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parecen mucho, o hasta son idénticas, a las que existen todavía. Pero esto hace sólo retroceder la historia de la civilización y demuestra que los ani- males fueron domesticados en tiempo mucho más antiguo de lo que has- ta ahora se ha supuesto. Los habitantes de los lagos de Suiza cultivaron diversas clases de trigo y de cebada, el guisante, la adormidera para acei- te y el lino, y poseyeron diversos animales domesticados. También man- tuvieron comercio con otras naciones. Todo esto muestra claramente, co- mo ha señalado Heer, que en esta remota edad habían progresado consi- derablemente en civilización, y esto significa además un prolongado pe- ríodo previo de civilización menos adelantada, durante el cual los ani- males domésticos tenidos en diferentes regiones por diferentes tribus pu- dieron haber variado y dado origen a diferentes razas. Desde el descubri- miento de los objetos de sílex en las formaciones superficiales de muchas partes de la tierra, todos los geólogos creen que el hombre salvaje existió en un período enormemente remoto, y sabemos que hoy día apenas hay una tribu tan salvaje que no tenga domesticado, por lo menos, el perro. El origen de la mayor parte de nuestros animales domésticos, proba- blemente quedará siempre dudoso. Pero puedo decir que, considerando los perros domésticos de todo el mundo, después de una laboriosa reco- pilación de todos los datos conocidos, he llegado a la conclusión de que han sido amansadas varias especies salvajes de cánidos, y que su sangre, mezclada en algunos casos, corre por las venas de nuestras razas domés- ticas. Por lo que se refiere a las ovejas y cabras no puedo formar opinión decidida. Por los datos que me ha comunicado míster Blyth sobre las cos- tumbres, voz, constitución y estructura del ganado vacuno indio de joro- ba, es casi cierto que descendió de diferente rama primitiva que nuestro ganado vacuno europeo, y algunas autoridades competentes creen que este último ha tenido dos o tres progenitores salvajes, merezcan o no el nombre de especies. Esta conclusión, lo mismo que la distinción específi- ca entre el ganado vacuno común y el de joroba, puede realmente consi- derarse como demostrada por las admirables investigaciones del profe- sor Rütimeyer. Respecto a los caballos, por razones que no puedo dar aquí, me inclino, con dudas, a creer, en oposición a diversos autores, que todas las razas pertenecen a la misma especie. Habiendo tenido vivas ca- si todas las razas inglesas de gallinas, habiéndolas criado y cruzado y examinado sus esqueletos, me parece casi seguro que todas son descend- ientes de la gallina salvaje de la India, Gallus bankiva, y ésta es la conclu- sión de míster Blyth y de otros que han estudiado esta ave en la India. Respecto a los patos y conejos, algunas de cuyas razas difieren mucho 16
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