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REV NEUROL (Barc) 1996; 24 (129): 580-581 P.J. García Ruiz 580 Recibido: 02.01.96. Aceptado: 18.01.96. Servicio de Neurología. Fundación Jiménez Díaz. Madrid. Correspondencia: Dr. Pedro J. García Ruíz. Servicio de Neurología. Fun- dación Jiménez Díaz. Avda. Reyes Católicos, 2. Ciudad Universitaria. 28040 Madrid. Neurología bíblica P.J. García-Ruiz 27, Samuel II 5; 6-7, I Reyes 22; 34, Il Reyes 1; 2, ll Reyes 10; 24, Il Crónicas 19; 33). La revisión del Medline en los últimos cinco años muestra 64 artículos sobre medicina hebrea, incluyendo cuatro de ca- rácter neurológico concreto, pero ninguno de revisión general neurológica. MÉTODO Revisión y clasificación de las citas neurológicas del Antiguo Testamento (AT) (Edición completa, 7ª edición). RESULTADOS La lectura del AT permite clasificar diversas citas de interés neurológico. Traumatismos craneales Luego David se llevó la mano al zurrón; cogió de él una piedra, chas- queó la honda e hirió al filisteo en la frente, clavándose en la frente la piedra y cayendo de bruces en la tierra. Así venció David con la piedra y la honda al filisteo. Luego David echó a correr y se acercó al filisteo, y cogiéndole la espada, la sacó de la vaina, le remató y le cortó la cabeza. (I Samuel 17; 49,50) La muerte del gigante filisteo por parte de David tal vez sea el traumatismo craneal mejor conocido en la historia; el trauma- tismo no fue inicialmente mortal, ya que David tuvo que rema- tar a su enemigo con la espada. Así que mencionó el Arca de Alamo, cayó Elí de lo alto del sitial hacia atrás a través de la puerta, y se quebró la nuca y murió, pues el hombre era anciano y pesado. (I Samuel 5; 18) El traumatismo craneal de Elí es mucho menos conocido, probablemente corresponde a un traumatismo de base de cra- neo o lesión cervical alta. Una mujer arrojó una muela de molino sobre la cabeza de Abimelekh y le fracturó el cráneo. Llamó él entonces al muchacho que llevaba sus armas y le dijo: Mátame para que no pueda decirse de mí, ‘una mujer me mató’. Le traspasó pues el muchacho y murió. (Jueces 9; 53-55). El traumatismo de Abimelekh, como el del filisteo, tampoco fue inicialmente mortal. De hecho, Abimelekh pidió que le rematara su ayudante. Síncope vasovagal Y levantando su rostro encendido por el resplandor miró (el rey) en el colmo de su cólera, y la reina (Ester) cayó y cambió de color en su desmayo, y vino a reclinarse sobre la cabeza de la doncella. (Ester 15; 10) El relato no ofrece duda, es una descripción sencilla y elegante historia y humanidades Introducción Nuestro conocimiento sobre la medicina israelita en tiempos bíblicos es escaso. A diferencia de otras culturas clásicas (asi- rio-babilonia, egipcia, india) [1-9], no existe literatura médica específica, y las referencias médicas se extraen de fuentes místico-religiosas. Algunos autores incluso sugieren que el pueblo hebreo carecía de conocimientos médicos elementales y de profesionales de la sanidad [5]. Sin embargo, el pueblo hebreo sirvió de nexo entre dos culturas de potente tradición médica, la asirio-babilónica y la egipcia. En tiempos prebíbli- cos, la medicina mesopotámica contaba con un cuerpo médico perfectamente reglamentado, textos médicos propios, una far- macopea que incluía al menos 250 productos y algunas des- cripciones neurológicas precisas (incluyendo la hemicranea) [1,4,6,8]. Egipto, ya en el imperio antiguo, contaba con una medicina envidiable, con al menos ocho especialidades (in- cluyendo oftalmología) y una escala profesional perfectamente reglada. Aunque la medicina egipcia decayó posteriormente, Heródoto, cerca de nuestra era, se asombraba de la organiza- ción sanitaria estatal [2,4-6]. Existen al menos once textos médicos con algunas descripciones neurológicas notables, incluyendo la cuadriplejía tras traumatismo cervical, la hemi- plejía tras fractura de cráneo, la migraña y el síncope [2]. Es forzoso admitir que los conocimientos médicos fluyeron entre Egipto, Sumeria y Palestina, y que el pueblo hebreo absorbió parte de la medicina de sus vecinos. Algunos pasajes de la Biblia sugieren que el pueblo judío contaba con un cuerpo médico profesional y respetado. El mismo pasaje sugiere que existían ‘boticarios’ y probable- mente una farmacopea básica. Honra al médico con los honores que le pertenecen por sus servicios, pues a él le ha creado el Señor. La ciencia del médico yergue su cabeza y es admitido delante de los grandes. El Señor ha creado de la tierra sus remedios. Con ellos el médico curará y quitará el dolor, asimismo el boticario preparará mixtura. (Eclesiástico 38; 1-7) La Biblia ofrece descripciones bastante precisas de enfer- medades epidémicas (Samuel II 24; 15, I Crónicas 21; 1-17), las epidemias fueron el azote constante del pueblo israelita; pero además hay un marcado interés por las enfermedades dermatológicas, de hecho, el levítico es un tratado dermatoló- gico arcaico que incluye datos pronósticos y preceptos higié- nicos (Levítico 13-15). Por supuesto, tratándose de un pueblo guerrero abundan las descripciones, evolución y pronóstico de traumatismos y heridas por espada y flecha (Samuel II 4; 24129_0580.p65 11/11/99, 9:57580 Neurología bíblica 581REV NEUROL (Barc) 1996; 24 (129): 580-581 del síncope vasovagal. La descripción incluye la presencia de fenómenos vegetativos (palidez pronunciada) y pérdida de conocimiento no súbita, Ester cae ‘reclinándose’ sobre la ca- beza de la doncella. Ictus con afasia En aquel punto cayó enfermo Alcimo (general de Demetrio) y se inte- rrumpió su obra, se cerró su boca y quedó con parálisis, y no pudo ya pronunciar palabra ni dar disposición respecto a su casa. Y murió Alcimo en aquella ocasión con gran tormento. (I Macabeos 9; 55-56) Tampoco ofrece muchas dudas esta cita. Alcimo bruscamente presenta una ‘parálisis’, probablemente una hemiplejía dere- cha, acompañada de afasia. La lectura de la cita permite supo- ner que Alcimo fue perfectamente consciente de su problema y lo vivió ‘con gran tormento’; ello sugiere la presencia de una afasia motora con recepción razonablemente conservada. ¿Hemorragia subaracnoidea? Y creció el niño (el hijo de la sunamita). Ahora bien, ocurrió cierto día que él había salido en busca de su padre, adonde los segadores, y dijo a su padre: ¡Mi cabeza, mi cabeza! Éste dijo al criado: Llévale a su madre; le llevó en efecto, y estuvo sobre sus rodillas hasta que murió. (II Reyes 4; 18-20) El texto es poco nítido y caben varias interpretaciones. En cualquier caso se trata de una persona joven que súbitamente presenta cefalea explosiva acompañada de disminución de ni- vel de conciencia y que fallece en poco tiempo (¿horas?). Cabe hacer el diagnóstico diferencial entre hemorragia subaracnoi- dea y hemorragia cerebral por rotura de malformación vascu- lar. Movimientos anormales En el día que tiemblen los guardianes de la casa y se encorven los hombres fuertes. (Eclesiastes 12; 3-8) Le corrige (Dios) mediante dolor en su lecho y por un continuo temblor de sus huesos. (Job 34; 19) La primera cita es bastante oscura; según la interpretación clásica cada parte del cuerpo está representada de forma sim- bólica: ‘los guardianes de la casa’ simbolizan las manos, ‘los hombres fuertes’ simbolizan los hombros. Posiblemente la cita hace referencia al temblor esencial, ya que describe los cambios habituales que presenta el anciano. El temblor esen- cial es mucho más frecuente en ancianos que la enfermedad de Parkinson [11,12]. La segunda cita es aún más oscura; describe un temblor continuo en un paciente con multipatología (¿temblor esen- cial?, ¿temblor fisiológico exagerado?, ¿ mioclonías por pato- logía metabólica?). Cambio de ciclo de vigilia sueño Así herede yo meses vacuos y noches de dolor se me asignaron. Si me acuesto digo. ¿Cuándo me levantaré? Y cada vez que es de noche me harto de agitaciones hasta el crepúsculo. (Job 7; 3-4) El cambio de ciclo sueño vigilia es un hecho frecuente (y pobremente conocido), especialmente en individuos sépticosy terminales, tal vez por liberación de citoquinas, FNT e IL-2 entre otras [13,14]. La descripción de la noches de Job se ajusta perfectamente a esta patología. Simulación David simuló a los ojos de ellos haber perdido el juicio, se condujo como furioso en sus manos, escribió signos en las hojas de las puertas y dejó caer su saliva por su barba. (Samuel 22; 14) La simulación es un hecho no infrecuente en la clínica neuro- lógica, los trastornos de David son un claro ejemplo. Depresión Y cuando oyó el rey (Antioco Epifanes) estos relatos, quedó aturdido y confuso en extremo y quedó sumido en la debilidad por su pena, porque no le había salido aquéllo como pretendía... Y continuamente volvía a él una pena intensa. Llamó a sus amigos y les dijo: Se ha apartado el sueño de mis ojos y siento desfallecido el corazón por la inquietud, y digo entre mí: ¡a qué grado de tristeza he llegado, y en qué zozobra me encuentro! (I Macabeos 6; 8-11) La descripción del cuadro de Antioco corresponde a una de- presión. Antioco presenta ideas de ruina, dificultad creciente para realizar sus actividades de la vida diaria, insomnio y sen- sación de opresión torácica. CONCLUSIÓN La lectura de la Biblia ofrece algunos pasajes de gran interés neurológico. Las descripciones llanas y sencillas del AT con- trastan con otras citas mucho más oscuras del Nuevo Testa- mento, objeto de interpretaciones más rebuscadas. El trauma- tismo craneal de Elí, el síncope vasovagal de Ester, el ictus de Alcimo, los cambios de ciclo vigilia sueño de Job, la simula- ción de David, y la probable hemorragia subaracnoidea del hijo de la sunamita merecen incluirse en las descripciones arcaicas de la Historia de la Neurología. 1.Zaragoza JA. La medicina de los pueblos mesopotámicos. En Laín Entralgo P, ed. Historia Universal de la Medicina. Tomo 1. Barcelona: Salvat, 1972. 2.Ghaliongui P. La medicina en el Egipto faraónico. En Laín Entralgo P, ed. Historia Universal de la Medicina. Tomo 1. Barcelona: Salvat, 1972. 3.Muntner S. La medicina de el antiguo Israel. En Laín Entralgo P, ed. Historia Universal de la Medicina. Tomo 1. Barcelona: Salvat, 1972. 4.Somolinos d’Ardios G. Historia de la Medicina. 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