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Resumen Módulo I

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Resumen Módulo I
Antecedentes de las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos
Las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos tienen una larga historia que se remonta al siglo XIX. En 1903, Panamá se separó de Colombia con el apoyo de Estados Unidos, que buscaba construir un canal interoceánico en el istmo. El Tratado Hay-Bunau Varilla, firmado ese mismo año, otorgó a Estados Unidos el control del Canal de Panamá y una zona de influencia de 16 km a cada lado del canal.
Durante gran parte del siglo XX, las relaciones entre ambos países estuvieron marcadas por la presencia militar estadounidense en Panamá. En 1964, un enfrentamiento entre estudiantes panameños y soldados estadounidenses en la Zona del Canal dejó varios muertos y heridos, lo que aumentó la tensión entre ambos países. En 1977, los gobiernos de Panamá y Estados Unidos firmaron los Tratados Torrijos-Carter, que establecieron un calendario para la transferencia gradual del control del Canal de Panamá a Panamá y la eliminación de la presencia militar estadounidense en el país.
En 1989, las relaciones entre ambos países se deterioraron aún más cuando Estados Unidos invadió Panamá para derrocar al dictador Manuel Noriega, quien había sido acusado de narcotráfico y otros delitos. La invasión dejó un saldo de miles de muertos y heridos, y generó críticas internacionales. Desde entonces, las relaciones entre Panamá y Estados Unidos han mejorado significativamente. En 1999, el control del Canal de Panamá fue transferido a Panamá, lo que marcó el fin de la presencia militar estadounidense en el país. Actualmente, ambos países mantienen relaciones diplomáticas y comerciales estrechas, y Estados Unidos es uno de los principales socios comerciales de Panamá.
En resumen, las relaciones entre Panamá y Estados Unidos han sido complejas y han pasado por altibajos a lo largo de la historia. A pesar de los conflictos del pasado, ambos países han logrado establecer una relación de cooperación y respeto mutuo en la actualidad.
El expansionismo norteamericano y la Doctrina del Destino Manifiesto
El expansionismo estadounidense y la Doctrina del Destino Manifiesto están estrechamente relacionados. La idea del Destino Manifiesto, popularizada en el siglo XIX, sostenía que Estados Unidos estaba destinado por Dios a expandirse por todo el continente americano. Esta creencia justificó la expansión territorial y la intervención en asuntos de otros países. El expansionismo se manifestó a través de la adquisición de territorios y la anexión de nuevas tierras.
Desde sus inicios, Estados Unidos buscó activamente la expansión en el continente. La adquisición de Luisiana a Francia en 1803 y la posterior anexión de Texas en 1845 son ejemplos de esta política expansionista. La Doctrina del Destino Manifiesto también influyó en la guerra contra México en 1846, que resultó en la anexión de vastos territorios mexicanos, incluyendo California y Texas. La Doctrina del Destino Manifiesto no solo justificó la expansión territorial, sino que también influyó en la política exterior de Estados Unidos. Se convirtió en un pilar ideológico que respaldaba la intervención en asuntos de otros países, en nombre de la supuesta superioridad moral y política de Estados Unidos.
A pesar de su influencia, la Doctrina del Destino Manifiesto también ha sido objeto de críticas y controversias. Algunos la ven como una justificación para la expansión imperialista y la intervención en los asuntos de otros países, en lugar de promover la democracia y la libertad como sostenía. Sin embargo, es innegable que esta doctrina tuvo un impacto significativo en la historia de Estados Unidos y en su relación con otros países de América.
En resumen, el expansionismo estadounidense, respaldado por la Doctrina del Destino Manifiesto, influyó en la adquisición de nuevos territorios y en la política exterior de Estados Unidos en el siglo XIX, marcando un período de expansión territorial y proyección de poder en el continente americano.
La Doctrina Monroe. El “Big Stick” de Theodore Roosvelt
La Doctrina Monroe, presentada en 1823, establecía que cualquier intervención de potencias europeas en América sería vista como un acto de hostilidad hacia Estados Unidos. Esta doctrina, sintetizada en la frase "América para los americanos", fue elaborada por John Q. Adams y atribuida al presidente James Monroe. Fue un momento decisivo en la política exterior de Estados Unidos, sentando las bases para su influencia en el hemisferio occidental.
Por otro lado, el "Big Stick" de Theodore Roosevelt, también conocido como el Corolario Roosevelt, fue una extensión de la Doctrina Monroe. Esta política afirmaba el derecho de Estados Unidos a intervenir en asuntos de América Latina para evitar que las potencias europeas lo hicieran. Roosevelt sostenía que su país tenía la responsabilidad de ejercer un "poder de policía internacional" en el hemisferio occidental.
Ambas doctrinas reflejaban la creencia en la superioridad y la responsabilidad de Estados Unidos en el continente americano. Mientras que la Doctrina Monroe se centraba en prevenir la intervención europea, el "Big Stick" de Roosevelt justificaba la intervención estadounidense en asuntos latinoamericanos. Estas políticas sentaron las bases para la proyección de poder de Estados Unidos en la región y tuvieron un impacto duradero en las relaciones hemisféricas.
En resumen, la Doctrina Monroe y el "Big Stick" de Theodore Roosevelt son dos conceptos fundamentales en la historia de la política exterior de Estados Unidos. Ambas reflejan la búsqueda de influencia y control en el hemisferio occidental, así como la creencia en la superioridad y la responsabilidad de Estados Unidos en la región. Estas doctrinas han tenido un impacto duradero en las relaciones de Estados Unidos con América Latina y el Caribe.
La Diplomacia del Dólar
La Diplomacia del Dólar es un modelo de política exterior de los Estados Unidos que ha influido significativamente en las relaciones internacionales, particularmente durante la presidencia de William Taft a principios del siglo XX. Esta estrategia buscaba promover los intereses estadounidenses en el extranjero mediante el fomento de la inversión extranjera, en lugar de depender únicamente de la fuerza militar o la diplomacia tradicional. El término "Diplomacia del Dólar" fue acuñado por el presidente Theodore Roosevelt, quien implementó esta metodología tras la resolución del bloqueo naval a Venezuela entre 1902 y 1903. Esta acción marcó el comienzo de una nueva era en la que el dinero tendría un papel más relevante en el comercio y la política globalizada.
La Diplomacia del Dólar se hizo evidente en las extensas intervenciones de Estados Unidos en Cuba, América Latina y Asia Oriental durante el siglo pasado, todas destinadas a salvaguardar los intereses empresariales y gubernamentales estadounidenses. Por ejemplo, en China, el Secretario de Estado Philander C. Knox aseguró que su país podía usar el capital privado para la ejecución de los planes de inversión necesarios para la estabilidad económica y el comercio.
A pesar de sus intentos, la Diplomacia del Dólar no logró contrarrestar a largo plazo la inestabilidad económica y la marea revolucionaria en países como México, República Dominicana, Nicaragua y China. Aunque inicialmente parecía una estrategia bien fundamentada, no pudo prevenir los cambios políticos y sociales en estas naciones.
La propuesta de William Taft, conocida como la "política de la Diplomacia del Dólar", implicaba que si alguna nación en el hemisferio occidental se encontraba en dificultades financieras, Estados Unidos tendría el derecho y la obligación de intervenir. Esta política se aplicó en varios países, incluyendo República Dominicana, Nicaragua, Haití, Panamá, Cuba y Honduras, donde Estados Unidos otorgó préstamos bajo los términos de la Diplomacia del Dólar.
En la actualidad, la Diplomacia del Dólar sigue siendo utilizada, no solo por Estados Unidos, sino también por otras potencias económicas. Aunque su efectividad a largoplazo ha sido cuestionada, esta estrategia ha dejado una huella significativa en la historia de las relaciones internacionales, especialmente en lo que respecta a la influencia económica y financiera en asuntos de política exterior.
En resumen, la Diplomacia del Dólar ha sido una estrategia distintiva en la política exterior de Estados Unidos, que ha buscado promover sus intereses en el extranjero a través de la inversión económica. Aunque ha tenido impactos significativos, también ha generado controversias y cuestionamientos sobre su efectividad a largo plazo.
La Política del Buen Vecino y el principio de No Intervención de Franklin D. Roosvelt
La Política del Buen Vecino, presentada por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1933, marcó un cambio significativo en la relación de Estados Unidos con América Latina. Esta iniciativa buscaba promover la no intervención en los asuntos internos de los países latinoamericanos, fomentar el intercambio comercial y fortalecer las relaciones diplomáticas en el hemisferio occidental. A su vez, se basaba en el principio de respeto mutuo y cooperación entre naciones vecinas, en contraposición a la intervención militar y la imposición de intereses foráneos.
La Política del Buen Vecino suponía un giro en la tradicional intervención de Estados Unidos en América Latina, la cual había estado marcada por la aplicación del Corolario Roosevelt y la Doctrina Monroe, que justificaban la intervención militar en la región. En cambio, esta nueva política buscaba establecer relaciones más equitativas y amistosas con los países vecinos, promoviendo la no injerencia en sus asuntos internos y el respeto a su soberanía.
El presidente Roosevelt expresó su compromiso con esta política en su discurso de toma de posesión en 1933, afirmando: "En el campo de la política mundial, dedicaré a esta nación a la política del buen vecino, el vecino que se respeta resueltamente a sí mismo y, porque lo hace, respeta los derechos de los otros ciudadanos"[4]. Esta declaración sentó las bases para un cambio significativo en la relación de Estados Unidos con América Latina, que se reflejó en una serie de acciones y acuerdos diplomáticos a lo largo de la década de 1930.
La Política del Buen Vecino se materializó a través de varios acuerdos y gestos simbólicos. Por ejemplo, en 1936, Estados Unidos y Cuba firmaron el Tratado de Relaciones, que puso fin a la Enmienda Platt, una disposición que otorgaba a Estados Unidos el derecho de intervenir en los asuntos internos de Cuba. Asimismo, se llevaron a cabo intercambios culturales y comerciales para fortalecer los lazos entre los países de la región.
A pesar de sus intenciones iniciales, la Política del Buen Vecino no estuvo exenta de críticas y controversias. Algunos críticos argumentaron que, si bien se promovía la no intervención, Estados Unidos seguía manteniendo una influencia significativa en la región a través de acuerdos comerciales desiguales y el apoyo a regímenes dictatoriales. Además, la política se vio afectada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que cambió el enfoque de la política exterior de Estados Unidos hacia Europa y Asia.
En resumen, la Política del Buen Vecino de Franklin D. Roosevelt representó un cambio significativo en la relación de Estados Unidos con América Latina, promoviendo la no intervención, el respeto mutuo y la cooperación entre naciones vecinas. Aunque tuvo limitaciones y desafíos, esta iniciativa sentó las bases para una nueva etapa en la diplomacia hemisférica, que influyó en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina en las décadas siguientes.
Conclusión
La historia de las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos está marcada por una serie de acontecimientos significativos que han influido en la dinámica entre ambos países. Desde la construcción del Canal de Panamá hasta la firma de tratados y acuerdos diplomáticos, estas relaciones han pasado por diferentes etapas de cooperación y tensiones. Por otro lado, el expansionismo norteamericano y las doctrinas que lo respaldaron, como la Doctrina del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, reflejan la búsqueda de influencia y control de Estados Unidos en el continente americano. Estas doctrinas justificaron la expansión territorial y la intervención en asuntos de otros países, sentando las bases para la proyección de poder de Estados Unidos en la región. Asimismo, el "Big Stick" de Theodore Roosevelt y la Diplomacia del Dólar representaron enfoques específicos de la política exterior estadounidense, basados en la intervención y el uso del poder económico para promover los intereses de Estados Unidos en el extranjero. Por último, la Política del Buen Vecino y el principio de No Intervención de Franklin D. Roosevelt marcaron un cambio significativo en la relación de Estados Unidos con América Latina, promoviendo la no intervención, el respeto mutuo y la cooperación entre naciones vecinas. Aunque estas políticas tuvieron limitaciones y desafíos, sentaron las bases para una nueva etapa en la diplomacia hemisférica, que influyó en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina en las décadas siguientes.
En resumen, la historia de las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos, junto con el expansionismo norteamericano y las doctrinas que lo respaldaron, refleja la complejidad de la política exterior de Estados Unidos en la región. Estas relaciones han estado marcadas por momentos de cooperación, conflicto y cambio, que han influido en la dinámica geopolítica del continente americano. Las políticas y doctrinas mencionadas han dejado una huella significativa en la historia de las relaciones internacionales, especialmente en lo que respecta a la influencia económica y financiera en asuntos de política exterior. Aunque algunas de estas políticas han sido objeto de críticas y controversias, es innegable que han tenido un impacto duradero en la región y en las relaciones de Estados Unidos con América Latina.

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