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DEPENDENCIA EMOCIONAL
La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad enmarcado dentro de las dependencias afectivas, se relaciona con las emociones y la capacidad/ calidad para establecer vínculos significativos con otras personas. Al tratarse de un trastorno de la personalidad, tiende a tener un patrón crónico y estable a lo largo de la vida de la persona.
La dependencia emocional es "un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez, ahora de mayores buscamos satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy estrechas".
Es un padecimiento que ocurre con mayor frecuencia en las relaciones de parejas disfuncionales, donde el patrón más habitual es el de sumisión e idealización hacia el compañero (a) por parte del dependiente emocional debido a la baja autoestima que este suele tener.
Estas relaciones se caracterizan por ser inestables, destructivas y marcadas por un fuerte desequilibrio, donde el dependiente se somete, idealiza y magnifica al otro. Para el dependiente esta situación afecta de forma negativa a su autoestima, y a su salud física y/o mental. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten incapaces de dejarla, siendo los intentos nulos o fútiles. Tienen intenso miedo a la soledad y pánico a la ruptura, la cual en caso de producirse conduce a la vivencia del síndrome de abstinencia: con intensos deseos de retomar la relación pese a lo dolorosa que esta haya sido, pensamientos obsesivos, y síntomas de ansiedad y depresión, los cuales desaparecen de forma inmediata en caso de reanudarse la relación o comenzar una nueva que sustituya la anterior.
Los dependientes emocionales tienen una necesidad excesiva de afecto y de ser queridos y tratarán de conseguir este afecto a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. Muestran una clara resistencia a perder la fuente de seguridad y afecto que constituye su pareja. Son frecuentes las distorsiones cognitivas como el autoengaño y la negación de información que le proporciona su entorno. Poco a poco estas relaciones tan destructivas se van fortaleciendo, de modo que al sujeto le resulta cada vez más difícil salir de ellas.
Siguiendo la línea de la teoría del apego, el vínculo afectivo que el dependiente reproduce en sus relaciones de pareja es el de tipo ansioso-ambivalente, caracterizado por una marcada inseguridad y ansiedad ante la separación. En las relaciones se evidencia en lo siguiente: continua necesidad de saber que es amado por su pareja, búsqueda incesante del candidato a pareja y selección precipitada del mismo, miedo a no ser querido, miedo a la pérdida de su pareja e ideas contradictorias sobre el amor.
A su vez, podemos hablar de tres grados de vinculación:
· Vinculación afectiva adecuada: Amor sano, consistente en dar y recibir.
· Desvinculación afectiva exagerada (por defecto): La persona es incapaz de establecer lazos con otras personas. Mostrándose fría, distante y hostil.
· Vinculación afectiva exagerada (por exceso): Característico de la dependencia emocional. El vínculo que se establece con la pareja estaría desvirtuado por una excesiva necesidad de afecto, con el fin de compensar sus carencias afectivas.
Constituye el polo opuesto de la desvinculación, siendo ambas formas de vinculación patológicas y desadaptativas en las relaciones interpersonales.
La incidencia que presenta la dependencia emocional entre la población ronda el 10%, según un estudio del año 2006 de la Fundación Instituto Espiral. Presenta síntomas variados que dificulta su diagnóstico, desde la depresión, los trastornos obsesivos o los síndromes desadaptativos.
ANTECEDENTES
No fuimos adecuadamente amados, valorados, comprendidos y apreciados, por las personas que fueron más significativas para nosotros (papá, mamá, personas que nos criaron, maestros, etc.). Es un proceso subconsciente de larga duración que se inició a corta edad.
En la medida que nuestros padres nos ayudaron o fallaron en satisfacer nuestras necesidades de afecto siendo apenas unos niños, empezamos a formarnos emocionalmente. Esto establece los vínculos determinantes con las personas que me rodean en el presente.
Los seres humanos sentimos el afecto o la falta de él, desde que estamos en el vientre de la madre. Registramos todas las emociones maternas y desde allí hasta que llegue cerca de los 6 o 7 años, el trato que nos brinden determinará nuestro carácter.
De niños sentimos la amenaza de perder el afecto de nuestros padres si no acatábamos lo que ellos decían, es decir, desde muy temprano en la medida en que dicho sometimiento era más o menos intenso, aprendimos a amarnos y apreciarnos o a rechazarnos y renunciar a nosotros mismos: "hacemos todo lo posible para cumplir con sus expectativas, muchas veces alimentadas por su frustración o patrones deteriorados que nos convierten en víctimas del abuso emocional a temprana edad".
El modelo de la familia en que nos criamos continúa empleando como en los viejos tiempos, el chantaje afectivo como un mecanismo para obtener sumisión y obediencia, es decir, nos acostumbramos y vemos como natural el hecho de que para evitar perder el afecto de nuestros padres, amigos o parejas, tengamos que renunciar a nuestras intereses permitiendo que nos gobiernen las de ellos:
· Para tener contento a papá y mamá había que sacar buenas notas, de lo contrario nos hacían sentir que éramos los culpables de su ira, de su disgusto y de los castigos que nos brindaban.
· Nuestros amigos o amigas eran aquellas personas que gozaban la aprobación de nuestros progenitores, de lo contrario teníamos que sostener amistades clandestinas y relaciones secretas, que era peor.
· Cuando mamá se enojaba por algo que no hacíamos y que no era de su agrado, nos amenazaba con "ya no te voy a querer", "me voy a enojar contigo y ya no te voy a hablar", y en casos extremos nos amenazaban con "te voy a regalar con ese viejito que viene allí" o " hay que te robe ese hombre, yo ya no te quiero". Nos llenaban de terror ante la amenaza de perder la protección y seguridad que solo obtenemos de ellos.
Así se doblega nuestra voluntad y nos convierte en los adultos sumisos que nos vamos a tragar todo el descontento que significa establecer relaciones destructivas con las personas menos indicadas, pero que nos harán repetir una y otra vez ese círculo de temor oculto y baja autoestima en que nos quedamos estancados y que nos incapacitará para enfrentar los momentos más críticos de nuestra vida.
Equivocadamente en nuestra vida de adulto, hemos decidido que otras personas deben cubrir nuestras carencias tempranas de afecto y aprobación que no hubo en la infancia.
¿CÓMO ES EL DEPENDIENTE EMOCIONAL?
· Continuamente se encuentra padeciendo de graves necesidades emocionales, principalmente de falta de afecto.
· No espera ni busca cariño porque nunca lo ha recibido y tampoco por esa misma razón está capacitado para darlo.
· Simplemente se apega a alguien que idealiza.
· Le interesan personas indeseables porque su deficiente autoestima le provoca fascinación al encontrar una persona tremendamente segura de sí misma, con cierto nivel de éxito o capacidades, a veces más supuestas que reales.
· Entiende el amor como "apego", enganche, sumisión, admiración a la otra persona y no como un intercambio recíproco de afecto.
CARACTERISTICAS DEL DEPENDIENTE EMOCIONAL 
1. Baja autoestima: La cual se ve deteriorada en la relación de pareja.
2. Miedo a la soledad: Les produce incomodidad, malestar e incluso ansiedad. No conciben la vida sin alguien a su lado. No les gusta la idea de estar a solas consigo mismos.
3. Estado de ánimo disfórico: Sujeto al transcurso de la relación de pareja. Los trastornos más prevalecientes, son la ansiedad y la depresión. Sentimientos negativos como culpa, preocupaciones y sensación de vacío que solo pueden llenar con la presencia de su pareja.
4. Lugar prioritario de la relación: Anteponen su pareja al resto de familiares, amigos, obligaciones, etc. Dedican su tiempo, esfuerzo e incluso pensamientosa la pareja, la cual es el centro de importancia, descuidando otros aspectos de su vida.
5. Necesidad de acceso continúo al compañero: Que se puede traducir en urgencia por ver a la pareja o deseos de saber de ella, a través de llamadas telefónicas, correos, etc. Para el dependiente lo ideal sería pasar el mayor tiempo posible con su pareja. Esta necesidad de acceso tan voraz del dependiente puede resultar agobiante e incómoda para su pareja.
6. Autoanuluación: Renuncian a ser ellos mismos, con el fin de agradar a su pareja. Pueden llegar incluso a aceptar realizar determinados actos que les parezcan denigrantes, o no les reporten ninguna satisfacción.
7. Deseos de exclusividad: El dependiente deseará una exclusividad recíproca, donde el centro de la vida del otro sea él. No dudan en aislarse del resto del mundo para pasar más tiempo con su pareja.
8. Necesidad de agradar: No solo a su entorno cercano, sino también a los desconocidos. Les preocupan las críticas y el rechazo del resto. Llevan a cabo comprobaciones para asegurarse que los demás les acepten.
9. Déficit de habilidades sociales: No tienen un adecuado desarrollo de la asertividad. Sus conversaciones giran en torno al mono tema que constituye su relación de pareja.
10. Ocupar un papel inferior en la relación de pareja: Esto no excluye que pueda suceder lo contrario, ya que también existe la "dependencia emocional dominante"
¿COMO SON LAS RELACIONES
DEL QUE PADECE DE DEPENDENCIA EMOCIONAL?
Su relación con otra persona se basa en la necesidad excesiva de aprobación:
· Vive preocupado por caer bien, incluso a personas que ve por primera vez o desconocidos.
· Se empeña en lucir una buena apariencia.
· Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto: haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y estando pendientes de los demás, etc.
Está lleno de expectativas irreales por su anhelo exagerado de tener pareja:
· Se llena de ilusión y fantasía al comienzo de una relación, creyendo que ha encontrado a la persona que siempre ha andado buscando o al encontrarse con una persona interesante.
· Uno de los pocos momentos felices de su vida es al iniciar una relación o ante la posibilidad de que eso ocurra.
Anhela relaciones exclusivas y parasitarias:
· Siente necesidad continua de disponer de pareja, amigos, hijos, etc.
· Vive pendientes de ellas, incluso llamándolas constantemente a su trabajo, controlándolas, vigilándolas, queriendo conocer hasta el último detalle de lo que hacen con su vida privada.
· Invade la vida privada de la otra persona.
· Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención, de consideración.
Ocupamos una posición subordinada en la relación:
· Por la pobre autoestima.
· Elige parejas narcisistas o explotadoras.
La relación conduce a una continua y progresiva degradación:
· Soporta desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones.
· No recibe verdadero afecto.
· Sus propios gustos e intereses son relegados a un segundo plano.
Son relaciones que no llenan el propio vacío emocional, solo lo atenúan y lo agravan, porque el problema no está resuelto y para hacerlo se debe entrar en contacto y conocimiento de los propios sentimientos más ocultos:
· No recibe afecto, deteriorando aún más la autoestima.
· No se conoce lo que se demanda porque nunca se ha tenido.
Las rupturas son auténticas traumas:
· El deseo de tener una relación es tan grande que se busca una relación después de otra.
· Se tiene un prolongado historial de rupturas y nuevos intentos.
· Cae en estados depresivos.
Posee una autoestima muy pobre y un auto-concepto negativo:
· No se ama a si mismo porque nunca ha sido adecuadamente amado, ni valorado por las personas significativas, sin dejar por esto de estar vinculadas a ellos.
· El desamparo emocional y su vacío se manifiestan más cuando no está enredado en una nueva relación.
Los trastornos emocionales se hacen mayores:
· Depresión (muy grave cuando la relación se rompe)
· Ansiedad (más agudizada cuando la relación está en crisis.
· Abuso de sustancias (especialmente cuando la relación peligra.
CARACTERISTICAS DE LA PAREJA 
El perfil de la pareja a la que se vincula el dependiente emocional, y con la cual forma estas relaciones marcadas por el desequilibrio, son las siguientes:
1. Autoestima elevada: Son personas con un auto concepto positivo, en ocasiones por encima de lo normal. Se sobrevaloran a sí mismos, y menosprecian al dependiente. Son egocéntricos, soberbios y arrogantes.
2. Rol dominante: Adoptan en la relación de pareja una posición superior, reforzándola a través de comportamientos explotadores, hostiles y despectivos hacia el dependiente. Se muestran fríos, distantes, y con escaso interés hacia la pareja. Aprovechan su estatus superior para descargar sus frustraciones sobre el dependiente, pudiendo incluso recurrir a la violencia física o verbal como humillaciones, menosprecios y otros comportamientos denigrantes.
3. Muestran poco afecto por su pareja pudiendo ser manipuladores, mentirosos y posesivos. Exigen exclusividad y fidelidad por parte de su pareja, pero para ellos mismos desde su posición dominante no se aplican las mismas normas, siendo frecuentes los devaneos amorosos con terceros. Son conocedores del intenso miedo a la ruptura de su pareja, lo cual pueden utilizarlo como una baza a su favor.
4. Es frecuente que padezcan el trastorno narcisista de la personalidad: caracterizado por una exageración patológica de la autoestima e infravaloración de los demás. En el que se utiliza a las personas para alimentar su propio ego.
5. Habilidades sociales: Tienen un cierto encanto interpersonal, son ingeniosas y tienen sentido del humor.
Este tipo de personas son consideradas interesantes e idealizables por el dependiente emocional. Mientras que las que no son así pueden resultarles aburridas, con las cuales suelen mantener relaciones de transición, hasta que encuentran a alguien interesante.
No obstante, no siempre tienen porque darse estas características en la pareja. Puede ocurrir que el dependiente emocional con su forma de relacionarse, sus comportamientos y actitudes, evoquen y facilite en el otro la aparición de comportamientos dominantes, hostilidad y pocas muestras de afecto, entre otras características. Pudiendo comportarse esa persona de modo completamente diferente con otras parejas sin dependencia emocional, ya que estas no suscitarían en él dichas respuestas.
FACTORES CAUSALES
Nuestra carencia temprana de afecto:
· No fuimos adecuadamente queridos y valorados por las personas más significativas en nuestra vida aunque lo deseáramos con todas nuestras fuerzas y no podíamos renunciar a esa relación.
Aprendimos que la sumisión es una estrategia:
· Para evitar el abandono, el rechazo.
· Para obtener seguridad, protección.
· Aprendimos que para ser amados debíamos cumplir con la expectativa de los demás, nunca importunarlos o alterarlos o provocarlos, antes bien sofocar sus estados de ánimo que nos hacían daño.
Interpretamos el amor como un apego obsesivo y admiración hacia la otra persona en lugar de un intercambio recíproco de afecto.
· Rechazo materno.
· Por la crianza fría, frustrante que nos dieron.
· Hubo presencia física pero no emocional de nuestros padres.
Mantenemos la vinculación emocional aun siendo insatisfactoria y suframos la crueldad y el maltrato.
FASES DE LA RELACION 
1-. Inicio de la relación: Cuando conocen a alguien que les interesa sienten una alegría, ilusión y entusiasmo desmedido. Fantasean y se crean expectativas de un futuro al lado del otro. Esto ocurre pudiendo haber tenido incluso sólo un par de citas. Aun así, rápidamente muestran su interés por el otro y sus deseos de conocerle.
2-. Fase de sumisión: Idealizan a la pareja y se someten a ella, como forma de preservar la relación y evitar así la temida ruptura. El marcado desequilibrio comienza aquí a hacerse patente, adoptando la pareja una posición superior y el dependiente una posición inferior.
3-. Deterioro de la relación: El desequilibrio se acentúa enormementeentre ambos miembros de la pareja. El maltrato psíquico y/o físico produce en el dependiente un gran malestar y sufrimiento. Como consecuencia de esto, sus sentimientos de inferioridad e infravaloración se ven reforzados, por lo que al mismo tiempo que baja su autoestima aumenta su necesidad extrema de afecto hacia el otro. Situación que acompañada de un terrible miedo a la soledad, hace que su relación se convierta en un círculo vicioso del cual les resulta muy difícil salir.
4-. Ruptura: En caso de producirse la ruptura, lo más frecuente es que la iniciativa la tome la pareja del dependiente. El dependiente tratará de reanudar la relación, a pesar de lo tormentosa y destructiva que le resultase. Producida la ruptura el dependiente emocional padece el síndrome de abstinencia, siendo este el momento en el cual suelen acudir a terapia.
5-. Concatenación de relaciones: Son relaciones intrascendentes, sin mucha importancia para el dependiente, que sirven para paliar su soledad. Pueden concatenar este tipo de relaciones hasta encontrar a alguien que se ajuste a su perfil de pareja (fría, hostil, distante). A su vez, pueden ser fruto de un intento del dependiente por suplir la pérdida de su anterior pareja, de la cual no se acordaran en cuanto tengan a otra persona en mente.
6-. Reinicio del ciclo: En cuanto el dependiente encuentre a una persona que se ajuste al perfil que busca, el ciclo se iniciará de nuevo. Y con ello, los comportamientos de sumisión e idealización que no se observan en las relaciones de transición.
Trastornos de personalidad que tienen como síntoma la dependencia emocional
• Trastorno de personalidad evitativo: temen el abandono y se encuentran siempre pendientes de cualquier posibilidad de abandono.
• Trastorno de la personalidad histriónico: muchos histriónicos no han desarrollado un sentido sólido de la propia identidad, son dependientes y exigentes, buscan constantemente la aprobación de los demás para mantener su estabilidad. Se vincula a los otros de forma desesperada como queriendo fusionarse con ellos. Sufre gran sentimiento de vacío y desesperación en las rupturas.
• Trastorno límite de la personalidad: debido a su gran sensación interna de vacío mantienen relaciones interpersonales como fuente de apoyo, ayuda y aprobación. Es decir, la personalidad límite unida a otros rasgos de personalidad como por ejemplo: la evitadora, depresiva o dependiente, se vinculan de forma sumisa a una o dos personas significativas y se muestran aterrorizados ante la soledad y el aislamiento.
• Personalidad depresiva: una persona depresiva con rasgos dependientes, cuando vive problemas con su pareja y anticipa el abandono, admite rápida y abiertamente sus debilidades y tolera cualquier situación con tal de asegurarse el apoyo por parte del otro y conseguir sensación de seguridad.
	SINDROME DE ABSTINENCIA 
Este término se emplea por las similitudes entre lo que experimenta el dependiente emocional tras romperse su relación de pareja, y lo que se vivencia en las adicciones tras cesar el consumo del tóxico (drogas, tabaco, alcohol, etc.).
Lo normal sería que el fin de una relación perjudicial fuese como una bendición, pero para el dependiente emocional se convierte en un auténtico suplicio. Siendo los siguientes síntomas algunos de los más frecuentes:
- Pensamientos obsesivos en torno al antiguo compañero. Recordando los momentos buenos de la relación y relegando al olvido los momentos tormentosos.
- Pese al dolor, sufrimiento y humillaciones que soportasen en la relación, sienten una fuerte y compulsiva necesidad de tener contacto con la ex-pareja.
- Angustia, desesperación, ansiedad.
- Constantes ganas de llorar, tristeza e incluso depresión.
- Múltiples intentos de retomar la relación, aunque estos supongan atentar contra su propia dignidad. Siendo lo más importante llenar el vacío y apaciguar la soledad que la ruptura les ha producido.
- Dificultad para conciliar el sueño.
Si la ex-pareja se pone en contacto con el dependiente emocional, y le genera expectativas de reconciliación, aunque sean mínimas, todos estos síntomas desaparecerán automáticamente.
El dependiente emocional experimenta el síndrome de abstinencia, independientemente del miembro de la pareja que propiciase la ruptura, lo que variará, eso sí, será la intensidad. Si este periodo se gestiona de forma adecuada, los síntomas remiten con el paso del tiempo.
En cuanto a la duración, puede ser de meses o incluso años depende de la persona y de la relación. En este sentido, cabe señalar que tanto como para superar el síndrome de abstinencia, como para que no se produzcan recaídas, es fundamental evitar cualquier tipo de contacto con la ex-pareja. Esto implica, que se ha de intentar no quedar personalmente, así como evitar las llamadas telefónicas, correos, mensajes, etc. Lo cual le resulta bastante difícil debido a sus deseos irresistibles de volver al lado de la ex-pareja.
A causa del malestar que conlleva el síndrome de abstinencia, la persona puede optar por:
Querer retomar la relación: se puede observar como en estas relaciones son frecuentes las constantes rupturas y posteriores reconciliaciones.
Encontrar una nueva persona: que llene el vacío que ha dejado la ex-pareja, la cual pasará al más absoluto olvido.
A corto plazo, el intenso malestar desaparece, pero de estas dos formas el problema no se supera, con lo que ello conlleva: vivir el amor no como algo placentero, sino desde el sufrimiento.
¿Cómo me desapego de mi objeto de dependencia?
 
· Aceptar que nada es para siempre. El placer no es eterno y la felicidad no dura constantemente. Todo tiene un final: las relaciones, los objetos, la vida. Este final puede ser más o menos esperado pero siempre se debe mantener la plena consciencia de que nada es perecedero y que es lógico que advenga un final. El dolor de lo que termina es inevitable, no obstante, si se tiene esto claro siempre podremos afrontar mejor el duelo.
 
· Crear resistencia frente a los apegos. Como ocurre con el ejercicio, nuestra resistencia aumenta en la medida que nos entrenamos. Lo mismo ocurre con la dependencia: debemos entrenarnos a saber vivir sin aquello que nos absorbe. Es aconsejable empezar con elementos sencillos que en tanto que son rutinarios nos producen placer y romper paulatinamente con este hábito. Por ejemplo, ponerse un trozo de chocolate en la boca y sacársela tal cual está.
· Convertirse en un banco de niebla. Eso significa dejar de ser rígidos de modo que todas las críticas que nos lleguen puedas “traspasarnos”, evitando así que nos causen un dolor desmesurado. Debemos aprender a recibir críticas y no únicamente vivir de aplausos. Las personas con gran dependencia tan solo intentan satisfacer a “el otro” y reciben como una fuerte puñalada traicionera cualquier crítica que pueda hacerles, por leve que sea.
· Ser realista. El dolor, la frustración, la tristeza o la desesperanza son emociones que nos vienen de serie. No podemos evitarlas. Así pues, el mejor remedio para afrontarlas es ser conscientes de que las vamos a sentir. De este modo evitaremos un sufrimiento excesivo y desmesurado ante las emociones vinculadas a la pérdida.
CONCLUSIONES
Es importante hacer una breve matización: no debemos patologizar toda dependencia, atribuyéndola connotaciones negativas, ya que se trata de un componente normal, saludable e incluso necesario en la vida de pareja.
Algunos autores, para distinguir entre dependencia saludable y dependencia emocional, hacen alusión a una cuestión de grado, en este caso por exceso. Pero al tratarse de una cuestión intangible los límites son de difícil acotación.
Por último no hay que olvidar que la dependencia emocional constituye un problema, que impide a la persona abandonar una relación dañina y seguir con su vida. Lo que subyace a su "te quiero" es en realidad un "te necesito". La persona pierde el control de la situación, y cual adicto con su droga, piensa que si se lo propone puede dejar a su pareja. Pero a la hora de la verdad,permanecen pasivos e impotentes, resultándoles casi imposible. Todo esto tiene que pasar por un proceso de duelo en el que la persona tiene que reconocer que es dependiente emocional de su pareja y acudir a un profesional para tratar esta dependencia ya que obviamente no es bueno. Este es un problema psicológico ya que buscan en la pareja algo que les falta en su vida, algo que tal vez no encuentran en ellos mismos, pero no lo encuentran no porque no lo tengan sino que no se conocen a ellos mismos realmente. En la práctica clínica se pone de manifiesto que esta problemática es más prevaleciente entre el sexo femenino.

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