Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
i Síndrome de Sjögren Juan-Manuel Anaya Cabrera Manuel Ramos Casals Mario García Carrasco CORPORACIÓN PARA INVESTIGACIONES BIOLÓGICAS Medellín, Colombia Este libro hace parte de la Colección de textos médicos de la Corporación para Investigaciones Biológicas Primera edición 2001 © 2001 por la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB). Reservados todos los derechos. Ni todo el libro ni parte de él pueden ser reproducidos, archivados o transmitidos en forma alguna o mediante algún sistema electrónico, mecánico o de fotorreproducción, memoria o cualquier otro, sin permiso por escrito del Editor. ISBN: Diseño y diagramación: Fondo Editorial (CIB) Preprensa: RGB Ltda. Impresión y terminación: Impreandes Hecho en Colombia/Manufactured in Colombia CIB - Apartado Aéreo 7378 Teléfono 441 08 55. Fax 4415514 cib@epm.net.co Medellín, Colombia PRÓLOGO Es un placer escribir el prólogo para un nuevo libro sobre el Síndrome de Sjögren (SS), coeditado por uno de mis alumnos . Que este libro sea en español permite que esta fascinante enfermedad sea más asequible en América Latina y España. El SS es la enfermedad autoinmune reumatológica más frecuente después de la artritis reumatoidea. Es más, las dos enfermedades pueden presentarse juntas: en el 50% de los pacientes (SS secundario) la destrucción de las glándulas salivares y lagrimales parece ser parte del proceso extra-articular reumatoideo. El linfoma maligno de linfocitos B, aunque relativamente raro (5%), es más común en el SS primario. El SS tiene claves tanto de autoinmunidad como de malignidad linfoide. Creo que la apoptosis inapropiada de las células epiteliales de las glándulas salivares y lagrimales genera la etapa antigénica para la activación inmunológica, seguida de la infiltración linfocitaria y, finalmente, la destrucción glandular y sequedad. Los primeros enfermos con SS fueron reportados en 1888. Ciento trece años pueden parecer mucho tiempo, sin embargo los médicos científicos han aprendido a ser pacientes. Estoy seguro que los secretos que guarda el SS serán revelados, los pacientes tendrán vidas más felices y las generaciones futuras se beneficiarán del trabajo que hoy hacemos. Normal Talal New York Mayo 2001 iv v AGRADECIMIENTOS Esta página ha sido una de las últimas que se escribieron de este libro. Sin embargo, es una de las primeras. La gratitud no puede ser menos. Somos la sumatoria de muchos que nos antecedieron y de muchos que están con nosotros. La historia de este libro comenzó en el intermedio de una de las sesiones del pasado congreso del Colegio Americano de Reumatología. Luego de tomada la decisión, escogimos los temas que debían ser tratados y el carácter interdisciplinario de la obra. Por lo tanto, nuestro primer reconocimiento es para todos los autores que contribuyeron con su experiencia y su puntualidad. Hemos querido hacer una muestra de unión hispano-americana. Esperamos haber cumplido con esta meta. Quisiéramos agradecer a nuestros maestros, en particular, al profesor Norman Talal, por su constante estímulo y guía. Gracias a la Corporación para Investigaciones Biológicas por su soporte editorial, y a las personas que hicieron posible esta edición: Marta Suárez, William Rojas, Jaime Cañas y Eduardo Betancur. Ellos saben, como nosotros, "que el tiempo es corto y el arte es largo". Gracias también a la Asociación Colombiana de Reumatología por su apoyo irrestricto a esta idea y a su difusión. vi vii Sergio Aguilera, MD Jefe, Sección de Reumatología-Inmunología Clínica Indisa. Profesor Asociado Escuela de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile Cecilia Alliende, BSc Profesor de Histoquímica de la Escuela Tecnología Médica Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile Juan-Manuel Anaya C., MD Jefe, Unidad de Reumatología Corporación para Investigaciones Biológicas. Profesor Titular, Facultad de Medicina Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, Colombia Lucía Arboleda V., DDS Profesora Titular, Facultad de Odontología, Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia Enri Borda, MD, PhD Cátedra de Farmacología Facultad de Odontología, Universidad de Buenos Aires. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina. Buenos Aires, Argentina Pilar Brito Z., MD Facultad de Medicina, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Puebla, México Carlos A. Cañas D., MD Servicio de Medicina Interna Instituto de los Seguros Sociales Manizales, Colombia Ricard Cervera S., MD, PhD Especialista Senior Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España Paula A. Correa V., MSc Investigadora Unidad de Reumatología Corporación para Investigaciones Biológicas Medellín, Colombia Gloria de la Red B., MD Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España ÍNDICE DE AUTORES viii Josep Font F., MD, PhD Consultor Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España Alfonso García C., MD Hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social Tapachula, Chiapas México Mario García C., MD, PhD Profesor Titular de Reumatología e Inmunología, Facultad de Medicina, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Servicio de Reumatología Hospital General Centro Médico Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social Puebla, México Eduardo Goicovich, BSc Grupo de Investigación en Ciencias Básicas del Síndrome de Sjögren Facultad de Medicina, Universidad de Chile y Clínica Indisa Santiago, Chile Leonor V. González P., DDS Facultad de Odontología Universidad de Antioquia Medellín, Colombia María-Julieta González, MSc Profesor Asociado, Académico del Programa de Biología Celular y Molecular Instituto de Ciencias Biomédicas Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile Cecilia Henao C., MD Profesora Titular de Patología Facultad de Odontología Universidad de Antioquia Medellín, Colombia Antonio Iglesias G., MD Profesor Titular de Medicina Interna y Reumatología Facultad de Medicina Universidad Nacional de Colombia Hospital San Juan de Dios Bogotá, Colombia Miguel Ingelmo M., MD, PhD Consultor Senior Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España América Giménez, MD Jefe del Estabulario Experimental Facultad de Medicina Universidad de Barcelona Barcelona, España ix Fabio M. Jiménez Z., BSc Research Fellow, Departamento de Medicina Sección de Enfermedades Infecciosas Universidad de Texas San Antonio, TX, E.U. Sonia Jiménez H., MD Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España. Guillermo Latorre S., MD Profesor Titular de Medicina Interna y Endocrinología Universidad de Antioquia Medellín, Colombia. Laura Madrid, DDS Profesora, Facultad de Odontología Universidad de Antioquia Instituto de Ciencias de la Salud (CES) Medellín, Colombia. Rubén D. Mantilla H., MD Director, Clínica de Artritis y Rehabilitación Bogotá, Colombia. Luis Fernando Mejía E., MD Profesor, Servicio de Córnea Instituto de Ciencias de la Salud (CES) Medellín, Colombia. Claudio Molina, DDS, MSc. Académico de la Facultad de Odontología Universidad Mayor Santiago, Chile. Javier Molina L., MD Profesor Honorario Facultad de Medicina Universidad de Antioquia Medellín, Colombia José Fernando Molina R., MD Jefe, Unidad de Reumatología Hospital Pablo Tobón Uribe. Profesor Asociado de Medicina Interna y Reumatología, Facultad de Medicina Universidad Pontificia Bolivariana Medellín, Colombia Eduardo Moreno G., MD Jefe, Servicio de Medicina Interna Centro Médico Delfos Barcelona, España. Yolanda Mosquera, DDS Docente, Facultad de Odontología Universidad de Antioquia e Instituto de Ciencias de la Salud (CES) Medellín, Colombia x Paola Pérez, BSc Programa de Doctorado en Ciencias Biomédicas Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile Manuel Ramos C., MD, PhD Especialista Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España Beatriz Restrepo E., BSc Laboratorio de MicrobiologíaFacultad de Odontología Universidad de Antioquia Medellín, Colombia Carlos Restrepo P., MD Sección de Oftalmología Clínica Universitaria Bolivariana Clínica Oftalmológica San Diego Medellín, Colombia Lucas Restrepo, MD Departamento de Neurología Escuela de Medicina de la Universidad de Yale Nueva Haven, Connecticut, E.U. José Rosas G., MD Servicio de Medicina Interna y Reumatología Hospital de la Vila-Joiosa Alicante, España Luz Inés Sierra G., DDS, MSc Profesora Titular, Facultad de Odontología Universidad de Antioquia Medellín, Colombia Leonor Sterin-Borda, MD, PhD Cátedra de Farmacología Facultad de Medicina Universidad de Buenos Aires, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina. Buenos Aires, Argentina Olga Trejo G., MD Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas Hospital Clínico Barcelona, España xi ÍNDICE DE MATERIAS SECCION I. DEFINICIÓN, COMPROMISO ORAL Y OFTALMOLOGICO CAPITULO 1. Qué es el Síndrome de Sjögren y por qué es importante? ................................. 2 Juan-Manuel Anaya C. CAPITULO 2. Historia del Síndrome de Sjögren ...................................................................... 12 Antonio Iglesias G. CAPITULO 3. Anatomía y fisiología de las glándulas salivares y saliva .................................. 22 Lucía Arboleda V Luz Inés Sierra G. Beatriz Restrepo E. Cecilia Henao C. Leonor V. González P. CAPITULO 4. Evaluación de la xerostomía ............................................................................. 40 José Rosas Manel Ramos Casals Mario García Carrasco Rafael Belenguer P. Juan-Manuel Anaya C. CAPITULO 5. Manifestaciones Orales del Síndrome de Sjögren ............................................ 47 Laura Madrid Yolanda Mosquera S. Luz Inés Sierra G. CAPITULO 6. Anatomía y fisiología de la superficie ocular ..................................................... 56 Luis Fernando Mejía E. CAPITULO 7. Examen oftalmológico en pacientes con xeroftalmía ........................................ 68 Carlos Restrepo P. CAPITULO 8. Compromiso ocular en el Síndrome de Sjögren ............................................... 78 Luis Fernando Mejía E. Carlos Restrepo P. SECCION II. INMUNOPATOGENESIS CAPITULO 9. Histopatología del Síndrome de Sjögren ........................................................... 88 Cecilia Henao C. Leonor V. González P. CAPITULO 10. Fisiopatología del Síndrome de Sjögren primario ............................................. 92 Fabio M. Jiménez Z. Paula A. Correa V. Juan-Manuel Anaya C. xii CAPITULO 11. Inmunogenética del Síndrome de Sjögren ...................................................... 104 Paula A. Correa V. Juan-Manuel Anaya C. CAPITULO 12. Matriz extracelular de glándulas salivares en el Síndrome de Sjögren ........... 113 María-Julieta González Claudio Molina Cecilia Alliende Paola Pérez Eduardo Coicovich CAPITULO 13. Autoanticuerpos en el síndrome de Sjögren ................................................... 131 Manuel Ramos Casals Mario García Carrasco José Rosas G, Josep Font F. Juan-Manuel Anaya C. CAPITULO 14. Anticuerpos anti-Receptores Muscarínicos Colinérgicos ................................ 146 Enri Borda Leonor Sterin-Borda CAPITULO 15. Modelos experimentales animales de síndrome de Sjögren. .......................... 154 Manuel Ramos Casals Olga Trejo G. Mario García Carrasco América Jiménez Miguel Ingelmo M. SECCION III. MANIFESTACIONES CLINICAS SISTEMICAS CAPITULO 16. Síndrome de Sjögren primario: Enfermedad sistémica. .................................. 160 Sergio Aguilera CAPITULO 17. Compromiso pulmonar, gástrico y renal en el Síndrome de Sjögren .............. 167 Carlos A.Cañas D. Antonio Iglesias G. CAPITULO 18. Compromiso dermatológico en el Síndrome de Sjögren ................................. 181 Olga Trejo G. Sonia Jiménez H. Gloria de la Red B. Mario García Carrasco Manuel Ramos Casals CAPITULO 19. Compromiso neurológico asociado al Síndrome de Sjögren .......................... 193 Lucas Restrepo xiii CAPITULO 20. Compromiso endocrinológico asociado al Síndrome de Sjögren .................... 210 Guillermo Latorre S. SECCION IV. VIRUS, CRIOGLOBULINEMIA Y LINFOPROLIFERACION CAPITULO 21. Virus y Síndrome de Sjögren ........................................................................... 228 Manuel Ramos Casals Mario García Carrasco Ricard Cervera S. Josep Font F. Miguel Ingelmo M. CAPITULO 22. Síndrome de Sjögren, virus de la Hepatitis C y Crioglobulinemia ................... 235 Mario García Carrasco Manel Ramos Casals Pilar Brito Z Alfonso García C. Eduardo Moreno G. CAPITULO 23. Linfoproliferación y Síndrome de Sjögren ....................................................... 244 Mario García Carrasco Manuel Ramos Casals Ricard Cervera S. Joseph Font F. Miguel Ingelmo M. SECCION V. ¿SJÖGREN O LUPUS? CAPITULO 24. Relación entre Síndrome de Sjögren y Lupus Eritematoso Sistémico ............ 256 José Fernando Molina R. Javier Molina L. SECCION VI. TRATAMIENTO CAPITULO 25. Visión integral del paciente .............................................................................. 262 Juan-Manuel Anaya C. Rubén D. Mantilla H. CAPITULO 26. Tratamiento del ojo seco ................................................................................. 270 Carlos Restrepo P Luis Fernando Mejía E. CAPITULO 27. Tratamiento del compromiso oral .................................................................... 278 Laura Madrid Lucía Arboleda V. Yolanda Mosquera S. Luz Inés Sierra G. 1 II Sección Definición, compromiso oral y oftalmológico 2 Juan-Manuel Anaya C. 1 CAPÍTULO ¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE SJÖGREN Y POR QUÉ ES IMPORTANTE? DEFINICIÓN El Síndrome de Sjögren (SS) es una enfermedad crónica, autoinmune, caracterizada por la rese- quedad de mucosas, principalmente oral (xeros- tomía) y ocular (xeroftalmía), debido a la disminu- ción o ausencia de secreciones glandulares (1). La hiposecreción glandular es el resultado de meca- nismos tanto de interacción celular (infiltrado lin- foplasmocítico) como humoral (autoanticuerpos y mediadores inflamatorios solubles). El carácter autoinmune de la enfermedad es dado por la presencia de autoanticuerpos, algunos de ellos con propiedades patogénicas probadas; por la ausencia de un agente etiológico conocido, y por las características histopatológicas. En efecto, para caracterizar un paciente con SS se debe confirmar el carácter inflamatorio de la resequedad mediante el análisis histopatológico de las glándu- las salivares, en donde, necesariamente, se ob- serva un infiltrado linfoplasmocítico benigno, focal, periductal, y con una magnitud importante en la mayoría de los acinos examinados. Esta inflama- ción puede ser responsable del aumento de volu- men de las glándulas salivares (parótidas y submaxilares). Inicialmente definido como una exocrinopatía autoinmune (2), el SS es considerado actualmen- te una epitelitis autoinmune, dado que el epitelio de las glándulas exocrinas es el blanco de la respuesta inflamatoria (3). Por esta razón, prácti- camente todas las glándulas exocrinas se pueden ver afectadas en un paciente con SS. La respuesta inflamatoria local es el origen de mediadores solu- bles que, una vez en la circulación, son responsa- bles de los síntomas y signos extra-glandulares o no-exocrinos. El SS es una enfermedad sistémica, con importante repercusión sobre el estado físico, psicológico y social (Tabla 1-1). No obstante, no todo paciente con síntomas secos sufre de SS. En la Tabla 1-2 están resumi- das otras causas de síntomas secos y de parotidomegalia, que deben ser consideradas dentro del diagnóstico diferencial de SS. SÍNTOMAS SECOS Xeroftalmía Las personas que tienen xeroftalmía sienten irrita- ción, quemazón y tienen la sensación de arena en los ojos; los párpados pueden adherirse entre sí. La xeroftalmía es un problema relativamente co- Tabla 1-1. ¿Por qué es importante el SS?. 1. Alta prevalencia (~2% de la población adulta) 2. Es unaenfermedad sistémica 3. Afecta considerablemente la calidad de vida 4. Su diagnóstico es subestimado 5. Tiene tratamiento (multidisciplinario) 3 mún y poco diagnosticado que puede ser el resul- tado de varias condiciones tales como la edad y el uso de ciertos medicamentos (Tabla 1-2). Aunque la xeroftalmía se observa con más frecuencia en las personas de edad, personas jóvenes también pueden tener este síntoma. Es importante recor- dar que tener el ojo seco no es normal, y que cerca del 60% de las personas que consultan al oftalmó- logo por ojo seco sufren de SS. Xerostomía El componente oral del SS está caracterizado por una sensación de sequedad acompañada de sed y dificultad para masticar. La boca seca se puede Tabla 1-2. Diagnóstico diferencial del compromiso oral y ocular del SS. *Generalmente unilateral. Parotidomegalia Infecciosa Viral Paperas Influenza Virus de Epstein-Barr Cosackie Cytomegalovirus VIH Bacteriana* Streptococcus Staphylococcus Micótica Histoplasmosis Actinomicosis Tuberculosis Sarcoidosis Amilosis Metabolica/Endocrina Dislipidemia Pancreatitis crónica Cirrosis hepática Diabetes melitus Acromegalia Desnutrición Hipovitaminosis (A,B6,C) Parotiditis recurrente del niño* al Aplasia d Tumoral Tumor mixto* Linfoma Leucemia linfoide crónica Xeroftalmía Medicamentosa Enfermedades Oculares Conjuntivitis crónica Dermatitis bulosa Blefaritis crónica Fibromialgia Xeroftalmia senil Neurológica Compromiso del V y VII pares Enfermedad del grefón contra el huésped Fibrosis quística Viral Metabólica Hipovitaminosis A Diabetes Adicción al computadors Xerostomía Sialoadenitis crónica Medicamentosa Atropína y similares Betabloqueadores Antihistamínicos Fibromialgia Deshidratación Infecciosa Xerostomía senil Respiración oral Neurológica Esclerosis múltiple Parkinson Depresión Post-radioterapia Congénitao Aplasia de glándulas salivaresr 4 acompañar también de cambios en la voz, la que puede tornarse ronca y/o débil; también se puede hacer difícil la deglución. Más allá del problema obvio inicial de la sequedad, pueden presentarse otros síntomas no tan evidentes. A veces puede disminuirse la agudeza del gusto, la cual puede o no estar asociada con la alteración del olfato. Cuando hay sequedad, hay una mayor posibilidad de desarrollar caries y enfermedad periodontal. Además de la xerostomía y xeroftalmía, los pacientes con SS pueden presentar otros sínto- mas secos como xerodermia (piel seca), xeromicteria (sequedad de la mucosa nasal), etc. (Tabla 1-3) (4). AUTOANTICUERPOS Una de las características de autoinmunidad es la presencia de autoanticuerpos. La mayoría (85%) de los pacientes con SS presentan anticuerpos antinucleares (AAN) en el suero, siendo los patro- nes homogéneo y moteado los más frecuente- mente observados (5,6). También se observa fac- tor reumatoideo (FR) en cerca del 50% de los pacientes (independientemente de las manifesta- ciones articulares o de si se trata de un SS secun- dario a la artritis reumatoidea). Los pacientes con sospecha de SS que presenten AAN deben ser investigados para anticuerpos anti-Ro/SS-A y anti- Tabla 1-3. Definición de subgrupos de compromiso exocrino y su relación con las manifestaciones clínicas del SS. Adaptado de Oxholm et al (4). ↓ Subgrupo Compromiso Patología Fisiopatología Síntomas Oral Sialoadenitis Hiposialia Xerostomía Estomatitis sicca Ocular Dacrioadenitis Hiposecreción Xeroftalmia Queratoconjuntivitis sicca Nasal Rinitis sicca Hiposecreción Xeromicteria Exocrino de Laringo-traqueal Laringo-traqueítis sicca Hiposecreción Xerotráquea superficie Tos seca Faringo-esofágico Faringitis sicca Hiposecreción Faringitis Esofagitis sicca Disfagia Cutáneo Dermatitis sicca Hiposecreción Xerodermia sebácea Genital Vaginitis sicca No evidencia de Vagina seca glándulas Dispareunia exocrinas Pulmonar Bronquitis, Alveolitis, Enf. Obstructiva Tos seca Pneumonitis intersticial Enf. Intersticial Disnea Gastrointestinal Gastritis (atrófica) A/hypocloridia EpigastraÏgia Pancreático Pancreatitis Hiper/hipoamilasemia Subclínico Renal Nefritis intersticial Acidosis tubular Subclínico Hepatobiliar Hepatitis, colangitis Transaminitis, Subclínico Fosfatasas alcalinas Exocrino interno 5 La/SS-B. De la misma manera se debe solicitar el análisis de anticuerpos anti-DNA nativo y anti-Sm. Estos dos últimos autoanticuerpos están ausentes en el SS y son característicos del lupus eritemato- so sistémico (LES). Los anticuerpos anti-Ro se unen a dos proteí- nas relacionadas entre sí, de un peso molecular de 60 y 52 kD unidas al ácido ribonucléico (ARN) en el citoplasma humano. La función biológica de las proteínas Ro es desconocida. Los anticuerpos anti-La reconocen una fosfoproteína nuclear de 47 kD, que funciona como factor auxiliar en la fase terminal de la transcripción, induciendo cambios conformacionales en la ARN polimerasa III (7). La prevalencia de los anticuerpos anti-Ro en sueros de pacientes con SS primario varía entre el 40 y 80%, y la presencia de los anticuerpos anti-La varía entre el 30 y 60 %. Estos rangos en la seroprevalencia se deben a los diferentes méto- dos usados para detectar dichos anticuerpos. Los métodos inmunoenzimáticos (ELISA) ofrecen una buena ayuda diagnóstica dada su alta sensibilidad y especificidad. Si bien la presencia de anticuer- pos anti-Ro/SS-A y anti-La/SS-B son de ayuda diagnóstica, los niveles de éstos no varían signi- ficativamente durante el curso de la enfermedad, por lo tanto su determinación repetida no es nece- saria en el seguimiento clínico (6,8). Uno de los avances más recientes en la comprensión de los mecanismos de hiposecreción glandular ha sido la demostración de anticuerpos anti-receptores muscarínicos en suero de pacientes con SS (9). DIAGNÓSTICO Para diagnosticar el SS hay varias pruebas dispo- nibles. Ellas incluyen un examen cuidadoso de los ojos, la medida de la producción lagrimal, de la saliva, el examen de las glándulas salivares, y la biopsia de las glándulas salivares menores para determinar la presencia de infiltrado inflamatorio. Este último examen, es el principal criterio de diag- nóstico, siempre y cuando su realización e inter- pretación sean adecuadas (Tabla 1-4). También se debe examinar la presencia de autoanticuerpos séricos. Existen varios criterios de clasificación diag- nóstica de la enfermedad, de los cuales los Euro- peos son los más utilizados actualmente (Tabla 1- 5) (10). Cuando se aplican estos criterios y se consideran 4 de los 6, siendo el sexto la presencia de anticuerpos anti-Ro/SS-A o anti-La/SS-B, su sensibilidad es del 93.5% y su especificidad del 94% (11). Existen otros criterios de clasificación (12,13), con menor sensibilidad y similar especifi- cidad a la de los Europeos; sin embargo, no han sido validados. Nuestro grupo utiliza los criterios Europeos exigiendo la positividad de la biopsia de Tabla 1-4. Utilidad de la biopsia de glándula salivar para el diagnóstico de SS. 1. La biopsia es esencial para el diagnóstico de SS primario en pacientes que no pre- senten claros síntomas secos, o en quie- nes se sospeche SS primario y no se detecten autoanticuerpos. 2. El puntaje por focos es el número de células mononucleares (en su mayoría linfocitos) que se observan en un campo de 4 mm2. Un “foco” de 1 equivale a 50 células/4mm2. Un puntaje de 2 a 100, y así sucesivamente hasta 10. Cuando el infil- trado ocupa la totalidad del campo, equi- vale a un puntaje de 12. El puntaje por focos es una medición semicuantitativa de severidad de la SAF, sin ser por si solo diagnóstico. Los resultados de la biopsia deben aplicarse al componente oral y no al síndrome completo. 3. El diagnóstico histopatológico debe dis- tinguir la SAF de la SAC en una muestra adecuada que contenga al menos cuatro acinos. La SAF corresponde a un infiltra- do mononuclear focal con al menos un foco inflamatorio. La SAC corresponde a un infiltrado disperso e inferior a un foco. 3. Los aspectos de SAC tales como los abservados en sialoadenitisesclerosante, o en las obstrucciones glandulares no deben ser considerados parte del SS, ni su estado terminal. 4. La biopsia puede revelar otras enferme- dades que semejan clinicamente el SS (sarcoidosis, amiloidosis, linfoma). Abreviaciones SAF: sialoadenitis focal, SAC: sialoadenitis crónica, SS: síndrome de Sjögren. 6 glándulas salivares, puesto que, al menos el 15% de los pacientes con SS pueden escapar a la detección de autoanticuerpos por los métodos utilizados rutinariamente (6). En la mayoría de los casos los síntomas secos son los que motivan la consulta del paciente. Sin embargo, dado que estos síntomas pueden ser subestimados, no es raro que el SS sea diagnos- ticado delante de un paciente con compromiso distinto a la xerostomía o xeroftalmía (14). ¿SS PRIMARIO O SECUNDARIO? El origen de las enfermedades autoinmunes es incierto y hasta la fecha no hay un factor etiológico Tabla 1-5. Criterios para la clasificación del SS. Cuatro de los seis criterios son necesarios para clasificar un paciente con SS. Otras enfermedades tales como sarcoidosis, enfermedad del transplante contra el huésped, SIDA, y linfoma deben ser excluidas (10). Para el diagnóstico de SSp, consideramos la biopsia positiva dentro de los 4 criterios exigidos (6). 1. Síntomas oculares Definición: respuesta positiva a al menos una de las siguientes: a. Ha tenido usted diariamente, persistentemente, la molestia de ojos secos durante más de 3 meses? b. Tiene usted la sensación recurrente de arena en los ojos? c. Usa usted lágrimas artificiales más de tres veces al día? 2. Síntomas orales Definición: respuesta positiva a al menos una de las siguientes: a. Ha tenido usted diariamente la sensación de boca seca durante más de 3 meses? b. Ha tenido usted ,persistentemente o recurrentemente, aumento del tamaño de las glándulas salivares? c. Toma usted frecuentemente líquidos para facilitar la deglución de alimentos sólidos? 3. Signos oculares Definición: Evidencia objetiva de compromiso ocular, determinada por el resultado positivo de al menos una de las siguientes 2 pruebas: a. Prueba de Schirmer (< 5mm in 5 minutos). b. Prueba de Rosa de Bengala (> 4). 4. Características histopatológicas Definición: Puntaje por focos >1 en la biopsia de glándulas salivares accesorias. 5. Compromiso de glándulas salivares Definición: Evidencia objetiva de compromiso salivar, determinada por el resultado positivo de al menos 1 de las siguientes 3 pruebas: a. Gamagrafía salivar (hipocaptación). b. Sialografía de parótida. c. Flujo salivar sin estímulo disminuido (< 1.5ml in 15 minutos). 6. Autoanticuerpos Definición: Presencia, en suero, de al menos uno de los siguientes: a. Anticuerpos antinucleares. b. Anticuerpos anti-Ro/SSA o anti- La/SSB c. Factor reumatoideo. 7 responsable de éstas. De otra parte, muchas de las enfermedades reumatológicas autoinmunes, tales como el lupus eritematoso sistémico (LES), la artritis reumatoidea (AR), la escleroderma (ESP) y la dermatomiositis (DPM), pueden compartir síntomas y signos similares y, en ocasiones, más de una enfermedad autoinmune puede presentar- se en un mismo paciente. Por estas razones, en algunos casos, el diagnóstico del SS puede ser difícil y prestarse a confusión. El SS puede observarse asociado a otra en- fermedad autoinmune, en particular a la AR (SS secundario); o presentarse aisladamente como entidad única (SS primario). Aunque estas dos formas diferentes de SS presentan síntomas se- cos, pueden asociar distintos signos y síntomas sistémicos. De la misma manera, sus característi- cas inmunogenéticas son diferentes. SS Primario Los pacientes con SS primario (SSp) padecen más severamente el compromiso ocular y oral, y pueden presentar autoanticuerpos sin desarrollar ninguna otra enfermedad. Los síntomas de com- promiso de otras mucosas son más importantes en el SSp que en el secundario. La parotidomegalia también es más frecuente en el SS primario que en el secundario. El SSp afecta principalmente a la mujer, entre la cuarta y quinta década de la vida (Figura 1-1), no obstante, puede observarse en niños (SS juvenil) (15) y en hombres (16,17), con similares caracte- rísticas clínicas. El comienzo del SS es insidioso. La principal forma de presentación en adultos es con síntomas secos, mientras la parotidomegalia es la forma de presentación más frecuente del SSp juvenil. La enfermedad tiene una presenta- ción y curso similar en todo el mundo. Factores tales como la etnia y la situación geográfica no afectan su expresión clínica. En una tercera parte de los pacientes, el SSp se manifiesta por compromiso sistémico (exocrino- interno o no exocrino), es decir por manifestacio- nes distintas a la xerostomía o xeroftalmía (Figura 1-2). El curso de la enfermedad puede ser varia- ble, con períodos de exacerbación y mejoría. Determinar el estado de actividad del SS es difícil. A diferencia de otras enfermedades autoinmunes reumatológicas, el clínico no cuenta con herra- mientas validadas para el seguimiento de pacien- tes con SS. Un análisis prospectivo de 261 pacientes con SSp confirmó el carácter benigno de la enferme- dad (8). La principal complicación del SSp es la transformación linfomatosa maligna, principalmen- te linfoma tipo no Hodgking de linfocitos B. A pesar de que el riesgo relativo de ésta transformación sea alto, la frecuencia real de linfoma es inferior al 10%, habiéndose reportado principalmente en pa- cientes con SSp (18). Manifestaciones "sistémicas" del SS primario Además de comprometer las mucosas oral y ocu- lar, el SS puede comprometer cualquier otra mu- cosa. Por lo tanto, gran parte de las complicacio- nes "sistémicas" o "extraglandulares", tales como el compromiso pulmonar, digestivo o renal no son otra cosa que la extensión de la misma enferme- dad (Figura1-2). El compromiso articular, cutáneo, hematológico, vascular y del sistema nervioso, es consecuencia de la intensidad del estado inflama- torio de la enfermedad, del estímulo y activación de linfocitos B, del infiltrado linfoplasmocitario lo- cal y de su repercusión sistémica mediada por autoanticuerpos y otros mediadores solubles (ci- toquinas, óxido nítrico, hormonas). Síntomas constitucionales no son raros en los pacientes con SSp, en particular la astenia. Las artralgias inflamatorias, de articulaciones de ma- nos y rodillas, el compromiso de piel, el fenómeno de Raynaud y la fotosensibilidad, son las manifes- taciones más frecuentemente registradas (5,6,8). Si bien el compromiso "sistémico" puede ser sub- Figura 1-1. Histograma que muestra los por- centajes de 90 pacientes con SSp en función de la edad de inicio. El promedio de la edad de comienzo de la enfermedad fue de 43±13 años. 0 12 20 25 30 40 45 50 55 60 65 70 73 Edad de inicio del SSp (años) 8 clínico, éste puede ser manifiesto de manera im- portante en cerca del 20% de los pacientes, aún luego de varios años de haberse diagnosticado la enfermedad (19). SS Secundario Significa que el paciente presenta SS y otra enfer- medad autoinmune reumatológica. La enferme- dad más comúnmente encontrada en los pacien- tes con SS secundario es la AR. Es importante señalar, que el principal síntoma articular del SSp es la artralgia inflamatoria. La artritis, menos fre- cuente, suele ser intermitente, y compromete arti- culaciones de manos y rodillas principalmente. Una sinovitis persistente de metacarpofalángicas en un paciente con SSp sugiere una AR. Por lo general el SS que acompaña a la AR es de aparición posterior y tardía a la artritis (varios años). No obstante, en niños y en algunos adultos, el SS puede preceder a la AR. De otra parte, tal como se mencionó anteriormente, no todo pacien- te con AR y síntomas secos tiene SS (Tabla 1-2). Es frecuente que el reumatólogo sea solicita- do para evaluar pacientes con artralgias y FR o AAN positivos. Además de la AR puede tratarse también del LES o de una ESP. Tanto el FR como los AAN pueden estar presentes en estas enfer- medades, y también en el SSp. Aunque la presen-tación del SSp en pacientes mayores de 70 años es similar a la presentación de la enfermedad en adultos menores (20), estos pacientes pueden presentar similitudes con el LES de presentación tardía. CONSIDERACIONES ETIOLÓGICAS Mientras no se conozcan las causas de las enfer- medades autoinmunes y no se dispongan de estu- dios prospectivos a largo plazo, la taxonomía de Figura 1-2. Clasificación de las manifestaciones clínicas del SS primario. Abreviaciones. L-T: laringe-tráquea, F-E: faringe-esófago, T-G: tracto genital, GI: gastrointestinal, LB: linfocito B, SNC: sistema nervioso central, SNP: sistema nervioso periférico, M-A: muscular-articular. Tomado de Oxholm et al. (4). GI Riñones Hepato- bililar Linfoma benigno Tiroides Citopenia Fatiga Fiebre Fenómeno de Raynaud SNP SNC Serosas M-A Piel Ojos Boca Nariz L-T F-E Piel TG Pulmones Páncreas Órgano interno Enfermedad exocrina Enfermedad no exocrina Super- ficie Vascular inflama- torio Vascular no inflamatorio Inducido por mediador Endo- crino inmune Clonal LB Linfoma maligno 9 éstas será inexacta. No obstante, factores hormo- nales, genéticos, psico-endocrinos e infecciosos pueden contribuir en ciertos casos en el desarrollo de autoinmunidad. La alta prevalencia del SSp en mujeres, así como de la mayoría de enfermedades autoinmunes, permitió el desarrollo de la endocri- no-inmunología y de los estudios que mostraron que los estrógenos son inmunoestimulantes mientras los andrógenos son inmunosupresores (21). La asociación familiar en ciertos casos de SS ha estimulado la investigación de asociación ge- nética del SS. La mayoría de estudios se han centrado en la asociación al haplotipo ancestral 8.1 (HLA-A1, Cw7, B8, C4AQ0, BfS, C4B1, DR3, DQ2), sin embargo, esta asociación no es especí- fica (6). Varios genes parecen contribuir en la susceptibilidad al SS. De la misma manera, genes protectores de autoinmunidad y mecanismos represores de expresión génica son importantes. Dentro de los agentes infecciosos incriminados en la patogénesis del SS primario ciertos virus han atraído la atención de los investigadores, particu- larmente aquellos con características sialotrópicas o linfotrópicas, principalmente el virus Ebstein Barr (EBV), el virus de la hepatitis viral C (HVC), y los retrovirus. Un capítulo posterior analiza la posible etiología viral del SS. IMPACTO DEL SS El SS es una enfermedad frecuente. Diversos estudios han mostrado que su prevalencia, en la población general, es del 0.5 al 2.7% (22). Otros estudios han mostrado prevalencias mayores, entre el 3 y el 4% (23). No obstante, a pesar de su frecuencia, el SS es una enfermedad poco diag- nosticada (24). Generalmente, el diagnóstico del SS es tardío, puesto que los síntomas secos pueden ser subestimados tanto por los pacientes como por el médico (25). Dado el carácter crónico y complejo de los síntomas y signos, el SS tiene un afecto adverso sobre el estado físico, psicológico y social. En un estudio controlado por edad y sexo, realizado en 25 pacientes con SSp (26), aplicamos un cuestio- nario que involucró medidas sobre el estado de salud clínico -CLINHAQ- (27), comorbilidad y nú- mero de visitas al médico durante el último año. Tabla 1-6. Estado de salud evaluado en pacientes con SSp. Las comparaciones fueron ajustadas por edad, estado civil, nivel de educación y comorbilidad. Los resultados corresponden a promedios ± SE. NA: no aplica. NS: no significativo. Características SSp Controles p Edad, años 57 ±2.4 56 ± 2.7 NS Duración 9.6 ± 1.6 NA NA Estado civil NS Casado 84% 76% Comorbilidad 48% 38% NS Discapacidad 0.85 ± 0.1 0.1 ± 02 0.0001 Estado de salud 0.002 Malo 12% 0 Regular 36% 12% Bueno 52% 52% Excelente 0 36% Dolor 42 ± 6 9.4 ± 3.5 0.0006 Depresión 2.8 ± 0.4 1.3 ± 0.2 0.01 Fatiga 55.8 ± 5.4 16.5 ± 4 0.0004 Sueño alterado 40 ± 6.1 15.2 ± 3.4 0.007 10 Los resultados mostraron un significativo deterio- ro del estado de salud de las pacientes (Tabla 1- 6), y un requerimiento mayor de consultas médi- cas al año (12.2 ± 1 vs. 3.5 ± 0.3, OR: 3.3 IC95%: 1.4-8 p = 0,007), siendo el odontólogo y el reuma- tólogo los especialistas más frecuentemente con- sultados (26). Posteriores estudios, que han apli- cado otros cuestionarios, como el Sf-36, han mos- trado resultados similares (23,28). Además de la fatiga y del estado depresivo, la dispareunia es otro de los factores que intervienen en el empobre- cimiento del estado de salud de las pacientes con SS (26, 29). En conclusión, muchos son los progresos que se han hecho en cuanto al conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos, expresión clínica y tratamiento del SS, la mayoría de los cuales están resumidos en este libro. Su diagnóstico temprano y manejo multidisciplinario son requisitos para la mejoría de los pacientes (30). REFERENCIAS 1. Talal N: Sjogren’s syndrome: historical overview and clinical spectrum of disease. Rheum Dis Clin NA. 1992; 18: 507-516. 2. Strand V, Talal N: Advances in the diagnosis and concept of Sjögren’s syndrome (autoimmune exocri- nopathy). Bull Rheum Dis. 1980; 30: 1046-1052. 3. Moutsopoulos HM: Sjögren’s syndrome: autoimmune epithelitis. Clin Immunol Immunopathol. 1994; 72: 162-165. 4. Oxholm P, Asmussen K, Axéll T, et al: Sjögren’s syndrome: terminology. Clin Exp Rheumatol. 1995 ;13: 693-696. 5. Ramos-Casals M, Cervera R, García-Carrasco M, et al: Síndrome de Sjögren primario: características clínicas e inmunológicas en una serie de 80 pacien- tes. Med Clin (Barcelona). 1997; 108: 652-657. 6. Anaya JM, Correa PA, Mantilla RD: Síndrome de Sjögren primario. Manifestaciones clínicas e inmuno- genéticas. Acta Med Colomb. 1999; 24: 127-136. 7. Scofield RH, Farris AD, Horsfall AC, et al: Fine specificity of the autoimmune response to the Ro/ SSA and La/SSB ribonucleoproteins. Arthritis Rheum. 1999; 42: 199-209. 8. Skopouli FN, Dafni U, Ioannidis JPA, et al: Clinical evolution, and morbidity and mortality of primaru Sjögren’s syndrome. Semin Arthritis Rheum. 2000; 29: 296-304. 9. Borda E, Cacman S, Pérez Leisos C, Sterin-Borda L, et al: Antibodies against lacrimal gland M3 muscarinic acetyl choline receptors in patients with primary 51. Invest Ophtalmol Vis Sci. 1998; 39: 151-156. 10. Vitali C, Bombardieri S, Moutsopoulos HM, et al: Preliminary criteria for the classification of Sjögren’s syndrome. Results of a prospective concerted action supported by the European community. Arthritis Rheum. 1993; 36: 340-347. 11. Vitali C, Bombardieri S, Moutsopoulos HM, et al: Assessment of the European classification criteria for Sjögren’s syndrome in a serie of clinically defined cases: results of a prospective multicenter study. Ann Rheum Dis. 1996; 55: 116-121. 12. Fox RI, Robinson CA, Curd JG, et al: Sjögren’s syndrome. Proposed criteria for classification. Arthritis Rheum. 1986; 29: 577-585. 13. Manthorpe R, Oxholm P, Prause JU, et al: The Copenhagen criteria for Sjögren’s syndrome. Scand J Rheumatol. 1986; 61(suppl): 19-21. 14. Martínez-Lavin M, Vaughan JH, Tan EM: Autoantibodies and the spectrum of Sjögren’s syndrome. Ann Intern Med. 1979; 91: 185-190. 15. Anaya JM, Ogawa N, Talal N: Sjögren’s Syndrome in Childhood. J Rheumatol. 1995; 22: 1152-1158. 16. Anaya JM, Liu GT, D’Souza E, et al: Primary Sjögren’s syndrome in men. Ann Rheum Dis. 1995; 54: 748- 751. 17. Cervera R, Font J, Ramos-Casals M, et al: Primary Sjögren’s syndrome in men: clinical and immuno- logical characteristics. Lupus. 2000; 9: 61-64. 18. Anaya JM, McGuff HS, Banks PM, et al: Clinicopathologic factors relating malignant lymphoma with Sjögren’s syndrome. Semin Arthritis Rheum. 1996; 25: 337-346. 19. Kruize AA, Hené RJ, Van der Heide A, et al: Long- term followup of patients with Sjögren’s syndrome. Arthritis Rheum. 1996; 39: 297-303. 20. García-Carrasco M, Cerrera R, Rojas J, et al: Primary Sjögren’s Síndrome in the Elderly: clinical and immu- nological characteristics Lupus. 1999; 8: 20-23. 21. Ahmed AS, Penhale W, Talal N. Sex hormones, immuneresponses, and autoimmune diseases. Me- chanisms of sex hormone action. Am J Pathol. 1985; 121: 531-551. 22. Homma M, Sugai S, Tojo T, Miyasaka N, Akizuki M: Sjögren´s syndrome. State of art. Amsterdam, Kugler. 1994. 23. Thomas E, Hay EM, Hajeer A, et al: Sjögren’s síndro- me: a community-based study of prevalence and impact. Br J Rheumatol. 1998; 37: 1069-1076. 24. Fox RIF, SternM, Michelson P: Update in Sjögren syndrome. Curr Opin Rheumatol. 2000; 12: 391-398. 25. Pavlidis NA, Karsh J, Moutsopoulos HM: The clinical 11 picture of primary Sjögren´s syndrome: a restros- pective study. J Rheumatol. 1982; 9: 685-690. 26. Anaya JM, D’Souza E, Talal N: Health status and gynecological assessment in women with primary Sjögren’s syndrome (resumen). Arthritis Rheum. 1995; 38(suppl): S376. 27. Wolfe F: Data collection and utilization: a methodology for clinical practice and clinical research. En: Rheu- matoid Arthritis: Pathogenesis, Assessment, Out- come, and Treatment. Edited by F Wolfe F, Pincus T (Editores). New York, Marcel Dekker. 1994. 28. Barendregt PJ, Visser MRM, Smets, EMA, et al: Fatigue in primary Sjögren’s syndrome. Ann Rheum Dis. 1998; 57: 291-295. 29. Skopouli FN, Papanikolaou S, Malamou-Mitsi V, et al: Obstetric and gynaecological profile in patients with primary Sjögren’s syndrome. Ann Rheum Dis. 1994; 53: 569-573. 30. Anaya JM, Talal N: Sjögren’s syndrome comes of age. Semin Arthritis Rheum. 1999; 28: 353-358. 12 Antonio Iglesias G. 2 CAPÍTULO HISTORIA DEL SÍNDROME DE SJÖGREN Árbol de sangre, el hombre siente, piensa, florece y da frutos insólitos: palabras. Se enlazan lo sen- tido y lo pensado, tocamos las ideas: son cuerpo y son números. Octavio Paz El punto culminante de la vida es la comprensión de la vida. G. Santayana INTRODUCCIÓN El síndrome de Sjögren (SS) se considera una enfermedad autoinmune, que se caracteriza por un proceso crónico especialmente de las glándu- las exocrinas, cuya expresión fenotípica son la querato-conjuntivitis sicca y la xerostomía, causa- do por una disminución de la actividad secretoria lagrimal y salivar. Clásicamente esta disfunción glandular se asocia a una infiltración linfocítica progresiva, la cual produce la destrucción acinar y de las células epiteliales ductales con pérdida del parénquima (1). Primeras descripciones Durante la segunda mitad del siglo XIX, la patolo- gía y la medicina interna empezaron a desarrollar- se en hospitales de París, Viena, Londres y Breslau principalmente. El positivismo científico de Comte contribuyó a la conversión de la patología en una ciencia rigurosa. Para Claude Bernard el verdade- ro santuario de la medicina científica era el labora- torio (2). Estas consideraciones permitieron que surgieran personalidades como Kaposi, que en 1872 describe las primeras manifestaciones sisté- micas del lupus (3). A partir de 1882, hasta la primera parte del siglo XX, una serie de clínicos y cirujanos europeos observaron un grupo de pa- cientes con xerostomía y xeroftalmía. Las prime- ras observaciones relacionadas con el compromi- so ocular del SS las hizo Leber en 1882 (4), quien describió, en forma aislada, la queratitis filamentosa en tres pacientes. Fisher, en 1889, al describir seis casos sobre queratitis filamentosa, menciona que uno de los pacientes tenía artritis, siendo esta la primera descripción de compromiso articular en pacientes con SS. Seis años después de Leber, el 23 de enero de 1888, Johann Mikulicz (5), ciruja- no, informa el caso de un hombre de 42 años, quien presentó un aumento del tamaño de las glándulas salivares, parótidas y submandibulares, sin adenomegalias ni organomegalias, en quien practicó escisión de las glándulas lacrimales y submaxilares, pero presentó recurrencia. El estu- dio de patología demostró un conglomerado de células pequeñas. En marzo 9 de 1888, WB Hadden (6), en un congreso de la Sociedad Clínica de Londres, infor- ma el caso de una mujer de 65 años, con varios meses de evolución de xerostomía y xeroftalmía. Le llamó la atención la lengua de la paciente, que era roja, agrietada y que lucía como la “piel de un cocodrilo”. Además, la mucosa del paladar era bastante seca y lisa, al igual que la faringe y la mucosa nasal. Hadden también encontró un cre- 13 cimiento de las glándulas salivares menores. Fuch, en 1919, fue el que asoció el crecimiento de la glándula parótida a la disminución de la secreción salivar en el mismo paciente. Norman Talal (7), denomina este primer perío- do, en el que se comenzaron a describir las mani- festaciones clínicas del SS, período clínico, que se remonta desde las descripciones de Mikulicz (5) y Hadden (6) en 1888 hasta 1950. El período inmu- nológico lo situa desde 1950 hasta 1980, y el período molecular desde 1980 hasta el presente (7). El primer período fue analizado históricamen- te por Bjelle (8), y Martin A. Shearn, profesor de medicina en la Universidad de California en San Francisco, en su libro Sjögren’s Síndrome, publi- cado en 1971. Gougerot (9), médico del hospital San Louis, de París, informa acerca de tres casos que consul- ta por xerostomía, xeroftalmía, que presentan en forma progresiva atrofia de las glándulas mucosas salivares conjuntiva, nariz, laringe y vulva. Fue el primero que agrupó todas estas manifestaciones como parte de un síndrome. AWM Houwer (10), en 1927, en una revista de oftalmología del Reino Unido, describe la asociación de queratitis filamentosa y artritis en 6 de 10 pacientes. En 1928, Betsch (11), en Alemania, describe dos pacientes con queratitis filamentosa, ronquera, xerostomía y una rinitis atrófica. Fue uno de los primeros en describir el aspecto punteado de la córnea. Albright (12), en el mismo año, fue el primero en demostrar la asociación de un infiltrado linfocitario en las glándulas lacrimales de un pa- ciente con queratitis filamentosa. A raíz de las descripciones de Gougerot (9), Betsch (11) y Albright (12), entre 1928 y 1933 se realizan una serie de publicaciones similares, como la de Isakowitz (13), quien, en 1928, describe la asociación de artritis y queratitis filiforme. Scheerer (14), en 1928, en un artículo sin título, describe una paciente con xerostomía y xeroftalmia. Chamberlin (15), en 1930, en la revista JAMA, describe la xerostomía. Wissman intenta describir en 1932 la etiología de xerostomía (16). Un año después, Critchley y Meadows (17), publican otro informe sobre xerostomía y xeroftalmía. ¿Por qué Sjögren? En 1933, Henrich Sjögren (Figura 2-1), presenta su tesis (18). Sjögren había nacido en Estocolmo en 1899, se recibió como médico en el Instituto Karolinska en 1927 y, posteriormente, se especia- lizó en oftalmología. En 1930 observó su primer paciente con queratitis filamentosa, se entusias- mó con esta observación y en 1933 publicó una monografía en la que describe los aspectos clíni- cos e histológicos de 19 pacientes mujeres, postmenopáusicas la mayoría, con “queratocon- juntivitis sicca”. Trece de ellas tenían artritis reu- matoidea (18). Sjögren utiliza la Rosa de Bengala para colorear la córnea y por ello logró introducir el concepto de queratoconjuntivitis sicca, que se continúa utilizando actualmente (18). Estudia des- de el punto de vista patológico estos conceptos y plantea otra propuesta fundamental, que fue con- siderar la enfermedad de estos pacientes un tras- torno generalizado (18). Dos años después, en 1935, Sjögren (19,20), en dos artículos, amplía en forma más clara desde el punto de vista microscó- pico sus observaciones sobre la queratoconjun- tivitis sicca y la xeroftalmía, y en otra publicación, ese mismo año, amplia el concepto de enferme- dad sistémica (21). Debido a los cambios histo- lógicos que él observó a nivel de la córnea y la conjuntiva, propuso el término de dacrio-sialo- adenopatía- atrófica, que no tuvo mayor acepta- ción (22). Sjögren también acuñó el síndrome de Sicca (18-22) para referirse a la xerostomía y la xeroftalmía no asociadas a enfermedades del tejido conjuntivo. Desde 1936 hasta 1952 Henrich Sjögren pu-blica 12 artículos sobre la asociación xerostomía, Figura 2-1. Henrik Sjögren (1889-1986). 14 xeroftalmía (queratoconjuntivitis Sicca) y artritis (22-33), conocimiento que se difunde a nivel mun- dial y que permite que otros médicos reporten pacientes similares (34-38). Touraine, clínico fran- cés, publica el 15 de abril de 1950 en la Press Médicale la primera revisión de la literatura consa- grada al síndrome de Gougerot-Houwers-Sjögren (38), que él llama “xerodermosteosis”. Morgan y Castleman (39,40), clínico y patólogo respectivamente, analizan las muestras de los pacientes descritos por Mikulicz (5), y descubren que corresponden a una variante del complejo sintomático descritos por Sjögren. En 1952, un par de médicos ingleses, Morgan y Raven (41), publi- can, por primera vez, un artículo con el título de “síndrome de Sjögren, una enfermedad general” (sistémica). TRATAMIENTO Pilocarpina Uno de los medicamentos utilizados actualmente para el manejo de la xerostomía y xeroftalmía es Leber 1882 Descripción de la queratitis filamentosa Mikulicz 1888 Parotidomegalia Hadden 1888 Uso del Jaborandi (Pilocarpina) para la xerostomía Gougerot 1925 Sequedad de mucosas Houwers 1927 Asociación a Artritis Albritht 1928 Infiltrado inflamatorio en la queratitis filamentosa Sjögren 1933 Queratoconjuntivitis sicca- Enfermedad sistémica, análisis histológico Morgan y Raven 1952 Uso del "Síndrome de Sjögren" en publicación científica Morgan y Castleman 1953 La descripción de Mikulicz corresponde a la de Sjögren Jones 1958 Presencia de autoanticuerpos en SS Heaton 1959 Uso de antimaláricos en SS Bunin y Talal 1964 Asociación de linfoma al SS Bloch 1965 Descripción completa de 62 casos Chisholm 1968 Criterios de análisis histopatológico Mann 1977 Asociación genética al sistema HLA Moutsoupoulos 1979 Distinción entre SS primario y secundario Tabla 2-1. Principales autores y fechas en la historia del SS. Períodos clínico e inmunológico. 15 la pilocarpina, originaria de Sudamérica (42). Los alcaloides, es un término acuñado por el alemán Wilhelm Meissner en 1821 y que durante el siglo XIX muchos de ellos se utilizaron para la terapéuti- ca general y aplicada (43-45). Uno de ellos es la pilocarpina o Jaborandi, extraído de una rutácea la Pillicarpus pinnatus, que es nativa de la amazonía. El Jaborandi fue llevado a París desde Bahía por el médico brasileiro Symphronio Coutinhno, que había observado que al masticar las hojas de Jaborandí se producía una gran salivación, por los efectos secretagogos de esta sustancia. Este com- puesto se presentó en París el 12 de mayo de 1875 y tres meses después se conoció en Colombia a través de una publicación en la revista médica de Bogotá de agosto y septiembre. En esta revista se escribió que poseía una actividad farmacodinámica verdaderamente extraordinaria y comparable, so- lamente a los grandes medicamentos como el opio, la belladona, la hipecaucana; es el primer sialogogo y el único diaforético positivo, y del que se extrae un alcaloide, que de acuerdo a la nomen- clatura usada en la química orgánica se le debe dar el nombre de pilocarpina, según los trabajos de Baillon confirmados por Gubler y Planchón (43- 45). Pero solo hasta 1998, después de 123 años de haberse descrito, se empezó a utilizar para el síndrome de Sjögren (46,47). Antimaláricos Otro compuesto que se utiliza para el tratamiento del SS son los Antimaláricos, también originarios de Suramérica, específicamente del Perú. Este origen se pudo conocer a través de la pluma del escritor de las “Tradiciones Peruanas”, don Ricar- do Palma, quien narra en su libro que por los años de 1630, la condesa de Chinchón o virreina del Perú sufría de calenturas terciarias o paludismo y que, al parecer, de las montañas de Loja le envia- ron la corteza del árbol de la quina, que la mejoró de su paludismo. Posteriormente, la Condesa llevó los polvos de la corteza de la quina a Europa (48). Años después se extrajo la quinina, y de la quinina el primer medicamento sintético fue la pamaquina (Quipenyl), posteriormente la mepacrina (Metoquina), la cloroquina (Aralen) y la hidroxicloroquina (Plaquinol) (48). Estos compues- tos antimaláricos fueron utilizados por Tomás Payne, del Hospital San Thomas de Londres, para el tratamiento del lupus discoide y sistémico, expe- riencia que publicó en 1894 (49). Solo 65 años después de esta descripción, Heaton (50), en 1959, informó que utilizó el sulfato de cloroquina y el sulfato de hidroxicloroquina en 25 pacientes con SS, notando mejoría en 14 de ellos. Gilford et al. (35) utilizaron medicamentos con efectos para- simpáticos para mejorar el flujo salivar y lacrimal durante las primeras etapas del SS. SS PRIMARIO Y SECUNDARIO A finales de la década de 1950 y a comienzos de la década de 1960, Bloch (51-53), Buchanam (54), Bunim (55-57) y Wohl (51-53), realizan una serie de publicaciones sobre la gama de manifestacio- nes clínicas del SS, los aspectos serológicos, los métodos diagnósticos y la asociación a la artritis reumatoidea y a otras enfermedades del tejido conectivo, y empiezan a dilucidar la existencia de un síndrome primario y uno secundario. Así, estos cuatro investigadores, publican en 1965, la des- cripción clásica de 62 pacientes que habían con- sultado en los últimos cinco años al Instituto Nacio- nal de la Salud de los Estados Unidos (58). Clasi- fican a los pacientes en cinco grupos: grupo A, conformado por 30 pacientes que tenían síndrome de Sicca y artritis reumatoidea; grupo B, conforma- do por 2 pacientes con artritis reumatoidea proba- ble; Grupo C, conformado por 3 pacientes con síndrome de Sicca y esclerosis sistémica progre- siva, grupo D, conformado por 4 pacientes con polimiositis y síndrome de Sicca; y el grupo E, conformado por 23 pacientes con síndrome de Sjögren. Les llamó la atención la hipergama- globulinemia y el factor reumatoideo con un título alto parecido al que observaban en pacientes con artritis reumatoidea seropositiva y con nódulos reumatoideos. Además estos pacientes tenían anticuerpos contra antígenos nucleares y citoplas- máticos. Este trabajo clarifica objetivamente los pacientes con Síndrome de Sjögren secundario, los grupos (A, B, C y D) y el síndrome de Sjögren primario (grupo E) (58). En 1979, otro grupo de la misma institución, en el que participa Haralampos M. Moutsopoulos, de origen griego, clarifica la distinción entre síndrome de Sjögren primario y secundario (59). El artículo de Bloch et al (58) le sirvió a Peter y Bohan (60) para la clasificación de los diferentes grupos de polidermatomiositis. Estos últimos au- tores establecen un grupo de asociación con el síndrome de Sjögren, que Bloch et al (58) habían mencionado en su artículo como el grupo D. 16 BIOPSIA DE GLÁNDULAS SALIVARES Actualmente el diagnóstico de SS no se basa exclusivamente en sus manifestaciones clínicas como la xerostomía y la xeroftalmía, ya que otras patologías como la sarcoidosis, la amiloidosis, los linfomas, el envejecimiento, el síndrome de inmuno- deficiencia adquirido y medicamentos pueden pro- ducir una sintomatología parecida. Los criterios de clasificación diagnóstica incluyen el aspecto histopatológico de las glándulas salivares, los cuales fueron propuestos, por primera vez en 1970, por Chisholm, Waterhouse y Mason (61). CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DIAGNÓSTICA Se considera el año de 1986, como el año de los criterios para el SS, ya que Skopouli, del grupo de Moutsopoulus (62), describen los criterios del gru- po de Grecia; Manthorpe et al. (63), describen los criterios de Copenhague, Homma et al. (64), los criterios de Tokio y Fox et al. (65), los criterios de California. Dos años después, a mediados del otoño italiano, en Pisa, Claudio Vitali realiza una propuesta multicéntrica y organiza 26 centros de 11 países de Europa e Israel para evaluar los criterios de la comunidad europea, participan 41 investigadores. El resultado de este trabajo se publica en marzo de 1993 en Arthritis and Rheumatism (66). SS Y LINFOMA Ladescripción de la asociación de una enferme- dad autoinmune y linfoma la realizó por primera vez Miller en 1957 (67). Posteriormente, Cammarata, Rodnan y Jensen (68), describen en 1963 la asociación de una enfermedad reumática sistémica y linfoma maligno. Talal y Bunim (69), describen el desarrollo de linfoma maligno en el curso del SS en 1964. En este artículo destacan que en aquellos pacientes que cursan con SS, hipogamaglobulinemia y parotidomegalia se debe sospechar sospechar la posibilidad de una trasformación linfomatosa. Catorce años después, Kassan et al (70), calculan que los pacientes con SS tienen un riesgo de 43.8 más veces de desarro- llar un linfoma comparado con la población gene- ral. Hansen et al (71), de la Clínica Mayo en Rochester, describen, en 1989, 10 pacientes con SS y linfoma pulmonar. MÉTODOS DIAGNÓSTICOS Biomicroscopia. Fue desarrollada por Henderson en 1950 (36), al describir 121 pacientes con queratoconjuntivitis sicca. Prueba de Shirmer. Köster, en 1900 y 1902, fue el primero en utilizar el papel de filtro para el estudio de las lágrimas en los pacientes con pará- lisis facial. Otto Shirmer (72), describió su prueba en 1903. Tinción con Rosa de Bengala. Descrita por Sjögren en 1933 (18), al instilar una solución de un colorante (Rosa de Bengala) en el lado conjuntival del ojo y analizarlo posteriormente con una lámpa- ra de hendidura. Sialografía. Esta técnica fue desarrollada inicial- mente por Payne en 1931 (73), pero su aplicación al SS la realiza Parret en 1954 (74), por primera vez. Dos años más tarde, Blatt et al (75) la utilizan para el estudio de las glándulas salivares mayo- res. Rubin y Blatt (76), en 1955, modifican la técnica al colocar un catéter de polietileno en el canal de Stenon para posteriormente inyectar medio de contraste. Los patrones de los hallazgos sialográficos donde mejor se describen es en el artículo de Bloch et al. (58), en donde se definen cinco patro- nes: normal, sialectasias puntatas, sialectasias puntatas con compromiso a nivel del conducto de Stenon, sialectasias globulares y las sialectasias cavitarias y destructivas. Gammagrafía de glándulas salivares. En 1967 Donato Alarcón–Segovia, Mario Trujeque y Marco Antonio Adame presentaron en la American Rheu- matism Association la descripción original de la gamagrafía de las articulaciones con Tecnecio 99m, que posteriormente se publicó en el libro del Congreso Panamericano de Reumatología (77). Durante estos años Alarcón-Segovia incursionó en la medicina nuclear y logró demostrar que se podían hacer gamagrafías de glándulas salivares con tecnecio 99m y comprobó que estos estudios gamagráficos en pacientes con SS eran diferentes que en los sujetos normales. Sus observaciones 17 fueron presentadas en 1970, durante el Congreso de la American Rheumatism Association (77). En ese mismo año, Norman Talal, presentó hallazgos similares. Ambos trabajos fueron publicados una año después (77,78). Serología. En el artículo Bloch et al (58), en el grupo E (SS primario), se observó que los pacien- tes tenían una elevación importante del factor reumatoideo y la presencia de anticuerpos contra antígenos nucleares y citoplasmáticos. Los anticuerpos anti-Ro y anti-La, fueron ini- cialmente denominados SSA y SSB porque se describieron en pacientes con SS en 1958 por Jones (79). Anderson et al. (80), en 1962, los definieron En 1969, Clark et al. (81) caracterizan los antígenos localizados en el citoplasma que reaccionan con el suero de pacientes con lupus. Cinco años después, Mattioli y Reichlin (82), ca- racterizan mejor estos autoantígenos como SSA y SSB. Margaret Alspaugh (83,84), utilizando la técnica de inmunodifusión de Oütchterlony, clari- fica estos dos anticuerpos, el SSA es el anti-Ro y el SSB es el anti-La. Posteriormente, en 1980, Lerner et al (85), analizan el comportamiento mo- lecular de estos anticuerpos. Ya en el período molecular de la historia del SS (7), se describieron los diferentes isomorfos del antígeno Ro: el Ro60, el Ro52, el Ro hy5 RNP y el desproteinizado o hy5 RNA (86-90). MANIFESTACIONES EXTRAGLANDULARES El SS es una enfermedad en continua expansión, tal como lo refiere Norman Talal recientemente (91). Al revisar detenidamente la bibliografía de Bloch et al. (58), solo existe una referencia, de Bucher y Reid (92), que describe un caso fatal con compromiso pulmonar y renal. Kahn et al. (93), en 1962, llaman la atención sobre la posibilidad de acidosis tubular renal en el SS. El compromiso pancreático asociado de SS fue reportado, por primera vez, en 1964 por Fenster et al. (94). Desde entonces se ha “expandido” el concepto del SS como enfermedad sistémica (91). Gastrointestinal. La disfagia es una manifesta- ción frecuente en el SS y casi siempre se relaciona con la xerostomía. La disfunción del esófago se documentó en 1964 por Stevens et al (95). Hradsky et al (96), en 1967, confirma la disfunción esofági- ca, y Ramírez–Mata, Peña–Ancira y Alarcón– Segovia, en 1976, describen elegantemente pa- cientes con SS y trastornos de la motilidad esofá- gica, demostrada por manometría, asociado a la xerostomía. Tsianos et al. (98), los observaron asociados a disfunción de las glándulas salivares, manifestaciones extraglandulares y presencia de anticuerpos. La inflamación linfocitaria en la mucosa gástri- ca puede inducir desde una gastritis hasta un linfoma del tejido linfoide asociado a las mucosas (MALT). El primer artículo que demostró la gastri- tis a través de una biopsia gástrica lo realizaron Von Javaby et al (99), en 1961, en pacientes con SS. Otras descripciones similares las hicieron Buchanan et al. (100). Maury et al (101), en 1982, describen niveles disminuidos de pepsinógeno implicados en la gastritis. Morrow et al. (102), en 1964, demostraron autoanticuerpos contra las células parietales. Kationa et al (103), mostró la disfunción gástrica a través de gamagrafía. Cirrosis biliar primaria. La asociación de enfer- medad hepática con SS y artritis reumatoidea fue descrita por Whaley et al. (104) en 1971, pero la descripción de cirrosis biliar primaria asociada al SS fue reportada por Alarcón–Segovia et al. (105), en 1973. Compromiso renal. El riñón puede comprome- terse en los pacientes con SS, especialmente por lesión intersticial linfocitaria, atrofia tubular y fibro- sis. Este compromiso fue descrito en la década del 60 por Tu et al (106), Kahn et al (107), Shearn y Tu (108) y Talal et al (109). Aunque el síndrome nefrótico es raro en el SS, el primer informe data de 1964 (110). El compro- miso glomerular debido a complejos inmunes fue reportado por Lawley et al. en 1978 (111). Recien- temente, Pertovaara et al. (112), de Finlandia, estudiaron 78 pacientes con SS primario y demos- traron los hallazgos descritos en la década de 1960, tales como defectos en la capacidad de acidificación, acidosis tubular distal, proteinuria leve, principalmente en aquellos que tenían una mayor duración de la enfermedad. Compromiso pulmonar. Las primeras descrip- ciones de la asociación del SS con compromiso pulmonar las realizó Steimlan et al. en 1976 (113). En 1979, en un artículo clásico de la medicina, Hunninghake y Fauci (114), analizan el compromi- 18 so pulmonar en las enfermedades del colágeno y señalan que los pacientes con SS pueden presen- tar neumonitis intersticial, fibrosis y derrame. Afir- man que la neumonitis intersticial de tipo linfoide es bastante específica del SS (114). En 1977, Newball y Brahim (115), documentaron compro- miso funcional respiratorio obstructivo en un pa- ciente con SS, hallazgo que fue corroborado por Fairfax et al. (116), y por Segal et al. (117), en 1981. Compromiso tiroideo. La asociación clara de enfermedad tiroidea y SS fue documentada por Bloch et al. (58), en 1965, quienes también fueron los primeros en observar la presencia de anticuer- pos contra la tiroglobulina (53), en 1960. Un año después, Anderson et al. (118) confirmó este hallazgo. La serie más importante que estudia intencionadamente la enfermedad tiroidea enSS primario ha sido reportada recientemente por Ra- mos–Casals et al (119). Un compromiso tiroideo fue observado en más de la tercera parte de los pacientes. REFERENCIAS 1. Strand V, Talal N: Advances in the diagnosis and concept of Sjögren’s syndrome (autommune exo- crinopathy). Bull Rheum Dis 1980; 30: 1046-10522. 2. Lain–Entralgo P: Historia universal de la medicina. Salvat Editores, Barcelona, S.A. 1975. 3. Kaposi M: New reports on knowledge of lupus erythematosus (En Alemán). Arch Derm Syph. 1872; 4: 36-51. 4. Leber: Ueber die Entstehung der Netzhautablosung. Ver Versamml Opthical Ges Stuttg. 1882; 14: 165. 5. Mikuliez J: Ueber eine eigenartige symmetrische Erkrankung der Tränen und Mundspeicheldrüsen. Medical classics. 1937; 2: 165. 6. Hadden WB: On “ dry mouth”, or suppression of the salivary and buccal secretions. Trans. Clin Soc London. 1888; 21: 176. 7. Talal N: Sjögren’s Syndrome: Historical overview and clinical spectrum of disease. Rheumatic Dis Clin NA. 1992; 18: 507-515. 8. Bjelle A: Historical perspective: The early years (1930 – 1960). In Talal N, Moutsopoulos HM, Kassan SS (eds): Sjögren’s Syndrome: Clinical and Immunolo- gical Aspects. Heidelberg, Springer–Verlag. 1987, p3. 9. Gougerot H: Insuffisance progressive et atrophie des glandes salivaires et muqueuses de la bouche, des conjonctives (et parfois des muqueuses nasale, laryngee, vulvaire) secheresse de la bouche, des conjonctives, etc. Bull. Med. (Par.). 1926; 40: 360. 10. Houwer AWM: Keratitis filamentosa and chronic arthritis. Tr Ophtal Soc UK. 1927; 47: 88. 11. Betsch A: Die echronische ketatitis filiformis als Folge mangelnder Tanenserkretion. Klin Mbl. Augenheik. 1928; 80: 618. 12. Albrich K: Filiform keratitis due to insufficient secretion of lacrimal glands. 3 cases. Arch Ophthal. 1928; 121: 402. 13. Isakowitz J: Die endocrine periarthritis (Umber) and keratitis filiformis. Klin Mbl Augenheilk. 1928; 81: 85. 14. Scheerer: (sin título) Ber Ophth Ges Heidel. 1928; 47: 344. 15. Chamberlin WB. Xerostomia. JAMA. 1930; 95: 470. 16. Wissman R: Keratitis filiformis als Teil symptom innersekretorischer Störungen. Deutsch Med Wschr. 1932; 58: 1525. 17. Critchley M, Meadows SP: Xerostomia and xerophthalmia. Proc Roy Soc Med. 1933; 26: 308. 18. Sjögren H: Zur Kenntnis der Keratoconjunctivitis (Keratitis filiformis bei hypofunktion der Tränen- drüsen). Acta Ophthal (Kbh). 1933; 11: 1. 19. Sjögren, H: Zur Kenntnis der Keratoconjunctivitis sicca. II. Allgemeine Symptomatologie und Atiologie. Acta Ophthal (Kbh). 1935; 13: 1. 20. Sjögren H: Zur Kenntnis der Keratoconjunctivitis sicca. III. Mikrokopische veränderungen der Nasendrüsen. Acta Ophthal (Kbh). 1935; 13: 40. 21. Sjögren H: Dry keratoconjunctivitis as partial symptom of larger symptom complex. Nord Med. 1935; 9: 953. 22. Sjögren H: Zur Kenntnis der Keratoconjunctivitis sicca. VI. Das sicca syndromund ähnliche Zustände. Dacrryosialo-adenopathia atrophicans. Acta Ophthal (Kbh). 1940; 18: 369. 23. Sjögren H: Keratoconjunctivitis sicca - ein Teilsymptos eines grösseren symptomen komplexes. Ber Versamml Deutsch Ophthal Gesellsch. 1936; 51: 122. 24. Sjögren H: Further studies of keratoconjunctivitis sicca. Acta Ophthal (Kbh).1937; 15: 519. 25. Sjögren H: Zur Kenntnis der Keratoconjunctivitis sicca. IV. Mikroskopische untersuchungen ubre das initial stadium der Drüsenveränderungen. Acta Ophthal (Kbh). 1938; 16: 70. 26. Sjögren H: Zur Kenntnis der Keratoconjunctivitis sicca. V. Augenveränderungen nach extirpation der Tränendrüse Behandelung. Acta Ophthal (Kbh). 1938; 16: 80. 27. Sjögren H: Keratoconjunctivitis sicca contre les lymphogranulomatoses. Acta Med Scan. 1940; 103: 19 526. 28. Sjögren H: Keratoconjunctivitis sicca, En: Modern Trends in ophthalmology, Ridley F, Sorsby A (Edito- res), Butterworth, London. 1940, p. 403. 29. Sjögren H: A New conception of Keratoconjunctivitis sicca (Keratitis filiformis in hypofunction of the la- chrymal glands). (Traducido por JB Hamilton) Aus- tralasian Medical Pub. Co., Sydney. 1943. 30. Sjögren H: Keratoconjunctivitis sicca and chronic polyarthritis. Acta Med Scand. 1948; 130: 484. 31. Sjögren H: Some problems concerning keratocon- junctivitis sicca and sicca syndrome. Acta Ophtha (Kbh). 1951; 29: 33. 32. Sjögren H, Eriksen A: ACTH and Keratoconjunctivitis sicca. Acta Ophthal (Kbh).1952; 30: 463. 33. Sjögren H: Congenital alacrimia and keratoconjunc- tivitis sicca in children. New Zeal Med J. 1952 (Suppl.) p. 32. 34. Beetham WP: Filamentary keratitis. Trans Amer Ophthal Soc. 1935; 33: 413. 35. Gifford SR, Pountenney I, Bellows J. Keratocon- junctivitis sicca. Arch Ophthal. 1943; 30: 207. 36. Henderson JW: Keratoconjunctivitis sicca-A review with a survey of 121 additional cases. Amer J Ophthal. 1950; 33: 197. 37. Hass E: Ubert die Rheumatische Genese einer generalisierten Gefässerkrankung mit Sjögrenschem syndrom. Virchows Arch Path Anat. 1951; 320: 264. 38. Touraine A: La xérodermostèose (Syndrome de Gougerot-Houwers-Sjögren). Presse Med. 1950; 58: 405. 39. Morgan WS, Castleman B: A clinico-pathologic study of “Mikulicz’s disease”. Amer J Path. 1953; 29: 471. 40. Morgan WS: The probable systemic nature of Mikuliez’s disease and its relation to Sjögren’s syndrome. New Eng J Med. 1954; 251: 5. 41. Morgan AD, Raven RW: Sjögren syndrome: A gene- ral disease. Brit J Surg. 1952; 40: 154. 42. Anaya JM, Talal N: Sjögren’s syndrome comes of Age. Semin Arthritis Rheum. 1999; 28: 355. 43. Tomado de una memoria del Dr. Gubler Revista extranjera. Propiedades del Jaborandi. Revista Mé- dica de Bogotá Serie III No. 29 agosto de 1875. P241 y No. 30 septiembre de 1875, p247. 44. Plata Azuero M: Tratado de terapéutica aplicada general y especial. Tomo I. Bogotá: Imprenta de La Luz. 1988, p8. 45. Sotomayor H, Restrepo Zea E, Gómez A, et al: El medicamento en la historia de Colombia. Editado por Schering – Plough S.A. 1998. 46. Nelson JD, Friedlaender M, Yeantts RP, et al: Oral pilocarpine for symptomatic ofkeratoconjunctivitis sicca in patients with Sjögren’s Syndrome. Adv Exp Med Biol. 1998; 438: 979. 47. Papas AS, Fernandez MM, Castaño Ra, et al: Oral pilocarpine for symtomatic relief of dry mouth and dry eyes in patients with Sjögren’s Syndrome. Adv Exp Ed Biol. 1998; 438: 973. 48. Tratamiento del paludismo. De la leyenda de la Condesa, a la quimioterapia sintética Winthrop Products. Inc. Nueva York. 1951. 49. Payne JF: A Postgraduate lecture on lupus erythematosus. Clin J 1894; 4: 223. 50. Heaton JM: Sjögren’s syndrome and systemic lupus erythematosus. Brit Med J. 1959; 1: 466. 51. Bloch KJ, Wohl MJ, Chip II, et al: Sjögren’s syndrome. Serologic reactions in patients with sjögren’s syndrome with and without rheumatoid arthritis. Arthritis Rheum. 1960; 3: 287. 52. Bloch KJ, Bunim JJ: Sjögren’s syndrome and its relations to connective tissue diseases. J Chron Dis. 1963; 16: 915. 53. Bloch KJ, Bunim JJ, Wohl MJ, et al: Unusual occurrence of multiple tissue component antibodies in Sjögren’s syndrome. Trans Asso Amer Physicians 1960; 73: 166. 54. Buchanan WW: Auto-immune thyroiditis. In: Disease- a-Month Dowling HF (Editor), Year Book Med Pub, Chicago. 1962 (Sept.), pp 32. 55. Bunim JJ: A broader spectrum of Sjögren’s syndrome and its pathogenetic implication (Heberden oration). Ann Rheum Dis. 1961; 20: 1. 56. Bunim JJ, Talal N. The association of malignant lymphoma with Sjögren’s syndrome. Trans Ass Amer Physicians. 1963; 76: 45. 57. Bunim JJ, Buchanan WW, Wertlake PT, et al. Clinical, pathologic and serologic studies in Sjögren’s syndrome. Combined Clinical Staff Conference. Ann Intern Med. 1964; 61: 509. 58. Bloch KJ, Buchanan WW, Wohl MJ, et al. Sjögren’s Syndrome. A clinical, Pathological, and serological study of sixty two cases. Medicine. 1965; 44: 187. 59. Moutsopoulos HM, Webber BL, Vlagopoulus TP, et al. Differences in the clinical manifestations of sicca syndrome in the presence and absence of rheumatoid arthritis. Am J Med. 1979; 66: 733. 60. Bohan A, Peter JB. Polymiositis and dermatomyositis.Part I and Part II. N Engl J Med. 1975; 292: 344. 61. Chishom DM, Waterhouse JP, Mason DK. Lympho- cytic sialoadenitis in the major and minor glands: a correlation in postmortem subjects.J Clin Pathol. 1970; 23: 690. 62. Skopouli FN, Drosos AA, Papaicannou T, et al. Preliminary diagnostic criteria for Sjögren’s Syndrome. 20 Scand J Rheumatol. 1986; Suppl 61: 22. 63. Manthorpe R, Oxholm P, Prause JU, et al. The Copenhagen criteria for Sjögren’s Syndrome. Scand J Rheumatol. 1986; Suppl 61: 19. 64. Homman M, Tojo T, Akisuki M, et al. Criteria for Sjögren’s Syndrome in Japan. Scand J Rheumatol. 1986; Suppl 61: 26. 65. Fox RI, Robinson CA, Curd JG, et al. Sjögren’s Syndrome: proposed criteria for classificattion. Arthritis Rheum. 1986; 29: 577. 66. Vitali C, Bombardieri S, Moutsopoulus HM, et al. Preliminary criteria for the classification of Sjögren’s Syndrome. Results of a Prospective concerted action supported by the European Community. Arthritis Rheum. 1993; 36: 340. 67. Miller DG. The association of immune disease and malignant lymphoma. Ann Intern Med. 1967; 66: 507. 68. Cammarata HJ, Rodnan GP, Jensen WN. Systemic rheumatoid disease and malignant lymphoma. Arch Intern Med. 1963; III: 330. 69. Talal N, Bunim JJ. The development of malignant lymphoma in the course of Sjögren’s syndrome. Am J Med. 1964; 36: 529. 70. Kassan SS, Thomas TL, Moutsopoulus HM, et al. Increased risk of lymphoma in sicca syndrome. Ann Inter Med. 1978; 89: 888. 71. Hansen LA, Prakash U, Colby TV. Pulmonary lymphoma in Sjögren’s syndrome. Mayo Clin Proc. 1989; 64: 920. 72. Schirmer O. Studien zur Physiologie und Pathologie der Tränenabsonderung und Träneanabfuhr. Graefe Arch Ophthal. 1903; 56: 197. 73. Payne RT. Sialography: Its technique and applica- tions. Brit J Surg. 1931; 19: 142. 74. Parret J. L’expression stomatologique de la maladie de Gougerot-Sjögren. Ann Oculist (Paris). 1954; 187: 898. 75. Blatt IM, Rubin P, French AJ, et al. Secretory sialo- graphy in diseases of the major salivary glands. Ann Otol. 1956; 65: 295. 76. Rubin P, Blatt I. A modification of sialography (preli- minary report). Univ Michigan Med Bull. 1955; 21: 57. 77. Alarcón-Segovia D. Salvador Zubirán y el inicio del departamento de inmunología y reumatología. En Salvador Zubirán. 1898-1998. Tomo VI, pp 249. 78. Alarcón-Segovia D, González-Jiménez Y, Garza LR, et al. Radioisotopic evaluation of salivary gland dysfunction in Sjögren’s Syndrome. Am J Roentgenol Radium Ther Nucl Med.1971; 112: 373. 79. Jones BR. Lacrimal and salivary precipiting antibodies in Sjögren’s Syndrome. Lancet. 1958; ii: 773. 80. Anderson JR, Gray KG, Beck JS, et al. Precipiting autoantibodies in the connective tissue diseases. Ann Rheum Dis. 1962, 21: 360. 81. Clark G, Reichlin M, Tomasi TB. Characterization of a soluble cytoplasmic antigen reactive with sera from patients with systemic lupus erythematosus. J Immunology. 1969; 102: 117. 82. Mattioli M, Reichlin M. Heterogenety of RNA protein antigens reactive with sera of patients with systemic lupus erythematosus. Description of a cytoplasmic nonribosomal antigen. Arthritis Rheum. 1974; 17: 421. 83. Alspaoug M, Maddison PJ. Resolution of the identity of certain antigen-antibody systems in systemic lu- pus erythematosus and Sjögren’s syndrome. Arthritis Rheum. 1979; 22: 796. 84. Alspaugh M, Tan EM. Antibodies to cellular antigens in Sjögren’s syndrome. J Clin Invest. 1975; 55: 1067. 85. Lerner MR, Boyle JA, Mount SN, et al. Are Sm RNP involved in splicing? Nature. 1980; 283: 220. 86. Ben-Chetrit E, Chan EKL, Sullivan KF, et al. A 52 KD protein is a novel component of the SS-A/Ro antigenic particle. J Exp Med. 1988; 167: 1560. 87. Boire G, Lopez-Longo FJ, Lapointe S, et al. Sera from patients with autoimmune disease recognize confor- mational determinants on the 60 kd Ro/SS-A protein. Arthritis Rheum. 1991; 34: 722. 88. Kelekar A, Saitta MR, Keene JD. Molecular com- position of Ro small ribonucleoprotein complexes in human cells. Intracellular localization of the 60- and 52–KD proteins. J Clin Invest. 1994; 93: 1637. 89. Boire G, Craft J. Biochemical and immunological heterogeneity of the Ro ribonucleoprotein particles. Analysis with sera specific for the RohY5 particle. J Clin Invest.1989; 84: 270. 90. Granger D, Tremblay A, Boulanger C, et al. Auto- antigenic epitopes on hY5 Ro RNA are distinct from regions bound by the 60-kilodalton Ro and La proteins. J Immunol. 1996; 157: 2193. 91. Talal N. What is Sjögren’s Syndrome and why is It important? J Rheumatol. 2000; 27(Supp): 1. 92. Bucher UG, Reid L. Sjögren’s syndrome. Report of a fatal case with pulmonary and renal lesions. Brit J Dis Chest. 1959; 53: 237. 93. Kahn M, Merritt AD, Wohl MJ et al. Renal concentrating defect in Sjögren’s syndrome. Ann Intern Med. 1962; 56: 888. 94. Fenster LF, Buchanan WW, Bunim JJ et al. Studies of pancreatic function in Sjögren’s syndrome. Ann Intern Med. 1964; 61: 498. 95. Stevens MB, Hookman P, Siegel CI, et al. Aperistalsis of the esophagus in patients with connective tissue disorders and Raynaud’s phenomenon. N Engl J 21 Med. 1964; 270: 1218. 96. Hradsky M, Hybasek I, Cernoch V, et al. Oesophageal abnormalities in Sjögren’s syndrome. Scand J Gastroenterol. 1967; 2: 200. 97. Ramírez-Mata M, Peña-Ancira FF, Alarcón-Segovia D. Abnormal esophageal motility in primary Sjögren’s síndrome. J Rheumatol. 1976; 3: 63. 98. Tsianos EB, Chiras CD, Drosos AA, et al. Oeso- phageal dysfunction in patients with primary Sjögren’s syndrome. Ann Rheum Dis. 1985; 44: 610. 99. Von Jebavy M, Hradsky M, Herout V. Gastric biobsy in patients with Sjögren’s syndrome. Z Med Lab Diagn. 1973; 16: 930. 100.Buchann WW, Cox Ag, harden RM, et al. Gastric studies in Sjögren’s syndrome. Gut. 1966; 7: 351. 101.Maury CPJ, Räsänen V, Teppo A-M, et al. Serum pepsinogen in rheumatic diseases: reduced levels in Sjögren’s Syndrome. Arthritis Rheum. 1982; 25: 1059. 102.Morrow JH, Anderson JR, Grey KG, et al. The histological and secretory change in the stomach in patients with autoinmunity to gastric parietal cells. Lancet. 1964; 1: 401. 103.Katona G, Burgos-Vargas, Zimbron A. The scien- tigraphic approach of gastric dysfunction in Sjögren’s Syndrome with Tc-pertenhnate, Progress in Rheu- matology. Mactey I (Editor). Bristol, John Wright & Sons Ltd. The Stonebridge Press. 1982; pp77. 104.Whaley K, Goudie RB, Williamson J, et al. Liver disease in Sjögren’s syndrome and rheumatoid arthritis. Lancet.1970; 1: 861. 105.Alarcón-Segovia D, Díaz-Jovanen E, Fishbein E. Features of Sjögren’s syndrome in primary biliary cirrhosis. Ann Inter Med. 1973; 79: 31. 106.Tu WH, Shearn MA, Lee JC, et al. Interstitial nephritis in Sjögren’s Syndrome. Ann Intern Med.1968; 69: 1163. 107.Kahn M, Merritt AD, Wohl MD, et al. Renal concen- trating defect in Sjögren’s syndrome. Ann Intern Med. 1962; 56: 883. 108.Shearn MA, Tu WH. Nephrogenic diabetes insipidus and other defects of renal tubular function in Sjögren’s syndrome. Am J Med. 1965; 39: 312. 109.Talal N, Zisman E, Schur PH. Renal tubular acidosis, glomerulonephritis and immunologic factor in Sjögren’s syndrome. Arthritis Rheum. 1968; 11: 774. 110.Safar M, Bariety J, Lagrue G, et al: Association d’un syndrome nephrotique et d’un syndrome de Geugerot- Sjögren. Sem Hop Paris. 1964; 40: 1423. 111.Lawley T, Moutsopoulos HM, Chused TM, et al: Circulating immune complexes in sicca syndrome (abstract). Clin Res. 1978; 26: 380. 112.Pertovaara M, Korpela M, Kouri T, et al. The occu- rrence of renal involvement in primary Sjögren’s syndrome: a study of 78 patients. Rheumatology. 1999; 38: 1113. 113.Strimlan VC, Rosenow EC III, Divertie MB, et al. Pulmonary manifestations of Sjögren’s syndrome. Chest. 1976; 70: 354. 114.Hunninghake GW, Fauci AS. State of the art: pulmonary involvement in the collagen vascular diseases. Am Rev Respir Dis. 1979; 119: 471. 115.Newball HH, Brahim SA. Chronic obstructive airway disease in patients with Sjögren’s Syndrome- Am Rev Respir Dis. 1977; 115-295. 116.Fairfax
Compartir