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El periodismo político de Blanco
White en el Río de la Plata. Un
nexo entre la revolución
española, la política británica y
las revoluciones
hispanoamericanas, 1810-1814.
Pasino, Alejandra
Goldman, Noemí
2021
Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales
para la obtención del título Doctora de la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad de Buenos Aires en Historia.
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Filosofía y Letras
TESIS DOCTORAL EN HISTORIA
El periodismo político de Blanco White en el Río de la Plata. 
Un nexo entre la revolución española, la política británica y las
revoluciones hispanoamericanas, 1810-1814.
Directora: Dra. Noemí Goldman. 
Doctoranda: Prof. Alejandra Pasino
0
INDICE
Agradecimientos. p.4
 
Introducción. p.5
PRIMERA PARTE 
Capítulo 1. De José María Blanco y Crespo a Joseph Blanco p.22
White: un recorrido biográfico intelectual.
Sevilla: familia, comercio y vocación religiosa. 
Sevilla: maestros, amigos y libros p.24
Entre Sevilla y Cádiz: amores terrenales y crisis religiosa p.26
Sevilla: ordenación sacerdotal, refugio en los libros y labor educativa p.27
Madrid: entre Godoy y Quintana. p.32
Madrid: espectador de la crisis dinástica y del inicio de la Revolución. p.39
Regreso a Sevilla: el aguerrido periodista liberal del Semanario Patriótico p.43
Londres: Joseph Blanco White, autor de El Español p.46
Entre Oxford y Londres: su reeducación inglesa p.53
Londres: escritos literarios e intervención en la polémica por la 
Emancipación de los católicos. p.56
Oxford: entre la controversia religiosa y la política. p.64
Dublín: vuelta conflictiva a la tierra de sus ancestros. p.68
Liverpool: de anglicano a unitario. p.70
Capítulo 2. Un recorrido historiográfico atlántico. p.75
De la condena de Marcelino Menéndez y Pelayo al rescate de Enrique Piñeiro
y Mario Méndez Bejarano. p.76
La labor de los exiliados republicanos: Vicente Llorens, Juan Goytisolo y
Carlos Pi Sunyer. p.80
La labor de Antonio Garnica. Traducciones, recuperación de escritos 
y divulgación académica. p.89
Primera biografía moderna, Martín Murphy. p.99
La obra de André Pons: entre España, Londres e Hispanoamérica. p.102
Las obsesiones de Blanco White. El particular abordaje de Manuel Moreno Alonso. p.111
Entre síntesis, revisión e innovación. Los trabajos de Fernando Durán López. p.115
Blanco White en la historiografía argentina. p.119
SEGUNDA PARTE.
Capítulo 3: El Semanario Patriótico. p.128
De literatos a políticos: la Tertulia de Manuel Quintana. p.129
El Semanario Patriótico en Madrid. p.134
Los artículos políticos de Manuel Quintana en Madrid. p.140
1
Sevilla: la Junta Chica y la reaparición del Semanario Patriótico. p.146
Los artículos políticos de Blanco en el Semanario Patriótico. p.156
La suspensión del Semanario Patriótico en Sevilla p.165
El último escrito de Blanco en Sevilla. p.173
El Semanario Patriótico en Cádiz p.177
El Semanario Patriótico y la cuestión americana. p.181
Breves diálogos entre El Semanario y El Español p.191
Capítulo 4: El Semanario Patriótico en la prensa de Buenos Aires. p.195
Las apropiaciones de Pazos Silva. p.200
Manuel Quintana en El Censor p.212
Entre el “robo literario” y la urgencia del momento p.216
La particularidad del Semanario Patriótico. p.220
TERCERA PARTE
Capítulo 5: El Español p.226
La gestación del periódico. p.230
Del contrato con Juigné a la propiedad del periódico. p.234
Suscripciones y áreas de circulación. p.235
La relación con el Foreign Office. p.238
El Prospecto de El Español p.242
Los contenidos del periódico. p.244
Las “Reflexiones Generales sobre la Revolución Española” p.255
Las reacciones ante el primer número de El Español p.262
Diálogos entre El Colombiano y El Español. p.267
Debates y propuestas en torno a la Libertad de Imprenta. p.270
La problemática de la esclavitud: entre abolición y prohibición de la trata. p.279
Debates en torno a la Inquisición p.288
Las reformas religiosas. p.299
La cuestión del celibato. p.302
El trayecto político: Rousseau, Bentham, Burke y Paley. p.306
De Burke a Paley. p.312
El regreso de Fernando VII y el fin de El Español. p.316
Capítulo 6: El “americanismo” de Blanco White. p.321
Las consideraciones de John Allen sobre la cuestión americana p.325
Las primeras propuestas de Blanco a los americanos. p.331
Los diversos usos de la voz “Independencia” p.335
La reacción de la Regencia p.340
Las respuestas de Blanco a sus críticos. p.345
Hispanoamericanos en Londres p.352
Las frustradas esperanzas de Blanco en la eficacia de las Cortes p.360
La mediación británica y los informes de Blanco al Foreign Office. p.367
2
La mediación británica en las páginas de El Español. p.375
El affaire Antonio Joaquín Pérez. p.380
La “independencia absoluta” de Venezuela. p.387
La polémica entre Blanco White y Fray Servando Teresa de Mier. p.391 
El problema de la legitimidad en la polémica entre Blanco y Mier. p.397
Resignación y pesimismo p.407
La cuestión americana y el regreso de Fernando VII. p.411
Capítulo 7. La Revolución rioplatense en las páginas de El Español. p.416
Las primeras noticias: la moderación de la Junta de Buenos Aires. p.419
La conflictiva imagen de Santiago de Liniers. p.425
Los escritos y la figura Mariano Moreno. p.429
La labor del Primer Triunvirato p.434
El Reglamento de Libertad de Imprenta de octubre de 1811. p.439
El conflicto entre Buenos Aires y Montevideo. p.444
Los informes al Foreign Office sobre la situación rioplatense. p.450
Capítulo 8. La recepción de El Español en la Revolución rioplatense. p.460
Los usos del editor Funes. p.463
Los usos del editor Agrelo. p.471
Una separata de El Español. p.475
Los usos del editor Pazos Silva. p.478
Impugnación a las propuestas de Blanco en las páginas 
de la Gaceta Ministerial. p.490
La recepción de la polémica entre Blanco y Mier p.497
Los argumentos de Blanco en torno a la Inquisición y la 
Reforma de los Regulares. p.505
Los últimos números de El Español en la prensa de Buenos Aires. p.511
Otra voz de Blanco en Buenos Aires. Sus argumentos contrarios 
al celibato y breves reflexiones sobre la esclavitud. p.517
Conclusiones p.531
Bibliografía y Fuentes p.550
3
Agradecimientos.
Esta tesis es el resultado de más de una década de trabajo en la cual tuve la gran fortuna de contar con la
orientación, la paciencia y los consejos de Noemí Goldman. Sin ella, el camino recorrido no hubiese
llegado a su fin. Participar en su equipo de investigación junto a colegas y amigos, Nora Souto, Fabio
Wasserman, Mariano Aramburo, Virginia Macchi, Gabriel Di Meglio, Victoria Baratta y Orestes
Cansanello, me permitió formarme y, al mismo tiempo, disfruta de nuestra profesión. A ello quiero
sumar también las recomendaciones que recibí a lo largo del proceso de investigación de especialistas en
la problemática que tratamos, Roberto Breña, Manuel Moreno Alonso, Fernando Duran López, José
María Portillo y Elías Palti.
Mi gratitud también con el personal de los distintos archivos y bibliotecas consultadas en nuestro país,
en Madrid y Sevilla, pero especialmente con Abel Roth del Instituto Ravignani quien no solo puso en
mis manos la bibliografía adecuada sino que, en largas horas de lectura, siempre realizó simpáticos
comentarios para amenizar el trabajo. También con apreciados colegas con quienes compartí seminarios,
jornadas y conversaciones, Fabián Herrero, Roberto Di Stefano –cuyo comentario sobre el valor de la
obra teológica de Blanco White aún resuena en mis oídos-, Valentina Ayrolo, Klaus Gallo –quien me
acercó importante bibliografía-, Marcela Ternavasio, Wilson Demuro, Graciela Batticuore –gran
alentadora para culminar la tesis-, Claudia Román, Hernán Pas, Rosalia Baltar, PabloMartínez
Gramuglia, Mariana Rosetti y Mariano Rodríguez Otero. 
Como suele expresarse, esta tesis no hubiese llegado a buen puerto sin el sostén y el afecto de mis
amigas, Marisa Alonso, Ana Lía Rey, Teresita Gómez y Sylvia Saitta. También a los integrantes de la
cátedra de Historia de los Sistemas Políticos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires, Claudia Lavie, Ana Romero, Alejandro Galiano, Nahuel Victorero, María Paula Rey y,
sobre todo a Martín González porque, a pesar de nuestros desencuentros políticos, siempre depositó en
mis manos valiosos textos y estuvo presente para solucionar inconvenientes tecnológicos.
A mis padres, por educarme en la libertad que hoy hace posible disfrutar mi maravillosa vida construida
junto a Daniel Groisman y nuestros hijos Juana y Martín, quienes crecieron riéndose del uso del nombre
Blanco White. Su infinita paciencia por escuchar durante largos años mis ideas y soportar mi mal humor
por no terminar la tesis, nunca podrá ser recompensada. 
4
Introducción
Un recorrido por las páginas de la prensa rioplatense de los primeros años revolucionarios pone en
evidencia la presencia de reproducciones, glosas, citas y comentarios de publicaciones originadas al otro
lado del Atlántico. Entre ellas ocupa un lugar particular el Semanario Patriótico (Madrid, Sevilla y
Cádiz, 1808-1812) y El Español (Londres 1810-1814). El primero fue la publicación insignia del grupo
liberal liderado por Manuel Quintana, en cuya etapa sevillana José María Blanco y Crespo (Sevilla,
1775 – Liverpool, 1841) fue el responsable de la redacción de sus artículos políticos. El segundo fue el
resultado del autoexilio del mencionado Blanco, quien a escasos meses de radicarse en la capital
británica dio vida a su célebre periódico en cuya presentación adaptó su nombre, pasando a ser conocido
como Joseph Blanco White. Fue clérigo, poeta, crítico literario, autor de destacadas obras, incansable
teólogo y publicista, siendo esta última labor la más destacada por la historiografía debido al rol
desempeñado por sus escritos en los procesos revolucionarios hispánicos. 
Este incansable y audaz sevillano ocupó un lugar destacado y polémico en el proceso revolucionario
español iniciado en 1808. En sus artículos políticos del Semanario Patriótico alentó la convocatoria a
Cortes generales y extraordinarias desde una perspectiva no estamental, proclamó la soberanía de la
nación y bregó por la libertad de expresión como medio para aunar los esfuerzos de la guerra de
independencia –con su carga popular y religiosa- con la sanción de un texto Constitucional que limitara
los poderes del monarca y diera paso a la modernización de España. Además, emprendió un análisis de
los conceptos libertad e igualdad, advirtiendo sobre el mal uso que los franceses realizaron de los
mismos, adaptando su aplicación a la realidad española. Sus argumentos generaron la reacción del sector
tradicionalista de la Junta Central, quienes utilizando diversos recursos lograron la suspensión del
periódico. Esta situación, junto a la entrada de las tropas napoleónicas en Andalucía, inclinó a Blanco
por la opción de abandonar su patria. 
En la capital inglesa, contando con el apoyo de lord Holland, uno de los líderes whig con quien había
tenido un fluido contacto en Sevilla, y funcionarios del Foreign Office, dio inicio a El Español. En su
prospecto se presentó como el antiguo editor del Semanario Patriótico, donde debido a la torpeza de la
Junta Central se vio obligado a restringir sus propuestas, afirmando, además, que no se apartaría de la
5
posición política que, junto al grupo de Manuel Quintana, habían propugnado en la capital andaluza:
luchar por la independencia frente al plan napoleónico y reformar la estructura política española. A sus
antiguos objetivos agregó un tema de especial interés para el gobierno y la oposición británica, que
estuvo ausente en sus discursos sevillanos: la importancia de transmitir a los habitantes de los territorios
españoles en América la compleja situación que atravesaba la península. 
A fines de abril de 1810 apareció el primer número de El Español, en cuyas páginas no ahorró adjetivos
denigratorios para la Junta Central. Sus contundentes críticas ocasionaron la reacción del nuevo
gobierno de la Regencia que, prontamente, puso en marcha diversos mecanismos para acallar o al menos
impugnar los argumentos de Blanco y, sobre todo, emitió órdenes para impedir su circulación en España
y sus territorios americanos. El arribo de las noticias a Cádiz y Londres sobre la formación de las juntas
de gobierno en Caracas y Buenos Aires, generó un cambio sustancial en el periódico. Desde julio la
cuestión americana comenzó a ocupar un alto porcentaje de sus páginas, desde las que defendió el
derecho de los americanos para establecer sus gobiernos internos y su representación en las futuras
Cortes como principal instrumento para garantizar la unidad de la monarquía.
Su interés por la cuestión americana lo condujo a relacionarse con los americanos presentes en Londres -
“Cuartel general europeo de los patriotas americanos”1, “la Roma del mundo”2: Francisco Miranda,
Simón Bolívar, Andrés Bello, Luís López Méndez, Matías de Irigoyen, Manuel Moreno, Tomas Guido,
Servando Teresa de Mier, Vicente Pazos Silva, Manuel de Sarratea. Si bien obtuvo de ellos información
y documentos oficiales sobre los procesos revolucionarios de Caracas, Buenos Aires y Nueva España, el
punto de partida de su propuesta americana, basada en la necesidad de mantener la integridad político
territorial de la monarquía hispánica a partir del reconocimiento de la autonomía de los territorios
americanos, tuvo como punto de partida la información obtenida por intermedio de John Allen,
integrante de Holland House, quien puso en sus manos los artículos publicados en la Edinburgh Review
sobre la situación y la necesidad de reformas en los territorios españoles en América. En la revista
mencionada se publicaron reseñas a partir de las cuales se exponían ideas y propuestas, frutos de la
1 Bonpland, Aimé Londres Cuartel General Europeo de los patriotas de la emancipación americana. Archivo de Bonpland. 
Serie II, núm. 2, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas. Instituto Nacional de Botánica y Farmacología Julio A. Roca, 
1940, p.2.
2 Portillo, José María, “Dimensión americana de El Español” en Garnica, A. (editor general), José Blanco White. Obras 
Completas vol. II. El Español Números 1,2 y 3, Almed, Granada, 2007. p. LXXV.
6
pluma del propio John Allen, James Mill y Francisco Miranda. A ello debe sumarse su descubrimiento
de la obra de Edmund Burke, que no sólo le suministró argumentos para abordar la crisis política abierta
por la formación de las juntas americanas teniendo como referencia el fracaso británico en su propia
crisis imperial atlántica, sino también le dio elementos para profundizar sus críticas a los liberales
gaditanos.
La posición asumida por Blanco en las páginas de El Español, favorable a los intereses americanos,
acrecentó su enfrentamiento con el gobierno peninsular, originando la acusación de ser no solo funcional
sino hasta mercenario de los intereses británicos, tanto en la península –conducción de la guerra- como
en América –alentando la necesidad del libre comercio. Si bien el sevillano refutó en diversos escritos
esa acusación, la misma no fue descabellada. Ejemplo de ello podemos encontrar en los principales
suscriptores a su periódico: lord Holland y el Foreign Office quienes favorecieron la llegada de la
publicación al territorio peninsular, y la casa comercial hispano inglesa Gordon & Murphy que lo
transportó de manera gratuita a las principales ciudades americanas. Además, a mediados de 1812,
cuando atravesó una difícil situación financieragenerada por la caída de las ventas del periódico debido
a las medidas tomadas por la Regencia para impedir su circulación, obtuvo del Foreign Office una
asignación monetaria pagada con fondos reservados para proteger al destinatario, como era frecuente en
la época. También, entre 1810 y 1814, elaboró para el organismo un gran número de informes y
traducciones referidos a la situación de los territorios americanos, orientados a la necesidad de
mediación británica en el conflicto. 
Sus escritos en esta etapa son los más destacados de su obra política. En las páginas de El Español
expuso sus duras críticas hacia el accionar de los liberales gaditanos en las Cortes, la conducción de la
guerra y el propio texto constitucional. Pero, como hemos mencionado, el aspecto más polémico fue la
referencia a los territorios hispanoamericanos. Esto lo convierte en el primer liberal español que analizó
los efectos de la revolución española sobre sus territorios de ultramar, cuestionando la desigual
representación otorgada a los americanos en las Cortes y reclamando la sanción del libre comercio como
principal antídoto para evitar la separación. 
Desde la formación de las primeras juntas en Hispanoamérica dedicó cientos de páginas a la defensa de
7
su legitimidad. El principal peligro que debía evitarse era la prematura emancipación. Para el sevillano,
la independencia constituía un proceso que requería la maduración de experiencias políticas entendidas
como la creación de instituciones de gobierno local, la identificación de los intereses de los distintos
sectores sociales y la construcción de un interés común. La presencia de una sociedad de castas e
indígenas, junto a la escasa experiencia política de las élites locales para el autogobierno constituían los
impedimentos fundamentales para su inmediata concreción. Para Blanco, la declaración de la soberanía
del pueblo y el ritual de la representación política sólo podían legitimar discursivamente a los nuevos
gobiernos americanos, pero no garantizaba la necesaria subordinación al poder por parte de los
diferentes sectores sociales. Esta sólo podía construirse a partir de la consolidación de una élite política
que sea consciente de los problemas que debía enfrentar y las reformas que debía introducir, aspectos
que solo podían construirse bajo el amparo de la monarquía constitucional hispánica.
La política llevada adelante por el gobierno de la Regencia y las Cortes con relación a las áreas
revolucionarias hispanoamericanas -que pueden sintetizarse en su negativa a implementar la igualdad de
representación, el reconocimiento de sus juntas y la apertura del comercio, sus condicionamientos ante
el ofrecimiento de la mediación británica y la guerra abierta- lo llevaron a concluir que la independencia
prematura de estas regiones era inevitable. Así, la responsabilidad de la pérdida de los territorios
americanos se encontraba para Blanco en la errónea política llevada adelante por los gobiernos
españoles.
Las reflexiones de Blanco sobre las revoluciones en la América hispánica se encuentran en estrecha
relación con la política británica. La alianza con España en 1808 produjo un cambio sustancial en su
posicionamiento político frente a los territorios españoles en América. Ante el nuevo contexto
internacional, las propuestas de Miranda fueron reemplazadas por las de Blanco, constituyendo sus
escritos el nuevo referente para los temas hispanoamericanos. Al mismo tiempo, sus posturas generaron
polémicas con el círculo hispanoamericano de Londres. La más importante fue la entablada – en
términos cordiales debido a la amistad que los unía- entre 1811 y 1812 con el novohispano Fray
Servando Teresa de Mier. 
8
En función de lo expuesto, el objetivo que persigue esta tesis es identificar y analizar la presencia de
escritos de Blanco, plasmados en el Semanario Patriótico y en El Español, en la prensa de Buenos Aires
en el período 1810-1815. Su interés historiográfico radica en desarrollar el tema a través de la
problemática de circulación de escritos en el área atlántica, con énfasis en los recorridos entre Londres,
Cádiz y Buenos Aires, estudiando su contexto de elaboración, los motivos de su circulación y su
recepción. La cual redunda es un singular aporte al estudio de las relaciones entre Inglaterra, los
gobiernos rioplatenses y la política española en el momento revolucionario iniciado como consecuencia
de la invasión napoleónica a la península Ibérica, abordada desde otra mirada y un corpus integrado
fundamentalmente por periódicos editados a ambos lados del Atlántico.
Debido a la abundante bibliografía en torno a las actuaciones y escritos de Blanco y, así también, su
escasa presencia en nuestras bibliotecas, hemos optado por dedicar un capítulo especial al estado de la
cuestión que no solo permita identificar nuestras posiciones a lo largo de la presente investigación, sino
que también pueden servir de insumo para los lectores interesados en otras etapas y aspectos de su vida
y obra que están por fuera de nuestro objeto de trabajo, tales como sus producciones y análisis literarios
y sus escritos teológicos.
Aun así, optamos por dar cuenta, en la presente introducción, de la producción de dos autores, André
Pons y José María Portillo Valdés, que estudian, desde perspectivas diversas, la política americana de
Blanco. El primero es el autor de una tesis doctoral “Blanco White et la crise du monde hispanique,
1808-1814” presentada en la Université de Paris III, en 1990, que más de una década después fue
publicada, por primera vez por el Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de
Oviedo.3 Como señala Roberto Breña,4 la obra de Pons es magna por sus resultados. Los mismos
constituyen el fruto de un rico y meticuloso trabajo de archivo que, si bien habían sido consultados y
utilizados en parte por otros autores, fueron interrogados e integrados de manera novedosa, retomando el
camino abierto, como veremos en el segundo capítulo, por las investigaciones de otros especialistas. El
objetivo central de la obra de Pons, como él mismo lo expone, es situar en su justo lugar la figura y el
pensamiento político de Blanco para precisar su influencia en España y América a través del análisis de
3 Pons, André, Blanco White y España, Oviedo, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Oviedo, 
2002; Blanco White y América, Oviedo: Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII, Universidad de Oviedo, 2006.
4 Breña, Roberto “Blanco White y la crisis del mundo hispánico 1808-1814” en Historia Constitucional, núm.9, 2008. 
pp.389-397. 
9
sus escritos en la etapa sevillana del Semanario Patriótico y El Español, con la finalidad de contribuir a
un mejor conocimiento del primer liberalismo español y su difusión en el mundo hispánico.5 Al mismo
tiempo, señala que se trata de un estudio vinculado a la historia de ideas. Si bien a lo largo del amplio
trabajo no da cuenta de sus referencias teóricas, el uso de categorías como conciencia de clase y lucha de
clases constituye una constante que nos permite sostener que estamos en presencia de un enfoque
tradicional, identificación de ideas e influencias, con referencias básicas al marxismo,6 para abordar el
pensamiento político. Y es en ese punto dónde el trabajo presenta falencias evidenciadas en un uso
frecuente de determinismos como ejemplificaremos en el capítulo ya mencionado de esta tesis.
También afirma Breña que “en los lustros por venir, cualquier estudioso que se acerque al Blanco White
del Semanario Patriótico y, sobre todo, al Blanco White de El Español, tendrá que ubicarse con respecto
a esta obra de André Pons o, en su defecto, justificar por qué no lohace.” 7 Ciertamente, los
interrogantes que abrieron el camino a esta tesis y su elaboración contaron, entre otros, con la importante
colaboración de las obras de Pons. Pero, tomando el desafío propuesto por Breña, considero importante
plantear ahora mis diferencias, y, en el recorrido de esta tesis, mi contribución al análisis del
americanismo de Blanco y su recepción en el área rioplatense. 
Como hemos mencionado, Pons construye su trabajo bajo una perspectiva tradicional de las ideas
políticas reflejada en su objetivo de analizar la influencia –que conlleva una multiplicidad de
anacronismos- de los escritos de Blanco en las revoluciones hispánicas. Ante esto, nuestro trabajo,
construido desde una lógica que dialoga con las ya no tan nuevas perspectivas de la historia intelectual,
se propone centralmente analizar la recepción de sus escritos en el Río de la Plata a partir de variados
usos y desde las polémicas que generaron. Para ello fue necesario reconstruir el contexto de elaboración
de sus discursos y analizar su circulación y recepción en un contexto diverso, en el cual las
intencionalidades de los diferentes actores ocuparon un rol importante. Así, nuestra principal diferencia
con Pons es metodológica, vale decir, cuestionadora de una lógica de influencias y, derivada de ello, de
malas interpretaciones y usos malintencionados de las propuestas de Blanco hacia los americanos.
Además, vinculado a ello, cuestionamos el enfoque centrado en la existencia de una doctrina americana
5 Pons, André, Blanco White y España, p. 17.
6 Nos referimos a la obra de Marx, Karl y Engels, Federico Escritos sobre España. Extractos de 1854. Pedro Rivas (editor y 
Estudio Preliminar), Madrid, Trotta, 1998. Como ejemplo de lo expuesto, al referirse a las críticas de Blanco a los liberales y
a la Constitución de 1812, Pons afirma que el sevillano “anunciaba la famosa crítica de Marx, que oponía las Cortes a las 
guerrillas”, “En la isla de León, ideas sin acción; en el resto de España, acción sin ideas”, Blanco White y España…, p. 388. 
7 Breña, Roberto “Blanco White y la crisis del mundo…, p. 390.
10
del sevillano, porque, como demostraremos, estamos en presencia de escritos de un publicista que fue
construyendo sus argumentos en el marco de su sociabilidad en Sevilla y Londres, y, sobre todo, en el
derrotero histórico de los procesos revolucionarios a ambas orillas del Atlántico. 
En este punto nuestra diferencia y aporte se asienta en dos cuestiones. En primer lugar, Pons afirma que
las razones que explican el compromiso de Blanco con los hispanoamericanos se encuentra en su
“idealismo humanista” que lo condujo constantemente a la defensa de la libertad como valor supremo,
que vincula con el “mito de América” como fuente de regeneración de la humanidad. 8 A ello añade,
forzando su argumento, las lecturas de Blanco en su tierra natal sobre los perversos efectos de la
Conquista de América, posicionándolo, aunque de manera confusa, en diálogo con las propuestas de
Juan Pablo Viscardo y Francisco Miranda.9 Sumando a ello un aspecto que sí compartimos, la
importancia de la relación entre el sevillano y John Allen, quien puso en manos del primero los análisis
sobre la cuestión americana publicados en la Edinburgh Review, y, al mismo tiempo, con lord Holland,
quien le recomendó la lectura de las obras de Edmund Burke para diseñar una alternativa ante la lógica
de integración de los territorios americanos debatida en Cádiz. 
Ante esto, para nosotros Blanco solo comenzó a interesarse por la cuestión americana cuando llegó a
Londres, donde su inserción en Holland House le permitió entrar en contacto tanto con firmas
comerciales inglesas vinculadas al comercio con Hispanoamérica, como con referentes del gobierno
británico. En ese mundo político la cuestión americana ocupaba un lugar central en torno a dos aspectos:
la alianza entre España e Inglaterra para enfrentar a Napoleón y los intereses comerciales evidenciados
en la necesidad de ampliar sus mercados. Así, no se trata de una doctrina, sino de la construcción
conjunta y paulatina de una serie de propuestas que siempre tuvieron como norte mantener la integridad
de la monarquía española. Para ello el sevillano depositó sus esperanzas en las Cortes, y, una vez
desilusionado ante las medidas tomadas, las centró, también erróneamente, en la figura del monarca. 
En segundo lugar, Pons presenta un análisis de la recepción de las propuesta de Blanco en los territorios
españoles en América a través de la identificación de la reproducción de sus escritos en la prensa de las
diversas ciudades americanas, pero prontamente etiqueta esa presencia bajo el molde de una influencia
8 Pons, André, Blanco White y España…, p. 206-207.
9 Ibíd. pp. 240-241.
11
directa, aludiendo, además, a un uso perverso por parte de algunos americanos quienes tergiversaban sus
propuestas. Aquí aparece nuevamente nuestra diferencia metodológica con Pons, descartando la lógica
tradicional de influencias y posicionando nuestra investigación en la perspectiva de circulación de
escritos, en la cual es central analizar su contexto de recepción e identificar las diversas intenciones de
los actores. Además, en ese recorrido también se evidencia una importante debilidad del análisis de Pons
sobre las revoluciones hispanoamericanas, su desconocimiento de la producción historiográfica, ya que
sólo mira a la región desde la información que aportó Blanco. Sin duda la amplitud territorial y la
diversidad histórica de las revoluciones hispanoamericanas, conllevan a la necesidad de realizar
generalizaciones, que en muchos casos pueden permitirse a pesar de obtener de ellas conclusiones
desmedidas. Debido a ello, consideramos adecuado centrar la recepción de las propuestas de Blanco
sobre la cuestión americana en el área rioplatense, dejando abierto el camino para su análisis en otras
regiones, lo cual permitirá, a futuro, la construcción de un análisis comparativo, el cual, y sin duda,
puede ofrecer una mirada distinta a la elaborada por Pons.
Por su parte, José María Portillo Valdés, sobre la base de la reconstrucción de los vínculos entre Blanco
y Holland House ofrecida por Pons y, fundamentalmente, como resultado de sus propias investigaciones
en torno a la problemática entre territorios –peninsulares y americanos- y monarquía,10 aborda la
dimensión americana de El Español en las introducciones publicadas en la presentación de la
reproducción del mencionado periódico, llevada adelante en conjunto con Antonio Garnica y Jesús
Vallejo, como ampliaremos en el segundo capítulo.11 
Las mencionadas introducciones de Portillo aportaron aspectos centrales para la elaboración de esta
tesis. Los mismos se centran, en diálogo con sus anteriores trabajos, en torno a la reconstrucción del
contexto en el cual Blanco elaboró sus propuestas para enfrentar el desafío del problema americano en
su dimensión atlántica. Así da cuenta que las mismas deben ser analizadas como contracara de las
proposiciones y decisiones del liberalismo español, debatidas en el seno de las Cortes y, como veremos,
10 Nos referimos a su importante obra Crisis Atlántica. Autonomía e Independencia en la crisis de la monarquía hispánica, 
Madrid, Marcial Pons, 2006.
11 Garnica, Antonio, Portillo, José María y Vallejo, Jesús (Editores) Obra completa de José Blanco White. I Periódicos 
Políticos. Volumen segundo. El Español Tomo 1, Volumen 1º Números 1,2 y 3, abril, mayo, junio 1810, Ediciones ALMED, 
Granada, 2007, y Volumen tercero, El Español Números 4,5 y 6, julio, agosto, septiembre 1810, Ediciones Almed, Granada 
2009. El plan de edición se encuentra reproducido en el Vol. 2. Allí se indica que los ocho tomos originales del periódico se 
publicarán en dieciséis volúmenes,pero hasta el momento no han aparecido.
12
reflejadas en sus periódicos, para mantener unidos los territorios de ambos lados del Atlántico. Para
Portillo la particularidad de las propuestas de Blanco debe comprenderse por el lugar de su emisión, vale
decir la perspectiva que le ofreció su sociabilidad en Londres, que le permitió conocer la fracasada
experiencia inglesa con sus colonias del Norte, en diálogo con la necesaria construcción de un Imperio
comercial. De este modo, Blanco hizo suya esa propuesta, centrada en la categoría de “autonomía”, para
aplicarla a la relación entre los territorios americanos y la península. A ello suma, para complementar su
posición, la importancia de la lectura de la obra de Burke, que desde nuestra perspectiva, no solo
funcionó como reservorio de argumentos para la situación americana sino también para las críticas de
Blanco al derrotero del liberalismo gaditano plasmado en la Constitución de 1812, contraponiendo lo
que solía denominar como metafísica política francesa a la política práctica británica.
Si bien Portillo no centra su análisis en la recepción de las propuestas de Blanco en Hispanoamérica, sí
ofrece algunas referencias sobre la selección que el sevillano realizó de la información que lograba
obtener sobre los acontecimientos hispanoamericanos. La misma estaba, para este autor, en línea directa
con su invariable propuesta de mantener la integridad territorial de la monarquía, que lo condujo a
realizar una interpretación general de los procesos revolucionarios. Debido a ello, afirma que Blanco no
publicó algunos textos o discursos aparecidos en la prensa hispanoamericana cuestionadores de sus
propuestas. 
Este aspecto abre un interrogante que optamos por tomar en esta tesis, esto es, reconstruir para el caso
rioplatense la selección realizada por el sevillano, plasmada en las páginas de su periódico y, sobre todo,
en los informes secretos que elaboró para el Foreign Office, donde sus posiciones no estuvieron
amordazadas por su objetivo de evitar la desmembración de la monarquía hispánica. Así el análisis de
Portillo inauguró una serie de cuestiones que articulan el recorrido de nuestra investigación, entre los
cuales, queremos destacar aquí la construcción de lo que optamos por denominar el americanismo de
Blanco, su propia selección de los temas rioplatenses analizados en su periódico y, sobre todo ya que fue
el disparador de nuestro trabajo, la compleja y variada recepción de sus escritos en el Río de la Plata.
Nuestra propuesta es demostrar, a lo largo de esta tesis, que la recepción de escritos de Blanco en la
prensa de Buenos Aires transitó por varias etapas, vinculadas a los diversos momentos de la Revolución
rioplatense. En la primera encontramos una porción de los discursos que publicó en el Semanario
13
Patriótico, en la Sevilla de 1809, donde realizó duros y solapados cuestionamientos hacia el sector
tradicionalista de la Junta Central, en varios artículos de tono doctrinal referidos a los conceptos de
libertad e igualdad. La presencia de estos escritos en la Gaceta de Buenos Aires presenta una
particularidad. A diferencia de la reproducción de artículos de periódicos editados al otro lado del
Atlántico, los que se encuentran correctamente citados, en este caso el editor Vicente Pazos Silva
seleccionó, reordenó, intervino y publicó los textos de Blanco como discursos propios, vale decir se
apropió de ellos. Pero esa particularidad no debe verse como una situación excepcional, ya que, como
afirma Hernán Pas, no solo la problemática de la autoría recién comenzó a tomar cuerpo a fines del siglo
XVIII, sino que, fundamentalmente, la labor de los diversos editores locales frente a las publicaciones
que leían y utilizaban como insumos en su quehacer no constituía una práctica pasiva. Los periódicos, o
diversas publicaciones, originadas en otras geografías fueron citados, glosados, silenciados, apropiados
y refutados frecuentemente.12
La segunda etapa se inaugura con la presencia de reproducciones –correctamente citadas- de El Español,
y, en vínculo con ello, con la construcción de la figura de Blanco como un incómodo pero provechoso
aliado que desde su atalaya londinense defendía los derechos de los territorios americanos frente a la
torpe política peninsular. La elección de sus discursos por parte de los editores locales respondía a sus
necesidades de articular un discurso que legitime la formación de la Junta de gobierno, en mayo de
1810, y las posteriores medidas, políticas y bélicas, llevadas adelante contra las pretensiones y propuesta
de la Regencia y las Cortes gaditanas. 
La incomodidad que hemos mencionado se relaciona con el objetivo perseguido, y nunca abandonado,
por Blanco de preservar la unidad de la monarquía hispánica. Aspecto que se evidencia en su constante
esfuerzo discursivo en diferenciar los usos del concepto independencia, adjetivándolo como “moderada”
para referirse a la autonomía y como “absoluta” para remitir a la separación y creación de una nueva
comunidad política. Si bien esa incomodidad puede verse desde la primera aparición de El Español en
Buenos Aires, la misma se hizo rotunda a mediados de 1811 cuando Blanco comenzó a condenar la
declaración de independencia absoluta de Venezuela. En ese contexto se abre la tercera etapa de la
recepción de sus escritos en la prensa local, en la que fueron duramente cuestionados tomando como eje
12 Pas, Hernán Sarmiento, redactor y publicista. Con texto recobrados de El Progreso (1842-1845) y La Crónica (1849-
1850), Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 2013, pp.16-17.
14
la polémica que se desarrolló en Londres entre el editor de El Español y el revolucionario novohispano
Fray Servando Teresa de Mier. Finalmente la cuarta etapa se caracteriza por un regreso a la mirada
positiva de los escritos de Blanco. La misma se construyó a partir de una selección de sus nuevas y
constantes críticas a la labor de los liberales peninsulares, sumando a ello su cuestionamiento a la
Constitución de 1812 y el nuevo escenario que se abría con el retorno de Fernando VII.
El propósito que guía nuestra investigación se encuentra enmarcado en la perspectiva historiográfica de
circulación de discursos públicos en el mundo atlántico, en la cual el análisis de sus contextos de
enunciación y recepción constituye un aspecto central. Si bien el enfoque centrado en la circulación de
escritos en el mundo hispánico fue inaugurado por François Guerra13, en las últimas décadas la
producción orientada por el análisis de los lenguajes políticos,14 la historia conceptual15 , los estudios
13 Guerra, François Xavier Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, México, FCE, 1993,
especialmente Cap. VII “La pedagogía política de la prensa revolucionaria”, pp. 227-269; “Voces del pueblo. Redes de
comunicación y orígenes de la opinión en el mundo hispánico (1808-1814)” en Revista de Indias, vol. LXII, núm. 225, 2002.
pp. 357-384; “Entrevista con François Xavier Guerra: Considerar el periódico mismo como un actor” en Debate y
perspectiva núm. 3, 2003, pp. 188-201; con Lempérière, Annick Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades y
problemas. Siglo XVIII-XIX, México, FCE, 1998, Introducción, pp. 5-21.
14 Nos referimos al aporte teórico metodológico de la New History of Political Thought anglosajona, también denominada
Escuela de Cambridge. Su empleo permitió poner en primer plano los estratos semánticos de conceptos políticos clave, y su
utilización pragmática y retórica en el contexto de heterogéneas disputas políticas; lo cual posibilitó una mejor comprensión
de los lenguajes políticos y un mejor acercamiento a las intenciones de los actores. Desde su perspectiva se sostiene que el
significado de los términos no constituye un dato intemporal porque su contenidodebe ser aprehendido en los diversos
contextos en que los actores lo utilizaron; afirmación que otorga un rol central a las intenciones de los agentes, a las
convenciones ideológico-lingüísticas de su época y los diversos juegos de lenguajes que se inscriben en diferentes tradiciones
discursivas. Para el análisis de la gestación y principales aportes véase el trabajo pionero de Palti, Elías, Giro Lingüístico e
Historia Intelectual, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1998. Un análisis sobre la misma, que incorpora el
impacto de la obra de François Guerra en la historiografía latinoamericana en Palti, Elías, “De la historia de “ideas” a la
historia de los “lenguajes políticos”. Las escuelas recientes de análisis conceptual. El panorama Latinoamericano” en Anales
Nueva época 7/8. Goteborg University Department of Romance Languages, Instituto of Iberoamerican Studies, 2005. pp. 63-
81
15 El interés por los problemas del lenguaje político y social constituye también la principal premisa de la
Begriffsgeschichte, la escuela alemana de historia de conceptos, que generó un novedoso programa historiográfico iniciado
por Reinhart Koselleck, junto a Otto Brunner y Werner Conze en la década del sesenta del siglo pasado a través de la
publicación de su Diccionario de conceptos históricos básico en lengua alemana, que abraca los términos más sustanciales
del léxico político-social en dicha área temática. Su punto de partida es la importancia lingüística de toda experiencia
histórica y, recíprocamente, de la historicidad del lenguaje. Un aspecto destacable de su propuesta es la diferencia planteada
entre palabra y concepto, ya que éstos últimos están constituidos por aquellos términos que incorporan una pluralidad de
significados en pugna, englobando en ese significante un rico contexto histórico, social y político. El contenido semántico de
los conceptos clave se encuentra estructurado por una doble dimensión temporal que involucra un espacio de experiencia –
que remite a la acumulación de actividad pasada-, y un horizonte de expectativas –que orienta a un proyecto de futuro-. Para
un análisis de la misma véase, entre otros, Palti, Elías, “De la historia de “ideas” a la historia de los “lenguajes políticos”…;
Fernández Sebastián, Javier y Fuentes, Juan Francisco, “Historia, Lenguaje, Sociedad: Conceptos y Discursos en perspectiva
histórica”, en Diccionario político y social del siglo XIX español, Madrid, Alianza, 2002; “A manera de introducción.
Historia, lenguaje y política” en Ayer 53, 2004, pp. 11-28; Koselleck, Reinhart, “Introducción al Diccionario histórico de
conceptos político-sociales básicos en lengua alemana”, Introducción y notas de Luís Fernández Torres, Revista Anthropos,
223, 2009 pp. 95-105. Para la propuesta teórico metodológica que propone una especie de síntesis entre la Begriffsgeschichet
15
sobre la recepción16 y la nueva mirada sobre la prensa como actor político en virtud de su capacidad
material para operar políticamente en contextos diversos17, permite abordar la problemática desde una
óptica más compleja y enriquecedora que posibilita vincular la circulación de los discursos con su
producción, sus variadas intenciones y su recepción en escenarios diversos. 
En función de ello nuestro abordaje parte de considerar a Blanco como un publicista que fue
construyendo sus argumentos durante el conflictivo desarrollo de los acontecimientos ya que nuestro
interés se posiciona en la dimensión pragmática del discurso político, la que nos permite abordar los
textos como un conjunto de intervenciones en la situación política abierta en 1808. Desde esta
perspectiva los textos son considerados como actos políticos18 que deben ser comprendidos bajo
determinadas condiciones semánticas de producción y que poseen una intencionalidad,19 situación que
nos conduce a la importancia del contexto en el cual los textos no sólo se encuentran insertos sino que –
al ser considerados como actos- dan consistencia al mismo. Conociendo las polémicas que la noción de
contexto ha generado20 en este trabajo la utilizamos tanto en su aspecto lingüístico –uso específico de
y la Escuela de Cambridge –fundamentalmente los trabajos de Melvin Richter y Kari Palonen- véase, Fernández Sebastián,
Javier y Capellán de Miguel, Gonzalo, “Historia conceptual. Actualidad, Relevancia, Nuevos enfoques” y Joáo Feres “Los
estratos teóricos de la historia conceptual y su utilización de cara a futuras investigaciones”, ambos en Lenguaje, tiempo y
modernidad, Ensayos de historia conceptual, Santiago de Chile, Globo ediciones, 2011, pp. 9-20 y 191-211. A ello sumamos
los valiosos aportes del Grupo Iberconceptos – Proyecto y Red de Investigación en Historia conceptual del Mundo
Iberoamericano- bajo la dirección general de Javier Fernández Sebastián, al cual pertenecemos. Como resultado de la labor
del grupo se han publicado dos valiosos diccionarios conceptuales: Diccionario político y social del mundo iberoamericano,
Tomo I, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2009 y Diccionario político y social del mundo
iberoamericano, Tomo II, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2014. En nuestro país, la coordinación
está en las valiosas manos de Noemí Goldman, y como resultado de ello, se han publicado, también, dos obran de gran valor,
Lenguaje y revolución. Conceptos políticos clave en el Río de la Plata, 1780-1850, Buenos Aires, Prometeo, 2008 (reeditado
en 2010) y Lenguaje y política. Conceptos clave en el Río de la Plata (1780-1870), Buenos Aires, Prometeo, 2021.
16 Una síntesis de los aportes de la problemática de la recepción y los trabajos actuales sobre el tema en el Dossier “La
historia intelectual y el problema de la recepción” en Políticas de la memoria, núm. 8/9, verano 2008-2009. pp. 95-109;
Tarcus, Horacio Marx en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, Introducción, pp. 21-59 y El socialismo romántico
en el Río de la Plata (1837-1852), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2016, pp.72-78; Burke, Peter “Historia y
teoría de la recepción” en Dossier: la historia intelectual y el problema de la recepción, Políticas de la Memoria, núm. 19,
Buenos Aires, 2019, pp.91-102.
17 Palti, Elías “Los diarios y el sistema político mexicano en tiempos de la República restaurada (1867-1876)” en Paula
Alonso (compiladora) Construcciones impresas. Panfletos, diarios y revistas en la formación de los estados nacionales en
América Latina, 1820-1920, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003, pp.167-182.
18 Si bien es frecuente la utilización de la fórmula, debido a que nuestro trabajo tiene como corpus central escritos
periodísticos remitimos su uso a la propuesta de Lucien Jaume de ideopraxies o textos de intervención política, que posibilita
plantear la cuestión de los efectos de los textos y la intervención de los actores, “El pensamiento en acción: por otra historia
de las ideas políticas” en Ayer 53, 2004, pp. 109-130.
19 Skinner, Quentin “Significado y comprensión en la historia de las ideas” en Prismas. Revista de historia intelectual,
Núm. 4, Universidad Nacional de Quilmes, 2000, pp.149-191; Lenguaje, Política e Historia, Buenos Aires, Universidad
Nacional de Quilmes, 2007; Boccardo Crespo, Enrique (editor) El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner y seis
comentarios, Madrid, Técnos, 2007. 
20 Un análisis de estas interpretaciones se encuentra en Vallespín, Fernando “Aspectos metodológicos en la Historia de la
Teoría Política” en Historia de la Teoría Política, t.1, Madrid, Alianza, 1990, pp. 21-56 y Palti, Elías Giro Lingüístico…, pp.
16
determinados términos- que constituye su nivel intelectual en tanto los actores disponen de un
determinado lenguaje para trasmitir sus propuestas, el cual presenta una tensión entre la convención y la
innovación,21 como en su nivel político-socialque nos permite incorporar la dimensión conflictual de la
política.22 Así, intentamos poner en primer plano la reconstrucción del discurso de Blanco, fijar el
significado de sus expresiones, indagando en el contenido de sus mensajes, en su relación con los
debates en los cuales participó y en su recepción en la revolución rioplatense. 
A ello sumamos un aspecto central para la perspectiva de la circulación de discursos públicos, la
identificación y análisis de su contexto de recepción, y para ello consideramos adecuado recuperar la
propuesta de Horacio Tarcus. Para este autor los estudios sobre la recepción de ideas deben comprender
el análisis de los usos, los que ponen en evidencia el carácter activo y creativo de quienes las adoptaban
a través de variados mecanismos como la cita, traducción, selección o publicación.23 En función de ello
propone cuatro niveles de análisis: producción, difusión, recepción y apropiación. El primero
caracterizado como el momento de elaboración de un conjunto de teorías o ideas; el segundo como
momento de difusión de las mismas a través de variadas formas de publicación; el tercero como el
momento de su recepción en un campo de producción diverso del original a través de agentes que las
reproducen, editan o citan, llevando a cabo operaciones de selección en libros, periódicos, revistas o
folletos; y, finalmente, el momento de la apropiación que corresponde al consumo de un cuerpo de ideas
al término de la cadena de circulación. 
Como veremos en la primera parte de esta tesis, la figura de Blanco White fue en su tiempo y su
posteridad, significativamente controvertida, fruto de una peripecia existencial vulnerable a los diversos
momentos históricos en los cuales intervino. Si bien nuestra investigación se focaliza en su labor y
escritos de la etapa 1808-1814, consideramos central poder ofrecer un semblante de sus actividades y
obras con la finalidad de dar cuenta de su activismo político teológico a lo largo de su intensa vida.
Debido a ello, el recorrido se inicia con un capítulo construido a partir de sus escritos, que contienen
constantes referencias autobiográficas, y las principales investigaciones sobre su figura y actuación. Su
25-35.
21 Pocock, John G.A. “Historia intelectual: un estado del arte” en Prisma. Revista de historia intelectual, Núm. 5,
Universidad Nacional de Quilmes, 2001. pp. 145-173.
22 Para el análisis de la política como conflicto, Vallespín, Fernando, “Aspectos metodológicos…” y Rinesi, Eduardo,
Política y tragedia. Hamlet, entre Hobbes y Maquiavelo, Buenos Aires, Colihue, 2003.
23 Tarcus Horacio El socialismo romántico… especialmente la introducción “El socialismo romántico y la historia 
intelectual” donde expone su fructífera propuesta para los estudios sobre la recepción, que ya habían sido planteados en su 
obra Marx en la Argentina…
17
presencia tiene una doble intencionalidad, transmitir la riqueza de su conflictiva vida y producción
intelectual, evitando así quedar atrapados en una imagen limitada a sus intervenciones y escritos de la
etapa objeto de este estudio, y, en segundo lugar, ofrecer una mayor temporalidad para evidenciar las
pertinentes relaciones entre las acciones de nuestro autor en el período estudiado con su pasado y sus
decisiones futuras, en las cuales la importancia de la tolerancia religiosa ocupó un lugar central, tanto en
su vida española como en la inglesa. 
Así la primera parte de la tesis se inicia con ese esbozo biográfico intelectual que nos permite
adentrarnos, con mayor comodidad para los lectores, en el análisis historiográfico sobre nuestro autor,
desde principios del siglo XX hasta la actualidad, que corresponde al segundo capítulo. El mismo se
divide en dos secciones. La primera aborda el análisis de las obras correspondientes, en su mayor parte,
a la historiografía española. En ella no limitamos el análisis a la producción político periodística que
constituye la base de nuestra investigación, porque consideramos importante dar cuenta del resto de los
aspectos que los especialistas han destacado en torno a su obra literaria y teológica. La segunda analiza
la presencia de referencias a Blanco en trabajos publicados en nuestro país, realizando las
correspondientes relaciones entre la producción europea y la local, a la cual es nuestra intención ofrecer
nuevos elementos de análisis.
A partir de esos primeros capítulos, la tesis avanza en las siguientes dos partes, vinculadas a los
contextos de producción de los escritos periodísticos de Blanco, en Sevilla y Londres, y su recepción en
la prensa rioplatense. La segunda parte se abre con el tercer capítulo dedicado a la reconstrucción y
análisis de la historia del Semanario Patriótico desde sus orígenes en la tertulia de Manuel Quintana, a
la que se incorporó Blanco cuando logró alejarse de su natal y clerical Sevilla, dando paso a sus años de
formación política, durante los primeros años de la revolución española. La reconstrucción de los
diversos contextos de elaboración de los artículos políticos de la publicación –conflictos en el seno de la
Junta Central, problemática de la libertad de imprenta, debates en torno a la convocatoria de Cortes
generales y extraordinarias- permite adentrarnos en la particular posición del grupo liberal, reflejada en
los argumentos de sus editores, como así también del vocabulario utilizado, donde se hace evidente la
necesidad de diferenciar los procesos revolucionarios francés y español, aspecto que perduró, con mayor
énfasis, en los escritos londinenses de Blanco. Además, para otorgar mayor claridad al análisis de esas
intervenciones, nos detenemos en la descripción de la sociabilidad construida en Sevilla entre Quintana,
18
Jovellanos, otros integrantes de la Junta Central y, sobre todo, de Blanco con lord Holland y John Allen,
ya que fue central para su posterior labor como publicista en Londres. Finalmente el capítulo aborda un
aspecto particular del Semanario, su posición crítica frente a las revoluciones americanas porque
constituye un ingrediente central para el análisis de su recepción en la prensa de Buenos Aires.
A partir de esa reconstrucción y análisis, damos paso al cuarto capítulo donde nos adentramos en la
particular recepción de los artículos políticos de Blanco, publicados en la etapa sevillana del Semanario
Patriótico, en la prensa de Buenos Aires. Esa particularidad, sostenida en la ausencia de menciones
explícitas al origen de los textos como era frecuente en la época, fue abordada a partir de un análisis que
recorre dos caminos: las características particulares del editor ,Vicente Pazos Silva, responsable de esa
reproducción/apropiación, y la ya mencionada posición del Semanario sobre la situación americana que
la convirtieron en una publicación escasamente atractiva para los publicistas rioplatenses dada sus
críticas y el uso otorgado a las mismas en la lealista Gaceta de Montevideo.
La tercera y última parte de la tesis se inicia con el análisis de la particular historia de El Español.
Historia sin duda muchas veces narrada, pero que optamos por reconstruir en virtud de nuestro objetivo,
vale decir dar cuenta de los aspectos que posibilitan afrontar, en un capítulo posterior, su recepción en
Buenos Aires. Por eso, el quinto capítulo aborda la gestación del periódico en la particular situación de
Blanco, recién llegado a Londres, y sus vínculos con lord Holland, funcionarios del Foreign Office y la
casa comercial Gordon & Murphy, ya que fueron actores claves para la puesta en marcha del proyecto y
su circulación en España y los territorios americanos. Pasamos luego a un análisis de los contenidos del
periódico, seleccionados en su mayor parte en función de su recepción en la prensa de Buenos Aires,
como así también en otros escritos del período. 
Con similares objetivos, ofrecer el marco que posibilitetrabajar su recepción, en el sexto capítulo
describimos el proceso de construcción de lo que hemos optado por denominar el americanismo de
Blanco, término con el cual aludimos a sus diferentes propuestas hacia los territorios americanos. Su
importancia radica en poder descartar la común referencia a la existencia de una doctrina americana del
sevillano, ya que, sus posiciones fueron el resultado de una multiplicidad de intervenciones en diferentes
problemáticas que circulaban por tres ámbitos interrelacionados: Cádiz, Londres y los territorios
americanos. Así damos cuenta de la importancia de John Allen en el acercamiento de Blanco a la
cuestión americana y como, posteriormente, la elaboración de la misma fue una tarea conjunta. Al
19
mismo tiempo abordamos cómo sus posiciones se construyeron en diálogo con la particular posición de
Gran Bretaña en el conflicto entre las Cortes y los territorios americanos, lo que nos condujo al análisis
de los diversos momentos que atravesaron los intentos de mediación británica en el conflicto. Esto que
se evidencia en los informes secretos elaborados para el Foreign Office y en una de los más importantes
debates del período, la ya mencionada polémica entre Blanco y el novohispano Fray Servando Teresa de
Mier, la que, como veremos en el último capítulo, tuvo una importante recepción en Buenos Aires.
En el siguiente capítulo profundizamos, desde otra perspectiva, uno de los interrogantes abordados en el
anterior, esto es, cómo construyó Blanco su posición y sus propuestas para el problema americano. En
este caso lo hicimos centrando el análisis en la revolución rioplatense, tomando como eje la selección
de temas y documentos que optó por reproducir en su periódico, sumando a esto sus reflexiones sobre
algunos de ellos, entre los que se destaca la recepción del reglamento de libertad de imprenta sancionado
en octubre de 1811 y la importancia que otorgó al conflicto entre Buenos Aires y Montevideo, vinculado
a su constante proclama sobre la necesaria mediación británica en el conflicto. Agregamos, siguiendo el
recorrido abierto en el capítulo anterior, el análisis de los informes secretos que Blanco elaboró para el
Foreign Office, vinculados a la región del Plata.
Con el octavo y último capítulo, entramos en aspectos que fueron los disparadores de esta investigación,
la recepción en Buenos Aires de los escritos londinenses de Blanco. Para ello nos centramos en los
diversos usos que le otorgaron los distintos editores de los periódicos locales y en las polémicas que sus
propuestas generaron. Entre ellas se destaca, como ya señalamos, la particular recepción que tuvo su
polémica con Mier en torno a la independencia y el modelo republicano. Además, ampliando el corpus a
otros escritos, identificamos y analizamos la presencia de otras propuestas de Blanco, vinculadas a la
Inquisición, la reforma del clero regular, la abolición de la esclavitud y la problemática del celibato. 
20
Capítulo 1
De José María Blanco y Crespo a Joseph Blanco White: un recorrido 
biográfico intelectual
Sevilla: familia, comercio y vocación religiosa. (1775-1790)
21
José María Blanco y Crespo desciende por línea paterna de una familia de comerciantes irlandeses
católicos exiliados en Sevilla como consecuencia de la Revolución Gloriosa. Su padre, Guillermo
Blanco, heredó una empresa familiar dedicada a la exportación de productos agrícolas. En 1771 contrajo
enlace con María Gertrudis Crespo y Neve y el 11 de julio de 1775 nació su primogénito José María.24
Fueron una familia profundamente católica en la cual prevalecía la tendencia irlandesa del
fundamentalismo romano, ciega obediencia al clero, afición a la vida conventual y devoción a la virgen
y los santos, que caracterizaba a la Sevilla de su época. Nuestro autor recuerda que a los siete años tuvo
que aprender de memoria el catecismo sin entender “ni una palabra” y siempre se refirió a la ciudad
andaluza como “la misma sede del fanatismo.”25 
Para iniciar su preparación en la profesión paterna a partir de los ocho años comenzó a acudir al
escritorio comercial donde aprendió lectura, escritura y nociones de aritmética. Su tarea era copiar
correspondencia y libros de cuentas, ambos en inglés, adquiriendo el conocimiento del idioma que tan
útil fue para su futuro, al menos el utilizado entre irlandeses para los negocios. Pero también allí su tío
Thomas Cahill –que tocaba muy bien el violín- le enseño los primeros rudimentos de ese arte.26 El
adulto Blanco rememoró esa etapa de su vida como un pasar de “interminables y aburridísimas horas”
frente al escritorio, cuya única recompensa era recibir una lección de violín.27 Como veremos a lo largo
de estas páginas, su afición por la música lo acompañó a lo largo de su vida como un medio de
sociabilidad y placer, siendo pensada, en alguna oportunidad, como medio para ganarse la vida. Al
placer por la música se sumaban las clases de latín que tomaba por las tardes dictadas por un maestro
24 El matrimonio Blanco y Crespo tuvo cinco descendientes, pero solo tres llegaron a edad adulta. De acuerdo a los datos
suministrados por Méndez Bejarano los hermanos de José María fueron: Ana María, nacida en 1777 que falleció siendo niña;
María Teresa, nacida en 1778 quien profesó en el convento de Santa María de las Dueñas de Sevilla, fallecida en 1802; María
de la Salud Fernanda, nacida en 1781, educada y radicada en el convento de los Reyes de Sevilla, fallecida en 1813;
Guillermo María, nacido en 1783, quien murió a los cinco años y Fernando María, nacido en 1786, quien fue oficial de uno
de los regimientos que defendieron Madrid contra los franceses en 1808, siendo prisionero en Francia durante seis años.
Cuando regreso a España se separó voluntariamente del servicio militar, doctorándose en la Universidad de Sevilla y murió
en enero de 1849. Vida y obras de D. José María Blanco y Crespo (Blanco White) , Sevilla, Renacimiento, 2009 (segunda
edición), pp. 22-23. La primera edición de esta obra, como analizaremos en el próximo capítulo, es de 1920, con similar
título, Madrid, Revista de archivos, bibliotecas y museos. Todas las citas corresponden a la edición de 2009.
25 “White examina a Blanco” en Garnica, Antonio, Escritos autobiográficos menores. José Blanco White. Universidad de
Huelva, 1998. p. 38.
26 Tomás Cahill fue socio comercial del padre de Blanco y esposo de una de sus hermanas. Era un hombre de cierta cultura
y excelente violinista. Llorens, Vicente, José María Blanco White. Antología de obras en español, Barcelona, Labor, 1971,
p. 9.
27Autobiografía de Blanco White. Edición, traducción, introducción y notas de Antonio Garnica, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Sevilla, 1988 (segunda edición), p. 34. Existen varias ediciones, todas las citas corresponden a la
mencionada.
22
que su madre había contratado, cuyo finalidad era distinguirlo “de cualquier ganapán mercantil” 28
porque “de acuerdo con las ideas de mi patria, es suficiente para que alguien que no haya seguido una
carrera universitaria pueda ser considerado como un caballero culto.”29
A los doce años, con la finalidad de librarse de la profesión familiar, declaró tener vocación sacerdotal,
situación que si bien le permitió cumplir su deseo de estudiar, marcó su vida para siempre. Contó con el
decidido apoyo de su familia porque, como el resto de las familias sevillanas, consideraba un honor
contar con un sacerdote entre sus integrantes. Así con 14 años ingresó al Colegio de Santo Tomas con
los dominicos por recomendación del confesor de su padre que pertenecía a esa orden, siendo un
desencanto para él porque las clases estaban orientadas por una árida y abstracta lógica escolástica
Durante esos años su afición por la lectura fue cubierta por la biblioteca de una tía que contenía libros
españoles y franceses.30 Allíleyó en secreto las obras de Feijoo que despertaron su entusiasmo,
adiestraron su forma de penetrar en los misterios de la realidad y sirvieron de contrapunto a la educación
tradicional que estaba recibiendo. Lecturas que fueron la causa de su salida del colegio porque cuestionó
a su maestro diciendo que lo que allí enseñaban no era digno de su atención y nunca lo aceptaría.31 Fue
el decidido apoyo de su madre, nada afecta a los dominicos y devota de los jesuitas, lo que permitió que
dejara el colegio para ingresar a la Universidad de Sevilla donde inició a sus estudios de filosofía y
teología. 
Desde ese momento su carrera fue similar a la de muchos jóvenes sevillanos que debían optar entre dos
vías: el conformismo con la anquilosada enseñanza española o procurarse una instrucción moderna y
crítica por caminos alternativos. El joven Blanco optó por abandonar el conformismo al que lo
impulsaba el entorno clerical de su familia y construyo su camino a partir de libros, maestros y amigos.
Como señala Durán López, esa elección es lo que llamamos Ilustración: racionalidad y sensibilidad,
pensamiento crítico, individualismo, secularización, fe en el progreso, reforma del Estado y la
sociedad.32 
28 Cartas de España, Introducción de Vicente Llorens, Traducción y notas de Antonio Garnica, Madrid, Alianza, 1972, p.
88. Existen varias ediciones, salvo se explicite lo contrario, las citas corresponden a la primera edición.
29 “White examina a Blanco”, p. 42.
30 Cartas de España, p.100.
31 Autobiografía, p.42.
32 Duran López, Fernando, José María Blanco White o la conciencia errante, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2005.
pp. 48-49. 
23
Pero, como veremos, en el inicio de su aventura intelectual no descartó el cursus honorum de la carrera
eclesiástica. En 1794 recibió las cuatro órdenes menores en su carrera hacia el sacerdocio, en 1796 se
ordenó subdiácono –que lleva aparejado el celibato-, en 1797 ingresó al Colegio Mayor de Santa María
de Jesús y obtuvo sus títulos de bachiller y licenciado en teología en la Universidad de Osuna, en 1799
fue ordenado sacerdote, logrando ganar en 1801 una oposición como capellán magistral en la Capilla
Real de San Fernando de la catedral de Sevilla.
Sevilla: maestros, amigos y libros (1790-1794) 
En la Universidad Hispalense conoció a Manuel María de Mármol y a Manuel María Arjona, quienes
ocuparon un lugar privilegiado en su despertar intelectual. El primero fue el tutor que le permitió
iniciarse en algunas ramas científicas, sus primeras nociones sobre poesía española y sus primeros
intentos en escribirlas.33 Pero su verdadera formación literaria se debe al segundo, quien lo invitó a
participar en los encuentros de lectura y coloquios que organizaba para estudiar retórica. Arjona estaba
formado en las fuentes culturales que preponderaban entre clérigos y literatos de la España de fines del
siglo XVIII: el neoclasicismo para el terreno estético y el enciclopedismo de la Ilustración francesa para
las ideas filosóficas, morales, religiosas y políticas. Sumando a ello las teorías jansenistas, de acuerdo a
cómo se entendía en España, es decir, como una concepción anti centralista que recelaba del primado de
Roma, auspiciaba una visión moderna y racional del cristianismo, una espiritualidad sobria, una moral
rigurosa y un retorno a la Iglesia primitiva a través de la traducción de las Escrituras a lengua vulgar
para mejorar la predicación y la catequesis. 34
Como la mayor parte de los libros que Arjona puso en sus manos estaban en francés, le recomendó que
iniciara su estudio prestándole las tragedias de Racine, con las cuales no sólo Blanco lo aprendió con
mayor rigor –aunque nunca logró hablarlo- sino también a dominar el clasicismo literario, el
adiestramiento poético y su puesta a prueba en la aplicación de la perceptiva. Al ello sumó el estudio del
italiano porque su comprensión constituía un aspecto central en la formación neoclásica.
Por iniciativa de Blanco se sumaron al círculo de Arjona dos estudiantes de teología: Félix José Reinoso
y Alberto Lista. El primero fue uno de los fundadores de la Academia de Letras Humanas de Sevilla
33 Cartas de España, p. 110. 
34 Duran López, Fernando, José María Blanco White…, pp. 51-61.
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(1793), para el cultivo de la historia política y literaria, lenguas, poesía, oratoria, mitología, y geografía.
Institución que proporcionó a sus miembros enseñanzas que no podían adquirir con los rígidos y
anquilosados programas académicos de las aulas universitarias. Sus miembros se reunían los domingos
en casa de alguno de los socios que podía disponer de una habitación adecuada. Blanco y Lista se
sumaron al año siguiente de su creación, cuando tenían diecinueve años. 35
Los miembros de la Academia, de acuerdo a lo establecido en su estatuto, estaban obligados a leer cierto
número de escritos a lo largo del año. En 1795 el joven Blanco presentó su primer escrito en prosa:
Censura de la oración que, en alabanza de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora leyó en la
Academia de Letras Humanas de Sevilla don Félix Reinoso el día 8 de noviembre de 1794. Pero el
principal género al que se dedicaron los jóvenes académicos fue la poesía, en cuya publicación, como
era común en la época, cambiaban sus nombres. Así Blanco fue Albino, Lista fue Licio y Reinoso fue
Fileno. En 1797 uno de los socios, Eduardo Adrián Vécquer, publicó una defensa de la Academia y una
serie de poesías de Blanco, Lista y Reinoso. Estas primeras poesías son para Durán López un típico
producto de la época: ejercicios clasicistas que no salen del convencionalismo del estilo y tiempo al que
pertenecen.36
Entre Sevilla y Cádiz: amores terrenales y crisis religiosa (1794-1799)
A pesar de sus nuevas lecturas Blanco siguió cumpliendo con todos las obligaciones de su estado
eclesiástico pero sin descuidar la vida mundana. En su Autobiografía dio cuenta del placer que le generó
un viaje realizado a la ciudad costera de Sanlúcar de Barrameda y a Cádiz, recordándolo como el
comienzo de una nueva etapa en su vida porque se enamoró de una joven que hizo flaquear sus
convicciones. Pero sus dudas religiosas se disiparon rápidamente al volver a Sevilla y participar de los
llamados ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, denominados por él como “terrores
35 Viñao, Antonio, José María Blanco White. Sobre educación, Madrid, Biblioteca Nueva, 2003, pp. 23-24 y Gil González,
José María “La Academia de Letras Humanas: figuras estelares junto a Blanco White”, en Archivo Hispalense 231, Sevilla,
1993, pp. 155-172.
36 Duran López, Fernando, José María Blanco White…, p. 55. 
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espirituales.”37 En 1795 realizó un segundo viaje a Cádiz para visitar a sus parientes. En esa oportunidad
fue al teatro, experiencia que generó en el joven de 20 años una “alegría desbordante” qué sólo fue
superada por el amor que sintió por otra joven gaditana a quien no se atrevió a manifestar sus
sentimientos.38 Cuando regresó a Sevilla ya había tomado la decisión de dejar el estado eclesiástico y
buscar una profesión que le permitiera casarse; situación que comentó a su madre que reaccionó no sólo
hostigando a su primogénito sino también llevando adelante un plan sistemático para hacerlo cambiar de
opinión, que generó el resultado esperado por ella.
Como hemos mencionado, en 1796 recibió su título de bachiller en teología y se ordenó subdiácono, que
implicaba el cumplimiento del celibato religioso. Esto causó una disminución del control materno sobre
su vida social porque yo no podría, aunque abandone su condición eclesiástica, contraer matrimonio.39
En sus escritos destacó que antes de la ordenación su padre, en una conversación privada, le dio la
oportunidad de cumplir su deseo de abandonar la carrera eclesiástica al decirle “que todavía estaba a
tiempo de escoger otrocamino” y que él lo ayudaría a buscar otra profesión. Pero el joven Blanco no
aprovechó la oportunidad porque “en aquel momento estaba completamente sometido y conquistado por
el amor de mi madre y convencido de que hacerla feliz a ella era la única manera de asegurar mi propia
felicidad.”40
Ese mismo año ingresó al prestigioso Colegio de Santa María de Jesús. Su nueva actividad, que
implicaba la participación en reuniones sociales con las autoridades y las más importantes familias
sevillanas, si bien le dejaba escaso tiempo para sus lecturas le abrieron nuevas oportunidades con las
mujeres porque “las mejores clases españoles están llenas de peligrosas trampas para un clérigo joven.”41
Así, conoció a una joven viuda que lo cautivó desde el primer momento. Nuevamente fue su madre la
que tomó cartas en el asunto, obligando a su hijo a viajar nuevamente a Cádiz donde paso seis meses en
casa de un pariente con una buena posición social viviendo en la pereza y el lujo. 
37 Autobiografía, p.72.
38 “White examina a Blanco”, p. 46.
39 En sus escritos autobiográficos y religiosos Blanco condenó la ley de celibato impuesta por la Iglesia Católica, expresando
que en España esa práctica “se guarda a costa de la moralidad del país”, Autobiografía, p. 88. Como prueba de esta
afirmación relató la historia que le había narrado su madre sobre un obispo que al conferir las órdenes sagradas menores, es
decir las que no obligan al celibato, aconsejaba “guárdate de ellas”, pero cuando ordenada a los subdiáconos les decía “qué
ellas se guarden de ti”, p. 89. En capítulos sucesivos veremos cómo su condena al celibato ocupó importantes páginas en su
periódico El Español, aspecto que también se evidencia en la traducción de una obra cuestionadora del mismo, llevada
adelante junto a Manuel de Sarratea y Vicente Pazos Silva, para su distribución en Buenos Aires. 
40 Ibíd. p. 85.
41 Ibíd. p. 99.
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Vuelto a Sevilla, y prometiendo a su familia no volver a tomar contacto con la joven viuda, regresó a sus
tareas eclesiásticas y se refugió en los libros, participando activamente en la Academia Particular de
Letras Humanas. Junto a sus amigos, principalmente Arjona, desarrollo un cristianismo deísta,
fuertemente impregnado por las lecturas de Rousseau, particularmente la Profesión de fe de un vicario
saboyano contenida en uno de los libros del Emile donde se define una religión natural, bondadosa y
racional que nuestro autor contrapuso a las supersticiones y la corrupción de la Iglesia.42
Sevilla: ordenación sacerdotal, refugio en los libros y labor educativa (1799-1805) 
Su ordenación sacerdotal se realizó en 1799, cuando contaba con 24 años. El relato de la misma se
encuentra en sus Cartas de España, a las que remite en su Autobiografía porque “el paso de los años ha
hecho más penosa la renovación de esos recuerdos.”43 En ellas, sin evitar la ironía, relató la ceremonia
donde participó su familia, amigos y “aquellos labios que hacía pocos meses hubiera muerto por besa”44,
seguramente aludiendo a la joven viuda.
 A los pocos días de su ordenación fue elegido Rector de su colegio -cargo que se ejercía en rotación por
los mismos colegiales-. Durante esos años las reuniones de la Academia de Letras Humanas se
realizaban en el Colegio de Santa María de Jesús, “refugio seguro contra las atracciones del mundo.”45
Para Durán López, esta etapa de la institución fue la más brillante debido a la madurez de sus integrantes
que en esos años lograron relegar el latín y dar prioridad a los autores modernos franceses, italianos e
ingleses. Si bien mantuvieron la práctica de composiciones líricas, esta fue acompañada por la poesía
filosófica, ilustrada y comprometida de acuerdo al modelo de Jovellanos, Meléndez Valdés y
Cienfuegos.46 
Por su dedicada labor en la Academia fue nombrado en diferentes ocasiones presidente, juez de premios,
revisor de obras y otros cargos honoríficos. Además ganó varios premios en los concursos realizados,
entre ellos sus biógrafos destacan el otorgado en 1796 por una disertación sobre la diferencia del estilo
poético y hasta qué punto se puede poetizar en las obras de elocuencia, y el de 1799 por su Discurso
42 “White examina a Blanco”, p. 34.
43 Autobiografía, p. 100 y Cartas de España, p. 118.
44 Cartas de España, p. 118.
45 Autobiografía, p.100.
46 Duran López, Fernando, José María Blanco White…, pp. 53-56.
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sobre si convendría restablecer el método de predicar de los Santos Padres 47cuya temática y forma de
abordaje es una muestra del jansenismo ilustrado español, centralmente su propuesta de renovación de la
predicación, especialmente la dirigida a los sectores populares, en aras de una mayor sencillez en sus
formas y expresiones, uniéndola a la catequesis como un instrumento de educación y formación moral y
religiosa.48
Los trabajos de la Academia se interrumpieron como consecuencia de la epidemia de fiebre amarilla que
azotó Sevilla; catástrofe que fue aprovechada por predicadores que aludían a la intervención de la ira de
dios ante la inmoralidad de los tiempos, adoptando un tono apocalíptico y exhortando a los fieles a
escapar de ella mediante mortificaciones y arrepentimientos. Esta actitud ocasionó el incremento de las
comunidades devotas consagradas a una estricta norma de vida. Entre ellas surgió la Escuela de Cristo
Hispalense, sociedad dedicada al fomento espiritual de los cristianos por medio de una devoción
personal, íntima y menos formalista que la que era norma en el catolicismo dominante, de la cual Blanco
y Lista se hicieron miembros en 1800.49 Se trató, quizás, de uno de los últimos intentos de nuestro autor
de salvar su fe, pero fue inútil porque sus contradicciones se agravaban diariamente tanto por sus
lecturas heterodoxas como por sus presiones internas, en la cuales la relación con las mujeres siguió
ocupando un lugar central.50
Para entonces la Academia Particular de Buenas Letras se había disuelto formalmente porque sus
principales integrantes habían seguido caminos distintos. Blanco inició el arduo proceso de oposiciones
para ascender en su carrera eclesiástica. Se presentó a la convocada para cubrir un cargo vacante en la
Capilla Real de San Fernando de Sevilla, que obtuvo y se convirtió en Magistral, lo cual le podría haber
deparado un próspero futuro. Pero no fue así porque a partir de 1802 entró en una profunda crisis
47 Méndez Bejarano, Manuel, Vida y obras…, p.34. El discurso está reproducido en Viñao, Antonio, Sobre educación, pp. 
119-132.
48 Viñao, Antonio, Sobre educación, p.24. El autor explica que la tesis central de Blanco plantea la vuelta al método de
predicación de la iglesia primitiva que había sido corrompido. Esta propuesta iba acompañada de una crítica a los
predicadores que actuaban en las celebraciones o fiestas religiosas buscando su propia gloria y no las enseñanzas sencillas de
las verdades cristianas. Para otros abordajes sobre la interpretación del discurso de Blanco y su vinculación con el
jansenismo, véase Murphy, Martin, El ensueño de la razón. La vida de Blanco White, Sevilla, Centro de Estudios Andaluces,
2011, pp. 58-60 (la edición original de la obra es de 1989, Blanco White Self-banished Spaniard, New Haven and London,
Yale University Press) y Duran López, Fernando, José María Blanco White…, pp. 60-61.
49 Sánchez Castañar, Francisco, “José María Blanco White y Alberto Lista en las Escuelas de Cristo Hispalenses” en 
Archivo Hispalense, Tomo 47, Sevilla, 1965, pp. 229-249.
50 Duran López, Fernando, José María Blanco White…, p.78.
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religiosa que lo condujo desde su sincera fe católica a la total incredulidad.51 De la misma dio reiteradas
explicaciones en varios de sus libros anticatólicos publicados en Inglaterra “Creía en la infalibilidad de
la Iglesia porque las Escrituras decían que era infalible, pero no tenía

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