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BATALLA DE CARABOBO

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LA PRIMERA BATALLA DE CARABOBO (1814). 
Gustavo Fuenmayor 
 
INTRODUCCIÓN 
 Este es un ensayo de índole histórico militar relacionado con la batalla librada 
el 28 de mayo de 1814 en la sabana de Carabobo y que resultó en la victoria del 
ejército patriota al mando del General Simón Bolívar, el Libertador. 
 Este trabajo fue construido utilizando métodos de redacción militar propios 
del estudio de casos estratégicos y tácticos, incluyendo los factores de la 
decisión, el análisis del área de operaciones y otros, con la expresa intención de 
darle el necesario carácter militar al análisis de eventos históricos. Sin embargo, 
el estudio se hizo tomando en cuenta la doctrina vigente en la época, la influencia 
de la tecnología existente en el arte de la guerra y la pertinencia de los métodos 
que caracterizaban el estado del arte de la guerra terrestre a principios de siglo 
XIX. 
 Por su naturaleza metodológica es un trabajo monográfico de carácter 
histórico situado en la guerra de independencia de Venezuela durante el año 
1814, que pretende agregar un poco más de luz en relación a un hecho de guerra 
conocido y mal estudiado. Describe las circunstancias previas a la batalla, aclara 
de alguna manera lo relacionado con la posibilidad de que pudiese haber sido la 
batalla decisiva de la guerra y esencialmente valora tácticamente este hecho de 
armas. 
 Este documento está organizado en cuatro capítulos que se inician con la 
contextualización histórica de la batalla, seguido de un revisión de la naturaleza 
de los ejércitos enfrentados para informar del estado de la ciencia de la ciencia 
y arte militar de la época de la guerra de emancipación; un tercer capítulo da 
cuenta de la batalla como concepto y de la batalla como hecho cumplido en la 
sabana de Carabobo el 28 de mayo de 1814. El trabajo se cierra con un capítulo 
dedicado al análisis de la batalla y las conclusiones pertinentes. 
2 
 
 
 I. CONTEXTO HISTÓRICO 
 
 
1. La Situación política 
 La situación política de Venezuela se sitúa en el contexto de la llamada 
Segunda República. Se considera que la Segunda República se inició con la 
entrada de Simón Bolívar en la ciudad de Caracas el 6 de agosto de 1813 
(aunque hay autores que lo establecen en la capitulación de Miranda el 12 
de junio de 1812) y concluyó el 11 de diciembre de 1814 con la derrota 
republicana en el Combate de Maturín por las fuerzas de la corona al mando 
del canario Francisco Tomás Morales. Ese año de 1814 el rey Fernando VII 
volvió al trono de España y empezó la restauración monárquica más 
reaccionaria, de acuerdo con lo que sostiene Ugalde (1999). 
 Para el momento histórico en que ocurrieron los eventos a los que se hace 
referencia en este trabajo, la República había sido reestablecida 
parcialmente después de la toma de la capital por parte de Bolívar y su 
ejército, además de la designación del primero como suprema autoridad 
política y militar de Venezuela. Desde el punto de vista político el país estaba 
aislado porque el gobierno no había sido reconocido por otros estados, como 
es el caso de la Gran Bretaña, que anteriormente había apoyado la causa 
emancipadora. Este asunto está documentado en el oficio que el Almirante 
de Jamaica T.I. Maclean dirigió el 21 de mayo de 1814 a Su Excelencia don 
Simón Bolívar en respuesta a la carta de presentación del Inspector de 
Artillería Lino de Clemente y el Coronel Juan Robertson, quienes habían sido 
comisionados en misión a la Gran Bretaña. En su misiva Maclean expresa 
que “estando mi gobierno en estricta alianza con España, no puedo, sin 
órdenes superiores recibir oficialmente agentes públicos de países cuya 
independencia no ha sido reconocida por el Gobierno de S.M.” (Bolívar. 
Documentarios de la Libertad, 1981, pág. 181). 
 Por otra parte, tal y como se puede observar en el gráfico 1, las Provincias 
Unidas de Venezuela (Segunda República), ejercían el control político y 
3 
 
militar formal sobre el 40% aproximadamente de la antigua Capitanía General 
de Venezuela, aunque de hecho lo que había era un relativo ejercicio de la 
autoridad del estado sobre el centro y parte del occidente y el oriente del 
país, considerando además que los realistas, o mejor dicho José Tomás 
Boves y su ejército, controlaban gran parte de los llanos al sur de La Puerta. 
 
 
 
 Gráfico 1. Territorio de las Provincias Unidas de Venezuela durante 
 el período de la Segunda República, proyectado sobre el map a de 
 de la República Bolivariana de Venezuela. Tomado de “Cátedra Boli- 
 variana” por Editorial Santillana, 2014, p. 94. 
 
2. La situación económica 
 Altez A. (2011) en su trabajo sobre la independencia nos dice que, como 
consecuencia de la guerra, la economía “vio desvanecer su estabilidad muy 
temprano, perdiendo sementeras, cosechas, ganado, mano de obra, 
infraestructura, medios de producción e ingresos” (p. 87), mientras que la 
prioridad era el mantenimiento de los ejércitos de uno y otro lado. El hambre 
4 
 
campeaba y la gente que no era arrastrada a los campos de batalla tenía que 
enfrentar el hambre y el aislamiento (Ibid. P. 87). Esta descripción es 
complementada por Juan de Austria (1857) cuando relata que en el país 
estaba “paralizado el comercio, desiertos los campos, sin fruto la industria, 
agotados los recursos, y exhaustas las arcas públicas por consecuencia de 
tan desastrosa guerra…” (pág. 268). Esto permite identificar un contexto 
económico muy difícil que se verá reflejado en los enormes problemas 
logísticos y financieros que afrontaron los beligerantes en la guerra, en 
particular los patriotas. 
 Además de las anteriores consideraciones, conviene traer a la memoria 
el problema que Brito Figueroa (2006) llama “los fenómenos de la 
transferencia de la propiedad territorial agraria”. En su obra relacionada con 
la historia económica y social de Venezuela, argumenta que en la llamada 
“revolución nacional de independencia” entraron en juego los elementos 
ideológicos y políticos que profundizaron el conflicto entre las clases 
presentes en el contexto social de la Venezuela de la época, con el agregado 
económico que contribuyó al agravamiento del enfrentamiento. Como dice el 
autor “la cuestión agraria fue una de las más importantes, y lamentablemente, 
una de las menos estudiadas” (p. 192). En las regiones afectadas por la 
guerra se produjeron ocupaciones de propiedades agrarias por parte de 
esclavos y peones, promovidas y especuladas inicialmente por los realistas 
a partir de 1812, en particular por Domingo Monteverde quien creó el Tribunal 
de Secuestro para la expropiación de los bienes de las personas que habían 
tenido participación significativa en los hechos de 1810. Esto, a su vez, 
originó un proceso de reposición de bienes por parte de los patriotas cuando 
se reinstalaban en el poder y fue la simiente de distorsiones futuras en 
materia de propiedad de la tierra. 
 Abunda Brito (obra citada) cuando hace referencia en particular a “los 
valles de Aragua, Tuy y Caracas, además de Barlovento y las tierras bajas 
del lago de Valencia” (p. 220), escenario principal de la guerra en el año 1814 
y asiento de una próspera actividad agrícola en el siglo XVIII, que no tenían 
5 
 
nada que exportar y apenas satisfacían las necesidades locales. Refiere 
que… 
 
 En 1814, según las reflexiones de uno de los más ricos propietarios de la 
 época, Felipe Fermín Paul, los escasos pueblos que no habían sido so- 
 metidos por las armas realistas no estaban en condiciones de alimentar 
 a sus vecinos, el comercio estaba paralizado, tanto que parecía imposi- 
 ble restablecerlo; la agricultura no existía “sino para recordar a estas pro- 
 vincias susdesgracias; los hacendados y mayordomos estaban en cam- 
 paña y los esclavos, en su mayor parte, y con aspiraciones de obtener 
 su libertad se habían incorporado al ejército. P. 221. 
 
 
3. La situación social 
 Como señala Aizpurua (1981), la “complicada y contradictoria estructura 
social va a plantear, y poco a poco en forma irreversible, conflictos sociales 
(…) que van a ir propiciando y mostrando la crisis que se ha generado en 
esta sociedad colonial” (p. 9), crisis esta que por supuesto va a ser agitada y 
magnificada por la guerra de emancipación. La situación social en el año 
1814, se caracterizó por los siguientes eventos y sus consecuencias. 
a. Captación de los esclavos para engrosar las filas de los beligerantes. 
Para ilustrar esta situación se acude a lo que dice Vergara (2011) en su 
trabajo relacionado con la libertad de los esclavos a partir del año 1812. 
El autor señala lo siguiente: 
 
 Con el inicio de la guerra de independencia, los bandos en pugna 
 querían favorecerse de la fortaleza y resistencia de los esclavos y 
 para lograrlo se les ofreció la libertad a cambio de la toma indefini- 
 da de las armas. Aquellos que atendieron este llamado abandona- 
 ron a sus familias, recorrieron miles de Kilómetros (sic) a tierras 
 desconocidas, fueron heridos en batalla y mataron con el propósito 
 de ser merecedores de la gracia que les ofrecía indistintamente un 
 rey ausente o una república por consolidar. Usualmente, los escla- 
 vos acreditaban sus servicios militares años después de haberlos 
 prestado… (Pp. 80-81) 
 
b. Las secuelas del terremoto de 1812: 
 Altez (2010) habla del terremoto de 1812 en los siguientes términos: 
6 
 
 El impacto causado por el desastre de 1812 no es comparable con 
 ningún en la historia venezolana. No se trata de medir daños, des- 
 trucción o número de víctimas (variables en las cuales, sin duda, 
 también ha de diferenciarse abruptamente de los demás), sino 
 apreciarlo en su justa dimensión histórica y social. Se trató de una 
 catástrofe ocurrida en medio de fronteras que se estaban cruzando 
 dramáticamente. (Pp. 197-198). 
 
 
 Para la sociedad de la época, el terremoto significó, en palabras del autor 
 citado, un parte aguas histórico que marcó a todos sus integrantes y dejó 
 una huella indeleble en la memoria de una generación. Y como dice más 
 adelante, ocurrió cuando se estaba deslindando el destino de una nación 
 que emergía y de un imperio que se precipitaba hacia las profundidades de 
 de su decadencia. En consecuencia los cambios originados fueron incues- 
 tionables. 
4. La situación militar 
a. La situación militar previa al año 1814 se caracterizó por la ocurrencia de 
 los siguientes hechos relevantes: 
(1) La Campaña Admirable 
La Campaña Admirable se desarrolló en los primeros seis meses del 
año 1813 y culminó con la derrota de las fuerzas españolas que 
operaban en Venezuela al mando de Juan Domingo de Monteverde, 
quien terminó su actuación militar y política en el país tras su retirada, 
enfermo y herido a la plaza de Puerto Cabello, donde sus soldados lo 
depusieron del mando. Desde 1812 era el Capitán General de 
Venezuela y Presidente de la Real Audiencia de Caracas. 
(2) La existencia de serias diferencias entre el General Santiago Mariño y 
el General Simón Bolívar debido a la disputa por el liderazgo político y 
militar de la causa patriota. Esto tuvo como consecuencia la 
continuación de la guerra en el año 1814 en dos frentes en forma en 
paralela y sin conexión alguna: uno en el oriente del país comandado 
por el General Santiago Mariño que conducía la llamada Campaña de 
7 
 
Oriente y la otra desde el occidente, al mando de Simón Bolívar, que 
desarrolló la Campaña de Occidente. 
(3) La proclamación por parte de Simón Bolívar de “la guerra a muerte 
con exterminio de la raza española”. Esta declaración fue firmada por 
el entonces Brigadier Simón Bolívar el 15 de junio de 1813 en la ciudad 
de Trujillo. Es aceptado por muchos estudiosos, que su propósito era 
el desestimular la participación de los nacidos en el país a favor de la 
causa realista y animarlos a luchar en el bando patriota. A juicio del 
autor, el decreto legalizó las crueles prácticas que se perfilaban con 
anterioridad y que se manifestarán plenamente en el “terrible año 
1814”. 
(4) La reconquista de Caracas, el 6 de agosto de 1813 por parte de los 
republicanos, evento que marcó para muchos historiadores el inicio de 
la Segunda República. Aunque esto significó el logro del control del 
centro político del país no fue necesariamente el del centro de 
gravedad del enemigo. 
(5) El otorgamiento por parte de la Municipalidad de Caracas a Bolívar del 
título de "El Libertador" y "General en Jefe del ejército Republicano". 
Al año siguiente fue nombrado Jefe Supremo. Estos honores y 
designaciones no garantizaron la necesaria unidad de mando, que era 
imprescindible para la continuación exitosa de la guerra. 
(6) El surgimiento de la figura del líder realista José Tomás Boves, quien 
inició operaciones desde el llano con un ejército integrado 
fundamentalmente por unidades de caballería. Hay historiadores que 
sostienen que Boves intentó militar en las filas patriotas al principio, 
pero fue rechazado. Posteriormente logró imponer su liderazgo para 
organizar un ejército de caballería formado por jinetes llaneros a 
quienes alienó en contra de los blancos venezolanos, es decir, contra 
las figuras que dirigían el proceso independentista. En opinión de 
algunos historiadores, Boves capitalizó en favor de la causa realista el 
resentimiento social existente en este segmento de la sociedad. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Caracas
http://es.wikipedia.org/wiki/Libertador_de_Venezuela
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Tom%C3%A1s_Boves
8 
 
II. NATURALEZA DE LOS EJÉRCITOS ENFRENTADOS 
 Se considera necesario, antes de entrar en materia, hacer una revisión de la 
naturaleza de los ejércitos que se enfrentaron en el año de 1814, para poder 
entender el cambio radical que se dio en la forma de hacer la guerra a partir de 
la Campaña Admirable (1813). Presentar una descripción de los actores que se 
enfrentaron en los eventos tácticos que caracterizaron el conflicto en ese período 
tan violento de la guerra de emancipación venezolana, es importante para el 
posterior análisis de lo que pudo haber sido la batalla decisiva de la guerra. 
1. Organización 
a. Realistas 
Ejército Realista, los realistas, los españoles o “los godos”, son términos 
que han sido empleados para referirse a las fuerzas armadas formadas 
principalmente por españoles europeos y americanos, que fueron 
empleadas en defensa de la monarquía española frente a las del ejército 
patriota, en el primer tercio del siglo XIX. El uso de las denominaciones 
realista o patriota (que en mucha de la literatura española fueron y aún 
siguen siendo llamados “revolucionarios”), se extendió a la población no 
beligerante, particularmente a partir de la declaración de la guerra a 
muerte en 1813, que no dejó margen para neutralidad alguna. El ejército 
borbónico, como también se conoce a la organización militar existente 
antes de la invasión francesa, desapareció en España en el año 1808, 
construyéndose una fuerza nueva durante la guerra que siguió para 
enfrentarse a Napoleón y luego para servir en ultramar. 
Al iniciarse la guerra de independencia de la América Meridional y 
especialmente en la antigua Capitanía General de Venezuela, se produ-
jo la parcial desintegración del ejército español de guarnición en las 
colonias y sectores del mismo se agregaron a los ejércitos 
independentistas y pasaron a depender de nacientegobierno. Las 
unidades militares representadas por batallones y compañías de 
dotación1 y de milicias disciplinadas2, se alinearon en función del apoyo 
de las élites locales a favor de la Junta o de la Corona. Este proceso no 
http://es.wikipedia.org/wiki/Fuerzas_armadas
http://es.wikipedia.org/wiki/Monarqu%C3%ADa_espa%C3%B1ola
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_XIX
9 
 
se cumplió en las provincias de Maracaibo, Coro y Guayana que 
permanecieron leales a la corona. 
Fue común que a partir de la constitución de la República, el ejército 
realista en América pasase a ser integrado por la agrupación de nuevas 
unidades constituidas por remanentes de las antiguas organizaciones 
militares realistas, con mandos y cuadros españoles y un gran número de 
soldados del país. Esto podría explicar la ausencia de unidades de 
tradición en la historia militar española en los años previos a la expedición 
del Gral. Pablo Morillo en el año 1815. Sin embargo, las unidades 
expedicionarias organizadas y enviadas desde España, también se 
“americanizaron” en la medida que su supervivencia en los campos de 
batalla fue garantizada por el reclutamiento de soldados locales. 
Semprún (2007) en su trabajo titulado “El esfuerzo bélico realista en 
América durante la Guerra de la Independencia”, expone lo siguiente: 
 
 En la capitanía general de Venezuela el movimiento de abril de 
1810 triunfa sin dificultad en la mayor parte del territorio; si bien 
los realistas se imponen en las provincias de Coro, Maracaibo y 
la Guayana. 
 Pronto se inician unas tímidas hostilidades entre ambas zonas, 
realista y revolucionaria, sobre todo tras la insurrección de Va- 
lencia – en la que juegan papel importante los «pardos»– contra 
las nuevas autoridades de Caracas. Las hostilidades no tienen 
un carácter especialmente encarnizado, en parte por el tono 
poco radical del movimiento en sus primeros tiempos, así como 
por el escasísimo eco popular que despierta aquel. 
 Las fuerzas realistas son exiguas: apenas las unidades vetera- 
nas (siete compañías de infantería) y de milicias (dos batallones 
de infantería en Valencia, uno en Maracaibo y cuatro compañías 
en la Guayana) preexistentes en las zonas que quedaron inicial-
mente en su poder, complementadas y reforzadas por volunta- 
rios, algunos de los cuales acuden desde las ciudades insur- 
gentes, entre ellos una fracción del batallón veterano de Cara- 
cas. 
Además cuentan con milicias de la categoría de urbanas de es- 
casa operatividad. Pág. 40. 
 
 
10 
 
Por otra parte, cuando se consultó el “Kalendario Manual y Guía de 
Forasteros. Estado Militar para 1808”, en Casinello (2007, pp. 34 y 36), 
se observó que el pie de paz del Ejército Español en la Capitanía de 
Venezuela era el que se muestra en el siguiente cuadro: 
 
Cuadro 1 
Pie de paz del Ejército Español en la Capitanía de Venezuela para el 
año 1808 
 
 COMPONENTE INFANTERÍA CABALLERÍA ARTILL ERÍA 
 
EJERCITO DE - Bat. de Caracas - Esc. Blancos - 8 cías. 
 DOTACIÓN 11 compañías de Caracas 
 
 MILICIAS DISCI- - Bat. Blancos de 
 PLINADAS O Caracas 
 PROVINCIALES - Bat. Blancos de 
 Valencia 
 - Bat. Blanco de 
 Aragua 
 - Milicias de Cumaná: - 2 cías. de Blancos 
 11 cías. de Blancos - 1 ½ cía de Pardos 
 13 cías. de Pardos 
 3 cías de Morenos 
- Milicias de Maracaibo 
 5 cías. de Blancos 
 4 cías. de Pardos 
- Milicias de Margarita: - 1 cía. de Blancos 
 1 cía. de Blancos 
 3 cías de Pardos 
- Bon. Pardos Caracas 
- Bon. Pardos Aragua 
 
 
El examen del contenido del cuadro permite ver que ese era un ejército 
típicamente colonial que no estaba diseñado para la ejecución de las 
operaciones militares propias de un conflicto armado, sino para hacer 
presencia, respaldar las decisiones de la corona y empeñarse en 
11 
 
acciones de apoyo a las autoridades de policía. Esto ayudaría a entender 
el carácter “poco encarnizado” de las hostilidades al principio de la guerra, 
según refiere Semprun (ibid) en la página anterior y que cambiará 
radicalmente a partir de 1814, cuando se termina la llamada “guerra 
miliciana” y se pasa a lo que muchos han calificado como una cruenta 
guerra civil. En cuanto al número y calidad de las unidades se considera 
que es más confiable lo expresado en el cuadro, atendiendo a la 
naturaleza de la fuente. 
Las magnitudes de los llamados ejércitos de los dos bandos enfrentados 
en la guerra de independencia no llegaron a tener la entidad de los que 
combatieron en las Guerras Napoleónicas y durante las siguientes 
guerras en Europa. Tampoco se organizaron por parte de ambas fuerzas 
enfrentadas, unidades de escalón Brigada porque en el caso venezolano 
ni los españoles ni los patriotas llegaron a integrar las tres armas 
existentes (infantería, caballería y artillería) en organizaciones militares 
que las combinasen, como ya se había hecho normal en los teatros de 
operaciones allende los mares. Hasta el año 1814, los llamados ejércitos 
realistas y patriotas no pasaron de ser agrupaciones grandes o pequeñas 
de batallones de infantería, escuadrones de caballería y algunas piezas 
de artillería. Las unidades de encuadramiento administrativo y táctico 
eran el Batallón y la Compañía. 
 b. Patriotas 
Como suele suceder en la mayoría de los procesos independentistas, las 
nuevas organizaciones militares que nacen en los estados emergentes 
tienden a imitar a las de las metrópolis. Esto no fue la excepción en el 
caso de las fuerzas militares que defendieron la causa patriota. Su 
organización, procedimientos y métodos administrativos y tácticos 
evidencian haber sido básicamente los mismos que los establecidos en 
las Reales Ordenanzas de Su Majestad para el Régimen, Disciplina, 
Subordinación y Servicio de sus Ejércitos (1852), conocidas también 
http://es.wikipedia.org/wiki/Ej%C3%A9rcito
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_Napole%C3%B3nicas
12 
 
como Reales Ordenanzas, que estaban vigentes de hecho en el año 
1814. 
Es interesante hacer notar que en muchos de los documentos históricos 
que registran los eventos militares de la guerra de independencia de 
Venezuela, se encuentra a menudo el término “división” para referirse a 
la organización de los ejércitos para la batalla, contrario a la práctica del 
ejército francés que había organizado divisiones de 16 batallones. De lo 
que se ha revisado y documentado, se desprende que la división no era 
más que un agrupamiento de unidades de infantería para el cumplimiento 
de una misión táctica y para el ejercicio del comando y control. Es 
probable que el término se haya tomado de las divisiones napoleónicas 
ya de moda en ese momento histórico, como se dijo anteriormente. 
 2. Personal 
 a. Reclutamiento 
 (1) Realistas 
 En España se empleaba el reclutamiento indiscriminado para las 
expediciones a las colonias americanas, basado en general en la 
leva o quinta (sorteo). Por su origen geográfico se puede identificar 
dos tipos de unidades dentro del ejército realista: las unidades 
creadas en América y las unidades creadas en España. En 
Venezuela se aplicó la modalidad de la recluta forzosa, 
especialmente después de la Primera República, porque con 
anterioridad se realizaba la captación o reclutamiento de los 
habitantes locales de acuerdo a su apego a la causa realista, 
siguiendo el patrón miliciano que caracterizaba la institución militar 
en la colonia, tal como asoma Thibaud en su trabajo (2004). Este 
ejército miliciano es el que también describe Esteves en su obra 
(2007). Altez (2011) complementa lo antes expresado cuando dice 
que: 
 Entre incredulidades e incomprensión, el discurso indepen- 
lista levantó mayores rechazos que aplausos allá en la Pri- 
mera República. Entre1810 y 1812, los revolucionarios se 
http://es.wikipedia.org/wiki/Leva
13 
 
se las tuvieron que ver con criollos afectos a la corona, es- 
clavos a favor del rey y pardos conspiradores. P. 86 
 
Esto cambió en la medida en que la guerra continuó y mutó el patrón 
de violencia en la Segunda República. Para el año 1814, se hizo 
necesaria, en principio, la movilización del potencial humano 
representado por los indígenas, los pardos y los esclavos de origen 
africano asentados en los valles del Tuy y Aragua. El antiguo modelo 
caracterizado por un fuerte carácter doméstico en la integración del 
ejército realista, formado por tropas originarias de la ciudad en un 
80%, cambió cuando se incorporaron masas de hombres 
procedentes del campo y de los llanos, al llamado de los líderes 
realistas, tal y como lo ilustra Porras (2004): 
 
 Los españoles obtuvieron un inmenso servicio con la utilización 
 de los esclavos como combatientes. José Tomás Boves, Zuazo- 
 la, Eusebio Antoñanzas, Tomás José Morales, Francisco Rose- 
 te y muchos realistas que combatieron a la Primera y Segunda 
 República basaron sus triunfos en el otorgamiento de la libertad 
 a las esclavitudes en sus áreas de operaciones. Pág. 59. 
 
 Es interesante traer a colación el contenido ilustrativo del oficio que 
José Tomás Boves dirige al Teniente Justicia Mayor de Camatagua, 
en el que le dice: “Trate u. de reunir toda la gente útil que se haya en 
los campos, y el que no comparezca a la voz del rey, se tendrá por 
traidor y se le pasará por las armas”, en Palacios y Azpurua (1978), 
pág. 98. 
 (2) Patriotas 
En el caso de los patriotas el reclutamiento tuvo algunas diferencias 
en relación con los realistas, porque para el año 1814 el origen de los 
efectivos bajo las armas era, en términos generales el siguiente: 
- Remanente de los individuos de origen urbano que se alistaron a 
 partir de 1810 y siguieron siendo fieles a la causa emancipadora. 
14 
 
 En este remanente se cuentan gran parte de los cuadros de oficia- 
 les, incluyendo al propio Simón Bolívar. 
- Hombres provenientes de las propiedades de los jefes y oficiales 
 (esclavos y no esclavos) que siguieron a sus dueños y patrones en 
 la empresa de la guerra. 
- Los venezolanos desertores del ejército español o tomados prisio- 
 ros en el campo de batalla y cuya vida se perdonó en cumplimien- 
 to del mandato del “Decreto de Guerra a Muerte”. 
- Algunos voluntarios de origen español simpatizantes con la causa 
 emancipadora. Un caso emblemático, pero no único, fue el del Co- 
 ronel Vicente Campo Elías. 
 b. Disciplina, ley y orden. 
 (1) Realistas 
 Siguiendo lo que se expresa en la obra “Las armas y la guerra” 
(1978)… 
 con la aparición de los ejércitos permanentes en el siglo XVII, 
 la disciplina y el orden se hicieron esenciales; y, la deserción 
 y la cobardía podían ser castigadas con la muerte. Los deli- 
 tos menores eran reprimidos por diversos medios, entre ellos 
 cárcel, azotes y o anulación de la paga. Pág. 26. 
 
Lo de la paga se aplicaba cuando la había. El mantenimiento de la 
disciplina en el ejército español en Venezuela no debió haber sido 
extraño a esos patrones de comportamiento, matizado con agregados 
locales. En general y como se dijo anteriormente, las Reales 
Ordenanzas eran la referencia en cuanto a la administración de los 
castigos en el ejército realista e incluso el patriota, como se verá en el 
caso de la deserción masiva ocurrida en Valencia en mayo de 1814 
Por otra parte y como señala Esteves (obra citada) “Otra de las formas 
de mantener las tropas en filas fueron la promesa y el reparto de botín, 
el saqueo y el pillaje” (p. 4), práctica a la que fueron adeptos los jefes 
realistas Boves y Morales, entre otros, tal y como lo testimonian la 
mayoría de los historiadores. 
15 
 
 (2) Patriotas 
 Las prácticas para el mantenimiento de la disciplina en las filas de las 
fuerzas emancipadoras no eran muy diferentes de las de su enemigo, 
esencialmente por su estrecha relación de origen. Porras (obra citada) 
describe el castigo denominado “Carrera de Baqueta”3 que consistía 
en hacer pasar al sancionado entre dos filas de soldados que lo 
flagelaban con las baquetas de sus armas. Quien escribe este 
documento fue testigo de la aplicación de una modalidad de este 
castigo en una unidad del Ejército Venezolano tan recientemente 
como el año 1962. La similitud de la forma de imponer castigos en 
ambos ejércitos trae a la memoria el caso de Lorenzo Caballero, 
soldado del ejército realista, quien en 1816 fue castigado con el paso 
por seis carreras de baqueta, tal y como refiere Porras (p. 36) en su 
obra. Es interesante agregar que el soldado, recibió ese castigo como 
accesorio porque después fue mandado a cumplir sentencia de 10 
años de presidio en Puerto Rico 
La deserción era uno de los problemas más comunes y con efectos 
significativos en el desarrollo de las operaciones. Un ejemplo de los 
problemas que generaban las continuas deserciones, se evidencia en 
la agudización de las diferencias entre Bolívar y Mariño producto de la 
recriminación del primero a este por la reducción de su ejército de 
4.000 hombres que comandaba justo antes de la Batalla de Bocachica 
a tan solo 2.000 tras la derrota de Arao. Pese a que era común el 
fusilamiento de los desertores como medida disuasiva y represiva para 
enfrentar el problemas de las deserciones, más aún en el año 1814, 
da la impresión por los hechos ocurridos en Arao y luego en Valencia, 
que la disciplina en el ejército de oriente pudo haber sido relativamente 
laxa. Los patriotas reprimieron, dentro de sus posibilidades, la práctica 
del saqueo, el pillaje y el reparto de botín, que fue utilizada como 
estímulo a la permanencia en filas por los líderes realistas que 
16 
 
emergieron en la Segunda República, tal y como lo sostiene Esteves 
(op. cit., p. 4). 
Un caso ilustrativo de esta situación fue la medida disciplinaria 
tomada por El Libertador a raíz de la deserción de 200 hombres de las 
fuerzas de Mariño el día 20 de Mayo de 1814, 8 días antes de la 
Primera Batalla de Carabobo. Estos individuos fueron capturados en 
el camino de San Diego y llevados a Valencia. Allí y “en presencia del 
ejército fueron fusilados los cabecillas y un soldado de cada cinco” 
según refiere O´Leary (1981) en el Tomo 6 de sus memorias (p. 314). 
Fueron “quintados”4, tal y como lo establecía el Artículo III de la 
Ordenanza de 5 de Diciembre de 1809 sobre la deserción en tiempo 
de guerra. 
 c. Prisioneros de guerra 
No se han encontrado registros que indiquen que en ambas fuerzas se 
manejase este concepto tal y como lo conocemos hoy, ni que existiese 
doctrina al respecto. Por otra parte, en el año 1814 lo relacionado con los 
prisioneros de guerra estaba afectado negativamente por las 
prescripciones del Decreto de Guerra a Muerte, lo que permite considerar 
que aquellos prisioneros españoles y de origen canario eran pasados por 
las armas por los patriotas en el mismo campo de batalla o en su posterior 
sitio de reclusión. Adicionalmente es interesante acotar que hubo 
ocasiones en que los prisioneros no españoles que manifestaban su 
voluntad de cambiar de bando, no eran recibidos porque no podían ser 
alimentados. 
 3. Inteligencia 
La obtención de lo que hoy se conoce inteligencia de combate por ambos 
contendientes se fundamentaba en el reconocimiento (exploración) que 
ejecutado normalmente por la caballería, las unidades de cazadores 
(infantería ligera) y los aportes de información por parte de civiles adeptos 
a una u otra causa (espías o colaboradores). No se conoce de la existencia 
17 
 
de referencias que relatencomo se realizaba el proceso de producción de 
inteligencia más allá del juicio de los jefes militares y sus consejeros. 
 4. Operaciones. 
 Del comportamiento en el campo de batalla durante la guerra se infiere que 
 ambos ejércitos tenían un perfil táctico muy parecido, al menos hasta 1814. 
 Normalmente se adoptaba un orden de batalla similar con una infantería 
 que estaba encuadrada en formaciones de batallón o regimiento, siendo la 
 primera la estructura organizacional para el combate y la segunda una agru- 
 pación para los fines de la vida en guarnición. 
 a. Empleo de la infantería. 
 Las formaciones tácticas se hacían en orden abierto o en orden cerrado, 
 según se tratase de cerrar combate o desarrollar acciones de exploración 
(reconocimiento), cobertura de flanco, patrullaje, etc. 
La formación de la infantería en orden cerrado se establecía en línea o 
en cuadro. La formación en línea, que también se denominaba 
formación de batalla consistía en dos o tres líneas o escalones de 
tiradores, que disparaban desde la misma o por secciones, dependiendo 
 
 
 
GRÁFICO 2. EJEMPLO DE FORMACIÓN EN 
ORDEN CERRADO A LA USANZA DE LA 
ÉPOCA. Tomado de Wikipedia. 
 
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:French_attack_in_1812_in_Russia.jpg
18 
 
del nivel de instrucción de los soldados. Al cesar el fuego o al disminuir 
la distancia atacante-defensor se cerraba combate y la infantería 
atacante procedía a cargar a la bayoneta con la intención de desarticular 
la defensa y arrollar al defensor. 
La formación en cuadro se adoptaba cuando era necesario defenderse 
de las cargas de caballería enemiga, mediante el fuego y la erección de 
un muro de bayonetas, al estilo de los antiguos piqueros, particularmente 
en el momento que la unidad de infantería quedaba aislada. La adopción 
de la formación en cuadro demandaba que la unidad estuviese en 
capacidad de hacer el cambio con orden y lo más rápidamente posible, 
además de conservar la formación alrededor de las banderas5 y los 
 
 
Gráfico 3. Ejemplo de la formación en 
 cuadro a la usanza de la época . Toma- 
 do de Wikipedia. 
 
mandos, para poder neutralizar el poder de choque de las unidades de 
caballería; de lo contrario, se producía la desbandada y la posterior 
persecución y aniquilamiento de los infantes desperdigados por parte 
de los jinetes enemigos. 
El orden abierto se asumía cuando el terreno no permitía adopción de 
la formación en orden cerrado, por ejemplo en bosques, montañas y 
espacios restringidos. Las unidades se desplegaban en forma dispersa 
19 
 
o “en guerrilla” (que no debe ser confundida con la guerrilla) y era 
propio de las unidades de infantería ligera (cazadores). 
 
 
 
 
 GRÁFICO 3. EJEMPLO DE FORMACIÓN EN 
 ORDEN ABIERTO A LA USANZA DE LA 
 ÉPOCA. Tomado de Wikipedia 
 
Es importante tomar en cuenta que, unido a los problemas logísticos que 
permanentemente enfrentaron las fuerzas, el territorio representaba uno 
de los mayores obstáculos para la realización de las operaciones 
militares. Al respecto el General O´Leary dice que “Quizás no hay país 
en el mundo donde sean más difíciles las operaciones militares que en 
América del Sur” (1952, p. 80). Agrega que “Las distancias son 
considerables, lo población muy escasa y los caminos de ordinario tan 
males, que no hay combinación militar que pueda calcularse con absoluta 
precisión” (Ibid., p. 80). Esta es una característica de este conflicto 
armado, calificado por algunos autores como la guerra en los grandes 
espacios, que al ser librada por ejércitos coloniales y fuerzas insurgentes 
en países de escasa población, sientan una diferencia muy importante 
con lo que ocurría en Europa en ese momento histórico. 
 
 
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Napoleon_Polish_troops_by_Bellange.jpg
20 
 
 b. Empleo de la caballería. 
Tal y como lo dice Omaña en su Historia de la Artillería (1978) “Tanto en 
las fuerzas patriotas como en las realistas, la caballería adquirió mayor 
preponderancia sobre las otras armas (infantería y artillería), 
convirtiéndola en una fuerza decisiva en las acciones” (P. 187). Sin 
embargo, siguiendo lo que comenta García Ponce (obra citada) los 
realistas contaron con superioridad de caballería hasta 1816, gracias a los 
llaneros que seguían a Boves y Morales, principalmente. Semprún (Ibid.) 
cuando se refiere a la actuación de la caballería realista durante la guerra 
de la independencia, sostiene que la “suerte no suele acompañar a la 
caballería realista” (p. 48), pero reconoce que… 
Por supuesto lo que antecede es en exclusión de la lucha en Vene-
zuela en la época de Boves. Aquí solo la caballería realista se 
comporta de muy otra manera sino que es el elementos principal de las 
victorias de ese caudillo, cuyas fuerzas montadas están formadas por 
llaneros, lo que en cierto modo viene a confirmar lo importante que para 
la utilización con éxito de este arma es contar con formaciones de los 
que podríamos denominar “jinetes natos”. Y en este caso, con un 
caudillo que en cualquier caso es uno de los grandes jefe de 
caballería que se revelarán en el conflicto. P. 48. 
 
 La caballería de ambos ejércitos cumplía misiones de “descubierta” (explo- 
 ración o reconocimiento), protección de flancos, cobertura de la infantería, 
 ejecución de cargas asumiendo el esfuerzo principal y realización de la 
 persecusión del enemigo en retirada al producirse la desarticulación de sus 
 fuerzas. 
 La llamada caballería llanera que integró el Ejército Llanero o Ejército de 
 Barlovento, como lo llamó su autoproclamado Comandante en Jefe José 
 Tomás Boves, fue la excepción. Boves empleó la caballería como fuerza 
 principal y relegó a la infantería a elemento auxiliar o de combate en áreas 
 urbanas. Esto le dio una iimpronta particular a la guerra de emancipación 
 de Venezuela a partir de 1814. 
 
21 
 
 c. Empleo de la artillería. 
 La naturaleza del sistema de defensa español en América Meridional, par- 
 ticularmente en el Caribe se fundamentó además del ejército y la marina, 
 en las fortificaciones (la defensa de costas) generando la primacía de la 
 artillería fija en perjuicio de la artillería de campaña. Esto explica la relativa 
debilidad de ésta en la conformación de la fuerzas realistas y patriotas. 
De acuerdo con Verdera (2005), la artillería de campaña española funda-
mentaba su empleo en los principios siguientes: 
(1) Adelantamiento de las piezas para mejorar la precisión del tiro. 
(2) Despliegue de las piezas delante de los batallones de infantería. 
(3) Emplazamiento de las piezas en posiciones situadas en alturas poco 
 elevadas. 
(4) Evitar el asentamiento de la artillería en grandes elevaciones porque 
 se reducía el efecto del tiro y permitía el desenfilamiento del enemigo. 
(5) Tomar en consideración que la distancia más ventajosa contra tropas 
 a pie es de 300 y 500 metros, mientras que el tiro con metralla y la bala 
 rasa son más eficaces entre 200 y 300 metros y su empleo depende 
 del despliegue enemigo. 
(6) Ejecución de tiros cortos mejor que largos, para aprovechar el rebote. 
(7) Evitar que las piezas disparasenno debían disparar simultaneamente y 
 se recomendaba la selección de los objetivos para aumentar la efica- 
 cia del fuego. 
(8) En la batalla la artillería no debía abandonar jamás las tropas, ni estas 
 a la artillería (Pp. 127-128). 
De lo que señala Omaña en su Historia de la Artillería (1978), además de 
lo dicho anteriormente, se infiere que los patriotas y los realistas 
emplearon la artillería “a la sueca”, como armas de acompañamiento de lainfantería, debido a su pequeño calibre y su poco alcance efectivo. Las 
piezas eran emplazadas, sueltas o por baterías, en terreno dominante y 
con buena observación sobre el campo de batalla, aunque en la guerra de 
independencia se les utilizó al frente, en los flancos o detrás del cuerpo de 
22 
 
tropa principal, probablemente para disparar a cero sobre la caballería 
enemiga. Conservando las distancias, la figura siguiente permite ilustrar, 
como a la usanza de la época, se desplegó la artillería de campaña en la 
Batalla de Waterloo el 15 de junio del año 1815, sin que hubiese diferencia 
sustancial en ambos adversarios, salvo la eficiencia de los artilleros. 
 d. Empleo de la ingeniería. 
Para entender el papel de la ingeniería militar en Venezuela antes y 
durante el período de la guerra de emancipación, es menester recordar 
que la organización de la defensa del imperio español en América y 
concretamente en el Caribe, estaba integrada por la marina de guerra, la 
fortificación y el ejército, según lo que relata Casiniello Pérez en su trabajo 
sobre El Ejército Español en Indias antes del siglo XIX (p. 17) y se señaló 
en párrafos anteriores. 
Dentro de las limitaciones que confrontó España para mantener ese 
imperio desde el punto de vista militar, la actividad del Real Cuerpo de 
Ingenieros se orientó la construcción y mantenimiento de fuertes o castillos 
como el del Morro de la Habana, el de Cartagena de Indias y el de Puerto 
Cabello, entre otros. Aunque en 1802, el arma de ingenieros en España 
se enriqueció añadiéndole dos batallones de zapadores y minadores, de 
modo que cada batallón tenía una compañía de minadores y cuatro de 
zapadores, al servicio de los ingenieros. Sin embargo, no hay referencia 
alguna en relación con el apoyo de ingenieros a las unidades del Ejército 
Español de Indias. 
Pérez Jurado, sostiene en su trabajo sobre el empleo del arma de 
ingenieros (1986), que Francisco Jacot fue nombrado Director del Cuerpo 
de Ingenieros en 1810, a raíz de la declaración de la independencia de 
Venezuela, cargo que le permitió formar tres compañía de milicias con el 
nombre de Zapadores de Venezuela (p. 387). Sin embargo, estas 
unidades no son mencionadas más durante el desarrollo de la guerra de 
emancipación. Más adelante en su trabajo, el mencionado autor dice que: 
 
23 
 
 
 
 
 GRÁFICO 5. USO DE LA ARTILLERÍA DE CAMPAÑA EN LA BATALLA DE 
 WATERLOO, EL18 DE JUNIO DE 1815. Tomado de Atlas of Warfare, p. 139 
 
 
Línea de artillería 
al frente del 
dispositivo de un 
Cuerpo de Ejército 
francés 
Artillería al frente 
y a los flancos de 
la línea de batalla 
de un Cuerpo de 
Ejército francés 
24 
 
 Antonio José de Sucre y Alcalá, en calidad de oficial de ingenieros, 
 bajo las órdenes del general D. Santiago Mariño, tendría magnifica 
 actuación en la toma de la plaza de Cumaná: organiza un Batallón 
 de Zapadores con el cual decidirá la caída de Barcelona. P. 390. 
 
 Parece ser que esta unidad de zapadores de esa cualidad sólo tenía el 
 nombre y que realmente fue un batallón de infantería que fue empleado 
 como tal bajo el mando de Sucre. 
 Salvo lo antes expresado, no hay elementos de juicio que permitan deter- 
 minar que para el año 1814, existiesen elementos o unidades de ingenieros 
 en ambos ejércitos, realista y patriota, salvo los cargos de ingeniero crea- 
 dos para la dirección del esfuerzo de construcción y mantenimiento de las 
 obras. Es bueno recordar que el concepto táctico de preparación del terre- 
 no, que demanda apoyo de zapadores, es posterior al año 1814. 
 5. Adiestramiento táctico. 
 En la época se reconocía que el adiestramiento era fundamental para estar 
 en condiciones de librar la guerra. Es interesante lo que se señala Milans 
(2007): 
 
Al respecto, un tratado militar inglés exponía en 1768: Ningún 
recluta debe eximirse de la instrucción de armas hasta que sea 
tan experto en cargar y disparar la suya 15 veces en 3 minutos 
y 3/4 . Esto significa sostener el fuego de un disparo cada quin- 
ce segundos con un arma que requiere múltiples movimientos 
antes de ser disparada. P. 32. 
 
Sin embargo, la dinámica del conflicto armado en Venezuela hacía que las 
tropas se ejercitasen en el propio campo de batalla, “ya que en muy 
contadas ocasiones pudieron practicar la forma de disparar con su arma; 
no existían escuelas y campos de tiro, ni había tiempo para practicar, ni 
recursos suficientes para destinar a este propósito” (Porras, 2004, pp. 4-6). 
Cuando se revisa el proceso de quince (15) pasos promedio que era 
necesario para disparar un arma de fuego de la época y el entrenamiento 
necesario para la ejecución de los movimientos tácticos en el campo de 
25 
 
batalla, incluida la necesaria cohesión de las filas de la infantería para 
combatir, se identifica que había necesidad de una rigurosa preparación 
individual y colectiva. Además, se observa que con excepción de las 
batallas y combate de sitio, las fuerzas de ambos adversarios estaban en 
constante movimiento por difíciles caminos, enfrentando duras condiciones 
ambientales, sin apoyo logístico formal y con armas voluminosas y pesadas 
(el conocido mosquete inglés “Brown Bess”, por ejemplo, pesaba 5,7 
kilogramos), sin que pudiese cumplir actividades de adiestramiento de los 
soldados veteranos o de los nuevos reclutas. Esto permite entender los 
resultados catastróficos de muchos eventos militares en la guerra de 
independencia y particularmente durante la Segunda República, debido a la 
facilidad como se perdía la cohesión táctica de las unidades. Con 
diferencias puntuales lo antes escrito se aplicaba tanto a los realistas como 
a los patriotas. 
 6. Logística 
a. La función logística en los ejércitos. 
La logística de ambas fuerzas armadas era similar debido a su origen co- 
mún y a la naturaleza del Teatro de la Guerra. Es conocido que en la 
Segunda República el conflicto llegó a adquirir ribetes de guerra civil, 
debido a la configuración de las fuerzas y al práctico aislamiento de los 
realistas y los patriotas desde el punto de vista político, económico y 
militar, lo que afectó de igual manera a ambos contendientes. En 
consecuencia, esta parte del trabajo se enfocará en forma integral. 
Semprún (2007) en su investigación hace mención de la intendencia, de 
los intendentes y las tropas de intendencia. Igualmente señala que en el 
caso específico del ejército español, en la época en que se desarrolla la 
Primera Batalla de Carabobo, no existían tropas de intendencia ni en 
España ni en América, “sino solamente cierto número de oficiales en cada 
guarnición o contingente operativo encargados de llenar los cometidos en 
relación con su administración, economía y el aprovisionamiento” (p. 51). 
Agrega más adelante que… 
26 
 
 
 “es precisamente en los años de la contienda americana – en 
1814,15 y 18 – cuando se toman importantes medidas en rela- 
ción con el que pronto llegará a ser un servicio independiente 
en las fuerzas armadas; aunque este conjunto de medidas, en 
los teatros de operaciones americanos apenas llegó a alcanzar 
virtualidad alguna” (p. 51). 
 
b. Abastecimientos 
En los documentos de la época se habla de subsistencias y 
aprovisionamientos, lo que en tiempos modernos equivale al término 
abastecimientos. Por otra parte, este aspecto se tratará tomando en 
cuenta la taxonomía de los abastecimientos registrada en la mayoría de 
los libros y manuales que tratan la materia logística, las conocidas clases 
de abastecimiento6, además de considerar solamente las que existían en 
esa época en la cadena logística. 
 (1) Clase I (alimentos). 
Como se expone en “Las armas y la guerra” (obra citada) “La vida del 
soldado raso rara vez ha sido holgada(…) lo corriente ha sido que el 
soldado se haya visto mal alimentado, probremente vestido, y obligado 
a vivir en pésimas condiciones” (Pág. 26). Esto no fue la excepción en 
un país empobrecido y que no se había podido recuperar de la 
destrucción causada por el terremoto de 1812. En consecuencia era 
natural que los ejércitos tendiesen a vivir del terreno. 
Respecto del problema de la alimentación de los ejércitos en el año 
1814, Martínez y Otálora (2010), señalan lo siguiente: 
 
Para 1814 Venezuela era un gran campo arrasado por la intensi- 
dad de la guerra a muerte; el país estaba agotado y los ejércitos 
en contienda se disputaban el control del ganado, principal fuen- 
te de sustento de las fuerzas armadas. En junio de 1814, la ra-
ción de la guarnición de Caracas consistía en pescado seco, de-
debido a que el ganado de los valles aledaños ya se había con-
sumido o había sido tomado por alguno de los bandos. El control 
del ganado fue una preocupación permanente de los expedicio-
27 
 
narios, que los obligó a planear múltiples incursiones en los Lla-
nos en busca de estos animales. Desde que se iniciaron las ope-
raciones, las tropas comieron la ración de campaña, provista 
obligatoriamente por los ayuntamientos ocupados, encargados 
de recoger y exigir al vecindario la contribución para su sosteni-
miento, apoyando así a los defensores del Rey. P.4. 
 
 Esto permite entender una particularidad de la guerra de emancipa- 
 ción de Venezuela: la influencia determinante que tuvo el problema 
de la alimentación de las tropas en la planificación y ejecución de 
las operaciones militares. Los historiadores consultados coinciden en 
señalar que los mayores dolores de cabeza del Libertador eran cau- 
sados por la necesidad de alimentar y armar a sus tropas. 
 (2) Clase II (intendencia). 
En cuanto a lo que conocemos modernamente como material de 
intendencia, este era muy reducido en la época, si tomamos en cuenta 
los estándares actuales. Básicamente se limitaba a las prendas de 
vestir y los pocos elementos del equipo individual del combatiente. 
 (a) Uniformidad (vestuario) 
1. Los realistas 
Desde finales del siglo XVIII la corona intentó unificar los 
uniformes del ejército colonial de América pero siempre con 
variantes locales. Pese a ello el ejército realista a principios 
del siglo XIX tenía un vestuario generalizado. Las tropas 
regulares usaban el uniforme blanco cremoso de ordenanza y 
de color “corteza” para las milicias. Es probable que el 
desgaste producido por las operaciones haya afectado los 
procesos de mantenimiento y dotación de uniformes, además 
de las alteraciones nacidas de la necesidad de estar vestido en 
circunstancias propias de falta de reposición dotación de 
uniformes y equipo individual7. Sin embargo la información 
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_XVIII
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_XIX
28 
 
disponible permite apreciar que en las unidades españolas 
tendencia fue en cierta forma a conservar la uniformidad. 
2. Los patriotas 
Después de un más de un año de guerra continua, a partir del 
inicio de la Campaña Admirable (1813) y dado el estado de las 
finanzas de la República, es probable que los uniformes y 
equipos de las fuerzas patriotas estuviesen en mal estado o 
hubiesen sido perdidos en combate. Además hay que tomar en 
cuenta que la crónica debilidad logística que angustiaba a los 
mandos republicanos, se reflejaba en una variopinta 
vestimenta de muchos soldados que en muchas ocasiones 
portaban lo que cargaban cuando fueron reclutados. Se infiere, 
por otra parte, que la práctica normal era la de abastecerse 
de los despojos del campo de batalla. 
 (b) Equipo 
El autor coincide con la mayoría de los estudiosos de la historia 
militar quienes sostienen que el equipo y armamento del 
soldado no forma parte de la uniformidad, pero que son 
determinantes en su aspecto exterior, además de revelar de 
alguna forma la capacidad para desempeñarse por sí mismo en el 
campo de batalla. En el ejército Libertador fue común la falta de 
tal equipamiento durante largos periodos de la guerra. Por el 
contrario, el ejército realista, pudo mantener de alguna manera sus 
efectivos equipados con mayor regularidad. 
 (3) Clase V (armas y municiones). 
(a) Armas 
 1. Fusiles y mosquetes 
Hasta el siglo XIX la mayoría las armas de fuego eran 
avancarga (cargadas por la boca del cañón), cuya operación 
era complicada lo que tomaba tiempo y obligaba a los soldados 
29 
 
a detenerse en el campo de batalla para cargar y recargar. Esto 
afectaba la progresión de las acciones ofensivas y exponía a 
los combatientes al fuego defensivo. El arma de dotación del 
infante era el mosquete y por lo tanto se va a hacer énfasis en 
estas armas por ser estas las que caracterizan a la infantería 
del siglo XIX. No se hace diferencia entre realistas y patriotas, 
porque la fuente de armas de infantería en 1814 era 
prácticamente la misma: las capturas después de las batallas, 
combate y encuentros. 
Por otra parte y a los fines de facilitar la lectura se hablará de 
fusiles, independientemente que se trate de mosquetes.Los 
fusiles de uso común durante la guerra fueron los siguientes: 
a. Fusiles españoles 
Aunque García Ponce (2002) sostiene que “en los primeros 
años de la guerra , lo predominante en la infantería patriota 
fue el fúsil español de ánima lisa y el inglés de las mismas 
características, en menor cantidad” (p. 13), no se ha 
encontrado evidencia de la cantidad y tipo de fusiles 
españoles en manos de ambos beligerantes. Para la época 
las armas de uso común en el ejército español eran el fúsil 
modelo 1770 y la carabina de infantería modelo 1753, 
asumiendo que el fúsil para infantería modelo 1801 y la 
tercerola para caballería modelo 1801, de diseño más 
reciente, no habían llegado a Venezuela obedeciendo a la 
práctica común de dotar primero a las unidades de la 
metrópoli y luego a las de las colonias, además de las 
limitaciones impuestas a raiz de las abdicaciones de Bayona 
(1808) y la posterior guerra de independencia contra los 
franceses (1808-1814). Por otra parte, es probable que 
muchas de esas armas continuasen en manos de los 
españoles o hubiesen pasado a manos los patriotas, pero 
30 
 
no hay registros disponibles así como tampoco los autores 
o documentos consultados arrojan alguna luz al 
respecto.Ver figuras ilustrativas en la siguiente página. 
b. Fusiles franceses 
- Fusil Charleville 
Esteves (Op. Cit.) cuando trata de los fusiles utilizados 
en la guerra de independencia dice que “se usaron 
mucho el francés Charlesville y el inglés Quenn Anne 
Musket” (p. 5), pero no se encontró información confiable 
para determinar la cantidad, modelo y calidad de las 
armas de origen francés. 
c. Fusiles ingleses 
- Mosquete “Queen Anne Musket” 
Según lo que refiere Milans (2007) en la revista “Armas 
y Letras” de Uruguay, esta fue un arma robusta y fuerte 
que era considerada como excelente para los 
requerimientos de la época y durante el período en que 
fue de dotación de los británicos. Esta arma, conocida 
también como “Brown Bess”, prestó servicios en las 
fuerzas armadas del Reino Unido por más de 100 
años, sin sufrir grandes cambios en su diseño, con 
excepción de la longitud del cañón que fue adaptada a 
necesidades específicas de los usuarios. Los movimien- 
 tos independentistas sudamericanos contaron también 
con considerable número de estas armas debido a que 
la Gran Bretaña era una de las potencias europeas 
interesadas inicialmente en la emancipación de España 
de los territorios americanos y la que se mostró más 
activa en ese campo. De acuerdo al procedimiento 
normal en la época, los fusiles nuevos eran de dotados a 
 
31 
 
 
GRÁFICO6. FUSIL PARA INFANTERÍA, MODELO 
1770, CON BAYONETA DE CUBO . Tomado de la 
revista “Armas y Letras” pág. 43 
 
 
 GRÁFICO 7 . CARABINA PARA CABALLERÍA, MODE- 
 LO 1753. Tomado la revista “Armas y Letras” p. 44 
 
 
las unidades regulares, tropas de milicias, de 
voluntarios, a la reserva, a países aliados y a la venta en 
el comercio internacional, una vez que había producido 
su reemplazo por otras en las fuerzas regulares 
británicas. Documentos de la época comprueban 
adquisiciones de este material por parte de gobiernos 
libertadores sudamericanos, a partir de 1810 (pp. 28-
30). 
 
32 
 
 
GRÁFICO 8. MOSQUETE QUEEN ANNE O 
“BROWN BESS”, CALIBRE .753 (19,12 MM.), CON 
BAYONETA DE CUBO. Tomado la revista “Armas y 
Letras” p. 29 
 
Como dice el autor “Estos mosquetes no poseían gran 
precisión en el tiro más allá de las 100 yardas (unos 90 
mts.), pero sus cañones sin estrías los hacían más 
rápidos de cargar (p. 31). Esto, más el hecho que el 
combate de la época (sic) exigía el mayor volumen de 
fuego en el menor tiempo posible sobre el enemigo, 
constituían sus dos características más apreciadas. Al 
darle prioridad a la velocidad del tiro sobre la precisión 
hacía que las llamadas “líneas de batalla” (que eran las 
largas filas de soldados formados de a dos en fondo y 
codo a codo) cargasen y disparasen sus armas a la voz 
de sus oficiales. El combate de la infantería se cerraba a 
los 90 o 100 metros, por lo que normalmente entre el 
ataque y el asalto mediaba muy poco tiempo. 
Por otra parte, Esteves en su obra (2007) habla del 
Modelo 1777 de este mosquete y comenta que tal vez 
“fue el que llegó… en forma abundante a las incipientes 
república de America” (p. 05). Sin embargo, de acuerdo 
a las consultas hechas es probable que se esté refiriendo 
al modelo 1770, fabricado a fines de ese año, según lo 
que indica Milans (2007) cuando estudia lo relacionado 
33 
 
con el armamento portátil español y británico en las 
invasiones inglesas de 1806-1807 a la América 
Meridional. Puede que se refiera al fúsil español modelo 
1770 a que se hace referencias en párrafo anterior. 
Es conveniente aclarar que García Ponce (op. cit.) habla 
en su obra de los fusiles “Tower” adquiridos en Trinidad 
por Santiago Mariño en el año 1813. Estas armas son 
fusiles “Brown Bess” montados en la grán armería de la 
Torre de Londres, con la marca del fabricante estampada 
en la parte posterior de la platina de la llave de chispa, 
detrás de la sujeción a tornillo del martillo, según se 
muestra en el gráfico siguiente. 
 
 
GRÁFICO 9 .LLAVE DE CHISPA DEL MOSQUETE 
QUENN ANNE (BROWN BESS) CONSTRUIDA EN LA 
GRAN ARMERÍA DE LA TORRE DE LONDRES. 
Tomado de la revista “Armas y Letras” p. 32 
 
 d. El fusil venezolano 
Bifano (2011), en su trabajo titulado “Independencia, cien-
cia y progreso”, se refiere al trabajo de un herrero petare-
ño llamado Manuel Toro, quien desarrolló un fusil que fue 
reconocido por el Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas 
de Venezuela, en la Gazeta de Caracas. El arma fue un 
producto del trabajo artesanal del citado herrero. Toro fue 
“honrado y premiado con el grado de capitán de 
34 
 
maestranza y un cuantioso sueldo” (Ibid. p. 91). No se 
hace mención de la continuación del trabajo de Toro y de 
su aporte al esfuerzo de guerra de los patriotas. 
 2. Municiones 
Los fusiles (mosquetes) disparaban una bola de plomo que 
era introducida por la boca (trompetilla) del cañón y encajada 
en el lugar correcto a golpes de baqueta, lo que convertía la 
bola en una masa informe de plomo que al impactar con el 
cuerpo del combatiente enemigo lo inutilizaba por el poder de 
detención tomando en cuenta el calibre de la misma. Esto 
producía heridas terribles, además de generar contami-
nación debido a los restos de pólvora negra y otras 
substancias presentes en el campo de batalla. 
Tal y como abunda Newark (2010)… 
 
 Hasta después de las guerras napoleónicas, el pro- 
 yectil que se usaba para todas las armas de fuego 
 militares era una sencilla bola de plomo. Podían 
 fabricarse directamente en el campo de batalla de- 
rritiendo el material y metiéndolo en un molde de 
acero. A pesar de su sencillez, la bola del mosque- 
podía infligir heridas realmente terribles. P. 187. 
 
Siguiendo con lo que dice Peche Ortiz (s/f), la denominación 
de los calibres se hacía de acuerdo con el número de balas 
esféricas que se podían fundir con una libra de plomo. Los 
calibres más comunes fueron los “de a diez” (diez balas), “de 
a doce” (doce balas) y los “de a dieciséis” (dieciséis balas); 
cuantas más balas se obtienen el calibre es más pequeño (p. 
23). Esta designación de los calibres se ha conservado hasta 
nuestros días para denominar los de las escopetas modernas 
del doce, del dieciséis, etc. 
35 
 
Por otra parte, durante el año 1814 la falta de munición fue 
crónica como lo evidencian los hechos de Bocachica y Arao, 
relatados previamente. El problema de municionamiento de 
las fuerzas combatientes afectó a los dos antagonistas por 
igual, debido a la similitud en sus deficientes estructuras 
logísticas, además de la falta de estandarización de los 
calibres. El cuadro que se muestra en la página siguiente da 
una idea de esto. 
La fabricación de la munición para los mosquetes era 
artesanal y normalmente se utilizaba el llamado “molde de 
bala” o un artilugio similar, parecido al que se presenta en la 
figura que se muestra seguidamente. La inexistencia de lo 
que conocemos como líneas de producción, obligaba a 
ejecutar un proceso manual laborioso de fabricación de ba- 
Cuadro 2 
ORIGEN, CALIBRE Y PESO DE LA MUNICIÓN USADA 
POR ALGUNOS MOSQUETES DE LA ÉPOCA. 
 
ORIGEN PESO CALIBRE 
 
 19 mm y 
Británico 25 gramos 17,34 mm 
 
Francés 20 gramos 18 mm 
 
Español 20 gramos 18 mm 
 
 
las de plomo para los mosquetes y pistolas, que era previo 
a la batalla. Esto limitaba la carga básica de los combatientes 
y generaba un grave problema logístico para los ejércitos. 
 
36 
 
 
 
 
 GRÁFICO 10. MOLDE DE BALA . Tomado de 
 Newark p. 187 
 
 3. Operación y mantenimiento de los mosquetes y fusiles. 
En relación con las armas de fuego de la infantería O´Connel 
(Ibid.) refiere que “una y otra llave se veían afectadas por el 
tiempo, por lo que a mediados del siglo XIX los ejércitos 
raramente combatían con tiempo húmedo, y apenas o nunca 
en invierno” (p. 20). Esto ocurrió antes de la Primera Batalla 
de Carabobo cuando lo patriotas tuvieron que guardar los 
fusiles en una casa para evitar que se mojasen, debido a la 
falta de fundas protectoras. 
Uno de los elementos que influyó en la operación de las 
armas de infanteria era la diversidad de origen y “la peligrosa 
variedad de marcas calibres de armamento inglés, francés y 
español” (Esteves, 2004, p. 4) aunado a la dificultad para la 
obtención de munición para cada tipo. De acuerdo con lo que 
dice ese autor (Ibid), en el inventario de armas de infantería 
del ejército patriota figuraron fusiles Queen Anne Musket de 
37 
 
origen inglés, algunos Charleville de factura francesa, 
además del Baker modelo 1802, de calibre 20, que debió 
haber llegado con posterioridad al año 1814. Adicionalmente 
y siguiendo con el mismo autor, hay una serie de 
consideraciones que merecehacer al respecto: 
- La dificultad de proporcionar un fuego continuo y potente 
por la naturaleza de las armas, que tenía un promedio del 
8% al 10% de falla al disparar (incidentes de tiro). 
- El efecto, ya relatado, de la humedad y la lluvia en la 
operación de los fusiles. 
- Los problemas que generaban las piedras de mala 
calidad y mal cortadas, que a menudo no permitían que 
se produjese la chispa que encendía la pólvora. 
- Los cambios que se producían en el alcance y precisión 
de las armas, debido a la costumbre de los soldados de 
rebajar el contenido de los cartuchos de pólvora -que era 
normalmente de 12 gramos- para disminuir el retroceso 
del fusil. 
- El recalentamiento de los cañones cuando se hacía fuego 
cerrado o se disparaba a discreción. 
4. Armas de artillería 
De acuerdo con lo que dice Omaña (obra citada) “ Con motivo 
de los sucesos de Abril de 1810, la artillería existente se pasó 
al servicio de la naciente República” (p. 185). Según este autor 
las piezas de artillería de campaña estaban constituida por 
piezas de calibre mediano, que según la nomenclatura de la 
época eran llamadas cañones de 4 libras, por el peso del 
granada que disparaban. Igualmente se empleaban los 
llamados “cañones pedreros”, llamados así porque disparaban 
piedras como proyectiles. 
38 
 
En 1810 el jefe de la artillería patriota era el Capitán Diego 
Jalón, quien lo seguiría siendo – con el grado de Coronel - hasta 
su ejecución ordenada por Boves en 1814, después de haber 
sido capturado a raiz de la Segunda Batalla de la Puerta, el 15 
de junio de ese año. 
Omaña (Ibidem) también agrega que el material de artillería que 
existió en la época eran Falconetes de calibre 4, llamados 
también “Media Culebrina”; de 6, que eran llamados “Medio 
Cañón”; y, de 8 que era denominado “Cañón Real”. De acuerdo 
con Omaña (ob. Cit.) la artillería que estuvo presente en los 
campos de batalla de 1814, pudo ser el remanente de: 
- Los 40 cañones de diferentes calibres, que junto con 20 
toneladas de munición, fueron traídos por Francisco de 
Miranda en 1806 en el buque “Leander”. 
- Las piezas de dotación de las unidades que se pasaron a 
los patriotas en 1810. 
- Los 22 cañones, en su mayoría inservibles, que trajo Simóm 
Bolívar desde la Nueva Granada en 1813. 
- Las pérdidas y capturas en las batallas y combates. 
 
 
 
 GRÁFICO 11. EJEMPLO DE UNA PIEZA DE ARTILLERÍA 
 DE INICIOS DEL SIGLO XIX . Tomado de Nacional Army 
 Museum de Londres (1978). Las armas y la guerra. 
 
39 
 
El empleo de la artillería durante la guerra de independencia no 
tuvo la relevancia de las demás armas: la infantería y la 
caballería. La experiencia en combate demostró, durante el año 
1814, que la artillería era necesaria para la ejecución de 
operaciones ofensivas contra plazas y áreas fortificadas. Esto 
fue reconocido por Boves después de sus fracasos en La 
Victoria y en San Mateo, como se ha dicho en párrafo anterior. 
Los realistas también comprobaron el valor de la artillería en la 
Batalla de Araure. Sin embargo, la tendencia era la de dar 
mayor importancia a la movilidad de las fuerzas y prescindir de 
la artillería, en contraposición con los principios tácticos de la 
época. Esto debia a la dificultad de transporte de las armas y la 
munición, además de la falta de capacitación de los mandos y 
los sirvientes para la operación y mantenimiento de las armas. 
Es interesante traer a colación el comentario que hace O´Leary 
(1981) en relación con “la recepción y empleo de una pieza de 
artillería en Puerto Cabello que era de á 
a cuatro de montaña, que a pesar de su pequeño calibre sirvió 
para liberarlos de los fuegos de la marina” (p. 282). Esta pieza 
de artillería pudo haber sido un cañón de á 4 libras “de 
montaña”, de longitud más reducida que el de Gribeauval8 
“corto”, del mismo calibre, descrito por Salas y al cual hace 
referencia Calvó en el trabajo sobre la artillería de antecarga 
(avancarga), lisa, de ordenanza en ejército español entre 1743 
y 1866. 
 
40 
 
 
 
 GRÁFICO 12. CAÑÓN DE A 4 DE ORDENANZA EN EL 
 EJÉRCITO ESPAÑOL ENTRE 1743 Y 1866. Tomado de 
 Historia de la Artillería, Artillería de Ordenanza. 
 
5. Caballería 
El arma por excelencia de los soldados de caballería era la 
lanza, la cual era manejada con gran destreza por los jinetes 
llaneros, que la convertían “en un instrumento devastador y 
mortifero tanto para la infantería como la propia caballería que 
se le enfrentara” (Esteves, p. 8) en combate. Estas lanzas eran 
de fabricación rudimentaria, medían unos cuatro (4) metros de 
longitud. Había casos de elementos de caballería ligera, que 
estaban provistos de carabinas o mosquetones o de simples 
fusiles recortados a guisa de tales. Los oficiales normalmente 
portaban sables de caballería y excepcionalmente pistola. 
En las filas patriotas fue normal ver a soldados de caballería 
armados de hachas, cuchillos y otros instrumentos ofensivos. 
 
 
 
 
41 
 
 (2) Servicios 
(a) Sanidad 
 1. Realistas 
En relación con la medicina en el campo de batalla, por su 
relevancia y su actualidad histórica, es conveniente reproducir 
el contenido siguiente del libro “Las armas y la guerra” (Ibid.): 
 
 Hasta mediados del siglo XIX, los heridos de las batallas 
 se veían sometidos a los horrores de una medicina primi- 
 tiva e insalubre. Las heridas en las carnes eran remenda- 
 das o inmovilizadas sin previa limpieza, y a menudo se 
 recurría la amputación como medio más rápido y expedí- 
 tivo para curar las heridas y evitar la difusión de la gan- 
 grena. Las amputaciones eran efectuadas sin anestési- 
 cos: el único era vinagre, y a veces se introducían gusa- 
 nos en las heridas para que se comiesen la carne ya pu- 
 trefacta. Era frecuente que los que los heridos muriesen, 
 pero la muerte no tenía muchas veces que ver con el 
 campo de batalla. Estas condiciones insalubres eran te- 
 rreno abonado para la enfermedad, y eran más los sol- 
 dados que morían a causa del tifus, la disentería o el có- 
 lera, que por culpa de las armas adversarias. P. 27. 
 
 
Para el momento de la guerra, particularmente en una de sus fases 
más violentas en el año 1814, no hay indicios que las condiciones 
medico-sanitarias del país hayan mejorado en relación con las 
descritas anteriomente, tomando en cuenta las secuelas del 
terremoto de 1812 y la destrucción causada por el conflicto 
armado, además del estado del arte de la medicina para la época 
en el recien liberado territorio colonial de una potencia de segundo 
orden como era España. 
A las dificultades antes descritas, que efectaban en forma igual a 
los dos contendientes, hay que agregar los estragos que causaba 
el paludismo, que producía la mayoría de las bajas ajenas al 
combate. 
 
42 
 
2. Patriotas 
No hay elementos de juicio que lleven a pensar que la situación 
relacionada con la evacuación y hospitalización, como se deno-
mina modernamente a la medicina en el campo de batalla, haya 
sido distinta que la del lado realista. No existía el concepto del triaje 
y los heridos eran tratados en las vecindades del campo de batalla, 
para luego ser llevados a los llamados hospitales de sangre, que 
no eran más que los escasos hospitales civiles existentes en las 
ciudades más importantes. Con base en lo que expresa Porras 
(obra citada) en su trabajo sobre los lisiados de la guerra de 
independencia, se elaboró el cuadro que se expone en la página si- 
guiente. 
Aunque esta no es una muestra representativa de las bajas de los 
patriotasen la guerra, ni es la idea mostrarla como tal, es importan- 
te hacer las siguientes inferencias producto de su lectura: 
- Dos de los heridos fueron dejados por muertos en el campo de 
batalla. Debido a las difíciles condiciones que reinaban en los 
campos de batalla, una vez terminados los combates era común 
- que se dejasen por muertos a los heridos graves e 
inconscientes. Esta situación no mejoraba si tomamos en cuenta 
que “el papel de los músicos era recoger a los heridos y muertos 
cuando no acompañaban a las tropas”, según se refiere en 
el libro titulado “Evolución Histórica del Uniforme Venezolano” 
(Museo Histórico Militar, p. 29). 
- De 35 heridas registradas 22 fueron de bala y 6 por arma blanca. 
- 8 individuos presentaron heridas múltiples y 4 una sola herida. 
- Todos resultaron lisiados de guerra. 
- Pese al esfuerzo hecho por investigador, el resultado es 
desoladoramente pequeño, habida cuenta de la ferocidad que 
caracterizó a la guerra de independencia de Venezuela. 
 
43 
 
Cuadro 3 
LOS LISIADOS DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA 
Nº APELLIDO Y NOMBRE HERIDAS DEJADO* OBSERVACIONES
TOTAL DE BALA ARMA BLANCA SI NO
1 Andujar José Antonio 2 2 X
2 Ávila Mateo 8 2 6 X 2 de lanza, 1 contusa y
3 de machete
3. Sojo Juan 2 2 X
4. Díaz Gervasio 6 6 X
5. Zerpa Juan 3 2 1 X
6. Durán Ambrosio 8 X Probablemente de bala
7. Álvarez José de Jesús 2 2 X
8. Rodríguez Lino 1 1 X No especificado
9. Malpica Jesús 1 1 X
10. García Juan 1 1 X
11.Ibarra Juan Pablo 1 1 X No especificada
12.González Norberto 2 2 X
* Dejado por muerto en el campo de batalla
 
 (b) Transporte 
 El transporte como servicio logístico no existía en la época, sin 
 embargo el problema de la movilización de los provisionamientos8 
en campaña se resolvía mediante lo que los españoles llamaban 
“tandas”, que estaban formadas por un tren de unas treinta bestias 
de carga, al cuidado de un “caporal” y cuatro hombres jóvenes 
Esos animales de carga eran mulas y mulos (llamados “machos” 
en los andes venezolanos), que aún en los años sesenta del si-
glo pasado, complementaron el transporte de abastecimientos y 
de armas colectivas de unidades del ejército venezolano, como lo 
acredita la experiencia profesional del autor. Los movimientos tac-
tácticos y administrativos de las tropas se hacían a pie o a caba-
ballo, dependiendo de la naturaleza de las unidades. 
 3. Comando y control 
Cuando se hace referencia al concepto de comando y control en el contexto 
del estado del arte de la guerra para principios del siglo XIX y particularmente 
en la guerra de emancipación de Venezuela (1814), hay que limitarse al 
44 
 
ejercicio del mando por parte de los comandantes de las formaciones 
militares y a sus limitadas capacidades y medios para ejercer el control de 
los eventos tácticos en desarrollo. El control se delimitará a los procesos de 
obtención y generación de informaciones (no se hacía inteligencia de 
combate, en el sentido formal) ya examinados; la planificación y la toma de 
decisiones; la transmisión de órdenes a los mandos subordinados; y, el 
control de la evolución de la situación. 
La capacidad de influir en el desarrollo de los eventos tácticos y el desenlace 
de la batalla, se limitaba al empleo oportuno y decidido de la caballería, el 
empeño de la reserva y la presencia del comandante. La carencia de 
suficientes medios de artillería y la consecuente imposibilidad de masificar 
los fuegos, no permitió que los mandos de la época pudiesen influir la batalla 
con este poderoso medio. 
 a. Realistas 
 (1) Comando 
Los cargos de comando de los ejércitos, unidades y otras formaciones 
realistas fueron asumidos por españoles peninsulares o nacidos en 
América, desde el de Capitán General, que era el jefe militar de todas 
las fuerzas, hasta los de comandante de los distintos ejércitos, regi-
mientos y batallones que se organizaron en el país. El desarrollo 
de la guerra y la libertad de acción que tuvieron algunos de estos jefes, 
originaron episodios de desobediencia cuyo ejemplo más emblemáti-
co fue el de José Tomás Boves, quien llegó a cuestionar o a ignorar la 
autoridad del Capitán General en 1814, ejercida por el Mariscal Juan 
Cajigal y Martínez. 
El aislamiento del campo de batalla, producto de la carencia de medios 
de comunicación expeditos, las grandes distancias entre los distintos 
núcleos de fuerza y los comandos superiores, además de la naturaleza 
del ejercicio del mando en esa época, hacían depender casi 
exclusivamente la suerte de la guerra y sus eventos, del genio y la 
experiencia del comandante en presencia, además de los 
45 
 
imponderables que serán considerados por Clausewitz y otros en los 
años siguientes. Incluso hay que tomar en cuenta a la suerte o el azar 
en el estado final logrado en cada ocasión. Esto lleva a ligar el factor 
de comando casi exclusivamente al líder efectivo en el campo de 
batalla. 
 (2) Control 
Este aspecto es común para ambos ejércitos, debido a la similitud de 
doctrina, procedimientos y métodos utilizados, como se ha menciona-
do en párrafos anteriores. 
 (a) La planificación y la toma de decisiones 
Respecto de la planificación no se tiene conocimiento de la 
existencia de procedimientos y métodos de planificación propios de 
cada ejército. Se infiere que el planificador principal era el mismo 
comandante, auxiliados por los ayudantes de campo y los 
amanuenses. La carencia de un Estado Mayor como luego se 
conocería, dejaría casi toda la carga en los hombros del jefe. 
Consecuencialmente, la toma de decisiones era de la exclusiva 
competencia del comandante, sin que aparentemente mediara 
asesoramiento significativo o evaluación alguna. 
 (b) La transmisión de órdenes a los mandos subordinados 
 De lo que nos legaron los distintos historiadores y testigos de los 
 hechos de armas que jalonaron la guerra de independencia de Ve- 
 nezuela, la transmisión de órdenes se hacía en forma verbal o es- 
 crita, por medio de mensajeros o ayudantes de campo, dependien- 
 do de la importancia de la decisión táctica. 
 (c) El control de la evolución de la situación táctica 
La evolución de la situación táctica se controlaba mediante la 
observación directa del campo de batalla desde terreno dominante 
a la retaguardia de la línea (las fuerzas empeñadas), donde estaba 
lo que hoy se conoce como el Puesto de Comando (PC), que más 
que serlo en sentido estricto era un grupo de comando ampliado 
46 
 
con el comandante, ayudantes de campo, personal auxiliar y 
elementos de seguridad. 
 b. Patriotas 
 (1) Comando. 
 El origen de los mandos patriotas se distinguía del de su oponente 
porque era desempeñado en forma mayoritaria por los miembros de 
la oligarquía criolla que animó y controló el proceso de emancipación. 
El posterior desarrollo de la guerra generó la emergencia de 
liderazgos nuevos desde las filas del ejército, como fue el caso de 
José Antonio Páez, por citar el más representativo entre muchos. Por 
otra parte, como se ha mencionado en líneas precedentes, en el 
oriente del país surgieron líderes militares bajo la égida de Santiago 
Mariño que formaron un ejército propio que normalmente ejecutó la 
guerra sin coordinación con las acciones ejecutadas por Simón 
Bolívar

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