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Sobre la ausencia o rareza de variedades de transición Como la selección natural obra solamente por la conservación de mo- dificaciones útiles, toda forma nueva, en un país bien poblado, tenderá a suplantar, y finalmente a exterminar, a su propia forma madre, menos perfeccionada, y a otras formas menos favorecidas con que entre en com- petencia. De este modo la extinción y la selección natural van de acuer- do. Por consiguiente, si consideramos cada especie como descendiente de alguna forma desconocida, tanto la forma madre como todas las var- iedades de transición habrán sido, en general, exterminadas precisamen- te por el mismo proceso de formación y perfeccionamiento de las nuevas formas. Pero como, según esta teoría, tienen que haber existido innumerables formas de transición, ¿por qué no las encontramos enterradas en número sin fin en la corteza terrestre? Será más conveniente discutir esta cuestión en el capítulo sobre la «Imperfección de los Registros Geológicos», y aquí diré sólo que creo que la respuesta estriba principalmente en que los re- gistros son incomparablemente menos perfectos de lo que generalmente se supone. La corteza terrestre es un inmenso museo; pero las coleccio- nes naturales han sido hechas de un modo imperfecto y sólo a largos intervalos. Pero puede argüirse que cuando diferentes especies muy afines viven en el mismo territorio debiéramos encontrar seguramente hoy día mu- chas formas de transición. Tomemos un caso sencillo: recorriendo de norte a sur un continente, nos encontramos de ordinario, a intervalos su- cesivos, con especies muy afines o representativas, que evidentemente ocupan casi el mismo lugar en la economía natural del país. Con frecuen- cia estas especies representativas se encuentran y entremezclan, y a me- dida que la una se va haciendo más rara, la otra se hace cada vez más fre- cuente, hasta que una reemplaza a la otra. Pero si comparamos estas es- pecies donde se entremezclan, son, por lo general, en absoluto tan distin- tas en todos los detalles de conformación, como lo son los ejemplares to- mados en el centro de la región habitada por cada una. Según mi teoría, estas especies afines descienden de un antepasado común, y durante el proceso de modificación se ha adaptado cada una a las condiciones de vida de su propia región y ha suplantado y exterminado a su forma ma- dre primitiva y a todas las variedades de transición entre su estado pre- sente y su estado pasado. De aquí que no debamos esperar encontrarnos actualmente con numerosas variedades de transición en cada región, aun cuando éstas tengan que haber existido allí y pueden estar allí enterradas 144
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