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E C O S I S T E M A S M I C R O B I A N O S 655 U N ID A D 4 de solución edáfica o solución del suelo. En suelos bien drena- dos, el aire penetra fácilmente y la concentración de oxígeno en la solución edáfica puede ser alta, parecida a la que existe en la superficie del suelo. En suelos encharcados, sin embargo, el único oxígeno presente es el que se encuentra disuelto en el agua, y es consumido rápidamente por la microbiota residente. Entonces, estos suelos se vuelven anóxicos y, como veremos para ambientes de agua dulce (Sección 19.8), presentan cam- bios profundos en su actividad biológica. El suelo también tiene agua en grandes canales, donde el flujo global es importante para el transporte rápido de los microorganismos, sus sustra- tos y sus productos. Suelos áridos La mayor parte de la actividad microbiana en el suelo se produce en las capas superficiales ricas en materia orgánica en el interior y alrededor de la rizosfera (Figura 19.4a). No obstante, algunos suelos son tan secos que la cubierta vegetal está muy limitada y solo pueden vivir bien allí algunas comunidades microbianas especiales. Se trata de los suelos áridos, y aproximadamente el 35 % de la masa continental de la Tierra es árida de manera per- manente o estacional. La aridez se define mediante el índice de aridez, expresado como la relación entre la precipitación y la evapotranspiración potencial (P/PET). La evapotranspiración es la suma del agua que se pierde por evaporación y la que se pierde por transpiración de las plantas. Una región se clasifica como árida cuando tiene un P/PET menor de 1; es decir, la can- tidad de agua que se adquiere por precipitación (y por la niebla y el rocío) es inferior a la que se pierde por evapotranspiración. Los suelos áridos están entre los ambientes más extremos de la Tierra, con máximos de temperatura que superan los 60 °C y mínimos de –24 °C, alta insolación (exposición a los rayos solares) y baja actividad hídrica. Aunque las regiones áridas no suelen tener plantas con hojas, mantienen grandes comu- nidades microbianas que se agrupan cerca de la superficie y la estabilizan, y habitan dentro de las rocas y sobre ellas. Los que contengan. Un suelo en el que ningún tamaño de partícula domina sobre otro se dice que es de textura franca. Tanto los procesos f ísicos como los químicos y los biológi- cos contribuyen a la formación del suelo. Un examen de prác- ticamente cualquier roca expuesta revela la presencia de algas, líquenes o musgos. Estos organismos son fotótrofos y produ- cen materia orgánica, que permite el crecimiento de bacterias quimioorganótrofas y hongos. Después, a medida que aumenta la cantidad de estos organismos colonizadores, se van desa- rrollando comunidades quimioorganótrofas más complejas de bacterias, arqueas y eucariotas. El dióxido de carbono que se produce durante la respiración se disuelve en el agua para formar ácido carbónico (H 2 CO 3 ), que disuelve las rocas lenta- mente, especialmente las que contienen caliza (CaCO 3 ). Ade- más, muchos quimioorganótrofos excretan ácidos orgánicos, que también ayudan a la disolución de las rocas en partículas más pequeñas. La congelación, el deshielo y otros procesos f ísicos partici- pan en la formación de suelo mediante la formación de grie- tas en las rocas. Cuando las partículas generadas se combinan con la materia orgánica se forma un suelo crudo en estas fisu- ras que proporciona el sitio necesario para que se establezcan las primeras plantas. Las raíces de las plantas penetran más pro- fundamente en las fisuras y siguen fragmentando la roca; las excreciones de las raíces favorecen el desarrollo en la rizosfera (el suelo que rodea las raíces de las plantas y recibe las secre- ciones vegetales) de gran abundancia de células microbianas (Figura 19.4a). Al morir las plantas, sus restos se integran en el suelo y se convierten en nutrientes que favorecen el aumento del desarrollo microbiano. Los minerales se solubilizan, y a medida que el agua percola transporta parte de estas sustancias a zonas más profundas del suelo. A medida que se produce la meteorización, el suelo aumenta en profundidad y se vuelve apto para el desarrollo de plantas más grandes y de pequeños árboles. Los animales del suelo como los gusanos colonizan el suelo y desempeñan una función importante en el mantenimiento de las capas superiores mez- cladas y aireadas. Con el tiempo, el movimiento de materiales hacia el interior ocasiona la formación de capas de suelo, en lo que se llama un perfil edáfico (Figura 19.11). La velocidad de desarrollo de un perfil edáfico típico depende del clima y otros factores, pero puede llevar entre cientos y miles de años. Disponibilidad de agua: suelos con vegetación y suelos áridos como hábitats microbianos Los nutrientes limitantes de los suelos suelen ser nutrientes inorgánicos como el fósforo y el nitrógeno, que son componen- tes fundamentales de diversas clases de macromoléculas. Otro factor importante que afecta a la actividad microbiana en el suelo es la disponibilidad de agua; ya hemos subrayado ante- riormente la importancia del agua para el crecimiento micro- biano ( Sección 5.15). El agua es un componente del suelo altamente variable, y el contenido de agua en el suelo depende de la composición de este, de la pluviosidad, del drenaje y de la cubierta vegetal. El agua se conserva en el suelo de dos maneras: por adsorción a las superficies o como agua libre en delgadas capas o películas entre las partículas de suelo (Figura 19.12). El agua presente en los suelos tiene material disuelto, y la mezcla recibe el nombre Figura 19.12 Un hábitat microbiano del suelo. Muy pocos microorganismos están libres en la disolución del suelo; la mayor parte de ellos residen en microcolonias adheridas a las partículas de suelo. Obsérvese la diferencia de tamaño relativo entre las partículas de arena, arcilla y limo. Arena Arena Arena Limo Limo Aire Materia orgánica Partícula de arcilla Partícula de arcilla Agua Microcolonias https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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