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Dermatologia_en_linea

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Piel 2002;17(2):49-50
EDITORIAL
Dermatología «en línea»
Eduardo Fonseca*, Miquel Ribera**, Juan Ferrando***
y Carlos Ferrándiz**
Comité de Redacción de PIEL. 
Servicios de Dermatología
*Complejo Hospitalario Juan Canalejo. La Coruña.
**Hospital Universitari Germans Trias i Pujol. Badalona. 
Universitat Autònoma de Barcelona.
***Hospital Clínic. Universitat de Barcelona. Barcelona.
La informática ha supuesto una revolución en la trans-
misión de conocimientos, que posiblemente sólo sea
comparable a la que originó en su día la sustitución 
del libro en rollo por el que continuamos utilizando en
nuestros días (códex) y la posterior invención de la im-
prenta1.
Para muchos dermatólogos españoles, el ordenador
comenzó a ser algo cotidiano a principios de los ochen-
ta del pasado siglo. Su primera utilidad fue liberarnos de
mecanografiar una y otra vez los borradores, los origina-
les y las sucesivas correcciones de tesis, tesinas, memo-
rias y, sobre todo, los trabajos que enviábamos para pu-
blicar, auténtico suplicio, especialmente cuando se
trataba de originales en otros idiomas.
Poco después comenzamos a utilizar las bases de da-
tos y programas estadísticos, tanto para realizar estu-
dios como para localizar casos y citas bibliográficas.
Más de un residente nos ha mirado con la impresión
de estar oyendo historias de la Guerra de Cuba, cuando
se le ha comentado que la revisión de la bibliografía
para un trabajo sencillo requería días enteros repasando
los inmensos tomos del Index Medicus. Pero de ello
hace apenas una década.
A la vez que se generalizaba su utilización para fines
administrativos2, en los noventa la informática siguió
proporcionando ventajas diarias en el quehacer docente
y la difusión de resultados de investigación.
Un ejemplo palpable fueron las diapositivas. Inicial-
mente, casi siempre se hacían fotografías en blanco y
negro de textos mecanografiados. Dada la mala calidad
conseguida con las máquinas de escribir antiguas, mu-
chas veces se añadía al mecanografiar los textos un pa-
pel carbón vuelto del revés en la cara posterior del folio,
con el fin de reforzar el color y evitar que las letras se
transparentasen. Después imperaron las obtenidas por
el mismo método, pero viradas para conseguir un fondo
azul y letras blancas; la posterior utilización de películas
en color amplió la gama de fondos3. Las primeras diapo-
sitivas realizadas por ordenador se hacían fotografiando
la pantalla, con lo que la imagen se deformaba por su
curvatura. Pero pronto se hicieron asequibles las paletas
digitales, con programas cada vez más sencillos (da pa-
vor recordar la primeras versiones del Harward Grap-
hics). En los inicios del siglo XXI, las imágenes clínicas e
histopatológicas pueden obtenerse directamente en so-
portes informáticos4,5 y una gran proporción de los der-
matólogos prefiere ya las presentaciones en un CD, que
permiten sustituir a las diapositivas.
También en los años noventa hubo un gran avance en
los procesadores de texto, que multiplicaron sus presta-
ciones e incorporaron ventajas tan notables como los
correctores ortográficos y gramaticales en múltiples
idiomas, simplificando en gran manera la elaboración 
de los escritos. En estos momentos empiezan a prolife-
rar los programas que permiten escribir y corregir textos
al dictado.
Con ser todo esto mucho, Internet ha constituido una
aportación aún mayor al acceso y transmisión de cono-
cimientos en general y a la dermatología en particular.
Supone, desde luego, un método casi instantáneo de
transmitir toda clase de informaciones (imagen, texto,
sonido), que puede emplearse como medio de comuni-
cación, docencia y asistencia. También recoge el espíri-
tu de la Biblioteca de Alejandría, en la que podía encon-
trarse todo el saber humano, con la diferencia de que
ahora es mucho más amplio y, con este método, infinita-
mente más asequible.
La progresión de Internet ha sido tal que, si hace 2
años la única objeción que hacíamos a su utilidad era la
lentitud para conseguir la información que padecían mu-
chos usuarios, la gran mayoría de los españoles puede,
como intuíamos entonces6, emplear ya conexiones que
obvian este problema.
PIEL ha tenido siempre abiertas sus páginas a las infi-
nitas posibilidades que Internet ofrece en las tres fa-
cetas clásicas de la especialidad, asistencia, docencia e
investigación7-9 y su versión on line («en línea»), dispo-
nible en www.doyma.es, incluye servicios adicionales,
como el empleo de motores de búsqueda y enlaces a
PubMed desde las referencias bibliográficas.
Siguiendo esta orientación, a partir de este número
iniciaremos una nueva sección de PIEL, que denominare-
mos Dermatología en línea y con la que trataremos de
facilitar el acceso a la infinita información de interés
dermatológico existente en Internet. Recogemos la soli-
citud de atender a una demanda palpable en reuniones
científicas y otros ámbitos de intercambio de opiniones,
que tiene un correlato en diversas publicaciones genera-
listas, pero que entendemos no ha sido abordada desde
la dermatología.
Nuestra intención es acomodarnos al gran dinamismo
que Internet ofrece y seleccionar algunas páginas web o
portales que contengan información aplicable al campo
de la dermatología, de las que proporcionaremos la direc-
ción y un breve comentario sobre su contenido. El lector
interesado deberá completar la labor «navegando».
49
Correspondencia: Dr. E. Fonseca Capdevila.
Servicio de Dermatología. Complejo Hospitalario Juan Canalejo.
Xubias de Arriba, 84. 15006 La Coruña.
Correo electrónico: fonseca@canalejo.org
43.523
Los dermatólogos interesados en la e-Dermatología
suelen tener un carácter abierto, solidario y participati-
vo, por lo que esperamos recibir comentarios sobre las
páginas seleccionadas y sugerencias para los siguientes
números, remitidas, ¡por supuesto!, por correo electró-
nico.
BIBLIOGRAFÍA
1. Pernoud R. Para acabar con la Edad Media. Palma de Mallorca: José J. De Ola-
ñeta, Editor, 1998.
2. Borrego Hernando L. Aplicaciones informáticas en la consulta de dermatolo-
gía. Programas de gestión de consultas. Historia clínica informatizada. Bases
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3. Bravo-Piris J. Diapositivas de apoyo en las comunicaciones orales. Piel
1998;13:325-32.
4. Borrego Hernando L, López Estebaranz JL. Fotografía digital y dermatología.
Piel 1999;14:444-53.
5. Barco Nebreda L, Iglesias Hernández C, Barco Nebreda I, Riba Torrecillas D.
Fotografía digital frente a fotografía convencional en dermatología. Piel
2001;16:60-2.
6. Fonseca Capdevila E. Proyecto Docente para concursar a una plaza de Profe-
sor Titular en el Área de Conocimiento de Dermatología, Departamento de Me-
dicina, Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Madrid,
1999.
7. Fernández-Peñas P, Jones-Caballero M. Teledermatología. Piel 1997;12:345-7.
8. Ribera Pibernat M, Peñas PF, Barco Nebreda L. La teledermatología hoy. Piel
2001;16:225-37.
9. Linares Barrios M. Listas de distribución de correo electrónico en dermatolo-
gía. Piel 2001;16:319-21.
50
Fonseca E, et al. Dermatología «en línea»
Piel 2002;17(2):49-50
INFORMACIÓN
VI Congreso Nacional de Enfermería Dermatológica
LAS EDADES DE LA PIEL
A Coruña 30, 31 de mayo y 1 de junio de 2002
Secretaría técnica:
Orzán Congrés, S.L.
Avda. Primo de Rivera, 11, 2.º Izda. 15006 A Coruña
Tel.: 981 23 37 37 - Fax: 981 15 27 47
Correo electrónico: orzancongres@orzancongres.com
www.orzancongres.com

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