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54 comunidades educativas en sociedades tan particulares como las latinoamericanas y en especial la colombiana (p. 52). Por otra parte, para García, 1998, el conocimiento escolar es “un conocimiento organizado y jerarquizado, procesual y relativo, como un sistema de ideas que se reorganiza continuamente en la interacción con otros sistemas de ideas, referidos a otras formas de conocimiento y que se concreta, curricularmente, en hipótesis de progresión que se refieren tanto a un conocimiento concreto como a un conjunto de contenidos conectados entre sí en una trama” (p. 151). Como complemento a la mirada que tiene el autor, el mismo, propone que el conocimiento escolar será posible conseguirlo mediante la integración didáctica del conocimiento científico y el cotidiano dentro del marco del paradigma de la complejidad. La complejidad es, ante todo, una actitud y un método, es decir, una búsqueda de las articulaciones e interdependencias entre los conocimientos, hasta ahora divididos y compartimentados. Propone un cambio en nuestra forma de comprender el universo, una reorganización del saber y una nueva manera de dirigir la indagación sobre el mundo. Representa una actitud abierta, antireduccionista y relativizadora, que huye del dogmatismo y del uso de recetas simplificadoras, que admite la existencia de incertidumbres, paradojas y contradicciones. Supone una búsqueda de nuevas maneras de formular y enfrentar los problemas, más que de nuevas verdades que nos expliquen la realidad. (Morín, como se citan en Gracia, 1988. P85). Por su parte, Martínez (2005), reconoce que varios autores han recopilado y analizado el conocimiento escolar desde diversas maneras, sin embargo, la autora en su artículo “De los contenidos al conocimiento escolar en las clases de ciencias” resume en una tabla las posibilidades de entender el conocimiento escolar.
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