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Neuropsicologia_Cognitiva_Tractografica

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NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
 
Neuropsicología Cognitiva Tractográfica 
Técnicas, capacidades y procesos 
 
 
Julián Marino 
Rodrigo Jaldo 
Juan Cruz Arias 
Alejandra Sadaniowski 
 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
SOBRE LOS AUTORES 
 
Julián Marino, doctor en psicología, estudió en la Universidad Nacional de 
Córdoba, Universidad de Granada (España) y Universidad de Utrecht (Holanda). 
Desarrolla microestructura de la cognición y psicología biomédica. Se especializó 
en neuropsicología con datos de difusión de resonancia magnética, dentro de 
Neurociencia Cognitiva y Afectiva. Es de la provincia del Chubut, ama la naturaleza 
(en particular la flora patagónica esteparia), la música (Pink Floyd y Chopin entre 
sus favoritos), pintura y literatura. Después de la Patagonia, siente mucho afecto 
por Andalucía y Holanda. 
 
Rodrigo Jaldo, finalizó sus estudios en psicología, es informático y diseñador. 
Inicia sus estudios de doctorado, en conectividad cerebral aplicada a trastornos 
cerebromentales (esclerosis múltiple). Su principal campo es Conectoma, una línea 
de trabajo que modeliza matemáticamente las redes de conexión cerebrales a 
partir de datos de sustancia gris y sustancia blanca. Su especialización la realiza en 
la Universidad de Utrecht, bajo la tutela de los Dres. Julián Marino y Alexander 
Leemans (PROVIDI, Países Bajos). Su interés se incluye en Neurociencia Cognitiva y 
Afectiva. Nació en Tucumán, desde pequeño vive en Córdoba, siente afecto por la 
Patagonia. Realiza artes marciales y actividades teatrales. Tolera el calor, incluso la 
humedad, pero tiene fuertes reparos ante el frío. 
 
Juan Cruz Arias, inició estudios de Psicología. Realizó trabajos en el práctico 
integrador, donde fue incorporado al Laboratorio de Neuroimágenes. Actualmente 
pertenece al equipo de investigación de la Fundación Oulton, junto a Marino y 
Jaldo. Su especialidad es el post-procesamiento de datos de difusión en resonancia 
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MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
magnética. Tiene interés en determinar mecanismos de funciones ejecutivas, en 
como incrementar el rendimiento, a partir de la interacción entre control inhibitorio 
y la default network. Se interesa por paradigmas de complejidad en Neurociencia 
Cognitiva y Afectiva. Juega al ajedrez a nivel internacional, está entre los principales 
rankeados de Argentina. Es de Ushuaia, Tierra del Fuego. 
 
Alejandra Sadaniowski, es licenciada en psicopedagogía por la Universidad del 
Salvador de Buenos Aires, Argentina. Se interesa por multiculturalismo y 
bilingüismo, especialmente en la población de Misiones y Paraguay. Trabaja en 
funciones ejecutivas, organización del lenguaje y relaciones del nivel 
socioeconómico con estas variables. Realizó una estancia doctoral en Cracovia, 
Polonia. Practica canotaje en el río Paraná y se interesa también por la 
neuropsicopaleontología, el sistema vascular de irrigación del bulbo nervioso 
superior del titanosaurio. 
 
Laboratorio de Neuroimágenes, Universidad Nacional de Córdoba: Fue creado 
por el Dr. Julián Marino, con el apoyo del Dr. Gustavo Foa Torres, de Medicina y del 
Instituto Oulton, y el Dr. Rodolfo Acosta, de Física. El objetivo de su creación fue 
cubrir la vacancia en la formación de psicólogos interesados en Neurociencia 
Cognitiva, aplicada a seres humanos. Tiene orientación hacia el conocimiento de 
los procesos cognitivos y afectivos mediante el uso de neuroimágenes, que son 
técnicas de adquisición de señales del sistema nervioso. Por lo tanto, utilizan 
Resonancia Magnética, Eye Tracker, Registros Psicofisiológicos y evaluaciones 
conductuales. Tiene un continuo intercambio internacional, siendo sus principales 
colaboradores-miembros, de las Universidades de Granada y Córdoba, de España, 
Utrecht (Holanda) y diferentes instituciones clínicas y académicas de México. Sus 
trabajos abarcan niveles moleculares (espectrometría), estructura de la sustancia 
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MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
gris, conectividad cerebral (redes neuronales); junto con desarrollos informáticos 
(post-procesado). Tiene una fuerte formación en valores, busca conocimientos 
aplicados que mejoren las condiciones de vida de las personas. Por ello, profundiza 
en el aprendizaje de que, la validez del conocimiento psicológico, proviene de la 
robustez de los datos que avalan lo que se afirma. Es afín a la neurociencia 
cognitiva, y a nuevas disciplinas, como psicología biomédica e ingeniería cognitiva 
y afectiva. Pertenece a las Facultades de Ciencias Médicas, la Fundación Oulton y 
Psicología. Su actual director es el Dr. Julián Marino, co-dirigido por el Dr. Gustavo 
Foa Torres y su asesor académico el Dr. en Física Alexander Leemans (Univ. de 
Utrecht, Holanda). 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
CAPÍTULO 1 
 
EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA TRACTOGRÁFICA: 
PRESENTACIÓN, METODOLOGÍA Y APLICACIONES 
 
 
 
La evaluación neuropsicológica es una descripción del funcionamiento cognitivo y 
afectivo basada en observaciones clínicas y aplicación de tests específicos (Lezak, 
2004). Implica determinar el estado de capacidades cognitivas, por ejemplo, 
atención, lenguaje, percepción, emociones, memoria, cognición social y funciones 
ejecutivas. Como estas capacidades están compuestas por subsistemas, la cantidad 
es indeterminada. Por ejemplo, dentro de la capacidad de memoria, y también en 
funciones ejecutivas, se evalúa la memoria de trabajo, y aún ‘dentro’ de ésta, el 
episodic buffer (Rudner & Rönnberg, 2008). Esta subdivisión arborizada ocurre en 
cada una de las capacidades. 
La evaluación neuropsicológica clásica (ENC), tal como se llamará a la que utiliza 
tareas comprendidas dentro de la clasificación de Chan, Shum, Toulopoulou, & 
Chen (2008), comprende principalmente tres factores. El primero consta de recabar 
datos autobiográficos del paciente, que revela sus principales dificultades. Incluye 
una entrevista, donde se revisión de la historia clínica y se aplican escalas 
estandarizadas, por ejemplo, de dificultades en la vida diaria, regulación de 
emociones, satisfacción con la vida, personalidad, impulsividad y aspectos 
específicos. Las escalas dependen del motivo de consulta y de la observación del 
profesional. Éste tiene a disposición un conjunto amplio de registros conductuales, 
por lo que utilizará los que demande puntualmente la situación. Es importante 
señalar que las evaluaciones neuropsicológicas, al tener por objetivo la descripción 
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del funcionamiento cognitivo, se solicitan con frecuencia para personas afectadas 
por demencias o alteraciones de capacidades mentales, entonces el paciente suele 
estar acompañado de un familiar que, en ocasiones, responde las preguntas de los 
instrumentos mencionados (Chan et al. diferencian tres tipos de instrumentos, 
según la época de elaboración y su relación con una teoría cognitiva). 
El segundo factor implica la valoración cualitativa de gnosias y praxias. Se pide al 
paciente que realice actividades como buscar un número en la guía telefónica, 
clasificar naipes en un mazo, cumplir órdenes dictadas mediante el lenguaje oral, 
escribir una petición, pedirle que modifique la expresión emocional del rostro, 
variando la demanda en función de las emociones básicas (Nijboer & Jellema, 
2012). Es habitual que realice secuencias motoras, tales como las estructuradas en 
el inicio de la neuropsicología soviética (Luria, 1976). No hay una estructura fija, el 
neuropsicólogo se extiende lo suficiente para consolidar un juicio clínico 
aproximativo. Setrata de una pesquisa no estandarizada, pero que tiene valor 
abductivo (Samaja, 1994) para escoger tareas estandarizadas que incluirá en la 
tercera parte. 
El último factor de la ENC incluye tanto baterías estructuradas de tests 
neurocognitivos, por ejemplo, el programa de exploración neuropsicológica 
Barcelona (Peña-Casanova et al., 1991), como tests y tareas (para conocer la 
diferencia, el artículo ya mencionado de Chan et al. diferencia etapas). Este 
apartado brinda seguridad al profesional, ya que las pruebas están acompañadas 
de un manual detallado de interpretación y tienen, a la vez, normas interpretativas. 
Además, existen pruebas como el Trail Making Test (Zakzanis, Mraz, & Graham, 
2005) que tienen una gran cantidad de estudios sobre sus propiedades. 
El valor obtenido por el paciente se compara con el esperado, en función de 
variables de relevancia, tales como sexo, edad, nivel educacional, y otras específicas 
del motivo de la consulta (hay baterías diseñadas exclusivamente para evaluar 
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funciones ejecutivas, por lo que contemplan un consumo de medicación que afecte 
a las mismas). La puntuación transformada del valor observado depende del 
método estadístico empleado por quienes crearon la prueba, donde se destaca la 
función asumida de probabilidad de distribución de los valores. Lo más relevante 
de la utilización de valores normativos es la adecuación al contexto demográfico de 
la persona evaluada. Por ejemplo, los valores normativos del CANTAB (Robbins et 
al., 1994), creado en Cambridge, Reino Unido, no son aplicables en Latinoamérica. 
De allí la importancia que tienen las adaptaciones, que a veces incluyen cambios en 
partes estructurales de las pruebas (Ramírez, Ostrosky-Solís, Fernández, & Ardila, 
2005). 
Sin embargo, en la ENC, también hay estrategias combinatorias de baterías 
estructuradas y tests ‘aislados’. El uso de los llamados ‘isolated tests’, escogidos a 
criterio del profesional, se relaciona con su experiencia clínica, la participación en 
investigaciones, el conocimiento acabado de sus propiedades psicométricas, y, en 
general, de la intuición acerca de cómo impactarán en el informe final las ‘muestras 
de conductas’ (un test puede definirse de esa manera) (Marino, 2010). Conocer la 
participación de las capacidades cognitivas, de forma gradual, y en tiempos 
específicos (Barrett, 2009) tiene una complejidad superlativa. En una tarea, la 
intervención de las capacidades cognitivas, puede ser descripta mediante la 
metáfora de la cocción de un alimento, siguiendo una receta de cocina. Kalisch 
(2009) realizó una revisión sobre la re-interpretación (reappraisal) de eventos 
emocionales, para disminuir su efecto aversivo. Tuvo en consideración el tiempo de 
mantenimiento en la memoria de los eventos negativos, la actividad de la memoria 
de trabajo, el updating, el arribo conceptual que resignifique la situación (Kumaran, 
Summerfield, Hassabis, & Maguire, 2009), la monitorización del evento y el 
mantenimiento de la meta, dentro de un espacio de tareas. En conclusión, un 
reappraisal eficaz implicó un consumo metabólico masivo en la corteza cerebral. Su 
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conclusión fue que ‘time matters’, el tiempo es una variable crucial, pocas personas 
eran capaces de combinar tal cantidad de interacciones. 
La ENC opera ‘a ciegas’ en función de que el sistema cerebromental tiene un 
comportamiento no pesquisable mediante los tres factores descriptos. La 
necesidad de acceder a la percepción simultánea de la conducta y la actividad 
cerebral a través de diferentes señales, multimodales, se volvió básica dadas las 
técnicas disponibles. En tal sentido, mientras no existen técnicas de adquisición, no 
hay necesidades creadas. Pero una vez disponibles, generadas por la ingeniería 
científica, el uso de lo más avanzado implica responsabilidad en salud, destino 
adecuado de fondos y abandono de supersticiones e inercias que por indolentes 
promueven la ignorancia. 
 
La evaluación neuropsicológica tractográfica 
 
En los últimos años, se desarrolló un método de post-procesamiento de los datos 
de difusión (secuencia de Resonancia Magnética, en adelante RM), que permite la 
reconstrucción de la sustancia blanca in vivo, y posteriormente, la disección de los 
principales tractos que funcionan como ‘autovías’ dentro del sistema nervioso, 
principalmente central (Basser & Jones, 2002; Catani, Howard, Pajevic, & Jones, 
2002; Jones & Leemans, 2011; Mattiello, Basser, & Le Bihan, 1997; Tax, Vos, & 
Leemans, 2016). Estas ‘autovías’, o tractos, conectan las diferentes regiones de 
sustancia gris, permitiendo comprender la conectividad estructural entre zonas 
consideradas módulos de capacidades cognitivas. 
La conectividad estructural es el estudio cuantificado de los tractos que unen los 
módulos de sustancia gris, asociados a capacidades cognitivas. La cuantificación se 
logró porque la aplicación de modelos de tensores de difusión (Vos, Jones, 
Viergever, & Leemans, 2011), superó los límites de la difusión aparente (Kennedy & 
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Raz, 2009), estableciendo, mediante métodos determinísticos o probabilísticos, 
medidas de conectividad, basadas en la distribución del eje isotropía-anisotropía 
en cada vóxel y en la coherencia de la orientación angular (ver explicación 
detallada en materiales y métodos). Con los algoritmos determinísticos o 
probabilísticos, la sustancia blanca dejó de ofrecer solamente una imagen con 
datos de actividad/inactividad, ya que el post-procesamiento adecuado, dio origen 
a la Evaluación Neuropsicológica Tractográfica (ENT). 
La ENT parte del conocimiento establecido de que la sustancia blanca, lejos de ser 
un cúmulo caótico de fibras que conducen impulsos eléctricos, implica tractos 
específicos, comunes a los seres humanos, y comparables entre especies. Por 
ejemplo, el ser humano es la única especie que tiene un tracto, el fascículo 
uncinado, que comunica la sustancia gris orbito frontal con la parte anterior de la 
región temporal y la zona amigdalina del sistema límbico (Catani et al., 2012; Catani 
& Thiebaut de Schotten, 2008). Esto se debe a que el desarrollo del lenguaje, en los 
seres humanos, permitió conectar la zona de toma de decisiones (orbitofrontal) 
con la activación del arousal emocional (amígdala) y la abstracción semántica (polo 
temporal) (Villegas et al., 2015). 
De esta manera las capacidades y los procesos cognitivos, pueden ser evaluados 
mediante datos novedosos, provenientes de señales electromagnéticas. Si bien 
tiene un costo tecnológico significativamente más elevado, y requiere una 
capacitación de mayor complejidad, su aplicación puede reducir costos, a largo 
plazo, si se tienen en cuenta los daños ocasionales que pueden causarse por 
omisión de su uso. 
Además, progresivamente, le dan mayor confiabilidad a los valores que presentan 
los instrumentos desarrollados en la ENC. Según los atlas de tractos cerebrales más 
actualizados, existen aproximadamente 20 tractos, entre los intrahemisféricos y los 
interhemisféricos. A medida que se realizan subdivisiones de tractos, aumenta la 
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especificidad con los procesos cognitivos correlacionados. Por ejemplo, hay autores 
que dividen el cuerpo calloso en seis partes (Hofer & Frahm, 2006), adjudicándole a 
cada una la unión de capacidades cognitivas diferentes, lo que incrementa la 
cantidad de procesos cognitivos que evalúa una ENT. 
Para que una ENT resulte confiable, se requiere en primer lugar de un equipo de 
RM que adquiera secuencias de datos de difusión con una cantidad de direcciones 
suficiente para realizar una reconstrucción tractográfica. Es frecuenteque, en los 
centros clínicos, cuando se realizan difusiones de emergencia (por ejemplo, 
accidentes cerebro vasculares) se utilicen 3 o 6 direcciones. Sin embargo, una 
reconstrucción tractográfica requiere de la aplicación de, al menos, 32 direcciones 
no coplanares y no colineales, con gradientes de difusión de dos valores diferentes 
(beta valores), al menos tres imágenes b0 y una potencia de campo magnético con 
valor mínimo de 1.5 Teslas (Soares, Marques, Alves, & Sousa, 2013). 
La ENT se realiza mediante el post-procesamiento de las matrices de datos de 
difusión, combinando b-vectores, b-values en el marco de la adquisición, para 
formar las matrices con valores de pérdida de señal giromagnética. Sin embargo, 
cabe destacar que, una vez obtenidos estos estándares mínimos, se requiere seguir 
una línea de procesado (pipeline) (Leemans, 2009) que asegure el control de 
calidad de los datos. 
El detalle completo del pipeline de segmentación de tractos excede, por su 
complejidad, este texto. Se busca mostrar su relevancia, e ilustrar su utilidad 
mediante un caso de extracción de un tumor cerebral orbitofrontal y otro de 
Esclerosis Múltiple (EM). Esto no restringe, en absoluto, que su aplicación consista 
únicamente en estas prácticas, ya que el conocimiento de la organización de las 
vías de conexión estructural, cruzado con los datos de la ENC, le dan a la 
evaluación neuropsicológica, incluso, nuevas incumbencias profesionales, lo que 
impacta en nuevas organizaciones curriculares. La psicología del futuro tiene cada 
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vez más en cuenta la captura de señales del sistema nervioso, su conversión en 
datos, e integración en matrices, que se incorporan a sistemas teóricos, en 
diferentes niveles de análisis, que se extienden desde lo psicosocial hasta lo 
molecular. 
Los estadísticos calculables mediante una ENT son principalmente 4. La fórmula de 
cálculo está basada en sucesivas ecuaciones, basadas en la relación de Einstein 
entre difusión, tiempo y espacio (Tax et al., 2016), luego la aplicación de la ecuación 
Stejskal-Tanner (Stejskal & Tanner, 1965), los tensores de difusión (Basser, Pajevic, 
Pierpaoli, Duda, & Aldroubi, 2000), y, en la actualidad, las deconvoluciones esféricas 
(Roine et al., 2015). En un artículo que resumió los estadísticos y su interpretación, 
Bosch et al. (2012) asoció la anisotropía fraccional a la conectividad de un tracto, la 
difusión axial a la integridad axonal, la difusión radial al grado de mielinización y la 
difusión media a la movilidad permitida, lo que admite una interpretación relativa 
al motivo de consulta (por ejemplo, en una fase aguda de ACV la disminución de 
este índice indica rápidamente cuál es la zona afectada por el accidente). 
De esta manera, los expertos en disección de tractos, sustentados sus 
conocimientos en anatomía comparada (Thiebaut de Schotten, Dell’Acqua, 
Valabregue, & Catani, 2012), establecieron los principales tractos que componen 
una ENT. La skeletonización de la sustancia blanca (Bach et al., 2014; Smith et al., 
2006), distorsiona radicalmente la realidad tractográfica, aunque tenga aceptación 
por la garantía de independencia de los resultados frente al diseccionador (Bach et 
al., 2014). Sin embargo, el uso de segmentaciones semi-automatizadas se presentó 
en Lebel, Walker, Leemans, Phillips, & Beaulieu (2008), que investigaron la 
maduración de los tractos de los 5 a los 30 años de edad, calculando la anisotropía 
fraccional, con el método de Atlas Based Segmentation Tracts (ABTS), un trade-off 
entre la segmentación por expertos y la automatización. 
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Sin embargo, la ENT prevé la disección manual, ya que, justamente, la sustancia 
blanca de cada persona se corresponde con variaciones a veces dramáticas, ante 
determinadas injurias (por ejemplo, cirugías), por actividades específicas (por 
ejemplo músicos, o lectores de alto nivel), deterioros de la sustancia blanca en 
enfermedades desmielinizantes, por ejemplo, EM (Van Hecke et al., 2011). La 
reorganización tractográfica tiene una varianza elevada entre sujetos, que ingresa 
en un nivel de análisis hasta entonces no considerado, y radica allí el aporte del 
conocimiento neurocognitivo que proporciona la ENC. 
Los tractos diseccionados en la ENT obedecen a dos importantes consideraciones: 
a) los valores de referencia solo se pueden aplicar en un equipo resonador 
específico, calibrado, con amplio dominio del mismo, y de los elementos que 
intervienen en la adquisición (por ejemplo, estado de las antenas). No se puede 
extrapolar una tabla de valores normativos de un equipo resonador a otro. En el 
presente, se está desarrollando un método basado en ABTS y proporciones 
esperadas (Jaldo & Marino 2017), en el que, aunque cambien los valores medios de 
un equipo resonador a otro, las proporciones relativas de anisotropía fraccional 
entre dos tractos segmentados (por ejemplo, fórnix y fascículo longitudinal 
inferior), mediante mapas compartidos de anisotropía fraccional, significativamente 
tienden a mantenerse. Esto, sin embargo, está en desarrollo; y b) en la actualidad la 
disección tractográfica ENT es manual, con segmentación por expertos, aunque 
incluya deformaciones programadas en ABTS. Para ello se requiere la publicación 
de un atlas, que debe incluir una guía anatómica tridimensional, con marcadores 
para la colocación de los operadores de las regiones de interés, ya que el método 
de extracción final del tracto funciona con álgebra booleana (Leemans, 2009). 
En la figura 1 se presenta la disección de los tractos prefrontales, pertenecientes a 
una tractografía. Las funciones cognitivas atribuidas a cada tracto corresponden al 
anglicismo conceptual Catani’s Cognitive Functions (CCFs) (Catani et al., 2012; 
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Catani & Mesulam, 2008; Thiebaut de Schotten et al., 2011). Las CCFs se 
caracterizan por ser globales, sin especificidad, lo que implicó cuestionamientos. 
Sin embargo, a favor del uso de CCFs, cuando se asocia un tracto a la cognición, no 
puede reducirse la función a los resultados de un experimento particular. Por 
ejemplo, el fascículo fronto-temporo-occipital fue correlacionado con el tono de 
voz agresivo/ amable parental (Whalley et al., 2015), pero si tal fuera la función 
exclusiva de este tracto, cada experimento refutaría la función propuesta, dada la 
variedad de procesos que se estudian. 
Por lo tanto, se decidió mantener las CCFs, y fomentar la utilización de la metáfora 
de que, dado un número acotado de capacidades cognitivas, la conexión 
estructural permite una cantidad aún no determinada de procesos. La figura 1 es 
suficientemente clara al respecto: 
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Figura 1.1: Disecciones de tractos conectados a la región prefrontal dentro de una 
ENT. Cada color de los tractos corresponde al color de las letras de las Catani’s 
Cognitive Functions. 
 
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En cambio, en la figura 2 se pueden observar las puntuaciones transformadas z en 
un caso clínico (el caso A), descripto a posteriori. En el fingerprint se observa que, 
en función de los valores normativos del equipo resonador descripto en la sección 
metodología, la disminución de la conectividad fue significativa en general, pero, 
en especial, en los tractos relacionados con la sintomatología clínica. 
 
 
Figura 1.2: Comparación de la conectividad de los tractos, entre los valores de 
referencia frente al caso clínico A. El círculo puntuado negro representa los valores 
0 de la puntuación Z. Los puntos rojos corresponden al puntaje Z de los valores de 
Anisotropía Fraccional de cada uno delos tractos diseccionados del caso. 
 
 
MATERIALES Y MÉTODOS 
 
-5,00
-4,00
-3,00
-2,00
-1,00
0,00
1,00
2,00
3,00
4,00
5,00
Call_Full_AF
Arque_Right_Full_AF
Cing_Right_Full_AF
CoRad_Right_Full_AF
Fornix_Right_Full_AF
FrOccInf_Right_Full_AF
LongInf_Right_Full_AF
PedCer_Right_Full_AF
Unc_Right_Full_AF
Com_Full_AF
Unc_Left_Full_AF
PedCer_Left_Full_AF
LongInf_Left_Full_AF
FrOccInf_Left_Full_AF
Fornix_Left_Full_AF
CoRad_Left_Full_AF
Cing_Left_Full_AF
Arque_Left_Full_AF
Puntajes Z Anisotropía Fraccional
Puntaje Z Caso Z=0
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MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
Población 
 
El objetivo de este trabajo fue presentar la evaluación neuropsicológica 
tractográfica (llamada ENT en este trabajo). Por lo tanto, se escogieron 2 casos, 
para ilustrar como se realiza, visualiza, sintetiza y aplica la información que brinda. 
El caso clínico A fue una mujer de 40 años, de educación secundaria incompleta, de 
una población del interior de Córdoba. El caso clínico C fue un varón, de 42 años, 
con diagnóstico de EM. En todos los casos se realizó una evaluación 
neuropsicológica clásica, con tareas por ordenador y de lápiz y papel. 
 
Instrumentos 
 
Las imágenes fueron obtenidas mediante un scanner Philips Achieva (1.5 T) 
perteneciente al Centro de Tomografía Computada Córdoba -Fundación Oulton. 
Para las imágenes estructurales sin ponderación de difusión se utilizó una matriz de 
reconstrucción de 232 X 232, con una secuencia T1 volumétrica con los siguientes 
parámetros: amplitud por ‘slice’ 1 mm, gap 0 mm; TR/TE 500/50, tamaño de 
vóxeles: 1 X 1 X 1. El campo de visión tuvo los siguientes parámetros: FOV RL (mm) 
257 FOV AP (mm) 256 FOV FH (mm) 176. En las imágenes obtenidas por 
ponderación de difusión se utilizó una matriz de reconstrucción de 112 X 132, con 
secuencias eco-planares ITD ‘single-shot’ con los siguientes parámetros: amplitud 
por ‘slice’ 2 mm, gap 0 mm; TR/TE 9900/80, tamaño de vóxeles: 2 X 2 X 2; cantidad 
de direcciones de difusión = 32; beta valor en unidades s/mm2 = 1000. El campo 
de visión tuvo los siguientes parámetros: FOV RL (mm) 192 FOV AP (mm) 226 FOV 
FH (mm) 105. 
El post-procesamiento fue realizado offline utilizando Matlab 2014a y ExploreDTI 
v4.8.6. Las imágenes adquiridas de secuencias T1 y las imágenes por ponderación 
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de difusión fueron convertidas a formato ‘NIfTI’, y se generó la reconstrucción de 
todas las imágenes en una única matriz. Se realizó corrección de movimiento sobre 
el espacio cerebral nativo de sujeto. Sobre la matriz reconstruida se generó una 
tractografía (ver detalle posterior) de cerebro entero, excluyendo fibras de longitud 
menor a 10 mm y mayores a 500 mm; se estableció un rango de AF entre .2 y 1, y 
se utilizó un método de interpolación ‘linear’. Luego de generar la tractografía de 
cerebro entero, se realizó un análisis de regiones de interés (RDI) con el objetivo de 
aislar grupos de fibras específicos (fascículos). Se utilizaron RDI con conectores 
lógicos AND (para incluir fibras en el análisis) y NOT (para excluir fibras no 
relevantes en el análisis). Cada análisis de RDI se realizó en los dos hemisferios 
cerebrales sobre el espacio nativo de cada sujeto. Para ubicar las RDI sobre la 
matriz reconstruida y segmentar cada tracto se utilizó como referencia el Atlas 
Córdoba de Conectividad Cerebral Humana, que tiene sus fundamentos en Catani 
& Thiebaut de Schotten (2008). 
 
Tractografías 
 
Las tractografías se realizaron mediante la autodescomposición del tensor de 
difusión para obtener los autovectores y autovalores de cada vóxel. El autovector 
correspondiente al autovalor más elevado describe la orientación principal de 
difusión (OPD) en cada vóxel. Suele asumirse que esta orientación corresponde al 
eje paralelo a las barreras axonales que oponen limitaciones a la difusión. Entonces, 
esta medida informa sobre la sustancia blanca y, de forma consecuente, la 
conectividad cerebral. 
La tractografía es una técnica que permite utilizar esa información para reconstruir 
las fibras de sustancia blanca. Esto se realiza mediante un proceso exploratorio de 
la OPD en cada uno de los vóxeles. Se propagan líneas fibrilares tomando como 
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punto de partida un vóxel semilla, teniendo en cuenta criterios de semejanza de la 
OPD entre los vóxeles vecinos. Por ejemplo, cuando los valores de OPD de los 
vóxeles vecinos están fuera del criterio que fue definido, se detiene la línea fibrilar. 
Uno de los criterios es la coherencia angular, que significa que la OPD del vóxel 
vecino esté dentro de los rangos angulares preestablecidos. Otro de los criterios 
utilizados es el umbral de anisotropía fraccional, que cumple la función de evitar la 
propagación de líneas fibrilares en sustancia gris o líquido cefalorraquídeo. Esto se 
debe a que la sustancia blanca presenta anisotropía alta en comparación con otros 
tejidos. También suele delimitarse la longitud mínima y máxima para las líneas 
fibrilares, para evitar reconstrucciones no representativas del tejido. En la Figura 3 
se observa un esquema del proceso de propagación de línea fibrilar, mostrando 
cómo la coherencia angular define la reconstrucción. 
 
 
Figura 1.3: Esquema del proceso de propagación de línea fibrilar. Las líneas dentro 
de los cuadrados representan la OPD. En azul el vóxel semilla, en verde los vóxeles 
a partir de los cuales se reconstruye la fibra, y en rojo los vóxeles vecinos que 
fueron descartados por no cumplir con el criterio de semejanza angular. En (a) se 
observa el vóxel semilla y en (b) la propagación de línea fibrilar. 
 
En la Figura 4 se observa un ejemplo individual de línea fibrilar y la OPD de los 
vóxeles a partir de los cuales se reconstruyó. 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
 
Figura 1.4: Ejemplo de línea fibrilar en un corte axial inferior de un mapa de 
anisotropía fraccional codificado direccionalmente con color. En (a) se muestra la 
ubicación del corte axial. En (b) puede observarse la línea fibrilar reconstruida en 
una región del corte, la OPD de cada vóxel está representada con un pequeño 
cilindro. 
 
En esta investigación se llevó a cabo una tractografía de cerebro completo. Es un 
proceso de propagación de línea fibrilar desde cada uno de los vóxeles del 
parénquima cerebral. Este proceso requiere precaución respecto al impacto de los 
parámetros en los resultados. En la Figura 5 se observa una imagen comparativa de 
tractografía a partir de un vóxel semilla y tractografía de cerebro completo. 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
Figura 1.5: Ejemplos de (a) tractografía a partir de un vóxel semilla (en azul) y (b) 
tractografía de cerebro completo. La imagen subyacente es un mapa de 
anisotropía fraccional en escala de grises. Las líneas fibrilares están codificadas 
direccionalmente con color. 
 
 
RESULTADOS 
 
Caso clínico A: sección post quirúrgica del fascículo fronto-temporo-occipital; 
consecuencias cognitivas y afectivas 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
Figura 1.6: Disección de los fascículos fronto-temporo-occipitales (en verde) 
superpuesta a un plano axial de la imagen estructural de la paciente, vista desde 
arriba. La flecha azul indica la zona de extracción quirúrgica (resaltada en rojo). El 
fascículo fronto-temporo-occipital derecho realiza un recorrido extenso y directo 
desde la corteza occipital hasta la corteza frontal (indicado por la flecha roja, 
resaltado en amarillo). En el hemisferio izquierdo se observa que la porción anterior 
realiza un recorrido lateralizado no esperable. 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKIFigura 1.7: Disección de los fascículos uncinados (en verde) superpuesta a un 
plano axial de la imagen estructural de la paciente, vista desde abajo. La flecha roja 
indica la zona de extracción quirúrgica (resaltada en rojo). El fascículo uncinado 
derecho conecta de forma esperable la porción anterior del lóbulo temporal con la 
corteza orbitofrontal (indicado por la flecha azul, resaltado en amarillo); mientras 
que las fibras del fascículo uncinado izquierdo que realizan un recorrido no 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
esperable en su porción anterior, región que coincide con la zona de extracción 
quirúrgica (resaltada en rojo). 
 
 
Figura 1.8: Disección del cuerpo calloso (en verde) superpuesta a un plano axial 
(izquierda) y también sagital (derecha) de la imagen estructural de la paciente, vista 
desde arriba. La flecha azul indica la zona de extracción quirúrgica resaltada en 
rojo. Se observa que el genu izquierdo del cuerpo calloso realiza un recorrido 
lateralizado (fibras en rojo, señaladas por la flecha roja). 
 
 
Caso clínico C: Esclerosis Múltiple 
 
 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
Figura 1.9: Disección del cuerpo calloso (en verde) superpuesta a un plano sagital 
(izquierda) y también axial (derecha) de la imagen estructural del paciente, vista 
desde un lado. Obsérvese la ausencia de fibras en la región posterior del cuerpo 
medio del cuerpo calloso, que conectarían las cortezas parietales (resaltadas en 
azul). 
 
 
Figura 1.10: Disección de la corona radiada derecha (imagen izquierda) e izquierda 
(imagen derecha), superpuestas a planos sagitales mediales de la imagen 
estructural del paciente. La corona radiada no realiza el recorrido esperado, sino 
que se visualiza ausencia de fibras que irradien hacia las cortezas frontal, motora, 
parietal y occipital. 
 
 
CONCLUSIONES 
 
Lo expuesto indica que la evaluación neuropsicológica ingresa en un nivel de 
análisis hasta entonces no alcanzado por la ENC. Este remite a la conectividad 
estructural, medida por tractografía. La disección tractográfica es un producto de 
una secuencia de RM, basada en la sensibilidad a la difusión de las moléculas de 
agua dentro del parénquima cerebral. Los tractos ofrecen diferentes niveles de 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
restricción a estas moléculas, de acuerdo al grado de compactación de sus tres 
principales capas: epineuro, perineuro y endoneuro (Reijmer et al., 2012). 
Con la incorporación de ENT los encargados de diferentes aspectos del 
funcionamiento cerebromental tienen a disposición un mapa ‘geográfico’ e 
indirectamente funcional (conectividad inferida por nivel de restricción) de la 
organización de la conexión entre los módulos de sustancia gris. Esto tiene una 
significativa repercusión en enfermedades desmielinizantes, donde el daño en la 
sustancia blanca, lejos del aplanamiento propio de las demencias, está centrado en 
puntos particulares. Por lo tanto, conocer cuáles son los vóxeles donde la injuria 
está focalizada, y cuál fue la reorganización de la sustancia blanca, es de crucial 
importancia. La relevancia está en la fase de detección, y en la organización del 
tratamiento. En el caso de EM (C) presentado, se aprecia que el hemisferio 
izquierdo tiene un nivel significativamente superior de integridad. Por lo tanto, las 
estrategias de rehabilitación tienen que estar conducidas por estos datos, y no por 
presunciones ‘a ciegas’ de cuál es la organización estructural desarrollada. 
En el caso A se aprecia como la sección del fascículo fronto-temporo-occipital en la 
cirugía se asocia a los síntomas clínicos de alteración de la visión. A la vez, esto 
concuerda con estudios de entropía-permutación, realizados con EEG, que hallaron 
durante años un descenso de este valor en la parte occipital, siendo que la cirugía 
se realizó en la parte prefrontal. 
El costo adicional de la ENT tiene que considerarse en función de su impacto en el 
nivel de salud individual, en la eficacia de la rehabilitación, y, por lo tanto, en el 
tiempo posterior de tratamiento. De allí que, una inversión inicial, ocasiona 
beneficios posteriores, en el marco de que la prioridad por la salud poblacional 
debería ser un valor fundamental en una sociedad civilizada. 
También en relación a costos, y aplicación, las disecciones ENT varían en nivel de 
detalle. Por ejemplo, Niogi, Mukherjee, Ghajar, & McCandliss (2010) diseccionan la 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
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corona radiada en cinco partes, para correlacionar la conectividad de la radiación 
óptica con la intensidad de la sintomatología en trastornos del estado de ánimo 
(Jenkins et al., 2016). Si bien el nivel de detalle puede ampliarse hasta alcanzar la 
cantidad total de vóxeles utilizados, cabe recordar que en ENT es importante 
contar con valores normativos de interpretación de los índices de conectividad, 
injuria axonal, mielinización y movilidad de cada tracto y sus segmentos. Esto es 
relevante, ya que un atlas que guíe la disección ENT, con operadores booleanos, 
debe establecer criterios anatómicos claros para colocar las regiones de interés y 
orientar la captura de un tracto. 
De esta forma, la ENT implica un aporte significativo al ingreso de la evaluación 
neuropsicológica a la psicología del futuro que Barrett (2009) describió, con 
capacidades y procesos cognitivos movilizados por constitutivos cada vez más 
cercanos a los primitivos psicológicos. También, implica abandonar el dualismo 
mente-cuerpo, que ha provocado daños significativos en la atención de patologías 
neurosicológicas, por tratamientos exclusivamente verbales en personas que 
hubieran recuperado años irreparables de salud si hubieran capturados señales del 
sistema nervioso, transformables en datos, que puedan ser interpretados dentro de 
los diferentes niveles de análisis de la neurociencia cognitiva y afectiva. 
 
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CAPÍTULO 2 
 
FUNCIONES EJECUTIVAS 
 
 
Funciones Ejecutivas (FEs) es un concepto que resume la actividad superior 
cognitiva. En su origen significa dirigir el comportamiento hacia una meta, lo que 
implica la inhibición de la red por defecto (o inercia cognitiva) (Fassbender et al., 
2009). Hubo una etapa, entre 1980 y el año 2000, en que el concepto de FEs abarcó 
tantas funciones parciales (por ejemplo planificación, secuenciación, inhibición, 
monitoreo, control, supervisión, razonamiento, formación de estrategias, toma de 
decisiones y varias más) (Lezak, 2004), que en el año 2000 fue ‘celebrado’ el trabajo 
de Akira Miyake, de la Universidad de Colorado, USA (Miyake et al., 2000). Este 
investigador resumió las FEs en tres funciones principales: el control inhibitorio, la 
actualización (updating) de lamemoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva. 
También publicó que hay una porción de las FEs que es ‘compartida’, es decir, no 
puede ser fraccionada en una función parcial. 
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA TRACTOGRÁFICA 
MARINO, JALDO, ARIAS & SADANIOWSKI 
 
 
Figura 2.1: Esquema de las Funciones Ejecutivas. Debajo: vistas coronal, sagital y 
axial de los tractos cerebrales involucrados. 
 
Desde entonces, el modelo de Miyake se ha utilizado con elevada frecuencia. No es 
posible trazar un límite claro entre las FEs y conceptos que quedaron fuera de tal 
modelo, como planificación. Sin embargo, la esencia del concepto de FEs es que, 
para alinear el comportamiento detrás de una meta, es necesario inhibir el 
funcionamiento errático, ‘sin esfuerzo’. Tal inhibición conlleva consumo de 
recursos, lo cual fue evidenciado en los trabajos de Pessoa (2009) sobre el 
cingulado y la corteza dorsolateral prefrontal. La metáfora de que las funciones 
sean ‘ejecutivas’ convoca los verbos ‘concretar, decidir, lograr’; pero, desde una 
perspectiva evolutiva, la clave de las FEs es inhibir una respuesta ante un estímulo 
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prepotente, generando una alternativa, que suele ocasionar ‘demoras en la 
gratificación’. Existen evidencias de que el control inhibitorio es la primera de las 
FEs en madurar, lo que la convierte también en la más básica de todas. Detener una 
conducta ante un estímulo atractivo es el primer signo de generación de FEs en un 
niño. Se han realizado experimentos donde se coloca al niño en una situación de 
postergación, y se visualiza el esfuerzo que realiza, tanto en los músculos faciales 
como en la conducta motora. 
La flexibilidad cognitiva es la creación de una alternativa. Una persona está inmersa 
en una situación, pero puede inhibir y realizar un cambio de perspectiva. Esta 
definición tampoco es precisa, pero su esencia es la creación de opciones. Hay un 
vínculo entre inhibir, activar una opción y conceptualizar una meta. Este último 
concepto remite a formar una ‘masa ideacional’ (metáfora sumamente difusa) que 
tracciona el comportamiento, alineando las capacidades. De manera sinérgica, la 
inhibición, la flexibilidad y la meta conceptual, dotan de complejidad al 
comportamiento. 
La memoria de trabajo pertenece a los sistemas de memoria, pero la actualización 
de la misma implica el ingreso de información, formando cadenas relacionadas con 
la información anterior (Collette & Van der Linden, 2002). Esto produce que la 
persona viva en una temporalidad ‘extendida’, lo que en algún momento fue 
señalado como ‘función de trascendencia’. La constante actualización de la 
memoria de trabajo, dentro de un ‘span’ o amplitud temporal, permite anudar 
acontecimientos (en este caso ‘acontecimiento’ tiene un significado muy general), 
ingresa a la persona en la temporalidad, organizada por una estructura que puede 
ser resumida en: ‘todavía no’, ‘pasa’ y ‘ya fue’. 
El modelo de Miyake conforma una buena explicación del modo en que un ser 
humano logra alinearse tras una meta conceptual. Luego, la generación de 
estrategias, corresponde a lo que se llaman FEs ‘frías’ (cold cognition). Comprende 
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la capacidad de generar mapas situacionales, activar la estructura de un problema y 
abstraer un estado inicial, un estado final deseado, movimientos posibles, 
restricciones y reglas (Newell & Simon, 1972). Las FEs cálidas (hot cognition) 
involucran la toma de decisiones (Damasio, Everitt, & Bishop, 1996). Se conoce que 
en éstas influyen fuertemente las emociones, que representan globalmente la 
información que el cuerpo envía, con el fin de evaluar una situación. En la 
conceptualización del involucramiento de las emociones en la toma de decisiones, 
tuvo un destacado papel el trabajo del investigador Antonio Damasio, quien creó la 
teoría del marcador somático. El investigador portugués enfatizó que las 
emociones son cruciales para la intuición, y que la intuición es una forma de 
cognición rápida, sintética, que reduce la incertidumbre (Kahneman, 2012). 
Uno de los aportes de la teoría del marcador somático fue el abandono de la 
oposición entre emoción y razón. Tanto la cognición fría como la caliente 
interactúan. La relación que tienen estos conceptos con las tres FEs ‘de Miyake’ es 
difícil de establecer. Sin embargo, podrían representarse como un núcleo, 
conformado por las tres FEs de Miyake, envuelto en dos sistemas: la cognición fría 
y la cálida. 
 
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Figura 2.2: Consumo de recursos en las funciones ejecutivas. 
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Para establecer estos conceptos tuvo un rol importante la investigación mediante 
neuroimágenes. Estudios realizados desde 1990 indicaron que la zona dorsolateral 
prefrontal está relacionada con la cognición fría, la zona orbitofrontal con la 
cognición cálida, el cíngulo con el control inhibitorio, la corteza prefrontal, en 
general, con la flexibilidad cognitiva, y una red distribuida entre la corteza 
dorsolateral prefrontal y el hipocampo, con la memoria de trabajo (actualización). 
Los datos de difusión (resonancia magnética), arrojaron luz sobre las fibras que 
conectan las partes mencionadas. Entre las zonas emocionales del sistema límbico 
(amígdala, ínsula, ganglios basales) y la corteza orbitofrontal, actúa como 
mediador, o autovía, el fascículo uncinado (Von Der Heide, Skipper, Klobusicky, & 
Olson, 2013). El fascículo cingulado llega, desde la corteza prefrontal, hasta partes 
mediales del lóbulo parietal, luego desciende hacia regiones temporales inferiores. 
El fascículo fronto-temporo-occipital une, por la vía ventral, esos tres lóbulos, 
conformando una fibra de control del lenguaje y la percepción. Por la vía superior 
se destacan las tres partes del fascículo longitudinal superior (Schotten et al., 2012). 
Este fascículo transmite las estrategias de la zona dorsolateral superior a la corteza 
parietal y al lóbulo occipital. De esta manera, participa del control atencional. 
Se aprecia que las FEs implican fundamentalmente control, están asentadas sobre 
una red prefrontal que recibe numerosas aferencias y, de forma recíproca, envía 
señales (Badre, 2008). Es una superestructura montada sobre una gigantesca 
cantidad de datos que llegan desde todos los sectores del sistema nervioso, de 
manera más o menos directa. Sin embargo, una representación (grosera) de las FEs, 
supondría que la capacidad de control no tiene fallas, y que es continuo. La regla, 
sin embargo, es la oscilación nerviosa. En este hecho influye que la corteza 
prefrontal es una adquisición evolutiva reciente, con irrigación sanguínea menor a 
zonas mediales cerebrales. En la teoría de los recursos ejecutivos escasos, de Luiz 
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Pessoa, se propone que, entre el sistema dorsolateral prefrontal y el cingulado, hay 
un interjuego de señales, que conlleva un gasto de recursos que terminan por 
agotar a las FEs. Debido a esto, el funcionamiento por inercia se reinicia. Las 
metáforas energéticas tuvieron presencia en los modelos de FEs: un sistema que 
busca alcanzar metas, pero que consume energía, se enfrenta a un sistema, o red, 
que funciona por defecto, por lo tanto, descansa y es más placentero. 
Que el control inhibitorio sea la clave de las FEs, resulta claro. Inhibir, en función de 
una meta superior, para alcanzar un concepto, explica por qué la planificación se 
consideró una FE. La planificación fue definida como el logro de una meta a través 
de la creación de sub-metas, sin embargo, al no ingresar en el modelo de Miyake, 
los estudios disminuyeron. Al respecto, una de las mayores controversiasdel 
trabajo referido, es que utilizó nueve tareas de FEs, pero no puede establecerse de 
manera racional por qué, por ejemplo, no había una prueba de planificación. Estos 
aspectos están incluidos en las ‘polémicas’ tratadas, de forma escueta, en el 
epílogo. La polémica que se menciona, corresponde a lo que fue denominado 
‘permeabilidad semántica’, de los conceptos cognitivos (Marino, 2009) (este 
concepto se define en el epílogo). 
 David Badre presentó un modelo teórico basado en la arquitectura de la 
conectividad cerebral, que muestra al polo prefrontal como responsable del 
funcionamiento ‘condicional’ (si p entonces q), abriendo disyunciones y 
estableciendo preferencias. Etienne Koechlin (Koechlin & Summerfield, 2007), 
también sustentado en la arquitectura cerebral, produjo el ‘modelo en cascada’. En 
este, la corteza prefrontal tiene zonas de control complejo, en el polo prefrontal, 
disminuyendo tal complejidad a medida que avanza en dirección posterior. Por 
ejemplo, cuando una señal pendiente, episódica, controla la relación entre un 
estímulo, y la respuesta adecuada, se requiere la actividad de zonas anteriores, 
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mientras que si el contexto determina la respuesta, zonas posteriores toman el 
control. 
 
 
Figura 2.3: Modelo en Cascada de las Funciones Ejecutivas en una situación de 
competencia frente a estímulos distractores. 
 
En conclusión, las FEs son un concepto ‘paraguas’, bajo el cual se protegen 
numerosas funciones superiores. Lo que resulta claro es que el sistema nervioso 
humano tiene una función de trascendencia, que implica metacognición, que 
significa conocimiento de las propias capacidades. A la vez, está inserto en el 
tiempo, y se dirige hacia el ‘futuro’, genera metas, y tiene mecanismos que 
acompañan el esfuerzo por alcanzarlas. El vínculo entre FEs y temperamento dio a 
luz el concepto de ‘control esforzado’ (Rueda & Cómbita, 2012), lo que resalta los 
determinantes de la inhibición, sobre la actividad motora impulsiva y 
desorganizada. 
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El antecedente filosófico de las FEs es la voluntad, en la filosofía del siglo 
diecinueve se presentaba como la unificación de pasiones, masas ideacionales, 
sentimientos de odio, envidia y ambiciones, pero organizadas bajo una intención, y 
creando representaciones (Nietzsche, 2016; Schopenhauer, 1859). El 
neuropsicólogo Alexander Luria (Luria, 1976), utilizó este concepto, en el marco de 
investigaciones con personas afectadas por lesiones cerebrales, asociando las FEs 
con la actividad de la corteza prefrontal. De manera metafórica, las FEs representan 
‘el Estado’ dentro de una república. 
 
REFERENCIAS 
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CAPÍTULO 3 
 
MEMORIA 
 
 
La memoria implica la capacidad de adquisición, codificación, almacenamiento y 
recuperación de información. Estas etapas implican subsistemas diversos. La 
división principal está en los sistemas a largo y corto plazo. Los primeros refieren a 
información almacenada durante un período de tiempo estable (asumiendo que 
estable es un concepto impreciso), mientras que la memoria a corto plazo se 
caracteriza por no superar el minuto. 
La memoria a corto plazo sirve para que la persona adquiera información en el 
tiempo presente, extendiéndose este presente dentro de un segmento llamado 
‘span’ o amplitud temporal. Por ejemplo, una persona une palabras en oraciones, 
mientras escucha una conferencia. Las palabras reverberan durante un tiempo 
superior a 15 segundos, lo que permite la comprensión de sentencias complejas. Se 
aprecia que el ‘presente’ de la persona no equivale a una unidad métrica temporal 
específica, sino a puntuaciones o separadores, semejantes a las comas, que se 
introducen dentro de una oración. 
La memoria a largo plazo es metaforizada como un reservorio, archivero, jaula o 
depósito, de información, tanto de tipo autobiográfica como semántica, pero 
también incluye condicionamientos, hábitos y destrezas. Dentro de las memorias a 
largo plazo, se diferencian las explícitas e implícitas. Las primeras son aquellas que 
una persona puede dar cuenta mediante el lenguaje, es decir, puede hablar sobre 
sus contenidos. Por ejemplo, son explícitas la memoria autobiográfica o episódica, 
y la semántica. Las implícitas se caracterizan porque las personas no pueden dar 
cuenta de ellas, mediante el lenguaje. Cuando a una persona le soplan el ojo, 
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pestañea: es una memoria condicionada, o reflejo del pestañeo (útil en la 
evaluación clínica del Alzheimer). Hay un neurólogo, de notable prestigio, Joaquín 
Fuster, quien considera que ‘todo es memoria’, ya que desde que nacemos, las 
asambleas neuronales tienen que proceder de acuerdo a inscripciones 
filogenéticas. 
Hay clasificaciones más detalladas de cada sistema. La memoria a corto plazo se 
fracciona en cuatro subsistemas. El principales el sistema ejecutivo central, se trata 
de un coordinador de información, que dirime conflictos, distribuye recursos, tiene 
un núcleo de alta velocidad, elimina e incorpora información. Las similitudes con el 
funcionamiento del ‘sistema atencional supervisor’, de Norman y Shallice, son 
evidentes. Sólo que, el concepto de sistema central ejecutivo, proviene de la 
tradición de estudios de memoria (Baddeley & Hitch, 2000), mientras que ‘sistema 
atencional supervisor’ deviene de estudios atencionales (Norman & Shallice, 1986). 
Convergen en la necesidad de un núcleo procesador, liberado de estimulaciones 
modales, una ‘especie’ de procesador central, general y supramodal (concepto muy 
cercano a la unidad central de procesado en diseño de ordenadores). 
El sistema central ejecutivo coordina dos sistemas, metafóricamente llamados 
‘esclavos’: a) el bucle fonológico, que retiene información auditiva y b) la agenda 
visoespacial, que conserva imágenes. Ambos subsistemas envían información al 
central ejecutivo, éste los modula, en una relación de reciprocidad desigual, ya que 
el central ejecutivo recibe datos, y reenvía señales de control. El producto de la 
actividad de la memoria a corto plazo se conecta con la memoria a largo plazo, a 
través del ‘episodic buffer’ (Rudner & Rönnberg, 2008) (no hay una traducción 
satisfactoria). Este es un subsistema que transfiere la memoria ingresante a la 
información consolidada, a través de relaciones que pueden ser de diversos tipos. 
La relación que entabla el ‘episodic buffer’, entre las memorias a corto y largo 
plazo, es bidireccional. Sin embargo, los trabajos de comprensión lectora indican 
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que, en el procesamiento profundo (lectores de alto nivel), la memoria a largo 
plazo envía señales a la memoria a corto plazo, para facilitar y agilizar la 
interpretación (Friedman, Rapport, Raiker, Orban, & Eckrich, 2016). 
El concepto de ‘actualización’ (updating) de la memoria de trabajo, ya descripto en 
el apartado de funciones ejecutivas, se relaciona con la renovación de la 
información en el espacio de la memoria a corto plazo. La diferencia entre memoria 
de trabajo y memoria a corto plazo no está clara, se pueden considerar conceptos 
equivalentes. 
Como fue señalado, dentro de las memorias explícitas a largo plazo, se encuentra 
la memoria semántica: está constituida por los conceptos que la persona tiene, y 
usa. Los conceptos son etiquetados mediante palabras. Las palabras tienen un 
significado, que para ser evocados exigen un esfuerzo. Uno de los procesos más 
relevantes, en la literatura de afasias, es la interacción entre capacidades ejecutivas 
y la memoria semántica, con el fin de lograr direccionar el uso de conceptos hacia 
una meta. Su actividad se puede evaluar de manera sencilla, por ejemplo, definir un 
concepto abstracto, como ‘libertad’. 
 La teoría de Friedemann Pulvermüller (Pulvermüller, 2003), señala que los 
conceptos están compuestos de ‘nodos’, que son unidades representacionales 
mínimas, compartidas entre diferentes conceptos. Por ejemplo, pingüino y gaviota, 
comparten nodos relacionados con ‘alas’, pero difieren en relación a tamaño y 
función de otros rasgos, compuestos por nodos. La unión entre nodos, cuando se 
convoca un concepto, implica el etiquetamiento léxico, que también requiere de un 
proceso de ‘construcción’, relacionado con el giro prefrontal inferior. 
Uno de los principales aportes de Pulvermüller es la asociación entre nodos y 
localización cerebral del lenguaje. Por ejemplo, los verbos, que implican acciones, 
tienen nodos en la zona de la corteza motora, y los ganglios de la base (Östberg, 
Fernaeus, Hellström, Bogdanović, & Wahlund, 2005). Hay evidencias de que las 
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personas, con afecciones en estas zonas, tienen dificultad para decir verbos, por 
ejemplo se observa en ataxias cerebelares de Friedrich, pacientes con demencia por 
HIV, enfermos con demencia de Parkinson (Beber & Chaves, 2014; Piatt, Fields, 
Paolo, & Tröster, 1999). 
Una de las metáforas más utilizadas, para ilustrar la memoria semántica, es la de 
‘diccionario’. Se considera que, justamente, es la enciclopedia que una persona 
tiene almacenada. En estudios de degradación de memoria semántica, fueron muy 
importantes los tests de denominación confrontacional, porque permiten 
diferenciar si está afectada la semántica, o si se trata de alteraciones de la ruta 
léxico-fonológica, hacia el significado. En algunos contextos, ‘significado’ fue 
definido como saber hacer cosas con palabras. Reconocer un significado también 
fue definido como reconocer las consecuencias que implica la aceptación de la 
existencia de una palabra. 
La clínica de la memoria semántica implica conocer si hay un deterioro en la 
capacidad de recordar, producido por la pérdida de significados, siguiendo un 
proceso llamado de ‘degradación elegante’. Una de las afecciones recurrentes, es la 
pérdida de masa neuronal en estructuras del lóbulo temporal. Sin embargo, hay 
alteraciones de la memoria semántica relacionadas con disfunciones en la sustancia 
blanca. En estas, son claves el fascículo arqueado, el fascículo fronto-temporo-
parietal y el fórnix (Catani & Thiebaut de Schotten, 2008). 
La memoria episódica contiene los hechos autobiográficos de una persona. Está 
relacionada con el concepto de ‘continuidad existencial’ (Marino, 2009). Una 
metáfora adecuada es ‘la película de una vida’. Una diferencia clara, entre memoria 
episódica y semántica, es que la primera es fechable, las personas, de forma más o 
menos exacta, pueden determinar la ocurrencia de un hecho. En cambio, resulta 
imposible determinar cuando la persona aprendió, por ejemplo, la palabra ‘zorro’. 
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Los hechos más consolidados, en términos de idiosincrasia y cualidad sensorial, son 
los de la niñez. Por idiosincrasia se entiende ‘recuerdo del hecho en su 
singularidad’. Con el aumento de la edad, predomina la esquematización de los 
hechos, volviéndose más esquemáticos, ‘atrapados’ por guiones. El porqué de la 
amnesia infantil (no tener recuerdos autobiográficos en edad menor a 4 años), ha 
sido interpretado de una manera asombrosa por el psicoanálisis, en este caso, la 
palabra ‘asombro’ tiene una connotación negativa. Una explicación más plausible 
es que, existen evidencias en estudios de más de 200 casos, en personas entre 5 a 
30 años de edad, de que ningún tracto cortical alcanza su madurez, hasta al menos 
los 6 años de edad (Lebel, Walker, Leemans, Phillips, & Beaulieu, 2008). Incluso, el 
tracto que madura más temprano, con excepción de la médula espinal y la corona 
radiada, es el fascículo longitudinal inferior, involucrado en el procesamiento de 
rostros, mientras que el promedio de maduración de los restantes supera los 14 
años de edad. 
En el caso de las demencias, que afectan la memoria autobiográfica, como la 
enfermedad de Alzheimer, la degradación comienza por las memorias más 
recientes, hasta que la persona queda rodeada, en un contexto ‘existencial’, en su 
niñez. El contacto con estos pacientes implica oír referencias a sus padres, el lugar 
natal, y personas de la infancia. 
La memoria procedural, y los hábitos, están relacionados. Contiene las actividades 
aprendidas, complejas, que fueron automatizadas por la persona. Por ejemplo, 
conducir un coche. En la memoria procedural, tiene un rol destacado el eje que va 
desde, el área motora primaria y el área motora suplementaria, hasta los ganglios 
basales. Este último, codifica las actividades, las almacena como secuencias 
automáticas, de manera que el espacio de aprendizaje motor queda liberado para 
nuevas prácticas. Uno de los factores clave, en la automatización, es la repetición 
de una actividad.Se forman claves, condicionamientos clásicos y operantes, que 
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acompañan la expresión motriz. En la enfermedad de Parkinson hay un deterioro 
de los ganglios de la base, que produce trastornos visibles en la marcha. 
En la teoría de la memoria de Fuster, la parte anterior a la cisura de Rolando, es un 
sistema de memoria motor, mientras que la parte posterior es un sistema de 
memoria sensorial. Sin embargo, cuando se quiere conocer la actividad cognitiva, 
en términos de capacidades y procesos, una distinción tan global no tiene eficacia. 
Se aprecia que la memoria es una capacidad distribuida, con subsistemas muy 
diferentes entre sí. El hipocampo y el parahipocampo son estructuras claves, en la 
consolidación, reconsolidación y labilización de las memorias. Estos son procesos 
de sumo interés en el estrés postraumático, ya que hay técnicas para ‘borrar’, al 
menos parcialmente, recuerdos, mediante la administración de una sustancia 
bloqueante, en el período ventana de labilización adecuado (Feder et al., 2014). El 
fórnix y el cingulado temporal (ver apéndice con tractos de sustancia blanca), son 
fascículos determinantes para conectar la información almacenada. Las personas 
que sufren trastornos de la memoria pueden tener daños específicos en un solo 
subsistema, con etiologías sumamente variadas. Los casos de amnesia se dividen 
en amnesia anterógrada, donde la persona no puede adquirir nueva información, 
pero recuerda la anterior, y amnesia retrógrada, en la cual se conserva la capacidad 
de adquirir información, pero no se recuerdan hechos pasados. 
En conclusión, ya no es posible hablar de ‘la memoria’. Los subcomponentes tienen 
entidad propia, zonas de sustancia gris asociadas, y redes de sustancia blanca 
particulares. Memoria es uno de los conceptos más antiguos que aún se utilizan, 
dentro de la neurociencia cognitiva. Cuando una persona se queja de fallas en la 
memoria, es necesario explorar cada subsistema. Pero, para hacerlo, debe ser 
tenido en cuenta que, cada uno, tiene una vía de acceso, una de almacenamiento, y 
otra de salida. Por lo tanto, hay que contar con instrumentos adecuados a tal 
complejidad. 
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CAPÍTULO 4 
 
LENGUAJE 
 
 
La capacidad de lenguaje implica un sistema complejo de comunicación, que se 
caracteriza, en seres humanos, por su doble articulación: los fonemas se combinan 
entre sí, formando palabras, y éstas también se articulan entre sí, formando 
oraciones. Esta doble articulación distingue, al lenguaje humano, de cualquier otro 
sistema de comunicación animal. 
En general, el concepto de lenguaje, comprende numerosos procesos. Algunos 
serán incluidos aquí, a pesar de que se trata del apartado capacidades, porque son 
procesos casi en su totalidad, que quedan dentro de los límites de la capacidad de 
lenguaje. En cambio, en el apartado de procesos, se describirán, con mayor interés, 
los que implican la interacción de varias capacidades. 
En el lenguaje se reconocen etapas relacionadas con la transmisión, emergencia, y 
luego, uso social. Por lo tanto, conviene diferenciar su génesis, codificación, 
aprendizaje, almacenamiento y evocación. Una vez ingresados en evocación, el 
lenguaje ingresa en una dimensión social, consustancial a su esencia, que activa los 
conceptos de habla, comprensión y pragmática. 
En cuanto a almacenamiento, el concepto de memoria semántica describe la red de 
nodos que forman los conceptos, que dan lugar a las palabras. La evocación 
implica la expresión, mediante diferentes vías, por ejemplo, oral, escrita, 
informática. En el pasaje de almacenamiento a evocación, se produce el 
etiquetamiento léxico, por lo que se distingue entre ‘tener un concepto’ y ‘tener 
una palabra’. El mismo concepto puede ser expresado mediante diferentes 
palabras, lo que clásicamente fue ilustrado con el fenómeno de ‘punta de la lengua’ 
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(tip of tongue). Esto no implica desafiar el axioma de que, analizado en 
profundidad, no existen los sinónimos, porque de lo contrario no habría dos 
palabras diferentes. Cada palabra tiene un matiz emocional, connotación y 
relaciones que la hacen única. 
Sobre la adquisición, y génesis, del lenguaje, hay diversas teorías, en general 
debaten sobre aspectos genéticos, preformas genéticas que se rellenan con el 
estímulo adecuado, y sobre el rol de la experiencia. En numerosos casos, no hay un 
debate, en tanto oposición, sino que se coloca el acento en un aspecto, más que en 
otro. La gramática generativa, de Noam Chomsky, ha explicado por qué un niño/a 
aprende a hablar de modo ‘explosivo’, incorporando una cantidad de palabras 
superior a la que podrían explicar la exposición ambiental o el aprendizaje clásico. 
Según esta teoría, existen marcadores gramaticales genéticos, que esperan ser 
excitados por el estímulo adecuado, para formar estructuras sintagmáticas, que se 
desarrollan en forma de árbol de complejidad gramatical creciente e interactiva. La 
evidencia, a favor de la gramática generativa, es que coincide con el tiempo de 
evolución del lenguaje, ya que, una vez iniciado el uso de la palabra, los saltos 
‘conversacionales’, se perciben a diario. El léxico de los niños/as crece de modo 
exponencial, en cantidad y complejidad. Esto no puede ser explicado por teorías 
que ignoren los determinantes genéticos, pero tampoco una necesaria exposición 
ambiental (gating). 
En el lenguaje, hay una dimensión pragmática, que consiste en la expresividad. 
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