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1 / GASTO PÚBLICO 1 – ¿QUÉ SOSTIENE LA LEY DE WAGNER? En la década de 1880, el economista Adolph Wagner presentó su Ley de crecimiento de los gastos públicos. Él pensaba que el desarrollo de la moderna sociedad industrial daría lugar a crecientes presiones políticas en pro del progreso social, que exigirían tener cada vez más en cuenta las consideraciones de carácter social en la dirección de la empresa. En consecuencia, era de esperar una continua expansión del sector público y de su participación en la economía. Una relación que puede explicar la variación en el gasto público por cambios en el desarrollo de la economía global, llamada Ley de Wagner propone la siguiente vinculación: i. A medida que avanza el desarrollo económico de un país y que el ingreso nacional per cápita aumenta, el gasto público (per cápita) tenderá a aumentar en una proporción mayor a la del ingreso nacional (per cápita). En términos simbólicos: ∆y ∆g ∆y > 0 → > y g y Donde: y = Y/P = ingreso per cápita g = G/P = gasto público per cápita Y = ingreso nacional G = gasto nacional P = población ii. La misma relación puede expresarse en términos del tamaño del sector público: si y aumenta, g y = G/Y aumenta La relación (i) indica que el aumento absoluto de g será más que proporcional respecto al aumento absoluto de y; la relación (ii) indica simplemente que el tamaño del gasto público (G/Y) aumentara (ante un aumento del ingreso per cápita y). iii. Una variante de la Ley de Wagner puede definirse en términos del valor de la elasticidad-ingreso del gasto público: eg,y > 1 donde eg,y = ∆g/g = ∆y/y ∆g /∆y g /y Si la elasticidad-ingreso del gasto público es superior a la unidad, ello implica que la elasticidad-ingreso del conjunto de gastos privados es inferior a la unidad; ello puede deberse a que ciertos componentes importantes del gasto privado (como alimentación y vivienda) tienen Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 2 elasticidad-ingreso relativamente bajas e inferiores a la unidad, como empíricamente lo ha encontrado la Ley de Engel. 2 – ¿CÓMO SE DETERMINA EL NIVEL ÓPTIMO DEL GASTO PÚBLICO CONSIDERANDO LAS FUNCIONES DE COSTO SOCIALES Y DE BENEFICIOS SOCIALES? El análisis costo–beneficio es una poderosa herramienta de análisis desarrollada en el último par de décadas, que permite avanzar en el proceso de toma de decisiones respecto al nivel y composición de las erogaciones públicas. En sus términos más simples, podría tratarse con una analogía con el sector productivo, que selecciona el tipo de bien a producir y los niveles de producción de cada bien de forma de maximizar las ganancias percibidas por la empresa; esta ganancia surge como el excedente de los ingresos obtenidos por la venta del producto respecto a los costos incurridos para su producción. CT BT CST BST 0 G G Aplicando la analogía se podría pensar que el Estado puede prestar servicios alternativos (o un mismo servicio con cantidades diferentes) y es posible valuar el beneficio social resultante de cada nivel de gasto público; a medida que se incorporen más gastos (por la ampliación de los niveles de provisión de los servicios existentes, o por inclusión de nuevos servicios anteriormente no prestados), el beneficio social se irá ampliando, pero en forma menos que proporcional. Esto último debido a que CMg BMg CSMg BSMg 0 G G Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 3 es lógico suponer que si el gasto público fuera reducido, se optaría por los proyectos individuales (o los tamaños) que fueran más rentables socialmente, para luego ir incorporando proyectos de menor rentabilidad social (aunque siempre positiva) si es posible tener acceso a mayores niveles de erogaciones públicas; la curva de BSMg (o sea del último proyecto incorporado) es descendente. Por otro lado, los costos sociales de proveer mayores bienes públicos están representados por la reducción de bienes privados operados por la tributación u otros mecanismos de financiación del gasto público; puede suponerse que estos costos sociales aumentan más que proporcionalmente o lo que es equivalente, que el CSMg es creciente para mayores tamaños del gasto público (ya que es lógico suponer que en caso de necesitar recaudar cantidades pequeñas se utilizarían las fuentes que menos daños produzcan al bienestar social, y que en cambio el daño va creciendo más que proporcionalmente a medida que es necesario echar mano de recursos tributarios o de otra índole de carácter más distorsionador). El tamaño óptimo del gasto público G estará dado en aquel nivel que maximice la diferencia entre el beneficio (bruto) social total y el costo social total, es decir que maximice el beneficio neto social total. Expresado en otro modo: debe alcanzarse el punto en que el BSMg se iguale con elCSMg. Como regla operativa: conviene incluir proyectos que tengan una relación beneficio–costo superior a la unidad y desechar los proyectos que tengan una relación beneficio–costo inferior a la unidad (aún cuando tengan algún beneficio bruto positivo). En caso de existir un monto fijo de gasto público total, elegir proyectos que rindan las mejores relaciones beneficio–costo. En los casos en que fuera posible medir el beneficio (bruto) social marginal a través del precio que los usuarios están dispuestos a pagar por el bien y que fuera posible medir los costos sociales marginales a través de los costos (de oportunidad) de los insumos requeridos para la producción del bien, el análisis beneficio–costo coincide con el análisis de rentabilidad privado. El problema en el caso de los gastos públicos radica especialmente en las limitaciones respecto a las valuaciones de los beneficios (brutos) sociales. 3 – DESARROLLE LA REGLA DE DECISIÓN PARA PROYECTOS INDIVISIBLES CON PRESUPUESTO FIJO. La evaluación de proyectos, como todas las cuestiones relativas a la asignación en economía, implica determinar de qué manera puede conseguirse el uso más eficiente de unos recursos escasos. El objetivo consiste en determinar la composición del presupuesto de un tamaño dado, como asignar un total de fondos disponibles entre proyectos alternativos también se plantea la cuestión de determinar el tamaño apropiado del presupuesto. Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 4 BMgF G C J D MF MX A GX 0 B GF BMgX F H 0 Proyectos Indivisibles Los gastos pueden dividirse en forma precisa entre los proyectos X e Y, de forma que los beneficios pueden igualarse para cada dólar marginal gastado en cada uno de ellos. A medida que se considera la asignación de fondos entre amplias categorías de gasto, este enfoque marginal es más o menos aplicable. Cuando se trata de concentrarse en la asignación especifica dentro de los departamentos, es preciso realizar elecciones entre proyectos particulares que no son divisibles, constituidos por cantidades de suma fija, o que son difíciles de modificar. Tamaño de Presupuesto Fijo Se empieza con un caso de presupuesto fijo. Se dispone de una cantidad de dinero para gastar en proyectos alternativos y que se puede escoger entre distintos proyectos. El coste de cado proyecto esta medido en términos de los dólares necesarios para su realización. La valoración del beneficio ofrece el beneficio total de un proyecto, incluyendo su coste 0A, corresponde el área 0ACF. Regla 1: requiere ordenar los proyectos de acuerdo con su relación entre beneficios y costes hasta el momento en que la inclusión de un proyecto adicional supere la restricción presupuestaria. Regla 2: exige elegir aquella combinación de proyectos que ofrezca el mayor beneficio neto. Regla 3: consistiría en minimizar la cantidad no gastada depresupuesto, sujetando únicamente a la restricción de aquellos que tengan una relación, entre beneficios y costes, superior a 1. 4 – ¿QUÉ ES UN PRECIO SOMBRA? Los proyectos en los cuales los costes y beneficios tangibles pueden determinarse directamente en el mercado a través de las compras o las ventas, no se presentaran dificultades siempre que los mercados considerados sean competitivos. En este caso, el beneficio tangible se determinará por el precio que tenga establecido el sector público en el mercado, o el precio al cual un servicio similar sea adquirido por los consumidores de oferentes privados. De forma similar el coste podría medirse a través del precio que el gobierno debe pagar por el producto (si el gobierno lo compra a empresas privadas) o por el coste en que debe incurrir (los precios de los factores que debe pagar) si realiza la producción por sí mismo. El coste determinado de esta forma reflejará el coste de oportunidad de no utilizar los recursos para un proyecto alternativo de carácter privado. Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 5 Esta cuestión es más complicada en el caso de que los mercados sean imperfectos. En este caso los precios de mercado de factores no reflejarán el verdadero costo de los recursos y es necesario establecer una serie de ajustes. Dichos valores ajustados son conocidos como precios sombras. Así, los alquileres o los beneficios del monopolio no deben ser considerados. Se supone que el coste de mercado de un producto dado es de un millón de dólares, cantidad equivalente al coste marginal de su producción. El coste de oportunidad social en este caso será de novecientos mil dólares, y no de un millón, aunque el gobierno pague el precio más alto. El beneficio de cien mil dólares es una ganancia pecuniaria para el monopolista, pero no un coste real en términos de recursos para la sociedad. También puede presentarse un problema de precios sombra en mercados competitivos en los cuales la transferencia de un factor para su utilización pública incremente su precio para el uso privado, y el problema consiste en determinar a qué precio (antes o después de la reducción en la actividad privada) debe ser medido el coste de oportunidad. Un valor promedio ofrece una aproximación razonable al resultado correcto. Otro de los argumentos que justifican la necesidad de un ajuste está relacionado con los impuestos. Si la adquisición de factores de producción por parte del gobierno es necesaria para la realización de un proyecto, el precio de mercado puede incluir impuestos sobre las ventas o accisas. Este componente impositivo del precio no refleja un coste social (sino meramente una transferencia de los vendedores al gobierno) y por lo tanto no debería ser considerado para establecer el costo del proyecto. Otro problema importante relacionado con los impuestos se presenta en la determinación del coste de oportunidad social del capital, ya que es preciso determinar el tratamiento apropiado de los impuestos sobre las rentas del capital. Una vez más, es necesario establecer precios sombra para corregir el impacto del impuesto. Otro aspecto de los precio sombra está relacionado con el coste de los recursos no utilizados. El coste a considerar por el uso de los recursos en el sector público es el costo de oportunidad de no haberlos utilizado en usos alternativos, tanto para proyectos públicos (en el contexto de un presupuesto fijo) como para proyectos privados (en el contexto de un presupuesto abierto). Este razonamiento no se mantiene si los recursos no utilizados se destinan a otros fines y el coste de oportunidad es cero. Así, puede argumentarse que los trabajos públicos serán menos costosos en un período de desempleo o que incluso pueden obtener beneficios por encima de su propio valor si crean empleo adicional a través del efecto multiplicador. Este argumento es correcto en la medida que se considere de forma estricta. La utilización de recursos no empleados aunque sea de forma escasa puede ser mejor que no utilizarlos en absoluto. Sin embargo no será tan bueno como usarlos para un objetivo superior. Aunque existan restricciones políticas que permitan una única utilización de los recursos, el análisis coste–beneficio debería aplicar el concepto de coste de oportunidad incluso aunque los recursos no sean utilizados. De otra forma se impediría una posible utilización de los mismos para una alternativa mejor. El problema de los precios sombra tiene una particular importancia en las economías en vías de desarrollo en las cuales la inversión pública y la evolución de proyectos juegan frecuentemente papeles muy importante. Se considera el precio del trabajo en una economía en la cual exista exceso de fuerza de trabajo. Mientras el trabajo normalmente está sometido a situaciones de desempleo o subempleo en los sectores tradicionales de la economía, los costes de trabajo en los sectores desarrollados pueden estar sujetos a fuerzas institucionales que los empujen por encima de su nivel competitivo. En esta situación, resulta deseable en la evaluación de proyectos utilizar un precio sombra para el trabajo sustancialmente inferior a su precio de mercado. Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 6 Otro aspecto de los precios sombra que a menudo resulta importante en los países en vías de desarrollo está relacionado con el tipo de cambio. Si la moneda local está sobrevalorada, como suele suceder frecuentemente, tanto las importaciones como las exportaciones estarán subvaloradas con relación a los bienes interiores. Una de las implicaciones de este hecho es que la importación de bienes de capital será más barata con respecto a los bienes internos, especialmente si el trabajo está sobrevalorado. En consecuencia, se está incentivando un método de producción excesivamente intenso en capital. Una vez más, la adecuada evaluación de proyectos aplicará un precio corregido o un precio sombra para el tipo de cambio de mercado, que refleje su valor en ausencia de medidas específicas para apoyarlo. 5 – ¿CÓMO SE MIDE LA PARTICIPACIÓN DEL GASTO PÚBLICO EN LA ECONOMÍA? El análisis del tamaño absoluto o relativo del sector público, de su composición y de la comparación entre países a lo largo del tiempo, exige precisar los métodos de medición de las magnitudes que alcanzan las operaciones financieras de los Estados. En el análisis es bastante habitual relacionar los montos absolutos del sector público con el tamaño de la economía global; estos coeficientes permitirían cuantificar el tamaño del sector público. Algunos indicadores alternativos: Por el lado de las Erogaciones (a): Gasto Público Producto Bruto Interno Este es el coeficiente más utilizado. Si se comprende únicamente al Gobierno Nacional, el numerador registra el total de erogaciones, tanto corrientes como de capital; se aconseja excluir del numerados los gastos de transferencia y por lo tanto trabajar únicamente con gastos exhaustivos, es decir, aquellos que tienen como contrapartida flujos de bienes o de factores productivos reales y que por lo tanto al ser utilizados por el sector público dejan de estar a disposición del sector privado. Si se incluyen las Empresas Publicas, en el numerador es necesario adicionar todas las erogaciones de la misma. Si bien es el coeficiente mas habitualmente utilizado, adolece de varios inconvenientes. El más importante consiste en la heterogeneidad conceptual entre el numerador y el denominador, que lleva a que el coeficiente no sea representativo de la participación del sector público en la economía global. Ello es debido a que la aplicación de igual definición para medir el tamaño del sector privado arrojaría un coeficiente cuya suma con el del tamaño del sector público sería superior a la unidad: el gasto total (en el sector público y en el sector privado) es superioral PBI pues incluye transacciones intermedias que se cancelan con el cálculo del PBI. Por el lado de los Bienes y Servicios Disponibles (b): Consumo GG + Inrersión GG + Inrersión EP Bienes y Serricios Disponible Este es el coeficiente basado en la distribución del flujo final de bienes anualmente a disposición de la economía. El denominador se obtiene restando al PBI el saldo de la Balanza Comercial para arribar al total de bienes que pueden utilizar los residentes en el periodo. El numerador indica los bienes absorbidos por el sector público tanto las erogaciones de consumo como las incorporaciones de bienes de capital, y en el caso de las empresas, solamente estas últimas (ya que Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 7 las empresas públicas, al igual que las privadas, no registran gastos de consumo sino utilización intermedia de bienes y pago de factores productivos). Este coeficiente satisface el criterio de consistencia, ya que calculando con igual procedimiento al tamaño del sector privado, se arriba a un coeficiente cuya suma con el definido para el sector público, arroja un resultado igual a la unidad. Por el lado del Valor Agregado (c): Valor Agregado en el Sector Público Producto Bruto Interno Este coeficiente también es consistente: el denominador se obtiene por la suma de los valores agregado (diferencia entre valor de producción de cada unidad económica y los insumos intermedios comprados a otras unidades económicas) de las unidades de producción (empresas, tanto privadas como públicas, y el Gobierno General); el numerador consiste en el valor agregado por el Gobierno General, dado que se trata de bienes públicos para los cuales no existen precios de mercado que permitan valuar la producción, el valor agregado se define operativamente (siguiendo la metodología tradicional de los expertos en contabilidad social) por el lado del pago de los factores productivos; dada la dificultad de valuación del capital y de los recursos naturales que componen en el patrimonio del Gobierno, en la práctica se toma únicamente la remuneración del factor trabajo como representativo del valor agregado por el Gobierno General. Por el lado de la Utilización de Factores Productivos (d): Menos usual, pero conceptualmente importante, es este enfoque de medición por el lado de los factores productivos utilizados; dados los problemas de medición, en la práctica el único disponible se refiere al factor trabajo. Personal ocupado en el Sector Público Personal ocupado en la Economía Global Este coeficiente también es consistente. Presión Tributaria (e): Si bien no es estrictamente una medición del tamaño del sector público, es un indicador suficientemente importante para introducirlo: Reacaudaciones Tributarias Producto Bruto Interno Pese a su utilización, este coeficiente no es consistente; su complemento a la unidad no es representativo del ingreso disponible para el sector privado (la parte de recaudación tributaria –como el caso de los aportes de seguridad social– que tiene como destino los pagos de transferencias no afectan en términos netos el ingreso disponible del sector privado). En conclusión: algunos coeficientes (b, c y d) son consistentes, y señalan la proporción de la economía global representada por el sector público (en cuanto a utilización final de los bienes disponibles, a la generación del valor agregado o al uso de factores productivos, respectivamente); los demás coeficientes (a y e) son inconsistentes, y el PBI utilizado como denominador responde únicamente a un patrón de comparación o numeraire, especialmente útil para corregir variaciones en el tamaño real de la economía y/o en las diferencias de niveles generales de precios entre distintos Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 8 periodos. Sin embargo, en la práctica son los más utilizados por razones de disponibilidad de la información requerida. 6 – ¿POR QUÉ SE DICE QUE EL GASTO PÚBLICO ES INFLEXIBLE A LA BAJA? El gasto público de un país puede ser flexible o rígido. Es flexible cuando su magnitud puede modificarse de un período a otro. En cambio, es rígido cuando su magnitud no puede ser reducida de un período a otro, ya sea porque afecta derechos adquiridos, porque implicaría la suspensión de la actividad del Estado o por imposibilidad política. Los regímenes de jubilación públicos, los subsidios agrícolas y los planes sociales suelen ser gastos rígidos. 7 – CLASIFIQUE LOS RESULTADOS QUE SE PUEDEN OBTENER A TRAVÉS DE UN PROYECTO PÚBLICO. Al identificar los distintos tipos de beneficios y costes, pueden distinguirse las siguientes categorías principales: Reales Los beneficios reales son los beneficios obtenidos por los consumidores finales del proyecto público. Refleja una adición al bienestar de la comunidad, y deben estar comparados con los costes reales que implica la no utilización de los recursos en otros usos alternativos. Pueden distinguirse diversos tipos de beneficios y costes: Directos: son aquellos relacionados en forma más estrecha con el objetivo principal del proyecto. Indirectos: representan una naturaleza secundaria. Son de muy difícil determinación pero hay que tenerla en cuenta. Tangibles: se aplica a los beneficios y costes que pueden ser valorados en el mercado. Intangibles: aquellos beneficios y costes que no pueden ser valorados en el mercado. Son más difíciles de medir. Intermedios: son proyectos destinados a la producción de bienes y que, por lo tanto, son de tipo intermedio. Finales: los proyectos que generan beneficios a los consumidores en forma directa (ya que incluyen la provisión de bienes finales). Internos: los beneficios y costes que se presentan en el interior de la jurisdicción en la cual se desarrolla el proyecto. Externos: los beneficios y costes que se presentan en el fuera de la jurisdicción en la cual se desarrolla el proyecto. Pecuniarios Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com 9 Los beneficios y costes pecuniarios se producen como consecuencia de los cambios en los precios relativos que se generaran a medida que la economía se va ajustando a la provisión del servicio público y a los cambios en los modelos de demanda de recursos. Como resultado producirán ganancias o pérdidas para determinados individuos que estarán compensadas por pérdidas o ganancias experimentadas por otros. Conciencia Universitaria www.concienciauniversitaria.com
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