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Demetrio Navarro del Ángel *
MODELOS EDUCATIVOS Y ENTORNOS 
VIRTUALES DE ENSEÑANZA
EDUCATIONAL MODELS AND TEACHING 
ENVIRONMENTS
Resumen
El proceso de transformación del modelo tradicional en educación superior y las implicaciones de éste se ha 
producido dentro de un proceso mediado por la tecnología o a distancia, en donde el alumno es considerado 
un sujeto cognoscente. Algunas características del docente (tutor facilitador) y del alumnado están ahora 
circunscritos dentro de un ambiente virtual, en el que se hace hincapié en la trascendencia de esta modalidad 
y los nuevos roles adoptados por los actores del sistema educativo, se asumen como necesidad y demanda de 
la sociedad del conocimiento del siglo XXI.
Palabras clave: Educación, Revolución, Derecho, Desarrollo educativo.
Abstract
Transformation process in the traditional higher educational model and its implications have taken place 
within a remote technology intermediated process, where pupil is considered a knowing subject. Some of 
teachers' features (facilitator tutor) and students characters are now inscribed under a virtual environment, 
focused on the importance of this working mode and the new roles adopted by educational system actors are 
summed as a need and demand of knowledge society in the 21th Century. 
Keywords: Education, Revolution, Law, Educational development
JEL: A29, H75, I23, I29, N30, N40.
* Docente e Investigador de la Universidad Internacional de Estudios Superiores; colabora en el Desarrollo del 
Proyecto de Investigación “Estrategias de prevención contra la violencia de género y desarrollo de una cultura 
de la no violencia de género” del Centro Universitario de los Valles (CUVALLES), de la Universidad de 
Guadalajara, México. Mtro. En Educación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, (2008), su línea de 
investigación se ha centrado en la tarea del tutor académico y la tutoría virtual. Becario del Programa de 
Movilidad Santander – Universia del Espacio Común de Educación Superior (ECOES), Enero - Junio 2007.
 Núm. 10 (otoño 2009): Especial Educación Superior Núm. 10 (otoño 2009): Especial Educación Superior Demetrio Navarro del Ángel / Demetrio Navarro del Ángel / 177177
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n nuestros días hablar de educación, es discutir y abordar diversos temas que convergen 
en un vocablo tan corto, pero que a la vez se torna un tema sumamente extenso, en el 
cual los puntos de vista son divergentes; mi interés particular en este ensayo académico 
es compartir con otros actores educativos el proceso que se ha venido gestando de evolución 
paulatina en el modelo de la educación superior mexicana que hasta cierto punto pudiera ser 
equiparable con la de España con sus reservas ideológicas y de desarrollo en la tarea educativa 
con nuevas tecnologías, y de los actores que en ella se desenvuelven específicamente a través de 
la virtualización de la enseñanza como un tópico emergente en las reformas universitarias; no 
pretendo hacer una disertación extensa sobre el tema, tampoco discutir las diversas plataformas 
electrónicas que pueden ser utilizadas para poner a disposición de los alumnos una educación 
de esta naturaleza, modestamente pretendo tratar explicar desde mi experiencia directa con esta 
modalidad algunas de las implicaciones que ella conlleva dentro de la reforma universitaria 
como sujeto activo e inmerso dentro de un contexto que me exhorta a modificar no sólo mis es-
tructuras mentales, sino la praxis misma en el desempeño de mi tarea docente.
E
Para comenzar, lo haré a través de dos citas que nos proporcionan una visión bastante cierta 
de la educación, para posteriormente ir enfatizando sobre algunos puntos que conviene reforzar 
dentro de este debate.
Nuestras más importantes instituciones universitarias continúan atadas a modelos decimonó-
nicos de enseñanza y de aprendizaje. Muy poco se ha avanzado desde el punto de vista filosófi-
co, epistemológico y teleológico, porque simplemente seguimos siendo esclavos de viejos y 
desfasados paradigmas, cuyas amarras nos mantienen adosados a creencias, teorías, leyes, me-
todologías y hasta posiciones académicas y personales, dejadas de lado desde hace mucho tiem-
po en otros contextos culturales. (Gil, 2005).
Desde hace mucho tiempo, se ha criticado a la educación por su alto grado de tradicionalis-
mo y su resistencia al cambio y ahora se le exige que liderice el cambio y la innovación forman-
do a las nuevas generaciones de personas como agentes de innovación. Es una situación paradó-
jica la de una institución que sea al mismo tiempo preservadora y crítica del orden establecido. 
Una paradoja que las instituciones educativas deberán resolver adecuadamente en este Siglo si 
desean convertirse en factores de transformación”. (Silvio, 2000).
Considero que en estas citas expuestas, se nos expone una verdad recalcitrante del sistema 
educativo y de nosotros que continuamos con comportamientos anacrónicos dentro de una insti-
tución cualesquiera de la cual se trate; la siguiente con otras palabras lo reitera y muestra la pa-
radoja en la cual nos situamos, no para que continuemos con una actitud parsimoniosa, sino que 
es un reclamo en el cual se nos insta a cambiar, a innovar dando un giro de 360º ; considero un 
reclamo justo e inminente en donde el planteamiento de un nuevo modelo educativo y de las re-
formas universitarias que cada institución ha instaurado dentro de su quehacer educacional han 
tenido bastante injerencia.
Es sobre la premisa descrita en la cual “El docente ha de establecer una nueva relación con 
el alumno, pasar de la función de “solista” a la de “acompañante” [y “participante del interés 
del otro, como propio”], convirtiéndose ya no tanto en el que imparte los conocimientos como 
en el que ayuda a los alumnos a encontrar, organizar, y manejar esos conocimientos, guiando 
las mentes más que moldeándolas… (Delors, 1996: 164)”, aunado a ello se sitúa desde luego la 
sociedad del conocimiento, la sociedad de la información y el uso por supuesto de las tecnolo-
gías en el ámbito educativo las cuales como puntos de escisión cimbran las arraigadas prácticas 
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firme a pesar de estar equivocado
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educativas, no sin resistencia de los actores y aún de las mismas instituciones que se niegan a 
aniquilar su status quo, su trayectoria y su cultura institucional que las caracteriza.
Uno de los puntos torales, en esta atmósfera de cambios abruptos es que la nueva educación, 
concentra su atención en el aprendizaje, es decir se orienta hacia el individuo como sujeto cog-
noscente1, lo cual ya en sí es un punto diametralmente distinto al de antaño, pues ahora éste se 
convierte en protagonista y eje del sistema, pues sin él las instituciones educativas prácticamen-
te no existirían, por ello la prioridad es su aprendizaje y no la enseñanza; en otros términos ¿qué 
aprende, cómo lo aprende y cómo lo aplica a su realidad inmediata?
La educación del nuevo milenio, parece entonces haber realizado un ejercicio de introspec-
ción y le ha dado el protagonismo merecido al educando, razón de ser de sí misma, sus articula-
ciones en cuanto a políticas institucionales, normativa, gestión, planeación y desarrollo a corto 
mediano y largo plazo a distinta escala han ido reestructurándose en función de esta dinámica, 
dentro del plano ideológico-cultural y de su ejercicio pedagógico-didáctico, caminando parsi-
moniosamentepara adaptarse a este nuevo ciclo de vida. 
Tecnologías en la educación un perf il heterogéneo 
El arribo de las nuevas tecnologías a la educación es un hecho innegable, cada día con mayor 
frecuencia encontramos diversificación de la oferta educativa a través de distintas plataformas y 
modelos de organización de los contenidos, bajo esta lógica podemos tomar el argumento de 
Área, quien explica que: “la EaD representa en muchos casos una renovación sustantiva de los 
fines y métodos tanto de las formas organizativas como de los procesos de enseñanza en la 
educación superior” (Área, M, 2007: 2), con esto se destaca la importancia de esta modalidad, 
la cual puedo decir se ha vuelto crucial, especialmente en los ámbitos de acción de la educación 
superior que la toman en cuenta dentro de la planeación y gestión educativa, plasmándola desde 
luego en sus políticas y programas a corto, mediano y largo plazo.
Por otro lado Haddad (1998) justifica con singular razón que “la tecnología no es una acti-
vidad educativa: es un instrumento, un medio para alcanzar un fin”, con ello se hace hincapié 
en que el propósito de esta modalidad es servir como puente en un entorno virtual diverso, don-
de se enlazan currículum, propósitos, objetivos, materiales didácticos, actividades, herramien-
tas de comunicación sincrónica y asincrónica mediados en una atmósfera artificial situada en la 
red de redes, mas sin embargo todo ello no significa que el trabajo haya finalizado, porque si 
bien esto es parte del proceso, no lo es todo pues en ella están inmersas personas con intereses 
diversos a las cuales hay que dar atención personalizada, e implica atender constantemente la 
plataforma, y estar al tanto de los avances, retrocesos cuestionamientos, dudas, y problemas a 
los que se enfrenta el alumnado que desarrolla sus actividades en la red de redes, es incluso ma-
yormente demandante que las clase tradicional o presencial.
Descrita esta realidad puedo señalar haciendo una paráfrasis de la explicación que nos ofrece 
Gusdorff: “quienes pretenden reducir la educación a sistema, [sin tomar en cuenta el lazo vital 
que se verifica en el encuentro entre el docente-tutor y el educando-tutorando, y estos a su vez 
con sus pares] se engañan completamente”, (Gusdorff, 1983: 16), es decir estos fundamentos se 
basan en la lógica de que sería un cruento error fragmentar la educación a un sistema automati-
zado a distancia, que tuviese todos los recursos didácticos y un diseño instruccional basado en 
1 UNESCO (1998), Declaración mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI y Marco de Acción 
prioritaria para el cambio y el desarrollo de la Educación Superior.
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los últimos fundamentos teóricos, lo cual podríamos suponer estaría fundamentado en la pers-
pectiva netamente conductista, sin considerar la riqueza de las interacciones sociales asincróni-
cas pero que les permita fortalecer los aprendizajes que están adquiriendo. 
Desde este abordaje puedo decir a través de Mir y otros (2003), que la realidad de “Los sis-
temas de formación on-line suponen una forma totalmente diferente de enseñar-aprender, tanto 
por sus objetivos, metodología y estrategias para llevar a cabo esta labor, como por los perfi-
les que adoptan tanto el profesor como el alumno”, (Mir y otros, 2003: 27), y es en este con-
texto donde la imagen del docente-tutor-facilitador comienza a perfilarse y hacerse presente con 
mayor significado y alcance, considerando que implica una metodología y una práctica educati-
va docente, individual, reflexiva, permanente, responsable y humana que sirva como punto de 
apoyo y de tránsito en las distintas etapas, actividades y tareas a desarrollar dentro de una plata-
forma electrónica, dado que el papel del estudiante en línea se vuelve cien por ciento activo, 
siendo él quien desdobla y reconstruye los significados del aprendizaje que adquiere, es decir se 
vuelve autogestor de su aprendizaje.
Por añadidura y recalcando un poco lo descrito con anticipación, para desempeñar la labor 
docente-tutor más que experiencia y voluntad; se requiere una vocación férrea y pasión por esta 
tarea lo cual exige entrega total, y una muy cuantiosa inversión de tiempo desde el diseño, pla-
neación, puesta en marcha, seguimiento tutorial y evaluación, lo cual puede parecer modesto a 
simple vista, puesto que las palabras no pueden muchas veces expresar la gama de sentimientos 
e interacciones que ocurren en un esquema que fractura los horizontes del tiempo y el espacio, 
y es en este escenario ficticio donde la eficacia del encuentro sólo puede equilibrarse por el do-
cente-tutor en y con los otros partícipes. 
Interacciones en el escenario asincrónico 
Para explicarlo de otro modo, refreiré lo que nos indica Gusdorff: ““El mejor maestro no es 
el que se impone, el que se afirma como dominador dueño del espacio mental, el mejor maes-
tro. Por el contrario se hace discípulo de su discípulo” (Gusdorff, 1983: 7), el docente-tutor-fa-
cilitador al estilo socrático diríamos “se esfuerza en despertar un conciencia que se ignora a si 
misma y a guiar su desarrollo en el sentido más conveniente (Ibíd.), diríamos que en este senti-
do el docente en línea se esfuerza por estimular al alumno desde sus particularidades, otorga 
igualdad de oportunidades para que éste desarrolle la tarea a través de una mayor flexibilidad en 
un entorno mediatizado por las tecnologías, el aprendizaje fluye desde el alumno-individuo 
como sujeto cognoscente siendo ahora el docente no el instructor sino únicamente un guía en 
este tránsito educacional.
En este marco el docente-tutor-facilitador interactúa y se comunica multidireccionalmente 
con los alumnos, siendo ésta última un insumo imprescindible por la potencialidad que conlle-
va, en otras palabras “una buena comunicación en la tutoría es un importante vínculo que afec-
ta directamente el desarrollo del proceso de formación”. (Phillips y Pugh, 2003: 30), no con 
ello quiero decir que sólo él tenga la responsabilidad absoluta de la educación del alumno pero 
debe guiar a todos de manera colegiada y respetando su ritmo, para aprender y aprehender, y 
por ello la comunicación debe ser un punto que no debe ser olvidado ni dejado de lado, pues a 
partir de la interacción colectiva es que se construye el aprendizaje social, siendo más efectivo, 
duradero y por supuesto útil. 
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no está sincronizado
Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.
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El diálogo aunque mediatizado por la tecnología y los recursos provenientes de ésta se vuel-
ve esencia en la interacción cotidiana del tutorando y tutor, “tutor-tutorando” y “tutorando-tuto-
rando” estableciendo un conjunto de relaciones humanas, algo que pudiera parecernos incom-
patible en un terreno considerado deshumanizante, “la verdadera pedagogía resulta ser aquí 
un asunto individual entre persona y persona” (Gusdorff, 1983: 16), un asunto que se confronta 
desde el plano individual y colectivo, creándose entonces una cohesión como conglomerado 
que tal vez no se conozca físicamente, pero que debate, argumenta, dialoga e interactúa en un 
campus virtual con los recursos disponibles para tal fin.
Diferentes matices se aglutinanen este nuevo rol de docente-tutor virtual, que abarca desde 
una personalización de los contenidos didácticos, actividades, recursos, indicadores, herramien-
tas de navegación, etc. siendo todos ellos elementos que prefiguran y ayudan a consolidar un 
modelo académico acorde a las nuevas situaciones educativas a las que nos enfrentamos y a las 
cuales debemos responder poniendo toda la capacidad y herramientas disponibles para hacer 
asequible la educación a quienes se encuentran inscritos dentro de un programa de formación 
en línea. 
Algunas nuevas tareas para el docente en la virtualidad
Con base en los aspectos que he descrito, puedo señalar de manera breve en el desempeño de 
este rol dentro de una plataforma electrónica, las principales tareas serían: 
1) Tomar decisiones que le permitan generar y modificar actividades cognitivas, según las ne-
cesidades de los educandos2.
2) Realizar el seguimiento personalizado de las actividades de aprendizaje planteadas en el pro-
grama académico 
3) Promover el trabajo colaborativo a través de varios recursos como: Chat, foro de discusión, 
correo electrónico, etc.
4) Interactuar multidireccionalmente y percibir el progreso del estudiante
5) Incentivar al estudiante a lograr un desarrollo pleno de destrezas, habilidades y competen-
cias.
6) Realizar una asesoría continua con los participantes del curso en línea de tal forma que se 
sientan acompañados en todo momento.
7) Tomar decisiones que le permitan generar y modificar actividades cognitivas, según las ne-
cesidades de los educandos.
8) Asumir el compromiso como educador, y la responsabilidad que conlleva llevar a un grupo 
que trabaja a distancia a buen término su programa escolar .
9) Utilizar la tecnología como un medio o una herramienta educativa, y no como un fin en sí 
misma.
2 Algunos de los aspectos aquí enunciados han sido retomados del trabajo de los autores, Navarro del Ángel, D. y 
Camarena, M. (2009). El alumno nuevo significante en la praxis académica de la educación superior, Ponencia 
presentada en el 11º. Congreso Internacional Pedagogía 2009. La Habana, Cuba.
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Respecto a las tareas de los alumnos inscritos en un ambiente de educación virtual serían las 
siguientes:
1) Reconocer la responsabilidad implícita de su aprendizaje en su formación escolar o profesio-
nal
2) Intercambiar puntos de vista sobre un tópico, externando las ideas, creencias y sentimientos 
a través de las diversas opciones de la plataforma educativa. 
3) Debatir crítica y constructivamente las ideas propias, las de los compañeros e incluso las de 
los autores revisados en el transcurso del programa académico Encontrar vías que le permi-
tan adaptarse a la modalidad virtual para planear y organizar su tiempo a cada una de las ac-
tividades escolares sin descuidar otras
4) Utilizar la tecnología para procesar, transformar y generar información.
5) Generar una red de aprendizaje social y de interacción continua entre los participantes del 
curso
6) Desarrollar competencias y habilidades que les permitan resolver situaciones que pueden 
presentarse en su contexto inmediato, trabajo, vida escolar, familia, etc.
7) Ser capaz de autoevaluarse honesta y críticamente en base al trabajo realizado a lo largo del 
ciclo escolar.
8) Encontrar vías que le permitan adaptarse a la modalidad virtual para planear y organizar su 
tiempo a cada una de las actividades escolares sin descuidar otras 
9) Asumir un papel activo dentro de la modalidad virtual; papel muy lejano del tradicional rol 
pasivo de la escuela tradicional, con el fin de ser proactivo, autodidacta y responsable de su 
formación académica-profesional. 
Estas tareas que se acaban de enunciar, no son las únicas ni pretenden serlo, simplemente de-
seo compartirlas como un referente basado en mi experiencia, pero en este campo de la educa-
ción virtual no se ha dicho la última palabra, considero tampoco pueda decirse a ciencia cierta 
pues no es una automatización de procesos, estamos creo en la búsqueda constante de experien-
cias exitosas, de estrategias docentes, de instrumentos didácticos que nos faciliten el tránsito en 
esta ardua labor.
La capacidad de las nuevas tecnologías o plataformas virtuales por sí mismas no tienen ma-
yor trascendencia si no existe una mediación y adaptabilidad al entorno por medio de la aseso-
ría personalizada, puedo afirmar lo anterior al indicar que las tecnologías tan sólo son un sopor-
te para la educación, de lo cual ya nos han hablado algunos teóricos que ya se han descrito con 
anterioridad.
No obstante, en el desarrollo de la tarea educativa a distancia, será necesario considerar 
como punto medular el ingrediente humano y seguir compartiendo los diferentes aspectos que 
se entrelazan de manera singular para el desarrollo de sus potencialidades, profundizando en 
esta labor que se ésta volviendo urgente y necesaria para abatir la falta de espacios educativos 
en las escuelas y la deserción escolar de la escuela tradicional.
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Conclusiones
Una vez criticados algunos puntos sobre la educación, y como aporte de este trabajo me per-
mito enunciar algunos puntos de reflexión y propuesta para coadyuvar a una resignificación de 
la tarea académica circunscrita en la virtualidad; y abatir en la medida posible los cuestiona-
mientos y problemáticas señaladas desde nuestro ámbito particular de acción como educadores 
o facilitadores del aprendizaje, las cuales pudieran ser posibles respuestas a los problemas ya 
descritos.3
A) Una praxis social educativa en donde el sujeto sea concebido como un 
agente activo, y no un sujeto pasivo como antaño sucedía : por tanto se debe 
inducir al alumnado a reconocer sus capacidades, habilidades, destrezas, y competencias con 
el fin de incentivarlas; en su proceso formativo es recomendable enfrentar a los alumnos con 
la simulación de casos prácticos sobre procesos de trabajo lo más cercanos posible a la reali-
dad laboral, con un grado creciente de dificultad, así como la búsqueda y tratamiento de la 
información necesaria para resolver diferentes situaciones.
Desde luego se debe fomentar, en todo momento, la participación activa del alumnado me-
diante la realización y participación en debates, expresión de las opiniones, etc. 
B) El aprendizaje es uno de los ejes vitales del of icio de educar, no es ajeno 
al sujeto: como antaño se entendía, ni tampoco es memorización integral de los conteni-
dos abordados, el modelo conductual tampoco tiene ya validez; por ello, es necesario reco-
nocer que también es tarea individual, es decir, sucede a partir de la significación que se le 
da a la experiencia en el mundo. De manera concreta, el aprendizaje es siempre autoense-
ñanza y autoaprendizaje, pero la mayor riqueza parte de la interacción social, de la construc-
ción y deconstrucción con sus iguales, e incluso con el propio docente, estructurando un diá-
logo franco y un debate en torno al tema en específico. (Navarro y Camarena, 2007).
C) La transformación de los modelos de aprendizaje en la educación supe -
rior por medio de procesos virtuales de enseñanza. En gran medida los nuevos 
proyectos educativos insertos en la red de redes favorecen la comunicación entre los miem-
bros del centro educativo y coadyuvan a optimizarla enseñanza y el aprendizaje autónomo 
del alumnado, el uso de recursos pedagógicos y didácticos de mayor calidad será una exigen-
cia social para la educación y para los educadores, de tal manera que sea posible incidir cre-
ativamente sobre los escenarios del mañana que se están edificando desde el momento ac-
tual.
Asimismo son mayormente utilizados “por la necesidad de adquirir de modo rápido una 
competencia específica que les permita permanecer en un sistema en permanente reestructura-
ción y encontrar allí una nueva colocación [en el mercado laboral]. Esto significa que la Uni-
3 Parte del texto ha sido extraído del manuscrito preliminar de la ponencia “Aproximaciones, análisis y reflexio-
nes sobre la praxis académica en la encrucijada del siglo XXI” a presentar en el Congreso Internacional Virtual 
de Educación: . (CIVE 2009). Del 2 al 22 de marzo de 2009.
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versidad debe estar en condiciones de transmitir conocimientos just in time , a flujo continuo, 
misión para la cual no ha sido concebida”. (Amata, s.f.). Otra arista dentro de este tópico será el 
diseñar estructuras educativas acordes con la demanda social de conocimientos y haceres, con 
las condiciones del mercado laboral y las posibilidades de ascenso y movilidad en la estructura 
social.
D) “Actualización permanente de los contenidos, modelos y métodos de ense-
ñanza y de aprendizaje; En este contexto, la universidad, institución que ha satisfecho 
por años las necesidades de formación avanzada, debe, si quiere mantener un rol adecuado 
a su tradición y a sus potencialidades en el desarrollo cultural y social, identificar nuevas 
estrategias que le permitan responder a las nuevas necesidades y llegar a los nuevos usua-
rios”. (Amata, s.f.), si ello no es posible nosotros como docentes podemos ir actualizándo-
nos de forma continua, proponer cambios para el programa, y formas didácticas y pedagógi-
cas con las cuales impartimos los contenidos de la asignatura o materia durante cada periodo 
escolar.
E) Generar una dinámica o sinergia en la praxis de todos los involucrados, 
porque conlleva una tarea conjunta : Siendo que el aprendizaje es social por natura-
leza y responde a la época en la cual debe situarse y adaptarse para ser eficaz para la vida, se 
torna pues un autorregulador coherente a las situaciones de la dimensión histórica y su pri-
macía radica en vislumbrar escenarios factibles en un mundo incierto en el cual el individuo 
debe confrontar y actuar en él. (Navarro y Camarena, 2009), reconocer con el valor que se 
merece las interacciones que surgen del propio hacer de las comunidades académicas, en el 
seno de las cuales se forjan individuos con capacidades de transformación para la mejora y 
el bienestar colectivo. 
Es un proceso de renovación en el que comportamientos y valores, singularmente microso-
ciales, son sólo la expresión del cambio al que se expone el alumno y su guía-instructor-facilita-
dor-acompañante-docente, cambio que no sobra insistir en que se trata de una intencionalidad 
múltiple que transforma el “ethos” así como el “ser” –en el juego interactivo con la realidad 
que tiene lugar entre alumno e instructor como una dialéctica interminable– y, sobre todo, su 
praxis.
F) La respuesta al cambio no ocurre en el vacío, ni mucho menos de forma 
inmediata. Confluyen pues lo viejo y lo nuevo en los vértices de la educación, a veces en-
tre bases sólidas que fortalecen la presencia de un nuevo esquema de educación y praxis y en 
otras es endeble la silueta de este proceso, inmerso en la mayoría de las ocasiones en una 
franca resistencia para transformar el hacer cotidiano, y sumarse al cambio. (Navarro y Ca-
marena, 2009), el cambio debiera ser susceptible de practicarse con una intencionalidad ma-
yor, efectivamente responsable del impacto pedagógico que las sociedades del mundo re-
quieren y merecen para desarrollar todo el potencial de la conciencia humana.
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H) Desarrollo de una praxis académica renovadora: Es decir “desarrollar docentes 
con una praxis académica, política, y ética que haga posible que las actuales y las futuras ge-
neraciones encuentren y construyan una universidad que sea espacio de encuentro, de tole-
rancia, de construcción colectiva” (Calderón, 2004), si ello se logre podremos entonces re-
significar la praxis educativa hasta que sea parte íntegra de todo proceso y producto cultural 
–no meramente el apéndice del adiestramiento manufacturero que sobre el eje del hacer ha 
sido concebida de forma mecánica, el cambio por tanto es inminente, pues ninguna tarea es 
más segura en un ámbito tan inestable como el actual, nos corresponderá en tanto trabajar en 
esta nueva dinámica y desempeñar nuevos roles y funciones ante estos retos a los cuales nos 
enfrentamos.
Una ref lexión f inal a manera de corolario
En lo personal, las Instituciones de Educación Superior tiene una responsabilidad social mu-
cho más grande en pleno siglo XXI, la cual le demanda que incidan de manera radical en los 
nuevos marcos de saberes y de acciones del ser humano, transformándolo de tal forma que sea 
capaz de reconocer su historia y a la vez afrontar las nuevas exigencias que le plantea su reali-
dad, la adaptación será difícil para aquellos que deseen permanecer en su espacio de comodi-
dad, el aprendizaje no es lineal, nunca lo ha sido aunque a veces como docentes lo hemos pre-
tendido homogenizarlo cuando la realidad no es estática y así lo hemos reproducido en nuestro 
alumnado.
En segundo término, el nuevo docente situado dentro del nuevo modelo educativo y de la 
modalidad virtual o a distancia, deberá comprender al alumnado desde su individualidad y la 
diversidad que se fusionan dentro de un contexto de esta naturaleza, por ende este nuevo rol 
será un nuevo desafío, para atender a cada uno de los individuos circunscritos dentro del pro-
grama virtual, y estar al tanto de sus avances y retrocesos, pues el contexto personal de los suje-
tos, su situación particular influye de manera contundente en su desempeño educativo, cuestión 
que no debe excluirse si decimos que la flexibilidad debe permear durante todo momento en un 
ambiente no presencial, sin olvidar desde luego el aspecto humano de los participantes, es decir 
no debe prevalecer sólo la tecnología sino la interacción social entre los individuos por medio 
de un espacio asincrónico, en este caso virtual. 
Como tercer punto, Si consideramos que el aprendizaje es personal podemos indicar que la 
función del docente en línea, irá tomando un lugar crucial e incluso indispensable como media-
ción de acompañamiento en un proceso de educación mediatizada por la tecnología, que iremos 
vislumbrando a un ritmo mucho más rápido en diversas Instituciones de Educación Superior 
(IES), las cuales están diversificado sus opciones en programas educativos con modelos flexi-
bles basados en las nuevas tecnologías. (Navarro y Camarena, 2008), pero ello no debe ser ex-
cusa para continuar con esquemas de actuación tradicional y fuera de contexto que en lugar de 
beneficiar a la educación, la perjudican.
Asimismo, “la virtualidad como cualquier cambio abrupto irrumpe en nuestro tiempo y que-
hacer docente para dar paso a nuevas formas de interacción de los participantes mediada a tra-
vés del docente-tutor-facilitadory de la tecnología, con el firme propósito de construir el cono-
cimiento sin importar la latitud donde se encuentren situados, fomentando la disciplina, autono-
mía y organización (Navarro y Camarena, 2007:1), y es tarea urgente que como docentes este-
mos actualizados y familiarizados con las nuevas tecnologías para que podamos hacer uso de 
ellas como recursos en nuestra labor cotidiana, incorporando 
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En este momento el modelo y los roles de los actores se han transformado acorde a los re-
querimientos de la época, pero los cambios no son absolutos, y tendremos que seguir al tanto de 
los avances y demandas que la situación nos vaya planteando para brindar un acceso a la educa-
ción con calidad y utilizando los medios tecnológicos y humanos que estén al alcance de las 
instituciones educativas y del espacio sociocultural. 
La utilización de campus virtuales o de plataformas virtuales en educación superior, es aún 
incipiente en algunos países, en otros más ya es una realidad que lleva décadas de avance en su 
planeación, organización y puesta en marcha; algunos de los problemas a los que se enfrentan 
las Instituciones de Educación Superior (IES) son primero: aunque parece fácil requiere una 
fuerte inversión económica y humana para capacitar a los docentes en las nuevas funciones que 
deben adoptar y adaptarse desde luego a la tecnología educativa, lo cual es bastante difícil, y en 
segundo lugar no se cuenta con la infraestructura física para implementar una modalidad de tal 
naturaleza, desde luego que habría muchos otros inconvenientes, pero creo estos serían una 
constante.
El docente-tutor-facilitador es un vértice fundamental de las relaciones mediatizadas por la 
virtualidad, generador de interacciones de los agentes en el entorno a distancia, podría decirse 
incluso que es la columna vertebral de esta dinámica educativa, la cual requiere estar dotada de 
mayor flexibilidad y cambio total de paradigma pedagógico-didáctico. (Navarro y Camarena, 
2008), la flexibilidad que se plantea no deberá ser sólo discursiva o en el plano teórico sino que 
debe aterrizarse concretamente en la práctica docente, en la currícula misma, en la gestión y po-
líticas universitarias que en suma coadyuven a lograr una transformación de fondo del quehacer 
institucional, cambios estructurales reales que impacten en una mejora educativa y en los espa-
cios inmediatos en los que se circunscribe, a nivel local, regional o internacional, finalmente les 
comparto lo que un colega comentaba con mucha certeza: “creo que hay que hacer fuerza en 
este sentido, para desarrollar este planteamiento de ED y superar el escenario muy común que 
nos muestra la actualidad. en la que muchas propuestas de ED a distancia que se encuentran 
en desarrollo hacen lugar a la frase " Acción sin ideas es vicio de políticos, ideas sin acción es 
pecado de intelectuales" (Iñiguez, Gregorio, comunicación personal, 12 de febrero, 2009), es-
pero nuestra praxis no se encuentre anquilosada y que desde nuestra situación particular y posi-
bilidades reales podamos aportar en la génesis de un cambio significativo en desde la praxis de 
nuestra labor educacional y a la reforma universitaria que nos exhorta a una metamorfosis radi-
cal. 
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