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cosas puede tener una forma cualquiera, mientras que un instrumento destinado a un fin determinado tiene que ser de una forma especial. La selección natural, no hay que olvidarlo, puede obrar solamente mediante la ventaja y para la ventaja de cada ser. Los órganos rudimentarios, según se admite generalmente, propenden a ser muy variables. Insistiremos sobre este asunto, y sólo añadiré aquí que su variación parece resultar de su inutilidad y de que la selección na- tural, por consiguiente, no ha tenido poder para impedir las variaciones de su estructura. Los órganos desarrollados en una especie en grado o modo extraordi- narios, en comparación del mismo órgano en especies afines, tienden a ser sumamente variables Hace algunos años me llamó mucho la atención una observación hecha por míster Waterhouse sobre el hecho anterior. El profesor Owen tam- bién parece haber llegado a una conclusión casi igual. No hay que espe- rar el intentar convencer a nadie de la verdad de la proposición prece- dente sin dar la larga serie de hechos que he reunido y que no pueden exponerse aquí. Puedo únicamente manifestar mi convicción de que es esta una regla muy general. Sé que existen diversas causas de error, mas espero que me he hecho bien cargo de ellas. Ha de entenderse bien que la regla en modo alguno se aplica a ningún órgano, aun cuando esté extra- ordinariamente desarrollado, si no lo está en una o varias especies, en comparación con el mismo órgano en muchas especies afines. Así, el ala del murciélago es una estructura anómala en la clase de los mamíferos; pero la regla no se aplicaría en este caso, pues todo el grupo de los mur- ciélagos posee alas; se aplicaría sólo si alguna especie tuviese alas desa- rrolladas de un modo notable en comparación con las otras especies del mismo género. La regla se aplica muy rigurosamente en el caso de los caracteres sex- uales secundarios cuando se manifiestan de modo extraordinario. La ex- presión caracteres sexuales secundarios empleada por Hunter se refiere a los caracteres que van unidos a un sexo, pero no están relacionadas di- rectamente con el acto de la reproducción. La regla se aplica a machos y hembras, pero con menos frecuencia a las hembras, pues éstas ofrecen pocas veces caracteres sexuales secundarios notables. El que la regla se aplique tan claramente en el caso de los caracteres sexuales secundarios puede ser debido a la gran variabilidad de estos caracteres - 128
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