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EUTANASIA, SOCIEDAD Y CULTURA

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EUTANASIA 
 
 
 
 
 
 
ELMER HERNÁN BELTRÁN MUÑOZ 
 
 
 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA 
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, 
SOCIALES Y DE LA EDUCACIÓN 
PROGRAMA DE EDUCACIÓN RELIGIOSA 
PEREIRA 
2014 
 
 
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TRABAJO DE GRADO 
 
 
EUTANASIA: SOCIEDAD Y CULTURA 
 
 
ELMER HERNÁN BELTRÁN MUÑOZ 
 
 
PBRO. JORGE LUIS TORO RIVAS 
LIC. EN EDUCACIÓN RELIGIOSA 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA 
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, 
SOCIALES Y DE LA EDUCACION 
PROGRAMA DE EDUCACION RELIGIOSA 
PEREIRA 
2014 
 
 
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EUTANASIA: SOCIEDAD Y CULTURA 
EUTHANASIA: SOCIETY AND CULTURE 
Elmer Hernán Beltrán Muñoz 
SINTESIS 
El presente artículo es el resultado de una 
larga investigación sobre la Eutanasia en 
Pereira, realizado por el docente P. Jorge 
Luis Toro, vinculado al programa de 
ciencias humanas y de la educación de la 
Universidad Católica de Pereira (UCP), al 
cual estamos vinculados como aportantes 
con un ensayo basado desde la parte social. 
Este ensayo aporta la lector un gran 
enriquecimiento teórico desde el punto de 
vista social y cristiano, tratando de llegar a 
una concientización dado el caso que 
experimenten una situación similar a la que 
aquí se plantea, ya que en la actualidad hay 
grandes falencias frente a la eutanasia 
porque no se conoce ampliamente el 
concepto y las repercusiones que este trae 
consigo. 
DESCRIPTORES: Eutanasia, Muerte, 
Dolor, Vida 
SUMMARY 
The current article is the result of a long time 
research about the Euthanasia in Pereira, 
done by professor P. Jorge Luis Toro, who is 
joined to the human being sciences program 
from Universidad Católica de Pereira (UCP), 
which we are joined to as supporters with an 
essay based on the social side. 
This essay supports the reader with a 
great theoretical enrichment from the social 
and Christian points of view, trying to get 
people´s awareness when having a situation 
or experience like the one we expose here 
due to the fact that nowadays there are a 
great number of misconceptions regarding 
the euthanasia as the concept is not widely 
known and repercussions it brings to it 
 
DESCRIPTORS: Euthanasia; Dead; Pain; 
Life, 
 
 
 
 
 
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INTRODUCCIÓN 
 
La eutanasia ha sido un tema espinoso a través de toda la historia de la humanidad, aunque se ha 
reflejado de múltiples formas y ha adoptado diferentes nombres siempre ha tenido la misma 
esencia. En este artículo se tratara de explicar cómo ha sido el camino de la eutanasia hasta 
nuestros días, tratando de aclarar el panorama que en la mayoría de los casos es aún confuso y 
para muchos desconocidos. La historia se encargará de enseñar cómo ha ido evolucionando la 
forma de pensar frente a este tema, ya que en realidad solo aquella persona que llega al punto de 
tener una situación como estas, es quien puede decir cómo se siente estar en un momento tan 
difícil y tan complicado. 
 
 Para abordar este tema primero se pasara por conocer las raíces o el significado de la 
palabra eutanasia, para comprender mejor de que se está hablando y tener el panorama más claro. 
Luego se recorrerán las culturas a lo largo de la historia y así conocer como ha sido el proceso de 
la humanidad frente a este tema. Por último se observara la posición que ha tenido el cristianismo 
y como ha actuado durante varias épocas al respecto de la eutanasia. 
 
Desde el punto de vista Cristiano se tratará de adoptar una postura que ayude a una mejor 
comprensión de este tema, ayudando a esclarecer qué se debe hacer ante una situación tan 
complicada desde el punto de vista social, porque no hay que confundir la voluntad del paciente, 
con la de los familiares y con la de Dios. Se tratará de llegar a la reflexión de la ética católica que 
se basa en la ley natural, el hombre nace, crece, se reproduce y al término de su existencia muere 
como conclusión de un ciclo vital, cumpliendo una finalidad para la cual fue creado. 
 
El hombre ha sido creado por Dios para que sea fértil, para que se reproduzca, para que 
ayude al sostenimiento de la obra magnifica que Él ha hecho para beneficio del ser humano, por 
eso desde el Antiguo Testamento le dio unas leyes o mandamientos, y entre estas leyes que están 
 
 
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contenidas en el Decálogo dado a Moisés, se encuentra una muy importante que es la de No 
Matar, es decir la vida del otro se respeta como si fuera la propia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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SIGNIFICADO DE LA PALABRA: 
 
El termino como tal hay que considerarlo relativamente nuevo, y su etimología es muy sencilla. 
Eu, que en griego significa bien o bueno y thanatos que significa muerte, es decir la conjunción 
de las dos palabras es buena muerte o una muerte fácil (Drane, 2006). El diccionario de la Real 
Academia define dicho termino como: “Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los 
pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él”. El diccionario de 
Oxford (1973) cita el año 1646 como la primera vez que el inglés utilizo el término y dos siglos 
después este significó el estado mental de una persona a la hora de morir. Es decir un estado 
tranquilo a la hora de la muerte era considerado como eutanasia. 
En sí el significado aunque ha pasado por varias definiciones y el término se haya 
empezado a utilizar un poco tarde, la eutanasia como tal ha existido desde que el ser humano ha 
existido, de una u otra forma, ya que se ha atentado contra la vida cuando se cree que esta no vale 
nada, solo por el hecho de estar postrado en una cama, o de tener un impedimento físico, o de no 
tener valor frente a dicha cultura en determinado momento de la historia 
Aunque el significado nos muestra que la eutanasia es tener una buena muerte, en muchos 
de los casos no es así, porque el ser humano nunca podrá conocer los pensamientos del otro y 
más si se está en un estado vegetativo, donde todos deciden por aquel que sufre, pero el que sufre 
no tiene la capacidad de decidir sobre sí mismo. La historia nos mostrara como a través de todas 
las culturas el hombre por una u otra razón ha quitado la vida a otros hombres pensando que esto 
está bien y que es lo mejor para la sociedad, porque así lo consideran unos pocos que deciden 
sobre los más débiles o sobre los que no están al lado del poder. 
Pero hay que aclarar que en ciertos casos los seres humanos hacían actos de caridad o 
mejor dicho utilizaban métodos de su cultura para hacer menos doloroso el paso a la muerte. 
Drane (2006) lo manifiesta así: 
 Para nuestros intereses, los primeros restos humanos muestran que los seres 
humanos eran tratados muy diferentes a los animales. Ellos muestran que los seres 
humanos más primitivos cuidaban de sus enfermos y de sus compañeros 
 
 
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fallecidos. En algunas culturas primitivas hay evidencia que sugiere que con 
frecuencia se usaba cierta clase de droga o bebida para suavizar el paso del 
proceso de morir a la muerte. (Pág. 185) 
Volvemos a insistir que las definiciones son relativamente nuevas, de eutanasia, pero las 
prácticas de causar la muerte o acelerarla no, aunque para muchas de las culturas puede que estas 
prácticas eran parte de sus rituales y de su diario vivir. Cada comunidad traía sus creencias 
religiosas y sus costumbres, por eso la forma de aceptación va de acuerdo con esto. 
También con el pasar de los años las costumbres van evolucionando al igual que la forma 
de ver la vida y las actitudes culturales, se van permeando de otras culturas que traen 
pensamientos distintos frente a la muerte y se amplían los conceptos que enlazaran toda la figura 
de eutanasia hasta nuestros tiempos, aunque de todas las definiciones se hará alusión, respetando 
las diferentes posturas pero llegando a la construcción de un muy buen concepto y de una buena 
visión frente a este tema que como dijimos anteriormente es muy espinoso y tienedemasiados 
puntos de vista. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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LA EUTANASIA O PRÁCTICAS DE LA MUERTE EN DIFERENTES CULTURAS 
 
Se hará un recorrido por diferentes culturas frente a la eutanasia hasta llegar a la actualidad, este 
recorrido ayudara a comprender más ampliamente el pensamiento que ha tenido el ser humano 
frente a la muerte y como para muchos fue ayudar a otros con sus medicinas o con sus saberes a 
morir de una manera en la cual no sintiera dolor. 
Para algunas culturas indígenas, a las personas que estaban a punto de morir las exponían 
al humo del fuego ardiente lo que producía que la persona fuera perdiendo el conocimiento hasta 
el punto de morir (Drane, 2006). Para los nómadas las personas que ya no daban la capacidad de 
seguir se marchaban solas para morir, es decir se creían ya un estorbo o impedimento para el 
resto de la comunidad, ya que los nómadas no tenían entre sus miembros personas con 
discapacidades, y según parece utilizaban la ley de la selva: sobrevivían los más fuertes (Drane, 
2006) 
Drane (2006) entre sus líneas nos muestra que: 
En algunas culturas indígenas latinoamericanas había un aliviador tribal del dolor, que 
realizaba este trabajo en realidad rompiendo la espalda de las personas que sufrían. Al 
hacerlo, aliviaba el dolor y en el proceso quitaba la vida del paciente. Una vez que las 
vértebras estaban rotas, el aliviador del dolor colocaba al paciente en su espalda, hacia la 
señal de la cruz sobre su cuerpo y realizaba ciertas oraciones. Luego el cuerpo era 
entregado a la familia (Pág. 186) 
En otras culturas también tenían la necesidad de ejecutar a los niños pequeños cuando las 
comunidades necesitaban huir por causa de amenazas o persecuciones políticas, también lo 
hacían para demostrar la supremacía frente a otros pueblos. 
En las culturas griegas y latinas la eutanasia era más bien conocida como un estado 
mental, ya que no tenía tanta connotación como hoy, ya que más bien esta era considerada como 
una ayuda al otro, era una forma de morir mas no de quitar la vida, es decir no se identificaba 
propiamente con matar, se consideraba como algo natural a lo cual había que ayudar como parte 
 
 
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de un proceso de morir bien, en si no era visto como malo moralmente el acto de ayudar a morir a 
otro. (Drane, 2006) 
Dentro de la cultura griega se encuentran algunas formas de pensar de diferentes filósofos 
o corrientes filosóficas con respecto a la manera de quitar la vida de una forma activa, es decir 
por medio de otra persona, como por ejemplo: los Pitagóricos pensaban que el dolor al principio 
y al final de la vida tenía sentido. Cada vida tiene una duración natural la cual hay que respetar. 
Es decir acabar con la vida antes de tiempo era equivocado. Para Platón cuando una persona era 
incapaz de contribuir con el estado había que removerlos negándoles toda ayuda médica, es decir 
si tenía algún tipo de discapacidad no era visto con buenos ojos por el movimiento Platónico. 
1
 
Aristóteles estaba en total desacuerdo con la postura Platónica, así fuera en casos de 
personas con enfermedades incurables, porque para él era muy valiosa la vida y era deber del 
estado declarar inmoral el acto de quitarla. Es visto como un acto de cobardía porque morir 
valientemente es hacerle frente a la muerte, no ceder ante ésta. 
Para los estoicos era colocar ciertos límites a la hora de quitar la vida, para evitar actos 
impulsivos, cada quien podía considerar su muerte de acuerdo a las necesidades, como por 
ejemplo las enfermedades incurables, el dolor muy grande pero viéndolo en cuanto a que 
repercusiones sociales tendría a la hora de hacerlo. Es decir esta tenía que ser una decisión 
razonada, aunque fuese común quitar la vida en estas culturas había que pensarlo muy bien, no se 
podía hacer como un acto de huir de la responsabilidad social. (Gafo, 1997) 
Drane,(2006) nos muestra de una forma muy explícita como las culturas cristianas 
aprobaban ciertas prácticas dentro de sus comunidades: 
En la cultura cristiana se aprobaron ciertas prácticas de la era pagana porque satisfacían 
los estándares de la moralidad de la ley natural. Lo que llamamos eutanasia pasiva se 
convirtió en la práctica moral cristiana principal. Cuando el tratamiento es inútil debe ser 
negado. Incluso lo que llamamos eutanasia activa era comúnmente practicada en soldados 
heridos de batalla. Después de la batalla, con frecuencia los campos estaban cubiertos de 
hombres moribundos para los cuales no había ninguna ayuda médica disponible. A 
menudo yacían moribundos y gimiendo en agonía. Frecuentemente estos soldados eran 
 
1
 MANGUEL. Alberto. 2012. La Republica de Platón. Alianza Editorial 
 
 
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rematados por sus mismos compañeros movidos por la compasión. De hecho, los 
guerreros llevaban pequeños cuchillos en sus cinturones que usaban en tales 
circunstancias, y el nombre de esta arma era misericordia. El acto en sí mismo era 
llamado estocada de misericordia o acto de gracia. (Pág. 188) 
Durante mucho tiempo la eutanasia fue vista como método para aliviar el dolor, viéndose 
como algo moralmente bueno, ya que era la forma con la que ayudaban a otras personas, que se 
encontraban en situación de sufrimiento, a morir de una forma más adecuada, a hacer ese paso 
más fácil para que no padeciera tanto. Este acto en muchas culturas era realizado por brujas y 
hechiceros que eran los encargados de realizar esta práctica, aunque estos no gozaran de mucho 
respeto o estado social. Luego entraron en acción los médicos, y es allí donde empieza la 
medicalización de la práctica y cuando esto sucedió cambió bastante el panorama con respecto a 
la eutanasia. (Drane, 2006) 
Aunque no se profundizara en el campo médico, se hará alusión a lo que consigo trajo la 
medicalización de la práctica de la eutanasia. El médico dentro de sus primeras normas éticas y 
más sencillas hace referencia al juramento Hipocrático, el cual consiste en no administrar 
ninguna droga mortal, ni por voluntad propia, ni por petición. 
Landívar (2004) nos muestra el juramento hipocrático: 
Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las 
diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este 
juramento y compromiso: 
Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y 
asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este 
arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las 
enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis 
maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según 
costumbre, pero a nadie más. 
En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré 
de ellos todo daño e injusticia. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Apolo
http://es.wikipedia.org/wiki/Esculapio
http://es.wikipedia.org/wiki/Hig%C3%ADa_(diosa)
http://es.wikipedia.org/wiki/Panacea_(mitolog%C3%ADa)
 
 
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Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa 
alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré 
y practicaré mi arte de forma santa y pura. 
No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas. 
En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda 
injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con 
mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos. 
Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la 
vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto 
inviolable. 
Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de miarte y sea 
honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor 
y perjuro, avéngame lo contrario. (Pág. 15) 
Averroes siguió a Platón al recomendar que las personas con enfermedades incurables no 
se les brindara ayuda médica, más bien se debe permitir que el paciente muera, según esto 
Averroes entendió que debía haber una eutanasia pasiva, al no maltratar a los pacientes con 
tratamientos inútiles cuando la persona estaba a punto de morir, es decir no extender este proceso. 
(Drane, 2006). Esta postura fue respetada por la cultura cristiana 
Para la cultura judeo-cristiana, aunque respetó la cultura griega, argumentó que la vida es 
un regalo de Dios, un objeto de la divina providencia, hasta se llegó a pensar que el morir y el 
sufrimiento eran parte de lo que había ordenado Dios. Para esta cultura el sufrimiento se acoge 
como imitación de Cristo y ejercicio de virtud, como cristianos están llamados a soportar el 
dolor. El morir es anterior al resucitar y a la eterna felicidad. 
En Mateo 5, 21 vemos como Jesús claramente hace alusión al no matar “han oído que se 
dijo a los antepasados: no mataras”; claramente vemos como Él con su moralidad influyó 
bastante sobre un modelo de sociedad que aceptaba la muerte cualquiera fuera el caso. Jesús 
tumbó todo esquema o teoría que hasta el momento se había creado sobre la muerte así fuera por 
compasión o porque la persona tuviera una buena muerte, Él es claro y conciso en afirmar que no 
se debe matar en ninguna circunstancia. El derecho a la vida es inviolable, primero porque somos 
 
 
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seres humanos iguales a todos, tenemos los mismos derechos y Jesús durante su vida lo resalto, 
es decir no importaba en la condición que se encontrara la persona, el valor siempre será el 
mismo porque tenemos dignidad. Y segundo porque somos hijos de Dios y hemos sido creados a 
su imagen y semejanza, tenemos el gran título de hijos amados por un Padre bondadoso, y todo lo 
que se haga en contra del hermano se hace en contra de Dios. 
Para escritores cristianos como Jerónimo las normas hipocráticas contra el quitar la vida, 
ganaron terreno de tal forma que la cultura judeo-cristiana tomó mucha fuerza ya que formó una 
moralidad cívica oficial del imperio romano, y la ética médica se convirtió en principio 
fundamental para la cristiandad. San Agustín defendió la vida desde el mandamiento de “no 
mataras” y sostuvo que el sufrimiento debe ser soportado y dejar todo en manos de Dios. 
Santo Tomás argumentó la postura de Agustín de dominio de Dios sobre todas las cosas, y 
dueño de toda la vida humana, se basaba en la postura de Aristóteles que la terminación de la 
vida por métodos diferentes al natural violaba el deber individual con la sociedad. San Tomás 
consideraba que matarse era considerado inmoral frente a la ley divina y la ley natural. También 
entendía que una buena muerte era una muerte tranquila y aceptada (Drane, 2006) Para los 
cristianos el alivio de los moribundos y la ayuda a morir mejor se hace desde la imitación de 
Jesús, es decir desde la oración y el abandono a las manos del Padre porque de Él proviene todo y 
a Él ha de volver. 
La forma de morir siempre ha generado grandes interrogantes y preocupaciones, como 
cuál es la manera correcta de hacerlo. Francis Bacon estaba de acuerdo con que los médicos 
aliviaran el dolor del paciente moribundo incluso así este llevara a una buena muerte. Hablaba de 
la muerte como un alivio adecuado del dolor. (Drane, 2006) 
Tomás Moro habló de la liberación como método de una buena muerte, es decir un 
paciente podía liberarse o ser liberado para dejar de sufrir y alcanzar la plenitud. Luego los 
reformadores protestantes hacen alusión a que quitar la vida era la antítesis de la fe y sin fe ya no 
había salvación. En la época del renacimiento los protestantes argumentaron que el sufrimiento y 
la enfermedad eran producto del pecado original y este se recibía como castigo. (Drane, 2006) 
La parte medica juega un papel muy importante en el humanismo del renacimiento, ya 
que ellos son los aliviadores del dolor causado por motivos no naturales, pasó a ser el que asiste 
 
 
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al paciente en su lecho de muerte, debía proporcionarle al moribundo una muerte tranquila, libre 
de dolor. Pero es de aclarar que también se miraba si la enfermedad estaba más allá de lo que el 
médico podía hacer, ya que si el paciente no tenía nada más que hacer frente al dolor se suspendía 
todo medicamento para dar paso a la muerte. 
En la época moderna los teólogos católicos aprobaron medicamentos para el dolor, 
aunque estos sumieran al paciente en un sueño tan profundo que llevara a la muerte, también 
expusieron dos métodos uno ordinario y otro extraordinario y apuntaba a que el paciente utilizara 
el método ordinario como forma de morir dignamente (Drane, 2006) Con el paso del tiempo 
siempre la cultura cristiana defenderá la vida desde el mandamiento de no matar, pero se aclara 
en este punto que también han cometido errores y en algunas épocas han estado de acuerdo con la 
eutanasia de una forma indirecta. 
Drane (2006) sobre la cultura secular de la ilustración nos dice: 
“trajo un resurgimiento de la cultura pagana pre-cristiana: una clase de renacimiento. La 
ilustración significaba la fe en la razón, la ciencia, el progreso humano, antes que en las 
doctrinas de la religión revelada. El progreso anticipado se esperaba en gran parte del 
abandonar lo que los pensadores de la ilustración describían como la ignorancia y la 
suspensión de la religión. Durante los siglos XVIII y XIX, poco a poco, el médico 
entrenado científicamente reemplazó al sacerdote en el poder y en el prestigio. Se buscó 
su ayuda experta para detener la muerte prematura como también para aliviar el dolor”. 
(Pág. 195) 
Es decir a esta altura ya en la época contemporánea el sacerdote como aquel que ayudaba 
a los pacientes a morir en paz por medio de la oración y la entrega a Jesús fue reemplazado por la 
ciencia, la cual a través de sus métodos ayudaba a que los pacientes vivieran un poco más 
extendiendo la vida más allá de las leyes divinas y naturales, esto fue un desafío contra todo lo 
que hasta el momento la cultura cristiana había construido con respecto a la vida y a la muerte. 
Ya en el siglo XX totalmente el paciente fue apartado de lo más humano para estar 
rodeado de aparatos que sostienen su vida, abandonando por completo aquella figura sacerdotal 
que lo podía acercar más a Dios, llevándolo a morir solo y abandonado en una camilla conectado 
 
 
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a varias máquinas pero desconectado de Dios, como la cultura cristiana lo ha enseñado a lo largo 
de la historia. 
La eutanasia fue un problema social en aquellas sociedades primitivas en que se 
practicaba la eliminación de vidas consideradas inútiles, costumbre que estuvo admitida respecto 
a los recién nacidos con malformaciones o los ancianos en distintos pueblos de la antigüedad, 
hasta que la influencia del cristianismo acabó con tales prácticas inhumanas. (Drane, 2006) 
 
Desde la llegada del cristianismo, la eutanasia dejó de ser un problema social hasta el 
siglo XX, en que algunos vuelven a convertirla en problema al pretender su legalización. Desde 
los años 30 de este siglo se vienen constituyendo asociaciones en defensa de la eutanasia, por 
ejemplo la Asociación de derecho a morir dignamente; y se han propuesto leyes permisivas, que 
habitualmente han sido rechazadas, en distintos países. Sin embargo, la actitud a favor de la 
eutanasia de estos pequeños grupos, y cierta mentalidad de relativización del respeto debido al ser 
humano (que se expresa, por ejemplo, en el aborto), van calando en la sociedad, convirtiendo de 
nuevo a la eutanasia en un problema social que vuelve a aparecer después de haber sido superado 
durante siglos. Los defensores de la eutanasia así lo exponen conforme a la siguiente 
argumentación: la enfermedad,invalidez o vejez de algunas personas ha llegado a extremos que 
convierten esas vidas en vidas sin sentido, inútiles y aun seriamente gravosas, no sólo para los 
familiares y allegados, sino también para las arcas públicas, que tienen que soportar 
cuantiosísimos dispendios en prestaciones sanitarias de la Seguridad Social y subsidios de diversa 
índole, con la carga que eso supone para los contribuyentes. Estas situaciones se prolongan, 
además, gracias a los avances de la investigación científica que han logrado alargar 
considerablemente las expectativas de vida de la población. Por consiguiente, el Estado tiene el 
derecho, y aun el deber, de no hacer que pese sobre la colectividad la carga del sostenimiento de 
estas vidas sin sentido. El efecto de esta acción redundará en beneficio del conjunto de la 
colectividad, lo que no deja de ser una manifestación de solidaridad social. El argumento de las 
vidas improductivas, por razones fáciles de comprender, nunca se plantea en los inicios del 
debate social sobre la eutanasia, pero tampoco faltan quienes, en foros restringidos o en 
ambientes académicos 
http://www.monografias.com/trabajos16/evolucion-sociedades/evolucion-sociedades.shtml
http://www.monografias.com/trabajos2/inicristiabas/inicristiabas.shtml
http://www.monografias.com/trabajos4/leyes/leyes.shtml
http://www.monografias.com/trabajos5/psicoso/psicoso.shtml#acti
http://www.monografias.com/trabajos11/grupo/grupo.shtml
http://www.monografias.com/trabajos5/biore/biore.shtml#auto
http://www.monografias.com/trabajos10/cusa/cusa.shtml
http://www.monografias.com/trabajos14/psicolvejez/psicolvejez.shtml
http://www.monografias.com/trabajos15/cumplimiento-defectuoso/cumplimiento-defectuoso.shtml#INCUMPL
http://www.monografias.com/trabajos/seguinfo/seguinfo.shtml
http://www.monografias.com/trabajos15/invest-cientifica/invest-cientifica.shtml
http://www.monografias.com/trabajos/explodemo/explodemo.shtml
http://www.monografias.com/trabajos12/elorigest/elorigest.shtml
http://www.monografias.com/trabajos35/categoria-accion/categoria-accion.shtml
http://www.monografias.com/trabajos11/solidd/solidd.shtml
http://www.monografias.com/trabajos16/tecnicas-didacticas/tecnicas-didacticas.shtml#DEBATE
 
 
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La defensa de la vida es un derecho inviolable de cada ser humano en cualquier parte del mundo, 
pero en estos momentos nos interesa que ha dicho en particular en nuestros tiempos la legislación 
Colombiana, en la Sentencia C 239 de 1997 que dice lo siguiente: 
El homicidio por piedad, según los elementos que el tipo describe, es la acción de 
quien obra por la motivación específica de poner fin a los intensos sufrimientos de 
otro. Doctrinariamente se le ha denominado homicidio pietístico o eutanásico. Por 
tanto, quien mata con un interés distinto, como el económico, no puede ser 
sancionado conforme a este tipo. Se confunde los conceptos de homicidio 
eutanásico y homicidio eugenésico; en el primero la motivación consiste en ayudar 
a otro a morir dignamente, en tanto que en el segundo se persigue como fin, con 
fundamento en hipótesis seudocientíficas, la preservación y el mejoramiento de la 
raza o de la especie humana. Es además, el homicidio pietístico, un tipo que 
precisa de unas condiciones objetivas en el sujeto pasivo, consistentes en que se 
encuentre padeciendo intensos sufrimientos, provenientes de lesión corporal o de 
enfermedad grave o incurable, es decir, no se trata de eliminar a los improductivos, 
sino de hacer que cese el dolor del que padece sin ninguna esperanza de que 
termine su sufrimiento. El comportamiento no es el mismo cuando el sujeto pasivo 
no ha manifestado su voluntad, o se opone a la materialización del hecho porque, a 
pesar de las condiciones físicas en que se encuentra, desea seguir viviendo hasta el 
final; al de aquel que realiza la conducta cuando la persona consiente el hecho y 
solicita que le ayuden a morir. 
Es decir el Estado no se opone a la eutanasia desde que el paciente libremente la escoja 
como vía para morir, tiene una mirada meramente humana olvidando todo principio cristiano, 
porque verdaderamente nadie puede saber cuánto tiempo va a vivir, simplemente escoge un 
camino menos doloroso para acabar con su existencia. Además el estado tampoco condena a 
aquellas personas que ayuden a ejecutar la voluntad de un enfermo terminal que ha decidido que 
se le practique la eutanasia. Entonces se podrá decir que el Estado, como lo ha hecho por mucho 
tiempo, irá por un camino distinto a la visión Cristiana. 
Colombia, un país Católico por tradición, donde se respetaban los derechos de los 
ciudadanos, ha cambiado de una época hacia acá, olvidándose de aquellos principios Cristianos 
 
 
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que nos regían, para pasar a una legislación guiada por el pluralismo religioso y a ser dominado 
por los interés de unos pocos que han decidido por el resto del pueblo, se han perdido valores 
como el de respetar la vida, llegando a contemplar el hecho de quitar la vida desde el vientre 
hasta cuando la persona esta postrada en una cama. Si la persona elige que quiere morir porque 
considera que no debe sufrir más, por motivo de alguna enfermedad, se accede a su petición y se 
termina con su existencia de una manera rápida y sin dolor, y no mal vista por el Estado. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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DEFENSA DE LA VIDA DESDE UNA MIRADA CRISTIANA 
 
El fundamento de la moralidad judeo-cristiana está en el Decálogo, en cumplir esos 
mandamientos dados por Dios para llevar una vida recta, y entre esos diez mandamientos está el 
de no matar, porque nadie tiene derecho sobre la vida, solo aquel que la creó, es decir Dios, 
quien es único que puede decidir sobre si vivimos o morimos por ser Amo y Dueño de todo lo 
que existe sobre la faz de la tierra. 
En CIC (Catecismo de la Iglesia Católica) está escrito muy claramente, en los numerales 
2276-2279 y es de gran importancia hacer la citación textualmente porque esto ayudara a tener un 
mejor panorama cristiano frente a la eutanasia: 
Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto 
especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una 
vida normal como sea posible. 
Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin 
a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. 
Por tanto, una acción u omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para 
suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la 
persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se 
pudo haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de 
rechazar y excluir siempre. 
La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o 
desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es 
rechazar el encarnizamiento terapéutico. Con esto no se pretende provocar la muerte; se 
acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello 
tiene competencia y capacidad o sino por los que tienen derechos legales, respetando 
siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente. 
 
 
18 
 
Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona 
enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los 
sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser 
moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni 
como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos 
constituyen una forma privilegiada de una caridad desinteresada. Por esta razón deben ser 
alentados. 
Los cristianos siempre insistirán en el respeto a la vida teniendocomo contraste culturas 
paganas, es decir la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte, se pasa de la defensa 
absolutamente cristiana de la vida a la pérdida de identidad guiados por una sociedad que se ha 
enceguecido con los avances científicos, desviándose del rumbo para el cual están creados, es 
muy simple no es sino mirar la ley divina y la ley natural para argumentar con fundamentos lo 
que se volvió un fenómeno mundial. 
Ante este fenómeno la Iglesia reacciono y a través de la declaración IURA ET BONA 
(1980) en el capítulo II se ha pronunciado de la siguiente manera: 
Para tratar de manera adecuada el problema de la eutanasia, conviene ante todo precisar el 
vocabulario. 
Etimológicamente la palabra eutanasia significaba en la antigüedad una muerte dulce sin 
sufrimientos atroces. Hoy no nos referimos tanto al significado original del término, 
cuanto más bien a la intervención de la medicina encaminada a atenuar los dolores de la 
enfermedad y de la agonía, a veces incluso con el riesgo de suprimir prematuramente la 
vida. Además el término es usado, en sentido más estricto, con el significado de "causar la 
muerte por piedad", con el fin de eliminar radicalmente los últimos sufrimientos o de 
evitar a los niños subnormales, a los enfermos mentales o a los incurables la prolongación 
de una vida desdichada, quizás por muchos años que podría imponer cargas demasiado 
pesadas a las familias o a la sociedad. 
Es pues necesario decir claramente en qué sentido se toma el término en este documento 
por eutanasia se entiende una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la 
 
 
19 
 
intención, causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se sitúa 
pues en el nivel de las intenciones o de los métodos usados. 
Ahora bien, es necesario reafirmar con toda firmeza que nada ni nadie puede autorizar la 
muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo 
incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o 
para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. 
Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una 
violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen 
contra la vida, de un atentado contra la humanidad. 
Podría también verificarse que el dolor prolongado e insoportable, razones de tipo 
afectivo u otros motivos diversos, induzcan a alguien a pensar que puede legítimamente 
pedir la muerte o procurarla a otros. Aunque en casos de ese género la responsabilidad 
personal pueda estar disminuida o incluso no existir, sin embargo el error de juicio de la 
conciencia aunque fuera incluso de buena fe no modifica la naturaleza del acto homicida, 
que en sí sigue siendo siempre inadmisible. Las súplicas de los enfermos muy graves que 
alguna vez invocan la muerte no deben ser entendidas como expresión de una verdadera 
voluntad de eutanasia; éstas en efecto son casi siempre peticiones angustiadas de 
asistencia y de afecto. Además de los cuidados médicos, lo que necesita el enfermo es el 
amor, el calor humano y sobrenatural, con el que pueden y deben rodearlo todos aquellos 
que están cercanos, padres e hijos, médicos y enfermeros. 
La iglesia como hemos visto a lo largo de toda la historia ha estado siempre a la defensa 
de la vida, tal cual lo hizo Cristo, haciendo grandes aportes a la humanidad a través de sus 
enseñanzas, siempre se ha preocupado por el bienestar del pueblo aunque en muchas 
oportunidades haya cometido errores, los han reconocido como proceso de buena evangelización. 
La Iglesia ha sido muy conservadora frente a la eutanasia, porque para los cristianos cada persona 
es única e irrepetible frente a Dios y es Él quien decide cuándo y a qué horas la vida debe 
terminar. 
 
 
 
20 
 
La posición de la Iglesia Católica siempre será la misma y esto la ratifica la Conferencia 
Episcopal de Colombia (2007), que siempre obediente a los mandatos del Santo Padre ha 
defendido de manera radical el respeto a la vida. Al respeto de la eutanasia nos ilustra de la 
siguiente manera: 
Hoy, más que nunca, el hombre se encuentra ante el misterio de la muerte. Hoy, debido a 
los progresos de la medicina y en un contexto cultural con frecuencia cerrado a la 
trascendencia, la experiencia de la muerte se presenta con algunas características nuevas. 
En efecto, cuando prevalece la tendencia a apreciar la vida sólo en la medida en que da 
placer y bienestar, el sufrimiento aparece como una amenaza insoportable, de la que es 
preciso librarse a toda costa. La muerte, considerada «absurda» cuando interrumpe por 
sorpresa una vida todavía abierta a un futuro rico de posibles experiencias interesantes, se 
convierte por el contrario en una « liberación reivindicada » cuando se considera que la 
existencia carece ya de sentido por estar sumergida en el dolor e inexorablemente 
condenada a un sufrimiento posterior más agudo. 
 
En semejante contexto es cada vez más fuerte la tentación a la eutanasia, esto es, 
adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin 
«dulcemente» a la propia vida o a la de otros. En realidad, lo que podría parecer lógico y 
humano, al considerarlo en profundidad se presenta absurdo e inhumano. Estamos aquí 
ante uno de los síntomas más alarmantes de la «cultura de la muerte», que avanza sobre 
todo en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista que 
presenta el creciente número de personas ancianas y debilitadas como algo demasiado 
gravoso e insoportable. Muy a menudo, éstas se ven aisladas por la familia y la sociedad, 
organizadas casi exclusivamente sobre la base de criterios de eficiencia productiva, según 
los cuales una vida irremediablemente inhábil no tiene ya valor alguno. 
 
Lastimosamente vivimos en una cultura tan superficial donde solo sirven aquellos que 
puedan aportar algo a la sociedad, es una sociedad muy superficial donde el otro no importa, no 
interesa si aprueban o no una ley que proteja la vida, solo se puede apelar esto cuando se vive una 
situación de estas, cuando se experimenta una enfermedad o en un caso grave de muerte. 
 
 
21 
 
La conferencia Episcopal (2007) concluye de manera magistral su documento frente a la 
eutanasia así: 
La experiencia y la sabiduría humanas, entienden, por lo general, que la vida pertenece a 
la clase de bienes intocables que no podemos negociar con nadie, ni siquiera con nosotros 
mismos: esos bienes que tienden a identificarse con el misterio mismo de la existencia y 
de la dignidad humana. Con justa razón nuestra Constitución es clara, tajante y 
contundente en su artículo 11: “La vida es un derecho inviolable. No habrá pena de 
muerte”. La vida no es negociable. Si la libertad, el honor, la educación, etc. son bienes 
irrenunciables, con más razón todavía lo es la vida, raíz primordial de todos esos bienes y 
primero y fundamental de todos los derechos. En efecto si nadie puede privarse de su 
libertad, enajenándola por medio de un contrato de esclavitud, nadie puede tampoco 
privarse de la vida, que está menos aún a nuestra disposición que la libertad misma: la 
vida se nos presenta como algo previo y envolvente, que es más que nosotros 
mismos. Por eso, en el interior del ser humano resuena una voz que nos dice: “No mates, 
no te quites la vida; escoge siempre vivir, que te sorprenderás de nuevo de sus 
insospechadas imposibilidades. Es muy preocupante que esta voz interior a favor de la 
vida no sea hoy percibida y más grave aún pretenda ser opacada con leyes que buscan 
establecer una cultura de muerte. 
Para la Iglesia la defensa de la vida siempre será uno de sus pilares, ya que es 
mandamiento dado a Moisés y trasmitido de generación en generación, actualizado por nuestro 
Salvador Jesucristo y que hasta nuestrostiempos siempre será igual, una postura radical. La Santa 
Madre Iglesia nos regala sus enseñanzas inspirada bajo la acción del Espíritu Santo, y siempre 
nos ilumina hacia lo debe ser por naturaleza humana y divina, cada persona es imagen y 
semejanza de Dios, por esto atentar contra el hermano es atentar contra Dios. La vida se respeta 
desde el mismo momento de la concepción hasta que culmina de forma natural, porque cualquier 
proceso en contra de ella será considerado inhumano, inmoral y en su forma más clara una 
eutanasia, porque se está acabando con el ciclo natural, se interrumpe el proceso que todo ser 
humano debe cumplir. Por esto debemos ser dóciles a las decisiones que toma la Iglesia por 
medio de la Conferencia Episcopal que siempre está en pro de la integridad de todos los hijos de 
 
 
22 
 
Dios, Padre amoroso que nos regaló la vida para que la disfrutemos y le sirvamos fielmente como 
sus creaturas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CONCLUSIONES 
 
Hay muchas posturas que atenten contra la dignidad humana, en forma más particular contra la 
vida, porque se considera que ya no se aporta nada a la sociedad por estar postrado en una cama, 
o por tener algún impedimento físico. Pero frente a esto los cristianos siempre han buscado 
respuestas y soluciones para que se respete la vida en todas sus etapas, desde que inicia en el 
momento de la concepción hasta que culmina el día de la muerte por que ya se ha cumplido el 
ciclo vital, por ejemplo nunca estará de acuerdo ni con el aborto ni con la eutanasia. 
 
 A pesar que los médicos hacen su juramento Hipocrático, no se cumple como debiera ser, 
porque interrumpen en cierto modo la existencia de una persona que está en estado crítico de 
salud. Así sea voluntad de aquel que está muriendo, se debe respetar la vida y que sea la voluntad 
del Dios que en últimas es quien tiene la decisión de cuándo y en qué momento se debe acabar la 
vida. 
 
 La vida es un regalo de Dios y por tanto es inviolable por los seres humanos, porque nadie 
tiene las facultades para matar a otro sea la situación que sea. El ser humano debe estar a 
disposición de servir a sus semejantes, debe ser quien promueva la vida, debe estar atento a los 
problemas cotidianos para buscar la mejor solución pero sin atentar contra la vida. 
 
 La Iglesia siempre se ha esforzado por la dignidad humana y en la actualidad, tan 
maltratada y agobiada donde se han perdido los valores, a través de documentos como el 
Catecismo (CIC) la encíclica Iura Et Bona y la Conferencia Episcopal transmiten enseñanzas y se 
muestran radicales ante la eutanasia. Siempre será un no de la Iglesia frente a quitar la vida, ya 
que la vida es dada por Dios, somos sus hijos, sus creaturas y atentar contra uno de ellos es 
atentar contra él, por eso hay que respetarla en todas sus etapas, y más bien colaborar con la 
 
 
24 
 
construcción de un pensamiento más positivo frente a la vida, porque en la actualidad ya pasó a 
ocupar un segundo plano. 
 
El ser humano ha de acogerse a la voluntad de Dios, sin alterar la vida de ninguna manera, 
porque desde el sufrimiento se purifica el alma para la vida eterna, por medio de la oración, para 
entrar en la presencia del Ser más perfecto, al cual debemos mirar sin mancha alguna 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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