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Dialnet-LasGuerrasPunicasElNacimientoDelImperioRomano-3796525

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* Franco Guzmán Soto es estudiante de Licenciatura en Historia de la Pontificia 
Universidad Católica de Chile. 
 
 
 
 
 
 
 
 
LAS GUERRAS PÚNICAS. EL NACIMIENTO DEL 
IMPERIO ROMANO. 
 
 
Por Franco Guzmán Soto* 
 
 
 
 
Revista Electrónica Historias del Orbis Terrarum 
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 Al anochecer del 2 de Agosto del año 216 a.C., los romanos se encontraban en una 
de las situaciones más vulnerables que hubiesen experimentado en su historia, habían 
sufrido un desastre militar de enormes proporciones en el campo de batalla de Cannas, a 
manos del gran general cartaginés Aníbal Barca, siendo esta la batalla con más bajas en lo 
que iba de su historia (75.000 hombres aprox.), derrota que dejaba a sus enemigos en 
posición privilegiada para atacar la ciudad, en pocas palabras, la supervivencia de la urbe 
estaba en juego. 
 No obstante, pese a su gran victoria, los cartaginenses no estaban en condiciones de 
empezar un sitio. Aníbal, decidió continuar la campaña para despojar a Roma de sus aliados 
y de esta forma, la guerra en Italia se alargaría por 12 años más, concluyendo en África, 
con la batalla de Zama. 
 El breve relato de la batalla de Cannas nos sirve de introducción para abordar el 
estudio de uno de los conflictos más decisivos en la historia del mundo antiguo, y nos 
permite visualizar el tinte dramático que alcanzó, ya que lo que estaba en juego era la 
existencia misma de las ciudades involucradas. 
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 Las relaciones entre Roma y Cartago marcaron la historia del mediterráneo antiguo, 
incluso fueron mitificadas en la “Eneida” y a mi parecer, ayudaron a darle forma al mundo 
Occidental tal como lo conocemos ahora. Las relaciones entre estas dos ciudades son 
antagónicas y están marcadas por el transcurso de las “Guerras Púnicas”, conflictos 
desarrollados en el oeste del mediterráneo, pero que llegaron a involucrar a Macedonia en 
el oriente y a otras regiones de la cuenca, tomando en ocasiones el tinte de verdaderas 
guerras mundiales para el mundo de la antigüedad. 
 Pero no todo es guerra entre romanos y cartaginenses, ambos pueblos tienen 
intercambio comercial y más de alguna influencia cultural, pero en este ensayo quiero 
referirme a los tratados que firmaron ambas ciudades y a los conflictos en que se 
involucraron, es decir, las tres guerras en que se desenvolvieron ambos estados, entre los 
años 264 a.C. y 146 a.C., que concluyeron con la total destrucción de la ciudad de Cartago 
y el fin de las pugnas que protagonizaron estos dos pueblos. 
 Para abordar más detalladamente el tema y lograr una mejor comprensión de esta 
tempestuosa relación, es necesario hablar un poco sobre la situación de ambas ciudades y 
cómo llegaron a abrirse al mar mediterráneo, el escenario natural del gran drama que ambas 
llevaron a cabo. 
 Cartago fue fundada por los fenicios de Tiro, alrededor del siglo IX a.C. en el 
territorio que hoy corresponde a Túnez. En el siglo VI a.C. la ciudad estaba en plena 
posición de actuar por su cuenta, por lo que se desligó de la tutela de Tiro y aprovechó su 
condición de puerto -como era normal entre las ciudades fenicias-, lanzándose al mar y al 
dominio de las rutas mercantiles, desplegando gran habilidad marinera y comercial, 
alcanzando prosperidad y grandeza.1
 Roma, fundada en el valle del Lacio, empezó su historia como una monarquía, 
cercano al siglo VIII a.C., transformándose en una república en el 509 a.C. Entre los siglos 
 
 En el siglo VI se enfrentó exitosamente a los griegos, con quienes competía por las 
zonas de comercio y dominio marítimo, pero para la siguiente centuria sufrió derrotas a 
manos de éstos y a fines del siglo IV a.C. sus principales dominios estaban en la isla de 
Cerdeña, en el norte de África y en la mitad occidental de Sicilia. 
 
1 Cf. Serge Lancel, Cartago, traducción de Maria José Aubet, Barcelona, Crítica, 1994, pp. 83-103 
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V y IV a.C. la ciudad de Roma se expandió por el centro sur de Italia, conquistando esta 
zona y chocando con las ciudades de la Magna Grecia, a las que sometió luego de 
concluidas las “Guerras Pírricas”, en el 275 a.C. 
 A diferencia de Cartago, Roma era una ciudad continental, casi sin ninguna 
vocación marinera, lo que no evitaba que recibiera influencias de otras culturas del 
mediterráneo, sobre todo de las existentes en Italia, principalmente de las ciudades griegas 
del sur y de Etruria. 
 Pero pese a la importancia de las influencias culturales externas, anteriormente 
nombradas, Roma es capaz de generar una cultura singular, cultura que intenta llevar al 
resto de Italia. Por lo mismo es importante señalar que su dominio se da en base a la 
unidad, lo que es a mi parecer uno de los puntos a considerar cuando se le compara con 
Cartago, quien puede ser considerada una ciudad cosmopolita2
 Cartago aprovechó su talento marinero y ejerció un dominio basado en el control 
de los puertos y escalas claves para la navegación, es decir dominando las redes existentes
, situada en el punto en 
donde confluyen el mediterráneo occidental y oriental. 
3
“Habrá alianza entre romanos y cartagineses y sus aliados respectivos con estas 
condiciones: no navegarán los romanos ni sus aliados de parte allá del Bello 
 
del comercio fenicio que heredó de Tiro, ocupando para sí los aportes culturales del resto 
del mediterráneo, aunque sin desechar los propios. 
 Es así como se observan dos tendencias para ejercer el dominio en el espacio 
mediterráneo, la forma más “política” de los romanos y la forma “mercantil” de los 
cartaginenses, una concepción que no excluye a la otra, ya que son complementarias. Ahora 
bien, antes del 265 a.C., se observa que ambas potencias iban a chocar, Roma envuelta en 
los asuntos de Italia iba a terminar por salir al mediterráneo y se iba a encontrar con un 
Cartago que estaba ahí de antes, y que se encontraba sólidamente asentado en el mar. 
 Las relaciones entre Roma y Cartago empezaron con el nacimiento de la república, 
en el 509, cuando se firmó un tratado entre ambas partes, donde básicamente se señala: 
 
 
2 Cf. Fernand Braudel, El Mediterráneo, traducción de F. González Aramburo, México D.F., Fondo de 
Cultura Económica, 1989, p 102 
3 Cf. Serge Lancel, Op. Cit., pp. 87-88 
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Promontorio, a no ser que los competa alguna tempestad o fuerza enemiga… Los 
que vengan a comerciar no pagarán derecho alguno más que el de la pregonera y 
el del escribano. Todo lo que sea vendido en presencia de éstos, la fe pública 
servirá de garante al vendedor, bien la venta sea en África o bien en Cerdeña. Si 
algún romano apartase a aquella parte de Sicilia en que mandan los cartagineses, 
guárdesele en un todo igual derecho.”4
 En el 352 a.C. encontramos un nuevo tratado, similar al anterior que ahora restringe 
las áreas de intercambio sólo a Sicilia y a la ciudad de Roma, más tarde en el 281 a.C., en 
las vísperas de la expedición de Pirro a Italia encontramos un insólito tratado de alianza 
(siempre basados en lo que dice Polibio)
. 
 
 El tratado también dice que los cartaginenses no pueden molestar a los aliados 
latinos de Roma y que no pueden fundar ciudad en el territorio de la joven republica. Es 
obvio que se trata de un repartode las zonas de influencia y una prevención por parte de los 
cartaginenses que parecen vislumbrar la preponderancia que tendrá esta ciudad en el futuro, 
pese a que su papel en ese momento en el mediterráneo es de mínima importancia, y por 
otra parte, Roma, se asegura por vía diplomática que los influyentes comerciantes fenicios 
no se involucren en el desarrollo de sus relaciones con el resto de Italia, es importante hacer 
notar que Roma está firmemente ligada en esta etapa de su historia a este contexto (y 
siempre lo estará), y es una de las muchas ciudades del Lacio y de Italia. 
5
 Pirro fue derrotado y los romanos quedaron victoriosos (275 a.C.), y a partir de 
entonces, dominarían la Magna Grecia, controlando un territorio que se extendía por el 
, en el cual ambos pueblos rectifican el acuerdo 
anterior y agregan, que si se ven atacados, se ayudarán mutuamente y Cartago pondrá en 
juego a su flota, tanto de guerra como de paz para materializar esta ayuda. 
 Ambas ciudades están en conflicto con los griegos, Roma en el sur de Italia y los 
cartaginenses con los griegos de Sicilia, y por su parte el rey del Epiro, Pirro, viene como 
“campeón” de las ciudades griegas que se resisten a Roma, en especial Tarento, así que se 
trata de un enemigo común, ya que hay que recordar que Pirro estuvo de campaña por 
Sicilia y combatió a los de Cartago, aparte de sus campañas contra Roma. 
 
4 Polibio, Historias, Tomo I, Libro III, capítulo 6 
5 Ibidem. 
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centro y el sur de Italia. Se puede decir que este es el momento en que Roma se revela 
como el nuevo poder del mediterráneo. 
 Por otra parte, Cartago, vio como la situación política parecía reducirse a un asunto 
entre Roma y ella, y luego de la derrota de Pirro, ambas ciudades quedaron como las 
grandes potencias del mediterráneo occidental, sin ningún otro poder que pudiera 
interponerse, por lo que las condiciones para un futuro conflicto entre ambas estaban dadas. 
 
 Es así como 11 años después de la derrota de Pirro en Benevento, en el 264 a.C. 
estallaría la primera de las “Guerras Púnicas”, llamadas de este modo por el nombre con 
que designaban los romanos a los cartaginenses, de hecho la palabra “Poenus” deriva del 
griego “Phoenix” y vendría a significar “Fenicio” en nuestro idioma. Esta observación nos 
hace ver que los romanos perciben a los cartaginenses como fenicios, aunque según los 
datos de los que se dispone en la actualidad hay diferencias entre los fenicios del medio 
oriente y los cartaginenses. 
 Las causas de la primera guerra entre cartaginenses y romanos son expuestas por el 
historiador griego Polibio, el cual cuenta la historia de la ciudad de Regio, capturada por 
legionarios que supuestamente le otorgarían protección. Roma castigó a estos rebeldes en el 
271 a.C. como un acto de buena fe para con los aliados, pero en el mismo tiempo de la 
ocupación de Regio, una banda de mercenarios de Campania, los “Mamertinos”, se 
tomaron Mesina y pidieron ayuda a Roma en el 265 a.C., para sacarse de encima la tutela 
de los cartaginenses que supuestamente los ayudaban contra Hierón de Siracusa. 
Ayudarlos, significaba entrar en conflicto con Cartago y Siracusa, además era ayudar a 
sujetos que estaban en la misma situación de los romanos de Regio, pero Roma se decidió 
por la guerra por miedo a Cartago, tal como lo dice Polibio: 
 
“ … pero viendo a los cartagineses, no sólo señores ya del África, sino también de 
muchas provincias de España, y dueños absolutos de todas las islas del mar de 
Cerdeña y Toscana, temían y con fundamento, que si a estas conquistas añadían 
ahora la Sicilia, no viniesen a ser unos vecinos demasiado poderosos.”6
 
6 Polibio, Historias, Tomo I, Libro I, capítulo 2 
 
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 A esta poderosa razón, Polibio agrega el deseo del pueblo romano de conseguir 
botines, por lo que la guerra podía resultar beneficiosa. 
 Obviamente, hay razones más profundas, como las que expone S. Lancel en su libro 
sobre Cartago7
“Pero poseyendo los cartagineses el imperio del mar sin disputa, estaba en la 
balanza el éxito de la guerra. Pues aunque en los tiempos próximos después de 
tomada Agrigento, muchas ciudades mediterráneas habían aumentado el partido de 
los romanos por temor a sus ejércitos de tierra, muchas más aún marítimas lo 
habían abandonado temiendo la escuadra cartaginesa. Por lo cual persuadiéndose 
más y más que la balanza de la guerra era dudosa a una y otra parte por lo arriba 
expuesto, y sobre todo, que la Italia era talada muchas veces por la escuadra 
, quien nos muestra que entre el 267 y el 245 a.C. el consulado fue 7 veces 
de la familia de los Atilios, de Campania, muy sensibles a la presencia cartaginesa y a la 
competencia con éstos, por lo que habría intereses personales para hacer la guerra. Yo 
quiero agregar que ahora Roma es responsable por gran parte de Italia, y tiene que buscar 
buenos, y directos, centros de abastecimiento en el mediterráneo, es decir, Roma no sale al 
mar por que sí, sino porque lo necesita, y los romanos, al ser una potencia militar y 
terrestre, apostaron por la expansión en detrimento de su vecino Cartago, aunque creo que 
no supieron la magnitud de los cambios que desencadenaron y que Roma terminaría 
convertida en un Imperio que dominaría todas las costas del mar mediterráneo. 
 La guerra se extendería por 23 años, hasta el 241 a.C., fue una guerra cambiante y 
llena de episodios memorables, siendo lo más notable de ella, el hecho de que Roma 
decidió hacerse de una flota para combatir a sus enemigos, que como todo el mundo sabe, 
eran marinos de una pericia legendaria. 
 Es Polibio quien cuenta en su relato como los romanos dieron sus primeros pasos en 
el mar obligados por las acciones que la guerra les exigía. Dice Polibio: 
 
 
7 Cf. Serge Lancel, Op. Cit., pp. 331-332 
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enemiga, mientras que el África al cabo no experimentaba extorsión alguna, 
decidieron echarse al mar al igual de los cartagineses.”8
 
8 Polibio, Historias, Tomo I, Libro I, capítulo 5 
 
 
 Es el mismo Polibio quien cuenta cómo los romanos capturaron un navío cartaginés 
en el estrecho de Mesina, el cual copiaron, con la ayuda de los astilleros griegos, para tener 
su flota y desafiar a los cartaginenses a una batalla naval, utilizando un puente de abordaje 
que se designó como “cuervo”, (aunque este invento pronto sería dejado de lado, ya que 
desestabilizaba a las naves) lo cual permitía a los romanos transformar la batalla en un 
choque de infantería, en donde eran superiores. 
 Como dije antes, la guerra sería larga y tendría acciones memorables, como la 
alianza de Roma con Hierón (263 a.C.), la fracasada expedición del cónsul Régulo en 
África (256-255 a.C.), quien siguió los pasos del griego Agatocles, y el buen desempeño de 
Amílcar Barca en la defensa de las ultimas últimas posiciones sicilianas de Cartago. 
 Ambos ejércitos peleaban de forma distinta, Roma se basaba en la flexible legión, 
formada por ciudadanos de Roma, a lo que se agregaban las tropas aliadas y la caballería 
romana que se situaba en los flancos. 
 Distinta era la situación de la cosmopolita Cartago, su poderío era marítimo y su 
ejército no era numeroso, peleaba según el modelo de la falange griega y ocupaba gran 
contingentemercenario, tanto en la caballería como en infantería. 
 De hecho, para defenderse de Régulo, los cartaginenses contrataron a un griego de 
Lacedemonia llamado Jantipo, quien haciendo gala de sus dotes de estratega derrotó al 
cónsul y demostró la dependencia de Cartago respecto a los mercenarios, lo que sería más 
evidente con la sublevación de éstos al final de la guerra con Roma, en el 240 a.C., Cartago 
los derrotaría sólo luego de grandes sacrificios en el 237 a.C. 
 La primera guerra púnica concluyó en el 241 a.C., luego de la batalla de Egusa, 
(islas Égadas, frente a la costa occidental de Sicilia) en donde triunfó la ya consolidada 
flota romana, por lo que los reductos de Lilibeo y Drepanum tuvieron que rendirse y 
Amílcar tuvo que negociar con Roma. 
 Roma y Cartago firmaron un tratado de paz que en sus términos originales decía: 
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“Habrá amistad entre cartagineses y romanos, si lo aprueba el pueblo romano bajo 
estas condiciones. Evacuarán los cartagineses toda la Sicilia; no moverán guerra a 
Hierón; no tomarán las armas contra los siracusanos ni contra sus aliados; 
restituirán sin rescate a los romanos todos sus prisioneros; pagarán a los romanos 
en veinte años dos mil y doscientos talentos eubeos de plata”9
 Más tarde, en el 237 a.C., aprovechando Roma la debilidad de Cartago luego de las 
guerras con los mercenarios se apoderó de Cerdeña y de Córcega, por lo cual rompía la red 
de comunicación y dominio de Cartago, que se basaba en la posesión de estas islas (más el 
occidente de Sicilia)
. 
 
 El pueblo romano envió a 10 legados, quienes redujeron el tiempo para pagar la 
contribución, agregaron 1.000 talentos a la suma y la evacuación de todas las islas entre 
Italia y Sicilia por parte de los cartaginenses. 
10
 En el periodo anterior a la segunda guerra púnica, Roma se dedicó a la conquista del 
norte de Italia, poblado por tribus galas y Cartago, encabezado por Amílcar Barca, se 
dedicó a la conquista de la costa mediterránea de España, lo cual sería la nueva fuente de 
riquezas de la ciudad, y sería el lugar en donde destacaría la familia de los Barca, incluso 
algunos autores hablan del “Reino Bárcida”
, y en consecuencia, Cartago quedaba en gran desventaja, a lo que se 
agregaba el hecho de los romanos disponían de una buena flota. En definitiva, los 
cartaginenses habían perdido su antigua posición mediterránea y tendrían que salir a buscar 
nuevos territorios. 
11
 
9 Polibio, Historias, Tomo I, Libro I, capítulo 18 
10 Cf. Serge Lancel, Op. Cit., p. 329 
11 Serge Lancel, Op. Cit., p. 341 
, aunque yo lo comparo con los mandos 
extraordinarios en el ocaso de la República romana más que con un reino propiamente 
dicho. No hay que olvidar que la guerra golpeó a la institucionalidad de la República de 
Cartago, según Polibio: “Ya el pueblo se había arrogado en Cartago la principal autoridad 
en las deliberaciones, cuando en Roma estaba aún en su vigor la del senado. Allí era el 
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pueblo quien resolvía, cuando aquí eran los principales quienes deliberaban sobre los 
asuntos públicos.”12
 En el año 226 a.C. se firmó un acuerdo según el cual los cartaginenses no cruzarían 
el rió Ebro, lo que se ha visto como un intento por poner límites a la expansión púnica en 
España. El ataque a la ciudad de Sagunto el 219 a.C. por parte de Aníbal provocaría la 
guerra con los romanos, ya que ésta era aliada de Roma, luego Aníbal cruzaría el Ebro, lo 
que confirmaría la guerra. A estos motivos Polibio agrega el odio hacia Roma por parte de 
los Barca y la toma de Cerdeña, muy valiosa para Cartago.
 
 A la muerte de Amílcar en 229 a.C., le sucedió su cuñado, Asdrúbal “el viejo” y 
luego, cuando éste fue asesinado, fue sucedido por el hijo de Amílcar, Aníbal Barca (222 
a.C.), joven aun, pero de gran talento militar y listo para una guerra con los romanos, a los 
que les había jurado eterna enemistad cuando tenía 9 años. 
13
 Aníbal se empezó a movilizar en el 218 a.C., cruzó los Pirineos, encontrando cierta 
resistencia, para luego atravesar la Galia y traspasar los Alpes, en invierno, realizando una 
de las hazañas más célebres de la historia militar. Pero Aníbal no se dormía en sus laureles, 
poco después de arribar a territorio italiano derrotó al cónsul romano Escipión, en la batalla 
de Tesino, y al otro cónsul en Trebia. Aníbal había sufrido cuantiosas bajas, más que nada 
por la travesía, en mi opinión el equivalente terrestre al viaje de Hannón, pero los galos y 
 
 El plan de Aníbal para atacar Roma era totalmente nuevo, se trataba de invadir 
Italia, por la vía europea, y con un enorme ejército. Es necesario recalcar lo paradójico de 
esta situación: los cartaginenses, conocidos por su pericia como marineros, deciden 
desarrollar una invasión terrestre. Después de todo, el triunfo de Roma en la primera guerra 
púnica se debió a los romanos se decidieron a enfrentar a la flota de Cartago, sin tener 
mayor experiencia naval. 
 Desde el punto de vista militar, las guerras en España dieron a Cartago la 
experiencia para maniobrar en tierra y no estar limitados a la defensa de posiciones, como 
en la guerra anterior, aunque el ejército de Cartago seguía dependiendo de mercenarios y 
entre sus filas se contaban númidas, libios, iberos y galos, estos últimos aportaron un gran 
contingente y se sumaron en masa a Aníbal, dado su antigua rivalidad con Roma. 
 
12 Polibio, Historias, Tomo II, Libro VII, capítulo 16 
13 Polibio, Historias, Tomo I, Libro III, capítulo 3 
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otros pueblos, como los ligures, reforzaron su ejército y en el futuro serían usados como 
“carne de cañón”. 
 Al año siguiente, los cartaginenses emboscaron a sus enemigos en el lago 
Trasimeno, causando muchas bajas romanas (15.000 aprox.). 
 Por esta seguidilla de derrotas, Roma entró en crisis y se decretó la dictadura de 
Quinto Fabio Máximo, quien llevó a cabo una política de repliegue, que acabó junto con su 
mandato, y luego, en el 216 a.C., los romanos se enfrentaron a Aníbal en Cannas, donde 
éste desplegó su genio militar y les propinó a los romanos un desastre de proporciones 
nunca antes visto. Luego de Cannas, Aníbal llevó a cabo un plan para despojar a Roma de 
sus aliados italianos y de su posición en el mediterráneo y de este modo, debilitar a su 
oponentes, y por ello, en 215 a.C., Aníbal firmó una alianza con Filipo V de Macedonia y 
luego Hierónimo de Siracusa, nieto de Hierón, llevó a cabo una acción semejante y declaró 
la guerra a Roma a fines de ese mismo año14
 Roma se vio privada del trigo de Sicilia y puso sitio a Siracusa, defendida por 
ingeniosas máquinas, concebidas por el genio de Arquímedes. La situación del 
mediterráneo en ese entonces llegó a tomar rasgos de guerra mundial, tal como lo dice 
Polibio: “Desprovistos de trigo los romanos porque los ejércitos se habían apoderado de 
cuanto existía en Italia, hasta las puertas de Roma, acudieron a Ptolomeo, enviándole 
embajadores para que les diera el que necesitaban, por no poder esperarlo ni aun de las 
provincias de fuera de Italia. Todo el universo, a excepción de Egipto, se hallaba entonces 
en armas y cubierto de soldados. Tan grande era el hambre en Roma que el medimno de 
Sicilia costaba quince dracmas. A pesar de tan premiosa extremidad, los romanos 
prosiguieron la guerra con vigor”
, aliándose con los cartaginenses y rompiendo 
la alianza que habíapactado su abuelo. 
15
 Aníbal no logró quitarle los aliados a Roma, los italianos no se sumaron a Aníbal y 
Roma pudo planificar su ofensiva, tomando Siracusa en el 212 a.C. y empezando las 
acciones en España en el 215 a.C., donde de a poco iría despojando a Cartago de su valiosa 
posición, mientras Aníbal era confinado a operar en el sur de Italia, y en el 206, los 
. 
 
14 Cf. Polibio, Historias, Tomo II, Libro VII, capítulos 2 y 5 
15 Polibio, Historias, Tomo II, Libro IX, capítulo 17 
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romanos, gracias a la ayuda del reino de Pérgamo, obligaron al rey de Macedonia a pasarse 
al bando romano. 
 En el 204 a.C., el joven Escipión, desembarcó en la costa de África y para el año 
siguiente sería necesario que Aníbal volviese a defender su ciudad, lo que sería en vano 
porque Escipión, conocido por la posteridad como “El Africano”, lo derrotaría en Zama en 
el año 202 a.C., poniendo fin a la segunda guerra púnica. 
 En las negociaciones de paz, Roma mostró interés en confinar a Cartago a su 
territorio Africano, fortaleció a los reyes númidas que se habían acercado bastante a los 
romanos, y Cartago se comprometió a no iniciar ninguna acción de guerra sin el 
consentimiento romano, entregando su flota de guerra y acordando pagar 10.000 talentos en 
50 anualidades como indemnización de guerra16
 Cartago se recuperaba con sorprendente rapidez, una evidencia ello la encontramos 
en el 191 a.C., cuando se enviaron a Roma 500 mil celemines de cebada, destinados al 
ejército, y luego en el 171 a.C., cuando se enviaron más de un millón de celemines de trigo 
. Luego de dos guerras con Roma, Cartago 
veía como su poder se había reducido notoriamente, ahora era Roma la que ejercía la 
supremacía en el mediterráneo, pero pese a todo esto, no era el fin de los cartaginenses, aun 
mostrarían que eran capaces de salir adelante, pese a los grandes obstáculos que su enemiga 
les impuso. 
 El tiempo que transcurre entre las últimas dos guerras púnicas inaugura una nueva 
fase de las relaciones entre Cartago y Roma, no es un periodo de alianza nominal, ni 
tampoco de mutua aceptación, yo lo llamaría un periodo de “coexistencia vigilada”; 
Cartago llevaba a cabo su recuperación, pero Roma no le quitaba los ojos de encima, por lo 
cual se puede decir que la hostilidad no se había evaporado totalmente. 
 Por su parte, el general Aníbal se dedicó a la política, siendo elegido sufete, el 
equivalente al cónsul romano, en el año 196 a.C., llevando a cabo importantes reformas que 
fueron la base de la recuperación financiera de la ciudad, pero terminado su cargo, tuvo que 
vivir en el exilio, apoyando siempre a los enemigos de Roma y huyendo de tanto en tanto, 
hasta su muerte en el 183 a.C. 
 
16 Serge Lancel, Op. Cit., p. 362 
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(y medio de cebada) al ejército romano, que se encontraba realizando una campaña en 
Macedonia. 
 Otro ejemplo de las nuevas relaciones de comercio que se producen entre Roma y 
Cartago se encuentra en la obra de Plauto “El Cartaginés”, la cual fue escrita hacia el 190 
a.C. y tiene por protagonista a un comerciante púnico que llevaba a Roma una variada 
gama de productos, entre los que contamos pieles, lanas, metales (plata y estaño), productos 
agrícolas, cera, miel, etc.17
 En el año 149 a.C. Cartago fue sitiado por las legiones romanas, resistiendo durante 
3 largos años un asedio brutal que redujo a la otrora próspera ciudad a un montón de ruinas. 
Finalmente la ciudad fue tomada en el 146 a.C. por el general Escipion Emiliano, nieto 
adoptivo de “El Africano”. Ante la destruida ciudad, Polibio dice que Escipión lamentó la 
suerte de la ciudad ya que “pensaba en su querida patria, temiendo el porvenir que tendría 
por la inconstancia de las cosas humanas.”
, reflejo de la pujante actividad mercantil que todavía es capaz de 
desempeñar la ciudad de Cartago. 
 Pero ya para el 150 a.C. resurge la desconfianza de Roma hacia Cartago, de estos 
años es la famosa frase del censor Catón “¡Delenda est Cartago!”, el último capítulo de las 
relaciones entre ambos estaba pronto a escribirse. 
 El poderío militar de Cartago no resurgió y Roma se aseguraba de ello, cuando 
Cartago ya no tuvo que seguir pagando su contribución, los romanos empezaron a buscar 
un modo para mantener sujetos a sus rivales, por lo que intervinieron a favor de los 
númidas, declarando la guerra a Cartago cuando éste respondió a sus ataques. 
18
 De esta forma terminó la relación entre estas ciudades, y por la misma época, otras 
urbes serían destruidas por Roma, como Corinto arrasada ese mismo año y Numancia en el 
133 a.C. Esto nos indica que Roma está apoderándose del mediterráneo como poder 
hegemónico, domina el norte de África, Macedonia y Grecia, tiene presencia en España y 
en Oriente. El mediterráneo se está haciendo romano. Por otra parte, para el inicio de la 
década del 120 a.C., la República de Roma entrará en un ciclo de crisis que durará 
aproximadamente un siglo, fruto de los profundos cambios que trajeron las guerras, las 
cuales terminaron por transformar a Roma. 
 
 
17 Ibíd., 365 
18 Polibio, Historias, Tomo III, Libro XXXIX, capítulo 2 
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 Personalmente, y a modo de conclusión, creo que las guerras púnicas le dieron 
forma al mundo antiguo occidental, ya que sin ellas la República de Roma no se habría 
integrado al sistema que forma el mediterráneo y su influencia sería menor, más italiana 
que nada, y si Cartago se hubiera impuesto al mundo occidental sería más oriental, valga la 
paradoja, ya que esta ciudad, pese a estar en occidente recogía las ricas tradiciones del 
mundo fenicio del que procedía, mezcladas con las del mediterráneo griego y de otras 
partes de este mar. 
 Roma se presentó a las guerras con Cartago como una ciudad republicana que 
dominaba gran parte de Italia, pero terminó siendo un imperio “no asumido.” Esta situación 
se dio por que Roma no buscaba la creación de un dominio imperial, sino que buscaba la 
creación de una base de operaciones mediterráneas, que sería Italia y las islas adyacentes, a 
imitación de lo que era África para Cartago, pero al luchar en un escenario complejo debió 
someter a otros territorios, como España y el mundo griego, (estos últimos eran grandes 
actores en el escenario mediterráneo), todo para derrotar a la cosmopolita Cartago, siendo 
la principal consecuencia de ello que, después de las guerras, se vio con un gran territorio al 
que dominar, pero sin haberlo previsto, por lo tanto podemos decir, que sin guerras púnicas, 
no habría existido el Imperio Romano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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BIBLIOGRAFÍA 
 
Polibio, Historias. Libros 1, 2, 3, 7, 9, 10, 39. En 
Fuentes primarias: 
 
http://www.imperivm.org 
 
Bibliografía secundaria: 
 
Alfoldy, G., La crisis de la república y la sociedad romana, en Historia Social de Roma, 
Alianza Editorial, Madrid, 1987 
 
Braudel, Fernand, El mediterráneo, traducción de F. González Aramburo, Fondo de Cultura 
Económica, México D.F., 1989. 
 
Lancel, Serge, Cartago, traducción de María José Aubet, Crítica, Barcelona, 1994. 
 
Moscati, Sabatino, Cartaginenses, traducción de José Luis Albizu, Editorial Encuentro, 
Madrid, 1983.http://www.imperivm.org/�

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