te i ncapaz de discriminar aquel ]as se­
ñales sonoras que en su interacción con e] medio 
desea o 11ecesita escuchar, lo que provoca un estado 
de ten.sión crónica que puede situar al organismo al 
borde del fracaso adaptativo, dando lugar a graves 
problemas sociales y emocionales. 
El progreso técnico, la proliferación de los me­
dios de transporte, el hacinamiento o el crecimiento 
urbano carente en muchos casos de una planifica­
ción adecuada son, entre otros, algunos de los t�ac­
tores que han contribt1ido en gran medida a la de-
© Edici(1nes Pirámi
de 
gradación acústica del medio y al deterioro de las 
relaciones entre la persona y su entorno. En lo que 
concierne al medio ambiente urbano� entre los f ac­
tores señalados el ruido de los transportes (tráfico 
rodado, aéreo y ferrocarri l ) es, sin duda, el más im­
portante. En particular, la circulación rodada cons­
tituye el sonido dominante del paisaje sonoro urba­
no, afectando a un gran número de personas. Se 
c<.)nsidera que en las grandes ciudades el 80 por 100 
de )os ruidos que percibimos provienen del tráfico. 
4. ASPECTOS FISICOS DEL SONIDO 
El sonido se define como una variación de la 
presión del aire que puede ser detectada por el oído 
humano y proviene de la vibración de un cuerpo que 
genera una serie de ondas acústicas que se transmi-
r· ...... L<)Jlgitud . -, 
de onda 
+ 
·-
Factores físicos medioambientales / 83 
ten por cualquier tipo de medio l iquido, sólido o 
gaseoso. Estas ondas acústicas, al poner en vibración 
la membrana de l tímpano� dan lugar a la sensación 
sonora. Las principales propiedades acústicas de las 
ondas sonoras son la frecuencia y la in tensidad. 
La frecuencia representa el número de ciclos de 
variación de presión por segundo y se expresa en 
herzios (Hz); 1 Hz corresponde a una vibración 
completa o c iclo por segundo; 1 Ki loherzio (kHz) 
corresponde a 1 .000 Hz (véase la figura 4.2). 
Cuando un sonido tiene una frecuencia muy e le­
vada se percibe como agudo, 1nientras que una fre­
cuencia baja corresponde a un sonido grave. Esta 
sensación subjetiva del sonido se define como altura 
o tono. Nuestro sistema auditivo tiene un campo de 
audición li1nitado en frecuencias, no percibiendo to­
das las v ibraciones acústicas presentes en e l aire, si 
bien la banda de sonidos audibles varía según e l su-
• 11 ,· 1 
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Lo ºtud ngi 
de onda 
Tiempo 
Figura 4.2.-Representación sinusoidal de las compresiones y enrarecimientos sucesivos producidos por una onda acústica. 
jeto. Por regla general, el ser humano está capacitado 
para percib,ir frecuencias en el rango de 20 a 20.000 
Hz; por debajo de los 20 Hz se encuentran los infra­
sonidos, y por encima de los 20.000 el campo de los 
ultrasonidos. Ambos campos del espectro no son 
audibles por la persona. Dentro del espectro audible, 
los sonidos se clasifican en graves (de 20 a 200 Hz; 
© Ediciones Pirámide 
por ejemplo, el sonido de un trueno o un avión leja­
no), medios (de 200 a 2.000 Hz, lavoz) y agt1dos 
(de 2.000 a 20.000 Hz, un s ilbato). El oído hun1ario 
no es igual de sensible a todos los tonos con1prendi­
dos en dicho espectro. Es decir, la 1·espuesta del oído 
no es l ineal ni en frecuencia ni en intensitlad, exis­
tiendo una sensación auditiva diferente para tonos 
• -
84 / Psicología Ambiental 
puros de igual nivel sonoro y dis�inta frecuenc_ia. 
Fletcher y Munson ( 1 933), y posteriormente Rob1n­
son y Dadson ( 1 957), determinaron, medi�!1te e11��­
yos subjetivos, la magnitud de una sensac·1on �ud1t1-
va en función de la intensidad y la frecuencia del 
sonido. La relación entre estas magnitudes fue repre­
sentada gráficamente por medio de las curvas isofó­
nicas (igual sonoridad o sensación sonora) . En la 
figura se puede comprobar que la sensación subjeti-
-
·-
z 
200 kHz 100 kHz 
va varía en función de la frecuencia, encontrándose 
la mayor sensi.bilidad auditiva en tomo a los 3.000 
Hz. Por encima y por debajo de esta frecuencia la 
sensibil idad desciende progresivamente, de manera 
que para alcanzar el umbral de audición se necesita 
una presión sonora más elevada. Así, un tono puro 
de 100 Hz y nivel sonoro 50 dB tiene la misma so­
noridad (magnitud de la sensación auditiva) que un 
tono de 1 .000 Hz y 40 dB. 
1 kHz 20 kHz 
Frecuencia (en Hz) 
Figura 4.3.-Curvas de igual sonoridad para tonos puros en campo libre, de Robinson y Dadson ( extraído de Eargie, l 990). 
La intensidad hace referencia a la magnitud de 
las variaciones de presión de la onda sonora. Dado 
que el oído humano es capaz de captar variaciones 
de presión sonora en un rango muy amplio, en acús­
tica se recurre a una magnitud logarítmica, el deci­
belio (dB), que se define como el logaritmo decimal 
de la razón entre dos intensidades o energías. Ello 
se adapta además a las características del sistema 
perceptivo humano, que responde de fo·rma logarít­
mica a los estímulos. Como las intensidades acústi­
cas están relacionadas con los cuadrados de las pre­
siones, la relación en funci.ón de las presiones será: 
Nivel de presión sonora = 20 l.og P/Po dB 
siendo Po la presión sonora de referencia. 
El umbral absoluto de audición se halla repre­
sentado por O dB, que es el nivel a partir del cual 
se percibe el sonido, y el umbral del dolor se sitúa 
aproximadamente en 140 dB. El parámetro psico­
acús·tico que corresponde a la intensidad se deno­
mina sonoridad. 
El umbral diferencial para la sonoridad se sitúa 
en tomo a 1 dB , pero, como en el caso de la altura, 
existen personas con un oído muy sensible que pue­
den percibir diferencias de 0,2-0,4 dB . 
·En relación a la medida del ruido, dado el carác­
ter no lineal de la respuesta del oído humano a la 
frecuencia, el nivel de intensidad en dB puede ser 
corregido mediante un ·filtro de ponderació·n con el 
fin de conseguir que dicha medida se aproxime a la 
experiencia subjetiva de la audición. Las mediciones 
© Ediciones Pirátnide 
• 
j 
realizadas con aparatos que llevan incorporados es­
tos filtros se expresan en decibelios ponderados A 
( dBA), y éstos se relacionan más estrechamente con 
la intensidad subjetiva (sensación del nivel de ruido). 
5. PERCEPCION SONORA 
A pesar de que el sonido puede ser definido 
mediante los parámetros físicos antes mencionados, 
numerosos estudios han mostrado que estos pará­
metros no resultan suficientes para explicar la gran 
variabilidad de la respuesta de molestia sentida ante 
un mismo nivel de ruido, ni la gran diversidad de 
efectos psicológicos y fisiológicos (no auditivos) 
producidos incluso a niveles de ruido considerados 
bajos, dado que la valoración subjetiva del evento 
sonoro es una importante variable moduladora de 
la respuesta a este factor del medio y, por consi­
guiente, de los efectos derivados de la exposición 
al mismo. La valoración del sonido depende no 
tanto de lo que es <<en sí>> ( características físicas 
objetivas), sino de lo que dicho ambiente represen­
ta para uno. Es decir, a las características o rasgos 
objetivos se sobrepone la percepción del oyente 
(variables subjetivas). 
La subjetividad en la valoración del ambiente 
sonoro se pone claramente de manifiesto cuando se 
aborda el análisis de la respuesta subjetiva de mo­
lestia frente al ruido. Así, las diferentes investiga­
ciones (Fidell, Barber y Schultz, 1991; Herranz, 
1994; Job, 1988; Schultz, 1978) que han abordado 
este tema coinciden al encontrar una baja correla­
ción entre estas do.s variables (r = 0,4), lo que indi­
ca que el nivel de ruido sólo explica un pequeño 
porcentaje de la variabilidad de la respuesta ante el 
mismo (< 20 por 100), confirmándose la existencia 
de amplias diferencias individuales en la respuesta 
de las personas ante este contaminante. 
La valoración subjetiva, junto con los paráme­
tros físicos, determinará q.ue un ambiente sonoro 
sea valorado como ruido (rechazado por el receptor 
al provocar una sensación desagradable), convir­
tiéndose en este caso en un factor de estrés y, por 
consiguiente, de desajuste psicofisiológico, o como 
sonido cuando su percepción es aceptada o deseada, 
© Ediciones Pirá1nide 
= 
Factores físicos medioambientales I 85 
pasando en este caso a ser un elemento inf or1nativo 
y enriquecedor del medio donde es percibido, sie.n­
do positiva la respuesta de la persona ante el mismo. 
Por consiguiente, la diferencia entre ruido y señal 
no depende de los parámetros físicos objetivos del 
sonido, sino que está relacionada con la forma en 
que es percibido e interpretado. Un mismo sonido 
puede producir amplias y variadas clases de reac­
ciones. Así, un estudio sobre la identidad sonora 
urbana (López Barrio y Carles, 1997) permitió 
comprobar cómo el ruido de tráfico de las grandes 
arterias, aunque la mayor parte de las personas lo 
asocian con contaminación y derroche de energía, 
. . / 
valorándolo de forma negativa, para una rm·nona 
representa, por el contrario, el cosmopolitismo y la 
vitalidad de una gran ciudad, lo que lleva a valorar­
lo de manera positiva. Es decir, en función del sig­
nificado, un mismo ambiente sonoro puede trans­
formarse en sonido o en ruido. 
Es por esto que el ruido se defme como todo 
sonido no deseado o, de manera más compleja, 
como un fenómeno acústico que produce una sen­
sación auditiva considerada como molesta y des­
agradable. Estas definiciones ponen de manifiesto 
el componente subjetivo del concepto de ruido. 
Por tanto, la valoración del impacto del ruido 
y de los posibles efectos derivados de la exposición 
al · mismo implica considerar, junto a las variables 
estrictamente físicas del sonido, una serie de varia­
bles no acústicas relacionadas con la situación y 
contexto donde es percibido el ruido, así como con 
las características personales, sociales y culturales 
de la persona que lo percibe, las cuales modulan la 
respuesta del sujeto trente al ambiente de ru_ido. 
Entre las características físicas del ruido, la inten­
sidad y la frecuencia son las más importantes en 
cuanto a la dete1minación del impacto sobre la 
persona. Los sonidos de elevada intensidad y con 
predom·inio de con1ponentes de altas o bajas fre­
cuencias (agudos o graves) son los que producen 
un mayor impacto negativo. Otra importante carac­
terística del rt1ido es su continuidad o intermiten­
cia. Por lo general, los ruidos intermi·tentes son más 
negativos que los continuos o estables, y si la in­
termi,tencia es aperiódica (imp14edecib
.
le) su im­
pacto negativo todavía es 1nayor. Esto puede ser 
86 / Psicología Ambiental 
explicad.o por la mayor dificultad que supone la 
adaptación a este tipo de ruidos. 
En cuanto a las variables no acústicas que inci­
den en la respuesta al ruido, de acuerdo a los resul­
tados de las investigaciones llevadas a cabo sobre 
este tema ca·be señalar las relacionadas con las ca­
racterísticas personales del sujeto y aquellas vincu­
ladas con la situación y el contexto social y cultural 
donde se percibe el ruido. 
En lo que concierne a las característicasperso­
nales, la sensibilidad al ruido y las actitudes hacia la 
fuente productora del ruido se reconocen como las 
variables moduladoras más importantes en relación 
a la respuesta ante este factor del medio (Fields, 
1990; Job, 1988; MacKennell, 1980). Diversas inves­
tigaciones han comprobado que las personas que se 
definen como sensibles al ruido, en mayor medida 
que los no sensibles o neutrales, manifiestan mayores 
grados de molestia ante cualquier tipo de sonido. En 
relación a las actitudes, Borsky ( 1980) sugiere que 
la molestia experimentada por las poblaciones próxi­
mas a un aeropuerto se incrementa cuando: 
Se percibe el ruido como innecesario. 
Se considera a los responsables del aero­
puerto y autoridades locales indiferentes 
ante el bienestar de la población. 
Se asocia con temor (miedo a los accidentes 
aéreos). 
Se cree que afecta a la salud. 
Interfiere en el desarrollo de actividades im­
portantes para el individuo (dormir, conver­
sar, etc.). 
MacKennell ( 1980) comprobó cómo los senti­
mientos patrióticos acerca del Concorde explica­
ban, en mayor medida que el nivel de n1ido, la 
molestia sentida hacia esta fuente de ruido aéreo. 
En cuanto a la incidencia de las caracterís·ticas 
del entorno en la valoración del ambiente de ruido, 
diferentes investigaciones (Bradley y Jonah•, 1979; 
Fields y Walker, 19.82; Fields, 1992; López Barrio 
Y Carles, 1993) han comprobado, en relación al 
ruido de tráfico, que para un mismo nivel de expo­
sición la molestia depende del grado de satisfacción 
del sujeto con otros aspectos d.el entorno residencial 
(espacios verdes, centros escolares y hospitalarios, 
facilidades de comunicación del barrio, vecindario ' 
etcétera). A mayor insatisfacción con el ambiente 
residencial, mayor grado de molestia en relación al 
ruido. 
Asimismo, otras investigaciones (Augoyard, 
1992 ; López Barrio y Carles, 1997; Pascal, 199 1) 
han constatado la importancia de la adecuación en­
tre el sonido y el contexto en la valoración del am­
biente sonoro de los espacios urbanos, siendo ade­
cuado o congruente cuando el sonido nos resulta 
familiar, esperado y apropiado al aspecto y función 
del lugar. Esta adecuación emana tanto de la mate­
ria sonora escuchada (sonidos presentes en el lugar) 
como de la forma en que el entorno responde a 
tales sonidos (propagación, reverberación, absor­
ción, etc.). 
El diseño arquitectónico y urbano tienen propie­
dades sonoras, las cuales pueden armonizar o dis­
torsionar un espacio al perrnitir la presencia o ausen­
cia de determinados sonidos, creando una interacción 
entre las formas construidas, el medio ambiente so­
noro y la percepción auditiva del espacio. Contexto 
y sonido son dos variables fuertemente relacionadas. 
El sonido define y cualifica el tiempo y el espacio 
y, a la vez, refleja y mediatiza las relaciones de la 
persona con el entorno. Esta relación puede ser al­
tamente interactiva, o por el contrario alienante y 
opresiva, como ocurre en las situaciones caracteri­
zadas por altos niveles de ruido, pudiendo llegar a 
provocar lo que Truax ( 1983) denomina <<claustro­
fobia aural>> . 
El grado de control (real o percibido) sobre la 
fuente de ruido constituye otra importante variable 
mediadora de la respuesta al ruido. Así, se ha com­
probado que los ruidos imprevisibles e inesperados 
(incontrolables) molestan y perturban las activida­
des en mayor medida que los continuos o periódicos 
de igual inte11sidad, dado que los ruidos impredeci­
bles dema11dan mayor atención que los predecibles 
o controlables y, a la vez, producen una mayor ac­
tivación, lo que dificulta en mayor medida la adap­
tación de las personas al mismo. 
Cohen, Evans, Stokols y Kranzt ( 1986) compro­
baron que los ni.ños de las esct1elas ubicadas en las 
/ 
proximidades del aeropuerto de los Angeles Y ex-
© Ediciones Pirámide 
d 
puestas a elevados niveles de ruido de avio11es, con 
picos de intensidad s011ora que podían alcanza1· los 
95 dB (ruido incontrolable), n1anifestaban n1ayores 
rasgos de indefe11sión (baja tole1'"ancia a la f1·t1stra­
ción) en comparación con los de escuelas 110 ex­
pt1estas al ruido. Esto puede ser explicado como una 
co,nsecuencia del fracaso 1·epetido experimentado 
por los niños en su i11tento de cont1·ola1 .. el ruido. 
Glass y Singer ( 1 972) observaron que los efectos 
psicológicos adversos de un ruido impredecible dis­
minuían cuando a las personas se les daba la posi­
bi_lidad de hacer cesar el ruido oprimiendo un botón, 
independientemente de que esta conducta se reali­
zase. El sentimiento de control del ruido, es decir, 
la posibilidad de predecir o gobernar su presencia, 
disminuye la aversión hacia el ruido y, por tanto, 
las 1·espuestas negativas de las personas tanto a nivel 
fisiológico como psicológico y conductual. La in­
fluencia de estos factores acústicos en la valoración 
del sonido muestra que l a calidad sonora, que pue­
de definirse como la adecuación o apropiación de 
un sonido a un contexto, tarea o situación específi­
ca, no es una propiedad inherente al sonido sino que 
surge de los juicios emitidos por las personas al 
valorarlo en relación a sus expectativas en una si­
tuación determinada. Esto indica, en orden a st1 
evaluación, la necesidad de realizar análisis subje­
tivos a fin de conocer cómo las _personas perciben 
e interpretan este factor ambiental. 
El hecho es que el ruido, aunque no sea de in­
tensidad elevada, en función de los factores antes 
reseñados, p·uede transf armarse en un factor de 
agresión y estrés, al mismo nivel que otros factores 
estresantes medioambientales como el hacinamien­
to, el calor o el frío, o la contaminación del aire, 
con consecuencias negativas e·n la salud de las per­
sonas (física, psicológica y social). 
6. EFECTOS DEL RUIDO 
El ruido es uno de los factores ambientales que 
más se ha investigado, con el fin de conocer sus 
efectos en la salud y en la conducta de la persona. 
Los nume·rosos efectos evidenciados a través de los 
diferentes estudios pueden agruparse en torno a 
<O Ediciones Piiámjde 
Factores ti sicos medioambientales I 87 
dos categorías. La p·rimera incluye aquellos efec­
tos en los que se da una relación causal directa 
entre la exposición al ruido y el deterioro de la sa­
lud. Este es el caso de las pérdidas de audición in­
ducidas por exposiciones breves a sonidos muy 
intensos (> 1 40 dBA), o bien exposiciones prolon­
gadas a ruidos mayores de 85 dBA. Una segunda 
categoría corresponde a aquellos efectos fisiológi­
cos no auditivos, psicológicos o conductuales que 
vendrían determinados por una reacción de estrés 
desencadenada por la valoración del ruido como 
una agresión sonora, siendo estos efectos comunes 
a los generados por otros factores estresantes. 
De acuerdo al modelo ecológico, la salud se 
define como <<un estado de equilibrio entre la per­
sona y el entorno físico en el que vive>>. Desde este 
planteamiento, el ambiente sonoro, al transformar­
se en ruido, puede l legar a romper ese equilibrio o 
armonía, convirtiéndose en un factor de estrés y, 
como tal, provocar numerosas perturbaciones tanto 
en la salud como en el comportamiento. La respues­
ta de estrés se produce cuando el sujeto se encuen­
tra sometido a un estímulo sonoro objetivamente 
aversivo, por ejemplo de intensidad elevada, o bien 
cuando es valorado como tal, independientemente 
de sus características físicas. 
6.1 . Pérdida auditiva producida 
por el ruido 
La incidencia del ruido en la audición consti­
tuye uno de los efectos más estudiados y definidos. 
Desde hace mucho tiempo se sabe que las condi­
ciones a1nbientales d.e ruido de determinadas pro­
fesiones entrañan riesgos de pé1·didas auditivas 
para los trabajado1·es, siendo en la industria, sobre 
todo, donde los niveles de ruido pueden alcanzar 
unas intensidades peligrosas para el oído. La ex­
posición co·ntinuada a un nivel s11perior a 80 dBA 
durante ocho horas al d·ía puede producir un des­
plazamiento permanente (DPUIR) del umbral de 
at1dición.Este desplazamiento se establece lenta y 
p·rogresivamente a lo .largo de meses e incluso 
años, de fo1 .. ma que las pe1 .. sonas afectadas no lo 
acusan i11mediatamente. La pé1·dida de a11dición 
88 / Psicologf a Ambiental 
inducida por el ruido se denomina hípoacus ía sen­
sorial o de percepción y es i rreversible e irrecupe­
rable; afecta en primer lugar a la frecuencia de 
4.000 Hz, extendiéndose posteriormente a las de­
más frecuencias y especialmente a las más bajas 
(3.000 a 500 Hz), las cuales son fundamentales 
1 0 
30 
40 
dB 
50 
60 - - - - - - L - - - - - - � - - - - � -� - - - - � 
1 � • 
1 1 l 
para la inteligibilidad del habla &ta _ nn1a: par­
cial p11ede ír o no aco111pañada de ��OJOS (111111-
bidos y silbidos) y conducir a una total si 
persiste la exposición al ruido. La fig,na 
tra l a pérdida de audición por ruido en 
tiempo de expo ición. 
1 t: ' 70 - - - - - - � - - - - - - +� � - - � - �--��-��-- - --� 
1 r l l 
@ < l año 
@ t a 5 años 
© 6 a IO años 
@ 1 1 a 20 años 
1 g t J 80 ----- -�--�---f�-�-�-�---�--�---- ---�------ © 21 a JO años 
(!) > 30 años 
. i . . 1� .,.-,,z:, 1, 1 1 
1 1 . ,. ) 1 
90 ....__----"'
J--��.::__.....:.'�l ��_:..:l __ ____,;.I __ _. 
250 500 1 .000 2.000 4.000 8.000 
3.000 6.000 
Frecuencia (en Hz) 
Figura 4.4.-Audiograma de la evolución de la pérdida auditiva por ruido en función del tiempo de expo ición. 
Actualmente, en las sociedades industiiales el 
riesgo de pérdida de audición por ruido ocupacional 
se halla bastante controlado debido a las medidas 
preventivas adoptadas, tanto técnicas (protección 
del ruido en la fuente con capas i nsonorizantes, 
amortiguadores, apantallamiento, etc . ) como sanita­
rias (protección acústica de los trabajadores, control 
de la audición, rotación en los puestos de trabajo, 
etc . ) . No obstante, a pesar de las medidas de pre­
vención, la sordera debida al ruido sigue siendo una 
de las enfermedades profesionales más frecuentes. 
Aunque la pérdida de audición por ruido se ha­
lla relacionada fundamentalmente con la exposición 
al ruido en el trabajo, el daño en la audición debi­
do al ruido comunitario ha l legado a ser un proble­
ma en la sociedad actual , afectando a determinados 
sectores de la población, principalmente aquello 
que soportan altos niveles de ruido an1biental, como 
los que residen en las proxin1idades de un aeropuer­
to (Evans, 1 990). Asimisn10, Carter, Waugh Keen 
( 1 982) han constatado qt1e el nivel de ruido de cier­
tas manifestaciones mt1sicales ( conciertos de ro ..._ ..... 
discotecas, etc .) que alcanzan valores entre los 90-
1 1 0 dBA producen una alteración de la ,1udición 
tanto en los músicos co1110 en los jóvenes asiduos 
a este tipo de 1nanifestacio11es. Del n1ismo modo� 
el t1s0 de los rvalkman a elevado volt1 111en pt1ed 
producir una degradación de la ,1gt1deza at1ditiv,1, 
Otros estudios han co11statado qt1e e l 1uiclo at' -
ta a la capacidad de discri 111 ina ión ,lltdit iva. Moch­
S ibony ( 1 984) observó, en t 1n estudio co111parati o 
entre niños qtie ,lsist í,111 a esct1elas ate11u i1<.ias no 
atenuadas próxi1nas al aeropt1e1 .. to de París, una ca­
pacidad de atención y de discri 111ina.ción auditiva 
significativamente men_or e11 los 11iños de las esct1e­
las 110 atenuadas, es decir, expuestas a 1nayores 
11iveles de 111ido. Similat�es i·esultados obtuvieron 
Cohen, Glass y Singe1· ( 1 973) a.1 co111parar la capa­
cidad de discriminación auditiva de 54 niños que 
habitaban en un edificio de 32 pisos expuesto a 
i11te11s0 ru_ido de tráfico. Los niños que vivían en los 
pisos más bajos (1nás próximos a la carretera) mos­
traron u11a ca·pacidad de discrimina.ción auditiva 
s i�11i ficativarnente 1nenor. "-' 
Esta n1e11or atención a las señales auditivas o 
<<sordera psicológica>>, como la define Moch-Sibony 
( 1 984 ), se origin_
aría como una consecuencia de las 
estrategias desarrolladas por estos niños, dirigidas 
a escapar o desintonizar del ambiente de ruido ' ª fin 
de lograr la adaptación a estos ambientes. Cohen y 
colaboradores ( 1 973), partiendo de este argumento, 
sugieren que esta tendencia a ignorar el ruido l lega 
.a generalizarse con el tiempo, y con prolongados 
tiempos de exposición se extiende a cualquier es­
tímulo sonoro, tanto los aversivos (ruido) como los 
inforrnativos y relevantes, como la palabra, con gra­
ves consecuencias para determinados aprendizajes 
con10 la lectura. La ausencia de res.puestas ante los 
estímulos sonoros, el no procesamiento de la infor­
mación que éstos aportan, explicaría, según estos 
autores, su menor habilidad en la discriminación 
auditiva. 
6.2. Efectos fisiológicos no auditivos: 
el ru ido como agente estresante 
El estudio de los efectos no a.uditivos del ruido 
en comparación con el efecto del ruido en la audi­
ción ha sido objeto de un menor número de investi­
gaciones. No obstante, existen datos suficientemen­
te contrastados que permiten conocer cómo el ruido, 
aJ actuar como cualquier otro agente estresante, des­
encadena un conjunto de reacciones y modificacio­
nes en el organismo .. las cuales se manifiestan tanto 
a nivel fisiológi,co (alteraciones ho11nonales, cardio­
vasculares, etc.) como psicológico (anomalías en la 
atención, alteraciones del sueño, ansiedad, molestia� 
Factores ffsicos medioambientales I 89 
etc .) y co11ductual (deterioro del clima social, irrita­
bil idad, agresividad, etc.), las cuales pueden ser ana­
lizadas siguiendo las teorías de Selye sobre las re­
accio .nes de estrés. 
De acuerdo con este autor, el estrés es una res­
puesta no específica del organismo que se produce 
ct1ando el st1jeto estima que una determinada con­
d.ición ambiental representa una amenaza o excede 
su capacidad para enfrentarla. Selye identifica tres 
diferentes etapas en la respuesta del organ ismo a 
las condiciones productoras de estrés, a las cuales 
denomina Síndrome Ge.neral de Adaptación (GAS). 
En primer lugar, la reacción de alarma, que se ca­
racteriza por un conjunto de síntomas tanto físicos 
(activación del tono simpático, aumento de la se­
creción de adrenalina, del ritmo cardíaco y de la 
presión arterial . . . ) como psicológicos (inquietud, 
dispersión de la atención, ansiedad, etc.). A esta 
fase le sigue la etapa de resistencia o adaptación, 
durante la cual el organismo desarrolla mecanismo.s 
de defensa para atenuar la sobreestimulación pro­
ducida por el agente estresante. La tercera fase, 
agotamiento, se produce cuando las estrategias de 
afrontamiento no resultan eficaces para resistir la 
agresión, en cuyo caso los signos de reacción fisio­
lógicos y psicológicos descritos en la reacción de 
alarma son irreversibles. Aun: ·en el caso de que las 
estrategias de afrontamiento hayan sido válidas y la 
persona logre la adaptación, ésta tendrá un coste 
para su organismo. Así, en lo que respecta al ruido, 
cuando la persona, en una situación concreta, logra 
la adaptación, los efectos fisiológicos mencionados 
no se hacen evidentes inmediatamente, pudiendo 
producirse efectos acumulativos que se manifesta­
rán posteriormente al cesar la estimulación acústica. 
Estos postef ectos se explicarían como una conse­
cuencia de la tensión acumulada en el proceso de 
adaptación al ruido. 
Al actuar como un agente estresor, el ruido pt1e­
de desencadenar una respuesta ínespecífica del or­
ganismo que se manifiesta, entre otros efectos� a 
través de los síntomas fisiológicos y psicológicos 
antes descritos. La aparición y magnitud de estos 
efectos están determinados además de por las ca­
racteósticas específicas del rt1ido, por la suscepti­
bil.idad individual, esti los de vida, antecedentes 
90 / Psicología Ambiental 
familiares, edad, así como por las condiciones am­
bientales. 
Numerosos estudios, fundamentalmente de la-
boratorio, se han realizado con el fin de analizar los 
efectos del ruido, tanto ocupacional como comuni­
tario, mediados por la reacción de estrés. Los resul­
tados de estos trabajos muestran que el ruido puedeprovocar alteraciones en el ritmo cardíaco y respi­
ratorio, trastornos hormonales y en el aparato di­
gestivo, elevación de la presión arterial, etc. 
En lo que respecta al ruido industrial, de la 1·evi­
sión de la literatura sobre este tema realizada por 
Dejoy ( 1984) se comprueba que la frecuencia de 
enfermedades cardiovasculares, especialmente la hi­
pertensión, es mayor en los trabajadores expuestos 
a ruidos de elevada intensidad que en los que traba­
jan en ambientes no ruidosos. La duración e inten­
sidad de este efecto, es directamente proporcional a 
la intensidad y duración del estímulo sonoro, pu­
diendo persistir hasta una hora después de cesar el 
ruido. No obstante, este efecto, de acuerdo a los re­
sultados de Zhao, Zhang, Selin y Spear ( 1 99 1 ), em­
pieza a manifestarse tras largos períodos de exposi­
ción al ruido, en ningún caso inferiores a cinco años. 
Similares resultados han sido obtenidos en rela­
ción a la exposición a altos niveles de ruido comu­
nitario (ambientes de ruido no industriales). Cohen 
( 1986), en el estudio antes reseñado realizado con 
niños de escuelas ubicadas cerca del aeropuerto de 
Los Angeles, observó una presión arterial significa-
tivamente mayor en estos escolares ( 142 niños), en 
comparación con otros no expuestos al ruido ( 1 20 
escolares). Estos resultados fueron confirmados 
posteriormente por este investigador en un estudio 
longitudinal en el que se compararon los cambios 
en la tensión arterial tras un año de exposición al 
ruido. Knipschild ( 1980), en un estudio realizado 
con poblaciones que habitaban cerca del aeropuerto 
de Amsterdam, comprobó una elevada prevalencia 
de hipertensión arterial así como un mayor consu1no 
de somníferos, tranquilizantes y de medicamentos 
para problemas cardiovasculares, incluida la hiper­
tensión, en los residentes de esta zona ruidosa en 
relación a otras zon,as no expuestas al ruido. 
Asimismo, algunos investigadores han relacio­
nado la exposición al ruido con el desarrollo de en-
fe1·medades mentales. Abbey-Wickrama� A'Broo� 
Gattoni y Herridge ( 1 969) comprobaron que las ta­
sas de ingresos en instituciones psiquiátricas en la 
zona del aeropuerto d,e Heathrow eran más elevadas 
que las registradas en zonas menos impactadas por 
el ruido. Sin embargo, Tamopolsky, Hand, Barker y 
Jenkins ( 1 980) no pudieron constatar este resultado, 
no estando suficientemente clara la relación entre 
exposición al ruido y morbilidad mental. No obstan­
te, diferentes autores sugieren que si bien el ruido 
no produce un incremento de las enf errnedades men­
tal es, sí puede agravar los problemas psíquicos pre­
existentes y, en especial, la neurosis. 
Dada la complejidad de los efectos del ruido 
sobre la salud, actualment,e no está suficientemente 
claro el alcance y características de los efectos no 
auditivos, siendo necesario realizar un mayor nú­
mero de estudios, tanto epidemiológicos como de 
campo, que permitan avanzar en el conocimiento 
de las consecuencias sobre la salud física y psíqui­
ca derivadas de la exposición a este contaminante. 
6.3. Respuesta subjetiva al ruido: molestia 
Entre los diferentes estudios planteados en rela­
ción a los efectos no auditivos del ruido, la resp11es­
ta de molestia por exposición a ruidos continuos e 
intensos, principalmente debidos al transporte y, en­
tre éstos, al tráfico por carretera y aéreo, es la que ha 
acaparado el interés de un mayor número de inves­
tigaciones, dado que en el ámbito urbano la molestia 
por ex.posición al ruido es una respuesta bastante 
con1ún en la mayoóa de los habitantes, siendo el 
efecto más generalizado causado por el ruido am­
biental. De hecho, el tt·áfico rodado se ha convertido 
en uno de los principales 1·esponsables de la crisis 
ambiental en la que se encuentra iru11ersa la ciudad 
contemporánea, siendo la primera causa de contami­
nación atmosfé,rica, de ruido, de accidentes, así como 
de deterioro del paisaje, y 11no de los problemas que 
más afectan a la calidad de vida de la ciudadanía. 
En los países de la Unión Europea cerca de un 
25 por 100 de la población se halla expt1esta a un ni­
vel de 1·uido superior a los 65 dBA. Si te11emos en 
cuenta que el nivel de 65 dBA se considera un nivel 
© Ediciones Pirámide 
! 
1 
• 
crítico e� relación a.
la exposición al ruido, dado que 
a este nivel un tercio de la población puede 1nani­
festarse altamente molesta, y que la ma.yor parte de 
las acti,1idades, y de manera especial el sueño y las 
que implican la percepción de la palabra, se encuen­
'trall altrunente interferidas, se comprende la grave 
situación de nuestras ciudades en relación a este 
contaminante .. 
Los estudios planteados en esta línea de investi­
gación tienen como principal objetivo determinar la 
relación existente entre el nivel de exposición al rui­
do )1 la respuesta subjetiva de molestia, con el fin de 
conocer la dimensión exacta d.e este problema am­
biental (población afectada, niveles críticos de expo­
sición, interferencias en las actividades, etc.). Con 
este tipo de trabajos se pretende asimismo el desa­
rrollo de estrategias de control del ruido, tanto a nivel 
legislativo como de actuaciones concretas en el ur­
banismo y en la planificación territorial. Es decir, 
estos. estudios tienen como principal objetivo traducir 
a índices acústicos la molestia experimentada en re­
lación al ruido, sirviendo de base para el desarrollo 
de intervenciones preventivas en defensa de la salud 
y el bienestar de la población. La figura 4.5 muestra 
la curva de respuesta entre exposición ( diferentes 
fuentes de tráfico rodado, aéreo y ferrocarril) y la 
reacción subjetiva, obtenida por Schultz ( 1 978), par­
tiendo de los resultados de doce investigaciones. 
100 ------------
.-
80 
� 
__, 
60 Q) ✓ 
Q) 
40 
, 
-
-
20 -< 
• -
o 
40 50 60 70 80 90 
Ldn 
Figura 4.5.-Curva de relación. entre nivel de ruido y porcenta­
je de población altamente molesta (extraído de Schultz, 1 978). 
C Edíciones Pirámide 
Factores físicos medioambientales I 91 
La molestia debida al ruido se define como un 
sentimiento desagradable o una actitud negativa 
p1·oducida por un ruido no deseado o juzgado como 
innecesario en el espacio vital de la persona, o como 
un sentimiento desagradable que surge al considerar 
que el ruido puede afectar negativamente a la salud 
y puede venir acompañado de diferentes síntomas, 
tales como dolor de cabeza, tensión, irritabilidad, 
sentimiento de indefensión, etc. , señalando la exis­
tencia de una reacción de estrés. 
De acuerdo a los resultados de las investigacio­
nes que han analizado la relación ruido-molestia, se 
comprueba, tal como se ha señalado ante·riormente, 
que dicha relación es relativamente baja inde­
pendientemente del parámetro físico empleado en 
la medida del ruido y de la escala utilizada para la 
medida de la respuesta subjetiva, dada la gran diver­
sidad de variables no acústicas que modulan dicha 
respuesta. Aunque no existen diferencias significa­
tivas entre los diversos índices utilizados en la me­
dida del ruido, la mayor parte de los investigadores 
en este tema coinciden en señalar el Leq día-noche 
( equivalent sound pressure level día-noche) como el 
más adecuado en orden a determinar la respuesta de 
la población, siendo el índice acústico más utilizado. 
En cuanto a la medida de la reacción subjetiva, la 
mayor parte de las investigaciones la han valorado 
mediante escalas sencillas, en términos de molestia 
o insatisfacción con el ambiente de ruido. Algunos 
estudios han utilizado escalas combinadas, las cua­
les generalmente incluyen junto a la medida directa 
de la molestia las interferencias en las actividades 
(sueño, conversación, escucha de la radio y televi­
sión, lectura y estudio, tareas del hogar, etc.) y la 
percepción subjetiva del nivel de ruido (ruidosidad 
percibida) , dada la estrecha relación de estas varia­
bles con la reacción subjetiva. 
En relación a las interferencias del ruido en las 
diferentes actividades,se ha comprobado que son el 
sueño, las actividades que implican la percepción 
de la palabra y aquel.las que exigen altos grados de 
atención y concentración las que resultan más per­
turbadoras por este contaminante. Concretamente, la 
interferencia en el sueño se puede considerar como 
el efecto más importante del ruido ambiental. Esta 
interferencia, que puede producirse a partir de expo-
92 / Psicologf a Ambiental 
siciones de 45 dBA, se manifiesta en dificultad para 
donnir, disminución de la profundidad del sueño o 
incluso el despertar. Se recomienda, en orden a pre­
servar la calidad del sueño, que el nivel sonoro equi­
valente no sobrepase en los do1mitorios los 35 dBA 
con niveles de pico inferiores a 50 dBA. La magni­
tud de los efectos del ruido en el sueño depende de 
las características del ruido (nivel, fluctuaciones, 
tiempo de exposición, contenido informativo), así 
como de factores individuales tales como el sexo y 
la edad, siendo los niños y los jóvenes menos af ec­
tados que las personas mayores o de mediana edad. 
El ruido reduce la cantidad de sueño paradójico, 
especialmente en los ancianos, y la del sueño pro­
fundo en los adultos. En lo que respecta al sexo, los 
datos indican que la mujer es más sensible al ruido 
durante el sueño que el hombre (Lukas, 1 972) . 
•• 
Ohrstrom ( 1993), en un estudio comparativo 
entre personas expuestas a elevados niveles de rui­
do nocturno (72 dBA) con los de áreas menos rui­
dosas (52 dBA), comprobó que la exposición al 
ruido durante la noche puede producir efectos se­
cundarios o postef ectos, los cuales se manifiestan 
posteriormente durante el día siguiente. Estos efec­
tos incluyen percepción de la reducción de la cali­
dad del sueño, sensación de fatiga, disminución del 
humor o bienestar y disminución del rendimiento. 
Es decir, exposiciones elevadas al ruido nocturno 
afectan significativamente al bienestar psicosocial. 
Otro efecto importante del ruido es la interfe­
rencia en la comunicación. De todos los recursos 
de que dispone el ser humano para comunicarse, el 
habla es sin duda el más importante. La emisión de 
la voz para la mayoría de las personas y en la ma­
yor parte de las situaciones se sitúa en los 55 dBA. 
Cuando el nivel de ruido se eleva 10 dBA por en­
cima del nivel de emisión de la voz se produce un 
enmascaramiento, afectando gravemente la inteli­
gibilidad de la palabra. La interferencia en la co­
municación constituye uno de los efectos negativos 
más señalados por la población, ya que el nivel de 
ruido ambiental supera en muchas ocasiones el ni­
vel de emisión de la. voz. Este efecto tiene una in­
cidencia especialmente negativa en aquellas activi­
dades en las que la percepción de la palabra es 
parte esencial de las mismas, como la enseñanza. 
Se recomienda que el nivel máximo de ruido de 
fondo de una clase no sobrepase los 55 dBA. Sin 
embargo, el nivel de ruido de los centros escolares 
ubicados en zonas próximas a un aeropuerto o vías 
de circulación de intenso tráfico excede en mucho 
este nivel. En estas condiciones la voz del educador 
queda enmascarada, siendo incomprensible su 
mensaje verbal . Esta situación es especialmente 
crítica en las primeras etapas de la enseñanza. El 
lenguaje resulta menos redundante para los niños 
que para los adultos, debido a que el vocabulario 
infantil es mucho más limitado y no han adquirido 
un dominio gramatical y sintáctico que les permita 
suplir las palabras que no han oído, por lo que el 
sentido de muchas frases se les hace incomprensi­
ble (Moch-Sibony, 1 986). 
La revisión de la literatura sobre este tema rea­
lizada por Evans ( 1 990) permite comprobar que la 
exposición continuada a elevados niveles de ruido 
que interfieren en la percepción del habla inciden 
de manera negativa en la discriminación auditiva, 
así como en las adquisiciones relacionadas con la 
alocución, con el dominio de la lengua escrita y con 
todos los aprendizajes vinculados a los 1nismos, en 
especial el aprendizaje de la lectura, dada la estre­
cha correlación existente entre estas dos variables 
(discriminación auditiva y aptitud lectora) . 
En este sentido, una investigación realizada con 
escolares próximos a la base aérea de Torrejón (Ma­
drid) expuestos a dos importantes focos de contami­
nación acústica, ruido de aviones ( con niveles de 
pico de 103 dBA) y de tráfico (65-70 dBA Leq), per­
mitió comprobar un bajo rendimiento de los alumnos 
expuestos al ruido en las pruebas de atención y lec­
tura. En concreto, en lo que respecta a la lectura, el 
rendimiento de los alumnos se situó entre seis meses 
y un año por debajo de la media criterio establecida 
en función del curso escolar, siendo los alumnos de 
los cursos superiores los que mostraron mayores 
déficits en este aprendizaje (López Barrio, Carles y 
Herranz, 1992). Este hecho pone de manifiesto que 
no existe adaptación al ruido y que con el tiempo de 
exposición los efectos tienden a incrementarse .. Si­
milares resultados han sido encontrados en otras 
investigaciones (Bronzaft y MacCarthy, 1 975; Green, 
Pasternack y Shore, 1 982; Moch-Sibony, 1 986). 
© Ediciones Pirámide 
• 
¡ 
Asitnismo, dite·rentes est.udios, tanto de labora­
torio como de cru11_po, señalan que los ambientes 
con elevados 11iveles de ruido afectan negativamen­
te a la co11ducta social. Mathews y Canon ( 1 975), 
en una investigación de laborato1io, co11stataro11 que 
las personas expuestas a u11 1·uido intenso se mos­
traron 1nenos d.ispuestas a ayudru· a otra persona a 
recoger los objetos que dejaba caer accidentalmen­
te, que los sujetos ex_puestos a u11 ruido de 1nenor 
intensidad� Estos resultados coinciden con los ob­
tenidos por Page ( 1977), en una investigación simi­
lar realizada e11 situación real. Moch ( 1990) com­
probó que las personas exp·uestas a elevados niveles 
de ruido ( 105 dBA) valoraban de manera más ne­
gativa a personas desconocidas que las no expuestas 
al ruido. Es decir, el ruido actúa disminuyendo la 
sensibilidad y el interés hacia los demás, lo que 
incide negativamente en la disposición de la gente 
a manifestar una conducta de solidaridad. 
6-.. 4. Ruido y rendimiento 
El efecto del ruido en el rendimiento en el tra­
bajo ha centrado el interés de numerosas investiga­
ciones. La mayor parte de las mismas corresponden 
a estudios de laboratorio, siendo escasas las reali­
zadas en situaciones reales de trabajo. Aunque la 
•extrapolación de los datos resulta difícil, por la gran 
variedad de variables que puedan estar incidiendo 
en el rendimiento en una situación real, existen 
ciertas tendencias generales que per1niten predecir 
con bastante exactitud la incidencia del ruido en un 
entorno laboral concreto en base a los resultados de 
los estudios experimentales. 
Los resultados de los diferentes estudios plan­
teados en relación a este tema penniten concluir que 
los efectos del ruido sobre el rendimiento son fun­
ción tanto de las característjcas del ruido (intensi­
dad, espectro, duración, continuidad o intermiten­
cia, etc.) como de la tarea (grado de complejidad, 
duración de la misma, ·familiaridad con el trabajo, 
etcétera). En relación a las características del ruido, 
se puede predecir que los ruidos intensos (> 90 
dBA), así como los intennitentes e impredecibles, 
afectan en mayor medida a la ejecución que los de 
Factores físicos medioambientales I 93 
menor intensidad, continuos o regulares (Broad­
bent, 198 1 ; Wheaton y Fleishman, 1 974). 
En lo que respecta a la tarea, se ha comprobado 
que las tareas mentales o motrices sencillas, sobre 
todo si no tienen un componente verbal, no se ven 
afectadas por el ruido (Cohen y Weinstein, 1 98 1 ). 
Por el contrario, las tareas complejas, en especial 
aquellas que precisen altos niveles de atención y 
concentración y las que implican la percepción de 
señales auditivas, son susceptibles de ser afectadas 
negativamente por el ruido (Broadbent, 1978; Smith, 
1 989). En general, se puede concluir que el ruido 
incide más enla calidad y precisión que en la can­
tidad de trabajo desarrollado. 
Asimismo, la revisión realizada por Jones y 
Broadbent ( 1 995) acerca de los efectos del ruido en 
el rendimiento pone de manifiesto un incremento 
significativo del número de accidentes en ambientes 
laborales ruidosos. De las diferentes variables vin­
culadas a los accidentes en el trabajo, el ruido es 
uno de los principales predictores de la frecuencia, 
aunque no de la gravedad, de los mismos. Esta in­
cidencia puede ser explicada por la disminución de 
la capacidad de atención y concentración en am­
bientes de ruido, así como por la interferencia del 
ruido en la percepción de detenninadas señales sig­
nificativas en relación a la seguridad en el trabajo. 
Esta incidencia es particularmente elevada entre los 
trabajadores con menor experiencia laboral y, por 
tanto, con menos experiencia en relación al ambien­
te de ruido, para los cuales la exigencia de la dis­
tribución de la atención impuesta por el ruido su­
pone una mayor desventaja. 
Los complejos efectos del ambiente de ruido 
sobre el rendimiento han sido explicados median­
te la teoría de la activación (ley de Yerkes-Dod­
son), que pone en relación la activación que pro­
voca el ruido, el rendimiento en la tarea y la 
dificultad de la misma. Es un hecho bien conocido 
que el ruido tiene la capacidad de elevar el estado 
general de alerta o reactividad de la persona, sien­
do las diferencias individuales en activación las 
que determinan el grado de tolerancia ante un de­
termin-ado nivel de ruido y, a su vez, configuran los 
efectos sobre el rendimiento. Desde este plantea­
miento teórico se puede explicar alguno de los 
94 / Psicología Ambiental 
efectos positivos observados e.n la ejecución de 
tru·eas en a1nbientes de ru ido. Así, pot" ejemplo, en 
tareas sencillas y monótonas que 110 exige11 rapidez 
o gra11 esfuerzo, y, por tanto, no supone11 t111 nivel 
de activación elevado, se puede espe1·ru· que la in­
troducción de una esti 1nulación adicional, como es 
el ruido, pueda favor·ecer la ejecució11, al ayudar a 
1nantener un nivel de activación óptimo. Sin em­
bai·go._ en ta1·eas complejas, qt1e demandan una 
gran concentración, la estimulación del ruido in­
cre111e11ta el nivel de activación por encima del 
valo1· óptimo, produciendo un deterioro en el ren-
dimiento. 
7. PLANIFICACION AMBIENTAL: 
, 
REDUCCION DEL RUIDO URBANO 
A pesar de que el sonido constituye un elemen­
to fundamental del medio, no parece recibir la aten­
ción adecuada en el análisis y en la gestión medio­
ambiental. Es por ello que, actualmente, el control 
de la contaminación acústica, así como la incorpo­
ración de la dimensión sonora en el diseño y la 
planificación urbana, se perfila como uno de los 
retos n1ás importantes en relación a la mejora de las 
condiciones ambientales de la ciudad, a fm de con­
seguir un ambiente sonoro urbano menos opresivo 
y más positivo, y acorde con las metas y aspiracio­
nes de las personas. 
Entre las medidas a adoptar para la protección 
frente al ruido, la planificación urbana debe tener 
en cuenta la zonificación y el aislamjento geográfi­
co de las actividades ruidosas, tales como las gran­
des vías de tráfico y los aeropuertos, respecto a las 
zonas habitadas, prestando especial atención a la 
ubicación de determinados edificios (como hospi­
tales, escuelas y parques), los cuales, por las acti­
vidades que en ellos se desarrollan, necesitan una 
mayor protección contra el ruido. 
Otra medida necesaria para la reducción del 
impacto del ruido es la insonorización de los edifi­
c ios ( dobles ventanas, techos acústicos, aislamiento 
de fachadas) como medio de reducción de la trans­
misión del ruido, tanto exterior como interior a la 
propia vivienda. 
Asimismo, la recuperación de la calidad acús-
tica de nuestras ciudades implica, tal como señalan 
los expertos en transporte y planificación urbana, 
<<pacificar el tráfico>>, es decir, limitar el uso del 
coche, el cual debe ser una opción y no una nece­
sidad. Para ello es necesario revisar de manera fun­
damental los principios en los que se ha basado la 
práctica de la planificación urbana (funcionalismo 
urbano), dando paso a estrategias que favorezcan el 
uso mixto de las áreas urbanas, basado en la coexis­
tencia de personas y actividades múltiples, así como 
favorecer la creación de espacios libres de ruido 
(parques, jardines y zonas verdes) y la peatonaliza­
ción de determinadas calles y plazas. 
ACTIVIDADES COMPLEMENTA.RIAS SUGERIDAS 
• 
TÉCNICA DE INVESTIGACIÓN 
Elaboración y aplicación de una escala 
estandarizada de inipacto social del ruido 
Para este ejercicio nos basamos en la norma 
ISO/fS 1 5 .666:2003(E), en la que se recogen dos 
propuestas de escala estandarizada (una verbal y 
otra numérica en nueve idiomas distintos) para me­
dir la molestia por ruido en investigaciones sociales 
y socio-acústicas, además de otras especificaciones 
que se deben considerar en este tipo de trabajos. La 
tarea consiste en aplicar los pasos necesarios para 
realizar un estudio socio-acústico con el objeto de 
evaluar el impacto psicosocial que origina el rt1ido 
en la población, tanto de f arma global como el es­
pecífico de cada fuente de ruido. 
1 . Piensa en las diferentes fuentes de rt1 ido 
que tú percibes en tu entorno residencial Y 
haz un listado con ellas. Para esto te pt1ede 
ayudar hacer unos paseos sono1·os pt)1· tt1 
barrio en diferentes momentos ( día, tarde, 
noche, laborables, fines de semana), pres­
tando atención a lo que oyes. 
2. Selecciona de la lista elaborada las diez 
fuentes de ruido que consideres más signi­
ficativas, es decir, las que caracterizan me­
jor tu entorno residencial. A esta lista añade 
un ítem en el que preguntes por la molestia 
sentida por el ruido que se oye en tu entor­
no residencial de forma global . . 
3 . Confecciona con esta lista una escala de 
impacto según la norma ISOffS 1 5 .666, 
eligiendo o bien el formato de escala verbal 
o el de escala numérica. 
a) Escala verbal : escala ordinal de 5 pun­
tos en la que todas las opciones de 
respuesta están etiquetadas ( 1 nada, 2 
ligeramente, 3 medianamente, 4 mu­
cho y 5 extremadamente). 
b) Escala numérica: escala cuantitativa 
de 1 1 puntos (0- 1 0) o termómetro de 
opinión ( cuantía de molestia o pertur­
bación). 
4. Selecciona una muestra pequeña de perso­
nas de tu entorno residencial, preferible­
mente de distintas edades y de ambos sexos. 
5 . Pásales la escala, no olvidándote de recoger 
algunas características sociodemográficas 
y residenciales de las personas que entre­
vistes, como edad, sexo, nivel educativo, 
tiempo de residencia en el barrio, etc. 
Factores físicos medioambientales I 95 
6. Una vez recogida la información, puedes 
grabarla en una base de datos para anali­
zarla estadísticamente. Puede ser interesan­
te, por ejemplo, analizar las diferencias en­
tre jóvenes y mayores a través de una tabla 
de contingencia o de un análisis de la va­
rianza si agrupas a las personas entrevista­
das en varios grupos de edad, o bien anali­
zar la contribución de cada fuente a la 
moles·tia general, a través de una análisis 
de regresión, donde esta última sea la va­
riable dependiente. 
7 . Para ver una comparación de esta esca­
la con la que se usaba habitualmente en 
nuestro país puedes recurrir al artículo 
de Álvarez, Herranz y Proy (2003) . Tam­
bién sería interesante consultar el artículo 
de Herranz, López y Páez ( 1 996), donde 
se comparan otras dos escalas de impacto 
del ruido, una f or1nulada en términos de 
molestia y la otra en térrr1inos de satis­
facción. 
ISOffS 1 5.666 (2003). Acoustics: Assessment of noise 
annoyance by means of social and socio-acoustic 
surveys. Geneva: ISO. 
Alvarez, I., Herranz, M. K. y Proy, R. (2003). Propuesta 
de escala ISO de 1nolestia por ruido ambiental: com­
paración con la más usada en España. Encuentros en 
Psicología Social, 1, 1 38- 142. 
Herranz, M. K., López, I . y Páez, D. ( 1996). Bienestar

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